Lucas 22:47–53 (LBLA)
47 Mientras todavía estaba El hablando, he aquí, llegó una multitud, y el que se llamaba Judas, uno de los doce, iba delante de ellos, y se acercó a Jesús para besarle.
48 Pero Jesús le dijo: Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre?
49 Y cuando los que rodeaban a Jesús vieron lo que iba a suceder, dijeron: Señor, ¿heriremos a espada?
50 Y uno de ellos hirió al siervo del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha.
51 Respondiendo Jesús, dijo: ¡Deteneos! Basta de esto. Y tocando la oreja al siervo, lo sanó.
52 Entonces Jesús dijo a los principales sacerdotes, a los oficiales del templo y a los ancianos que habían venido contra El: ¿Habéis salido con espadas y garrotes como contra un ladrón?
53 Cuando estaba con vosotros cada día en el templo, no me echasteis mano; pero esta hora y el poder de las tinieblas son vuestros.
Pastor Jamie:
¿Cómo estamos, Mars Hill? Bien, bien, bien. Soy el pastor Jamie. Este es el pastor Dave Bruskas, el pastor Scott Thomas, y hoy es un gran día. Es un día maravilloso. Hoy celebramos el 15 aniversario de la Iglesia Mars Hill. [Aplaude la congregación] Estamos tan agradecidos con Jesús por la obra que ha hecho hasta ahora, y esperamos con anticipación los próximos 15 años y todo lo que Dios está haciendo en Mars Hill.
Hoy tenemos unos invitados muy especiales, así que si el Pastor Mark y Grace pueden pasar aquí a la plataforma con su grupo que cariñosamente llaman los Fab Five. [Aplaude la congregación] Este es el pastor Mark y Grace y su asombrosa familia: Ashley, Zac, Calvin, Alexie, y Gideon. Bienvenidos.
La construcción de una iglesia comprende muchas cosas. Muchas cosas deben suceder para construir una iglesia, y hemos visto un movimiento de Dios en los últimos 15 años. Sin embargo, nada es más importante que la predicación de la Palabra de Dios. Eso es lo que hacemos. Si pudiéramos hacer una sola cosa en Mars Hill, nos pondríamos de pie, y predicaríamos la Palabra, y el Pastor Mark ha dedicado toda su vida a hacer eso. Ha sido fiel estos últimos 15 años, predicando semana tras semana. Quiero leerles un versículo bien rápido. 1 Timoteo 5:17 dice: « Los ancianos que gobiernan bien, sean considerados dignos de doble honor, principalmente los que trabajan en la predicación y la enseñanza». Ese es el llamado en la vida del pastor Mark. Es su pasión. Es lo que ama. Y queremos honrarlo hoy por su fidelidad al predicar la Palabra estos 15 años, y queremos darle las gracias. [Aplaude la congregación]
Gracias amigo.
Al formar parte de Mars Hill, puede que vengan a los cultos cada domingo. Algunos de ustedes llevan mucho tiempo aquí. Algunos son nuevos. Quiero darles un poco de perspectiva. En los últimos años, desde que empezamos a colocar los sermones de Mark en línea, 30 millones de sermones han sido bajados. 30 millones de sermones. Dios se ha valido de ti para hablar y predicar a 30 millones de personas que han escuchado. Es mucha predicación y enseñanza, y estamos emocionados y agradecidos por eso.
Como iglesia lo disfrutamos cada semana. Tenemos el privilegio de crecer en Jesús, y de ser desafiados. A veces nos gritas. Nos cuentas muchos chistes. Es divertido. Pero Dios nos ha moldeado. Quiero darte las gracias personalmente. Sin tus predicaciones no hubiera conocido a Jesús. Me mudé de Montana. Vine a Mars Hill. Estabas predicando en el libro de Romanos, y ahí fue donde conocí a Jesús. Vi su gracia y mi pecado por primera vez. Así que de parte del mundo, de 30 millones de personas, de parte de nuestra iglesia, de parte de mi familia, quiero darte las gracias personalmente. [Aplaude la congregación] Aquí le paso el micrófono al Pastor Dave.
Pastor Dave:
Hoy queremos reconocer al pastor Mark y su familia por su servicio a Mars Hill, tanto los Ancianos Ejecutivos y la Junta Directiva. Pastor Mark, Pablo dijo a los corintios que ellos eran su carta de recomendación; que sus vidas transformadas son evidencia que la gracia de Dios obraba en y por medio de él. Así que quisimos tomar una foto de todos juntos, y no alcanzamos a hacerlo, pero esto es lo que más se le asemeja. Voy a pedirle al pastor Scott que lo sostenga para que puedan verlo, fue en Qwest.
Es asombroso.
Queríamos darte la foto. [Aplaude la congregación] Te queremos muchísimo, y Jesús te ha utilizado profundamente y la predicación de la Palabra para cambiar nuestras vidas.
También queremos darles gracias a Grace y a los niños hoy por su sacrificio y servicio a la Iglesia Mars Hill. Los amamos. [Aplaude la congregación] También, 15 años de mucho sacrificio y servicio que han hecho muchas veces detrás de bastidores sin que alguien lo supiera, pero ha transformado vidas. Los amamos. Los apreciamos. Quizás sabían que estamos sembrando una iglesia en el sur de California, y el pastor Mark tendrá que viajar allá algunas veces, y queremos que ustedes vayan con él. Y no solo queremos que lo acompañen, queremos que vayan a Disneylandia mientras están allá. Así que conseguimos boletos de temporada para Disneylandia, para que puedan disfrutarlo juntos. [Aplaude la congregación]
¿Qué piensas, Lexie? ¿Sabes lo que eso significa? ¿Saben qué son los boletos de temporada? O sea que pueden ir a Disneylandia cuando quieran. [Se ríe la congregación]
O sea, ahora mismo. ¿Por qué no, eh? Los queremos muchísimo, y vamos a pedirle al pastor Scott que dé gracias al Señor por su ministerio y que pida bendición para ustedes en el futuro. Gracias.
Pastor Scott:
Padre, estamos tan bendecidos por esta familia, por cada uno de ellos. Por el pastor Mark, Grace, y su dedicación y visión de sembrar esta iglesia, y también por estos niños, los Fab Five. En efecto son fabulosos y queremos alabarte por ellos y su familia, por cada uno de ellos y sus vidas, por el sacrificio que invirtieron. Pero su sacrificio sigue postrado ante Aquel que se sacrificó más que todos: Jesucristo. El que nos amó más de lo que nos amábamos nosotros mismos. «Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos». Te alabamos por Jesucristo, porque ellos le siguen; al que fue crucificado. Pedimos una bendición especial para esta familia. Te alabamos por ellos. Pedimos que los honres, que los sostengas, que los fortalezcas, que los guardes, y que mantengas el gozo de Jesucristo en sus corazones y en sus vidas para la gloria de Dios. Pedimos una bendición especial ahora por esta gran familia. En el nombre de Jesús. Amén. [Aplaude la congregación]
Pastor Mark:
Gracias a todos ustedes. Gracias, hermano. Gracias, pastor Dave. Muy bien, te amo también. Gracias hermano. Es un gran momento en la Iglesia Mars Hill. Los que son nuevos puede que ya escucharon esta historia. Empezamos un pequeño estudio bíblico hace 15 años y Dios nos ha prodigado mucha gracia, y las cosas se mueven a un paso acelerado. De hecho, es la temporada más emprendedora, acelerada, y progresista, que hemos tenido en la historia de la iglesia.
