Lucas 24:13–35 (LBLA)
13 Y he aquí que aquel mismo día dos de ellos iban a una aldea llamada Emaús, que estaba como a once kilómetros de Jerusalén.
14 Y conversaban entre sí acerca de todas estas cosas que habían acontecido.
15 Y sucedió que mientras conversaban y discutían, Jesús mismo se acercó y caminaba con ellos.
16 Pero sus ojos estaban velados para que no le reconocieran.
17 Y El les dijo: ¿Qué discusiones son estas que tenéis entre vosotros mientras vais andando? Y ellos se detuvieron, con semblante triste.
18 Respondiendo uno de ellos, llamado Cleofas, le dijo: ¿Eres tú el único visitante en Jerusalén que no sabe las cosas que en ella han acontecido en estos días?
19 Entonces El les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: Las referentes a Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo;
20 y cómo los principales sacerdotes y nuestros gobernantes le entregaron a sentencia de muerte y le crucificaron.
21 Pero nosotros esperábamos que El era el que iba a redimir a Israel. Pero además de todo esto, este es el tercer día desde que estas cosas acontecieron.
22 Y también algunas mujeres de entre nosotros nos asombraron; pues cuando fueron de madrugada al sepulcro,
23 y al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto una aparición de ángeles que decían que El vivía.
24 Algunos de los que estaban con nosotros fueron al sepulcro, y lo hallaron tal como también las mujeres habían dicho; pero a El no le vieron.
25 Entonces Jesús les dijo: ¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!
26 ¿No era necesario que el Cristo padeciera todas estas cosas y entrara en su gloria?
27 Y comenzando por Moisés y continuando con todos los profetas, les explicó lo referente a El en todas las Escrituras.
28 Se acercaron a la aldea adonde iban, y El hizo como que iba más lejos.
29 Y ellos le instaron, diciendo: Quédate con nosotros, porque está atardeciendo, y el día ya ha declinado. Y entró a quedarse con ellos.
30 Y sucedió que al sentarse a la mesa con ellos, tomó pan, y lo bendijo; y partiéndolo, les dio.
31 Entonces les fueron abiertos los ojos y le reconocieron; pero El desapareció de la presencia de ellos.
32 Y se dijeron el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón dentro de nosotros mientras nos hablaba en el camino, cuando nos abría las Escrituras?
33 Y levantándose en esa misma hora, regresaron a Jerusalén, y hallaron reunidos a los once y a los que estaban con ellos,
34 que decían: Es verdad que el Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón.
35 Y ellos contaban sus experiencias en el camino, y cómo le habían reconocido en el partir del pan.
Empecemos con una pregunta rara. Digamos que recuperó la vida. Digamos que estuvo, por ejemplo, en estado de coma durante un tiempo muy largo, y recuperó la vida. Despertó. ¿Qué es lo primero que haría? ¿Lo primero que haría? Sea lo que sea, nos revela sus pasiones y sus placeres, sus prioridades, ¿cierto?
Si coge el teléfono y marca la pizzería, eso nos dice algo acerca de usted. Si corre y abraza a su mamá, nos dice algo acerca de usted. Si regresa al trabajo, eso nos dice algo trágico acerca de usted, ¿cierto? En ese momento usted revela su más alta prioridad. Al recuperar su vida, a lo primero que entregue su vida indica la verdadera prioridad de su corazón, y hoy contestamos esa pregunta en el caso de Jesús.
Estamos en Lucas 99. La semana entrante terminamos el evangelio de Lucas. Llevamos más de dos años en él. Estamos a punto de acabar. Vimos a Jesús llevar una vida sin pecado. Lo vimos morir. Lo vimos enterrar. Lo vimos resucitar. Hoy en Lucas parte 99, capítulo 24, versículos 13–35, veremos cómo Jesús enseñaba la Biblia. Veremos lo primero que hizo al resucitar de la muerte. ¿Qué hizo? ¿Qué no hizo?
Continuamos en Lucas 24:13. «Y he aquí que aquel mismo día», nos dice que ese fue el día que Jesús resucitó de la muerte. Llevaba 3 días desde que murió. Vuelve a vivir. Recupera la vida. ¿Qué es lo primero que hace? «Y he aquí que aquel mismo día dos de ellos iban a una aldea llamada Emaús, que estaba como a once kilómetros de Jerusalén, Y conversaban entre sí acerca de todas estas cosas que habían acontecido».
Así que dos personas salen a caminar. Aprenderemos el nombre de uno de ellos en un momento. Potencialmente eran hasta familiares de Jesús, basado en Escrituras afines. Mientras van de camino, estas personas van conversando. «Vaya, Jesús parecía un gran hombre. Que pesar que haya muerto». «Sí, no desearías que estuviera vivo?». «Sí, eso sería maravilloso. Ojalá pasara algo, como una resurrección».
Hay mucho humor en esto. Al menos creo yo. Porque Jesús se les aparecerá para conversar con ellos, como un incógnito, como un ninja. No sabrán que es él. Entrará en la conversación. Por tanto tenemos el privilegio de oír a escondidas.
«Y sucedió que mientras conversaban y discutían, Jesús mismo se acercó y caminaba con ellos. Pero sus ojos estaban velados para que no le reconocieran». Esto significa que uno puede estar físicamente vivo y espiritualmente ciego. Aquí no ven a Jesús como quien es aunque está ahí mismo.
La triste realidad es que ese es el estado de todos los que se apartan de Cristo y de los que estamos en Cristo y decidimos cerrar nuestros ojos a la verdad de Cristo. Dios debe abrir nuestros corazones. Debe nuestras mentes. Debe abrir nuestros ojos. Debe abrir nuestro entendimiento.
Esta fue mi experiencia antes de volverme cristiano. Oí algunas cosas acerca de Jesús. Había asistido a la iglesia, pero no consideraba que Jesús fuera Dios, y Salvador, y Rey, y Señor. Entonces un día, Dios me abrió los ojos. Esa es la verdad. De modo que quienes tienen familiares no cristianos, amigos, compañeros de trabajo, vecinos; ellos no son estúpidos. Están ciegos. No es que se opongan a lo que ven; no ven claramente a Jesús.
Esa es la gran ilustración que nos da aquí. Jesús está ahí mismo, y no lo ven. No lo ven como Él es. Entonces empieza entabla una conversación con ellos. Versículo 17, «Y El les dijo: ¿Qué discusiones son estas que tenéis entre vosotros mientras vais andando?». ¿De qué están hablando? ¿Ven la parte cómica aquí? Mejor dicho, dos hombres van hablando de Jesús quien les pregunta de qué están hablando, y no reconocen que es Él.
«Y ellos se detuvieron, con semblante triste». Están hablando del entierro de Jesús que aconteció hacía apenas unos días. «Respondiendo uno de ellos, llamado Cleofas», posiblemente un familiar, «le dijo: ¿Eres tú el único visitante en Jerusalén que no sabe las cosas que en ella han acontecido en estos días?». ¿Qué, eres estúpido? ¿Acaso no sabes lo que ha pasado? Había un hombre llamado Jesús. Todos saben que estuvo aquí. Eran un gran hombre. Lo mataron. Fuimos al funeral. Está muerto. ¡Está completamente muerto! ¡Quisiéramos que estuviera vivo! ¡No está vivo!».
¿Qué tan duro hubiera sido para Jesús en ese momento para no sonreírse siquiera? «Puede que les sorprenda», diría yo. Creo que esto es chistoso. Es un corto instante. Y sigue. «Entonces Él les dijo: ¿Qué cosas?». Me encanta Jesús. «¿En serio? ¿Había un hombre llamado Jesús? Cuéntenme más. Me gustaría aprender». Jesús les sigue la corriente lo cual es asombroso.
«Y ellos le dijeron: Las referentes a Jesús el Nazareno…». En ese momento quizás tenía la mano sobre su chapa identificadora que dice, Jesús de Nazaret’. [Se ríe la congregación] «…Que fue un profeta poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo; y cómo los principales sacerdotes y nuestros gobernantes le entregaron a sentencia de muerte y le crucificaron». «¿En serio, fue crucificado? Debió haber sido terrible. Oh, no puedo mostrarles mis manos».
«Pero nosotros esperábamos que Él era el que iba a redimir a Israel». Esperábamos que hiciera más. «Pero además de todo esto, este es el tercer día desde que estas cosas acontecieron. Y también algunas mujeres de entre nosotros nos asombraron; pues cuando fueron de madrugada al sepulcro, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto una aparición de ángeles que decían que Él vivía». «Sí, las mujeres dijeron que había resucitado de la muerte, y que habían visto un ángel. Esas mujeres carismáticas, no se puede confiar en su testimonio. Se ponen muy emocionales. [Se ríe la congregación] Así que obviamente eso no sucedió».
«Algunos de los que estaban con nosotros fueron al sepulcro, y lo hallaron tal como también las mujeres habían dicho; pero a Él no le vieron». «Nosotros los varones investigamos el asunto. No vimos el cuerpo». «Entonces Jesús les dijo: ¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!». ¿No creen en la Biblia? «¿No era necesario que el Cristo», el ‘Ungido de Dios’, «padeciera todas estas cosas y entrara en su gloria? Y comenzando por Moisés y continuando con todos los profetas…», Es otra forma de decir las Escrituras del Antiguo Testamento en ese momento. La historia del Nuevo Testamento aún no se había escrito. «…Les explicó lo referente a Él en todas las Escrituras».
El estudio bíblico más padre que se ha hecho. Como si Jesús dijera, «Empecemos en Génesis. Aquí estoy. En Éxodo, más sobre mí. El Levítico, ja, otra vez yo». Siguió adelante. Cubrió el Antiguo Testamento, hablando de las Escrituras que hablaban de Él mismo. «Esto se refiere a mí, esto se refiere a mí, esto se refiere a mí, esto se refiere a mí».
