La obra de Dios, nuestro testimonio

Pastor Mark:

Bien, Mars Hill es como un largo viaje de carretera y Jesús es nuestro conductor, y pensé que sería divertido darles un recorrido a las personas para que vean dónde nos congregábamos, dónde estamos ahora, y a dónde iremos en el futuro.

Tengo el gran gozo de ver casi todo lo que Jesús está haciendo. La mayoría solo alcanza a ver sus grupos comunitarios, su iglesia, su culto, y en realidad no alcanzan a compartir todo el entusiasmo y el gozo de todo lo que Dios y su pueblo están haciendo, por lo cual me emociona poder darles un recorrido a las personas para que vean lo que yo veo.

Un tipo “moral, cordial”

Ser pastor es lo que menos se me había ocurrido, porque me crié católico y pensaba que el pastor era el tipo que vivía en la iglesia, estaba en la quiebra, hacía votos de castidad sexual, y andaba en por ahí en una falda. Por eso era la carrera que menos hubiera escogido de todas las carreras.

Joe: En la escuela secundaria siempre quiso ser presidente del cuerpo estudiantil, periodista de un periódico, y rehacer el colegio. De alguna manera participó en esas cosas. Siempre participaba en algo.

Si, al menos pensaba que era un tipo cordial, moral, y católico. Era de muy mal genio, me destaqué en mis estudios y en deportes, salía de novios con Grace cuando estaba en la secundaria, y me acostaba con ella. Era la hija de un pastor, por lo tanto, nuestra vida juntos estaba mal compuesta.

Grace: Se me presentó en el pasillo, creo que junto a nuestro casillero escolar o algo así, me pidió mi número de teléfono, y le dije ‘seguro’, y hablamos como tres horas esa noche.

Entonces me dieron una beca de liderazgo, con las cuotas, colegiatura, y los libros pagados, pero con la condición de que debía quedarme en el estado de Washington para obtener el dinero. La universidad Washington State contaba con uno de los cinco mejores programas de comunicaciones del país por lo cual decidió estudiar ahí por el solo hecho de que allí obtendría más dinero.

Ella se recibió un año antes que yo, e ingresó a la universidad Lutheran Pacific en Tacoma, y yo estudiaba en WSU. Estuve en una residencia universitaria como una semana, pero no me gustaba mucho ese estilo de vida. No tomaba en lo absoluto, y si uno no tomaba ni tenía relaciones sexuales con todos, vivir en una residencia universitaria era la peor opción. Me mudé de ahí, y después Grace se vino a vivir conmigo en la universidad cuando me volví cristiano.

Me había regalado una Biblia tan pronto se dio cuenta de que quizás yo no era cristiano, porque le dije que lo era. Mejor dicho: «Creo en Dios, trato de ser una buena persona», pero no conocía a Jesús. Me regaló una Biblia, y tuve la oportunidad de sentarme a leerla en la universidad, más que todo por curiosidad. Me preguntaba, ¿qué dice? ¿Qué dice Jesús? Y me volví cristiano. Creo que el libro de Romanos fue donde empezó cobrar sentido para mí.

No asistía a ninguna iglesia. Tuve que encontrar una iglesia en ese entonces como cristiano nuevo. No sabía qué criterios usar para encontrar una iglesia, lo cual daba miedo. Me encontré con unos estudiantes en la universidad que participaban en lo que llamaban estudios bíblicos. No sabía lo que era un estudio bíblico. Parecían buena gente, y fui a visitar su iglesia.

Alabo a Dios en todo momento por esa iglesia. El tipo tenía un fundamento sólido en la Biblia. Era la Iglesia Libre Pullman Evangelical. Doug Busby era el pastor. Enseñaba los libros de la Biblia, y me enseño todo acerca de Jesús. Dirigía unos estudios bíblicos también, y asistí a muchos de ellos.

Una vez creo que asistía como a seis estudios bíblicos a la vez. No sabía que uno no debía asistir a todos los estudios bíblicos. Pasaron una tablilla sujetapapeles que decía, ‘oigan estamos ofreciendo estos estudios bíblicos’. Pensé, «Supongo que ahora que soy cristiano debo asistir a estos estudios bíblicos». Por lo cual me apunté creo que a todos.

Llamé a Gracie y le dije que estaba leyendo la Biblia, y que creía que ya era cristiano.

Grace: Entonces me llamó y me dijo que había recibido a Jesús, y quedé maravillada. No sabía siquiera qué decir. Recuerdo que me puse muy emocional y lloré. Empecé a preguntarle muchas cosas, cómo había sucedido y por qué quería volverse cristiano. Quería averiguar si era de verdad.

Ella se había vuelto cristiana desde muy chiquita. Su papá era pastor, pero en la escuela secundaria ella no estaba caminando fielmente con Dios, pero en la universidad volvió a tener una relación muy dinámica con Jesús.

Grace: En la universidad me di cuenta de lo mucho que yo era un hipócrita. El Señor me abrió los ojos y decidí arrepentirme.

Dios cautivó el corazón de ella y el mío casi exactamente al mismo tiempo, y ahí fue cuando de veras decidimos que queríamos estar juntos, y que habíamos hecho las cosas mal, pero que volveríamos a empezar más o menos como cristianos y hacer las cosas de una manera distinta.

Cuatro cosas

En la primavera hicieron un retiro para varones que anunciaron en la iglesia. Nunca había asistido a un retiro para varones. No sabía que los tipos se internaran en el bosque a menos que fuera para dispararle a algo.

Uno de los pastores que enseñaba en el retiro para varones dijo, «Saben, necesitan pasar tiempo con Dios y orar y hablarle y dedicarle tiempo a Él». «De acuerdo, lo haré».

Recuerdo que me fui a caminar a orillas del río en un retiro en medio de un sitio poco conocido en Idaho y le dije, «Está bien, Dios, te pertenezco, te amo, y haz me sabe lo que quieres que yo haga». En realidad no sabía lo que estaba pidiendo. Y Dios me habló en forma audible. Estaba completamente despierto e iba caminando. La gente me pregunta, «¿Cómo era su voz?». Sobaba como alguien que está al mando. De eso estoy seguro.

Grace: Regresó del retiro con tanta energía, como cuando uno regresa de un campamento o algo así.

[Dios] me dijo cuatro cosas: Dijo: «Cásate con Grace», lo cual me agradó porque era lo que quería hacer. Siembra iglesias; entrena hombres; predica la Biblia. Me dijo cuatro cosas, y le dije, «Está bien».

Grace: No sabía qué hacer con esa información. Pensé, «Lo de casarme suena razonable. Llevamos tiempito saliendo juntos. ¿Lo de pastor? No sé. No sabía qué pensar. O sea, soy la hija de un pastor pero qué significaría para nosotros, ni siquiera sabíamos si era posible. Mejor dicho, éramos jóvenes aún». Fue abrumador, pero sorprendente al mismo tiempo.

Le pedí que se casara conmigo. Fue durante la Navidad, y después nos casamos la próxima primavera antes del inicio de clases. Nos casamos el 15 de agosto y regresamos a la universidad.

El lanzamiento de la Iglesia Mars Hill

Grace y yo arrendábamos una casa en Wallingford, no muy lejos de aquí, como a dos millas, trabajábamos en la Antioch Bible Church. Hice una pasantía como pastor universitario y tenían un ministerio universitario pequeño pero vigente. En los veranos, se congregaban en esta área en en el parque frente a la calle, y usaban este edificio como iglesia, No le di su nombre, es vergonzoso. La llamaban la Banda Zoológico.

Erin: En la universidad teníamos un grupo llamado Banda Zoológico donde nos congregábamos mucho en el Parque Zoológico Woodland, y ahí fue donde los conocí. Ese fue quizás nuestro primer ministerio de alcance que recuerdo de nuestro grupo universitario, una extensión la Antioch Bible Church, donde nos reuníamos a jugar voleibol e invitábamos a la gente que no conocía al Señor a eso, y creo ahí fue donde Mark de veras empezó a predicar. Diría que al comienzo hubo mucha gracia de parte del Señor.

Pastor Phil: Íbamos a una iglesia a la vez, nos gustaba. Empezamos a asistir y sentimos que Dios nos llamaba a echarle un vistazo a esta nueva iglesia. No era nada espectacular. La música no era buena; la música era terrible. Cuando empezamos a reunirnos en ese cuarto arriba, era un cuarto caliente, enmohecido, y polvoriento y ella tuvo que dejar de venir porque estaba embarazada y [Jen] la hacía sentir enferma. Ni siquiera podía asistir a la iglesia con mi esposa. Pero sentimos que Dios quería que estuviéramos ahí. No había otra razón.

Cuando lanzamos la Iglesia Mars Hill, empezamos un grupo de estudio bíblico en la casa. De pronto no cabíamos en la casa. Como teníamos más o menos una buena relación en este lugar y el pastor era buena gente, nos dejó usar el edificio, y empezamos a utilizar el cuarto para jóvenes arriba, sobre todo porque era gratis.

