Jesús predicó el evangelio

Introducción

¿Qué piensa de la iglesia? ¿Ama la iglesia? ¿Sirve a la iglesia? Cuando ve la iglesia, ¿qué ve? Jesús ama su iglesia. Podemos saber mucho acerca de usted con solo mirar su celular. A quién llama, a quién manda textos, correos electrónicos, a quién sigue en línea. Les diré por qué: La comunicación es una demostración de afecto. Tendemos a comunicarnos con las personas por las cuales sentimos más afecto.

Así que quizás no lo sorprenda pero en mi celular suelo comunicarme más con mi esposa, Grace en la mayoría de mis textos, correos y llamadas. Ella me llama, me habla; yo la vuelvo a llamar y le hablo. Nos comunicamos porque la comunicación es una demostración de afecto. Uno sabe que ama a alguien porque quiere hablar y comunicarse con ese alguien; y sabe que alguien lo ama cuando se esfuerzan por mantenerse en contacto y a comunicarse con usted.

Lo interesante es que nuestro Dios no solo siente afecto por nosotros, sino que se comunica con nosotros. Es un Dios que desea que lo conozcamos, y desea conocernos, y desea hablarnos, y lo hace por medio de las Escrituras, la predicación y la enseñanza. Quiere que le hablemos, es lo que llamamos la oración. Así es como desarrollamos esa relación con Dios.

En Mars Hill consideramos que la comunicación de parte de Dios es una demostración del afecto de Dios. Eso lo vemos por una parte en la Palabra de Dios y en la predicación de la Palabra de Dios. Hoy en la serie Jesús ama a su iglesia, veremos que Jesús predicó el evangelio.

Estamos haciendo esta serie porque la iglesia está entre dos temporadas. Tendemos a crecer más durante los meses de septiembre, octubre, noviembre, enero y en la Pascua. En verano la gente sale los días feriados o de vacaciones y estamos en medio de reorganizar nuestro equipo preparándonos para lanzar nuevos ministerios, y posiblemente otras localidades o iglesias. Y lo que vemos cada año durante la Pascua es que una enorme cantidad de gente viene en el transcurso de un año. Alabamos a dios por eso porque Jesús ama su iglesia y Jesús los ama a ustedes, y Jesús nos ama a nosotros.

Lo que queremos hacer entonces es ayudar a los nuevos e incluso a los que son nuevos en Cristo, para que conozcan la iglesia, amen la iglesia; para que se conecten, se incorporen en los grupos comunitarios en la capacitación de líderes, en hacerse miembros, para que sean parte de la familia de Dios con nosotros. No presumimos que los que están viniendo entiendan por qué hacemos lo que hacemos.

En Mars Hill damos mucho valor e importancia a la predicación. No sé si lo han notado pero los sermones tienden a ser muy largos. Lo que en algunas iglesias llamarían un mes de sermones, nosotros lo llamamos la introducción a un sermón. Así que la predicación aquí es un poco distinta, y pensé que aprovecharía la oportunidad para explicarles bíblica y prácticamente nuestra perspectiva sobre la predicación, y por qué tengo el gran honor aquí con los otros ancianos de predicar la Biblia.

Dios predica

En verdad empieza con el hecho de que el carácter de Dios incluye la predicación de Dios. Por tanto, empezaremos ahí. La perspectiva que la Escritura nos da de Dios, la autorevelación de Dios en Apocalipsis, es realmente única. Ninguna otra religión tiene una perspectiva trinitaria de Dios. Hay un dios, o muchos dioses, pero no tienen un Dios en tres Personas. Lo que eso demuestra es que nuestro Dios es personal El Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo en la eternidad pasada se comunicaban entre sí.

Comparen eso con las Escrituras cuando Dios corrige a la gente diciendo que ellos adoran, y lo cito textualmente: «ídolos mudos». Lo que está diciendo es: «Soy un Dios vivo. Soy un Dios personal. Soy un Dios que escucha sus oraciones y se comunica con ustedes, que habla con ustedes. ¿Por qué adorarían a un ídolo mudo a algún dios falso que ni siquiera puede hablarles?».

Otras religiones enseñan que Dios nos hizo porque estaba solo y quería tener una relación. A Dios no le faltaba nada. A Dios no le faltaba nada. Dios no tenía ninguna deficiencia. El Dios Trinitario de la Biblia, o sea Padre, Hijo, y Espíritu, se amaban unos a otros, vivían en unión y en comunión, y se comunicaban entre sí en la eternidad pasada.

Aprendemos que Dios es por naturaleza un Dios que habla y un Dios que se comunica, que se revela a sí mismo, que conoce a otros y desea ser conocido. Eso es único sobremanera en toda la historia del mundo. Una de las primeras cosas que aprendemos acerca de Dios, al comienzo de la Biblia en Génesis 1 y 2 antes de que el pecado entrara al mundo, ¿qué es lo primero que Dios hace? Él habla. Él habla.

Dice 10 veces en Génesis 1 y 2: Dios dijo, Dios dijo, Dios dijo, Dios dijo, Dios dijo, Dios dijo, Dios dijo, Dios dijo, Dios dijo, Dios dijo». Los primeros dos capítulos de Génesis el registro de la historia humana como la conocemos, consiste en que Dios dice algo, Dios habla, Dios se comunica, Dios envía su Palabra. Después dice siete veces que «Dios vio».

O sea que Dios decía algo y veía que lo que quería se llevaba a cabo exactamente porque la Palabra de Dios procede con poder y realiza exactamente lo que Él desea. La Palabra de Dios sale y crea la vida. La Palabra de Dios es Palabra que da vida. Expone las tinieblas, da entrada a la luz. También divide; divide a las personas de los animales, el cielo de la tierra, el agua del resto de la creación. Hay separaciones y divisiones que surgen, y la Palabra de Dios hace todas esas cosas.

Cuando Dios habla, cosas suceden, las cosas cambian, y surge la vida. La Biblia enseña en Hebreos 11 que Dios habló y se hizo la creación. Que todo lo que existe proviene de la pura Palabra de Dios. Ante todo aprendemos en la Biblia que Dios es un Dios que predica. Envía su Palabra poderosamente, la cual efectúa cambios en su creación.

Satanás predica

Seguimos adelante a Génesis 3 donde aprendemos que Satanás también predica. Desde el comienzo leemos esto: «Y la serpiente era más astuta que cualquiera de los animales del campo que el SEÑOR Dios había hecho. Y dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho…?».

En Génesis 1 y 2 Dios dice algo 10 veces y en Génesis 3 viene Satanás con su propio sermón y se lo predica a nuestros primeros padres, Adán y Eva: «¿Conque Dios ha dicho…? ¿Fue eso lo que Dios quiso decir realmente? ¿Será que dijo esto? ¿Será que dijo aquello?». De repente hay confusión. Pienso que es literalmente una serpiente, pero también es Satanás. Un ser espiritual malo a quien Dios había hecho bueno, que se corrompió volviéndose malo. Aquí hay confusión y ahora tenemos dos sermones contradictorios.

Dios dijo: «De todo árbol del huerto podrás comer, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás». Satanás viene y dice: «¿En verdad eso fue lo que Dios dijo?». Después Satanás contradice la Palabra de Dios y dice: «Dios básicamente les está mintiendo. No deben creerle; solo está tratando de robarles toda su gloria. Ustedes podrían ser como Dios conociendo en bien y el mal».

Quiero que vean que existe un conflicto entre la verdad y las mentiras, entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas, y que las cosas han estado así desde Génesis 3 Tanto así que aquí vemos a Satanás presentándose a nuestro primer padre, Adán en el huerto, y le predica un sermón falso. Después viene Jesús, el postrer Adán, y Satanás se le aparece en un desierto predicándole.

En Mateo 4:3 y 4 leemos: «Y acercándose el tentador», o sea Satanás, la serpiente, el dragón, «le dijo», o sea a Jesús: «Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan». En contexto, Jesús había estado 40 días y 40 noches en el desierto ayunando y orando, y obviamente tiene hambre y está cansado. Y Satanás aparece y le predica un sermón.