Ya no cabemos en el edificio de la Iglesia en Bellevue y están en proceso de mudarse. Ya no cabemos en el edificio de la Iglesia en Albuquerque, y están en proceso de mudarse. Ya no cabíamos en el edificio de la iglesia en Shoreline, y acaban de mudarse a un lugar más grande, y de paso también sembramos la Iglesia Everett. Estamos preparando el lanzamiento de la campaña Real Marriage a principios de enero: una los domingos, iglesias en tres estados, o sea, Rainier Valley, Washington; Portland, Oregón; y Orange County, California.
Dios sigue trayendo gente, sigue favoreciéndonos, sigue dando oportunidad. Y para serles sincero, me ha hecho más humilde, me ha hecho pensar mucho, es muy emocionante, me infunde mucho ánimo, y a veces es muy agotador. Así que oren por nosotros y por nuestro futuro, y eso me lleva a un texto raro de cumpleaños si se puede, pero en Mars Hill siempre hemos hecho cosas raras.
Hoy tenemos un texto en el Evangelio de Lucas, en la providencia de Dios— Llevamos mucho tiempo en Lucas. Parece que la mayor parte de nuestra trayectoria de 15 años la hemos pasado en el Evangelio de Lucas. Hoy nos toca «Lucas 94», en Lucas 22:47–53, que habla de Jesús y Judas. Es una porción aleccionadora de las Escrituras que examina la vida de un hombre que no es famoso, sino más bien infame. Y creo que es una Palabra propicia para nosotros, porque muestra que necesitamos valernos de la gracia de Jesús. Necesitamos recibir lo que nos da y caminar con Él. Jesús ha dado tanto a ustedes, a mí, y a nosotros, y queremos aprovechar esta oportunidad para examinarnos y decir, «Gracias, Jesús, por todo lo que nos has dado. Permíteme administrarlo bien el resto de mi vida».
Hoy hablaremos de Judas. Al examinar las Escrituras, en el Nuevo Testamento encontramos ocho hombres distintos llamados Judas, y los otros siete están muy disgustados porque se llaman Judas. ¿Cómo te llamas? «Judas». Oh, ya sé quién eres. «No, soy el otro Judas». Bien, o sea, uno de los Judas es el más notorio de los ocho: Judas Iscariote. Es mencionado 20 veces en los cuatro evangelios. También es mencionado dos veces en Hechos.
En realidad no sabemos mucho de él. Parece que todos los discípulos, de los doce, venían de la región de Galilea, donde hay pescadores y agricultores; de la zona rural de donde era Jesús. Pero parece que Judas, hasta donde sabemos, era de otra área. No sabemos mucho de él. Sabemos que su padre se llama Simón.
Sabemos que su vida entera cambió cuando, después de orar toda la noche el Señor Jesús escogió a los doce discípulos, y sería el mentor personal de esas doce personas. Entonces, en esos días a menudo no asistían a un colegio sino que escogían un maestro, y sometían a la enseñanza de ese maestro, pero solo podían someterse a la enseñanza de ese maestro si lo escogían a uno en particular. O sea que ser escogido por Jesús, piénsenlo, de todas las personas del mundo Jesús decidió escoger a doce, y uno de ellos era un hombre llamado Judas Iscariote. Se convirtió en uno de los doce discípulos de Jesucristo.
En la lista de nombres de los doce que se menciona a lo largo del Nuevo Testamento muchas veces, su nombre siempre aparece al final de la lista porque acabó mal, por lo cual le dan un lugar deshonroso al final de la lista. Pedro siempre es el primero en la lista, porque era el líder humano.
Lo interesante es que estuvo casi tres años con Jesús. Como llevamos varios años en el Evangelio de Lucas, los que han estado con nosotros o se pusieron al día en línea, imagínense haber estado ahí en medio de todo lo que hemos mencionado, como testigos oculares. Es decir, cuando los muertos fueron resucitados, Judas estuvo ahí. Cuando Jesús predicaba y enseñaba, Judas estuvo ahí. Cuando los demonios fueron expulsados, y la gente fue sanada, Judas estuvo ahí. Judas se sentó a comer con Jesús durante esos tres años. Judas podía acercarse a Jesús cuando quería porque siempre viajaban juntos, para preguntarle lo que quería. ¿Alcanzan a captarlo?
Además, si Judas hubiese querido oración, le hubiera pedido a Jesús, y Jesús se hubiera detenido a orar por él. Es extraordinario ver la oportunidad que tenía en la gracia de Dios. Jesús le amaba, y Jesús le servía, y Jesús lo entrenó, y Jesús le enseñó, y en una ocasión, leemos que Jesús hasta le lavó los pies, humildemente, asumió la postura de un esclavo, se inclinó y sirvió a Judas. Este hombre tuvo una oportunidad extraordinaria.
También leemos en los evangelios que ocupaba un cargo financiero con el equipo. Era básicamente el tesorero. Era el Gerente de Finanzas. Era el Censor Jurado de Cuentas. Era el Contable. Supervisaba los recursos del ministerio. Así como nuestra iglesia recibe recursos, dinero, instalaciones, capital, en esos días también adquirían recursos. Había contribuciones económicas. Generaban dinero. Y la Biblia dice que Judas era el que guardaba el dinero. Era el encargado de la contabilidad y la mayordomía de los recursos.
Era el hombre de negocios, pero también era un ladrón. La Biblia dice por ahí en Juan 12 que acostumbraba robar dinero que pertenecía al ministerio de Jesús. Era un interesado; no era generoso. No le importaba dar generosamente a la causa del evangelio, y a las buenas nuevas de Jesús. Al contrario, solo quería lucrarse a sí mismo.
Es una oportunidad asombrosa para preguntarnos, ¿Soy un interesado, o soy generoso? ¿Me acerco al ministerio de Jesús, o sea, a iglesias como Mars Hill, como una oportunidad para cuidarme a mí mismo, o como una oportunidad de dar, para que otros lleguen a conocer a Jesús? Judas era un interesado, no era generoso, y secretamente se robaba el dinero que a fin de cuentas pertenecía al ministerio de Jesús.
Sería como el contador de la iglesia, o el gerente financiero de la iglesia, o un pastor líder que se robaba el dinero, cargaba la tarjeta de crédito de la iglesia con gastos sacando partido de su cargo, alterando los libros de contabilidad para robarse las ganancias. Mejor dicho, sería como robarse algo de la iglesia, como los que se roban cosas de la iglesia, lo cual ocurre, trágicamente. Judas era así.
Pero lo interesante es que aparentaba ser muy generoso, y parecía que cuidaba a los pobres, porque en Juan 12 en una ocasión entra una mujer pecadora, arrepentida de su pecado, y esforzándose por pedir perdón y demostrar la profundidad de su arrepentimiento, unge los pies de Jesús con un perfume muy costoso. Y Judas, sin acercarse dice, «Oh, eso vale mucho dinero. Deberíamos regalarlo a los pobres. Deberíamos tomar los recursos y trasladarnos». Oh, Judas, tienes un gran compromiso cívico. La Biblia dice, en efecto, que quería vender ese perfume para guardarse la plata, y en vez de darla a los pobres metérsela al bolsillo. Era ladrón.