Lo que es verdaderamente importante es que así era como Jesús enseñaba la Biblia. En ella hay moralidad, pero no se trata principalmente de la moralidad. Hay religión, tradición e historia, y milagros y lo sobrenatural ahí, pero no se trata principalmente de todo eso. Todo eso es secundario. Se trata principalmente de Jesús.
Esta es una de las convicciones más profundas que nos impulsan en la Iglesia Mars Hill. Por la gracia de Dios, ha sido así desde el comienzo; y por la gracia de Dios, será así hasta que Jesús vuelva. Este es un Libro que Dios escribió, se trata solo de Jesús. Y nunca podrán entender este Libro a menos que lo conecten todo con Jesús. Siempre que este Libro sea enseñado, y no se trate principalmente o primeramente de Jesús, no habrá sido bien enseñado este Libro.
Se trata de Jesús, y ese ha sido el clamor del corazón de la Iglesia Mars Hill desde el comienzo. Dios escribió un Libro, y se trata solo de Jesús. Y lo que eso significa es que este libro no se trata de ustedes principalmente. No se trata principalmente de mí. No se trata principalmente de nosotros. Se trata de Él; y es para nosotros, pero principalmente, primeramente, y sobre todo se trata de Jesús, lo cual incluye no solo el Nuevo Testamento, sino también el Antiguo Testamento.
Entonces Jesús empieza en el Nuevo Testamento, lo abre y metódicamente lo enseña de principio a fin conectándolo todo con Él mismo. «Se acercaron a la aldea adonde iban, y Él hizo como que iba más lejos. Y ellos le instaron, diciendo: Quédate con nosotros, porque está atardeciendo, y el día ya ha declinado. Y entró a quedarse con ellos. Y sucedió que al sentarse a la mesa con ellos…»; Empezó un grupo comunitario. Fue a cenar con ellos, a buscar su amistad, a hablar de las Escrituras. Es lo que llamamos un grupo comunitario.
¿Qué es lo primero que hace Jesús al resucitar de la muerte? Enseña la Biblia y empieza un grupo comunitario. Esto es prioritario para nosotros en Mars Hill. La Biblia está abierta. Aprendemos acerca de Jesús. Nos reunimos, partimos el pan, cenamos, entablamos amistad. Es lo que llamamos un grupo comunitario. Hay 500. Participen en uno. Jesús lo hizo. Viva Jesús. Sean como Jesús. Lean sus biblias, amen a Jesús, intégrense a un grupo comunitario. Esperaba más entusiasmo, pero lo volveremos— [Se ríe la congregación] Los convenceré de ello al final. Los volveré a convencer de ello al final.
Jesús amaba a su madre, pero lo primero que hizo no fue abrazar a su madre. Jesús tenía hermanos, pero lo primero que hizo no fue ir con sus hermanos a decirles, «Ja, ja, ¡se los dije!». Todo eso acontecería después entre Jesús y sus discípulos. Se les aparecerá y hará todo ese cuento de ¿dónde está Waldo? la semana entrante, pero lo primero que hizo fue enseñar la Biblia y unirse a un grupo comunitario. Esa es la primera prioridad.
¿Dónde estaba yo antes de pasarla tan bien? [Se ríe la congregación] ¡Ah! Oh, versículo 31: «Entonces les fueron abiertos los ojos y le reconocieron». Eso es lo que Dios necesita hacer. ¿De acuerdo?
Muy bien, así es como funciona. Dios abre nuestros ojos para que veamos a Jesús como Dios, Señor, Salvador, Rey, y Cristo. Por lo tanto si tienen familiares, amigos, compañeros de trabajo, vecinos, enemigos, y no ven quién es Jesús, no se pongan bravos con ellos. Oren por ellos, sigan enseñando, sigan contestando sus preguntas, sigan trayendo las Escrituras, y esperen al Espíritu Santo que abra su entendimiento. No son estúpidos; están ciegos. ¿De acuerdo? No les gritamos a los ciegos diciendo, «¡¿No puede verlo?!». Sería malo. [Se ríe la congregación] Sería muy malo. Dios debe abrirles los ojos, así como Dios les ha abierto los ojos y mis ojos, si somos cristianos.
«Desapareció y no pudieron verlo». No sé qué habrá pasado. «¡Ya entendemos! Se fue. ¿Qué? ». «Fue asombroso por un segundo». «Y se dijeron el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón dentro de nosotros mientras nos hablaba en el camino, cuando nos abría las Escrituras?». Todo se trata de abrir las Escrituras y encontrarse con Jesús. «Y levantándose en esa misma hora, regresaron a Jerusalén, y hallaron reunidos a los once», esos son los otros discípulos, «y a los que estaban con ellos, que decían: Es verdad que el Señor ha resucitado». ¡Las mujeres carismáticas tienen razón! ¡Está vivo! Sí hubo un ángel. Conquistó la muerte. ¡Buenas noticias! ¡Jesús está vivo!
Es asombroso. Esto es resucitar, no solo revivificar. Revivificar es cuando dictaminan que alguien ha muerto, o les hacemos resucitación cardiopulmonar, reviven, y finalmente se mueren. Jesús murió y resucitó para nunca más morir. Esa es la resurrección. Nadie, nadie es como Jesús. Solo Él conquista la muerte.
«Es verdad que el Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón», conocido también como Pedro. «Y ellos contaban sus experiencias en el camino, y cómo le habían reconocido en el partir del pan».
Aquí vemos tres cosas: Primero, Jesús resucitó de la muerte corporalmente, físicamente, literalmente. Algunos dicen que resucitó de la muerte espiritualmente en mi corazón. No, para nada. De veras está vivo. Como dicen los testigos de Jehová «Él resucitó espiritualmente». No, para nada. Está caminando, hablando, comiendo. ¿Saben qué es eso? Un hombre resucitado que camina, habla, enseña, come, muerto y vivo. Así es Jesús exactamente.
Segundo, estamos espiritualmente ciegos hasta que Dios abre nuestros ojos y, tercero, es solo mediante la enseñanza de la Palabra de Dios que los ojos ciegos son abiertos. La primera prioridad de Jesús fue congregar a la gente para enseñarles las Escrituras, enseñarles la Palabra de Dios, enseñarles el hecho de que Dios escribió un Libro, que se trata todo de Jesús.
Lo que haré ahora es enseñarles cómo Jesús enseñaba la Biblia. Quiero que vean la Biblia como Jesús la veía. Es lo que quiero para ustedes, y quiero que al leer y estudiar la Biblia puedan conectarla toda a la Persona y obra de Jesús. Entonces les enseñaré unas cosas que quizás han oído antes.
Y si han estado en Mars Hill, son cosas que tiendo a incluir a menudo en los sermones porque son importantes y significativas. En el Nuevo Testamento, Pablo hace lo mismo. Con frecuencia les dice a varias iglesias, «Permítanme recordarles». Así que para algunos de ustedes lo que queda del sermón será un recordatorio.
Para muchos de ustedes será nuevo. En las últimas semanas se han sumado a nosotros varios miles de personas. Así que, alabado sea Dios. Bienvenidos. Jesús los ama. Nos encanta tenerlos aquí. Dios escribió un Libro; se trata todo de Jesús.
Y tengo el gran placer de enseñarles. Haremos un año entero de instituto bíblico en una hora o más, y veremos seis maneras diferentes sobre cómo tomar las Escrituras del Antiguo Testamento las cuales Jesús dijo enseñaban acerca de Él y conectarlas todas a Él. ¿Están listos?
Bien, primero: A veces el Antiguo Testamento enseña acerca de Jesús por medio de eventos. Les daré dos de los más grandes eventos. El primero se llama la Pascua. La Pascua ocurrió al final del Libro de Génesis, cuando una familia pequeña de unas 60 personas padecía en medio de una enorme hambruna por lo cual buscaron buscar amparo en un país llamado Egipto. Se mudaron para allá.
En el trascurso de más de 400 años, esto está en Génesis y el Éxodo, lo que pasó fue que esta pequeña familia creció a ser una nación llamada Israel con varios millones de personas. Pero hubo un rey nuevo. Se llamaba Faraón, y era adorado como un dios. Lo adoraban como un dios. Esclavizaba, maltrataba, abusaba, y hacía daño al pueblo de Dios. Dios dijo que quería librarlos. Quería redimirlos para que fueran libres a fin de que le adoraran.
Entonces Dios, el Dios verdadero, vino al dios falso llamado Faraón y básicamente dijo: «Este es mi pueblo. Les estás haciendo daño y los estás esclavizando. Tienes que dejarlos ir, si no voy a castigarte». Faraón endureció su corazón, se resistió a la gracia de Dios, siguió peleando contra Dios queriendo ser dios. Y Dios envió una sucesión escalonada de plagas y envió un mensajero llamado Moisés. «Viene una plaga. Por favor arrepiéntete. Obedece a Dios. Deja ir al pueblo. Él los ama. Son Su pueblo, no el tuyo. Si no, sucederá algo terrible».
Eso pasó una y otra vez, una y otra vez. Las plagas vinieron tal como Dios lo había prometido. Sucedió que Dios intensificó las cosas hasta la última plaga que era la matanza de los primogénitos. Dios, por medio de Moisés, básicamente le dijo al dios falso, Faraón, «Hasta aquí llegamos. Se acabó. He sido muy paciente, amoroso, lleno de gracia, misericordioso, y bondadoso. Entre más amable soy contigo, más se endurece tu corazón. Dejar ir a mi pueblo, o mataré al hijo primogénito de todas las casas en tu nación, incluyendo de tu casa y tu propio hijo».