Y el sermón de Satanás es: «Si haces lo que yo quiero te daré lo que tú quieres». Sigue siendo el mismo sermón que tiende a predicar. «Te daré lo que quieras, solo haz lo que quiero». Es cuestión de adoración. Es cuestión de obediencia, de lealtad, de alianza. A diferencia de nuestro primer padre Adán con su esposa Eva, quienes creyeron el falso sermón de Satanás y cayeron en pecado, Jesús rechazó el sermón de Satanás. Rehusó creer las mentiras y aceptó la verdad, y repetidas veces cita el libro de Deuteronomio, diciendo: «No, la Palabra de Dios dice esto». Y empieza a batallar contra Satanás con la Palabra de Dios.

Por eso es que la Biblia usa imaginería en las Escrituras en lugares como Hebreos y Efesios diciendo que es como una espada. Así que cuando Satanás viene con mentiras, necesitamos la verdad. Cuando Satanás viene a tentarnos, debemos combatirlo con la verdad de la Palabra de Dios. Y cuando tristemente Satanás convenció a nuestros primeros padres a creer sus mentiras y seguir su sermón falso, Jesús permanece fiel a la Palabra de Dios. Él no peca, cita las Escrituras y se defiende contra este ataque demoníaco, satánico.

Esto es importante porque no todas las predicaciones son buenas. No todas las predicaciones son bíblicas. No todas las predicaciones honran a Dios. La Biblia después habla de los falsos maestros, profetas, y apóstoles. Personas que dicen que hablan de parte de Dios, y no es así. De hecho, Satanás los usa para comunicar mentiras.

Y no estoy hablando de asuntos secundarios. En ninguna manera. Tenemos miembros del consejo que son hombres; en algunas iglesias son mujeres. Creemos que todos los dones espirituales como hablar en lenguas, existen hoy; algunas iglesias les preocupa mucho eso, o rechazan eso. Hay cosas en las que no estamos de acuerdo con otros cristianos que creen en la Biblia y aman a Jesús, pero no son necesariamente falsos maestros, falsos apóstoles y no trabajan para Satanás. Son temas secundarios.

Estamos hablando de los temas principales. Grupos como los Testigos de Jehová que vienen y llaman a la puerta, y dicen: «¿Quiere participar en un estudio bíblico?». «Es que ustedes tienen una perspectiva distinta de Jesús y la Biblia a la de nosotros». Lo mismo con los mormones. Y tiendo a no ser demasiado político, y mi intensión no es buscar pelea, aunque quizás me quede difícil retractarme después de decir esto, pero tenemos una situación ahora mismo con la campaña «Soy mormón», la Iglesia Mormona trata de presentarse como otra denominación cristiana. Pero no lo es. Es una religión diferente.

No significa que no amamos a los mormones; los amamos. No significa que no abriríamos las Escrituras con los mormones; lo haremos. Pero significa que si piensa que enseñan lo mismo en una iglesia mormona que lo que enseñan en una iglesia cristiana, ha sido engañado. Porque tienen un concepto completamente distinto de Jesús, y totalmente distinto de la salvación.

Vivimos en un día en que uno no puede decir simplemente estoy dispuesto a aprender, quiero aprender. Algunos de ustedes son nuevos cristianos y otros no son cristianos. Algunos de ustedes están muy dispuestos a aprender, quieren aprender, y yo les diría: Me parece genial. Alabado sea Dios. Como vivimos en un día en que la predicación y la enseñanza están disponibles gratuitamente en Internet, en gran parte, es una maravillosa oportunidad, pero también es una maravillosa oportunidad para las falsas enseñanzas.

Así que tengan cuidado y tengan discernimiento. Así como les decimos a los niños: «No te metas todo a la boca». Tengan discernimiento en cuanto al alimento y sustento espiritual que reciben. Porque Dios no es el único que está predicando. Satanás también está predicando. Dios no es el único que envía predicadores, Satanás también envía predicadores.

Los profetas predicaban

Dios envía una serie de predicadores en el Antiguo Testamento. Empezamos con Dios y con Satanás, y veremos un poco de teología bíblica y pensaremos en la línea argumental de la Biblia. Dios envía a sus profetas a predicar.

Lo vemos en el Antiguo Testamento. Más de 200 veces un profeta dice: «Así dice el Señor». Así que cuando un profeta habla está diciendo: «Dios me dio palabra, y soy su instrumento, su medio, su mensajero». Predican la Palabra de Dios, o escriben la Palabra de Dios, o ambas cosas.

Hay una sucesión de profetas en el Antiguo Testamento. Muchos libros de nuestra Biblia son de los profetas. El Profeta Daniel. El Profeta Isaías. El Profeta Jeremías. El Profeta Zacarías. Profetas en todo el Antiguo Testamento. Culmina con el último, el más grande de los profetas del Antiguo Testamento, Juan el Bautista. Leemos de él en Mateo 3:1–3. «Llegó Juan el Bautista», ¿qué? «Predicando».

Hay mucha predicación en su Biblia. Me parece peculiar que haya ciertos grupos o incluso redes de iglesias que se oponen a la predicación. Que abandonan la predicación. A veces lo que les causa tanto problema es la autoridad de la Palabra de Dios. No quieren que nadie abra la Biblia y lean: Así dice Dios.

Pues Juan el Bautista vivió en un día en que había mucha gente espiritual, moral, y espiritual. Algunos amaban al Señor, pero algunos disimulaban amar al Señor pero no lo amaban. Había pecado en sus vidas que no estaban dispuestos a afrontar y reconocer.

Entonces vino predicando. Juan es un predicador. Es un predicador del Antiguo Testamento. Está preparando el camino para la venida de Jesús. «Llegó Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, diciendo: Arrepentíos». Es lo que hacen los predicadores. Predican ¿qué? Arrepentimiento. La Biblia no se enseña donde el arrepentimiento no sea necesario. Porque se supone que todos somos pecadores y que hay pecado en nuestras vidas que necesitamos confesar a Dios para cambiarlo, para que no sigamos con ese patrón de vida que nace de la rebeldía.

Cuando se predica arrepentimiento, a algunos les encanta, otros lo odian. Hay reacciones muy fuertes. Si leemos el Antiguo Testamento, ¿generalmente qué les pasaba a los profetas? Los mataban. La única manera de silenciarlos era matándolos. Y lo que pasa al predicar el arrepentimiento es que provoca unas reacciones muy fuertes y a veces violentas. Porque el arrepentimiento dice: «Eso está mal. Lo que usted cree está mal. Lo que está haciendo está mal».

Y saben qué, 2.000 años más tarde todo sigue igual. ¿No es así? O sea, aunque lo diga amablemente, amorosamente, con gracia, con una sonrisa, y se meta el dedo índice al bolsillo para no señalar a la gente y decirles: «Eso está mal; usted está equivocado», aun así la gente reaccionará enojada, con violencia, o con humildad y arrepentimiento.

Los puritanos tenían un viejo dicho. Decían: «El mismo sol que derrite el hielo, endurece el barro». Algunas personas son muy tiernas con el Señor, y cuando alguien les dice que pecaron y que necesitan arrepentirse, cambian, sus corazones se derriten. Dicen: «Tienes razón. Me siento muy mal de haber hecho eso. Necesito que Dios me ayude. Quiero que eso cambie». Se derriten.

Otros se endurecen. «¿Cómo se atreve? No tiene derecho. ¡Qué falta de amor! Hablemos de su vida no de la mía. Voy a acceder a Internet para compartir esto con el mundo. Estoy seguro que otros estarán de acuerdo conmigo». Las cosas pueden intensificar rápidamente.

Juan era uno de los que decían: Arrepiéntanse. Arrepiéntanse. Les digo tristemente que el arrepentimiento no es algo muy común, ni siquiera hoy en la iglesia. En cambio, lo que ha pasado es que la terapia ha rebasado la teología. No me opongo a las terapias, y a tratar de ayudar a la gente para que dejen de consumir drogas y alcohol, y todas esas adicciones y compulsiones. Amamos a la gente; queremos que encuentren ayuda. Hay mucha verdad sin embargo en la revelación general que puede encontrarse en las ciencias sociales. No estoy desacreditando eso, para nada.

