Bien, es hora hacerles una pregunta general sobre la Biblia, ¿están listos? Una pregunta general sobre la Biblia, ¿están listos? No están listos. Bien, lo haremos de todas maneras. Primera pregunta, empezaremos con las más fáciles. Estamos en el libro de Santiago. Pueden ir al capítulo 1. Santiago tenía un hermano mayor. ¿Quién era el hermano mayor de Santiago? Jesús, de entrada esa estuvo fácil. Los que nos visitan por primera vez, o quizás los no cristianos dijeron: «Voy a decir Jesús». Bien hecho, contestó bien la primera pregunta. Serán un poco más difíciles.
Jesús y Santiago son hermanos. Tenían mamá y papá. ¿Quiénes eran su mamá y su papá? María y José. Muy bien, los felicito.
Bien, ahora se va a ponerse un poco más difícil. ¿Santiago y Jesús se criaron ricos o pobres? Pobres. Todo indica que se criaron pobres. Se criaron en un pueblo llamado Nazaret, ¿verdad? Era un pueblo rural, pequeño, pobre, rústico, en medio de la nada en esos días. Alguien en la Biblia preguntó retóricamente: «¿Puede algo bueno salir de Nazaret?». Era esa clase de pueblo. Quizás usted creció en un pueblo como ese. Felicitaciones, logró escaparse.
Además, hay otros indicadores de que eran pobres, ¿a qué se dedicaba su padre? ¿A qué se dedicaba el papá de Santiago? Era carpintero. En un pueblo pequeño no se gana mucho siendo carpintero, y él tenía una familia grande, muchos niños. Probablemente era una familia pobre. Y me parece que fue Lucas quien nos dijo que cuando su familia iba al templo, a Jerusalén, peregrinaban hasta allá y llevaban su sacrificio.
Si podían darse el lujo de pagarlo, traían cierto tipo de animal, algo que valía un poco más. Si eran pobres, había una disposición en la ley que les permitía traer un sacrificio menor. Ellos traían esa clase de sacrificio. No eran una familia rica, eran una familia pobre. Entonces, Santiago y Jesús eran pobres y se criaron juntos.
Aquí está la siguiente pregunta, es un poco más difícil. ¿Los cristianos deben ser ricos o pobres?
Algunos de ustedes estudiaron en la universidad y dijeron ‘sí’. Fue una buena inversión de su dinero, fue una buena inversión. Esa no es la pregunta correcta, ¿verdad? Es una pregunta económica o política, pero no es bíblica. Si no hace las preguntas correctas, irá por mal camino y terminará en el lugar equivocado. Hay mucha lucha de clases, hay mucho rico contra pobre, hay mucha lucha interna.
Si alguien pregunta: ¿Los cristianos deben ser pobres? Usted diría: «No sé, esa no es la pregunta correcta». Esta pregunta es mejor: ¿Los cristianos deben ser piadosos o impíos? No contestaron con el entusiasmo que yo esperaba. Es muy claro, ¿verdad? Los cristianos deben ser piadosos, por la gracia de Dios. Piadosos. No importa que sean ricos o pobres. La pregunta es cómo está viviendo su vida, sobre todo en lo que respecta a sus riquezas. ¿Piadosamente o impíamente?
Hoy conocerán dos categorías de personas, los ricos y los pobres. Aparecerán en Santiago 1, empezando en el verso 9, y aparecerán repetidas veces a lo largo de nuestro estudio del libro de Santiago. Por tanto, quiero presentarles estas tres categorías hoy para familiarizarlos con ellas en lo que resta de nuestro estudio en las próximas semanas y meses sobre el libro de Santiago.
Y nuestro sermón de hoy tiene a Jesús, desde luego, como figura central, y se titula: Jesús rico y Jesús pobre. Quiero compartir con ustedes cuatro categorías de personas que quiero que vean en la Biblia. Hoy quiero hacer esto porque al aprender sobre ricos y pobres, son dos de las cuatro categorías mencionadas en la Biblia. Aquí están las cuatro categorías.
Primero, los pobres piadosos. ¿Recuerdan alguna persona en la Biblia que haya sido pobre pero piadosa? ¿Recuerdan a alguien así en la Biblia? De hecho, hay muchos así, ¿no es cierto? Acabamos de ver que la familia de Jesús era una familia piadosa. Su mamá y su papá eran piadosos, pero eran una familia pobre. Muchas personas en la Biblia son piadosas, aman al Señor, pero son pobres. Hay una viuda en la Biblia que dio un porcentaje de sus ingresos generosamente, y ella era muy pobre, pero la Biblia la elogia diciendo que era muy piadosa. Respecto a las riquezas, la piedad es cómo las conseguimos, cómo las invertimos, cómo la diezmamos, cómo la ahorramos, cómo la gastamos.
Segunda categoría, los ricos piadosos. ¿Recuerdan alguna persona en la Biblia o personas en la Biblia que eran ricos pero muy piadosos? Su manera de ganar dinero, de gastarlo, de ahorrarlo, de invertirlo, es muy noble. ¿Recuerdan a alguien así? De hecho hay muchos así. José supervisó una enorme cantidad de riquezas en Egipto, ¿verdad? Daniel tuvo mucha influencia en Babilonia y ejerció un cargo prominente. Un hombre llamado Nehemías recaudó mucho dinero para reconstruir toda la ciudad de Jerusalén. Abraham era un hombre muy acaudalado. Job era rico, y después lo perdió todo, y después ‘medio’ lo recuperó todo. José de Arimatea era un tipo rico, y cuando Jesús murió él le regaló a Jesús su propia tumba. Hay ricos piadosos en la Biblia.
Tercera categoría, ¿recuerdan personas impías y pobres en la Biblia? Impías y pobres. Proverbios habla mucho de estas personas. El perezoso, el tipo que literalmente rehúsa trabajar. Los que reciben un cheque y lo primero que hacen es ir al casino a gastarse todo el dinero en el juego. No lo manejan inteligentemente. Son personas que siguen los planes para enriquecerse rápido, personas involucradas en perversos tratos de negocios y como resultado, no les va bien. Debemos tener cuidado de pensar bíblicamente y no solo políticamente. Por el hecho de que alguien sea pobre no significa que sea piadoso.
Cuarta categoría, los ricos impíos, y por supuesto estamos muy familiarizados con estos, ¿verdad? Como país nos encanta la historia de Robin Hood, los ricos son los malos y los pobres son los buenos. Pero la verdad es que hay ricos impíos, y la Biblia los menciona. Muchos líderes políticos como Faraón, o Herodes, o Nabucodonosor, son personas impías. No son piadosos, pero son personas muy poderosas y ricas.
El ejemplo más legendario quizás sea el de un joven que vino a Jesús. Lo llaman el joven rico, y básicamente le pregunta a Jesús: «¿Qué haré para heredar la vida eterna?». Y Jesús le dice: «No puedes amarme a mí y tu dinero. Tienes que escoger entre los dos». Y la Biblia dice que le dio la espalda a Jesús y se fue porque al tener que escoger entre sus cosas y Jesús, amaba más sus cosas que a su Salvador. Era un rico impío.
