Bien, Mars Hill, si tienen sus Biblias, vayan a Hechos 3:1–10. Es el sexto sermón que disfrutamos en el libro de Hechos. Y mientras lo encuentran, los pondré al día un poco con lo que está pasando en la familia de Mars Hill. Los niños salieron del colegio hace poco y tuvimos una gran reunión familiar en el sofá de nuestra casa. «Oye, ¿qué aprendiste este año? ¿Qué actividades tenemos programadas para este verano? Esto es lo que pueden anticipar». Así que, bienvenidos a nuestro sofá, y esto es lo que tenemos programado para este verano, Mars Hill, para nuestra familia de la iglesia.
Estamos terminando nuestro ejercicio fiscal ahora, a finales de junio, o sea que nuestro año fiscal empieza en julio y va a hasta junio próximo, y en eso estamos ahora. Esperamos, confiamos, y oramos para que por la gracia de Dios y la generosidad de ustedes nos ayuden a terminar bien este año fiscal. Estas son las cifras más recientes que tuvimos: Más de nueve mil adultos semanales, más de dos mil niños semanales. Si los niños son una bendición, esta es una gran bendición, ¿amén? ¿A cuántos de ustedes les gusta ver a los pequeños correr por todas partes en la Iglesia Mars Hill? A mí sí. Cinco de ellos llevan el nombre Driscoll, y esos son los que más me gustan.
Alabamos a Dios por todas las personas que forman parte del la Iglesia Mars Hill, pero les doy estas cifras para beneficio de ustedes también. Oren, ya que muchísimos niños están naciendo, y queremos ser una gran iglesia con instalaciones y estructuras de liderazgo y familias organizadas, para que no seamos solo un fenómeno uni-generacional. Ahora estamos desarrollando no solo nuestro presente, sino nuestro presente, a la luz de nuestro futuro, así que oren también por los niños.
En cuanto a los que están dando cualquier cantidad, son el 34 por ciento, o sea uno de cada tres. Para los que contribuyen económicamente, gracias. Para los demás que son cristianos, y consideran a Mars Hill su hogar, y no están dando, es una buena oportunidad para que den y nos ayuden a terminar el ejercicio fiscal bien.
Y a decir verdad, casi tenemos paridad entre nuestras ofrendas y nuestros gastos. La buena noticia es que en el último año hemos gastado menos de lo que esperábamos; por eso fijamos nuestro presupuesto y hemos mantenido nuestros gastos muy bajo control. O sea que gastamos menos de lo esperado, pero la mala noticia es que nuestras ofrendas están por debajo de lo anticipado, y tenemos un déficit que superar, y esperamos poder hacerlo ahora, a finales de mes. Últimamente, nuestros gastos están casi parejos con nuestras ofrendas.
Así que sean generosos en las próximas semanas y ayúdennos a terminar fuerte para que estemos en una posición saludable. Tenemos la meta a la vista, pero necesitamos su generosidad para terminar el bien el año fiscal. Pueden participar o dar de varias maneras: Hay sobres para las ofrendas; pueden enviarlas por correo. La forma más fácil, y así es como lo hacemos en la familia Driscoll, es en línea, en marshill.com/give. Es la forma más fácil de dar de una vez, y puede que sea la mejor manera para ustedes. También pueden establecer una cuenta recurrente en marshill.com y dar de esa forma. Pueden que lo hagan como algunos de ustedes dan para otras cosas, o como pagan sus cuentas. Vayan y abran una cuenta para que salga automáticamente cada mes.
Les cuento que cada año en mi familia, nos hemos fijado una meta desde que fui salvo, de tratar de dar más de lo que dimos el año anterior. Esa ha sido la meta constante de Gracie y yo desde que nos casamos hace unos veinte años, y por la gracia de Dios hemos podido hacer eso, y Él ha contestado esa oración fielmente cada año por doce años. Siempre buscamos la forma de ser más generosos, y ha sido un gozo enorme ver lo que Jesús ha hecho.
Esto es lo que va a pasar este verano. Estamos terminando el nuevo currículo para niños, así que oren por eso. Amamos a los niños en Mars Hill, y además de compartir a Jesús con los padres, queremos enseñarles, ya que son familiares de la iglesia. Mars Hill Students ha tenido un buen comienzo. Comenzamos Mars Hill Students oficialmente este año. Más de cuatrocientos estudiantes semanales se han unido a nuestro ministerio estudiantil, incluyendo mis propios hijos a quienes les encanta muchísimo Adam Ramsey. Hace poco tuvimos la gran apertura en la región noroeste del Pacífico, al menos. Más de cuatrocientos niños estuvieron ahí.
Tendremos retiros este verano para niños de secundaria y preparatoria, y eso tiene muy emocionados a los estudiantes. Mis hijos ya están inscritos, espero que los suyos también, y por favor oren por esos estudiantes. Algunos de ustedes recuerdan en su propia vida que Dios les habló en forma específica durante algún evento o campamento del ministerio estudiantil. Es una temporada muy importante para nosotros, así que oren por estos retiros.
Este otoño vamos a estudiar juntos los Diez Mandamientos, empezando en septiembre.
El 5 y 6 de noviembre, tendremos la Conferencia Nacional de Resurgence; vendrán: Rick Warren, Greg Laurie, Matt Chandler, Crawford Loritts, James MacDonald, Judah Smith, Bob Coy, Levi Lusko. Una cantidad de maestros de la Biblia estarán con nosotros y estaremos haciendo la emisión simultánea desde Downtown Seattle hasta Bellevue, Reno, Orlando, y Mars Hill Albuquerque. Estoy orando para que de cuatro mil a cinco mil personas vengan a esa conferencia, y los invitamos a que vengan.
Este verano también tenemos programado: El Mejor Sermón de Siempre. [Mirando al afiche de la serie] Se parece a los Otter Pops, ¿verdad? Eso fue lo primero que pensé. Nada representa el verano más que los Otter Pops. Esta será nuestra serie de sermones de verano, y estaré fuera del púlpito cinco semanas para pasar un tiempito con la familia, y también tengo dos libros que entregar a la editorial; y vamos a darles a los pastores líderes un descanso también, por eso vamos a traerles unos maestros de la Biblia. No queremos tomar el verano sin dejarles lo menor de lo mejor, por eso vienen Paul Tripp, Bruce Ware, Wayne Grudem, y mi teólogo favorito, Larry Osborne, quien ha sido una gran fuente de consejo y amistad para mí; y también el pastor Eric Mason estará con nosotros en el trascurso de esas cinco semanas. Les van a encantar esos hombres. Invitamos a unos de los mejores maestros de la Biblia, y todos son doctores; es decir, son más educados que yo. Les darán una excelente enseñanza de la Biblia mientras estoy fuera y después tendré que ponerme a la altura de ellos cuando vuelva. Así estamos en este momento.
Hoy nos encontramos en Hechos. Los amo, los aprecio, y me emociona mucho poder enseñarles hoy. Voy a orar, y entraremos de lleno en Hechos 3.
Dios Padre, gracias por el gran año que hemos tenido en la Iglesia Mars Hill. Al terminar nuestro año fiscal, te doy gracias por los que tanto nos han ayudado a minimizar nuestros gastos y a ser buenos administradores de los recursos que nos encomendaste. Pido que todos seamos generosos y que acabemos el año fiscal fuertemente para cubrir el déficit y tener una postura saludable de cara a nuestros preparativos a futuro. Señor Dios, hoy pido en particular por aquellos que luchan contra una enfermedad o lesión.
Y Señor Dios, te doy gracias por la oportunidad que tengo hoy de abrir la Biblia y hablar del sufrimiento, y de hacerlo, Señor Dios, en un mundo lleno de sufrimiento, y porque puedo hablar de un Dios que ha experimentado el sufrimiento y que entiende. Espíritu Santo, por favor ayúdame a enseñar la Biblia, y ayúdanos a aprender acerca de Jesús; lo pedimos en su nombre, amén.
Quisiera empezar con esto. Esto fue lo que hice justo antes de este sermón. Le mandé un mensaje de texto a mi hijo Zac. Tiene trece años. Es mi hijo mayor. Es nuestro segundo hijo. Lo amo con todo mi corazón. Lo llamo Buddy Zac (Cuate Zac). Casi está calvo ahí de tanto que lo beso. Ustedes saben cómo son los niños de trece años, al besarlos se cohíben un poco. Lo que quieren decir es: «Gracias por besarme en la cabeza, Papá, pero no lo hagas delante de mis amigos».
