Lucas 19:1–10

1 Habiendo entrado Jesús en Jericó, iba pasando por la ciudad. 2 Y sucedió que un varón llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico, 3 ver quién era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura. 4 Y corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para verle; porque había de pasar por allí. 5 Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa. 6 Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso. 7 Al ver esto, todos murmuraban, diciendo que había entrado a posar con un hombre pecador. 8 Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado. 9 Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham. 10 Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.

Introducción

La gente en general, pero los hombres en particular, son propensos a adorar el dinero y el poder. El dinero y el poder. ¿Cierto hombres? Si tuvieran que votar, ¿escogerían tener dinero o no tener dinero? Dinero. ¿Tener poder o no tener poder? Claro, ni siquiera hay que votar. Es unánime. La gente en general, pero en particular los hombres, si les dan la alternativa, prefieren el dinero y el poder.

A menudo lo que los motiva es un ídolo subyacente: queremos el control, queremos una identidad exitosa, queremos estatus, queremos comodidad, queremos seguridad, queremos que la gente nos tema. El dinero y el poder pueden contribuir a alcanzar esos objetivos. Y lo que pasa es que algunos hombres y mujeres logran ese objetivo; con el trascurso del tiempo, reciben dinero y poder. Y lo que sucede es que no siempre les va bien. Puede que sean bien conocidos, pero no son bien amados. Puede que seas ricos, pero no son muy generosos. Puede que la gente los tema, pero en realidad no los conocen. Puede que la gente hable de ustedes, pero en realidad no tienen una relación con ustedes.

Esto sucede en cada generación. Cada generación tiene unos de los ejemplos más sobresalientes y conocidos de personas que, adorando el dinero y el poder, no les fue bien. Quizás el ejemplo más trágico de nuestra generación sea el de Bernie Madoff. Conocen la historia. Fue el estratagema Ponzi más grande de la historia del mundo, quizás, donde según dicen hizo un desfalco de miles de millones de dólares a la gente. Se lo había ideado de tal manera que las personas perdían su dinero y básicamente iba a para a la cima del estratagema piramidal. Y en la cima estaba Bernie Madoff.

El Pequeño Zaqueo

Pues, en la Biblia había un hombre así. Era un sinvergüenza, un ladrón de otra categoría que tenía su propia clase de estratagema Ponzi. Estafaba a la gente; era muy rico y poderoso. Se llamaba Zaqueo. Hoy lo verán conocer a Jesús, y verán cómo su vida es cambiada con la relación que comienza a tener con Jesucristo. Hoy queremos darle gracias a Lucas—de hecho, la historia de Zaqueo solo aparece en el Evangelio de Lucas. Si Lucas no la hubiera documentado fielmente por el poder del Espíritu Santo para nosotros, no conoceríamos la historia de Zaqueo. Algunos de ustedes están familiarizados con esta historia; otros tal vez no.

Abordemos el tema en Lucas 19, donde aprendemos de Jesús y Zaqueo. Lo primero que aprendemos es que Zaqueo era un hombre pequeño, y rico. Era un tipo pequeño. Lucas 19:1-4, «Habiendo entrado Jesús en Jericó…», un pueblo por donde Jesús pasaba camino a Jerusalén, donde morirá en la cruz en nuestro lugar, por nuestros pecados. Entra a Jericó, y «…pasaba por la ciudad. Y un hombre llamado Zaqueo que era jefe de los recaudadores de impuestos y era rico, trataba de ver quién era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, ya que él era de pequeña estatura. Y corriendo delante, se subió a un sicómoro para verle, porque Jesús estaba a punto de pasar por allí».

Pues esta es la historia: Aprendemos que Zaqueo es rico y poderoso. No es solo un recaudador de impuestos; sino el jefe de los recaudadores de impuestos. Como dije, en este estratagema Ponzi organizado por el gobierno romano, en aquel momento el gobierno romano había avasallado a pueblo de Dios y los gobernaban. Tomaban algunos de los judíos y los nombraban recaudadores de impuestos. Eran traidores. Hoy los pondríamos en la misma categoría con los proxenetas en el tráfico del sexo y los traficantes de droga. Es el peor de los peores. Eran personas que traicionaban a su propio país, traicionaban a su propio Dios, traicionaban a su propia familia para hacerse recaudadores de impuestos.

Y esta estratagema ponzi funcionaba de así: recaudaban dinero para el impío gobierno romano, y lo que pudieran extorsionar más allá de eso, les pertenecía. Entonces su trabajo era la extorsión. Y uno tenía que pagar un porcentaje hacia la cima de la pirámide al tipo en la punta, la cabeza de la estratagema Ponzi. ¿Y quién es? Zaqueo. No es solo un recaudador de impuestos, es el jefe de los recaudadores de impuestos. Es un hombre muy poderoso. Ha dejado en bancarrota a la gente, los ha demandado por incumplimiento de pagos, confiscó las posesiones de la gente.

Hoy sería como un hombre muy rico, es lo que dice la Biblia. Es muy rico, está forrado. Era un multimillonario. Un multimillonario. Es el tipo que ostenta jets privados, casas de vacaciones, personal que le sirve, solo come las mejores comidas, solo toma los vinos más finos, y vive como un dios. Es adorado básicamente por la gente. Si embargo está confiscando casas, bienes, carros, y dejando en bancarrota a la gente, incautando sus cuentas de jubilación, y lo que han ahorrado para los estudios de sus hijos, y está estafando a las personas. Así es él.

Hay cosas legales que también son pecaminosas

Ahora, permítanme decir esto: Hay cosas legales que también son pecaminosas. Lo que Zaqueo hace no es ilegal, pero es pecado. Es aceptable a los ojos del gobierno, pero no es aceptable a los ojos de Dios.

Esto es importante, porque hay que recordar que según Romanos 13, debemos someternos al gobierno. Pero aparte de eso están las leyes de Dios. Y las leyes de Dios dicen que hay cosas pecaminosas que de hecho pueden ser legales. El adulterio no es ilegal. Pero es pecado. El chisme no es ilegal, pero es pecado. La codicia no es ilegal, pero es pecado.

Entonces digamos por ejemplo que tienen un niño, de 3 años, que desobedece la Biblia; deshonra a su padre y a su madre. No obedece, tira su comida a la hora de cenar, dice que su padre es un moco. Mejor dicho, es un chico horrible. Como padre de familia usted no puede llamar al 911, y decir: «Aló, 911, -¿qué sucede?». «Mi hijo está violando uno de los Diez Mandamientos. Está deshonrando a su padre y a su madre». Oiríamos aquella palabra que empieza con «m». «Dijeron que yo era un moco. Necesita enviar un policía con una pistola eléctrica Taser. Tenemos que dispararle al niño de tres años con la pistola eléctrica». Le dirán, «No es una emergencia». Porque no es ilegal, pero es pecaminoso.

