Bien, Jesús obra por medio de nosotros. Esto nos hará sentir incómodos. La mayoría de ustedes sirven y hacen cosas callada y humildemente. No quieren reconocimiento, así que hagan el favor de pararse si sirven en cualquier capacidad en la Iglesia Mars Hill: ujieres, saludadores, los que montan y desmontan, líderes de grupos comunitarios, líderes de grupos de redención, ministerio de niños, mesa de ofrendas, ujieres, administradores. ¿Pueden darles las gracias? Gracias, gracias, gracias. Bien, pueden sentarse ya que los puse en la precisa.
Cada domingo en la iglesia Mars Hill, hacemos 30 servicios en cuatro estados, en 14 localidades. Tan solo los fines de semana, dependiendo de qué fin de semana sea, tenemos entre 1.000 y 2.000 personas cuanto mucho que trabajan como voluntarios en lo que supuestamente es su día de descanso, y vienen a servirnos. Eso está bien, ¿cierto? Estamos agradecidos, por eso queremos darles las gracias públicamente.
Eso encaja con el tema de hoy, que finalmente Jesús obra por medio de nosotros. Así es como hace su obra. Estaremos en 1 Corintios 12. Búsquenlo en su aplicación o en sus Biblias, y veremos una carta que un pastor llamado Pablo escribió a una iglesia donde habla de cómo Dios obra por medio de su pueblo.
La primera idea principal que escribe es que somos el cuerpo de Cristo, y el Apóstol Pablo lo dice así, 1 Corintios 12.12: «Porque así como el cuerpo…». Tengo que parar ahí. Esta es la analogía, la metáfora de Pablo para la iglesia. Es su metáfora favorita de la iglesia en todo el Nuevo Testamento. A veces describen a la iglesia como una familia, a veces como la novia de Cristo, a veces como una unidad militar que marcha contra el pecado y Satanás, y aquí vemos la metáfora favorita de Pablo: la iglesia es como un cuerpo.
Es sorprendente lo apropiada que es esta analogía porque es transcultural, siempre es oportuna, siempre funciona. Digamos que usted es un padre y tiene un hijo, una de las primeras cosas que le enseña a ese hijo es su anatomía. Nariz, nariz, nariz. Oreja, oreja, oreja. Ojo, uy, cuidado. ¿Cierto? Les enseña a los niños las partes de su cuerpo, y Pablo usa la analogía del cuerpo porque todos la conocen en todas partes.
Leí esto en un comentario de 1 Corintios donde dice que nuestro cuerpo tiene 206 huesos, 650 músculos esqueléticos, y 210 clases de células. Lo sé, es asombroso. Cuando el Salmista dice que fuimos hechos asombrosa y maravillosamente, se refiere a la manera en que Dios magníficamente ha orquestado la complejidad de nuestro cuerpo con todo lo que debe suceder para que hagamos las más simples tareas, es absolutamente alucinante.
Sé que algunos de ustedes dirán: «Oh, estudio medicina y sus cifras están equivocadas. Mire, ya lo sé. Estudié en un colegio muy malo donde el Magna Cum Laude ni siquiera podía deletrear Magna Cum Laude. Solo les estoy diciendo lo que leí en un libro, pero principalmente lo que quiero decir es que todos los sistemas del cuerpo cuando trabajan juntos son asombrosamente complejos, y las cosas sencillas como el que yo les diga esto o que ustedes escuchen y procesen esta información al ver el sermón, todo eso comprende una serie de funciones complejas entre las partes del cuerpo.
Y él dice que la iglesia es así. Es como nuestro cuerpo, y a veces no sabemos que nuestro cuerpo fue magníficamente creado hasta que algo no funciona. ¿Amén? O si no funciona adecuadamente. Un pequeño achaque, un dolorcito, una pequeña falla, de repente se da cuenta la manera como todo está interconectado, y cómo una cosa lo afecta todo. Si se tuerce el tobillo, este le duele; después la duele la cadera y de repente no puede dormir, y de repente se le descompone el cuello y arruina toda su vida porque se torció el tobillo, porque todo está interconectado trabajando conjuntamente. Eso es lo que Pablo quiere decir al hablar del cuerpo, que todos tenemos que trabajar como partes de un cuerpo.
«Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros». Paro ahí otra vez. Cuando habla de los miembros, en la iglesia Mars Hill miembro significa esto. Algunos de ustedes dirán: «Oh, no creo en hacerme miembro». Pues no es como hacerse miembro de American Express donde le dan un descuento en ciertas cosas. Hacerse miembro de una iglesia es hacerse miembro de un cuerpo. Y cuando habla de los miembros, se refiere a los dedos de las manos y los pies, los brazos, las piernas, las orejas, los ojos, y hay diferentes miembros, diferentes partes del cuerpo.
Nuestra clase para miembros a la que los invitamos a ustedes, y los pastores líderes les hablarán más de ella, es una invitación para hacerse miembro de un cuerpo, no solo para conseguir una posición privilegiada en el organigrama, sino para conseguir una descripción laboral y algo que hacer. Eso es lo que significa hacerse miembro de una iglesia.
Algunos se preguntarán, «¿Es bíblico hacerse miembro?». Estaba leyendo un libro llamado La Biblia y dice que la iglesia debe tener, ¿qué? Miembros. Tenemos miembros en la iglesia, cristianos que toman parte en la misión de la iglesia Mars Hill y dicen: «Tengo estas habilidades y quiero servir de esta manera, y creo que este esta es mi parte del cuerpo, trabajando con mis hermanos y hermanas para el avance del Evangelio de Jesús».
«Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo». Todos tenemos que trabajar juntos. No podemos tener un votante monotemático que dice: «Me importa una sola cosa». Nos tiene que importar todo. No podemos decir: «Solo me importa mi grupo comunitario, o mi servicio, o mi iglesia local». También nos tiene que importar todo conjuntamente.
Tuve una conversación muy triste hace poco. Alguien de la Iglesia Mars Hill me dijo: «Pues no me importa esa iglesia Mars Hill». Es como un hermano y una hermana que dicen: «No me importa ese otro niño de la familia». Pues debería importarle. Tienen el mismo padre, forman parte de la misma familia. Le dije: «No te das cuenta que la iglesia que dices que no te importa fue la iglesia que plantó la iglesia donde estás? Son los que enviaron los líderes y el dinero para que la iglesia que la iglesia que dices amar pudiera existir». «Oh, yo no sabía eso». Bien, necesitan entender que todos están participando, dando, sirviendo, y ustedes han sido bendecidos y ahora deben convertirse en una bendición.
Así que queremos que amen a sus amigos y más allá. Queremos que amen a su Grupo comunitario y más allá. Queremos que amen su servicio y más allá. Queremos que amen su iglesia y más allá, y que amen todo lo que es la Iglesia Mars Hill. Que amen todo lo que es la Iglesia Mars Hill, no solo su ministerio, no solo su área de especialización, sino estar agradecido con todo lo que Dios está haciendo en nuestra iglesia. Está diciendo que es un solo cuerpo, ¿cierto? Que todos estamos en esto juntos. Lo mismo con Cristo.
«Pues por un mismo Espíritu todos fuimos bautizados». El bautismo del Espíritu es cuando uno se vuelve cristiano. Aquí no está hablando del bautismo de agua sino del Espíritu, el cual sucede cuando uno no es cristiano y el Espíritu Santo viene y trae el mensaje de Jesús. Dios se hizo hombre, vivió sin pecado, fue crucificado y murió en nuestro lugar por nuestros pecados; Él perdona nuestros pecados, nos conecta a la vida de Dios, y nos salva. Su nombre es Jesús.
Cuando eso nace en nosotros, es evidencia de que el Espíritu Santo ha le ha dado vida nueva y el nuevo nacimiento, y ahora Dios es su Padre y la iglesia es su familia, y está conectado con sus hermanos y hermanas. Dios le ha nombrado para que contribuya a la salud, el bienestar, el avance de la iglesia y el beneficio de toda la familia.
Y lo que está diciendo es que nuestra unidad gira en torno a nuestra diversidad. Ser la iglesia significa que hay unidad sin uniformidad; hay diversidad, pero no hay necesidad de división. Si lo único que queremos es que la gente conozca a Jesús, y plantar iglesias, y que la iglesia sea gloriosa para la gloria de Dios, así todos trabajamos juntos para que esta sea la mejor iglesia en la gracia de Dios que pueda ser.
