La primera pregunta en la historia del mundo que Dios le hizo a nuestro primer padre Adán, después que él y su esposa habían pecado: «¿Dónde estás tú?». Es la misma pregunta que Dios hace a todo hombre. En la Iglesia Mars Hill, hacemos esa pregunta muchas veces y esperamos que los hombres respondan diciendo: «Aquí estoy. Enséñame, entréname, corrígeme, repréndeme, prepárame para guiar a mi familia, amar a mi esposa y servir a mis hijos».
Este es el vehículo en que Grace y yo pasamos un tiempo agradable manejando con nuestros hijos, lleno de juguetes y legos y botanas y cartones de jugo. Es una buena analogía o ilustración más o menos de lo que estoy diciendo. Reunir a toda la familia. Papá y mamá están lado a lado, tomados de la mano como amigos. Todos van en la misma dirección, pero a fin de cuentas papá quien toma el volante y guía a la familia en la dirección que Dios quiere, por lo cual él debe hacer un buen trabajo asegurándose de que todos estén juntos y de no estrellar el carro metafórico por el camino.
Básicamente esa es nuestra perspectiva bíblica de la teología complementaria, y ahora oirán un sermón que fue predicado en Mars Hill Bellevue donde desglosamos exactamente lo que Dios quiere en el hogar y en la iglesia en lo que respecta al liderazgo amoroso de los hombres con sus familias, y contesta la pregunta que Dios hace: «¿Dónde estás tú?».
¿Cuántos de ustedes son hombres? Bueno, les damos la bienvenida. ¿Cuántas de ustedes son mujeres? Oh, si alzaron la mano este sermón es para ustedes. Creo que esos son todos. De lo que quiero hablarles hoy es del legado que podríamos dejar por la gracia de Dios mediante nuestras familias para el servicio de Jesús para las generaciones venideras.
Pensé que sería divertido empezar con una historia, y esta es una historia muy común en la historia de la Iglesia Mars Hill. Una mujer encantadora, escribe: «Cuando vine a la Iglesia Mars Hill, no era cristiana». Si usted no es cristiano, bienvenido a la Iglesia Mars Hill. Pronto lo será. [Se ríe la congregación]
«Mi papá y mi abuelo», dice ella, «me habían violado físicamente, sexualmente, y emocionalmente». Por eso tenemos los grupos de redención. Esta es la historia de una de cada tres mujeres, estadísticamente. «Cuando vine a Mars Hill no era cristiana, y Jesús es el primer hombre en el que alguna vez he confiado». Les cuento que si van a empezar con un solo hombre, ese debería estar en la punta de la fila. Confíen primero en Jesús.
«Después me di cuenta que quería casarme y ser una madre, pero no confiaba en los hombres por lo que me habían hecho. Finalmente conocí un hombre que se había vuelto cristiano en Mars Hill». A los hombres que no conocen a Jesús, bienvenidos a Mars Hill. Están aquí para ser salvos y dejar sus truhanerías. De acuerdo, por eso están aquí. ¿Está bien? Cualquier maldad que estén haciendo, Jesús quiere que dejen de hacerlo y Él les va ayudar.
«Finalmente conocía un hombre que se había vuelto cristiano en Mars Hill, y sus deseos eran: Jesús, casarse, y tener hijos, y parecía un bueno hombre. Nos casamos». Tenemos un proceso premarital para ayudarles. «Nunca me ha levantado la mano, nunca nos alza la voz a los niños ni a mí. Es muy dulce».
Creemos que los hombres deben ser fuertes y tiernos. Si alguien se mete a su casa a la fuerza: Ud. debe ser fuerte. Si su esposa quiere una cita romántica: debe ser tierno. ¿Cierto? Si alguien quiere sacar a su hija: fuerte. [Se ríe la congregación] Si usted va a sacar a su hija: sea tierno. Ven, fuertes y tiernos.
«Es muy dulce. Tenemos dos hijas. Cada noche se acurruca con ellas». Eso también es bueno para los padres . Nos cambia. «Ora por ellas. Les lee la Biblia. Las besa en la frente. Les dice que las quiere. Les canta canciones de alabanza. Ellas piensan que su papá es el mejor hombre del mundo». Alabado sea Dios.
«Casi todas las noches», dice ella, «me pongo a llorar porque me doy cuenta de que mi familia está cambiando y que mis hijas no tendrán que lidiar con lo que yo viví porque tienen un papá distinto». ¿Amén?
Amigos, francamente, eso es lo que queremos que suceda miles y miles y miles de veces. Queremos que los hombres conozcan a Jesús, que las mujeres conozcan a Jesús y sean perdonados de los pecados que han cometido, que sean sanados del pecado que cometieron contra ellas, y se enamoren. Algunos de ustedes son solteras, algunas son casadas, el 93% de ustedes estadísticamente se casarán más adelante a fin de tener un matrimonio entrañable y duradero, en el cual son amigos y amantes, y adoradores de Dios. Hacen bebés que crecen y aman al mismo Dios de ustedes, y así la obra de Jesús continúa mucho después de que ustedes se hallan ido por medio de personas con con su mismo apellido. Eso es lo que queremos.
Kelly: Se me declaró a los dos meses de habernos conocido, o sea que apenas nos conocíamos dos meses. Todo el mundo se quejaba diciendo, «¡Ni siquiera lo conoces!».
Shawn: Todos le miraban la barriga y decían, «¿Está embarazada?». Pensaba, «La amo pero no tengo idea qué me espera». Ni idea de qué hacer, y eso se fue acabando bien rápido.
Todo empieza en el libro de Génesis. Génesis literalmente significa el origen de todo. Génesis es el libro del origen de todo y es ahí donde encontramos el propósito de Dios para nosotros. Hoy contestaré tres grandes preguntas: ¿Cuál es el propósito de Dios para hombres y mujeres? ¿Cuál es el propósito de Dios para hombres y mujeres en la iglesia? Y ¿cuál es el propósito de Dios para hombres y mujeres en el hogar?
Todo empieza en el libro de Génesis. El propósito de Dios para hombres y mujeres empieza en Génesis 1:1. «En el principio creó Dios los cielos y la tierra». Todo empieza con Dios. No empieza con los hombres y las mujeres o el matrimonio, o los hijos, o la familia, o con ser soltero o lo demás.
Todo comienza y termina con Dios. Todo lo que ha sido hecho proviene de Dios. Rendiremos cuentas a Dios. Al final todos estarán de pie delante de Dios. Todo proviene de Dios. Todo le pertenece a Dios. Se trata solo de Dios. Y cuando nos olvidamos de Dios, empezamos a actuar como si fuéramos Dios, y ahí es cuando comienzan todos los problemas.
Dios existe en perfecta unión y comunión. La doctrina de la Trinidad dice que hay un solo Dios en tres Personas. Son iguales. Son coeternas. Aman. Se comunican. Se adoran entre sí. Y Dios decide crear al hombre y la mujer. Lo leemos en Génesis 1:26. Entonces Dios dijo, «Hagamos…». Por eso empezando con Agustín, un padre de la iglesia, oímos que se trata de la Trinidad. «Hagamos», o sea un Dios en tres Personas.
El Padre, el Hijo, y el Espíritu dicen: «Hagamos al hombre», la humanidad. Entonces el hombre es el líder. Fue hecho primero por eso la raza humana se llama el hombre. «…a nuestra imagen; conforme a nuestra semejanza». Esa palabra «nuestra», repito, se refiere a la Trinidad.
Tanto hombres como mujeres son portadores de la imagen de Dios. Por tanto los hombres y las mujeres son diferentes. ¿Sabían eso? ¿Sabían que los hombres y las mujeres son diferentes? ¿Saben qué? Mujeres, ¿alguna vez han vivido con un hombre y pensaron: «Como que es diferente que yo»? Hombres, ¿alguna vez han vivido con una mujer y dijeron: «No cabe duda que es diferente que yo»?
