Jesús da una mejor identidad (Ester 5:1–14)

¿Cuál es su identidad?

Hola. Si me encontrara con ustedes… uno de los grandes privilegios de este trabajo es conocer a la gente y preguntarles cosas como: «¿Podrías hablarme de ti un poco?». ¿Cuál es nuestra respuesta estándar o típica? ¿Qué respuesta damos comúnmente? ¿Por lo general cómo nos presentamos?

Eso revela mucho, porque cuando tratamos de dar la primera impresión tratamos de presentarnos a alguien de tal manera que sepan quién somos o al menos lo que queremos que piensen que somos. ¿Cierto que sí, solteros? Así son las cosas.

A eso lo llamamos… y lo oirán mucho en Mars Hill. Lo llamamos nuestra identidad, cómo se percibe usted, o al menos cómo se presenta para que otros lo perciban. En la sicología hablan de la autoimagen de la autoestima. De lo que estamos hablando es quién percibe ser usted o como quién se presenta. En efecto, esa es su identidad, y su identidad determina su destino. Quien usted piensa ser determina cómo vive y la clase de decisiones que toma, las cosas que decide hacer y no hacer.

Al tratar este tema en Ester, veremos el hecho de que Jesús nos da una mejor identidad en Ester 5:1–14, y lo que verán es un estudio de caso sobre Ester y su identidad y un hombre llamado Amán y su identidad.

Les digo que el entendimiento que llegamos a tener de nosotros mismos y nuestra identidad empieza cuando somos pequeños. ¿Lo tildaron de bonito, o de no tan bonito? ¿Lo tildaron de rechoncho, o de flaco? ¿De inteligente? ¿De chistoso? Puede ser en relación a sus hermanos o a los amigos que conoce. Al hacerse un poco mayor, lo tildan de deportista o de atleta. ¿Se considera el artista, alguien creativo? La identidad empieza a establecerse. La gente empieza a ponerle apodos, algunos negativos, otros positivos. Esos ayudan a establecer para usted, nuevamente, el comienzo de una identidad, de quién es, de quién percibe ser.

Llega a la secundaria y todos están confundidos sobre su identidad. Ese es uno de los principales objetivos de la secundaria: confusión absoluta y fotos que lamentará el resto de su vida. Así es la secundaria. En secundaria uno no sabe quién es. Piensa: «¿Qué soy? ¿A cuál grupo pertenezco?».

Porque esa es la edad en que las personas empiezan a agruparse conforme a su identidad. De modo que son los atletas por acá… los artistas por allá… los niños creativos por acá… los inteligentes por acá… los que fuman por acá… los que no fuman por acá. Todos se organizan en grupos.

Después llegan los años de la adolescencia, los años de preparatoria, y ahora su identidad se forma por: ¿Cuál es su promedio de calificaciones? ¿Está saliendo con alguien? ¿Es soltero? ¿Qué pasatiempos tiene, lo que le gusta, sus actividades? ¿Cómo se viste y se presenta? Muchas cosas como esas ayudan a establecer su identidad. Por eso es que a veces los estudiantes entran en crisis cuando cambian su apariencia, el color de su pelo, su vestido, para asimilarse a otro grupo, para ser aceptados, para asumir una identidad y tener una tribu con la que puedan andar.

Eso ayuda más o menos a incrementar o exacerbar todo esto: los medios sociales. El Instagram. Las fotos que voy a subir para mostrarles quién soy yo. Y Facebook. ¿Qué les voy a a decir que estoy haciendo y qué no estoy haciendo? O Twitter. ¿A qué voy a enlazarme y sobre qué cosas voy a comentar? Todo esto a fin de crear una identidad. Yo soy así y quiero que usted me perciba como tal.

Esto continúa en la universidad y después tenemos la oportunidad de reajustar un poco. Pensamos: «Puede que no nos haya ido muy bien en preparatoria. Quiero reinventarme. Quiero hacer las cosas de otra manera. Y repito, se establece una identidad con las relaciones de pareja, el promedio de calificaciones, su asignatura principal y su desempeño en clase y las otras actividades y grupos.

Después se gradúa y su identidad se determina por el trabajo que consigue. ¿Hará un posgrado? ¿Tiene novio o novia? ¿Está saliendo con alguien? ¿Puede comprar un condominio? ¿Qué clase de carro maneja? ¿Pagó su préstamo escolar? ¿Tiene una vida social? ¿Qué pasatiempos disfruta? ¿Con quién pasa el tiempo?

Y continúa. Se casa y ahora su relación se basa en su relación con otra persona. Después se trata de: ¿Podemos tener hijos, o no podemos tener hijos? Si tenemos hijos, ¿nos gustan estos hijos? ¿Qué haremos con todos estos hijos? ¿Quién puede encargarse de estos niños por favor? De repente, tiene una crisis de identidad porque hay un cambio en su vida.

Y sucede que algunos nunca logramos saber claramente quién somos, o al menos quién debemos ser. Algunos nos sentimos continuamente inseguros o indecisos. Casi como si hubiera una crisis de identidad.

La identidad de Ester

Volviendo al estudio del caso de Ester. Ester es una mujer con dos nombres en el libro de Ester: Hadasa, su nombre hebreo, y Ester, su nombre persa. En todo el libro parece que tuviera un continuo conflicto o crisis de identidad. ¿Quién es? ¿Es una muchacha hebrea? Es una muchacha persa? ¿Es parte del pueblo de Dios o no es parte del pueblo de Dios? Su máxima lealtad es al Rey Jerjes, o al Rey de reyes? ¿Seguirá desobedeciendo la Biblia, comiendo la comida del rey, o empezará a obedecer la Biblia y negarse a hacer lo que quiere el rey? Si sigue desobedeciendo al Señor, tendrá una vida cómoda, pero si empieza a obedecer al Señor, su vida podría ser muy difícil, hasta podría perder la vida.

En todo el libro parece que hasta ahora en el capítulo 5 ella es muy ambigua. Tiene una doble identidad. Por eso creo que le dan dos nombres. Su identidad está en conflicto. ¿Cuántos de ustedes son así? A veces son cristianos, a veces no lo son. A veces son santos, a veces son impíos. A veces viven para Dios, a veces se esconden de Dios. A veces son generosos, a veces codiciosos. A veces viven para la gloria de Dios, a veces viven para su propia conveniencia. Tienen un conflicto de identidad.

