Tuve una conversación genial, interesante, útil, esperanzadora, y dolorosa con una señora hace poco. Estaba visitando una de las iglesias Mars Hill y ella no podía mirarme a los ojos. Estaba muy desanimada, y cuando empezó a hablar, se puso a llorar. Era obvio que algo la preocupaba.
Le pregunté: «¿Qué le pasa?». Me dijo: «Estoy tan frustrada y desanimada. Estoy tan triste». «¿Por qué?», le dije. Me dijo: «Hay tantas cosas en mi vida y tengo tantos ídolos en mi corazón, y entre más estudio, y entre más leo, y entre más oro, más reconozco todos los problemas que tengo». Parecía una persona muy dulce y sincera, cariñosa, y parecía que amaba al Señor y que sus intenciones eran buenas y nobles.
Y le pregunté: «¿Podría mirarme, por favor?». Me miró y ahí sí que empezó a llorar. Tengo el gran don de hacer llorar a la gente. Empezó a llorar, y le dije: «¿Ha visto algún progreso en su vida, digamos en el último año? ¿Algo que la anime? ¿Algo que deba celebrar?».
Me dijo: «Mi esposo me dejó y tuve que buscar trabajo, pero encontré trabajo, y me volví cristiana». Le dije: «Pues eso es bastante». «Me hice bautizar para identificarme con Jesús, y tomé la clase para los miembros de Mars Hill, y ya soy miembro de la iglesia. Ahora tengo amigos en la iglesia y estoy en un grupo comunitario donde me ayudan con mis luchas y mis hijos. Estoy orando todos los días y estoy leyendo la Biblia todos los días».
Le dije: «¿Cómo va eso?». Me dijo: «Me encantan las Escrituras y amo a Jesús, y hablo con Él bastante y estoy aprendiendo mucho». Me dijo: «Me registré para trabajar con un grupo de redención para resolver unos problemas de abuso muy serios en mi pasado» La miré y le dije: «¿Por qué está desanimada? Está creciendo tan rápido. O sea, está progresando mucho tan rápidamente». Ella dijo: «Sí, pero Jesús dice que debemos ser perfectos».
Le dije: «Oh. Permítame decirle por qué dijo eso. Lo dijo para frustrarla. Para que lo intente un rato y después llegue a reconocer que no es perfecta y que no puede ser perfecta. Para que sepa que Él es su perfección y para que reciba su gracia y descanse en eso. Para que no sea como los judíos del Antiguo Testamento que buscaban una mota de polvo por toda la casa: “¡Sé que anda por aquí en alguna parte! ¿Dónde está? ¡Ahí está!». Siempre hay algo que no está limpio, y tendemos a hacer eso con nuestras propias almas. «Sé que hay mugre y suciedad por aquí en alguna parte. ¡Déjeme encontrarla! Déjeme encontrarla. La encontré. Sabía, sabía que yo no era limpio».
Le dije: «Jesús fue perfecto. Usted no lo es. Y Jesús le dijo que tratara de ser perfecta para que reconociera que usted no puede serlo, y para que reciba su perfección, su gracia y su misericordia». La miré a los ojos y le dije: «Escúcheme. Jesús se complace tanto en usted. Jesús se complace tanto en usted». Me dijo: «¡Pero no soy perfecta!». Y le dije: «Y yo tampoco, pero se complace en ver nuestro progreso». Se complace en ver nuestro progreso. Hasta que muramos, resucitemos, y veamos a Jesús cara a cara, no vamos a ser perfectos.
No dice en la Escritura que debemos tener una actitud displicente o apática hacia el pecado y que no lo afrontemos o que hagamos muchas excusas. Pero debemos entender que solo Jesús fue perfecto y que Él es nuestra perfección, y tenemos que celebrar el progreso en nuestras vidas y el progreso en la vida de otros.
Tuve el gran honor de servir a esta mujer. Me miró y me dijo: «¿En realidad piensa que se complace en mí? Le dije: «Estoy seguro que sí». Soy su pastor y estoy muy complacido con usted. O sea, mire todo lo que ha progresado en un año. Es asombroso. Su corazón es muy dócil». Sonrió y la abracé y oré por ella.
Esto es lo principal al empezar Ester capítulo 4, donde veremos que «Jesús es un mejor Mediador», en Ester 4:1–17. Al ver la historia de Ester y Mardoqueo, ellos no son perfectos. Aunque le hayan dicho en alguna clase estudio o currículo otra cosa, estas personas no son perfectas. Pero para empezar, el capítulo 4 es como una bisagra sobre la que gira toda la historia. Empiezan a progresar.
Les daré una analogía. Les diré de antemano que es una analogía terrible, y Grace me lo indicó anoche, pero es la única que tengo. Imagínense un campo de 100 yardas, ¿de acuerdo? Puede ser una cancha de fútbol o de fútbol americano. Lo que sea, no importa. No juzgamos ni evaluamos a alguien por dónde están sino por donde empezaron y el rumbo que han tomado.
Tengo un amigo pastor, no diré su nombre, pero fue criado en una familia pobre; lo agredieron sexualmente muchas veces cuando era joven; al crecer se volvió obeso, pesaba mucho más de 300 libras y tuvo problemas cardíacos a raíz de eso; estaba adicto a la pornografía; vivía en su carro. Después conoció a Jesús y ahora tiene una familia hermosa y es pastor de una iglesia maravillosa.
Y de vez en cuando dice algo que no debe decir, nada tan malo como lo que yo digo generalmente, y la gente se escandaliza: «No debería decir eso». Y pienso: «A este tipo no le dieron la pelota en la primera yarda. Se la dieron en el parqueadero». ¿Cierto? O sea, su vida empezó horrible, pero ahora vean todo lo que progresado. Vean todo el progreso en su vida.
Algunos de ustedes nacieron en la yarda 50, algunos nacieron en la primera yarda. La pregunta es si están progresando y en qué dirección van. Hoy con Mardoqueo y Ester veremos que les dieron la pelota digamos en la segunda yarda. La vida es dura, las circunstancias difíciles, no son fáciles, y por muchos años no progresan en absoluto.
En este momento en la historia, Ester lleva 5 años de haberse casado con Jerjes, y no nos dice lo que pasó en ese periodo porque realmente nada pasó. No hubo mucho progreso, pero en Ester 4 ambos Ester y Mardoqueo empiezan a progresar. Para los que no han progresado en algún tiempo, espiritualmente hablando, esto les dará mucho ánimo y esperanza. Para los que sí están progresando, no se decepcionen juzgándose con el estándar de la perfección, véanse a través de los ojos del progreso. ¿Están progresando?
Aquí comienza la historia. Primero veremos a Mardoqueo, y trataremos a Mardoqueo, a Ester, a Amán, y a Jerjes, los cuatro personajes principales de la historia, como si fueran estudios de casos. Dos de estas personas no progresan en absoluto. No pertenecen al pueblo de Dios, no cambian. O sea, Amán y Jerjes. Dos de estas personas pertenecen al pueblo de Dios y sí progresan. Tardan un poco, pero sí empiezan a avanzar espiritualmente en el capítulo 4. O sea, Mardoqueo y Ester.
Aquí está Mardoqueo. Mardoqueo progresa. Ester 4.1–3: «Cuando Mardoqueo supo todo lo que se había hecho…». Bien, si son nuevos, tengo que ponerlos al día con la historia. Hay un rey llamado Jerjes que reina sobre un Imperio llamado Persia. Era el hombre más poderoso, influyente, y rico en el mundo hasta ese entonces. Se sienta en un trono y reina como un dios. Se enoja cuando con su esposa porque desobedeció una orden suya de desfilar delante de una fiesta de borrachos que Él organizó y se divorcia de ella.
