Santiago #4—Su tentación y la tentación de Jesús (Santiago 1:12–15)

Saludos de Mars Hill Phoenix

Pastor Mark: Bueno, soy en pastor Mark y aquí estoy con el pastor Ryan. Felicitaciones, amigo. Acabas de inaugurar nuestra decimoquinta iglesia. Fue la inauguración más grande que hemos tenido fuera del estado. Cuéntanos un poco sobre nuestra ubicación geográfica y prácticamente cómo van las cosas.

Pastor Ryan: Seguro, estamos en el centro de Phoenix, es una área metropolitana muy grande, de casi 4 millones de personas. Cuatro millones de personas, sobre todo en las ciudades circunvecinas. Así es. Pocas personas viven en el centro, pero pinta muy prometedor. Muchas personas están viniendo aquí ahora.

Pastor Mark: Sí, y justamente estamos junto a Chase Field. Los Diamondbacks juegan aquí, así que estamos en el corazón del centro. Acaban de inaugurarse hace un par de semanas. ¿Cómo les fue el domingo de inauguración, y cómo les ha ido desde entonces?

Pastor Ryan: Estuvo genial. Vinieron 750 personas. Fue la inauguración más grande que hemos tenido fuera del estado. Sí, fue grande. No lo esperábamos. Me sentí como un escéptico después de esa semana. No me lo esperaba. Después tuvimos 10 bautismos, y seis fueron espontáneos. Estábamos alabando a Jesús. Fue increíble.

Pastor Mark: ¿Cuál fue tu historia favorita en torno a los bautismos cuando empezó la inauguración de la nueva iglesia? Mi favorita fue la de Kendra, una seleccionadora de bautismos que asistía a Mars Hill Ballard donde servía la Cena del Señor en los viejos tiempos, y ahora nos sirve a nosotros. Estaba seleccionando personas, y sin saberlo, de repente su mamá llegó y fue bautizada. Ayudó a seleccionar a su mamá y estuvo ahí junto a su madre cuando ella fue bautizada. Fue increíble.

Pastor Mark: ¿Por qué se trasladó de Ballard a Phoenix?

Pastor Ryan: No lo sé. Buena pregunta. ¿Llegó aquí así no más? Fue hace como 3 años. Así que llevaba tiempo aquí esperando con mucho anhelo que Mars Hill viniera a este lugar. Fue la primera persona en franquear la puerta cuando empezamos a entrenar líderes.

Súper, y hoy vamos a celebrar 3 servicios. Me da mucha emoción estar aquí con ustedes.

Quiero dar las gracias a las personas de la Iglesia Mars Hill que han estado orando y dando. Todo se cumplió; Dios contestó esas oraciones y ellos han administrado esos recursos. Y estamos muy emocionados de ver la apertura y la inauguración de la iglesia.

Y finalmente, vamos a tener que encontrarles un hogar permanente a ustedes. Este lugar les quedó pequeño, como verá la gente hoy. Añadimos el tercer servicio y no hay mucho más que podamos hacer aquí. Es un espacio hermoso, pero las cosas van están avanzando más rápido de lo esperado.

Pastor Mark: A las personas en todas las iglesias Mars Hill, ¿quieres decirles algo a ellas y a los líderes en nuestras otras 14 iglesias que han orado y te brindaron su ayuda y apoyo en esta misión?

Pastor Ryan: Sí, me gustaría agradecerles mucho sus oraciones y ofrendas. Obviamente no podemos hacer esto sin el apoyo económico y las oraciones de nuestras otras 14 iglesias, y por las oraciones que hicieron de traer personas a este lugar a ser entrenados para liderar. Y me gustaría pedirles que sigan orando porque hemos crecido muy rápidamente y no tenemos suficientes voluntarios para apoyarnos en esto, por lo que necesitamos líderes rápidamente.

Pastor Mark: Sí, están tratando de ponerse al día. Por último, ¿quién viene? ¿Es una multitud de jóvenes, de personas mayores, de solteros, de casados, o un poco de todos?

Pastor Ryan: Muy pero muy jóvenes. Como decimos en Mars Hill, para que entiendan nuestras otras iglesias Mars Hill un poco más, ha sido una mezcla de Mars Hill Downtown Seattle, porque estamos en el centro de Phoenix, y Mars Hill U-District, donde hay mucho estudiante universitario. La Universidad Estatal de Arizona queda cerca, por eso hay muchos jóvenes. No hay muchas familias, no hay muchos niños en el ministerio infantil.

Pastor Mark: Sí, genial. Pues me encanta conocer a todos. Tengo que ir a predicar. Te quiero, amigo. Bendiciones, gracias por el trabajo que haces. Vamos a ver cómo nos va hoy. – Gracias. – Claro que sí. Sí, gracias. Bendiciones, hermano, buen día.

40 días orando y dando generosamente culminando en la inauguración de Mars Hill Phoenix

Gracias por madrugar. Gusto verlos de nuevo. Gusto verte, amigo. Qué gusto que hayas venido.

Bien, pueden tomar asiento. Bienvenidos, bienvenidos, bienvenidos. Nos da mucho gusto que nos acompañen hoy. Si son nuevos, esta iglesia apenas tiene varias semanas de nacida, pero ha tenido un gran comienzo, ¿amén? Reciban un cordial saludo de parte de las otras 14 iglesias Mars Hill. Ustedes constituyen nuestra decimoquinta iglesia, la inauguración más grande que hemos tenido fuera del estado, y los amamos.

En los últimos 40 días antes de la inauguración de su iglesia, las otras iglesias Mars Hill estuvieron orando y ayunando. Y la iglesia estaba orando por ustedes. Los amamos muchísimo y los consideramos parte de una gran familia ampliada. Y les habíamos pedido a las personas de la Iglesia Mars Hill, a los que están en línea y a Mars Hill Global, que dieran generosamente para ayudarnos a inaugurar esta nueva iglesia. Les pedimos que nos dieran $2 millones más de lo presupuestado para reubicar 4 de nuestras iglesias y abrir esta iglesia, y de hecho dieron casi $3 millones.

Nuestra gente ha demostrado ser muy generosa. Los aman mucho. Están muy emocionados por lo que está pasando en todas las iglesias, y están emocionados de estar aquí con ustedes hoy.

Y en esos 40 días oramos y ayunamos 5 días. Como saben, Jesús oró 40 días y ayunó 40 días, pero sabíamos que la mayoría no podía con el ayuno de 40 días, por eso nos propusimos hacer un ayuno de 5 días. Y rompimos el ayuno con la inauguración de Mars Hill Phoenix, y lo que yo quería es repasar el texto que explica los 40 días de preparación que hizo Jesús antes de dar inicio a su ministerio ya que hemos culminado los 40 días de preparación para la inauguración de este ministerio.

Dios abre una oportunidad, Satanás crea oposición

Si son nuevos, nos encanta estudiar libros enteros de la Biblia. Y estamos en el libro de Santiago, capítulo 1, versos 12 al 15 viendo la tentación de Jesús y la de ustedes. Y la idea principal es que cada vez que Dios abre una oportunidad, Satanás crea oposición. La oportunidad de Dios enfrenta la oposición de Satanás. Y aquí Jesús empieza su ministerio público así como ustedes están empezando su ministerio público. Aquí Jesús sale en público así como ustedes hace poco salieron en público. Él se preparó durante 40 días como nosotros lo hicimos. Y quiero que vean que lo que le pasó a Él en efecto nos pasará a nosotros.

