#1 Santiago: el hermano menor y valiente de Jesús (Santiago 1:1)

Al conocer a la familia

Es un nuevo año. Tenemos un nuevo libro de la Biblia. Vamos a empezar con Santiago. Estaremos en él casi 4 meses. Así que, antes de abordar el libro, quiero que conozcan al autor, este hombre llamado Santiago, porque a decir verdad, si desean llegar a conocer a alguien, necesitan conocerlo a él, a sus amigos, y sobre todo a su familia, ¿amén?

Esa fue la historia de Grace y yo hace 25 años. Grace y yo empezamos a conocernos, llegué a conocerla, y después conocí algunos de sus amigos. Ella me gustaba, me gustaban sus amigos, y después tuve que conocer a su familia. ¿Cuántos de ustedes recuerdan ese día? Oh, fue un día difícil. Yo tenía 17 años, y el papá de Grace era pastor, y me aterrorizaba conocer a un pastor por razones obvias. Estaba tan asustado. Me monté en mi primer carro, un Chevy modelo 1956.

Escúchenme bien, amigos. Esto no tiene nada que ver con el sermón, pero es muy importante. Tenía 60 mil millas en total y lo vendí porque pensé que no era chévere. Y cada mañana que me despierto me doy una cachetada por vender aquel carro porque pensaba que no era chévere porque tenía cuatro puertas. Hoy tengo 5 niños y esas cuatro puertas podrían sernos muy útiles.

De todas maneras, me monté en mi viejo Chevy y fui a recoger a Grace y a conocer a su familia, porque de veras se conoce a alguien cuando llega a conocer su familia. Porque la familia sabe cosas que nadie más sabe, verdad, y por lo general se lo dicen a la gente para humillarlo a uno en público.

Fui a conocer a la familia de Grace, y vivían en una calle privada, y yo estaba tan nervioso que me pasé la casa varias veces tratando de reunir el valor para orillarme e ir a conocer a su familia y a su padre que era pastor. Pero cuando llegué a conocer la familia de Grace, llegué a conocer más sobre Grace y a quienes influían en ella y la habían formado, y por qué creció y se convirtió en la persona con la que yo me enamoré.

Todo lo que ocurre en nuestra relación es lo mismo que ocurre en nuestra relación con Jesús. Cuando uno llega a conocer a Jesús verdaderamente, tiene que escucharle y aprender de Él. Necesita llegar a conocer a sus amigos. En la Biblia los llaman apóstoles, los hombres que pasaron la mayoría del tiempo con Él. Pero concretamente, necesitan llegar a conocer su familia, y eso es lo que vamos a hacer hoy. Vamos a conocer a la familia de Jesús.

Su familia lo conoce

Y la verdad es que no dice mucho acerca de la familia de Jesús y no sabemos mucho sobre los primeros años de Jesús. De hecho, algunos credos muy importantes de la iglesia primitiva para la fe cristiana lo dicen así: Nació de María la virgen, padeció y murió en tiempo de Poncio Pilato. Pero se saltan su vida. Nació y murió. Sería un obituario terrible para uno, ¿verdad? Sí, Tom nació y después murió. O sea: «Eso es todo. Es todo lo que tenemos». Es todo lo que dicen los credos porque no hay mucha información sobre aquellos años en que Jesús crecía en sabiduría, en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres, como dice Lucas 2:52, creo que es.

¿Pero saben quién estuvo ahí? Su familia. La familia de Jesús estuvo ahí y lo vieron cuando era niño, adolescente, un hombre joven, y un hombre maduro. Si hubiera pecado, ellos lo hubieran visto y nos lo hubieran dicho así como nuestras familias lo hacen, ¿verdad? Le dicen a la gente las peores cosas que hemos hecho. Si Jesús hubiera cometido errores, si hubiera fallado o tenido defectos, su familia lo hubiera sabido y su familia nos lo hubiera dicho. Estuvieron con Él muchos años antes de que saliera en público y fuera famoso, antes de que fuera bien conocido. Eran los que mejor lo conocían y lo vieron durante años, antes de que nadie más lo observara.

Dicho lo cual, el testimonio de su familia es increíblemente útil e informativo para nuestro aprendizaje de este hombre, el hombre más importante de la historia del mundo, el hombre más significativo de la historia del mundo, el hombre más adorado de la historia del mundo, Jesucristo.

Santiago el maestro, el predicador y el escritor

Vamos a entrar de lleno hoy en el libro de Santiago y vamos a conocer el hermano menor de Jesús. Empezaremos en Santiago 1:1, Y todo el sermón se basará en un solo verso de la Biblia, y después estudiaremos otras secciones relacionadas de las Escrituras, pero vamos a empezar aquí. «Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo: A las doce tribus que están en la dispersión: Saludos».

¿A quién le está escribiendo? A las 12 tribus. Esto hace eco de las 12 tribus de Israel en el Antiguo Testamento. Así se referían al pueblo de Dios en el Antiguo Testamento, por tanto está escribiendo al pueblo de Dios disperso. Es una red de iglesias en varias localidades bajo el liderazgo de Santiago, casi como Mars Hill. Somos una iglesia dispersa en múltiples localidades. Acertaríamos en decir que estamos en la dispersión. Estamos dispersos en varias localidades, pero somos una sola iglesia bajo un solo mensaje.

Aquí Santiago es el líder principal. Es un maestro, un predicador, un escritor, y tiene autoridad sobre toda una red de iglesias. Y su mensaje sale a todas esas iglesias, no en forma idéntica, sino como hacemos las cosas aquí en la Iglesia Mars Hill. Hay un precedente y un patrón bíblico aquí, y la mayoría de estas personas habrían sido judías.

Se cree que este fue uno de los primeros libros escritos en el Nuevo Testamento, y en ese momento muchos cristianos eran judíos, aunque más tarde muchos gentiles se les unirían. Y hoy, de los varios miles de millones de personas en la tierra que adoran a Jesús, la mayoría somos gentiles, no judíos. Pero en ese momento, la mayoría eran judíos. Pues a ellos les está escribiendo, y escribe como siervo de Dios y del Señor Jesucristo.

Reconoce a Jesús como Señor, alto y sublime, gobernando y reinando en autoridad sobre todas las cosas. Jesús es el Salvador que vino a salvarnos de nuestros pecados como el Cristo, el Ungido de Dios. En esos tres títulos nos dice quién es Jesús. Él es el Señor que nos salva y que fue escogido por Dios el Espíritu Santo para recibir poder y llevar una vida perfecta, sin pecado, para que fuéramos salvos por medio de Él.

Santiago, el siervo de Jesús

Y dice que él es su siervo. Voy a afirmar que Santiago es el hermano de Jesús. Y algunos preguntan: «¿Por qué no dice: “Soy el hermano de Jesús”»? Creo que hay algunas razones.

Primero, no tenía que hacerlo. Si usted fuera el hermano de Jesús, todo el mundo lo sabría. No tendría necesidad de añadir eso a su currículum. «Soy Santiago».

Segundo, hay muchos Santiagos en el el Antiguo Testamento, y dicen: «Santiago, hijo de este tipo». o «Santiago, hijo de este tipo», para indicar quién es. Cada vez que dice Santiago, era tan conocido que no necesita más información.

Tercero, decir que era el hermano de Jesús podría dar la impresión que era orgulloso, pero aquí desea seguir el ejemplo de la humildad de su hermano. Por eso no dice: «Soy el hermano de Jesús», dice: «Soy siervo de Jesús. Cuando estuvo en la tierra, sí, quizás compartimos literas pero ahora que ha sido exaltado al cielo, es Señor sobre mí y yo soy un siervo bajo Él». ¿Entienden eso?

Así que está siguiendo el ejemplo de su hermano mayor, Jesús, quien dijo que no vino a ser servido, sino a servir. El ejemplo de Jesús es el de un siervo y de humildad, y Santiago no es solo el hermano de Jesús, es su discípulo y está siguiendo el ejemplo de su hermano mayor. Dice: «Mi trabajo es servir a Jesús. Por eso estoy aquí».