En el capítulo 5 una serie de circunstancias presionan a Ester a determinar su identidad, y lo mismo le pasa a Amán, pero ambos responden diferentemente. Por eso los dos son fabulosos estudios de caso. Empezaremos con la identidad de Ester en Ester 5:1–8.

«Y aconteció al tercer día que Ester se vistió con sus vestiduras reales y se puso en el atrio interior del palacio del rey delante de los aposentos del rey, y el rey estaba sentado en su trono real». Este tipo se la pasa sentado en su trono, casi siempre tomando algo o haciendo algo vil. «En el aposento del trono, frente a la entrada del palacio».

Según los registros históricos el aposento del trono era magnífico. Tenía 36 columnas de 65 pies de alto, y en aquellos días sin la arquitectura moderna era toda una proeza. Estaba enteramente diseñado para que donde quiera que estuviera uno en el aposento, nada obstruyera la visualización del trono del rey. Aquí todo tenía que ver con el trono y la gloria del rey quien vivía y actuaba como un pequeño dios. Y ella entra al palacio.

Versículo 2: «Y cuando el rey vio a la reina Ester de pie en el atrio, ella obtuvo gracia», o favor, «ante sus ojos». En la historia del cristianismo Jesús es nuestro Rey, obtenemos favor y gracia antes sus ojos. Esto refleja un poco la forma en que entramos en una relación con Dios. «Ella obtuvo gracia ante sus ojos; y el rey extendió hacia Ester el cetro de oro que estaba en su mano. Ester entonces se acercó y tocó el extremo del cetro».

Sucede lo siguiente: Jerjes es Rey de Persia. Reina y gobierna el imperio más grande, más acaudalado, más poderoso de la historia del mundo. Depuso a su esposa porque le desobedeció, pero él le había dado una orden insensata que desfilara delante de una turba de hombres borrachos. Ella dijo que no. Simplemente no le gustaba ser desobedecido, por lo cual se divorció de ella y la mandó al destierro. Unos cuatro años después, organiza un concurso donde él pasa una noche con quizás centenares de mujeres, una noche a la vez, y escoge la que más le agrada y anuncia que es su reina. Esa es Ester.

Hasta ahora llevan como cinco años de casados, pero no tienen una relación estrecha. Leemos en el capítulo 4 que ella llevaba 30 días sin verlo, y no era porque él estuviera haciendo un viaje misionero. Vivían juntos en el palacio. Ella vive en el pabellón de las mujeres, y Él vive en el pabellón de los hombres, lo cual significa que trae diferentes mujeres de su harén noche tras noche, y no ha tenido ningún contacto con su reina en un mes.

Durante ese tiempo, Jerjes había dado poder a un hombre llamado Amán, para que fuera como su mano derecha, algo así como un vicepresidente. Todos se inclinaban ante Amán por orden del decreto del rey, todos excepto un hombre judío llamado Mardoqueo. Al estudiarlo vemos que Mardoqueo era muy terco, inclinarse no era gran cosa. En mi opinión debió inclinarse. Es solo saludar el uniforme con deferencia y respeto.

Mardoqueo decide no inclinarse cuando todos lo hacen. Amán se pone furioso y Mardoqueo no deja de hacer eso. ¿Alguna vez ha hecho algo para enloquecer a alguien y no deja de hacerlo? Usted es como Mardoqueo. Eso es lo que hace. Amán decide no solo destruir a Mardoqueo sino asesinar, eliminar, someter a genocidio a todo el pueblo judío. Mardoqueo es judío. 15 millones de personas serán ejecutadas en un holocausto.

Ester se enteró de esto estando en el Palacio. Este hombre, Mardoqueo, era su padre adoptivo, y su primo mayor. Su padres habían muerto cuando era joven dejándola huérfana. Como ella también es judía y todavía nadie lo sabe su identidad, su verdadera identidad está oculta. Debe concebir un plan para intentar salvar a su pueblo.

Como pertenece a la realeza persa y es de ascendencia judía, tiene la oportunidad de ser como una mediadora y representar al pueblo delante del rey, casi como Jesús es nuestro Mediador con Dios Padre. Como Él es divino y humano, puede representarnos a Dios, y a nosotros ante Dios. Ester está en esa posición. Pertenece a la realeza persa y es de ascendencia judía, por lo cual es capaz de mediar en este conflicto y mitigar esta sentencia de muerte.

Pero hay un problema: la regla, la ley dice que uno solo puede entrar en presencia del rey solo si él lo invita. A este tipo no le gusta que lo interrumpan. Se sienta en su trono en su palacio majestuoso y si uno viene a estar en presencia del rey sin ser invitado, tomaba su cetro, o sea el artilugio en su mano con el que reinaba como rey, y si lo extendía hacia ella, podía pasar adelante para que le tocara la punta en señal de acuerdo, de que él lo había invitado a uno y que uno había recibido su invitación a la reunión. Si no extendía su cetro, lo decapitaban a uno.

Era la clase de situaciones en que no se jugaba; uno no pedía cita con el rey a menos que verdaderamente necesitaba hacerlo y estaba seguro que le concedería la cita. Ester dice: «Si perezco, perezco». Es lo que dice al final del capítulo 4. Al igual que Jesús, está dispuesta a salvar a su pueblo.

Resulta que aquí se pone las vestiduras reales para respetar y honrar a su esposo, el rey, aunque él no es un hombre muy honroso y digno de respeto que digamos. Ella es una mujer sabia. Demuestra gran sabiduría aquí. En gran parte esta escena entre ella y Amán es casi una ilustración de las principales ideas en Proverbios. Proverbios se trata de la sabiduría y la locura, y Ester actúa de una manera muy sabia, y Amán actúa de una manera muy insensata. Ambos son ilustrativos de la sabiduría y la locura.

