Jesús y la ansiedad (Lucas 12:22–34)

Lucas 12:22–34 (RVR 1960)

22 Dijo luego a sus discípulos: Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis.
23 La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido.
24 Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen despensa, ni granero, y Dios los alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que las aves?
25 ¿Y quién de vosotros podrá con afanarse añadir a su estatura un codo?
26 Pues si no podéis ni aun lo que es menos, ¿por qué os afanáis por lo demás?
27 Considerad los lirios, cómo crecen; no trabajan, ni hilan; mas os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos.
28 Y si así viste Dios la hierba que hoy está en el campo, y mañana es echada al horno, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe?
29 Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud.
30 Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas.
31 Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas.
32 No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino.
33 Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye.
34 Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.

Introducción

Hola, Mars Hill. Seguimos nuestro estudio en el Evangelio de Lucas. Pueden abrir sus biblias o su aplicación a Lucas 12:22–34. Mientras hacen eso, estamos dedicando dos años y medio al estudio de Lucas para examinar cuidadosamente la vida y las enseñanzas del Señor Jesucristo. Estamos en Lucas 12, en medio de una miniserie de 3 semanas, donde Jesús habla sobre las riquezas, las finanzas, las posesiones, y cosas así.

Así que para servirles, mi buen amigo y su pastor ejecutivo-líder, el Pastor Jamie Munson, ha escrito un libro titulado: El dinero: ¿dios o don? Es gratuito y también nos ha compilado un currículo para los grupos comunitarios. De manera que los grupos comunitarios estudiarán un capítulo del libro semanalmente junto con el texto del sermón. Si no recibieron uno, por favor recójanlo a la salida. Es un regalo gratuito para toda la iglesia. También pueden pedirlos en Amazon.com. El Pastor Jamie quería que les dijera que si tienen problemas económicos y no les alcanza el presupuesto; si no pueden vivir dentro de sus posibilidades, o si están tomando decisiones difíciles, pueden mandar un correo electrónico a money@marshillchurch.org y un consejero financiero certificado, entrenado, que ama a Jesús y es miembro de la iglesia, hablará con Uds. gratuitamente, ayudará a contestar sus preguntas, a preparar su presupuesto, y darles una asesoría inicial. Nos encantaría servirles de esa manera, o de una manera que les ayude.

El segundo recurso también es que hoy, conjuntamente con el sermón, tengo un libro que quiero recomendarles. Este vale $14. Se llama Running Scared, (Corriendo asustado) por el Dr. Ed Welch, uno consejero y maestro bíblico muy dotado. Esta semana leí este libro y me ayudó mucho personalmente. Ha sido de gran ayuda para el sermón que voy a predicar. Para quienes les gusta la lectura, decimos que los lectores son líderes, y los líderes son lectores. Les recomiendo que recojan este recurso a la salida, ya que podría ayudarlos. Dicho lo cual, oraré y veremos lo que Jesús nos tiene preparado.

Señor Jesús, te damos gracias porque somos una iglesia donde has tomado personas enemigas y las has hecho miembros de la familia. Señor Jesús, gracias por las Escrituras que nos revelan quién eres, lo que has hecho, y lo que has determinado para nosotros. Al leer las Escrituras hoy, Señor Jesús, te invitamos a enviar el Espíritu Santo. Espíritu Santo, te pedimos que nos enseñes acerca de Jesús, que nos hagas más como Él, y que nos des poder para seguir su ejemplo. Lo pedimos, Señor Jesús, en tu buen nombre. Amén.

Antes de entrar en Lucas 12 me gustaría decir que creemos en la Biblia. Somos una iglesia que cree en la Biblia. Creemos que la Biblia es veraz, pero no como un crucigrama. Es veraz como nos ayuda de una manera práctica y personal. Como la Biblia es eterna, siempre tiene algo oportuno para cada persona, en todo momento, y en todo lugar. Así que al leer la Biblia la recibimos como la verdad. Para nosotros es una ayuda práctica donde acudimos; sin embargo, eso solo ocurre cuando conocemos a Jesús. A fin de cuentas, toda la Biblia se trata de Jesús. Así que lo que hemos visto hasta ahora en el Evangelio de Lucas es la vida de Jesús: que nuestro Dios se hizo hombre, que entró en la historia de la humanidad, que vino al mundo y soportó la clase de cosas que tenemos que soportar. Él se identifica con nosotros, nos ama, y se compadece por nosotros. De manera que Jesús es nuestro ejemplo de cómo debemos vivir. Él es nuestro Instructor que nos enseña a vivir. Es nuestro Salvador que murió y resucitó para quitar nuestro pecado, y nos ha enviado su Espíritu Santo para que tengamos una vida que se conforma al ejemplo de Su vida, por el mismo poder Suyo.

Entonces vimos anteriormente que el Espíritu Santo descendió sobre Jesús al ser bautizado. Al estudiar Lucas, lo que aprendimos es que Jesús estaba lleno del Espíritu Santo, fue guiado por el Espíritu Santo, y se regocijó en el Espíritu Santo. De manera que no acudimos a la Biblia tan solo para aprender principios que nos ayuden a mejorar y a tratar más duro. Acudimos a la Biblia para aprender la verdad acerca de Jesús, para que quite nuestro pecado, y envíe la poderosa presencia de Dios el Espíritu Santo; para que vivamos siendo obedientes a sus enseñanzas y siguiendo su ejemplo.

El temor y la ansiedad

Esto es muy importante al abordar esta sección hoy porque Jesús hablará sobre el temor y la ansiedad. El temor y la ansiedad. Nos enseñará unas cosas, nos mostrará unas cosas, pero también nos dará poder para obedecerlas. Leamos juntos. Leeremos todo el pasaje de una sola vez. Lucas 12:22–34: Jesús “dijo luego a sus discípulos: Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis. La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido. Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen despensa, ni granero, y Dios los alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que las aves? ¿Y quién de vosotros podrá con afanarse añadir [una hora siquiera a su vida]? Pues si no podéis ni aun lo que es menos, ¿por qué os afanáis por lo demás? Considerad los lirios, cómo crecen; no trabajan, ni hilan; mas os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos. Y si así viste Dios la hierba que hoy está en el campo, y mañana es echada al horno, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe? Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud. Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas. Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas. No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino. Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye. Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”.

El temor en la mente

Empecemos con una de tres preguntas basadas en la enseñanza de Jesús. Primero, ¿qué temor tiene en su mente? ¿A qué le teme su mente? ¿De quién, o de qué tiene temor? En Lucas 12:32, Jesús dice lo siguiente acerca del temor: “No temáis, manada pequeña. No temáis”. Es la ordenanza que se menciona con más frecuencia en la Biblia. En los primeros cinco libros de la Biblia hay 613 ordenanzas, y en todos los 66 libros de la Biblia, si extraemos cada ordenanza, la que más se repite es “No temáis”.

¿A cuántos les sorprende esto? Debe ser un asunto recurrente, porque la Biblia lo menciona en el trascurso de varios miles de años por medio de casi 40 autores en muchas naciones. Hay algo que nunca cambia: La gente se deja controlar por sus temores. Este libro es eterno, por lo tanto siempre es oportuno.

Jesús dice, “No temáis”. Lo que no dice es, “No hagan planes, ni se preparen”. Algunos de Uds. son perezosos, irresponsables e inmaduros. Dirán, “Por eso no hago un presupuesto. Por eso no pago mis impuestos. Por eso no tengo seguro de vida. Por eso no tengo seguro de salud. Y como Jesús dice, ‘No temáis’. No lo hago estas cosas”. Debería hacerlas. La Biblia también tiene mucho que decir sobre la planificación. Si lee Proverbios, habla mucho de la sabiduría, de ahorrar, planificar, preparar, crear estrategias, anticipar y prepararse para su futuro. Algunos de Uds. se consideran maduros, pero de una manera muy irresponsable. “Soy muy desorganizado porque confío en el Señor”. Dios les diría: “La administración es un don que yo doy. Busquen a alguien que lo tiene. Háganles preguntas. Hagan un presupuesto. Formulen un plan. Fíjense un horario. Piensen en su futuro. Piensen en el futuro de sus hijos. Piensen en el futuro de sus nietos”.