A veces hay cosas que hacemos con imunidad a los ojos del gobierno que no podemos hacer a los ojos de Dios. Por lo tanto nuestra moral debe ir más allá de la ley y ceñirse a la ley de Dios. Lo que Zaqueo hace aquí no es ilegal, pero es pecado. No pueden llamar a la policía, pero Dios tratará con él, y aquí viene Jesucristo. Es muy importante entender esto. A veces hay cosas legales que a la par son pecaminosas.

Zaqueo sube al arbol

Esto es lo que sabemos de este hombre: es muy rico, es muy poderoso, es muy pequeño. Me hace pensar en Danny DeVito. Eso mismo. Tal vez Woody Allen. Es un hombre pequeño. No creo que Jeff Bezos sea muy grande; quizás sea como Jeff Bezos, de Amazon.com—es un hombre pequeño y rico. ¿Se lo pueden imaginar? Necesito que lo visualicen. Y aquí viene Jesús.

De veras quiere ver a Jesús. Entonces hace dos cosas que un hombre en esa época no debía hacer. Primero, corre. Y los hombres no corren, ¿cierto? A menos que queramos ejercitarnos, que nos hayamos robado algo o el perro está detrás, ¿cierto? en el contrato esas son las tres cláusulas exonerativas del comportamiento por las cuales le permiten correr a uno: El atletismo, para defenderse, o por haberse robado algo; esas son las tres cláusulas que le permiten que el hombre corra. Pero un hombre de negocios no corre, ¿cierto? Tal vez vestía una toga. Pero hoy en día sería un hombre con un traje sensacional.

Y Jesús viene, y él quiere ver a Jesús, pero es un hombre tan pequeñito que no puede verlo, y sale corriendo adelante, y no solo corre, segundo, se trepa en un árbol. Bien, muchos de ustedes oyeron esta historia cuando se criaron de niños, y es una historia asombrosa porque pensar que alguien como Danny DeVito se trepe en un árbol es fantástico, ¿cierto? Mejor dicho, es fantástico. Es como si a la ciudad viniera una persona que va viajando con su séquito, y hay una gran multitud. Y uno va caminando tratando de ver a la persona, y de pronbto arriba en un árbol ve a Bill Gates en un traje trepado en el árbol. Es fantástico.

Es exactamente lo que pasa aquí con Zaqueo. Hace lo que cualquier hombre de negocios digno no haría: corre y se trepa a un árbol porque es un hombre pequeñito. Entonces, al pasar Jesús, la pregunta es, ¿Qué pretende hacer el Señor con Zaqueo? ¿Cómo responderá? ¿Qué hará? Es chistoso porque el nombre Zaqueo literalmente significa el justo. Por lo tanto si alguno se llama Zac, como mi hijo Zac, su nombre significa «el justo». Ninguno se hubiera creído eso. Es como llamar a Charlie Sheen «el sobrio». O sea, ¿en serio? ¿En serio? Entonces su carácter desdice de su nombre, pero vamos a ver a Jesús cambiarlo todo, y por gracia, por medio de la fe, lo convertirá en un hombre justo.

Tienen que visualizarlo. ¿Ven a Zaqueo trepado en el árbol? Me lo imagino bajito, entrado en años, quizás calvo, bien vestido, un hombre rico, cuyos guardaespaldas quizás le dieron un empujoncito para subirlo al árbol, ¿cierto? Tienen que visualizarlo. Ahí está. Ahora viene Jesús. En Lucas 19:5, Jesús llama a Zaqueo… «Cuando Jesús llegó al lugar, miró hacia arriba y le dijo: Zaqueo, date prisa y desciende porque hoy debo quedarme en tu casa». Hay un sentido de urgencia. Jesús mira arriba en el árbol, y es un momento medio chistoso, porque una gran multitud sigue a Jesús mientras pasa por Jericó camino a Jerusalén, en plena fiesta de Pascua donde finalmente será crucificado, morirá y resucitará en nuestro lugar por nuestros pecados, como Salvador. Mira arriba en el árbol y ahí está Zaqueo.

Jesús llama a Zaqueo por su nombre

Y esto es lo que hace, amigos. Llama a Zaqueo por su nombre. Eso es muy importante. No sabemos cómo sabía el nombre de Zaqueo. Quizás se lo reveló el Espíritu Santo, no lo sé. Quizás Zaqueo era tan conocido que casi todos sabían quién era. No sabemos. Pero Jesús lo ve, y lo llama: «¡Zaqueo!».

Amigos, Jesús siempre hace esto. Siembre llama a la gente por su nombre. Cuando yo tenía 19 años, Él me llamó, «Mark». El Espíritu Santo cambió mi corazón, cambió mi vida, y me volví cristiano. Los que son cristianos entre ustedes es porque Jesús los llamó. Los llamó por nombre. Sí, hay miles de millones de personas en la tierra, pero la Biblia dice que Él sabe nuestro nombre, cada día de nuestra vida, cada pelo de nuestra cabeza. Para muchos de ustedes no es muy difícil. Pero él los conoce todos. Él sabe esas cosas.

Jesús todavía nos llama por nombre. Y si usted está aquí hoy y es cristiano, permítame decirle lo siguiente. Quizás Jesús lo esté llamando por nombre. Lo está llamando a sí mismo. Lo está llamando para que lo conozca. Y cuando Jesús llama a Zaqueo, lo llama a ser su amigo. Lo hace abiertamente, en público. Le dice, «Zaqueo, voy a ir a tu casa».

A primera vista parece descortés, que Jesús mismo se invite con sus discípulos, o sea que será un gran evento. «Oye, nosotros trece vendremos a tu casa. Nos gusta comer». O sea, «Prepáranos algo de comer». Pero esto es lo que hace Jesús: Le dice a Zaqueo, «Quiero ser tu amigo». Porque ir a la casa de alguien a cenar con ellos en esa cultura, como en la nuestra, es un acto de amistad. ¿Cuántas personas piensan ustedes que habían ido a la casa de Zaqueo a cenar? No muchas. Come bien, pero solo.

Además, Jesús hace esto delante de una multitud. Los que eran amigos de Zaqueo habrían pasado tiempo en su casa y quizás habrían comido con él, pero no lo hubieran puesto en el muro de Facebook, ¿cierto? «Cenaré esta noche en casa de Zaqueo», porque los gnomos se volverían locos. No es bien visto ser amigo de Zaqueo, por lo tanto si uno era amigo de Zaqueo por lo general no se lo decía a nadie. Pero Jesús les dice a todos, «a partir de este momento Zaqueo es mi amigo. Iré a su casa. Cenaremos juntos. Amo a Zaqueo». Es asombroso, ¿no es cierto?