Faraón no se arrepintió y como resultado, la muerte vino a todas las casas y al hijo primogénito de cada casa, con una sola excepción: Las casas que por fe, en un acto de adoración al Dios de la Biblia, reconociendo su propio pecado, tomaron un animal y lo sacrificaron. Como la paga del pecado es muerte, y aquel animal era un sustituto, demostrando que somos pecadores, la muerte debería venir a nuestra casa, pero como nuestra fe es en el Dios de la Biblia, y en su amor por nosotros, sacrificaremos este animal. Tomaremos su sangre y la pintaremos en los postes de las puertas de nuestra casa y entonces la muerte literalmente pasará sobre nuestra casa y seremos perdonados de la ira de Dios. Y la muerte vino a toda casa exceptuando aquellas que por fe estaban cubiertas de sangre, para que la ira de Dios pasara sobre ellas. Todo eso tiene que ver con Jesús.
Más adelante, cuando Jesús viene muchos años después, su primo Juan el Bautista al verlo declara: «He ahí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo». Pablo dice en Corintios que Jesucristo es, «El Cordero de Pascua que fue sacrificado». ¿Saben por qué no celebramos la Pascua? ¿Saben por qué no matamos animales? Ya no necesitamos hacerlo. Jesús cumplió la Pascua. Jesús es nuestro sacrificio de Pascua. Derramó Su sangre por nuestros pecados para que la ira de Dios y la muerte por el pecado pasaran por encima de nosotros. Por eso no tenemos solo celebraciones y fiestas anuales y comidas. Tenemos a Jesús, y le amamos todos los días.
El segundo evento que quiero conectar a la Persona y obra de Jesús se llama el Yom Kipur, El Día de la Expiación. En el calendario judío era un gran día. De hecho lo llamaban El Día, porque era un gran día en el cual el Dios santo y la gente pecaminosa trataban el problema del pecado que los separaba.
Y la gente venía, por lo general de Jerusalén. El sacerdote, el sumo sacerdote, como intercesor, mediador, abogado entre Dios y el pueblo, tomaba dos cabríos. Uno era el cabrío de ofrenda, y el otro era el cabrío expiatorio. Era una tradición anual. Era su gran día santo supremo. Los pecados del pueblo eran confesados sobre el cabrío de ofrenda, y después el sacerdote mataba al animal como sacrificio sustituto y la sangre era derramada, y la ira de Dios era derramada sobre ese animal, en su lugar, como sustituto.
Después el segundo cabrío no era el cabrío de ofrenda. Era el cabrío expiatorio. Si han oído esa palabra, viene de la Biblia. Repito, confesaban los pecados del pueblo sobre el animal, pero en vez de matarlo lo soltaban, mostrando que Jesús viene.
Él es nuestro Yom Kipur. Él es nuestro Día de la Expiación. Su cruz al final lograría esto. Es nuestro Sumo Sacerdote nuestro mediador. Él es nuestro sacrificio, quien perdona nuestro pecado, y es nuestro Chivo Expiatorio que aparta, quita nuestro pecado y nos hace limpios. Y no celebramos el Yom Kipur. Celebramos a Jesús porque el objetivo principal del Yom Kipur era la preparación, la anticipación, la expectativa de la crucifixión de Jesús.
Segundo, en el Antiguo Testamento aprendemos acerca de Jesús mediante los títulos. Existen una variedad de títulos en el Antiguo Testamento que fueron atribuidos a Jesús por Jesús. Entonces, si leen a Isaías, por ejemplo, que escribió 700 años antes de que Jesús naciera, empezando más o menos en el capítulo 40 hasta el capítulo 66, el tema preponderante es de alguien llamado el Siervo Sufriente: Que Dios enviaría un Salvador, un Hijo, que sería un Siervo Sufriente. Jesús viene y dice, «No vine a ser servido sino a servir dando mi vida en rescate por muchos». Jesús viene como el Siervo Sufriente.
Además, en el Antiguo Testamento a Dios se le llama el Alfa y la Omega, El Principio y el Fin. Esto se refiere al aspecto eterno de Dios. Dios no tiene principio. Dios no tiene fin. Dios es la causa sin causa. Dios es eterno. Todo lo que fue hecho por Dios fue hecho. Y en el Nuevo Testamento toma el Alfa y la Omega ese nombre de Dios se le atribuye a Jesús quien es el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin.
Lo vimos en Lucas, y llevamos en Lucas más de dos años. El título que a Jesús le gustaba más de sí mismo sale del Antiguo Testamento: El Hijo del Hombre. Usa ese lenguaje unas 80 veces en sus biblias, y viene de Daniel 7:13–14, donde está la visión de Jesús en la gloria eterna en el cielo, gobernando y reinando, que viene a la historia humana humildemente como hombre a establecer un reino que no tendrá fin. Y Jesús dice, «Aunque fue escrito cientos de años antes de que yo naciera de la Virgen María, yo soy el Hijo del Hombre». Y la gente al oír eso dijo: «Está diciendo que es Dios»; precisamente, porque es Dios. ¡Fue crucificado, fue muerto bajo cargos de blasfemia por declararse Dios! Resucitó al tercer día para declarar, básicamente, «¡Se los dije!». Y Jesús está vivo; es el Hijo del Hombre.
Además, hay otro título en el Antiguo Testamento que utiliza Dios. Está más o menos por la zarza ardiente con un tipo llamado Moisés. Moisés iba caminando por el desierto. Había una zarza ardiendo pero no se consumía. Repito, creo que Dios tiene sentido del humor. Dios habla con Moisés por medio de la zarza.
Tendemos a leerlo religiosamente. Si lee esto dirá, «Sí, sí. Moisés tuvo una conversación con la zarza ardiente». Piénsenlo. Si vieran a un tipo hablando con una planta, llamarían al 9-1-1, ¿cierto? No dirían, «Es un momento con el Señor». Déjenlo en paz». ¿Cierto?
Moisés conversa con una zarza; y no solo una zarza, sino una zarza ardiente en Éxodo 3. Y la zarza le dice a Moisés, «Ve a Faraón y libera a mi pueblo. ¡Lidera una emancipación en masa para millones!». Moisés tiene una buena pregunta. ¿Quién les digo que hace esta declaración? Porque no me siento muy confiado diciéndoles, «Así ha dicho la zarza». [Se ríe la congregación] Es una petición razonable. Por medio de la zarza, creo que está en Éxodo 3:14, Dios dice: «Diles que YO SOY te ha enviado». Muy bien, es mucho mejor que si la zarza lo hubiera dicho. YO SOY dice… Después viene Jesús, creo que en Juan 8:58, y dice esto: «Antes de Abraham…», que había vivido 1 000 años antes, «Antes de Abraham, Yo soy. Soy el Dios eterno, soy más viejo que Abraham, fui yo quien se encontró con Moisés en la zarza ardiente y le dije que liberara a mi pueblo».
Los títulos del Antiguo Testamento apuntan hacia Jesús, los eventos del Antiguo Testamento apuntan hacia Jesús, y las profecías del Antiguo Testamento apuntan hacia Jesús. Tercera categoría: La profecía nos señala que Dios es omnisciente; Él lo sabe todo. Es soberano; gobierna todas las cosas. El 25% de la Biblia, más o menos, cuando fue escrita, era de carácter profético, lo cual significa que Dios por medio de autores humanos y el poder del Espíritu Santo, reveló eventos futuros con meticuloso detalle porque Dios conoce el futuro, gobierna el futuro, y hace que se cumpla tal como lo prometió.
Esto hace que el cristianismo sea diferente a otras religiones y que la Biblia sea completamente única. A la gente hoy en día le encantaría conocer el futuro. Desde las inversiones y las competencias deportivas, hasta con quién voy a casarme y cuánto tiempo viviré, gran parte de nuestra vida está dedicada a tratar de discernir y determinar lo que nos podría aguardar en el futuro. Y en realidad no sabemos porque no somos Dios. Pero Dios lo sabe. Y al escribir las Escrituras, también revela el futuro, y por medio de la profecía nos dice exactamente cómo vendría Jesús.
No puedo darles todas las profecías porque hay cientos de ellas, pero quisiera cubrir las que me parecen más contundentes; y lo hago por dos razones: Primero, para los que no son cristianos entre ustedes quiero que consideren a Jesús. Quiero que lean el Libro que Dios escribió y quiero que se trata enteramente de Jesús y quiero que tomen en cuenta el hecho de que si Dios no escribió este Libro, ¿cómo pueden explicar los magníficos detalles proféticos que compartiré con ustedes en un momento?
Segundo, para los que son cristianos, quiero que confíen en el Libro que Dios escribió, quiero que vean que es superior a y no puede compararse con nada más que jamás se haya escrito o enseñado en la historia del mundo. Como es el Libro que Dios escribió, tiene autoridad sobre todos y sobre todo lo demás.
Empezaremos en Génesis 3:15. Después de los pecados de nuestros primeros padres unos 4 000 años antes del nacimiento de Jesús de la Virgen María, Dios viene y nos da la primera profecía. Le habla a nuestro enemigo, a Su adversario Satanás, la serpiente en el huerto. En Génesis 3:15, la profecía comienza con Dios que dice, «Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y su simiente; él te herirá en la cabeza, y tú lo herirás en el calcañar».
Dios viene y dice, «El pecado ha entrado en la historia de la humanidad. Enviaré un Salvador para los pecadores». Entonces buscamos un hijo varón que nacerá de una mujer. Es el primer indicio del nacimiento virginal. Al leer el resto de Génesis, en varias ocasiones aparecen historias familiares y cronologías. Todas son patriarcales, lo cual nos da a conocer quién es el padre, el abuelo, y el bisabuelo. No son matriarcales. Las madres no figuran en la lista. Solo los padres.
Aquí no menciona un padre terrenal, sino solamente una madre terrenal. Eso es porque Jesús vendría, primero, nacido de una mujer, que no tendría un padre biológico, que sería concebido por milagro del Espíritu Santo, que no es solamente humano. Es Dios quien se hace hombre. I se dijo que vendría y pelearía contra Satanás y que Satanás le haría daño y lo heriría, pero que al final derrotaría y aplastaría a Satanás. A partir de ese momento hubo una expectativa de que una mujer daría a luz a un hijo que sería el Salvador del mundo.