Empecemos primero en Lucas 4:1-13. Se los voy a leer. Dice así: «Jesús, lleno del Espíritu Santo». ¿Qué significa estar lleno del Espíritu Santo? ¿Qué significa ser llevado por el Espíritu Santo? Significa ser como Jesús quien, siendo Dios se hizo hombre y fue empoderado por el Espíritu Santo para vivir y ministrar como lo hizo en la tierra. Y la buena nueva finalmente es que Jesús nos ha dado el Espíritu Santo para que vivamos por el mismo poder que Él tuvo. No se trata de la vida que vivimos para Dios solamente. El cristianismo es la vida que Dios vive por medio de nosotros.

«Volvió del Jordán y fue llevado por el Espíritu Santo en el desierto por cuarenta días». Estos son los 40 días de oración que hizo Jesús. En retrospectiva estamos viendo nuestros 40 días de oración para ver lo que Él experimentó, anticipando lo que nosotros podríamos experimentar.

«Ser tentados por el diablo.» Ser tentados por el diablo. Aunque seamos piadosos el diablo se nos opondrá. Su oposición más fuerte es contra las personas piadosas. Incluso a Dios se le opuso el diablo.

Jesús tenía hambre

Y Él no comió nada durante esos días. Un ayuno de 40 días. ¿A cuántos les parece que un ayuno de 40 días es un tramo muy difícil? No sé si sería capaz de hacer un ayuno de 40 horas siquiera. Él ayunó 40 días en el desierto. Estaba aislado, solo, tenía hambre, estaba cansado.

«No comió nada durante esos días, pasados los cuales tuvo hambre». Esa es una de las declaraciones más obvias de la Biblia. «Entonces el diablo le dijo: «Si eres el hijo de Dios». Satanás viene a tentarlo, a probarlo, y a hacerle la vida difícil.

«Si eres el Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan». ¿A cuántos de ustedes en ese momento les hubiera encantado hacer pan? A mí sí. En ese momento Jesús fue tentado por Satanás para satisfacer sus propios deseos en vez de servir los propósitos del Padre. Comer no tiene nada de malo, pero comer con Satanás sí está mal. De hecho, nuestros primeros padres se metieron en graves problemas comiendo algo indebido con el que no debían haber comido, y vuelve Satanás otra vez. Aunque es un nuevo día, es un viejo truco.

No solo de pan vivirá el hobre

«Y Jesús le respondió». Jesús va a citar la Biblia vez tras vez, tras vez, tras vez. Si usted no conoce la Biblia, le recomiendo que estudie le Biblia. Quizás sea una buena meta de principio de año para usted que lea la Biblia entera por su cuenta. Y Satanás viene a tentar, a probar, y a hacerle la vida difícil a Jesús, quien cita repetidas veces del libro de Deuteronomio.

¿A cuántos de nosotros, francamente, si nuestro destino dependiera de citar el libro de Deuteronomio de memoria en el desierto después de ayunar 40 días, no nos iría bien? Jesús se sabe la Biblia. «Jesús le respondió: «Escrito está: No solo de pan vivirá el hombre.»

Llevándole a una altura, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo. Y el diablo le dijo: «Todo este dominio y su gloria te daré; pues a mí me ha sido entregado, y a quien quiero se lo doy. Por tanto, si te postras delante de mí, todo será tuyo».

Lo llevó a un lugar alto y le mostró todos los placeres que ofrece el mundo: el sexo, el dinero, la fama, el poder, todo eso. Y Satanás le dice: «Puedo darte un reino sin una cruz. Puedo darte una victoria sin una derrota. Puedo darte provisión sin ningún dolor».

Satanás ofrece atajos

Quiere darle a Jesús un atajo, y una de las maneras en que Satanás nos tienta, nos prueba, y nos hace la vida difícil como iglesia y como individuos y como familias, es tratar de darnos un atajo, algo difícil que Dios quiere que hagamos pero Satanás quiere ofrecernos la misma cosa si tan solo estamos dispuestos a adorarle.

Y aquí toda la eternidad está en juego y Satanás le ofrece a Jesús una corona que no requiere una cruz primero. Y lo único que tiene que hacer es adorar a Satanás, y si adora a Satanás significa que se somete a Satanás, y que confiará en Satanás, que seguirá a Satanás.

De hecho aquí hay una gran colisión de los dos reinos. «Respondiendo Jesús, le dijo: Escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a Él solo servirás. Entonces el diablo lo llevó a Jerusalén y le puso sobre el pináculo del templo». Le mostró todos los placeres y el poder del mundo y ahora va a darle una oportunidad religiosa de conseguir prestigio, prominencia, y poder sin ninguna humillación y sufrimiento.

«Y le puso sobre el pináculo del templo y le dijo: Si eres Hijo de Dios, lánzate abajo desde aquí, pues escrito está: A sus ángeles te encomendará para que te guarden, en las manos te llevarán, no sea que tu pie tropiece en piedra». Vuelve a citar el Antiguo Testamento, pero lo cita incorrectamente.

«Respondiendo Jesús, le dijo: Se ha dicho: No tentarás al Señor tu Dios. Cuando el diablo hubo acabado toda tentación», y ahí está. ¿Es una qué? Una tentación. «Se alejó de Él». ¿Dice para siempre? No, «esperando un tiempo oportuno».

Satanás vendrá contra usted, los demonios vendrán contra usted, la tentación vendrá contra usted, y aunque no ceda y sea firme y resista, no vivirá el resto de su vida libre de tentaciones, pruebas y dificultades, porque de hecho Satanás buscará otra oportunidad en la que usted se encuentre vulnerable. Y aquí vemos que Jesús se hallaba en una situación vulnerable.

3 verdades acera de la tentación

Estaba solo, tenía hambre, estaba cansado, y estaba al comienzo de su ministerio. Para nosotros eso significa colectivamente, y quiero que entiendan personalmente con este ejemplo de Jesús tres verdades acerca de la tentación:

1. Una vida con Jesús es guerra

Primero: una vida con Jesús es guerra. A algunos de ustedes les dijeron equivocadamente: «Si le das tu vida a Jesús, las cosas mejorarán». ¿A cuántos les dijeron eso y le entregaron su vida a Jesús y las cosas no mejoraron, se pusieron más difíciles? Satanás odia a Jesús, y si usted está con Jesús, lo odia a usted. La guerra que Satanás ha declarado a Jesús, si usted está caminando con Jesús, Satanás lo considera cómplice con Jesús en todo sentido y enemigo suyo. Y esta guerra, esta batalla, este conflicto cósmico, empezó en los cielos antes de que nosotros existiéramos.

La Biblia nos dice que Satanás era un ángel creado por el Señor para ser su mensajero y ministro, que se volvió soberbio y arrogante en su corazón. La raíz de todo pecado es la soberbia, y no quiso vivir bajo la soberanía de Dios sino a partir de su propia autonomía. Quería vivir separado de Dios y ser su propia autoridad, y tenía sus propias opiniones, y sus propias preferencias, y su propia dirección. Y eligió vivir independientemente desafiando a Dios.

La Biblia dice que 1/3 de los ángeles, de las huestes celestiales, se unieron a Él en su rebelión, y hubo gran conflicto en el cielo entre Dios el Creador y Satanás, un ángel creado; entre los ángeles que adoraban al Señor y los ángeles caídos que se rebelaron contra el Señor. Fueron arrojados a la tierra y trajeron su primera tentación a nuestros primeros padres.

Y en forma muy similar al Señor Jesús, estaban aislados y les dieron la oportunidad de participar en una cena de la cual no debían haber participado. Y trágicamente, nuestros primeros padres pecaron contra el Señor, y se a juntaron con Satanás y los demonios en su rebelión contra Dios, y como resultado cada uno de nosotros nace con una naturaleza pecaminosa de locura y rebelión contra Dios.

