Jesús da vida

Lo que significa ser cristiano

¿Qué piensan de la iglesia? ¿Aman la iglesia? ¿Sirven a la iglesia? ¿Cuando ven la iglesia, qué ven? Jesús ama su iglesia. La vida cristiana es asombrosa, es milagrosa, es sobrenatural. Los cristianos asisten a la iglesia pero esta vida no viene de la iglesia. Y los cristianos son bautizados, pero esta vida no viene del bautismo. Algunos cristianos nacen en familias cristianas, pero esto no proviene de sus padres o abuelos. Esta vida, esta vida asombrosa, esta vida cristiana, solo viene de Jesucristo. Literalmente es la vida de Jesús que entra en nuestra vida cambiándola radicalmente, transformando toda nuestra vida.

Al empezar nuestro estudio titulado Jesús ama su iglesia, veremos el pasado dónde empezó la iglesia y veremos a los primeros cristianos contextualmente en el Nuevo Testamento. Si tienen su Biblia, vayan a Hechos capítulo 1. Estaremos en Hechos 1 y 2.

Para nosotros sería un poco como volver a nuestra historia familiar. Hace poco mi papá y yo tuvimos la oportunidad de ir Irlanda. Somos de apellido ODriscoll y queríamos investigar nuestra historia, de dónde vinieron nuestros antepasados o predecesores, y entender a las personas de las que somos parte. Fue un tiempo estupendo para mi papá y yo.

Al abordar el libro de los Hechos estamos haciendo lo mismo espiritualmente. Estamos familiarizándonos con la historia de nuestra familia como iglesia. Estamos conociendo a nuestros antepasados espirituales, que nos han precedido. Estamos observando una historia de 2.000 años, y cómo la iglesia llegó a existir y lo que significa ser cristiano.

La vida de Jesús (Hechos 1:1–11)

Empezaremos con la vida de Jesús en Hechos 1 porque antes de hablar de la iglesia tenemos que hablar de Jesús. El Jesús que amamos es un Jesús vivo. Es un Jesús que puso vida en nosotros. Nos constituye en su iglesia viva. Aquí es donde empieza. Hechos 1. «El primer relato que escribí, Teófilo».

Bien, vamos a parar ahí para introducir un poco el tema. El autor se llama Lucas. Es un hombre que escribió dos libros de la Biblia. Escribió el Evangelio de Lucas, en el cual estuvimos varios años hace poco, viendo la vida de Jesús. Es la primera parte. Después escribe la segunda parte titulada Hechos que recoge la historia de la iglesia primitiva.

Fue un hombre que se convirtió al cristianismo ya entrado en años. Fue un doctor de medicina muy conocido. Para los que son profesionales y tienen títulos profesionales, quizás estén en los negocios, la medicina, o las investigaciones, o algo por el estilo. Son como Lucas. Él tenía un trabajo administrativo. Era educado, acomodado, un hombre exitoso.

No hay indicación de que hubiera dejado ejercer la medicina. Entró al ministerio como pastor, pero probablemente tenía un trabajo a tiempo completo y después fue líder voluntario en la iglesia. Para algunos de ustedes, o esa es su historia, o Dios los está llamando a tener esa clase de historia que usen todo lo que han aprendido en su vocación y formación para aplicarlo a la iglesia y al ministerio sin abocarse a un ministerio vocacional remunerado. Lucas es así.

Era un amigo cercano de un hombre llamado Pablo. Al leer el Nuevo Testamento vemos que a menudo viajaban juntos, trabajaban juntos como socios. Y lo que vemos también es que Lucas probablemente era médico personal de Pablo.

Estos dos hombres, Pablo y Lucas juntos escriben la gran mayoría del Nuevo Testamento. Pablo escribe creo que son 13 o 14 cartas en el Nuevo Testamento. Hay un debate que cuestiona si él escribió Hebreos. Y Lucas nos da dos libros muy largos: Lucas y Hechos. Solo en materia de volumen estos dos hombres contribuyen con la mayoría del Nuevo Testamento.

Por tanto, Lucas es un hombre muy importante. En ambos libros, Lucas y Hechos donde cubre la historia de Jesús y la historia de el pueblo de Jesús, su iglesia, menciona al comienzo un hombre llamado Teófilo, o Teo. Su nombre significa literalmente el que ama a Dios, o amante de Dios. Y lo que podemos determinar sobre este hombre, Teófilo, es que era un hombre de negocios rico, acomodado. Jesús había vivido y Jesús había muerto, y Jesús había resucitado, y después, Jesús había regresado al Cielo. Y algunos testigos de su vida, muerte, sepultura, y resurrección habían muerto, aunque algunos seguían vivos.

Parece que Lucas y Teo decidieron: «Tenemos que salir a entrevistar a los testigos oculares que quedan. Tenemos que encontrar a María, su madre, a Jacobo, su hermano. Y tenemos que encontrar a cualquiera de los discípulos y apóstoles y seguidores, y a los que fueron sanados, y los que fueron testigos de sus milagros y de su resurrección. Tenemos que encontrarlos. Tenemos que entrevistarlos. Tenemos que hacer un trabajo histórico más o menos de recopilar toda la información de los testigos presenciales».

Y Teófilo emitió el cheque y lo patrocinó y financió todo. Lucas fue el que salió e hizo toda la investigación y todas las entrevistas. Por tanto lo que tenemos aquí no es filosofía, es historia. Recibimos los hechos de los testigos oculares de exactamente lo que pasó. Algunos de ustedes serán como Teófilo en que generosamente ayudarán a financiar la obra del evangelio. Serán como Lucas, investigadores, académicos, y maestros que ayudan a escribir cosas que ayudan a otros a conocer a Jesús.

Finalmente se trata de Él, y solamente de Él. Todo lo que dice Lucas está ligado directamente a Jesús. Y lo que vemos en este primer libro, Lucas, es que habla mucho de la relación entre Jesús y el Espíritu Santo. Ese es un tema que trata en el libro de los Hechos de la relación que el Espíritu Santo tiene con la iglesia.

Entonces vemos que Jesús es Dios, es la segunda Persona de la Trinidad, desciende y se reviste de carne humana y vive una vida asombrosa. Expulsa demonios, sana la gente, enseña y predica con autoridad, hace esquí acuático sin lancha. Hace cosas asombrosas. La pregunta es: ¿Cómo hizo eso? ¿Cómo vivió esta vida sobrenatural, milagrosa y asombrosa? ¿Cómo pudo negarse a pecar todas las veces y obedecer a Dios a cada oportunidad? Pues, aunque era Dios, se despojó del uso continuo de sus atributos divinos, y vivió como nosotros. Verdaderamente fue tentado, padeció hambre, fue probado muchísimo. Pero vivió en la presencia y el poder de la tercera Persona de la Trinidad, Dios el Espíritu Santo.

Lucas, más que cualquier otro escritor del evangelio, señala esto en forma patente. Por eso en Lucas 1 nos dice que Jesús fue concebido por Espíritu Santo. En Lucas 2 dice que Jesús se llama el Cristo lo cual significa el ungido por el Espíritu Santo. En Lucas 3 vemos el bautismo de Jesús donde al entrar al agua el Padre declara desde el Cielo: «Tú eres mi Hijo amado, en ti me he complacido», y el Espíritu Santo desciende sobre Jesús en forma de una paloma.

También vemos en Lucas 4 que Jesús estaba «Lleno del Espíritu Santo». Estaba lleno del Espíritu. Su vida recibió poder y fue guiada y capacitada por el poder del Espíritu Santo. También dice en Lucas 4 que fue «llevado por el Espíritu». A todo lugar que iba fue guiado ahí directamente por el Espíritu Santo. También dice en Lucas 4 que regresó «en el poder del Espíritu Santo». Por tanto, cuando Jesús predicaba y enseñaba, y hacía milagros, lo hacía por el poder del Espíritu Santo.

