HECHOS N˚7 – APODERADOS POR EL ESPÍRITU PARA SER VALIENTES (HECHOS 3:11–26)

A Raíz de lo que Jesús Hace

Bien, tomen sus Biblias. Estamos en Hechos 3:11-26. Espero que estén disfrutando Hechos. Estamos viendo qué significa tener el poder del Espíritu y ser valientes.

Mientras buscan el pasaje en sus Biblias, este es el argumento de la porción que nos ocupa. Jesús es Dios que entró a la historia, vivió sin pecado, murió en la cruz, resucitó de los muertos, ascendió al cielo, envió su Espíritu a morar y a dar poder a su pueblo para que continuaran su misión.

Esto incluye, como vimos un poco antes en el capítulo 3, un hombre cojo desde su nacimiento que fue sanado. Leemos en la historia que Pedro y Juan, dos de los primeros líderes del ministerio de Jesús, subían al templo como a las 3 de la tarde, la hora de la oración, y vieron un hombre cojo desde su nacimiento. Estaba mendigando, tratando de ganar dinero para sobrevivir, y le dijeron: «Plata y oro no tenemos, pero en el nombre de Jesucristo el Nazareno, ¡sé sano!». El hombre fue sanado instantáneamente, se paró y se puso a bailar, regocijándose, y entró al templo a alabar a Dios.

Entonces en el templo, ¿qué sucede? ¿Qué pasa después de que Jesús, que está vivo en el cielo gobernando y reinando, aparece para hacer una sanación en la tierra? Veremos lo que pasa a raíz de lo que hizo Jesús. Leeremos una porción larga de la Biblia juntos, así que pueden leerla conmigo.

Empecemos. Hechos 3.11: «Y estando él asido de Pedro y de Juan». No sé qué pensarán ustedes, pero se me hace cómico ver esto. Tres hombres adultos, uno agarrado de los otros dos porque acababa se ser sanado y se asegura de mantenerlos cerca. No deja que se escapen de vista. Seguramente estaba pensando: «Si sufro una recaída, sé a quién acudir»

« Y estando él asido de Pedro y de Juan, todo el pueblo, lleno de asombro». ¿No estarían asombrados ustedes? Alguien cojo de nacimiento de repente aparece en Dancing with the Stars. Vaya, vaya, vaya. «Todo el pueblo, lleno de asombro, corrió al pórtico llamado de Salomón». Algunas traducciones lo llaman el Porche de Salomón. «Al ver esto Pedro, dijo al pueblo». O sea que se para a predicar. ¿Saben por qué? Siempre es buena hora para un sermón. Siempre, siempre, siempre es buena hora para un sermón, ¿amén? Está bien, yo mismo daré el amén. Amén, sí, siempre es buena hora para un sermón.

Aquí Pedro va a predicar. «Varones israelitas, ¿por qué os maravilláis de esto, o por qué nos miráis así, como si por nuestro propio poder o piedad le hubiéramos hecho andar? El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, al que vosotros entregasteis y repudiasteis en presencia de Pilato, cuando éste había resuelto ponerle en libertad. Mas vosotros repudiasteis al Santo y Justo, y pedisteis que se os concediera un asesino, y disteis muerte al Autor de la vida». Lo lleva al plano personal. «al que Dios resucitó de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos».

Y sigue: «Y por la fe en su hombre, es el nombre de Jesús lo que ha fortalecido a este hombre a quien veis y conocéis; y la fe que viene por medio de Él, le ha dado esta perfecta sanidad», escribe el médico, «en presencia de todos vosotros. Y ahora, hermanos, yo sé que obrasteis por ignorancia, lo mismo que vuestros gobernantes. Pero Dios ha cumplido así lo que anunció de antemano por boca de todos los profetas: que su Cristo debería padecer». ¿Entonces qué? «Arrepentíos y convertíos para que vuestros pecados sean borrados a fin de que tiempos de refrigerio vengan de la presencia del Señor, y Él envíe a Jesús, el Cristo designado de antemano para vosotros, a quien el cielo debe recibir hasta el día de la restauración de todas las cosas, acerca de lo cual Dios habló por boca de sus santos profetas desde tiempos antiguos».

Pedro Predica

Y Pedro no ha terminado. «Moisés dijo: El Señor Dios os levantara un profeta como yo de entre vuestros hermanos; a Él prestareis atención en todo cuanto os diga. Y sucederá que todo el que no preste atención a aquel profeta, será totalmente destruido de entre el pueblo. Y asimismo todos los profetas que han hablado desde Samuel y sus sucesores en adelante, también anunciaron estos días. Vosotros sois los hijos de los profetas y del pacto que Dios hizo con vuestros padres, al decir a Abraham: Y en tu simiente serán benditas todas las familias de la tierra. Para vosotros en primer lugar, Dios, habiendo resucitado a su Siervo le ha enviado para que os bendiga, a fin de apartar a cada uno de vosotros de vuestras iniquidades». Un hombre es sanado, una multitud se reúne, y Pedro predica. Eso fue lo que pasó.

Quiero que apunten cuatro cosas de entrada.

1. La gente de Jesús necesita congregarse

Primero, el pueblo de Jesús necesita congregarse. Quizás algunos de ustedes han escuchado equivocadamente que el pueblo de Jesús, en los primeros días de la iglesia cristiana, solo se congregaban en los hogares o en grupos pequeños, cinco acá, seis por allá, ocho por acá. Que no hacían reuniones grandes. Eso no es verdad. Lo vimos cuando Pedro predicó en Hechos 2. Fuel el Día de Pentecostés, 3.000 personas fueron salvas ese día. Una multitud enorme se congregó y después se reunieron en sus casas en grupos pequeños. Había grupos grandes y pequeños.

Repito, todos entraron de prisa a un área del templo llamada el Pórtico de Salomón. Es un área grande y abierta donde hacían conferencias y reuniones, juntas, y Pedro se pone de pie a predicar a un grupo muy grande de personas. El pueblo de Dios, el pueblo de Jesús, se reúne a veces en grupos grandes como lo hacemos los domingos, y en grupos pequeños que nosotros llamamos grupos comunitarios entresemana.

2. Alegría y gratitud

Segundo, cuando algo sucede por la gracia de Dios, la persona que recibe esa gracia recibe la alegría. La persona que le sirvió recibe la gratitud. Pero en últimas, solo Jesús recibe la gloria. Y en esta ocasión, había un hombre cojo desde su nacimiento. Fue sanado. La Biblia dice en Hechos 3:1-10 que saltaba y celebraba, y alababa a Dios, en la antesala de la sección que acabamos de leer. Él recibe la alegría; es sanado. Estaría bien que Pedro y Juan hubieran recibido la gratitud. «Gracias por hablar conmigo. Gracias por orar por mí».

Algunos de ustedes necesitan saber esto, que cuando son agradecidos con alguien, no significa que le están faltando al respeto al Señor. Dios obra por medio de las personas y deberíamos estar agradecidos que lo hace, y deberíamos estar agradecidos con ellos y por ellos. «Gracias por amarme. Gracias por servirme. Gracias por ser generoso conmigo. Gracias por ser paciente conmigo. Gracias por orar por mí». La gratitud puede atribuirse a los siervos, pero finalmente la gloria solo le pertenece a Jesús.

Esto es lo que Pedro demuestra, porque la multitud entra afanadamente y escuchan, «Vaya, estos hombres tienen el don de sanidad». En un día en que había tanta gente pobre que no contaba con buen seguro médico, Pedro y Juan sanaban sin deducibles ni copagos, y de repente se vuelven muy populares. Y mientras todos los miraban, Pedro y Juan, respondían: «Un momento, no piensen que nosotros sanamos a este hombre por nuestro propio poder y piedad. Jesús lo sanó. Jesús está vivo, gobernando y reinando desde su trono celestial, y puede tomar parte en la vida de cualquier persona en la tierra en cualquier momento que Él decida y hacer lo que desee. Jesús lo sanó, nosotros no». La gloria le pertenece a Él.