Estamos subiendo a lo que es el tercer piso, prácticamente el desván. En ese momento creo que lo utilizaban como un cuarto para jóvenes. Empezamos a congregarnos en efecto en este cuarto. Creo que fue en enero de 1996. Ya no cabíamos en nuestra casa. Teníamos, no sé, como 15 o 20 personas en nuestra casa, y después no cabíamos en nuestra pequeña casa arrendada. Lanzamos en culto de la noche aquí, a las 5 o 6 de la tarde.

Era algo muy sencillo. Me levantaba por la mañana, preparaba el sermón, escribía las notas del sermón, y después las pasaba a máquina. Las llevaba a Kinko’s a fotocopiar todas las notas del sermón, después recogía las biblias y los libros que íbamos a repartir, y los cargaba en mi camioneta Toyota. Teníamos dos parlantes que en realidad eran parlantes caseros que un roquero había traído y los arregló improvisadamente. Teníamos un tablero de sonido que nos robamos de la Antioch Bible Church.

¿Qué significa eso?

Como era pastor universitario en la Iglesia Antioch, y tenían un equipo extra en el armario me lo llevé porque necesitábamos un tablero de sonido. Lo metí a mi camioneta y lo llevé hasta allá.

También tenía un pequeño púlpito que alguien me hizo. De hecho todavía lo tenemos. Lo vi en la localidad de Mars Hill en el Centro. Teníamos un retroproyector porque teníamos que poner las canciones con diapositiva. Era apenas una bombilla y el que lo desmontaba todo era yo.

Guardaba los cables, guardaba el retroproyector, guardaba los asientos, las mesas, y llegábamos a casa muy pero muy tarde, y en ese entonces todavía estábamos trabajando. Nos reunimos en este cuarto desde enero hasta septiembre más o menos. Oficialmente lanzamos la iglesia en octubre. O sea que demoramos ese tiempo en llenar este cuarto, de enero a septiembre.

Cuando teníamos 30 o 40 personas empezamos a sentir que algo grande estaba pasando. Tuvimos que mudarnos al santuario principal, donde pagábamos $1,000 mensuales.

Nunca recolectamos una ofrenda. En cambio, dejaba una canasta sencilla atrás y le decía a la gente que dieran según sintieran el llamado. La peor ofrenda que recolectamos un domingo fue de $137 Durante los primeros años el presupuesto de la iglesia era nuestro presupuesto personal. Hubo tiempos muy difíciles en los que ni siquiera teníamos suficiente para el arriendo.

Grace tenía un viejo Subarú que manejaba y yo tenía una camioneta Toyota. Entre los dos vehículos teníamos un millaje de casi medio millón de millas. Grace dejaba el Subarú parqueado en la calle en Wallingford frente a nuestra casa arrendada. En varias ocasiones, como las calles eran angostas, las personas golpearon de refilón al Subarú. Creo que al menos tres veces. Venían y llamaban a la puerta y le decían, «Lo siento, pero acabo de golpear su carro. Permítame darle unos doscientos dólares para cubrir los arreglos». Hubo varios meses en que pagábamos la renta y manteníamos la iglesia a flote porque la gente seguía golpeando el Subarú. Al final quedó bastante abollado pero pagaba las cuentas.

Chris: Sí, era completamente; mejor dicho, no había apoyo para el asunto. O sea, había muy poco. La mayoría eran tipos de 19 a 22 o 23 años de edad que decían: «Vamos a sembrar una iglesia, y haremos tal cosa sin saber cómo».

¿Cómo fue que aprendieron a manejar un ministerio?

Grace: [Riéndose] Nadie nos enseñó a manejar un ministerio.

¿Cómo me ordenó? Necesitaba una licencia para oficiar matrimonios y funerales y cosas, por lo cual yo mismo me ordené. Me busqué un par de pastores y les dije, «No sé qué significa ser ordenado, pero sé que necesito ordenarme para oficiar bodas y funerales. Así que por favor háganme las preguntas pertinentes, y si piensan que aprobé, voten entre ustedes». Así que básicamente organicé un comité de ordenación y me hice ordenar.

Y pensé, seguramente dejaremos de crecer cuando lleguemos a 200. Pensé, si podemos hacer que crezca hasta 200 personas, sería asombroso.

Pero mi visión era más grande. Escribí una declaración de 40 páginas de mi visión. Dije, «Vamos a empezar un colegio. Vamos a sembrar iglesias. Haremos un sello discográfico». Tenía toda una visión y se la entregué como a 15 personas y me dijeron, «¿Estás bromeando?».

Tenía grandes sueños. Pero honestamente, si podíamos llegar a 200 pensaba que sería asombroso.

No sé, puede que sea diferente cuando uno siembra una iglesia en un lugar más cristiano. Quizás empiece en una iglesia grande con algunas personas escogidas y ellas se convierten en el grupo central, recaudan fondos, arriendan un gran inmueble, o compran un inmueble, o la denominación les manda un cheque enorme. Mejor dicho, no estábamos hablando de un avivamiento. Hablábamos de sembrar una iglesia, to de tomar un montón de cristianos, entusiasmarlos y sembrar una iglesia empezando sin nada.

¿Porno nazi, y Nietzsche?

Cuando no estaba trabajando, literalmente iba a una cafetería. Iba a un bar irlandés en Wallingford. Llegaba y literalmente me presentaba. «Hola, me llamo Mark. Me gustaría hablarle de unas cosas. ¿Tiene un minuto?». Y me decían, «Sí, ¿qué quiere?». «Eh, a Jesús. ¿Qué relación tiene usted con Jesús?». Si decían, «Soy cristiano», les decía, «Genial, hombre, estoy empezando una iglesia. Necesito ayuda. Necesito que me ayudes. Si decían que no eran cristianos, trataba de llegar a un acuerdo con ellos y convertirlos en cristianos, y después trataba de invitarlos a participar.

Los cristianos nuevos tienen las preguntas más raras. Un tipo fue salvo y tenía una enorme colección de pornografía, y supongo que valía mucho dinero. Y le dije, «Hombre, ahora que eres cristiano, tienes que deshacerte de tu colección de pornografía». Me miró en estado de shock. Dijo, «Es pornografía clásica». Le dije, «No importa que sea pornografía clásica. Es pornografía». Y me dijo, «Pero hasta tengo pornografía nazi». Y le dije, «Ni siquiera sabía que hubiera pornografía nazi. No puedo creer que tengas pornografía nazi». Y le dije, «Hombre, tienes que deshacerte de tu enorme colección de pornografía nazi clásica». Me dijo, «De acuerdo, la venderé». Le dije, «No, no puede venderla. No puede dársela a nadie. Tiene que destruirla».

Así eran todos. Así eran todos, todos los días. Casi todos me decían, «Soy adicto a la heroína». Mejor dicho, «Haga fila». Era como el Departamento de Vehículos Motorizados. Coja su número.

Eran personas que a decir verdad nunca habían sido instruidos en una iglesia. No eran los tipos que crecieron en una cooperativa de educación domiciliaria donde las niñas confeccionaban sus propios vestidos y los niños se abrochaban el botón de arriba y se ganaban el concurso de preguntas bíblicas. Esa no era la clase de personas que teníamos en absoluto.

Jeff: Cuando primero llegué a Mars Hill, no había música en ese momento. Solo era Mark que predicaba. Era una locura. Nunca había asistido a una iglesia sin música. Era asombroso.

Siempre me sentaba en primera fila con el micrófono prendido porque si algo pasaba, tenía que controlar la situación rápidamente. Creo que la primera noche, un tipo con ínfulas de artista vino, tuvimos muchos de esos, empezó a leer “El loco de Nietzsche.” En vez de leer las Escrituras, empieza a leer “El loco de Nietzsche” con las luces apagadas. Es de noche y lee a la luz de una vela, con una linterna en su cara, gritando y vociferando dramáticamente. Asustó a todos los cristianos.

Todos querían transformar ese espectáculo en un certamen de poesía a micrófono abierto para herejes. Finalmente todos los músicos de nuestra banda se fueron diciendo, «Si pretende que este sea uno de esos lugares bíblicos donde usted es el que manda, nos largamos».

Y todos se fueron. Estuvimos, no sé, semanas quizás meses sin ninguna música, lo cual significa que tenía que predicar una hora y 45 minutos para llenar el culto entero con solo el sermón.

No estoy diciendo que era un gran predicador, pero nos fue mal. Creo que mi falta de contenido y claridad la compensaba con volumen y enojo. [¡Ah!] Gritaba lo más duro que podía y lo más que podía, y finalmente al menos a unas cuantas personas les pareció convincente. ¿Por qué? Ni idea.

Se podía fumar durante el estudio bíblico

Jen: Pienso que viajamos por todas partes. Éramos como nómadas.

Hubo domingos en que ni siquiera podíamos conseguir un inmueble y nos congregábamos en los parques. Hicimos el culto de la iglesia en un parque junto al zoológico en más de una ocasión. Después cuando llegaba el verano y el tiempo era más agradable, se me ocurrió dar una clase de estudio bíblico a la intemperie para que los no cristianos pudieran invitar a sus amigos, lo cual nos llevó a empezar un estudio bíblico a la intemperie abajo junto a la Universidad de Washington, justo por Montlake Cut.