Pero no teman. No se perturben por ello; no se estresen por ello. Hagan todo lo que pueden y confíen en Dios en las cosas que solo Dios puede hacer. Por lo tanto, si son como yo, planificamos demasiado. La meta es estar preparados para el futuro y confiar en Dios para que podamos disfrutarlo mientras se aproxima.

¿Qué es el temor?

Al abordar este tema nos preguntamos: ¿Qué es el temor? El temor es nuestra respuesta a un peligro real o percibido. No tiene que ser real para causarnos miedo. De eso se trata el Halloween. Que acaba de pasar. El objetivo es asustar a los niños. Y no es que estén verdaderamente en peligro, pero el temor que sienten es causado por un peligro real o un peligro percibido como algo que es potencialmente real. De ahí viene el temor.

Todos sentimos temor. Todos tememos. ¿A qué le temen? ¿A las enfermedades? ¿A la muerte? ¿Temen morirse ahogados? ¿Temen morirse quemados? ¿Les da miedo hablar en público? ¿Les da miedo quedarse solteros? ¿A qué le temen? ¿Temen quedarse sin hijos? ¿A qué le temen? ¿Le temen al desempleo? ¿A qué le temen? Todos tememos algo. Muchos tememos muchas cosas.

Y podemos percibirlo de dos maneras: “¡¡NO TEMÁIS!!”, que suena como algo más religioso que beneficioso, es decir, podrían percibirlo de dos maneras: como una orden, o una invitación. “No temáis”. Tuve una, no, dos experiencias interesantes esta semana. Me doy cuenta que cuando predico, Dios pone personas en mi camino que están pasando exactamente por lo que estoy estudiando, porque Dios es soberano y bueno. Conocí un hombre esta semana; era joven y tenía un tatuaje en su bíceps que dice en griego las palabras “No temáis”. Así que hablamos un ratico sobre esto, y me dijo: “Es el problema principal de mi vida”. Le dije, “Sabes qué, en realidad es el problema principal de todo el mundo”. No todos tienen un tatuaje, pero todos tienen la misma lucha.

Hablé con otro tipo esta semana. Quiere ganarse el amor de Dios con las buenas obras. Pero lo entiende todo al revés, porque Dios es un Padre amoroso. Lo primero que nos da como hijos, es afecto. No tenemos que ganarlo. Es lo primero que nos da. No hay ningún padre bueno que al tener a su recién nacido le diga: “Si te portas bien, tal vez sienta afecto por ti uno de estos días”. Un padre dice, “Te amo. Quien quiera que sean, o sean lo que sean, los amo” Empezamos con el amor de Dios. Pero este hombre pensaba que tenía que hacer cosas para ganarse el afecto de Dios. Me dijo: “Tengo ataques de pánico. Estoy estresado. Tengo temores. Siempre estoy ansioso. ¿Estoy luchando mucho con esto. ¿Qué debo hacer?”. Le dije, “El mandato más común de la Biblia es ‘No temáis’”. Me dijo, “Lo sé, pero al leerlo lo único que oigo es, “¡¡NO TEMÁIS!!”. “¡¡NO TEMÁIS!!”. “¡¡NO TEMÁIS!!”, y me da más temor. Entonces puse mi mano en su hombro, lo miré a los ojos, y le dije: “Dios quiere que te diga que te ama. Y te lo está diciendo de esta manera, mírame a los ojos. Con ternura. ‘No temáis. Soy tu Padre. Te amo. Estoy aquí. No estás solo. Estoy contigo. Todo saldrá bien’”. Es un hombre adulto; empezó a llorar. Me dijo, “Oh, nunca lo había oído así”. Hace toda la diferencia.

¿Ven? Las palabras de Jesús son fuertes: “¡No temáis, pequeño rebaño!”. Parece que no tuviera mucho sentido, ¿cierto que no? “¡No temáis, debilucho!”. Alguien dirá: “Eh, por eso me da tanto temor, porque soy un debilucho”. Pero no, es una invitación cariñosa. “No temías”. No temáis.

¿De qué o a quién le tienen miedo? Permítanme explicarles el temor. El temor empieza en la mente. El temor empieza en la mente. Les daré algunas ilustraciones sobre el temor y cómo enfrentarlo.

Primero, el temor es una visión carente de optimismo. Algunos de Uds. son visionarios. Pueden ver el futuro. No perfectamente, pero saben para dónde va la economía. Saben para dónde va su vida. Saben para dónde va su salud. Saben para dónde van sus relaciones. Saben a dónde van de vacaciones. Tienen una idea de lo que viene. Pueden ver las cosas a lo lejos. Pero les falta optimismo, y se sienten temerosos. “Ay, Dios mío. Eso saldrá mal. Eso podría salir mal. Podría echarse a perder. Podría doler. Podría resultar muy costoso. Podría fracasar”.

El temor nos parece razonable aun cuando es irracional. ¿Cuántos de Uds. tienen temores irracionales? La gente trata de razonar con uno. Pero no importa. Y decimos, “Ud. está loco”. Está bien, para que lo sepan, si están locos no podrá arreglar el problema razonando con ellos, porque por definición están siendo irrazonables. Entonces lo que tenemos es una lista de cosas que causan temor a la gente. Algunas son irracionales, pero son racionales para la gente. Son irracionales para nosotros, pero racionales para ellos.

Les daré algunos ejemplos. Será un sermón intenso; necesitamos un descanso emocional. Por nada. Está bien. ¿Eso les da miedo? ¿Los asusta? Está bien, si así es, esto es lo que tienen: Coulrofobia, o temor a los payasos. De hecho, es un diagnóstico. Y les diré algo, aunque no tengan esto, si ven un payaso después de la media noche, les dará miedo. [Se ríe la congregación] Es un payaso que anda metiéndose en problemas. [Se ríe la congregación]

¿Qué tal esta? ¿Les da miedo la crema de maní? Si les da miedo podrían tener… estudié en un colegio público por lo tanto no sé si podré pronunciarlo… araquibutirofobia, que significa: es la definición clínica del temor a la crema de maní cuando se le pega al paladar. Ud. dirá: “Ni sabía que tenía eso”.

¿Qué tal esta? [Se ríe la congregación] ¿Le tienen miedo a eso? De ser así, esto es lo que tienen: Germanofobia. Es temor a los alemanes, lo cual sería muy penoso si uno es alemán. Tiene mucho miedo.

¿Qué tal esta? Está bien, mi buen amigo el Dr. John Piper. Si esto les da miedo, si este hombre les causa miedo, podrían tener lo siguiente: Homilofobia, que es temor a los sermones. Algunos de Uds. dirán, “Eso es. Por eso nunca voy a regresar. Les tengo miedo a los sermones”. De hecho es un diagnóstico.

Algunos de Uds. no piensan que esto sea chistoso. No están riéndose. Puede ser que tengan geliofobia, que es temor a la risa. Así que les pido disculpas por burlarme de Uds. Está bien, algunos temores son racionales, otros son irracionales, pero siempre son racionales para la persona que los tiene.

Volvamos a la lista. En esto consiste el temor, y lo he visto en mi consejería como pastor tratando la vida de las personas, incluyendo la mía. El temor se basa en una de tres cosas: No tener lo que queremos. Nuestra esperanza depende de algo: “Quiero casarme. No creo que vaya a casarme. Tengo miedo”. “Queremos tener hijos. No creo que vayamos a tener hijos. Tenemos miedo”. “Quiero graduarme. No creo que vaya a graduarme”. “Quiero trabajo”. “Quiero servir a Dios. Quiero ingresar al ministerio”. “Quiero comprar casa”, o lo que sea. “Quiero un ascenso. No pienso que me vayan a ascender”. Y entra el temor. “No me van a ascender; no creo que suceda. La respuesta es no”. Y entonces entra el temor. “¿Qué sucederá? ¿Qué más sucederá? ¿Cómo sobreviviré?”.