Cuatro años después, organiza un enorme concurso en el que participan centenares de mujeres, a quienes les da un año de tratamientos en el spa, y la campeona sería coronada reina de Persia. Es un hombre terrible y enfermizo que supervisa todo este proceso. Una de las jóvenes que estaban en la competencia para ser la próxima reina de Persia era una mujer llamada Ester. Es de ascendencia judía, pero no camina con Dios necesariamente. De niña había quedado huérfana. Sus padres murieron cuando era pequeña y fue adoptada por su primo mayor, Mardoqueo, quien sería la figura paterna de su vida. Ese es Mardoqueo.
Hasta ahora Mardoqueo ha actuado como un cobarde. Nadie sabe que Él es judío, que pertenece al pueblo de Dios. Trabaja para un rey pagano, y a la hora de quitarle a su hija adoptiva se la entrega sin pelear siquiera, lo cual es un horrible pecado de omisión. Sin embargo decide que prefiere morir antes que inclinarse ante un gobernante llamado Amán.
Tenemos a Jerjes, el rey, y Amán era su principal hombre de confianza. Amán es un ególatra, ama el poder, la gloria, y el reconocimiento público; y el rey emite un decreto que ordena a todos a inclinarse ante Amán. A Amán le gusta eso, y a nosotros nos gustaría también, ¿cierto? ¿No sería maravilloso si todos se inclinaran en su presencia? No estoy diciendo que deban hacerlo, pero sería súper. De repente entra a un cuarto y todos se inclinan delante de usted. Cualquiera que entre a verlo tendría que inclinarse. Era un reconocimiento oficial de su poder y autoridad. Era como una reverencia en el Imperio Británico, o como cuando se inclinan en las culturas asiáticas, como cuando saludan en el ámbito militar. Todos se inclinan ante Amán menos un tipo llamado Mardoqueo. Mardoqueo no le hace reverencia.
O sea, hacen unos eventos enormes donde muchas personas se inclinan menos uno, y es algo muy obvio, ¿cierto? Mira a Amán con puñales en los ojos. «No voy a inclinarme». No sabemos exactamente por qué, pero sabemos históricamente que estas dos familias, la de Amán y la de Mardoqueo en el Antiguo Testamento cientos de años antes eran enemigos y peleaban. De hecho, la familia de Amán fue el primer grupo de personas que atacó a la familia de Abraham, a la cual pertenece Mardoqueo.
Después sucede que Mardoqueo sigue haciendo esto. Sigue instigando y encolerizado con Amán. No se inclina, no le hace reverencia, no se inclina, y esto continúa por mucho tiempo Finalmente Amán estalla y dice: Voy a hacer que maten a Mardoqueo, y a todos los de la raza judía con él. O sea todo el pueblo de Dios». Los historiadores nos dicen que en ese momento eran quizás 15 millones de personas. O sea que el castigo no guardaba relación con el delito. Un tipo no se inclina y 15 millones de personas mueren. Amán iba volverse un Hitler al ordenar un genocidio y un holocausto. Las cosas están empeorando.
«Cuando Mardoqueo supo todo o que se había hecho», Ahora todo está fuera de control. «Rasgó sus vestidos, se vistió de cilicio y ceniza, y salió por la ciudad, lamentándose con grande y amargo clamor». O sea, esto es luto público, llanto. También es como una protesta pública. El decreto fue emitido, la sentencia de muerte ha entrado en vigor. La fecha se ha fijado y Mardoqueo se ve impotente. Decide protestar. Públicamente se identifica con el pueblo de Dios.
En este momento en la historia, solo en privado se cuenta entre el pueblo de Dios. Pasa de estar en silencio a hablar. De ser pasivo a ser activo. Lo vemos progresar. En este momento Mardoqueo, no sé cuándo recibe salvación o se vuelve creyente. Hasta este momento, no ha caminado fielmente con Dios. Está lejos de Jerusalén, no ora, no lee las Escrituras, no diezma ni ofrenda, no hay sistema de sacrificios, nada que indique que camina con Dios. Es muy, muy pasivo. Parece ser un hombre cobarde y tímido que adora la comodidad y la conveniencia, no a Dios. Pero ahora se vuelve activo. ¿Cierto?
Hay esperanza para los que han sido pasivos. Hay esperanza para los que han sido cobardes. Hay esperanza para los que se han quedado callados. Y algunos de ustedes han sido así por mucho tiempo. Mardoqueo hasta ahora había criado a Ester, y ella lleva 5 años de casada. Quiero decir, llevan mucho tiempo así y ya era hora. Algunos de ustedes han sido así. Llevan mucho tiempo así y ya era hora.
Pero aquí hay esperanza. Mardoqueo se vuelve activo. Empieza a progresar espiritualmente, y lo hace en público, y lo hace poniéndose de luto. «Y llegó hasta la puerta del rey, porque nadie podía entrar por la puerta del rey vestido de cilicio». Uno no puede estar triste delante del rey. El rey solo quiere buenas noticias, no malas noticias. «Háblenme de todas las victorias, no de las derrotas».
Algunos somos así. No nos gustan las malas noticias, solo las buenas noticias. Por eso es que algunos de ustedes no ven el noticiero. Piensan: «Oh, no, si pongo el noticiero me dirán algo malo así que voy a hacer esto. Cambiaré de canal y veré una comedia. Eso es lo que voy a hacer». Tendemos a ser como el rey: Si no es agradable, no queremos saberlo.
Solo las personas alegres y con buenas noticias podían ver al rey. A Mardoqueo no lo dejan entrar al palacio porque está llorando, está gimiendo, está de luto. Verso 3: «Y en cada una de las provincias y en todo lugar donde llegaba la orden del rey y su decreto, había entre los judíos gran duelo y ayuno, llanto y lamento; y muchos se acostaban sobre cilicio y ceniza».
Ahora, permítanme decirles algo brevemente, pastoralmente, prácticamente. En occidente, los hombres sobre todo no lloramos bien. ¿Cierto? No lo hacemos. En la Biblia, es una cultura más oriental que occidental, sobre todo en el Antiguo Testamento. Cuando algo malo sucede, lo dan a conocer, ¿cierto? Se cambian la ropa, se ponen cenizas en la cabeza, salen en público, gritan, lloran, se lamentan. La mayoría de los Salmos son salmos de lamento, son palabras para que el pueblo de Dios cante y ore expresando su dolor, su tristeza, y su desgracia.
Nosotros no hacemos eso, ¿verdad? O sea, en occidente lo hacemos así: «¿Cómo está?». «Bien, ¿y usted?». «Bien. Ambos estamos bien. Súper. Que le vaya bien, adiós». Y nos vamos cada cual por su lado. Mientras tanto, el tipo se está divorciando y ella tiene cáncer, y dicen que están bien. No están bien.
«Es que no quiero perder la calma». ¿Por qué? ¿En la Biblia dónde dice: «No perdáis la calma»? En la Biblia muchos pierden la calma. «Es que no quiero ponerme emotivo». ¿Por qué no? No dice: «No os pongáis emotivo». «Es que no quiero ser una carga para otros». Lo que no está permitiendo que hagan es conocerle o amarle.
Un par de razones por las que aprender a lamentar y ser honestos es bueno, y dejar que la gente sepa que: «Es un tiempo difícil para mí y no me va bien». Familiares, amigos, grupos comunitarios, o lo que sea. Primero: es decir simplemente la verdad. O sea, la Biblia dice: «No darás falso testimonio». Si lo único que dice es: «Estoy muy bien», o si siempre cambia la pregunta y dice: «¿Y usted qué tal?», está mintiendo. No está diciendo la verdad.
Segundo, Dios mismo llora. Lo vemos casi desde el comienzo en Génesis 6 que a Dios le dio tristeza en su corazón haber hecho al hombre. Vemos a Jesús llorando por Jerusalén. Dios llora. Dios expresa tristeza. Cuando Lázaro el amigo de Jesús muere, el verso más corto de toda la Biblia es ¿cuál? Jesús lloró.