3 posturas con respecto a su relación de Jesús

La pregunta, entonces, es ¿cuál Santiago es este? Depende del erudito al que crean, hay entre 40 y 60 ocasiones en el Nuevo Testamento donde mencionan a alguien llamado Santiago, y se refieren, repito, dependiendo del erudito que prefieran, a 5, 6, 7, u ocho hombres distintos. Era un nombre popular. Se derivaba del nombre Jacobo en el Antiguo Testamento, uno de los patriarcas, por tanto es un nombre muy popular. Hay varios hombres llamados Santiago, y por lo general nos revela quién era su padre. Por lo general cuando habla de Santiago, se refiere al hermano de Jesús.

1. Eran hermanastros

Pero hay tres posturas respecto a la relación de Jesús con este hombre, Santiago. La primera es que eran hermanastros, y enseñan que José, el padre de Jesús, el padre terrenal, adoptivo de Jesús, se había casado con alguien más antes de María y que tuvo niños incluyendo a Santiago. Y quizás su esposa murió y él enviudó, y se casó con María. Esa fue su segunda esposa. De modo que Santiago habría sido del primer matrimonio y era el hermanastro de Jesús.

No hay evidencia de esto en la Biblia. Pienso que como mucho es especulativo. No parece encajar con la irrefutabilidad de las pruebas que recibimos en la Palabra de Dios. Todo indica que María y José eran una pareja rural joven, pobre, que se casaban por primera vez. No menciona ninguna esposa antes, ni que haya tenido hijos antes, así que descartemos esa postura.

2. Eran primos

La segunda es que Jesús y Santiago eran primos, que la palabra para hermanos y hermanas usada en todas las Escrituras respecto a la familia ampliada y a la familia inmediata de Jesús es una palabra amplia que usaban. No es una palabra específica. No se refiere solo a sus hermanos y hermanas sino a sus parientes, a su clan, a la familia ampliada. Y eso es probable pero no es seguro. Digámoslo así. Es posible, pero no es probable, mejor dicho. Es posible que hayan sido primos, pero no es probable por dos razones:

Una es que recibieron mucha atención en la Biblia, y por qué recibiría más atención su familia ampliada que su familia inmediata. Como por ejemplo, sabemos muy poco acerca de José, el padre adoptivo de Jesús, pero sigue mencionando a sus hermanos y hermanas.

Además, esa no es la lectura más clara de las Escrituras y, además, no es una lectura histórica de las Escrituras. Pero sí fue motivado por algo en que hubo un concilio que se reunió cientos de años después de Jesús y se inventaron esa frase, que María, la madre de Jesús, era siempre virgen, semper virgo, que ella siempre fue virgen.

Y enseñaron que María fue virgen no solo cuando se desposó con José y concibió por milagro del Espíritu Santo a Jesús antes de tener relaciones con un hombre, que no solo era virgen hasta ese momento sino que siguió siendo virgen el resto de su vida, que nunca consumó relaciones con su esposo, José. Nunca tuvo relaciones íntimas con su esposo. La Iglesia Católica sigue ensañando eso hoy, y creo que estas posturas, la primera y la segunda, fueron motivadas por la intención de forzarnos a ver a María como virgen durante toda su vida.

¿Cuántos de ustedes fueron criados en el catolicismo? ¿Cuántos fueron criados en el catolicismo? Bienvenidos, nos complace tenerlos aquí. Yo también me crié católico, ¿saben? Es una broma implícita para los que antes fuimos católicos. Yo también me crié católico, y me enseñaron que María fue siempre virgen. Francamente, reformadores protestantes como Calvino y Lutero dijeron cosas similares. Y tenían como meta presentarla en perpetua virginidad, pero no creo que haya sido así. No creo que las Escrituras corroboren eso. En Lucas dice que ella fue virgen hasta que nació Jesús y después todo parece indicar que María y José tuvieron un matrimonio normal consumado con relaciones normales.

3. Eran medio hermanos

Lo cual nos trae a la tercera alternativa. Y la primera era que Santiago y Jesús eran hermanastros. La segunda, que eran primos. La tercera postura creo que es la más acertada al leer las Escrituras, y es la postura que yo tomaré en el tiempo que nos queda. Que eran medio hermanos, o sea que la mamá y el papá de Jesús se casaron una sola vez. Por medio de un milagro del Espíritu Santo, la Virgen María concibió y dio a luz al Señor Jesús. Después del nacimiento de Jesús, consumaron su matrimonio y siguieron con un matrimonio normal, cariñoso, que produjo muchos niños, y tuvieron una gran familia; y Santiago era uno de los hermanos de Jesús, ¿de acuerdo? Y les mostraré cómo llegué a esa conclusión al estudiar juntos las Escrituras.

Y encontrarán que la Biblia tiene mucho que enseñar, sobre todo en el Nuevo Testamento, sobre, digamos, Pablo y Pedro. No dice mucho acerca de Santiago. Y cuando enseña algo sobre la familia de Jesús, resalta a María, una mujer piadosa, devota, e increíble. Pero al margen, en las sombras, están sus hermanos y sus hermanas, y enseña muy poco acerca de ellos. Y quizás algunos de ustedes hayan asistido mucho tiempo a la iglesia sin oír mucho acerca de la familia de Jesús.

Santiago no creía en Jesús

¿Les gustaría llegar a conocer la familia de Jesús? Es lo que vamos a hacer. Empecemos en el Evangelio de Marcos. Y puedo cubrir todos los textos que hablan de la familia de Jesús Cubriré muchos de ellos, y los pondré todos en un enorme blog para que ustedes lo estudien por su cuenta. Pero lo primero que aprendemos es que Santiago no creía en Jesús. Marcos 3:21, 31-32: «Cuando sus parientes oyeron esto», o sea, la familia de Jesús, «fueron para hacerse cargo de Él, porque decían: Está» ¿qué? «Está fuera de sí. Entonces llegaron su madre y sus hermanos, y quedándose afuera, mandaron llamarle. Y había una multitud sentada alrededor de Él, y le dijeron: He aquí, tu madre y tus hermanos están afuera y te buscan».

Desde el comienzo Jesús predicaba y enseñaba, y en ese momento había dejado a su padre y a su madre. Había trabajado como carpintero con su padre. Y en ese momento tendría 30 y pico de años más o menos. Imagínense a un hombre que va a prestar servicio militar, o que va a la universidad, o que se va de la casa de sus padres a empezar su carrera. Se encuentra en esa temporada, en esa etapa de la vida. No es un niño pequeño en la casa. Es un hombre maduro, soltero, vive solo, y está empezando su ministerio público.

Por lo tanto, su familia no está con Él regularmente, está con él irregularmente. Como cuando uno crece y se va de la casa, y la familia no está ahí todos los días como cuando vivían en la misma casa, pero sí cruzan nuestras vidas en puntos estratégicos. Pasan los feriados juntos, pasan el tiempo juntos, y se conocen, se aman entre sí, y sus vidas están entrelazadas. Ninguno de los 12 discípulos de Jesús fueron escogidos de entre sus hermanos. Sus discípulos solían estar con Él casi todo el tiempo durante 3 años, y la familia entraba y salía en ocasiones y eventos a lo largo de su vida.

Y aquí vemos un indicio de lo que ellos pensaban. Pensaban que había perdido la cabeza porque no dejaba de decir que era Dios, que era Salvador, que era el Creador, que era Rey, y su familia estaba preocupada. ¿Cuántos de ustedes, si su hermano empezara a decir esto también les preocuparía? Si usted mira el estado de su hermano en Facebook y él dice que es Dios, usted pensaría: «¿En serio? Sabía que tenía una autoestima elevada, pero parece que se le fue la mano». Dios. Usted piensa: «Ah caray».

De repente su hermano sale en las noticias y su hermano está recibiendo mucha atención, y multitudes de personas salen a escucharlo. ¿Y qué está diciendo? Está diciendo que creó los cielos y la tierra y que viene a juzgar a vivos y muertos. Y la familia dice: «Tenemos que llevarlo a la casa. Tenemos que llevarlo a casa. Tenemos que encerrarlo ahí con llave. Tenemos que darle té de manzanilla y no dejar que nadie lo escuche. Está chiflado. No se siente bien». ¿Entienden eso?