Pero un modelo terapéutico comienza con el supuesto que básicamente somos buenas personas y lo que nos está estorbando son los pecados de otros, y la índole de la cultura. Y lo que necesitamos hacer es animarlo para que se ame a usted mismo, se valore a usted mismo, y se acepte a usted mismo, para que pueda ser lo más bondadoso posible.

Pero la Biblia dice que «Somos malos», una suposición completamente diferente. No solo necesita aceptarse como es, necesita cambiar por completo. No solo necesita aceptar lo que es, necesita que Dios cambie lo que es. No solo necesita sentirse mejor, necesita ser una nueva persona.

Así que son suposiciones muy distintas que tratan de lidiar con la condición humana. De modo que viene un cristiano y dice: «Hablemos del arrepentimiento. Mientras que un no cristiano hablaría de algo que no es el arrepentimiento. «¿Se ama a usted mismo? ¿Tiene elevada su autoestima? ¿Se siente bien con usted mismo? ¿Está actualizando su potencial? ¿Sabes lo maravilloso que podrías ser? ¿Estás alcanzando tus sueños?». No se centra en Dios que es el estándar de santidad y del bien y del mal. Se centra más en mis sentimientos y en mi visión para mi vida y si estoy recibiendo el apoyo que necesito para volverme la persona que quiero ser.

En cambio, el mensaje cristiano es: ¿Quién es Dios? ¿Quiénes somos nosotros? ¿Quién dice Dios que somos? ¿Qué dice Dios que hacemos? ¿En qué necesitamos arrepentirnos? ¿En qué necesitamos cambiar de parecer para estar de acuerdo con Dios? ¿En qué necesitamos un cambio de naturaleza para estar conectados con Dios? ¿Dónde necesitamos cambiar nuestros deseos para que queramos obedecer a Dios? ¿Ven la diferencia? Es completamente diferente.

Así que aparte del cristianismo no encontrará un fuerte llamado al arrepentimiento. Pero cuando la Biblia está abierta y el predicador habla, debe ser del arrepentimiento. Así Juan el Bautista siguió la misma línea y ejemplo de todos los profetas del Antiguo Testamento. El arrepentimiento. «Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. Porque este es aquel a quien se refirió el profeta Isaías, diciendo VOZ DEL QUE CLAMA EN EL DESIERTO: PREPARAD EL CAMINO DEL SEÑOR HACED DERECHAS SUS SENDAS».

El Profeta Isaías había profetizado cientos de años antes que Juan el Bautista vendría y que prepararía a las personas para la venida de Jesús predicando el arrepentimiento. Esto significa que no podemos entender a Jesús sin el arrepentimiento. Jesús no viene solamente a mejorarnos; viene a renovarnos. Jesús no viene solamente a hacernos sentir mejor; viene a decirnos la verdad, y que nos ama. Y nos sentimos bien porque nos ama, pero nos sentimos bien por su amor después de sentirnos mal por nuestro pecado.

Juan el Bautista no predica solamente, enfrenta una fuerte reacción. ¿Y qué le hicieron finalmente a Juan el Bautista? Lo decapitaron. Lo decapitaron porque podían hacerlo dejar de predicar el arrepentimiento del pecado. Y la única manera de silenciarlo fue decapitándolo.

Jesús predicaba

Continuemos; vimos a Dios predicar, a Satanás predicar, y a los profetas del Antiguo Testamento predicar. ¿Qué tal el Señor Jesús? El Señor Jesús es un predicador. Jesús predicó. Les daré un ejemplo de esto en las Escrituras. La idea principal es esta, pocas personas se imaginan a Jesús como un predicador. Pensamos que se la pasaba con niños y alimentando a la gente, cuidando a la gente, sanando a la gente, haciendo milagros, y todo eso es cierto. Pero Jesús pasaba mucho tiempo predicando. Predicando. A menudo al aire libre, a veces en las sinagogas.

Leemos en Lucas 4:16–18 que en una ocasión Jesús fue a la sinagoga en el Día de reposo, o sea el sábado: «Y se levantó a leer». La sinagoga era como una iglesia. La gente se congregaba los sábados, ahora nos congregamos los domingos porque fue el día que resucitó Jesús. Algunos leían la Escritura. Algunos daban una enseñanza. Hacían oraciones, quizás cantaban, daban la ofrenda. El sistema de sinagogas del Antiguo Testamento consistía de varios sitios desperdigados, casas de adoración muy parecidas a las iglesias que conocemos hoy.

Jesús «se levantó a leer. Le dieron el libro del profeta Isaías, y abriendo el libro, halló el lugar donde estaba escrito: EL ESPÍRITU DEL SEÑOR ESTA SOBRE MI PORQUE ME HA UNGIDO PARA ANUNCIAR EL EVANGELIO». Muy desde el principio del ministerio de Jesús, abre el rollo, lo que para ellos era la Biblia, y tiene el mismo contenido pero escrito en un rollo largo.

Y si mal no recuerdo empieza por allá en Isaías 61 donde dice por medio de Isaías unos 700 años antes, que fue profetizado que Jesús vendría y que el Espíritu Santo estaría sobre Él para que fuera un poderoso predicador. Para que pudiera proclamar las buenas nuevas, o sea el evangelio. Esto trata de su muerte, sepultura, y resurrección en nuestro lugar, por nuestros pecados.

Isaías profetizó eso y Jesús viene y lo lee, y les dice: «Hoy se ha cumplido esta Escritura que habéis oído». Jesús dice: «Ese soy yo». Soy el predicador ungido por el Espíritu. Dios con ustedes». Lo que quiero que vean es que Jesús es un predicador. Jesús es un predicador.

También vemos esto, les daré otro ejemplo en la Escritura, en Mateo 4:17. «Desde entonces Jesús comenzó» ¿a qué? «a predicar y a decir» ¿qué? Arrepentíos». ¿Y qué le hicieron a Jesús? También lo mataron.

Lo que quiero que vean es esto, Jesús alimentó a la gente, pero no lo crucificaron por eso. Jesús sanó a la gente, pero no lo crucificaron por eso. Jesús cuidó a la viuda, al huérfano, a los marginados, a los parias, a los abusados, pero no lo mataron por eso. Jesús amó a las mujeres despreciadas aun en su propia comunidad, y se hizo amigo de ellas. Pero no lo mataron por eso. Jesús amó a su madre, y no lo mataron por eso.

¿Por qué mataron a Jesús? Por sus predicaciones. Porque decía continuamente cosas como: «Yo soy Dios. Ustedes son pecadores. He venido a salvarlos. Arrepiéntanse». Y cuando no lo hacían, así como trataron a los profetas del Antiguo Testamento y a Juan el Bautista antes de Jesús, determinaron que la única manera de silenciarlo era matándolo. Entonces crucificaron a Jesús. Claro que resucitó tres días después para seguir predicando.

¿Cómo se imaginan a Jesús? Les afirmo que la persona promedio hoy y aun el cristiano evangélico promedio conoce a Jesús más como un terapeuta que como predicador. Alguien que escucha mucho más de lo que habla. Alguien que lo entiende más a uno que alguien que nos impone exigencias. Alguien que simpatiza con nosotros mucho más que alguien que nos reprende. En la escala de terapeuta a profeta de voz en cuello, ¿cual es su principal concepto de Jesús?

Si Jesús es tan solo un terapeuta, no le dice lo que debe hacer, solo lo escucha. No lo juzga, solo trata de simpatizar. No le dice que está equivocado, no le dice que se arrepienta, no le dice que cambie. Está ahí como amigo; una presencia consoladora, un oído atento, un alentador cordial, gentil. Pero el Jesús de la Biblia si no fuera un predicador, aun estaría vivo hoy. No hubiera muerto. Claro que sabemos que Jesús está vivo hoy, pero ha sido exaltado. Está en el Cielo gobernando y reinando.