¿Tienen hijos algunos de ustedes? Yo tengo hijos. Mis hijos son diferentes. Mi hijo siempre se viste de guerrero, como un ninja. Me preguntó hace poco, «¿Hay ninjas cristianos?». Creo que está buscando su carrera vocacional. [Se ríe la congregación] Se viste de ninja, vaquero, guerrero, mata-dragones. Hasta se puso su calabaza este año. En efecto escribió una nota que dice—tiene cinco años. Su calabaza es una calabaza guerrera que dice, «Jesús te aplastará». [Se ríe la congregación] Ni siquiera sé qué significa eso. Lo tengo en el porche del frente de la casa. Le colocó una nota. [Se ríe la congregación] «Jesús te aplastará». «Dulce o travesura». [Se ríe la congregación] Mis hijas nunca hicieron eso, nunca, nunca. Se visten de princesas, ¿cierto? «Oye papi, ¿podemos ir a caminar»? Sí, podemos ir a caminar. Mis hijos, «¿Podemos ir a asaltar a alguien?». Sí, supongo que podemos. [Se ríe la congregación]
Los hombres y las mujeres son iguales, pero son diferentes. Los niños y las niñas son iguales, pero son diferentes. Y son diferentes porque los hombres y las mujeres, varones y hembras, son portadores de la imagen y semejanza de Dios.
Continúa, Dios continúa diciendo: «Ustedes tienen dominio, ustedes gobiernan». Tenemos a Dios por encima y la creación baja por debajo de nosotros. La antropología errada dice, «Somos casi como Dios». Pues no somos dioses ni diosas. La antropología errada además de enaltecernos demasiado puede rebajarnos, diciendo, «Ustedes son básicamente unos animales altamente evolucionados». No somos animales ni somos dioses. Somos personas hechas a imagen y semejanza de Dios. Estamos bajo el dominio de Dios, y dominamos la creación baja.
«Dios creó al hombre», versículo 27, «a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó». Ahora, la doctrina de la Trinidad dice que Dios es igual y comparte todos los atributos divinos, ama, sirve, pero también lo que llamamos sumisión funcional.
El Padre envía al Hijo. Y Jesús dice más de 40 veces en el evangelio de Juan, «El Padre me envió». Jesús dice cosas en la tierra, es la segunda Persona de la Trinidad. «Digo lo que el Padre me dice que les diga, y hago lo que el Padre me pidió que hiciera». Lo vimos en el evangelio de Lucas hace poco, que incluso Jesús ora diciendo, «Hágase tu», ¿qué? Tu voluntad.
Kelly: Ha sido una lucha porque llevaba 24 años con esa perspectiva feminista. En realidad no sabíamos cómo sería tener una relación piadosa. O sea, aunque vengo de una larga línea de cristianos había unos líderes muy feministas en mi familia. Las mujeres, o sea la mamá era la que quería ir a la iglesia, la abuela era la que quería ir a la iglesia; y el abuelo o el papá daban su visto bueno, o sea que iban, pero si uno quería resultados tenía que hablar con la abuela o con mamá o con la tía, o ellas como que lo dirigían todo; eran las que oraban con uno, hacían estudios bíblicos y los tiempos a solas y ese tipo de cosas enseñándole a uno cosas, pero papa no participaba mucho.
bq. Así que ha habido mucho abuso emocional en mi pasado con distintos hombres, y sentía mucha amargura y enojo hacia los hombres. Entonces pensaba, «Puedo tomar las riendas de esto». Pero en vez de tener la perspectiva, «Jesús, necesito que tú seas mi guía», en cambio pensaba, «Jesús, dejaré que me guíes pero aún trataré de tomar las riendas porque como que me fallaste antes». Entonces cuando nos casamos, por eso pensé, «Estoy segura de Shawn». O sea, es una apuesta segura, es tierno, callado, o sea, es un poco llorón. No sabía que eras un llorón pero—
Shawn: Era un llorón.
Kelly: Con un lado callado, entonces pensé, «Sin duda puedo someterme a eso; eso está bien». Pero mientras iba avanzando nuestro matrimonio, pensé, «Esto es mucho más difícil de lo que pensaba». Todos esos sentimientos—no los había dejado todavía al tratar de controlar a Shawn.
Entonces, aunque Jesús es igual al Padre, la segunda Persona de la Trinidad es igual a la primera Persona de la Trinidad, se somete. Se somete, y después Dios dice, «Crearé a hombres y mujeres a mi imagen y semejanza, y le mostrarán al mundo un poco cómo es la Trinidad». Serán iguales. Tendrán unión, comunión, amor, afecto, comunicación. Se van a cuidar uno al otro, a servirse uno al otro, y la mujer va a respetar al marido para que pueda guiar amorosamente a la familia en los propósitos de Dios. En últimas ese el propósito de todo esto.
«Entonces Dios los bendijo». Estas son las buenas noticias de nuestro Dios. Le gusta bendecir. No necesitamos forzarlo para que nos bendiga. No tenemos que manipular a Dios para que sea bueno. Él lo es. Dios quiere bendecirlos, y quiere bendecir su matrimonio si ya están casados y si se casan un día de estos. Quiere bendecir a sus hijos y a los hijos de sus hijos. Estoy convencido que al Dios de la Biblia aún le gusta bendecir.
«Los bendijo Dios y les dijo: Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra»; o sea hagan bebés. Hagan hijos. Los hijos son una bendición. Los hijos son un don. Sí, a veces son difíciles, pero Dios los usa para santificarnos, para mostrarnos el corazón de Dios como Padre y revelarnos cómo a veces los hijos y las hijas de Dios podemos darle mucho trabajo al buen Padre que tenemos en el cielo. Dios dice que los hijos son una bendición.
¿Saben lo asombroso en Mars Hill? Al comenzar hace 15 años, no teníamos niños. Grace y yo ni siquiera teníamos hijos todavía. No había niños en Mars Hill. Ni siquiera teníamos un ministerio para niños. ¿Saben que ahora la Iglesia Mars Hill tiene casi 2.000 niños de edad escolar? En Mars Hill tomamos en forma literal aquello de «Sed fecundos y multiplicaos». Nos adueñamos de ese versículo. Consideramos que el matrimonio es un don de Dios, los hijos son una bendición de Dios.
Después continúa en Génesis 1:31: «Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera». Al ver el mundo de hoy pensamos, «No es como dice aquí». Hay pecado, enfermedad, sufrimiento y tristeza. ¿Qué pasó?». Cuando Dios terminó todo era bueno en gran manera. Pero por causa del pecado del hombre, las cosas están muy mal. Pero no culpen a Dios. Miren al espejo y pregunten, «¿En qué forma he contribuido a la desaparición de todo lo bueno que Dios hizo?».
En Génesis 2 continúa la historia con el origen del matrimonio. Es el origen de la familia. Es el origen de los géneros. Retoma lo que dice Génesis 1. Leemos en Génesis 2:18: «Dios dijo: No es bueno que el hombre esté solo». Hasta ese momento todo era bueno, y en gran manera. El pecado no había entrado al mundo. Dios mira al hombre y dice: «Eso no es bueno. No es bueno que el hombre esté solo».
¿Cuántos hombres saben que no es bueno quedarse solo? Amén. Por eso se casaron. Todo hombre que se casa declara públicamente «Necesito ayuda». [Se ríe la congregación] Y toda mujer que dice, «Sí, acepto» sabe que él necesita ayuda. [Se ríe la congregación] Algunos de ustedes piensan, «No necesito ayuda». Y son los que más la necesitan. [Se ríe la congregación] ¡Los hombres necesitan ayuda! No es bueno que estén solos. Tiene a Dios arriba, y a la creación debajo. No tiene un amigo que lo acompañe.
¿Y qué hace Dios? Dios tiene un plan. Y cuando Dios llama a la mujer “la ayudante,” no lo está denigrando porque la Biblia dice en los Salmos, en Hebreos, y en otras partes que Dios es nuestro Ayudador, que Dios es nuestro Ayudador. La mujer fue creada para ayudar al hombre a glorificar a Dios, al vivir juntos como iguales, respetando la autoridad, reflejando la Trinidad al mundo.
Y continúa. «Y el SEÑOR Dios formó de la tierra todo animal del campo y toda ave». Y lo que pasa es que Dios le trae a Adán todos los animales para que los nombre. Tuvo que haber sido un momento un poco raro para Adán. «Está bien Adán, vamos a encontrarte una esposa». «¿Será el oso hormiguero? Espero que no. O sea, la cabra, el cocodrilo…». Todos los animales fueron llevados delante de Adán para que los nombrara, y se pregunta, «¿Dónde está mi esposa? Y espero que no sea uno de estos». [Se ríe la congregación]
Entonces Dios hace algo asombroso. Forma a la mujer. Como que guarda lo mejor para lo último. Es el cuadro que nos pinta aquí. «Entonces el SEÑOR Dios hizo caer un sueño profundo sobre el hombre», quizás en una silla con palanca, no sabemos, «y éste se durmió; y Dios tomó una de sus costillas, y cerró la carne en ese lugar. Y de la costilla que el SEÑOR Dios había tomado del hombre, formó una mujer y la trajo al hombre».