Bien, y esto es importante porque algunos de ustedes tienen la misma perspectiva de Jesús que tenía su familia. Un tipo dice que es Dios, qué locura. Ellos empezaron ahí. Está bien que ustedes empiecen ahí. Quiero que ustedes vean cómo progresaron ellos y que ustedes progresen de la misma manera. Otra cosa importante que debemos entender aquí es que el cristianismo fue fundado sobre la declaración de que Jesús es Dios. Algunos dirán: «Es una trampa. Es un juego de triles. Lo organiza un estafador y su familia era cómplice». Su familia no era cómplice. Su familia al principio no creía en lo que decía, que era Dios. Se resistieron a eso. Estaban preocupados por Él.

¿Pero ven que a pesar de todo su familia lo amaba? No lo repudiaron ni lo abandonaron. Fueron a Él y había una multitud. «Alguien vaya y llame a Jesús. Díganle que su mamá y sus hermanos están aquí». Lo amaban, estaban preocupados por él, estaban preocupados por él. Hoy por hoy diríamos que esto fue una intervención. Confrontaron a Jesús. Ya que están aquí, les cuento que cuando Él se declaró Dios eso fue verdadero o falso, pero él hizo esas declaraciones y su familia sabía que Él las había hecho.

Santiago dudaba de Jesús

La historia continúa en Marcos 6. Santiago deshonró a Jesús, Marcos 6:3-4. Y esta es la conversación que llevan: «¿No es éste el carpintero, el hijo de María, y…» y aquí están algunos miembros de la familia, «…hermano de Santiago, José, Judas y Simón?». Jesús y su madre, y después aquí nombra a cuatro hermanos. También oirán mencionar hermanas, así que era una familia grande.

Tangencialmente, qué deprimido debió haberse sentido el hermano cuyo nombre resultó ser Judas? Qué deprimido debió haberse sentido. «¿Conque eres hermano de Jesús? ¿Cómo te llamas?». Judas. «Oh, he oído hablar de ti». No soy ese Judas, ¿verdad? Soy Tom Bin Laden. Soy un tipo completamente distinto, ¿cierto? O sea, que cosa tan deprimente para ese hombre. Pero es otro Judas. Así como había muchos que se llamaban Santiago, hay muchos que se llaman Judas en el Nuevo Testamento. «¿No están sus hermanas aquí con nosotros?». Entonces eran Jesús, Santiago, José, Judas, Simón. Cuatro varones, y con Jesús eran cinco, y hermanas. Son al menos dos. Era una familia grande. Una familia grande. Una familia grande.

«Y se» ¿qué? «Escandalizaban de Él». Estaban ofendidos por algunas cosas que Jesús estaba diciendo. ¿A cuántos de ustedes los ha ofendido cosas que Jesús dice? «Y Jesús les dijo: No hay profeta», Él es un Profeta, es una declaración enorme. Es una declaración enorme, «soy Profeta. ¿Han leído el Antiguo Testamento? Soy como Moisés». Soy más grande que Moisés. Moisés dijo en Deuteronomio que vendría un profeta. Pues aquí estoy, ese soy yo». «No hay profeta sin honra sino en su propia tierra, y entre sus parientes, y en su casa».

Lo que Jesús está diciendo es: «Salgo a predicar y a enseñar, y muchos viene a escucharme, menos mi propia familia». ¿Cuántos de ustedes han tenido esa experiencia? O sea, «Hombre, me respetan, pero no en mi familia. Me honran, pero no en mi familia. Me escuchan, pero no en mi familia».

¿Cuántos de ustedes han tratado de enseñarles algo a sus padres y no les fue bien al hacerlo? ¿Cuántos de ustedes han tratado de enseñarle algo a su hermano o a su hermana y se dieron cuenta que no lo estaban escuchando? En esa situación estaba Jesús. Sus hermanos y su familia, y sus hermanas. no lo honraban. Otros lo escuchaban, pero ellos no lo estaban escuchando. Otros lo seguían, pero ellos no lo estaban siguiendo necesariamente. Fue deshonrado por ellos.

¿Cuántos de ustedes se han sentido heridos porque no contaban con el apoyo de su familia? ¿Cuántos de ustedes se han sentido heridos porque su familia no estaba a su lado? ¿Cuántos de ustedes se han sentido heridos porque su familia no tuvo dignidad hacia usted? Jesús debió haberse sentido solo. O sea, camina contra un fuerte viento de resistencia. Sabe que le quedan pocos días, que viene su muerte, y no cuenta con el apoyo de su familia.

Repito, no se oponen a Él, no lo odian, no son malos con Él, no son crueles con Él. No quiero exagerar mi caso. Siguen relacionándose con Él, siguen hablando con Él, y están tratando de ayudarle, y tratando de amarle, y tratando de servirle, pero aún no entienden plenamente o al menos no aceptan quién es Él.

A veces nuestros familiares son los últimos en reconocer en quién nos hemos convertido. Jesús no tenía pecado. Para los que somos pecadores, esto tiene sentido. Nuestra familia estuvo presente cuando éramos pequeños. Nuestra familia estuvo presente en las mejores y en la peores partes de nuestra vida y, a veces, lo que nos hemos convertido está tachado por lo que éramos. Pero Jesús, Él era sin pecado. Por lo tanto, la indisposición de su familia de reconocer su verdadera identidad no se basa en nada que hubiera hecho.

Pero, falso o verdadero, damas, ¿sería difícil ver a su hijo como Dios? ¿Falso o verdadero? Dirían: «Cambié sus pañales y se supone que debo adorarle». ¿A cuántos de ustedes les sería difícil ver a su hermano como Dios? ¿Alguno de ustedes tiene un hermano? Como muchos de nosotros, aceptan a Jesús poco a poco. Lo aman, lo respetan y están agradecidos con Él de muchas maneras, están pasmados por sus declaraciones y se resisten a algunos aspectos de su instrucción, pero verán que poco a poco lo van a aceptar.

Algunos de ustedes son así. Algunos de ustedes saben un poco acerca de Jesús. Quizás tratan de ser buenas personas, creen en la Biblia un poco. No odian a Jesús, no se oponen a Jesús, pero no están convencidos de que Él sea Dios. Están en el proceso de aceptarlo como su familia llegó a hacerlo.

La historia continúa; Santiago también dudaba de Jesús. Juan, uno de los evangelios más importantes, nos da a entender cómo pensaban los hermanos de Jesús. En Juan 2, la familia de Jesús estaba con Él, cuando hizo su primer milagro en Caná de Galilea donde convirtió el agua en vino. Lo habían visto hacer cosas sobrenaturales y milagrosas. Algunos en ese momento estaban viajando con Él. Y volvemos a recoger la historia en Juan 7:2-5. «Y la fiesta de los judíos, la de los Tabernáculos, estaba cerca», o sea, era un feriado como el Día de Acción de Gracias, o la Navidad, o la Pascua. La familia se reunía para el feriado.

«Por eso sus hermanos le dijeron», los hermanos estaban juntos. Todos de un mismo sentir. Piensan las mismas cosas, y acercándose a Él como grupo, le dicen a Jesús: «Sal de aquí, y vete a Judea para que también tus discípulos vean las obras que tú haces. Porque nadie hace nada en secreto cuando procura ser conocido en público. Si haces estas cosas, muéstrate al mundo». Esta es la frase clave. La frase clave es: «Porque ni aun sus hermanos creían en Él». Sus hermanos estaban diciendo. «¿Te crees gran cosa? Entonces vete de nuestro pueblito. ¿Te crees Dios, y Señor, y Rey, y Salvador, y Cristo? Vete a la gran ciudad, en público, y predica eso al mundo. Muéstrale eso al mundo. Adelante».

¿Cuántos de ustedes han llegado a tal punto con alguien en que ya no están de acuerdo con esa persona. Y le dicen: «¿Sabes qué? Si eso es lo que piensas, ve y hazlo». Y están convencidos de que están equivocados y usted no, y esto probará que usted tiene la razón y ellos no. Ese es el meollo de lo que está pasando con los hermanos de Jesús. «Dices que eres Dios. Dices que eres el Creador. Dices que eres el Salvador. Ve a la gran ciudad y dilo en público. Demuéstralo abiertamente. Demuestra que estamos equivocados». A veces las familias pueden ser complicadas y desalentadoras.