Pero gran parte de su ministerio terrenal ¿consistía en qué? Predicar. A veces lo hacía en grupos pequeños, a veces en grupos grandes. A veces Jesús francamente creaba una megaiglesia de miles y miles. Dice que en ciertas ocasiones la gente caminaba muchas horas por terrenos escabrosos para escucharle predicar. A veces eran miles de hombres, mas las mujeres, mas los niños. O sea grandes multitudes de personas que venían a escuchar a Jesús ¿hacer qué? Predicar.

No tenemos la transcripción completa de los sermones de Jesús, como el Sermón del Monte que es un resumen de un largo sermón. ¿Cómo sabemos que los sermones eran largos? Pues dice que a todos les daba mucha hambre. Habían estado ahí mucho tiempo. No tenemos las transcripciones completas, pero lo que sí oímos es que Jesús fue un predicador y predicó del arrepentimiento y la venida del reino de los cielos. Lo que tenía era un sentido de urgencia: «Ha llegado el momento. El pecado es un problema, y el tiempo se agota». En la iglesia Mars Hill lo que creemos es que la predicación es sumamente importante.

Los apóstoles predicaban

Jesús entrega este ministerio profético de predicar, después de su muerte, sepultura y resurrección, a sus apóstoles. Y quiero que vean que en la historia del mundo, desde la creación hasta el final, Dios siempre está predicando.

Leemos lo siguiente acerca de los apóstoles y sus predicaciones, al final del Evangelio de Marcos donde Jesús dice esto: «Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad», algunas versiones dicen proclamar «el evangelio», o sea las buenas nuevas sobre la muerte, sepultura, y resurrección de Jesús en nuestro lugar, por nuestros pecados. Nuestro Dios vino en misión de rescate. Lo hizo. Cumplió las Escrituras. Todo lo que dijo era verdad. Nuestro Dios conquistó el pecado. Nuestro Dios conquistó la muerte. Nuestro Dios está vivo. Nuestro Dios nos ama. Vayan y díganle a las personas.

«Proclamen el evangelio a toda la creación». Díganle a todo el planeta. «El que crea y sea bautizado será salvo; pero el que no crea será condenado». ¿Ven la fuerte reacción otra vez? Jesús dice: «Algunos los van a amar. Algunos los van a odiar. Algunos irán al Cielo. Algunos irán al infierno. Algunos abrirán sus corazones al Señor. Algunos cerrarán sus corazones al Señor. Todo vendrá por medio de la predicación. Vendrá por medio de la predicación. Será un trabajo difícil, ¿cierto?

¿Y qué les hacen a los apóstoles? También los matan, salvo a Juan el Amado, el discípulo más joven. Por lo que podemos ver en la historia, todos murieron como mártires. ¿Cuántos de ustedes que vienen aquí si les preguntara ¿quisiera ser predicador? Dirían, «Yo, sí». «¿Quieren que los odien o perder la vida?». Bajan las manos. «No». Al alzar el brazo para ser predicador alzan el brazo para ser odiados. Alzan el brazo para que se les opongan. Alzan el brazo para ser despreciados si predican el arrepentimiento.

Porque repito, el mismo sol que derrite el hielo endurece el barro. Algunos les encanta predicar la Palabra de Dios, algunos lo odian. Algunos les encanta arrepentirse de sus pecados. Algunos odian que les recuerden siquiera que son pecadores.

La iglesia nace con un sermón. En Hechos 2:14, vemos a Pedro el líder de los discípulos, en primero entre sus pares, siempre lo nombran primero. Todos se han congregado y Pedro se para y nace la iglesia del Nuevo Testamento, y el Espíritu Santo desciende sobre la iglesia para ungir y asignar a la iglesia a continuar con el ministerio de Jesús después de su ascenso al Cielo.

Leemos que «Pedro estaba de pie con los once», o sea, con el resto de los apóstoles. «Alzó la voz y se dirigió a ellos», y después predicó un sermón. La iglesia del Nuevo Pacto, del Nuevo Testamento nace con la predicación de un sermón. Una predicación ungida del Espíritu acerca de Jesús.

Si lee el resto del libro de los Hechos a partir de ahí, casi cada capítulo del libro de los Hechos contiene un sermón. El libro de Hechos, para los que de pronto son nuevos en el cristianismo, es como el libro del comienzo de nuestra historia. Es un relato cronológico de cómo empezó la iglesia primitiva después de la resurrección de Jesús. Ahora el cristianismo se difunde desde los judíos a los que no son judíos.

En otras partes del Nuevo Testamento podemos aprender acerca de la iglesia incipiente, pero en realidad la vemos descrita históricamente en el libro de los Hechos. Sería algo interesante para ustedes. Lean el libro de Hechos y verán que casi todos los capítulos contiene a un predicador predicando un sermón.

Casi la única excepción ocurre cuando un predicador ha predicado en un lugar y viaja a otro lugar, y ese capítulo habla de su viaje a predicar en otra parte. O registra que tomaron al predicador y lo pusieron en la cárcel para que no pudiera predicar más. Y después a veces convierte a las personas en la cárcel, y les predica a los carceleros.

Por tanto, en el libro de Hechos tiene muchas predicaciones, y encontrarán que cada sermón en el libro de Hechos, he leído e investigado cada uno de ellos, habla de la resurrección de Jesucristo de la muerte. Esa es la esencia de la predicación cristiana. Jesús vivió, Jesús murió, Jesús fue enterrado, Jesús resucitó, Jesús está vivo, todo lo que dijo de que era Dios y que perdona el pecado, es cierto. Su resurrección comprueba que no es solo un hombre, es el Dios-hombre. Está en una categoría única. No es como ningún otro líder religioso o maestro.

También vemos en el libro de Hechos a los apóstoles predicando. Algunos de sus sermones son muy largos. Mucho más largos que los míos. A la orden. Algunos son súper largos. En una ocasión en Hechos 20 está escrito que Pablo predicó hasta la media noche. Un joven llamado Eutico, quizás en el grupo de jóvenes se durmió del cansancio, se cayó de una ventana y murió. Con eso tenemos para un sermón. Vino Pablo y lo sanó, y quizás le dijo que volviera a entrar a escuchar más predicaciones. Algunos sermones eran muy largos. Repito, en el libro de Hechos tenemos resúmenes de lo que se dijo. No tenemos la transcripción completa de lo que se dijo. Pero algunos de los sermones eran larguísimos.

Los pastores predican

Dios predica, Satanás predica, los profetas predican, hasta llegar a Juan el Bautista, el último de los profetas del Antiguo Pacto, que predica. Jesús llega predicando. Envía a los apóstoles a predicar. Esto continúa hasta nuestros días en que los pastores predican.

Tito 1.9: Hablando de un anciano, o la palabra que usa también podría indicar un pastor. Estas palabras como pastor, anciano, son sinónimas en lugares como 1 Pedro 5 y Hechos 20. “Anciano” se refiere más que todo al cargo, “pastor” se refiere más a la descripción laboral de amar a la gente.

La Biblia dice que Jesús es nuestro buen pastor y que la gente en la iglesia son como ovejas que Jesús ama, y son parte de su rebaño. Y que hay lobos allá afuera, falsos maestros, enviados por Satanás con falsos sermones para engañar a la gente. Dios levanta pastores para cuidar el rebaño y servir bajo Jesús, el principal pastor.

Aquí el anciano o pastor-anciano, debe «ser retenedor de la Palabra fiel tal como ha sido enseñada». O sea que para ser pastor o anciano en la iglesia necesita tener sana doctrina, conocer la Biblia, creer la verdad. «Para que también pueda» hacer dos cosas: «Exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen».

Se supone que un pastor debe hacer dos cosas: Enseñar lo que enseña la Biblia, y corregir errores con la Biblia. Porque repito, Satanás enviará falsos maestros, falsos apóstoles, falsos predicadores, falsa doctrina. A veces son personas en la iglesia. Hechos 20 menciona esto: «Entre vosotros mismos se levantarán algunos hablando cosas perversas para arrastrar a los discípulos tras ellos».