Veníamos a este lugar para un tiempo de enseñanza y bautismos. En verano aquí, durante las noches de poca asistencia venían unas 60 personas, y cuando había mucha asistencia venían quizás 100 personas. Todos traían sábanas y toallas y las tiraban al suelo para sentarse, y después me paraba a predicar. La gente hacía preguntas y hablaban de Jesús. Y para los que se volvían cristianos, los bautizábamos aquí abajo a la derecha, bajábamos al canal de navegación.

Uno de los aspectos que más atraía a la gente al estudio bíblico al raso era que se podía fumar. Se podía fumar durante el estudio bíblico. Por tanto personas como los Harleman y los Hjertager de hecho venían. Ahora es el pastor James.

Kathryn: Mi compañero de cuarto. Dave, consiguió trabajo como DJ en un sitio que era restaurante mexicano de día y club fetiche gótico de noche, y él iba ser el DJ. Entonces nosotros, un gran grupo de nosotros, decidió ir a apoyar a nuestro amigo Dave en el restaurante mexicano de fetiche gótico.

Pastor James: No sabíamos a dónde ir porque en el cuarto de atrás pasaban locuras. Entonces nos poníamos; mejor dicho, me ponía a fumar y hablábamos de películas y diferentes cosas.

Kathryn: Tenía una frase predilecta para seducir. En aquel tiempo obviamente no éramos cristianos. Y dijo, «Tengo todos los episodios de X-Files en video en mi casa». Y le dije, «Me parece buenísima idea».

Pastor James: Llevábamos como 3 años saliendo, y fue entonces que me topé con la Iglesia Mars Hill con mi compañero de cuarto y me volví cristiano. Y pensé, «Oh, ¿qué estoy haciendo? Estoy saliendo con alguien que no es cristiana. No sé qué hacer. ¿Tengo que romper con ella?». Pensé, «Dios, llevo apenas cinco minutos como cristiano. ¿Qué hago con esta relación que tengo?».

Kathryn: Estaba tan emocionado con la iglesia y los sermones y todo lo que estaba aprendiendo. Me traía las notas, y quería repasarlas conmigo y hablar de ellas. Estaba tan emocionado. Empecé a asistir a principios de 1998, recuerdo que era un ambiente oscuro, melancólico, con música pesada, y velas, y pensé que era padrísimo.

Pastor James: Solo que sin comida mexicana no club fetiche atrás.

Kathryn: No había comida mexicana, no azotaban a nadie atrás. Eso estaba bien. No recuerdo que se me haya prendido el foco en algún momento pero al poco tiempo recuerdo que sentí que Dios me pedía que hiciera la comunión.

Fajos con billetes de un dólar

Greg: Mi amigo James, el pastor James Harleman, asistía a los estudios bíblicos del miércoles por la noche.

Pastor James: Cuando no éramos cristianos, Greg y yo andábamos juntos y nos conocíamos desde 1992. Consumíamos droga y hacíamos otras cosas, no trabajábamos en verano y finalmente lo invité a él y a la chica con la que estaba saliendo en ese momento a uno de nuestros estudios bíblicos de verano porque todos fumábamos. Podíamos fumar, echarle una ojeada a las cosas, no entrábamos a una iglesia.

Greg: Más o menos durante ese tiempo el Señor estaba obrando en ambos. Regresé para seguir a Dios, pero a ella no le interesaba aquello de Dios en ese momento.

Conté la ofrenda y empezamos recibir unos fajos con billetes de un dólar. Y pensé, «¿De dónde vienen estos fajos con billetes de uno?»

Stephanie: Greg y yo nos encontramos en un club de striptease donde él era un cliente y yo era estriptisera.

Entonces Stephanie se volvió cristiana, muchos se estaban salvando, y no sabía que no podía seguir siento estriptisera. Y finalmente le dijimos: «No hay estriptiseros cristianos». Y literalmente me dijo, «Pero estoy diezmando».

Stephanie: Mejor dicho, «Mira, toda tu vida. Tu trabajo, tu carrera y tus finanzas». Vaya, tenía que dejar todo eso.

Entonces tuvo que regresar al club de striptease a decirle a las muchachas que fue salva y se iba, y les dio regalos y compartió el evangelio con ellas. Y pueden preguntarle. Puede que hasta les haya dejado una Biblia. Stephanie es de lo mejor.

Stephanie: Y Mark se portó genial. Mark y Grace me dijeron: «Te enseñaremos a hacer un presupuesto. Te enseñaremos a vivir. Te mostraremos cómo debe ser un matrimonio. Te mostraremos cómo debe ser la vida de un creyente».

Greg: Finalmente nos casamos allá en el muelle.

Crecimiento en Laurelhurst

Pastor Jamie: Llegué en 1997. Tenía 19 años y era un punk completo, no era cristiano, no caminaba con Jesús.

Pastor Phil: [Jamie] era un punk en nuestra boda. Toda la familia estaba en Montana y nosotros estábamos en el apartamento. Creo que fue el día antes, y estábamos pasando el tiempo en los mismos apartamentos. Había piscina, y juntos pasábamos el tiempo. Se había quitado la camisa y en un brazo tenía una carita sonriente. Tenía pus y supuraba. Le dije, «Jamie, ¿qué hiciste?». Dijo, «Me emborraché y me hice dos tatuajes con un cigarrillo».

Pastor Jamie: Asistí a mi primer culto probablemente en Laurelhurst.

Nos reunimos en la otra iglesia cerca al zoológico por casi un año entre la fase de grupo central y el lanzamiento. Después murió una de las iglesias, una iglesia presbiteriana en esta área llamada Laurelhurst. Finalmente iban a vender la iglesia, pero estaban dispuestos a arrendarla un rato para generar ingresos hasta que la vendieran.

Entonces nos mudamos allá y eso nos impulsó bastante porque podíamos tener oficinas en ese lugar. Por fin teníamos una oficina. Teníamos espacio para los ensayos de la banda. Había cocina, salones de clase. Entonces empecé básicamente una pequeña escuela entre semana. Estudiábamos historia eclesiástica, la Biblia, apologética, y entrenábamos líderes. Sentí que se estaba asentando, se estaba estableciendo.

Teníamos por ahí unas 100 personas cuando vinimos aquí con un culto por la noche, creo que era a las 6 en punto. Después se llenó y empezamos a hacer dos cultos aquí y por fin la iglesia empezó a crecer y avanzar, y entonces todo se desplomó.

Nos mudamos a este edificio en 1996 durante la Navidad. La iglesia apenas tenía unos meses de iniciada, y estuvimos aquí creo que un par de años. La iglesia que había estado aquí murió y pudimos arrendar unas cuantas aulas, unas oficinas, y utilizar la sala principal los domingos por la noche; y era padrísimo en aquel tiempo. Muchas pinturas de nuestros artistas, velas, y los meses largos y sombríos de Seattle. Todo salió bastante bien.

[Jesús. No se pierdan la E grande en la gráfica optométrica. Todo se trata de Jesús.]

Se nos hacía muy difícil crecer. Era un área obscura y nos era difícil atraer a la gente, por lo cual decidí predicar sobre el Cantar de los cantares, y cambió la cosa. La asistencia estaba muy pero muy baja pero esto nos llenó hasta el balcón. Entonces empezamos a hacer dos cultos aquí, y empezaron a llenarse.

Durante ese tiempo empezaron a sumarse otros músicos. Antes habíamos perdido a nuestros músicos por asuntos teológicos. Muchos de ellos básicamente decidieron no ser cristianos. Uno de ellos era Matt Johnson, quien ahora es el pastor Matt.

Pastor Matt: En realidad no me crié en una iglesia. Me volví cristiano en la escuela secundaria. No tenía la idiosincrasia de la música tradicional de la iglesia. Cuando vine a Mars Hill, era un músico de gira en el mundo del punk y el rock indie. Al principio, hombre, fue un desastre. El sonido generalmente no era muy bueno y siempre había problemas con el equipo de sonido. Dios bendijo a los voluntarios que hicieron eso, y quizás la mitad de ese grupo no tenían conocimientos técnicos. Solo trataban de ayudarnos y aprendían al mismo tiempo, eso caracterizaba más o menos como era la cosa. Estábamos aprendiendo conforme avanzábamos, ¿cierto? O sea, éramos una partida de bufones.

Unos innovadores sin techo y en la quiebra

Nos notificaron un lunes que perdimos el arriendo. Estábamos arrendando este sitio por semanas porque estaban tratando de vender el edificio. Finalmente vendieron el edificio. Nos dieron la notificación un lunes, y decía: «Los echamos. Hasta aquí llegaron. El inmueble se vendió. Tienen que desalojar inmediatamente».

Me monté en mi camioneta, llegué, y nos pusimos a cargar todas las cosas y empezamos a mudarnos porque apenas nos dieron unos días. Eso significaba que el domingo siguiente no teníamos dónde celebrar el culto. Entré en pánico porque tenía que irme de la ciudad un miércoles a hablar en una conferencia porque así es como aún pago mis cuentas.

Entonces fui a una conferencia de pastores en el centro de Seattle. Creo que fue un martes. Y me preguntaban, «¿Tienes algún motivo de oración?» Les dije, «Sí, por supuesto». Era la primera vez que asistía a esa junta. «Necesito un inmueble». Y dijeron, «De acuerdo, oraremos por eso». Y les dije, «No, necesito un inmueble para este domingo». Creo que era un martes. Me tenía que ir un miércoles, y necesito un inmueble hoy.