3. Predicando y enseñando

Tercero, la gente necesita enseñanza y predicación bíblicas para poder entender su experiencia. Acababan de tener una experiencia. Un hombre fue sanado, pero la pregunta es: ¿Quién lo sanó? ¿Por qué fue sanado? ¿Qué significa esto? Esas son la clase de preguntas que surgen. Lo mismo pasa con nosotros, y algunos dirían erradamente que no necesitamos enseñanza, solo necesitamos experiencia. Que no necesitamos aprender acerca de Dios, que necesitamos una experiencia con Dios. Permítanme decirles que necesitamos ambas cosas. Dios es el Dios vivo. Necesitamos experimentarlo a Él, pero aunque lo experimentemos a Él, no lo entenderemos a menos que aprendamos acerca de Él.

Digamos, por ejemplo, que ahora mismo usted está sufriendo. Alguna tragedia le ha acaecido. Eso no le revela a usted ni quién es Dios ni lo que Él está haciendo, y quizás sea incapaz de interpretar esos hechos. ¿Me está castigando Dios? ¿Satanás está contra mí? ¿Estoy cosechando lo que sembré? ¿Será una deuda kármica de mi vida pasada que viene a pedirme que rinda cuentas? ¿Por qué estoy sufriendo? El aprendizaje da sentido a nuestra experiencia. La experiencia por sí sola no nos da entendimiento. Solo nos da un poco de conocimiento, pero no nos da entendimiento sobre ese conocimiento. Tuvieron esa experiencia. Un hombre fue sanado y Pedro se para a predicar y a enseñar la Biblia y a explicar lo que pasó para que entiendan la experiencia.

Lo mismo pasa con nosotros. No podemos recibir solo la experiencia. Debemos también acudir a las Escrituras para dar sentido a nuestra experiencia, e interpretarla a la luz de la revelación de Dios. El cuarto punto: El Espíritu Santo quiere darnos poder para que Jesús nos dé aliento. Pedro aquí se porta de una manera muy valiente. Ante todo, está en el templo. Es una institución magnífica. Es un centro espiritual; es un centro financiero; es un centro político. O sea, era un lugar muy asombroso donde el pueblo de Dios iba a adorar en la presencia de Dios. Fue destruido como Jesús lo había prometido. Es solo una reliquia de lo que fue alguna vez, pero he estado ahí y es magnífico y glorioso.

Y Pedro se para en una sección del templo a predicar y a proclamar el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento, y les predica a personas asesinas. Y les dice: «Ustedes mataron a Jesús, lo entregaron, prefirieron que les soltaran a Barrabás, un asesino, y no al Dios-hombre, Jesús. Ustedes, ustedes». Lo pone todo en un plano muy personal. ¿Cuántos de ustedes, si hablaran a un grupo de asesinos, hablarían de otra cosa y no del asesinato que cometieron? ¿Verdad? Porque podría motivarlos a que lo asesinen a usted. O sea que es muy valiente. Está llamando a unos asesinos a que se arrepientan de su asesinato, sabiendo que si no lo hacen, es posible que también lo asesinen a Él.

Y el Espíritu Santo quiere darnos poder para hablar de Cristo valientemente. Y Pedro se pone de pie y predica un sermón asombroso, y resalta 8 cosas sobre Jesucristo. Quiero examinarlas con ustedes en forma consecutiva, porque el últimas, se trata solo de Jesús.

Jesús Es el Siervo Sufriente

Lo primero que nos dice sobre Jesús, efectivamente, es que Jesús es el Siervo Sufriente, y dice que Jesús es nuestro Siervo y el Siervo de nuestros padres. Los que son de orientación judía habrían estado familiarizados con el Antiguo Testamento y se hubieran remontado posiblemente, al libro de Isaías, escrito 700 años antes del nacimiento de Jesús.

En Isaías, capítulos 40 al 66, -es un libro muy largo. En esa larga sección, el héroe, la trama argumental es sobre alguien llamado el Siervo. Y culmina así, o sea si desean tener una experiencia pasmosa, vayan a casa y lean la segunda parte de Isaías 52 hasta Isaías 53, ¿no es cierto? Todo eso promete la venida de Jesús, su vida, su muerte, su sepultura, su resurrección y salvación.

Eso está justo en medio de esta sección, pero los capítulos 40 al 66 hablan de alguien llamado el Siervo, que Dios enviaría un Siervo. Entonces llega Jesús y dice cosas como: «El Hijo del Hombre no vino a ser servido sino a servir, y a dar su vida en rescate por muchos». El servicio de Jesús incluye su muerte por nosotros.

Permítanme decirles que esta es una de las razones por las que sé que el Dios de la Biblia no fue inventado por el hombre, sino que fue revelado por Dios, y que las demás religiones y conceptos de Dios enseñan que Dios existe para ser servido, que Dios es una proyección de nuestra manera de ser. Vivimos en un mundo donde la mayoría de nosotros, quizás todos nosotros, preferiríamos tener siervos y no ser siervos, ¿amén? ¿Verdad? La meta en una compañía es ascender lo más que uno pueda y delegar todas las responsabilidades que podamos para que otros hagan ciertas cosas que simplemente no nos gustan. La meta es ganar suficiente dinero para contratar personas que nos sirvan para que no tengamos que hacer ciertas cosas. Y las personas que no pueden darse ese lujo, van a Starbucks y se ponen abusivos con el barista. Se aprovechan de ese momentico para tener un siervo y darle órdenes y exigencias y tratarlo descortésmente.

A todos nos gusta el concepto de que alguien nos sirva, que alguien reciba órdenes de nosotros, que alguien nos obedezca, que alguien nos admire, que tengamos subalternos. No ansiamos ser siervos, ¿verdad? No podemos sacar un título universitario en Cómo ser un siervo humilde, porque nadie tomaría ese curso. Y Jesús llega como el Siervo humilde. Deja la gloria y viene humildemente. Deja el lujo y viene en pobreza. Deja un lugar donde le sirven los ángeles, o sea, donde tiene una plantilla súper buena, a servir a sus enemigos. Ese es Jesús. Viene a servir.

Amigos, no hay ningún otro concepto de Dios como ese. Todos los demás conceptos de Dios dicen que Dios existe para que nosotros le sirvamos; que Dios es egoísta, no es generoso; que Dios es orgulloso, no es humilde. Y Dios no solo es un Siervo, como dijo Pedro: Jesús es el Siervo del «Dios de nuestros padres». Y predica este sermón al comienzo ¿a cuál categoría de personas? ¿La captaron? Si leen el texto de Hechos 3:12 detenidamente, Pedro la captó y se dirigió al pueblo llamándolos ¿qué? Varones israelitas. ¿Cómo empezó su sermón en Hechos 2, en Pentecostés? Varones israelitas. Si siguen leyendo el libro de Hechos, ¿cómo empiezan muchos sermones? ¡Varones, varones, ustedes, varones! Es una palabra fuerte a los hombres. Pablo continúa con esto, ¿verdad? Varones atenienses.

En Génesis 3 el clamor de Dios por el fracaso de nuestro primer padre en adelante es: « ¡Varones, varones, varones! Adán, ¿dónde estás? Hombres, ¿dónde están? Ese es el clamor de Dios. Dios habla a hombres y mujeres, y algunas mujeres aquí se sentirán ofendidas por esto, por favor no se ofendan. Dios creó al hombre y a la mujer con igual dignidad, valor y valía, pero carga sobre el hombre una responsabilidad adicional: amar a la mujer, a los niños, servir a la mujer, servir a los niños, proteger a la mujer, proteger a los niños. Y el mundo en que vivimos es la imagen del mundo cuando el hombre desobedece a Dios y se muestra insolente.

Y la verdad es que si un hombre adora a Jesús, estadísticamente la mujer y los niños también lo adoran. Si una mujer adora a Jesús, estadísticamente es mucho menos probable que su marido adore a Jesús o que sus hijos adoren a Jesús, porque en el sistema familiar, aunque les guste o no les guste, la verdad es que el esposo y el padre son dominantes. Algunos de ustedes dirán: «Ni siquiera tuve un padre. Ni siquiera afectó mi vida». Él afecta inmensamente toda su vida, y esa silla vacía en la mesa a la hora de comer afecta profundamente quién es usted y cómo vive.