Y algunos de ustedes al pensar en sus familias piensan: «Hombre, qué familia tan difícil tuve yo». Usted no es el único. Jesús tuvo una familia devota, buena, piadosa; sin embargo, hasta una familia buena, devota y piadosa fracasa a veces porque lo desaniman a uno o se oponen a uno. Como la familia de Jesús. Me encanta lo humano que es esto. Me encanta que toda la familia no anda por ahí con halos haciendo afirmaciones simples resucitando gente muerta. Me encanta que son gente real con verdaderas dudas en un proceso real, que llegan a tener una fe real en un Jesús real. Me encanta eso porque la Biblia es el libro más honesto que jamás se haya escrito.

Mataron a Jesús porque afirmó que era Dios

Y resulta que Jesús sí se va del pueblo. Jesús va a la gran ciudad. Jesús predica y enseña que Él es Dios. Jesús sí hace milagros. Jesús hizo todo eso y fue arrestado y juzgado por sus afirmaciones. Dijo que era Dios. Si están aquí y no son cristianos, necesitan entender esto. Mataron a Jesús porque afirmó que era Dios. Los líderes del gobierno lo consideraban ofensivo al liderazgo político de ellos. Los líderes religiosos lo consideraban ofensivo a sus convicciones teológicas. Y se pusieron de acuerdo. La Biblia dice que los judíos, los gentiles, los romanos, todos se pusieron de acuerdo en que Él tenía que morir. «El hombre necesita morir. Dice que es Dios. Dice que es Dios».

Cuando vinieron a arrestar a Jesús, Él les preguntó: «¿Qué razón tienen para matarme?», y le respondieron: «Porque tú, siendo hombre, te haces Dios». Esa fue la respuesta. Jesús afirmaba ser Dios. Si están aquí, necesitan enfrentar esta cuestión. Necesitan lidiar con esto. No pueden ignorarlo. Jesús dijo que era Dios. Su familia se resistió a Él, al principio, en ese aspecto, y otros se le opusieron, finalmente lo asesinaron porque dijo que era Dios. Y esa afirmación es verdadera o es falsa. Ningún otro fundador de ninguna otra religión afirmó eso. Jesús es el único, está en su propia categoría.

¿Y quién estuvo ahí cuando Jesús fue golpeado, azotado, crucificado, y cuando murió? La Biblia nos dice que al pie de la cruz estaba María, su madre. Ahí estaba su madre. Damas, imagínense el horror de aquel día. Su Hijo primogénito, un milagro, un bebé milagroso que Dios les dio. Cuando lo cargaron, contaron los dedos de sus manos y sus pies sin pensar que Él terminaría un día clavado a una cruz romana.

Están asesinando a su hijo abiertamente, en público, vergonzosamente, porque afirmó ser la Deidad. Temían que llegaría este día. Por eso reunieron a la familia y trataron de llevarlo a casa. Temían que este sería su destino. Y no pienso que sea irrazonable asumir que la familia estuviera ahí. O sea, si llega el día de su ejecución y su mamá está ahí, espero que también estén sus hermanos y sus hermanas para apoyarla.

Y Jesús fue asesinado. Fue crucificado. Lo envolvieron en más de 100 libras de mortajas y especias. Su cuerpo fue puesto en una tumba. Su familia sabe que está muerto. María está destrozada, sus hermanas están destrozadas, y sus hermanos desconsolados. Y la familia está llorando, y los hermanos están tratando de alentar a María y a amar a sus hermanas, y a tratar de entender la muerte de su hermano mayor. La familia hace el funeral. La familia derrama lágrimas. La familia llora su muerte.

Santiago vio a Jesús resucitado de la muerte

A los tres días, sin precedentes en la historia del mundo, vindicando todo lo que Jesús dijo o hizo, Jesús resucita de la muerte. Jesús conquista la muerte por sí solo. La paga del pecado es muerte, y como Jesús no tiene pecado, la muerte no pudo contenerlo. Es el evento más magnífico, sin precedentes, y épico en la historia del mundo. Jesús resucita de la muerte y Pablo registra históricamente en 1 Corintios 15:7 lo que sucedió: «Después se apareció a», ¿quién? A Santiago, luego a todos los apóstoles».

¿Se imaginan eso? Se imaginan la reunión de Santiago con su hermano mayor Jesús? No sé cómo habrá sido. No sé si Santiago abrió la puerta, y ahí estaba Jesús con las cicatrices de los clavos en las manos. «He regresado. Conquisté la muerte. Te dije que yo era Dios». Sí, Señor, lo eres. ¿Amén? Amigos, así sucedió, ¿de acuerdo? Así sucedió.

En donde quiera que estaba Santiago en el continuo de la fe en Jesús, aquí fue donde se prendió el interruptor. Se apuntó. Jesús es Dios. Todo lo que dijo es verdad. Él es mi Creador, es mi sustituto, es mi Salvador resucitado. Cuenta conmigo». Parece que Santiago está caliente y frío, adentro y afuera, hasta que el Mesías resucita de la muerte y vuelve a verlo cara a cara.

Permítanme decirles también que otros enseñan que Jesús no murió, que alguien parecido a Jesús murió, que tenía un doble de cuerpo, un doble de riesgo. ¿Saben quién lo hubiera sabido? Su familia. Pueden engañar a muchos, pero a la mamá del hombre no, ni al hermano del hombre. Santiago lo vio con sus propios ojos. El testimonio de Santiago para nosotros es creíble, es histórico, es veraz. Jesús resucitó de la muerte y volvieron a encontrarse.

¿Se imaginan cómo fue eso? Cuando lleguemos al reino de Dios, quiero preguntarle a Santiago: «¿Cómo fue eso? O sea, ¿Se rieron? ¿Lloraron? ¿Le dijiste cosas como: “Lo siento. Estoy muy arrepentido”? ¿O le dijiste: “¡Jesús, regresaste!”? ¿O quedaste pasmado, estupefacto? ¿Qué pasó? Te postraste ante Él como Tomás y lo adoraste? Lo abrazaste y lloraste sobre Él? ¿Te regocijaste? ¿Lo alzaste? ¿Qué hiciste?» Es asombroso. Ahí estaba Santiago, y cuando vio a su hermano mayor resucitado de la muerte, él cambió.

Amigos, quiero que reciban a Jesús resucitado de la muerte, y quiero que cambien. Donde quiera que hayan estado en su continuo de fe, quiero que lleguen al lugar donde llegó Santiago. «Jesús es Dios, murió por mis pecados, resucitó para conquistar el pecado y la muerte, Él es mi Dios y mi Salvador».

Y esta es una de las evidencias más creíbles e históricas de la resurrección de Jesús, amigos. Causa y efecto. Lo que voy a mostrarles en un momento es la manera en que Santiago se volvió un líder, un pastor, y un predicador, y por último, un mártir. Causa y efecto. ¿Pero a qué obedece el cambio en Santiago? No creía en Jesús. No adoraba a Jesús. No estaba de acuerdo con toda la enseñanza de Jesús, y después sí. Dejó de callar a su hermano por lo que estaba diciendo y empezó a decir las mismas cosas que decía su hermano. Causa y efecto.

La carga de la prueba para los que discrepan con el testimonio del registro histórico de la Palabra de Dios, la carga de la prueba recae sobre ustedes. ¿De qué otra manera van a explicar la transformación de Santiago? Si Jesús murió y no resucitó, cómo es posible que se haya convertido en un valiente predicador y siervo de Jesús como Dios? La carga de la prueba recae sobre ustedes. Lo único que puede explicar una transformación tan radical de pensamiento y compromiso es la resurrección de Jesús de la muerte.

Santiago se hizo miembro de la iglesia primitiva

Si alguien muere, por lo general no dedicamos nuestra vida a ellos como Dios. Por lo general no seguimos en sus pasos ni reproducimos su ejemplo en nosotros mismos. Solemos llorar su muerte y seguir adelante. Santiago, no. De hecho, Santiago se hizo miembro de la iglesia primitiva. Vemos esto en Hechos 1:14. Es un recuento de la iglesia primitiva. No eran muchas personas. Hoy podemos decir que el cristianismo consta de varios miles de millones de personas en la tierra que dicen que Jesús es Dios. En esos días, solo eran 120 personas. Y eso está registrado históricamente en el libro de los Hechos, y ellos se reunían.