Sin embargo, Jesús lo amaba; Jesús le servía. Y la Biblia predijo al menos dos veces en el Antiguo Testamento los eventos en torno a la vida y muerte de Judas. En el Salmo 41:9, que fue escrito 1 000 años antes del nacimiento de Jesús: «Aun mi íntimo amigo en quien yo confiaba, el que de mi pan comía, contra mí ha levantado el calcañar». Jesús cita este versículo en Juan 13:18, estando con sus discípulos. Los mira y les dice, «Esa profecía en el Salmo 41:9 se cumplirá en uno de ustedes. Levantarán contra mi el calcañar». En esa cultura era un acto de deshonra. Hoy en día sería como mostrar el dedo. Y Jesús mira a sus discípulos y dice, «Uno de ustedes me hará eso a mí».
También hay una profecía en Zacarías que predice la muerte de Judas 700 años antes del nacimiento de Jesús, porque Dios conoce el futuro. Zacarías 11:13, dice que Jesús al final sería traicionado por ¿cuántas piezas de plata? Treinta. No veintinueve, no treinta y uno. Toda la Escritura es inspirada por Dios y perfecta, y la profecía fue dada con 700 años de anticipo que Jesús vendría, que la Segunda Persona de la Trinidad entraría a la historia, de la humanidad y que sería traicionado por un amigo íntimo, y que la recompensa exacta sobre Su cabeza sería 30 piezas de plata, lo que equivalía a unos doscientos dólares. Judas sí traicionó a Jesús, y sí lo entregó a las autoridades para ser asesinado y muerto por crucifixión y ejecución; y sí le pagaron 30 piezas de plata. Es lo que las Escrituras documentan históricamente.
Hoy veremos a Judas por última vez en el Evangelio de Lucas. Llevamos más de dos años en Lucas. Este es el sermón número 94. Acabaremos al llegar a 100. Nos acercamos al final, y en todo el recorrido Judas ha estado al centro de la trama de la vida de Jesús. A veces estuvo en la vanguardia, donde es nombrado y mencionado; y a veces ha estado al fondo, siguiendo a Jesús como parte de las multitudes; pero siempre ha estado ahí, y es la última vez que veremos a Judas en todo el Evangelio de Lucas.
Aquí lo encontramos comenzando en Lucas 22:47. «Mientras él aún hablaba», o sea Jesús, «se presentó una multitud; y el que se llamaba Judas uno de los doce, iba delante de ellos; y se acercó hasta Jesús para besarle. Pero Jesús le dijo: Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre? Y cuando los que rodeaban a Jesús vieron lo que iba a suceder, dijeron, Señor: ¿heriremos a espada? Y uno de ellos hirió al siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha». Los otros evangelios dicen que fue Pedro, el impetuoso, quien lo hizo. Pedro siempre está listo, aun cuando no sabe lo que hace. Así es Pedro. «Respondiendo Jesús, dijo: ¡Deteneos! Basta de esto. Y tocando la oreja al siervo, lo sanó». Tienen que ver esto. Este hombre viene a arrestar y a asesinar a Jesús. Pedro le corta la oreja, y Jesús sana al que lo iba a asesinar. Eso nos revela mucho acerca de Jesús. «Entonces Jesús dijo a los principales sacerdotes, a los oficiales del templo y a los ancianos que habían venido contra Él: ¿Habéis salido con espadas y garrotes como contra un ladrón?». Les está diciendo, «¿Acaso vengo cargando armas?». «Cuando estaba con vosotros cada día en el templo, no me echasteis mano; pero esta hora y el poder de las tinieblas son vuestros».
Jesús se encuentra en el Huerto de Getsemaní. Es un lugar que la Biblia nos contó previamente donde solía apartarse a orar. Era Su lugar de silencio, donde podía estar a solas y orar, y los cristianos en general, y los pastores en particular, a menudo tienen un lugar de silencio donde pueden estar a solas y orar, y llevar un diario, y leer la Biblia, y estar a solas con el Señor. Aquí Jesús se encontraba con el Padre en el Huerto de Getsemaní, como era su costumbre.
Judas sabía donde estaría, porque Judas formaba parte del círculo íntimo de los doce. Es como un pastor que está orando mientras que uno de sus pastores asociados decide traicionarlo, y sabe exactamente dónde estará orando y lleva a Sus enemigos a aquel lugar. Mejor dicho, es un acto traicionero, trágico.
Y lo hace de noche. Jesús dice, «Oh, vienes de noche, cuando está oscuro. Estuve en los atrios del templo. He predicado y enseñado en foros públicos a la luz del día. Si querían arrestarme, ¿por qué no lo hicieron entonces? Oh, no soy culpable de nada». Pero en realidad esto no era un arresto. Es un asesinato. Lo hacen de noche cuando todos están acostados en casa, para que nadie lo vea. Y dice, «Esta es la hora de las tinieblas». Y lo que estaba diciendo es que la oscuridad que nos rodea no es tan oscura como la que llevamos dentro. Todo es tinieblas.
Judas viene y traiciona a Jesús con un beso. En esa cultura era común saludarse con un beso. Judas viene con los soldados bajo la oscuridad de la noche a un huerto oscuro con Jesús. Ahí habrían estado sus otros 11 discípulos, 12 hombres. Y los soldados le habrían preguntado a Judas, «¿Cómo sabremos cuál es Jesús? Estará oscuro y será difícil distinguirlo». Judas dice, «Esperen. Me le acercaré como un amigo, un amigo fingido, y lo besaré; y al que bese, ese es Jesús, a quien deben arrestar y ejecutar».
En esa cultura, repito, se saludaban con un beso. Era común. La Biblia dice en otra parte que los cristianos deben saludarse con un beso. El principio es un saludo afectuoso entre el pueblo de Dios, como una familia. Hoy en día, sería como un estrechón de manos o un abrazo; pero en esos días, era un beso.
En algunas culturas sigue siendo así, ¿correcto? Recuerdo la primera vez que conocí una familia así, creo que fue una familia hispana cuando empezaba Mars Hill. Creo que uno de sus niños se volvió cristiano. La familia se sintió tan emocionada que vinieron al culto y dijeron: «Oh, gracias pastor». La abuela vino a darme un beso. Trataba de evadirla o solo darle la mejilla, tratando de defenderme. Después vino la mamá y me dio un beso, y después el papá y el abuelo hacían fila, y me sobrecogí, y pensé, «No voy a darme de picos con toda la familia». Soy irlandés. Tengo problemas con la intimidad. No me gusta que la gente me toque, saben, mejor dicho, pero la familia entera tenía que besarlo a uno, sabe, y todo el tiempo pensaba, «Seré como un blanco en movimiento para que no me besen los labios». Hay familias así todavía, y culturas que aún son así, y algunas culturas de oriente siguen siendo así, y así eran las cosas en esos días, y así fue como Judas llegó a traicionar a Jesús.
¿Se imaginan cómo se debió haber sentido Jesús? «Aquí viene mi amigo. Le di de comer, le di albergue, lo amé, lo cuidé, le enseñé, invertí en él, lo soporté tres años». ¿Alguna vez han confiado en un ser querido en quién confiaban, y lo traicionaron? ¿Hiciste qué?