Y lo resume todo en Lucas 4 en una sinagoga en Día de Reposo, un día sábado, cuando abre el antiguo rollo de Isaías y lee un versículo que dice sencillamente: «El Espíritu del Señor está sobre mí». Y Jesús dijo que: «Hoy se ha cumplido esta Escritura que habéis oído. Han estado esperando al Ungido, al Mesías de Dios que vendría y que Él designó». Estoy aquí y el Espíritu Santo está sobre mí. El Espíritu Santo está en mí. El Espíritu Santo obra por medio de mí». Debemos saber que el poder de la vida de Jesús era el Espíritu Santo.

La vida del pueblo de Jesús

Esto es muy importante porque cuando pasa de la vida de Jesús a la vida del pueblo de Jesús, la iglesia, hace que el Espíritu Santo descienda sobre la iglesia en Pentecostés, así como descendió sobre Jesús en su bautismo, para tomar la vida de Jesús y colocarla en nosotros para que seamos gente nueva con nuevos deseos y nuevo poder, para vivir conforme al ejemplo de vida que nos dio Jesús. Y eso es exactamente lo que es el cristianismo: Es Jesús por nosotros, y finalmente Jesús en nosotros.

Entonces: «El primer relato que escribí, Teófilo, trato de todo lo que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, hasta el día en que fue recibido arriba, después de que por el Espíritu Santo había dado instrucciones».

Seguirá enfatizando que el ministerio de Jesús, la vida de la iglesia, la conversión de la gente es por medio de la presencia y el poder del Espíritu Santo. Necesitamos saber eso aquí en la Iglesia Mars Hill. Tenemos la convicción de que a menos que se trate de Jesús y el Espíritu Santo esté presente, no es cristiano. Si es cristiano, Jesús es lo principal y el Espíritu Santo está presente. Es lo que creemos. Necesitamos la Persona de Dios, la presencia de Dios, y el poder de Dios para ser el pueblo de Dios.

Continúa diciendo: «Después de que por el Espíritu Santo había dado instrucciones a los apóstoles que había escogido. A éstos también, después de su padecimiento, se presentó vivo con muchas pruebas convincentes, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles de lo concerniente al reino de Dios».

Jesús murió en la cruz en nuestro lugar, por nuestros pecados. Fue sepultado. A los tres días resucitó. Y durante 40 días le probó a todos que en efecto estaba vivo. O sea que la gente podía comer con Él, abrazarlo, escucharlo predicar y enseñar. Tomás, el que dudaba, dijo: «A menos que yo vea las llagas, no lo creeré». Y Jesús le dijo: «Aquí las tienes», y postrándose delante de Él le adoró declarando que era su Señor y su Dios. Hasta la misma madre de Jesús lo adoraba como Dios. «Mi hijo está vivo, y Él en verdad es Señor». Los hermanos de Jesús lo adoraban como Dios. Hasta sus enemigos, como Saulo de Tarso, que se convirtió en el Apóstol Pablo, lo adoraba como Dios.

La idea principal: Jesús murió. Jesús resucitó. Jesús se quedó 40 días más y muchísimas personas, multitudes de más de 550 personas a la vez, como dice 1 Corintios 15, lo vieron con vida. Era un hecho simple y llanamente. Era un hecho simple y llanamente. Repito, si Jesús está muerto, nuestra fe está muerta. Si Jesús está muerto, nuestra esperanza está muerta. Y si Jesús está muerto, estamos muertos. Pero Jesús está vivo. Este es el asunto principal del cristianismo, la resurrección de Jesucristo.

«Y reuniéndolos, les mandó que no salieran de Jerusalén», que era donde estaban celebrando una fiesta llamada Pentecostés, «Sino que esperaran la promesa del Padre: la cual les dijo, oíste de mí», de Juan que era su primo, «Pues Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados», ¿con qué? El Espíritu Santo, o mejor dicho: ¿con quién? «Con el Espíritu Santo dentro de pocos días».

Así que todos estaban muy emocionados: «Oigan, Jesús está vivo. Qué dicha. Debemos regresar a casa a contarles a todos. Esto es maravilloso». Jesús dijo: «Todavía no. Antes necesitan recibir al Espíritu Santo». Antes de poder vivir, antes de llevar a cabo el ministerio, el Espíritu Santo necesita aparece en sus vidas. Porque la vida cristiana no es la vida que nosotros vivimos para Dios. Es la vida que Dios vive en nosotros. Es la vida que Dios vive por medio de nosotros por el poder del Espíritu Santo. Es la vida de Jesús que viene a morar en nuestra vida. Les dice que esperen.

La historia continúa: «Entonces los que se habían reunido le preguntaban, diciendo: Señor, ¿restaurarás en este tiempo el reino a Israel?». Básicamente le preguntan: ¿Ya acabamos? ¿Puedes matar a unos romanos? ¿Puedes revertir la maldición? ¿Por qué no nos das más bien bastante leche y miel? ¿Podemos llamar mañana a nuestro jefe en el trabajo y decirle lo que de veras pensamos de él porque ya acabamos? ¿El reino de Dios ha llegado? ¿Ya acabamos?

¿Cuántos de ustedes se sienten así? ¿Cierto? Hoy le preguntarían a Jesús «¿Por qué no traes el reino de una vez? ¿Por qué no aplastas nuestros enemigos, levantas la maldición, y me das algo de comer y una hamaca? ¿Podemos hacer eso hoy?».

El poder del Espíritu Santo

Pero Jesús les va a decir esto: «Y El les dijo: No os corresponde a vosotros saber los tiempos ni las épocas». Les dice: «No os corresponde a vosotros saber los tiempos ni las épocas que el Padre ha fijado con su propia autoridad; pero recibiréis», ¿qué? Poder cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros».

Esta es la diferencia entre un cristiano y un no cristiano: Un no cristiano puede apreciar y admirar la vida de Jesús, pero no pueden experimentar y disfrutar su poder. ¿Entienden eso? Un cristiano puede disfrutar y experimentar el poder de Jesús, no solo en su vida, sino librado en nuestras vidas. Y Jesús dice: «Cuando venga el Espíritu Santo, vendrá poderosamente». Cambia las personas por completo.

Les daré una analogía: Hay una sección de Pensilvania donde la gente vive en hermosas casas urbanas y suburbanas. Tienen electricidad; si pasa manejando de noche las luces de las casas y las farolas están prendidas, los negocios están abiertos. Después llega a la comunidad Amish y todo está oscuro porque no están conectados a la red eléctrica. Han decidido vivir sin ninguna conexión a ese recurso poderoso. Aunque está disponible para ellos, no se han beneficiado de él. Algunas personas viven así espiritualmente.

Jesús está vivo. El Espíritu Santo es poderoso. El Espíritu Santo se deleita en morar en usted, en transformarlo, darle poder; en hacer posible que ame a Jesús, que viva como Jesús, y sea una nueva persona como cristiano y como miembro de una iglesia. Pero algunas personas no están conectadas a Jesús por medio del arrepentimiento y la fe, y el Espíritu Santo. Y todo ese poder está disponible para ellos, pero no se benefician de él.

Para los que no son cristianos, no pueden vivir la vida cristiana sin la presencia de Cristo y del Espíritu Santo. Para los que son cristianos, cuando son tentados y probados, y atribulados, quiero que hagan esto: Inviten al Espíritu Santo a darles poder. Crean que Él está con ustedes. Crean que Él está a su favor. Crean que el futuro que Jesús les tiene se hace posible por medio de su presencia y poder.

Entonces Jesús dice: «No se preocupen por todo todavía. Lo importante primero, estén conectados conmigo mediante la Persona la presencia y el poder del Espíritu Santo. Y cuando venga podrán vivir una nueva vida una vida como la mía, por el mismo poder que yo vivo». Esto es algo emocionante.