Segundo, cuando conseguimos lo que queremos pero tememos perderlo, hay temor. Por eso es que el éxito causa más temor que el fracaso. “¡Estamos casados! ¿Pero qué tal que nos divorciemos? Mi esposa está embarazada, ¿pero qué tal si tiene un aborto espontáneo? El niño nació, ¿pero que tal que se muera? ¿O qué tal que no amen a Dios?”. ¡Conseguí el puesto! La economía está dura. ¿Qué tal que me despidan?”. “¡Compré la casa! ¿Qué tal que no pueda pagar la hipoteca? ¿Qué haré?”. Es temor a conseguir algo que anhelamos con todo el corazón, y después perderlo. Eso puede causar temor.

Tercero, conseguir lo que no queremos. “Me dio cáncer. No lo quería. Me despidieron. No era lo que quería. Mi esposa me abandonó. Nadie quiere casarse conmigo. Esto no era lo que yo quería”. Y entra el temor…entra el temor. ¿Lo sienten? Lo sienten en el cuarto, ¿no es cierto? Es real.

El temor revela nuestros valores, nuestros amores, nuestras prioridades, nuestros anhelos. Solo tememos perder algo que amamos. Solo tememos conseguir algo que odiamos. Revela muchas cosas sobre lo que es esencial para nosotros, lo principal para nosotros.

Quinto, el temor aumenta con más libertad. Entre más alternativas y opciones tengamos para conseguir lo que queremos, para conseguirlo y perderlo, para conseguir algo que no queremos, o equivocarnos… ¿Cuántos se han dado cuenta de que entre más viejos nos ponemos y entre más opciones tenemos, que hay más temor y estrés? Hace poco me di cuenta de esto en un supermercado. Iba por el pasillo de los cereales, y pensé, “¡Oh, tengo que escoger uno! Esto afectará el desayuno de aquí en adelante, porque es la comida más importante del día, según dicen algunos. Podría dar comienzo a un mes entero en mi vida para arrancar con pie derecho, o irme por mal camino. ¿Escojo el salvado, o el que tiene azúcar? Soy alérgico al gluten, pero parece que estos son los que saben mejor. ¿Me negaré a mí mismo? ¡Arrggh!”. Es asombroso. La cantidad de opciones con las que tenemos que lidiar: “¿Dónde viviremos? ¿Qué haremos? “¿Qué voy a estudiar? ¿Con quién me voy a casar? Hay muchas personas en el mundo, pero debo escoger una. ¡Argh!”. Todas estas opciones nos causan temor en base a nuestras libertades.

El temor nos convierte en falsos profetas. Ed Welch dice eso en su libro. Creo que es muy intuitivo. Los falsos profetas son los que predicen el futuro incorrectamente. Podemos ser falsos profetas en nuestra propia vida. “¡Las cosas irán mal! ¡Será horrible! ¡Sería el peor de los casos! ¡Ay Dios mío; ay Dios mío!”. Y cuando las cosas se dan, decimos: “No, lo siento, estaba equivocado”. ¿Cuántos de Uds. se identifican con eso? Se atemorizan por cosas que aún no han sucedido.

De paso les confieso que su pastor es así. Sinceramente, soy así. Tiendo a ser un visionario. Veo el futuro; sé lo que se avecina. Me atemorizo por ello y después… nunca sucede. ¿Cómo lo sé? Porque la semana pasada me quedé hasta las 4:30 de la mañana pensando en cosas que posiblemente nunca sucederán. Mientras tanto, mi esposa dormía. [Se ríe la congregación] Le dije, “Estoy estudiando, ‘No temas’”. Y ella me dijo, “Hmmm. Estaba durmiendo”. “Puede que sepas más de esto que yo”, le dije, “porque yo estaba desvelado preocupándome”. ¿Cuántos de Uds. son falsos profetas? Está bien, sí. Su futuro es deprimente y se salen de quicio hasta que no pasan las cosas. Lo entenderán de camino a su casa. Acabo de quitarle el clip a una granada y la dejaré ahí. Explotará más tarde.

Séptimo, el temor no siempre es pecado, ¿no es cierto? No siempre es pecado, ¿cierto? Envía a su hijo a una guerra como soldado. Existe un verdadero temor. Su hijo consigue su licencia de conducir. Su hija sale en su primera cita, ¿cierto? Está embarazada y ha tenido muchos abortos espontáneos y espera que pueda llevarlo a término. Algunos temores son reales. No todos los temores son pecado. Es una tontería si alguien no tiene alguna clase de temor. Puede que no esté poniendo atención. Cada temor es una oportunidad para apartarse de Dios, o acercarse a Él como fuente de consuelo, esperanza, y ayuda.

La ansiedad en el cuerpo

¿A quién le temen? ¿A qué le temen? ¿Cómo temen? El temor es un problema enorme que se manifiesta como algo llamado la ansiedad. Permítanme decir esto antes de poner la siguiente diapositiva. Qué maravilla que Jesús esté hablando de estos asuntos que son tan pertinentes. tan pertinentes. La categoría principal de recetas médicas en Estados Unidos, son los antidepresivos. Uno de los principales problemas es el insomnio. La gente está ansiosa y estresada. Están fuera de sí. Están luchando. La gente toma menos vacaciones que nunca, llevan sus celulares y sus portátiles para seguir conectados con todas sus responsabilidades porque tienen tanto miedo de no estar en control y de no poder tomar un descanso. Todo eso se llama ansiedad. Jesús es el Consejero Maravilloso, y nos habla de estas cosas porque nos ama mucho y quiere ayudarnos y servirnos.

Así que esto es lo que dice Jesús, y esta es mi segunda pregunta. ¿Cuándo presenta ansiedad su cuerpo? Está bien, ¿dónde empieza el temor? En la mente, anticipando el futuro y teniendo miedo de él. Esto se manifiesta con ansiedad en el cuerpo. Dios diseñó nuestros cuerpos de tal manera para darnos claves sobre nuestra condición mental. Lucas es un doctor. Es médico. Está reportando lo que enseña Jesús. Esto es lo que dice Jesús en Lucas 12:22, “No os afanéis por vuestra vida”. Es una categoría muy amplia, ¿cierto? La vida. Algunos de Uds. dirán, “Sí, y qué de las finanzas?”. Son parte de la vida. “¿Qué hay de la salud?”. Es parte de la vida. “¿Y qué de las relaciones?”. La vida. Cualquier cosa en la vida podría producir potencialmente una ansiedad basada en el temor, y no tenemos por qué estar ansiosos.

En Lucas 12:25 Jesús dice, “¿Y quién de vosotros podrá con afanarse”, nosotros lo llamamos “estrés”, “añadir siquiera una hora a su vida?”. Lo que Jesús está diciendo es, “No quiero que estén ansiosos porque se harán daño. Mermarán la calidad y duración de sus vidas. Acortarán su existencia si se dejan dominar por sus temores y ansiedades. ¿Es cierto? ¿Jesús sabe lo que está diciendo? ¿Cuántos de Uds. han ido al médico, y le dicen: “Quiero vivir mucho tiempo”. Y les dice, “La clave es el estrés. Definitivamente, puede que lleguen a los 400 si pierden los estribos. Eso les ayudará”.

Miedo en la mente causa ansiedad en el cuerpo. Eso es lo que dice Jesús. La ansiedad es el mecanismo que usa el cuerpo para lidiar con el estrés en la mente lo cual resulta en lo que llaman el instinto de huir o luchar, lo cual significa que nos sobreviene una carga de energía para pelear o huir. Por lo general las personas hacen una de dos cosas.