Y leemos esto: «Todos estos unánimes», o sea que hay unidad en la iglesia primitiva, «entregados de continuo», o sea lo hacían en forma habitual «a la oración junto con las mujeres, y con», ¿quién? «María la madre de Jesús, y con los hermanos de Él». ¿Quiénes fueron los primeros conversos? ¿Cuál fue el primero grupo central de la iglesia recién plantada? ¿Quiénes fueron los primeros en apuntarse al cristianismo? La madre de Jesús y sus hermanos.

¿Sienten el peso que conlleva eso? No creyeron hasta que resucitó de la muerte y eran una familia judía devota. Imagínense la familia religiosa más devota que conocen, quizás una familia judía devota o una familia musulmana. Lo más importante para ellos es hacer bien las cosas, seguir las reglas, obedecer al Señor. O sea, como quiera que hayan entendido los mandamientos de Dios, se dedicaban a guardarlos. Todo indica que la familia de Jesús era así. María y José eran judíos devotos. Peregrinaban hacia el templo. Ofrecían sacrificios de personas pobres. Eran personas devotas. Eran gente devota.

Y conocían los Diez Mandamientos, de los cuales el primero es que hay un solo Dios, y el segundo, que deben adorar solamente a ese Dios o irán al infierno para siempre. Es decir, no eran personas como nosotros que incursionamos en la espiritualidad y probamos otras religiones o nuevos conceptos de divinidad. Ellos no eran así. Eran devotos, y de repente, adoraron a Jesús como Dios. La propia madre de Jesús lo adoró como Dios. Los hermanos de Jesús lo adoraron como Dios. Es asombroso.

¿Cuántos de ustedes adorarían a su hermano como Dios? O sea, si pudieran escoger a alguien en la tierra, dirían: «Sí, mi hermano sería el último que escogería. ¿Satanás? Lo escogería como Satanás, pero no como Dios. Viví con ese tipo. Era horrible. Hizo cosas horribles». Conocemos los pecados de nuestros hermanos, conocemos los fracasos de nuestros hermanos, conocemos los errores y defectos de nuestros hermanos. Y ellos adoraron a su hermano como Dios y Salvador sin pecado, y ellos eran parte de la iglesia primitiva.

Santiago y Judas se volvieron poderosos pastores

Además, Santiago y su hermano Judas, los hermanos de Jesús, se volvieron poderosos pastores. Bien, hemos visto Santiago 1:1, y Judas 1:1 hace eco de muchas cosas en Santiago 1:1. «Judas, siervo de Jesucristo». Aquí también dice que es un siervo. No se jacta de ser el hermano de Jesús; es su siervo humilde. «Y hermano de», ¿quién? Santiago. Parece que María y José tenían una familia espectacular. Criaron a Jesús, a Santiago, y a Judas. Uno de sus hijos es el personaje central de toda la Biblia. Los otros dos escribieron libros de la Biblia. Es una familia bastante asombrosa.

Algunos de ustedes necesitan saber que el ministerio más asombroso que ustedes harán no es por medio de ustedes, sino de sus hijos. José nunca escribió un libro de la Biblia, sus hijos sí. Sus hijos sí. Uno puede ser humilde, pobre, trabajador, de clase obrera, y muy eficaz si levanta a sus hijos para que amen al Señor. No sabemos mucho acerca de José, pero todo lo que necesitamos saber podemos saberlo mirando su familia. Sabemos un poquito acerca de María, pero todo lo que necesitamos saber lo sabemos mirando su familia.

La gracia de Dios por medio del Espíritu Santo que obró por medio de su madre y de su padre produjo unos siervos de Dios asombrosos. Es una familia bastante asombrosa y por la gracia de Dios vale la pena seguir su ejemplo. Estos hombres tenían tanta autoridad que escribieron libros de la Biblia, Santiago y Judas. Oímos mucho acerca de Pablo y de Pedro. Pero no oímos mucho acerca de los hermanos de Jesús. Pues añadan a Judas a la lista. Era una familia grande con muchos hermanos y algunas hermanas. La historia continúa.

Hechos 15 recuenta una de las reuniones más importantes en la historia del mundo, y no estoy exagerando. En el cristianismo primitivo, tanto Jesús como su familia eran judíos, esperaban al Mesías del Antiguo Testamento. Algunos se convirtieron y adoraron a Jesús. Los primeros que se convirtieron a Jesús eran judíos. Y después se esparció el cristianismo. Los gentiles comenzaron a ser salvos de sus pecados, y a ser llenos del Espíritu Santo, y a adorar a Jesús como Dios.

Santiago tenía un poder de convocar

Así que, al igual que nosotros, la mayoría no somos judíos, somos gentiles. La pregunta, entonces, era ¿qué hacemos con todos los gentiles? Era una pregunta muy importante. Gran parte del Nuevo Testamento está dedicado a responder a esta pregunta. La pregunta fue: «¿Todos los hombres necesitan ser circuncidados?», porque les dijimos a los varones gentiles que se circuncidaran. Y dijeron: «Vuelvan a revisar. No estamos seguros. Asegúrense antes de hacer eso. No estamos listos para apuntarnos. Vayan y fíjense». Les dijimos que ya no podían comer sándwiches de jamón ni costillas de cerdo. Ellos dijeron: «Sí, consulten con un comité. Vuelvan a fijarse. No estamos listos para prescindir de nuestros productos derivados del cerdo para ir a circuncidarnos». O sea, si hay un plan B, todos los gentiles votaron, «Sí, tomemos el plan B». Y surgió la pregunta: «¿Todos los gentiles necesitan convertirse al judaísmo?». Y convocaron una reunión en Jerusalén.

Jerusalén era la iglesia madre. Jerusalén era el cuartel general. En Mars Hill usamos el lenguaje del tronco y las ramas. Por lo tanto, Mars Hill Bellevue es el tronco. Y pueden orar porque estamos buscando unos 2.000 pies cuadrados, más asientos, oficinas, aulas, estudios, programas de licenciatura y de posgrado. Necesitamos todo eso conjuntamente en el tronco. Y la finalidad del tronco es nutrir, alimentar las ramas.

Pues Jerusalén era así. Tenemos nuestras 15 iglesias. 14 están más allá de Mars Hill Bellevue, pero Mars Hill Bellevue existe como tronco para nutrir esas ramas y para ayudar a plantar nuevas iglesias, así es, como las ramas nuevas de un árbol. En esos días, Jerusalén era el tronco, y los recursos, y el entrenamiento, y la autoridad salía de Jerusalén y los líderes espirituales en las iglesias iban a Jerusalén.

Una manera de saber cuánta autoridad espiritual tiene alguien es ver cuánta capacidad de convocatoria tienen. O sea que cuando convocan una reunión en alguna parte, no todos van a ir, pero si la convocan en Jerusalén, todos van a venir. ¿Saben por qué? Porque los líderes espirituales de más alto rango están ahí. En el Nuevo Testamento había personas itinerantes que viajaban por doquier. El ejemplo perfecto es Pablo, y había hombres como Timoteo y Tito que hacen eso con él. Lo mismo con Bernabé. Viajan, plantan iglesias.

Dos se quedaban en Jerusalén, verdad, el tronco: Pedro, el líder de los discípulos de Jesús, siempre lo nombraban primero en la lista de los discípulos porque él es el líder humano nombrado por Jesús, y Santiago, el hermano de Jesús. Se quedaban en Jerusalén supervisando el tronco y nutrían las ramas. Y cuando surgía controversia en las iglesias recién plantadas, «¿Qué hacemos con todos los gentiles?». Después decían: «Tenemos que convocar una reunión. Todos vengan a Jerusalén. Tenemos que averiguar la voluntad de Dios para los gentiles». No todos tenían que asistir a esa reunión, solo los más altos líderes espirituales.

Niveles de liderazgo espiritual y de autoridad

Quiero que vean que en el Nuevo Testamento hay niveles de liderazgo espiritual y de autoridad espiritual. No todos asisten a la reunión, no un voto congregacional. No emitían un voto en todas las iglesias. Los líderes principales se reunían, abrían la Palabra de Dios, la estudiaban, oraban, y buscaban la voluntad del Espíritu Santo. Trataban de averiguar la voluntad de Dios para los gentiles conversos, y lo hicieron en Jerusalén, bajo la supervisión de Pedro y de Santiago.