Esto es tan importante porque muchas veces la gente se pregunta: «¿Cómo sabemos quiénes son los cristianos? ¿Fueron bautizados? ¿Se criaron en un hogar cristiano? ¿Son personas morales? ¿Por quién votaron? ¿Asisten a la iglesia?». La única señal, sello, o símbolo que da certeza de salvación es el Espíritu. Lo demás puede que sea o no sea un indicador de tener una verdadera y genuina relación con Jesús.

Pero cuando el Espíritu Santo viene a la vida de una persona, Jesús dice que viene con poder. La gente cambia por completo. Uno no es solo una mejor versión de su viejo yo, es una nueva persona por completo.

Sus testigos en nuestra casa y hasta los confines de la Tierra

Entonces el relato continua: «Pero recibiréis poder cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros; y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra». Si le pertenece a Jesús, si está lleno del Espíritu Santo, querrá que otros lleguen a conocer a Jesús. Querrán vivir su vida y compartir su testimonio como un testigo.

No creemos en el mito de que la fe es privada y personal. Es pública y práctica. No creemos: «Pues esta es mi vida y no quiero que de ninguna manera incomodarlo presionándolo para que conozca a Jesús». Yo no quiero presionar a las personas a conocer a Jesús, pero si el Espíritu Santo los está presionando quiero que se sientan presionados a conocer a Jesús.

Algunos de ustedes han sido cobardes con su fe. No han sido testigos. No hablan de Jesús. No comparten a Jesús. No le dan crédito a Jesús ni por las cosas que la gente ve en su vida. ¿Cómo les está yendo? Uy, cómo nos motiva eso. Es muy interesante». Por qué no dicen: «Jesús está vivo. Dios vino a mi vida. Por la gracia de Dios estoy cambiando. No soy perfecto, pero sé que un día de estos en la presencia de Jesús yo estaré, y que Él está obrando en mí hasta entonces».

¿Cómo le está yendo al contar su historia? Ser testigo es esto: Usted ama a alguien, y quiere que otros conozcan al que usted ama. Eso es todo. Oiga: «Hombre, Jesús me ama. Yo le amo. Ha cambiado mi vida. Él lo ama. Yo lo amo a usted y quiero que lo conozca». Eso se llama evangelismo.

Cuando uno se enamora, eso es lo que hace, ¿cierto? Va a todos los que conoce y les dice, ¡acabo de conocer la persona más maravillosa! Está cambiando mi vida por completo, mi perspectiva, mi corazón; todo es diferente». Si ha conocido a Jesús y ha probado su amor, va y les cuenta a las personas que ama lo que su amor ha hecho por usted.

Jesús dice que eso es ser sus testigos en Jerusalén, Judea, Samaria, y hasta los confines de la Tierra. Eso significa que empezamos en nuestra casa y partimos desde ahí. Que tocamos campana a las naciones de la Tierra porque Dios ama al mundo entero y hay buenas noticias para todas las personas: Jesús está vivo.

Sigue diciendo: «Después de haber dicho estas cosas, fue elevado mientras ellos miraban, y una nube le recibió y le ocultó de sus ojos». ¿Les parece extraño ese momento? ¿Se imaginan eso? O sea, todos estaban ahí. Aquí estaban todos los cristianos nuevos, había como 120 cristianos en ese momento. No eran muchos. El cristianismo no eran miles de millones todavía, como lo somos hoy. «Jesús, está vivo. Esto es maravilloso. ¿Han pasado qué, 40 días ya? Oh…». ¿Se imaginan eso? Estoy seguro de que hubo un silencio largo e incómodo y muchos se miraban fijamente pensando: «¿Por qué no le amarramos una cuerda? O sea, ¿qué? Se fue».

Porque Jesús vivían en el Cielo, y bajó a la Tierra, y vivió, murió, resucitó. Dio evidencia de su resurrección cuarenta días. Después ascendió al Cielo. Jesús está vivo ahora mismo. Es el Soberano que reina, el Señor, Dios, Salvador, Rey y Cristo quien ha sido enaltecido y exaltado sobre en trono. Pero en ese momento todos se preguntaban: ¿Qué hacemos ahora? Teníamos una buena iglesia de 120 personas, Jesús era nuestro pastor. ¿Y ahora qué?

«Y estando mirando fijamente al cielo mientras El ascendía, aconteció que se presentaron junto a ellos dos varones», quizás dos ángeles, «en vestiduras blancas y les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al Cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al Cielo, vendrá de la misma manera, tal como le habéis visto ir al Cielo».

Así que, «Amigos, Él volverá». ¿Cuándo? «No es de su incumbencia, ¿de acuerdo?». ¿Qué quiere que hagamos? «Díganle a todo el mundo que Él está vivo». No podemos hacer eso «Oh, dijo que el Espíritu Santo vendría. Sí pueden hacerlo». Había 120 personas en la Tierra que ahora son miles de millones que adoran a Jesús. ¿Por qué? Porque el Espíritu Santo vino con poder. Y las personas se dispersaron y son sus testigos. Y nosotros somos la iglesia. Somos parte de este gran legado. Esta es la historia de nuestra familia.

No puedo entrar en todos los detalles, pero lo que pasa a continuación es que el Espíritu Santo cae sobre los líderes y empiezan a hablar en lenguas. Hay tres clases de lenguas en la Biblia: Está el lenguaje privado de la oración que menciona Pablo en Corintios cuando dice que habla en otras lenguas. Así que puede ser un tiempo en que nos conectamos con Jesús.

En otras ocasiones es una revelación en que Dios tiene algo que decir. Le dice algo a alguien quienes lo repiten en lenguas para traducirlo. Lo vemos en 1 Corintios 12.

Tercero, a veces hablar en lenguas es cuando Jesús ama a alguien pero como usted no habla su idioma Él quiere que le hable acerca de Él y los capacita no solo para hablar su idioma, sino en su dialecto. Aquí en Hechos 2, ambas palabras son usadas en griego. No solo hablan el idioma sino el dialecto.

Así que si estuvieran evangelizando un redneck del sur, no solo hablarían su versión de inglés, la cual los británicos dicen que no es inglés, también se comunicarían con ellos con acento sureño, y dirían: «Qué maravilloso. Habla rednekiense. Es maravilloso. Me está hablando en lengua materna y con mi dialecto». Asimismo, si fuéramos canadienses y ellos británicos, o australianos, tendríamos ese dialecto y ese idioma. Es un milagro que Dios hace demostrando al oyente cuánto le ama. Que supera la confusión de las lenguas que hizo en la Torre de Babel y vuelve a juntar a la gente en torno a la Persona de Jesús.

Así que estos pescadores y agricultores rurales, que eran personas muy sencillas en su gran mayoría, empiezan a hablar a cerca de Jesús en otros idiomas y dialectos o en jerga, arrastrando las palabras para que el oyente entienda plenamente. Entonces cae el Espíritu Santo y lo que pasó fue que los que lo oyeron están perplejos. «¿Qué está pasando? Es sobrenatural. Es algo milagroso. Dios debe amarnos mucho para querer hablar con nosotros». O sea que había mucho interés y confusión, y los que estaban allí presentes querían saber: «¿Qué está haciendo Dios?».

La vida de Jesús para nosotros (Hechos 2:22–23)

Pasa de ser la vida de Jesús a ser la vida de Jesús para nosotros. En Hechos 2:22–23, para explicarles lo que está pasando y quién es este gran Salvador Jesús, un hombre llamado Pedro se para. Pedo era el líder, el líder humano de los discípulos. Es el primero que nombran en las listas. Había andado muy de cerca con Jesús por 3 años. Él mismo fue un cobarde hasta que vio a Jesús resucitar de la muerte, hasta que fue lleno del Espíritu Santo; después se armó de valor.

En un momento en su vida, trágicamente negó haber conocido a Jesús, pero cuando Jesús resucitó de la muerte, fue lleno del Espíritu Santo y cuando estaban a punto de crucificarlo, le dijeron, «Pedro, vamos a crucificarte a menos que niegues a Jesús. Te crucificaremos dolorosamente, arduamente, y abiertamente, en público». Y Pedro dijo con denuedo: Entonces crucifíquenme boca abajo. No voy a negar a Jesús. No merezco morir como Él». Y así fue como murió. El Espíritu Santo vino sobre él con poder.