¿Por qué les doy estas categorías? Porque quiero que averigüen en cuál categoría se encuentran. ¿Son piadosos y pobres? ¿Son piadosos y ricos? ¿Son impíos y pobres? ¿Son impíos y ricos? No quiero que piensen solamente: «¿Soy rico o pobre?». Quiero que piensen: «¿Soy impío o piadoso?».
Y al abordar el libro de Santiago hoy, vamos a tratar principalmente con la primera y la cuarta categoría. Vamos a tratar con los pobres piadosos y los ricos impíos.
Y la última pregunta para ustedes, ¿Jesucristo era rico o pobre? ¿Cuál de los dos era Jesús? ¡Qué concurrencia tan tímida son ustedes! ¡Tan tímidos! Son los peores hinchas deportivos que hay, ¿verdad? Ni que estuviéramos en una biblioteca, y pensaran… «Mucho silencio», ¿verdad? ¿Cuántos piensan que Jesús era pobre? Bien, ¿cuántos que Jesucristo era rico? Está bien, sí. Está bien, sí. Está bien, sí.
Les leeré un verso. Tengo un versículo, 2 Corintios 8:9. El Apóstol Pablo dice lo siguiente: «Porque conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que siendo rico», dice, «sin embargo, por amor a vosotros se hizo pobre, para que vosotros por medio de su pobreza llegarais a ser ricos». Lo que dice es esto: «Jesucristo ha conocido la riqueza y la pobreza, por lo tanto no se trata simplemente de las riquezas o de la pobreza. Jesucristo es Dios, pero también actuó, desde luego, piadosamente cuando era rico y cuando era pobre».
La idea principal es que no importa si uno es rico o pobre, lo que importa es si uno es piadoso o impío. Y lo que está diciendo es: «Jesucristo era rico». En la eternidad pasada Jesús gobernaba y reinaba, era el Rey de reyes y Señor de señores en su reino celestial. ¿Era rico? Sí, sí, sí. La imagen que Apocalipsis nos da del cielo y el reino de Dios como les dije antes es de calles pavimentadas con oro. O sea, hasta los magnates del rap dirían: «Eso es asombroso. No me lo imaginaba. Eso es increíble».
O sea, era rico, y descendió al mundo y se hizo pobre. No podía pagar sus impuestos, no tenía ni dónde recostar la cabeza. Era pobre. No tenía ingresos económicos para comprarse una tumba donde pudiera colocar su propio cuerpo después que lo asesinaran. Así que en la tierra, Jesús era pobre. Dice que pasó de la gloria a la humildad; de las riquezas a la pobreza.
Y si usted es pobre, queremos que por la gracia de Dios sea pobre como Jesús. Y si es rico, queremos que por la gracia de Dios sea rico como Jesús. Tiene menos que ver con ser rico o pobre y mucho más que ver con la piedad y la impiedad, y Jesús siempre es lo más importante.
Primero habla de la primera categoría, y después de la cuarta categoría. El hermanito audaz de Jesús dice lo siguiente a los pobres piadosos. Santiago 1.9: «Que el hermano de condición humilde se gloríe en su alta posición».
Aprendemos mucho aquí. Ante todo, escribe a los cristianos. Los llama hermanos. Algunas damas aquí quizás se ofendan por eso. Quizás digan: «Pues, ahí está. Es un Libro sexista y discriminatorio, escrito por hombres, que habla de los hombres, y solo hace referencia a los hermanos». Permítanme decirles que no hay nada más lejos de la verdad, porque en esa cultura el hermano tenía posición legal para representar a la familia y recibir la herencia. Y elevar al pueblo de Dios a la posición de hermano equivale a elevar la condición de la mujer a iguales con los hombres, iguales a los ojos de Dios, e iguales para recibir la herencia.
Por lo tanto, damas, la Biblia las está honrando aquí de la manera en que ellos lo hubieran oído hace 2.000 años. Pero habla a los cristianos, los llama hermanos. Por tanto, somos hermanos y hermanas. Jesús es nuestro hermano mayor. Y Santiago es el hermano mayor de Jesús, por lo cual, espiritualmente, Jesús es nuestro hermano mayor . Viene a ayudar, a buscar, a salvar, y a servirnos. Y por medio de Él somos adoptados en la familia y Dios se vuelve nuestro Padre. Está hablando de cristianos, y dice que son de condición humilde. Humilde.
En algunas religiones lo más importante son los ricos, los acaudalados, y los poderosos. Entre más dinero tenga uno, más acceso tiene. En ciertas religiones compran sus sillas como si fuera un evento deportivo, y entre más tenga, más cerca del frente puede sentarse, y entre menos tenga, tiene que pararse en la parte de atrás. En ciertas religiones lo más importante es el sistema de castas: ¿cuánto gana? Eso determina el orden de prioridad que les dan.
Aquí Dios empieza hablando con los de condición humilde, y eso significa que son pobres, no son ricos. ¿Cuántos de ustedes sienten que son de condición humilde? La categoría en cuestión es la condición humilde, no tienen que alzar la mano, pero dicen: «Sí, soy de condición humilde.»
Me siento así. No soy rico, soy pobre. No soy brillante, soy común. Mi promedio académico es de 70% a 79%. No soy una hermosura, soy bastante típico. No soy exitoso, soy común y corriente. La gente no pide mi opinión, no quieren ser como yo. La gente no me pone mucha atención. Como que me pasan por alto. Soy de humilde condición.
Esta es la identidad que recibieron de la cultura que los rodea, y la verdad es que hoy vivimos en una cultura que tiende a desfavorecer a los cristianos, y sobre todo a los que aman a Jesús y le siguen; los consideran de condición humilde, de baja inteligencia, no dotados, incompetentes, incapaces, sin valor. Piensan que la gente debería ser mejor, y los hacen a un lado.
Y lo que les pasó a ellos puede pasarnos a nosotros: Su valor neto ha determinado su valor personal. Necesitan saber que hay una diferencia entre nuestro valor neto y nuestro valor personal. En aquellos días, como hoy, si ganaban más, valían más como personas. Y aunque económicamente eso sea cierto, no es cierto emocionalmente, no es cierto espiritualmente. Nuestro valor neto y nuestro valor personal no son corolarios. De hecho, no hay nadie que valga más que Jesús; sin embargo, cuando estuvo en el mundo Él era pobre.
¿Cuántos de ustedes se identifican con eso hoy? Piensan: «Sí, me siento muy común y corriente, muy normal, nada especial, de humilde condición». Esto es lo que dice: «Que se gloríe». Suena extraño, ¿no? ¡Mi promedio académico es de 60% al 69%! ¡Me despidieron del trabajo! ¡Estaba comprometido para casarme! Y se pregunta: «¿Debo gloriarme en eso?». ¿Cómo así gloriarme? O sea, nunca hacen desfile para el equipo perdedor. ¿Han notado eso? Sí, sí, sí. Nunca hacen desfile para el equipo perdedor. «¿Cómo así gloriarme? Ponerme feliz, celebrar, ¿qué? ¿Qué es esto?».