Caballeros, significa que podemos ser una carga o una bendición. Podemos provocar vida o muerte. Podemos provocar lágrimas o regocijo en nuestras familias, y todo depende de esto: ¿tenemos el oído despierto al llamado de Dios? ¡Varones! ¿Estamos dispuestos a arrepentirnos del pecado y recibir el Espíritu Santo para andar con Jesús? Y dice que Jesús es el Siervo del Dios de nuestros padres. Y después prosigue a hablar de tres padres: Abraham, Isaac, y Jacob. Son tres generaciones de hombres: abuelo, padre, e hijo o nieto.

Caballeros, necesitamos pensar menos en pasar un buen rato, y más en dejar un buen legado. Nuestros pensamientos deben ser de pacto, no egoístas. Caballeros, necesitan saber que si adoran a Jesús, las posibilidades aumentan más y más de que sus hijos y sus nietos adoren a Jesús. Si adoran a Jesús, las posibilidades aumentan más y más de que sus hijas se casen con hombres que adoran a Jesús. Lo mismo pasa a la inversa. Por tanto, caballeros, mucho depende de nosotros: lo bueno y lo malo. Los sermones al comienzo del libro de Hechos son un llamado a los hombres.

Por lo cual quiero que los hombres escuchen esto como un mensaje especial para ustedes. Sí, también incluye a las mujeres. Sí, también incluye a los niños. Pero se supone que se dirigen a nosotros los hombres. Y los hombres solteros, no vayan a casarse con una mujer tan solo para pasarla bien, sino para dejar un buen legado. No piensen solamente en el fin de semana, sino en la quinta generación. Los hombres de Dios piensan de manera distinta. Pensamos bíblicamente, pensamos en el legado, pensamos en el pacto. Y algunos hombres son el primer eslabón en esa cadena, y les incumbe que sus hijos y nietos lleguen a conocer al Señor Jesús. Algunos ya pertenecen a una cadena fructífera; y de pronto fue su tatarabuelo o su tatara-tatarabuelo el que amó a Jesús, y usted está llevando ese legado de fe, y por la gracia de Dios, le insto a que no sea el eslabón roto de la cadena, ¿entiende?

Y dice que Jesús ama y sirve a los padres, que a Jesús le encanta servir a hombres que bendicen a sus esposas y a sus hijos. Por eso lo llama siervo de nuestros padres: Abraham, Isaac, y Jacob. ¿Pueden ver todo eso? Algunos hombres dicen: « ¿Por qué no me bendice Jesús? ¿Por qué es tan dura mi vida? ¿Por qué no funcionan las cosas?

Quizás sea porque usted es un necio; quizás sea porque está buscando pasarla bien en vez de dejar un buen legado; quizás no está tratando bien a la esposa que tiene, con dignidad, valorándola y respetándola; quizás no está apreciando el concepto de que un día de estos, por la gracia de Dios, llegue a ser padre; quizás no está cumpliendo sus responsabilidades. Y el Dios de la Biblia no se emociona en verter toda su agua en una cubeta sin fondo, ¿entiende? Así que, caballeros, a Jesús le encanta servirles si están dispuestos a obedecerle. Por eso empieza diciéndonos que Jesús es el Siervo Sufriente.

Jesús Es el Santo y Justo

Y dice que Jesús es el Santo y Justo. Es exactamente lo que dice. Esto es controvertido y debatible como cualquier otra cosa que yo digo, así que pongámosla en la fila, pero ahí está. Vivimos en un día en que no hay conflictos ni controversias si Jesús es tan solo uno entre tantos buenos maestros, y buenos ejemplos, y buenos líderes. El proverbial Monte Rushmore, sí, ahí está Jesús, y Mahoma, y Gandhi, y la Madre Teresa, y ahí está entre los grandes. Él es el Santo y Justo, no uno entre muchos, sino ¡el único!

No hay nadie como Jesús. Nadie se iguala a Jesús. Nadie se compara a Jesús. Además de Jesús no hay nadie. Es solamente Jesús. Es solamente Jesús. Jesús está en una categoría propia. Por favor no pongan a Jesús en una categoría con el resto de la humanidad. Está en una categoría completamente distinta. No es solo un hombre bueno, es el Dios-hombre. No es solo un hombre bueno, es el único Santo y Justo. Jesús no tiene pecado.

Hay solamente dos categorías: Jesús, y todos los demás. ¿Entienden? Y en la categoría de todos los demás podemos decir: «Son los mejores comparados con todos los demás», pero le diré esto simplemente. No son nada comparados con Jesús. Solo Él es santo. No tiene pecado. Solo Él es justo. Es aceptable a los ojos del Padre.

Volviendo al primer punto, como Él también es nuestro Padre, les tengo buenas noticias. No tenemos que ser santos y no tenemos que ser justos. De hecho, no podemos ser santos y no podemos ser justos. Algunos de ustedes dirán: «Voy a tratar muy duro». Pues ya es demasiado tarde, ¿verdad? Es demasiado tarde. Usted ya ha sido impío e injusto, por tanto, aunque nunca vuelva a pecar de hoy en adelante, lo cual es mentira, con solo pensarlo pecaría de orgulloso, y ese es el peor pecado de todos, así que su argumento queda nulo por ese lado, y no le queda de otra. No le queda de otra.

Y la verdad es que Jesús es nuestra santidad; Jesús es nuestra justicia. Jesús es nuestra libreta de calificaciones. Cuando comparezcamos ante el Padre y nos pregunte: «Explica tu santidad». Su nombre es Jesús. «¿Dónde está tu santidad?». Aquí con Jesús. Fue crucificado para llevar nuestra impiedad, nuestra injusticia, y sustituirse por nosotros; para servirnos y darnos su santidad, y darnos su justicia.

La buena nueva es esta: no tenemos que pagarle a Dios. No necesitamos ser agradables a los ojos de Dios. No necesitamos hacer lo que las religiones siempre nos instan a hacer: «Haga bien las cosas para que Dios lo ame»; al contrario, es: «Dios le ama y va ayudarle a hacer las cosas bien». Es diferente porque obramos a partir de la justicia de Jesús, no de la nuestra. Obramos partiendo de la santidad de Jesús, no de la nuestra. Solo Él es santo y justo.

Jesús Es el Autor de Vida

Tercero, continúa diciendo que solo Jesús es el Autor de la vida, que resucitó de los muertos; que el Dios de la Biblia es el Dios vivo, como dice; que Dios existe eternamente; que Dios es causa sin causa; que Dios es el Creador de todo lo creado; y que Dios trae vida a la creación porque es el Dios Vivo. Y después nosotros, neciamente, nos rebelamos contra Dios, y al escoger el pecado escogemos la muerte.

Ahora, el Dios Vivo, el Autor de la vida, es tan misericordioso con nosotros, es tan paciente con nosotros, que decide entrar en su creación; el Creador entra a la creación y se humilla para andar entre nosotros. Y viene a traer vida, ¿y qué le hicimos? Lo matamos. Asesinamos al Autor de la vida.

Es una maravillosa revelación en la cruz de Jesús, no solo lo bueno que es Dios, sino lo malo que es el corazón humano; Que Dios nos haya creado para vivir, y que hayamos escogido la muerte; que Dios haya venido a traernos vida y nosotros lo matamos. Dice mucho sobre nosotros.

Después Jesús resucitó de la muerte. ¿Saben por qué? Es el Autor de la vida y la muerte no puede sujetarlo, y Él nos invita a la vida en Él, a la vida espiritual ahora, en laque nuestros pecados son perdonados y somos reconciliados con Dios, y tenemos vida eterna, y resucitamos de los muertos a una vida física, real y eterna, semejante a su propia resurrección corporal. Él es el Autor de la vida.