Ahora permítanme decirles esto: voy a hablar sobre las señales físicas y psicológicas de la ansiedad basada en el temor. Pero debo confesar que soy el pero de los hipócritas. ¿De acuerdo? Soy el peor de los hipócritas. No les diré, “Esto es lo que he aprendido y deben ser como yo”. Les diré, “Soy un hipócrita por tal y tal razón, pero seamos como Jesús”. Algunos de Uds. conocen mi historia. Dios me salvó a los 19 años de edad. Me casé a los 21 años en la universidad. Tenía miedo. No tenía dinero. Estábamos casamos. Estadísticamente, si uno se casa a esa edad en la universidad, termina divorciándose. Las cosas se ponen bien difíciles. Tenía que acabar mis estudios. Tenía muchos temores. Graduarme. Buscar trabajo. Mudarme otra vez a Seattle. Tenía que empezar una iglesia. Con temor empezamos la iglesia. No teníamos dinero. No tuvimos salario por tres años. Mi esposa queda embarazada. Más temor. ¿Quién vendría a la ciudad con menos presencia del evangelio en EE.UU.? Teníamos temor.

Después vi a la gente que decide venir. Más temor. Mírenlos. Mírenlos. Sentí que Dios me había llamado más que todo a evangelizar hombres jóvenes y solteros de 20 a 29 años de edad. Cuando llegan, todos están en la quiebra. No dan, y sus novias están todas encinta. Más temor. Pensé, “Aun si tuviera éxito, fracasaría”. ¿Entienden? “Por fin vinieron las personas que trataba de evangelizar, pero no me gustaba estar con ellas”, y pensé “¡Argh!”. Temor: No tenemos dónde reunirnos. Temor: Estamos sin techo. Temor: No tenemos dinero. El temor empieza a crecer. No tenemos suficientes líderes. Temor. ¡Argh! Seguimos así por una década. [Se ríe la congregación] Añadimos más cultos, seguimos adelante.

Y tomé una decisión. Soy fuerte. Y para que lo sepan, lo soy. Soy fuerte. Decidí que iba ser fuerte, “Trabajaré bien duro. Trabajaré bien duro”. Vengo de una familia de clase obrera, trabajadora; mi papá trabajaba en la construcción. “Trabajaré bien duro. Me las voy a jugar todas”. “Voy a predicar, quién sabe, 50 semanas al año. Seis o siete veces los domingos. Viajaré, sembraré iglesias, cuidaré a mi familia. Iré a jugármelas todas”. Y después, hace como dos años, toqué fondo. Algunos de Uds. saben lo que me pasó. Toqué fondo.

Debí haberlo anticipado. No estaba poniendo atención. No podía dormir para nada. Dos o tres horas cada noche. No podía dormir. Me acostaba, y me despertaba a las 2 o 3 de la mañana. Estuve muchas semanas así. Tenía unas ojeras muy negras. Privado de sueño; estaba muriéndome. Tuve acidez estomacal. Tuve alergias. Tuve una sinusitis que me duró más de un año. Como predicador se me complicó mucho la vida. Dolor de garganta; no pude respirar bien por un año. Empecé a enfermarme de todo tipo de enfermedades, problemas estomacales, dolores de cabeza, hasta que toqué fondo.

Clínicamente, no lo sé, pero creo que… aunque no soy doctor, diría que hubiera calificado para la lista de gente que toma el examen para ver si están deprimidos. Y por lo general cada vez que tomaba uno de esos exámenes, salía un aviso a lo último que decía, “Lo sentimos”. Porque, mejor dicho, siempre aprobaba los exámenes de depresión con las mejores notas. Al menos así era en ese tiempo. Por la gracia de Dios las cosas están mejorando. Pero creo que estaba deprimido porque no quería ver a nadie. Me quedaba en casa viendo lucha en jaula. [Se ríe la congregación] Me sonreía y decía, “Mira eso, qué bueno”. Es un síntoma de la depresión, ¿no es cierto? Como cuando lo único que lo alienta a uno es ver que asaltan a alguien. [Se ríe la congregación] Estaba…deprimido.

Fui con mi médico, y me dijo: “Necesitas otro trabajo”. Le dije, “Me parece buenísima idea. Me gustaría ser probador de colchones. Siempre quise serlo”. Pero me acordé, “No, Jesús dijo que sembrara iglesias, y predicara la Biblia, y entrenara hombres, y me casara con Grace. Por lo tanto debo hacer eso”. Entonces tuve que hacer dieta, cuidar la salud, comer bien, hacer ejercicio. Empecé a leer libros sobre el estrés, la adrenalina, el cortisol, la ansiedad; libros de consejería, libros de medicina. Todavía sigo leyendo esas cosas.

¿Y saben lo que descubrí? Jesús tiene razón. El temor en la mente produce ansiedad en el cuerpo. Así que les compartiré algunas cosas que aprendí de mis estudios. No les digo esto para juzgarlos y decirles, “Ya sé cómo superar esto; permítanme mostrarles cómo”, sino como un tipo que está aprendiendo esta lección una y otra vez. Me gusta manejar en las calles sin salida.

Las señales físicas y psicológicas de la ansiedad

Esto es lo que pasa cuando el temor en la mente resulta en la ansiedad del cuerpo. El cerebro envía una señal a la glándula pituitaria para secretar hormonas. El hipotálamo empieza a funcionar y el cuerpo se pone alerta. Estamos listos. ¿De acuerdo? Nuestros sistemas empiezan a funcionar Es como poner la llave en el arranque de un auto. Todo arranca. Los sistemas empiezan a funcionar. La adrenalina empieza a bombear, al igual que el cortisol. Uno vive de esta fuente de energía, pero yo tuve que vivir de ella por tanto tiempo que agoté, extenué mi glándula adrenal, y toqué fondo. Mejor dicho, mis glándulas adrenales se fueron de vacaciones sin mí. Como si dijeran: “Ya no damos más. Buena suerte”. Estaba completamente sin energía. Empecé a tomar mucha cafeína y bebidas energéticas tratando de esforzarme más de la capacidad que Dios había dado a mi cuerpo.

Se le ponen los pelos de punta, el corazón se acelera, uno suda, tiene nudos en el estómago, la sangre se pone espesa, se le sube la presión. Las endorfinas son secretadas para entumir el dolor, para que uno no lo sienta. ¿Cuántos atletas aquí no sienten nada cuando están compitiendo, pero después viene la desilusión horas después cuando empiezan a sentir el dolor? Cuando están esforzándose no lo sienten. Es decir, Dios diseñó nuestros cuerpos para que en momentos de terror o peligro usemos todas nuestras energías para sobrevivir. Pero el problema es que vivimos en un mundo del cual no podemos salir, y estamos estresados continuamente.

El cuerpo secreta glucosa para darnos energía rápidamente. Después lo que sucede es que la adrenalina se dispara en segundos y es moderada por el cortisol, y puede demorar varias horas en pasar porque uno se siente elevado. Así que para mí, los domingos por la noche, francamente me cuesta dormirme antes de las 2 a.m. Antes de las 2 a.m., porque casi siempre necesito 4 horas mínimo—si uno está moderadamente estresado, 2 horas; si está bajo mucho estrés, 4 horas o más—para que pase el efecto de la adrenalina y no me sienta elevado.

Otra cosa que sucede es que la visión es más clara, uno se enfoca más, uno se siente alerta, la memoria está alerta; uno se siente poderoso, se siente listo, se siente bien. Por eso la gente se vuelve adicta a los efectos de la adrenalina. Sin embargo, lo que pasa es que si uno se mantiene en un estado perpetuo de ansiedad, resulta en cambios de ánimo raros, enojo, y depresión. Un pastor amigo mío salió a correr, estaba en excelente estado físico, y de pronto se encontraba al lado de la carretera llorando incontrolablemente, sin saber por qué. Sus emociones estaban fuera de control.