Es lo que Jesús hace por los pecadores. Nos llama por nombre, nos invita a tener amistad. En Juan 15 dice que Jesús es nuestro amigo. No pasen esto por alto. Jesús es Señor, Dios, Salvador, Rey, Soberano, Cristo, y Amigo. No es solo una postura teológica a la cual nos ceñimos; es una Persona que tenemos el privilegio de conocer. Jesús está vivo y quiere cenar con ustedes, quiere hablar con ustedes, quiere ayudarles. Jesús es un amigo. Es Dios y Amigo. ¿No es asombroso? Que Dios se hiciera hombre, que invitara a sus enemigos a ser sus amigos y que estuviera dispuesto a comer con nosotros y pasar tiempo con nosotros por la presencia y el poder del Espíritu Santo, y nunca dejarnos ni abandonarnos? Es exactamente lo que está pasando aquí con Zaqueo.

Dos respuestas

Ahora bien, hay dos respuestas, y la pregunta para ustedes es: ¿Cómo hubieran respondido? Jesús ve a Zaqueo y le dice, «Zaqueo, hoy, bájate de ese árbol ahora mismo. Quiero ser tu amigo. Comamos juntos».

Estas son las dos respuestas. Zaqueo y la multitud. Lucas 19:6, «Entonces él se apresuró a descender y le recibió con gozo. Y al ver esto, todos murmuraban, diciendo: Ha ido a hospedarse con un hombre pecador». Dos respuestas: La respuesta de Zaqueo: «¡Sí, Jesús, me encantaría ser tu amigo! ¿Quieres comer conmigo? Vamos ahora mismo». Zaqueo está muy feliz de que Jesús le tenga tanto cariño. Entonces recibe el amor, la gracia, y la misericordia de Jesucristo. No es que no se la merezca, es que no ha hecho nada pare merecerla, igual como nosotros, como yo. Esa es su respuesta.

La multitud no estaba muy alegre. No están mandando mensajes por Twitter, diciendo: «¡Viva, Zaqueo fue salvo! ¡Estamos tan entusiasmados!» Están murmurando. Esto significa que hablan de Zaqueo, pero no con Zaqueo. Hablan de Jesús, pero no con Jesús. Están chismeando y murmurando. Algunos de ustedes lo llaman orar. En sus grupos comunitarios o con sus amistades, dicen cosas como: «Fulano de tal hizo esto y lo otro. Oren por él». ¿Ya habló con esa persona? No. Bien, entonces está pecando porque murmura y chismosea. No vienen a Jesús y le dicen, «No estamos de acuerdo con tu forma de liderar». No vienen a Zaqueo y le dicen, No creemos que usted sea la persona idónea para almorzar con Jesús». Lo dicen entre sí.

Amigos, permítanme decirles: Esto ocurre comúnmente cuando la gracia de Dios es derramada. La gente murmura. A veces todos dudan del liderazgo de una iglesia, un ministerio, una organización. «¿Deben tomar esa decisión?» «¿Deben amar a esas personas?» «¿Deberían ser tan bondadosos y benévolos?» «Eso no es aceptable».

¿Qué dicen? «¡Es un pecador!» ¿Entienden la petulancia y religiosidad que los hace asumir esa actitud? Lo que están diciendo es, «Somos mejores que él». Es lo que están diciendo. Pues claro, Dios nos ama; somos dignos de ser amados. Y claro, «Dios puede perdonarnos; después de todo nuestros pecados no son tan malos. ¿Pero Zaqueo?»

¿Quién sería esa persona que los haría murmurar?

Si Dios salva y perdona a alguien, ¿quién sería esa persona que los haría murmurar? La persona que los abusó, que los estafó, que les hizo daño, que los traicionó, que le pusieron lo cachos, que se divorciaron de ustedes, que les pegaron, que mintió de ustedes, o que los despidió? Si Dios amara y salvara a una persona, y ustedes murmuraran contra ella, ¿quién sería esa persona? «Eso me tiene tan frustrado». ¿Y qué? ¿Los perdona sin más ni más? ¿Todo está bien? ¿No hay más que hacer? Se quejan. Se quejan.

Y la clave, amigos, es saber esto: que a los ojos de Dios, todos somos culpables. Que Dios llame a cualquiera de nosotros y ame a cualquiera de nosotros y perdone a cualquiera de nosotros, es un milagro. Y si en cualquier momento no aceptamos que Dios ame, busque, salve, y sirva a alguien, estamos diciendo con esa actitud: «Yo merezco ser salvo; ellos no». Hemos obviado completamente el Evangelio de la gracia. Completamente.

Deberíamos ser personas que se regocijan cuando alguien responde al llamado de Jesús, para que sean amigos suyos y sus pecados sean perdonados. Algunos de ustedes están aquí hoy, y podrían preguntarse: «Será que Jesús me esté llamando a ser cristiano y ser su amigo? Algunos de ustedes saben muy bien las cosas que han hecho y las que no han hecho, y cómo han vivido, y que a los ojos de Dios es una cosa deshonrosa. Aunque no sea ilegal, es pecado. Y algunos de ustedes también tienen que aquello que es ilegal. De Zaqueo abiertamente recibimos tanto ánimo. No importa quién sea usted, no importa lo que haya hecho. Jesús lo llama y vendrá por usted como amigo y perdonará cualquier pecado, todo pecado. Es exactamente lo que hace por Zaqueo, es lo que hace por mí, y es lo que hace por todos los que son cristianos.

El arrepentimiento más la restitución es igual al regocijo

Pero el problema subyacente con los que están murmurando es este: Piensan que de todo lo que va a suceder ahora, Jesús va a perdonarlo, y todo el mal, las atrocidades, y la injusticia que ha hecho serán borrados y que no traerá justicia.

Así que esta es la clave. Esto es lo que le pasa a Zaqueo. Es una pequeña ecuación: el arrepentimiento más la restitución es igual al regocijo. Lucas 19:8–10, «Y Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí…», ¿qué título le da a Jesús? Señor, o sea que ahora se vuelve cristiano. Jesús es el Señor. «…la mitad de mis bienes daré a los pobres y si en algo he defraudado a alguno, se lo restituiré cuadruplicado. Y Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa, ya que él también es hijo de Abraham»; es decir, por fe. «Porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido».

Pasa lo siguiente. Zaqueo es culpable. Es culpable. Y Jesús lo perdona. Y los que están presentes murmuran, «No es justo». Pero la verdad es que Jesús no solo perdona a la gente, las cambia también. La gente religiosa no entiende eso. «¿Cómo pudo haberlos perdonado? » Pues, también va a cambiarlos.