¿Se imaginan cómo se sentirían los discípulos en ese momento? Son un equipo. Están juntos. ¿Cierto? ¿Han estado en un equipo de deportes competitivos? ¿Han estado en una unidad militar de combate? ¿Han integrado una clase pequeña en un colegio que siguió unida por muchos años? ¿Han integrado un equipo de trabajo o un equipo ministerial con quien tuvieron intensas experiencias de vida, pasaron mucho tiempo juntos en el trascurso de los años, y después uno de ustedes hace algo impensable?
Seguramente los discípulos quedaron pasmados. «¿Judas? ¿Eres el que va a asesinar a Jesús? Eres uno de los nuestros. Pensé que todos éramos amigos. Pensé que todos pertenecíamos a Dios. Eres enemigo de Dios y de nosotros». Repito, es la última vez que vemos a Judas Iscariote en el Evangelio de Lucas.
Jesús fue arrestado. Jesús es sometido a una serie de tribunales ilegales porque es un asesinato. Todo esto ocurre de noche. Lo verán en los próximos días y en las próximas semanas al estudiarlo juntos, a Jesús lo azotan y lo golpean hasta quedar irreconocible. Lo crucifican y lo ejecutan. Lo entierran y a los tres días, resucita.
¿Cómo se siente Judas sobre lo que hizo al traicionar a Jesús? Lo trágico es que siente remordimiento, pero no arrepentimiento. Se siente mal, pero no cambia. Hay otro hombre casi en la misma porción de Lucas que también traiciona a Jesús. ¿Cómo se llamaba? Pedro. Negó a Jesús tres veces. Y dice que salió y lloró amargamente, que estaba destrozado, ¡que se sentía horrible por lo que había hecho!
Tan pronto supo que Jesús estaba vivo, después de la resurrección, dice la Biblia que Pedro corrió a la tumba vacía, buscando a Jesús. Fue el primero en caminar a la tumba vacía. Quería ver a Jesús. Quería mirarlo a los ojos. Quería decirle a Jesús que lo sentía, y quería pedirle perdón. Así es el arrepentimiento. Y Pedro cambió. No fue un hombre perfecto, pero fue un hombre cambiado.
Judas tuvo remordimiento, pero no arrepentimiento. Se sintió mal, pero nunca cambió. La Biblia dice que tuvo remordimiento, pero en vez de arrepentirse—y el arrepentimiento es cuando le decimos a las personas «lo siento», reconocemos lo que hicimos, y le contamos a Dios nuestra historia, reconociendo lo que hicimos—Él solo sintió remordimiento.
Bien, así son algunos de ustedes. Lloran y se sienten mal, y lamentan las consecuencias, pero no odian su pecado, y no lo presentan a Dios y a las personas que han ofendido, y eso les causa desánimo, depresión, desesperación. Puede culminar en suicidio, y trágicamente, eso fue exactamente lo que le pasó a Judas Iscariote.
Mateo lo documenta y en Hechos 1 señala que Judas, en vez de ir a Jesús, fue a un árbol. En vez de decir «lo siento», se hizo un dogal. En vez de corregir las cosas, puso fin a su vida. Se echó la soga al cuello, y tirándose de una rama, se colgó. Hechos lo documenta de otra manera, su cuerpo se cayó y todas sus entrañas se derramaron de su cuerpo, ese fue el fin de Judas Iscariote. Así es el remordimiento, no el arrepentimiento. No es suficiente sentirse mal. Hay que traer el pecado a Jesús, y cambiar por la gracia de Dios. Judas nunca lo hizo. Pedro sí; Judas no.
Después surge la pregunta, y seguramente algunos de ustedes pensarán, ¿Por qué ocurrió esto? ¿Por qué ocurrió esto? La Biblia dice en Juan 6 que Jesús miró a sus discípulos, al final de Juan 6, y les dijo, «Uno de ustedes es diablo». Jesús sabía desde el principio lo que había en el corazón de Judas.
También, y lo volveré a chequear, creo que es, sí, Lucas 22:3–6, justo antes de esto, que los discípulos están juntos comiendo, y dice que Judas abrió su corazón a Satanás. O sea que es un incrédulo que se abre a Satanás. Debemos ser llenos del Espíritu Santo. Si no somos llenos del Espíritu Santo, podríamos abrirnos como los no-creyentes a los espíritus impíos.
Vivimos en un mundo donde más o menos descontamos o negamos o hacemos caso omiso a Satanás y los demonios, y a lo malo, pero la Biblia no. La Biblia es sumamente clara. Existe Satanás, y existen los demonios. No solo existe el mal en el mundo, hay un mal personal detrás del mal en el mundo. No importa cuántas guerras peleemos, cuántos dólares gastemos, cuántas elecciones celebremos, cuántas cárceles construyamos, cuántos le cerrojos pongamos a nuestra casa, cuántas balas carguemos en la recámara, el pecado y la muerte continuarán. ¿Por qué? Porque Satanás y los demonios dan poder a los caídos, a los impíos, a los deseos de muerte de los pecadores impenitentes; y eso fue exactamente lo que le pasó a Judas.
Judas no fue víctima. Judas deseaba traicionar a Jesús, y Satanás vino y le dio poder a ese deseo. Es como un hombre que va en un barco y quiere avanzar hacia su destino, y en el barco lleva un mapa y un compás, y ha determinado remar duro y fuerte para llegar a su destino. Y es como si Satanás envió una fuerte brisa a su vela para ayudarle a llegar a donde quería más rápido, pero no significa que ese hombre sea víctima haber sido llevado por un camino que no debía tomar. Al contrario, sus deseos recibían poder del enemigo de Dios.
Es exactamente lo que dice Hechos 1:25. «Judas se apartó para irse a su propio lugar», o sea que Judas sabía exactamente lo que quería hacer, y Satanás quería ayudarle. Y permítanme decirles, Satanás no nos hace hacer cosas que no queremos hacer, nos da poder para hacer cosas que Dios no quiere que hagamos. Si queremos hacer esas cosas, nos estamos abriendo a nuestro enemigo.
No estoy diciendo que van a perder su salvación, si son cristianos. No estoy diciendo que serán poseídos por el demonio. No estoy diciendo eso en lo absoluto, pero sí estoy diciendo que nuestra naturaleza pecaminosa es necia, impía, con deseos de muerte. El mundo en que vivimos provee oportunidades para hacer el mal, y Satanás y los demonios les gustaría dar poder a esos malos deseos para hacer cosas de muerte en el mundo que Dios creó.
Si usted no es cristiano, es extremadamente susceptible no solo a ser influenciado, sino a dejarse llevar por completo porque no tiene autoridad sobre Satanás y los demonios, sin Jesucristo. Amigos, por eso es que hay personas que hacen cosas horrorosas, no solo en los días de Jesús, sino también en nuestros días. ¿Cómo pudieron hacer eso? ¿Qué pasó? Tenían un deseo impío en ellos, una oportunidad en el mundo, y tenían un enemigo que dio poder a ese deseo impío hacia la destrucción y la muerte. Esa fue la historia de Judas. No fue una víctima. No fue víctima, pero Satanás estuvo involucrado.