O sea, ella está actuando muy sabiamente. Ha estado ayunando y pidió a su pueblo que ayunara antes de pedir acceso al rey a suplicarle que perdone la vida de las personas que están bajo sentencia de muerte. Ella sabe que el rey se fija mucho en las apariencias. De hecho se deshizo de su primera esposa porque a su juicio ella lo deshonró delante de otros y a él no le gusta eso. Por eso ella se pone sus vestiduras reales. Por respeto. Damas, deberían influenciar a sus maridos, y la manera más fácil de hacerlo es respetuosamente. Por eso la Biblia dice que una esposa debe respetar a su esposo, no porque trate de menospreciarlas sin para tratar de ayudar a las mujeres a ser más influyentes.

Ella es muy respetuosa, y al ponerse las vestiduras reales sabe que cuando entre en el atrio del rey, todos la estarán mirando. «¿Por qué está aquí? Es un ocurrencia inusual. No esperábamos esto. Él no la ha invitado». Es un poco tensa la situación, pero al verla, el Rey Jerjes ve una esposa respetuosa.

No le está gritando. No le está berreando. No lo está intimidando, ¿cierto? No pone los brazos en jarras, menea la cabeza y lo regaña delante de 10.000 inmortales, o sea sus guardaespaldas. Es respetuosa. Me la imagino como una mujer muy gentil, una mujer amable, y hasta su mirada no es conflictiva o irrespetuosa.

Él le extiende el cetro y ella no recibe. Ahora van a tener una conversación. Versículo 3: «Y el rey le dijo: ¿Qué te preocupa, reina Ester? ¿Y cuál es tu petición? Hasta la mitad del reino se te dará». Esa aserción era muy común. Nadie aceptaría una oferta así del rey, pero aún así él la hacía para aparentar ser muy generoso, y si uno aceptaba probablemente causaría un problema.

En una ocasión más adelante Juan el Bautista padece porque un rey hace una aserción parecida. «Te daré hasta la mitad de mi reino», y una joven acepta la oferta y le dice: «Dame aquí en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista». O sea que era una frase muy trillada por los reyes en tiempos antiguos. Generalmente la gente no aceptaba la oferta, pero él le dice: «Hasta la mitad del reino se te dará», o sea 1,5 millones de millas cuadradas. Es una gran oferta.

«Ester respondió», verso 4: «Si le place al rey». ¿Notan lo respetuosa que es? Sin tapujos, valiente, sabia, con denuedo, pero es respetuosa. Hay tanto que aprender aquí para los que están bajo autoridad para que sepan tratar a los que tienen autoridad. Si usted es joven, podría ser con sus padres. Si usted es un empleado, podría ser con su empleador. Si es miembro de una iglesia, podría ser con sus ancianos. Si es un ciudadano, con los líderes del gobierno.

Sea lo que sea, cuando está bajo autoridad, aunque no crea en el derecho de esa autoridad…y aquí Jerjes no es un buen hombre. No es un hombre piadoso. No es un hombre recto. Pero aun así es un hombre poderoso. Y lo que Ester hace sabia y correctamente en forma ejemplar, es acercarse a él respetuosamente. ¿Ven eso? Se acerca a él respetuosamente.

«Si le place al rey, venga hoy el rey con Amán», el tipo que propone sentencia de muerte para asesinar a 15 millones de personas judías, y ella es uno de ellos, aunque no lo saben. Su identidad hasta ahora está oculta. No se ha revelado. «Venga hoy el rey con Amán al banquete que le he preparado». Es una invitación cordial, ¿cierto?

«Ester, estás aquí. ¿Qué quieres?». «Me gustaría hacerte una magnífica cena formal con invitados a ti y a tus hombres de confianza». ¿A cuántos les sorprende que le haya hecho esa petición? ¿Y qué pasa con toda la gente que va a morir?

¿Cuántos de ustedes cuando hay algo tan importante se adelantan emocionalmente a las circunstancias y empeoran las cosas? Hablan del asunto muy temprano. No han organizado sus pensamientos. No han formulado una estrategia. Solo sueltan la lengua y pierden los estribos. Se ponen a hablar de ello y se conmueven mucho. Eso lo llamo soltar la lengua y perder los estribos. De repente, su frustración, su ansiedad, empiezan a brotar de usted. «¿Cómo se siente?». «No muy bien». La gente puede notarlo en su rostro. «¿Por qué está tan molesto?». «Oh, déjeme decirle».

Ella es capaz de guardar su compostura emocional. Reconoce que no es el tiempo idóneo para pedirle al rey que revoque la decisión que ha tomado Amán a fin de salvar 15 millones de vidas porque, «¡Ajá! estás casado con una judía. Siento no habértelo dicho en los cinco años que llevamos casados. ¡Ay!». Hay muchas cosas complicadas aquí. «Pertenezco al pueblo de Dios, creo que eres un dios falso. ¿Te gustan las vestiduras? Espero que sí». O sea, es incómodo, ¿cierto? O sea, sería agua pasada… no podría retractarse. ¿Cierto? O sea, hay muchas incongruencias.

Y en vez de entrar de lleno en el tema de: «Soy judía. Él es Hitler. Ellos van a morir. Necesitas hacer algo», procede con sabiduría. Está tratando de reconstruir lo que al menos habría sido una tensa relación con su marido. No lo ha visto en un mes. Y él no le ha sido fiel. Por lo cual trata de volver a ganar su confianza, no perder de vista a Amán, poner en marcha un plan sabio. Cuando es necesario, es bueno hacer algo, pero asegúrese de hacer lo correcto sabiamente, en el momento correcto, de la manera correcta, con el motivo correcto o podría acabar con el resultado equivocado. Ella es muy sabia.

«Entonces el rey y Amán van al banquete que Ester había preparado». ¿Quién no iría a una cena formal con invitados? Es prácticamente lo que hacen estos tipos en todo el libro. Casi en todas las páginas… «Oh, mira, más vino, más comida». Obvio. A estos tipos les parece bien comer y beber. Es lo que les encanta hacer.