Entonces aquí Zaqueo indica haber tenido una fe en Jesucristo que lo ha salvado. Lo llama su Señor. Y en esos días, cuando estaban bajo el liderazgo del gobierno romano, tenían que decir, «César es el Señor. Él es la máxima autoridad en mi vida». Y aquí dice, «No, Cesar ya no es mi Señor», Jesús es mi Señor». La declaración teológica más corta de la Biblia es, «Jesús es el Señor». Sobre todas las personas, todos los reyes, sobre todos los reinos, Jesucristo es sobre todas las cosas. Nuestro Dios Creador, nuestro Salvador, y nuestro amigo. Mira a Jesús y le dice, «Señor». Esto indica que algo ha cambiado en su corazón y en su lealtad. Ahora sirve a Jesús. Ahora pertenece a Jesús. Ahora conoce a Jesús. Ahora ama a Jesús. Sobre todas las cosas.

Entonces Jesús lo perdona y lo cambia. El cristianismo no consiste en hacer lo que queremos, «Dios te perdonará, sigue haciendo lo que quieras, y Dios seguirá perdonándote». El cristianismo es cuando uno hace lo que quiere, después conoce a Jesús, y se da cuenta que lo que uno hizo es pecado y malo, se da cuenta que Él en realidad es el Señor. No quiere seguir pecando porque algo pasa en lo más profundo de su ser, uno cambia.

Jesús cambia las vidas

La Biblia lo llama nacer de nuevo. Se convierte en una nueva persona. Ahora tiene un nuevo poder por medio del Espíritu Santo. Ahora tiene un nuevo Señor: a Jesús. Ahora tiene una nueva autoridad: las Escrituras. Ahora tiene una nueva naturaleza con nuevos deseos. No quiere seguir viviendo como antes Quiere cambiar. Quiere ser diferente. Quiere ser como Jesús.

No para que lo ame, sino porque ya lo hizo.
No para que lo perdone, sino porque ya lo hace.
No para que Dios se complazca en usted, sino porque Jesús ya lo ha llamado amigo.

De modo que el resultado de esto no es la religión, sino el regocijo. Así que aquí él se arrepiente; públicamente, delante de una multitud, reconoce, «Sí, he pecado. He pecado». En la Biblia hay una constelación de palabras para el arrepentimiento, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo habla del arrepentimiento, pero básicamente todas comunican la misma idea. Están Jesús, y el pecado. Y uno no puede irse sino en una dirección a la vez. El pecado es cuando le damos la espalda a Jesús, caminamos hacia el pecado. Para Zaqueo era el dinero y el poder. El arrepentimiento es cuando tenemos un cambio de parecer y un cambio de corazón y un cambio de deseos por la presencia y el poder del Espíritu Santo, nacemos de nuevo espiritualmente, y literalmente nos arrepentimos. Es darse vuelta. Le damos la espalda a nuestro pecado y volteamos la cara hacia Jesús y empezamos a caminar con Él. En su forma más sencilla de entenderlo, así es el arrepentimiento. Le damos la espalda a Jesús, y volteamos la cara hacia el pecado, después le damos la espalda al pecado y volteamos la cara hacia Jesús. Aquí se arrepiente.

La restitución

Y termina con la restitución. Tiene pecados de omisión: No ha ayudado a los pobres. Tiene pecados de comisión: Ha estafado a otros. Es exactamente lo que dice. E inmediatamente como una nueva persona hace algo que nunca había hecho: confiesa su pecado en público, públicamente pone en práctica el arrepentimiento, y también garantiza la restitución.

Ahora permítanme decirles lo que no es la restitución. La restitución no es hacer penitencia. La penitencia es una enseñanza falsa que dice que cuando uno ha hecho algo tiene que restituir a Dios y a las personas para ser perdonado. Eso no es cierto. Tampoco es el karma o la reencarnación donde uno debe pagar la deuda para ser perdonado. Esto no tiene nada que ver con ser perdonado a los ojos de Dios; es la evidencia de que ha recibido el perdón de Dios.

Permítanme decirlo de esta manera: Dios nos perdona, ¿pero qué pasa si de veras les ha hecho daño a otras personas? Su nueva naturaleza, su nuevo corazón como persona nueva debería querer hacer todo lo posible para enmendar las cosas que hizo mal, ayudar a las personas que lastimó. pagarle a las personas que estafó. No para ser acepto a los ojos de Dios, sino porque Jesús lo ha llamado amigo y usted quiere ser un amigo a los demás como Él ha sido su amigo. Esa es la situación.

Muy pocos cristianos evangélicos entienden la restitución. No son obras, repito, no es el karma, repito, no es penitencia. Es justicia. Es hacer lo correcto. Es hacer lo correcto. Entonces dice, «Por mis pecados de omisión, por no ayudar a los pobres, daré la mitad de todos mis bienes». Eso es mucho. Es un diezmo del 50 por ciento. Es mucho, ¿cierto? Aunque sea multimillonario, es mucho.

Dice, «Y si en algo he defraudado a alguno…» Básicamente está diciendo, «Con mucho gusto pueden venir a verme. Cuéntenme cómo los defraudé o lo que alguno de mis empleados ha hecho», porque tiene muchos, «y se lo devolveré». ¿Cuánto? Cuadruplicado. ¿Esa es la restitución? Sí. Es como si un amigo suyo le toma prestado su Hyundai y nunca se lo devuelve, ¿cierto? Y usted dice, «Nunca me devolvió el Hyundai». Para algunos puede que sea una bendición pero para la mayoría sería una maldición. Y usted dice, «¡Le presté mi carro y se lo robó!». De pronto recibe un mensaje de texto, «Oye, conocí a Jesús y me siente horrible por haberme robado tu Hyundai, entonces estacioné mi BMW en la entrada para tu auto. Las llaves están debajo de la alfombrilla. Por favor perdóname». ¡Viva el Equipo Jesús! ¿Cierto?

Eso es lo que pasa aquí. Zaqueo se bajó e hizo una fiesta en su casa, y Jesús y los discípulos vinieron y se regocijaban. Y al hacer esta declaración en público, pensaríamos que los demás también se regocijarían. «Cariño, ¿te acuerdas de Zaqueo? El tipo que nos estafó y se llevó todo el dinero para los estudios de los niños. Fue salvo. Dijo que nos daría cuatro veces más». «¿En serio? Pues me parece asombroso». Hubo una reacción en cadena en la comunidad. «¿Qué?». Y los pobres se regocijaban. «¡Zaqueo nos dará de comer a todos! Es tan rico que vamos a engordar». ¡Viva el Equipo Jesús!

Jesús es generoso

Por lo tanto no basta con recibir la gracia de Dios; tenemos que ser agentes de la gracia de Dios. No basta con decir, «Quiero que Jesús perdone mis pecados, pero me siento frustrado cuando perdona los pecados de alguien que pecó contra mí». Amigos, no podemos recibir la gracia sin regocijarnos cuando otros la reciben. No podemos recibir la gracia de Dios sin compartirla. Y Zaqueo se da cuenta que Dios ha sido generoso con él, y que necesita ser generoso con los demás. Porque acaba de conocer la persona más generosa de la historia del mundo, a Jesucristo.