Algunos de ustedes dirán: «No parece ser muy fuerte». Es porque ustedes han asistido a Mars Hill y no les he enseñado bien, así que permítanme redondear eso. Jesús es muy masculino, trabaja en la construcción que lloró cuando murió su amigo, ¿de acuerdo? Uno puede sufrir y llorar masculinamente. Como cuando Grace tuvo un aborto espontáneo y perdimos un hijo, yo sufrí y lloré porque soy papá y extraño al que hubiera sido nuestro sexto hijo. Falta alguien en la mesa cuando cenamos cada noche.
Además, si usted no se lamenta, tendrá un colapso. Cuando vienen las circunstancias difíciles, le da cáncer, pierde el trabajo: «Quiero divorciarme, nuestros hijos han negado la fe». ¿Qué? Su amigo lo socavó. Eso viene acompañado de mucho estrés y presión, y si no tiene una válvula de presión, explotará. Lo llamamos estrés. Por eso es que la gente en occidente está tan estresada, interiorizan todas sus penas. Después vamos al consejero y nos receta fármacos para medicarnos. No estoy diciendo que siempre sea pecado, sino que a veces lamentarse es mucho mejor que lo otro. Y si no tiene una válvula de presión, tendrá un colapso. Tanta presión. Lamentarse, sufrir, llorar, cantar a Dios, hacer esto con otros, nos ayuda a aliviar la presión.
Tercero, invita a otras personas a conocerle y amarle, a conocerle y amarle. Y puede que no lo sepa, pero es un regalo para ellos. Hace me senté con un amigo a hablar y me explicó que su familia está batallando el cáncer. Me permite conocerle y amarle y es un regalo inmenso para mí porque clarifica mucho debido a la cortos de miras y a lo simplista que puede ser nuestra vida con nuestros asuntos y problemas. De repente, con lo que estamos lidiando parece cataclísmico, y alguien nos dice lo que en realidad está pasando en su vida y de repente se ajusta la realidad y con lo que estamos lidiando deja de ser apocalíptico, resulta no ser tan grande.
Como iglesia permítanme animarlos, es bueno aprender a sufrir juntos, y es un acto de adoración igual que cantar y regocijarnos. La Biblia dice que Dios se goza con los que gozan y llora con los que lloran. De igual manera, el pueblo de Dios debe gozarse con los que gozan y llorar con los que lloran.
Aquí se activa la fe de Mardoqueo cuando se lamenta y llora. Lo principal con la fe es esto: la fe es una convicción interna que conduce a una acción externa. La fe no es solo lo que usted cree, es cómo se comporta. A veces sabemos quién tiene fe verdadera por lo que hacen.
Les daré un ejemplo. Si va a una piscina y ve a un niño en el borde con su pañal de natación, nervioso. Su papá está en la piscina diciéndole: «¡Confía en mí, yo te atajo, salta! ¿Cómo sabemos si el niño tiene fe en su padre? No si escriben un tomo teológico sobre la palabra griega ‘fe’. Si ¿qué? Si saltan. Si el niño salta, confía en su Padre. La fe se demuestra con la acción.
Si ve a un joven o a una joven cuando llega el día de su boda y los dos llegan, la puerta se abre y ella camina hacia el altar donde él la espera. El hecho de que él esté ahí es un acto de fe. Que ella camine hacia él es un acto de fe. Los dos parados ahí juntos tomados de la mano es un acto de fe. Ambos están diciendo: «Confío en ti» delante de todos porque la fe se demuestra en lo que hacen.
No sé si Mardoqueo tenía fe en este momento. No lo sé. Puede que sea como algunos de ustedes. No es ateo y diría que pertenece a Dios, pero en realidad no camina con Dios. No sabemos dónde se encuentra, igual que algunos de ustedes.
Así era yo hasta los 19 años de edad. Cuando conocía Grace, yo tenía 17 años, y ella me preguntó: «¿Eres cristiano?», y le dije: «Creo en Dios». ¿Qué quiere decir eso? No significa mucho para que lo sepan. Dice en Santiago que hasta los demonios creen en Dios. O sea, decir eso no es un hito particularmente. ¿Amén? Es como decir: «Yo creo lo que creen los demonios». Como logro deja mucho que desear. «Creo que hay un Dios». ¿Es cristiano? «Eh, no sé. Sí. Trato de ser una buena persona». Hasta ahí llegaba.
A los 19 años conocí a Dios y me salvó. Entré en una nueva temporada en mi vida. Como una bisagra, mi vida entera giraba en torno a esa temporada. Algunos de ustedes son así. No saben cuándo se volvieron cristianos. No saben cuándo se les activó la fe. No saben si eran creyentes que vivían como hipócritas o si no eran creyentes y se volvieron creyentes. No saben.
No sabemos esto con Mardoqueo. Pero sí sabemos que algo cambia en él aquí, y empieza con su dolor, con su sufrimiento y su lamento. Y algunos de ustedes necesitan empezar ahí también. Reconociendo su pecado y su situación, sufriendo, haciendo duelo, con dolor y llanto. «Necesito hablar con Dios. Necesito hablar con su pueblo. La vida es dura. No les miento. No puedo arreglar las cosas solo. Estoy en un verdadero lío». Eso está bien. Eso está bien.
O sea, la pregunta que debe hacerse y que debe tratar en su grupo comunitario es: ¿En qué manera ha sido pasivo y necesita volverse activo? Nadie sabía que él era un creyente, ahora todos saben que es un creyente. Estaba callado, y ahora está hablando. Era pasivo, y ahora es activo. Hay progreso.
Ahora, reconocemos que le dieron el balón en la segunda yarda. Vive lejos de Jerusalén, ¿saben? Los profetas no han hablado en Susa. No hay milagros, no hay ángeles. Es un tiempo oscuro. Él viene de varias generaciones de creyentes tibios, quizás, medio espirituales, sin una fe candente como pueblo de Dios. Pero ahora está progresando. Ahora se está moviendo.
¿Ustedes, en dónde han sido pasivos y necesitan volverse activos? Dirán: «Sé que debo leer la Biblia, pero no lo hago». Vuélvase activo, empiece a leerla. «Sé que debo orar, pero no oro». Vuélvase activo, empiece a orar. «Sé que necesito estar en un grupo comunitario con el pueblo de Dios e integrarme a un grupo». Entonces hágalo. ¿Qué espera?
Confío y estoy seguro que Jesús le ama y envió su Espíritu Santo para darle oportunidades para progresar espiritualmente y se las aprovecha progresará espiritualmente. No se trata de ser perfecto. No quiero hablar de todo lo que no hizo y de todos sus fracasos. Tomemos esos en cuenta, lamentémonos por ellos, pero vayamos más allá en la gracia de Dios.
Es lo que pasa con Mardoqueo. Podía haberse sentado el resto de su vida diciendo: «No he caminado con Dios. Mi padre no caminó con Dios. Mi abuelo no caminó con Dios. Dijimos que éramos creyentes. Somos todos unos hipócritas. No me casé. No tengo hijos. Soy un cobarde completo. Crié una niña que me dieron para adoptarla, y se la di a un tipo que cree ser Dios un pervertido asqueroso, y ahora 15 millones de personas van a morir por mi arrogancia y terquedad». ¿Cierto?
Si quiere sentarse ahí y decir: «Sírvanme otra copa, y alguien búsqueme una estación de música ranchera», podría hacer eso el resto de su vida, ¿cierto? Tiene mucho de qué lamentarse, pero en cambio, progresa. ¿Qué oportunidades le ha dado Dios para que progrese? Válgase de ellas y la gracia de Dios le ayudará a progresar. Esa es la historia de Mardoqueo.