Y la Biblia le da tres nombres. Su título era Discípulo de Jesucristo, Apóstol de Jesucristo. Qué título. Siendo discípulo y apóstol, pasó a ser traidor, traicionero, e hijo de destrucción. Esos son los tres títulos que le da la Biblia. ¡Traidor! Fue amado por Jesús. Fue amigo de Jesús. O mejor dicho, al menos Jesús era su amigo. ¡Y era un traidor! Vendió a Jesús a sus enemigos por doscientos dólares.
Y era traicionero. Aquellos discípulos habían dejado sus negocios. Habían dado sus vidas para seguir a Jesús, y él era un traidor. Traicionó a Jesús y a los otros discípulos.
Y por último, en Juan 17:12, Jesús dice que es el hijo de destrucción. Algunas traducciones dicen: «El que fue condenado a la destrucción». Pero Dios, con su entendimiento providencial, sabía plenamente quién sería Judas, y lo que haría. Satanás dio poder a esos malos deseos, y Dios sabía que eso sucedería.
Quiero decirles muy claramente lo siguiente: Dios no hizo que pasara porque Dios es bueno, no es malo. Pero Dios usa el mal para hacer el bien. Y usa el mal más horrendo, la traición y asesinato de la segunda Persona de la Trinidad, el Hijo de Dios, el Señor Jesucristo. Usa el mal más grande para hacer el bien más grande: La gloria de Dios y la salvación de los pecadores, y así fue como Dios utilizó aun el mal de Judas para Su gloria y nuestro bien, porque Dios hace que todo ayude a bien a los que le aman y son llamado conforme a sus propósitos; porque lo que piensan para mal Dios lo encamina para bien y para salvar muchas vidas.
¿Por qué? ¿No es esa la pregunta que tienen? Tantos la hacen. ¿Por qué? A decir verdad, la Biblia no nos dice. Algunos dicen, «Puede que haya sido un zelote, de un partido político que quería que Jesús fuera un gobernante político que derrocaría el gobierno. Jesús seguía hablando del reino, y cuando se dieron cuenta que de hecho no quería ser un rey político, partidario de su partido político, Judas se desilusionó y lo asesinó». No lo sé. No nos dice.
Otros dicen, «Jesús se volvió muy poderoso, y judas se volvió muy celoso». Otros dicen que Jesús tenía discípulos muy cercanos a Él, y Judas no era uno de ellos, por lo cual se amargó en el cargo que ocupaba en el equipo. Otros dicen que lo único que quería era el dinero. Era un estafador, y cuando se dio cuenta que la vida de Jesús estaba a punto de terminar, y que el dinero se acabaría, y que no tendría a quién robarle, aprovechó su última inversión y traicionó a Jesús para ganarse los últimos dólares, porque amaba el dinero.
No lo sé. Menos mal que la Biblia no nos dice exactamente por qué lo hizo Judas. La Biblia nos dice quién lo hizo, dónde lo hizo, cuándo lo hizo, cómo lo hizo. Pero no nos dice por qué, y nos deja con la pregunta: «¿Podría yo hacer lo mismo?». Puede que no entienda lo que Judas tenía en el corazón, pero sé lo que hay en mi corazón, y ustedes saben lo que está en sus corazones, y debemos preguntarnos, «¿Cómo sería yo capaz de traicionar a Jesús y a su pueblo, como Judas?».
Al leer la historia no podemos decir, «Él es malo, yo soy bueno; menos mal que no soy como Judas». Porque así nos metemos en graves problemas. Nos falta humildad y seriedad, en cambio tenemos orgullo y arrogancia. Y en la gracia de Dios deberíamos evitar eso lo más posible. Creo que a veces los ejemplos de muerte son los ejemplos más poderosos, y a veces son ejemplos negativos, y Judas sirve como un ejemplo negativo. Es la forma en que Dios nos dice: «Estás en peligro; mantente cerca a mi Hijo».
¿Cómo van las cosas entre usted y Jesús? Es un sermón que nos hace pensar. Es una Escritura que nos hace pensar. Es uno de los hombres más infames, y podría decirse, el más infame en la historia del mundo Así que quiero cerrar con ocho reflexiones, o lecciones de Judas.
Primero, a veces no somos responsables por alguien que amamos que nos traiciona o arruina su vida y destruye su fe. ¿Cuántos de ustedes conocen a alguien que arruinó su vida y destruyó su fe? Algunos de ustedes se sienten culpables o responsables.
Puede que deban sentirse así. «No lo amé bien. No cultivé la relación. No le ayudé. Es más, contribuí a las circunstancias que resultaron en su fin devastador». Si es así, confiéselo a Dios. Confiéselo a esa persona. Pida perdón. Trate de corregir las cosas y hacer las pases en la gracia de Dios.
Pero a veces no es culpa suya. No pudo hacer nada más. Aquel estaba empecinado en autodestruirse. En este caso, Judas arruinó su propia vida y destruyó su fe, y ninguno de nosotros puede retraerse y decir que Jesús haya sido responsable en lo más mínimo. No podemos decir, «Si Jesús hubiera sido un mejor amigo». Él es Dios, el mejor amigo. «Si Judas hubiera tenido una mejor comunidad». ¡Vean su grupo comunitario! ¡Dios y 11 discípulos! ¿Verdad? «¿Tienes algún problema? Puedes hablar con Pedro o con Juan. Escoge tu autor neotestamentario favorito y chatea con él en tu grupo comunitario». ¡No carece de oportunidades para su cuidado y consejería! Al ver su situación no podemos concluir eso.
Pero esta es la realidad, vivimos en una cultura donde ser víctima es provechoso. Si puede probar que es víctima puede echarle la culpa a cualquiera y decir que es culpa de ellos por cualquier fracaso, defecto, o faltas que pueda tener en la vida, para abdicar su responsabilidad, y hasta podrían pagarle. Por eso culpamos a nuestros padres. Culpamos la genética. Culpamos la cultura. Culpamos al enemigo. Mejor dicho, es un juego de culpa.
O sea, hoy en día nunca vemos protestas donde la gente sale con una pancarta que dice, «Fue culpa mía. Lo siento». La culpa siempre la tiene otro. Uno es responsable por su propia culpa. Podría haber gente y circunstancias que contribuyeron a hacerle la vida más difícil, y no quiero pasarlas por alto o minimizarlas, pero Judas no puede culpar a nadie más que a Judas, y quizás usted solo pueda culparse a usted mismo. Si la culpa la tuvo usted, entonces no es víctima. Es un insensato. Y se lo digo amorosamente. Pero Judas no es una víctima. Es un insensato.
Segundo, tener un buen maestro de la Biblia no es suficiente; tenemos que creerlo. A veces lo que pasa es que la persona parece ser cristiana o quizás parezcan ser líderes en el ministerio arruinan sus vidas y destruyen su fe, y todos quieren echarle la culpa al líder principal. «Oh, obviamente esa iglesia no hace bien las cosas». Y he oído esto de otras iglesias, y estoy seguro que lo dicen de la nuestra. «Fulano hizo tal cosa, y mengano hizo aquello». «Ah, es porque asisten a esa iglesia. Usted conoce esa iglesia». «Oh, sí, de hecho conozco al pastor. Aman a Jesús y son muy amables, y enseñan la Biblia. Y no estamos de acuerdo con ellos en nada, pero no es la enseñanza. Se trata de los oyentes que creen, no de la proclamación por parte del instructor».