Amo a Buddy Zac, nos la llevamos muy bien, y he gastado muchísimas horas de mi vida, haciendo esto con Zac [Imita jugando a la pelota] ¿Qué hago con Zac? Jugamos béisbol, ¿verdad? Así pasamos gran parte de nuestra vida juntos, Jugando béisbol. Ha sido beisbolista desde que era chiquito. Tan pronto empezó a andar, tomó un bate y empezó a darle a un árbol. Él ha sido ese niño. Mis tres niños juegan béisbol. Les encanta jugar béisbol. A Zac es al que más le fascina. El año pasado jugó tres partidos en un solo día, llegó a casa y jugó Wiffle ball dos horas. Así es Zac. Siempre juega béisbol.
Le mandé un mensaje de texto esta mañana porque está lesionado y no pude estar con él hoy. Está a varias horas de aquí. Cuando uno tiene tres niños que juegan béisbol para Select o para los All Stars en torneos y diferentes lugares, y solo hay dos padres que tratan de averiguar cómo amar, servir, y animarlos a todos; y no sé si lo sabían, pero el domingo para mí es como un día de trabajo, y como los torneos son los fines de semana, las cosas se ponen algo complicadas. Hace un año, el equipo de Zac ingresó a Cooperstown, que es como el salón de la fama para ellos. Clasificaron para el Torneo Nacional. Si llegaban a las semifinales, iban a televisar el juego creo que por ESPN2.
Si usted es un niño de doce años, falso o verdadero, es un gran evento. Oh, grandísimo, ¿no es cierto? Como cuando los niños musulmanes dicen: «Iremos a la Meca». Mis niños dicen: «Oye, vamos a ir a Cooperstown». Es un viaje muy importante para ellos, ¿cierto?
A Zac empezó a incomodarle el brazo antes del torneo y tuve que sacarlo del equipo. No lo escogieron para el equipo del Torneo Nacional para el cual había clasificado con un equipo All-Star, o sea, un equipo Select que jugaba en California. Lo escogieron para un equipo Select fuera del estado, que clasificó para el Torneo Nacional, y a última hora no pudo ir. Estaba completamente destrozado. Había entrenado tan duro por tanto tiempo.
Tuvimos que darle un descanso de seis meses. No pudo tirar la pelota por seis meses. Imagínese si usted fuera un niño—él es zurdo—y no puede usar el brazo por seis meses. Lo llevamos al especialista, le dimos un descanso, oramos por él, y lentamente dejamos que volviera a jugar cuando el doctor le dio el visto bueno. Pensamos que todo estaba bien. En las últimas semanas empezó a lanzarme la pelota en casa. No está jugando de pitcher todavía. Está jugando de jardinero central para un equipo Select, y ayer estaban jugando en otra ciudad como a dos horas de aquí. Grace y yo no pudimos estar con él porque estábamos en el torneo de otro hijo nuestro y tuve que regresar a trabajar.
Y Zac me llamó anoche y se le hizo un nudo la garganta: «Papá, el brazo me duele otra vez en el mismo sitio. No puedo jugar. ¿Qué hago?». Y esta mañana le mandé un mensaje de texto a Zac. Está preocupado. Tiene 13 años y me pregunta: «¿Tendré una lesión permanente? ¿Podré volver a jugar béisbol? Al ir progresando hacia torneos más avanzados, ¿tendré que darme de baja temprano en otras temporadas de juego?».
Cuántos de ustedes ahora mismo, levanten la mano, si están luchando con una lesión o enfermedad, se sienten como Buddy Zac se sentía hoy. Están luchando, de acuerdo, no bajen la mano. ¿Cuántos de ustedes aman a alguien, o conocen a alguien que está luchando con una lesión o enfermedad? Levanten la mano. Casi todos levantaron la mano. Todos van a levantar la mano. Nosotros o un ser querido estamos luchando con una lesión o enfermedad.
Algunos de ustedes se sienten como Buddy Zac el día de hoy, o sea: «No, otra vez, ¿qué significa esto?». Y sé que no tiene cáncer, y sé que no es el fin del mundo, y quiero mantener la perspectiva, pero cuando uno es un niño de trece años, eso es algo muy importante, y cuando uno es el padre de ese niño de trece años, él es muy importante, por lo tanto, para uno es muy importante.
Algunos de ustedes están en la misma posición que yo. Conocen a algún ser querido y quieren que les den buenas noticias de ellos, y que estén bien. Así es el mundo en que vivimos. El 70 por ciento de los estadounidenses toman algún tipo de fármaco recetado para alguna lesión o enfermedad. Más de la mitad de los estadounidenses toman al menos dos medicamentos para enfermedades o lesiones. Desde que entró al mundo el pecado, las personas sufren, están enfermas, y están luchando.
Y la promesa, dada setecientos años antes del nacimiento de Jesús, fue que su ministerio haría dos cosas: nos perdonaría espiritualmente, y sanaría nuestros cuerpos físicamente. Les leeré esta gran promesa sobre la cruz de Jesús en Isaías 53:4–5: «Ciertamente Él llevó nuestras enfermedades, y cargó con nuestros dolores; con todo, nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y afligido. Mas Él fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestras iniquidades. El castigo, por nuestra paz, cayó sobre Él», y esta es la frase clave, «y por sus heridas hemos sido sanados». Hemos sido sanados.
Ven, esto afecta nuestra alma inmaterial y nuestro cuerpo físico. Y Jesús viene a perdonar nuestros pecados y a sanar nuestra alma, pero también a sanar nuestro cuerpo. El pueblo de Dios esperaba la venida de Jesús. «¿Cuándo vendrá Aquél que morirá en nuestro lugar, por nuestros pecados, para sanar nuestra alma espiritual y nuestro cuerpo físico?». Sabemos que el Señor Jesús vino y practicó la sanación. Si están familiarizados en lo más mínimo con los evangelios: Mateo, Marcos, Lucas, y Juan, estos son esbozos de la vida de Jesús en la tierra. No registran todo lo que Él enseñó ni a todos los que sanó. Es un resumen.
Pero aún así, hice un estudio esta semana, y Jesús sanó a veintisiete individuos en los evangelios. Veintisiete personas fueron nombradas o explicaron que Jesús las sanó. Y hay al menos diez grupos de personas, y a veces no sabemos el tamaño del grupo, pero Él sanaba al grupo entero físicamente.
Sabemos que después Jesús murió en la cruz en nuestro lugar, por nuestro pecado. Al tercer día Él fue sanado. Su cuerpo quebrantado fue sanado. Su cuerpo muerto fue resucitado. Durante cuarenta días, leemos al comienzo de Hechos 1 que Él anduvo por esos lares evidenciando su resurrección. Y entonces ascendió al cielo.
La pregunta que tuvieron fue: «¿Ahora tenemos acceso a Jesús? Cuando estuvo aquí, podíamos acercarnos a Él y hacerle preguntas; o si estábamos enfermos, podíamos acercarnos a Él y pedirle que nos sanara. Pero ya que se ha ido, ¿qué significa eso para nosotros? ¿Nos ha abandonado? ¿Nos ha dejado huérfanos? ¿Estamos solos? ¿Tenemos acceso a Jesús? ¿Nos perdonará? ¿Nos sanará? ¿Qué relación tiene Jesús con nosotros ahora?».
Y envió al Espíritu Santo para conectar al pueblo de Jesús con Jesús para que pudiéramos seguir hablando con Jesús como si Él estuviera aquí entre nosotros, para que pudiéramos seguir pidiendo a Jesús que nos sane como si Él estuviera presente aún, como cuando anduvo en la tierra.
Después leemos lo que empezaron a hacer los seguidores de Jesús por el poder del Espíritu Santo, y una de las cosas que hicieron fue sanar. Leemos en Hechos 3:1–10: Verán que en el libro de Hechos, según lo que leí esta semana, hay catorce casos de sanidad, de sanidad divina, física.