¿Qué tal Ester? Ester tiene una oportunidad para progresar. Capítulo 4, verso 4: «Vinieron las doncellas de Ester y sus eunucos y se lo comunicaron, y la reina se angustió en gran manera». Fuera del palacio esto es lo que está pasando: Amán decide volverse el primer Hitler decretando holocausto genocida contra 15 millones de judíos. Mientras tanto, Ester está en el palacio y no tiene idea.
El punto principal es este: No suponga que los líderes saben mucho. ¿De acuerdo? Muchas veces la gente dice: «No puedo creer que hayan tomado esa decisión. No tenían la información. Emiten sentencia de muerte, es una gran noticia, la gente sale a la calle con llanto plañidero por todo el Imperio Persa, y ella está en el palacio sin saber nada. No supongan, si trabaja en los negocios, que su jefe sabe todo lo que está pasando. No suponga, si está en ministerio, que los pastores saben todo lo que está pasando. Necesita hacer lo que hizo Mardoqueo, o sea informar a la gente lo que está pasando. A veces los líderes no saben todo lo que está pasando.
Entonces a Ester le llega palabra: «Van a matar a tu primo, a tu figura paterna adoptiva, y a 15 millones de judíos». Es una crisis, pero una crisis se vuelve una oportunidad. Una crisis se vuelve una oportunidad. La mayor parte del tiempo, nuestro progreso ocurre en temporadas de duras dificultades. ¿Entienden? El progreso espiritual suele ocurrir en temporadas de duras dificultades. Hay una crisis.
Por eso cuando la gente pasa por periodos duros y difíciles, arduas temporadas y circunstancias, dicen cosas como: «Ojalá nunca hubiera pasado. No lo hubiera escogido… no se lo hubiera deseado a nadie, pero nunca crecí tanto en mi vida. Nunca me sentí tan cerca de Dios en mi vida. Nunca hubiera aprendido las lecciones que aprendí si no fuera por el cáncer, el divorcio, la traición, el sufrimiento, la pobreza, el desempleo, estar en quiebra». Lo que sea, la tragedia. Muchas veces nuestras oportunidades de crecimiento espiritual se dan en las temporadas más duras y desesperantes.
Y ella se entera que hay una crisis. «Y envió ropa para que Mardoqueo se vistiera y se quitara el cilicio de encima pero él no la aceptó». Esto nos parece extraño. Pensamos: «Millones de personas van a morir. ¿Te gustaría un vestido nuevo?». O sea, pare que no viene al caso, ¿verdad? «Vayamos al centro comercial».
En realidad lo que pasa es que ella no ha estado en contacto con Mardoqueo. Ella está en el palacio, él está afuera en la ciudad de Susa. Está llorando, plañendo, sufriendo, lamentándose, ¿cierto? Los medios de comunicación han llegado. Lo rodea un poco de gente. Empieza a ganar popularidad en Twitter. Le ponen página en Facebook, ¿cierto? Es como una pequeña tracción. Y ella la dice: «Quiero hablar contigo pero no puedes entrar al palacio con atuendos de duelo. Necesitas cambiarte para tener acceso, así que déjame mandarte una ropa».
Pero él le dice: «No, es prematuro». ¿Cierto? Las cámaras por fin llegan. Finalmente empezamos a llamar la atención más para la causa de por favor no nos maten a todos’. «Me parece prematuro dejar de hacer duelo y volver a mi relación contigo». Y le dice que no.
«Entonces Ester llamó a Hatac, uno de los eunucos que el rey había puesto a su servicio, y le ordenó ir a Mardoqueo para saber qué era aquello y por qué. Y salió Hatac a donde estaba Mardoqueo en la plaza de la ciudad, frente a la puerta del rey». Todo esto era muy público. «Y Mardoqueo le informó de todo lo que le había acontecido, y la cantidad exacta de dinero», era una enorme cantidad, «que Amán había prometido pagar a los tesoros del rey por la destrucción de los judíos».
Detrás de todo esto hay algo demoníaco. Satanás siempre quiere destruir al pueblo de Dios. Simple y llanamente. Lo hace con el pecado en el Huerto. Lo hace en Sodoma y Gomorra. Lo hace en Egipto con Faraón. Lo hace en Babilonia con el exilio. Lo hace aquí en Susa con Jerjes. Por eso fue que Herodes trató de destruir al Niño Jesús. Por eso persiguieron a la iglesia primitiva en el Libro de los Hechos. Por eso matan a los mártires en la Era Cristiana.
No luchamos contra sangre y carne sino contra principados, potestades, y espíritus, y Satanás, y los demonios, y el poder, y grupos de personas que quieren destruir al pueblo de Dios. Es la colisión de dos reinos. Las tinieblas declaran la guerra a la luz.
Mardoqueo «le dio también una copia del texto del decreto que había sido promulgado en Susa para la destrucción de los judíos, para que se la mostrara a Ester y le informara, y le mandara que ella fuera al rey para implorar su favor y para interceder ante él por su pueblo. Regresó Hatac y contó a Ester las palabras de Mardoqueo».
Ahora la fe de Mardoqueo es activa. Está progresando. Envían el intermediario, a este siervo que tiene acceso a Ester, y le dice: «Amán nos va a matar a todos y va sobornar al rey. Sucederá pronto. Ya fijaron fecha. Este es el decreto que emitieron y la fecha que seremos ejecutados. Dígale a Ester que haga algo. Dígale a Ester que haga algo».
Esta es la clave: hasta ahora en el libro, Ester ha sido pasiva, no activa. Se ha quedado callada, no ha dicho nada. Otros han decidido por ella, no ha tomado decisiones sola. Qué fácil es mirar las circunstancias de nuestra vida y decir: «Están fuera de mi control. Todo es tan grande y yo soy tan pequeño. La corriente cultural es como un enorme río y yo soy solo una hojita arrastrada por su caudal. No puedo hacer nada».
Hasta este momento en la historia Ester parece ser así. Todo sucede a su alrededor, toman decisiones por ella, la gente habla por ella. No es activa. No avanza espiritualmente. No hay indicio alguno hasta ahora que haya orado, leído las Escrituras, adorado con el pueblo de Dios, nada de eso. No ha ofrecido sacrificios por sus pecados. Nada de eso.
Repito, ella es como mucha gente que sabe lo que debe hacer pero no lo hace, y su fe es cosa privada, no pública. Nadie sabe que Ester pertenece al pueblo de Dios. Es cosa secreta porque no quiere que su vida sufra inconvenientes. Y Mardoqueo le intima: «No le digamos a la gente que pertenecemos a Dios. Tratemos de asimilarnos y proverbialmente seguirles la corriente».
¿Cuántos de ustedes se identifican con eso? Ahora las circunstancias los han dejado en una postura muy difícil. No debió casarse con esa persona, no debió quedar embarazada, no debió endeudarse, no debió meterse a ese negocio o a ese régimen, no debió comprar esa casa. No debió hacerlo y ahora se encuentra en una situación muy complicada difícil y delicada, y la respuesta es: necesitan volverse activos. Es tiempo que su fe sea pública. Es tiempo de decir algo. Es tiempo de hacer algo. Es tiempo de moverse.
Seamos razonables con Ester y digamos que nació lejos de los judíos devotos que vivían en Israel forma parte de los no judíos menos devotos que viven en Susa, que desobedecieron el mandato de Isaías de regresar a Israel. Sus padres mueren. Es una muchacha huérfana, probablemente pobre, y a Mardoqueo no lo están premiando por ser padre del año. ¿De acuerdo? O sea que le dan el balón en la segunda yarda. Lleva cinco años de casada y sigue en la segunda yarda. No avanza. Mardoqueo está diciendo: «Díganle a Ester que se mueva. Estoy progresando y ella necesita progresar».