Siguiendo el argumento bíblico, en Génesis 17 que fue escrito unos 2 000 años antes de que Jesús naciera, Dios se le aparece a un hombre desconocido en ese momento, pero famoso en nuestro tiempo, llamado Abraham. Esta es una de tantas cosas que Dios le dijo en Génesis 17:19. «Pero Dios dijo: No, sino que Sara, tu mujer, te dará un hijo, [a Abraham] y le pondrás el nombre de Isaac»; que significa risa. Eran una pareja de ancianos estériles. Se habían reído de Dios, pero cuando Dios ríe de último siempre ríe mejor. Deja preñada a Sara en la residencia de ancianos. Es algo muy cómico. [Se ríe la congregación]
«Y estableceré mi pacto con él, pacto perpetuo para su descendencia después de él». Dice, Jesús viene Abraham, y vendrá por medio de tu linaje. Será tu descendiente. No vendrá de tu novia. Vendrá de tu esposa».
Habían esperado que Dios les proporcionara un hijo. No habían quedado encinta. Sara se ideó una horrible idea para que Abraham básicamente cometiera adulterio y se acostara con otra mujer para que diera a luz un hijo. Ahora los musulmanes dicen en retrospectiva: «Nuestro hijo nació primero. Esa es la simiente y el linaje de la promesa». Y el conflicto entre el Islam y el cristianismo, y el judaísmo surge del adulterio. Es sorprendente cómo un solo acto sexual ilícito a través de tantas generaciones pudiera resultar así. La lucha entre las religiones es, hasta cierto punto, una antigua disputa familiar.
Dios vino. Amaba a la otra mujer y a su hijo, pero dijo, «Será por medio de Sara y no la otra mujer; por medio de Isaac y no el otro niño, que Jesús por fin vendrá». Entonces estamos buscando a uno que nace de una mujer, sin padre terrenal, del linaje de Abraham, por medio de Sara, y descendiente de Isaac.
Dios nos está diciendo cómo vendrá Jesús. Y después con lo dice con más especificidad unos 700 años antes de que Jesús naciera en la tierra, leemos esto en Isaías 7:14 : «Por tanto, el Señor mismo os dará una señal: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel».
Primero, una virgen dará a luz un bebé. Ahí está mucho más precisión, ¿cierto? No había muchas vírgenes embarazadas andando por ahí en Oriente Medio hace unos miles de años. Esto limita las posibilidades a una Persona; y ella dará a luz no solo a un Niño, sino a un Hijo, y le daremos un nombre, un título que es Emanuel, que significa ¿qué? Dios está con nosotros. Dios viene a estar con nosotros. Sabremos que es Él cuando la virgen quede embarazada. Ella se llama María; y Su nombre es Jesús. Es un milagro de Dios. Sucede una sola vez en la historia de la humanidad.
¿Dónde nacería? Dios especifica ese dato otro tanto. Y leemos casi 700 años antes de que naciera Jesús en Miqueas 5:2: «Pero tú, Belén» o sea una ciudad; «Efrata», o sea una región. «Aunque eres pequeña entre las familias de Judá», o sea un pueblito rural sin atractivo, pueblerino, un pueblo pequeño; no pensaríamos que Dios viniera de un lugar así, de un lugar rural. Nada grande había acontecido ahí. Pero ahí es donde Dios aparece. «De ti me saldrá el que ha de ser gobernante en Israel». O sea que el que vendría sería un rey. «Y sus orígenes son desde tiempos antiguos [desde la eternidad]».
¿Dónde iba a nacer? En Belén. Pregunta: ¿Jesús era de Belén? No. Era de Nazaret. Se crió en Nazaret. He viajado, me he aventurado, y he recorrido esa región. Es largo el camino de Belén a Nazaret. Lo que pasó fue que María era virgen. Concibió por milagro del Espíritu Santo. Lo más probable es que era una adolescente. José decidió casarse con ella de todas maneras y adoptar a Jesús. Sí, Dios fue adoptado. Es una historia magnífica.
Justo antes de nacer Jesús, un líder político despiadado que solo codiciaba el dinero y el poder dijo: «Quiero que se haga un empadronamiento. Quiero saber quién es mi pueblo para cobrarles todo mi ingreso de los impuestos. Y todos tendrán que ir a su pueblo de origen, de donde son sus familias». En la providencia de Dios, aunque Jesús estaba en el vientre de María, el padre adoptivo de Jesús, o sea José, era un lejano descendiente del Rey David que era del pueblo de Belén. Por lo tanto tuvieron que ir a la ciudad de Belén a para el censo.
María estaba muy embarazada, y al llegar a Belén nació Jesús. ¿Dónde? En Belén. No vivían ahí. Estaban ahí de visita. ¿Por qué? Porque este es el Libro que Dios escribió, y se trata solo de Jesús, todo, hasta donde habría de nacer.
Además, nos dice cuándo nacería. Cuatrocientos años antes del nacimiento de Jesús leemos en Malaquías 3:1, «He aquí, yo envío a mi mensajero, y él preparará el camino delante de mí. Y vendrá de repente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis»; o sea, el que habían esperado vendría a su templo. «El mensajero del pacto en quien vosotros os complacéis, he aquí, viene dice el SEÑOR de los ejércitos». Es el Dios que gobierna a las criaturas angelicales.
Primero, ¡viene un mensajero! ¡Sabrán que es Él! ¡Preparará el camino! ¿Quién fue el mensajero que preparó el camino? Juan Bautista, el primo de Jesús educado en casa. Vivía en el bosque. Era un niño extraño. Insectos, miel; tenía una dieta extraña; un niño interesante. Prepara el camino para la venida de Jesús. Y después viene el Señor.
¿Y a dónde dice que vendrá? ¿A dónde? Al templo. Si han estado en Jerusalén, llegan y dicen: «Muéstreme el templo», y le dirán, «Nos encantaría, pero hay un pequeño problema. Fue destruido en 70 d. C. Lo único que queda ahora es un terreno plano donde estaba el templo». Les dirán, «Por casi 2 000 años no ha habido un templo.
Así que, esta es una clave. Quien quiera que fuera este Salvador, tuvo que venir antes de ¿qué año? 70 d. C. Si tiene que venir al templo, y el templo fue destruido en 70 d. C., llevamos casi 2 000 años sin templo. Tuvo que haber venido antes de 70 d. C.
Así que a mis amigos judíos—no los llamo hermanos a menos que estén en Cristo—a mis amigos judíos, los amo. Creemos en las mismas Escrituras del Antiguo Testamento que ustedes creen. Discrepamos en que todas se tratan de Jesús y creemos que se perdieron al judío más importante que jamás ha vivido: a Jesucristo. Creemos que Él fue el Mesías, Dios con nosotros, el cumplimiento de la profecía, el Salvador del mundo, y creemos que Dios destruyó el templo en 70 d. C. para que ustedes no pudieran tener un sacerdote porque Jesús es su Sacerdote; para que no pudieran tener sacrificios porque Jesús es su sacrificio; para que no pudieran ir al templo porque necesitan venir a Jesús.
Los amamos. Leemos las Escrituras que su gente escribió, y queremos que adoren al Dios que revelan. Su nombre es Jesús, y vino al templo. Después de la destrucción del templo, ya no necesitamos un templo. Tenemos a Jesús. No necesitamos un sacerdote. ¡Tenemos a Jesús! No necesitamos sacrificios. ¡Tenemos a Jesús! Y este es el Libro que Dios escribió, y se trata solo de Jesús.
Es más, la profecía nos sigue revelando lo que Jesús haría en la tierra, y un atisbo de su currículum y su cargo. ¿Cómo sabremos que es Él? En Isaías 35:5–6. 700 años antes del nacimiento de Jesús, leemos, «Entonces se abrirán los ojos de los ciegos y los oídos de los sordos se destaparán. El cojo entonces saltará como un ciervo, y la lengua del mudo gritará de júbilo». ¿Cómo sabremos que es Él? Los mudos cantarán. Los sordos oirán. Los ciegos verán, y los cojos correrán. Cuando vean que eso pasa, recuerden: Esta es la Persona que estábamos esperando. Jesús hizo todas esas cosas.
Además, nos dice que Jesús sería traicionado, que el precio de su recompensa sería no menos de 30 piezas de plata, no 29, ni 31. Leemos esto 500 años antes de que Jesús naciera en la tierra, en Zacarías 11:12–13. «Dadme mi paga; y si no, dejadla. Y pesaron como mi salario treinta piezas de plata. Entonces el SEÑOR me dijo: Arrójalo al alfarero», esa es la porción del templo que ya no existe, pero existía hasta 70 d. C. «Ese magnífico precio con que me valoraron. Tomé pues, las treinta piezas de plata», unos cientos de dólares, «y las arrojé al alfarero en la casa del SEÑOR».
Fue prometido que la recompensa por prender a Jesús sería 30 piezas de plata. Judas Iscariote lo traicionó por ¿cuánto? Treinta piezas de plata, y después, indignado, lo arrojó en aquella porción del templo que ya no existe hoy.
Algunos de ustedes dirán, «No creo que este sea el Libro que Dios escribió». Mi pregunta para ustedes es, ¿Entonces quién lo escribió? ¿Quién escribió esto? ¿Quién conocía el futuro? Muchos autores por espacio de cientos y miles de años con minucioso detalle nos dicen cómo vendría Jesús, lo que le pasaría, y lo que por medio de Él sería logrado. Miren, la carga de la prueba recae sobre ustedes. Cuando yo no era cristiano, recaía sobre mí. Al empezar al leer el Libro que Dios escribió, la profecía fue lo que ayudó a abrir mis ojos. Este es el Libro que Dios escribió, y se trata totalmente de Jesús.
Además, leemos cómo moriría Jesús. Mil años antes de que Jesús muriera fue profetizado en el Salmo 22:16 que sería crucificado. Leemos: «Porque perros…», es jerga que significa hombres horribles. Es como llamar a alguien un lobo en nuestra cultura. Es un apelativo horrible y denigrante. ¿Todavía usan ese término en Oriente Medio? Permítanme sugerirles que dejen de usarlo. No lleguen a un país musulmán a llamar a alguien ‘perro’. Es un término muy despectivo. Es insidioso.