Les digo que la amenaza más grande a la salud y el bienestar de cualquier iglesia, incluyendo la nuestra, no es toda la gente allá afuera, somos nosotros. Cuando estamos conectados con alguien en forma relacional, cuando uno conoce a alguien, cuando ama a alguien, y empiezan a descarriarse, es difícil decirles: «Estás empezando a oler a lobo. Lo que estás enseñando no es bíblico. Lo que pretendes hacer no es piadoso. Estás tratando de dividir a la gente y llevártela contigo para empezar tu propia iglesia, o ministerio, o secta, o provocar sospechas de los líderes. Estás causando división». A veces lo hacen por dinero. A veces lo hacen por poder. A veces detrás de tales pecados hay pecado sexual y una agenda oscura para abusar a otros.

Lo que debe hacer un pastor son dos cosas: Enseñar la verdad, ser un buen pastor, velar por las ovejas; y lidiar con los lobos y las falsas enseñanzas, y la falsa doctrina, para mantener saludable a la iglesia. Cuando Pablo amonesta con sana doctrina, en el Nuevo Testamento, usa la palabra griega que significa saludable. No queremos una iglesia donde nuestra teología es como un crucigrama y hemos llenado todos los espacios. Queremos una iglesia robusta, saludable, con enseñanza bíblica sobre Jesús, como una dieta equilibrada, con arrepentimiento, crecimiento, amor, Jesús, madura, que ayuda a otros. Así es la sana doctrina, es saludable.

Oren por nuestra iglesia, por favor. Oren por nuestros líderes, no solo por sus ancianos, diáconos, líderes de grupos comunitarios, líderes de grupos de redención. Al expandirnos, ahora somos una iglesia en 14 localidades en cuatro estados y seguimos creciendo. ¿Se imaginan la complejidad de las raras enseñanzas que entran por la puerta?

En todas partes es diferente. Entre más nos acercamos a los centros urbanos, se trata solo de la identidad sexual. A veces salimos a los suburbios y son personas que se aburrieron con el cristianismo evangélico y empezaron a divagar hacia raras doctrinas tangenciales. Si va a Nuevo México tratan de mezclar a Jesús con el demonismo, la superstición, y las religiones nativas. Si baja a Portland, allá Jesús no es más que un hippie, eso es lo que es, un tipo que anda sin techo que cultiva sus propios alimentos, pero no es Señor, Dios, Salvador, Rey, y Cristo. Tiene un hacky sack, pero no un trono.

Sucede de esta manera históricamente: una cantidad de personas se vuelven cristianas y las sectas vienen justo después. Les gusta aprovecharse de los cristianos que no saben la diferencia todavía. Tenemos tantos cristianos nuevos en Mars Hill, y sí, queremos asegurarnos que crezcan en amor. También queremos asegurarnos que conozcan la verdadera y la falsa doctrina para que crezcan en piedad y en amor por Jesús, y no se salgan del camino.

De hecho varias religiones han enviado a sus líderes con sus insignias puestas, en los atrios de nuestras iglesias los domingos. Conocí un par de tipos con insignias que decían «anciano». No les diré en qué bando eran, pero vinieron a la iglesia en sus bicicletas. Andaban por ahí con sus insignias de «anciano» y yo estaba en el atrio y pensé «No conozco a Rómulo y Rémulo. No sé quiénes son esos tipos».

Llego y les digo: «Hola, bienvenidos, ¿ustedes son ancianos?». Me dijeron: «Sí, lo somos». Y les pregunté: «¿De cuál iglesia? No es esta porque si no lo sabría. Tal vez». Tenemos muchos ancianos. Me dijeron: «Oh, somos de esta otra religión». Les dije: «Pues si quieren quedarse, quítense esa insignia de anciano». Les dije: «¿Por qué llevan puesta la insignia de un anciano?». «Pues en caso de que alguien necesite oración o quiera hablar». Oh, ustedes van a necesitar oración y vamos a hablar, saben. Hemos tenido otras religiones que vienen y fingen ser nuestros propios ancianos en el atrio los domingos.

A veces oímos por ahí: «Oh, a veces esos ancianos fueron bastante estrictos con eso». O, «Trataron la cosa muy en serio». O, «Vaya, eso estuvo medio complicado». A veces no solo queremos enseñar sana doctrina, también queremos corregir y refutar esas cosas. No solo con temas secundarios; hay cristianos que aman la Biblia y a Jesús y no están de acuerdo. Eso es un debate familiar interno. Estamos hablando de los grandes temas que rebasan los límites e incurren en falsas enseñanzas.

Se supone que los pastores deben predicar, y deben enseñar. En Mars Hill esto significa que los ancianos y pastores enseñan uno a uno, o en grupos pequeños, clases, servicios dominicales. Mi tendencia es predicar en vivo. Cuando salgo, predicamos en vivo. En todas las diferentes iglesias Mars Hill tenemos Re:Train, una escuela que me parece que fue acreditada por doce seminarios para ofrecer un programa de licenciatura, bajo el liderazgo del pastor Dave Bruskas y el pastor Justin Holcomb.

Tenemos algo llamado Q School, una escuela de clasificación. Los ancianos que quieren predicar deben pasar por un periodo de preparación, pruebas, y entrenamiento, y después los pasamos por un proceso de aprobación parecido a American Idol, pero sin tanto dolor. Para que puedan pararse a predicar y podamos evaluarlos y hacerles observaciones. Existe todo un mecanismo en vigor.

Y si usted está aquí y dice: «Me siento llamado a predicar». Le diríamos: «Cualifique primero como anciano». Porque solo los pastores predican. Les mostraré de dónde sacamos eso. Está en un libro muy práctico que encontré. Aquí en 1 Timoteo 5:17–19: «Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar». Dice: «Honren a todos sus ancianos, y asegúrense de honrar a los que predican y enseñan». «Contra un anciano no admitas acusación sino con dos o tres testigos». Así que los que predican y enseñan se supone que ¿son quiénes? Los ancianos.

Volvamos a 1 Timoteo 3, solo unos capítulos atrás donde encontramos los requisitos para los ancianos 1 Timoteo 3 dice: «Un anciano es…». 1 Timoteo 5 dice: «Un anciano hace esto: predica y enseña». Hombres, si se sienten llamados a predicar, primero cualifiquen como ancianos.

Solo los ancianos predican, y no todos los ancianos predican los domingos. Enseñan en otras situaciones. Algunos ancianos predican los domingos dependiendo de sus dones. Algunos lo hacen mejor uno a uno. Algunos en una clase. Algunos en el diálogo. Algunos son mejores en los grupos pequeños y medianos. Algunos enseñan mejor en los grandes servicios. Todos usan su don donde sea más conveniente y donde quiera que Dios los ha asignado.

Honren a los predicadores

Les digo esto: honren a los predicadores. De acuerdo, no me refiero a mí. Ustedes sí me honran, me aman, y estoy agradecido. Es un gran honor para mí predicar en la Iglesia Mars Hill, y me siento muy libre para predicar la Palabra de Dios, y estoy muy agradecido por eso. Pero les pido que no hablen mal de otros predicadores. Si dicen algo herético, o si engañan a la gente, entonces sí, otros líderes deben intervenir para el bienestar de la grey y decir: «No escuchemos eso porque no es correcto. Y esperamos que resuelvan eso».

Pero lo que puede suceder sobre todo en una era de citas jugosas y cortes y citas erróneas, hay personas muy piadosas que soportan unos chismes muy impíos. En cualquier lugar que el predicador ame a Jesús y enseñe la Biblia, estamos a favor. ¿Amén? Simplemente estamos a favor.

Algunos de ustedes dirán: «Yo no lo haría de esa manera». Pues está bien. Pero si aman a Jesús y están enseñando la Biblia, puede que lo hagan diferente que nosotros, o diferente que yo, puede que no sea nuestro estilo, o la manera en que lo hacemos. Pero saben qué, nosotros no somos Jesús. Y la iglesia pertenece a Jesús. Y Jesús puede juzgar si los métodos o estilos le parecen aceptables o inaceptables.

Desde el principio, uno de mis pecados era envidiar a los grandes predicadores, porque eran tan talentosos, tan exitosos, y algunos de ellos eran tan famosos. En vez de ser humilde y escucharlos y aprender y preguntar: «¿Cómo puedo crecer y hacer un mejor trabajo?» Me puse celoso, crítico. «Oh, podía hacer eso mejor que ellos. No leen muy bien. Se saltaron ese punto. Estoy de acuerdo con todo eso pero no echaron de ver una cosa».