La verdad es que algunos de ustedes, su comunidad, su familia, sus amigos, las personas con quienes pasan el tiempo, todos están estancados, y si uno de ustedes se desestanca puede motivar a otros a desestancarse. Mardoqueo se desestanca y aquí está animando a Ester a desestancarse para que avance espiritualmente.
La siguiente pregunta para ustedes y para sus grupos comunitarios es ¿qué oportunidad les ha dado Dios hoy para que avancen un poco? Hoy. Hay un sentido de urgencia aquí en las Escrituras. También debe haber un sentido de urgencia en nuestra vida. Algunos de ustedes dirán: «Está en mi lista de quehaceres». No, su relación con Dios debe estar al centro de todo, debe ser lo primero en su lista de quehaceres. No algo que se completa, sino algo constante que afecta todo lo demás.
¿Para usted qué es eso? Sé que el Espíritu Santo les ha estado diciendo algo. ¿Es hora de empezar a leer la Biblia? ¿Es hora de confesar su pecado? ¿Es hora de empezar a orar? ¿Es hora de buscar personas piadosas y aprovechar la oportunidad de entablar amistad con ellos? ¿Es hora de servir y usar sus dones? ¿Es hora de reorganizar su presupuesto y su itinerario para que su relación con Dios no sea solo interna y personal sino externa y pública? ¿Para usted qué es?
Mardoqueo se vuelve activo y progresa, y le insta a Ester que se vuelva activa y progrese. Y yo quiero instarles a volverse activos y a progresar. La pregunta es: ¿Qué hará ella? Debe tomar una decisión. Esto nos da ánimo y esperanza a todos porque Ester progresa.
Ester 4.10–17: «Entonces Ester habló a Hatac y le ordenó que respondiera a Mardoqueo». Ester le da una orden a alguien, no habíamos visto eso. Se hace cargo. Se porta como un líder. Toma la iniciativa. Ya no se preocupa por ella misma sino por el pueblo de Dios. En realidad está entrando en… no sé cuándo ella se ‘salva’ entrecomillas. No lo sé. Repito, al igual que Mardoqueo y algunos de nosotros, es difícil determinar que haya sido salva en ese momento.
Porque algunos de ustedes tendrán experiencias dramáticas y dirán cosas como: «Estaba andando en la calle y Jesús apareció y me dijo: “Deja eso”, y cambió mi vida por completo». Ese es su día. Apúntelo en el calendario, y póngale un círculo; cómprese un mollete cada año. Es su día más importante, ¿cierto? Ya lo da por hecho.
Algunos de ustedes dirán: «No sé. Fui a la iglesia a medias, y mis padres medio creían en Dios, pero como que no, y yo no era ateo pero tampoco andaba con Dios, y de pronto empecé a cambiar. Pero no sé…lo tengo adentro en alguna parte». Esa es su historia más o menos. Si se parara en una iglesia, digamos, diría lo siguiente: «Lo que sí sé es que empecé a crecer mucho aquí. Empecé a cambiar mucho aquí. Empecé a progresar mucho aquí. Fue durante ese periodo de mi vida». Empieza a ordenar la gente.
Verso 11. «Todos los siervos del rey y el pueblo de las provincias del rey saben que para cualquier hombre o mujer que venga al rey en el atrio interior, sin ser llamado, él tiene una sola ley, que se le dé muerte, a menos que el rey le extienda el cetro de oro para que viva. Y yo no he sido llamada para ir al rey por estos treinta días».
Lo que está diciendo es «Quiero hacer algo, pero es peligroso». Así es la fe, la fe en acción frente a la oposición. Y contempla su situación y dice: «Bien, la única forma de hacer que el rey anule el decreto de Amán de matar a todo nuestro pueblo es si yo me presento delante del rey», su esposo. Ella dice: «El problema es que Él está sentado en un trono. Tiende a beber mucho cuando se sienta en el trono». Eso es lo que sabemos hasta ahora. «Y al que se presenta de repente delante del rey, lo matan; o sea que no hay infractores reincidentes en esta situación. No puede decir: “Sí, a la tercera vez…”, nada, solo una vez».
En la excavación de un antiguo hallazgo arqueológico muestran esto en un antiguo retrato. Mostraba al rey persa sentado en su trono y detrás de él un soldado con una enorme hacha. ¿Se imaginan eso? Uno dice: «Tengo que ver al rey, pero no. No, no, no». Cualquier asunto que tenga no es tan importante. Un verdugo con tremenda hacha y un lugar donde poner el cuello. Uno dice: «Me gustaría hacer cita con el rey». Bueno, está bien. «Primero ponga la cabeza aquí». ¿Por qué? «Vamos a removerla de su cuerpo. Al rey no le gusta ser interrumpido cuando se sienta en su trono a tomar vino».
Esto estaba mal pero era muy eficaz. ¿Cierto? ¿Cuántos de ustedes trabajan como gerentes, y de repente…? Me perdieron el hilo. Dicen: «Sería una buena política de oficina. Mi carga de trabajo disminuiría tan rápido que no habría más intrigas en la oficina ni eso de que ‘tengo un problema’. No, nadie tiene un problema tan grande como para perder la cabeza». ¿De acuerdo? Está mal pero es efectivo.
Al rey no lo pueden interrumpir a cada rato, por eso crearon esa regla. Solo se le permite ver al rey si él lo invita. Digamos que quiera ver al rey y le dan entrada al palacio, usted se pararía a cierta distancia y si él bajaba el cetro, que representa su autoridad soberana, si baja el cetro hacia usted, usted podía caminar hacia él y poner su mano sobre la punta del cetro, y eso quería decir que le daba la bienvenida y lo invitaba a reunirse con él. Si mantenía el cetro hacia arriba, podían cortarle la cabeza y matarlo.
¿Es riesgoso? Claro. Es sorprendente lo cobardes que podemos ser. Pensamos: «¿Qué tal que pierda mi trabajo?» Por lo menos no perdió la cabeza. ¿Cierto? Si decimos: «¿Qué tal que pierda mi novio?». Al menos no perdió la cabeza. ¿Entiende? Como les digo.
«Y contaron a Mardoqueo las palabras de Ester. Entonces Mardoqueo les dijo que respondieran a Ester: No pienses que estando en el palacio del rey sólo tú escaparás entre todos los judíos». Puede ser una amenaza ligeramente encubierta. Hasta ahora solo una persona sabe que ella es judía, o sea Mardoqueo. Mardoqueo dice: «Si matan a todos los judíos, tú eres judía y te matarán también», pero solo la matarían a ella si él la delatara. No estoy diciendo que está manipulando la situación, pero un padre no debe decir cosas así. Puede que esté manipulando las circunstancias diciendo: «Morirás también», porque la pondrá en peligro. No sé.
«Porque si permaneces callada en este tiempo, alivio y liberación vendrán de otro lugar para los judíos». Hablaremos de eso en un momento. «Pero tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si para una ocasión como ésta tú habrás llegado a ser reina? Ester les dijo que respondieran a Mardoqueo». Está activa. Está progresando. Debe tomar una decisión difícil. Es como algunos de ustedes. Deben tomar una decisión difícil. «¿Me arriesgo, a vivo mi fe y afronto cualquier consecuencia que sea?».
Y permítanme decirles: Yo no soy un predicador de esos ingenuos, rosaditos, de conejitos, abracitos, y molletes. No voy a decirles: «¡Hagan lo que Dios les dice y todo saldrá genial!». Hay otros en la Biblia que son decapitados como Juan el Bautista. Y si leen lo que falta de la historia—no quiero darles mucha información todavía, pero no tiene un final de esos: «Y vivieron felices para siempre … Jerjes fue salvo, estudió en el seminario, plantó una megaiglesia, y Ester se encargó del ministerio para mujeres, tuvieron 27 hijos y todos llegaron a ser misioneros en la China; hablan varios idiomas: persa, hebreo, y griego, y oh, los encontrará en la concordancia». No termina así. No termina así.