Habla de los judíos y los griegos y los esclavos y los libres, y permítanme decirles que en el mundo antiguo había mucha hostilidad entre estos grupos. No se la llevaban bien para nada. ¿Los esclavos y los libres? No eran amigos. ¿Cuántos esclavos aman a su amo? ¿Cuántos amos son buenos amigos con sus esclavos y los tratan como pares o iguales? Eso no sucedía. Había enemistad. Había hostilidad.
Los Judíos y griegos, o gentiles, tampoco se la llevaban bien. De hecho, algunos dirían que si una mujer gentil estaba dando a luz y tuviera, digamos, una hemorragia o un mal parto, que un judío no podía ni siquiera ayudarle a dar a luz porque sería permitir que otro gentil poblara la Tierra, y el objetivo era que murieran tanto ella como su bebé.
Estamos hablando de una gran enemistad y hostilidad entre grupos de personas. Se parecía al racismo del Sur en los años 50 y 60. Se parecía al genocidio que aún se practica en algunos países donde los grupos están divididos culturalmente y racialmente a tal grado que se odian.
Sin embargo, pasa lo siguiente: Cuando viene Jesús, crea una nueva humanidad. Ya no son varón y hembra, esclavo libre, judíos y griegos. Ahora hay cristianos. Los que han sido perdonados de sus pecados y fueron adoptados en la familia de Dios: ellos son la iglesia. Y en la iglesia hay una tercera raza, hay una nueva humanidad, hay una nueva categoría de personas.
De repente, si antes se identificaban como varón y hembra, judío o gentil, esclavo, libre, rico, pobre, joven, blanco, negro, viejo, demócrata, republicano, Ph.D, GED; o lo que sea, todo eso ocupa un plano secundario y lo principal ahora es «Jesús me ama, Jesús te ama, somos la iglesia, estamos en esto juntos. Somos como una familia. Podemos tener unidad sin uniformidad. Podemos tener unidad en torno a nuestra diversidad, y nuestra diversidad no tiene por qué causar división.
Lo que eso significa en una iglesia como la nuestra, es que somos el cuerpo de Cristo y que habrá una gran variedad de personas, razas, culturas, clases, derroteros, experiencias e intereses, y seremos un grupo raro y extraño. Cuando la gente mira la iglesia se preguntan: «¿Qué los une a ustedes? No tienen nada en común». Jesús está vivo y nos ama a todos, y nos hizo una familia.
Y por causa de su amor queremos trabajar juntos para ser la mejor familia posible y queremos invitar a otras personas para que conozcan a Jesús y hagan parte de nuestra familia. ¿Amén? Todas las demás causas hay que hacerlas a un lado. La causa de Jesús siempre debe ser la prioridad más alta.
Y dice que todo esto lo hace el Espíritu Santo. El Espíritu Santo los hace cristianos, me hace cristiano. El Espíritu Santo nos da dones espirituales. El Espíritu Santo nos da poder para el ministerio. El Espíritu Santo nos centra en la misión de Jesús, y esa es su meta.
Ahora permítanme decir esto: Jesús predijo que esto sucedería. Es asombroso lo que dice Jesús en Juan 14: «He venido a hacer la obra del Padre», y dice, «Me iré y ustedes harán obras mayores que yo». ¿Qué significa eso? O sea, ¿cuántos de ustedes en realidad piensan: «Sí, el currículum de Jesús es muy bueno, pero puedo superarlo»? ¿Cierto? «Creo que puedo superarlo? Voy a expulsar demonios, hacer esquí acuático sin una lancha, resucitar de la muerte, etcétera». Ni modo.
¿Entonces qué significa: «Ustedes harán obras mayores que yo»? No pienso que se refiere a que podamos superar el que haya expiado los pecados del mundo, pero pienso que se refiere a que cuando vino estuvo aquí en un cuerpo físico. Jesús es Dios eternamente, la segunda persona de la Trinidad, y desciende del Cielo y se reviste de carne humana y añade humanidad a su divinidad. Dios se hace hombre y asume las limitaciones de un cuerpo físico.
En su cuerpo físico en la Tierra no podía ir a todas partes. Tenía que estar en Galilea o Jerusalén, o atravesando Samaria, o donde quiera que estuviera. No podía hablar con todas las personas del planeta por las limitaciones físicas del cuerpo físico. Solo podemos estar en un lugar a la vez. También se cansaba y no podía trabajar 24 horas al día. No podía imponer las manos y orar por toda persona enferma y dolida porque solo tenía dos manos.
Y lo que está diciendo en Juan 14, al leerlo en su contexto, dijo que moriría por el pecado y resucitaría para perdonar a los pecadores, y que regresaría al Cielo. Y después dice que enviará el Espíritu Santo. Que enviará el Espíritu Santo a la iglesia. Enviará el Espíritu Santo a los cristianos. De modo que la tercera persona de la Trinidad trae la vida de la segunda persona de la Trinidad para quitar nuestro pecado y al estar conectados con el Jesús vivo, tomamos parte en el ministerio. Algunos lo hacen como vocación; otros lo hacen como voluntarios; pero todo es para Jesús.
Ahora hay varios miles de millones de personas que profesan ser cristianas, y para los que en realidad son cristianos, han sido bautizados en el Espíritu Santo. Han nacido de nuevo por el Espíritu Santo. Han sido cambiados de la muerte espiritual a la vida. Eso significa que ahora podemos hacer obras mayores a las de Jesús. No en la clase de obras, sino en la cantidad.
Jesús solo podía enseñar a un número determinado de personas; nosotros podemos enseñarle a muchas personas porque somos muchos. Jesús solo podía imponer las manos y orar por cierto número de personas mientras ocupaba un cuerpo físico en la Tierra; nosotros tenemos muchas manos. ¿Amén? Podemos servir, amar, cuidar, orar, podemos dar. Juntos, llenos del Espíritu Santo así como Jesús estaba lleno del Espíritu Santo, podemos ministrar para la gloria de Dios. Y si cada uno en el pueblo de Dios hace su parte, podemos seguir haciendo la obra de Jesús en mayor número por toda la Tierra. Esa es la idea principal. Esa es la invitación.
Espero que esto los llene de entusiasmo. Algunos de ustedes se levantan por la mañana y se preguntan: «¿Por qué estoy aquí? ¿Qué estoy haciendo? Jesús le ama, Jesús le sirve, envía su Espíritu para que pueda servir a otros, y Dios le está dando cosas que hacer, y si las hace usted le dará gloria y Él le dará gozo porque Dios lo hizo para que hiciera eso. Usted lo disfrutará. Si la gente es salva, si plantamos iglesias, si vemos nuestra iglesia crecer en madurez y número, habrá gozo sobre eso, porque es exactamente lo que el Espíritu Quiere para ustedes y es lo que quiere para mí, y lo que quiere para nosotros. Y cuando somos obedientes, nos da gozo. Él nos da gozo.
Aquí, cuando habla del Espíritu Santo, se refiera a que lo que Jesús prometió ya ha sucedido, que Jesús ha terminado su obra y ha regresado a la presencia del Padre, y ha enviado al Espíritu Santo a darnos poder para nuestra obra de su parte como su pueblo.
Y sigue diciendo: Necesitamos personas como ustedes y que no son como ustedes. Quiero decir esto: Necesitamos personas como ustedes, pero si todos fueran como ustedes eso no sería bueno. ¿Amén?
Siempre digo esto en mi casa: Si hubiera dos como yo, uno de los dos tendría que morir, ¿cierto? Solo hay espacio para uno como yo. Gracie es completamente distinta a mí. Alabado seas, Padre, gracias. ¿Cierto? Gracias por eso. Mi esposa Gracie es completamente distinta a mí, y eso es bueno. Es muy bueno porque esa diversidad nos hace más fuertes. Nos hace mejores.
Lo mismo pasa con la iglesia. Algunos de ustedes quieren que todos sean como usted. No, eso no sería bueno. Necesitamos personas como usted y personas que no son como usted. Pablo lo dice así: 1 Corintios 12:14–21. «Porque el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos».