Siempre me encanta cuando la gente presenta al predicador y dicen: «No estoy de acuerdo con todo lo que dice». O sea, ¿quién está de acuerdo? Yo no estoy de acuerdo con todo lo que he dicho. Recuerdo cosas que dije y pienso: «Ah caray, lo siento». Predico una Palabra inerrante; no pretendo ser una palabra inerrante.

Cuando escuchen a otros predicadores, sean corteses. Si son pastores de otras iglesias, o si van a visitar la iglesia de un amigo, vayan a escuchar con gracia y oren por el predicador, honren al predicador, estén dispuestos a aprender, vean qué pueden aprender. Mientras otros pastores enseñan en Mars Hill por favor vengan a escuchar con gracia, para honrar. O sea: «Quiero orar por él. Quiero animarlo. Quiero tener oídos para oír. Quiero aprender lo que pueda. Quiero recibir lo que Dios tenga para mí por medio de ellos». Y si hay falsa doctrina, sí, confrontaremos eso. In la gracia de Dios, no hay.

Pero el asunto es el honor. Piénsenlo. Hoy por hoy muestran tan poco honor a la gente, y mucho menos a los predicadores. Vivimos en días en que gratuitamente podemos bajar maravillosos maestros de la Biblia. Les insto que rediman su viaje al trabajo escuchando a los que predican la Biblia, alabado sea Dios por ellos. Oren por ellos, apoyen sus ministerios si quieren mandarles un donativo por todo el bien que recibieron.

Pero seamos personas que honran la predicación, que honran los predicadores, porque cuentan con suficiente oposición de parte de Satanás. Tienen suficientes problemas luchando contra los lobos. Y solo son hombres comunes y corrientes que luchan en la gracia de Dios por hacer lo mejor que pueden.

Una manera de honrar a los predicadores es esta: «No admitas acusación contra un anciano, a menos de que haya dos o tres testigos». En la era de Internet es asombroso. Alguien dice algo que no es verdad, después alguien comenta sobre eso, y se convierte en un polémica enorme por algo que nunca pasó. O sacan algo de su contexto.

Repito, no estoy hablando de mí, no me siento deshonrado en Mars Hill. Pero quiero establecer una cultura en Mars Hill y quiero que demos a los maestros de la Biblia el beneficio de la duda. Démosles presunción de inocencia hasta demostrar que son culpables. Y esa culpabilidad no la determina necesariamente en un grupo de discusión en Facebook.

Hay una diferencia entre una acusación y una crítica. ¿Saben cuál es la diferencia? Una acusación es un alegato de un acto indebido. Cometió adulterio, enseñó falsa doctrina, robó dinero. Una crítica es: «No me cae bien. No estoy de acuerdo. Yo no lo hubiera dicho así». Cuidado de solo hacer una acusación y no traten una crítica como si fuera una acusación.

Hombre, no creo que deba decir esto pero lo haré de todas maneras— Mis convicciones teológicas tienden hacia lo que se conoce como teología reformada. Juan Calvino, Martín Lutero, y personas así me han influenciado mucho y estoy les estoy muy agradecido. Pero me parece que quienes comparten las mismas convicciones que tengo tratan la predicación como si fuera una degustación de vinos. Mi amigo James McDonald usa esta analogía, «Oh, toques de Calvino con taninos de Lutero. Mmm, eso suena muy Lloyd Jonesco con un dulce regusto de Spurgeon». De repente empiezan a criticar y a irrespetar, y a deshonrar a los fieles maestros de la Biblia.

Un tipo me dijo hace poco: «Oh, él es arminiano», y le dije: «Es un maestro de la Biblia cristiano, arminiano y muy amable por cierto, por lo tanto me cae mejor que usted porque usted no es amable». Quiero que seamos personas que oran por los predicadores, que honran a los predicadores, que los sujetan a un alto estándar. Si hay una acusación, debe ser investigada. Pero hay una diferencia entre una crítica y una acusación.

A propósito, oren por mí. Santiago 3:1 señala: «Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros , sabiendo que recibiremos un juicio más severo». Entiendo eso. Siento eso. Sinceramente siento el peso de la carga de responsabilidad de la tarea a la que el Señor me ha llamado.

Pero cuando vengan los predicadores a Mars Hill, a nuestras conferencias, o a eventos, o cuando prediquen otros ancianos, por favor hónrenlos, no los deshonren. Por favor no se den a la tarea de criticarlos. No piensen que por el solo hecho de ser diferentes que ustedes son desobedientes al Señor.

Predica la Palabra

Dicho lo cual, me encanta este versículo, es el versículo que pueden poner en Twitter sobre la predicación. «Predica la», ¿qué? «Predica la palabra». 2 Timoteo 4:2. Simplemente lo dice. Predica la Palabra. Esta es la Palabra de Dios. Por eso es importante la predicación. La predicación dice que la Biblia es verdad, y Dios habla por medio de la Palabra de Dios. El predicador debe abrir el libro y enseñar a la gente.

Hay muchos libros que hablan de Dios. Son opiniones de la gente sobre Dios. Esta es la Palabra de Dios. Esta Palabra viene de Dios. Es la única cosa perfecta en la Tierra, ¿cierto? Nosotros creemos en la Biblia, ¿de acuerdo?

Lo he hecho muchas veces pero supongo que volveré a hacerlo ahora. En realidad solo hay dos perspectivas de la Biblia. Esta es una perspectiva: Yo la interpreto, yo tengo autoridad sobre ella, si no me gusta puedo ignorarla, si no la creo, puedo cambiarla; si me parece inconveniente, puedo alterarla, y desecharla con excusas, puedo decir que no, puedo editarla como se me antoje. Tengo autoridad sobre las Escrituras. Eso es tratarla como si fuera una palabra sobre Dios. Como si fuera solo un libro escrito por otras personas que también dan su opinión.

Amigos, esa no es nuestra perspectiva de las Escrituras. Nuestra perspectiva de las Escrituras es esta: Esta es la Palabra de Dios. No es algo debajo de nosotros, está sobre nosotros. No tenemos autoridad sobre ella, estamos bajo su autoridad. No es algo que podemos editar y cambiar porque es lo que Dios dice.

Siempre oímos por ahí: «¿Puede cambiarlo simplemente?». ¿Editar a Dios? Eh, no. No me siento libre para editar a Dios con mi cerebro caído de tres libras que estudió en la escuela pública. No me siento en mi derecho para editar a Dios. No soy inteligente, pero soy lo suficientemente inteligente para saber que no soy tan inteligente.

Por lo tanto, nuestra perspectiva es: «No, estamos bajo la Palabra de Dios». Y la Palabra de Dios se abre mediante la predicación con el pueblo de Dios bajo la autoridad de la Palabra de Dios. Permítanme decirles que lo que hacen en este momento es adorar; sentarse y escuchar la Palabra de Dios es un acto de adoración.

Significa decir: «Estoy bajo la autoridad de la Palabra de Dios y los líderes». Significa decir: «Quiero aprender algo. No lo sé todo». Significa que debemos decir: «Sé que hay pecado en mi vida, y por la gracia de Dios, si el predicador por medio del Espíritu Santo y la Palabra de Dios puede ayudarme encontrarlo y afrontarlo, me acojo a eso». Significa sentarse con el pueblo de Dios como un acto de adoración, diciendo: «Estamos en esto juntos, y todos pertenecemos a Jesús, y estamos aquí para obedecer, y aplicar, y explorar la Palabra de Dios juntos».

No están sentados ahí apenas, están adorando a Dios al estar dispuestos a aprender. Gracias. Al escuchar. Gracias. Al estar dispuestos a reflexionar sobre lo que dicen las Escrituras. No estoy diciendo que siempre tengo razón, y cuando me equivoco estoy abierto a correcciones, y quiero hacer el mejor trabajo que pueda.

¿Cómo predicamos la Palabra?