De por sí esta es una de las declaraciones únicas del cristianismo que nos deferencia de las otras religiones. La mayoría de las religiones dicen que somos esencialmente buenas personas, que no tenemos imperfecciones ni estamos estropeados, y que por medio de las buenas obras y la religión y el esfuerzo podemos mejorarnos. La Biblia dice que nuestra condición es tal que no podemos arreglarnos nosotros mismos, no podemos servirnos ni salvarnos a nosotros mismos. Necesitamos que alguien venga en misión de rescate a salvarnos de lo que somos y de lo que hemos hecho.

Y una de las grandes cosas que hace el enemigo es proclamar un mito religioso, y el mito religioso dice que uno puede crecer sin acudir al Señor Jesús. Pues el Señor Jesús vino y, como vimos aquí, fue tentado y probado como nuestros primeros padres. Pero a diferencia de ellos, Él no cede a la tentación. Permanece victorioso y evita el pecado en todos los sentidos. Jesús es digno de ser seguido, es digno de ser imitado, es digno de ser emulado, y mi primer punto es que esta guerra contra Jesús incluye a cualquiera que camine al lado de Jesús.

2. La tentación no es pecado

El segundo punto es que la tentación no es pecado. De acuerdo, la Biblia dice dos cosas: que Jesús nunca pecó, y que Jesús fue tentado. A algunos de ustedes les han mentido, y cuando son tentados por Satanás, los demonios, el mundo, e interiormente en la carne, suponen que ya perdieron.

¿Cuántos de ustedes en un momento determinado pensaron: «Me siento muy tentado ahora, y como ya cedí más bien sigo adelante»? Permítanme decirles que eso es mentira. Por el solo hecho de ser tentado no significa que sean impíos. Dios fue tentado en esta ocasión. Por el solo hecho de luchar no significa necesariamente que sean espiritualmente débiles. Aquí vemos que Jesús tuvo una lucha entre manos. El enemigo les ha mentido a algunos de ustedes diciéndoles que la tentación y el pecado son lo mismo para que se sientan derrotados al ser tentados.

La buena noticia es esta: ser tentado no equivale a ser derrotado. Ser tentado es una oportunidad para la victoria, no es una indicación de derrota. Quizás usted no haya cedido a una tentación particular y se encuentra en la misma posición en la que se encontraba el Señor Jesús. La tentación y el pecado son distintos. La tentación es una oportunidad para pecar, pero la tentación no es por sí misma pecado.

3. Sucede cuando tienen hambre y están aislados y cansados

Y tercero, serán atacados, y esto sucede cuando tienen hambre y están aislados y cansados, y vemos que Jesús estaba así. Literalmente tenía hambre. Habrá momentos cuando nuestros niveles de energía física están bajos por trabajar demasiado, por el estrés, por ser semana de exámenes finales, por estar de viaje, por haber estado enfermos, por alguna enfermedad. La energía vital de nuestro cuerpo ha mermado. Tenemos hambre. Seremos atacados cuando estamos aislados.

Como el niño que está lejos de sus padres pasando la noche en casa de un amigo, o viajando con un equipo deportivo, o están en el colegio y sus padres no están disponibles para supervisarlos.

Como el estudiante universitario que se va de la casa de su madre y de su padre y se muda a una universidad, y de repente experimenta nuevas libertades.

O como el joven profesional que va y compra su primer condominio y se muda a una nueva ciudad lejos de su mamá y su papá, y le toca reinventar su identidad y disfrutar del anonimato.

O como un líder de negocios casado que se va de viaje y entra a un bar y después está solo en un cuarto de hotel conociendo personas y viendo lo que quieran. El aislamiento es una oportunidad para la tentación, y serán atacados sobre todo cuando tienen hambre, cuando están aislados, y cuando están cansados. Aquí Jesús está físicamente agotado. Está absolutamente desgastado.

Hice el ayuno de 5 días con toda la Iglesia Mars Hill. Y descubrirán que entre más continúa el ayuno, sentirán fluctuaciones en su nivel energético, pero al cabo de 40 días les aseguro que estarán cansados, que su cuerpo luchará por sostenerse con suficiente alimento para conservar su vida. Habrá momentos en su vida cuando estarán cansados, y permítanme decirles esto, a veces Satanás ataca después de una gran victoria porque todo lo que sube tiene que bajar. A menudo sucede después de que Dios hace algo maravilloso en su vida, su nivel energético ha mermado, y está agotado, cansado, y desgastado, fatigado.

En mi propia vida he tenido momentos en que mis glándulas suprarrenales funcionan y después no vierten y me pongo de mal humor, cansado, exhausto, frustrado, mis reflexiones se vuelven breves y miopes, y ahí es cuando uno está expuesto y vulnerable a la tentación. ¿Entienden lo que les digo? Serán atacados cuando tengan hambre y cuando no se encuentren bien físicamente: cuando están aislados, solos, cansados, y su energía vital se está agotando después de vaciarse en alguna cosa. Satanás los atacará en esos momentos, así que de antemano necesitan pensar: «En este momento soy más vulnerable».

Santiago mismo estuvo ahí

Con esto pasamos ahora al libro de Santiago, donde vemos esta correlación. Jesús fue tentado, y el que más lo vio ser tentado fue un hombre llamado Santiago. Santiago era el hermano de Jesús. Santiago declara no solo que Jesús no tiene pecado, Santiago mismo estuvo ahí y vio la vida entera y el ministerio de Jesús.

Y la historia bíblica dice que María y José concibieron a Jesús por milagro del Espíritu Santo y después tuvieron otros hijos, los hermanos y las hermanas del Señor Jesús, y los tuvieron en forma natural así como nacemos nosotros.

Santiago, entonces, era el medio hermano de Jesús. Era el hermanito de Jesús.

Por lo tanto, Santiago estuvo ahí antes que cualquier otra persona. La Biblia solo nos da un vistazo de Jesús cuando era un bebé, y alguna que otra descripción de cuando era un niño joven, y después no vemos nada más hasta que cumple 30 años. Y aquí en Lucas 4 el Señor Jesús tendría unos 30 años de edad.

Durante todos esos años ¿quién estaba ahí? Santiago. Creció viendo a Jesús cuando era un niño pequeño, enfrentando las tentaciones que enfrentan los niños. Santiago estuvo ahí en sus años de adolescencia, y nadie más estuvo ahí salvo la familia de Jesús. Aún no había empezado públicamente su ministerio. Enfrentó la clase de tentaciones que enfrentan los niños de secundaria y preparatoria.

Jesús se identifica con nosotros

Y vio a Jesús entrar en la adultez, vio las tentaciones que enfrentan los que entran en la edad adulta. Vio a Jesús como hombre soltero entre los 20 y los 30 años de edad, sin novia, relaciones apropiadas con las mujeres, enfrentando la clase de tentaciones que todos enfrentamos: el alcohol, el sexo, la malversación financiera, o lo que sea. Jesús fue tentado como nosotros.

Y lo maravilloso de Dios es que no se queda lejos, se acerca a nosotros y se identifica con nosotros. Se identifica con nuestra infancia, con nuestra adolescencia, cuando entramos en la adultez, cuando somos adultos. Entiende todas las etapas de la vida que hemos pasado porque el Señor Jesús personalmente pasó por esas etapas de la vida.

Por eso quiero que sepan que cada vez que vayamos al libro de Santiago a estudiar a Santiago, empezamos con la suposición de que gran parte y posiblemente todo lo que Santiago aprendió vino de su hermano mayor, Jesús, de las conversaciones que tuvieron, de las cenas que compartieron, de los feriados que celebraron, y de su niñez juntos. Nos los imaginamos saliendo a pescar como niños un fin de semana, tirando la pelota, o quizás compartiendo una litera en casa de María y José.

Y gran parte de la enseñanza de Santiago consiste de cosas que él escuchó de su hermano mayor Jesús y que vio en su hermano mayor Jesús.