Y esto fue lo que dijo en ese sermón. Dicho sea de paso, el cristianismo empieza con un sermón. Personalmente me encanta esto. De acuerdo. Personalmente pienso que es maravilloso. La iglesia resulta cuando la Biblia es predicada y el Espíritu Santo viene y las personas se conectan con Jesús. El resultado es la iglesia. Siempre volvemos a la predicación de la Palabra de Dios, el arrepentimiento de pecado, el poder del Espíritu Santo, la vida de Jesús. El resultado es una cantidad de personas en misión juntas como familia de Dios, la iglesia. El cristianismo empieza con un sermón. Por eso seguimos predicando hoy. Creemos que Dios obra por medio de las Escrituras. Que el Espíritu Santo escribió las Escrituras. Que da poder a predicadores y maestros para proclamarlas y abre el entendimiento para que las reciban.

Aquí tienen el sermón de Pedro, pero en realidad no es todo suyo; es algo así como un resumen de la transcripción. «Varones israelitas, escuchad estas palabras: Jesús el Nazareno». ¿Dónde empieza Pedro su sermón? Con Jesús. Eso me encanta. «Jesús el Nazareno». Eso es. ¿De qué estará hablando? De Jesús. Empieza con Jesús y termina con Jesús; se trata solo de Jesús; se trata solo de Jesús; siempre se trata de Jesús. El Espíritu Santo quiere que conozcan a Jesús, que se animen con Jesús. Pedro, lleno del Espíritu Santo. ¿Donde empieza? Con Jesús. «Queridos todos, Jesús el Nazareno, de Él estamos hablando».

Permítanme decirles también, mientras yo predique me van a oír hablar de Jesús. Iglesia Mars Hill, desde el primer día en que estábamos en la quiebra, sin techo, y pobres, estábamos hablando de Jesús. Y aunque muchas cosas cambien, algo nunca cambiará, abriremos el Libro y proclamaremos a Jesús por la gracia de Dios por el poder del Espíritu Santo en la iglesia Mars Hill.

«Varones israelitas, escuchad estas palabras: Jesús el Nazareno, varón confirmado por Dios entre vosotros con milagros, prodigios y señales que Dios hizo en medio vuestro a través de Él, tal como vosotros mismos sabéis». Amigos, lo que está diciendo es: «Ustedes saben que Jesús hizo lo milagroso. Algunos de ustedes estuvieron ahí». Estaba hablando a unos de los primeros testigos oculares. Ustedes lo vieron ¿cierto? Un niñito le da su almuercito y alimenta un estadio. Interesante. ¿Cierto? Los muertos resucitan, denle un abrazo. Esa es una señal. Es diferente. Moisés y Elías se reúnen con Él para almorzar. Único. ¿Cierto?».

Dice: «Hemos visto la vida de Jesús, hace cosas que nadie más hace. Dice cosas que nadie más dice. Sabemos que viene de Dios con poder y autoridad. Sabemos que Él es la presencia de Dios entre nosotros». Les dice, «Ustedes lo saben». Es al contemplar la vida de Jesús no podemos decir «Qué vida tan asombrosa». No, va más allá de una vida humana. Hace muchísimo más de lo que nosotros podamos hacer.

El plan predeterminado de Dios

«A éste, entregado por el plan predeterminado y el previo conocimiento de Dios, clavasteis en una cruz por manos de impíos y le matasteis». Algunos dicen que esto es teología reformada, nosotros decimos que es la Biblia. De acuerdo. Esto es lo que está diciendo: «Ustedes mataron a Jesús, pero era parte del plan predeterminado de Dios, el cual predeterminó de antemano por su presciencia».

¿Quién está confundido? Si no están confundidos es porque no estaban poniendo atención, ¿cierto? Permítanme decirles otra vez: «Ustedes mataron a Jesús, pero fue parte del plan predeterminado de Dios y Él sabía que se llevaría a cabo conforme a su presciencia». Todo coincide en esto.

Primero, Dios es bueno, no es malo. Dios solo hace el bien, no el mal. Dios es luz, y en Él no hay tiniebla alguna. Cuando el mal sucede, cuando la injusticia sucede, cuando la oposición sucede, cuando el pecado sucede, no podemos mirar hacia el Cielo y decir: «Dios, eres soberano, ¿por qué haces cosas malas?». Dios no hace cosas malas. Las cosas malas lo contristan.

Hace unos años una señora vino que trágicamente había sido violada . Dijo: «¿Por qué permitió Dios que me violaran?». Le dije: «Cariño», era una jovencita, «Dios no es un Padre en el Cielo que se la pasa organizando la violación de sus hijas» Dios no hace eso. Dios no hace las cosas así.

A veces en nombre de la soberanía de Dios no podemos olvidar la bondad de Dios. Podemos enfatizar tanto la soberanía de Dios que lo volvemos solamente soberano pero no bueno. Es un gran error tomar cualquier atributo de Dios y convertirlo en la totalidad de lo que Dios es. Dios es amor. Bien, entonces no puede enviar a nadie al infierno. Pero también es justo. No tomen un atributo de Dios para convertirlo en la totalidad de lo que Dios es. Dios es soberano. Él es soberano. Gobierna y reina sobre todos y sobre todo. Pero también es bueno. No lo hagan malo.

Usted es responsable de su pecado. Él dijo, lo volveré a leer, dijo: Ustedes crucificaron y mataron a Jesucristo. O sea que ustedes y yo y nosotros y todos hemos pecado. No hicimos lo que Dios quería. Hemos hecho exactamente lo que Dios nos prohibió hacer. No podemos decirle a Dios: «Pues como eres soberano todo lo que pasa es tu responsabilidad. No es culpa mía. Soy limpio». Tenemos que decir: «Soy culpable. Ustedes son culpables. Yo soy culpable. Somos culpables».

Aunque nosotros hacemos lo malo, Dios permanece bueno. Dios es tan bueno que reina sobre el mal, y lo usa para el bien. ¿No es asombroso? Aquí lo llama el «plan predeterminado». No es un plan hipotético, potencial, o un plan posible. Es un plan predeterminado.

Dios también dice que tiene previo conocimiento. Lo que esto significa es que nosotros estamos limitados por el tiempo y el espacio, vivimos en el tiempo. No sabemos lo que el futuro nos depara. ¿Cierto? Pero Dios sí. Dios ve todo completamente, perfectamente, totalmente, continuamente. De modo que aunque Dios no causa el mal, lo prevé y tiene un plan predeterminado para superarlo y usarlo para su gloria y nuestro bien.

Les daré un ejemplo en las Escrituras. Hay un hombre llamado José. Es como un tipo de Cristo. Fue traicionado por sus hermanos. Lo arrojaron en un hueco y lo dejaron por muerto. Sale del hueco y asciende a la posición de rey y salva una multitud de personas. Cuando sus hermanos se presentan delante de él en Génesis 50:20, los mira al ojo y les dice algo muy parecido. Les dice: «Vosotros pensasteis hacerme mal, pero Dios lo tornó en», ¿qué? «Bien…para que preservara la vida de mucha gente».

Después viene Jesús, como el José más grande, sus hermanos son los judíos y lo han traicionado. Lo han tirado en un hueco y lo dejaron por muerto. Después sale de ese hueco y ahora está vivo, reinando como el Rey Soberano. Fue parte del plan predeterminado de Dios que aunque pecaron contra Él, usaría ese mal para bien; para salvar muchas vidas incluyendo la mía, y pido, por la gracia de Dios, que la suya también.