Es una paradoja. Es una paradoja. G.K. Chesterton, el gran escritor británico dice: «Una paradoja es la verdad de cabeza clamando por atención». Está diciendo: «Vale la pena emocionarse por esto: Su alta posición, la de ustedes y la nuestra. Usted dirá: «Pero no estoy allá arriba, estoy aquí abajo». Dios dice: «Gloríate porque yo te veo aquí arriba y yo te traeré aquí arriba. Estás parado allá abajo, pero vas a seguir al Señor Jesús, y como el Señor Jesús fue exaltado hasta el cielo, tú también serás exaltado con el Señor Jesús en el cielo».
Así nos ve el Señor. No nos ve donde estamos sino donde vamos a estar cuando termine su obra con nosotros. O sea, de darnos una identidad en el camino, una identidad que el Señor nos da, que no logramos por cuenta propia.
Si me lo permiten, quisiera repasar algunas cosas que vimos en el libro de Efesios. Y aquí está tocando el tema de la identidad a los ojos del mundo, que son de condición humilde.
Algunos de ustedes se sienten así, y por eso les resulta difícil gloriarse. Y es un gloriarse sano. No es gloriarse en uno mismo, sino gloriarse en el Señor. No es decir: «Esto lo hice yo», sino: «Esto es lo que Él hizo por mí». Y si se les dificulta gloriarse, la solución es gloriarse en el Señor. Esa es la acción correctiva.
Y lo que está diciendo es que nuestra identidad no puede percibirse de la cultura que nos rodea, de la opinión de los demás, sino que la recibimos del Señor, de lo mucho que valemos para Él. Aunque no les alcance para comprar nada, está bien, porque cuando se trata de la salvación, en la cruz Jesús lo pagó todo. Menos mal que no tenemos que pagar por la vida eterna, ¿verdad? Hoy somos de condición humilde, pero un día seremos exaltados con Jesús para siempre.
La única persona rica y poderosa que podría escogerlo es Jesucristo, y su decisión en realidad es la única que cuenta. Hoy usted es pobre, pero un día recibirá una rica herencia de Jesús. Y puede que hoy no tenga tesoro, pero usted es rico si Jesús es su tesoro. Eso es lo que está diciendo.
Están viéndose a sí mismos a través de los ojos del mundo: que su valor neto determina su valor personal, que son de condición humilde. Aquí Santiago habla como pastor, y los pastores deben tomar la Palabra de Dios y presentarla de tal manera que nos veamos a nosotros mismos a través de los ojos de Dios. Aquí Dios Padre, por medio de Santiago el pastor, se reúne con sus hijos y les dice: «Hijos, ustedes están tristes, están desanimados, están deprimidos. Se sienten rechazados y abatidos. Y están en medio de una prueba», y ahí es donde empieza precisamente el capítulo 1. Y la prueba es esta: que son pobres y piadosos y que al fijarse en personas ricas e impías se preguntan: «¿Por qué funciona la vida así? Entiendo lo de las personas impías y pobres. Tomaron malas decisiones y la vida es dura. Entiendo lo de las personas piadosas y ricas. Son generosos, diezman y dan, y son buenos administradores, y por eso Dios les da más».
Pero cuántos de ustedes se encuentran en aprietos emocionales parecidos y dicen: «Amo al Señor, la vida es dura, soy un don nadie, no tengo nada, y todos los que creen ser algo y tienen algo lo usan para deshonrar al Señor. ¿Por qué es eso? No parece justo. No parece correcto. ¿Por qué soy de humilde condición? ¿Por qué son así las cosas?». ¿Se han sentido así? ¿Hoy?
Y Santiago dice: «Permítanme explicarles cómo es esto. Gloríense en su alta posición». Véanse como el Padre los ve. Todos lidiamos con esto. Si desearan ser tal cosa y dijeran: «Ojalá yo fuera…», ¿cómo completarían esa frase? «Ojalá fuera hermosa.» «Ojalá fuera inteligente.» «Ojalá fuera chistoso.» «Ojalá fuera rico.» «Ojalá tuviera popularidad.» «Ojalá fuera exitoso.» «Ojalá me hubieran ascendido». Como usted complete la frase indica de qué manera siente que es de humilde condición. Y lo que hace aquí… Dios es un Padre y Santiago tiene el corazón del Padre. Es lo que un pastor debe tener.
Concretamente es como un papá que tiene una hija. Yo tengo dos hijas y las quiero con todo mi corazón. Las usaré como analogía hipotética, como ilustración. Digamos que una de mis hijas fue al colegio y ese día los niños la estuvieran acosando, burlándose de ella, intimidándola, criticándola, y desanimando a una de mis hijas, diciéndole que no es suficientemente hermosa, inteligente, exitosa, popular, o lo que sea. Digamos que una de mis hijas llegara a casa, y se le notara la condición humilde hasta en su caminar y su mirada. Los hombros caídos. La postura doblegada. Todo su aspecto estaba desanimado.
Como padre sería una oportunidad para ministrar, y literalmente lo que un padre debe hacer en ese momento es bajar al nivel de su hija y mirarla a los ojos. «¿Qué te dijeron?». «Que soy fea». «No lo eres, están mintiendo. Eres hermosa». «Dijeron que soy estúpida». «Están equivocados. No lo eres. Eres sensacional». «Dijeron que no valgo nada». «Oh, están equivocados. Eres de incalculable valor». «No quieren juntarse conmigo». «Eso está bien. No puedo vivir sin ti».
Y un padre trata de quitar las gafas que otros le colocaron a su hija, y coloca sus propias gafas ante de sus ojos. «Necesito que te veas como yo te veo. Necesito que veas no solo quién eres, sino en quién te estás convirtiendo. Te veo como una mujer adulta, como una mujer madura; te veo como una mujer gloriosa, y necesito que te veas como yo te veo para que puedas volverte en lo que realmente eres». ¿Entienden eso?
Aquí es donde recibimos nuestra identidad de nuestro Padre, y no la obtuvimos nosotros mismos. Recibimos nuestra identidad de nuestro Padre, no la obtuvimos por la percepción que otros tienen de nosotros. Y aquí Santiago tiene un momento pastoral con su iglesia, y me agrada tener uno con ustedes ahora y decirles: «No son de humilde condición, han sido exaltados. No son sin importancia, son importantes. No son sin valor, son de inestimable valor. No son personas sin las que Dios puede vivir. Son personas sin las que Él no puede vivir.
E inmediatamente usted dice: «Pero no soy gran cosa», pero su Padre sí lo es. Su Padre es grande, y su Padre ve su eternidad. y el plan de su Padre es hacerlo grande. ¿Entienden eso? Hay tanta esperanza y ánimo ahí.