Jesús es generoso. ¿Qué acaba de darle a Zaqueo? El perdón de pecados, la vida eterna, y una nueva naturaleza. ¿Qué hizo Zaqueo? Nada. ¿Qué pagó? Nada. Zaqueo apenas recibió el don de la salvación. Esa generosidad lo convirtió en un hombre generoso. Tenemos que ver que Jesús es generoso. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que… ¿Qué dice la Biblia? Porque de tal manera amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, mas tenga vida eterna.

Nuestro Dios es dadivoso. El don más grande que jamás se ha dado es el don en esta historia donde Jesús va camino a Jerusalén a dar. Morirá en nuestro lugar, su lugar por nuestros pecados como nuestro sustituto. cancelando nuestra deuda y dándonos el perdón de pecados, una nueva naturaleza, nuevos deseos, nueva vida, un nuevo Señor, una nueva comunidad, una nueva eternidad. Es dadivoso.

Zaqueo acaba de conocer a la Persona más dadivosa de todas. Sabe que sus pecados han sido perdonados, pero inmediatamente pone en práctica las obras de hacerse discípulo; se está volviendo como su maestro. Se está volviendo, por la gracia de Dios mediante el poder del Espíritu Santo, se está volviendo más como Jesús. «Pues si Jesús va a ser así de generoso, yo también quiero ser generoso, porque ahora Él es mi Señor». Es hermoso, ¿no es cierto?

¿Cómo creen que se sintieron los que murmuraban? Quizás un poco avergonzados. No murmuren cuando la gente se salva. No murmuren cuando Dios está obrando en sus vidas. Esperen a ver qué hace. El arrepentimiento mas la restitución es igual al regocijo. Este hombre se mueve rápidamente. Es su primer día como cristiano inmediatamente vemos la obra en su corazón y en su vida.

Jesús salva a un hombre rico

También hay que recalcar que él es un hombre rico. Leíamos anteriormente en el Evangelio de Lucas, que es más fácil que un camello, el cual es bastante grande, entre por el ojo de una aguja, la cual es bastante pequeña, que un hombre rico entre en el reino de los Cielos. Aquí Jesús mete al camello por el ojo de la aguja. Salva a un hombre rico. Es importante porque Jesús habla mucho sobre el dinero, las riquezas, y las posesiones. Casi el 25 por ciento de sus enseñanzas en los cuatro evangelios, Mateo, Marcos, Lucas, y Juan, son sobre el dinero, las riquezas, y las posesiones. Porque son un indicador, no son el único, pero son un indicador del corazón humano.

Y aquí vemos que Jesús de veras es el Señor de Zaqueo porque está dispuesto a deshacerse de sus dioses falsos, sus ídolos, que ha entregado su vida y ha recibido su identidad, su comodidad, del dinero y el poder. Está dispuesto a deshacerse de esas cosas porque Jesús es su Señor. Jesús habla mucho sobre el dinero, el estatus, las riquezas y las posesiones. Y quiero que vean que Dios ama tanto al rico como al pobre; que Dios salva tanto al rico como al pobre. Y que en el reino de Dios y en la iglesia de Jesucristo necesitamos tanto ricos como pobres; que Dios ama a todas las personas, que todos somos pecadores, que todos pecamos de diferentes maneras y todos tenemos que acudir al mismo Salvador. Por lo tanto no me importa que haya venido hoy aquí en un monopatín o si lo trajeron en limosina. Jesús lo ama, lo llama por su nombre, lo invita a tener amistad con Él, quiere que se aparte del pecado, que confíe en Él, que se arrepienta, y como es debido, que practique la restitución.

La teología de la prosperidad y la teología de la pobreza

Es importante que acertemos con nuestra teología y nuestras finanzas. Porque hoy en día hay dos enseñanzas polarizadas, divididas, que compiten entre los predicadores y maestros de la Biblia, al igual que escritores y líderes sobre el tema del dinero, las riquezas, y las posesiones. Ustedes me han oído decir esto, como Jesús sigue hablando del dinero, también quiero enfatizar este tema continuamente.

Hay una teología de la prosperidad y una teología de la pobreza, y ambas son muy populares y se critican mutuamente hoy en día. La teología de la prosperidad dice que entre más amamos a Dios, más nos dará. Que Jesús básicamente es un plan para enriquecerse rápidamente; que el cristianismo es como un palo y Jesucristo es como una piñata y si uno tiene suficiente fe puede pegarle en la mitad y las cosas caerán del cielo para que su vida sea fácil.

Lo opuesto ocurre con la teología de la pobreza, la cual algunos promueven, hasta personas que conozco y amo pero con quienes no estoy de acuerdo en este punto. Y dice que entre menos tiene uno, más cerca está de Dios; que el dinero, las riquezas, y las posesiones para el cristiano son como la kriptonita para Supermán. Hay que mantenerse lejos de ellas.

Dios no quiere que vayamos en pos de la teología de la prosperidad o la pobreza; quiere que seamos buenos mayordomos, con lo mucho o lo poco que tengamos.
Quiere que seamos generosos con lo mucho o lo poco que tengamos.
Quiere que practiquemos la restitución si hemos robado, con lo mucho o lo poco que tengamos.
Y quiere que sepamos que nuestra justicia está en Jesucristo, no en las riquezas o en la pobreza.

Hay una taxonomía que quisiera compartir con ustedes y la compartiré de nuevo porque quiero que de veras piensen bíblicamente sobre las riquezas, el dinero, las posesiones, el crédito, y cosas así. Hoy por hoy hay dos categorías. Los que propugnan una teología de prosperidad leen la Biblia y resaltan todas las personas ricas que aman al Señor. Los que propugnan una teología de pobreza leen la Biblia y resaltan todas las personas pobres que aman al Señor. En realidad, no hay dos clases de personas; hay cuatro clases de personas, económicamente hablando, en la Biblia. Las compartiré con ustedes. Se trata de las riquezas y la justicia.

1. Los ricos impíos

La primera categoría son los que son impíos y ricos. ¿Están de acuerdo conmigo en que antes de su conversión aquí al conocer a Jesús y al responder a su invitación de arrepentimiento y amistad, Zaqueo era tanto impío como rico? Como consiguió su dinero, impíamente. Puede que haya sido legal, pero fue pecado. Como usó su dinero, impíamente. No fue generoso con los pobres, no le daba a Dios.

Además, defraudó a la gente. Es rico, pero es impío. Él mismo lo confesó abiertamente, en público. Algunos de ustedes son así. Son ricos, pero son impíos. Su manera de conseguir las riquezas y su manera de usar sus riquezas, no honra al Señor, no es servicial con los demás.