Este es el plan predeterminado de Dios. Dios sabía que íbamos a pecar. Dios sabía que el pecado nos haría morir. Dios sabía que mereceríamos el infierno y la ira de Dios. Y Dios por su presciencia envió a su Hijo Jesucristo con un plan predeterminado que habían acordado en la eternidad pasada. Efesios 1 dice que toda su obra la está llevando a cabo conforme a su plan. El Padre y el Hijo se pusieron de acuerdo en este plan.

Jesucristo, el Hijo de Dios, entra en la historia y pecan contra Él, pero permanece fiel porque conoce el plan predeterminado. Que viviría sin pecado, que sería traicionado por un amigo, y que sería crucificado entre dos ladrones. Y cuando parecía que Dios había sido derrotado, Dios salió victorioso. Cuando parecía que Dios estaba muriendo, la verdad es que en su muerte encontramos nuestra vida.

El plan predeterminado era que Jesús moriría en nuestro lugar, por nuestros pecados. Que Jesús nos daría salvación y perdón. Que Jesús quitaría nuestra muerte y nos daría vida, y que nos mandaría su Espíritu y nos haría nuevos, para ser su pueblo, juntos con Él para siempre. Lo que le hicieron a Jesús fue el peor mal de la historia del mundo: el asesinato de Dios. Lo que Jesús hizo fue el bien más grande de la historia del mundo, al glorificar al Padre y salvar una multitud. Todo forma parte del previo conocimiento de Dios en su plan soberano y predeterminado.

Ahora permítanme decirles lo que esto significa en la práctica. No se desesperen cuando enfrenten situaciones en la vida en que no sienten que Dios tenga un plan, y todo está en caos y fuera de control. Como resultado tendrán luchas porque querrán conocer el futuro. ¿Qué pasará? ¿Cómo planifico? ¿Cómo me preparo? ¿Cómo me alisto para algo que no parece ser sino una experiencia traumática que viene hacia mí?

La verdad es esta: Dios tiene un plan predeterminado. Dios ya sabe lo que mañana le deparará. Él no le dirá cuál es su plan predeterminado. Y puede que no le diga lo que su mañana de va a deparar. Para los que dudan su plan predeterminado y desean tener la presciencia que Él tiene, se destruirán de preocupación, dolor, ansiedad, y estrés.

No estoy diciendo que vivan irresponsablemente y que no planifiquen y se preparen y oren. Lo que estoy diciendo es que finalmente solo hay uno que es soberano que le ama. Y Él tiene las cosas bajo control.

Y pasa lo siguiente, a veces los cristianos tratan de manipular a Dios para evitar el sufrimiento. Jesús soportó el sufrimiento, y con Jesús podemos soportar el sufrimiento. La verdad es que los cristianos no evitan todo el sufrimiento, pero con Jesús podemos soportar cualquier sufrimiento. Dios tiene un plan predeterminado. Conoce el futuro y conoce su futuro. No importa qué pecado haya cometido o que hayan cometido contra usted, Él lo usará para bien.

Un día de estos usted verá eso. Algunos de ustedes verán parte del plan predeterminado de Dios en su vida. Cuando estamos en medio de él, vivimos por fe. Estamos mirando por el parabrisas diciendo: «No sé a dónde vamos, lo que estamos haciendo, solo estoy tratando de mantenerme cerca a Jesús». Caminamos con Jesús un rato y de repente miramos en el retrovisor y pensamos: «Ah, sí había un plan predeterminado. Ya veo cómo esto coincide con esto otro y con esto, y lo que Él me enseñó aquí. Oh, sí tenía un plan predeterminado» La mayor parte de nuestra vida la vivimos por fe, y de vez en cuanto al mirar atrás vemos el plan predeterminado.

Para algunos de ustedes, las partes más duras, difíciles, y arduas de su vida, las partes traumáticas y dolorosas de su vida puede que no las entiendan hasta verlo cara a cara. Puede que no entiendan el plan predeterminado hasta que esta vida se acabe. Pero sepan esto, Dios es bueno, Dios es soberano, Dios es más grande que el pecado. Usa el mal para el bien, aunque no es el autor del mal, Él es soberano sobre el mal. Tiene un plan predeterminado, Él conoce el futuro, y pueden confiar en Él.

Al fin y al cabo, cuando su fe se vuelva vista, y crea en lo más profundo de su corazón que este era el mejor camino y que el plan de Dios era el mejor plan, le alabara por quien es y por lo que ha hecho. Necesito que crean eso. Es lo que les dice.

Jesús no está muerto

«Dios lo resucitó». Oigan, necesito que sepan algo urgentemente. Jesús no está muerto. ¿Sabían eso? Este hecho lo cambia todo. Hay muchas religiones; gente muerta. Mahoma está muerto; el Buda, muerto; Krishna; muerto, muertos, muertos, muertos, muertos. Filósofos como David Hume y Bertrand Russell, muertos, muertos, muertos, muertos, muertos, muertos, muertos. Pero Jesús no está muerto. Es único. Único.

«Dios lo resucitó». ¿Alguna vez han ido a un funeral? Si no creemos en la resurrección, la muerte parece un enemigo inconquistable. Usted cree en la resurrección de Jesús, y sabe que ese es su futuro en Él, que cambia cómo vivimos y cambia cómo morimos. Lo peor, amigos, no es la muerte, sino morir sin Jesús.

«A quien Dios resucitó, poniendo fin a la agonía de la muerte, puesto que no era posible que Él quedara bajo el dominio de ella». Miren, la muerte viene donde hay pecado. Jesús murió por nuestros pecados, puesto que no tenía pecado y la muerte no pudo sujetarlo porque no tenía pecado. Resucitó de la muerte y conquistó el pecado y la muerte.

Jesús es el David más grande

Después cita a David. «Porque David dice de Él:». Para esta gente, David es lo máximo, ¿cierto? Si le preguntara a todos los niños de la escuela judía hoy, ¿como quién quieren ser cuando crezcan? Dirán: David. O sea, los niños todavía imaginan que son David. ¿Tienen hijos? La primera vez que le leen la historia de David y Goliat no piensan de otra cosa en los siguientes 10 años. «Quiero ser un pastorcillo que mata gigantes». De pronto sus niños empiezan a tirarle piedras. Sabe, entonces…

Pero para el niño judío que está creciendo, y los niños crecen y piensan: «David el pastorcillo derriba a Goliat. Después sale y mata leones. ¡Vaya! Después crece y se hace rey. Puede llegar a ser cualquier cosa. Podría ser como el Rey David. Gobierna la nación. Adoraba a Dios. Escribe libros en la Biblia. Canta cantos al Señor. Recibe los planos para el templo». David es gran cosa. Si les pregunta a esos niños, ¿quién es tu héroe? Dicen: David. David es lo máximo.

Entonces cita a David. «Porque David dice de Él: Veía siempre al Señor en mi presencia; pues está a mi diestra para que yo no sea conmovido». Miren, Jesús está con ustedes. Por eso es que la presencia y el poder del Espíritu Santo es tan importante. Así es como Jesús está con usted, para que no sea conmovido.

«Por lo cual mi corazón», ¿qué? «Se alegró». David tuvo días muy duros. Pero podemos tener alegría en el corazón si Dios está con nosotros. «Y mi lengua se regocijó». Podemos cantar, podemos orar, podemos alabar si Dios está con nosotros. «Y aún hasta mi carne descansará en esperanza». La esperanza no puede comprarse, es un don de Dios. La Biblia dice que Dios nos da fe, esperanza, y amor. Todos necesitamos esperanza, ¿verdad? Su esperanza no depende en tratar de conocer el plan predeterminado de Dios. Su esperanza no depende en tratar de conocer el futuro. Su esperanza depende de que Dios está con usted, que Dios es por usted.

Y continúa diciendo: «Pues tú no abandonarás mi alma en el Hades», o sea la tumba, «ni permitirás que tu Santo vea corrupción». David, unos 1.000 años antes de que Jesús naciera tenía esta idea de que la muerte no es el fin, la resurrección sí. Que Dios nos creó para vida y que morimos por el pecado. Pero Dios tiene algo más para su pueblo que un funeral, nos tiene preparada una boda al otro lado.