Y permítanme proponerles a los que aún no son cristianos y no han cruzado esa raya de fe que les permite creer que si Jesús era un pecador el que más fácilmente lo hubiera sabido era su hermano menor, ¿amén? ¿Cuántos de ustedes conocen los pecados de su hermano o de su hermana? Nunca se pondrían de pie para decir: «No tienen pecado. He estado con ellos toda mi vida. Nunca me dijeron ni hicieron nada malo contra mí».

Tengo dos hermanos. Yo no diría eso, saben. El hecho de que el hermano de Jesús, un judío devoto que sabe que declarar que alguien que no sea el Dios verdadero sea Dios es una blasfemia que los condenaría al infierno, el hecho de que se pare y diga: «Mi hermano no tiene pecado. Mi hermano es Dios y fui testigo ocular de su vida libre de pecado», es prueba concreta de que todo lo que Santiago declara es cierto y que Jesucristo es en verdad Salvador, libre de pecado.

La tentación es como un deporte

Y Santiago va a hablarnos, va a hablarles a ustedes sobre la tentación, y mientras lo hace supongo que en el fondo de su mente está su Hermano y la clase de tentación que superó su Hermano. Y que está preguntándose cosas como: ¿Qué me enseñó mi hermano acerca de la tentación? ¿Qué me enseñó mi hermano acerca de la tentación mediante el ejemplo de su propia vida? Y va a darnos unas analogías fabulosas de atletas, pescadores, y madres. Tres ejemplos eternos para todo el mundo.

Por tanto, en cuanto a la tentación, lo primero que Santiago nos da son lecciones de atletas victoriosos. ¿Alguno de ustedes es atleta? ¿Alguno de ustedes era atleta como yo? Bien, ¿alguno de ustedes es aficionado a los deportes? Eso es mucho más fácil, ¿no es cierto? Así es, es mucho más fácil.

Dice lo siguiente. Santiago 1.12: «Bienaventurado el hombre», o la mujer, «que persevera bajo prueba, porque una vez que ha sido aprobado, recibirá la corona de la vida que el Señor ha prometido a los que le aman». Está diciendo: «Está bien, pensemos en el mundo del atletismo. Pensemos en el deporte y la competencia».

Permítanme hacerles una pequeña prueba. Si fueran el mejor equipo de hockey en el mundo, ¿qué premio les darían? La copa Stanley, ¿verdad? Si fueran el mejor jugador de fútbol americano qué premio les darían? El trofeo Heisman. Todos lo sabemos. Si son el mejor equipo de béisbol en el mundo, le dan el anillo de la Serie Mundial, ¿no es cierto?

En Seattle no tenemos idea de lo que eso pueda ser, pero lo hemos leído en Internet. Digamos que están compitiendo en los juegos Olímpicos y ganan. Ganan una medalla, una medalla de oro. Digamos que son el mejor equipo de la liga nacional. Señor Jesús, por favor, ¿de acuerdo? Digamos que son el mejor equipo de la liga nacional en el mundo. Ganan el… Ganan el Superbowl, ¿y qué premio les dan? El trofeo Lombardi. Señor, por favor, cualquier cosa en Seattle. Por favor, Señor.

¿Qué tal ustedes, ¿a cuántos les dieron un certificado, una medalla, o un trofeo por jugar deportes cuando eran niños? ¿Alguna vez les dieron algo así? ¿Cuántos de ustedes eran solo participantes? Al menos les dieron un certificado, ¿verdad?

Cuando yo era niño, jugaba balompié— no muy bien, por eso dejé de jugar. Jugué basquetbol un rato. Tengo un salto vertical de 2 pulgadas y no puedo lanzar el balón. Esto es todo lo que puedo saltar y no puedo lanzar, pero si necesita que le haga pantalla, llámeme porque puedo hacerle pantalla. Por lo demás, no tenía nada más que aportar al básquetbol. Jugué un poco de fútbol americano. En lo único que sobresalí fue en el béisbol, por eso jugué mucho béisbol cuando era niño, y a nuestros equipos muchas veces les daban trofeos.

¿Cuántos de ustedes eran como yo cuando niños? Si les daban un trofeo lo traían a la casa, ¿y dónde lo ponían? Encima de la repisa para que los miraran a ustedes en toda su gloria. Es como tratar de erigir un pequeño santuario para sí mismos, cuando son niños. Entra la gente y dice: «¿Qué es eso?». Es mi trofeo. Soy victorioso. Y finalmente, después de un tiempo, su mamá lo obliga a ponerlo en su cuarto, pero sigue exhibiéndolo, y cada noche antes de acostarse se adora usted mismo un momentico y mirando su trofeo, dice: «Al menos eso lo hice yo».

Bien, les compartiré una pequeña historia. Todavía tengo mis trofeos. Los encontré en el garaje. Están precisamente en un cajón. Tengo todos mis trofeos, así de enfermo estoy. Pero es asombroso porque cuando uno consigue una victoria es algo que marca ese logro en su vida. Es algo que uno ha dado o que uno hace que conmemora y celebra esa victoria.

Lo que está diciendo es que cuando vienen las tentaciones, es como un evento deportivo, es como un partido, es como un encuentro, es una oportunidad. Es cuando uno entra a la cancha, y quizás esté involucrado Satanás o los demonios, o el que sea, entran a la cancha, y hay tentación, colisión, conflicto.

Pueden salir victoriosos

Así es, el hecho de ser tentado no significa que haya perdido. Solo significa que la pelota está sobre el soporte lista para la patada inicial. Ahora tiene que decidir: «¿Qué voy a hacer ahora? ¿Qué voy a hacer ahora?».

Y lo que está diciendo es: «Bienaventurado el que permanece firme en medio de la prueba», o sea que es una prueba, es una tentación, es una oportunidad. Y él dice: «Bienaventurado el que no se da por vencido». Eso es lo que está diciendo. Nunca dan premios al que se da por vencido.

Digamos que usted está en una pelea de artes marciales mixtas y toca piso. Después no le entregan un premio. Así es, si un equipo está perdiendo el Superbowl a medio tiempo y deciden: «¿Saben qué? No vamos a salir del vestidor. Hasta aquí llegamos», no ganarán el premio. No les darán el premio. Si uno no persevera, si no permanece firme, si no planta los pies y no se da por vencido, no habrá premio, no habrá recompensa, no habrá galardón.

Y eso es exactamente lo que está diciendo aquí cuando usa el término corona de vida. Bien, para ellos esa fue su versión de la copa Stanley, del trofeo Heisman, del anillo de la Serie Mundial, la medalla Olímpica, y del trofeo Vince Lombardi. Esa fue la versión de ellos. Si usted fuera un atleta que compite, eso es lo que recibiría si no se diera por vencido, si perseverara, si aguantara, y como resultado saldría victorioso.

Esto es lo que está diciendo: Cuando venga su tentación, usted puede triunfar. Usted puede vencer su tentación. Puede permanecer firme. Y todo esto es por la gracia de Dios por el poder del Espíritu Santo.

Repito, volviendo a la tentación de Jesús en Lucas 4, dice al comienzo: «Lleno del Espíritu Santo y llevado por el Espíritu Santo», y después dice que fue tentado y salió victorioso. ¿Cómo salió victorioso? Viviendo bajo el poder del Espíritu Santo. Usted y yo no tenemos poder innato dentro de nosotros para resistir la tentación y vencerla en victoria. Pero el poder del Espíritu Santo, el poder de Dios que empoderó la vida de Jesús, vive en el cristiano por lo que tenemos acceso al mismo poder que tenía Jesús para resistir la misma clase de tentaciones y dificultades y pruebas que Él enfrentó.