Y todo cambia de rumbo en la reunión más importante, una de las más importantes en la historia del mundo. El destino de nosotros los gentiles estaba en juego. Lo leemos en Hechos 15, en medio de esa reunión, versos 12 y 13: «Toda la multitud hizo silencio, y escuchaban a Bernabé y a Pablo, que relataban las señales y prodigios que Dios había hecho entre los gentiles por medio de ellos». No todos estaban ahí, solo algunos.

Pedro está ahí. Sería difícil discutir que alguien tuviera más autoridad espiritual en el mundo en esos días que Pedro, nombrado por Jesús para liderar. Pablo está ahí, y todos los apóstoles y discípulos de Jesús que estaban vivos. Era una reunión a puerta cerrada solo para invitados. No todos podían asistir y no todos podían pararse a hablar. Y de repente hubo mucho silencio y ceden la palabra a Pablo y a Bernabé que han estado en el ministerio itinerante apoyando las ramas. «Cuéntennos del nuevo fruto. Cuéntennos quién conoció a Jesús. Cuéntennos a quién está llenando el Espíritu Santo. Cuéntennos qué está pasando».

Y les presentan el informe: Hay una explosión. El Espíritu Santo ha sido desatado. Los gentiles están conociendo a Jesús. Están arrepintiéndose de sus pecados. Están enamorándose con el Dios de la Biblia. Y hay muchos de ellos, y están plantando iglesias en todas partes, y lo que Dios está haciendo es extraordinario. «Y estamos dando este informe al tronco de lo que Dios está haciendo con el nuevo fruto al borde de la rama».

Y todos guardan silencio, y hay una pausa dramática, y en una de las reuniones más importantes de la historia del mundo, la pregunta era: ¿Quién se pondrá de pie como portavoz de Dios?» ¿A través de quién hablará el Espíritu Santo? «Cuando terminaron de hablar, Santiago respondió, diciendo: “Hermanos, escúchenme. Pablo, escúchame. Bernabé, escúchame. Pedro, escúchame”». ¿Sienten el peso que conlleva eso? Yo no tengo esa clase de autoridad. Dudo que me hayan dejado entrar al cuarto. Y si lo hubieran hecho, estaría en un rincón, callado, tomando notas. No de pie, diciendo: «Hermanos, escúchenme». No tengo esa autoridad espiritual.

Santiago sí, y Santiago enseña el Antiguo Testamento, y Santiago lidera en la iglesia primitiva. Y Santiago marca el derrotero, sí, junto a Pedro, y sí, junto a Pablo, y sí, junto a Bernabé y los apóstoles porque el Espíritu Santo une sus mentes respecto a la voluntad de Dios para los gentiles conversos.

Les digo esto porque estaremos casi 4 meses estudiando juntos el libro de Santiago, y su palabra es: «Escúchenme, escúchenme, escúchenme». Si Pedro, Pablo, y Bernabé están dispuestos a sentarse a escuchar a Santiago, Mars Hill, debemos estar dispuestos a escuchar a Santiago. Si se dispusieron a estar bajo su autoridad espiritual, estos hombres que escribieron libros de la Biblia, y están bajo su autoridad.

Al estudiar este libro de la Biblia que él escribió, quiero que respeten su autoridad, quiero que honren su autoridad, quiero que lo escuchen a él como ellos lo escucharon. La historia continúa. Pablo habla de Santiago en su carta a los gálatas.

Dice esto en Gálatas 1:18-19: «Entonces, tres años después, subí a Jerusalén», ¿verdad? Capacidad de convocatoria, todos tienen que venir a dar su informe. «Para conocer a ’Cefas’», o sea, a Pedro, «y estuve con él 15 días». No sabemos de qué hablaron, pero parece que cubrieron muchos temas.

Imagínense una reunión entre Pedro y Pablo que duró 15 días. Es una reunión importantísima. «Pero no vi a ningún otro de los apóstoles, sino a Santiago, el hermano del Señor». Santiago, el hermano del Señor. Pablo se sometió a la autoridad de Pedro y de Santiago. Bien, al leer el Nuevo Testamento, el que más libros escribió de todos ellos fue ¿quién? Pablo. Pablo no solo tenía autoridad, estaba bajo autoridad. Eso es sumamente importante.

Por ejemplo, yo no solo tengo autoridad, estoy bajo autoridad. Tengo pastores que evalúan mi desempeño, pueden reprenderme, pueden despedirme, o lo que sea. Es importante saber que todos necesitamos estar bajo autoridad espiritual incluyendo los que tienen autoridad espiritual.

Santiago el apostol

Repetidas veces en el libro de Hechos esto sucede en más de una ocasión. Nos lo informa aquí en Gálatas. Pablo hace un viaje largo a Jerusalén, nada fácil, para sentarse con Pedro y Santiago quienes evalúan su desempeño. ¿Ven eso?

Amigos, esto pone a Santiago al mismo nivel de autoridad con los apóstoles– eso es lo que hace aquí– y con Pedro, que fue nombrado líder humano por Jesús de todo el movimiento de la iglesia primitiva. No hemos estudiado a Santiago suficientemente. No hemos tomado en cuenta Santiago suficientemente. No hemos honrado a Santiago suficientemente. Lo hemos ignorado. No por completo, pero no ha recibido la clase de consideración de la que es digno basada simplemente en lo que la Biblia dice sobre él.

Y estoy tan emocionado porque vamos a hacer eso mismo. Vamos a estudiar el libro de Santiago juntos por 4 meses. Pero quiero que lo vean tal como es, un predicador valiente, un maestro, escritor de la Biblia, líder del cristianismo, que trabaja desde la iglesia más importante en la tierra, alimentando, nutriendo las otras iglesias y movimientos de plantación de iglesias, y hombres como Pablo están dispuestos a viajar muchísimas millas para sentarse con él y aprender de él. Es magnífico que Santiago nos haya escrito y que podamos sentarnos a aprender de él como Pablo se sentó y aprendió de él.

Y yo les diría esto, los que les dicen: «Vamos a abordar este tema en Santiago», y no quiero adelantarme mucho, pero algunos dirían: «Vemos un conflicto entre Santiago y Pablo». Yo no. A Pablo le parece muy bien aprender de Santiago. A Pablo le parece muy bien reunirse con Santiago. A Pablo le parece muy bien honrar a Santiago y someterse a él. Dice esto también en Gálatas 2:9. «Cuando Santiago, Pedro, y Juan», vaya qué equipo. El hermano de Jesús, el líder de los discípulos, y el mejor amigo de Jesús. Juan, dice la Biblia, era quien Jesús amaba. Vaya, qué equipo. Qué equipo.

El hermano de Jesús, el líder de los discípulos, y su mejor amigo. Al que Jesús dijo en la cruz: «Cuida a mi madre». Nadie tiene una relación más estrecha con Jesús que Juan. «Cuando Santiago, Pedro, y Juan, que eran considerados como columnas». Este es el apodo que Pablo les da. Son columnas. ¿Saben lo que hace una columna? Soporta una carga. No todos tienen la misma autoridad espiritual. No todos soportan la misma carga. Si usted está remodelando una casa y dice: «Me gustaría quitar ese muro para crear un concepto abierto», lo primero que debe averiguar es si un muro de carga. Porque si lo es, y quita ese muro, lo quita todo».

Y lo que está diciendo es que estos hombres son muros de carga. Vaya, estos tres hombres, humanamente hablando, llevan toda la carga. Sí, empoderados por el Espíritu Santo, pero estos hombres llevan la carga. Mucho pesa sobre ellos y depende de ellos. Si uno de ellos traiciona la fe o se van con otra mujer, o pierden la cabeza, tenemos un grave problema».

Pero él dijo: «Son columnas. Son como columnas de mármol en el templo. Estuvieron ahí el año pasado y estarán ahí el año entrante. No se mueven. Son sólidos como una roca. Pueden soportar una carga muy pesada. Son columnas». Vaya qué apodo. Necesitamos muchos hombres así. «Y al reconocer la gracia que se me había dado, Santiago, Pedro y Juan, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra de compañerismo para que nosotros fuéramos a los gentiles».