Pero a veces a la gente le gusta culpar al maestro. Oh, sí. Y en realidad las personas son el producto de su instrucción, pero en este caso, a ver la instrucción no podemos decir, «Pobre Judas. No tenía una buena formación teológica ni suficiente educación. No recibió mucha enseñanza bíblica. No obtuvo la mejor instrucción». ¿Verdad? Estuvo tres años en el ministerio de Jesucristo. ¡Solo había doce en la clase! [Se ríe la congregación] ¿Verdad? Anduvo con la Verbo de Dios que respiraba, y desayunaba, ¿verdad?
Mejor dicho, hubo días en que Jesús decía, «Está bien, vayan al libro de Daniel, y hablaremos del día en que aparecí en el horno de fuego». O sea, ¡Eran un estudio bíblico asombroso! ¿Cierto? «Les hablaré de Daniel, porque yo estuve ahí». Judas tiene completo acceso a toda la enseñanza bíblica que necesitaba para vivir piadosamente.
¿Y saben qué? Nosotros también. Es decir, ahora mismo pueden iniciar sesión en Internet y bajar gratuitamente maestros bíblicos asombrosos de categoría mundial, más de los que serían capaces de escuchar. Pueden conectarse al Internet. Pueden encontrar estudios bíblicos, herramientas, recursos gratuitos, y la clase de oportunidades que el mundo nunca ha tenido. Podrían comprar libros y comentarios, y concordancias y software. Pueden asistir a conferencias y seminarios. Aunque no le alcance para pagar el Internet, puede prender la radio, y es gratis. Puede venir a la iglesia. No cuesta nada. Estudiamos los libros de la Biblia. Podría tomar clases. Puede asistir a un grupo comunitario. Puede participar en un grupo de redención. Puede entender la consejería en comunidad. Si quiere un programa a nivel de maestría llamado «Re:Train», ¡todo está ahí! Es como un hambriento en un supermercado. Usted debe decidirse.
Recibir buena enseñanza bíblica no es suficiente. Mi esperanza, mi oración es ser cada vez mejor como maestro de la Biblia. ¿De acuerdo? Amo mucho enseñar la Biblia. Llevo 15 años enseñando. Amo la Iglesia Mars Hill. De aquí a muchos años quiero morir siendo pastor de la Iglesia Mars Hill. Amo enseñar la Biblia en este lugar. Es una gran iglesia. Tengo tanta libertad para enseñar la Biblia. No me imponen límites de tiempo. No sé si lo habrán notado. [Se ríe la congregación] O sea, es asombroso. Quiero darles las gracias por su paciencia.
Estuve en una conferencia en Atlanta hace poco, llamada, Catalyst. Fue algo muy grande. Me encantó, y la gente fue asombrosa. Antes de pasar al frente me dijeron, «Tiene 35 minutos». Les dije, «Bien, genial; gracias. Estoy agradecido si me dan un minuto, pero en Mars Hill los 35 minutos es lo que llamamos una introducción». Fue genial, pero conozco a los pastores y me dicen, «¿Cómo hace para que la gente no se vaya?». Les digo, «¿Cómo así?». Me dicen, «Si predico 25 o 30 minutos, la gente literalmente se pone de pie y empieza a retirarse». Y les digo, «La gente se pone de pie y empieza a retirarse, pero no es por el tiempo, sino por el contenido, cuando estoy predicando. No les gusta lo que oyeron. Pero en la mayoría de las personas permanecen ahí una hora o más».
Quiero darles las gracias por eso. Quiero darles las gracias porque son una iglesia que dice, «Amamos la Biblia. Ayúdennos a aprender la Biblia. Enséñennos la Biblia». Mejor dicho, vamos en Lucas 94. Desde que estamos en Lucas se nos han sumado varios miles de personas. De acuerdo, no es un truco publicitario, es pura enseñanza bíblica, y el pueblo de Dios en grupos comunitarios.
Pero el hecho de tener enseñanza bíblica podríamos creer de que son cristianos y que están creciendo espiritualmente. Santiago, el hermano de Jesús, lo dice de esta manera en el libro que lleva su nombre. «No sean solo oidores de la Palabra», ¿qué? «Engañándose. Hagan lo que dice». Tenemos que oír la Palabra de Dios y obedecer la Palabra de Dios; porque si no, somos propensos a ser engañados. «Sé muchas cosas. Tengo mucha madurez espiritual». ¿Está obedeciendo? ¿Está creyendo lo que le dicen?
Ustedes lo saben porque siempre se los digo, «Esta es la Palabra de Dios. Jesús es el Hijo de Dios. Está entre nosotros. Vivió sin pecado. Murió en la cruz en nuestro lugar, por nuestros pecados. Fue crucificado. A los tres días resucitó de los muertos. Ascendió a las alturas. Regresará a juzgar a vivos y muertos. Él el Señor. Es el Rey. Es Dios. Es el Cristo. Es Amigo. Es Salvador. ¡Él es todo!». Pero deben creerlo. ¿Lo creen? De veras quiero que lo crean.
Judas lo oyó, pero no lo creyó. Jesús le dio toda la información, pero Judas no respondió con fe. No confió ni en usa sola palabra. Tener los mejores maestros bíblicos potencialmente puede aumentar su propio engaño. También aumenta la oportunidad de experimentar la santificación, y crecer en la gracia. Y ya sea que se convierta engaño propio o santificación depende si creen y obedecen lo que la Biblia enseña.
No estoy diciendo que siempre tengo razón que nunca me equivoco, sino que quiero hacer lo mejor posible. Por lo tanto tomen lo que digo como los de Berea, y llévenlo a la Biblia chequéenlo y asegúrense de que es lo que enseña la Biblia. Si estoy equivocado, ayúdenme a arrepentirme y a hacer un mejor trabajo porque a fin de cuentas queremos proclamar la verdad, queremos que Jesús sea amado, y queremos servir a la gente.
Tercero, estar en comunidad con el pueblo de Jesús no es suficiente; tenemos que ser uno de ellos. Nos alegra que estén aquí. Esperamos que se integren a un grupo comunitario. Esperamos que se conecten con el pueblo de Dios. Necesitan conectarse con el pueblo de Dios, pero antes necesitan conectarse con Dios, o al menos, en algún momento necesitan conectarse con Dios.
Repito, ¡vean el grupo comunitario que tenía Judas! ¡Qué grupo comunitario tan asombroso! ¿Cierto? Fue el primer grupo comunitario de la iglesia primitiva. Aquí Judas está con Juan: primera, segunda y tercera de Juan; el Evangelio de Juan; Apocalipsis; un currículum bastante impresionante; escribió libros de la Biblia. Está en ese grupo comunitario. Pedro: líder de los discípulos; primera y segunda de Pedro; escribió libros de la Biblia. ¡Ellos están en este grupo comunitario! Es asombroso, pero no es suficiente.
Uno puede estar en comunidad. ¡Puede tener una familia cristiana asombrosa! Puede asistir a un colegio cristiano que podría o no podría ser de lo mejor. Puede que esté en un fabuloso ministerio de jóvenes. Puede que participe en un fabuloso retiro, o en un viaje misionero, o en una conferencia. Puede que asista a una gran iglesia como Mars Hill. Puede formar parte de lo que Dios está haciendo. Puede conocer al pueblo de Dios. Puede que vea la presencia de Dios. Puede que experimente la obra de Dios, y no ser hijo de Dios, porque no cree en Jesús.