No significa mentir a alguien diciendo: «Oh, eso no es verdad. Eres alto». Y le dicen: «No, soy chaparro». Se trata de ser honesto con la condición actual de una persona. Se trata de ser honesto con la identidad de la persona, con la esperanza de la persona que van a ser cuando Dios termine con ellos al exaltarlos, después de que la obra de Jesús se complete del todo y sean como Él y estén con Él, juntos para siempre.
Gloríense en su alta posición. Si pertenecen al Señor Jesús, la silla en el reino de Dios al lado de Él ya les fue reservada y está plenamente garantizada. Y el Padre ve hacia dónde van, y el Padre los tomará de la mano y caminará con ustedes, y les ayudará, y los hará madurar, y los amará, y los hará crecer. Y un día los llamará y saldrán de su tumba y serán absolutamente perfectos como Él siempre lo quiso. Y entre ahora y entonces necesitan ver quién se están volviendo en vez de quién se han vuelto, y verse como Él los ve en vez de como otros los ven. Si hacen eso, hay gran gozo y podrán obedecer su decreto: . «Gloríense en su alta posición». Aunque alguien llegue y los critique, pueden decir: «¿Sabe qué? Alabado sea Dios, mi Padre me ama, Él me está ayudando con eso, y en esta vida o en la venidera, eso cambiará por completo. Me alegro mucho que lo que usted me dice no será una realidad para siempre». Y después prosigue con los ricos impíos. ¿Cuántos de ustedes son pobres? La pregunta debería ser si son piadosos.
¿Cuántos de ustedes son ricos? La pregunta debería ser si son piadosos. A los ricos impíos les dice esto: «Y el rico [que se gloríe] », en contexto con el capítulo 1, verso 9. «El rico [que se gloríe] en su humillación. ¿Cuántos de ustedes no se glorían en su humillación? ¿Verdad? ¡Me despidieron! ¡Perdí! Repite aquello de que los humildes serán enaltecidos, y los enaltecidos serán humillados. Solo hay dos opciones. El primer plan de Dios es la humildad. El segundo plan de Dios es la humillación. Si no acepta el primer plan, le tocará el segundo plan.
Usted dirá: «Pastor Mark, ¿cómo lo sabe?». Por experiencia. Muchsisísima experiencia. Dios dice a los de condición humilde: «Humíllate y deja que Dios te enaltezca». Dice a los arrogantes: «Si se han enaltecido, Dios los humillará en gran manera». «Pues él pasará como la flor de la hierba. Porque el sol sale con calor abrasador y seca la hierba, y su flor se cae y la hermosura de su apariencia perece; así también se marchitará el rico en medio de sus empresas».
Un gran comentarista del Nuevo Testamento lo traduce del griego así: «Mientras se ocupa en su negocio». Creo que aquí se refiere a un no cristiano. Los estudiosos discrepan. La mitad está de acuerdo y la otra mitad no. Pueden hablar del tema en su grupo comunitario y estudiarlo por su cuenta. Pero acaba de llamar hermanos a los pobres. Aquí no dice nada acerca de que sean hermanos. Y allá habla de su enaltecimiento eterno pero acá habla sobre su condenación eterna. Por tanto, creo que está hablando de los ricos impíos, y a la luz de eso, en realidad se refiere al asunto de la identidad.
Y necesitan saber que cuando se trata de las riquezas, en gran parte atesoramos nuestro tesoro por la identidad que podemos comprar, ¿no es cierto? Usted dice: «No soy inteligente. No soy poderoso. No soy popular. No soy hermosa». Si consigue suficiente dinero, puede arreglar eso. O sea, con dinero podemos conseguir casi todo desde el punto de vista físico y social, pero no espiritual, para restablecernos y presentarnos con una nueva identidad para dejar nuestra humilde condición. Ya no somos una de esas personas por allá, por acá, por allá abajo. Somos una de esas personas aquí adentro, aquí arriba, ahí mismo.
Y por eso atesoramos nuestro tesoro, por la identidad que nos puede proveer. Podemos dejar nuestra humilde condición por una alta posición, de ser un don nadie impopular, no atractivo, por ser alguien, popular y hermoso; de ser una persona desconocida, a estar en boca de todos. Y es cuestión de gloria, porque queremos estar en el centro, queremos ocupar el puesto que corresponde a Dios, y queremos que todos sepan quién somos, lo que hacemos; y yo mismo, aquí en el candelero, me siento compungido en este momento. Y los sociólogos hablan del consumo ostentoso, de comprar cosas, no por su funcionalidad, sino por la identidad que nos proporcionan.
Les daré unos ejemplos. Lo hacemos con la ropa. Nuestra identidad depende de cómo nos vestimos. Noté esto hace poco. Me encontraba en el Distrito SoHo de Nueva York, donde tienen un par de almacenes para hombres viejos como yo, y uno de ellos era un almacén de trajes para hombre, de alta calidad, muy buenos, hechos y adaptados a la medida. Uno puede gastar mucho dinero en un lugar así, comprarse un traje muy bueno, salir, andar por ahí para que todos digan: «Caray, será un líder de negocios, una persona influyente de Wall Street». Miren, eso dice algo.
Por la misma calle, no muy lejos había otro almacén de trajes para viejos como yo. ¿Cómo sé que son para hombres viejos? Por lo caros que son. Siempre que sea caro es para hombres viejos. Pero este lugar había sido un viejo antro de punk rock, y estaba lleno de vaqueros Levis clásicos de $500. O sea, era como una falsa humildad chic, medio rara, pero qué humildad tan cara. «No visto trajes, visto vaqueros de $500, más caros que un traje». De todas maneras, además tenían camisetas Sid Vicious, viejas camisetas de los Ramones. Los jóvenes no saben de quién estoy hablando, pero los viejos como yo, «Sí, sí, sí, nos hace sentir muy bien».
Uno puede entrar a ese almacén punk rock y comprar ropa más cara que en el almacén de trajes, y ambos presentan una identidad. La primera dice: «Soy el encargado», la otra dice: «Abajo el encargado», ¿verdad? Esas son las dos alternativas de la moda masculina. Lo hacemos con nuestra ropa, ¿verdad damas? Bien, sigamos.
También lo hacemos con la tecnología, ¿verdad? Porque su tecnología establece su identidad. ¿Cuántos de ustedes se sienten de condición humilde cuando suena su teléfono y sacan un teléfono plegable? Un teléfono plegable. Se dan vuelta y piensan: «No quiero que la gente me vea. Me da tanta vergüenza». Porque si el teléfono de ellos es inteligente significa que su teléfono es bruto. ¿En serio?
Tuve una experiencia hace poco. Llegó la fecha de renovar nuestro contrato telefónico, y toda la familia nos fuimos en el carro. Los que tenemos teléfono fuimos a conseguir nuevos teléfonos. Íbamos manejando, y uno de mis hijos cuyo nombre no mencionaré porque es una ilustración negativa, dijo: «Oye papá, ¿qué clase de teléfono vas a conseguir?». Le dije: «Voy a conseguir un un nuevo plegable», no, un teléfono plegable. No. Si me sintiera más seguro en Cristo probablemente hubiera conseguido un teléfono plegable. Lo que le dije fue: «Voy a conseguir un iPhone». Y mi hijo dijo algo así como: «Sí, eso es lo que compra toda la gente vieja». ¿En serio? Vamos manejando y aún no hemos comprado tu teléfono. Piensa dos veces antes de hacer un comentario así. Profetizo un teléfono plegable para ti en tu futuro inmediato».