Y continúa diciendo: «Me has hecho conocer los caminos de la vida; me llenarás de gozo con tu», ¿qué? «Presencia». O sea: «¿Saben lo que hizo grande a David? La presencia de Dios».

Esto es lo que puede pasar, amigos, ya sea con David o con otro líder, un líder político, un líder moral, un líder religioso, un líder espiritual, un líder de negocios, que somos propensos a elegir héroes. Somos propensos a querer remedarlos y seguir su ejemplo, e imitarlos.

Después ignoramos partes enteras de su vida, el lado pecaminoso, y los convertimos en un personaje ficticio. Nadie menciona que Gandhi era bisexual, que dejó a su esposa y tuvo relaciones sexuales con niños. Nadie habla del hecho de que Martin Luther King cometía mucho adulterio. Y nadie habla del hecho que John F. Kennedy fue infiel con su esposa.

Modificamos la historia. Tratamos de convertir a nuestros héroes en salvadores. Y después queremos vivir como ellos. Queremos que nos inspiren. Queremos seguir su ejemplo. Queremos que sean un modelo para nosotros. Y todos son pecadores. Todos están muertos. Aun el mejor entre nosotros no es gran cosa. David era un adúltero. David era un asesino. Aun en su lecho de muerte una de las últimas cosas que hace es mandar un sicario a asesinar a un tipo. Así que si contamos toda la historia de la vida de David, Él también necesita un Salvador. Él no es un salvador.

¿Por qué fue grande David? Él lo dijo: «Tu presencia». Dios estaba con David. Por medio de la presencia del Espíritu Santo Dios está con ustedes, y está con nosotros. Y somos pecadores, y tenemos locura, rebeldía, y el Espíritu Santo está dispuesto a estar con nosotros. Lo que eso significa es que cuando la vida se pone dura, porque pecamos, porque otros pecan contra nosotros, al menos no estamos solos en eso.

Y permítanme decirles, si están aquí buscando una versión del cristianismo en la que nunca sufrirán, ninguna versión omite el sufrimiento. Pero cuando sufrimos, Dios viene a estar con nosotros, a consolarnos, llegamos a conocerlo mejor, y valoramos mucho más los sufrimientos de Jesús. Hay algo peor que la muerte: morir sin Jesús. Hay algo peor que el sufrimiento: sufrir sin Jesús. Jesús trae su presencia a nosotros, en nosotros, por medio de nosotros, a veces a pesar de nosotros, por la presencia y el poder del Espíritu Santo.

El principal objetivo de este argumento, la idea fundamental de este sermón es que no ignoremos el pecado de las personas en la Biblia . Que no ignoremos el pecado de los personajes de la historia y tratemos de seguir su ejemplo. Vengan a Jesús, reciban el Espíritu Santo, que Dios esté presente con ustedes. Después el cambio que se lleva a cabo es por la gracia de Dios, para la gloria de Dios. Por eso es que la vida cristiana no consiste en vivir para Dios, sino que Dios viene a vivir en nosotros.

Luego dice: «Hermanos, del patriarca David os puedo decir confiadamente que murió y fue sepultado». Dos hechos: hubo un funeral, y está en un hueco. El alma de David está con el Señor, pero su cuerpo está en la tierra. «Y su sepulcro está entre nosotros hasta el día de hoy».

Dice: «Saben qué, David era un hombre bastante bueno, pero en realidad no puede hacer nada hoy. Vayan a su tumba. “Oye, David, ¿qué debo hacer con mi esposa?”». No sería la sesión de consejería más fantástica. David no tiene tanto que ofrecer. Aun los mejores entre nosotros son pecadores. Aun los mejores entre nosotros mueren. Jesús no tiene pecado. Jesús está vivo. No es solo el mejor entre nosotros, está en una categoría completamente aparte.

«Pero siendo profeta y sabiendo que Dios le había jurado sentar a uno de sus descendientes en su trono…». ¿saben por qué fue grande David? Porque por medio de Él uno de sus descendientes ocuparía el trono y sería un rey aún más grande que él: el Rey de reyes, Jesucristo. Entonces Jesús, igual que David, empezó pobre, de zona rural, sencillo y humilde. Fue odiado, despreciado, y se le opusieron hasta sus propios hermanos. Finalmente se convirtió en un rey grande y poderoso.

Y viene Jesús como un David más grande y resucita de los muertos. Es Rey de reyes, y tiene un reino que nunca se acaba. «Miró hacia el futuro y habló de la resurrección de Cristo», porque Dios tiene un plan predeterminado, y conoce el futuro. «Que ni fue abandonado en el Hades, ni su carne sufrió corrupción. A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos».

¿Tiene el Espíritu Santo?

Ahora esta es la historia de ellos. Esto está siendo predicado a unas personas supuestamente «buenas». ¿Pero dónde se encuentran? ¿Dónde están, Mars Hill? En Jerusalén, la Ciudad Santa. ¿Por qué están ahí? No son ateos, no son teístas, o espirituales, o sobrenaturales. Son gente devota. Dan mucho dinero al templo. Sin son cultos leen las Escrituras. Si no, les leen las Escrituras en la sinagoga a donde asisten cada sábado. No comen carne de cerdo. Hacen todo lo que dice la Biblia. Están tratando de memorizar 613 leyes y guardarlas todas.

Caminaron hasta Jerusalén. ¿Cuántos de ustedes hubieran caminado a la iglesia hoy? Hace calor. Es un terreno escabroso, es lejos. No hay tiendas donde venden bebidas heladas. Es un esfuerzo. ¿Saben a qué me refiero? Y caminan, y caminan hasta la cima del monte. Y caminan hasta el templo.

Y Pedro les dice: «Eso no es suficiente». Porque uno puede ser espiritual y no tener el Espíritu Santo. Puede estar comprometido con las reglas del judaísmo pero no con la resurrección de Jesús. Puede ser alguien que admira la vida de Jesús sin experimentar la vida de Jesús. Puede que haya nacido en una familia religiosa, si haber nacido en la familia de Dios.

¿Es esa su historia? Se trata de la familia, la moralidad, la tradición, la espiritualidad, la religión; o Jesús. Esa es mi historia. Hasta donde alcanzamos a investigar, éramos católicos irlandeses. No había ateos en la familia; éramos criminales, pero no ateos. Todos creíamos en Dios. Fui bautizado cuando era un bebé, pero no conocía a Jesús. De niño asistí a la iglesia, sin conocer a Jesús. Oraba a menudo, incluso antes de acostarme o antes de comer, pero no conocía a Jesús. Me sabía unos versículos de la Biblia, pero no conocía a Jesús. Era un tipo más o menos moral, pero no conocía a Jesús.

Muchas personas son así. Muchos de ustedes son así. Dicen: «Mi familia es cristiana». O: «He sido cristiano desde que era niño». O: «Fui bautizado cuando era un bebé». O: «Soy una buena persona». O: «Yo creo en Dios». O: «Voy a la iglesia». Todo eso puede ser muy bueno si cree en Jesús, y tiene el Espíritu Santo. No es del todo inútil. Es como un anillo de bodas sin la esposa.

La vida de Jesús en nosotros (Hechos 2:33–41)

¿Entonces qué les dijo? Necesitan a Jesús. Necesitan el Espíritu Santo. Permítanme preguntarles, ¿conocen a Jesús? ¿Han recibido el Espíritu Santo? Ahí continúa la historia: la vida de Jesús en nosotros. Hechos 2:33–41: «Así que, exaltado a la diestra de Dios», Jesús está vivo. Está a la diestra del Padre. Está a la diestra, en la sede de autoridad. Está reinando y gobernando ahora.

«Y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu ha derramado esto que vosotros veis y oís». ¿Cuántos de ustedes han visto el poder y la presencia del Espíritu Santo en la vida de alguien? Han cambiado, son diferentes, piensan de otra manera, actúan de otra manera, se comportan y creen de otra manera.