Este es el primero. Este es la primera sanación registrada por el pueblo de Jesús bajo el poder del Espíritu Santo en el libro de Hechos. ¿Listos? Leamos lo que dice. «Y cierto día Pedro y Juan», son como Batman y Robin en la Biblia, ¿verdad? Esos dos son una sensación. «Y cierto día Pedro y Juan subían al templo a la hora novena, la de la oración». O sea, como a las 3 de la tarde. «Y había un hombre, cojo desde su» ¿qué? «nacimiento», o sea que había estado así toda la vida, «al que llevaban…». Mejor dicho, no estaba funcionando en su plena capacidad. «Y ponían diariamente a la puerta del templo llamada la Hermosa, para que pidiera limosna a los que entraban al templo. Este, viendo a Pedro y a Juan que iban a entrar al templo, les pedía limosna». Les pedía caridad. «entonces Pedro, junto con Juan, fijando su vista en él, le dijo: ¡Míranos! Y él los miró atentamente, esperando recibir algo de ellos. Pero Pedro dijo: No tengo plata ni oro, mas lo que tengo, te doy: el nombre de Jesucristo el Nazareno, ¡anda!».
Se imaginan si van manejando por la calle y hay un tipo en el andén con un letrero sentado en una estera, lisiado desde su nacimiento. Con el semáforo en rojo usted se baja del carro, y él le dice: «¿Cuánto va a darme?». Y usted le dice: «No tengo nada, pero por qué no se pone de pie y camina a su casa. Y él lo hace. Eso es lo que está pasando aquí. «Y asiéndolo de la mano derecha, lo levantó; al instante sus pies y tobillos cobraron fuerza, y de un salto», este hombre nunca se había parado. «Y de un salto se puso en pie y andaba. Entró al templo con ellos caminando, saltando y alabando a Dios. Todo el pueblo lo vio andar y alabar a Dios, y reconocieron que era el mismo que se sentaba a la puerta del templo, la Hermosa, a pedir limosna, y se llenaron de asombro y admiración», ese es el lenguaje de la adoración, «por lo que le había sucedido».
Repito, esta es la primera sanación física de las 14 registradas en el libro de Hechos. Hay 28 capítulos en el libro de Hechos. En 12 de los 28 capítulos personas son sanadas físicamente, sobrenaturalmente por el poder de Jesús por medio de la presencia del Espíritu Santo.
Hoy quiero que vean esta sanación particular, y después quiero que vean la categoría de la sanidad en general, y este será un sermón que podremos referenciar al seguir nuestro estudio en los próximos años en el libro de Hechos.
Empecemos con este hombre. Esto es lo que sabemos de él: Dice que había estado cojo desde su nacimiento. Nació en un estado que le impedía llevar una vida normal. Era un hombre que nunca se había puesto de pie. Era un hombre que nunca había tomado un paso. Nunca había ido a caminar. Era un hombre que cuando era niño los otros niños se paraban y jugaban, pero él no podía pararse a jugar. Los otros niños salían al recreo a jugar deportes, o a montar bicicleta, o lo que fuera; pero él nunca pudo hacer eso. Él era el niño que se sentaba a mirar a los otros niños treparse a los árboles en temporada de verano y él nunca tuvo esa oportunidad.
Esto significa también que probablemente nuca se case porque no tiene ingreso. No puede sustentar una familia y está sujeto a una vida de pobreza. No tenían una red de protección social para la discapacidad como las que podríamos tener hoy en día, por lo cual dependía de la generosidad del pueblo de Dios. Se paraba afuera—mejor dicho prefería sentarse fuera del templo—ahí era donde estaba ubicado, y sus amigos tenían que cargarlo día tras día, día tras día, día tras día.
Para un hombre—los hombres lo entendemos, ¿verdad?—Falso o verdadero: Esto es muy difícil para un hombre. No puede andar a ninguna parte. No puede conseguir su propio sustento. No puede cuidarse solo. No puede defenderse. Literalmente está completamente a merced de los demás.
Sus amigos lo llevaban como lo habían hecho por años. No sabemos cuántos años tiene, pero imagínense si cada día durante años usted viviera en la pobreza, esperando que sus amigos o su familia lo ame lo suficiente para cargarlo y llevarlo y dejarlo delante de todo el pueblo de Dios mientras ellos van a adorar, y usted espera, confía y ora que el pueblo de Dios se apiade de usted y le dé algo de dinero para que pueda existir y no morirse de hambre. Este hombre se encuentra en una situación muy grave.
De pronto llegan Pedro y Juan, y él les pregunta: «¿Les gustaría dar?». Y ellos le dicen: «No tenemos plata ni oro». Esos varones no eran maestros de la prosperidad, ¿amén? A veces escuchamos: «Oh, sí, sí, todos los apóstoles eran ricos». «No tengo plata ni oro». Mejor dicho, eso es pobreza no es prosperidad. Entonces miraron al hombre y le dijeron: «Míranos», y él los miró. Y uno le dice: «Mira, no tengo dinero que darte. ¿Qué tal una sanación? ¿Qué tal una sanación? Eso sí podemos hacerlo, por la gracia de Dios. Así que párate, levántate, anda, y sé sano». Dios sana al hombre y dice. Y a veces en la Biblia vemos personas que sanan lentamente con el tiempo, y esas son sanaciones divinas, pero aquí dice que fue inmediatamente, ¿no es así? Se levantó inmediatamente.
Aquí se cumple Isaías 35:6, «El cojo entonces saltará como un ciervo». La promesa fue dada para que a la venida de Jesús, un hombre cojo saltara como un ciervo, y aquí lo vemos setecientos años después.
Otro aspecto de esta historia, es que todo se hace en el nombre de Jesús. ¿Captaron eso? «En el nombre de Jesucristo el Nazareno», ¿cierto? El nombre de Jesús no es como un mantra pagano, sino que invita al Jesús vivo a que entre en ese momento, ¿entienden? Eso es lo que está haciendo. Está diciendo: «Jesús está vivo aún». Podían hablar con Él cuando estuvo en la tierra, y aún pueden hablar con Él. Podían acudir a Él cuando estuvo en la tierra, y aún pueden acudir a Él. «En el nombre de Jesucristo el Nazareno».
Mars Hill necesito que ustedes conozcan el poder del nombre de Jesucristo el Nazareno. Por eso es que cuando la gente toma en vano el nombre del Señor, toman en vano el nombre de Jesús. Ese es el nombre del poder, ese es el nombre de la autoridad, ese es el nombre de la deidad, ¿verdad? Filipenses nos dice que no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos; que al nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor para gloria de Dios Padre. Hay algo único y especial en el nombre de Jesús Nazareno.
Esto invita al Jesús vivo a ese momento particular, de modo que vemos en última instancia que ¿quién sanó a este hombre? ¿Fueron Pedro y Juan? ¿Sí o no? No, fue Jesús desde el cielo. Esto es muy alentador, repito, porque Jesús sanó cuando estaba en la tierra y ahora ha ascendido al cielo. ¿Aún puede sanar? Sí, porque todavía está vivo, y ahora gobierna y reina como Señor Soberano, y podemos acudir a Él, y Él nos escuchará y nos contestará, y efectivamente puede sanar desde su trono celestial.
Como resultado, Dios es adorado. Este hombre entra al templo, y por primera vez en su vida es capaz de entrar al templo. Había restricciones para los que tenían discapacidades físicas y no se les permitía entrar al templo. Ahora puede entrar al templo, y vemos lo siguiente: Tan pronto se ve sanado, no da la espalda a Dios ni se va caminando. Pone su mirada en Dios. Entra al templo a adorar y alabar y celebrar la bondad de Dios, y las demás personas estaban atónitas mientras hacían lo mismo.
La meta principal no es la sanidad; la sanidad es la penúltima meta, es una meta secundaria. La meta principal es la gloria de Dios; entonces Dios es glorificado y las personas se regocijan con celebración y canto. Eso pasa en esta historia particular.
Dicho lo cual, al investigar esta sanación, contestaré una cantidad de preguntas para ustedes sobre la sanación. Cuántos de ustedes en este momento tienen preguntas sobre la sanidad? Piensan: «Oiga, si creemos en la sanidad, tengo preguntas». En los diecisiete años de la historia de Mars Hill, no sé si cubrí completamente o minuciosamente en un solo sermón el tema de la sanidad, así que lo haré hoy.