Está hablando de muchas personas distintas, muchas experiencias distintas, muchos derroteros, muchas habilidades, muchas oportunidades diferentes. Todos son diferentes. ¿Amén? Podemos verlo como algo malo o algo bueno, pero Dios lo ve como algo bueno. Dios considera que la diversidad nos hace más fuertes.
Lo que está diciendo es que primero debemos reconocer que en la iglesia algunas personas son muy diferentes a nosotros. Sin embargo, si no tienen cuidado pensarán que las personas como yo son santas y las que no son como yo no son santas. Ellos piensan lo mismo. En realidad necesitamos personas como usted y necesitamos personas que no son como usted, y Dios tiene mucha diversidad en la iglesia y lo hace adrede.
«Pero con muchos». Aquí entra en un tema chistoso. Si son nuevos en Mars Hill, creemos que Dios tiene sentido del humor, ¿de acuerdo? Tenemos sentido del humor. Algunas personas no. La mayoría que son así son teólogos. La palabra teólogo significa literalmente que no son chistosos. Si estudia en el seminario, o en un instituto bíblico, no hay mucha risa que digamos. No es muy divertido. No lo es. O sea, yo estuve ahí. Gente vestida de chaleco y corbata que analiza palabras griegas y términos en latín. Nadie que ha puesto pie en un seminario lo ha confundido con un club de cómicos, ¿de acuerdo? No es un lugar divertido.
A veces son muy inteligentes pero a veces no son muy chistosos y por eso cuando leen la Biblia pasan por alto las partes chistosas. Hay partes en la Biblia que son muy chistosas, ¿verdad? He visto los atributos de Dios listados en las teologías sistemáticas y nunca consideran que el humor sea un atributo de Dios, pero Dios es chistoso. Lo es.
Al leer la Biblia, de vez en cuando algo muy chistoso sucede donde Dios dice algo muy chistoso. Si no lo leen sabiendo que Dios tiene sentido del humor, se lo perderán. No todo en la Biblia es chistoso, pero hay cosas en la Biblia que solo tienen sentido si entendemos que Dios tiene sentido del humor.
Pienso que aquí el Espíritu Santo por medio de Pablo usará una serie de chistes medio graciosos, ¿de acuerdo? Así que léanlos conmigo. Dice así: «Si el pie dijera: Porque no soy mano, no soy parte del cuerpo, no por eso deja de ser parte del cuerpo». Es un poco gracioso, ¿cierto? Sería como la mano que mira al pie y le dice: «Somos diferentes; me largo». No sería buena idea. La mano y el pie se necesitan, ¿cierto? O sea, el pie camina hacia los nachos y la mano los recoge. Son un equipo, ¿cierto? Son un equipo. Su necesidad mutua es de vital importancia, sobre todo en cualquier situación donde haya nachos. El uno sin el otro son completamente ineficaces. El pie no puede coger los nachos, y si lo hace, no me los quiero comer. ¿Amén? ¿No es cierto? Y la mano no puede caminar hacia los nachos sin el pie. Son esenciales para la experiencia de los nachos, la experiencia completa, total y holística de los nachos. Es un poco chistoso aquí, ¿no es cierto?
Ahora, ¿cuántos de ustedes quisieran que más personas fueran como ustedes? Para que lo sepan, son los únicos que piensan así, pero hipotéticamente, desean que todas o más personas sean como ustedes. Lo que están diciendo es: «Quiero que la iglesia sea un reflejo de mí, no de Jesús», pero en la diversidad de la iglesia estamos reflejando la grandeza de Jesús y queremos que la iglesia refleje la plenitud de Jesús, no solo nosotros.
Usa un poco de analogía y de comicidad aquí. Continúa diciendo: «Y si el oído dijera: Porque no soy ojo, no soy parte del cuerpo, no por eso deja de ser parte del cuerpo». Aquí usa el oído y el ojo. ¿Les gusta oír? Sí. El hecho de que hayan contestado esa pregunta significa que el oído es útil. ¿Amén? El ojo. ¿Les gustan sus ojos? Les gustan sus ojos.
¿Que tal que su ojo y su oído decidieran que no iban a funcionar juntos? Pues, su vida entera sería muy complicada. Esa es la idea principal. El oído y el ojo funcionan juntos. Alguien dice: «¡Agáchese!». Y usted se agacha porque su ojo ve que viene algo y lo protege. Todo funciona junto.
Sigue con su pequeña analogía: «Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿qué sería del oído?». Es una buena pregunta. ¿Cierto? Cuántos de ustedes se han puesto los audífonos en los ojos? Si lo han hecho, les pido disculpas. Deberían dejar de tomar. ¿Cierto? O sea, es una situación en que la respuesta debería ser ‘no’, en realidad escuchar no es el mejor uso que se le debe dar al ojo, ¿cierto? No me pongo los audífonos en el ojo. Asimismo, dice que el oído y el ojo necesitan trabajar juntos.
Sigue con su pequeña analogía: «¿Qué sería del olfato?». Es cierto. Si su nariz y su oído y su ojo decidieran: «Estamos hartos el uno del otro. Somos totalmente distintos», y decidieran que ya no van a funcionar juntos, todo en su vida dejaría de existir tal como la conoce. Lo mismo pasa en el cuerpo de la iglesia cuando permitimos que nuestras preferencias se vuelvan nuestros prejuicios. Cuando decidimos que las personas que no son como nosotros no pueden venir porque son distintas a nosotros.
«Sin embargo», lo que importa verdaderamente es que «Dios dispuso las partes del cuerpo, cada una de ellas como Él quiso». ¿Quién organiza el cuerpo de la iglesia? Dios. Amigos, no se desprecien a sí mismos. No desprecien lo que son. Algunos de ustedes dirán: «Caray, yo soy una mano y quisiera ser pie; soy profesor quisiera ser contador; soy contador y quisiera ser líder. Soy diseñador gráfico y quisiera ser músico. Me encanta trabajar con los niños, pero en realidad quisiera ser el pastor líder». ¿Saben qué? Dios decidió lo que iban a ser.
Dios decidió dónde los pondría, y les diré por qué, porque son necesarios. Necesitamos personas como usted. ¿Saben qué es una persona con cinco cabezas? Un monstruo. No necesitan cinco cabezas. Necesitarían muchos sombreros, mucho dinero para peluquearse, y ni hablar de los productos. O sea, necesitan una sola cabeza. Necesitan dos manos. Necesitan dos pies. Dios formó su cuerpo físico perfectamente. Él sabía lo que estaba haciendo al disponer todas las partes. Lo mismo pasa con el cuerpo de nuestra iglesia. Él es dio dones, habilidades, les dio dones y habilidades, y las dispuso todas juntas. Algunos de ustedes se preguntan por qué están aquí.
Permítanme decirles: Algunos de ustedes al entrar a la iglesia Mars Hill se frustrarán mucho. Dirán: «Hombre, lo hacen todo mal», sea lo que sea, y tienen una larga lista de cosas que ellos cambiarían. Como si usted viera algo que a su juicio es una deficiencia en el cuerpo de la iglesia y lo nota porque usted es esa deficiencia. Y en vez de frustrarse debería ayudar. En vez de criticar y gritarle a todos los oídos: «¡Oigan, aquí no hay nariz!», usted está aquí. Ahora puede oler que algo no huele bien. Ayúdenos. Ayúdenos a arreglar el problema.
La diferencia es esta: aunque venga con la actitud de un crítico o de un siervo, tanto el crítico como el siervo ven el hueco en la iglesia pero responden de manera distinta. El crítico se frustra porque alguien no es como ellos, pero el siervo dice: «Para eso estoy aquí». ¿Ven la diferencia? Lo que está diciendo es que ustedes son necesarios. Necesitamos personas como usted y personas que no son como usted, y usted necesita personas que nos son como usted.
Ahora permítanme decirles: en la Iglesia Mars Hill nos gusta hablar de tres categorías de dones y habilidades, o de las diferentes maneras en que las personas están programadas. Hablamos de profetas, sacerdotes, y reyes. Permítanme darles una aplicación muy práctica a esta analogía. Jesús viene como profeta, sacerdote, y rey. Así lo declara la teología clásica, histórica y bíblica.