A veces mediante nuestro pecado y el pecado de otros y la dificultad de las circunstancias nos metemos en situaciones y decimos: «Estoy en un aprieto y si decido obedecer a Dios, las cosas podrían empeorar», y a veces eso es cierto; o podrían mejorar por un tiempo y empeorar para siempre, o podría mejorar para ellos y empeorar para mí. En esas se encuentra Ester. En esas vivimos nosotros porque la fe es acción. Es hacer, tomar riesgos.
¿Qué irá a hacer? Ella madura. Ella avanza. Aunque haya o no haya conocido al Señor, creo que aquí demuestra su fe en el Señor. Demuestra su fe en el Señor. Y dice lo siguiente:
Verso 15: «Ester les dijo que respondieran a Mardoqueo. Ve, reúne a todos los judíos que se encuentran en Susa». Reúne al pueblo de Dios como una iglesia. Necesitamos el pueblo de Dios. A veces en el mundo occidental al leer la historia vemos a Ester como un personaje solitario, pero no lo es. Mardoqueo está ahí. En un momento dirá que las muchachas que están con ella están ahí. El pueblo de Dios está ahí. La verdad es que hay líderes pero estamos en esto juntos. Necesitamos al pueblo de Dios. Estamos juntos en esto.
«Reúne a todos los judíos que se encuentran en Susa y ayunad por mí; no comáis ni bebáis por tres días, ni de noche ni de día». Está diciendo: «Necesito que el pueblo de Dios me ayude. No sé lo que va a pasar. Temo que puedan matarme. Solo soy reina porque Vasti no obedeció una regla, y yo voy a desobedecer una regla».
En la Escritura, cuando el pueblo de Dios ayuna generalmente preparan sus corazones para algo que podría ser difícil: ser llamado al ministerio, una oportunidad misionera. Es por eso que el Señor Jesús ayunó y oró 40 días antes de empezar su ministerio público.
Y casi siempre que la Biblia habla de ayunar, habla también de orar. Aquí es curioso que omiten la oración. Quizás debemos inferir que lo hacen, o que quizás estos no son creyentes maduros. De pronto son personas espirituales cuya fe ha estado inactiva por tanto tiempo que quizás están viviendo en retroceso. Nacieron judíos, en el pueblo del pacto de Dios. Les dieron el balón en la yarda 20, pero retrocedieron a la 5 y ahora empiezan a avanzar. Pero puede que no sea una obediencia que surge de forma completa, total, perfecta e inmediata. Quizás sea como nosotros: «Paso a paso, poco a poco, empecemos».
Y ella dice: «Después iré al rey». Eso es tener fe. No sé cuándo recibe la fe Ester, pero en este momento de la historia tiene fe, y fe es acción. Al conocer a Dios en la Biblia, las personas cambian. Lo que verán en el capítulo 4 es que Ester cambia y Mardoqueo cambia. No son perfectos, pero están progresando. Así es el creyente. Así es el creyente.
Uno no puede conocer a Dios y no cambiar. Como ellos, usted podría pasar por un período de rebeldía, o por un período de retroceso, pero finalmente, el pueblo de Dios progresa. Los únicos personajes en el libro que no progresan son Amán y Jerjes. No progresan en absoluto. Son iguales al final como al principio. Así son las personas que no conocen a Dios. No cambian. Los que sí conocen a Dios cambian, progresan. Aquí Ester está cambiando.
«Iré al rey». Se está volviendo muy valiente. Hay gran fe aquí. «Lo cual no es conforme a la ley». Creemos que por encima de las leyes humanas, las cuales según Romanos 13 debemos obedecer, la Ley de Dios es inmutable, perfecta y eterna. Y si el gobierno nos dice que hagamos algo contra la Ley de Dios, tenemos que poner en práctica algo llamado desobediencia civil y acatar la Ley de Dios y no hacer lo malo con leyes instituidas por los hombres.
Aquí el problema es: «No asesinarás». Amán está a punto de asesinar a 15 millones de personas inocentes por la amargura que siente hacia un solo judío. El castigo no se relaciona con el crimen, por lo cual Ester pretende desobedecer la ley a fin de cumplir con la Ley de Dios que dice: «No asesinarás».
Lo dice en así: «Si perezco, perezco». «Y Mardoqueo se fue e hizo conforme a todo lo que Ester le había ordenado». Ahora Ester toma las decisiones. Ahora Ester actúa sabiamente. Antes no compartía su fe, no permitía que nadie supiera que pertenece al pueblo de Dios porque Mardoqueo le había dicho que no. Aquí asume su propia fe. Entra en su propia relación pública con Dios y toma decisiones y lidera. Ella toma responsabilidad.
Dos declaraciones importantes en esta sección: la sección fundamental de todo el libro. Una la hace Mardoqueo y la otra Ester. Son los pasajes más citados memorables y amados del libro de Ester. El primero es de Mardoqueo. Dice en Ester 4.14: «Porque si permaneces callada en este tiempo», le dice a Ester, «alivio y liberación vendrán de otro lugar para los judíos».
Mardoqueo está diciendo básicamente: «No sé cómo nos vamos a salir de este lío. No sé cómo nos salvaremos y escaparemos esto. No sé. Pero lo que sí sé es que sin haces algo, Ester, la ayuda vendrá de alguna parte».
Algunos dicen que este es el primer indicio de Dios en el libro. No menciona el nombre de Dios, nadie ora, nadie lee las Escrituras, nadie se arrepiente, nadie canta, nadie ofrece sacrificios, no aparece el ángel, no ocurre ningún milagro, ningún profeta declara. Dirían que las palabras «de alguna parte» se refieren a Dios. Tal vez, o quizás está diciendo que Dios siempre viene a rescatar a su pueblo.
La verdad es que Dios nunca nos dejará ni nos desamparará. Por eso dice… Amigos, aunque no caminen con Dios si son creyentes, Dios camina con ustedes. Usted dirá: «Me he alejado mucho», pues a ver le digo, dése vuelta en arrepentimiento, y Él está ahí mismo porque la Biblia dice que aunque seamos infieles, Él permanece ¿qué? Fiel.
El mandamiento más frecuente de toda la Biblia es «no temas», porque hay muchas razones para tener temor. Aquí Mardoqueo tiene muchas razones para tener temor. Su terquedad podría provocar el asesinato de 15 millones de personas. Y cada vez que estudio eso, la Biblia dice: «No temas», enseguida dice ¿qué? «Porque yo estoy contigo». Dios está con su pueblo. Dios siempre está con su pueblo.
Dios está con su pueblo cuando están en pecado. Dios está con su pueblo cuando se han rebelado, cuando están en Susa y deberían estar en Israel, cuando trabajan para Jerjes cuando deberían trabajar para el Rey de reyes, cuando su fe es privada y debería ser pública, cuando son desobedientes y deberían ser obedientes, cuando están en circunstancias indebidas como estar casado don un gentil pagano que se cree Dios.
Ester también está en apuros. Ella dice: «Yo no he sido llamada para ir al rey por estos treinta días». Solo llevaban cinco años de casados. No se hagan ilusiones tipo escuela dominical cristiana de que este es un matrimonio amoroso y están cogidos de la mano cantando himnos y que salen a caminar todos los días. No lo ha visto en 30 días. Ni siquiera puede entrar en su presencia. Está ocupado con el harén. Pasa a otras cosas.
Mardoqueo y Ester se encuentran en una situación muy difícil, desesperante, y penosa, pero Dios está con ellos. Aunque están donde no deben estar, haciendo lo que no deben hacer, Dios está ahí. Y esperamos que ustedes al aprender los principios y al arreglar sus vidas no piensen que todo va a salir de maravilla. Uno puede ser un vencedor y todos pueden ser como Ester, pero sepan que Dios está con nosotros; nunca nos deja. Dios nunca nos desampara, Dios nunca nos traiciona, Dios nunca nos abandona. Dios no es un Padre que abandona a sus hijos. Papá siempre está ahí.