«Y mientras bebían el vino en el banquete, el rey dijo a Ester: ¿Cuál es tu petición?». O sea, «Ciertamente no puede ser esto. ¿Arriesgaste tu vida para prepararme una cena? Debe haber algo más». ¿Pues te será concedida. ¿Y cuál es tu deseo? Aun hasta la mitad del reino». Le gusta alardear en público, ¿cierto? O sea, a los tipos orgullosos y arrogantes les encanta hacer las cosas frente a una multitud. Entre más grande sea la multitud, más generosos se ponen.

«Se te dará». «Respondió Ester, y dijo: Mi petición y mi deseo es»: Todos se inclinan a escuchar. «¿Qué querrá ella? «Si he hallado gracia ante los ojos del rey, y si le place al rey conceder mi petición y hacer lo que yo pido, que venga el rey con Amán al banquete que yo les prepararé, y mañana haré conforme a la palabra del rey».

O sea, «¿qué quieres?» «Vamos a cenar». Llega la cena. «¿Qué quieres?». «Hagamos otra cena y hablaremos de ello mañana». Está siendo amorosa, gentil y amable. Está demostrando lo que Gálatas llama el fruto del Espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad… mansedumbre, dominio propio. ¿Ven eso?

Parte del pueblo de Dios

Ester manifiesta su propia fe. Ha entrado en una relación de maduración con Dios. Empieza a responsabilizarse por su propia fe. Piensa en otros y no en ella misma. Es activa, no pasiva. Está hablando, no se queda callada. Se está arriesgando, o sea tiene fe; no se acobarda aterrorizada, lo cual es tener temor.

Y permítanme decirles: lo que le pasó fue que recibió una nueva identidad. Ya no es Hadasa y Ester. La identidad de esta mujer ya no está en conflicto. Sigue siendo una reina persa, pero eso solo la describe, no la define. Esto es importante para su identidad.

He trabajado mucho en esto, y cuando estudiemos Efesios, veremos este tema empezando en enero por 16 semanas. Escribí un libro entero sobre esto. Vamos a ver la identidad. Pero permítanme decirles que en una de las entrevistas para el libro, una mujer de la iglesia con una historia de vida muy dolorosa hizo una declaración tan profunda que la tomé prestada para el libro. Dijo: «Las cosas que me han pasado puede que me describan, pero no me definen». Me pareció brillante e intuitivo lo que dijo esa sabia mujer.

Los padres de Ester habían muerto y quedó huérfana. Puede que eso la describa, pero no la define. Mardoqueo no fue el mejor padre adoptivo. Puede que eso la describa, pero no la define. Entró en un concurso impío. Puede que eso la describa, pero no la define. Fue Reina de Persia. Puede que eso la describa, pero no la define. Su identidad ha cambiado.

Ahora sabe que pertenece a Dios. Por eso en el capítulo 4 les pide a las personas que ayunen por ella, para que en tres días pudiera presentarse ante el rey para tratar de salvar a su pueblo. ¿No es interesante que la salvación tomó tres días? Son los mismos tres días que el Señor Jesús estuvo en la tumba. Demoró tres días en resucitar para darnos salvación. Tomó tres días, no de banquetes sino de ayunos. El reino de Dios funciona diferente a los otros reinos del mundo. Mientras ellos banqueteaban, el pueblo de Dios ayunaba esperando el tercer día para que Ester entrara en presencia del rey.

Nuestro Rey Jesús no es nada como este. Nuestro Rey Jesús nos invita a entrar a su presencia. La Biblia lo llama el trono de la gracia, o sea Él que no es nada como Jerjes. No tenemos que acobardarnos aterrorizados para que los hijos de Dios vengan ante la presencia de Dios.

Pero aquí la identidad de Ester ha cambiado. Ella pertenece al pueblo de Dios. Si su identidad es: «No pertenezco al pueblo de Dios», y no: «pertenezco al pueblo de Dios», eso cambia todo. Si usted no pertenece al pueblo de Dios, su identidad se define por algo que se logra: por su belleza, su éxito, sus ingresos, su promedio escolástico, su relación amorosa, su estado civil, su desempeño atlético, la aprobación de sus padres, la ropa que viste, el carro que maneja, el barrio en que vive.

Si pertenece al pueblo de Dios, su identidad no se logra, se recibe. Es amado, está perdonado, es cuidado, es bendecido. Ha hallado gracia ante los ojos de Dios. No tiene que impresionar a nadie. No tiene que hacer nada.

¿Sabe lo que le pasa a un bebé cuando nace? Sus padres lo aman. El niño no se ha desempeñado todavía. El niño no ha lograda nada todavía. El niño no ha hecho méritos todavía. No obran por su identidad, obran a partir de su identidad. Son amados, son cuidados, son parte de la familia.

Lo mismo pasa cuando nacemos de nuevo en Jesucristo. Recibimos una nueva identidad. No vivimos por nuestra identidad. Ese es el problema de todo el mundo, y el mercadeo y la publicidad solo nos presionan a competir y a comprar para que produzcamos una identidad. No obramos por nuestra identidad, obramos a partir de nuestra identidad.

Si Dios nos ama, somos capaces de amar a los demás y no necesitamos manipularlos para que nos amen o para que podamos ser amados. Si le importamos a Dios, eso significa que no necesitamos tan desesperadamente que las personas nos apoyen, y cuando nos fallan, las perdonamos porque le importamos a Dios, y porque Dios nos cuida. Cuando pecamos, no es el fin porque Dios perdona el pecado, y cambia a las personas, y hay esperanza para nosotros. ¿Ven como es esto? Todo el mundo vive para su identidad. Solo un cristiano vive a partir de su identidad. Para el no cristiano, la identidad es algo que se logra. Para el cristiano, es algo que se recibe.

Y lo que pasa es que los que buscan su identidad en su propia actividad terminan sufriendo de una o dos maneras: O se fijan una identidad a la cual aspiran, como: «Quiero casarme. Quiero tener hijos. Quiero ganar dinero. Quiero un grado. Quiero ser dueño de una empresa. Quiero comprar casa. Quiero ser saludable. Quiero perder peso». Lo que sea, su identidad.