Como profeta, predica y enseña. Reprende el pecado y el error. Corrige las herejías. Nos protege contra los lobos que nos quieren descarriar. Como sacerdote, Jesús nos ama, ora por nosotros, intercede por nosotros nos consuela y es paciente , sufrido, y persistente con nosotros. Como rey, reparte líderes y dones administra los fondos, avanza y expande su reino, y le importa mucho la mayordomía y el buen uso de todos los recursos que le confió a la iglesia.
Para los que son más profetas, mirarán a la iglesia principalmente con una perspectiva profética. ¿Qué doctrina tienen? ¿Cuál es su declaración doctrinal? ¿Qué clase de libros tienen en la librería? ¿Cómo comunicamos nuestra teología? ¿Nos cercioramos de ponerle parámetros a nuestra ortodoxia para que no nos descarriemos? ¿Cuántos de ustedes tienden más a ser profetas? Adoran la teología sistemática, las notas al pie, la apologética. Así son ustedes. De acuerdo. ¿Cuántos de ustedes son así? Eso está bien. Yo también.
¿Cuántos de ustedes tienden a ser como un sacerdote? Dicen: «Saben qué, voy a evaluar la salud, la fortaleza y el bienestar de la iglesia Mars Hill en base a su amoroso cuidado». ¿Tenemos grupos comunitarios donde la gente comparte la vida juntos, oran juntos, sirven juntos, y están en misión en su comunidad? ¿Estamos haciendo proyectos para servir al pobre, a la viuda, al huérfano, y al necesitado? ¿Nos importan las madres solteras? ¿Nos importan los que están atrapados en el comercio del sexo? ¿Nos importan las víctimas de la agresión sexual? ¿Qué está pasando en los grupos de redención? Verdaderamente nos importan las víctimas del pecado, los que están atascados en el pecado o que han sido agredidos o a los adictos? De veras estamos ayudando a los dolidos o no es sino pura jactancia.
Para los que tienden a ser reyes, miran los presupuestos, las hojas de cálculo. Analizarán nuestras propiedades raíces, nuestra tecnología. Se preguntarán: «¿Si doy a esta iglesia, están administrando bien los recursos? ¿Son dignos de confianza? Están despilfarrando dinero y oportunidades, o están potenciando al máximo los recursos que Dios les ha dado? ¿Contratan a las mejores personas? ¿Se valen de la mejor tecnología? ¿Tratan de hacer que todo el dinero cuente y están maximizando los recursos que Dios les dio?
Esta es mi pregunta para ustedes: ¿Cuál de todas esas posturas cuenta? Respuesta: Todas son muy importantes. Queremos hacer las cosas bíblicamente y eficazmente. Bíblicamente, amorosamente, y eficazmente. Pero puede suceder esto: Si usamos la analogía de Pablo, estos grupos podrían decir: «Ya no te necesito», y de repente nuestras preferencias se convierten en nuestros prejuicios. De repente, la meta no es que la iglesia refleje a Jesús al mundo, sino: «que la iglesia me refleje a mí».
Y lo que puede suceder a veces es que a los profetas no les interesa mucho el trabajo sacerdotal ni el de los reyes. ¿Para qué necesitamos grupos comunitarios? ¿Para qué necesitamos el ministerio de misericordia? ¿Para qué necesitamos ayudar a los pobres? ¿Para qué necesitamos los grupos de redención. ¿Podemos tener solo sermones y libros? ¿Por qué tenemos que invertir tanto tiempo y energía y esfuerzo en la gente. Lo único que deben hacer es callarse, arrepentirse y aguantárselas, y crecer». Así suelen ser los profetas. «Así de sencillo».
Los sacerdotes son los que llegan y dicen: «¿Para qué necesitamos a los reyes? No aman a la gente. Se la pasan con las hojas de cálculos, el papeleo, y analizando el presupuesto, y fijándose en la propiedad raíz y en el software. No son muy amorosos».
Permítanme sugerirles que los profetas, los sacerdotes, y los reyes aman de diferentes maneras. Un profeta ama predicando, enseñando, y guardándonos teológicamente. Un sacerdote ama sirviendo, cuidando, orando, consolando, y alentando. Un rey ama administrando, organizando, liderando, y manejando los recursos. Así es como funciona una familia, ¿cierto? Alguien tiene que pagar la renta, alguien tiene que abrazar a los niños, y alguien tiene que disciplinarlos. De otra manera, no serán bien criados. Lo mismo pasa en la familia de la iglesia.
Por tanto, permítanme decirles que en la historia de la Iglesia Mars Hill ¿qué piensan que soy yo? ¿Profeta, sacerdote, o rey? Estoy aquí adelante gritándole a todo el mundo, o sea, soy profeta. Sí, ¿de acuerdo? Profeta. Cuando empezamos la Iglesia Mars Hill, era un profeta pesado. Sermón tras sermón, tras sermón, tras sermón, tras sermón. Creo que llegamos a tener 6.000 personas, con 17 grupos pequeños. Usted dirá: «Ustedes los sacerdotes piensan: “Oh, no”». Pues eso es lo que Dios estaba pensando también. O sea que no son los únicos que piensan eso. ¿Cierto? Lo cual significa que amamos a 200 personas, y el resto, ¿quién sabe? Les gritábamos bastante. Eso era todo. Eso era. ¿No es cierto? O sea, yo les gritaba. ¿Qué más había? No lo sé, «¿Alguien les habla? Les gritaré de nuevo».
No habíamos establecido la manera de conectar a las personas entre sí, y de pronto llega el pastor Brad y por la gracia de Dios formó los grupos comunitarios. Ahora tenemos más de 600 grupos comunitarios. Participen en uno, hay uno cerca de usted. Después nos dimos cuenta que: «Caray, hay personas que fueron abusadas sexualmente». Si solo contamos las mujeres que han sido abusadas sexualmente que dicen que la Iglesia Mars Hill es su iglesia, tendríamos una megaiglesia solo con ellas. Una de cada tres mujeres, uno de cada seis hombres. Hay adicciones, hay abuso, hay ataques, hay personas que pecaron contra otros, hay personas contra quienes han pecado. Hay un dolor profundo. ¿Cómo vamos a ayudarles a todas estas personas? Llega el pastor Mike Wilkerson y crea los grupos de redención, una manera de ayudar a las personas dolidas con problemas gigantescos, basada en la biblia y centrada en el evangelio y en Jesús.
O sea que pasamos del trabajo de profeta de predicar arrepentimiento, den su vida a Jesús…la gente lo hizo… y ahora teníamos todas esas personas. Nunca había sido miembro de una iglesia, nunca tuve experiencia con los negocios. No sabía que hacer con todas esas personas. Después viene el sacerdote. «Bien, vamos a agruparnos, vamos a amar a las personas. Vamos a cuidar a las personas. Vamos a orar por las personas. Vamos a andar con las personas. Vamos a interceder por las personas. Vamos a invertir en las personas».
De pronto, la iglesia vuelve a crecer. Estalla. La tercera pata del taburete es la del rey. O sea, a cualquier taburete sin tres patas le faltará equilibrio y se caerá finalmente. Estamos en la temporada del rey en este momento en la historia de nuestra iglesia Treinta y tantos servicios en 14 localidades, en cuatro estados. Alguien necesita un organigrama. ¿Amén? 150 empleados, millones de dólares. El gobierno tiene leyes. No quiero ministrar en las cárceles desde adentro. Alguien necesita saber esas leyes, ¿cierto?
Tecnología, políticas, seguro, discapacidad, jubilación. Si alguien está embarazada y es miembro del personal, y se les complica el embarazo y empiezan a subir los costos, alguien necesita amar a esa persona y asegurarse de que tengan un buen seguro médico antes de que entre en crisis. Siempre pensamos que el rey no es amoroso hasta que vemos la necesidad. Entonces tenemos que reconocer que los reyes son muy útiles pero aman en forma distinta.
Los profetas principalmente los van a amar con sus palabras, en forma escrita o verbal. Los sacerdotes los van a amar con sus manos. Van a servirles, a abrazarlos, a cuidarlos, y a orar. Los reyes van a amarlos sobre todo con su sabiduría. Ayudarán como arquitectos de un mundo en que la gente pueda ser bendecida y amada, y puedan florecer. Crearán un mundo donde los profetas puedan enseñar y los sacerdotes puedan amar y servir porque la casa proverbial fue construida para que la familia viviera en ella.