«Porque perros me han rodeado; me ha cercado cuadrilla de malhechores; me horadaron…» ¿qué? «las manos y los pies», los centros más sensibles del cuerpo humano. A Jesús lo crucificaron horadándole ¿qué? Las manos y los pies. Aquí vemos lo que fue profetizado, predicho, prometido: la crucifixión de Jesús 1.000 años antes de que naciera; entiendan esto: ¡Cientos de años antes de que existiera la crucifixión! Dios no solo promete, profetiza, y predice la crucifixión de Jesús; promete, profetiza, y predice la crucifixión en sí.
Por último, fue profetizado en el Antiguo Testamento que Jesús resucitaría de la muerte, que resucitaría de la muerte. Repito, volviendo al relato de Lucas. Iba andando por el camino. «Oh, Jesús murió. Esperábamos que resucitaría». «¿Acaso no creen en la Biblia? ¿No saben lo que dicen las Escrituras? No han leído a Moisés y los profetas?».
Eso es lo que estoy compartiendo con ustedes. Así es como Jesús enseñaba la Biblia. Podría desglosarla. Hay cientos—quisiera tener varios días para hacerlo—pero todo culmina más o menos, y creo que la sección profética más concentrada de todas las Escrituras es de la segunda mitad de Isaías 52 hasta Isaías 53. Compartiré con ustedes Isaías 53:8–11. Esto fue escrito 700 años antes de que Jesús naciera en la tierra. «Por opresión y juicio fue quitado»; es decir, fue arrestado, enjuiciado; «cortado de la tierra de los vivientes». ¿Qué significa eso? Morir, ser muerto, asesinado. «Se dispuso con los impíos su sepultura». Jesús fue crucificado entre dos pecadores culpables. «Y con un rico en su muerte».
Jesús no era un hombre rico. Era rico en el cielo. Era pobre en la tierra. La Biblia dice que «Siendo rico, por nosotros se hizo pobre». Estaba sin techo en la tierra. En la quiebra. Era indigente, pobre. No tenía con qué comprar la tumba de un hombre rico para cumplir la profecía; pero después de muerto, uno de sus seguidores más callados, un hombre llamado José de Arimatea, que era un hombre rico, le obsequió al Señor Jesús, después de su muerte, su tumba personal. De tal manera que la profecía de Isaías fue cumplida y Jesús fue enterrado con el rico en su muerte.
«Aunque no había hecho violencia, ni había engaño en su boca». Lo que eso significa es que Jesús nunca pecó de palabra ni de obra. A diferencia de nosotros, era intachable, perfecto, y sin pecado. «Pero quiso el SEÑOR No es víctima. Es un plan de salvación que el Padre y el Hijo acordaron en la eternidad pasada.
«Sometiéndole a padecimiento», Jesús lloró, y Jesús padeció, «Cuando Él se entregue a sí mismo como ofrenda de expiación»; es decir, padeció y murió en nuestro lugar por nuestros pecados. La cruz fue algo que hicimos nosotros. Matamos a Dios. Pero fue algo que Él hizo por nosotros. Dios lo usó para expiar nuestro pecado y nuestra culpa. «Verá a su descendencia; prolongará sus días; y la voluntad del SEÑOR en su mano prosperará».
Lo que está diciendo es que al morir por sus pecados, regresará y el sol brillará sobre Su rostro y tendrá un progreso de días eterno y hacia adelante, y se deleitará en la salvación que logrará y alcanzará. No permanecerá muerto. Porque el pecado reina, y la muerte reina donde hay pecado. Pero la muerte no reina sobre Jesús, porque Él es sin pecado; por lo cual resucitó victorioso sobre la muerte y el pecado.
«Debido a la angustia de su alma, Él lo verá y quedará satisfecho». Cuando Jesús vea a todos los pecadores que ha salvado de sus pecados, estará satisfecho con su sufrimiento. «Por su conocimiento, el Justo», Jesús es el único justo. Hay uno que es justo, y todos los demás son injustos. Ahí es donde la Biblia dice que todos somos injustos. Aquí dice que hay uno que es justo. Su nombre es Jesucristo. «Mi Siervo, justificará a muchos y cargará las iniquidades de ellos».
La pregunta es: Nosotros que somos injustos, ¿cómo podemos ser declarados justos, justificados ante los ojos de un Dios santo y justo? Respuesta: No podemos. No podemos llegar delante de Dios con nuestra religión, nuestra moralidad, nuestra tradición, nuestros esfuerzos, nuestro orgullo, nuestro éxito, nuestros logros, y decir, «Dios, creo que mi desempeño ha sido bueno y adecuado. Dios, creo que básicamente soy una buena persona. Dios, comparado con otras personas, creo que los superé a ellos».
Dios tiene dos categorías: Justos e injustos. Jesús está en la categoría de los justos; todos los demás estamos en la categoría de los injustos. Y Jesús viene y cambia de lugar con nosotros. Sobrelleva nuestro pecado, nuestra culpa, condenación, vergüenza, inmundicia, e injusticia, y si tenemos fe en Él, nos da su justicia, su perfección, su salvación, su perdón, y su reconciliación con el Padre. Es exactamente lo que dice. «Mi Siervo justificará a muchos».
¡Si usted quiere ser justo, la respuesta no es siendo mejor, o esforzándose más! La respuesta es: Dios escribió un Libro que trata solo de Jesús. ¡Confíe en Él! Confíe en Él para su justicia. Confíe en Él para su salvación. Confíe en Él para su destino eterno. ¿Por qué soy la única persona que se emociona? ¡Esto es fantástico! [Aplaude la congregación]
Aprendemos acerca de Jesús por medio de eventos, títulos, profecías; cuarto, y Cristofanías. Eso es cuando Jesús existe externamente como el Hijo de Dios, la segunda Persona de la Trinidad, y a veces antes de que naciera de María, hace pequeñas apariciones especiales; llega, y juega un poco a ¿Dónde está Waldo?’ en el Antiguo Testamento. Les daré unos ejemplos.
En Génesis 18, Abraham está conversando con alguien que es Dios. Ese es Jesús. Jesús viene y visita a Abraham. Además, hay un tipo llamado Jacob en Éxodo 32:30, que participa en una pelea de lucha libre enjaulado tipo UFC que dura toda la noche con alguien, y es Jesús que vino a luchar con él toda la noche. Al final de la pelea, creo que Jacob estaba pensando, «Aguanté toda la noche. Fue una larga pelea. Soy bastante fuerte». Pero Jesús le dice, «Podía haberte ganado en cualquier momento». Saca su dedo, le toca la cadera, y lo deja lisiado. «Ah, caray. Estaba luchando con Dios».
Además, ya les dije que Jesús se le apareció a Moisés para hablarle en la zarza ardiente. También aparece en un horno de fuego con un tipo llamado Daniel. Correcto, si son fanáticos de los Veggie Tales, son Rack, Shack y Benny, ¿cierto? [Se ríe la congregación] Si son de la vieja escuela de la Biblia, serían: Sadrac, Mesac, y Abed-nego. Toman a estos tres que adoran a Dios, estos hombres jóvenes, y los arrojan al horno de fuego. Y aparece un cuarto tipo. Y se preguntan, ¿Quién es el cuarto tipo? ¿Quién es? Es Jesús, y los saca de ese horno.
Y uno de mis favoritos está en Isaías 6, y lo he compartido muchas veces en la historia de Mars Hill. Un tipo llamado Isaías después escribe en el trascurso de más de 40 años, lo que reinan muchos reyes, el libro completo de Isaías. Lo llaman el quinto evangelio porque contiene tantas cosas acerca de Jesús. En realidad su comisión empieza en Isaías 6. Ve los cielos abrirse. Es una revelación majestuosa, gloriosa.
Y dice: «Vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y la orla de su manto llenaba el templo. Y los ángeles lo rodeaban. Y día y noche lo adoraban, y daban voces diciendo: ¡«Santo, Santo, Santo, es el SEÑOR de los ejércitos; llena está toda la tierra de su gloria»!
E Isaías dice: «Soy hombre de labios inmundos». O sea, dije algunas cosas que no debí decir. «Y habito entre personas de labios inmundos. Soy un hombre muerto. He visto al SEÑOR». Y el ángel toma un carbón encendido y le toca los labios. Tus pecados han sido quitados; ahora eres hombre nuevo. Ahora tu boca me pertenece a mí. Serás profeta y dirás lo que te diga». Entonces Isaías dice, «Está bien, Señor. Dime dónde quieres que vaya. Dime lo que quieres que diga. Soy tu hombre escogido».
¿A quién vio? En Juan 12:41 dice, «Isaías vio a Jesús y habló de Su gloria». Es la misma imagen que Jesús tiene de Jesús en el Libro de Apocalipsis. Es la misma imagen de Jesús que tendremos cuando le veamos cara a cara. Ya no será humilde, marginado, azotado, un pobre campesino galileo; sino resucitado, reinando, gobernando, resucitado, el glorioso Rey de Reyes, Señor de Señores; alto y sublime, adorado por los ángeles, adorado por las naciones: el Señor Jesucristo. [Aplaude la congregación]
Quinto. Tengo el mejor trabajo del mundo. ¡Me encanta mucho mi trabajo! Gracias por dejarme enseñar la Biblia. Quinto, vemos a Jesús en el Antiguo Testamento mediante tipos. Es cuando alguien hace algo que se parece un poco a Jesús, pero Jesús viene y lo hace de una forma más grande y mejor.