Y para defenderme, le dije: «Sabes qué, muchas personas que amo tienen iPhone, y cuando sale uno nuevo hacen fila por toda la cuadra». Me dijo: «Sí, los viejos hacen fila alrededor de la cuadra». En serio, está bien, tenga, está bien. Es cierto, porque nuestra tecnología dice algo de nosotros.
Lo hacemos con nuestros vehículos, ¿verdad? ¿Maneja una motoneta? ¿Eso es genial o no? Depende de la motoneta, verdad? Yo manejo una Vespa. Oh, qué genial eres. ¿Por qué? No lo sé, porque eso fue lo que decidimos. Convocaron un comité y dijeron: «Esa motoneta no es genial. Esa motoneta sí es genial».
¿Qué tal esta? ¿Maneja carro? ¿Qué clase de carro? Alemán…coreano…o sea, es diferente. Es ofensivo pero cierto. Y después quieren saber si es de dos o de cuatro puertas, porque los de cuatro no son geniales, y los de dos sí son geniales. ¿Maneja camioneta o todoterreno? Sí, en la caja me cabe un venado entero. Un venado entero y una sierra de mesa. Qué bien.
¿Manejan una minivan? El que introdujo las minivan al mercado si quería tentar a los hombres no debió empezar con la palabra “mini”. Se los digo solamente como dato para el mercado. Porque si un hombre maneja una minivan se siente como un mini-hombre, ¿verdad? O sea…¿no es cierto? Algunos hombres piensan: «¿Con qué cara voy a salir a montarme en mi minivan cuando salga de Mars Hill?
No, a lo que me refiero es: los de condición humilde serán puestos en alta posición. El Sr. Harley manejará la minivan en el reino de Dios, ¿de acuerdo? Y a su minivan, al final del tiempo, Dios le prenderá fuego. Gloria a Dios, y usted entrará en el reino eterno y nunca volverá a manejar una minivan, jamás. Esta vida es corta, ¿verdad? Sufran penalidades, dice la Biblia, y eso es lo que están haciendo, y los respetamos.
Hablaré de mí mismo. Es el asunto de la identidad, que queremos gastar plata para establecer una identidad para que no nos consideren de condición humilde culturalmente.
Y francamente, como hablé de los demás, voy a hablar de mí mismo. Estoy en una edad de variables complicadas en lo que respecta a mi aspecto. ¿Puedo decirlo así?
La gente pregunta: «¿Por qué se pone botas?». Siempre me he puesto botas; mi papá se ponía botas, mi abuelo se ponía botas, y las botas me hacen más alto. Soy bajito. Esta plataforma mide 57 pies de altura. Soy bajito y me pongo botas, en parte, para serles sincero, porque no soy alto. La gente, después de verme en un video, siempre llega y me dice: «Oh, pastor Mark, siempre quise conocerle. Pensé que era más alto». Y siempre les contesto: «Siempre quise conocerle. Pensé que sería más cortés». ¿Saben?
Pastor Mark, ¿por qué viste chaleco? Por la pancita que tengo. Quisiera tener abdominales bien marcados, pero tengo panza. Y cuando me meto la camiseta no me agrada el aspecto que me da. Y si me pongo chamarra quedo con un terrible dilema. Me pongo la chamarra dejando que se me salga la panza o cierro la chamarra y todos se darán cuenta de lo que hago y me veré ridículo. Por eso compré un chaleco, saben.
Y antes tenía mucho pelo, ahora tengo menos pelo aquí. Todavía tengo la misma cantidad de pelo, solo que se trasladó sin permiso, saben. ¿Cuántos hombres aquí entienden lo que estoy diciendo? Están sintiendo mi dolor, ¿verdad? De repente mi pelo se ha vuelto ¿de qué color? Medio gris, bastante blanco. O sea, en 15 minutos, siendo joven me volví en el Papá Noel. No sé qué pasó. Algunos de ustedes dicen: «Mi pelo se está volviendo gris». Y yo digo: «Mi pelo se está volviendo blanco». Mi pelo se está volviendo blanco.
Y uno llega al punto en que, caballeros, llegan al punto en que dicen: «Me consideran solitario, de condición humilde, y viejo, y que no estoy en la onda, y que no estoy a la moda». No es que lo haya sido, pero ahora mucho menos. Entonces la pregunta, caballeros, es… ¿cuál es la pregunta? ¿Me tiño el pelo? Bien, sometámoslo a votación. Vamos a hacer una pequeña junta congregacional bautista aquí. Voten sí, si debo teñirme el pelo. ¿Qué tal si me lo tiño anaranjado? No, está bien. Entonces uno tiene un dilema, y piensa: «De pronto si me tiño el pelo, me veré más joven. Tal vez el problema sea mi barba. Mi barba es como si Kenny Rogers y Papá Noel se hubieran juntado a hacerme la barba. Y tengo una…mi barba se parece mucho a la de Gandalf pero blanca.
Y la pregunta, entonces, es: «Si me tiño el pelo pero no me tiño la barba, ¿me veré como un loco? Sí, porque en el hemisferio norte tiene 30 años y en el hemisferio sur es el abuelo del tipo. O sea, uno se ve como si estuviera loco. Entonces tiene dos opciones. O se rasura la barba, o le sale otra en 17 minutos. Lo he cronometrado, mi barba crece en 17 minutos. Mi papá es un Wookie y mi mamá es una Chia Pet, y mi barba crece en 17 minutos. O sea, estoy dejando que entren a mi vida.
Y puedo contarles esto porque antes predicaba todo el día, predicaba por la mañana y predicaba por la tarde, y predicaba por la noche. Pregunté a los del video: «Parte del primer sermón estuvo bien y parte del segundo sermón estuvo bien. ¿Podemos empalmar ambas partes? Y me dicen: «No podemos porque en el primer sermón no tiene barba y en el último sermón sí». No les miento. Entonces surge la pregunta: No puedo afeitarme porque entonces tendría que andar por ahí afeitándome en todo momento para conservar la ilusión de ser joven. Entonces la pregunta es: ¿Me tiño la barba? ¿Me la tiño? Si usted es un caballero y vino hoy a Mars Hill y se tiñe la barba, reconozco que será un mal día para usted, pero yo simplemente no lo haré. Pienso simplemente, porque lo que tendría es una barba medio oscura y medio blanca, y hasta mi esposa está riéndose. Pero entienden lo que estoy viviendo, ¿verdad?