Sé que al ver esto, algunos de ustedes dirán: «¿Dios todavía hace eso? Tengo algunas preguntas. ¿Y yo qué? ¿Y qué de mi amigo? ¿Y por qué son sanadas unas personas y otras personas no?». Surgen todas estas preguntas, así que necesitamos hacer esto: Quisiera dedicar un tiempo a contestarles estas preguntas porque soy su pastor, porque los amo, porque somos una iglesia que cree en la Biblia y la Biblia habla mucho acerca de la sanidad. Por tanto, veamos algunas preguntas juntos.
Primera pregunta: ¿Por qué existe la enfermedad? ¿Por qué existe la enfermedad? Aún recuerdo cuando murió mi abuelo Jorge. Les he contado historias de él. Amo a mi abuelo con todo mi corazón. Él y yo tenemos una relación muy estrecha. Yo tenía unos 10 años cuando murió el Abuelo Jorge; nunca lo olvidaré. Fuimos a su funeral y el líder religioso pasó al frente y dijo algo así como: «La enfermedad y la muerte son parte de la vida». Recuerdo que yo, un niño de diez años, estaba ahí sentado pensando: «Eso no me suena bien. No creo que el Abuelo Jorge deba estar en esa caja. No creo que el Abuelo Jorge debía haberse enfermado. No pienso que el Abuelo Jorge debió morir. Esto no parece normal. De hecho, me parece radicalmente anormal.
La Biblia nos dice que el pecado y la muerte son radicalmente anormales, que cuando Dios creó el mundo, Génesis 1:31, dijo que todo era bueno en gran manera. Todo estaba vivo. No había muerte. Romanos 5:12 habla de la caída de la humanidad, por causa del pecado. Por tanto, tal como el pecado entró en el mundo por un hombre, y la muerte por el pecado, así también la muerte se extendió a todos los hombres, porque todos pecaron».
La primera causa de la enfermedad y el sufrimiento es el pecado. Dios es el Dios vivo; todo lo que creó Dios era perfecto y bueno, y no había muerte. Rebelándonos contra Dios, decidimos darle la espalda, y como resultado, elegimos la muerte sobre la vida, y ahora el pecado ha infectado y afectado a todo y a todos. Romanos 8 dice que toda la creación está gimiendo. está bajo el peso de la esclavitud del pecado y anhela ser librada para volver a su estado destinado.
Amigos, hay cosas que suceden que simplemente no hay un efecto causal entre una cosa y otra, que esto les provocó un cáncer, que aquello hizo que se enfermaran, que esto les provocó un mal parto, que aquello les causó leucemia. No siempre hay una conexión causal que nos permita decir: «Esto causó aquello». Lo que podemos hacer es volver al principio, a Génesis 3, donde el pecado por primera vez entra al mundo, y decir: «Como el pecado entró al mundo, todo está infectado y afectado. El pecado, la enfermedad, el sufrimiento, y la muerte son factores en la ecuación humana, y como resultado las cosas no son como Dios quiso». Y necesitamos aceptar que a veces no tenemos una conexión causal estrecha, pero la conexión va desde el comienzo, en Génesis 3.
Hace unos años tuve la oportunidad con un amigo nuestro, Grace y yo, y un amigo de la familia, era una hermosa pareja de Mars Hill. Su esposa volvió a tener otro mal parto, no sé cuántos abortos espontáneos tuvo, pero fueron muy dolorosos y habían soportado muchos, y era una hermosa pareja y una maravillosa y ejemplar familia donde uno quisiera criar a un niño.
Y nos dijeron eso cuando estábamos en vacaciones de verano con los niños, y la llamé para ver cómo estaba. «¿Cómo estás? ¿Tienen algún motivo de oración? ¿Cómo están?». Y ella me preguntó: «Pastor Mark, ¿por qué Dios sigue matando a mis bebés?». Así se sentía ella en ese momento. Y le dije: «¿Sabes qué?». O sea, con los ojos anegados de lágrimas. «Cariño, mira, la Biblia dice que el pecado entró al mundo y que todo está infectado y afectado y ahora nada es como Dios quería, y nada es como debería ser».
Cuando la Biblia dice: «¿Quién ha conocido la mente del Señor?», no es para que alcemos la mano y digamos: «Yo sí». Es una pregunta retórica. Le dije: «Por lo tanto no voy a pretender entender y explicarte todo esto. Sé que la Biblia dice que ahora conocemos en parte y que después conoceremos plenamente. Todas tus respuestas serán contestadas en el reino de Dios. Pero lo que puedo decirte ahora mismo es que Dios no mata a los bebés en el vientre de una madre cristiana que anticipa dar la bienvenida a un niño al mundo. Lo que puedo decirte es que el pecado ha infectado y afectado todo y que nada es como debería ser».
La segunda causa de la enfermedad, es el pecado personal. 1 Corintios 11:30: «Por esta razón hay muchos débiles y enfermos entre vosotros, y muchos duermen». A veces hay un resultado causal, ¿no es cierto? Si toma y maneja y se estrella y quebranta su cuerpo. Decimos: «Hay causa y efecto». El pecado personal y después el sufrimiento personal. Podríamos entender eso. Bien, usted comió muy pero muy mal, le dio diabetes, se volvió obeso. Tomó demasiado y se le dañó el hígado, ¿verdad? Hay ciertas cosas de las cuales podríamos decir: «Tomé una decisión que en cierto modo afectó mi salud y bienestar». Pero a veces, no es siquiera causal en lo físico, sino espiritualmente causal.
La situación en Corintios es esta: La gente se emborrachaba, practicaban el sexo desenfrenado, se rebelaban contra Dios y desobedecían a Pablo. Decían ser creyentes, pero vivían en rebeldía abierta y desafiante y venían a la mesa de comunión, a la Mesa del Señor, la cual haremos en breve. No se arrepentían de su pecado, no reconocían su pecado. Básicamente le escupían a Jesús en la cara. «Moriste por mi pecado, y ahora puedo pecar todo lo que quiera. No necesito hacer morir mi pecado. Puedo pecar para que sobreabunde la gracia. Puedo hacer lo que me venga en gana y estás obligado a perdonarme».
Entonces dice: «Por eso es que muchos de ustedes», no es una lista pequeña, «por eso hay tantos funerales en la iglesia de Corinto: muchos están débiles y enfermos, y algunos han muerto». A veces es espiritual y sobra ir al médico porque en últimas el problema es espiritual. Necesita arrepentirse de su pecado porque Dios lo está juzgando por rebelarse contra Él. ¿Así es usted?
La tercera categoría causante de la enfermedad es lo demoníaco, y oímos mencionar esto muchas veces en la Biblia, pero les daré uno del ministerio de Jesús. Mateo 8.16: «Y al atardecer, le trajeron muchos endemoniados», o espíritus inmundos.
Mars Hill, quiero que sepan esto: no todos los espíritus son santos y buenos. Hay espíritus inmundos e impíos llamados demonios. Están en rebelión contra Dios. Si usted les abre la puerta y dice: «Quiero ser una persona espiritual», está diciendo: «Quiero invitar a los demonios», por eso hay que tener discernimiento, ¿verdad? 1 Juan nos dice que no aceptemos ni creamos en todo espíritu sino que probemos los espíritus porque no todos los espíritus son del Señor. «Le trajeron muchos endemoniados; y expulsó a los espíritus con su palabra». No estamos hablando de un exorcismo alocado, y de agua bendita, o de usar una cruz. Es solo mediante la autoridad de la verdad de la Biblia. «Y sanó a todos los que estaban enfermos». ¿Por qué estaban enfermos, Mars Hill? Por la opresión demoníaca.
Algunos preguntarán: «¿Un creyente puede ser poseído por el demonio? No, un no-creyente puede ser poseído, ser posesión de, ser controlado, dominado. Un creyente en Jesucristo no puede ser controlado o dominado por un demonio, pero puede ser oprimido por un demonio, y a veces lo logra por medio de lesiones o enfermedades físicas. Es tormento, por utilizar el lenguaje de la Biblia. Es tormento.
Al mandar en el nombre de Jesús de Nazaret, en el fuerte nombre de Jesús de Nazaret, que se vayan esos espíritus inmundos, la gente será librada espiritualmente de la opresión demoníaca, y a veces también será sanada físicamente porque aquel espíritu se llevará consigo la lesión o enfermedad que estamos causando.