Les diré esto claramente: Si usted está aquí y no conoce a Jesús, está espiritualmente muerto, y después morirá físicamente, y después morirá eternamente, y sufrirá para siempre, porque no hay vida, espiritual, física, o eterna, sin el Autor de la vida. Por eso es que todos estamos en el proceso de morir. ¿Saben qué pasa si desconectan su teléfono, su iPad, su portátil, de los tomacorrientes? No muere, pero se están muriendo. Y aparte de estar conectado a una fuente de vida, morirá y permanecerá muerto.

Así somos espiritualmente. Estamos muriendo, estamos en el proceso de morir. Moriremos si no tenemos una conexión al Autor de la vida, y lo único que conoceremos es la muerte, la muerte espiritual que culmina en muerte física la cual resulta en muerte eterna. Pero la buena nueva es que Jesús es el Autor de la vida.

Jesús Es el Objeto de Nuestra Fe

Su cuarto punto es que Jesús es el objeto de nuestra fe. Jesús es el objeto de nuestra fe, y lo dice así textualmente: «Por la fe en su nombre». Varias religiones enseñan que tenemos cierto problema que requiere cierta solución, y no coinciden ni en el problema ni en la solución, Pero hay una constante entre todas las religiones. La compartiré con ustedes brevemente:

En el budismo, uno se salva negándose todo deseo.

En el confucianismo, uno se salva por medio de la educación, la reflexión, siendo autodidacta, y llevando una vida moral.

En el hinduismo, uno se salva desconectándose de su ego separado, viviendo en unidad con lo divino. Usted dirá: « ¿Qué significa eso?». Yo diría que ni los hindúes lo saben. Yo no sé.

En el Islam uno se salva llevando una vida de buenas obras.

En el judaísmo ortodoxo, uno se salva por medio del arrepentimiento, la oración, y esforzándose por obedecer las leyes de Dios y siendo una buena persona.

En la nueva era o espiritualidad integradora, uno se salva al verse parte de una unidad divina buscando vivir en armonía como parte de la unidad.

En el daoismo, uno se salva alineándose con el Dao para lograr la paz interna y alrededor de uno. Afirman que el problema es diferente. Es pecado o ausencia de consciencia o estar conectado con el interior de uno mismo.

O sea que afirman varias soluciones pero queda una constante. ¿Qué es el objeto de su fe? Permítanme decirlo así: ¿Quién es el objeto de su fe? Usted. Usted mismo se salva. Aprende algo, hace algo, experimenta algo, pero finalmente usted es el objeto de su fe. Usted mismo se salva.

Por tanto, la religión llega y dice: «Haga esto para salvarse a usted mismo». Y el cristianismo llega y dice: «No se trata de lo que usted hace; se trata de lo que Jesús hizo. No se trata de salvarse a usted mismo; se trata de ser salvo por el Salvador».

Esto es difícil para algunos de ustedes porque tienen familiares, amigos, compañeros de trabajo, vecinos, o incluso ustedes mismos o sus cónyuges que se adhieren a otras espiritualidades y religiones. Y dicen: «Conozco personas muy devotas, muy morales, muy espirituales. Muy consagradas, y en realidad son personas muy amables, quizás más que algunos cristianos que conozco, como usted Pastor Mark, porque usted me grita». Está bien, puede que todo eso sea cierto. Puede que la fe de ellos sea sincera, pero el objeto de esa fe no puede salvar.

Usaré una ilustración. Digamos que usted es un pésimo nadador. ¿Cuántos de ustedes son pésimos nadadores? Digamos que usted es un pésimo nadador. Ha llegado el verano y la temporada de natación. Digamos que usted sale a nadar y no le va bien. Y usted le grita a alguien: « ¡Tírenme un yunque! ¡Tírenme un yunque!». Y usted sinceramente tiene fe en el yunque. Tiene fe y devoción al yunque. Está profundamente comprometido a creer que el yunque lo salvará.

Y le tiran el yunque. Y por un acto de fe usted se aferra a él, y lo hace con una entrega y devoción sincera, religiosa y profunda. ¿Cómo le va ir? ¿Han visto las caricaturas del Correcaminos cuando eran niños? ¿Cómo le va ir? Va a hundirse, porque la fe no salva. El objeto de la fe lo salva, y si usted escoge el objeto equivocado, no será salvo, morirá. Así es.

Por eso dice: «La fe que viene por medio de Él», que solamente Jesús es nuestro Salvador. ¿Ha recibido a Jesús? ¿Ha respondido a Jesús? ¿Ha abrazado a Jesús con sus brazos proverbiales? ¿Su fe está puesta en su nombre? Luego dice que Jesús es el cumplimiento de la profecía y habla mucho de los profetas en esta porción. Cita a Moisés. Cita a Samuel. Cita a los profetas en forma extemporánea.

De hecho lo dice así. Se los leeré en Hechos 3:18: «Pero Dios ha cumplido así lo que anunció de antemano por boca de todos los profetas: que su Cristo debería padecer». Pedro está diciendo, ante todo, que la Biblia es para nosotros, pero no se trata de nosotros. Algunos de ustedes son nuevos. Necesito que escuchen esto. Creemos que este es el único Libro que Dios escribió. En Barnes & Noble no encontrarán ningún otro, ¿cierto? Este es el Libro que Dios escribió. Es el único Libro que Dios escribió, y el Libro es para nosotros, pero no es sobre nosotros. Es sobre Jesús.

De principio a fin se trata de Él principalmente, lo cual significa que no leemos este Libro como leeríamos un libro de sicología, de autoayuda, o un libro de pasos para vivir mejor o para transformar nuestro entendimiento. Al leer este libro no decimos: « ¿Cuáles principios puedo encontrar para mejora mi vida?».

En cambio decimos: «No, este Libro no se trata de lo que yo hago, sino de lo que Jesús ya hizo. Este libro no se trata principalmente de quién soy yo, sino de quién es Jesús. Y en la medida en que entiendo quién es Jesús, eso cambia lo que soy, y eso cambia lo que hago; y deseamos todas esas cosas, pero no me parece que sean la finalidad primordial de las Escrituras, porque estos no son buenos consejos, sino más bien buenas noticias. No son buenos consejos para mí, sino buenas nuevas sobre Él que me cambian a mí para que yo sea más como Él».

Jesús Es el Cumplimiento de la Profecía

Todo esto se llama profecía. Quizás algunos de ustedes ya lo saben, pero cuando la Biblia fue escrita originalmente, es una serie de libros escritos en el trascurso de muchos años, Casi el 20% de la Biblia es de carácter profético. En ella Dios, que conoce el futuro, nos dice de antemano lo que iba a pasar en gran detalle.

Y la mayoría de esas profecías son en torno a la Persona y obra de Jesucristo. Y podría profundizar en ese tema con ustedes, pero les daré unos ejemplos solamente.

En Génesis 3 Dios profetiza que Jesús vendría como un hijo varón nacido de una mujer.

Vayan a Isaías 7, donde dice que su madre sería una virgen. Con eso acortamos bastante la lista de candidatas, ¿amén? ¿De acuerdo? Lo restringimos muchísimo.

Vayan a Isaías 9, donde dice que su nombre sería Emanuel, que significa, ¿qué significa Emanuel? Dios con nosotros. Ahora sí que acortamos la lista. Más adelante la Biblia dice por medio de otros profetas que nacería en Belén y que sería llevado al templo el cual fue destruido en el año 70 d. C.

O sea que la venida de este personaje tenía que ser antes del año 70 d. C. Siempre les digo eso a mis amigos judíos, y me dicen: «Estamos esperando al Mesías». Lo pasaron por alto. Vino antes del año 70 d. C. O sea, tampoco estoy esperando la gira I de Van Halen. O sea, eso ya pasó ¿saben? La banda ya hizo eso. Ya se encargaron de eso, ¿saben? No me emociona mucho la llegada del año 1979. Eso está en el retrovisor. Se acabó. Se prometió que Jesús vendría antes del año 70 d. C. porque se suponía que debía ir al templo. Ahora no hay templo. Fue destruido en el año 70 d. C.