Así que damas, ¿de dónde vienen ustedes? Del costado. ¿No es hermoso? Me encantan estas imágenes. La mujer no está adelante como enseña el feminismo, ni detrás como enseña el machismo. Fue hecha para ser igual, una ayudadora, una amante, una compañera y amiga al lado del marido.
Después Eva, este es un día asombroso. Le habían pasado muchas cosas. Fue creada. [Se ríe la congregación] Había tenido un gran día. Conoció a Dios, quien le dice, «Vamos a hacer una boda y tú estás desnuda». ¿Cuántas de ustedes piensan que eso es mucho para un día; cualquiera de esas cosas sería demasiado. [Se ríe la congregación] ¿Cierto? «Soy Dios; yo te formé; estás desnuda. Haremos una boda».
Entonces Dios la acompaña como un Padre, la lleva al altar, nuestra primera madre, la presenta a su marido. Acaban de conocerse y esta es la primera boda entre el primer hombre y la primera mujer. Así que tenemos las primeras palabras documentadas en la historia humana, cuando Adán habla con Eva. De hecho, en hebreo es un poema, una canción que rima. Por eso es que los tipos que tocan guitarra tienen una ventaja estratégica hasta hoy. [Se ríe la congregación] «El hombre dijo: Esta es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ella será llamada mujer, porque del hombre fue tomada».
Entonces establece un proceso al cual Jesús y Pablo hacen alusión en el Nuevo Testamento. «Por tanto el hombre dejará a su padre y a su madre». Por tanto es una gran parte de nuestra teología en Mars Hill. Hombres, ¿cuántos de ustedes son solteros? ¿Son solteros, cierto? Dejen la casa de su mamá y de su papá. Si su mamá todavía le está cortando el mendrugo a sus sándwiches y tendiendo su cama con sábanas de Guerra de las Galaxias, y planchando sus piyamas de una pieza, no está listo para ser un esposo, ¿cierto? Hombres, entonces lo primero que deben hacer es dejar la casa de su madre y de su padre.
Segundo, unirse a ¿quién? No cohabitar con ella. No pretende pasarla bien, sino dejan un buen legado. Se casa. Así es, queremos que la gente se case en Mars Hill; estadísticamente el 93% de ustedes se casará. Tenemos un buen programa premarital para ayudarles.
Tercero, «y serán una sola carne». Completan su pacto matrimonial. Son uno en el sentido que el hombre y la mujer se vuelven uno como Dios Padre, Dios Hijo, y Dios el Espíritu Santo. La misma palabra que usa aquí aparece en Deuteronomio 6:4. Es la palabra ‘shemá’. Los hebreos la decían tres veces al día. «Escucha, oh Israel, el SEÑOR es nuestro Dios, el SEÑOR uno es».
Siempre les digo esto a mis hijos. Y me dicen, «¿Cómo es posible que Dios sea tres en uno?». Tuvimos esta conversación anoche precisamente con los muchachos cuando los estaba llevando a la cama. Les dije, «Es como tu mami y yo. Tu mami y yo somos dos personas, pero somos uno. Tenemos un apellido, una casa, una cuenta bancaria, una cama. Adoramos un solo Dios. Tenemos una sola misión. Somos uno. Somos uno. Somos dos personas, pero de otra manera muy real somos uno. Dios es así más o menos. Tres personas: Padre, Hijo, y Espíritu, pero uno solo.»
Y la Biblia dice que ambos estaban desnudos y no se avergonzaban. Dios creó nuestros cuerpos. Dios creó los géneros. Dios creó el matrimonio. Todo es bueno en gran manera. No hay vergüenza. Eso es lo que Dios quiere para hombres y mujeres. Dirán, «¿Entonces qué pasó?». Génesis 3, Génesis 3. Alguien más entra a la ecuación.
«Y la serpiente era más astuta que cualquiera de los animales del campo que el SEÑOR Dios había hecho». En Apocalipsis 12:9 y Apocalipsis 20:2 nos dice que esta serpiente es Satanás, nuestro enemigo. Era un ángel creado por Dios, un ser creado que lideró una insurrección contra Dios, y ahora Satanás y los demonios están obrando en la tierra.
Necesitan saber esto. Satanás no apareció sino hasta después que Adán y Eva se casaran. ¿Lo notaron? Pudo haber aparecido y atacado a Adán cuando era soltero. Esperó hasta que se casó. Encuentro que así es. A veces la gente soltera piensa, «Nos vamos a casar porque nos sentimos tentados, y probados. Y cuando nos casemos, se nos quitará la presión de encima». No es así. Solo aumenta. ¿No es cierto, casados? Piensan, «Cuando por fin nos casamos y decidimos amar y servir a Dios como una familia cristiana, las cosas se pusieron más difíciles».
Porque tienen un enemigo. Y quiero que sepan esto. No se trata solo de ustedes y Dios. Hay una tercera variable: Satanás y los demonios. Son reales. De veras están obrando. De veras odian a Dios y quieren destruirlo a uno.
La historia continúa. Le dijo a la mujer, «¿Conque Dios os ha dicho: “No comeréis de ningún árbol del huerto”?». Eso no fue lo que Dios dijo. Dios les había dicho, «Pueden comer lo que quieran. Pero solo hay una cosa que no pueden hacer. No coman del árbol del conocimiento del bien y del mal». Estaba en todo el centro del huerto porque tenemos que aprender a pasar de largo la tentación siempre.
Y cambió la Palabra de Dios. Así obra Satanás. En Juan 8 Jesús dice que es un mentiroso. Satanás miente, y toma lo que Dios dijo y lo distorsiona para que no sea exactamente lo que Dios dijo. Pero si uno no tiene discernimiento ni estudia ni lee será engañado.
Entonces Eva entabla una conversación con Satanás, y ella le dice, «Dios sí dijo que podíamos comer pero no dijo que pudiéramos tocar». Le añade algo a la Palabra de Dios que Dios nunca dijo. Le añadimos a las Escrituras. Le añadimos a la Palabra de Dios para nuestra propia destrucción. Y todo empezó con nuestra primera madre, Eva.
La pregunta entonces es, ¿dónde estaba Adán? ¿Qué estaba haciendo nuestro padre? Se suponía que era un mata-dragones como Jesús. Pero leemos lo siguiente. Versículo 6 del capítulo 3 de Génesis: «Cuando la mujer vio que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y que el árbol era deseable para alcanzar sabiduría…». La pasión de la carne, la pasión de los ojos, y la arrogancia de la vida, como dice 1 Juan… «tomó de su fruto y comió; y dio también a su marido que estaba» ¿dónde? «Con ella».
Hombres, ¿qué estaba haciendo Adán? ¿Qué estaba haciendo nuestro padre? Nada. Este es el pecado común de muchos hombres. Algunos hombres pecan por comisión. ¡Hacen lo que no deberían hacer! Otros pecan por omisión. ¡No hacen lo que deberían hacer! El suyo es pecado de omisión.
¿Entonces qué hace Dios? Primero leemos en el versículo 7, «Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; y cosieron hojas de higuera y se hicieron delantales». Lo primero que hicieron fue taparse. La intimidad en el matrimonio se desvanece. Ella se esconde. Él se esconde. No puedes verme. No puedes conocerme. No confío en ti». Es lo que el pecado hace a todas las relaciones humanas. Sobre todo en este contexto matrimonial.
¿Qué hace Dios? «Y oyeron al SEÑOR Dios que se paseaba en el huerto al fresco del día; el hombre y su mujer se escondieron de la presencia del SEÑOR Dios entre los árboles del huerto». Antes no estaban avergonzados y ahora tienen vergüenza. No se escondían; ahora se esconden. Cuando las personas pecan, tienden a esconderse.
¿Han notado esto con los niños? Uno dice, «¿A dónde se esfumaron?». Hicieron algo malo. Se están escondiendo. También lo hacen los adultos. Dejan de asistir al . grupo comunitario. Dejan de asistir al grupo de redención. Dejan de asistir a la iglesia. Dejan de responder a las llamadas. Dejan de contestar las preguntas que les hacen. Empiezan a ocultarse. No necesitan ocultarse; necesitan arrepentirse. No necesitan tratar de tapar lo que han hecho. Necesitan ponerlo al descubierto para que puedan lidiar con eso, pero ellos no lo hicieron.