Si trabaja por algo y lo consigue, se siente orgulloso. Lo verán en un momento con Amán. Se ponen arrogantes: «Vean lo que hice». Se jactan, se vuelven santurrones, y se autojustifican. Y también empiezan a despreciar a los demás. «Oh, no son inteligentes. No se esfuerzan. No trabajan duro. Si yo lo logré, ellos también pueden».

O si lo intentan y fracasan, se sienten deprimidos. «Me dejaron plantado. No fui el mejor de mi clase. No califiqué para el equipo principal del colegio. Nadie me invitó a salir. Estoy envejeciendo y no sé si jamás pueda casarme. Tratamos de tener hijos y no podemos concebir o seguimos teniendo abortos espontáneos. No sé. Pensé que nunca me dejarían ni me abandonarían y que estaríamos juntos para siempre, y me notificaron con los papeles del divorcio. Iba a tener una vida saludable y vivir mucho tiempo pero el doctor dijo que tengo cáncer». Desesperación.

La identidad de Ester ha cambiado. Ahora puede decir cosas como: «Si perezco, perezco», o sea, «Si muero, muero». Permítame preguntarle. Para que hable de esto en su grupo o con su familia. ¿Cuál es su identidad? Vuelvo a mi pregunta inicial. ¿’Si usted se presentara, cómo se presentaría o cómo quiere ser percibido? No me refiero a su identidad teológica teórica. Me refiero a su identidad práctica. ¿Cuál es su identidad funcional?

A veces no sabemos que tenemos una falsa identidad funcional hasta que cambia y las circunstancias de la vida nos arruinan. Algunos tenemos conflictos de identidad igual que Ester. Es Hadasa y Ester, pero logra encontrar un firme cimiento en su identidad como alguien que pertenece a Dios, es amada por Dios, ha hallado gracia ante los ojos de Dios, ha sido perdonada por Dios, es ayudada por Dios, es amada por Dios. Eso cambia cómo se percibe ella misma, y cambia cómo vive su vida.

¿Cuál es su identidad actual, objetiva, y práctica; no su identidad funcional, teológica, y teórica? ¿Quién es usted?

La idolatría de Amán

El estudio de caso de Ester, comparado con el estudio de caso de Amán. La idolatría de Amán, Ester 5:9–14. Y Amán. Muy bien. A este hombre le encanta la gloria, el poder y el reconocimiento; le gusta el control. Su identidad está en su éxito. Su identidad está en ser reconocido públicamente. Su identidad está en su honor público.

«Salió Amán aquel día», ¿cómo? «Alegre y con corazón contento». ¿Por qué? Porque la reina Ester lo había invitado a él y al rey a cenar. ¡Lo ha logrado! Es tan importante, tiene tanto éxito. ¡Lo ha logrado! Su identidad está en su idolatría ¡y lo ha logrado! Es Amán el Grande. Nunca ha estado más feliz ni más orgulloso. O sea, tiene el pecho erguido y el semblante en alto, está sonriente. Tiene un canto en su corazón y camina con brío. Es el mejor día en la vida de Amán. Fue elegido por Jerjes el grande, el rey de reyes y señor de señores, para ser su mano derecha. Jerjes dice que todos tienen que inclinarse ante Amán y ahora va a cenar con Jerjes el rey y la reina.

Imagínese si fuera usted. Suena el teléfono: «Bueno, ¿quién es?». El Presidente. «¿Qué desea?». Queríamos saber si le interesaría venir a cenar. «¿A un evento enorme?». No, solo los tres. «Sí».

¿Cuánto tardaría en mandar eso por Twitter? ¿Cierto? Usted diría: «Un momento. Díganle al mundo que lo logré. ¡Vean lo que hice! Asegúrense de sacarme una foto cuando esté ahí. Tengo que ponerlo en Instagram y hacérselo saber a todos. Solo estaremos los tres».

«Pero cuando Amán vio a Mardoqueo en la puerta del rey». O sea, va saliendo de la fiesta. Esto es medio chistoso. Sale de la fiesta del rey ¿y ve a quién? A Mardoqueo, el tipo que no le hizo reverencia una y otra vez; el tipo que hizo tanta bulla al respecto; el tipo que viste silicio y cenizas; el tipo que protesta en público.

¿Qué piensan que hace Mardoqueo? Bien, pueden hablar de esto en su grupo. Piensan que en este momento, como hay sentencia de muerte para 15 millones de personas porque no hizo reverencia que sería buena idea que Mardoqueo empiece a inclinarse ahora mismo? «Aquí tienes, Amán. Hola, hola, hola, hola». Le compensaría todas las veces que no me incliné ante él. ¿Cierto?

¿Qué piensan que va a hacer Mardoqueo? Aquí viene Amán. Esto es genial. «No se levantaba ni temblaba delante de él». O sea… ¿Cierto? No se va inclinar. «¡Amán! ¡Amán! ¿Cómo te va amigo? No me inclinaré hoy. ¿Qué tal estuvo la cena? No voy a inclinarme». Como que ve una multitud de personas alrededor porque es afuera, es en público. Es un gran suceso. Ahora todos saben quién es Mardoqueo por el decreto que fue emitido de matar a 15 millones de personas que son de la misma raza como él. No sé si tiene razón y es valiente, o si está equivocado y es estúpido. Y les cuento que no es mucha la diferencia. ¿Amén? Estúpido y valiente es una línea tenue que se cruza muy fácilmente.

¿Qué va a hacer Amán ahora? «Amán, sin embargo, se contuvo». ¿Cierto? Pero antes dice: «Amán se llenó de furor contra Mardoqueo», o sea que se le nota. ¿Se imaginan el rostro de Amán? Está furioso, está infeliz, está molesto. Mardoqueo. «Acabo de cenar con el rey y la reina, y ahora veo a Mardoqueo y no me hace reverencia. Odio a ese tipo». ¿De acuerdo? Lo vemos claramente. Lo vemos claramente, ¿cierto?

«Se llenó de furor contra Mardoqueo. Amán, sin embargo, se contuvo, fue a su casa, y mandó traer a sus amigos y a mujer Zeres». ¿Qué hará? Crea una muchedumbre. «Amigos, déjenme decirles lo que me pasó. Nunca adivinarán lo que hice». Reúne a sus amigos y a su esposa. Las esposas desempeñan un papel destacado. Vasti con Jerjes, ahora Ester con Jerjes.