Por tanto, todas estas profecías señalaban la venida de Jesús hasta el último detalle, porque este es el Libro que Dios escribió, y Él conoce el futuro y se cumplirá como Él dice. Y lo que dice es esto, que se encontraban en un período de la historia muy privilegiado, que durante cientos y miles de años el pueblo de Dios se inclinaba hacia el futuro y escuchaban a los profetas. ¿Cuándo viene Jesús?

Y Pedro dice: «Él vino en tiempos de ustedes, y todas las profecías fueron cumplidas, ¡y ustedes lo mataron!». Es medio controvertido. Y resucitó de los muertos cumpliendo otra profecía de Isaías 52 y 53, que sería enaltecido y levantado, crucificado, que sería herido por nuestras transgresiones, que con los ricos sería sepultado en su muerte, que vería la luz de la vida y su alma estaría satisfecha, que resucitaría de la muerte. Todo eso fue predicho en el Antiguo Testamento. Pedro les dice: «Ustedes están en una posición privilegiada».

Mars Hill, quiero decirles lo siguiente: Estamos en una posición muy privilegiada. Por cientos y miles de años ellos esperaban con gran antelación el futuro. ¿Cuándo vendrá Jesús y cómo será cuando venga? Y cuando vino, vivió, murió, resucitó, y ascendió. Estamos en una posición privilegiada en la cual vemos el cumplimiento de la profecía. Vemos el nacimiento de la iglesia. Vemos el cierre del canon de las Escrituras.

Y en verdad la mayoría de las profecías sobre Jesús ya fueron cumplidas en su primera venida, pero seguimos anticipando el cumplimiento de algunas en su segunda venida. La segunda venida de Jesús aún no ha acontecido. Todavía no han resucitado los muertos. Todavía no ha ocurrido el juicio de vivos y muertos. Todavía no se ha dictado sentencia al cielo eterno y al infierno eterno.

La mayoría de las profecías fueron cumplidas en la primera venida de Jesús, pero estamos viviendo en el tiempo entre los tiempos, esperando, aprendiendo, anhelando la segunda venida de Jesús, y Él es el cumplimiento de la profecía.

Jesús Es el Cristo

También dice que Jesús es “el Cristo”, y puede que nos parezca un lenguaje extraño a algunos, pero su nombre es Jesucristo. Jesús significa: “Dios salva”. Volviendo a mi primer punto: nosotros no nos salvamos, Dios salva. El título es “Cristo”. Significa “El Ungido”. Nuestros amigos judíos lo llaman “el Mesías”. El especial, el único, el escogido. Él es el Cristo, el Mesías.

E implícito en este concepto está “el Salvador”. El que fue escogido para venir a marcar la diferencia y salvar a las personas, y hacer que un reino llegara a la existencia. Y esto es sumamente importante porque tenemos un anhelo profundo de un Mesías, de alguien que es como nosotros pero mejor que nosotros, que viene a salvarnos y hacer que las cosas mejoren del todo.

Si no me creen, les daré unos ejemplos. Cada año electoral es un año de elegir un mesías, ¿cierto? Solo hay que cambiar los nombres de los candidatos en la narrativa. Las cosas están muy mal. Parece el infierno. ¿Quieren vivir en el cielo? Voten por el mesías.

Él vendrá a salvarnos. Él es como nosotros, pero mejor. Aplastará a nuestros enemigos, quienes cualesquiera que sean, y nos dará un reino de paz, y nos cuidará. Voten por el mesías. Y cuando votamos por él, ¿todo sale bien? No, por eso seguimos teniendo elecciones. Y será así hasta que Jesús regrese y ponga fin a todas las elecciones. Tendremos un solo Rey; no tendremos que votar. Sucede en los negocios. Su compañía está en serio deterioro, ¿saben por qué? «Necesitamos un nuevo mesías. Un nuevo director ejecutivo. Él nos salvará. Él arreglará el problema. Él nos dará paz y prosperidad. Él lo cambiará todo». Siempre pasa en los equipos deportivos. Sobre todo con los Seattle Mariners.

Siempre pasa, ¿no es cierto? «Oh, nos estamos muriendo. Ah, caray, ¿verdad? El cadáver está hediondo y ya lo están enterrando. No se preocupen porque viene el mesías que resucitará de los muertos. ¡Y es un veterano! ¡No, es un principiante! ¡Fue seleccionado en primera ronda! Será el mesías. Hará proezas sobrehumanas como batear, y después vamos a resucitar de la muerte, y vamos a reunirnos todos a comer perros calientes, a cantar alabanzas, y ser la iglesia que debíamos ser con cervezas de $8 dólares. O sea, para que nuestro Mesías sea como nosotros, pero mejor que nosotros, y lo arregle todo.

¿Ya vieron la película de Superman? ¿Cómo se llama? ¿El hombre de acero? Gracie y yo salimos a verla. A propósito, solo salgo con Gracie. Salí de cita con Gracie y pensé: « ¿En serio? ¿Esta es la historia?». En un reino celestial muy lejos, un padre real tiene un hijo único, especial, el unigénito, nacido milagrosamente, al que ama con todo el corazón y lo envía al mundo como mesías para reconciliar el reno celestial con las personas del mundo y así derrotar el mal. Pero antes necesita ser criado por una pareja rural, campesina en la pobreza, y es soltero y tiene poderes de súper hombre, pero no los exhibe públicamente hasta que cumple más o menos 30 años y le sale la barba.

Y después, como a los 33 años, se sacrifica a sí mismo para derrotar el mal, librar a la gente, y reconciliar el reino celestial con el reino terrenal para que haya paz y prosperidad. Y pensé: « ¿Dónde habré escuchado eso? Sé que he escuchado eso en alguna parte. Esta historia me suena tan familiar, les juro que la he oído».

Después leí que la narrativa de Superman, este mito, fue creado por unos judíos que no conocían a Jesús ni creían en el Nuevo Testamento, y lo que querían decir era: «Nosotros leemos el Antiguo Testamento y nos pusimos a pensar que hipotéticamente, algún día, vendría un mesías, y cómo sería. Por eso escribimos la narrativa de Superman». Y dije: «Oigan niños, sigan leyendo el mismo libro. Sigan leyendo el mismo libro. Woo, van a quedar atónitos. Sin capa, sin leotardos, gracias Jesús, pero es una historia muy pero muy similar, ¿amén? Amén.

Hay un surco profundo en el alma humana que desea un mesías, tan profundo es que seguimos haciendo películas de superhéroes que son como nosotros, pero mejores que nosotros, y vienen a salvarnos y a darnos un reino. Sí, dice que Jesús es nuestro Mesías. Él es nuestro Cristo, ¿amén? No tenemos mitos, tenemos al Mesías, ¿de acuerdo? No tenemos reinos falsos, tenemos un reino real.

Jesús Es un Profeta Como Moisés

También dice que Él es un profeta como Moisés. Moisés fue el primer gran profeta. Nos dio los primeros cinco libros del Antiguo Testamento. Si usted fuera un niño judío que colecciona tarjetas, la del novato Moisés sería gran cosa, ¿de acuerdo? Moisés es importantísimo para los niños hebreos, Moisés. O sea, Dios le dio los 10 Mandamientos dos veces, ¿verdad? Veremos ese tema en otoño. Es impresionante.

Y Moisés dice: −Vendrá un profeta que es más grande que yo. ¿Se imaginan eso? Todos se reúnen en torno a Él, −Está bien, Moisés. Eres el portavoz de Dios en la tierra. ¿Qué dice Él? −Dice que yo no soy gran cosa. Pero que alguien viene que sí lo es». − ¿Cómo? Se imaginan las especulaciones, ¿verdad? Todas las entradas en Twitter dicen: « ¿Todos están tratando de averiguar a quién se refiere? ¿Quién es más grande que Moisés?». Jesús viene.

