Lucas 23:50–56; 24:1–12 (LBLA)
50 Y había un hombre llamado José, miembro del concilio, varón bueno y justo
51 (el cual no había asentido al plan y al proceder de los demás) que era de Arimatea, ciudad de los judíos, y que esperaba el reino de Dios.
52 Este fue a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús,
53 y bajándole, le envolvió en un lienzo de lino, y le puso en un sepulcro excavado en la roca donde nadie había sido puesto todavía.
54 Era el día de la preparación, y estaba para comenzar el día de reposo.
55 Y las mujeres que habían venido con El desde Galilea siguieron detrás, y vieron el sepulcro y cómo fue colocado el cuerpo.
56 Y cuando regresaron, prepararon especias aromáticas y perfumes. Y en el día de reposo descansaron según el mandamiento.
24:1 Pero el primer día de la semana, al rayar el alba, las mujeres vinieron al sepulcro trayendo las especias aromáticas que habían preparado.
2 Y encontraron que la piedra había sido removida del sepulcro,
3 y cuando entraron, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.
4 Y aconteció que estando ellas perplejas por esto, de pronto se pusieron junto a ellas dos varones en vestiduras resplandecientes;
5 y estando ellas aterrorizadas e inclinados sus rostros a tierra, ellos les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?
6 No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos cómo os habló cuando estaba aún en Galilea,
7 diciendo que el Hijo del Hombre debía ser entregado en manos de hombres pecadores, y ser crucificado, y al tercer día resucitar.
8 Entonces ellas se acordaron de sus palabras,
9 y regresando del sepulcro, anunciaron todas estas cosas a los once y a todos los demás.
10 Eran María Magdalena y Juana y María, la madre de Jacobo; también las demás mujeres con ellas referían estas cosas a los apóstoles.
11 Y a ellos estas palabras les parecieron como disparates, y no las creyeron.
12 Pero Pedro se levantó y corrió al sepulcro; e inclinándose para mirar adentro, vio* sólo las envolturas de lino; y se fue a su casa, maravillado de lo que había acontecido.
Hola. Soy el pastor Mark aquí en la Tumba del Huerto. Detrás de mí verán una pequeña entrada que es una antigua tumba. Toda esta área fue construida a su alrededor. Casi un cuarto de millón de personas al año vienen a este sitio para recordar, celebrar, e investigar la resurrección de Jesucristo.
En realidad no sabemos exactamente dónde fue sepultado Jesús ¿Por qué? Porque no hay nadie ahí. Esa es la idea principal. Sin embargo sabemos que ocurrió en este sitio o en un sitio muy parecido, por diez razones:
Primero, leemos en los evangelios que Jesús fue llevado fuera de los muros de la ciudad. Este sitio califica.
Segundo, fue fuera de una puerta; nos dice eso en Hebreos, que el lugar donde fue enterrado Jesús, y ese es otro requisito también.
Tercero, nos dice que quedaba a lo largo de una vía muy transitada. Al entrar ahí, hasta hoy en día sigue siendo así.
Cuarto, el lugar donde hacían ejecuciones en público fue donde finalmente mataron a Jesús.
Quinto, nos dicen que fue puesto en una tumba de piedra y eso sin duda es lo que vemos aquí.
Sexto, en cumplimiento de la profecía en la segunda parte de Isaías 52 al 53, en esa parte de la resurrección de Jesús dada más 500 años antes, nos dice que sería con el rico en su sepultura al morir, aunque era un hombre pobre y sin techo. Después de Su muerte, fue sepultado en la tumba de José de Arimatea, un seguidor acaudalado, un discípulo que le regaló su tumba a Jesús post mortem. Todo esto reuniría esos requisitos proféticos.
Séptimo, nos dice que fue en el Gólgota, el lugar de la calavera, que también es otro requisito.
Octavo, nos dicen los evangelios que la cámara sepulcral habría sido a la derecha de la entrada, lo cual también cuadra con ese requisito.
Noveno, dicen los evangelios que al entrar después de la resurrección de Jesús, los discípulos tenían que agacharse. La entrada aquí ha sido agrandada con los años y hubiera sido más baja en los días de Jesús, por lo tanto cumple con ese requisito.
Décimo, el requisito principal para que potencialmente sea la tumba de Jesús es que no haya nadie en ella, como vemos aquí. Por consiguiente, algunos creen que este es el sitio donde Jesús fue enterrado y donde resucitó. Y si no fue este sitio, nos da una idea de la clase de lugar donde el cuerpo de Jesús fue puesto temporalmente.