¿Cuántos de ustedes han visto la obra del Espíritu Santo en alguien, sin haberla experimentado en ustedes mismos? Es exactamente lo que está pasando aquí. Estas personas religiosas, devotas, amables, morales, y espirituales, están viendo a Dios hacer algo en la vida de otras personas que ellos mismos no han experimentado.

«Porque David no ascendió a los cielos, pero él mismo dice: «Señor», o sea Dios Padre, «a mi Señor», el Señor Jesucristo, «Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies». Imagínense eso. Cada vez que levanten los pies ahí es donde los enemigos de Jesús terminan, a sus pies, como estrado de sus pies. Es una imagen poderosa.

Esta oportunidad de salvación a la que los invitamos hoy, es solo para esta vida. Cuando esta vida se acabe y esté delante de Jesús, habrá juicio, consecuencias eternas. No hay otra opción. Está decretado que los hombres mueran una sola vez, y después de esto, el juicio. No hay otra opción. Si no recibe a Jesús lo verá y se convertirá en estrado de sus pies, estará bajo su autoridad como su enemigo para siempre. Permítanme dejar bien claro que este es un tema serio, da que pensar.

Alguien dirá: «¿Está tratando de convertirme?». ¡Afirmativo! Sí. «¿Estás tratando de convertirme en un cristiano?» No estoy tratando de convertirlo en un cristiano pero estoy tratando de convertirlo en un cristiano. Solo el Espíritu Santo puede convertirlo en un cristiano. Lo estoy invitando a Él para que lo convierta en un cristiano. Sí, por eso es que su familia, sus amigos, sus vecinos, sus colegas de trabajo, sus enemigos lo trajeron aquí. Escuche. Usted necesita a Jesús. El infierno es caliente. Eternamente es mucho tiempo. Ahora es un buen momento. Por eso está aquí.

Dios conoce el futuro y sabía que usted escucharía esto. Todo esto es parte de su plan predeterminado para usted. Absolutamente. Se supone que hoy usted se convierte en un cristiano. No solamente religioso. No solamente moral. No solamente tradicional. No se trata de la familia. Se trata de la familia de Dios. No se trata de ser espiritual. Se trata del Espíritu Santo. No se trata de las regulaciones. Se trata de la resurrección. Se trata de Jesús».

Arrepiéntanse y bautícense

Al escuchar esto ellos, y ustedes, la pregunta es: ¿qué hacemos? Esa es la pregunta. Y en el versículo 37 dice: «Al oír esto, compungidos de corazón» «Oh, no, soy pecador. Necesito a Jesús. Me lo perdí. Ese es el problema». ¿Cuántos de ustedes se sienten así? Ese es el Espíritu Santo ahora mismo que viene a usted a insistirle. «Oye, pon atención. Jesús te ama. Murió por ti. Resucitó por ti. Él es el Señor, Dios, Salvador, Rey, y Cristo. Ya deja de vacilar. Hoy es el día».

Le dijeron a Pedro y a los otros apóstoles, aquí tienen una buena pregunta: ¿Qué hacemos? ¿Que quieren que hagamos?». La respuesta, Jesús ya lo dijo, «Consumado…», ¿qué? «Es». No hacemos nada. Él lo hizo todo. Confiamos en Él por lo que hizo.

Esta es la respuesta de Pedro. ¿Están listos? Pedro dijo: «Arrepentíos y sed bautizados cada uno de ustedes». Los invito a la salvación en Jesús. «En el nombre» ¿de quién? De «Jesucristo para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo».

«Arrepiéntanse». ¿Qué significa eso? Es una palabra importantísima. El arrepentimiento es cuando el Espíritu Santo empieza a cambiar nuestra mente. Empezamos a pensar: «¿Qué estoy haciendo?». ¿Hacia dónde voy? ¿Por qué estoy aquí? ¿Cuál es mi propósito? ¿Quién soy?». Cambia nuestro corazón. «Ya no quiero ser así. Ya no quiero pensar así. Ya no quiero portarme así. Quiero ser diferente». Conduce a un cambio de dirección. El arrepentimiento significa darse vuelta. «Jesús, necesito acercarme a ti. ¿Dónde está la Biblia que alguien me regaló? Necesito leerla. Jesús, no oro muy bien, pero necesito hablar contigo. Solo necesito hablar contigo. Oye, Jesús, ¿dónde está tu gente? Necesito conocer algunos de ellos porque estoy confundido y necesito la familia».

Es un cambio de mente, un cambio de corazón, y un cambio de dirección en su vida. Usted deja de apartarse de Jesús, empieza a caminar hacia Jesús. Deja de ignorar a Jesús, y empieza a escuchar a Jesús. Deja de rebelarse contra Jesús, y empieza a obedecer a Jesús. Deja de despreciar a Jesús y empieza a disfrutar a Jesús. Entre más se le acerque, más será como Él. Eso es el arrepentimiento.

Permítanme decirles que Jesús los invita. Él está sonriendo. Sus puños no están cerrados, sus manos están abiertas. Quiere que usted le diga: «No sigas adelante, las cosas solo empeorarán. Por favor date vuelta y regresa». Eso es el arrepentimiento. ¿Alguna vez ha hecho eso? Está tratando de ocultar su pecado, de culpar a otros por su pecado. De excusar su pecado. De manejar su pecado. Minimizar su pecado, negar su pecado. ¿Por qué más bien no se arrepiente de su pecado? «Jesús, tú moriste. Aquí estoy. Regreso a casa».

Está diciendo: «Arrepiéntanse». ¿Y después qué? «Bautícense». El bautismo es una demostración externa de una transformación interna. Eso es el bautismo. El bautismo no nos salva. Jesús salva. El bautismo demuestra, porque dice: «Serán mis», ¿qué? Testigos. El bautismo es parte de nuestro testimonio. Así predicamos públicamente el evangelio. Las buenas nuevas de Jesucristo.

Jesús vivió sin pecado. Murió y fue sepultado. A los tres días resucitó de la muerte. Con el bautismo demostramos que Jesús vivió sin pecado, murió y resucitó por nosotros. Así como el agua limpia de la suciedad, Jesús me limpia de la suciedad del pecado. Así que con el bautismo demostramos que creemos personalmente que pertenecemos a Jesús. Que no solo admiramos su vida, experimentamos su vida.

¿Alguna vez ha sido bautizado como creyente? Algunos de ustedes fueron bautizados de niños. ¿Fueron criados como creyentes? ¿Fueron criados siendo fieles al Señor? O fueron como yo, ¿que fueron rociados pero no fueron salvos? Entonces necesitan bautizarse. Necesitan bautizarse, no para ser salvos, sino como testimonio de la salvación que Jesús les ha dado. Los invitamos hoy a pasar al frente para que oremos por usted, para que se arrepienta, para que le entregue su vida a Jesús, se convierta en un cristiano, reciba el Espíritu Santo, sea bautizado.

Y él dice: «¿Por qué?». Para el perdón de pecados. Jesús lo dice en la cruz: «Padre perdónalos». Después muere, supliendo el perdón, haciendo posible que seamos perdonados. Usted puede ser perdonado. Es tan liberador. Es tan maravilloso. No hay más culpa. No hay más condenación. No tiene que culpar a otros. Ya no tiene que esconderse. No tiene que negar, minimizar. sentir vergüenza. Ha sido perdonado, es amado, conocido y abrazado pese a lo que usted es. El Espíritu Santo ha sido puesto en usted para convertirlo en otra persona. Los invito al perdón. Los invito a Jesús.

Reciban al Espíritu Santo

Y dice: «Y recibiréis el don del Espíritu Santo». Dios se complace en poner su Espíritu en usted. Esto hace tantas cosas. Podría predicar varios milenios de sermones, pero lo resumiré en tres idas principales. Una nueva naturaleza, nuevos deseos, y nuevo poder.