Por eso, una de las oraciones que hago por las personas es contra el enemigo, sus siervos, sus obras y sus efectos; y cuando mando que se vayan en el fuerte nombre de Jesús, les mando que se lleven sus obras y sus efectos: las enfermedades, las lesiones, el tormento, la opresión. Esas son las tres causas principales de enfermedad en las personas, y en los evangelios encuentro que Jesús sana a alguien ordenando al espíritu inmundo que se aparte de ellos.
¿Tienen alguna otra pregunta? Quizás solo empezamos a cubrirlas. ¿Las sanaciones reemplazan la medicina tradicional? Hubo un caso reciente en las noticias en que hubo una pareja que creía en la sanación por fe, y no fueron a buscar atención médica para su hijo, y murió. Su segundo hijo enfermó, y tampoco fueron a buscar atención médica, y el segundo hijo murió.
Mars Hill, ¿creemos en eso? No, no. Creemos en la medicina natural y en la oración sobrenatural. Creemos en ambas cosas. La sanación registrada en Hechos 3, al igual que las demás sanaciones físicas en Hechos, fueron escritas por un hombre llamado Lucas, un médico. Siempre que un doctor enseñe sobre la sanidad, probablemente no está en contra de los médicos, ¿amén? ¿Se atreven a tomar esa postura conmigo? ¿Podemos ver las cosas así? Tenemos a Lucas, el autor de Hechos. Lo llaman el médico amado. ¿Quién nos habla de las sanaciones? El médico, el médico.
La Biblia no habla en forma negativa o peyorativa contra los que practican medicina. No lo hace. A los que están en un hospicio, a los que trabajan como enfermeros, a los que son médicos, a los que son dentistas, a los terapeutas físicos, a los paramédicos les decimos: «Alabado sea Dios». Alabado sea Dios porque ustedes estudiaron el cuerpo que Dios hizo y con discernimiento y sabiduría pueden amar y servir a las personas y tratar de traerles sanidad de cualquier forma posible. O sea que no, la Biblia no está en contra, porque la Biblia es para la oración, no está contra la medicina. Favorece ambas cosas.
Nuestro ánimo, nuestra exhortación para los que padecen lesiones y enfermedades, si conocen a alguien que padece una enfermedad o lesión, oren por ellos y anímenlos para que obtengan la mejor atención médica posible. Hagamos ambas cosas, ¿amén? Hagamos ambas. Para nosotros no se trata de de elegir entre uno y lo otro. Mi médico también es un cristiano evangélico.
Mi experiencia ha sido que cada vez que voy con él, él ora por mí. Así es. Así es. Me dice: «Aquí tiene su examen de sangre, y esta es su condición, y estos son sus exámenes, y esto es lo que vemos, por lo tanto esto es lo que debe hacer con su dieta y sus suplementos, y le recomiendo esto. Bien, ahora voy a orar por usted». Son todas esas cosas. Son todas esas cosas. No creemos en tratar el alma solamente. No creemos en tratar el cuerpo solamente. Creemos en amar y servir a la persona.
Pero déjenme decirles que si son sanados por «métodos naturales» o «métodos sobrenaturales», aún así es por la gracia de Dios. Porque digamos que es sanado con medicina naturopática cambiando la dieta, comiendo saludablemente, y el cuerpo empieza a recuperarse y a sanarse. Todo eso viene de todo lo que Dios creó, por lo tanto sigue siendo un don de Dios.
Digamos que un doctor en medicina preparado, dotado con una mente brillante, y educación, y puede que incluso entienda ciertos medicamentos, procedimientos, o cirugías, y todo eso proviene de la revelación general y de la gracia común. Y eso sigue siendo, en última instancia, un don de Dios. Digamos que es una sanación sobrenatural mediante la oración. Dios aparece como el Gran Médico y hace algo extraordinario. Eso también es del Señor. Dios usa diferentes medios como la oración, la medicina, la nutrición; y cualquier cosa que utilice, en definitiva esa es su manera de sanarnos para que finalmente le alabemos. Eso es lo que creemos.
La siguiente pregunta es importante. ¿Viene toda sanidad de Dios? ¿Cuántos de ustedes, quizás llevan tiempo aquí, y quiero que tengan cuidado con esto, Cuando las personas están sufriendo, pueden entrar en pánico, ¿cierto? Pueden entrar en pánico y empezar a valerse de cualquier cosa que pueda sanarlos. Sobre todo si se trata de un dolor crónico y lo único que quieren es que se acabe.
Por eso es que algunas personas empiezan a buscar toda clase de métodos sobrenaturales o espirituales para ser sanados. A veces incluso significa que participan en otras religiones, u oran con personas de distintas religiones, o consultan con alguien que dice tener el don de la sanidad, pero no son cristianos, y se meten a lo que llamaríamos la nueva era o espiritualidad integradora, o algún tipo de actividad espiritual oriental, no cristiana, no bíblica, para ser sanados. Esto es muy importante para nosotros en lugares como Albuquerque, donde hay curanderos y chamanes. O sea, a veces se vuelve algo muy formalizado. Mateo 24:24 señala: «Porque se levantarán falsos cristos y falsos profetas, y mostrarán grandes señales y prodigios, para así engañar, de ser posible, aun a los escogidos».
El punto es este: Satanás puede sanarlo a usted, Satanás está dispuesto a sanarlo para poder condenarlo. Satanás está dispuesto a mitigar su sufrimiento momentáneo a cambio de su eterno sufrimiento. Así que tengan cuidado, ¿de acuerdo? Oren a Jesús Nazareno. Inviten a Dios el Espíritu Santo, y no a cualquier espíritu. Busquen consejo y oración de los que aman a Jesús, no de los que solamente dicen que pueden sanar.
Si leen la Biblia, verán que ciertas personas adquieren poder para hacer proezas milagrosas, ¿cierto? En tiempos de Moisés, cuando él se levanta contra Faraón, los magos de Faraón hacen unas cosas sobrenaturales bastante sorprendentes. Hay quienes tienen poder sobrenatural, pero es de origen demoníaco y puede engañar a la gente para que piensen que fue Dios quien los sanó, cuando en realidad fue Satanás quien los sanó y eso los aparta de Dios.
Nuestra meta no es la sanidad propiamente. Nuestra meta es amar a Jesús, y si acudimos a Jesús y Él nos sana, recibimos eso. Si acudimos a Jesús y Él decide no sanarnos, o no hacerlo todavía, seguimos amando a Jesús. No abandonamos a Jesús por dar prioridad a la sanidad por encima de Jesús. ¿Entienden eso?
Quiero advertirles a algunos de ustedes, porque repito, cuando están luchando, cuando están enfermos, cuando están sufriendo, cuando no les queda otra alternativa, cuando entran en pánico y piensan: «Si ellos pueden sanarme, no importa, iré con ellos». No, no, no, no, no, tengan cuidado y busquen fuentes demoníacas para una curación potencial.
¿Por qué sana Dios? Hay una larga lista de razones, pero les daré cinco, y podemos encontrarlas todas en Hechos 3 en nuestro estudio de caso.
Primero, es un acto de amor y misericordia a la persona que sufre. O sea, al ver a este hombre, nos hacemos un cuadro mental de cómo es. El que Dios lo haya amado y sanado fue un gran acto de misericordia. El resto de su vida, este hombre fue un trofeo de la gracia de Dios. Andando por ahí, todos decían: «Oigan, ¿saben quién es él? Dios amaba mucho a ese hombre y tuvo misericordia de él, y lo sanó. Vean eso. ¿No les parece maravilloso? Vean lo que Dios hizo».
Muestra lo amado que debió haberse sentido ese hombre cuando se puso de pie por primera vez, sabiendo que era amado, porque a dónde fue? Fue caminando directo al templo. Fue caminando hacia la presencia de Dios, donde previamente había morado en la tierra, y fue a alabar a Dios. Es señal de amor, es señal de misericordia, es señal de afecto, es señal de compasión por la persona afligida. Dios sí ama a las personas.
Segundo, convalida al siervo de Dios. Falso o verdadero, ¿creen que como resultado de esto Pedro y Juan recibieron un poco más de credibilidad? −¿Quiénes son Pedro y Juan? −Oh, son esos hombres que sanaron al otro tipo. −Oh sí, oí hablar de eso. A veces Dios permite sanaciones sobrenaturales por medio de sus siervos para convalidar la autoridad espiritual de ellos como representantes de Jesús. Verán esto en el libro de Hechos. Verán que Dios obra por medio de sus siervos y establece la credibilidad de ellos por la autoridad de Dios que obra por medio de ellos.