Para cerrar, un par de cosas sobre la predicación. ¿Cómo predicamos la Palabra? Hay tres maneras distintas.

La predicación expositiva

La predicación expositiva, en que estudiamos libros enteros de la Biblia. En Mars Hill, eso generalmente ha sido nuestro sustento diario. No sé sobre cuántos libros de la Biblia he enseñado; son muchos. Acabamos Lucas hace poco; estuvimos dos años en Lucas. Siempre le dicen a uno: «Si quiere hacer crecer a su iglesia, predique series cortas de sermones cortos». Por eso estuvimos en Lucas 2 años hora por hora, y funcionó. Es un libro real, y vemos que a la gente le gusta la Biblia.

Algunos dicen: «Uno no puede enseñar libros enteros de la Biblia». Sí puede. Lo que eso hace es forzarnos a tratar temas que por lo general no trataríamos. Ayuda a las personas a aprender cómo estudiar la Biblia contextualmente para sí mismos. Pienso que también asegura que no estemos siguiendo solo lo que el predicador quiere decir. Estamos siguiendo lo que dice el libro de la Biblia que estamos estudiando, por la gracia de Dios.

En materia de enseñanza expositiva tenemos programadas varias cosas: en otoño estudiaremos el libro de Ester. Si, está bien, al menos una persona está entusiasmada. Genial, está bien. Ahora somos dos, usted y yo. Ahora somos dos. El doble, que maravilla. Si se apuntan dos más, tendremos cuatro, el doble otra vez. Bien.

Así que empezaremos el libro de Ester este otoño en septiembre. Es una locura de libro. Nadie predica sobre ese libro. Nadie. Los reformadores lo trataban como Supermán trataba la kriptonita. «Nos distanciamos un poco de eso. Es un libro extraño». Una joven hermosa se acuesta con el rey para la gloria de Dios—¿qué? Vamos a desglosar el libro de Ester, vamos a analizar el libro de Ester. Después de Ester vamos a estudiar Efesios empezando en enero. Dedicaremos 16 semanas a estudiar Efesios por completo. Tengo un nuevo libro que saldrá pronto y vamos a estudiar todo el libro de Efesios.

La predicación textual

La segunda clase de predicación es la predicación textual. Es cuando no tomamos todo el libro de la Biblia sin una sección. Cuando hicimos la serie Las siete hace poco, vimos Apocalipsis 1, 2, y 3. Fue una predicación textual. Significa contemplar un trozo de la Escritura, no todo el libro. Eso también lo tenemos programado. El próximo verano veremos los Diez Mandamientos, Dios mediante. O sea, solo veremos una porción de las Escrituras.

La predicación temática

La tercera es por temas, lo que estoy haciendo hoy en la serie Jesús ama su iglesia. Aquí tomamos las grandes ideas y temas de la Biblia y los integramos en conceptos unificados. ¿Qué es el bautismo? ¿Qué es la comunión? ¿Qué es la predicación? Miramos la línea argumental de la Biblia, miramos temas y las grandes ideas que entrelazados forman conceptos.

En Mars Hill nuestro sustento es la exposición de libros de la Biblia. Hacemos algunas series textuales donde vemos trozos de ciertos libros de la Biblia. Y a veces hacemos series temáticas donde vemos los grandes conceptos de la Biblia, e integramos varias secciones de la Escritura.

Predicamos a Jesús

Para cerrar, permítanme darles unas cosas. Primero, predicamos a Jesús. Predicamos a Jesús. Creemos que toda la Biblia finalmente se trata de Jesús. Que Él es Dios quien creó los Cielos y la Tierra. Qué contra Él hemos pecado y nos hemos rebelado. Qué Él fue quien vino en carne humana en misión de rescate a salvarnos de Satanás, del pecado, la muerte, el infierno, y la ira de Dios. Que vivió la vida sin pecado que nosotros no vivimos. Que murió la muerte expiatoria que debíamos morir a nosotros. Que fue enterrado y al tercer día resucitó. Que a los 40 días evidenció su resurrección de la muerte a grandes y pequeñas multitudes. Que ascendió al Cielo y comisionó a la iglesia por el poder del Espíritu Santo, para que siga difundiendo su mensaje al mundo hasta que regrese a juzgar a vivos y muertos y a establecer su reino sempiterno. Ese es nuestro Jesús.

Creemos que toda la Biblia de principio a fin se trata de Jesús. Contiene otras cosas, pero esa es la idea principal. Jesús enseñó estas cosas al final del Evangelio de Lucas. Abrió el libro de la Ley y los Profetas y les explicó que todo en el Antiguo Testamento era sobre Él. Jesús dijo: «Ni la letra más pequeña ni una tilde de la ley se perderá hasta que toda se cumpla. Yo cumpliré todo en las Escrituras».

En Juan 5 Jesús discutía con la gente religiosa y les dijo: «Examináis las Escrituras porque vosotros pensáis que en ellas tenéis vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí y no queréis venir a mí para que tengáis vida». Jesús dijo: «Yo soy el tema principal de la Biblia». Por eso asevera Pablo en 1 Corintios 1:22: «Nosotros predicamos a Cristo crucificado».

Finalmente se trata de Jesús. Así que no importa que estemos hablando del matrimonio, la comunión, al bautismo, la amistad, o lo que sea, siempre hablamos de Jesús. Esa es mi oración por ustedes, y mi motivo de oración por ustedes. Por favor oren para que siempre hagamos un buen trabajo al hablar de Jesús. No sé si lo sabían, pero Él está vivo. Es maravilloso y los ama. Perdonará sus pecados.

Seguimos el púlpito

Segundo, seguimos el púlpito. Creemos que la predicación lidera y otras cosas la siguen. Por eso conectamos a los grupos comunitarios con la serie de sermones. Si no pertenece a un grupo comunitario, intégrese a uno. Lo que predicamos el domingo lo desglosamos y aplicamos a la misión, a cambiar vidas, a la amistad y a la comunidad durante la semana. Ahora hay más de 600 grupos con 8.000 personas que se congregan semanalmente. La predicación va primero y después los grupos comunitarios dan seguimiento al tema del sermón.

Nos encanta la tecnología

Tercero, nos encanta la tecnología porque la tecnología nos da una oportunidad. Sistemas de sonido, cámaras, los vodcast, los podcast, alabamos a Dios por la era de la tecnología en que vivimos. Alabo a Dios. Obtuve mi licenciatura en comunicaciones de uno de los mejores programas del país antes que llegara a existir algo llamado Internet. Así de viejo soy.

Después empezamos Mars Hill y en la providencia de Dios casi al mismo tiempo, hace casi 16 años, la Internet se hizo pública en Puget Sound con un grupo de tipos y una pequeña compañía llamada Microsoft. Y hemos aprovechado la oportunidad de Internet casi 16 años. No tenemos una agencia publicitaria, no tenemos una denominación. Solo somos nosotros.

A partir de mediados de los 90 hemos estado regalando los sermones en Internet. Y Dios multiplica y bendice eso. En el pasado año, en los últimos doce meses, tuvimos casi 15 millones de descargas de audio y video en total de solo la predicación y la enseñanza de la Palabra de Dios. También tenemos 36 servicios en cuatro estados. Tenemos subtítulos para los que tienen discapacidad auditiva. Tenemos traducción al español para quienes su idioma principal no es el inglés. Alabo a Dios por la tecnología que podemos usar. Si reservas la usamos en la gracia de Dios.

La predicación es para transformación

Y cuarto, creemos que predicar no es solo información sino transformación. El hermano de Jesús, Jacobo, lo dijo de esta manera: «Sed hacedores de la palabra y no solamente oidores que se engañan a sí». Hagan lo que dice. Aunque escuche muchas predicaciones y enseñanzas, si no las obedecer, de nada le sirve. Es como contemplar las vitaminas y nunca ingerirlas. Está cerca, pero no tiene el mismo efecto. Puede estar consciente de muchas predicaciones y enseñanzas, pero si no obedecer tendrá información sin transformación.