A veces la gente piensa, «Estoy bien porque mi familia ama al Señor», o, «Estoy bien porque mi iglesia ama al Señor», o, «Estoy bien porque en mi colegio aman al Señor», o, «Estoy bien porque mis amigos aman al Señor», pero ¿usted ama al Señor? ¿Ama usted a Jesús? Judas no lo amaba. Usted dirá, «Yo conozco a Jesús». ¿Lo ama? Judas conocía a Jesús, pero no lo amaba. Uno puede conocer a Jesús y no amarlo. El conocimiento es información, pero el amor es lo que resulta en una transformación.
Cuarto, dirigir un ministerio no es suficiente; hay que amar a Jesús. Judas llevaba 3 años en el ministerio a tiempo completo. Pertenece a la plantel de Jesús. ¡Está con Jesús! Como si Jesús fuera el pastor principal, y aquí están todos los pastores asociados, su grupo principal de los doce, y hay otros fuera de esos. Uno puede estar en el ministerio e irse al infierno. Uno puede estar en el ministerio y ser enemigo de Dios.
Para mí, sería como una patada en el alma. Cuando era un cristiano novato tuve una experiencia rara en una conferencia. Era una denominación tradicional, y me trajeron a su convención nacional a dar un seminario sobre cómo alcanzar a los jóvenes. Tenía veinte y pico de años. No tenía derecho de estar ahí. No tenía idea de lo que hacía, pero me paré a enseñar, y querían que hablara de cómo alcanzar a los jóvenes, entonces empecé con Romanos 1, que el «evangelio son las buenas noticias de Jesús, que es el poder de Dios para salvación a ¡todo el que cree!». Y les dije, «Saben, los jóvenes no se emocionan con la religión y la tradición y las reglas, pero se emocionarán mucho con Jesús. Por lo tanto, la gente necesita predicar a Jesús, y creer en Jesús».
Un pastor levantó la mano. Era un tipo honesto. En el auditorio habría unas doscientas personas, y me dijo, «¿Qué pasa si uno no cree eso?». Y le pregunté, «¿No cree en qué?». Me dijo, «Que Jesucristo murió y resucitó». ¿Qué? [Se ríe la congregación] Yo apenas era un cristiano novato. Era un pastor novato. No sabía que podía haber pastores que no creían en la resurrección. Y le dije—teniendo en cuenta que a veces no filtro bien mis pensamientos—le dije, «Entonces usted no es cristiano. Probablemente irá infierno», y algo así. [Se ríe la congregación]
Y pensé, «Ay, ya no puedo retractarme. Ya se me salió». [Se ríe la congregación] Entonces miré a la gente, y les pregunté, «¿Algunos de ustedes no creen que Jesús está vivo?». Y algunos de ellos no lo creían. «Entonces no les diré cómo alcanzar a los jóvenes porque no quiero que terminen siendo como ustedes. En cambio, hagamos esto—». Y empecé a evangelizar a los pastores. [Se ríe la congregación] Porque dirigir un ministerio no es suficiente; hay que amar a Jesús.
Y algunos de ustedes dirán, «He tenido malas experiencias en la iglesia, locuras». ¿Saben qué? Yo no sé, yo no juzgo, eso le corresponde a Jesús. Pero quizás algunos de los líderes no eran cristianos, y ese era el problema. Esto me pasó al comienzo con un líder en Mars Hill. Vino de otra iglesia donde había sido un líder y se había desempeñado bien, y llegó, y tenía un hábito sexual recurrente en su vida, y hablé con él.
Le dije, «Amigo, mire, le amamos. No entiendo. ¿Qué está pasando?». Le dije, «¿Es cristiano?». Me dijo, «Sí, soy cristiano». Se sintió un poco ofendido que le preguntara eso. Le dije, «¿Cómo sabe que es cristiano?». Me dijo, «Llevo años sirviendo al Señor: hice esto, e hice aquello, y he estado en la plataforma en tal conferencia, y trabajé en tal iglesia».
Y le dije, «No, está hablando de usted, no de Jesús; de lo que usted hizo, no de lo que Él hizo. Así no es como uno sabe que es cristiano». En la gracia de Dios, con humildad dijo, «Oh». Y entonces hablamos. En realidad no conocía a Jesús como Dios y Salvador. Al fin sí le entregó su vida al Señor. Y hubo un cambio radical en su vida, y su vida entera había cambiado. Le está yendo muy bien, estoy muy orgulloso de él, y está sirviendo al Señor, pero uno puede estar en el ministerio y ser enemigo de Dios. Judas lo era.
Quinto, un enemigo de Jesús que ostenta ser un pastor puede descarriar a las personas miles de años. ¿Se imaginan lo confundidas que estaban las personas que seguían el ministerio de Jesús, pero sentían una afinidad particular hacía Judas? Porque eso es lo que pasa, ¿verdad? Tenemos la iglesia Mars Hill, y tenemos todas nuestras otras iglesias, y tenemos varios líderes, e imagínense que todos vamos juntos y de pronto una persona se sale del camino y los que están con nosotros tienen una afinidad particular con ese líder y de repente, se confunden y dicen, «¿A dónde va? ¿Qué está haciendo? ¿Quién tiene razón? ¿Quién está equivocado? Surge un conflicto, la tensión, el drama, y «¿De qué lado estamos, y quién se hará responsable de él?». Se ponen defensivos.
Mejor dicho, es un momento divisivo en el ministerio de Jesús. Seguramente algunas personas se sintieron confundidas. Dijeron, «Un momento, estábamos siguiendo a Judas, y Él ha estado siguiendo a Jesús, y ahora estamos siguiendo a Judas. No sabemos si está siguiendo a Jesús. ¿Seguimos siguiendo a Judas o no?».
Y hay personas aun hoy que, aunque han pasado más de dos mil años, pueden buscarlo en Amazon, pongan la palabra Judas en el buscador y aparecen todos los libros sobre Judas. «Oh, fue malinterpretado. Psicoanalicémoslo. Quizás tenía algo en mente y Jesús sea el malo, y Judas sea el bueno». Caramba. Hasta escribieron un libro que era como el evangelio perdido. Se llama el Evangelio de Judas, y no está en la Biblia. Fue escrito mucho después de que Judas muriera, como algo llamado seudoepígrafa, o sobrenombre de escritor. Y ahora los «estudiosos», algunos educados más allá de su inteligencia, lo están analizando y dicen, «Tal vez haya algo aquí. Y la historia relata que Jesús y Judas tenían un acuerdo, que Jesús le dijo a Judas que lo asesinara, y Judas le obedeció a Jesús y lo asesinó, y que Jesús ascendería a Judas al cielo a una posición de liderazgo prominente. [Se ríe la congregación] Es una hipótesis interesante . . . para algunas personas. Es una locura. Algunos todavía siguen a Judas tratando de convertirlo en el bueno.