Y la idea principal aquí es que hay tantas cosas y maneras que pueden hacernos sentir de condición humilde. De condición humilde. Y luchamos con: «¿Cómo voy a arreglar eso y crear una identidad. Quizás si tuviera más recursos podría reinventarme y dejaría de ser de condición humilde, sería enaltecido. No estaría al margen, estaría en el centro. Sería alguien diferente. Me iría mejor».
Y para allá va con este asunto. Por eso dice: «Oye, si eres de condición humilde, regocíjate y alégrate porque Dios va enaltecerte y Él te ve como serás cuando termine de obrar contigo». Si usted está en su alta posición, y se ensoberbece, y usted es lo más importante, Es un reproche medio mordaz. Pueden: «Gloriarse». ¿Quieren gloriarse? En su humillación.
Dice que es como una flor, y hay personas que son como flores. ¿Alguna vez han visto una flor hermosa, derecha, alta, viva, floreciente, gloriosa? Ni siquiera quieren arrancarla de lo asombrosa que es. La gente es así. Algunas personas son increíbles. Todos al mirarlos decimos: «Caray, mira eso. Vaya qué persona. Es muy especial». Dice: «¿Pero saben qué? Al final del tiempo vendrá el calor, y vendrá el viento, y quemará y abrasará, y la flor desaparecerá».
La idea principal es esta: vivamos siempre con el final en mente. Todos somos como envases de leche en la nevera. Todos tenemos caducidad. Todos vamos a morir. Todo llegará a su fin. Todo lo que tenemos, todo lo que hacemos, todo lo que somos, vendrá a su fin y compareceremos ante Dios. Y gran parte de lo que hicimos se quemará; y espero, y confío, y pido a Dios que ustedes no sean quemados. Está infiriendo y refiriéndose aquí al juicio eterno; es decir, que esta vida es lo más cercano al cielo que algunos de ustedes experimentarán, y los aguarda el infierno. Y para algunos de ustedes esto es lo más cercano al infierno que experimentarán, y los aguarda el cielo.
Entonces nos enseña, nos dice, nos entrena a saber la solución. Aunque seamos ricos o pobres, la clave de la piedad es esta. ¿Quieren ser piadosos? Esta es la clave para ser piadoso. Dios da buenos dones. Santiago 1:16-18. Vamos a pasar directamente a este texto y la semana entrante cubriremos la sección en la mitad. «Amados hermanos míos, no os engañéis». Ahí está nuestra identidad. Va a decir que Dios es nuestro Padre y que somos amados. Dios los ama. Dios los adora. Dios está comprometido con ustedes. Dios les tiene afecto.
Y algunos de ustedes dicen: «Pero no soy especial». Él lo es. «Pero no soy bueno». Él lo es. «No lo merezco». Por eso es gracia. El Padre los ama. Ustedes son sus amados. Nosotros, conjuntamente, claro que sí. Sobre todo ustedes, individualmente. ¿Cuál fue la última vez que alguien les dijo que los amaba de verdad, profundamente, apasionadamente? Dios nos ama perfectamente, con un amor interminable.
«Toda buena dádiva y todo don perfecto», ¿viene de dónde? Las cosas buenas no vienen de abajo hacia arriba, vienen de arriba hacia abajo. «De lo alto, desciende del Padre», Dios es nuestro Padre, «de las luces con el cual no hay cambio ni sombra de variación. En el ejercicio de su voluntad», o sea, porque Él quiso, porque es bueno, por amarnos simplemente, «En el ejercicio de su voluntad, Él nos hizo nacer por la Palabra de Verdad, para que fuéramos las primicias de sus criaturas».
Nos da una advertencia: «No os engañéis». Un cristiano que cree en la Biblia, está lleno del Espíritu, y sigue a Jesús puede ser susceptible al engaño. Puede creer cosas que no son ciertas. Puede recibir una identidad que no viene del Señor. Puede vivir a la luz de cosas desconectadas con la realidad de Dios. Usted dice: «No quiero ser engañado». Ninguno de nosotros quiere ser engañado. De hecho, Pablo dice en la Biblia en algunas ocasiones en el Nuevo Testamento que el problema de nuestra primera madre, Eva, era que fue engañada.
Y como no quiero ser engañado, ¿cómo evito el engaño? Dice: «Por la Palabra de Verdad», que la vida espiritual que él hace nacer en nosotros y por medio de nosotros para ayudarnos a superar las ocasiones del engaño viene de la Palabra de Dios. Viene de la Palabra de Dios. Si quiere evitar el engaño necesita familiarizarse con la verdad. Si quiere combatir las mentiras, necesita conocer la verdad, y la verdad se encuentra, dice él, en la Palabra de Verdad, la Palabra de Dios».
Por tanto, amigos, quiero aprovechar toda oportunidad para animarlos a leer sus Biblias, a estudiar sus Biblias, a orar conforme a la Biblia, a memorizar la Biblia, a integrarse a un Grupo Comunitario, a hablar de la Biblia. Dediquen tiempo a la Palabra de Dios y sean llenos de la Palabra para que cuando el enemigo venga y les mienta y el engaño asome su cara delante de ustedes, sean capaces de ver lo que es realmente, porque Jesús dice: «Mis ovejas oyen mi voz y me conocen». Uno dice: «Jesús no dijo eso, no iré por ese camino. No voy a creer esa instrucción».
Nos dice tres cosas ante todo: Que Dios es nuestro Padre y que Él no cambia. «Con el cual no hay cambio ni sombra de variación». Ven, mañana, no estaremos ansiosos. ¿Habrá estrellas en el cielo? Estarán ahí. Lo mismo con el Padre de las luces. Él estará ahí. Dios no cambia, y para nosotros, esa es la buena noticia. Cuando Él decide amarnos, cuando decide buscarnos, cuando decide servirnos, cuando decide salvarnos, Él no cambia. Es un Papá que no abandona a sus hijos, no se da por vencido con sus hijos. Siempre ama, y busca, e invierte en sus hijos, y esas son muy buenas noticias.
Dios Padre no cambiará, no puede cambiar. Y en un mundo lleno de tanto cambio, lo que nunca cambiará es el corazón de Padre que Dios tiene para con su pueblo. En segundo lugar, dice que toda buena dádiva viene del Padre. No importa que usted sea rico o pobre, si desea vivir lleno de gozo y regocijo, gloriándose de su alta posición, reconozca que todo lo que usted tiene en su mano vino de la mano de Dios.
Les ruego que piensen más en lo que tienen que en lo que no tienen; más en lo que les fue dado que en lo que en lo que quisieran que les hubiera dado. Uno de los grandes engaños dice: «Lo que tengo es lo que me he ganado». No, lo que tengo es lo que Él me ha concedido. Y todos estos dones son por su gracia. Para los que somos padres, papás, escúchenme bien. Una de las maneras en que podemos enseñar a nuestros hijos el evangelio de forma práctica y funcional, es siendo generosos y dando buenas dádivas.