Entonces la Iglesia Presbiteriana del Centro nos acogió. Francamente me sorprende mucho que hayamos sobrevivido porque al día siguiente, creo que era miércoles, alguien irrumpió en la iglesia y se robó la única computadora que teníamos, con todo el banco de datos. Ahí perdimos el nombre de todas las personas, direcciones, teléfonos. No había forma de informarle a la gente que nos estábamos mudando.

Entonces nos mudamos sin poder decirle a nadie. Vine a predicar al centro, y casi nadie vino. Fue uno de los momentos más desalentadores de toda mi vida.

Algunos se me acercaron, incluyendo un tipo llamado Marc Policani, un amigo de la iglesia, y todavía lo es. Y dijeron, «Tenemos que crear algo llamado un sitio web para poner toda la información de la iglesia en algo llamado Internet, por si nos echan y nos quedamos sin techo, para que la gente pueda encontrarnos ya que podemos cambiar esa información fácilmente.

Empezaron como un grupo de voluntarios y fueron los artífices del primer sitio web de Mars Hill que lanzamos y al poco tiempo empezamos a poner los sermones en línea. Y fuimos una de las primeras iglesias, creo, que tenían un sitio web y una de las primeras iglesias, seguramente, en hacer disponibles los sermones gratuitamente, y eso fue a finales de los 90.

Sí, mejor dicho, todos dijeron: «Tienes que poner un ministerio de audio cintas». Y después, «Oh, tienes que poner un ministerio de CDs». Conseguimos los catálogos para iglesias donde podíamos comprar las máquinas multicopistas y las multicopistas para CDs. Pensamos, «Cómo vamos a comprar eso; no tenemos dinero». Es decir, en aquel entonces, no teníamos fotocopiadora. Ni siquiera podíamos hacer fotocopias.

Si uno tiene dinero, no tiene que innovar; simplemente lo compra. Por eso las iglesias tratan de comprar cosas padres, lo cual significa, «Si no tenemos a nadie estupendo contrataremos a alguien estupendo». Entonces todo el mundo sabe que no eran estupendos porque estaban dispuestos a ser contratados.

Mejor dicho, algo que siempre podrá enhebrar como tema en la historia de la gracia de Dios en Mars Hill es que cuando las cosas iban súper mal, nos forzaba a entrar en una temporada de creatividad e innovación y entrega y tenacidad. Entonces la iglesia hacía las cosas en forma diferente a las otras iglesias y la iglesia crecía.

Las peores temporadas resultaron ser las más innovadoras. Por pura necesidad cuando uno está en la quiebra y al borde de la extinción, de repente, en la gracia de Dios, el Espíritu Santo trae personas creativas o algunas ideas y recursos que permiten hacer las cosas de una manera que otras personas, quizás, no han hecho hasta ese momento. De repente funciona y crea una nueva manera de hacer un ministerio, sembrar iglesias, utilizar la Internet, difundir sermones, medios de comunicación, y todo eso.

El sótano de la familia Driscoll

Cuando nos echaron de ese edificio, literalmente todo lo mudamos otra vez a nuestra casa. Había oficinas en nuestra casa al frente de nuestro cuarto, becarios en el sótano.

Pastor Matt: Pobre Grace. Era como un gueto allá abajo porque, o sea, eran solteros. Había como tres tipos viviendo allá abajo, y los platos se amontonaban. Y recuerdo que empezaban a oler muy mal. Y parece que cada dos semanas se lavaban los trastes. Llegaba a casa del trabajo y decía, «Oiga, hombre, ¿lavó los trastes? Gracias». Y me decían, «No, me parece que Grace volvió a lavarlos».

Grace: Compartíamos las instalaciones de lavandería, y claro, yo acababa limpiando la mitad del tiempo porque ni siquiera podía quedarme allá abajo para lavar la ropa. Era tan asqueroso.

Pastor Matt: Lo siento Grace, lo siento.

Acabábamos de añadir al pastor Tim en Albuquerque, Nuevo México, en ese entonces, y él nunca había tocado guitarra eléctrica. Nunca había cantado en una banda. Nunca había escrito una canción, y el hombre no podía cantar. Cuando cantaba, sonaba como si lo hubiera capturado Al-Qaeda. Tuvimos que pagarle las lecciones de voz y comprarle una guitarra eléctrica.

Pastor Tim: [La clase de adoradores que Él busca son los que le adoran en espíritu y en verdad, y ese pensamiento ha cambiado en todo aspecto mi forma de pensar.] Cuando vine a Mars Hill, nunca había estado en una banda. Tocaba mucho la guitarra acústica con tambores de mano, pero realmente nunca toqué con una banda. En realidad nunca había escrito una canción y nunca había tenido una guitarra eléctrica. Mucha guitarra acústica, mucha franela, y muchas sandalias.

Tim y su esposa se mudaron de Missouri a vivir en mi sótano de donde salía a hacer trabajos serviles y ayudarle un poco porque lo conocimos 20 minutos en una conferencia en Albuquerque, Nuevo México.

Pastor Tim: Porque no estuviste en esa conferencia.

Beth: No no, solo fue él.

Pastor Tim: No habías conocido a esas personas. No habías leído estas cosas. Llegué a casa de Nuevo México, de una conferencia, y dije, «¿Qué tal si nos mudamos a Seattle ahora mismo?».

Beth: Eso no acabó de convencerme. Tuvimos que orar por eso un buen rato.

Pastor Tim: Sí, porque no conocíamos a nadie acá.

Beth: No, no.

Pastor Tim: En agosto de 1999 llegamos al camino de entrada de la familia Driscoll. Era la segunda vez que había visto al pastor Mark. Habíamos hablado por teléfono una o dos veces e intercambiamos un par de correos electrónicos. Creo que ambos conocimos a Grace aquí en este sótano mientras ella lavaba la ropa.

Beth: Teníamos una mesa de comedor aquí con unas sillas, y había un futón acá. Se veía mejor.

Pastor Tim: El baño era bonito, ¿cierto?

Beth: Oh, sí. No voy a compartir eso.

Jeff: Matt vivía en el sótano, y yo me la pasaba allá, y hacía serigrafía. Limpié la puerta de su ducha abajo y la serigrafié completamente. Creo que fue permanente. Mejor dicho, le destrocé el sótano.

Beth: Fue lo primero que limpié. Con eso les digo. Estaba bien por algún tiempo. Sabíamos que no sería para siempre, entonces—

Pastor Tim: Muchos años después le pregunté a Mark, «¿Por qué se te ocurrió hacer eso? Porque estoy seguro que no has dejado que otros vivan contigo, y no estoy seguro que yo lo haría de esa manera tampoco». Y me dijo que tuvo un sueño en que Dios le dijo que yo me mudaría a este lugar y que debíamos trabajar juntos. No tenía idea de lo que iba suceder, pero al parecer Dios sí sabía.

Mejor que no tener techo

Entonces empezamos a reunirnos junto al zoológico y después nos mudamos a Laurelhurst al otro lado de la Universidad de Washington. Nos desalojaron con 6 días de sobre aviso. La Iglesia Presbiteriana del centro nos acogió para el culto del domingo por la noche. El inmueble era demasiado grande, el salón era demasiado grande, no funcionaba en absoluto, pero era mejor que no tener techo.

Pastor Tim: Llegó el momento para que empezara el culto. Apagamos todas las luces que pudimos, dejamos solo un par de reflectores sobre el frente. A veces prendíamos incienso. Era oscuro. Era taciturno. Musicalmente en ese momento la regla era, «No tenemos licencia para tocar música cristiana popular, y nunca la tendremos». Básicamente, no había nada que uno hubiera escuchado antes en una iglesia.

Pastor Joel: Había una luces que parecían un poco católicas. Había velas y cosas así por todas partes, pero había un tipo que tocaba el didgeridú para la pieza musical del ofertorio.

♪♪♪ [Toca didgeridú]

Pastor AJ: A la primera presentación en el centro vinieron 150 personas., Mark leyó un capítulo entero de la Biblia, y fue algo increíble. Nunca había oído a un predicador hacer eso. Me crié en iglesias donde la tendencia era leer la mitad de medio versículo y dar tres puntos sobre cómo tener un matrimonio sano. Y Mark leyó un capítulo entero. Y recuerdo que salí por el pasillo derecho y Dios me dijo, «Vas a trabajar con esta gente». Por eso nos quedamos, porque podría trabajar con ellos de alguna manera. Pero se me olvidó preguntar cuánto me iban a pagar y si sería un trabajo que me gustaba. Resultó siendo como una pasantía que no pagaba nada en los locales en vivo para todas las edades y a mí no me gusta la música en vivo, sobre todo eso.

El teatro Paradox

Este es el teatro Paradox. Después de quedarnos sin techo, empezamos a dar los cultos en el centro, en la Iglesia Presbiteriana, y quisimos radicarnos en un lugar más permanente, y había un inmueble disponible.

Pastor Jamie: Uno de los ancianos lo había comprado y tenía una visión de poner una iglesia ahí y hacer una cantidad de cosas distintas, música etc.