«el SEÑOR Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás?». Esa es la pregunta que Dios les hace a miles de hombres, novios, padres, abuelos, y hermanos en Cristo. ¿Dónde estás? ¿Dónde estás? Es la pregunta que Dios nos hace a los hombres hoy en día.
Shawn: La ignoraba. En ese entonces—
Kelly: Él veía muchas películas.
Shawn: Sí, yo acallaba la conversación subiendo el volumen. Mejor dicho, es como el recurso universal del cobarde. O sea, «No quiero lidiar con esto, es decir, no quiero entenderte». No puedo caracterizarlo como un comportamiento como tal, solo puedo caracterizarlo en el sentido de pensar en mi corazón, «no me importa». O sea, obviamente al menos no lo suficiente para dedicarle tiempo y cuidarla. No la serví, ni la amé como Cristo ama la iglesia. Las cosas se fueron descontrolando más y más; me centré solo en la pornografía, en mí mismo, en ver películas y hacer nada. Mejor dicho, hubiera metido droga, y hubiera sido una excusa, pero no tenía ninguna excusa.
Ahora, permítanme preguntarles, ¿quién pecó primero, Adán o Eva? Eva. ¿A quién vino a buscar Dios? A Adán. ¿Por qué? Porque ser hombre es llevar una responsabilidad adicional, no solo por uno mismo, sino por la esposa y los hijos. Culpará a Eva, sin lugar a dudas, pero los problemas en esta familia podían haberse evitado si Adán hubiera liderado, amado humildemente, valerosamente, como Dios quería, pero fracasó.
Nuestro padre fracasó. Sus hijos tienden a fracasar, y ese es el pecado; el cual lo lleva a separarse de su esposa. Tienen dos hijos, Caín y Abel, y el uno asesina al otro. Hombres, ustedes necesitan saber esto. Las decisiones que tomamos tienen grandes repercusiones para bien o para mal, para nuestras esposas e hijos, lo cual significa que las decisiones que tomamos repercuten por generaciones hacia la muerte o la vida.
Somos pecadores por naturaleza y por elección propia, lo cual significa que a menos que Dios nos cambie somos peligrosos unos para otros. Puede que queramos amar, y vivir, y tener un legado, pero carecemos de los medios para lograrlo aparte de la salvación y la intervención de Dios. Entonces aparece Dios y responsabiliza al hombre, hace responsable al hombre.
No estoy hablando de ser un matón. No estoy hablando de ser un dictador o un machista. Estoy hablando de amar a su esposa, amar a sus hijos, ser valiente, no un cobarde; hacerse responsable para que su esposa y sus hijos florezcan bajo su cuidado, para que su esposa y sus hijos florezcan bajo su cuidado; usted es una bendición para ellos, es una protección para ellos, es un mediador de la gracia de Dios para ellos. Es exactamente lo que debe pasar.
Kelly: Estaba muy deprimida en ese tiempo. No contábamos para nada con el apoyo de verdaderos amigos—o no estábamos buscando eso en lo absoluto—y si alguien nos preguntaba, decíamos, « ¡Sí, estamos súper bien! Pero nunca había—nunca tuvimos una relación más profunda.
bq. Odiaba mi trabajo pero tenía que trabajar allá porque por algún tiempo él estaba sin trabajo y pensé, «Me casé con un arrimado». Y su actitud era, «Me gusta estar sin trabajo», y pensé: «Ah caray, tendré que hacerlo». No quería una carrera, pero pensé, «Voy a hacer carrera. Eso es lo que necesito hacer para salir de esto porque…». Sabía que tú no querías una, entonces pensé, «Tengo que arreglar este matrimonio». O sea, «Tenemos que arreglar esto».
Shawn: Estaba completamente satisfecho con que ella llevara la carga, que lo hiciera todo, que hiciera carrera porque eso quería decir que yo no tenía que hacer nada.
Viene Dios y responsabiliza al hombre, y responsabiliza a todos los hombres, y lo que debemos hace es crear una cultura o fomentar continuamente una cultura de responsabilidad entre los hombres. En el culto anterior, en el otro atrio, hablé con hombres que lloraban tomados de la mano de sus esposas, con manos puestas sobre sus hijos, y decían: «No he sido un buen marido. No he sido un buen padre. Por la gracia de Dios quiero cambiar». Es lo que queremos: hombres que no esconden su pecado y su vergüenza, sino que reconocen que son como su primer padre y que necesitan que Dios los ayude a cambiar.
Entonces Dios viene a Eva y le habla y habla con Adán y no se da por vencido con ellos, y no se da por vencido con ustedes ni conmigo, no con nosotros. El pecado no tiene la última palabra. ¡La tiene Dios! Versículo 10, «Te oí en el huerto», le dice Adán a Dios, «y tuve miedo porque estaba desnudo, y me escondí. Y Dios le dijo: ¿Quién te ha hecho saber que estabas desnudo?». Ah caray, claro, así es. Sí, tienes razón, Señor. Me pillaste». Le dice, «¿Has comido del árbol del cual te mandé que no comieras?». «Sí, lo hice».
¿Y qué le contesta? «La mujer que tú me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí», pensando como víctima. ¿No es estupendo? «Adán, ¿dónde estás? Oh. ¿Qué hiciste?». «Oh, hice lo malo». «¿Por qué hiciste eso?». La mujer que me diste. [Se ríe la congregación] Si recuerdas, Señor, las cosas estaban bien hasta que esta niña apareció, y ahora creo que salió defectuosa. De hecho, tú la hiciste. De veras pienso que debes tomar cierta responsabilidad en esto, Señor».
¿Cuántos hombres tienen este problema? Miramos a nuestras esposas y decimos, «Sabes, las cosas no eran así hasta que me casé contigo». Ella no lo cambió; lo expuso. Fue lo único que hizo. Fue lo único que hizo. Adán trata de culpar a Eva.
Mujeres, ¿alguna vez les ha pasado esto? No alcen la mano. Sería un momento incómodo en nuestro culto. «¡Sí, me ha pasado! Me echó la culpa a mí. ¡Es culpa de él!’ Gracias, pastor Mark. Lo dejó callado». Está bien, lo sé, lo sé, lo sé. ¿Pero cuántas mujeres que están aquí dirían, «Estoy harta de que siempre me echen la culpa por lo que él hace. Si él se enfada, me echa la culpa. Si fracasa en algo, yo tuve la culpa por no ser lo suficientemente buena. Siempre me echa la culpa». Es lo que les gusta hacer a los hombres: echarle la culpa a Dios y a la mujer. Todo empezó con nuestro primer padre.
Entonces Dios viene a la mujer. «Entonces el SEÑOR Dios dijo a la mujer: ¿Qué es esto que has hecho?». Y ella le dijo, «El diablo me hizo hacerlo». Como es carismática, «El diablo me hizo hacerlo». [Se ríe la congregación] Porque para las mujeres a veces es difícil echarle la culpa a los maridos solamente, ¿cierto? Muchas mujeres dicen, «Oh, lo amo. Me da lástima. Tengo que vivir con él. Eh, el diablo. Sí, el diablo, el diablo atacó a mi marido». «No, su marido como que se atacó a sí mismo, ¿cierto? Al no hacer nada. Fue un cobarde. Sabía que eso iba suceder. Tenía los ojos abiertos. Dios lo hizo líder, por ende es su responsabilidad. No podemos culpar a la mujer y no podemos culpar al diablo. Finalmente, los hombres deben asumir responsabilidad, pero empieza con un hombre que asume responsabilidad.
Uno mira esto y dice, «¿Dónde está la esperanza? ¿Dónde están las buenas nuevas? ¿Cómo puede funcionar esto? Pues Dios usa a Satanás. Después en el versículo 14, «El SEÑOR Dios dijo a la serpiente: Por cuanto has hecho esto, maldita serás más que todos los animales». Ahora bajen al versículo 15, «Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y su simiente; él te herirá en la cabeza, y tú lo herirás en el calcañar».
Dios aparece y dice: «Este hombre y esta mujer son el problema, no la solución». Dios mira la situación y dice, «Es totalmente devastador. Ellos son el problema, no la solución. Por lo tanto enviaré la solución. Enviaré un Salvador. Enviaré al Hijo de Dios». Y esta es la primera promesa de la venida de la segunda Persona de la Trinidad, el Señor Jesucristo, que nos da la Biblia.
Mira a Satanás y dice, «Enviaré un Hijo nacido de una mujer. O sea Jesús, que nació de María. Tendrás un gran conflicto con Él. Lo herirás, pero Él te destruirá». Entonces promete que Jesús vendría.