A veces es puro agotamiento. ¿Al levantarse a veces sienten como si nunca hubieran dormido? El estadounidense promedio padece privación de sueño. Dicen que uno necesita de 8 a 10 horas de dormir; eso es lo que necesita la persona promedio. Digamos que promedian 9 horas de dormir. La mayoría de Uds. duerme menos horas de lo debido, o sea que la están pagando con su salud al ingerir cosas como el café.

Un tic nervioso. Cuando me siento estresado, me da un tic nervioso en el ojo izquierdo. Así que cuando predico Uds. pensarán, “Nos está seduciendo a todos. No sé por qué”. No es que esté seduciéndolos a todos. Está perdiendo los estribos. Oren por él.

¿Qué tal desvincularse o estar mentalmente ausente? A cuántos de Uds. les ha pasado que cuando se acaba la jornada, piensan, “¿qué hice hoy? Mejor dicho, iba en automático; mentalmente estaba en otra parte”. ¿Cuántos de Uds. se han sentido así cuando vienen del trabajo? Van a casa en su auto, y dicen: “Estoy en casa. No recuerdo haber manejado hasta acá. Voy a ver si hay sangre en el parachoques del carro. No sé lo que pasó cuando venía camino a casa. No estaba ahí mentalmente. Estaba desvinculado, no estaba mentalmente presente”.

A uno de los ancianos en Mars Hill, no les diré cuál, pero sabrán quién es. Le salen llagas en la boca cuando está estresado. Le pregunto, “¿Estás estresado?”. Y me dice: “¿Cómo lo sabes?”. Es que se le nota. Le salen aftas o llagas en la boca.

Paranoia y sospecha. Alteraciones de peso. Aumentan mucho de peso, o pierden mucho peso. Les da pánico de repente, se sienten abrumados. Piensan en morirse. Algunos llegan al punto en que se vuelven suicidas. Los cristianos empezamos a leer libros sobre el arrebatamiento. Mejor dicho, “Jesús, hoy es lunes y hoy me voy de este mundo. Los lunes siempre son el mejor día para llevarme a mi morada celestial. ¡Llévame ahora!”. Empezamos a anidar pensamientos de evasión o escapismo.

El insomnio. Empezamos a automedicarnos con bebidas alcohólicas, tratando de minimizar los efectos de la euforia por la adrenalina Sin embargo, eso afecta adversamente la conciliación del sueño. Usar tabaco para tranquilizarse. La presión alta. La comida basura, o los hábitos alimenticios no saludables. Eso es lo que llamamos comida consoladora. Es una manera de regular los sistemas del cuerpo.

Irritabilidad. Conducción agresiva e imprudente. Como me pasó anoche en el tráfico. Toqué la bocina. Alguien se había metido al cruce y lo bloqueó dos veces con el semáforo en verde. Quise hacérselo saber. [Se ríe la congregación] Solo quise servirle. [Se ríe la congregación]

Síntomas físicos. Síndrome de colon irritable, dolores de cabeza, problemas cardíacos, enfermedades crónicas, problemas estomacales, victimismo. “Todos están contra mí. Dios no está aquí para ayudarme”.

Algunos de Uds. salen y revientan la tarjeta de crédito en compras. “Estoy deprimido. Iré al centro comercial”. ¿No es cierto? Algunos hacen eso. Algunas damas también lo hacen. “Iré a comprar ropa y me sentiré mejor… al menos hasta que llegue la cuenta, y después tendré temor de pagar la tarjeta de crédito”. Usamos las compras como terapia.

Mucha cafeína, ataques de pánico. De pronto empezamos a sentirnos como otra carga más, y Dios parece estar muy lejos. Así es la ansiedad. Jesús dice, “Si se sienten ansiosos, están reduciendo la calidad y la duración de su vida. Los matará”.

Habrá temporadas de ansiedad y estrés. Es inevitable tener períodos así porque vivimos en un mundo caído, pero cuando esos períodos ocurren constantemente eso significa que nos estamos matando.

Así es toda nuestra cultura. Esto me asustó mucho hace algunos años. Tenía muchos amigos que tenían iglesias de rápido crecimiento; eran pastores jóvenes. De repente empezaron a mandarme correos electrónicos diciendo que estaban en el hospital. ¿Por qué? “Ataques de pánico. Pensaban que les había dado un paro cardíaco”. “¿En serio? No tenían sino 30 años de edad”. “Oh, sí, fulano tiene cáncer”. Empecé a estudiar que la ansiedad agota la capacidad del cuerpo para protegerse contra las enfermedades. Reduce la salud y el bienestar del sistema inmunológico, lo cual significa que cualquiera que sea el punto débil de su salud, el estrés lo empeorará y hará que sea muy vulnerable. El estrés revelará el punto débil de su salud. Un amigo mío está perdiendo sangre. Otro amigo tuvo un ataque cardíaco. Muchos amigos tienen cáncer. Todos son jóvenes, con ministerios crecientes, y viven de la presión. Temen el fracaso, temen a los críticos, temen las finanzas, temen el éxito, temen el fracaso, temen las expectativas, temen las exigencias. Están completamente abrumados. Completamente angustiados. Y uno empieza a preguntarse, “Si los pastores están así, cómo estarán los feligreses?”. Pone en movimiento una cultura de enfermedad y muerte.

Jesús entiende

Por lo tanto, amigos, ¿no les parece maravilloso que Jesús aborda el tema? ¿Y saben qué? Lo hace compasivamente. Esto es lo maravilloso de Jesús, al contrario de otras religiones y perspectivas de los dioses, donde Dios está lejos y nunca ha estado aquí en la Tierra, y solo dice, “¡No temáis!”. ¡Es fácil decirlo eso cuando está en el cielo rodeado de ángeles, pero sería distinto si estuviera está aquí en la Tierra como pecador, en un mundo caído con personas de poca confianza. Sin embargo, nuestro Dios entra en la historia de la humanidad. Dios se hace hombre. Su nombre es Jesús. En Hebreos dice que no tenemos un sumo sacerdote que no puede compadecerse de nuestras debilidades, porque ha estado aquí. Él entiende. Él sabe cómo es. Siente lo que sentimos. Genial.

Así que cuando Jesús habla del temor y la ansiedad, ¿quién es el que podría tener más temores que Jesús? Jesús iba rumbo a la cruz para expiar los pecados del mundo y sobrellevar la ira de Dios. A Jesús sí se le presentan algunas dificultades, cierta aflicción, pero las vence con el Padre así como nosotros debemos vencerlas con el Padre. Por eso, en el Huerto de Getsemaní literalmente sudó gotas de sangre anticipando su propia ejecución y asesinato.

Cuando Jesús dice, “No temáis”, entiende el sufrimiento físico. Entiende cómo es la muerte. Entiende lo que uno siente cuando lo vituperan y dañan su reputación. Entiende lo que uno siente cuando la familia piensa que uno está loco, o cuando nos repudian y nos dan la espalda. Sabe lo que es tener amigos de poca confianza, porque los suyos se quedaron dormidos en el huerto cuando más los necesitaba. Él sabe cómo nos sentimos cuando alguien que amamos destruye su propia vida, nos roba, nos traiciona, y se quita la vida. Eso fue lo que pasó con Judas. Jesús lo amaba y le servía. Jesús sabe lo que significa ser soltero y estar solo. En este relato estaba en la quiebra y sin techo; iba rumbo a la cruz. De manera que ¿no les parece maravilloso que Jesús no es como los demás tipos religiosos que llevan una vida cómoda y nos dan principios que ni ellos mismos han vivido ni llevado a la práctica? Jesús no es así. ¿No les encanta Jesús?