Y Mardoqueo empieza a volver en sí, y dice: «No sé lo que va a suceder, pero Él hará algo porque nosotros no podemos hacer nada». Ese es siempre el cuadro de la salvación en la Biblia. Las personas están destinadas a la muerte y no pueden librarse, y Dios tiene que venir o necesita enviar a alguien a servir.
Y después dice: «¿Y quién sabe si para una ocasión como ésta tú habrás llegado a ser reina?». Está diciendo: «Ester, ¿quién sabe? No deberíamos estar en Susa. No debías casarte con ese tipo. No debí dejar que te casaras con ese tipo. Él no debe ser la clase de marido que no te deja ir a hablarle. Amán no debió emitir esa sentencia de muerte. No debí ser tan terco que no le honré. Esto es una pesadilla, es un lío».
¿Cuántos de ustedes emocionalmente se están identificando con la historia y dicen: «Eso me suena». Al contemplar su vida, dice: «Es muy complicada. En parte por mis pecados, en parte por los de otros, en parte por nuestros pecados, en parte ni siquiera sé lo que está pasando».
Deja de hacer esas cosas y consiente sutilmente ante la providencia de Dios. Podía seguir haciendo duelo, odiando, despreciándose, avergonzado, condenándose, por la desgracia de su vida y haberse muerto. En cambio, levanta los ojos. «Bien, supongamos que el Dios de la Biblia existe de verdad. Supongamos que el Dios que sacó a toda clase de personas de situaciones terribles todavía nos ama. Supongamos, aunque quizás no estemos donde debemos estar, que formamos parte de su plan y que Él pueda usarnos. En la providencia de Dios, Ester, el hecho de que eres reina podría ser la clave de toda esta crisis».
Déjenme hablarles un poco sobre la gracia de Dios. La providencia de Dios no es fatalismo ni determinismo. El fatalismo y el determinismo es cuando uno cree que todo lo que ocurre es exactamente lo que Dios quiere. Yo no creo en eso. Yo no creo en eso.
En las últimas dos semanas una señora vino y me dijo: «Pastor Mark, por qué hizo Dios que yo fuera agredida sexualmente?». La miré a los ojos y empecé a llorar. Le dije, soy un padre que ama a sus hijos. Dios es un padre que ama a sus hijos. Así como yo no planeo cosas así, Él tampoco planea cosas así. Así como me destroza escuchar eso, Dios también se siente así». Creía equivocadamente en el fatalismo y el determinismo.
Cuando el pecado dice que hay pecado, no significa que eso es lo que Dios quiere. Por eso se contrista Dios. Por eso nos contristamos. Pero la providencia es cuando a pesar del pecado Dios sigue en control y es bueno. Dios es soberano, está al mando, es bueno. Si usted piensa que es bueno pero no es soberano; que tiene buenas intenciones pero no puede ayudar, si solo piensa que es soberano pero no es bueno; que está al mando pero como Jerjes. Él es soberano y bueno.
A. W. Tozer tiene una analogía. Era un viejo maestro de la Biblia. Dijo: «Imagínense un barco y su capitán ha determinado hacer llegar el barco al puerto. Es un largo viaje y debe atravesar un mar encrespado, pero con determinación quiere arribar a su puerto de destino. Después de todo el capitán está al mando, está en control, y es soberano. Digamos que en el barco hay muchísimos pasajeros. Los pasajeros toman muchas decisiones porque son libres y pueden tomarlas. Interactúan y pueden hacer toda clase de cosas, pero finalmente el capitán hará llegar ese barco a su debido puerto. Eso significa que todas las decisiones que toman los que vienen a acompañarlo en su viaje, son moralmente responsables. Si están pecando, rebelándose, amotinándose, haciéndose daño, son responsables por cualquiera cosa que hagan, pero la voluntad del capitán no puede ser rebasada, máxime su deseo de hacer llegar el barco a su puerto».
Cuando hablamos de la providencia de Dios, de eso estamos hablando. La gente toma decisiones y somos responsables por ellas. Y Ester y Mardoqueo van a tomar decisiones. Tomarán una buenas y otras malas por las que serán responsables; tomarán unas decisiones buenas por las que deben ser agradecidos. Pero finalmente la voluntad de Dios será cumplida. Dios nos hará llegar a casa. Nos hará llegar a su reino. Nos hará llegar a donde está Jesús. Nos hará llegar a donde está su Hijo. Nos hará llegar al lugar donde quiere que estemos.
Lo que está diciendo aquí es: «Ester, Dios está en control. Y se han tomado muchas decisiones malas y hay mucho pecado, pero si Dios todavía está en control podría valerse de ti y podrías tomar parte en su plan». ¿No les parece esperanzador? ¿Cuántos de ustedes al contemplar su vida dicen: «Sí, mi vida es así; o sea, me metí en una situación horrible, difícil, o comprometida». Dios podría usarle, y la providencia de Dios sigue intacta.
La declaración de Ester. Ester 4:16. Acabamos de leerla. La leeremos otra vez. Ester dice: «Ve, reúne a todos los judíos que se encuentran en Susa y ayunad por mí». Es como un gran servicio en la iglesia. «No comáis ni bebáis por tres días, ni de noche ni de día». ¿No es interesante? Requiere tres días para librar al pueblo. ¿Cuánto tiempo estuvo Jesús en la tumba? Tres días.
«También yo y mis doncellas». O sea, tiene su grupo comunitario con ella, ¿de acuerdo? Siempre necesitan su grupo comunitario. Sí, les insto que se registren con uno. Ahí lo dice en hebreo. «También yo y mis doncellas [en nuestros grupos comunitarios] ayunaremos» como ustedes. «Y así iré al rey, lo cual no es conforme a la ley; y si», ¿qué? «Si perezco, perezco».
Lo que Ester está diciendo es: «Mi tesoro más grande es mi vida, pero mi tesoro más grande ya no es mi tesoro más grande. Mi tesoro más grande es Dios y estoy dispuesta a perder la vida porque no pueden quitarme mi tesoro más grande». Si su vida es su tesoro más grande lo único que tiene que hacer la gente es amenazarlo para controlarlo. «Te quitaré la vida», o, «haré que tu vida sea muy dura». Oh, entonces será como un dios soberano, «Dígame qué tengo que hace y le obedeceré, porque mi más grande tesoro es mi vida». Cuando el Dios de la Biblia se vuelve su mayor tesoro, la gente no puede amenazarlo o intimidarlo para que les obedezca. Usted es libre. Ester acaba de librarse. «Si vivo, vivo, y si muero, muerto. Solo quiero hacer lo correcto».
Esto es lo que Dios está haciendo en este momento: Está obrando en dos partes. Está obrando con la gente desobediente en Persia y está obrando con la gente un poco más obediente en Israel. Hay tres personas coetáneas que obran en este tiempo: Esdras, Nehemías, y Ester. Si miran en sus Biblias hay libros que llevan sus nombres. Esdras, Nehemías, y Ester. Y lo que Dios está haciendo en ese momento es obrar por medio de múltiples naciones y de múltiples personas con múltiples orígenes. Esto debe darnos mucha esperanza a nosotros.
Nehemías es un hombre de negocios. Tiene un máster en gestión de empresas, es el Principal Oficial Ejecutivo, ¿cierto? Él hace la cuenta. Sabe organizar proyectos, y hojas de cálculo, y planos. Es un tipo de esos. Es un urbanista. Es lo que hace. Trabaja en desarrollo urbano. Así es Nehemías. Sabe recaudar dinero. Sabe reclutar voluntarios. Sabe crear un organigrama. Y Dios lo ha llamado a trabajar en Israel en la reconstrucción de la ciudad de Jerusalén.