Ven, la esperanza no radica en el marido. La esperanza no radica en la esposa. La esperanza tanto de la esposa como del marido es Jesús. La esperanza de la familia es Jesús. La esperanza de la raza humana es Jesús. La esperanza de todos en todas partes en todo momento sobre toda la tierra es el Hijo, este Jesús, el segundo Adán y el postrer Adán.
Si el primer Adán fracasó, el segundo Adán triunfó. Si el primer Adán trajo la muerte, el segundo Adán trajo la vida. Si el primer Adán fracasó en el huerto, el segundo Adán derramó gotas de sangre y ansiedad en el huerto cuando iba camino a la cruz. ¡Si el primer Adán falló junto al árbol, el segundo Adán expió los pecados sobre un madero! ¡La esperanza no está en Adán! ¡La esperanza está en Jesús! [Aplaude la congregación]
Por eso dice en Romanos 5:12–21 que solo hay dos clases de personas: Los que son nacidos de Adán, y los que nacieron de nuevo en Jesucristo; los que fueron condenados en Adán, y los que fueron salvos en Jesucristo; los que son pecadores en Adán, y los que son santos en Jesucristo.
Por tanto a partir de ese momento, la esperanza es que alguien más vendría a arreglar lo que habíamos hecho mal. Enderezaría lo que habíamos torcido. Perdonaría los pecados que habíamos cometido. Quitaría la vergüenza que nos cubre.
Pero Dios predice que habría conflicto entre hombres y mujeres. Dios le dice a la mujer que con gran dolor daría a luz hijos. ¿Mujeres, es cierto? He presenciado un nacimiento, y les cuento: ¡Caramba! ¡Caramba! Parece muy doloroso. [Se ríe la congregación] Dice que gran parte del dolor de una mujer vendría al ser esposa y madre. Se le haría difícil confiar en un hombre porque los hombres son pecadores. Se le dificultaría ser madre y el papel que desempeñaría le causaría mucha ansiedad y frustración, y eso sigue ocurriendo.
Después llega Dios y les dice al hombre, «Su trabajo será bien duro, cardos, y espinas, y frustración». Hombres. ¿Cuántos de ustedes tienen un trabajo duro? Dirán, «Sí, mi trabajo es duro». ¿Saben por qué? Dios los ama. Usted dirá, «Mi trabajo no funciona. Es difícil dar de comer a mi familia. Compito en los negocios. Es muy difícil pagar las cuentas. ¿Por qué Señor, por qué?». Y Dios dice, «Ah, ahora sabes cómo me siento yo cuando trato de convencerte que hagas lo que debes hacer. Tu trabajo te trata a ti como me tratas a mí. Ja, ja, a la orden». Así son las cosas. [Se ríe la congregación]
Entonces son expulsados del huerto, para que no vivan para siempre porque vivirían siempre apartados de Dios, lo cual sería algo infernal. La muerte entra la ecuación de la humanidad y por miles de años la gente espera la venida de Jesús.
Finalmente, la profecía se cumple. La mujer da a luz un hijo. Su nombre es Jesús. Vive sin pecado. Es Dios con nosotros. Es el segundo Adán. Es Salvador de pecadores. Es la esperanza del mundo. Es reconciliador de relaciones. Va a la cruz y se sustituye por nosotros, padece y muere en nuestro lugar por nuestros pecados, por el amor que nos tiene, para salvar a los hijos de Adán, y salvar a las hijas de Eva, para reconciliarlos a los dos. Es sepultado; resucita de los muertos. Sus amigos, su familia, sus enemigos, todos lo vieron y dan fe de ello.
Jesús vence el pecado y al muerte. Jesús da salvación y vida. Él es el camino, y la verdad, y la vida. Nadie viene al Padre sino por Él. Da evidencia de su resurrección por espacio de 40 días, asciende al cielo, y derrama el Espíritu Santo, y la iglesia cristiana estalla de 120 personas que se reúnen en el aposento alto a lo que hoy son varios miles de millones en la tierra; y somos parte de ese gran legado del evangelio a la estela de Jesús.
Kelly: Jason nunca había—solo compartió su testimonio conmigo y después se fue. Esperaba un aventón y tenía que irse, pero tenía mucho adulterio y un poco de cosas que Dios tuvo… que cambiarlo, y en efecto lo cambió. Y Dios más o menos usó esa historia para quebrantar mi espíritu en cuanto a aquello de que «Los hombres no pueden cambiar». Y al escuchar su testimonio, el Espíritu Santo me decía, «Yo puedo cambiar a cualquier. Puedo cambiar cualquier cosa, y por medio del sacrificio de Cristo puedo hacer lo que quiera, por lo tanto deja de decir que no puedo cambiar a las personas».
Shawn: Vinimos a la iglesia, el pastor A.J. y el pastor Donovan se nos acercaron. El pastor A.J. como que empezó a hacerle preguntas a ella. El pastor Donovan me hizo preguntas.
Kelly: Había oído hablar de A.J. Oí un decir, «a alguien le hicieron las de A.J.». Y pensé, «Este tipo es un duro». Entonces cuando se me acercó, pensé: «Estoy lista para esto»; o sea, « Este tipo mata feministas; me le voy a medir.» Y vino y me hizo unas preguntas, «Hola, cómo estás», «¿Cómo te cuidó Shawn?», y pensé: « ¿A qué se refiere? Yo me cuido sola. O sea, vivimos juntos pero yo me cuido sola». Entonces dijo, «Bueno, está bien». Y eso fue todo lo que dijo y se dio vuelta y empezó a hacerle a Shawn un montón de preguntas lacerantes, mucho más duras y directas, que yo suponía estaban dirigidas a mí, pero eran a él. Y yo pensé—
Shawn: Porque ella era la cabeza en ese momento.
Kelly: Pensé, «Como que me gusta esto; me gusta que le esté haciendo estas preguntas, escuchando y observando, sin alterarse sino contestando esas preguntas.
Shawn: Dios me compungió inmediatamente que la respuesta a cada una de sus preguntas era «no». O sea, «¿La estás guiando?». «No». «¿La estás amando?». «No». «¿Cómo la estás sirviendo?». «No la estoy sirviendo». «¿Cómo ve su matrimonio?». «Eh, está débil porque no la estoy cuidando». Sabe, y era como si Dios me estuviera guiando en esas respuestas que yo no quería dar. Fue algo muy diciente, o sea que salimos de ahí completamente quebrantados y aterrados, y pensamos, «¿De veras estuvo tan mal?». Y yo le preguntaba, mejor dicho, «Caray, no puedo creer lo horrible que fue»; o sea oírle decir eso, fue como un puñetazo en el pecho; mejor dicho, el Espíritu empezaba a llamarme al arrepentimiento, a llamarme a ver mi pecado.
bq. A fin de cuentas Jesús hizo imposible para que continuáramos en la forma como yo tropezaba, como yo la engañaba, como yo estaba en mi pecado llevándonos a la muerte; llevando nuestro matrimonio a la muerte. Me sentí súper entusiasmado. Fue un cambio radical; si antes decía, «Odio a todas esas personas, no quiero nada que ver con ellas», ahora decía, «Esto podría funcionar, y creo que este es el momento idóneo».
¿Cuál es el propósito de Dios para hombres y mujeres en la iglesia? Empezamos aquí en 1 Timoteo 2:11. «Que la mujer aprenda». En esos días era controvertido. Las mujeres por acá, los hombres por allá. Los hombres aprenden, las mujeres no. La mayoría de las mujeres eran analfabetas. No les enseñaban a leer. No se las reconocía como iguales a los hombres. Sabemos que la Biblia enseña que hombres y mujeres son iguales porque son portadores de la imagen y semejanza de Dios. Como una mano derecha y una izquierda, se complementan. Trabajan juntos para la gloria de Dios, y Dios quiere que las mujeres aprendan.
Mujeres, por lo tanto lean su Biblia, lean libros, lean teología, escuchen buenos podcast, vodcasts, clases, aprendan, crezcan. Crezcan. No tomen prestada la fe de sus padres. No tomen prestada la fe de su esposo. No se crean todo lo que la gente dice. Abran el Libro que Dios escribió. Conozcan el Dios del Libro. Estudien por su cuenta. Tengan sus propias convicciones. No hay nada mejor que animar a las mujeres a ser buenas teólogas.