Por eso cuando dice, “No temáis”, entendemos: “Jesús, no solo me estás dando algo que hacer. Tratas de guiarme a una vida nueva que me hace bien, porque me amas”. Así es nuestro Jesús.

¿Dónde está su tesoro?

Entonces Jesús cambia de dirección, y nunca me hubiera imaginado que lo haría. Como les dije, he leído muchísimos libros sobre la adrenalina, el estrés, la ansiedad; los aspectos psicológicos, sociales, filosóficos, biológicos y teológicos del temor y la ansiedad, y ninguno de ellos dice lo que Jesús está a punto de decir aquí. Jesús cambia de dirección completamente. Todo libro que he leído habla de poner atención a uno mismo, conocerse uno mismo, amarse uno mismo, cuidarse uno mismo. ¿Y saben qué? Hasta cierto punto tenemos que ser buenos administradores de nuestros cuerpos y de nuestra vida.

Pero lo que hace Jesús es desviar nuestro enfoque fuera de nosotros mismos. Nos dice, “¿Saben cuál es su problema? Si lo único que hacen es pensar en sí mismos, el resultado inequívoco será el temor y la ansiedad. Pero si empiezan a pensar en su Padre Celestial y en los necesitados, eso transformará por completo su manera de encarar la vida”. En parte el problema se debe a que si nos adoramos a nosotros mismos, al aprender a adorarnos más lo único que hacemos es causar más temor y ansiedad. A eso se refería Lutero cuando dijo que pecar es básicamente cuando uno mismo se ataca. Pero el arrepentimiento es cuando uno pone a Dios y a los demás primero.

Por eso, la tercera pregunta que hace Jesús es: “¿Dónde está su tesoro? Su dinero, sus posesiones” ¿Está bromeando? Jesús señala nuestras posesiones. Nos pide nuestras posesiones. ¿Está bromeando? “¡Jesús, estoy perdiendo los estribos!”. “Sí, pero qué hay de tu carro? ¿Qué hay de tu casa? ¿Qué hay de tu trabajo? ¿Qué hay de tus tarjetas de crédito? ¿Qué hay de tus ofrendas? ¿Qué hay de los pobres?”. “Jesús, ¿qué relación tiene mi estrés con mis posesiones? ¿Se trata de otro sermón donde vienes a quitarme mis posesiones?”. Jesús dice, “No estoy tratando de despojarte de tus posesiones. Estoy tratando de quitarte el estrés. Y en la mayoría de los casos, las posesiones de muchos de Uds. los tienen estresados”. Lo que dice es algo inesperado.

Pero esto es lo que está diciendo, se los explicaré. Lucas 12:23, “La vida es más que la comida”. ¿En serio? ¿Cuántos de Uds. piensan que la comida es muy importante? Aquí Jesús no nos está diciendo, “No comáis”. Personalmente les recomiendo que coman. Es clave para ver el futuro. Mejor dicho, coman tranquilamente. No, lo que está diciendo es que la comida puede convertirse en algo que consume todo nuestro tiempo, y en la época que Jesús estaba enseñando la gente tenía comida suficiente solo para un día. Para nosotros el problema es distinto. A ellos les preocupaba morirse de hambre. A nosotros nos preocupa la obesidad. No tenían suficiente que comer. Nosotros comemos demasiado. Dicen que ahora la tercera parte de los estadounidenses son obesos, y en los próximos diez años esa cifra aumentará al 42%.

¿Pero saben qué es eso? Es lo que el apóstol Pablo dice en otra parte que nuestro estómago se convierte en nuestro Dios. Nuestro estómago se convierte en nuestro Dios. Cuando estamos contentos nos galardonamos con comida. Cuando estamos estresados nos consolamos con comida. Tenemos una relación con la comida que se parece más a la relación que deberíamos tener con Dios. “Estoy estresado. Necesito consolarme. El Espíritu Santo es el Consolador. No me importa. ¿Qué hay en la nevera? No me acercaré a Dios, veré qué hay en la nevera”. Cuántos de Uds. hacen esto—es algo que le pregunto todos los días a mi esposa— ¿Qué hay para la comida? Porque me gusta pensarlo todo el día y prepararme, en caso de que no me guste para tener otra alternativa. La comida es un indicador de cómo vamos con nuestros temores y ansiedades. ¿Cuánto tiempo se la pasan pensando en su comida, en prepararla, consumirla? ¿Es malo disfrutar la comida? No, Dios es bueno. Da buenas dádivas. ¿Pero será que esperamos que la comida haga algo por nosotros que solo podemos recibir de Jesús?

“La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido”. ¿Está bromeando? Parece algo que diría un hippy. ¿No es cierto? Mejor dicho, honestamente. “Todos sabemos que la vida no consiste en lo que vestimos”. “¿En serio? Ud. con su toga…¿en serio?”. ¿Para cuántos de Uds. la vida gira en torno a lo que visten? Tienen que ponerse la ropa apropiada. Y solo las visten un ratico porque después salen con otra ropa nueva más apropiada. Siguen cambiado la ropa apropiada. La industria de la moda se basa en ese concepto: “Está de moda. Ahora no está de moda”. Tienen que salir de compras otra vez. Tienen que estar al día con las tendencias de la moda. ¿Será que temen lo que piensa la gente?”. “Sí, es cierto; por eso voy y compro ropa”. Y ahora está endeudado. ¿No teme estar endeudado? “¡Sí, me da miedo endeudarme! Temo no lucir lo mejor posible, ¡y temo tener que pagar la cuenta!”.

¿Es pecado vestirse? No. Menos mal que hoy se vistieron. Personalmente se los agradezco. [Se ríe la congregación] ¿Pero cuánto tiempo invertimos en dar una falsa impresión a la gente? Queremos vernos competentes, como si todo está bien. Queremos dar la impresión de que todo está bajo control, pero es mentira. “Hola, cómo está”. “Bien, gracias”. “Pues se ve lo más de bien”. “No, en realidad me estoy volviendo loco, y esperaba que viera mis jeans y no mi cara”. [Se ríe la congregación]

Los cuervos y los lirios

“Considerad los cuervos”, ¿qué es esto? Nunca leí tal cosa en un libro sobre el estrés. Capítulo 4, “Pajarracos”. ¿Cómo? Los cuervos son unos pajarracos, ¿no es cierto? Pues nunca más lo serán. Son repugnantes Son sucios. El pastor Bill lo dijo. Más temprano estábamos hablando. Dijo los cuervos están en la lista de animales inmundos y asquerosos. Son asquerosos. Lo son. Lo son. Nadie tiene cuervos mascotas. [Se ríe la congregación] Está bien, al menos Uds. no, pero si los tienen, marquen el 911. Están profundamente perturbados. Si vienen los cuervos, ¿qué hacen? Son pájaros carroñeros. Se roban las cosas. Son horribles. Detesto los cuervos. Es cierto. [Se ríe la congregación]

Jesús dice, “Considerad los cuervos”, y pensamos, “Mm, está bien. ¿Qué debemos considerar?”. “Que ni siembran, ni siegan”. ¿Sabían que los cuervos no son agricultores? No tienen cosechadoras. ¿Cierto que no? No están tratando de averiguar cómo transportar los alimentos al supermercado de los cuervos. “No tienen despensa, ni granero, y Dios…”. ¿Dios qué? “Los alimenta”. Son inmundos, asquerosos, viles; sin embargo, Él les da de comer. Ni siquiera me gustan, y Dios los alimenta. El punto es este: Algunos de Uds. se sentirán como cuervos. “Soy sucio, asqueroso y vil”, pero ¿saben qué? Dios los ama y los alimenta. Y si Dios alimenta un cuervo, un pajarraco asqueroso, sin duda nos ama más que a esos pájaros inmundos porque a diferencia de ellos somos portadores de Su imagen. Por lo tanto está dispuesto y feliz de poder ayudarnos.