Pastor Tim: Era un teatro viejo y deteriorado. Cuando nos mudamos allá, creo que no lo habían usado en mucho tiempo y estaba en muy mal estado.

Hicimos los cultos del domingo por la noche, y empezamos con los punk shows para gente de todas las edades, clandestinamente como iglesia, pero no eran shows cristianos. No tuvimos bandas cristianas. No les predicábamos a los jóvenes, no hacíamos llamados al altar, nada de eso, solo bandas de punk hardcore que pasaban por ahí.

Pastor AJ: Creo que hacíamos como 8 shows semanales y dos cultos de adoración el domingo, con música punk, indie, dura. No era bueno.

Pastor Joel: Llevé la cuenta una vez. Hicimos más de 1.000 shows en tres años y muchos de esos shows eran de bandas metal duras y había de 5 a 8 bandas cada noche.

Jeff: Una vez vino una banda japonesa al teatro Paradox.

Pastor Joel: Ni siquiera sé qué nombre ponerle a esa música, pero es algo como Pokemon, o alguna locura japonesa.

Jeff: Las reglas en el teatro Paradox era respetar la ley. Éramos un club para todas las edades, ¿cierto? O sea que uno no se empelota ni bebe.

Pastor Joel: Un tipo y una chica llegan del Japón y básicamente tocaban un montón de canciones acompañados por un CD donde habían pregrabado un montón de pistas, o sea que era como karaoke.

Jeff: Por la barrera del idioma él se quitó la ropa en medio de su set musical.

Pastor Joel: El tipo empieza a quitarse toda la ropa y a perseguir a la chica alrededor del escenario con un gigantesco hueso de perro.

Jeff: En ese momento Josh Norris llegó y dijo, «¡No, no, no, no, no!». Era enorme la barrera del idioma, y acabó avergonzando totalmente al tipo, y se lo merecía por desnudarse en un club para todas las edades.

Pastor Joel: Diría que ese fue uno de los lugares donde más crecimiento y conversiones vimos, en el Paradox. Había un tipo ateo llamado Wally, promotor de conciertos [hardcore/]straight-edge con el que trabajábamos.

Pastor Matt: Wally era un tipo que contrataba muchos shows hardcore, los shows straight-edge.

Pastor Joel: Era muy hostil contra la iglesia, pero de alguna manera habíamos logrado construir un puente.

Pastor Matt: Finalmente empezó a tener unas conversaciones muy largas con Jeff Bettger, en las que dialogaban sobre el cristianismo. Y Wally empezó a venir a la iglesia, y creo que era el tipo que se queda en la parte de atrás, con los brazos cruzados un rato, dando un vistazo.

Pastor Joel: En lo que finalizaba el culto, le había entregado su vida a Jesús.

Pastor Matt: Vino a Jesús, y todavía sigue con Mars Hill. Asiste a la iglesia en Bellevue hasta hoy.

Pastor Joel: Terminó casándose con una madre soltera y adoptó su hijo; y desea ser un marido piadoso, y un hombre piadoso.

Aquí fue donde conocí a Bubba y a Shelly Jennings, el pastor Bubba. Llegaron y ya fueron casados, parecían estar sobrios por lo cual pensé, «Podrían ser líderes», y eso funcionó muy bien.

Shelly: Sí, lo busqué en línea, y como había un culto los domingos por la noche, era más fácil manejar las 65 millas.

Pastor Bubba: Creo que nadie nos habló la primera vez que estuvimos ahí. Nadie nos saludó. Nadie nos dio la bienvenida. Era oscuro, sucio, mugriento. El pastor Mark nos gritaba, nos decía que nos arrepintiéramos. Dejamos esa experiencia, e íbamos manejando de vuelta a casa hablando de lo que había pasado. Recuerdo que la miré y le dije, «¿Qué piensas?».

Shelly: En esa experiencia pensamos, «Es asombroso».

Pastor Bubba: Sí.

Los hombres y las dos piedras

Pastor AJ: Hubo un evento en el teatro Paradox, el pastor Mark reunió a todos los muchachos.

Porque la gente se arrepentía de sus pecados, y querían congregarse y decían cosas como. «Oh, estoy durmiendo con mi novia. Oh, estoy viendo pornografía. Oh, no puedo conseguir trabajo. Oh, no sé qué hacer con mi vida». Y llegó el momento en que no podía tener tantas sesiones de consejería y decidí reunir a todos los tipos y gritarles a todos al mismo tiempo. Convidé a todos los varones de la iglesia a una junta.

Jason: La gente hasta se vino en avión para asistir.

Pastor AJ: Las instrucciones eran: «Tomen dos piedras. Lean primera y segunda de Timoteo y Tito. Cuando acaben, léanlos otra vez. Y cuando acaben, vuelvan a leerlos».

Jeff: Y todos llegamos y me entregan un par de piedras.

Literalmente llenamos todas las sillas. Recibí a cada persona en la puerta y les dije «Quiero que se calle. No se le permite hablar. A nadie se le permite hablar. Todos ustedes se me sientan y se me callan hasta que yo esté listo para gritarles».

Pastor AJ: Sigan leyendo primera y segunda de Timoteo, y Tito; primera y segunda de Timoteo, y Tito, preguntándose, «¿De qué se tratan estas dos piedras?».

Jason: Creo que la mitad de la gente pensaba que seguramente se disculparía por sus despotricadas más severas que había puesto en línea, y que dijera, «El que nunca haya pecado, que tire la primera piedra».

Pastor Phil: Ese silencio era tan agradable, porque uno pensaba, «¿Qué irá a pasar?» Como si estuviéramos esperando un terremoto, y pensábamos, «¿Cuándo nos va a azotar?».

Pastor Matt: Driscoll estaba desesperado y se estaba desquiciando.

Pastor AJ: El pastor Mark empezó a gritarle a los muchachos.

Jeff: ¡El pastor Mark se encaramó en el escenario y empezó a gritar!

Pastor AJ: Me parece que duró como dos horas, gritándonos por nuestra perversión, nuestra pereza, nuestra falta de motivación y ambición, por nuestra impía forma de vivir.

«Ustedes le pertenecen a Jesús. Les he devuelvo sus piedras. Esta es su iglesia. Tenemos que arreglar este edificio. Tenemos que recaudar fondos. Tenemos que hacer esto. Es lo que Dios nos llamó a hacer».

Me paré ahí y prediqué un sermón sobre lo que significa ser un hombre. De hecho, creo que el sermón duró como tres horas de desgañitarme a gritos con esos tipos.

Pastor AJ: Todos fuimos completamente transparentes. Y nos dijo, «Ustedes son hombres y hasta que no encuentren sus propias bolas, usen estas».

Después cerró con una oración y les dijo que se callaran y se fueran.

Pastor Matt: Para muchos, fue la primera vez que habíamos oído algo semejante.

Jeff: Oír la verdad, que debíamos tomar responsabilidad como hombres y que Dios tenía algo mejor para nosotros, y que no estábamos viendo las cosas claramente.

Pastor AJ: Los tipos pegaron esas piedras al tablero de mandos o las llevaban en sus bolsillos en todo momento. Fue apenas recordatorio de que Dios nos hizo hombres y que íbamos a serlo. ¿Quién hace eso?

Jeff: Nos decía eso una y otra vez, una y otra vez, sermón tras sermón, tras sermón, en que se dirigía a los hombres, sobre todo a los hombres jóvenes, concretamente, para que tomaran la iniciativa de liderar y amar bien, como Jesús. Fue algo que cambió vidas, cambió vidas.

Había entre 100 y 120 hombres a la vez. La edad promedio era como de 20 años, 20 años de edad. O sea tipos universitarios. Pero muchos de ellos hasta hoy, lo lograron. Dirigen compañías. Son diáconos, ancianos. Están sembrando iglesias. Se han casado. Están teniendo hijos. Sus vidas han sido cambiadas y siguen con las manos en alto el mentón sumido, los pies hacia adelante, haciendo las cosas. Es padrísimo lo que Dios hizo en este lugar.

El edificio gratuito en Ballard que nadie quería

Pasamos del edificio Emanuel al edificio Laurelhurst, nos desalojaron de ahí con 6 días de sobre aviso, acabamos en el centro y otra vez volvimos a la misma situación de pagos semanales, y tuvimos que encontrar un local más permanente.

Alguien me dijo que una iglesia en un área llamado Ballard que desde donde nos congregábamos en el centro, estoy tratando de recordar, quedaba como a 35 minutos en carro para llegar a Ballard, y Ballard queda en un lugar desconocido. Ballard está situado junto al agua, o sea que ni siquiera hay gente por allá. Queda bien retirado de la autopista, pero había una iglesia allá.

En resumidas cuentas había varias iglesias que trataban de conseguir este edificio gratuito, aunque estaba en muy mal estado. Para ayudarnos con el corretaje, aún no hacíamos los cultos por la mañana, me puse un traje. Tuve que comprarlo, con corbata, y me conseguí una Biblia King James y empecé a ir allá y predicaba a veces los domingos por la mañana a las abuelas cristianas y más conservadoras, esperando que les cayera bien este joven barbudo. Me dejé crecer la barba para verme más viejo.