Oren por nosotros. Necesitamos más reyes. Y como venimos de un ambiente joven, artístico y urbano, los reyes siempre deben cooperar, los reyes son demasiado organizados. Los reyes se meten la camisa y no confiamos en ellos. Así saben quién es un rey, se meten la camisa. Así se identifican. Es como una marca tribal. ¿Cierto? Se meten la camisa y están sobrios. Son reyes. ¿De acuerdo? Si llevan la camisa por fuera y no están sobrios, son artistas. Así pueden distinguir entre estos dos grupos, y necesitamos a ambos. Los necesitamos a ambos.
Ahora en la iglesia tenemos un buen número de profetas, un buen número de sacerdotes, pero lo que más necesitamos son reyes, pastores ejecutivos que puedan liderar y manejar nuestras iglesias locales. ¿Para qué? Para organizar a los sacerdotes y a los profetas a potenciar al máximo sus dones y talentos. Oren por nosotros como iglesia, pero no permitan que esta actitud se imponga: «¡No me haces falta!». Eso no suena muy bien, ¿verdad que no?
Permítanme preguntarles: «¿A quién le dirían eso? ¿A un profeta, a un sacerdote, o a un rey? Algunos de ustedes dirán: «Nunca le diría eso a un profeta», quizás porque usted es un profeta. Algunos de ustedes dirán: «Nunca le diría eso a un sacerdote», quizás porque usted es un sacerdote. Algunos de ustedes dirán: «Nunca le diría eso a un rey», quizás porque usted es un rey. No se lo diga a nadie. No se lo diga a ningún grupo de personas. Nos necesitamos mutuamente.
Ahora mismo los reyes están tratando de adquirir propiedades ¿para qué? Para que plantemos iglesias. ¿Para qué? Para que el evangelio sea predicado. ¿Para qué? Para que la gente pueda ser salva. ¿Para qué? Para que los sacerdotes puedan amar y servirles en el nombre de Jesús. Eso es bueno, ¿no es cierto? Todos aman según el don que tienen, aman de forma distinta.
Por favor no permitan que Satanás haga esto: Por favor no permitan que Satanás les susurre al oído, diciendo: «Tú amas a las personas, ellos no». Permitan que el Espíritu Santo les susurre al oído, diciendo: «Tú amas a las personas, y ellos también, solo que las aman en forma distinta». Para ser una buena y saludable familia, nunca podemos tener esa actitud: «No te necesito».
Es como si sus manos dijeran que no necesitan su cabeza. ¿Se imaginan eso? Se levanta una mañana y sus manos le dicen, «Sabes qué, votamos y es dos a uno o diez a uno si quiere, y decidimos que la cabeza no es como nosotros. Vamos a librarnos de nuestra cabeza. Vamos a remover la cabeza literalmente porque la cabeza no es como nosotros». Eso se llama suicidio.
Las iglesias siempre cometen suicidio. La gente decide que no quieren a nadie que no es como ellos y cortan partes enteras del cuerpo. «Vamos a dejar de predicar, a dejar de enseñar, vamos a dejar de llamar a la gente al arrepentimiento». De camino a la iglesia, vi un letrero de una iglesia que decía: «Una comunidad inclusiva donde todos son bienvenidos». Y a eso añadiría: «Excepto Dios». Si todas las personas, razas, culturas, y generaciones son bienvenidas, eso es bíblico. Si todas las doctrinas son bienvenidas, no es bíblico.
Y si lo que está diciendo es que no importa lo que piensa de Jesús, no importa lo que piensa de la Biblia, no importa lo que piensa del pecado, no importa lo que piensa del arrepentimiento: «no hacemos distinciones aquí, tomamos por sentado que todos irán al Cielo y estamos en esto juntos, y no importa lo que usted piensa de Jesús, nada la va a pasar», como profeta, me frustra y me preocupa mucho el bienestar de las personas, porque no las estamos amando verdaderamente si no les decimos la verdad, que son pecadores y que necesitan a Jesús. Las iglesias que son así decidieron: «No necesitamos a los profetas. No necesitamos teología. No necesitamos la Biblia».
Otras iglesias cortan partes enteras del cuerpo. No necesitamos consejería bíblica. No necesitamos grupos pequeños y grupos comunitarios. No necesitamos grupos de redención. No necesitamos entrar en detalles y en la parte difícil de la vida de la gente. Dios no quiera que nos involucremos con las víctimas de la agresión sexual y las víctimas del pecado del comercio del sexo porque es tan difícil, es tan duro, es tan doloroso. No tenemos por qué involucrarnos en esa clase de actividades desagradables de ayudarle a las personas dolidas». y cortan partes enteras del cuerpo.
Y vienen otros y dicen: Mientras que enseñemos la Biblia y la gente sea amada no necesitamos reyes. sistemas, políticas, procedimientos, presupuestos, propiedades, o tecnología», y literalmente se cortan las piernas y no pueden correr ni seguir adelante para el reino de Dios.
Les ruego, nunca dejen que esa actitud invada nuestra iglesia: «¡No te necesito!». Qué cosa tan horrible decir eso. Permítanme decirles que decimos eso cuando criticamos, decimos eso cuando cuestionamos. Decimos eso cuando dejamos que las sospechas entren a nuestros corazones. Decimos eso cuando no confiamos en alguien porque no son como nosotros. ¿Entienden?
Permítanme decirles que necesitamos a todos. Necesitamos todos sus dones. Necesitamos todas sus experiencias. Necesitamos a todos sus hombres y mujeres. Necesitamos a jóvenes y ancianos. Necesitamos a ricos y pobres. Necesitamos a negros y blancos. Necesitamos a solteros y casados. Necesitamos demócratas y republicanos. Necesitamos a todos. Necesitamos todos sus derroteros, todas sus experiencias, todos sus talentos, porque nos hace una mejor iglesia y nos permite amar y servir mejor a las personas. ¿Entienden eso? Esa es la gran idea de Pablo.
Cada mañana cuando se levante y se lave los dientes y se vista, y esté comiendo desayuno, recuerde: «Mi iglesia es un cuerpo. y de la misma manera en agradezco la funcionalidad de mi cuerpo físico, también agradezco el cuerpo de Cristo, mi iglesia, y estoy agradecido con las personas que no son como yo, las partes que son diferentes porque cuando trabajamos juntos las cosas funcionan mucho mejor». Esa es la gran idea de Pablo.
Esta es mi última pregunta. ¿A cual parte del cuerpo pertenece? ¿Dónde encaja usted? Algunos de ustedes ya lo saben. Algunos lo saben. Dirán: «¿Saben qué? Ser líder de un grupo comunitario, ese es mi llamado». Genial. Líder de grupo de redención. Genial. Diácono, anciano, ujier, sonido, luces, video, música, los que montan, los que desmontan, el ministerio de niños, seguridad, ser voluntario en la oficina, ser consejero en la comunidad, el ministerio estudiantil. La lista sigue. Ustedes saben dónde encajan. Alabado sea Dios. Dios los está usando. Damos gracias por ustedes, y lo digo de todo corazón.
Algunos de ustedes son nuevos. Busquen un lugar donde conectarse. Algunos se preguntarán: «Qué, ¿nos está dando labia para que participemos?». ¡Sí! Ni siquiera voy a buscar una manera creativa de hacerlo. No sacaré un mico que baila. No les prometeré bendiciones centuplicadas. No repartiré pañuelos de oración. No. Solo encuentren algo que hacer, y háganlo. ¿Está bien?
Lo dice así: «Por el contrario, la verdad es que los miembros del cuerpo que parecen ser los más débiles, son los más necesarios». Hay partes de nuestro cuerpo que no son tan fuertes, ¿cierto? Pero las necesitamos. Lo mismo pasa con algunos de ustedes. Algunos no son fuertes, son endebles. Algunos no podrían ir a una guerra, pero serían buenos doctores en el campo de batalla, o enfermeras que ayudan a los heridos. Nos necesitamos unos a otros. Algunos de ustedes son como soldados, marcharán hacia adelante para el reino de Dios. Algunos son como doctores que caminan con y consuelan y vendan a los heridos. Todos son indispensables. Estamos trabajando en esto juntos.