«Entonces Amán les contó…». ¿Qué va a hacer? A jactarse. A jactarse. Por eso fue que no agredió a Mardoqueo. Por furioso que haya estado con Mardoqueo, para él lo más importante era llegar rápidamente a su casa, mientras quedaba tiempo esa noche reunir una muchedumbre para contarles lo grandioso que es y la experiencia que tuvo esa noche.

«Amán les contó la gloria de sus riquezas» Ven, hacemos esto con el carro que manejamos. Hacemos esto con la ropa que vestimos. Hacemos esto cuando nos presentamos a otros. «¿Dónde vive?». Y queremos que nos pregunten: «¿Y usted dónde vive?», para que podamos decirles: «Yo vivo en…», donde sea que vivamos. Ostentamos nuestro propio esplendor y nuestras riquezas a nuestra manera.

«… la multitud de sus hijos, y todas las ocasiones en que el rey le había engrandecido, y cómo le había exaltado sobre los príncipes y siervos del rey». Soy tan importante. Soy tan rico. Tengo una estrecha relación con el rey y la reina. Qué afortunados son ustedes de conocerme» Es atrevido, jactancioso. «Dios resiste a los soberbios pero da gracia a los humildes». A Amán simplemente no le va ir bien.

«Y Amán añadió: Aun la reina Ester», sin saber que era judía, «permitió que nadie, excepto yo viniera», Solo había uno en la lista de invitados. Tienen dos oportunidades para adivinar quién puede ser. El tipo está lleno de sí mismo. Como nosotros. O sea: «Mark, tienes más personas en Facebook, Twitter, e Instagram». Está bien, como yo . ¿Cierto? Hombre, lo he hecho tantas veces. ¿No es así? O sea: «¡Aquí estoy con fulanito! ¡Vean lo que hicimos! ¡Miren, he logrado hacer algo! Quiero decirlo a todos». Caramba. La hipocresía de personas como yo es intolerable. Por favor díganle a otros lo humilde que fui al admitirlo. Eso ayudaría mi causa.

Y continúa: «Y también para mañana estoy invitado por ella junto con el rey». O sea, «adivinen lo que voy a hacer mañana por la noche. Lo mismo. ¡El único invitado de la lista!».

¿A quién admiran más? O sea, ¿quién es su persona favorita? ¿Cierto? Quizás una estrella del rock, un político, un líder de alguna empresa. En su lista de cosas que hacer antes de morir, dice: «Antes de morir, quisiera cenar, una reunión, una hora con ellos». En el caso de Amán, Jerjes está en esa lista. «¡Bravo! Puedo cenar con Jerjes». Jerjes y Ester lo invitan otra vez la segunda noche. ¿Cuántos de ustedes se pondrían así con Jay-Z, o Steven Spielberg, o con el Presidente, o con… no sé, el que sea, un atleta, una estrella del rock? Sería asombroso. Hasta podría ser un líder espiritual. Sería asombroso. Así es Amán. Qué cosa.

Versículo 13. «Sin embargo nada de esto», ¿qué? «Me satisface». Cuando hay idolatría, todo pierde su perspectiva y se desproporciona. «Mientras vea al judío Mardoqueo sentado a la puerta del rey».

Este tipo ha tenido el mejor día de su vida. ¿De acuerdo? Su día fue así: «Soy la segunda persona más poderosa del mundo, soy muy, muy rico. El rey es mi amigo. Le gusto a su esposa. Sigo cenando con ellos. Puedo hacer lo que quiera. Todo en mi vida es perfecto. Hasta tengo esposa y unos amigos». Qué milagro, ¿cierto? «Pero algo no está bien, hay un tipo en todo el reino que no se inclina, y eso lo echa todo a perder».

¿Cuántos de ustedes son así? ¿Cuántos de ustedes son como yo? Yo soy el tipo con el ojo crítico. Todo puede estar bien, pero si una sola cosa anda mal, no estoy bien. Así soy yo. Soy el tipo con el ojo crítico. «Esto no está bien. Aquello no está bien. Eso está mal. Se supone que no… todo está casi perfecto». Puedo obsesionarme por lo que estaba mal, lo que se pasó por alto, la ofensa ocurrida, el fracaso ocurrido. Puedo obsesionarme. Puedo ser tan corto de miras, tan frustrado en mis sentimientos, que todo lo demás pierde su perspectiva. Así es Amán.

Todos somos propensos a hacer eso, ¿cierto? ¡Es solo un tipo, y ni siquiera es un tipo muy importante! Es un tipo que no hace mucho. Mardoqueo no es gran cosa. Mardoqueo no es gran cosa. El problema no es Mardoqueo. El problema es la idolatría de Amán: el respeto, el honor, y el reconocimiento. Y Mardoqueo casualmente es la persona que expone su ídolo.

«Su mujer Zeres y todos sus amigos le dijeron». O sea que van a aconsejarlo. Damas, con mucho gusto pueden aconsejar a sus esposos pero si es un idiota, denle buen consejo, no mal consejo. Ellos lo van a aconsejar mal.

¿Cuántos tienen amigos así? Escogen a sus amigos porque están de acuerdo con usted. Así define usted la inteligencia. Piénselo. Es como una granada. Acabo de sacarle el gancho. Explotará en un minuto y entenderá, ¿cierto? Tendemos a pensar: «Oh, necesito personas como yo que son inteligentes, que están de acuerdo conmigo». Si su esposa y sus amigos siempre le siguen la corriente, no lo están ayudando ni amando.

Le dicen lo siguiente: «Haz que se prepare una horca de cincuenta codos de alto». O sea de 75 pies. ¿Cierto? El palacio del rey Salomón era de 30 pies. Es enorme. No tenían grúas. 75 pies es enorme. Es tan grande que unos comentaristas dicen que debió haber sido un número hipotético. «Debe ser una alegoría. No puede ser un número real. Es gitanesco. Gigantesco».