A fin de cuentas, no éramos sino nosotros y una iglesia china los que iban a conseguir este edificio gratuito y pequeño en medio de la nada, con un solo sitio para aparcar. «Oigan, pero es un hogar y estamos sin hogar. Y oigan, queda a 35 minutos de aquí, pero es un hogar». La votación favoreció a la otra iglesia.

Grace: Al último minuto, Dios hizo algo grandísimo. De repente decidieron que ya no lo querían.

La otra iglesia rechazó la oferta porque dijeron que el edificio era demasiado pequeño, poco conocido, en medio de la nada, y que necesitaba muchos arreglos. Así que conseguimos el edificio gratuito que nadie más quería, y ahí fue que empezamos nuestro primer culto dominical matutino.

Pastor Phil: El hecho de que ahora tendríamos un culto por la mañana nos tenía eufóricos. Era tiempo de decir Aleluya. Es decir, era increíble.

No habíamos tenido un culto por las mañanas porque no nos alcanzaba el dinero. Estábamos completamente en la quiebra, y un tipo llamado Brad llegó a la iglesia y él y su esposa eran muy dulces y piadosos, y nunca olvidaré el día que me pidieron que me sentara y me dijeron, «Creemos en lo que Dios está haciendo, y queremos pagar la renovación de esta pequeña iglesia». Y les dije, «Eso sería fabuloso».

Hasta ese momento, creo que el cheque más grande que habíamos recibido en la historia de Mars Hill era como de $2.000 o $3.000 dólares. Él y su esposa nos dieron un cheque de $200.000, sin compromiso. No dijeron, «Queremos que hagan tal cosa con el dinero, o aquello con el dinero». Dijeron, «Confiamos en ustedes. Sabemos que Dios está en esto. Creemos que Dios ha planeado cosas grandes, y queremos ayudar».

Recuerdo francamente me dan ganas de llorar al recordarlo. Es decir, las cosas habían sido tan difíciles, estábamos completamente en la quiebra, sin techo, cansados, frustrados. En ese momento los críticos empezaron a amontonarse. Vino [el periódico] Mother Jones, y la NPR [radio público nacional], y todos empezaron a criticar lo que estábamos haciendo sin entender lo difícil que es y que la gente de veras está siendo salva y las cosas buenas que estaban pasando.

Entonces nos dieron el cheque y empezamos a renovar todo ese edificio, porque Brad y su esposa fueron los primeros en creer en la posibilidad de lo que estábamos haciendo. Lo genial es que siguen caminando con Jesús, y asisten a Mars Hill Bellevue.

Y fue en ese mismo momento en que habíamos empezado los cultos por la mañana, que llegó una pareja, y teníamos quizás 80 o 100 o 200 personas. Mejor dicho, apenas estábamos empezando. Llegó una pareja. No sé de dónde eran. Los saqué a almorzar, y me dijeron, «Sabe, nos encanta lo que Dios está haciendo aquí, y nos encantan los sembradores de iglesias y los pastores jóvenes y amamos a Jesús, y creemos que Dios tiene cosas grandes planeadas para Mars Hill». En ese momento, ellos empezaron a ser muy pero muy generosos.

Y no les diré quiénes eran ni lo que han hecho, pero por medio de su generosidad, como la de Brad y su esposa, permitieron de todas maneras que Mars Hill consiguiera las instalaciones que nos permitirían un mayor crecimiento para que la gente conociera a Jesús. Fue en ese momento que unas cuantas personas muy generosas marcaron la diferencia.

Si no lo hubieran hecho, francamente, no creo que Mars Hill hubiera sobrevivido. Estábamos sin techo. Estábamos en la quiebra. Y creo que probablemente hubiéramos dejado de existir. Por la generosidad de unas cuantas personas, esa mañana el culto aumentó de 40 personas a 800 personas. Eso cambió por completo la historia de Mars Hill.

Lo único que puedo decir que pasó en el edificio Earl fue que Dios se presentó. O sea, porque no tiene sentido. Era el edificio que nadie quería en un lugar donde nada estaba pasando, con un solo sitio para el parqueo, y estaba predicando porque ninguno de los otros ancianos quería tomarlo. Parecía un castigo. Crecimos de 40 a 800, y el edificio fue renovado porque alguien emitió un cheque 100 veces más grande que cualquier cosa que habíamos visto.

Lo único que podíamos decir es, «Es cosa de Dios. Es cosa del Espíritu Santo. Es cosa de Jesús. Dios se presentó. Es todo». Definitivamente estábamos lidiando con otro nivel. Es decir, Tim dirigía un culto para 800 personas sin saber lo que estaba haciendo. Yo les predicaba a las 800 personas. Sabía mucho menos de lo que yo estaba haciendo que Tim. Jamie todavía trataba de quitarse el olor a marihuana de toda su ropa, y él era el administrador que lo organizaba todo.

Al mirar el liderazgo uno decía: «Oh, ahí están Larry, Curly, y Mo. ¿Cómo logramos hacer esto? Oh, fue el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo. Pero había otra Trinidad detrás de Larry, Curly, y Mo que estaba organizándolo todo para que funcionara».

Este era nuestro amplio edificio nuevo. El tipo que donó generosamente los $200.000 para renovarlo, con su dulce esposa, también pintó este edificio, y sus donativos nos permitieron instalar moldura, pintar, y alfombrar. Lo que pasó fue que al mudarnos, todo era de color azul Smurf.

Este era nuestro atrio grande y amplio y después uno entra al salón principal. Teníamos sillas, claro, hasta la parte de atrás. Llenábamos esto hasta el tope. Abrimos estas paredes y colocamos puertas para que pudiéramos sentar a la gente hasta la salida, y los tipos se quedaban de pie.

Grace: Los hombres se paraban al venir a la iglesia. Era ridículo.

Shelly: Recuerdo que llegamos al punto en que literalmente la gente se sentaba en las sillas afuera, en los escalones de concreto, en la lluvia.

En ese momento solo teníamos dos gradas, la banda ocupaba la plataforma y nosotros predicábamos en uno de los escalones. Después fui a un crucero del Entrenamiento Básico Hechos 29. Empezamos Hechos 29 en ese tiempo. Me dio un vértigo raro en el oído interior. Me sentí mareado casi un año y tuve que quedarme parado en los escalones predicando todo el día con mucho vértigo casi un año. Así fue la cosa. Y si pueden creerlo, al ver este salón, alcanzaba para 800 personas.

Crystal M.: Recuerdo que en su mayoría eran las mismas personas las que trabajaban duro cada día. Con la rapidez que estaba creciendo, había un pequeño grupo de personas que estaban ahí todos los domingos de 6 a. m. hasta las 10 de la noche; y tantas cosas se hacían con tan pocas personas.

Crystal H.: No recuerdo mucho de ese período aparte de que fue muy intenso, y ajetreado, y apenas tratábamos de, los hombres trataban de seguir el ritmo con lo que Dios estaba haciendo. Creo que todas las esposas como que nos sujetábamos a las cosas acompañando a los niños.

Ahí fue que de veras empezamos a montar el ministerio para niños. Teníamos clases para niños. Por lo cual las familias empezaron a venir. Solo había un pequeño baño para hombres, y un pequeño baño para mujeres. O sea que esto era todo, si pueden creerlo. Una iglesia para 800 personas, y este es el baño para hombres. Por eso tenía que saber a qué hora podía ir al baño entre los cultos porque no podía meterme en un trancón en la fila.

Un par de guarderías, o sea que teníamos cuartos para niños pequeños. Solo dos, pero para nosotros era algo enorme porque la gente había empezado a tener bebés. Mejor dicho, ahora tenemos casi 2.000 niños los domingos, la mayoría de ellos menores de 10 años, pero todo empezó con un par de salones de clase.

Recuerdo que una vez llegué al primer culto de la noche media hora antes que empezara. La gente estaba sentada cenando. Todos estaban ahí porque sabían que si llegaban 10 minutos antes, tendrían que quedarse en el sótano o afuera. Si llegaban a tiempo, tendrían que parquearse como a 6 cuadras.

Perforamos un hueco de la sala principal de arriba y usamos una cámara para videos caseros.

Jason: Creo que le pertenecía a mi papá, era una vieja cámara VCR. Era gigantesca. Era quizás de este tamaño. Tenía que ponérmela al hombro. Cuadré el trípode y creo que eso sirve.

Unos domingos podía haber 100 personas sentadas en las sillas y paradas aquí abajo, observando lo que pasaba arriba porque todo el salón principal estaba lleno. El cuarto de expansión estaba lleno. A veces dejábamos las puertas abiertas y la gente se paraba afuera a escuchar y observar.

Y fue horrible

Ahí fue cuando empezamos a añadir cultos. Empezamos con uno y acabamos con 5 cultos aquí, llegamos a tener 4 o 5 cultos en casi 6 meses. O sea, añadíamos un culto cada 4 o 5 semanas.

Ni siquiera sé cuántos estábamos haciendo porque todavía estábamos dando los cultos en el centro, y cultos en el Paradox, y empezamos un culto en Seattle del Sur. Yo no enseñaba en ese culto. Enseñaba en el culto del centro, por la noche. Enseñaba en otros dos cultos, me parece, en el Paradox y en el distrito universitario. Daba tres por la mañana aquí, y creo que añadimos uno por la noche aquí. Ni siquiera recuerdo.