La historia comienza con el primer Adán, y Jesús es llamado el último Adán en lugares como 1 Corintios 15:45 y Romanos 5:12–21. El primer Adán pecó y el último Adán expió el pecado. Mediante el primer Adán cayó la raza humana; y mediante el último Adán los que integran esa raza pueden ser salvos. Mediante el primer Adán hubo condenación; y mediante el último Adán puede haber salvación. Mediante el primer Adán heredamos una naturaleza pecadora; y mediante el último Adán recibimos una nueva naturaleza. Mediante el primer Adán nacemos pecadores; y mediante el último Adán renacemos santos. El primer Adán se apartó de Dios en el huerto; y el último Adán se acercó a Dios en un huerto, el Huerto de Getsemaní. El primer Adán era pecador; y el último Adán es Salvador de pecadores. El primer Adán se dejó vencer por Satanás; y el último Adán venció a Satanás. El primer Adán pecó junto a un madero; y el último Adán expió los pecados en un madero. El primer Adán trajo espinas; y el último Adán llevó una corona de espinas. El primer Adán estaba desnudo y no se avergonzaba; al último Adán lo desnudaron y sobrellevó nuestra vergüenza. Todos nacen en Adán. Mi esperanza es que vuelvan a nacer en el postrer Adán, Jesucristo. Jesús es más grande y mejor que Adán.
Asimismo, leemos en el Antiguo Testamento que hay sacerdotes que median entre la gente y Dios. Jesús es nuestro gran Sumo Sacerdote. Dios se hizo hombre para mediar entre hombres, mujeres, y Dios. Por eso le dice Pablo a Timoteo, «Solo hay un mediador entre nosotros y Dios». No es la religión. No es la iglesia. No es la moralidad. Es el hombre Jesucristo; Él es nuestro sacerdote quien nos trae a Dios y trae a Dios a nosotros.
En el Antiguo Testamento también, hay profetas que hablan de parte de Dios, y Jesús es la Palabra de Dios, es un predicador y maestro de la Palabra de Dios. Es más, vemos que hay reyes que gobiernan y reinan, y nos recuerda que Jesús es un Rey más grande. ¡Es Rey de Reyes! Tiene un reino que nunca se acabará, con justicia perfecta y provisión para todos.
En el Antiguo Testamento también, leemos acerca de los pastores que cuidaban a las ovejas descarriadas. Nosotros somos las ovejas; Él es el Buen Pastor que dio su vida por las ovejas. Leemos acerca de los jueces que traen justicia; y Jesús nos dice en Juan 5 que el Padre no juzga a nadie, sino que ha encomendado todo juicio al Hijo, o sea que Jesús es nuestro Juez.
Lo vemos en todos los sacrificios del Antiguo Testamento, que nos revelan que Jesús vendría a ser nuestro sacrificio y se entregaría por nuestros pecados. Vemos el templo, el lugar donde se congregaban los hombres y Dios. Es un punto de conexión, un lugar santo, y Jesús es el Templo Mayor, y Jesús es Dios entre nosotros, y ahora no acudimos a un lugar de adoración. Acudimos a adorar a una Persona. Su nombre es Jesucristo, el que viene a estar con nosotros y convierte nuestros cuerpos en templos donde Dios es glorificado, y donde mora la presencia de Dios para que vivamos en novedad de vida no solo una vida mejor, sino una vida nueva; no solo una vida con la cual podamos agradar a Dios, sino porque en Cristo, Él ya es, y por medio de Cristo en nosotros, podemos por el poder del Espíritu Santo, ser nuevas personas, con vidas nuevas en presencia de Dios, como templos de Dios, para la gloria de Dios, porque somos el pueblo de Dios. Todo se trata de Jesús.
Repito, Jesús viene andando por el camino, y les pregunta, «¿Acaso no saben lo que dice la Biblia? Toda se trata de mí». Y empieza a desglosarla en sucesión, de varias maneras. Ojalá hubiera estado yo ahí; fue el mejor estudio bíblico de todos los tiempos.
Por último, sexto. Hay un servicio análogo donde alguien hace algo y Jesús lo hace de una manera más grande y mejor. A comienzos de la Biblia los primeros dos hermanos son Caín y Abel. Al igual que muchos hermanos, son competitivos y pelean. Vienen a adorar a Dios, y Abel es un hombre justo, pero Caín es un hombre celoso. Está celoso de su hermano. Y Caín mata al inocente Abel. Jesús es un mejor Abel; nosotros somos un peor Caín. Dios vino al mundo y lo matamos, aunque Él es el Justo. Y Jesús es un mejor Abel porque no permaneció muerto como Abel. Resucitó de la muerte. Eso lo hace un mejor Abel.
También cuando Abraham vivía en tierra de su padre, y Dios vino y le dijo: «Te enviaré en misión a un lugar nuevo a dar comienzo a un nuevo pueblo, a una nueva humanidad, «Jesús es mayor que Abraham». Se fue de la casa de su padre. Vino a este mundo desamparado. Vino a crear una nueva humanidad mediante la fe en Él. Físicamente los descendientes de Abraham son muchos; pero espiritualmente los descendientes de Jesús son más. Varios miles de millones de nosotros hoy somos descendientes de Su misión de salir de la casa del Padre y venir a este lugar a buscarnos para que fuéramos su pueblo.
Además, conocemos a un tipo llamado Isaac. Era un hijo prometido. Era un hijo amado. Era un hijo primogénito. Era un hijo anticipado. Era un hijo milagroso. Nació de Abraham y Sara aunque eran ancianos y estériles. Cuando nació ese niño, amaron a ese niño, y Dios vino a él y le pidió que le hiciera algo inimaginable a ese niño: Que lo ofreciera como sacrificio, que asesinara a su propio hijo, el hijo que había esperado toda su vida. Eso es lo que los dioses falsos como Chemosh y Moloch y hasta el aborto y el asesinato adoran en nuestros días. «Asesine a su hijo»; el Dios de la Biblia nunca dice eso.
Pero Abraham por fe, aunque seguramente estaba confundido, se propuso obedecer a Dios. Hebreos 11 dice que «Creía que aunque Isaac muriera, Dios era capaz de resucitarlo de la muerte». O sea que hasta Abraham creía en la esperanza de la resurrección. Lo que pasó después fue que Isaac era un niño adulto, un hijo. Trae su propia madera a cuestas, al lugar que Dios había designado para su muerte. Él, aunque era más joven y fuerte como hombre, voluntariamente se entrega a morir en manos de su propio padre. Mientras Abraham toma la daga y está a punto de clavarla en su hijo primogénito, amado, de la promesa del pacto, un mensajero del Señor, tal vez Jesús, declara a gran voz: «¡Abraham, no necesitas asesinar a Isaac. Llegará el día en que un Padre más grande ofrecerá a un Hijo más grande!».
Y Jesús viene como el Isaac más grande. Él también lleva su propio madero a cuestas al lugar donde voluntariamente daría Su vida, y el Padre estaría de acuerdo con la muerte del hijo. Todo esto ocurrió más o menos en la misma región en el área muy cerca a donde Jesús fue crucificado, porque hay un Padre mayor a Abraham, Dios Padre; hay un hijo mayor que Isaac, Jesús. Todo eso aconteció para mostrarnos cómo Dios nos salvaría.
Además, después vino un tipo llamado José. Fue traicionado por sus hermanos. ¡Lo dejan por muerto en un hueco, y al final surge como un líder que salva muchas vidas! Jesús viene como un José más grande; repudiado, abandonado, traicionado por sus propios hermanos, lo meten a un hueco después de su muerte, pero surge para salvar a una multitud mucho más grande que la multitud que José salvó físicamente; Jesús salva espiritualmente. Él es un José más grande.
Después viene un hombre llamado Moisés. No se esperaba que este hombre fuera profeta o líder del pueblo de Dios, pero Dios lo levantó para proclamar libertad al pueblo de Dios y proclamar poderosamente la Palabra de Dios. Profetizó la venida de Jesús en pasajes como Deuteronomio 13 y 18 que el gran profeta Jesús vendría. Jesús viene como el profeta más grande que jamás ha existido. Viene del linaje ministerial de Moisés. Proclama la Palabra de Dios. Llama a la gente a arrepentirse del pecado. También viene a librarnos de la esclavitud.
Y cuando pensamos en la esclavitud, tendemos a pensar en la esclavitud americana donde alguien o algo que odiamos nos esclaviza. Cuando la Biblia habla de esclavitud, también incluye faraones auto elegidos y gobernantes. Optamos por la comida, el alcohol, la gente, el sexo, el temor al hombre, el placer, la comodidad, la religión. Escogemos nuestros propios dioses. Metemos nuestras propias manos en los grillos. Aceptamos nuestro propio destino, y destruimos nuestras propias vidas, pero Jesús viene como el Moisés más grande. Viene a derrotar faraones más grandes. Viene a librar más esclavos para convertirlos en adoradores libres. Jesús es el Moisés más grande.
Job viene como un hombre inocente. Satanás se le opone y le hace daño. Sus amigos no le ayudan, pero Dios al final lo vindica. Jesús viene como un Job más grande. Él también se opone a Satanás. Padece. Sus amigos no le ayudan, pero Dios al final lo vindica y lo bendice, como lo hizo con Job, porque Jesús es el Job más grande.
Hay un rey llamado David que viene. Es un rey inesperado. Es un niño pequeño de una familia pobre en una área rural, y surge como el rey más grande en la historia de la nación. Y Jesús viene del linaje de David. Es un David más grande; es un líder inesperado. Viene de una adolescente de un pueblo pequeño, de una familia rural. Es Rey de Reyes. Es el Rey más grande. ¡Es Dios con nosotros! Es un David más grande.
Además, hay un hombre llamado Jonás— Asegúrense que al leer los relatos bíblicos a sus niños les expliquen que no se trata de Jonás. No se trata de David. No se trata de Moisés. No se trata de Abraham. Siempre se trata de Jesús.