Mi hijo Gideon vino con una barra de caramelo, me miró y me dijo: «Papá, si hago mis tareas puedo comerme la barra de caramelo?». Fue una oportunidad evangelística. Le dije: «Gideon, simplemente cómete la barra de caramelo. Cómete la barra de caramelo antes de hacer tus tareas». Me dijo: «¿Y si no hago mis tareas?». Negociamos un poquito. Le dije: «Cómete la barra de caramelo. Si te obligara a hacer tus tareas para darte la barra de caramelo, estaría enseñándote a ser religioso y a hacer obras para ganarte los dones. Si te doy el don y te digo que te amo, espero que tu corazón se anime a hacer lo correcto, no para ganarte mi amor, sino por el amor que te he dado gratuitamente».
Dios es así. Dios no nos mira y nos dice: «Si me obedeces, yo te amaré». Jesús dice: «Si me amas, me obedecerás». Empieza con el amor de Dios. Empieza con la gracia de Dios. Empieza con la generosidad de Dios, y Él da dones. Usted no necesita hacer nada para que Dios le dé dones. A Dios le encanta dar dones, y les insto que piensen: «¿Cuáles son los dones que Él me ha dado?». Si todo lo que me ha dado es un don: la salvación, la vida eterna, el Espíritu Santo, el poder salvador de Jesús, las Escrituras, ¿qué dones les ha dado? Todos esos son dones que Él les ha dado porque los ama. Y al meditar en estas cosas, podrán tener gozo y gloriarse en su alta posición.
Y tercero, el don más grande que Dios da a su pueblo. Todos los dones descienden de lo alto. Finalmente, el don más grande que desciende de lo alto es Jesús, y el don más grande que Dios da son las personas. Eso es lo que dice: «Para que fuéramos las primicias de sus criaturas». El concepto de primicias es un concepto alucinante en la Biblia. Es lo primero, lo mejor, según dice Proverbios: «Den sus primicias al Señor, lo primero y lo mejor». ¿verdad? Dice que las primicias son Jesús ¿no es cierto? Su resurrección es el comienzo de nuestra vida eterna. Las primicias son Él, lo primero y lo mejor.
Y es deslumbrante. Aún no alcanzo a entenderlo completamente. Lo he estudiado, he orado por esto, he tratado de ponerlo por obra. Se los voy a explicar hasta donde yo pueda, y necesito que lo tomen a partir de ahí. Dios nos considera sus primicias. Él nos ama, nos considera lo primero y lo mejor, y nos considera un don.
Algunos de ustedes vienen al Señor Jesús y dicen: «Soy de condición humilde. No tengo nada que dar», y Dios les está diciendo: «Dame tu persona. Dame tu persona». Y usted dice: «Pero mi condición no es buena». Y Dios dice: «Soy un Padre. Tomo hijos como tú y les doy dones, y les ayudo, y los cambio. Así que dame tu persona y te amaré y te ayudaré, y te serviré, y te cambiaré, y un día te exaltaré y podrás estar conmigo para siempre». En ese momento su mente debería estallar porque no hay dios ni persona como este, pero Dios es así. Dios es así.
Y quiero que sepan que las personas en su vida son un don. Y quiero que sepan que quienes consideran a la Iglesia Mars Hill su hogar, son un don. Ustedes son el don más grande que Dios ha dado. El don más grande que Dios ha dado, aparte de Dios mismo, obviamente, es su pueblo. Y eso significa que recibimos dones, y sobre todo el don de ciertas personas en su vida. Damos gloria a Dios y damos nuestra gratitud a ellos. Y quiero que sepan que toda buena dádiva procede de la mano del Padre y, a veces vienen de la mano de otros.
Y quiero aclarar esto un poco, porque de vez en cuando la gente religiosa malentiende esto. Alguien hace o dice o les da algo bueno y en vez de decir: «Gracias, Dios te bendiga, estoy agradecido contigo», dicen: «Gloria a Dios», y pasan por alto al dador por medio del cual Dios les dio la dádiva.
Y a veces hasta a la gente religiosa se le dificulta aceptar un cumplido. Gracias. «Pues, toda gloria sea dada a Dios». Lo sé, solo estoy tratando de darle las gracias. Y hay una diferencia entre la gratitud y la gloria. Toda la gloria es para Dios, pero podemos dar gratitud a su siervo fiel. Doy gloria a Dios por el libro de Santiago y estoy agradecido con Santiago por lo que él escribió. Dios nos trajo su Palabra por medio de su siervo.
Les daré una analogía. El don más grande en mi vida son las personas, sobre todo las que llevan mi apellido, Grace y los niños. Hace poco, Gideon cumplió 8 años, y la frasecita estrafalaria que siempre le digo a Grace cuando los niños están presentes o al visitar a alguien, llego y la abrazo y le digo. «Gracias por las personas. Gracias por las personas».
Ven, Jesús me dio estas personas por medio de mi esposa. Literalmente sin mi esposa, no tendríamos estas personas. Quiero que entiendan que Dios da grandes dádivas, Él es un gran Padre, y a veces da esas dádivas por medio de hermanos y hermanas, y a veces esas dádivas son los hermanos y las hermanas.
Y si toman esta perspectiva de su vida, y se vuelven recipientes de las grandes dádivas de un gran Dios, y aceptan su alta posición, y que Él los ama y los ve en su condición completa, resucitada, y enaltecida en su reino donde son como Él quiso que fueran, y que ve la persona que ustedes se volverán, y que desde este momento hasta ese momento el Padre les está prodigando dádiva tras dádiva, gracia sobre gracia a ustedes, entonces podrán hacer exactamente lo que Él dice: «Que el hermano de condición humilde se gloríe en su alta posición». Ese es mi Dios. Esto es lo que mi Dios hace. Aquí es donde mi Dios me está llevando. Y todo lo que tengo viene de un Padre que me ama y me conoce, que me ve y me adora, y conoce mis imperfecciones pero las ha superado con la perfección de Jesús, y me está llevando eternamente a estar en su presencia como Jesús, por Jesús, y por medio de Jesús para siempre.
Por eso es que usted puede gloriarse en su alta posición con una actitud de gratitud, y ahí es donde Dios quiere que estemos como pueblo suyo, que dejemos de vernos como nos ven las personas y que entendamos cómo nos ve el Padre y por qué nos ha prodigado dádivas tan buenas.
Así que, Mars Hill, los amo y me emociona mucho poder enseñarles esto. Y ahora en nuestra transición de tiempo vamos a dar nuestros diezmos y ofrendas. Esas son nuestras primicias. Vamos a participar en la Cena del Señor para recordar el cuerpo quebrantado y la sangre derramada de Jesús, siendo que Él es la dádiva de Dios, las primicias. Él es la Buena Dádiva que descendió del Padre, el don más grande que descendió del Padre.
Y después vamos a cantar y vamos a celebrar, y mientras tanto, necesito que consideren y que contemplen ¿cuáles dádivas me ha dado el Padre? Y quiero que a la luz de eso obedezcan el capítulo 1, verso 9 y que se gloríen en su alta posición, que se gloríen dando gracias a Dios, alardeando de Dios, alabando a Dios, y disfrutando a Dios por lo que ha hecho y por lo que está haciendo, por lo que ha dado y por lo que está dando.