Después de Moisés, hay una sucesión de profetas hasta Jesús. Él es el profeta. Es Dios hecho hombre, pero también es un predicador de Dios a los hombres. Y está predicando, predicando, y predicando, y necesitan ver esto. En nuestra cultura, es popularmente aceptable ver a Jesús humilde, marginado, un campesino galileo de pelo largo que pasa tiempo con los niños, alimentando a la gente, y acariciando ovejas, ¿verdad? Y todos dicen: «Oh, me encanta ese Jesús».

¿Pero que tal Jesús el predicador? Porque como predicador Jesús dijo cosas muy controvertidas, como: «Yo soy Dios, ustedes son pecadores, arrepiéntanse, o los mandaré al infierno». Por eso lo mataron, pero Él resucitó y dijo… volviendo a mi primer punto, ¿cierto? Jesús rara vez se metía en problemas por lo que hacía. Frecuentemente se metía en problemas por lo que decía, ¿amén? Y Jesús predicaba y algunos creían, y otros no le creían; y algunos se arrepentían, y algunos se rebelaban; y algunos se sometían, y otros se resistían. Y hubo un conflicto entre Jesús y los que no estaban dispuestos a escuchar, y lo mismo pasa en nuestros días.

Pero amigos, necesito que no solo vean el ejemplo de Jesús, necesito que escuchen las palabras de Jesús y que lo dejen ser el profeta que les dice la verdad, porque eso es lo que hace un profeta. Un profeta nos dice la verdad. Pero escúchenme: un profeta nos dice la verdad porque nos ama y sabe que llevar una vida guiados por mentiras no es vida. El hecho de que griten no significa que estén enojados. Como un padre que le grita a su hijo: ¡muévete!, ¿verdad?, cuando lo va a atropellar un carro que viene embalado por la calle. No es que el padre esté enojado, sino que está preocupado. Y la cadencia, el tono de voz no es de alguien que trata de asustar al niño, sino de alguien que trata de mover al niño fuera de peligro. Eso es lo que hacen los profetas, y eso fue lo que hizo Jesús, “el Profeta”.

Jesús Es Simiente de Abraham

Y continúa con el octavo punto diciendo que Jesús es de la simiente de Abraham, Y aquí Pedro regresa a Génesis, el primer libro de la Biblia. No hay que leer mucho en Génesis para toparse con un hombre llamado Abraham, y Pedro los remonta a esa historia.

Este es un resumen de la historia. Un hombre viejo llamado Abrán tiene una esposa llamada Saraí. Sus nombres son cambiados Abraham y Sara. Por lo que podemos ver y pensar, en base a lo que dice un poco más adelante en Hechos, pienso que Abraham era de una nación llamada Babilonia. ¿Han oído hablar de esa? Si o no: ¿eran una nación piadosa o impía? Impía, ¿cierto? Babilonia. Si los Rolling Stones le ponen ese nombre a uno de sus álbumes, sí, era impía, ¿no es cierto? Babilonia.

Él viene de Babilonia, y edificaron algo llamado la Torre de Babel para rebelarse contra Dios, y Dios los juzgó. Y la Biblia dice que Dios escogió a una de esas personas paganas, indignas; personas como yo, y se le apareció y dijo: «Abrán, esto es lo que vamos a hacer. Te daré un hijo. Por medio de ese hijo saldrá una nación. Por medio de esa nación, de tu simiente, saldrá alguien que será una bendición a las naciones de la tierra». Abraham no buscó a Dios; Dios buscó a Abraham. Abraham no llamó a Dios; Dios llamó primero a Abraham. Abraham no merecía lo que iba a recibir; fue un don de la gracia de Dios. Es un gran cuadro de la elección soberana.

Después Dios les permite tener un hijo, ¿cierto que sí? Lo mencionó antes: Abraham, Isaac, y Jacob, cuando hablaba de las generaciones. Por medio de ese hijo vino la nación de Israel. Por medio de la nación de Israel viene un hijo muy importante, el Hijo de Dios, Jesucristo, y Él es la bendición dada a las naciones de la tierra. La promesa dada a Abraham fu: «Vienes de una nación pagana. Voy a convertirte en una nación de mi pueblo, y de la nación de mi pueblo vendrá una Persona que bendecirá todas las naciones, todas las razas, todas las tribus, todas las lenguas, todos los idiomas».

Y es súper importante que reconozcamos esto, porque en esos días solían tener dioses nacionales. Había esta gente, y esta gente. Y estos tenían su dios, y estos tenían su dios. Y oraban para que su dios les diera poder para aplastar a esta gente, mientras que estos pedían poder a su dios para aplastar a estos.

Y llega el Dios verdadero y dice: «Necesitan arrepentirse. Soy Señor y Rey sobre todas las naciones. Soy Rey de reyes y Señor de señores, y ustedes no pueden hacerme la guerra. No pueden hacerse la guerra unos a otros. Vamos a formar un nuevo grupo llamado la iglesia. Van a amarse unos a otros como familia y habrá personas de toda lengua, tribu, idioma, nación, estrato social, raza, género, origen socioeconómico, y estilo de persona porque prometí que una Persona bendeciría a todas las personas». Son buenas noticias, ¿cierto? Eso es lo que está diciendo, y está hablando de nuestro Jesús diciendo que es de la simiente de Abraham y que Él es la bendición de las naciones.

Palabra para los Cristianos

Dicho lo cual, quiero darles algunas palabras para los que son cristianos y unas palabras para los que no lo son. Cristianos, primero, esto es lo que vemos en el ejemplo de Pedro.

1. La fe debe ser pública, no privada

Primero, que nuestra fe debe ser pública, no privada. La fe de Pedro en este momento ¿es pública o privada? Muy pública. Se para frente a un gran grupo de personas y dice: «Ustedes mataron a Jesús. ¿Qué van a hacer con eso?». Eso es muy público.

Vivimos en un día en que a la gente no le importa que uno sea cristiano siempre y cuando practique su fe en privado, ¿cierto? ¿Cuántos de ustedes no hablan mucho de Jesús en los medios sociales? Quizás sean cristianos o solo asistan a la iglesia, al grupo comunitario, o lo que sea, y en realidad no se lo han dicho a su familia porque saben que van a reaccionar negativamente. Están en el trabajo y una vez más el cristianismo se vuelve la piñata a la que le dan el palazo proverbial una vez más sobre algún asunto social. Yo diría algo, pero no gracias. Digamos que usted es un estudiante y asiste a una clase de la universidad, y de repente empiezan a hablar otra vez de Jesús. Oh, oh, oh, y no es algo positivo. ¿Quién se lo iba a imaginar? ¿Cierto? Ahí es donde usted alza la mano y dice: «Como estamos hablando de Jesús, y yo soy cristiano, me gustaría hablar de Jesús ya que usted lo mencionó. Como creemos en la tolerancia y la diversidad, pensé darle una oportunidad para que usted pusiera en práctica su gran bondad. A la orden. A la orden».

Algunos no practicamos nuestra fe en público porque no queremos ser perseguidos por nuestra fe. ¿Qué le hicieron a Pedro? Lo crucificaron al revés. ¿A quién adoraba? A Jesús crucificado. ¿Cómo les está yendo? Probablemente muy mal. No estoy tratando de venderles algo, ¿verdad que no? Ningún vendedor a domicilio lo hace de esta manera: «Tómense este producto y estallarán», ¿verdad?

Pero la gran idea es esta: Alguien hizo pública su fe por ustedes, ¿no es cierto? Ustedes no conocían a Jesús, pero alguien que lo conocía tomó el riesgo de contarles lo que sabía de Jesús, y les habló de Jesús. Alguien hizo pública su fe por ustedes, y ahora ustedes necesitan hacerlo por los demás. Porque la meta no es escaparnos de esta vida sin persecución, la meta es escaparnos de esta vida con conversos, y llevarnos a todas las personas que podamos que aman a Jesús. No podemos practicar nuestra fe en privado solamente. Tiene que ser una fe pública. Y no tenemos que hacerlo irrespetuosamente, pero tenemos que hacerlo honestamente.