Número tres, revela el reino de Dios. Necesito que sepan esto: Dios sanará a todos finalmente en el reino. Y el reino de Dios no se ha revelado completamente, pero ha logrado avances, ¿verdad? Hay casos en que el reino de Dios cruza los reinos de los hombres, y el reino de Dios aparece brevemente y nos muestra el porvenir, y lo que Jesús tiene planeado para nosotros al final, y eso hace que nuestros corazones anhelen su reino perfecto, por lo cual estos son pequeños cortos del reino de Dios.
Ustedes saben, no son lo mismo, pero estamos en esa temporada veraniega de los éxitos de taquilla, y antes de que salga la gran película, pasan los cortos, ¿no es cierto? Esto es lo que viene. Y uno dice: «¡Oh, eso va a ser maravilloso!». Estos son como los cortos, ¿de acuerdo? El reino de Dios viene, y las personas serán sanadas así, pero será mejor que en película. Un hombre andando por ahí, cojo desde su nacimiento. Y el pueblo de Dios dice: «Ay, está bien, el reino de Dios debe ser algo maravilloso», y empiezan a anhelar la venida del reino que finalmente es la venida del Rey, el Señor Jesús.
Número cuatro, evangeliza a los no cristianos. Si alguien está sufriendo y Dios lo sana, el no cristiano suele hacer preguntas, ¿verdad? Les diré esto, a menudo los no cristianos no hacen muchas preguntas sobre los cristianos o a los cristianos, pero cuando se sana uno de ellos, eso cambia, ¿amén? Si tiene un colega de trabajo al que le quedan dos meses de vida y le dicen: «No, ¡ya sanó! ¡Está mejor! ¡No tuvo que pagar deducible!». El no compañero de trabajo no cristiano diría: «¿Qué pasó?». Usted le diría: «Permítame hablarle de Jesús. En mi iglesia oraron por mí y Dios me sanó, y estoy completamente aliviado». Evangeliza, ¿no? De repente, suscita la curiosidad de los no cristianos por Jesús porque lo ven obrar en la vida de una persona poderosamente.
Quinto, motiva a los cristianos a adorar. Dice que cuando este hombre fue sanado, alabó a Dios, y entró al templo y otros fueron llenos de asombro y todos alababan a Dios. Aumenta la adoración por parte del pueblo de Dios. Oh, Dios sí nos ama. Dios es bueno. Dios está vivo. Dios es poderoso. Su nombre es Jesús Nazareno». Dios sana por esas razones.
Muchas cosas suceden en una sanación. Seguramente suscita más preguntas. ¿Todos pueden recibir sanidad en esta vida? ¿Cuántos de ustedes han visto una falsa enseñanza que dice: «Todos pueden ser sanados, y necesitan tener fe, porque si tienen suficiente fe, pueden ser sanados; lo cual significa que si no son sanados, es porque fallaron y no tienen suficiente fe»?
Como pastor, permítanme decirles que eso es horrendo. Así es como los falsos maestros se cubren diciendo: «Si no funciona, es culpa suya, no es culpa mía». Quiero que crean que pueden ser sanados. Quiero que pidan sanidad, pero quiero que sepan que no todos ustedes serán sanados. No, yo no sé quiénes van a ser sanados, pero vamos a orar a ver. Sin embargo, es horrible decirles a las personas una de dos cosas: «Dios solía sanar. Ya no está sanando. No se ilusionen mucho». O, «Dios tiene que sanar. Él sana a todos, y si no lo sana a usted, es culpa suya. No tiene suficiente fe. Dios está en el cielo, y si usted tuviera suficiente fe para mover su mano, su mano posaría sobre usted. Y si su mano no posa sobre usted, es porque su fe es demasiado débil». Qué cosa tan demoníaca decir eso a una mujer embarazada con cáncer, como si no llevara una carga suficientemente pesada.
Les daré dos ejemplos bíblicos. 2 Timoteo 4:20. Pablo dice: «A Trófimo lo dejé enfermo en Mileto». Estaba viajando con un tipo y tuvo que dejarlo porque había enfermado. ¿Piensan que Pablo tenía fe? Escribió trece, quizás catorce libros del Nuevo Testamento. Si siguen leyendo el libro de Hechos, aparece muchas veces, incluso en algunas sanaciones. Pero no pudo sanar a ese tipo, ¿y saben qué hizo? Lo dejó en un lugar para que lo atendieran.
¿Qué tal el mismo Pablo? 2 Corintios 12:7–9: «Me fue dada una espina en la carne». Nadie sabe qué es. Todos lo han debatido por mucho tiempo. Cuando lleguemos al cielo, le preguntaremos a Pablo. Hasta entonces, pondremos esa pregunta en la categoría No sé. «Me fue dada una espina en la carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca. Acerca de esto, tres veces he rogado al Señor». ¿¿Oró por eso? Sí. «Para que lo quitara de mí». Quería que lo sanara. «Y Él me ha dicho: Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad». Pablo dijo: «Tengo una lesión o una enfermedad. Pedí a Jesús que me sanara. Él me dijo: “Estarás bien. Sopórtalo. Sigue con eso”». Esa es mi traducción del texto griego.
¿Pablo carecía de fe? No. ¿Pablo creía en la sanidad? Creía en la sanidad. ¿Pablo fue usado para sanar a otros? Sí. ¿Se sanó él mismo? No. Dice: «¿Saben qué? Me guarda contra la arrogancia». Con eso tiene. Es muy humillante. «Aquí viene el curandero con gripa», ¿cierto? Y todos dicen: «¿En serio? ¿Por qué no puede curarse usted mismo?». «Me mantiene humilde».
A veces Dios no nos sana por nuestro bien. A veces Dios no nos sana porque nos quiere. A veces Dios no nos sana porque aunque sea bueno para nuestro cuerpo, podría perjudicar nuestra alma, y eso es lo que Pablo está diciendo. Dice: «Saben, si todo fuera estupendo y yo siempre estuviera bien, quizás me volvería un tipo bien arrogante. y eso me mantiene muy humilde para depender del Señor y su gracia». Así que, no, no todos serán sanados en esta vida.
¿Cuándo recibirá sanidad todo el pueblo de Dios? Lo que sí creemos es que todo el pueblo de Dios recibirá sanidad. La pregunta es cuándo. ¿Cuándo sucederá? Pues amigos, en el reino de Dios. Así como Jesús sufrió y murió y fue sepultado, el pueblo de Dios debe sufrir, morir, y ser sepultado. Así como Jesús resucitó, venciendo el pecado y la muerte, el pueblo de Jesús resucitará en victoria sobre el pecado y la muerte. Tendremos un cuerpo resucitado, glorificado.
Pueden leerlo en detalle en 1 Corintios 15. Y ese cuerpo resucitado será como Dios quería que fuera; y habrá cielo nuevo y tierra nueva, la nueva Jerusalén será como Dios la creó, y no habrá más maldición, y no habrá más enfermedad, y no habrá más pecado, ni Satanás, ni los demonios, y no habrá más muerte.
En Apocalipsis 21:4 dice que cuando llegue ese día, «Él»—¿quién es Él? Jesús. Quiero que se imaginen esto—«Él enjugará toda lágrima de sus ojos». ¿Alguna vez han ido r de visita a un hospital? Si no, deberían hacerlo. ¿Alguna vez han ido a un hospital infantil? Necesitan ir. ¿Alguna vez han estado con alguien cuando muere? Es un don poder estar ahí.
Cuando alguien está sufriendo, es un don maravilloso poder tocar su rostro con las manos y decirle que lo ama, secar las lágrimas de sus ojos. Cuando alguien hace duelo porque un ser querido está sufriendo o muriéndose—hicimos esto con mis hijos y mi esposa Grace. El papá de mi esposa murió hace unos meses y todos estuvimos con él en su lecho de muerte, donde sufrió y murió. Toqué el rostro de mi esposa con mis manos y sequé las lágrimas de sus ojos, y toqué los rostros de mis hijos y sequé las lágrimas de sus ojos. Mientras hacía eso, el Espíritu Santo me trajo a la mente el verso que dice que un día de estos Jesús nos hará eso. Pondrá sus manos en nuestros rostros como un padre que ama a sus hijos, como un esposo que ama a su esposa, y enjugará las lágrimas de nuestros ojos.