«Y las partes del cuerpo que estimamos menos honrosas a éstas las vestimos con más honra». Bien, esto es medio chistoso. ¿De acuerdo? De nada, no me puse una camisa descotada hoy. ¿Amén? A la orden. Así demuestro mi amor por ustedes. No me puse un traje baño europeo. No es que tenga uno, sino que no me puse uno. No lo hice. No me puse una minifalda o el traje carreras de patinaje sobre ruedas. ¿Por qué? Aparte de lo obvio. Porque hay ciertas partes que son ¿qué? Menos presentables. ¿Entendieron el chiste? Miren, es un chiste.
Así debe ser en la iglesia. No todos deben subir al escenario. Algunos de ustedes están diciendo: «No debería estar en el escenario». A veces estoy de acuerdo con eso, pero no todos deben subir al escenario. ¿Alguna vez han visto las pruebas para American Idol? No todos deben dirigir la alabanza. ¿Amén? Es que no deben hacerlo. No todos los dones son presentables sobre todo en público, así como ciertas partes del cuerpo deben taparse.
En Starbucks hace poco vi a un tipo soltero, y les explicaré por qué era soltero en un momento. Estaba sentado en una de esas poltronas grandes acolchonadas. El tipo se quita los zapatos, pone el pie encima y y empieza a rascarse los pies en Starbucks. ¿Cierto? Yo estaba sentado ahí con mi café y miré y todos estábamos sentados ahí pensando: «¿Cómo se le ocurre hacer eso aquí en este momento? Es un planeta enorme. ¿No podía haberlo hecho en otro lugar? Es tiempo de quitarse la roña de los pies». O sea, ¿en serio?
El tipo completamente ajeno a lo que hacía. Acaba un pie, se quita el otro zapato y empieza a hacerle al otro pie, ¿cierto? Como profeta, tuve que hablar de parte de todos nosotros, porque esa es mi parte del cuerpo. Le dije: «¡Oiga!». Para llamarle la atención. Le dije: «¡No queremos ver sus pies! ¡No queremos ver sus pies! ¡Tápelos! ¡Póngase los zapatos!». Le hablé como a un niño chiquito, ¿cierto?
Me mira y me dice: «¿Qué? No tiene nada de malo». Le dije: «Todos estamos de acuerdo» ¿cierto? Y todos dijeron: «Sí, Sí». De repente, «Sí». Como una junta de la congregacional con voto unánime. «Sí, todos estamos de acuerdo: Debe ponerse los zapatos». Y dijo: «No estoy de acuerdo con ustedes». Le dije: «Usted es soltero, ¿verdad?». Contestó: «Sí». Le dije: «Estoy tratando de ayudarle». ¿Cierto? Porque no hay ninguna mujer en el mundo que piense «Iré a Starbucks hoy y si veo un hombre rascándose los pies, sabré que ese es el hombre para mí».
No entendió para nada que hay partes del cuerpo que son presentables y hay partes que no lo son, ¿no es así? No pondríamos los pies sobre una tarjeta de Navidad, ¿cierto que no? La cara sí.
Eso es lo que Pablo está diciendo, que algunos de ustedes tienen dones, tienen destrezas, tienen talentos, tienen habilidades, pero codician los talentos, las destrezas, y las habilidades de otros porque son más públicas. «Hombre, cómo me gustaría tocar guitarra para subir al escenario. Ojalá pudiera hacer esto o aquello. Quiero que me pasen al frente. Quiero estar al frente». No quiera estar al frente, solo sea lo que usted es, haga lo que usted hace. Repito, el Espíritu Santo ha elegido quién es usted y lo que usted hace. Conténtese con eso, regocíjese en eso y sea bueno en eso, porque francamente necesitamos esas cosas. Ese es el punto principal.
Continúa diciendo: «Nuestras partes», verso 24, «presentables no lo necesitan. Mas así formó Dios el cuerpo, dando mayor honra a la parte que carecía de ella». Está diciendo que a veces las personas que sirven en una capacidad menos visible son a las que Dios honra y confiere cierta dignidad y les muestra especial gratitud. Es cierto. Es cierto.
Algunos de ustedes son súper inteligentes. Algunos tienen talentos maravillosos, en edición, video, audio, en administración, contabilidad, o en el aspecto legal, y difícilmente pueden hacer públicos sus dones porque son dones privados. Son especializaciones. Son destrezas particulares. Lo que está diciendo es que Dios ve eso. No se preocupen por la audiencia, preocúpense por tener una audiencia de Uno. «Señor, sabes lo que estoy haciendo. Te amo. Me has dado algo que hacer. La iglesia en verdad necesita esto. Nadie lo ve sino tú, pero es lo único que importa». ¿Cierto? Ven, la verdad es que Dios lo ve y lo sabe todo.
Para los que están en la iglesia, permítanme animarlos a animar a los demás. Cuando vean a la gente sirviendo, denles las gracias. Cuando vean a la gente sirviendo detrás de bastidores, o sea, de una manera menos visible, denles las gracias, es una manera en que podría dar gran honor a esas partes. Gracias.
Saben por quién estoy agradecido? Por los contadores. ¿Saben por qué? Porque no puedo contar. ¿Verdad? Estoy agradecido con los que tienen habilidades legales porque no quiero ir a la cárcel. Estoy agradecido con los que tienen la habilidad de negociar bienes raíces porque quiero un lugar donde el evangelio pueda predicarse y la gente pueda congregarse. A veces, ciertos dones son menos visibles, pero no son menos importantes. Son especializaciones, así que sean agradecidos con los que sirven. Quiero darle las gracias a los que sirven en esas áreas.
Continúa diciendo: «A fin de que en el cuerpo no haya división». Es algo muy hermoso cuando los sacerdotes dicen: «Gracias, reyes, por conseguirnos un edificio», y los reyes dicen: «Gracias, profetas por predicar el evangelio», y los profetas dicen: «Gracias, sacerdotes por amar a la gente». Eso es bueno, ¿cierto? Eso es bueno.
El otro día llegué a casa después de un largo y arduo día en el trabajo. Mis hijos me estaban esperando. «¿Cómo te fue hoy, papá?». «Me fue bien». «Gracias por trabajar duro para comprarnos esta casa para que mamá se quede esté en casa con nosotros». Están empezando a entender que mamá y yo somos un equipo. Trabajamos juntos. Cuando papá va trabajar, provee para la familia, y mamá y yo estamos de acuerdo en que es mejor que ella se quede en casa. La mamá es como un sacerdote. Ama a los niños muchísimo y les sirve con mucha fidelidad. Y los hijos están diciendo: «Oh, eso es lo que hace papá y eso es lo que hace mamá, y cuando trabajan juntos, vaya, nos hacen una mejor familia». No hay división. No es división.
Miren, puede haber diversidad sin división. Puede haber unidad sin uniformidad. Lo he visto siempre. La iglesias son dominadas por los reyes, dominadas por los sacerdotes, dominadas por los profetas. Todos trabajan juntos es una iglesia hermosa. Más personas son salvas, plantan más iglesias, más personas dolidas reciben ayuda. ¿Quieren eso para nuestra iglesia? Yo si.
Creo en la gracia de Dios que hemos sido fuertes en profetas. Creo en la gracia de Dios nos estamos volviendo más fuertes en sacerdotes. Creo que estamos en una temporada donde Dios ha resaltado a los reyes y ha dicho: «Necesitan más reyes».
«A fin de que en el cuerpo no haya división sino que los miembros tengan el mismo cuidado unos por otros». De eso está hablando, ¿cierto? De cuidarnos unos a otros. «Y si un miembro sufre, todos los miembros sufren con él; y si un miembro es honrado, todos los miembros se regocijan con él». Lo que está diciendo es que todos estamos en esto juntos. Todos nos necesitamos. Amigos, si están aquí y nunca se han integrado verdaderamente a la iglesia, aunque sea nuestra iglesia u otra iglesia, encuentre su lugar porque hace falta y dedíquese totalmente a la gloria de Dios y el bien de otros. Por favor no sea un consumidor. Por favor no sea un consumidor. Por favor no sea un crítico que anda diciendo: «Saben qué, Pienso que soy teológicamente más puro que esta gente». O sacerdotalmente: «No me siento muy amado», o como un rey: «Pienso que lo organizaría de otra manera». Ayude. Ya sabemos que necesitamos ayuda.