2. Esté preparado

Segundo, estén preparados. Nunca sabrán cuándo se les pueda presentar la oportunidad de hablar con las personas acerca de Jesús. ¿Cuántos de ustedes, si su profesor, o maestro de escuela no les hubiera dado exámenes, no hubieran estudiado? Si el primer día de clase llega el profesor y les dice: «No hacemos exámenes», ustedes dirían: «Entonces no tengo que estudiar. Trato hecho». Los maestros nos dan exámenes porque saben que no vamos a estudiar si no hay exámenes. ¿Cuántos de ustedes odiaban los exámenes sorpresa? Un examen sorpresa es una prueba inesperada. La vida cristiana es una serie de pruebas inesperadas. Uno no sabe cuándo se le presentará la oportunidad de orar por alguien, contestar una pregunta, hablar con alguien acerca de Jesús. Uno no sabe, ¿verdad?

¿Piensan que Pedro estaba preparado para ese día? ¿Piensan que ese suceso estaba marcado en su calendario? «Hoy el hombre cojo de nacimiento será sanado, una gran multitud se congregará, y yo predicaré. Comprobar, hora de sacar mis comentarios para preparar el sermón». ¿Piensan que estaba preparado? No, la Biblia dice que simplemente iba a orar, y le dijo a un hombre cojo de nacimiento: «Plata y oro no tengo, y ¡voilá! ¿Qué le parece ser sano? Está bien, genial». Esto es lo que pasa.

Lo que puedo decirles, es que por lo visto este sermón probablemente un sermón extemporáneo de Pedro, y puede que solo sea una transcripción abreviada, o sea, no es el sermón completo, pero incluye muchas cosas, ¿amén? O sea, llega y dice: «Déjenme hablarles de algo que estaba pensando mientras estudiaba la Biblia». Se nota que estudió mucho. La gran idea es esta: estudien, estudien, estudien, oren, oren, y oren. Nunca sabemos cuándo se nos pueda presentar la ocasión, pero tenemos que estar listos para servir.

Miren, siempre hay oportunidades. Quizás estén trabajando y alguien dice: −Me diagnosticaron cáncer. − ¿Puedo orar por usted? ¿Dónde se encuentra con Dios? ¿Cómo puedo servirle? ¿Sabía que adoramos un Dios que sufrió? O sea, aproveche esa puerta de oportunidad y entre. Pero frecuentemente, la puerta se abre y no entramos porque no hemos estado estudiando, y no estamos preparados. Pensamos: «Si me preguntan algo, no sabría contestarles. Ni siquiera yo estoy preparado. No estoy seguro qué debo decir o qué debo hacer».

Amigos, les recuerdo que siempre hay oportunidades de ministrar, pero la gente preparada, no. Por eso dijo Jesús: «La mies es mucha, pero los obreros pocos». Muchas personas necesitan ayuda, pero pocos cristianos están listos. Pedro está listo y es un buen ejemplo para nosotros.

3. El Espíritu de Dios le dará poder

Tercero, el Espíritu Santo nos da poder para hablar valientemente de Jesús. Oigan, ¿están de acuerdo conmigo? Pedro, en ese momento, se portó de una manera muy valiente, ¿verdad? Predica públicamente sobre Jesús en el templo, a personas que no están de acuerdo con él y algunos de ellos fueron los que habían gritado: «Crucifícale, crucifícale», cómplices de la crucifixión de Jesús. Fue valiente, ¿sí o no? Sí. ¿Pedro siempre fue valiente? Al contemplar su vida podemos decir: Oh, claro que Pedro es valiente. Véalo. Su capa ondula en el viento. Siempre está listo para la batalla. Es Pedro el Valiente. Es Pedro Corazón de León».

No. Para los que conocen la historia de la Biblia, él no empezó siendo valiente. Empezó siendo cobarde, ¿verdad? Arrestaron a Jesús y lo enjuiciaron, e iban a crucificarle. Pedo lo estaba siguiendo, y la Biblia, dice que lo hacía desde lejos, ¿verdad? Aquí estaba Pedro, y Jesús estaba por allá abajo.

¿Por qué estaba Pedro tan lejos de Jesús cuando iban a crucificarlo? Pedro no quería tomar parte en el sufrimiento. La Biblia dice que se calentaba junto a unas brasas encendidas, en la distancia, tratando de permanecer anónimo, tratando de mantener privada su fe, y no hacerla pública. Empiezan a hablar y una criada adolescente que estaba ahí probablemente, dijo: «Oh, qué acento tan raro tiene. ¿De dónde es? ¿Es del sur? ¿Por qué habla con ese sonsonete?». O sea, ella notó su acento galileo. «Él es del campo, ¿verdad? Oh, ¿y Jesús no era del campo? ¿De Galilea? ¿Saben qué? De hecho yo lo vi a usted con Él. Usted es un seguidor de Jesús». ¿Y qué dijo Pedro? Tres veces lo niega: «No conozco a Jesús. Nunca lo conocí», y empieza a maldecir, «No sé de quién está hablando», porque era un cobarde. Aquí Pedro se muestra valiente. ¿Qué le pasó? El Espíritu Santo lo llenó, le dio valor.

Mars Hill, creo que la cultura cada vez más hostil en que vivimos se parece más a la de los días de Pedro, y el Espíritu Santo tendrá que darnos poder para que hablemos de Jesús. Y algunos de ustedes dirán: «Eso es cierto, y tan pronto sienta ese valor, hablaré».

Pero la verdad es que hablamos primero y el valor viene después. El valor viene mientras hablamos, no antes, ¿verdad? Es por fe. «Está bien, voy a hablar de Jesús ahora. No estoy seguro que vaya a decir las cosas bien. No estoy seguro que tenga valor para terminar lo que digo. No sé que vaya a pasar, pero abriré mi boca como los profetas solían hacerlo y como los hijos de Dios aún lo hacen, y voy a hablar de Jesús, y voy a confiar que el Espíritu Santo me dará poder para decir las palabras correctas y valor para soportar lo que pase por hablar acerca de Jesús», ¿amén? Es exactamente lo que nos está demostrando, y eso es lo que quiero para ustedes.

Palabra para los No Cristianos

Para los que no son cristianos, este es el mensaje para ustedes. Hechos 3.19: «Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que vuestros pecados sean borrados, a fin de que tiempos de refrigerio vengan de la presencia del Señor». Y cuando habla de pecados aquí, a veces podemos hacer una larga lista y decir: «Oh, sí ustedes hacen todas estas maldades».

Pero está hablando a gente religiosa. Hay que notar eso, ¿de acuerdo? Son personas que creen en Dios. Son personas morales. Son personas educadas. Son personas generosas. Son personas, que si estuvieran en los boy scout tendrían una cantidad de insignias en las mangas. O sea, obedecen las reglas. Son personas que respetan las reglas. Pero lo que les dice es: «Ustedes entregaron a Jesús, negaron a Jesús, mataron a Jesús». Por eso, al pensar en el pecado, no podemos pensar en esa gente mala solamente. A veces la gente mala es la gente más religiosa, ¿de acuerdo?

Pero lo que está diciendo es esto, si nos arrepentimos, Dios perdona nuestro pecado. Y la imagen verbal aquí es muy importante. Hoy por hoy tenemos papel. Usamos el papel y lo botamos. En aquellos días, tenían pergaminos o a veces pieles de animales, y eran muy valiosos. Escribían con una tinta sin ácido, y más tarde, si querían limpiarlo, podían reutilizar ese papel proverbial. Podían reutilizarlo.

Y lo que está diciendo es que Dios obra así con nosotros, mediante la cruz de Jesús, limpiando nuestros pecados», Hagan de cuenta que sus pecados son una larga lista: «Usted hizo esto, no hizo aquello. Aquí están todos sus fracasos, sus faltas, sus defectos. Aquí están todas sus limitaciones y pecados». Una larga lista, y la muerte, sepultura, y resurrección de Jesús toma esa lista la sumerge en el agua la restriega hasta que quede limpia, la saca y dice: «Ven, quedó borrada. Está limpia». Cada vez que vayan a lavar la ropa, acuérdense que Jesús hace lo mismo, ¿verdad? Nos hace limpios. Somos perdonados, pero necesitamos arrepentirnos.