Pablo se sentó con Santiago

Esto es asombroso. ¿Quién descendió, convirtió a Pablo, y lo llamó a ser un misionero a los gentiles? ¿Quién hizo eso? Jesucristo. Después de la Pascua vamos a retomar el libro de Hechos y vamos a estudiarlo. Aunque Jesús descendió del cielo, ¿verdad?, murió por nuestros pecados, resucitó como nuestro Salvador, ascendió al cielo donde gobierna y reina, un día, se bajó de su trono y descendió para un breve encuentro con un hombre llamado Saulo. Lo cegó, lo convirtió, cambió su nombre a Pablo y le dijo: «Ve y predica a los gentiles, y Jesús regresó al cielo.

Y Pablo no anduvo por ahí diciendo: «Jesús me dijo que puedo plantar una iglesia. Jesús me dijo que puedo escribir libros. Jesús me dijo que predicara sermones. Eso fue lo que Jesús dijo». Pablo dijo esto: «Fui a Jerusalén y me senté con Santiago, y Pedro, y Juan. Y traje a Bernabé conmigo, y les dije: «Jesús hizo esto en mi vida y Jesús me ha llamado a hacer esto el resto de mi vida. Y presenté eso a su supervisión y autoridad espiritual.

Los que se sienten llamados al ministerio, los que se sienten llamados al liderazgo, sobre todo los que se sienten llamados a predicar o a plantar iglesias, no son superiores a Pablo. No tienen derecho de decir simplemente: «Pues Dios me dijo que voy a hacerlo. Nadie tuvo un llamado más magnífico que el de Pablo.

Cualquiera que sea su llamado, le cuento que Jesús no descendió del cielo para convertirlo y llamarlo a usted así. E incluso Pablo, cuando recibió ese llamado directamente de Jesús, se sometió a la autoridad que Jesús había puesto sobre él. No hay ministerio espiritual aparte de la autoridad espiritual. No lo hay.

Pablo dice: «Tomé lo que Jesús dijo y lo que hizo y lo traje a los hombres que Jesús designó sobre mí». Pablo está diciendo: «Consideré que Santiago, Pedro y Juan eran autoridades sobre mí. Y antes de predicar, antes de plantar iglesias, y antes de escribir libros les pregunté: «¿Cuento con su bendición?».

Porque miren, Dios obra por medio de la autoridad espiritual. No hay nada más peligroso que un líder rebelde que quiere hacer lo suyo y decir: «Jesús me dijo que lo hiciera y solo respondo a Él». Es peligroso, es mortífero, es desastroso, y a veces es condenable. Su autoridad, mi autoridad, no se iguala en nada a la de Pablo, y él sometió su autoridad a una autoridad más alta, y nosotros también debemos hacerlo. También debemos hacerlo.

Cuando sentí el llamado de empezar Mars Hill, fui y me reuní con los ancianos. Cuando me sentí llamado al ministerio, fui y me reuní con mi primer pastor. Le dije: «Esto es lo que Dios me está diciendo que haga». Me dijo: «Creo que está bien, pero te falta mucha preparación. Te llevará mucho tiempo». «De acuerdo, tengo mucho trabajo que hacer. Cuando me sentí llamado a plantar iglesias, me evaluaron completamente. Me supervisaron pastores, me entrevistó un equipo, una iglesia me envió, un supervisor tenía autoridad sobre mí.

La Biblia habla de imponer las manos. Lo que está diciendo es que Dios no solo escoge a esta persona, confirma su llamado por medio de un liderazgo piadoso en autoridad sobre ellos. E imponer las manos a alguien demuestra autoridad sobre alguien. Y cuando nombraban líderes en la Biblia, a menudo lo hacían imponiendo la manos.

Y aquí Pablo está diciendo: «Me impusieron 6 manos». ¿Pueden ver eso? Pedro puso sus dos manos sobre mí, oró por mí. Santiago puso sus dos manos sobre mí, oró por mí. Juan puso sus dos manos sobre mí, y oró por mí. Y fui llamado por Jesús, pero fui enviado por estos hombres, y estoy bajo la autoridad de estos hombres, y recibo órdenes de estos hombres, y vuelvo y me reúno con estos hombres, y me someto a estos hombres». La grandeza de Pablo en parte se atribuye a su sumisión. Lo puso en un lugar seguro donde Dios pudo usarlo en gran manera. ¿Ven eso?

Todos necesitamos eso, incluso yo. Quizás más que cualquier persona. Y fue Santiago. ¿O sea, alguna vez se han preguntado quién evaluó el desempeño de Pablo? «Ese sermón estuvo muy bien, vas bien». O sea, ¿quién está evaluando su desempeño? ¿Quién evaluará el desempeño de Pablo? Santiago evalúa el desempeño de Pablo en Jerusalén. Pablo viaja a ver a Santiago. Santiago no tiene que viajar a ver a Pablo, al contrario. Esa es la capacidad de convocatoria, esa es la autoridad espiritual, es una autoridad increíble.

Lo que dicen los registros históricos sobre Santiago

¿Qué le pasa a Santiago a partir de ese momento? Sigue predicando y enseñando. Está registrado en la historia, aparte de las Escrituras, es el registro histórico más preciso que tenemos, que fue asesinado, martirizado por el año 63 o 64 d. C., y era el hermano menor y valiente de Jesús. Hombre, se quedó en Jerusalén. Mantuvo el rumbo. Era una columna sólida como una roca. Era inamovible, no se desintegró, no tropezó, no titubeó.

Además del apodo que Pablo le dio, la columna, en la historia eclesiástica los primeros historiadores dicen que tenía otros dos apodos. Santiago el Justo, vaya qué nombre. Es como el Santo Hank. ¿En serio? Es asombroso. Santiago, el Justo. Y el otro apodo que tenía era Rodillas de Camello. ¿De acuerdo? ¿Saben por qué? Porque oraba mucho. Santiago se arrodillaba tanto que se encallecieron sus rodillas. Así que lo conocen como una columna, como un hombre justo que siempre está de rodillas hasta vienen a asesinarlo.

Y el registro histórico señala que lo llevaron a la punta del templo, que se supone era la casa de Dios, todo allí auguraba la venida de Jesús, la presencia de Dios, el sacrificio, el sacerdote. Se trata solo de Jesús. Y los líderes religiosos llevaron a Santiago a la punta del templo, el mismo equipo de reflexión colectiva de líderes religiosos que asesinaron a Jesús. No todos se convierten.

Los líderes religiosos a veces son los peores. Asesinaron a Jesús quien resucitó de los muertos. Pero no aprendieron nada. En cambio, siguieron oponiéndose al pueblo de Jesús después de su ascenso al cielo. Tomaron al hermano de Jesús, al líder de la iglesia en Jerusalén, y lo llevaron a la punta del templo, y lo arrojaron de ahí abiertamente, públicamente, lo asesinaron vergonzosamente como asesinaron a su hermano. Y el registro histórico señala que dio contra el suelo, parece que eran un hombre muy fuerte, y no murió. Entonces lo apedrearon y lo golpearon hasta que murió. Ahora la familia tiene otro funeral. María entierra algunos de sus hijos.

Y el registro histórico señala que el sucesor de Santiago, probablemente escogido por él mismo, fue uno sus hermanos. ¡Qué familia! «Maten al hermano mayor». He venido a predicar. «Maten a ese hombre». Pues tenemos otro hermano. Me pregunto si tenían barbas y cazaban patos. Vaya, qué familia. Qué familia. O sea, eran imperecederos ¿amén? ¿No les parece? Ese hombre se llamaba Simeón o Simón, dependiendo del historiador que sigan. Qué familia tan asombrosa. Los hermanos escriben libros de la Biblia, los hermanos están dispuestos a morir, los hermanos están dispuestos a asumir responsabilidad.

¿Cuántos de ustedes, si su hermano muriera en el trabajo, no serían su sucesor? Esta familia está plenamente convencida que Jesús es Dios, Jesús es Salvador, que Jesús resucitó. «Aunque nos maten, iremos a verlo. Todo estará bien». Si están aquí y no son creyentes, debo preguntarles ¿cómo explican esto? ¿Qué motivo podían haber tenido? No había fama, ni gloria, ni fortuna. Había muerte, y la soportaron porque ya no temían a la muerte, porque vieron a su hermano-Dios conquistarla. Y no quiero que admiren a esta familia solamente. Quiero que se unan a esta familia.