Entonces dice, «Que la mujer aprenda» y lo dice con una condición: «calladamente, con toda obediencia». Y ‘calladamente’ aquí no significa que guarden completo silencio. Es una palabra que se usa también en Tito referente a los hombres. Simplemente quiere decir respetuosamente. Significa que a veces cuando oímos cosas, lo primero que pensamos es, «Eso no es correcto». Pues piénsenlo. ¿Está en la Biblia? ¿Es lo que Dios dijo? Dejen que el Espíritu Santo venga a ver si las cosas no se les clarifican.
Lo que está pidiendo aquí es que las personas aprendan, sobre todo las mujeres en este contexto Y que solo escuchen. Inténtenlo. Vean lo que dice la Biblia. Algunos de ustedes dirán, «Pues así no funcionan las cosas en el mundo». Pues permítanme decirles que el mundo en sí no funciona. El mundo no funciona, pero la Palabra de Dios permanece para siempre.
Kelly: No sabía cómo ser una esposa. O sea, tenía todas esas inquietudes; no tenía idea. Entonces hice un montón de preguntas, pero también—ahí fue cuando acudí a la página web de Mars Hill y busqué en Google la palabra «mujeres», porque pensaba, «Tiene que haber algo; tienen que tener alguna ayuda para mí». Y creo que había como cinco sermones del pastor Mark, y los escuché todos. O sea, seguido. Y dije, «Tengo que saber qué es esto», y había pasajes de Timoteo y 1 Pedro y diferentes cosas, pero pensaba, «Necesito saber cómo es esto si vamos a vivir así ahora». En ese momento mi corazón no era completamente puro; todavía seguía controlando. Pero era como una esponja, quería saber cómo era la cosa. «Necesito saber qué piensa Dios del matrimonio y cómo quiere que sea», porque yo no sabía.
Luego dice, «Yo no permito que la mujer enseñe ni que ejerza autoridad sobre hombre, sino que permanezca callada». La palabra ‘enseñar’ que usa aquí es para los ancianos y pastores en 1 Timoteo 5. «Los ancianos que gobiernan bien, sean considerados dignos de doble honor, principalmente los que trabajan en la predicación y en la enseñanza». Y esta palabra ‘autoridad’ por lo general cuando se trata de una palabra en la Biblia, para entender lo que significa vemos cómo la Biblia usa esa palabra en otras partes. Esta palabra solo aparece en este lugar en toda la Biblia, ¿cierto? Los teólogos lo llaman hápax legomenón. Lo sé, es una palabra difícil. Eso es lo que hacen. Es el único lugar en la Biblia donde esa palabra aparece. ¿Qué significa?
En su contexto parece significar que las mujeres son espiritualmente dotadas. Las mujeres poseen todos los mismos dones espirituales a su disposición que los hombres. Las mujeres deben usarlos a lo máximo, con una excepción: Como ancianos, o para predicar y enseñar en el lugar de mayor autoridad en la iglesia.
Usted dirá, «Parece ser una cosa cultural». No es una cosa de la creación. Se remonta a Génesis 1, 2, y 3. «Porque Adán fue creado primero, después Eva Y Adán no fue el engañado, sino que la mujer, siendo engañada completamente, cayó en transgresión». Luego dice, «Pero se salvará engendrando hijos, si permanece en fe, amor, santidad, con modestia».
Lo que está diciendo es que Dios creó al hombre primero. Dios hizo que el hombre fuera el líder. Dios hizo que el hombre fuera responsable. La mujer debía ayudarle. Debía estar a su lado como acompañante, siendo igual, una amiga en los propósitos de Dios. Dios la nombró a la raza: el hombre. Dios responsabiliza a toda la raza humana por medio del hombre. De hecho, recibimos la condenación del pecado por medio de nuestro padre, Adán. Aunque Eva pecó primero, a los hombres les dicen que Adán fue nuestro primer líder y representante federal. Y cuando él pecó, todos fuimos incluidos en su decisión.
Y esta es la idea principal: Dios quiere que los hombres asuman responsabilidad. Dios quiere que las mujeres asuman responsabilidad. Pero Dios quiere que los hombres amorosamente tomen responsabilidad por el bienestar de su iglesia. No que se queden en la parte de atrás de la iglesia como Adán en el huerto, diciendo, «No es mi responsabilidad».
Por lo tanto esta es la idea principal, hombres. Queremos que amen a sus esposas y a sus hijos. Queremos que les ayuden a sus esposas a aprender a estudiar la Biblia, a orar, a dar aliento, a leer libros, a conversar, a invertir, para que su esposa florezca y sus hijos florezcan.
Demasiadas iglesias tienen la idea de que es el deber del hombre dejar a sus esposas y a sus hijos en la iglesia, sin ir con ellos. El ministerio de los niños no tiene nada de malo. El ministerio para mujeres no tiene nada de malo. ¿Pero saben lo que el mundo necesita verdaderamente? Más esposos y padres que aman a sus esposas, y a sus hijos, y que aman y sirven en sus iglesias.
Después en el capítulo 3 comienza a hablar de los requisitos de un anciano, un pastor, del liderazgo principal de la iglesia, los que ponen el ejemplo para que otros lo imiten. Entonces los requisitos de un anciano empiezan así: «Palabra fiel es ésta : Si alguno aspira al cargo de obispo, buena obra» Lo que está diciendo es que si en su corazón los hombres dicen, «Sí, me gustaría ser un líder un día de estos, me gustaría ayudar para que esta sea un gran iglesia para la gloria de Dios, me gustaría que este lugar sea un lugar donde invierto mi tiempo, talento, y mi tesoro, y quiero que sea la mejor iglesia posible», Dios dice que eso es algo ¡muy bueno!
Hombres, ¿cuántos de ustedes aspiran a posiciones de liderazgo en esta iglesia? Aún no son líderes pero aspiran serlo, levanten la mano. Hombres, ¿cuántos de ustedes aspiran a eso? Me encanta ver las manos de hombres bien jóvenes. Dios se apoderó de mi corazón a los 19 años de edad. Me salvó. Y permítanme decirles la verdad. Todo lo hice mal. Era un santurrón, soberbio, y religioso. No conocía a Dios, estaba durmiendo con mi novia y tenía un problema enorme con el enojo. Había venido de una larga línea de hombres que golpeaban a sus esposas, alcohólicos, matones, rufianes, y cretinos.
Pero Dios me salvó, y me dio amor por su Hijo, Jesucristo. Me dio amor por la iglesia de Jesucristo, y me dio amor por una chica llamada Gracia. Y puso en mí el deseo de servir y amar a la iglesia. Quiero amar lo que Jesús amaba. Quiero servir lo que Jesús servía. Jesús amaba y servía a la iglesia. Así que quisiera invitarlos a ustedes, los hombres, a aspirar. Dice que aspirar al liderazgo es algo bueno. Y amigos, entre vaya creciendo Mars Hill, que ahora es una de las iglesias más grandes y de mayor crecimiento en Estados Unidos, necesitamos más líderes. Necesitamos más buenos esposos y padres.
Sigue con los requisitos: «Un obispo [un anciano, un pastor] debe ser, pues, irreprochable, marido de una sola mujer». No significa que los hombres solteros no califican. Si Jesús se apuntara, lo aceptaríamos. Si Pablo se apuntara, lo aceptaríamos. Si Jeremías se apuntara, lo aceptaríamos, aunque llore mucho. Lo aceptaríamos a él también. [Se ríe la congregación]
Pero no significa que la mayoría de los pastores van a casarse; y que quienes ya están casados sean buenos maridos. Después dice que son buenos padres. Sus hijos siguen y aman a su papá. Su esposa florece. Es bien cuidada. Sus finanzas están en orden. Su vida está en orden. Su hogar está en orden. Y dice esto, «Si no puede cuidar a su propia familia, ¿por qué le vamos a encomendar a la familia de la iglesia? ¿Por qué le encargaríamos la familia de la iglesia?
Después sigue hablando de los requisitos de los diáconos. Pueden leer toda la lista para ancianos. Pero dice, «De la misma manera…». Empezando en el versículo 8 al 13. La palabra diácono significa siervo. Es una palabra que la Biblia usa para hablar de hombres y mujeres. Mujeres como Febe en Romanos 16:1 y Evodia y Síntique, creo que es en Filipenses. Vienen y apoyan a los ancianos.
Tenemos casi 50 ancianos. Tenemos casi 550 diáconos. Hablaré de los requisitos para ser diácono, o diaconisa. No lo explicaré del todo. Creemos que las mujeres tienen dones espirituales. Creemos que las mujeres están dotadas para liderar y enseñar y amar y servir. Creemos de todas maneras que las mujeres son llamadas a ejercer cargos de liderazgo en la iglesia. Las llamamos diaconisas, junto con los hombres piadosos. Además de eso, tenemos ancianos.