Por lo tanto, cristiano, le tengo buenas noticias. Algunos de ustedes han sido derrotados vez tras vez, tras vez, tras vez, y concluyeron: «Hombre, me patean el balón, y me golpean, me voy de la cancha, y pierdo». No, por la gracia de Dios usted puede seguir en la cancha y puede pelear, y puede perseverar. Puede estar firme y salir victorioso.

Algo más sobre este punto que quisiera decirles es que algunos de ustedes van a desanimarse al enfrentar una nueva tentación, prueba o dificultad en sus vidas. Y pensarán: «¿Y esto por qué? ¿Por qué ahora?».

Compartiré esto brevemente con ustedes de 1 Corintios 10:13. Pablo dice: «Nos os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres; y fiel es Dios que no permitirá que vosotros seáis tentados más allá de lo que podéis soportar, sino que con la tentación proveerá también la vía de escape, a fin de que podáis resistirla».

Algunos de ustedes están viviendo temporadas muy difíciles. Algunos están bajo la presión más grande que jamás han experimentado. Algunos enfrentan una oposición que nunca habían enfrentado. Algunos tienen obstáculos, problemas, dificultades y pruebas en su vida, y se preguntan: «¿Cómo voy a ir a la guerra contra esto? He sobrevivido en otras temporadas, pero este enemigo es nuevo, no sé cómo ganarle a este. No sé cómo salir victorioso de esto».

Y a veces podemos mirar a Dios y decir: Dios, ¿por qué permites que esto me pase? ¿Por qué permites que esto me pase a mí ahora?»

La buena noticia es esta. Dios no permite ninguna tentación que usted no pueda soportar. Dios nunca permite que un equipo salga a la cancha que usted no pueda derrotar. Dios nunca permite que un equipo salga a la cancha que usted no pueda derrotar. En la práctica eso quiere decir que la razón por la que usted se encuentra en esas circunstancias ahora podría ser porque finalmente es lo suficientemente maduro y fuerte para manejar eso. No quiero que lo vean con desánimo sino como algo alentador.

Quizás estén diciendo: «Nunca he enfrentado nada así», ¿sabe por qué? Porque nunca ha estado tan preparado. Nunca ha estado tan preparado. No quiero que digan nada que indique en lo más mínimo que el Señor Jesús sea menos que perfecto, pero pienso que una prueba como esta podría haber sido difícil cuando Él tenía 6 años de edad. Ciertamente fue difícil cuando tenía 30.

La Biblia dice en Lucas 2 que Jesús crecía en sabiduría, en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres. Que Jesús se humilló, se hizo hombre. Él es Dios, pero se humilló, se hizo hombre, y mientras creció, creció para poder manejar más tentaciones y pruebas. Hebreos dice que fue perfeccionado por medio de su sufrimiento, por medio de su conflicto, por medio de sus dificultades.

El punto que quiero darles es este. Puede que estén enfrentando algo difícil hoy porque finalmente están listos para ello. Y quiero que lo consideren una gran oportunidad.

Piensen en la analogía deportiva. Uno juega a este nivel cuando es niño, y después pasa a este nivel cuando es mayor, y finalmente, si nos volvemos atletas profesionales, ahora la competencia es más difícil que nunca, pero toda esa preparación y todas esas temporadas, y todo ese tiempo fue invertido para prepararlo a entrar a la cancha y enfrentar algo que no hubiera podido enfrentar en su primera temporada de vida.

Por tanto, lo primero que aprendemos como atletas es que debemos perseverar, tenemos que perdurar, tenemos que permanecer en la cancha. Tenemos que confiar que no hay enemigo que se levante contra nosotros que no seamos capaces de vencer por la poderosa gracia del Espíritu Santo.

La tentación es como pezcar

Su segunda analogía es un poco chistosa. Es la lección del pez tonto. ¿Cuántos de ustedes pescan? Bueno, les contaré algo real que me contó un pescador. Dicen que uno se levanta temprano por la mañana. Con eso me descalifico. Se levantan temprano de mañana y van a una masa de agua fría. Con eso también me descalifico. Y esperan mucho tiempo, y quizás su recompensa sea un pescado. En realidad no me gusta pescar, se consiguen en la tienda y uno puede levantarse tarde ir allá y comprar uno.

Pero de todas maneras, esta analogía es para los que son pescadores. Santiago 1:13-14: «Que nadie diga cuando es tentado: Soy tentado por Dios; porque Dios no puede ser tentado con el mal y Él mismo no tienta a nadie. Sino que cada uno es tentado cuando es llevado y seducido». Ese término literalmente viene de la pesca. «Cuando es tentado y seducido por su propia pasión».

Lo que está diciendo es esto. Cuando sean tentados, recuerden la pesca. Sucede así: Satanás y los demonios son como pescadores, y nosotros somos como peces tontos. Eso es lo que está diciendo. Sé que es ofensivo. Está en la Biblia. Solo estoy entregando el correo, yo no lo escribí.

Y sucede lo siguiente, según tengo entendido. Falso o verdadero, pescadores, pescadoras, o personas que pescan, diferentes pescados prefieren diferentes cebos. ¿Falso o verdadero? Las personas son así, ¿entienden? Somos tontos y cada cual tiene su cebo favorito.

Y lo que Él está diciendo es esto, si quieren pescar algo pongan el anzuelo en el agua con el cebo que les guste a esa clase de pescados. Y los pescados son medio estúpidos, por eso dicen: «Oh, mira eso. Qué día tan genial. Ahí está mi favorito, aquí a la altura de los ojos».

¿Y qué hace este pez tonto? «Voy a picarlo», y lo pican, y son demasiado tontos para percatarse del anzuelo. Y están pensando: «En realidad atrapé algo». Y el pescador dice: «Estaba pensando lo mismo». Y el pescador captura el pescado tonto. Y está diciendo que la tentación es así. Que la tentación es así.

¿Con qué luchan ustedes?

La idea principal es esta. Cada uno de nosotros prefiere un cebo distinto en nuestro anzuelo, ¿verdad? Por eso, lo que tienta a una persona puede que no tiente a otra.

Bien, les daré un ejemplo. Nunca jamás he consumido drogas. Las drogas no son una tentación para mí. Tuve amigos que murieron. Me crié junto al aeropuerto. Vi niños morirse por consumir drogas cuando yo era niño. Mi tentación no son las drogas. Para algunas personas la tentación es el juego. Como gasto poco, no participo en los juegos de azar. Fui al casino y cuando me di cuenta lo grande que era, pensé que ellos llevan las de ganar, por eso no juego.

O sea, tendrán cosas que no los tientan. A mí no me tienta el cigarrillo, para nada, nunca he fumado. Tengo asma, me sangran las narices, hago silbidos como en una llamada telefónica obscena. No me interesa fumar, saben. Es que hay ciertas cosas… y la gente me pregunta: «¿Estás luchando con eso?». No, no lucho con eso. «¿Con qué luchas?». Obviamente con la discreción. Lucho con eso. Lucho con muchas cosas.

¿Con qué luchan ustedes? ¿Cuál es su tentación? ¿Qué les hace decir: «Caray, ¿tengo que nadar alrededor de eso? Si está por acá, tengo que nadar por allá. Tengo que evitar eso. Es una gran tentación para mí».

Para algunos de ustedes, usemos el alcohol como ejemplo. A algunos de ustedes no los tienta el alcohol. No es un problema para ustedes. En cambio para otros: «Ni siquiera puedo ir a la casa de un amigo porque si me sirven un trago tengo que irme porque, hombre, es el cebo en el anzuelo. Soy un pez tonto. Si empiezo a nadar por allá de inmediato me meto en problemas».