¿Y saben cuándo volveremos a llorar? Nunca. Serán las últimas lágrimas que lloraremos. Ese es el reino de Dios. «Él enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá» ¿qué, Mars Hill? Muerte. «Ni habrá más duelo». No habrá más funerales, no habrá más llanto, no habrá más entradas en los blog de CaringBridge, no habrá más vigilias de oración, no habrá más cadenas de oración. Necesitamos todo eso, pero un día de estos acabarán y nos parecerá muy bien. «Ni clamor ni dolor, porque las primeras cosas han pasado». No serán siempre así las cosas. Para el cristiano esto es lo más similar al infierno que veremos. Para el no cristiano, esto será lo más similar al cielo que verán, y el reino de Dios es algo hermoso, y el pueblo de Dios estará ahí reunido, resucitado para siempre.
Mientras tanto, amigos, esta es la última pregunta. ¿Cómo debemos ministrar a los enfermos? Si Jesús estuviera en la tierra vivo hoy en día, y usted estuviera enfermo, ¿trataría de llegar a donde Él está? ¿Lo haría? ¿Cuántos de ustedes dirían: «Reservaría un vuelo y haría cola»? ¿Cuántos de ustedes, si fuera algún ser muy querido y Jesús estuviera en la tierra vivo hoy, dirían: «¿Saben qué? Los llevaré conmigo. Estoy saludable, haré lo hicieron en Hechos 3. Los amigos de ese hombre lo llevaban al templo. Seré uno de esos amigos que lleva a alguien a Jesús»? ¿Cuántos de ustedes harían eso ahora mismo, e incluso, al escuchar estas palabras, alguien les viene a la mente quizás, ahora mismo, y quieren llamar para reservarles el vuelo, y salir temprano para ver a Jesús ahora mismo?
La buena noticia es: pueden ir a ver a Jesús, y pueden llevar a sus amigos a ver a Jesús, porque Él está vivo y no está limitado a un solo lugar, es soberano y puede obrar en todo lugar. Esa es la gran idea de Hechos 3.
¿Entonces qué hacemos mientras tanto? ¿Cómo ministramos a los enfermos?
Primero, pueden orar por ellos desde lejos. En los evangelios veo al menos 3 ocasiones en que Jesús no va donde está el enfermo, simplemente ora desde lejos y lo sana. ¿Cuántos de ustedes, si no pueden estar con la persona pueden orar desde lejos? Anoche con mi hijo Zac, con su brazo lesionado, como él estaba a varias horas de aquí y tuve que venir a trabajar hoy, tuve que orar por Buddy Zac desde lejos. No se llama Buddy, pero lo así lo llamo. Es mi compadre. Pero pueden orar desde lejos.
También significa que como estamos en la era de la tecnología, las entradas en los medios sociales, en los blog, en los sitios de CaringBridge, las cadenas de oración, las llamadas, los mensajes de texto, son súper importantes para los enfermos. Si alguien está lejos y ora por usted, le da mucho ánimo, ¿amén?
Segundo, podemos imponer las manos a alguien y orar por ellos. Lo vemos una y otra vez en el ministerio de Jesús y en el ministerio de los primeros cristianos, cuando imponían las manos a las personas. El Espíritu Santo que mora en la persona, va a obrar por medio de esa persona y va a escuchar y a contestar esa oración por la persona enferma. Y también hace esto: Muestra afecto y compañerismo.
Peor que el sufrimiento, es sufrir solo. Peor que el sufrimiento, es sufrir solo. O sea, a veces si vamos a un hospital de visita y alguien está ahí, los únicos que lo han tocado son los médicos. Y los médicos y las enfermeras hacen su trabajo y alabamos a Dios por ellos, pero no es afecto, no es calor, no es un beso en la frente, no es un abrazo, no es un toque personal que da vida, porque ellos desempeñan un rol profesional, y eso es bueno y piadoso, pero es diferente al rol personal y al rol pastoral. Y tocar a alguien físicamente es un acto de identificarse con ellos, y de tener compasión por ellos, y de amarlos, y de ayudarlos, y de amistad hacia ellos.
Tercero, podemos ungir a las personas con aceite. Tres veces en la Biblia Jesús unge a las personas con aceite. Marcos 6:14, es una. Toma el aceite, unge a alguien, y ora por él, y lo sana. Van a leer esto, creo que es en Santiago 5:14 donde dice: «¿Está alguno de vosotros enfermo? Que llame a los ancianos de la iglesia y que ellos oren por él, ungiéndolo con aceite, confesando sus pecados, y Dios puede sanarlos».
Algunos piensan: «Oh, entonces el aceite tiene algún componente mágico». No, para nada. El aceite, en la Biblia, simboliza el Espíritu Santo. O sea, cuando vertimos el aceite simboliza el Espíritu Santo que es derramado. Cuando ungimos a alguien con aceite, indica que el Espíritu Santo fue puesto sobre ellos. A veces Dios usa símbolos físicos para revelar verdades espirituales, y ciertamente lo hace con el aceite. Por lo general usaban aceite de oliva, probablemente, en la Biblia.
Y cuando ungimos a alguien con aceite, estamos acogiendo, invitando al Espíritu Santo. Estamos diciendo: «Espíritu Santo, yo amo a esta persona, y está sufriendo; y Espíritu Santo, te invitamos a estar con él, a consolarle, y si quieres puedes sanarle».
Hay personas que no usan el aceite, y yo diría que es porque a veces les falta fe y no creen que el Espíritu Santo en realidad quiera manifestarse. A veces la fe es una convicción interna; a veces es una acción externa. Y ungir con aceite, e imponer las manos y orar por alguien es un acto de fe. Es una demostración externa de un compromiso interno, una creencia.
Y por último, podemos ministrar en fe. A menudo dice en los evangelios de Jesús y de otros en el libro de hechos que fulano de tal tenía fe y fue sanado. A veces dice que el enfermo tuvo fe y fue sanado. A veces dice que los amigos que trajeron al enfermo tuvieron fe y él fue sanado. Así que si usted es el enfermo, Dios quiere que actúe en fe, o si usted es familiar o amigo del enfermo, Dios quiere que actúe en fe, y tener fe significa confiar que Jesús vive. La fe es confiar que el nombre de Jesús el Nazareno es fuerte, la fe es creer que Dios escucha y contesta la oración, y la fe es confiar que Dios puede sanar y pedírselo, ¿amén? Eso es la fe y eso es lo que la fe hace.
Aquí hay algunas cosas que quiero darles como medidas de acción, Mars Hill. Si vinieron hoy con una persona enferma, que padece alguna enfermedad o lesión, antes de que se acabe el servicio por favor impónganles las manos y oren por ellos.
Segundo, al final del servicio, los líderes estarán disponibles. Adivinen lo que quieren hacer por ustedes. Orar por ustedes. Ya se lo imaginaban, ¿no? Quieren ungirlos con aceite y orar por ustedes, e imponerles las manos, y hacer exactamente lo que la Biblia dice que debemos hacer.
Además, esta semana en su grupo comunitario, si usted está sufriendo o si algún ser querido está sufriendo, su grupo comunitario dedicará esta semana a la oración, a orar unos por otros y por las peticiones que Dios les traiga a la mente para que el grupo ore por ellas. Les insto que las anoten y que mantengan un registro para que perseveren en oración y hagan seguimiento a esas personas, llamándolas, mandándoles mensajes de texto, correo electrónico, y reuniéndose con ellas. «Estuve orando por ti. ¿Cómo te va? ¿Tienes algún motivo de oración? ¿Puedo mostrarte amor de alguna manera? ¿Puedo apoyarte de alguna manera? Para ser el pueblo de Dios, debemos amar y alentar a los que son parte del pueblo de Dios, para que los que aún no son parte del pueblo de Dios puedan volverse pueblo de Dios.
Voy a pedirles a los administradores financieros que recojan los diezmos y las ofrendas. Mientras recogen los diezmos y las ofrendas, quiero que den generosamente; y quiero hacer esto: Quiero leerles unas historias. ¿Les gustaría escuchar buenas noticias? ¿A cuántos les gustaría escuchar historias de personas en la Iglesia Mars Hill que fueron sanadas? No estamos hablando de misioneros en otro país, No estamos hablando de una iglesia de la que no estamos seguros. Estamos hablando de personas en la Iglesia Mars Hill.