2. Los ricos justas

Segundo, hay personas justas y ricas. Zaqueo, en este acto de arrepentimiento y restitución. pasó de la primera categoría a la segunda categoría, ¿cierto? Sigue siendo rico, pero ahora se porta de una manera justa. Al hacer restitución, «El 50% de todos mis bienes los daré a los pobres. Si he defraudado a alguien, se lo restituiré cuadruplicado». Es mucha generosidad; va más allá de lo requerido hasta en la ley de Dios. Por la gracia de Dios, mediante un acto de arrepentimiento y restitución, se convierte en un hombre justo y rico.

Algunos de ustedes son así. Puede que no haya conseguido su dinero de una manera piadosa, pero algunos de ustedes han trabajado duro, tienen herencias, y han invertido bien, administran bien su dinero. Su forma de ganar dinero, son generosos primero con su familia, lo cual es importante; dan a la causa de Dios, ayudan a los pobres, buscan a los necesitados. Son ricos y justos. Dios los bendiga. No se sientan culpables de ser ricos; solo sean buenos mayordomos de las riquezas que Dios les ha dado.

Algunas de las personas más piadosas que conozco, francamente, son de las más ricas. Algunas de las personas de gran corazón que conozco, son personas generosas que buscan a los que tienen necesidad y les gusta buscar callada y humildemente a los que sufren y están dolidos, para servirles, porque ¿saben qué? El dinero puede ser un medio para amar a la gente. El dinero puede ser…mejor dicho, el amor puede ser nuestras palabras pero también puede ser nuestras obras, y a veces puede ser nuestras riquezas. Por lo tanto el amor puede estar presente en las palabras, en las obras, o en las riquezas. Y a veces cuando le regalamos algo a alguien, o cuando le ayudamos a alguien, eso es amor. Eso es amor. Algunas de las personas más piadosas y amorosas que conozco son justas y ricas.

Aquí es donde francamente me canso del debate económico en nuestra cultura, «¡Cóbrenle a los ricos! ¡Cóbrenle a los ricos! ¡Cóbrenle a los ricos!». ¿Por qué «Porque todos son unos impíos y todos los pobres son santos». No es tan fácil. No es tan fácil.

3. Los pobres justos

Tercero, hay quienes son justos y pobres. ¿Quién en la historia es tanto justo como pobre? Jesús. Es justo, nunca ha pecado, es Dios, y es pobre. Está sin techo. No está sin techo porque no quiera trabajar. Dejó su trabajo para expiar los pecados del mundo; tenía otro trabajo que hacer. No es que sea perezoso, o que saliera a apostar, o que se gastara todo en bebidas alcohólicas. No lo dejó todo en el casino. Lo regaló todo un hombre soltero sin una familia que cuidar; ha decidido vivir de la forma más mínima de la generosidad de los demás. Es tanto justo como rico.

Algunos de ustedes son así. Son pobres y justos. No pecaron. No llegaron tarde. Son estudiantes universitarios, perdieron sus trabajos, son madres solteras que tratan de estirar el dólar. Son pobres, pero no tenemos que reprenderlos porque no pecaron. Solo están pasando por un tiempo difícil.

4. Los pobres impíos

Hay algunos, sin embargo, que son ambas cosas, cuarta categoría: impíos y pobres. No vemos a ninguno en particular en esta historia, pero están en la Biblia, sobre todo en Proverbios. El perezoso que no se levanta de la cama por la mañana. O el tipo que no se levanta sino hasta la cena por lo cual sigue perdiendo su trabajo; ese tipo. Los que andan detrás de planes para enriquecerse rápidamente; su meta principal es jubilarse a los treinta o cuarenta años de edad, por lo cual apalancan todo y la ruleta de sus vidas gira y lo pierden todo. Los que no pueden controlar su adicción a las sustancias químicas y comen y toman y fuman y se meten en una situación donde las drogas y el alcohol y cosas así hacen que pierdan su trabajo, pierden su casa, lo pierden todo.

No estoy diciendo que no debemos ayudar a esas personas, pero estoy diciendo que es misericordioso hacerlo porque ellos han hecho naufragar su vida y ayudarles es tratarlos como Dios en Cristo nos ha tratado a nosotros. Hicimos naufragar nuestra vida y Jesús nos ayudó. Cuando los demás hacen naufragar su vida, deberíamos ayudarlos. Pero eso no quiere decir que sean justos. El tipo que no trabaja, dice la Biblia, no debe comer.

Sean buenos mayordomos de sus riquezas

Se los repito otra vez, una y otra vez, Jesús sigue hablando del dinero, el estatus, las riquezas, y las posesiones, y algunos pensamos culturalmente, algunos pensamos políticamente, algunos pensamos económicamente. Pero a menudo no pensamos bíblicamente.

¿En cuál categoría están ustedes? Sean buenos mayordomos, sean generosos, practiquen el arrepentimiento como es debido, practiquen la restitución para que pueda haber regocijo para ustedes y otros.

¿De veras cambió Zaqueo?

Me pareció curioso, pero me pregunté, ¿Fue solo un gran día para Zaqueo, o de veras fue un cambio de vida sincero? ¿Fue un día en que se sintió mucha motivación porque Jesús estaba ahí con la multitud, y la prensa estaba ahí, y estaba pensando, «Si me muestro y arrepentido y me declaro culpable, esto podría beneficiarme. Le gustaré a la gente, entablaré amistades, hasta podría postularme para un puesto político. Puede que los creyentes me acepten y me den acogida».

¿De veras cambió? ¿O era simplemente una oportunidad para sacarse la foto y expedir un cheque, y salir en el noticiero? Entonces hice una pequeña investigación, no en la Biblia, sino en la historia de la iglesia, y Clemente, Arzobispo de Alejandría, en un sermón suyo titulado «Homilía» dice que este hombre, Zaqueo, después se convirtió en Obispo de Cesarea, y fue nombrado posiblemente por el propio Pedro.

De veras cambió por la gracia de Dios. Después de ser ladrón pasó a ser pastor. Al final hubiera sido necesario que renunciara al trabajo, que se apartara de su trabajo con el gobierno romano, que transformara por completo su nivel de vida. Con Jesús como su Señor, aprende la Biblia. Aprende teología. Aprende a predicar y a enseñar. Se convierte en un pastor, no solo un pastor, sino un pastor de pastores. Esto implica que durante el resto de su vida fue muy generoso. Les sigue dando a los pobres, le sigue dando a la iglesia, le sigue dando al ministerio. Les sigue dando a los demás. Esto lo condujo a un cambio profundo en su vida.