Todo eso viene de 1 Timoteo 2 y 1 Timoteo 3 porque el propósito de Dios en la creación hasta hoy, es el propósito de Dios en la iglesia, el propósito de Dios en la iglesia. La verdad dura, fría y triste es que en la mayoría de las iglesias toda la obra está siendo realizada por las mujeres. Todas las oraciones, todo el amor, todo el servicio lo están haciendo las mujeres, mientras que los hombres como Adán, silenciosamente, cobardemente pasivamente, dejan que las mujeres sirvan a Dios sin hacer su parte. Dios no quiere que eso suceda en la iglesia.
La tercera pregunta, como estoy en medio de un suicidio exegético y no tengo tiempo para contestar esta pregunta, pero haremos una enorme serie que empieza en enero que dura 11 semanas, titulada Un verdadero matrimonio, que contesta esta pregunta: ¿Cuál es el propósito de Dios para hombres y mujeres en el hogar?
Efesios 5:21–33. Haré apenas unos comentarios rápidamente a manera de presentación. Grace y yo vamos a tomar 11 semanas para contestar esta pregunta empezando el 15 de enero. Por favor oren por la Iglesia Mars Hill. Son tiempos de locura. Tenemos 2.500 personas más los domingos que el año pasado. Esto es obra de Dios. Somos como una cometa en un huracán. Apenas tratamos de seguir el paso con nuestro Pastor principal llamado Jesús. Por eso les pido que se nombren y se preparen para el liderazgo.
Queremos asegurarnos de que los matrimonios y las familias sean fuertes porque creemos que los matrimonios y las familias fuertes contribuyen a que la iglesia sea fuerte, y eso beneficia toda la ciudad donde están localizadas esas iglesias. Grace y yo hemos escrito un libro, y ustedes podrían orar. Es decir, probablemente nos van a dar una paliza como a una piñata por este libro porque lo escribimos con mucha honestidad. O sea, hablamos de nuestro pecado antes de casarnos. Grace habla su ataque sexual, que nadie sabía, y cómo tuvimos que lidiar con unas cosas muy duras en nuestro matrimonio, y que yo no era humilde. y que no fui un buen amigo como debía serlo, pero hablamos de cómo en la gracia de Dios he aprendido a ser un mejor amigo con mi esposa para que ella pueda florecer y cómo ella me anima y cómo todo esto funciona conjuntamente y prácticamente en un matrimonio que había empezado completamente mal, pero que en la gracia de Dios fue redimido y restaurado y renovado.
La idea principal es que el propósito de Dios en el hogar es el mismo propósito de Dios en la creación y en la iglesia, o sea que el hombre tome responsabilidad y que la mujer también tome responsabilidad y que respeten a sus maridos, y que sus maridos sean una fuente de gran amor, ánimo, afecto, devoción, generosidad, para que ellas florezcan.
En Efesios 5:21, Pablo empieza a manera de preámbulo. Dice que nos sometamos unos a otros en el temor de Cristo, y después continúa y desglosa este concepto, diciendo, «Maridos» ¿qué a sus mujeres? Ámenlas como Cristo amó a la iglesia. ¿Cristo acosaba? No. ¿Cristo era egoísta? No. ¿Cristo era arrogante? No. «Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia».
¿Cuántos hombres saben que esa tarea es imposible? Hombres, el resto de nuestras vidas si Dios nos da gracia para ser maridos, vamos a trabajar por la gracia de Dios, el resto de nuestras vidas para tratar de acercarnos al llamado que Dios nos tiene. Les cuento que amo a mi esposa. Muchísimo. Pero todavía no la amo como Cristo amó a la iglesia. A veces, ciertos días, de algunas maneras siento que me estoy acercando, y después me doy cuenta de todo el trabajo que tengo que hacer por la gracia de Dios.
Y dice que las esposas deben ¿qué? a sus maridos. Respetarlos. Hombres, démosles un atajo y seamos respetables. Por medio de la humildad, el arrepentimiento, tomando responsabilidad, se le facilitan las cosas a nuestras esposas y a las mujeres en general para que nos respeten.
Y cuando dice que se sometan unos a otros en el temor de Cristo, después habla de los hombres que amen a sus esposas y que las mujeres respeten; lo cual significa que él viene siendo el árbitro que determina si fue irrespetado o no. Ella es el árbitro que decide si fue amada o no. Es como los dos pedales de una bicicleta. Así es como las parejas van avanzando. Él ama, y ella lo respeta. Él asume responsabilidad, y ella le ayuda a glorificar a Dios. Trabajan juntos; es exactamente lo que Pablo nos quiere decir aquí en Efesios 5.
«Las mujeres estén sometidas a sus propios maridos como al Señor. Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, siendo Él mismo el Salvador del cuerpo». No dice que los hombres deban ser cabeza del hogar. Dice que los hombres son la cabeza del hogar. No dice que Cristo debe ser la cabeza de la iglesia. ¡Dice que Cristo es la cabeza de la iglesia! Hombres, por lo tanto esta es la verdad. La pregunta no es si ustedes son el líder. La pregunta es si son buenos o malos líderes. Es la única pregunta.
Algunos de ustedes dirán, «No, no, no, yo no soy el líder». Sí lo es. Usted es un líder como Adán. Su liderazgo es pasivo y cobarde. La pregunta no es si usted es el líder. La pregunta es, ¿es un líder bueno o un líder malo? ¿Está floreciendo su esposa? ¿Están floreciendo sus hijos?
Hombres, algunos de ustedes dicen, «Menos mal que no tengo que preocuparme por eso. Soy soltero». Sí tiene que preocuparse. Se supone que debe empezar a amar desde ahora, antes de que conozca quizás la mujer con la que Dios quiere que se case. No es tiempo para que ustedes, los hombres solteros, extiendan su adolescencia y sigan siendo irresponsables, abusando a las mujeres, aprovechándose de las mujeres, siendo consumidores, y no productores, portándose como niños aunque apenas son hombres que necesitan madurar mucho. A esos los llamamos niños que pueden afeitarse. Niños que pueden afeitarse, ¿cierto?
Y sucede lo siguiente, los hombres esperan más que nunca para casarse: Entre los 25 y los 35 años de edad. Y se portan como niños todo el tiempo. Déjenme decirles la verdad. Cuando se trata de envejecer, las mujeres son como el vino. Se ponen mejores con la edad. Los hombres son como la leche. [Se ríe la congregación] Es cierto. Y cualquier hombre soltero que lo niegue demuestra que tengo razón. [Se ríe la congregación] «No, yo no. No estoy de acuerdo». Sí, ya sabemos.
En Mars Hill queremos hombres—y sé que no todos se van a casar, y que pueden vivir plenamente glorificando a Dios como Jesús, siendo soltero y siendo virgen, pero la mayoría de nosotros van a casarse y la mayoría tendremos hijos. Y la mayoría de los hombres solteros que están aquí no están listos, y muchos de ustedes que se casaron aún no estaban listos tampoco.
¿Entonces qué hacemos? Al oír esto, ¿cuántos de ustedes, cuántas mujeres piensan, «Soy pecadora. Caray, ‘el respeto’, la palabra ‘someterse’ me dio risa. Pensé que fue algo muy simpático, ¿sabe?».
Kelly: Era como si el Espíritu Santo me dijera, «Puedo cambiar a las personas, pero también quiero sanarte», para que me sometiera a Él como mi primer amor y confiara en Él con mi corazón, y confiara que es capaz de protegerme, guiarme, hacerme crecer, y para que lo buscara a Él primero en esas cosas antes que a Shawn. Ahí era donde debía empezar. Debía empezar con mi corazón, que viera mi identidad como hija de Dios. Cuando uno se ve a la luz de Cristo, se ve como digno, y después Él trae a alguien que lo guíe, y uno puede confiar en eso, ¿sabe?
Hombres, ¿cuántos de ustedes al leer esto piensan, «Soy un pecador. Si esa es la descripción de mi trabajo, no doy la talla»? Esto es para mostrarnos nuestro pecado, no para destruirnos, sino para invitar a Jesús a ayudarnos.