Sé que al orar por los enfermos a veces luchamos por falta de fe, pero al escuchar que Dios contesta la oración de otros, eso aumenta nuestra fe para orar. Creo que esa es una de las razones por la que tenemos historias como las de Hechos 3 en la Biblia. Al escuchar que este hombre fue sanado, nos motiva a orar por la sanidad de otros, ¿amén? Voy a leerles algunas.
Kim, en Mars Hill Ballard, dice: «Unos días después de mi examen físico anual, me llamó el doctor para darme malas noticias. Tenía hepatitis C. Me habían hecho una operación quirúrgica importante, con transfusión de sangre antes de contraer el virus mediante la transfusión. Empezaron una serie de tratamientos y recaí después de los primeros dos, pero el tercer tratamiento fue exitoso. Mis hijos estaban jóvenes en ese entonces y oré a Dios para que me permitiera quedarme y criarlos hasta que fueran adultos. Los Salmos fueron un medio de oración cuando me faltaban las palabras. Mi familia y otros cristianos me apoyaron con oración, compañerismo, y comidas para nuestra familia. Doy gracias a Dios todos los días por darme paz, esperanza, y sanidad. Llevo catorce años sin hepatitis C. Gracias a Dios», ¿amén? ¡Son buenas noticias!
Taren en Mars Hill Bellevue: «Me diagnosticaron enfermedad de Crohn cuando era niña. Padecía dolor crónico, me la pasaba entrando y saliendo de los hospitales, tomaba no menos de 20 pastillas al día, y me dijeron era muy poco probable que un día pudiera tener hijos. Después de volverme cristiana, mi marido encontró un especialista muy calificado, esperando que pudiera ayudarme. El especialista llamó pocos días después de la biopsia para decirme que no había señal alguna de que estuviera enferma, como si nunca hubiera tenido Crohn. No pudo explicarlo». Nosotros sí. Tenemos este Libro que nos dice lo que pasó. «Mi esposo y yo quedamos atónitos. Con lágrimas en los ojos, empezamos a orar y a dar gracias a Jesús. Han pasado 5 años desde que Él me sanó, y he estado libre de síntomas. Tenemos dos niños hermosos y saludables». ¡Buenas noticias!
Carolyn, de Mars Hill Downtown: «A mi madre Irene le diagnosticaron esclerosis múltiple cuando tenía treinta y tantos años. Le dijeron que su columna vertebral parecía la de una mujer de noventa años y que no viviría más de los cincuenta años de edad. Clamando al Señor, Dios hizo una sanación milagrosa. Después de varios meses, sanó su cuerpo completamente de la enfermedad. Cuando el médico miró las nuevas radiografías de su columna, simplemente caminó hacia atrás y salió del cuarto atónito con temor en los ojos, sabiendo que algo fuera de lo común había ocurrido. La sanación de Dios ha perdurado, y mi madre hasta hoy es una activa intercesora de oración de setenta y cuatro años de edad». Buenas noticias. Esta es una de mis favoritas.
Karly, una diaconisa en Sammamish. Para los que son escépticos, esta es una diaconisa de Mars Hill Sammamish, por lo tanto es verdad. Bien, veamos. «Cuando estaba embarazada con nuestro primer niño, Kellan, fuimos a que me hicieran una ecografía de rutina para ver si el bebé era niño o niña. No estaba preparada para lo que descubrieron. El cuerpo entero de nuestro niño estaba hinchado, y tenía un enorme tumor lleno de fluido en la nuca. Los médicos nos dieron el sombrío pronóstico. Nos dijeron que nuestro hijo moriría en el útero o que nacería muerto. Cuando pregunté si había alguna posibilidad de que nuestro hijo naciera normal y saludable, dijeron que no había esperanza alguna.
«Nos preguntaron cómo nos gustaría “manejar el embarazo”, les informamos que no iba a haber aborto. Que íbamos a confiar en el Señor. Estábamos destrozados, pero pronto empezamos a orar como última esperanza. El pastor Mark», o sea yo, «llamó y oró por nosotros». Por eso me gusta esta historia. «Nuestra familia de Mars Hill nos animó y oraron por nosotros», como ustedes lo harán esta semana, «y al poco tiempo personas que ni siquiera conocíamos en todo el mundo estaban orando por nuestro hijo.
«Cada mes, fui a que me hicieran otras ecografías, y los médicos se sorprendieron al ver que el tumor se encogía cada vez más. Empezó a disminuir la hinchazón en su cuerpo también. Nuestro hijo nació completamente saludable y entero. Hoy está en Mars Hill Kids. Nada quedó del tumor excepto una piel que sobró en la nuca», y algunos tenemos eso de todas maneras, así que no es gran cosa. Sabíamos que Dios había hecho un milagro y sanó a nuestro hijo. Ahora tiene diez años». Tiene diez años, «y todavía le gusta escuchar la historia del milagro que Dios hizo antes de que naciera». Son buenas noticias, ¿no? ¿Qué tal una mas?
Ryan, de Federal Way, otro diácono. «Me caí de un barranco de cincuenta pies de altura». Para que lo sepan, por lo general no hay nada más que decir cuando eso pasa, ¿cierto? Es el fin. Oh, pero continúa. «Caí de espaldas entre dos tocones de árbol gigantescos. Me aerotransportaron al Centro Médico Harborview y me clasificaron en estado crítico. Me había fracturado la espalda en tres partes, tenía sangrado interno y contusiones renales, mis riñones estaban severamente contusionados. Los bomberos que me amarraron a una camilla y me llevaron al helicóptero, después me dijeron que la mayoría de las personas mueren al caer de apenas 10 o 20 pies de altura, y ni hablar de 50 pies. Me programaron una cirugía para removerme el bazo porque se había reventado.
«Mientras tanto, mi madre y unos amigos suyos con mi familia, empezaron a orar por mí. Antes de mi cirugía, el doctor volvió a revisar mis niveles y el bazo había sanado. Eso me salvó de no tener que tomar medicamentos todos los días el resto de mi vida, además me gusta tener el bazo donde está. Salí del hospital y estaba caminando en menos de una semana. No tuve complicaciones, y me recuperé completamente porque Dios me sanó». Buenas noticias.
Dios Padre, pido por nosotros ahora. Señor Jesús, te doy gracias porque estás dispuesto a sanarnos espiritualmente, porque estás dispuesto a perdonar nuestro pecado, y estás dispuesto a darnos tu justicia. Señor Jesús, gracias por enviarnos el Espíritu Santo para que more en todos los hijos de Dios.
Señor Dios, te doy gracias porque eres el Gran Médico, porque puedes sanar y lo haces. Señor Dios, gracias porque sanarás a algunos en esta vida. Te doy gracias porque has sanado algunos en esta iglesia. Te doy gracias porque sanarás a algunos esta semana. Confío que sanarás a algunos este día.
En el nombre fuerte de Jesús el Nazareno, pedimos contra el enemigo, sus siervos, sus obras y sus efectos. Ordenamos a Satanás y los demonios y su tormento y el daño que hacen al pueblo de Dios, que se aparten del pueblo de Dios. Pedimos, Espíritu Santo, que llenes y sabes a tu pueblo, espiritualmente y físicamente.
Señor Dios, pido que en fe y oración y humildad, seamos una iglesia, por la gracia de Dios, que se compadece de los enfermos y de los que sufren. Señor Dios, si es por causa del pecado, que los invitemos a arrepentirse. Si es por la caída del hombre, que caminemos con ellos en amor y amistad. Si es por causa de la opresión, que usemos el fuerte nombre de Jesús para que sean librados y sanados.
Y Señor Dios, pido por nosotros como pueblo esta semana, que amemos, que alentemos, y que oremos y nos sirvamos unos a otros. Y Señor Jesús, un día de estos cuando regreses y resucitemos de los muertos, sabemos que todos serán sanados para siempre, que los ciegos verán, que los sordos oirán, que los cojos correrán a Jesús, en su nombre lo pedimos, y te damos gracias, amén.
Nota: Esta transcripción ha sido editada para la legibilidad.