Creo que en su apogeo estaba predicando 7 veces los domingos en tres localidades, manejando de un lado a otro, predicando de hora a hora y media, a veces me gastaba 1h, 45 min para dar un sermón, y llevo bastantes años ahora predicando 6 o 7 sermones.

Probablemente estuve deprimido durante una década, literalmente, clínicamente deprimido. Si Dios no me hubiera dicho que hiciera esto, no hubiera sido posible.

Grace: Era pesada la carga de responsabilidad, la vida de las personas, y Mark sintió ese peso con las personas que venían.

Mirando atrás, o sea, lamento quizás de 10 a 12 años de mi vida. Grace y yo, nuestra amistad empezó a mermar. No teníamos; es decir, había gente viviendo con nosotros. La iglesia perdió las oficinas y la oficina de la iglesia la pusimos frente al nuestra habitación, y varios miles de personas al año pasaban por nuestra casa, muchos de ellos solteros y estudiantes universitarios. Jóvenes sin techo llamaban a la puerta, noches, fines de semana, interrupciones, pasando por ahí. O sea que nuestra amistad no era lo que podía haber sido, y Mars Hill seguía adelante.

No fue una experiencia alegre llena de gozo, estaba deprimido, enojado, y frustrado y le gritaba a la gente. Sí, fue algo horrible. Y la gente dice, «Oh, pero Dios se valió de eso». Pero fue horrible, y «Oh, es asombroso», y fue horrible. Fue absolutamente lo peor, pero Dios estaba salvando a la gente.

Lo impresionante fue que muchas de esas personas siguen con nosotros. Muchos de ellos, aunque se hayan trasladado a otra parte siguen caminando con Jesús. Muchísimos de ellos se han casado, tienen hijos, y ahora, mejor dicho, para mí es extraño porque dejo a los niños en la guardería y ahí está toda esa gente y hoy no lo sabríamos porque conocieron a Jesús y Él cambió sus vidas.

Muchos años más tarde reconozco que sí, fue asombroso. Alabado sea Dios, valió la pena; pero en medio de todo eso pensé, «Dios, ¿me odias?». Recuerdo que en efecto tuve varias conversaciones con Dios en el trascurso de una década. Como si le dijera, «Sé que eres soberano. Pero no sé si bueno en lo absoluto. Sé que estás al mando, pero no sé si eres amable. Parece que me odias porque esto es horrible. ¿Por qué le harías esto a alguien para que pasen por estas? Eso me pasó durante 10 o 12 años.

¿Alguna vez le contestó?

No, nunca contestó esas preguntas. Hombre, nunca contestó esas preguntas. Estaba haciendo preguntas que no venían al caso y nunca las contestó.

¿Qué preguntas debió hacerle?

La pregunta que debía haberle hecho era: ¿Dios, de qué manera estás tratando de cambiarme? Porque obviamente tenía mucho que aprender, mucho de qué arrepentirme, y crecer, y no creo que Dios haga lo malo pero creo que se vale del mal para lograr el bien. Y me puso en una situación difícil porque yo era bastante terco, y duro, y difícil. Todavía puedo ser así, y tristemente a menudo lo soy.

Sí, debí preguntarle cosas como, «Está bien, Dios, ¿qué quieres que aprenda? ¿Cómo quieres que cambie? ¿Qué necesitas que haga?». Debí preguntarle cosas así. Tristemente le estaba haciendo preguntas a Dios en vez de preguntarme a mí mismo.

Jesús y la refaccionaria—o la guardería

Ahí fue cuando decidimos finalmente que íbamos a consolidarlo todo, conseguir un edificio grande, y eso nos condujo al gran edificio de Ballard. El pastor Jamie hizo un negocio, él es de lo mejor. Nos consiguió una vieja tienda de ferretería construida por un mormón, la cual había convertido en una tienda de botes.

Tenía 40.000 pies cuadrados, mucho más grande de lo que pensábamos que podíamos usar. En ese momento éramos una iglesia de 800 personas, y pensé, «Hombre aquí cabrían 1.000 asientos», que era mucho más de lo que creíamos necesario.

El banco nos dijo, «Ustedes son tan jóvenes, tan pobres, están en la quiebra; es imposible que puedan cubrir esta hipoteca por lo tanto deben buscarse un inquilino que les arriende su local, alguien con un historial de negocios estable, no como su iglesia, para que podamos garantizar que sus ingresos cubran el costo de la hipoteca del edificio».

Pastor AJ: Solo podíamos afrontar los costos si conseguíamos que la refaccionaria NAPA arrendara 5.000 pies cuadrados, donde los niños está ahora.

Pastor Tim: Entonces íbamos a tener a Jesús con la refaccionaria. Pusieron el techo falso. Lo configuraron tal como lo tenemos ahora. NAPA pagó toda la remodelación y después se fueron justo cuando lanzamos.

Pastor AJ: Recuerdo que de inmediato necesitábamos recuperar el espacio y eso nos tenía muy preocupados. «¿Ahora tenemos que pedirle a NAPA que nos devuelva ese espacio? Y la NAPA nos dijo: «¿Podemos devolverles este espacio? Ya no nos sirve».

Pastor Jamie: Hicieron alrededor de $100.000 de remodelaciones a nuestro espacio.

Lo que iba a ser una refaccionaria ahora es nuestro ministerio para niños, y necesitamos todo el espacio posible. Y si no hubiéramos visto a Dios salvarnos de nosotros mismos no tendríamos dónde poner a todos los niños en Mars Hill Ballard.

¿Pastor Mark en una pantalla de video?

Mars Hill Ballard estalló por completo y ya no cabían en el edificio.

Pastor Jamie: Y la iglesia vuelve a crecer. Eso es lo que queremos. Queremos que la iglesia crezca, pero también es un problema y tuvimos que averiguar cómo mantener un crecimiento sostenible, y lo que estábamos haciendo no era sostenible ni para los líderes ni para la congregación. Los voluntarios estaban agotados. Era como si estuviéramos usando a los voluntarios pidiéndoles que hicieran tanto y pidiéndole tanto al personal, y tuvimos que averiguar lo que seguía.

Pastor Bubba: En ese momento, nos dimos cuenta que teníamos que hacer algo diferente, algo fuera de lo normal, algo que nunca habíamos hecho. En ese momento surgió el tema de usar video.

La gente hablaba del video y del multisitio, y pensé, «Hombre, no sé. ¿Mi cabezota del tamaño de Shrek gritándole a la gente por una hora en una pantalla? ¿Quién va venir a oír eso?».

La primera vez que conocí al pastor Steve fue en un culto en Ballard. Vi un tipo pelirrojo que llevaba la camisa por dentro y parecía tener trabajo, nunca había estado en un centro de rehabilitación, bien peluqueado, con su hijo, y tenían una bolsa grande y andaban por todas partes recogiendo basura.

Pastor Steve: Sam, que tenía 6 años en ese tiempo, se metía debajo de las sillas y salía al extremo de la hilera con cosas. Juntos trabajábamos como equipo, y era divertidísimo. Me encantaba porque podía servir con mi hijo de una manera que él podía disfrutar.

Y pensé, «Ese tipo no se parece a los demás, trabaja, tiene un hijo de la esposa con quien está casado. Es una nueva clase de persona en Mars Hill». Fui y me presenté, y pensé, hombre, que había algo que me gustaba del pastor Steve. Por último me dijo, «Tengo dos grados en teología, y estoy cansado de sembrar iglesias y solo quiero asistir a la iglesia y servir pero no tengo intenciones de servir como anciano y no quiero volver al ministerio por lo tanto no trate de convencerme. O sea, por favor déjame en paz».

Le dije, «No, no, no, no, hombre, tienes una gran familia, una esposa estupenda, una hija y un hijo asombrosos. Ama a Jesús. Ha estado en el ministerio. Dios lo ha llamado a ser un anciano. Será un pastor en Mars Hill. Tenemos que integrarlo al plantel». Steve se integró al plantel. Y cuando lo enviamos a Shoreline, era porque vivía ahí mismo, era un hombre piadoso, confiable, trabajaba duro, digno de confianza. El pastor Steve hizo eso y lo hizo súper bien.

Empezamos con un culto en este lugar. Cabían como 200 personas.

Jen: Éramos parte de lo que estaba pasando en Shoreline, y pensé que era una locura. Pensé, «Quién va a venir a ver a Mark en una pantalla?». Pensé que era absurdo. Pero se suponía que teníamos que ayudarles y lo hicimos.

Pastor Jamie: La pobre gente que vino por primera vez la calidad del video era horrible. Intentamos varios métodos de tecnología. La mitad del tiempo el sermón no salió bien. Sé que el pastor Steve estaba sentado en primera fila, pensando. ¿Y tengo que predicar hoy? ¿Y tengo que predicar hoy? Siempre tenía que estar disponible, y es horrible tener que vivir así.

Pastor Steve: El culto empezó muchas cuando estábamos en medio de la alabanza, y la banda estaba sobre la plataforma, y no teníamos DVD. No teníamos sermón. Y buscaba que alguien se asomara por la puerta de atrás y que me hicieran señas para decirme: «¡Tómate tu tiempo! ¡Todavía no ha llegado! Fue algo desesperante. Estar medio preparado para no predicar, quizás, pero quizás tenga que predicar, no es una situación agradable.