En el año en curso hemos tenido 1.400 bautismos. Ahora estamos embarazados con cinco iglesias que son exclusivamente Mars Hill que vamos a plantar, y hemos hablado con otros hombres que quieren empezar iglesias independientes. Estamos embarazados con 12 iglesias. No sé qué nombre le darán a una mujer embarazada con 12 niños. Supongo que cansada. ¿Saben? O sea, muchas cosas están sucediendo, y lo que eso significa es que sí, hay huecos, y sí, hay necesidades, pero les pedimos que vengan con el corazón dispuesto a ayudar, porque los necesitamos muchísimo. Les daremos la oportunidad de hacer eso hoy.
Y estamos hablando de esto: Estamos hablando de servir a Jesús porque Él nos sirvió a nosotros. Estamos hablando de servir a Jesús porque Él sigue sirviéndonos. Jesús viene y sirve a la gente. Les da de comer, ora por ellos. Hace la obra profética de predicar y enseñar, y hace la obra sacerdotal de amar y dar ánimo, y hace la obra real de levantar líderes y comisionarlos para ser buenos mayordomos de los recursos del reino de Dios. Después Jesús es crucificado y padece y muere por nuestros pecados en nuestro lugar, y nos sirve. Resucita para quitarnos el pecado y darnos su justicia e impartirnos el Espíritu Santo, y sigue sirviéndonos. Y cuando estamos sirviendo, servimos a Dios quien nos sirvió. Servimos a Dios que continúa sirviéndonos.
Y permítanme desafiarlos con esto: hoy dejaremos que de una vez encuentren su lugar en el cuerpo. ¿Está bien? Lo haré lo más sencillo que pueda. Los que son adolescentes, esto es como una hoja de papel. ¿De acuerdo? Es como un mensaje de texto. Como un mensaje de texto. ¿De acuerdo?
Algo me pasó. Tuve una experiencia maravillosa. Fui a la universidad cuando no era cristiano y Dios me salvó. Fui bautizado en el Espíritu Santo, o sea, recibí nueva vida en Cristo y fui conectado con el Jesús viviente. Empecé a leer la Biblia. Una de las primeras cosas que noté en la Biblia es que habla mucho del pueblo de Dios y de la iglesia, por lo cual fui a buscar una iglesia. No sabía lo que estaba buscando, solo esperaba que no fuera una secta, ¿cierto? Encontré una iglesia donde estudian toda la Biblia y hablan de Jesús, y pensé: «Está bien, asistiré a esa iglesia».
Y estuve ahí un rato, y francamente trataba a la iglesia como un hotel, no como un hogar. ¿Saben la diferencia? ¿Alguna vez han limpiado su propio cuarto de hotel? ¿Alguna vez han tendido la cama en su cuarto de hotel? No se hace. La gente trata horriblemente a los hoteles. ¿Cierto? O sea, uno come y la comida cae al piso. ¿Cierto? Si quiere sonarse la nariz busca una toalla limpia.
O sea, la gente hace cosas en los hoteles que nunca harían en su propia casa, ¿cierto? Llama a la recepción: «Hay nachos en el techo y se me acabaron las toallas, y alguien necesita venir a recoger esto ahora mismo. Y de paso le digo que está tapado el inodoro». «¿Qué pasó?», «Le metí una toalla». «¿Por qué?». «Quería ver lo que iba a pasar. De paso mande un salvavidas. Tenemos una situación delicada aquí».
La gente hace cosas horribles a los hoteles, las cuales nunca harían en su casa. ¿Por qué? Porque como no les pertenece y no piensan quedarse mucho tiempo, suponen esto: «Le pagaré a la gente para limpien detrás de mí». En su casa no puede hacer eso, ¿cierto? ¿Cuántos han tratado de hacerle eso a su mamá? «Sí, mamá. Hay comida regada en todo mi cuarto, nadie ha tendido la cama, se me acabaron las toallas y el inodoro está tapado». Su mamá le diría: «Allá tú, y tu papá ya vuelve, así que apúrate». ¿Cierto? Porque hay una diferencia entre una casa y un hotel.
Y me di cuenta un día que estaba sentado en la iglesia que había estado tratando a la iglesia como un hotel. «Entro, hago un reguero, salgo. No sirvo, no doy, no ayudo con los quehaceres. Esto no es como mi casa, es como un hotel». Ese domingo, el pastor se puso de pie y dijo: «¡Oigan! ¿Quieren que esta iglesia sea su hogar?», dijo: «Vamos a pasarles una lista para que la firmen y sirvan». Eso es lo que estamos haciendo hoy.
Yo era un cristiano nuevo. No sabía que no debía marcar todas las casillas. ¿De acuerdo? Nadie me dijo eso. Decía: «¿Quiere participar en un estudio bíblico para hombres?». Sí, quiero. «Quiere participar en una clase relacional para entender cómo amar bíblicamente?». Sí, quiero. «¿Quiere tomar una clase sobre Isaías?». Pues claro que sí. «¿Le gustaría estar en un grupo comunitario mixto?». Pues claro. «¿Le gustaría servir en el ministerio de niños los domingos?». Sí, quiero. ¿Le gustaría dirigir el ministerio de niños entresemana, mientras las mujeres hacen su estudio bíblico?». De hecho, eso suena increíble. Los sábados vamos a distribuir comida a los ancianos encerrados, que no pueden salir. ¿Le gustaría hacer eso?». Sí, puedo llevarle comida a los ancianos y amarlos. Sí.
Me apunté a casi todo, ¿entienden? Tomaba 18 créditos de clases, era un cristiano nuevo. Creo que me apunté a seis estudios bíblicos. Enseñé en la escuela dominical para niños. Venía entresemana durante el estudio bíblico para las mujeres y había como de 10 a 20 niños, dependiendo de qué semana era. Yo era la única persona que se apuntó. Tenía todos los niños. Tenía mi propia guardería. Fue maravilloso.
Los sábados iba a las casas de los ancianos y les daba alimentos a los encerrados. Y siempre queríamos que vinieran a sentarse con ellos y a hablar con ellos porque nadie venía a visitarlos.
Así pasé mis años en la universidad. Nuca tomaba. No tenía tiempo. No tenía muchos pasatiempos, no tomaba en absoluto. No parrandeaba. Solo estudiaba y trabajaba; tenía un trabajo y servía en la iglesia. Fue maravilloso.
Algunos de ustedes dirán: «¿Y no se desgastó?». Permítanme decirles que cuando se trata del ministerio el cristiano promedio está a este punto [los brazos abiertos] de desgastarse, ¿de acuerdo? Yo no me desgasté porque fue maravilloso.
Después pasaron un tabla con clip un domingo y dijeron: «¿Quién quiere ir al retiro para hombres?». Pensé: «No sé en qué consiste un retiro para hombres, pero soy hombre. Parece que tengo que marcar esa casilla», y marqué la casilla. Nunca había ido a un retiro de hombres.
Llegamos al bosque, los tipos tenían barbas, y estaban asando a la parrilla. Y pené: «Esto resultó ser fantástico». Entonces los tipos empezaron a cantar, y pensé: «Qué interesante. Hombres que le cantan a Jesús. Qué bien». Canté un poco y después dijeron: «Vayan y oren un rato a solas con el Señor, y pasen el tiempo con el Señor». Pensé: «Nunca he hecho eso. Está bien».
En esa caminata de oración, Dios me habló y me llamó al ministerio. Me dijo: «Cásate con Grace, predica el evangelio, planta iglesias, y entrena hombres». Me habló audiblemente. Saben qué, eso me pareció sensacional porque amo la iglesia. La iglesia era maravillosa.
Lo que noté fue que justo cuando empecé a servir, empecé a amar la iglesia más, a amar a la gente más. De pronto empecé a contribuir económicamente como universitario. Hay dos clases de gente en la quiebra, ¿cierto? En la quiebra, y universitario en la quiebra. Como universitario, estaba en la quiebra y pagaba mis propios estudios. Me sentí compungido por el Espíritu Santo quien me instaba a dar $100 al mes.