Sexto, a veces los falsos maestros parecen ser confiables, amorosos, y generosos con los pobres. ¿Judas aparentaba ser confiable? «¿A qué seminario fuiste?». Al seminario de Jesucristo. ¿En serio? ¿Quién era el profesor? Para las clases de Antiguo Testamento, Jesucristo. Profecía, Jesucristo. Predicación, Jesucristo. Liderazgo, Jesucristo. Evangelismo, Jesucristo». ¿Alguna vez ha trabajado en el ministerio? «Sí, hice una pasantía de tres años». ¿En serio? ¿Con quién? «Con Jesucristo». ¿En serio? «Sí, fue algo fantástico. Lo vi resucitar a los muertos. Una vez algunos de ellos hicieron esquí acuático sin barco y sin esquís. [Se ríe la congregación] Debería leer mi currículum. Es muy interesante el currículum que tengo».
Parecía confiable, y a veces los falsos maestros, los líderes falsos, provienen de buenos seminarios, buenos institutos bíblicos, buenas iglesias, buenas denominaciones, buenas tradiciones, y se van por el camino equivocado. También, parecía amoroso. Si hubiera preguntado, «¿Judas es un tipo malo, es malvado?». No, es un tipo amoroso. La última vez que lo vi vino y le dio un besote a Jesús, porque son mejores amigos. Me parece un tipo muy amoroso. Parece que ama a Jesús, que es generoso. Es tan generoso que un día la gente despilfarraba el dinero y él dijo, «¡No, demos todo el dinero a los pobres!». Los falsos maestros parecen ser confiables, amorosos, y generosos con los pobres, y a veces resultan ser otro Judas.
Séptimo, no podemos perder la salvación, pero podemos fingirla. Judas nunca perdió su salvación. Es el que había sido condenado a la destrucción. Jesús les dijo a comienzos de su ministerio, en Juan 6, «Uno de ustedes es diablo». ¡Judas le estaba robando el dinero a Jesús desde el principio! Y lo que pasa a veces es que pensamos, «Oh, esa persona caminaba con el Señor, y de pronto desaparecieron, o cayeron por el camino». No. ¿Saben qué? En sus corazones habían estado a la deriva mucho tiempo, y después alcanzamos a ver externamente quiénes son internamente. Cuando Judas traicionó a Jesús, no fue un cambio de carácter para Judas; fue una revelación de su carácter. No había cambiado; simplemente quedó expuesto.
Uno no puede perder la salvación, pero puede fingirla, y Judas la fingió. Algunos de ustedes la están fingiendo. Han aprendido el lenguaje cristiano, han estado en la iglesia, como nuevos creyentes, sus padres aman al Señor. Pueden fingirlo. Pueden fingirlo, y saben que pueden fingirlo porque en público aparentan ser una persona, pero en privado no son esa persona. En público, Judas era pastor asociado de Jesucristo; en privado, estaba robando dinero.
¿Quiénes son ustedes en privado? ¿Quiénes son de verdad? ¿Quienes son en realidad? ¿Son cristianos que aman a Jesús y aborrecen su pecado, o son como Judas, fingiendo serlo? ¿Lo están fingiendo para agradar as sus padres, para agradar a sus amigos, para agradar a su colegio porque sale beneficiado de alguna manera?
Y octavo, como termina su vida es mucho más importante que como empieza. ¿Amén? No es el primer día de su boda y de su matrimonio lo que importa; es el último día de su matrimonio. No es el primer día cuando se salva y es bautizado; es el último día de su vida. Tendemos a resaltar el comienzo, y debemos hacerlo, y debemos celebrarlo y regocijarnos. La gente se está casando. La gente profesa su fe. La gente está siendo bautizada. Alabado sea Dios. Pero el día más importante, es el último día.
Algunos de ustedes dirán, «¿Sabe qué? Las cosas no han estado muy bien hasta ahora». Alabado sea Dios, todavía está vivo, Él le ama. Es una palabra de ánimo, exhortación, e invitación para que diga, «¿Sabe qué? Judas se apartó de Jesús, y eso lo mató. Voy a correr hacia Jesús para vivir con Él». Esa es la invitación que Dios le hace hoy. Algunos de ustedes dirán, «Hombre, empecé bien, pero no me ha ido muy bien». Entonces haga como Pedro: Con el corazón roto, corra hacia Jesús y su pueblo, reciba la gracia de Dios, y acabe bien.
Creo que esta es una palabra profética en un momento significativo en la historia de la Iglesia Mars Hill. Estamos en los primeros años ahora como cuando Jesús y Judas empezaron. Mejor dicho, Dios está con nosotros. Dios está con nosotros, Mars Hill. Somos un milagro. Somos una de las iglesias más grandes y de más rápido crecimiento. Estamos sembrando en otros estados, la gente se está salvando. Los matrimonios se están consolidando. Niños están naciendo. La gente está siendo transformada. No podemos mantener el paso con toda la gracia que Dios nos ha dado. Es maravilloso, y es asombroso, y nos hace pensar, porque se trata del último día.
Si hubieran visto a Judas al principio, «Qué vida tan asombrosa la de ese hombre». Estamos ahí. Un hombre como Pedro, quien mediante la humildad y el arrepentimiento tuvo un gran último día. «¡Crucifíquenme boca abajo! ¡Todavía amo a Jesús! ¡Le diré que le mandan saludes!». Así es Pedro. Judas se colgó, y sus entrañas se reventaron, y su último día fue un día trágico. Quiero que podamos decir juntos, como Pablo, «¡He terminado la carrera! ¡He guardado la fe! ¡Estoy listo para recibir mi galardón».
Por favor pidan eso por mí al orar. Por favor pidan eso por sus ancianos, y sus diáconos, y sus líderes de grupos comunitarios, y sus líderes de grupos de redención. Por favor pidan eso por ustedes mismos. Por favor pidan eso por sus familias. Todo empieza con la decisión que tomamos cada uno en la gracia de Dios, con humildad, con oración, diciendo seriamente, «Dios, dame la gracia para no ser como Judas. Sálvame de mí mismo».
Padre, te pedimos ahora, Señor Jesús, vemos cómo recibiste a Pedro, y vemos lo que le pasó a Judas cuando se apartó de ti, en vez de acercarse a ti. Espíritu Santo, pido ahora mismo que los que lo están fingiendo, lleguen a conocer a Jesús verdaderamente para salvación. Dios, en este nuestro aniversario, te doy gracias por la oportunidad de predicar lo que resulta siendo un incómodo sermón de cumpleaños, pero a los 15 años de haber empezado, parece que estuviéramos en los primeros días de Jesús y Judas, donde hay tanta emoción y mucha gracia, y es asombroso, y estamos tan ricamente bendecidos. Y Dios, para mí y para nuestros ancianos, y nuestra gente, queremos arrepentirnos del pecado con humildad, seriedad, compromiso, confianza, continuamente, estar cerca de Jesús, y acabar bien, por la gracia de Dios. Señor Jesús, permite que sigamos corriendo otros 15 años, y 15 años después de esos, y 15 años después de esos. Y Señor Dios, te doy gracias por el privilegio de enseñar la Biblia a las personas de la Iglesia Mars Hill. Te doy gracias porque he podido hacerlo los últimos 15 años. Te doy gracias porque amas a estas personas, y pido que ninguno acabe como Judas, en el nombre de Jesús. Amén.
Nota: Esta transcripción ha sido editada.