Todos tenemos que ser humildes. Tenemos que ser conscientes y reconocer: «Oye, ¿sabes qué? Es cebo es para mi anzuelo. Puede que no sea una tentación para otros, pero es una tentación para mí. Puede que no les cause problemas a otros, pero va a destruirme a mí. Necesito apartarme de eso». Por eso es que Dios nos da una consciencia para saber cuáles son nuestros puntos débiles.

Pero lo que está diciendo es que muchas veces nos portamos como peces tontos y nos obsesionamos tanto con el cebo que ignoramos el anzuelo. Y está diciendo: «Sepan que siempre hay un anzuelo». Por eso les pregunto, ¿cuál es su tentación? Sepan que siempre hay un anzuelo, ¿verdad damas? Conocen a un hombre y piensan: «Oh, es amable». Espero que sea soltera ¿verdad? Porque si no tenemos una flota entera de pescadores en su vida.

Digamos que usted es una mujer soltera y piensa: «Oh, es amable, me trata amablemente, pero no es cristiano». Ahí está el anzuelo. La van a capturar. La van a lastimar. Lo le va ir bien. Algunos de ustedes andan con personas indebidas frecuentan lugares indebidos.

Algunos de ustedes dirán: «Eso no es pecado». No, pero es un anzuelo cebado. Necesitan ser honestos y humildes con eso y decir: «No estoy listo para entrar a esa cancha. Pienso que no podré salir victorioso de ahí, por lo tanto necesito evitarlo».

Después plantea una situación que presentaré brevemente sobre Dios y la tentación. Primero dice: «Dios no tienta a nadie». ¿Verdad? Somos una iglesia que sostiene… si no lo sabían está bien, pero somos más reformados, creemos que Dios es soberano y que reina sobre todas las personas y todas las cosas. Y eso puede resultar en algunos que toman ese concepto y culpan a Dios por la tentación. «Si Dios es el encargado, todo lo que sucede debe ser lo que Él quiere». No, hay pecado, rebelión, y locura. Muchas cosas ocurren que no emocionan a Dios, al contrario, lo contristan.

Culpando a Dios

Pero podemos culpar a Dios por nuestra tentación. De hecho, cuando Adán y Eva pecaron, Adán culpó a Dios. Adán y Eva pecaron, y llega Dios y Adán le dice: «La mujer que me diste es un verdadero problema». ¿Ven? Bien, ahora se ríen porque los hombres todavía están tratando de librarse de eso, ¿verdad? O sea, «Yo estaba bien y después hiciste a la mujer, y ahora todo anda mal. Me parece que el verdadero problema aquí es la mujer, y como tú la hiciste, los dos deberían reunirse para averiguar qué defectos hay en esta mujer, ¿de acuerdo?».

Muchos hombres se casan y se sienten así, ¿verdad? «Tengo una esposa defectuosa». Pues ella tiene un esposo defectuoso, así que su yugo es igual. No hay problema, ¿verdad que no? Adán está culpando a su esposa, pero en última instancia está culpando a Dios. Y desde entonces todos tenemos esa tendencia y propensión de culpar a Dios al ser tentados.

Y encuentro que lo hacemos de dos maneras: con la ordenación y la orientación. Usaré esas dos palabras.

1. La ordenación

La ordenación es: «Como Dios está a cargo y permitió las circunstancias, permitió que el anzuelo entrara al agua y como soy un pez tonto, voy a culpar a Dios».

Y a veces algunos de ustedes tratan de espiritualizarlo todo. Y dicen: «Veo que Dios está obrando, saben. Introdujo una chica no cristiana a mi vida y dejó que ella me devolviera la llamada y que yo le pareciera interesante. O sea, al ver todos estos eventos milagrosos obrando en sucesión, tiene que ser el Señor».

No, no, no, pez tonto, es un anzuelo cebado. Dios no lo tienta a usted. Dios se vale de la tentación como prueba para que usted crezca, pero Dios no lo tienta. Dios no trata de meterlo en problemas. Dios no trata de hacerle caer en pecado.

Y por el hecho de que las circunstancias ocurran en sucesión no significa que fueron ordenadas por el Señor. Quizás sea el enemigo.

2. La orientación

Segundo está la orientación, es cuando los que estudiamos en la universidad culpamos a Dios sofisticadamente. Decimos: «Es que yo soy así. Así me hizo Dios. Tengo ciertas orientaciones, propensiones y deseos, estas apetencias, y si el Señor me hizo de esta manera quién soy yo para negarme ciertos placeres porque esta es mi orientación». Quizás lo han escuchado, algunos hacen esto sexualmente. Eso es lo que dicen.

Dios no los orientó con deseo de pecar. Dios no los creó como un peces que desean un mal cebo. Porque el pecado, la locura, la rebelión, nuestros deseos, nuestros apetitos, incluso nuestra orientación tiende hacia el pecado, la locura, la rebelión, y la muerte, hacia desear el cebo equivocado, hacia picar el anzuelo.

Nuestra manera de ser no es como éramos, no es como vamos a ser, no es como se supone que debemos ser. Algo trágicamente malo ha ocurrido en la historia humana, e aún nuestra orientación, nuestra naturaleza, nuestros deseos, están corrompidos. Por eso no podemos culpar a Dios por medio de la ordenación diciendo que las circunstancias deben ser su voluntad, o por la orientación diciendo: «Él me hizo así y necesito ser sincero conmigo mismo». No, no es así. Necesita arrepentirse de usted mismo y ser sincero con Jesús, esa es la esencia de la fe cristiana.

Dios no tienta a nadie y que no puede ser tentado, sino vino a ser tendado como nosotros

Esto nos lleva al siguiente punto. Dice que Dios no tienta a nadie y que no puede ser tentado con el mal. No hay nada que Dios quiera tener, conocer, ser, o hacer. A Dios no le falta nada. Dios es autosuficiente. Esto nos lleva a la pregunta que quiero contestar brevemente. ¿En realidad fue tentado Jesús? Porque por lo general lo que sucede es que la parte en Lucas 4 que les leí, que Jesús fue tentado, se opone a Santiago 1 que fue escrito por su hermano, y no pueden oponerse.

Algunos preguntan: «Entonces cómo reconcilia estos textos?». Y Charles Haddon Spurgeon, uno de mis favoritos, dijo: «Nunca es necesario reconciliar amigos». Santiago y Jesús son amigos. El libro de Lucas y el libro de Santiago son amigos.

No necesitamos reconciliarlos porque no están en desacuerdo, pero sí debemos considerar cómo es posible que Lucas 4 diga que Jesús fue tentado y que Santiago 1 diga que Dios no puede ser tentado. ¿Acaso Jesús no es Dios? ¿Acaso Jesús no fue tentado? ¿Significa que Dios fue tentado?

Y lo que pasó en la vida de Jesús fue que Dios se hizo hombre, y Dios entró a la historia humana, y Dios retuvo todos sus atributos divinos pero humildemente se despojó de ellos y tuvo que aprender como nosotros aprendemos, y crecer físicamente como nosotros crecemos, y soportar la tentación espiritualmente como nosotros la soportamos espiritualmente, y vino a vivir como nosotros, a vivir sin pecado por nosotros, a morir y a resucitar de la muerte para darnos una nueva naturaleza y nuevos deseos, para que vivamos nuevas vidas como nuevas personas. Él vino a salvarnos.

Por eso, en la vida terrenal del Señor Jesús algo único en la historia humana sucedió, que Dios en su condición humilde vino a estar con nosotros y a ser tentado como nosotros.

Así lo dice Hebreos 2:17: «Por tanto, tenía que ser hecho semejante a sus hermanos», o sea semejante a nosotros, incluyendo a Santiago, «En todo, a fin de que llegara a ser un misericordioso y fiel sumo sacerdote en las cosas que a Dios atañen, para hacer propiciación por los pecados del pueblo».