Cualquiera que hace la voluntad de Dios es el hermano de Jesús

Cerraré con las palabras de Jesús porque no hay nada mejor que eso. Marcos 3:35: «Porque cualquiera que hace la voluntad de Dios, ése», dice Jesús, «es mi hermano y mi hermana y mi madre». ¿Cuántos de ustedes aquí piensan: «Hombre, genial hubiera sido tener a Jesús como hermano mayor»? Jesús dice: «Seré tu hermano mayor. Haz lo que te pido y seré tu hermano mayor. Te amo, te ayudaré, le animaré, estaré a tu lado. Seré tu hermano».

¿Cuántas mujeres aquí, al escuchar esto dicen: «Caray, hubiera sido genial tener a Jesús como hermano mayor»? Jesús dice: «Seré tu hermano mayor. Haz lo que te digo». ¿Cuántas mujeres aquí piensan: «Caray, hubiera sido genial ser María, la madre de Jesús». Jesús dice: «Te amaré como amo a mi propia madre si me obedeces y haces lo que te digo». Jesús nos invita a su familia. Aunque no haya nacido en su familia, puede nacer de nuevo por el Espíritu de Dios en la familia de Dios.

Y hombres, Jesús, como un hermano mayor, nos abraza por el hombro y nos dice: «Tenemos cosas que hacer. Miren a Santiago, miren a Judas. Tenemos cosas que hacer». Abraza por el hombro a las damas: «Soy su hermano mayor. Hermanas, vengan a apoyar. Las necesitamos en el equipo, son muy importantes. Mujeres mayores, ustedes también. Son como madres, son súper importantes. Las necesitamos en la familia. Son de mucha importancia. Tienen cosas que hacer». Y Santiago alza este tono y tenor. Y el libro de Santiago consiste de verbos activos en tiempo presente: Haga esto, haga aquello, haga lo otro, haga esto otro, porque la familia de Dios se ve mediante las obras de Dios.

Si usted está aquí y es cristiano, lo primero que necesita hacer es apartarse del pecado y confiar en Jesús. Necesita cruzar la línea de la fe, la que cruzaron Santiago y su familia. Pasaron de conocerle, de conocer un poco acerca de Él, de medio caerles bien, de estar preocupados con otras cosas, de recibir algunas de sus enseñanzas, de resistirse a otras, a comprometerse de todo corazón y a pleno pulmón con Jesús, como Dios y Salvador. Y los invito no solo a admirar la familia de Jesús, sino a unirse a su familia; y pueden hacerlo apartándose del pecado y confiando en Él.

Para los que están aquí y son cristianos, el libro de Santiago fue escrito principalmente para gente religiosa que sabe mucho pero no hace mucho. Y está tratando de moverlos de la convicción a la acción, de creer, al comportamiento. Y para algunos de ustedes que son religiosos, esta temporada del año es perfecta. Es el Año Nuevo. Y mi pregunta para ustedes sería: ¿Qué les está mandando Jesús que hagan? ¿Cuál es su voluntad para su vida este año? A partir de ahora, ¿qué ha puesto el Señor en su lista de quehaceres para usted?

Y algunos de ustedes dirán: «No me siento cerca de Jesús, como hermano. No me siento cerca de Jesús como hermana. No me siento cerca de Jesús como madre». Pues quizás este sea el problema, quizás no le está sirviendo. Quizás no está haciendo lo que Él está haciendo. Quizás no está trabajando donde Él está trabajando. Quizás no está obedeciendo lo que le está mandando. Y no es que esté lejos de usted, sino que usted no está sincronizado con Él.

Buenas noticias: ¡alcanzáramos el presupuesto!

Así que, les daré la oportunidad de responder. Vamos a recoger nuestros diezmos y ofrendas. Mientras tanto, aquí es donde damos a Jesús lo mejor que tenemos, para que podamos, por la gracia de Dios, difundir el evangelio a los gentiles. Al recoger nuestros diezmos y ofrendas, damos a Dios lo mejor que tenemos.

Quiero darles buenas noticias. Les pedimos que dieran generosamente, los que están en Mars Hill y los que escuchan en línea y parte de nuestra familia global que nos apoya. Les pedimos que dieran generosamente para que alcanzáramos el presupuesto, y ¿lo alcanzamos este año? ¿Sí o no? Sí, lo alcanzamos. Si no están acostumbrados a aplaudir en medio de la ofrenda, hoy sería un buen día, ¿de acuerdo? Eso no pasa muy a menudo en una iglesia. Vamos a recoger las ofrendas, ¡viva! Y todos piensan…

«Les pedimos que dieran 2 millones por encima de lo presupuestado para las nuevas instalaciones de Mars Hill Tacoma, Mars Hill Everett, Mars Hill Olympia, y Mars Hill Huntington Beach, y para lanzar Mars Hill Phoenix y apoyar más plantadores de iglesias a nivel internacional. ¿Dieron 2 millones por encima del presupuesto, sí o no? Sí, de hecho dieron más de 2 millones. Por lo tanto, superamos el presupuesto, ¿de acuerdo?

La buena noticia es que estamos económicamente tenemos la posición fiscal más fuerte y saludable que hemos tenido en la historia de la Iglesia Mars Hill. Este mes cumplimos 18 años tuvimos de nuestra primera reunión del grupo central, a la que vinieron varias docenas de personas, y no fue gran cosa, y muchos años después, Dios nos ha prodigado su gracia por medio de ustedes y quiero darles las gracias. Y al recoger nuestros diezmos y ofrendas, la Biblia dice que Dios ama al dador alegre, y gracias por dar alegremente.

Por último, otra manera de responder también, además de tomar comunión, es recordar el cuerpo quebrantado de Jesús y la sangre derramada en nuestro lugar por nuestros pecados por medio del bautismo. Y si han dado sus vidas hoy a Jesús, o si ya le dieron su vida a Jesús anteriormente pero no fueron bautizados, es parte de obedecer sus mandamientos. Dice que seamos bautizados. Nos manda ser bautizados. Esto muestra que Jesús vivió, que murió y fue enterrado, y que resucitó en mi lugar por mis pecados. Así como el agua me limpia de la suciedad, Jesús me limpia del pecado. Y en Cristo, soy limpio. En Cristo, soy perdonado. En Cristo, soy nuevo.

Y hoy vamos a bautizar personas, y en Mars Hill celebramos eso, nos regocijamos en eso, nos encanta eso. Lo disfrutamos. Por eso quiero que canten y que celebren la bondad del Señor Jesucristo. Quiero que den la bienvenida a nuevos hermanos y hermanas en la familia de Dios.

Y si nunca han sido bautizados, hoy es el día para que sean bautizados en obediencia a Jesús, para que empiecen a obedecer por medio del bautismo. Y quizás digan: «No tengo toalla. No tengo pantaloneta. No traje camisa». Nosotros sí. Jesús nos dijo que le harían falta esas cosas y estamos preparados, amén. Bien, permítanme orar.

Oración

Padre, gracias por el privilegio de enseñar la Biblia. Gracias porque este será el decimo octavo año desde la fase de grupo central en que he enseñado la Biblia en la Iglesia Mars Hill. Dios, te doy gracias porque podemos estudiar libros de la Biblia. Gracias por la paciencia de nuestra gente porque me lleva una hora o más cada semana.

Y Dios, te doy muchas gracias porque obras en y por medio de personas como nosotros, por medio de familias, y personas con luchas y dudas, personas que están en el proceso, personas que son radicalmente transformadas y grandemente usadas. Dios, te damos gracias por el testimonio de la familia de Jesús. Pido que las damas sean como María y sus hermanas. Pido que nosotros los hombres seamos como su padre José y sus hermanos; hombres como Santiago y Judas.

Y Dios, gracias, gracias, gracias, gracias por el Espíritu Santo que viene a empoderarnos para que vivamos nuevas vidas como personas nuevas, nacidas de nuevo como parte de la familia de Dios. Y Jesús, venimos a cantar y a celebrar ahora mismo. Y sabemos que Santiago y Judas, María, tus hermanos y hermanas, tu padre, Señor Jesús, están en tu presencia ahora mismo. Te ven desvelado en plena gloria. Se regocijan en quien eres y en lo que has hecho, con los ángeles, y venimos ahora a acompañarlos, a cantar y a celebrar, en el gran nombre de Jesús, amén.

Nota: Esta transcripción ha sido editada para la legibilidad.