Permítanme decir esto: No le pongan un sello de tiempo a las personas. Al mirar a las personas no digan, «Así son, y siempre serán así». En la gracia de Dios, podrían convertirse en personas completamente distintas. Podrían cambiar.

Si usted es cristiano, eso es lo que le ha pasado. Como cristiano, es lo que me ha pasado. Como cristianos deberíamos decir que no somos perfectos, pero progresamos por la gracia de Dios. Y la persona que éramos no es la misma persona que somos. Y por la gracia de Dios, en el futuro no seremos la misma persona. Este hombre cambia. Por lo visto se convierte en un pastor de pastores. ¿No es asombroso? ¿Se imaginan cómo era su testimonio?

Ocho preguntas sobre el arrepentimiento y la restitución

¿Qué tal el de ustedes? ¿Qué tal el de ustedes? Quisiera cerrar con unas cuantas preguntas. ¿Qué significa esto para ustedes en la práctica? ¿Cuál es su arrepentimiento, mas su restitución, que resulta en el regocijo? No podemos tan solo leer la historia de Zaqueo y decir, «¡Qué asombrosa es!». Tenemos que mirar a Zaqueo y decir: «Podría ser asombroso para mí también».

1. ¿Hay algo que han tomado que necesitan devolver?

Les daré unas preguntas para que piensen en ellas personalmente, y para que hablen de ellas con su familia, y para que las traten en su grupo comunitario. Primero, ¿hay algo que han tomado que necesitan devolver? ¿Se han robado algo? No pueden decir, «Jesús me perdona». Tienen que decir, «Jesús me perdona, y tengo que devolverlo». A algunos de ustedes les han robado algo, pero el que le robó las cosas ni siquiera lo sabe. Algunos de ustedes dirán, «¡No es legal! Dijeron que fue bancarrota». Pero intencionalmente fueron fraudulentos en sus tratos con la gente, si trataron adrede o legalmente de buscar la manera de sacarle plata a alguien, puede que sea legal, pero aun podría ser pecado.

¿Qué han tomado que necesitan devolver? Ven, este sermón cumple su propósito, cientos de miles de dólares saldrán de la Iglesia Mars Hill. Algunos de ustedes dicen, «No me alcanza el dinero». Podría tener que vender su carro. Puede que necesite reducir su estilo de vida. Puede que tenga quehacer grandes cambios como un acto de arrepentimiento y restitución. El Espíritu Santo resaltará para ustedes cada una de estas preguntas, o más, algo que tengan que poner en práctica. Sí, Jesús perdona. ¿Pero lo que se han robado, qué? ¿No les parecería bien que lo devolvieran?

Permítanme preguntarles: Si ustedes fueran la víctima, ¿no querrían eso? Si alguien los llamara y dijera, «¡Me volví cristiano! ¡Él perdonó todos mis pecados! ¡Gracias por dejarse robar!». Ustedes dirían, «Sabe, como víctima, eso no me parece nada bien». Como victima podrían decir, «Yo también te perdono. La deuda está perdonada. No quiero que me lo devuelvas». Están en su derecho. O podrían decir, «Sí, gracias por la oferta, acepto que me lo devuelva». Ven, deberíamos tratar a la gente como queremos ser tratados, dice Jesús.

2. ¿De qué manera ha defraudada a alguien y cómo debe pagarles?

Segundo, ¿de qué manera ha defraudado a alguien y cómo debe pagarles? Les daré un ejemplo. Es usted la persona que llega tarde al trabajo, sale temprano, mientras está ahí pierde el tiempo en Facebook y Twitter y se la pasa viendo videos de YouTube, contestando correos electrónicos personales, y recibiendo llamadas personales? Eso es defraudar a su empleador. Usted dirá, «¡Pero todos lo hacen! ¡No es ilegal!». Pero es pecado. ¿Ha facturado a sus clientes por tiempo que no trabajó? ¿han falsificado su facturación? Entonces son como Zaqueo. Son como Zaqueo.

¿A quién han defraudado? ¿A quién han defraudado? Son como el tipo que tenía un carro que era un pedazo de basura, y lo sabían muy bien, y alguien vino a comprarlo, vieron el pescado en la parte de atrás y les preguntaron, ¿Funciona bien?». Y dicen, «Súper bien» «Está bien, hermano… Oh, oye, la Ley del Limón… no es ilegal». ¿Pero estaban defraudando? ¿Fueron deshonestos? Pensaron, «Si le digo que es una chatarra no lo comprarán». Lo sé, entonces quizás no debía haberlo vendido. «Pero no me reembolsarán el dinero». Es cierto, pero tampoco defraudaría a nadie. «De acuerdo, creo que sería muy chévere si algunos pusiéramos en nuestros carros, «Este carro es defectuoso, y voy a venderlo barato para la gloria de Dios». Al menos sabrían lo que están comprando.

¿A cuántos de ustedes los han defraudado? Alguien les vendió algo, pero no les dijeron la verdad. Alguien les mandó la factura por algo pero no fueron honestos. Les cobraron algo y falsearon la información. deberíamos tratar a otros como queremos ser tratados.

3. ¿Cuándo han sido perezosos, y en la práctica cómo piensan cambiar?

Tercero, ¿cuándo han sido perezosos, y en la práctica cómo piensan cambiar? ¿En realidad no hicieron lo que debían haber hecho por su familia? ¿No hicieron lo que debían haber hecho para su empleador? ¿No hicieron lo que debían haber hecho con sus estudios? Se cual sea su «trabajo», han sido perezosos, no han hecho lo mejor posible, han defraudado a otros de prestarles un buen servicio. ¿En la práctica, cómo piensan cambiar?

Por eso es que algunos de ustedes no trabajan duro, no trabajan mucho, no pueden mantener un trabajo. Algunos de ustedes no trabajan hacia el progreso, se instalan más o menos donde están. En su trabajo han aprendido, «Si tan solo evito los problemas, y no hago locuras, si me quedo este rincón sin hacer nada, puedo aprovecharme de este trabajo haciendo lo más mínimo».

4. ¿A quién han descuidado y qué pasos debe tomar para hacer restitución?

Cuarto, ¿a quién han descuidado y qué pasos debe tomar para hacer restitución? Es que les robamos a las personas. Robamos recuerdos, amistades, gozo. Gracie y yo acabamos de escribir los libros sobre el matrimonio y entregamos las correcciones finales y saldrán a fines de año y en ellos contamos una historia de una sesión de consejería que hicimos hace tiempo.

La historia trataba de un esposo y su esposa que habían estado casados mucho tiempo, y no había adulterio ni divorcio, pero tampoco habían tenido amistad. Le pregunté, «¿Qué quiere?». Ella dijo, «Quiero que se siente en el sofá conmigo y me hable veinte 0 treinta minutos al día. No le parece razonable?». No. ¿Cuánto tiempo lleva esperando? «Cuarenta años». ¿Ha estado esperando en el sofá después de la cena durante cuarenta años? «Sí, y nunca se sienta conmigo a hacerme la visita». Y puede que diga que no es ilegal, pero es pecado. Le ha robado miles de horas a su esposa.