Está la cruz: que Él vendría, sería crucificado, y el Jesús libre de pecado moriría por el pueblo pecador; que al vencer la tentación, Jesús pagaría el precio por los que cedieron a la tentación. «Pues por cuanto Él mismo fue tentado en el sufrimiento, es poderoso para socorrer a los que son tentados».

Acudan a Jesús

Esta es la buena noticia. Cuando somos tentados, podemos acudir a Jesús. Y por un breve periodo en la historia de la eternidad, Dios se humilló y se hizo como nosotros. Completamente Dios y completamente hombre; sin embargo, fue tentado como nosotros, sufrió como nosotros. Es un Dios que simpatiza. Es un Dios que se identifica con nosotros. Es un Dios misericordioso. Eso es lo que dice.

Dios no se queda al margen diciendo: «¿Por qué son como son? ¿Por qué desean lo que desean? No entiendo eso». Dios dice: «Ya he pasado por eso». Jesús dice: «Ya lo he vivido. Sé cómo es tener hambre. Sé cómo es estar aislado. Sé cómo es estar cansado. Sé cómo es ser tentado, y ser probado. Sé cómo es tener que estar firme, y soportar, y no darme por vencido».

Por eso podemos acudir al Señor Jesús en nuestro tiempo de necesidad y decir: «Enséñame, ayúdame, y empodérame por el Espíritu Santo a seguir tu ejemplo». Por tanto, Dios no es tentado, pero Dios permitió por una breve temporada, en la persona de Jesucristo el Dios-hombre, soportar la tentación para salvarnos y simpatizar con nosotros, porque Dios es así de bueno.

La tentación es como las madres embarazadas

Y su tercera analogía la toma de las madres embarazadas. Esta es un poco negativa, así que permítanme empezar con la bolsa de aire activada. Ser madre es algo bueno, ¿verdad? Mi esposa tiene cinco hijos. Y yo también. Ser madre es algo muy bueno, pero damas, no es buena idea acostarse con una partida de tipos malos y quedar embarazadas de esa manera, ¿verdad? Este quizás sea un mal ejemplo de cómo tener un bebé.

Santiago 1:15: «Después, cuando la pasión ha concebido, da a luz el pecado; y cuando el pecado es consumado, engendra la muerte». Bien, entonces, mujeres solteras, Recorramos un pequeño proceso. Esta es la manera de no hacerlo, ¿de acuerdo? Pregúntenle al pastor Mark que tiene dos hijas y les dirá que no lo hagan así. Hagan lo que hagan no vayan a hacerlo y digan después: «Lo escuché en un sermón». Escuchen claramente, en el sermón dije: «No lo hagan». ¿De acuerdo?

1. Primer paso, conocen a un tipo muy malo, pero les parece interesante. Y lo son, ¿verdad? Los tipos malos siempre son interesantes, ¿verdad? El que estudia en el instituto bíblico no es muy interesante. Pero el tipo que hace sus propios tatuajes es muy interesante, ¿no es cierto? Ese tipo es interesante. Primero paso, usted conoce a un tipo malo.

2. Segundo paso, los dos salen. Usted piensa: «No estamos haciendo nada. Solo estamos…vamos a». y ahora el cebo está en el anzuelo y el cebo está en el agua.

3. Tercer paso, tienen contacto sexual. Tienen relaciones.

4. Cuarto paso, ¿qué sucede? Usted queda encinta. Y dice: «Ay, voy a tener un bebé, y no tengo marido, y él es un tipo malo. No puedo contar con él. Estoy en una situación difícil».

5. Quinto paso, usted da a luz.

6. Y sexto paso, usted cría al hijo.

Lo que está diciendo es que el pecado es así, ¿entienden? Viene la tentación, un mal deseo, un deseo impío, un deseo pecaminoso, y ustedes va a enfrentarlo. «Hola, me llamo drogas, alcohol, pornografía», o lo que sea, ¿verdad? «Katie». O lo que sea, ¿verdad? «Johnny». Lo que sea. Llega la tentación y lo saluda, «Hola». Y usted se presenta a la tentación. De pronto, los dos salen y usted dice: «No vamos a hacer nada. Solo nos vamos a divertir un poco, pero vamos a mantenerlo bajo control». De repente está en el tercer paso, está coqueteando con su tentación.

Y dice de pronto: «Oh, no quise llegar a este punto, pero es medio divertido». Ay, cuarto paso, queda embarazada. Ahora preñaron su pecado. Ahora tiene vida propia. Y después da a luz. De repente, su pecado está vivo, y está fuera de control. Y está creciendo. Se vuelve más fuerte, está madurando. Está fuera de control.

Y Santiago dice, sexto paso, que engendró ¿qué? La muerte. Y la mentira que les dice Satanás es: «Si haces esto vas a disfrutarlo. Tu vida será divertida». Y Santiago dice: «No, hará que su vida se torne en muerte». Satanás nunca dice al comienzo de la tentación cuando pone el anzuelo en el agua: «¿Quieres matar tu vida?». Usted diría: «No». Hasta un pez tonto pasa de largo. No, ¿verdad?

Por eso es que los pescadores nunca ponen un aviso al lado del cebo que dice: «Te gustaría ser capturado y puesto en mi barco, para que te dé en la cabeza y te destripe?». «Eh, no, pero gracias por preguntar». ¿No es cierto? Pasen de largo. La tentación nunca revela su meta final, pero Dios revela la meta final de la tentación porque nos ama y nos advierte.

¿Cuántos de ustedes se han visto en una situación como esta? Y dicen: «Hombre, no quise meterme en tantos problemas. No quise cometer un error tan grande, pero me abordó rápidamente y de pronto engendré la muerte en mi propia vida». O sea, la muerte de su salud, la muerte de su gozo, la muerte de sus relaciones, la muerte de su futuro. Está engendrando la muerte. El pecado solo conduce a la muerte.

Nacido para morir

¿Qué pasa con los que ya preñaron su pecado y y este engendró la muerte? Por eso es que Jesús nació para morir. Ven, damos a luz el pecado y el pecado nos trae muerte. Jesús nació para vivir libre de pecado y para morir por nuestros pecados para que mediante su muerte naciera nuestra vida.

Si por medio de nuestro pecado engendramos la muerte, mediante la muerte de Jesús, Él engendra nuestra vida. Por eso es que los que ya cruzaron esa raya y son como el atleta que se dio por vencido o como el pez tonto que picó sin fijarse en el anzuelo y fue capturado. Los que ya tuvieron relaciones con su pecado y lo dejaron preñado, dirán: «¿Qué hago? ¿Es demasiado tarde?». No. No, Jesús vivió sin pecado y murió por los que viven en pecado para que hagan morir el pecado.

Este es el momento en que todos necesitamos a Jesús, este es el momento en que debemos correr hacia Jesús y acudir a Jesús. Y si usted está aquí y está tratando de ser moral, espiritual, bueno, o religioso, este es el punto decisivo del día para usted. Donde usted dice: «¿Trataré de arreglar mi propia vida o voy a entregar mi vida a Jesús y dejar que Él me dé una vida nueva? Jesús es el único que puede hacerlo soportar y perseverar y permanecer en la cancha. Jesús es el único que puede sacar el anzuelo de su boca, ¿verdad? Jesús es el único que puede tomar su muerte y darle vida. Él hace eso.

Está en el horizonte

Ahora, ¿qué pasa con el resto de ustedes que enfrentan tentaciones o si les vienen tentaciones en el futuro? En Lucas 4 dice que Jesús fue tentado y que el diablo se alejó de Él hasta un tiempo más oportuno, o sea que va a regresar. Algunos de ustedes se encuentran en medio de una tentación, o en una temporada de prueba.