“¿No valéis vosotros mucho más que las aves? ¿Y quién de vosotros podrá con afanarse añadir [una hora a su vida]? Pues si no podéis ni aun lo que es menos, ¿por qué os afanáis por lo demás?”. Esto es lo que está diciendo: Hay cosas que simplemente están fuera de nuestro control. Ahora… Miren, aquí creemos en la soberanía de Dios, que Dios reina y gobierna, y cuando perdemos los estribos nos portamos como herejes. Por eso hago lo siguiente. Ojalá fuera soberano, pero el apelativo que le pongo es ser organizado. Sin embargo, el significado que le doy es la soberanía; ojalá supiera el futuro y pudiera prepararme para poder controlarlo. Pero invariablemente las cosas no siempre resultan como esperábamos.

Lo que está diciendo es: “Hay muchas cosas que están fuera de nuestro control, más de lo que podamos imaginar”. No nos dice que seamos “irresponsables”; dice que seamos “razonables”. Si están tratando de vaticinar el futuro y controlarlo, están tratando de ser Dios. No es pecado prepararnos y anticipar el futuro como buenos administradores. Pero si tratamos de controlarlo, y nos sentimos temerosos y ansiosos por eso, asumimos una posición reservada solo para Dios, y eso no nos conviene.

¿De qué se preocupan que en realidad está en manos de Dios? Han hecho todo lo posible. ¿Tienen cáncer? Han hecho todo lo que su doctor les dijo. Es todo lo que pueden hacer. De acuerdo, han solicitado empleo en un millón de lugares, están haciendo todo lo que pueden. Han hecho todo lo que pueden. ¿Han tratado de reconciliarse con su cónyuge; la han perdonado, han orado, han tomado todas las medidas para reconciliarse? Si es así, han hecho todo lo posible. Es una situación difícil. ¿Sí, o no? Si está fuera de su control, no tengan miedo. “Está fuera de su control, no tengan miedo. Tengan fe”.

“Considerad los lirios”. ¿Qué? En serio, parece que fuera un profesor de un instituto de formación profesional que fuma mucho…¿no es cierto? “Considerad los lirios… Oh, me encanta el curso de iniciación de Filosofía. Sí, los lirios”. Y lo dijo un obrero de la construcción llamado Jesús. Creo que pretendía despistarnos con eso. Considerar los lirios es algo que nunca he hecho. Nunca le he dedicado un día entero a contemplar los lirios. Caballeros, no levanten la mano, pero ¿cuántos de Uds. han dedicado un día entero a la contemplación de los lirios? Dicen, “Hoy meditaré en los lirios. Observaré los lirios y le pediré al Espíritu Santo que me revele profundas verdades espirituales de los lirios”. ¿Está bien?

Repito, esto suena raro. ¿Cuántos de Uds. no esperaban oír eso? Temor. Ansiedad. Lirios…¿qué? [Se ríe la congregación] ¡O los cuervos! Cualquiera de los dos; lo que funcione para Uds. Un pajarraco; una linda flor. ¿De qué está hablando? “Considerad…”. “De acuerdo, Jesús. Tú eres Dios”.

“Cómo crecen; no trabajan ni hilan”. Los lirios no hacen desfiles de modas. No tienen centros comerciales. Los lirios no tienen programas sobre lo que uno no debe vestir. Sin embargo, los lirios se ven espectaculares. Mejor dicho, los lirios se ven bien. ¿A cuántos les gusta la primavera? Brotan las flores y pensamos, “Es asombroso. Gracias, Dios. Qué bien”. Y los lirios no se preocupan por ello. Mejor dicho, “¿Este pétalo hace que mi trasero se vea más grande?”. No se desesperan por eso, ¿saben? Me lo acabo de inventar. [Se ríe la congregación]

“No trabajan, ni hilan; mas os digo, que ni aun Salomón”, este hombre rico y sabio, “con toda su gloria se vistió como uno de ellos”. Eso es asombroso. “Y si así viste Dios la hierba que hoy está en el campo y mañana es echada al horno, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe?”. Miren su Padre es un buen Padre, Él los cuidará. No busquen lo que han de comer, o beber, como: el café, un buen café; el vino, vino bueno; la cerveza, la microcerveza; el agua, agua embotellada, agua filtrada, agua filtrada tres veces con un filtro de carbón vegetal. [Se ríe la congregación] ¿Por qué? “Porque me da cáncer y me muero”.

“Ni estéis en ansiosa inquietud. Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas”. ¿Acaso son malas? No. Su Padre sabe que necesitan cosas como ropa, comida y bebida. No es pecado tener estas cosas y disfrutarlas. Pero es pecado dejar que esas cosas dominen su vida, a tal grado que producen temor y ansiedad.

“Mas buscad el reino de Dios”, es un reino eterno; “y todas estas cosas os serán añadidas”. Son bendiciones, beneficios y bonos. “No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino”.

Esto es fantástico. “¡No temáis!”. “¿Por qué, si soy un rebaño pequeño?”. ¿Cuántos de Uds. al oír las palabras “no temáis” piensan en unos corderitos? Mejor dicho, el grupo que más razón tiene de estar horrorizado es el de los corderos. Nadie le tiene miedo a un cordero. Nunca ha habido una película de terror donde el monstruo es un cordero. En el noticiero siempre son los pumas, los osos, que andan por ahí sueltos, pero si dicen: “Una oveja anda suelta”, todos piensan, “genial, espero que venga a mi casa. Me gustaría acariciarla”. Mejor dicho, nadie le tiene miedo a un corderito. Un corderito, ¿cierto? Si tiene un rebaño entero de corderitos, pensará: “Qué ridículo, es como un anuncio de bolas de algodón. Es fabuloso”.

Entonces pensamos, “Está bien, así que Dios nos considera corderitos”, y después dice, “¡No temáis!”, y pensamos… “¿Cómo así?”, porque después dice ¿qué? ¿Qué dice? “porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino”. “¡Oh, está bromeando!”. No está diciendo que no hay nada que temer. No está diciendo que son fuertes y que les irá bien. Lo que está diciendo es que tienen un Padre que los ama y que casualmente es un Rey. Que les irá bien.

Por lo general cuando la Biblia dice, “No temáis”, después nos dice quién es Dios. Porque nuestra teología se convierte en biografía, y culmina en doxología; es decir: El concepto que tenemos de Dios cambia cómo vivimos y por qué le adoramos. Me encanta que Jesús es honesto. “La vida da miedo. No sobrevivirán a menos que estén con su Padre. Entonces estarán bien”. De repente mi enfoque cambia de mis temores, al Padre. “Oh, mi Padre es mucho más grande que mis enemigos. Me ama, me cuidará; es generoso y bueno”. Vaya, eso hace una gran diferencia, ¿no es cierto?

Den lo mejor que pueden dar

Entonces decimos, “Está bien, lo creo. Creo que Dios es un Padre amoroso, que quita mi pecado, que me adopta a su familia por medio de la muerte, la sepultura, y la resurrección de mi hermano mayor, Jesús. Creo que Dios es mi Padre, que mi Padre Celestial es un Rey, que tiene un reino perfecto, que es un Dador generoso y quiere cuidarme mucho. Lo creo”. Ya veremos. Otra vez Jesús nos sorprenderá con algo completamente inesperado. Jesús es el maestro más imprevisible en la historia del mundo. La fe es una convicción interna que lleva a una acción externa. Lo que creemos resulta en lo que hacemos. Por lo tanto si está de acuerdo y dice, “Estoy de acuerdo con eso: El Padre conquista el temor. ¡Ese es el asunto!”, dice lo siguiente. Veamos.

“Vended lo que poseéis” versículo 33, “ y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye. Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”.