Viene Jonás y se rebela contra el llamado de Dios de comunicarle la verdad de Dios a una nación pagana y perdida que a él no le gusta. Tiene problemas de racismo, clasismo, y toda clase de ismos. Finalmente lo tiran por la borda. Un pez se lo traga. El pez le da un pasaje de última clase a Nínive, lo vomita en la playa. Hediondo, frustrado, tres días extraños. Jonás, el profeta renuente, camina hacia Nínive, dice unas cuantas palabras, básicamente: «Dios los odia, les va ir mal, adiós», se va, y casi medio millón de personas se salvan porque el poder está en la Palabra de Dios, no necesariamente en el mensajero.
Y algunos de ustedes dirán, «No creo que eso haya ocurrido». Jesús sí lo creyó. Jesús viene y dice, «Así como Jonás estuvo en el vientre de la ballena tres días y tres noches, yo estaré enterrado tres días y tres noches. Y salió vivo, «Saldré vivo». Fue utilizado para salvar multitudes. «Salvaré muchas personas más». Jesús es el Jonás más grande.
También hay un tipo en la Biblia llamado Boaz. La historia de amor más grande en toda la Biblia después de Jesús y la iglesia. Boaz es un buen tipo, un hombre piadoso. La Biblia lo llama un hombre digno. Es santo, justo, mayor, soltero, tiene trabajo. Como todos los tipos de Mars Hill. Es lo que estamos buscando. No era un muchacho que ya podía afeitarse. Es un tipo con trabajo, con una Biblia, que sentido común. Es un buen tipo y está buscando una mujer para casarse con ella. Tiene su propio negocio. Escoge como esposa a la mujer menos esperada. Ninguno aquí reúne los requisitos que tengo en mi lista de las cualidades que quiero en una esposa que se parezca a Ruth.
Repasemos su currículum. De raza moabita, maldita de Dios, nacida del incesto. Ahí vamos. No era virgen. Estuvo casada con un idiota que se murió, y parece que Dios como que lo mató si leen la historia. [Se ríe la congregación] Viene de un país extranjero, por lo tanto no es de los suyos. Se suponía que uno debía casarse con personas de la misma clase. En esos días había problemas raciales. Además, puede que no sea creyente. Dice que lo es, pero es nueva en su fe. Oh, y está en la quiebra y sin techo. Trabaja recogiendo en los campos, lo que equivale a zambullirse en un basurero. Si la escoge, es como Groupon. Dos al precio de uno. También viene con una suegra. [Se ríe la congregación]
Ni siquiera es su madre. Es la madre de su marido muerto, el fracasado, que se llamaba Noemí, lo cual significa «mi dulzura». Estaba tan frustrada que cambió su nombre legítimo a amargura. «Hola me llamo amargura». ¿Uy, es lo que dice tu licencia de conducir? Sí, estoy con Rut. Oh, qué buen trato. [Se ríe la congregación] Es la que escoge Boaz. «Tomaré a Rut y a Amargura. Son las que escogeré».
Finalmente Dios las utiliza para dar a luz a un hombre llamado Jesús. Jesús viene de ese linaje familiar desconcertante, y Jesús es el Boaz más grande. Nos toma a nosotros que somos personas peores que Rut y Noemí, y se casa con nosotros, y nos ama, y nos llama su novia, la iglesia. Y Jesús es el Boaz más grande.
Un hombre llamado Nehemías, reconstruye una ciudad llamada Jerusalén para que el pueblo de Dios tuviese una morada. Jesús es el Nehemías más grande. Está creando la Nueva Jerusalén, como dice Apocalipsis, como morada eterna para el pueblo de Dios.
Podríamos darles muchísimos ejemplos, me encantaría hacerlo. Pero Dios escribió un Libro, y se trata todo de Jesús. Mientras anda por el camino, su primera prioridad después de resucitar de la muerte, es, «Necesitamos formar un grupo comunitario, y sentarnos a comer. Necesitamos hablar de las Escrituras para que la gente conozca la Biblia». Esa fue la primera prioridad de Jesús.
En Mars Hill, esas son nuestras prioridades principales. Hablar de Jesús con la Biblia abierta, instarlos a sentarse juntos a cenar, a cultivar amistades. Los llamamos grupos comunitarios. Sí, los estoy promocionando otra vez. Hay como 500. Por favor intégrense a uno. Ustedes dirán, «Me integré a uno, pero no me gustó». Así es como Dios nos santifica. Están bienvenidos. Vuelvan. Regresen y busquen otro, pero por favor pónganse en comunidad con el pueblo de Dios.
Métanse a la Palabra de Dios y busquen a Jesús. Si no tienen Biblia, las estamos regalando. Llévense una. Si quieren comprar una buena Biblia de estudio, la versión estándar inglesa, (ESV), en mi opinión es la mejor que se ha escrito. Es fabulosa. Lean el Libro que Dios escribió. Vean a Jesús en cada página. Participen en un grupo comunitario. Hablen con la gente. Vivan. Dejen que las prioridades de Jesús sean sus prioridades.
Además, si usted es una persona a quien le han enseñado, háganme un favor esta semana y digan ‘gracias’. Puede que hayan sido sus padres, sus abuelos, sus líderes de grupos comunitarios, sus líderes de grupos de redención, un pastor que tuvieron antes, un líder de Young Life, un líder de Campus Crusade for Christ, o el que haya sido. No me refiero a que me manden una nota que dice: «Gracias, Mark». Soy el tipo más entusiasmado de todos. Estoy bien. Me refiero a los que han hecho algo por ustedes como esta experiencia que tuvieron estos, y cómo Jesús les enseñó. ¿Quién ha hecho algo parecido por ustedes? Denles gracias. Díganles, «¿Sabes qué? Esta semana estamos en Lucas y estoy tan agradecido porque lo que Jesús hizo por ellos, tú lo hiciste por mí. Abriste el Libro que Dios escribió y me hablaste de Jesús, y estoy tan agradecido por eso».
Y después vayan y sean esa persona a alguien más en la gracia de Dios. Conteste sus preguntas. Lideren un grupo comunitario. Lideren un grupo de redención. Enséñeles a sus hijos. Algunos de ustedes dirán, «Ya les he hablado y sus ojos están cerrados y están ciegos y no pueden verlo». Así empezaron estas personas. Y Jesús les siguió hablando hasta que sus ojos fueron abiertos. Por lo tanto, no dejen de hablar con la gente. No dejen de orar por la gente. No dejen de buscar a la gente.
Y les diré algo, Mars Hill. Para mí esto me humilla. Me abruma, es asombroso, me llena de ánimo. Porque tengo el privilegio de hacer lo que hizo Jesús. Enseñar la Biblia. Lo que quiero decir en público es, gracias. Gracias por dejarme enseñar la Biblia. Me expreso de manera explícita. Soy demasiado prolijo. O sea, lo que llamamos un sermón la mayoría de las personas lo llaman un culto, ¿cierto? Pero es asombroso porque el poder está en la Palabra de Dios. Y Dios ha bendecido su Palabra.
Solo quiero explicarles esto. Empezamos como un pequeño estudio como el que Jesús empezó. 15 años más tarde, ¿saben cuántas personas asistieron recientemente? Recientemente, en las últimas semanas, tuvimos más de 12 000 personas en la Iglesia Mars Hill. Más de 12 000 personas. Son miles más que el año pasado. Son miles más que el mes pasado. Hagan lo que hagan, no se entusiasmen. [Se ríe la congregación] Muchas de estas personas se están volviendo cristianas. ¿Saben cuántas personas han hecho una profesión de fe en Jesús y fueron bautizados hasta ahora este año? Más de 1 200 personas, más de 1 200 personas. [Aplaude la congregación]
Lo asombroso es que lo regalamos por medio del internet, como lo hemos hecho desde los 90s, y este año anticipamos 10 millones de descargas de sermones. Eso significa que más allá de Mars Hill, hay como 10 millones de personas que están escuchando la enseñanza de la Palabra de Dios. Esta semana, repito, ocupamos el primer lugar en iTunes con un sermón de una hora titulado, «Usted mató a Dios». [Se ríe la congregación] Pensamos, ‘es asombroso’. [Aplaude la congregación]
Así que permítanme decirles dónde estamos. Mejor dicho, todo esto ha pasado desde que estamos en Lucas. Ahora estamos en Lucas parte 99. Mejor dicho, es medio cómico ¿no? O sea, «¿cuál es el truco?». Dios escribió un Libro. Jesús está vivo. ¡Hurra! Mejor dicho, ese es nuestro tema más o menos, ¿cierto? Es lo que tenemos. Somos una banda con una canción. La tocamos a todo volumen. Eso es. Es todo lo que tenemos. Tóquenla otra vez. Está bien, nos encanta poder hacerlo.
Así que permítanme decirles al ponerle punto final a Lucas la semana entrante. Permítanme decirles lo que sigue, ¿bien? Haremos una serie de cinco semanas titulada La obra de Dios, nuestro testimonio. Y sucederá lo siguiente. Hay tanto que sucede en Mars Hill. Mejor dicho, al ver sus grupos comunitarios, ven su iglesia, ven su servicio. Quiero que vean todo lo que pueda mostrarles que Dios está haciendo.
En el trascurso de las próximas cinco semanas les daré un recorrido y les mostraré todas las 14 iglesias de Mars Hill, incluyendo 4 que aún no se han sembrado. Están en la fase de grupo central. Así que haremos algo fuera de lo normal. El 15 de enero, todo más o menos culmina con un libro que Grace y yo estamos lanzando, titulado Real Marriage. (Un matrimonio de verdad). Haremos una serie de sermones Real Marriage. 2 000 iglesias se han inscrito para hacer esa serie con nosotros.
Además, el 15 de enero inauguraremos 4 iglesias en tres estados, por dos razones: Amamos a Dios y a la gente. El primer día, el 15 de enero. Lanzamos Mars Hill Sammamish. Una gran iglesia, con gente genial. Tienen 20 acres. Decidieron convertirse en una iglesia Mars Hill. Construyeron nuevos edificios. Ya empezaron a hacer dos cultos aunque apenas vamos en la fase de grupo central, y apenas llevamos dos semanas de estar ahí.