Al escuchar, quiero que sean buenos oyentes. Ya sea conmigo u otros líderes de la iglesia, o con los podcast y los vodcast que escuchan. Siempre pregunten, Espíritu Santo ¿qué me estás diciendo en esto? ¿Qué necesito hacer? ¿En qué necesito arrepentirme? ¿Cómo necesito pensar diferentemente, actuar diferentemente? ¿A quién debo pedir perdón? ¿Qué palabra tienes para mí? ¿Qué quieres que yo sepa? ¿Cómo quieres que responda?

Por eso es que organizamos nuestra serie de eventos los domingos o los sábados en torno al sermón, dependiendo de su iglesia. ¿Han notado que el sermón empieza en la mitad del servicio en Mars Hill? ¿Se han preguntado por qué? Porque creemos que ustedes necesitan responder a la Palabra de Dios.

Por eso, después de la predicación recibimos la comunión. Después de la predicación tienen tiempo para arrepentirse. Después de la predicación tienen tiempo para darle su vida a Cristo. Después de la predicación damos nuestros diezmos y ofrendas. Después de la predicación, si tenemos bautismos ese día, bautizamos. Después de la predicación cantamos bastante para que tengan la oportunidad de arrepentirse de pecado, recordar a Jesús, recibir la comunión, su cuerpo y sangre, arrepentirse, ser perdonados, reconciliarse con otros, y regocijarse en Dios. Por eso no queremos que se vayan justo después del sermón. Dios les ha hablado y ahora les toca responder. Por eso colocamos el sermón justo en medio del servicio.

Jesús ha amado a la Iglesia Mars Hill

Por último, esta es la pregunta que me hacen con frecuencia porque soy el principal pastor-predicador. Y me encanta ser su pastor-predicador. De veras me encanta mi trabajo. La gente pregunta: «¿Si algo te pasa qué hacemos?». O sea, siempre es: «¿Qué hacemos si te atropella un bus?». Los carros nunca me atropellan, siempre son los buses en la pregunta. Supongo que soy suficientemente grueso para que no me coja un carro. Pero la pregunta siempre es: «¿Qué hacemos si te atropellara un bus?».

Permítanme decirles unas cosas: Primero, no tengo ganas de irme para ninguna parte. Amo a Mars Hill y predicaré en cualquier localidad de Mars Hill, y estoy comprometido con Mars Hill; y mi esperanza, oración, y meta es la misma que siempre he tenido. Quisiera ser miembro de una sola iglesia en mi vida, la Iglesia Mars Hill. ¿De acuerdo? Tengo 41 años de edad, y todavía tengo mucho que dar, no he terminado todavía.

No se preocupen por mí, no iré a ningún lado. Me encantan nuestros pastores líderes. Me encanta lo que hago. Me encanta cómo tenemos organizadas las cosas. No tengo la misma presión sobre mí como antes. Me encantan los ancianos ejecutivos, el pastor Sutton y el pastor Dave. Estoy muy feliz, estoy muy animado, me siento honrado, los amo, amo a Jesús, amo la iglesia; me encanta lo que hago. No tengo planes para irme a ninguna parte.

Algunas personas dicen: «Dejaré a mi pastorado para ser consultor, o dar conferencias, o a…». Y les digo: «¿En serio? Como el tipo que dijo: “Dejé de comer y ahora estoy comiendo cortacéspedes”». O sea: «¿Por qué hacen eso? Para mí, eso no tiene sentido. Cambiaron algo maravilloso por otra cosa que no es nada maravillosa». Amo la iglesia. Los amo a ustedes. Amo a nosotros. Lo amo a Él. Me encanta lo que hace en nosotros. No me voy a ningún lado. Para mí todo lo demás sería una reducción total de esta maravillosidad. Me cabo de inventar una palabra.

Segundo, no tengo planes de morirme. Como cuando me preguntan: «¿Qué hacemos si te atropella un bus?» Como si estuviera buscando un bus por ahí, saben. Me siguen preguntando: «¿Hay un bus por aquí?». O sea, espero vivir una larga vida en la gracia de Dios. Mi tía, mi familia, es decir: no comen bien, son grandes bebedores, trabajan como jornaleros hasta los cien años de edad. Sí, somos de ascendencia irlandesa. O sea, corremos rudamente, pero duramos mucho tiempo. Así lo hacemos.

Espero tener una larga vida. Estoy en buena salud. Tengo un gran médico. Planeo quedarme aquí mucho tiempo. Digamos que no me muera, ¿podríamos planificar eso también? ¿No sería raro si sus hijos lo miraran y dijeran: «¿Qué pasaría si te mueres?». Y les dice: «Mira, ¿qué tal si no me muero? ¿Qué tal si planificamos eso también?». Bien.

Si algo me pasa, si me enfermo, o si algo pasa, los pastores líderes de todas las iglesias, al igual que varios de nuestros ancianos pueden predicar y están predicando, y podrían asumir el púlpito. Podríamos hacer un par de cosas: podríamos tomar a uno de los ancianos actuales, tenemos 50 y algo y 60 más en proceso, a uno de los ancianos o un equipo de ellos para que cubran la predicación por video. Segundo, podríamos llamar a alguien de afuera. Tercero, podríamos asignar a las 14 iglesias varios equipos locales de ancianos con un predicador en vivo en cada una de ellas, asegurándonos de repartir los mejores predicadores en los mejores cupos porque tenemos muchos predicadores buenos. Tenemos tres opciones. Tenemos un plan en borrador dispuesto para eso.

Pero escúchenme, en estos 15 años cada día Jesús ha amado a la Iglesia Mars Hill. Ha sido muy bueno con ella. Es un milagro total. La amo con todo mi corazón. Y espero y confío y oro para que Dios me conceda muchísimos años más para predicar y enseñar. Y sé que Jesús seguirá amando a su novia, la Iglesia Mars Hill, pase lo que pase, y que la cuidará.

Pero escúchenme bien, planifiquemos para que yo viva más de 80 años. Planifiquemos para que los primeros 15 años sean las primicias de un buen comienzo. Porque este año vimos más gente bautizada, más gente que conoció a Jesús, más vidas cambiadas, más personas en grupos comunitarios, más gente que vino al servicio del domingo, que en cualquier año de la historia de la iglesia. Es el mejor año que hemos tenido. El año anterior también fue el mejor año. El año anterior a ese también fue el mejor año. Y el año anterior a ese fue el mejor año.

Saben qué, está mejorando cada año. Más líderes, más salvación, más servicios, más niños, más iglesias plantadas, más servicios, más gente que crece, más vidas cambiadas por Jesús porque de veras ama su iglesia. Así que por qué no hacemos un plan para que amemos lo que Jesús ama. Amamos su iglesia y queremos ver lo que el futuro nos depara juntos.

Y les doy mi palabra estoy más entusiasmando que nunca. Me encanta predicar y enseñar aquí. Ustedes son gente maravillosa y alabo a Dios por ustedes. No los cambiaría por ningún grupo de personas en la Tierra. Es un honor enseñarles cada domingo. Gracias por permitirme hacerlo. Estoy muy pero muy entusiasmado. Gracias. Así que hagamos esto, les daremos la oportunidad de responder. Oraré. Oímos a Dios hablar, respondemos, eso es lo que creemos.

Dios Padre, gracias por las Escrituras y porque no tenemos que especular sobre quién eres, lo que hemos hecho, lo que necesitamos, lo que dices, lo que has hecho. Dinos. Gracias. Abre nuestros oídos para oír. Abre nuestras mentes para entender. Abre nuestros corazones para obedecer. Dios, pido por todos los que quieren enseñar en Mars Hill. Por lo que enseñan en el ministerio para niños, los que enseñan en los grupos comunitarios, en los grupos de redención, en los grupos de servicio; por los que mentorean, aconsejan, los que enseñan formal o informalmente, por los que dan clases y los que predican en los servicios. Sea lo que sea, Señor Jesús, pido que sean llenos del Espíritu Santo que enseñen la verdad, que llamen a la gente al arrepentimiento, con amor en sus corazones. Y que la gente responda honrando las Escrituras y al Señor Jesús, en cuyo nombre oramos. Amén.

Nota: Esta transcripción ha sido editada para la legibilidad.