Algunos de ustedes la ven en el horizonte. ¿Qué hacemos? Recordamos que: «No debo… No debo tener un encuentro con mi tentación. No debo salir con mi tentación. No debo coquetear con mi tentación. No debo acostarme con mi tentación. No debo preñar mi tentación. Eso solo conduce a la muerte».

Y algunos de ustedes ahora mismo están tratando de controlar su tentación. Lo que necesitan es hacer morir su tentación. Como Jesús murió por sus pecados, pueden hacer morir su pecado. Y eso es lo que queremos para ustedes. Es lo que Jesús quiere para ustedes.

Y la idea principal es esta: Por allá en Santiago 1:12 la sección entera empieza ¿con cuál palabra? ¿La recuerdan? Bienaventurado. ¿Cuántos de ustedes quieren ser bienaventurados? Yo quiero ser bienaventurado. Quiero que sean bienaventurados. Quiero que seamos bendecidos. Y lo que nos da aquí es la clave de la bendición, por tanto hay mucha esperanza e incentivo en esto. Él dice: «¿Saben qué? Hay una recompensa. Hay un premio. Hay una oportunidad para ser bendecidos si aprendemos lo que Dios está tratando de hacer en nosotros por medio de la tentación, lo que Dios está tratando de hacer en nosotros por medio de la tentación.

Y para los que vinieron hoy a este lugar y dicen: «Ojalá Dios me bendijera», Santiago dice, así lo hace Dios: Dios permite que venga la tentación. Dios no es el autor de la tentación. Dios no hace que seamos tentados, pero Dios permite que seamos tentados como Jesús fue tentado. Es una oportunidad para demostrar que Dios es real, que Jesús es verdadero, que el Espíritu Santo es poderoso, que pertenecemos a Dios, que Dios ha obrado en nuestra vida, que somos cambiados y estamos cambiando por la gracia de Dios, y hay gran bendición en eso.

Hay bendición interna porque tenemos la conciencia limpia y nos damos cuenta: «En realidad pertenezco a Jesús, y he cambiado, y estoy cambiando». Hay una bendición externa en que nuestra vida empieza a mejorar por las decisiones que tomamos debido a la relación que tenemos con Jesús. Y finalmente, no solo hay bendición interna y bendición externa, hay bendición eterna, porque Jesús está en el cielo y Él tiene nuestra recompensa, Él tiene nuestra recompensa, tiene nuestro trofeo, tiene nuestra medalla.

Y está diciendo: «Quiero que no se den por vencidos. Quiero que perseveren. Quiero que se apoyen en mí. Quiero que me miren. Quiero que corran conmigo. Quiero que aprendan de mí. Quiero que me sigan para que yo pueda decirles: «Bien hecho, buen siervo y fiel, puedo galardonarte y premiarte al final del encuentro y solo habrá desfile de victoria al final para los hijos de Dios».

Ahora tenemos la oportunidad de responder a este Jesús, y esa es mi gran invitación de hoy. Los que no conocen a Jesús no necesitan arreglar su vida. Necesitan entregarla a Jesús y dejar que Él les dé una nueva vida.

Los que están aquí y están siendo tentados, y probados, quiero que dejen de adaptarse a este mundo y que sean transformados mediante la renovación de sus mentes, que piensen diferentemente. «¿Qué está tratando de enseñarme Jesús? ¿Qué está tratando de mostrarme? ¿Cómo me ha preparado? ¿Dónde está el cebo en mi vida? ¿En qué cosas propendo a darme por vencido? ¿Con qué pecados estoy teniendo relaciones que debo romper hoy?».

Una oportunidad de responder

Y vamos a responder de muchas maneras. Una es recogiendo nuestros diezmos y ofrendas. Es el momento en que damos nuestras cosas a Jesús. Y quiero que sepan, mientras recogemos nuestros diezmos y ofrendas, que toda la Iglesia Mars Hill ha estado dando generosamente para que esto sea posible, para dejar que el personal sea constituido y dejar que el edificio sea inaugurado, y dejar que la tecnología sea comprada. Los amamos.

Así que mientras dan sus diezmos y ofrendas, toda la Iglesia Mars Hill ha estado ofrendando para ustedes y ahora ustedes forman parte de esta gran familia. Y nuestra meta para ustedes es que alcancen la madurez para que en algún momento puedan ayudarnos también a financiar y a bendecir otras iglesias plantadas.

La segunda forma en que respondemos además de nuestros diezmos y ofrendas, que es cuando damos a Dios nuestras cosas, es dando a Dios nuestro pecado y participando en la Cena del Señor cada semana en la Iglesia Mars Hill. Es cuando recordamos la persona y la obra de Jesús, que Dios se hizo hombre, que vivió en sangre y carne en la tierra, que fue tentado en sangre y carne en la tierra y que fue crucificado y murió en sangre y carne sobre la tierra.

Y al participar en la Cena del Señor, recuerden el cuerpo quebrantado y la sangre derramada de Jesús con los que pagó nuestros pecados, y nos zafó del anzuelo, y nos mantuvo en la cancha, para traer muerte y usarla para la vida. Y eso es todo lo que celebramos en la Cena del Señor.

Así que al participar hoy, es solo para los cristianos o para los que se vuelven cristianos hoy, pero queremos que recuerden la tentación de Jesús. Queremos que recuerden la crucifixión de Jesús. Queremos que recuerden la resurrección de Jesús. Y queremos que hablen hoy con Jesús, antes de participar en la Cena del Señor, sobre la tentación en sus vidas. Aquí es donde hacemos un trato con el Señor Jesús.

Y tercero, no solo le damos a Jesús nuestras cosas y nuestro pecado, le damos nuestro canto. Estamos celebrando que Dios nos ha dado en la tentación una oportunidad para ser bendecidos, para aprender más sobre Jesús, para volvernos más como Jesús, y finalmente, para dar gloria a Jesús. Así que vamos a responder cantando. Y como personas a quienes Dios ama tanto, a quienes Dios sirve tanto, a quienes Dios busca tanto, a quienes Dios salva tanto, a quienes Dios bendice tanto, tenemos una oportunidad de responder gozosamente.

Y la buena noticia es que aunque otros están sufriendo, y otros están luchando, y no saben qué hacer con eso, no saben con quién hablar, pero nosotros por la gracia de Dios, sí sabemos. Sabemos que deben hablar con Jesús, que deben mirar hacia Jesús, que deben aprender de Jesús, y eso nos da razón para regocijarnos. Todos vamos a ser tentados, y el cristiano sabe por qué es tentado, el cristiano sabe cómo es tentado, el cristiano sabe lo que Dios está haciendo por medio de la tentación, y conoce la bendición que nos aguarda.

Oración

Así que, Dios Padre, venimos a ti ahora a darte gracias por Mars Hill Phoenix. Te doy gracias, Dios, por el milagro que hiciste aquí al inaugurar esta nueva y gloriosa iglesia. Señor Jesús, te doy muchas gracias porque te humillaste, porque viniste a la historia humana, Dios hecho hombre, que soportaste la tentación y las pruebas como nosotros, y que resististe cada vez en cada prueba.

Señor Jesús, cuando pecamos y no alcanzamos, te damos gracias porque nos das tu justicia, nos das tu perdón, nos das tu perfección. Señor Jesús, te doy gracias por la oportunidad de enseñar la Biblia hoy. Hay personas que al escuchar esto atraviesan temporadas de gran tentación, pero no son más grandes que ellos y no son más grandes que tú.

Y te doy gracias por enviarnos el Espíritu Santo ahora para darnos esperanza, para darnos bendición, para darnos gozo, para darnos la mente de Cristo, para que sigamos en los pasos de Cristo, el buen Señor Jesús, en cuyo nombre oramos, amén.

Nota: Esta transcripción ha sido editada para la legibilidad.