Algunos de ustedes no han fechado una noche para salir con sus parejas. No enamoran a sus cónyuges, no pasan tiempo con sus niños, no asisten a sus eventos, y no hacen muchas cosas por las que nadie los arrestaría, pero han robado recuerdos, han robado esperanza, han robado ánimo, han robado gozo. Algunos de ustedes intencionalmente han saboteado cumpleaños y feriados, han hecho pasar unas vacaciones deprimentes. Han robado. Han robado gozo y amistad y comunidad y vida.

¿Y qué requiere la restitución? ¿En la práctica, qué debe hacer para decir ‘lo siento’ y tratar de hacer todo lo posible de hacer las cosas bien y compensarlos?

5. ¿A cuál pecador no ha llamado para hablar con él en vez de murmurar contra él?

Quinto, ¿a cuál pecador no ha llamado para hablar con él en vez de murmurar contra él? Zaqueo es un pecador, todos lo saben, todos hablan de él. Y Jesús lo llama y ellos se quejan. ¿De quién chismosean ustedes? ¿De quién dicen, «Me saca de quicio. Me vuelve loco. Es una persona tan horrible»? ¿Han hablado con esa persona? «No». Tal vez deberían hablar con ellos, como Jesús habló con Zaqueo. «Mira, te amo, estoy frustrado contigo, quiero decirte la verdad. Tenemos que tratar este asunto. Te estoy llamando para que salgas. Te estoy llamado a entablar amistad, pero una amistad en la que tendrás que hacer unos cambios, gracias a Jesús».

¿Con quién necesitan hablar? Puede que sea temor al hombre o pereza de su parte, pero ¿de qué manera se han comportado como la multitud y no como Jesús? Todos sabían que Zaqueo tenía problemas; y solo una persona le habló.

6. ¿Qué gozos han robado y necesitan devolverlos?

Sexto, ¿qué gozos han robado y necesitan devolverlos? Volviendo a mi punto anterior, conozco padres que se pierden los cumpleaños de sus hijos. Conozco padres que se pierden temporadas importantes y momentos y oportunidades en la vida de sus hijos. No es porque tuvieran que hacerlo, sino porque decidieron hacerlo. Aniversarios, cumpleaños, «No soy organizado, no soy sentimental, no soy romántico, no soy atento». Lo que debería decir es, «No me he arrepentido».

7. ¿Qué pecados han tolerado y cómo planean arrepentirse?

Séptimo, ¿qué pecados han tolerado y cómo planean arrepentirse? Zaqueo había tolerado el pecado en su vida por mucho tiempo. Se requiere más que unos pocos años para volverse jefe de los recaudadores de impuestos y tan rico. ¿A qué le ha dado cabida, qué ha aceptado, o tolerado por mucho tiempo? Hoy es el día en que usted dice, «Sí, eso tiene que morir. Tengo que darle la espalda; debo voltear mi rostro hacia él».

8. ¿Han sido avaros, y si lo han sido, cómo planean ser generosos?

Y octavo, ¿han sido avaros, y si lo han sido, cómo planean ser generosos? ¿Han sido avaros o codiciosos? ¿De qué manera? Cuando aumentan sus bienes, ¿aumenta su nivel de dar o solo su nivel de vida? ¿Se han creído ese mito que dice, «tan pronto me salga de este hueco, seré generoso»? ¿Y se salen del huego y van y se meten a otro huego? Porque no se han arrepentido. No han practicado la restitución.

¿Han sido avaros o codiciosos? La generosidad, amigos, debe empezar con su familia, debe extenderse de ahí a la obra de Dios, y a los pobres. Algunos de ustedes dirán, «Ya sabía lo que iba a decir. Quiere mi dinero». No quiero su dinero. Quiero que tengan gozo. Zaqueo era un hombre miserable, y después conoció a Jesús, y cambió. Se regocijó, y su generosidad permitió que otros se regocijaran. La Biblia dice que somos más bendecidos—Jesús mismo lo dijo—más bienaventurado es dar que? Dar que recibir.

Ven, Jesús es el dador más grande. Jesús es el más gozoso. Y Jesús quiere que recibamos de él el don de vida eterna el perdón de pecados, y que participemos con Él en sus obras aquí en la tierra, siendo generosos para que compartamos su gozo. Por eso dice la Biblia que Dios ama al dador alegre. Si usted está aquí hoy y dice, «Sabe qué, no estoy dispuesto a cambiar mi nivel de vida, mi seguridad económica». Trágicamente lo que está diciendo es, «Escojo mi ídolo y rechazo a Jesús». No queremos que eso les pase a ninguno de ustedes.

Jesús viene para buscar y salvar los perdidos

Jesús dijo [a Zaqueo], «Hoy la salvación ha venido a tu casa». Permítanme invitarlos, hoy la salvación podría venir a sus casas. Reciban a Jesús como Salvador y Amigo. Y Jesús dice, «Porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido». Algunos estamos perdidos. Algunos de ustedes están perdidos. En algún momento yo estaba perdido. Y Jesús viene hoy a buscarlos y a salvarlos. Jesús viene a llamarnos a salir. Y en la historia va rumbo a la cruz donde pagará la deuda de ustedes y a darles el don de la amistad de Dios. Ese es nuestro Jesús.

Oración

Padre, te damos gracias por la oportunidad de estudiar tu Palabra. Señor, reconocemos que en este momento no hay nada perfecto sobre la tierra excepto las Escrituras. Y Señor Dios, te damos gracias por tu Palabra perfecta. Y que nos muestra, Dios, lo pecadores que somos y lo maravilloso que es Jesús.

Dios, pido por mis amigos y por mí mismo, empezando con la mayordomía de mi propia familia. Dios, que no escuchemos esto como palabra de condenación, sino como una palabra de compunción que conduzca al arrepentimiento y la restitución y el regocijo. Jesús, gracias por el gozo y gracias porque no tenemos que adorar el dinero, sino que podemos adorar con el dinero. Por favor ayúdanos a ser sabios, buenos y mayordomos generosos, y que tengamos la clase de gozo y fidelidad que experimentó Zaqueo. Pido que esa sea el derrotero de nuestra vida así como fue el derrotero de su vida.

Dios, pido por los ricos; pido por los pobres. Pido que por tu gracia, por medio de tu Espíritu Santo, por causa de tu Hijo, que aunque seamos ricos o pobres, nos comportemos de una manera justa para tu gloria, para el bien de los demás, y para nuestro gozo.

En el nombre de Jesús, amén.