Permítanme elaborar este punto antes de cerrar. Tanto cristianos como no cristianos, sobre todo en nuestro actual clima cultura cuasi moral y espiritual, tenemos una lista de asuntos sobre los cuales discrepamos, y estamos librando una batalla sobre estas discrepancias. De hecho es más profundo aún. Porque los no cristianos comienzan con esta suposición: «Soy básicamente buena persona. No necesito cambiar lo que soy. Quizás debo mejorar un poco lo que soy, pero básicamente soy buena persona. Y lo que quiero son cosas buenas. Por tanto, mi moralidad, eso es algo bueno. Mi sexualidad, eso es algo bueno. Mi espiritualidad, eso es algo bueno porque soy buena persona y de mí procederán buenos deseos, buenas obras, y buenos pensamientos. Y necesito ser amado, y necesito ser aceptado, y necesito ser reconocido para que pueda ser la buena persona que soy verdadera y profundamente.

Y si usted me dice que estoy equivocado, eso es muy odioso. Si me dice que necesito cambiar, eso es muy intolerante. Si me dice que parte de lo que siento o parte de lo que me gusta, o parte de lo que creo, o parte de mi comportamiento es inaceptable, eso es aborrecible».

Los cristianos creemos que la autoridad más alta es Dios, no nosotros, y las Escrituras eternas, no nuestros deseos oportunos. Creemos que lo que somos necesita cambiar en lo más profundo porque lo natural en realidad es pecaminoso, porque creemos que el pecado ha infectado y afectado a todos y a todas las cosas, lo cual significa que nuestra naturaleza está errada y necesita cambiar. Significa que nuestra mente está errada y necesita cambiar. Significa que nuestros deseos están errados y necesitan cambiar. Significa que nuestras acciones están erradas y necesitan cambiar. Significa que nuestras mentes están erradas y necesitan cambiar. Que no solo lo que pensamos, y sentimos, y cómo somos, y lo que hacemos, necesita cambiar, lo que somos necesita cambiar.

Y la Biblia resume esto con la palabra arrepentimiento. Arrepentimiento. Es un término muy amoroso. De hecho es lo más amoroso que podemos hacer. Nos rebelamos contra el Dios que nos creó y elegimos la muerte. Dios vino a rescatarnos y nosotros lo matamos. Dios resucitó de la muerte y dijo: «Los perdonaré, los abrazaré, los cambiaré». Eso es increíblemente amoroso porque si no fuera así estaríamos viviendo en el camino de la ira de Dios. Estaríamos separados de Dios y destinados al Juicio de Dios. Y si alguien se siente muy cómodo viviendo en esa ferrovía sin estar consciente de la destrucción inminente, podría parecerle amoroso que alguien le gritara y lo empujara, y mientras el tren pasa embalado, tendría que reconocer que lo que le hicieron fue muy amoroso, porque lo sacaron de la vía de la muerte, de la destrucción, la devastación, y el peligro, y que fue un acto de amor». De eso se trata el llamado al arrepentimiento. Es una invitación a salirse del camino de la ira de Dios y ser abrazado por el amor de Jesús. Y esta es la verdad sobre el amor de Jesús.

El amor de Jesús nos toma como somos, pero rehúsa dejar que sigamos así. Por eso venimos a Jesús tal como somos, pero al venir a Jesús reconocemos que necesitamos cambiar, y eso es el arrepentimiento. Eso es el arrepentimiento. Eso es lo que hace el arrepentimiento. Y después da una promesa muy grande a los que se arrepienten. ¿Se han arrepentido y confiado en Jesús? Para los que se arrepienten, Dios envía ¿qué? Refrigerio. Dios quiere refrescarnos, ¿saben?

Para los que son cristianos oscuros, o sea los que aman su pecado, aman su rebeldía, aman su locura, aman su dolor, aman su sufrimiento, no hacen sino hablar de él, siempre piensan en él, siempre lo recuerdan seriamente, no pueden superarlo. Como si: «Entre más sufro, más piadoso soy». No, Jesús ya sufrió y no está buscando quién le ayude. Nos arrepentimos y Dios nos da refrigerio. Si ha tenido un día muy acalorado y encuentra sombra y pasa una brisa agradable, el Espíritu Santo es así. Está reseco, sediento, tiene la boca seca, y alguien le da una bebida refrescante, el Espíritu Santo es así. Tuvo un día agotador y al final casi no podía pararse, y su almohada le pareció a gloria, el Espíritu Santo es así. Dios quiere que se refresque, pero para hacer eso, debe arrepentirse. Y disponemos el servicio para darles la oportunidad de hacer eso.

Recogemos nuestros diezmos y ofrendas. Para arrepentirnos de adorar el dinero en vez de adorar a Dios con el dinero. En un momento participaremos de la comunión. Para recordar el cuerpo quebrantado y la sangre derramada de Jesús, que nuestros pecados son perdonados, que el arrepentimiento es posible, y cómo viene el refrigerio. Después cantaremos y celebraremos porque eso hacen las personas refrescadas. Mientras nos preparamos para eso, y mientras los administradores recogen la ofrenda, quisiera compartir con ustedes nuestra misión y parte de lo que el Espíritu Santo está haciendo en Everett. ¿De acuerdo? Muy bien. Hombres, planten los pies. Everett pertenece a Jesús. El Condado Snohomish pertenece e Jesús. Nosotros pertenecemos a Jesús, y por la gracia de Dios plantaremos los pies ahí, y nos pararemos aquí, y diremos la verdad desde aquí, y amaremos y serviremos desde aquí.

Mars Hill Everett

Hola, Mars Hill, soy el pastor Ryan y bienvenidos al arsenal. Este es el hogar de Mars Hill Everett. Este lugar por mucho tiempo contenía armas de guerra, y ahora es un puesto de avanzada para el evangelio. Es un lugar donde Mars Hill Everett va a equipar a los santos para la obra del ministerio. Tenemos una oportunidad maravillosa por delante.

Everett era conocido como una ciudad con mucha gente indeseada, un lugar donde la gente no quería ir. Era una ciudad de clase obrera muy trabajadora, pero no era una ciudad muy atractiva. A diferencia de Seattle, Everett era menospreciada, pero todo eso está cambiando. Como Jesús ama a Everett, como ama a las personas y a esta ciudad, Jesús está cambiando el aspecto de Everett ahora mismo para su gloria. La Marina está trayendo más buques, los cuales traerán más marineros, más comercio, y más cosas a Everett.

Jesús está haciendo cosas maravillosas, y nos puso en este edificio en este momento. Hemos recaudado casi $400.000 dólares de nuestra meta de $750.000 y estamos emocionados por la obra que Jesús está haciendo. Y queremos invitar a todos los hogares que consideran a Mars Hill su hogar a orar con nosotros e invertir en lo que Jesús está haciendo. Y por el poder del evangelio, veremos una infusión de vida en este lugar. Veremos el reino de luz irrumpir, mientras el reino de las tinieblas es aplastado aquí en Everett.

Oración

Bien, oremos. Dios Padre, muchísimas gracias porque podemos experimentarte, y no solo eso, tenemos una explicación sobre ti en las Escrituras. Espíritu Santo, al arrepentirnos− y pido que cada uno de nosotros se arrepienta individualmente− que reconozcamos en qué estamos equivocados y en qué maneras puedes ayudarnos a cambiar. Espíritu Santo, te invito por una temporada, por un tiempo de refrigerio, a refrescar a tu pueblo, para que al salir de aquí lo hagamos con alegría en nuestros corazones, y con la misión en nuestra mirada de que la gente conozca, ame, y tenga un encuentro con Jesús para el perdón de sus pecados, y el cambio de sus destinos; para que sus legados sean reescritos. Pedimos esta gracia en el buen nombre de Jesús, amén.

Nota: Esta transcripción ha sido editada para la legibilidad.