Tenía apenas 19 años; $100 al mes. Mi arriendo era menos que eso. Teníamos uno de esos edificios ruinosos con 27 tipos y dos baños, ¿cierto? Era cosa de universitarios. Un tipo vivía literalmente en la despensa. Otro tipo vivía en el sótano sobre un catre militar. Todo esto es cierto. Los vagabundos pasaban y decían: «Qué tristeza». Era esa clase de casa.
Empecé a dar $100 al mes a la iglesia y descubrí que Dios hizo nacer en mí un profundo amor por la iglesia. Grace se vino a estudiar a WSU conmigo y empezamos a servir juntos en el ministerio de niños, cuidando niños juntos, llevando comida a los encerrados juntos, y de repente, estaba enseñando a un grupo pequeño y cuando menos lo esperaba me estaba volviendo un líder. Y la gente me preguntaba: «¿Algún día quisieras ser pastor? Y le dije: «Saben, Dios me llamó a hacer eso. Sí quiero. Nunca había pensado en el ministerio».
Grace y yo hace poco tuvimos la oportunidad de volver a esta pequeña iglesia. Es una gran iglesia. No habíamos vuelto allá en casi 20 años. Nunca pusimos pie en el campus de la universidad donde asistíamos. Nunca fuimos allá porque muchas de las mismas familias todavía están allá, sirviendo a la iglesia. Algunos han sido ancianos por más de 20 años. Unos líderes de grupos pequeños llevan 20 años como líderes de grupos pequeños desde que estuvimos ahí. Muchas de las familias fundamentales siguen ahí. Fuimos a visitarlos, comimos con ellos, nos pusimos al día con ellos. Preguntaba: «Oiga, yo cuidaba a su hijo, Y ahora ellos tienen hijos».
No me arrepiento del tiempo en que serví a la iglesia. Doy gracias a Dios por todas las oportunidades que tuvimos en esa iglesia. Jesús usó esa iglesia para cambiar mi vida por completo. Allá hay personas que todavía amo y admiro, me comunico con ellos parejas que fueron nuestros mentores, personas que invirtieron en nosotros, y no era que solo estuviéramos consumiendo. Estábamos participando mucho, tratando de dar.
Quiero que ustedes tengan esa experiencia. Quiero que esta sea su iglesia. Queremos ser su familia en la iglesia. Así que en un momento dejaremos que de una vez nos den su información de contacto y que marquen las casillas. ¿Qué quieren hacer? ¿Qué parte ocupan en el cuerpo? Liderazgo, servir los domingos, ministerio de niños, ayudar con la música; el lado creativo, los gráficos, entidades o marcas, producción, sonido, luz, video, eventos entresemana, administración, cualquier cosa que pueda hacer.
Puede que tenga talentos especiales y excéntricos. Puede que diga: «¿Saben qué? Soy programador, puedo codificar». Genial. Podría decir: «¿Saben qué? Tengo experiencia es en las artes», o «tengo experiencia en los negocios», o «manejo mercadería y ventas». Genial. Escríbalo. Háganoslo saber.
Ahora, no puedo garantizarles que podrán hacer todo lo que quieren, pero sí les garantizo que vamos a evaluar a todos a ver si podemos ubicarlos a todos para el otoño. Nuestros meses de crecimiento suelen ser septiembre, octubre, noviembre, se nivelan, y después de enero hasta la Pascua. Estamos entrando en nuestra gran temporada de crecimiento y francamente los necesitamos, así que les ruego y los invito a llenar esto, y cuando tomen la comunión en un momento les daremos la oportunidad de dejarlo con nosotros.
Eso fue lo que hice. Era un universitario de 19 años cuando llené algo como esto y cambió mi vida entera. Me dio un gran amor por la iglesia, la iglesia que todavía amo hoy. En esa época, como tenía 19 años y estaba en la universidad, hubiera sido fácil decir: «¿Saben qué? No quiero comprometerme mucho con esto porque solo estaré aquí unos años y después me iré».
Algunos de ustedes echarán raíces, otros soltarán anclas. ¿Saben cuál es la diferencia? Las raíces son a largo plazo, las anclas por poco tiempo. Algunos están destinados en las fuerzas armadas, algunos están aquí de negocios, Algunos de ustedes son estudiantes, algunos tienen contratos aquí para un trabajo, y van a soltar anclas en Mars Hill y levantarán anclas e irán a dónde Dios los lleve.
Permítanme decirles: Sirvan aquí, conéctense aquí mientras estén aquí. y cuando salgan de aquí, y suelten anclas. Sin embargo, nunca sabemos. Puede que Dios los mantenga aquí más de lo que pensaban y ciertamente nos parece bien.
Algunos de ustedes echarán raíces. Estarán aquí muchísimo tiempo, y ahora es el momento de echar raíces. Mars Hill los necesita, Jesús los está llamando, y les aseguro que hay un puesto para ustedes en el cuerpo.
Por el solo hecho de que sean personas en transición, no dejen que eso sea una excusa. Menos mal que no gasté mis años en la universidad usando mi iglesia, ignorando mi iglesia, evitando mi iglesia, y que esperé años hasta dejarla para irme a otra parte.
Creo que en la gracia de Dios, Grace y yo potenciamos al lo máximo toda oportunidad en esa iglesia, y hoy amo esa iglesia con todo mi corazón. Fue uno de los gozos más grandes de mi vida poder hablar con el pastor y su esposa cuando desayunamos con ellos, y poder darles las gracias. «Gracias por empezar esta iglesia. Gracias por entrenar a estas personas. Gracias por enseñar la Biblia. Gracias por dejarme participar. Gracias por permitir a tantos líderes jóvenes pasar por su iglesia». Que yo sepa, él ha entrenado más de 100 pastores y ancianos y los enviado por todo el mundo.
Quiero que ustedes tengan esa experiencia en la Iglesia Mars Hill, y queremos ser esa iglesia para ustedes. Quiero que sea un lugar donde si se queden aquí por mucho tiempo o por poco tiempo, se acuerden y digan «Tuve el privilegio de hacer algo maravilloso». ¿Amén?
Dios Padre, gracias por el lenguaje de las metáforas, la analogía de que la iglesia es como un cuerpo. Lo es. Dios, ahora mismo pensamos en nuestro cuerpo físico y que todas las partes funcionan juntas, que todo está interconectado, y que si algo faltara o si no funcionara, todo estaría afectado adversamente. Dios, así como queremos la salud del cuerpo físico queremos la salud del cuerpo de nuestra iglesia. Dios, así como queremos que todas las partes de nuestro cuerpo sean saludables y fuertes, queremos que las partes del cuerpo de la iglesia sean saludables y fuertes.
Dios, pido que envíes el Espíritu Santo a los que no son cristianos, que les des fe en Jesús para aceptar su servicio mediante su muerte, sepultura, y resurrección por ellos. Dios, para los que sirven como cristianos, pido que se animen tanto que al escuchar el texto bíblico piensen: «Sí, sabía que eso era lo que tenía que hacer, y lo estoy haciendo. Gracias, Señor por ayudarme a ser obediente». Dios, pido que nos escuchen decir que estamos agradecidos con todos los que contribuyan haciendo cualquier cosa.
Dios, para los que no han participado en la salud y el bienestar de la iglesia local, no han encontrado su lugar, pido que esta sea una oportunidad para que se sientan culpables, y a la vez amados e invitados. Y Dios, pido por los que han tenido malas experiencias en la iglesia. Pido que la Iglesia Mars Hill sea una gran experiencia para ellos con la iglesia. Y Dios, gracias por la gran diversidad que has traído a esta familia de la iglesia.
Y Dios, quiero darte gracias hoy por mi primera iglesia, una iglesia que adoro absolutamente. Y te doy gracias porque me dejaste cuando era un cristiano nuevo, un adolescente universitario, servir y aprender y amar la iglesia que Jesús ama. Pido por nuestra iglesia, Señor Dios, que sea bíblica, profética, que sea amorosa, sacerdotal, y que sea eficaz, o real, y pedimos la gracia para hacerlo todo bien y nunca decir o pensar: «No te necesito». Señor, Dios, trajiste a todos aquí con las experiencias y habilidades que necesitamos. Ayúdanos a organizarlas para glorificarte juntos, en el nombre de Jesús. Amén.
Nota: Esta transcripción ha sido editada para la legibilidad.