Ahora, con él trabaja un hombre llamado Esdras. Esdras estudió en el seminario. Esdras es un maestro bíblico. Esdras no sabe recaudar dinero. Esdras no sabe crear un organigrama. Conoce las Escrituras y es un maestro de la Biblia. Es un maestro de la Biblia. Nehemías no se para a predicar. Dice más bien: «No gracias, eso le corresponde a Esdras. Yo construiré el estadio, pero él es el gritón». Los dos trabajan juntos. Así funciona para ellos. Esdras en ese momento era maestro de la Biblia, un líder espiritual, un pastor.
¿Y a quién más usa Dios? A Ester. Está usando a Ester para salvar a su pueblo. Dios usa a los viejos, a los jóvenes, hombres y mujeres con y sin preparación teológica, lo que tienen experiencia en los negocios, los que son huérfanos, los que tienen posiciones de poder, los que tienen posiciones sin poder, los que llevan mucho tiempo caminando con Dios, y los que han caminado con Dios fielmente por un par de días.
Donde quiera que usted esté, usted forma parte del plan de Dios, forma parte de la misión de Dios. ¡Cuánto ánimo nos da esto! Y mi pregunta para ustedes es: ¿Qué papel desempeña usted en la misión de Dios? ¿Cuál es su papel? Estamos viendo el papel de Ester, el papel de Esdras, el papel de Nehemías, el papel de Mardoqueo. Todos forman parte de la misión de Dios. ¿Cuál es su papel?
Finalmente la historia completa se inclina, anhela profundamente a Jesús. Al final del Evangelio de Lucas nos dice que Jesús recorrió todo el Antiguo Testamento y les mostró todo lo que señalaba y hablaba de Él. Esta es una pequeña historia que forma parte de una historia muy grande. Aquí, 15 millones de personas van a ser salvas pero no con la salvación final. La salvación final viene con Jesús quien salva, no a millones, sino a miles de millones; no de Jerjes, sino de Satanás; no solo de la muerte, sino de la ira de Dios.
Y la historia completa se inclina y anhela profundamente la venida de Jesús. Aquí es donde Ester es como una clase de Cristo. Porque el problema es que hay conflicto entre el reino de Persia y el pueblo de Dios, y sentencia de muerte se ha decretado para el pueblo de Dios y lo que necesitan es un mediador.
El problema es que nadie tiene acceso al rey. Nadie tiene derecho de presentarse delante del trono, solo Ester. Ella es el único mediador posible porque es de la realeza persa y del pueblo de Dios. Es ambas cosas. Ella puede reconciliar el Imperio Persa con el pueblo de Dios porque ella es de ambas partes. Y lo que dice es: «Si perezco, perezco. Si tengo que morir para salvar a mi pueblo, lo haré». ¿Les suena parecido?
Nuestro problema es este. Es peor que el de ellos. Ellos estaban bajo el juicio de Amán, nosotros estamos bajo el juicio de Dios. Amán los juzgó incorrectamente, pero Dios juzga rectamente. Todos estamos bajo sentencia de muerte por causa del pecado y la rebeldía. No nos hemos inclinado ante Dios para adorarle, honrarle, y obedecerle. Nos hemos rebelado contra Él y la sentencia es muerte, todos estamos sentenciados. No podemos salvarnos nosotros mismos. No podemos librarnos nosotros mismos. No tenemos acceso al trono del rey.
¿Y qué hace Dios? Se para de su trono, lo cual no hace el rey Jerjes, y viene como un hombre, Jesucristo, y vive sin pecado. ¿Entienden? Podemos progresar porque Jesús es nuestra perfección. Y Jesús dice: «Si perezco, perezco», y perecer. Muere en nuestro lugar por nuestros pecados, y lo que hace es reconciliar al hombre a Dios porque Él es Dios hecho hombre. Jesús, al ser del todo hombre y del todo Dios, puede reconciliar a Dios con el hombre y al hombre con Dios. Es un Ester más grande y mejor.
Por eso dice en 1 Timoteo 2:5 «Porque hay un solo Dios, y también un solo mediador». Así como hubo un solo mediador para los judíos, hay un solo Mediador para nosotros. Es el Mediador entre Dios y el hombre. ¿Cómo resuelve este conflicto? Con Cristo Jesús hombre. Dios se hizo hombre para mediar y reconciliar a Dios con los hombres y a los hombres con Dios, y toda la historia de Ester nos muestra la terrible situación en la que estamos.
Quiero que lean la historia y se pregunten: ¿Aparte de la gracia de Dios, en qué me parezco a Jerjes? Solo quiero el control, el poder, la fama, la comodidad, y el lujo. ¿Aparte de la gracia de Dios, en qué me parezco a Amán? Me encanta estar al mando, me encanta que me obedezcan, y si cualquiera me deshonra mi ira caerá sobre ellos. ¿En qué me parezco a Mardoqueo? Un poco cobarde, un creyente callado, alguien que no tiene una fe pública y no está dispuesto a hacer lo correcto. «Pero miren, hay esperanza para mí. Jesús es mi perfección. Puedo progresar». ¿Soy como Ester? Alguien que dice: «Sí, las circunstancias de la vida me darían bastantes excusas para justificar que mi falta entrega y mi desobediencia. Pero en la gracia de Dios puedo cambiar. Puedo avanzar. Puedo hacerlo; por la perfección de Jesús puedo progresar en la vida».
Hay tanta esperanza aquí, y necesitamos tener esa esperanza. La esperanza no es en Ester y la esperanza no es en Mardoqueo. La esperanza es en su Dios, Él es nuestra esperanza. Así que permítanme cerrar con esto sobre por qué Jesús es un mejor Mediador.
Ester se identificó con su pueblo revelando su raza, pero Jesús se identifica con nosotros uniéndose a nuestra raza. Ester tuvo que venir ante el rey Jerjes en su trono, pero nuestro Rey Jesús dejó su trono para venir a nosotros. Este tuvo acceso al rey Jerjes una sola vez, pero Jesús nos da acceso constante al trono de la gracia. El primo de Ester, Mardoqueo, no pudo ocultar su dolor, pero Jesús sudó gotas de sangre en su agonía.
Mardoqueo el primo de Ester confió en que la salvación vendría, como dijo: «de otro lugar», pero Jesús, nuestro Gran Dios y Salvador, descendió de otro lugar. Ester sirvió como mediadora entre su pueblo y Jerjes, pero Jesús sirve como Mediador entre Dios y su Pueblo. Y Ester estaba dispuesta a morir por su pueblo. Mars Hill, efectivamente Jesús murió por su pueblo. ¿Amén?
Y está vivo. Está vivo y está sentado en un trono. Lo que haremos ahora con los diezmos y ofrendas y la comunión y los cantos es hacer algo como lo que hizo Ester. Vamos a presentarnos delante del rey sabiendo esto: Él no nos matará. De hecho, Él murió por nosotros y siempre nos recibe en su presencia.
Dios Padre, muchas gracias porque me has dado el grande distinguido y deleitoso honor de enseñar la Biblia en la Iglesia Mars Hill. Es un glorioso y sagrado honor. Señor Dios, en días como este en que puedo enseñar la Biblia, estoy tan alegre, tan entusiasmado, tan asombrado de cuánta gracia nos das a personas como yo. Señor Dios, yo soy como Amán, como Jerjes, Mardoqueo y Ester: aparte del Señor Jesús, nada cambiaría. Jesús, te doy gracias por ser mi perfección y nuestra protección. Te doy gracias que por ti podemos progresar, y pido eso por mis amigos ahora mismo. En el buen nombre de Jesús. Amén.
Nota: Esta transcripción ha sido editada para la legibilidad.