Además, lanzaremos Mars Hill Rainier Valley, el código postal más diverso de Estados Unidos, lo cual es genial. Además, estamos lanzando Mars Hill Portland, Oregon. Estamos lanzando Mars Hill Orange County, y todos se están reventando de gente. Estuve en Orange County hace unas semanas. Hicimos una junta del grupo central de la iglesia un domingo por la mañana que empezará en enero, con 500 asientos, 1 000 personas. Eran como hormigas sobre un hormiguero. Será algo despampanante.
Así que todo crece al mismo tiempo. Alabamos a Dios. Nos regocijamos. Estamos montados en una ola de la gracia de Dios que creo que ocurre solo una vez en la vida; cosas que uno les cuenta a sus nietos. Estamos muy animados, muy emocionados. Les mostraremos eso durante las próximas cinco semanas.
Esta es la gran petición. Queremos orar, servir, dar. Y voy a pedirles con denuedo que den dinero. Sé que lo último que se salva es la billetera. Lo sé. La santificación incluye su billetera. Quiero abrir espacio para 9 000 personas más en 2012. Es lo que proponemos hacer, el año más grande que hemos tenido. Creemos que si este libro es verdadero, si este hombre está vivo, si la gente no lo sabe y van rumbo al infierno, y nosotros lo sabemos, queremos ayudarlos. Queremos hablarles de Jesús. Queremos sembrar iglesias. Queremos hacer discípulos. Queremos abrir oportunidades.
En las próximas semanas les voy a pedir que den mucho, generosamente, que más de lo presupuestado. Abramos nuevas iglesias. ¿Qué más van a hacer? Es una maravillosa oportunidad. Dios está en ella. Las cosas serán fabulosas. Sigamos adelante.
Para terminar—¿saben qué a qué se refiere un pastor cuando dice eso? Nada, solo quiero que sigan poniendo atención. [Se ríe la congregación] Dos cosas finales en lo que atañe a dar. Primero, quiero presentarles uno de nuestros dadores más fieles, generosos, y asiduos de Mars Hill. Se llama Gideon Joseph. Es mi hijo de 5 años. Ahí estamos nosotros en Disneylandia las semana pasada y se puso las manos de Mickey Mouse.
Déjenme contarles una historia de Gideon. Gideon es un dador generoso. Tenemos algo sensacional. Hace poco lanzamos Mars Hill Bellevue en su nueva localidad. Fue algo despampanante. Miles de personas vinieron. Fue una locura. Después del culto, trataba de irme con mi familia, y Gideon que tiene cinco años y suele ser muy alegre y dócil, me contrariaba. Me decía, «No, no quiero irme. Quiero ir al atrio». «No quiero ir al atrio. La gente querrá discutir de teología conmigo. Quiero algo de comer. Tenemos que irnos». «No, quiero volver al—». Por fin le dije, «Está bien, Gideon. No sé lo que quieres. Te llevaré al atrio».
Lo tomé de la mano y lo llevé al atrio. Mi hijo de cinco años caminó hacia la caja de las ofrendas y sacó cinco dólares de su bolsillo, y dijo: «Papá, tenemos que pagar por este edificio». [Se ríe la congregación] Y metió la ofrenda porque asombrosamente Gideon se dio cuenta de que estábamos lanzando una nueva iglesia, y que ¡teníamos que pagar estas cosas! A los cinco años de edad, vino preparado para dar. A ese paso dará aproximadamente 50 dólares este año.
Y sé que algunos de ustedes dirán, «Es que mi flujo de ingresos es mínimo». El de él tampoco es gran cosa. [Se ríe la congregación] Por lo general le pagamos con paletas. Mejor dicho, no tiene grandes ingresos. Ahora permítanme comparar la generosidad de Gideon al dar con la de ustedes. ¿De acuerdo? Aquí está el gráfico. ¡Saben que las cosas se ponen mal cuando saco el gráfico! No cabe duda. «Oh, Marc sacó el gráfico. Debe ser algo malo». Pues sí, es algo malo.
Aquí está el gráfico. El 24% de las personas en Mars Hill este año, este año, un año entero; un año es mucho tiempo. [Bromeando] Después de un año les damos pastel. Es un hito importante ¿cierto? Este año el 24% de las personas no dieron nada, y el 41% de las personas dieron entre $1 y $500 (Gideon). El 14% dio entre $500 y $1 500. El 11% dio entre $1 500 y $4 000. Solo el 10% dio $4 000.
Sé que algunos de ustedes inmediatamente pensarán: «Soy madre soltera. No tengo dinero». Está bien. Fabuloso. Entendemos. «Estaba en Bellevue, acabamos de pagar un enorme edificio, y estamos sin cinco». De acuerdo. Entiendo. «Me quedé sin trabajo. No tengo ingresos». Entiendo, entiendo, entiendo.
Pero lo que no entiendo es que el 65% de la gente no hace nada o casi nada. No puede haber un 65% de desempleo. El índice de pobreza no puede ser de 65%. Lo que les estoy pidiendo que hagan es que les importe. Que les importe. Son parte de algo que Dios está haciendo. Somos parte de algo que Dios está haciendo. Tenemos el privilegio de hablarles a la gente de Jesús, y la gente se está salvando y estamos sembrando iglesias y la actualización del infierno al cielo es fabulosa, y queremos eso para todas las personas que sea posible.
Queremos acabar el año fuertemente, queremos acabar generosamente, queremos que termine siendo algo grande, por tanto les pedimos que den generosamente, ¿bien? Le pediré a los ujieres que tomen la ofrenda ahora. Si no vinieron preparados a dar, los amamos. No quiero que se sientan obligados. No enseñamos el 10% sino dar generosamente, regularmente, alegremente, sacrificialmente. Es lo que dice la Biblia. Queremos que den lo que Dios les dijo que dieran.
Mi pregunta es esta. ¿En cuál categoría se encuentran? ¿En cuál categoría estarán a fin de año? Queremos que más personas conozcan a Jesús. ¿Amén? Si creemos que este es el Libro que Dios escribió, si creemos que se trata de Jesús, si creemos que la gente necesita conocerle, deberíamos entusiasmarnos y hacer todo lo posible: orar, dar, servir, y hacer que suceda.
Mientras toman la ofrenda, les mostraremos el avance de un corto video para «La obra de Dios, nuestro testimonio», la serie de cinto semanas que empezaremos después de terminar con Lucas las semana entrante. ¿Amén? ¡Hurra! De acuerdo, se los mostraremos. [Aplaude la congregación]
Cuando lanzamos Mars Hill, empezamos un estudio bíblico en la casa. Después no cabíamos en la casa. Como teníamos una pequeña relación ahí, y el pastor en ese momento era un buen tipo, nos permitió usar el edificio y empezamos a usar el cuarto para jóvenes arriba, sobre todo porque era gratis. Estamos subiendo a lo que es el tercer piso, básicamente el desván. En ese momento lo usaban creo que como un cuarto para los jóvenes.
Empezamos a congregarnos de hecho en este cuarto. Creo que fue en enero de 1996. Ya no cabíamos en nuestra casa. Teníamos creo que 15 o 20 personas en nuestra casa, y éramos demasiados para nuestra pequeña casa arrendada. Aquí lanzamos el culto de la noche, de 5 a 6 en punto.
Fue bastante sencillo. Me levantaba por la mañana, preparaba mi sermón, escribía las notas del sermón a máquina. Las llevaba a Kinko’s y fotocopiaba todas las notas del sermón y colocaba las biblias y los libros que íbamos a dar en mi camioneta Toyota. Teníamos dos parlantes que en realidad eran caseros que había traído un rockero, y Jerry les hizo un arreglo improvisado. Teníamos un tablero de sonido que nos robamos de la Iglesia Bíblica Antioquía, y quiero disculparme públicamente con ellos por robarles el tablero de sonido. Nuestra primera tecnología—
¿Que significa eso?—
Pues yo era un pastor universitario en la iglesia Antioquía y tenían un equipo de sobra en un armario, y me lo llevé porque necesitábamos un tablero de sonido, y lo metí a mi camioneta y lo llevé hasta allá.
También teníamos un pequeño púlpito que alguien me hizo. De hecho todavía lo tenemos. Lo vi en la localidad de Mars Hill en el centro. Teníamos un retroproyector porque nos era necesario poner las canciones con diapositivas. Literalmente era apenas un bombillo, y en ese entonces el que desmontaba todo era yo.
Guardé los cables, guardé el retroproyector, guardé las sillas, guardé las mesas, y llegábamos bien tarde a la casa; además de todo eso teníamos que ir al trabajo en esa época. Nos reunimos en este cuarto desde enero hasta septiembre más o menos. En octubre lanzamos la iglesia públicamente. Nos demoramos mucho tiempo en llenar este cuarto, de enero a septiembre.
Cuando tuvimos 30 o 40 personas, empezamos a sentir que era algo grande. Entonces tuvimos que mudarnos al santuario principal que tenían y pagábamos $1 000 al mes. Hubo momentos en que fue atroz, en que ni siquiera teníamos con qué pagar la renta.
Grace tenía un viejo Subarú que manejaba, y yo tenía una camioneta Toyota. Entre los dos vehículos teníamos casi medio millón de millas recorridas. Grace dejaba el Subarú parqueado en la calle en Wallingford frente a nuestra casa arrendada. Como las calles son angostas, en muchas ocasiones la gente golpeaba ese Subarú. Creo que lo hicieron al menos tres veces. La gente venía a la puerta y le decían, «Lo siento pero le di un golpe a su carro. permítame darle unos doscientos dólares para que lo arregle». Y hubo varios meses en que pudimos pagar el arriendo y mantener la iglesia a flote porque la gente seguía golpeando el Subarú. Al final quedó bastante aporreado, pero con eso pagábamos las cuentas.
Nota: Esta transcripción ha sido editada.