La nueva naturaleza significa que no es una versión modificada, actualizada, o mejorada de usted. Usted se convierte en una persona completamente nueva. Cambia su ser en lo más profundo, su identidad, su naturaleza, y quién es. Cuando el Espíritu Santo entra, usted es diferente. La Biblia dice que esto se llama nacer de nuevo, ser regenerado, una nueva persona, un nuevo hombre, una nueva criatura en Cristo. Hay una panoplia de imágenes.

Pero usted simplemente cambia. Aun recuerdo cuando tenía 19 años que el Espíritu Santo accionó el interruptor en mí, y la persona que era antes murió, era solo alguien diferente con el mismo apellido. A veces piensa y actúa como el viejo hombre, pero a decir verdad, el nuevo hombre no es perfecto, está cambiando, y es completamente diferente. Completamente diferente.

Una nueva naturaleza. Nuevos deseos. Tan pronto fui salvo, todavía recuerdo que empecé a leer la Biblia porque quería hacerlo. Recuerdo un sábado en la universidad todos mis amigos iban a salir a hacer algo y me preguntaron: «¿Qué vas a hacer?». Y les dije: «Creo que voy a leer la Biblia». Me dijeron: «¿Vas a qué?» Y dije: «Estoy tan sorprendido como ustedes pero la verdad es que quiero hacerlo» Antes hubiera dicho: «Saben qué quiero ir a que me saquen una muela». Hubiera puesto leer la Biblia en la misma categoría. «¿Por qué estás leyendo la Biblia?». Me gusta, aunque me siento horrible al leerla porque me recuerda lo malo que soy. Pero me gusta».

Empecé a sentir el deseo de orar. Quería ir a la iglesia. Quería conocer al pueblo de Dios. Quería participar en un grupo pequeño. De pronto empecé a contribuir dinero. Pensé: «¿Qué estoy haciendo? Estoy desembolsando dinero. Algo ha cambiado. No estoy recibiendo nada a cambio. Solo estoy tratando de ayudar». El cristianismo no consiste en lo que usted tiene que hacer, sino en lo que tiene el privilegio de hacer. Porque el Espíritu Santo le da esos deseos y es lo que usted quiere hacer.

El problema que tienen algunos de ustedes es que tienen deseos conflictivos. Piensan: «Quiero hacer eso, pero Dios quiere que haga aquello». Si usted es cristiano, si el Espíritu Santo esté en usted, la clave es esta: Siga sus deseos más profundos, sus deseos más fuertes. Porque esos son los deseos de Dios para usted. En lo más profundo de su ser usted no quiere pecar, quiere ser santo. No quiere desobedecer, quiere obedecer. No quiere sacar la Biblia, quiere guardarla. No quiere apartarse de Dios, quiere correr hacia Dios. No quiere evitar el pueblo de Dios; quiere estar con el pueblo de Dios.

Una nueva naturaleza, nuevos deseos, un nuevo poder. Antes no tenía poder sobre ciertos pecados, y ahora es poderoso y puede apartarse de ellos. Si puede amar a Dios, puede servir a Dios, y puede obedecer a Dios. Si usted es cristiano, no solo es un pecador impío, culpable, y perdonado; ahora es un pecador impío, culpable, perdonado que ahora es una nueva criatura en Cristo, con una nueva naturaleza, con nuevos deseos, con un nuevo poder para una vida nueva, como Jesús, para Jesús, por medio de Jesús. Porque Jesús está vivo y su vida está en usted mediante el Espíritu Santo. Esta vida es maravillosa.

Un eslabón de la cadena

«Porque la promesa es para vosotros y para vuestros hijos». Papás, ¿son ustedes el primer eslabón de la cadena? ¿Son un eslabón roto de la cadena? ¿Serán el último eslabón de la cadena? Lo que queremos es que sus hijos y los hijos de sus hijos conozcan y amen a Jesús, que sean llenos del Espíritu Santo, que reciban una nueva naturaleza, nuevos deseos, y un nuevo poder.

Algunos de ustedes sus padres, sus abuelos, aman a Jesús, pero la cadena está rota con usted. No tiene el Espíritu Santo. No ama a Jesucristo. Arrepiéntase, hágase bautizar y reciba al Espíritu Santo.

Para algunos de ustedes, sus familiares no son creyentes. Provienen de un legado de incredulidad. Son el primer eslabón de la cadena. Dios quiere que amen y sirvan a sus hijos para que los hijos de sus hijos conozcan y amen a Jesús, para que así haya una larga cadena con generaciones de fe que empezaron con usted como la matriarca o el patriarca, al arrepentirse del pecado, ser bautizado, y recibir al Espíritu Santo.

Para algunos de ustedes, son rebeldes, son los que rompieron la cadena de fe.

¿Qué lugar ocupan en ella? ¿Serán el último eslabón de la cadena? ¿Serán sus hijos o los hijos de sus hijos quienes serán apóstatas y negarán a Cristo? ¿O dejará que el Espíritu Santo obre por medio de usted y obre por medio de sus hijos y los hijos de sus hijos? No creemos que su fe puede salvar a sus hijos. Creemos que el reino de Dios es una fila de uno en fondo. Queremos que sus padres estén delante de ustedes y que los hijos vayan detrás de ellos. Queremos que todos pasen juntos por la puerta de la fe.

Pero una de las maneras en que puede animar a sus hijos es modelando la fe, practicando el arrepentimiento, y siendo lleno del Espíritu Santo, adorando a Jesús como Señor, y animándolos a seguir su ejemplo. Esta palabra es sumamente importante. Es para sus hijos.

Y dice: «Y para todos los que están lejos», los que están en otras naciones y en otros lugares, abordaremos ese tema en las próximas semanas, «para tantos como el Señor nuestro Dios llame». Repito, unos dicen que es reformada; nosotros, que eso dice la Biblia. Dios llama a la gente a sí mismo.

¿Dios lo está llamando hoy as sí mismo? ¿Está escuchando a Dios llamarlo a Jesús? ¿Está retumbando en su corazón como retumba en sus oídos? Si es así, arrepiéntase, apártese del pecado, confíe en Él. Pase al frente para que oremos con usted. De una vez lo bautizaremos. Será lleno del Espíritu Santo. Su vida entera puede cambiar por la gracia de Dios. Y algunos de ustedes dirán: «Pero no traje una muda de ropa». En el plan predeterminado de Dios tenemos una toalla y una camiseta para usted. Es parte de su plan predeterminado. En su presciencia nos dijo que les trajéramos eso. A la orden. Estamos listos; estamos listos para recibirlos. Estamos listos para orar por ustedes. Estamos listos para hablar de Jesús. Estamos listos para bautizarlos. ¿Amén?

Así que esto es lo que vamos a hacer. Vamos a celebrar a Jesús. Vamos a dar nuestros diezmos y nuestras ofrendas, porque queremos que todo el mundo sepa que Él está vivo. También tomaremos la comunión recordando que su cuerpo quebrantado y su sangre derramada significa que Dios no está enojado conmigo; me ama. Todos mis pecados son perdonados en Cristo. Soy una nueva persona al tomar la comunión en mí. Demuestro que Jesús está en mí. No estoy diciendo que los elementos en sí sean Cristo, sino que participamos, recordamos que Cristo está literalmente en nosotros por medio del Espíritu Santo. Y el Espíritu Santo quiere que cantemos, quiere que celebremos, quiere que nos regocijemos. Él vendrá a vivir en nosotros, vendrá a morar en nosotros al honrar a Jesús. ¿Amén? Oraré.

Dios Padre, gracias por tu plan predeterminado, el plan específico, el plan asombroso. Jesús, gracias por llevar a cabo ese plan a la perfección. Sin pecado, tu muerte expiatoria, tu resurrección, tu exaltación, Consumado es. Envía el Espíritu Santo a darnos tu vida para que podamos disfrutar e invitar a las naciones a hacer lo mismo. Te decimos: Gracias Jesús. Amén.

Nota: Esta transcripción ha sido editada para la legibilidad.