¿Por qué lo quiere tan alto? Les diré lo que va a hacer. Quiere crucificar a Mardoqueo allí, por eso quiere que sea lo más alto posible para que todos lo vean. «No desobedezcan a Amán». Hace un espectáculo público. Esa es su meta. ¿Cuántos de ustedes en su ira quieren anunciarla en público? Quieren anunciar su venganza en público. No solo quiere causarles dolor y sufrimiento, quiere causarles dolor y sufrimiento delante de una audiencia. La gente amargada hace cosas horribles.

«Haz que se prepare una horca de cincuenta codos de alto, y por la mañana pide al rey que ahorquen a Mardoqueo en ella. entonces ve gozoso con el rey al banquete». «Mañana será un día perfecto si puedo cenar con el rey y la reina y a la vez crucificar a Mardoqueo». «Y el consejo agradó a Amán». Estaba feliz otra vez. «E hizo preparar la horca».

Cuando pensamos en una horca, como dijimos anteriormente en el libro, tendemos a pensar en el Viejo Oeste con una plataforma y una trampilla, y el lazo que fijan al cuello de una persona, donde abren la trampilla. En esos días, era una viga larga y literalmente significa colgar a alguien de un árbol. Como dice Deuteronomio: «Maldito todo el que cuelga de un madero».

Y los persas, como les dije en un sermón anterior, inventaron la crucifixión y los romanos la desarrollaron en tiempos de Jesús. Empezaron a empalar, a atravesar a las personas, y después las colgaban para exhibirlas. Su plan era empalar a Mardoqueo y colgarlo ahí o crucificarlo y colgarlo. De cualquier manera, es justo decir que Amán iba a crucificar a Mardoqueo 75 pies en el aire para que todos lo vieran.

Las cosas buenas se convierten en dioses

Esta es la idolatría de Amán. Usted y yo formamos una identidad y si nuestra identidad está en nuestra idolatría, nos llevará al sufrimiento. Así funciona esto. En la Biblia el problema principal es la idolatría. Un gran consejero bíblico, David Powlison, dice que es: «El problema en la Biblia». Subyacente al pecado está la idolatría. Y lo que pasa es que tomamos cosas buenas y las convertimos en dioses.

¿Cuál es la idolatría de Amán? ¿Cuál es la idolatría de su identidad? El poder, el control, el reconocimiento, el respeto, la obediencia, la deferencia. Él se considera un líder, pero en realidad es solo un idólatra.

Sucede lo siguiente: Las cosas buenas se convierten en dioses, y eso está mal. ¿Está mal que el hombre valore el respeto y el honor? ¿Sí o no? No, son cosas buenas. Por eso dice la Biblia: «Hijos, obedeced a vuestros padres». Miembros de la iglesia, honren a sus pastores y líderes. Ciudadanos, honren a los funcionarios del gobierno. La Biblia no se opone al honor, pero podemos tomar el honor, la obediencia, o la deferencia, y convertirlos en una identidad tal que la adoramos, y vivimos para ella.

Y sucede lo siguiente: si usted idolatra una cosa, demoniza otra cosa. Eso fue lo que Jonathan Edwards dijo, el teólogo más grande creo yo de la historia de los Estados Unidos de América. Dijo: «El que idolatra, demoniza».

¿Saben lo que ha hecho Amán? Ha idolatrado su raza, los persas. ¿Saben lo que va a hacer? A demonizar a los judíos. Así se crea el racismo. Amán va a idolatrar el honor, y va a demonizar a Mardoqueo quien lo deshonró. Idolatra el reconocimiento público, y va a demonizar a Mardoqueo por no reconocerlo públicamente. Tratará de crucificándolo en público para hacerle sufrir y pagar.

Esta es la causa de tantos conflictos y contiendas humanas. Idolatramos nuestra nación, demonizamos otras naciones. Idolatramos nuestra raza, demonizamos otras razas. Idolatramos nuestra religión, demonizamos a otras personas, y no las amamos. No tenemos que estar de acuerdo con ellas, pero no las amamos. Idolatramos nuestros ingresos, demonizamos a cualquiera que haga algo para reducir nuestra línea de fondo. Idolatramos la comodidad, demonizamos a cualquiera que nos haga sentir incómodos. Idolatramos el amor, y si nos fallan, los demonizamos.

Ester está creciendo y madurando. Tiene sabiduría, paciencia, prudencia y dominio propio, y un plan sabio para el bien de otros, porque la identidad de Ester está en ser hija de Dios. La identidad de Amán es su desempeño y lo que otros piensan de Él. La identidad de Amán es su idolatría, y sucede que la gente defiende violentamente sus ídolos.

Esto en el libro de Hechos vemos por qué hay revueltas en torno a Pablo y hay tanto conflicto en torno al cristianismo. Porque el cristianismo viene y restablece su identidad y quita su idolatría. La gente defiende violentamente sus ídolos. A menudo no sabemos cuál es nuestro ídolo hasta que amenazan quitárnoslo.

Digamos que está saliendo con alguien y de repente siente que la relación es inestable y su perspectiva se torna muy sombría. Dios le da un hijo a quien ama como pensaba que debía amarlo, pero quizás no admite que gran parte de su identidad se establece en la crianza de hijos, y de repente el niño se enferma o le diagnostican algo, o se lastima, o está en peligro de perder la vida, y su perspectiva se torna sombría. No me refiero al lamento solamente, me refiero a guerrear contra Dios o contra otros.

¿Qué le provoca una reacción emocional? ¿Qué lo frustra? ¿Qué le da rabia? ¿Qué lo agita? ¿Qué lo deprime? ¿Qué le provoca felicidad o que rebose de alegría? Hemos visto el espectro emocional de Amán. Cuando alimenta su ídolo, está tan feliz. Cuando su ídolo es amenazado, se pone violento. En nuestra cultura a algunos les diagnosticarán bipolaridad. A veces son idólatras, lo cual provoca su inestabilidad emocional. Cuando su ídolo florece, rebosan de gozo. Cuando su ídolo es amenazado, se ponen violentos.

¿Cuál es su idolatría?