Y mientras hacen eso, estoy muy emocionado porque tengo el privilegio de compartir hoy con ustedes lo que Dios está haciendo e las Iglesias Mars Hill. Las personas son un don. Ustedes son dones. Justamente la semana pasada inauguramos 4 edificios nuevos y plantamos una nueva iglesia, tuvimos cifras récord de asistencia y más de 100 personas fueron bautizadas. Están pasando cosas maravillosas porque nuestro Padre es un Padre bueno y está aunando una cantidad de hijos e hijas y tenemos el privilegio de exaltarle y regocijarnos, y es todo un honor poder compartir eso con ustedes.
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Pastor Sutton: Hola Mars Hill, son las 6 p.m. y pasadas. El pastor Dave y yo vamos hacia Olympia e iremos a Tacoma y después a Everett. Es un gran día. Es un gran día por el que muchos de ustedes, no solo en nuestras 15 localidades en 5 estados, han estado orando en los últimos 40 días, y en todo Mars Hill Global. Sé que muchos de ustedes también están orando, y por eso quiero darles las gracias personalmente. Concluimos con 5 días de ayuno y ha sido simplemente increíble.
Por eso, el pastor Dave y yo pensamos: «Vayamos temprano en carro a recorrer las tres iglesias hasta donde sea posible, en Puget Sound esta mañana, y recibamos informes de Huntington Beach y de Phoenix».
Por eso hoy, por la gracia de Dios, vamos a plantar una nueva iglesia, nuestra iglesia número 15 en nuestro quinto estado, Mars Hill Phoenix. Y después Huntington Beach, Olympia, Everett, y Tacoma, todas esas cuatro iglesias van a ocupar y a ser inauguradas públicamente en sus nuevas localidades hoy.
Por eso quiero que disfruten todo el video. Vamos a entrevistar a nuestros pastores líderes y será un día increíble. Damos toda la gloria a Jesucristo.
Pastor Dave: Estamos aquí a escasos minutos del domingo de inauguración. ¿En qué piensas? ¿Por qué has estado orando?
Pastor Seth Winterhalter: Hombre, estamos tan emocionados. Hemos invertido tanto tiempo y energía en este edificio, tanto tiempo y talento y, lo que pronto será nuestro tesoro. Y estamos muy agradecidos con los miembros de la Iglesia Mars Hill, con la Iglesia Mars Hill, las iglesias locales, y por Global, por invertir dinero en este edificio permitiéndonos ocuparlo y modernizarlo para bendecir y servir a las personas de Olympia y la región metropolitana que cubre cuatro condados. Hay muchísimas personas y estamos orando para que conozcan a Jesús.
Pastor Sutton: Hola Mars Hill. Estamos aquí con el Pastor Bubba en un servicio increíble que acabamos de presenciar. Pastor Bubba, gracias por todo lo que está haciendo. Cuéntenos de su visión para el 2014 y lo que va a pasar con la iglesia aquí.
Pastor Bubba: Estoy orando para que veamos 200 bautismos en 2014. Quiero ver vidas cambiadas. También estoy orando para que Dios levante 10 pastores que planten 60 grupos comunitarios. Con eso tendríamos casi 100 grupos comunitarios. Y nuestra misión en realidad consiste en establecer un grupo comunitario en cada barrio del sur. Con el tiempo, espero y pido en oración que haya tantas personas que tengamos que plantar otra Iglesia Mars Hill.
Pastor Dave: Lo queremos mucho. Muchas gracias, pastor Bubba.
Pastor Sutton: Nos encanta su equipo. Gracias, Pastor Bubba. Gracias.
Pastor Sutton: Hola Mars Hill. Aquí estamos en Everett, Washington en la Iglesia Mars Hill Everett. Pastor Ryan, hoy es un gran día. Cuéntenos lo que pasó.
Pastor Ryan: Es un día inmenso. Tuvimos nuestro día más grande hasta la fecha. Asistieron más de 1.100 personas. Tuvimos 25 bautismos. Vino una cantidad de gente. O sea, la mejor parte fueron las personas que consideran Mars Hill Everett su hogar, porque asisten a la iglesia aquí y ahora están acogiendo a toda la gente nueva. Fue increíble. Todo se avivó. Fue un gran día.
Pastor Sutton: Fue increíble. También tuvimos algunos bautismos, y otros espontáneos, y eso estuvo súper emocionante. ¿Pastor Dave?
Pastor Dave: Sí, es un día emocionante. Sé que las personas estuvieron orando por este día durante 40 días. Cuéntenos dos oraciones contestadas que vio personalmente hoy.
Pastor Ryan: Hemos orado para que cambien los legados, y tuvimos un papá bautizó a su hijito. El papá fue bautizado en nuestros bautismo de verano, y hoy bautizamos a su hijito, y el legado de toda esa familia está cambiando. Están engrandeciendo a Jesús, y esa fue una enorme respuesta a nuestras oraciones.
Pastor Dave: Pues estaremos orando. Ha sido un día enorme aquí en Everett para un gran pastor y una iglesia en crecimiento. Estamos tan agradecidos contigo. Gracias por el arduo trabajo que has invertido en esto. Te amamos y te apreciamos. Anhelamos ver lo que pasará en el futuro.
Pastor Sutton, otras iglesias que no pudimos visitar hoy fueron inauguradas o reinauguradas. Háblenos de Huntington Beach.
Pastor Sutton: Hoy la iglesia Huntington Beach inauguró sus nuevas instalaciones allá en Huntington Beach, asistieron 713 personas y tuvieron más de 10 bautismos. De hecho, hasta ahora precisamente no han terminado sus bautismos, así que ese número podría aumentar. Phoenix, nuestra iglesia número 15 en nuestro quinto estado, fue inaugurada hoy con 743 personas en total y 10 de ellas fueron bautizadas.
Son dos historias maravillosas. Una en Phoenix. El primer bautismo allá en Mars Hill Phoenix fue el de un niño de 8 años. Su papá, que es líder de un grupo comunitario, trajo a su hijo hoy al culto de la iglesia, y su hijo le dijo: «Quiero ser bautizado hoy», y fue bautizado.
La segunda historia es una historia maravillosa desde Huntington Beach. El líder de un grupo comunitario trajo a su papá a la iglesia y tuvo el privilegio de bautizar a su padre. Esta mañana precisamente, en Ballard, donde por supuesto tienen servicios por la noche, pero tuvimos ocho bautismos en Ballard y seis de ellos fueron espontáneos.
Estamos apenas en los primeros días de 2014, y estamos pidiendo que sea nuestro año más próspero en la historia de la Iglesia Mars Hill para el evangelio de Jesucristo. Que más personas crezcan en Jesús, que más personas lo conozcan, que las iglesias crezcan, que florezcan, todas con la luz de Jesucristo. Así que gracias. Ha sido un día increíble. Gracias.
Nota: Esta transcripción ha sido editada para la legibilidad.