Pastor Tim: Recuerdo específicamente que estábamos en el cuarto con los ancianos orando para que Dios nos mostrara qué hacer, y ninguno confiaba que esto resultaría. Pensamos, «No sé lo que va a pasar, pero es la última opción que podemos intentar». No teníamos idea de que ese sería nuestro camino hacia adelante para sembrar iglesias.

Lo desconcertante era aún con el montaje, el desmontaje, sin oficinas sin cultos entresemana, y con el video que no funcionaba seguimos creciendo a lo loco. Añadimos uno, dos, tres cultos, tuvimos que añadir un culto por la noche. Ya no cabíamos en el edificio porque Dios seguía salvando a la gente aquí también como lo había hecho en los otros lugares.

Jesús edifica su iglesia

Pastor Tim: Este es el asunto. Ningún modelo funciona de por sí. Lo que funciona es predicar el evangelio de Jesucristo. Y donde eso sea haga fielmente y poderosamente, Dios atrae a la personas a oírlo para que sean cambiados. Creo que el modelo es mucho menos importante que el corazón de proclamar la verdad para la gloria de Jesús. Eso es lo que Él dice, porque dijo que edifica su iglesia. Todo no depende de nosotros. Ciertamente trabajamos duro y queremos administrar sus bendiciones y la gracia que nos da en todos los aspectos posibles, pero el que hace suceder las cosas es Dios. Él es el Autor y el Sustentador, y lo señalamos a Él. Queremos que la gente lo conozca. En la medida que eso suceda, por alguna aberración de su gracia, las personas vienen y son cambiadas. Tratar de llevarnos el crédito en medio de todo esto sería arrogante y un engaño total de nuestra parte.

Cuando al fin pudimos emplear el video para multisitios empezando en el auditorio Schirmer, eso abrió la posibilidad de transformar a Mars Hill para siempre. No estábamos limitados a un solo edificio o a mi presencia. Pudimos aumentar de 6 sermones, lo cual me estaba matando, a más de 30 cultos diarios hoy; de 1 estado a 4 estados. Eso permitió que la iglesia pasara de ser una iglesia estancada, a tener de 5 a 6.000 personas en una localidad; y ahora es el doble, o sea, 12.000 personas o más cada domingo, y le estamos pidiendo a Dios 15.000 personas antes de la Pascua.

La Pascua en Qwest y una cantidad excesiva de la gracia de Dios

Eso nos permitió hacer la cosa más grande que habíamos hecho que era tratar de reunir a todas las personas al menos las personas de Mars Hill en el área metropolitana de Seattle para nuestro gran culto épico de Pascua.

[¡Feliz Pascua, Iglesia Mars Hill! [aplausos y ovaciones] ¡Creemos que Jesucristo es el único Dios porque Jesucristo declaró repetidas veces, categóricamente, con denuedo, abiertamente, públicamente, que es Dios! ¡Jesucristo es Dios! ¡Jesucristo es el único Dios!]

Fue el culto más grande que había tenido una iglesia en la historia la zona Noroeste de Estados Unidos, en lo que antes era la región con menos presencia de iglesias en el país.

Jeff: 20.000 personas vinieron a adorar a Jesús en Qwest Field.

Crystal M.: Me apena un poco decirlo, pero ver izar la bandera de Jesús fue algo increíble, y ver a tanta gente que vino a apoyar a Jesús.

Jeff: Cuando izaron la bandera de Jesús, empecé a llorar mucho. Perdí los estribos como un bebé. Lloraba profusamente. No podía creer lo que Dios estaba haciendo en mi ciudad.

Pastor Joel: Estaba entusiasmado por el evangelio y por lo que Dios estaba haciendo, y por el hecho de que acababan de venir 17.500 personas.

Pastor Tim: Es la única vez en la historia de Mars Hill en donde todos pudieron reunirse en en un solo espacio, desde que empezaron en la sala de Mark.

Para mí fue muy alentador ver a todas esas personas adorar a Jesús. Fue muy alentador ver a todas esas personas conocer a Jesús.

Pastor Bubba: Ver tantas personas conocer a Jesús, y centenares, y centenares, y centenares de bautismos.

Pastor Phil: Parecía algo milagroso. Era como una muestra pequeñísima de cómo será el cielo con toda esa gente adorando, y que estarán ahí por lo que hizo por ellos con Su obra.

Cuando vi que la hija del que había pintado nuestro viejo edificio y pagó las renovaciones recibió a Cristo y bajó a ser bautizada, esas fueron las cosas más significativas para mí. Sí, los grandes eventos son fabulosos, y tener 20.000 personas es fabuloso, y estar en un estadio es fabuloso, pero en realidad se trata de que la gente conociera a Jesús. Eso es fabuloso.

Pastor Tim: Creo que la gente piensa que en algún momento en los últimos 15 años nos sentamos a desarrollar un plan maestro para estas cosas y a donde íbamos a llegar, y que lo demás fue ponerlo en práctica. Y uno tiene que—

Beth: [Riéndose]

Pastor Tim: Sí, exactamente.

Grace: Nos deja boquiabiertos ver lo que Dios está creando, y no teníamos idea.

Pastor Phil: Aquí estoy. Esto me llena de una humildad total, por la gracia de Dios. Me motiva a seguir compartiendo a Jesús con otros porque sé que no ha concluido Su obra.

Fue algo muy revelador, una cura de humildad. Pero francamente, no fue como este día ¡wow! Decíamos, «No, Jesús está vivo. Es lo que debemos hacer». Nos sentimos privilegiados de ser una iglesia sobre la cual Dios ha decidido prodigar una excesiva cantidad de gracia y ahora estamos tratando de averiguar cómo ser buenos administradores y valernos de eso para maximizar las oportunidades. En realidad es una ola de gracia y no sabemos cuánto tiempo va a durar, pero hay que navegarla fielmente, lo más que se pueda, y después bajarse de la tabla y contarles la historia a sus nietos.

Cásate con Grace. Esa es nuestra familia. Predica la Biblia. Esa es la iglesia Mars Hill. Entrena líderes. Eso es Resurgence, que es ahora el primer blog en Internet de liderazgo cristiano. Y siembra iglesias. Lo cual es Hechos 29. Ha sembrado más de 400 iglesias. En la Pascua anterior, tuvimos una asistencia combinada de 175.000 personas. Tenemos un promedio de éxito del 98%, la red sembradora de iglesias más exitosa que conozco, y añadimos un par de iglesias semanalmente, sembramos una iglesia casi todos los días. Las cuatro cosas que Dios me llamó a hacer a los 19 años de edad, es lo que he estado haciendo todos los días desde entonces, y Él no ha hecho sino ser fiel.

Den lo que Dios les compunge a dar

De acuerdo, en conclusión, el sol se está poniendo. He estado afuera todo el día. Quiero volver a casa a besar a Grace y cenar con los niños. Mars Hill a menudo, francamente no daba bien, y pienso que lo último que se le salva a una persona es la billetera. Y les diré apenas que la mayoría de las personas en la iglesia necesitan dar mucho más.

Algunos de ustedes son generosos. No estoy hablando de ustedes. Para esas personas, haremos una conferencia aparte para ustedes en una cabina telefónica.

Para todos los demás, la realidad fría, dura, y triste es que el 24% de las personas en Mars Hill este año no han dado nada. Además, el 41% solo dieron $500 o menos. Significa que más o menos el 65% de Mars Hill, o sea 2/3 de Mars Hill o 12.000 personas que no están dando nada o casi nada.

Y me dicen: «¿Qué hay de las madres solteras? Qué hay del joven universitario que apenas come fideos Top Ramen? Oiga, ¿que hay de los jóvenes que acaban se ser salvos? ¿Qué hay de los tipos que todavía no son cristianos?». Genial. Entiendo. ¿Pero el 65%? Eso no cuenta. No puede haber 65% en desempleo o en condiciones desesperantes. No estamos pidiendo que la gente dé lo que exigimos que den. Estamos pidiéndoles que den lo que Dios los compunge a dar.

Quiero que se pregunten ustedes mismos. Al final del año, ¿cuánto piensa que Dios quiere que dé? Estamos al punto ahora en que necesitamos que todos sean muy generosos para abrir nuevas oportunidades para darle la bienvenida a 9.000 personas más, iglesias nuevas, sillas, oportunidades.

¿Se trata del dinero? Sí, se trata de gastar dinero para que las personas lleguen a conocer a Jesús. Todo cuesta algo. Creemos que si uno ama a Jesús y cree que la gente se va al infierno, debe dar al menos el dinero que gastan en papel higiénico, y muchos de ustedes no dan ni eso.

Para concluir, pueden mejorar. Los amamos y confiamos en la gracia de Dios. Ustedes serán más generosos.

Se está salvando la gente más que nunca. Se están sembrando iglesias más que nunca. Se están levantando líderes más que nunca. Se están presentando oportunidades más que nunca. Y este es el mejor momento para subirse abordo, orar, dar, servir, porque les prometo, lo que viene ahora es la clase de cosas que uno les cuenta a sus nietos.

Nota: Esta transcripción ha sido editada para la legibilidad.