Amán es un estudio de caso de la idolatría. ¿Están listos para su pregunta? ¿Cuál es su idolatría? Si no están seguros, sigan sus emociones. ¿Qué les causa felicidad? ¿Qué les causa tristeza? ¿Qué los hace rebosar de gozo? ¿Qué les causa mucha depresión? ¿Qué temen perder? ¿A quién temen perder? ¿En qué temen que van a fracasar? ¿Si hicieran público algo suyo que lo destruiría, qué sería?

Los amo. Soy su pastor. Tengo el privilegio de enseñar la Biblia. En el último verso de 1 Juan, dice a la iglesia: «Hijos, guardaos de los ídolos». Es la invitación de un pastor amoroso que desea lo mejor para su gente. No quiere que usen a Dios para fomentar su idolatría, sino que quiten su idolatría y se satisfagan con su identidad como hijos de Dios. Esto es lo que cambia todo.

Les tengo buenas noticias. No tienen que vivir con su identidad en la idolatría. No tienen que hacer eso. Amán nunca cambia. Qué tristeza. Nunca se arrepiente. Lo leeremos en las próximas semanas. Su vida termina en sufrimiento, en tragedia y vergüenza, y como menos lo quería: que le pasara en público. Porque los ídolos mienten. Prometen una existencia celestial apacible, que no pueden cumplir.

En cambio, Ester, volviendo al estudio de caso, ha tenido un cambio de identidad y su vida no termina en una brutal y vergonzosa tragedia y sufrimiento. No es perfecta, pero es noble. No está absorta en sí misma, se preocupa por los demás. Está dispuesta a perder su vida para salvar a otros. En un vuelco trágico y extraño, Amán quiere quitarle la vida a todos y termina perdiendo la suya, mientras que Ester estaba dispuesta a perder su vida pero Dios permitió que le perdonaran la vida.

¿Cuál es su idolatría? Permítanme decirles que la idolatría suele ser algo bueno pero mal ubicado. Ser saludable es bueno. Tener una relación amorosa es bueno. Estar casado es bueno. La Biblia dice que el que halla esposa halla algo bueno. Los niños son una bendición. Es bueno ser padre. Tener trabajo es bueno. Trabajar es algo noble y bueno. El buen desempeño en los estudios es bueno. Maximizar sus habilidades, sean cuales sean, artísticas, atléticas… es algo bueno. Nuestra idolatría generalmente es tomar algo bueno y ponerlo en lugar de Dios, lo cual es malo.

Permítanme cerrar con esto: Jesús nos da una mejor identidad. Amán vivió para su propia gloria, pero Jesús vive para la gloria de Dios. Amán se enemistó con el pueblo de Dios, pero Jesús hace que sus enemigos se vuelvan su amigo. ¿Amén? Hay buenas noticias. Gracias, Señor Jesús porque no nos tratas como Amán trató a Mardoqueo. Gracias, Señor Jesús que aunque no nos hemos inclinado a ti, no nos declaras la guerra.

Amán no estaba dispuesto a perdonar a un hombre por una cosa, pero Jesús perdona a cualquier hombre por cualquier cosa. Amán hizo una cruz para colgar a un hombre, pero Jesús vino como hombre y fue colgado en la cruz por todo hombre. Amán forzó a la gente a inclinarse a él y a temerle, pero Jesús invita a la gente a inclinarse a Él en amor. Amán se jactaba de sus logros, lo cual es orgullo, pero cuando nos jactamos en lo que Jesús ha hecho, es adoración. Amán quiso establecer su identidad por sus propias obras, pero en Jesús recibimos una nueva identidad mediante sus obras.

Ester esperó 3 días para salir de su aposento a salvar a su pueblo, y Jesús esperó 3 días para salir de la tumba para salvar a su pueblo. Ester se puso las vestiduras reales, pero en Cristo Jesús estamos revestidos con el resplandor de la justicia de nuestro Rey. Ester tenía acceso a la presencia del Rey Jerjes, pero solo una vez; pero por el Rey Jesús tenemos acceso a la presencia de Dios continuamente. Ester preparó un suntuoso banquete para el Rey Jerjes, pero el Rey Jesús nos está preparando un banquete mucho más suntuoso. Y Jerjes le ofreció a Ester la mitad de su reino, pero nuestro Rey Jesús nos ofrece todo su reino.

Señor Jesús, gracias porque en ti hay una mejor identidad. Señor Dios, te doy gracias por el conocimiento que nos da la Biblia, por la sabiduría que le diste a Ester ante la insensatez del poder diabólico de Amán. Dios, al leer la historia sabemos que somos capaces en varias maneras, en varios momentos, y en varias medidas de ser como Amán. Pero Dios, oro por todos nosotros para que experimentemos ese cambio de identidad que tuvo Ester y que dejemos de ser hipócritas y falsos. Dios, nos anima mucho que ella tenga dos nombres: Hadasa y Ester, que sea casi de doble ánimo, inconstante, y que no hubiese estado del todo comprometida. Somos muy parecidos a ella. Dios cuando el corazón de ella cambia, y su forma de pensar cambia, y su vida cambia, y sus convicciones cambian, nos da esperanza de que al apartarnos del pecado y al confiar en ti, Señor Jesús, no responderás como Amán tratando de asesinarnos porque moriste por nosotros y no tenemos que acercarnos a tu trono aterrorizados como ella delante de Jerjes, porque tu trono de gracia siempre está abierto. Dios, oro por estas consideraciones y estas conversaciones entre nuestro pueblo. Espíritu Santo, te invito a obrar en los corazones y en las mentes para que sepan que quienes son no se basa en lo que han hecho o en lo que les han hecho, sino en lo que Jesús hizo por ellos. Y Dios, te damos gracias por nuestra nueva identidad, y confesamos que aparte de esta identidad solo cambiamos una identidad idólatra por otra. Vamos de una promesa falsa a otra Vamos de un sufrimiento fatal a otro. Y Señor Jesús, te damos gracias que nos salvas de una vida necia, infructuosa y funesta. Señor Jesús, nuestros corazones está alegres porque eres nuestro Rey, y oro por mis amigos para que respondan ahora a ti adorándote y recibiendo de ti el entendimiento de quiénes somos, en el buen nombre de Jesús, amén.

Nota: Esta transcripción ha sido editada para la legibilidad.