Nuestra vida sigue nuestro dinero. ¿A dónde va nuestro dinero? Lo más probable es que su dinero lo usa para calmar sus temores. Quiere seguridad, y se lo gasta en una casa. Quiere comodidad, y se lo gasta en entretenimiento. Quiere prestigio, y se lo gasta en las posesiones. Quiere la aprobación de la gente, y se lo gasta en ropa. Quiere amigos, y se lo gasta en regalos. Dios nos ha pillado. Nos ha pillado a todos, porque a todos nos ama.

Así que Dios está diciendo, “Den. Si de veras creen que el Padre es un Rey generoso, den. Den lo mejor que pueden dar”. Es lo que llamamos las primicias. No den lo peor. Algunos de Uds. dirán, “Me parece genial ese versículo. ‘Vendan sus posesiones, den a los necesitados’. Tengo unos cachivaches por ahí que quisiera botar. Es buena idea. Puede que signifique venta de garaje en griego”. No regalen basura. No den basura a los necesitados y a los pobres. Den cosas buenas. Tomen algo que quieren, y regálenlo. Tomen algo que les ha costado mucho trabajo, y regálenlo. Tomen algo que tiene mucho significado para Uds., y regálenlo. Tomen algo que les duele deshacerse de él, y regálenlo.

Busquen a algún necesitado. No de forma condescendiente, sino objetivamente. Porque lo que puede ocurrir es que solo pensamos en la gente que está en mejores circunstancias que nosotros y nos da miedo no conseguir lo que ellos tienen. Tendemos a no fijarnos en la gente más necesitada que nosotros, y pensamos, “Me ha ido muy bien y necesito ser generoso”. Por lo tanto, no regalen basura. Den cosas buenas.

Porque de tal manera amó Dios al mundo que hizo ¿qué? “Nos dio a su Hijo”, su Hijo unigénito. El don que el Padre nos da es la vida, muerte, sepultura, resurrección, la justicia, la salvación; la ciudadanía celestial de Jesucristo, la segunda Persona de la Trinidad, el Hijo de Dios. Dios dio porque nos amó, y nos dio lo mejor que tenía. Debemos dar lo mejor que tenemos. Debemos dar lo mejor que tenemos. Y al dar lo mejor que tenemos, Dios no nos quita las cosas, nos quita el estrés. Nos quita el estrés. Es un gozo inmenso dar. Es un gozo inmenso ser generoso. Empieza a reorientar nuestras mentes, nuestros corazones, nuestras vidas, y nuestros ojos fuera de nosotros mismos. Nos permite conocer al Padre. Nos permite amar a los demás.

Acerca de nuestras posesiones, Jesús aquí nos dice, “En realidad el problema que tienen radica en sus corazones. Y no podrán lidiar con el problema en sus corazones suficientemente hasta que traten el problema de su tesoro, porque a fin de cuentas sus corazones siguen su tesoro. Por lo tanto, no traten de convertir esto en otro principio psicológico para la buena salud, la purificación, y la transformación. Considérenlo más bien un principio financiero de dar generosamente”. Algunos de Uds. dirán, “¡Lo sabía! ¡Sabía que el pastor de la megaiglesia trataría de sacarme el dinero! ¡Lo sabía!”. No teman. [Se ríe la congregación] No teman. A Dios no le interesa despojarlos de sus cosas. Quiere quitarles el estrés, porque en gran parte su estrés tiene que ver con sus posesiones, y al dar, lo que están haciendo es darle su estrés a Él. Dan sus cosas a los demás.

Permítanme cerrar con esto acerca de su Padre Celestial. Algunas cosas: Luchamos contra el temor conociendo al Padre. ¿Amén? Su Padre es un Rey rico y generoso. El reino de su Padre no tiene nada que temer. No falta nada, no hay ladrones, no hay decadencia. La transmisión no dejará de funcionar en el reino de Dios. Su Padre ha demostrado que es fiel. Da de comer a los pajarracos, y viste las florecillas. Por lo tanto cuidará de Uds. Su Padre les pide que sean generosos como un acto de fe. ¿Por qué? Porque una de las formas en que el Padre alimenta y vista a los demás es por medio de sus hijos e hijas.

Estamos en esta maravillosa temporada. ¡Es fabulosa! ¡Todos están en la quiebra! ¡Todos están sin nada! ¡Todos han perdido los estribos! ¡Qué gran oportunidad! Acabamos de tener una elección, y la idea principal de una elección es ¡asustar a todo el mundo, y horrorizarlos! Votarán por el que más los asusta para que los salve del infierno. El infierno como ellos lo definen. No el infierno real, sino el que ellos nos pintan para causarnos temor. Entonces todo el mundo sale a votar, y todos votan: ¡No más impuestos! ¡No más programas! ¡Reduzcan el tamaño del gobierno! ¡No podemos hacer nada por nadie! ¡Que se las arreglen ellos mismos! ¡Sí, sí, ¡perfecto! ¡Por fin somos apreciados! Aquí hay una oportunidad cuando los votantes dicen que “no”. Y el gobierno dice, “No”, y la iglesia dice que “sí”. “Sí”.

Algunos de Uds. dirán, “No tengo mucho dinero”. Pero tienen muchas cosas. Pues tengan menos cosas. Regalen las cosas. Regalen algunas cosas. Vendan algunas cosas. Regalen el dinero. Sean generosos. Escojan a alguien necesitado, no solo a los pobres sin nombre y anónimos. Alguien que conozcan. Una madre soltera, desempleada; un padre sin trabajo. Regálenlo. Vean lo que le pasa a su corazón. Vean lo que le pasa a su corazón. Vean lo que les pasa a sus temores. Vean lo que le pasa a su ansiedad. Oh, qué gran temporada es esta. Qué gran temporada es esta. El mundo está listo para recibir recibir una oportunidad, para que los hijos y las hijas de Dios den sencillamente.

Recolectaremos nuestra ofrenda en uno momento. Permítanme cerrar con algunas cosas: ¿Quiénes ofrendan en Mars Hill? Casi el 75% de las personas. De 10.000 personas, 7.500 dieron cualquier cosa este año, un dólar una vez, o donaron regularmente. Además, la persona promedio dio $1.800 al año. El diácono promedio da tres veces más que eso. El anciano promedio da cinco veces más que eso, lo cual es asombroso. Porque donde está vuestro tesoro, ahí está vuestro corazón, y los corazones de sus pastores son los que más dan! ¡Sí, alabado sea Dios por eso!

¿Cuánto regalamos? Hasta ahora este año, $2.2 millones de dólares regalados. Es asombroso, alabado sea Dios. Pero queremos dar más. Ustedes también dan por separado para ayudar a los pobres. Recogeremos nuestra ofrenda como iglesia y después se irán. Verán a quién le van a regalar algunas cosas, a quién le van a vender algo para regalar ese dinero a alguien. ¡Sí, recojamos nuestra ofrenda ahora! ¡Sí, recojamos nuestra ofrenda ahora! De acuerdo, voy a orar. Recogeremos nuestra ofrenda. Deberían estar entusiasmados.

Dios Padre, gracias porque eres un Papá que ama sus hijos. Gracias porque alimentas a los pajarracos. Gracias porque vistes a las flores sencillas. Gracias porque en tu reino no falta nada. Gracias por darnos tu Hijo. Gracias porque nos das cosas buenas. Gracias por darnos vida eterna. Gracias por darnos la verdad. Gracias por darnos el Espíritu Santo. Gracias relacionarnos unos con otros. Gracias porque el mundo tal cual es llegará a su fin y no tendremos nada que temer. Hasta entonces, por favor enséñanos, como rebaño pequeño, a no temer. Porque ha placido a nuestro Padre darnos el reino. Dios, gracias porque no quieres quitarnos las cosas, sino el estrés. Te lo damos, en el nombre de Jesús. Amén.

[Fin del Audio]

Nota: Esta transcripción ha sido editada.