No estoy diciendo que el hombre sea la autoridad suprema, ¿cierto? porque si un hombre quebranta la ley la esposa puede llamar a la policía. Si un hombre la trata mal, ella puede llamar a los ancianos. Pero sobre todas las personas y todas las cosas está Jesús. No estamos diciendo que los hombres están al mando. Estamos diciendo que los hombres deben ser amorosos, servir, ser líderes de sus familias como Cristo lo es con su iglesia.
Segundo, no estamos diciendo que los hombres son más inteligentes, más talentosos y competentes. Ya sabemos eso. ¿Cierto? No estamos diciendo eso en lo absoluto.
Tercero, no estamos diciendo que las mujeres deben someterse a los hombres; es decir, yo nunca le diría a mi hija de 14 años, «Mi amor, sométete a los hombres. Es todo». ¡Ja, ja. Nunca diría eso! Mujeres, no estamos hablando de los hombres, sino de un solo hombre. ¿Cierto? No deberían casarse con un hombre en quien no pueden confiar. Cásense con un hombre de confianza y ayúdenle a glorificar a Dios porque si de veras es cristiano ese debe ser su anhelo más profundo.
Esto es para proteger a las mujeres de toda suerte de hombres horribles, y para que tanto mujeres como hombres dentro del contexto matrimonial tengan la misma clase de amistad amorosa cuando aprenden a tenerse confianza, en vez de esconderse uno del otro por vergüenza.
Kelly: Sé que muchos testimonios suenan así: «Yo era horrible, de pronto ¡viva Jesús! y todo estuvo bien». Sí, éramos horribles, pero vino Jesús y todo no estuvo bien. Mejor dicho, no fue « ¡Viva, somos completamente diferentes ahora!». Creo que una de las cosas más grandes fue cuando alguien en el trabajo me dijo hace poco, hace como un mes: «¿Por qué has dejado de ser una [¡@$*#!!]?». Y le pregunté, «¿Cómo así?». Y me dijo, «No eres tan mandona como antes, como que no estás aquí mucho tiempo como antes. ¿Trabajas a tiempo completo?». Y pensé, «Dios es increíble».
Quiero que disfruten la gracia de Dios individualmente. Quiero que disfruten la gracia de Dios en su matrimonio. Quiero que disfruten la gracia de Dios en sus familias, y quiero que ese río de la gracia de Dios fluya sobre sus hijos, sus nietos, sus bisnietos, tataranietos, y tátara tataranietos. Todo empieza ahora, con algunos de ustedes que tomen a Jesús en serio.
Algunos de ustedes tomaron prestada la fe de sus padres, o han estado tomando prestada la fe de otros, quizás aún algunos hombres aquí hayan tomado prestada la fe de su esposa, lo cual sucede a menudo. Hoy necesitan encontrar su propia fe. Necesitan decidir por sí solos. «Sí, confiaré en Jesús. Sí, puede que entré aquí como alguien que no conoce a Dios en Cristo, pero saldré de aquí por la gracia de Dios, como alguien que conoce a Dios en Cristo».
Algunos de ustedes están tratando de lidiar con el pecado de su pasado, de su familia. Y permítanme decirles que pueden analizar su bagaje familiar remontándose hasta el Huerto del Edén. La esperanza para ellos y la esperanza suya es la misma. Jesús vino. Jesús perdona el pecado. Jesús quita la vergüenza. Jesús renueva a las personas. Jesús derrama su Espíritu sobre ellas. Jesús les da nuevos deseos. Jesús les da una nueva identidad. Jesús les da una nueva eternidad. Jesús les da un nuevo poder para vivir en base a esta nueva identidad como nuevas personas.
Y en Efesios 5 dice que Él se hizo responsable por nosotros. Y eso es lo que les estoy pidiendo a los hombres que hagan, como Jesús, no como si fueran Jesús, sino como Jesús. Jesús tomó algo que no era su culpa, nuestro pecado, se hizo responsable por él. Así amó Cristo a la iglesia. Fue crucificado, se entregó completamente, murió en nuestro lugar por nuestros pecados, y resucitó como nuestro Salvador.
Al entregar su pecado a Jesús, al darle su vergüenza a Jesús, dice, «Consumado es», y se encarga de todo lo que hay que hacer. Quita el pecado. Le da Su justicia. Quita la muerte. Le da Su vida. Quita su condenación. Le da Su salvación. Lo saca de Adán que era su padre, y lo pone en Dios como su Padre. Lo levante como a los matriarcas y los patriarcas, mujeres y hombres de fe que pertenecen a Dios, llenos del Espíritu Santo, enviados al mundo a una misión que empieza con el matrimonio y los hijos y el legado, para que después de usted, sus nietos, sus bisnietos, y sus tataranietos, recuerden este día.
Y cuando le pregunten, «¿Qué marcó la diferencia? ¿Dónde ocurrió el cambio? ¿Cómo fue que aquel legado de pecado y muerte que había plagado nuestra familia por generaciones terminó? Contarán la historia de este día. «Una vez mi tátara tatarabuelo, y mi tátara tatarabuelo conocieron a Jesús. Fueron llenos del Espíritu Santo. Fueron hechos nuevas personas, y el legado de fe que viene de ellos ha estado resonando y retumbando por generaciones, y yo soy parte de su legado de fe. Soy el fruto que cuelga de la rama de nuestro árbol genealógico, por la gracia de Dios».
Y lo que les estoy rogando que hagan hoy, es que se entreguen a Jesús, que le entreguen su pecado a Jesús, que le den su vergüenza a Jesús, que den sus hijos a Jesús, que den sus nietos a Jesús, ¡que den sus bisnietos a Jesús! ¡Por eso estamos aquí! [Aplaude la congregación]
Shawn: Un cambio completo. Nos encanta la idea de empezar una familia, o sea construir un legado. Mejor dicho, en el trascurso de un par de semanas creo que lo estuvimos pensando, y tuvimos una conversación cuando fuimos de vacaciones y dijimos, «Creo que quiero hijos». «Yo también creo que quiero hijos».
Kelly: Sí, y pensé, «¿Eso está bien? Porque sé que eso medio cambia las cosas».
Shawn: Dios nos ha estado redimiendo asunto por asunto, renovando nuestros corazones. Kelly facilita que yo sea el líder. Es bondadosa, paciente, amorosa.
Kelly: La convicción es lo que conduce a eso.
Shawn: Ella es la ayuda más grande que he tenido. Dios me muestra su amor por medio de ella, y eso hace que sea un gozo y un honor ser el líder.
¡Estoy muy emocionado! [Se ríe la congregación] Ustedes no saben lo que Dios tiene para ustedes, pero es maravilloso, y es para muchas personas que tienen su mismo apellido.
Dios Padre, gracias porque eres un Padre. Gracias porque la Biblia no termina en Génesis 3. El pecado y la muerte vinieron, el fin. Dios, gracias por enviar a tu Hijo. Jesús, gracias por venir. Jesús, gracias por dar tu vida por nosotros, por nuestros pecados, como nuestro sustituto y nuestro Salvador. Jesús, pido por aquellos ahora que vienen de familias cristianas, que sigan con ese legado de fe. Pido, Señor Dios, por los que han tomada prestada la fe de sus familiares, que dejen de tomar prestada la fe de sus familiares y que encuentren su propia fe.
Pido por las mujeres aquí, Señor Dios, cuyos corazones están destrozados y rotos porque los hombres en sus vidas pecaron contra ellas y las lastimaron y les hicieron daño; y pido como en el testimonio de la mujer cuando empezamos, que si empiezan a confiar en un solo hombre, pedimos que su nombre sea Jesús.
Pedimos por esos hombres, Señor Dios, que al oír esto están destrozados. Han fracasado miserablemente. Pero Dios, tú redimes gloriosamente. Pido que aun hoy se arrepientan ante sus esposas, sus hijos, y las mujeres en sus vidas; con las mujeres con que se han acostado y de las que se han aprovechado, Dios, que pidan perdón y que cambien por la gracia de Dios.
Espíritu Santo, te invito a cambiar a las personas, que los pases de muerte a vida, que pasen de la muerte que heredaron de Adán a la vida eterna del nuevo nacimiento que reciben en Jesucristo. Dios, por favor salva personas aquí mismo, ahora, hoy, y salva a sus hijos, y salva a sus nietos, y salva a los hijos de los hijos de los hijos. Y Dios, pido por estas personas, que un día en el glorioso y resucitado reino de Dios que haya una enorme reunión familiar donde la gente cuente la historia de cómo Dios se apoderó de ellos y marcó la diferencia para siempre. En el nombre de Jesús. Amen.
Nota: Esta transcripción ha sido editada para la legibilidad.