Dicho lo cual, leeremos el relato documentado en Lucas 23, empezando en el versículo 50. «Y había un hombre llamado José, miembro del concilio, varón bueno y justo (el cual no había asentido al plan y al proceder de los demás) que era de Arimatea, esperaba el reino de Dios. Este fue a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús»; es decir, después de su crucifixión.
«Y bajándole, le envolvió en un lienzo de lino, y le puso en un sepulcro excavado de una roca donde nadie había sido puesto todavía. Era el día de la preparación, y estaba para comenzar el día de reposo. Y las mujeres que habían venido con Él desde Galilea, siguieron detrás y vieron el sepulcro y cómo fue colocado el cuerpo. Y cuando regresaron prepararon especias aromáticas y perfumes. Y en el día de reposo descansaron según el mandamiento».
Lucas capítulo 24, «Pero el primer día de la semana, al rayar el alba, las mujeres vinieron al sepulcro trayendo las especias aromáticas que habían preparado. Y encontraron que la piedra había sido removida del sepulcro y cuando entraron, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. Y aconteció que estando ellas perplejas por esto, de pronto se pusieron junto a ellas dos varones en vestiduras resplandecientes; y estando ellas aterrorizadas e inclinados sus rostros a tierra, ellos les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos cómo os habló cuando estaba aún en Galilea, diciendo que el Hijo del Hombre debía ser entregado en manos de hombres pecadores, y ser crucificado, y al tercer día resucitar. Entonces ellas se acordaron de sus palabras, y regresando del sepulcro anunciaron todas estas cosas a los once y a todos los demás.
«Eran María Magdalena, y Juana, y María la madre de Jacobo; también las demás mujeres con ellas referían estas referían estas cosas a los apóstoles. Y a ellos estas palabras les parecieron como disparates, y no las creyeron. Pero Pedro se levantó y corrió al sepulcro; e inclinándose para mirar adentro, vio solo las envolturas de lino; y se fue a su casa maravillado de lo que había acontecido».
Permítanme explicarles esto. Jesucristo fue crucificado. De veras murió. Les daré seis puntos que juntos culminan para contar la historia de la muerte, sepultura, y resurrección de Jesús.
Cientos de años antes los profetas del Antiguo Testamento anunciaron y predijeron que Jesús viviría, que moriría, y resucitaría, conquistando así a nuestro enemigo Satanás, el pecado, y la muerte como nuestro Salvador, Dios, Cristo y Mesías. Esto lo vemos al final de Isaías 52 al 53, que vendría de cuna humilde y viviría una vida sencilla, que sería muerto, no por su pecado, sino por los pecados de otros, que sería contado con los transgresores, que sería sepultado en la tumba de un hombre rico. Que después de la agonía de su alma, vería la luz de la vida y estaría satisfecho.
Mientras el sol brilla sobre nosotros, es para ayudarnos a recordar que Jesús no yace en una tumba oscura, fía y vacía. Resucitó. Vio la luz de la vida. Se sintió satisfecho, y en el nuevo cielo y la nueva tierra, la Nueva Jerusalén. Nos dice que Su gloria que iluminará toda la nueva creación, que no habrá noche y no habrá sol; que su gloria lo llenará todo.
Segundo, también sabemos que Jesús mismo dijo repetidas veces, enfáticamente, claramente, que moriría crucificado, que sería sepultado y que al tercer día resucitaría. Fue algo que Jesús declaró repetidas veces.
Tercero, también sabemos que en efecto murió. Lo trataron de la forma más horrenda. De hecho se inventaron la palabra atroz, crucificante, para explicar el dolor de la cruz. Fue perfeccionado por los romanos en tiempos de Jesús. Fue reservado para los culpables de los peores crímenes. Por lo general no se lo hacían a los que eran judíos.
Jesús fue sometido a una serie de juicios. Hubo testigos falsos que no concordaban. Sin embargo, lo sentenciaron a muerte bajo el toldo de la oscuridad de la noche. No fue un juicio. Fue un asesinato. La Biblia dice que lo llevaron y lo azotaron. Sus brazos habrían sido puestos sobre su cabeza. Un verdugo, quizás hasta dos, tenían en sus manos un gato de nueve colas un mango de cual salían largas tiras de cuero, en cuyos extremos ponían unas bolas de piedra, o metal que ablandaban la carne de la víctima. En los extremos ponían ganchos de metal o hueso que penetraban la carne del hombre y los verdugos lo jalaban para asegurarse de que el cuello expuesto del hombre al igual que las nalgas y piernas eran agarradas del todo por los ganchos los cuales le arrancaban literalmente la carne al hombre de su cuerpo. No era atípico que una costilla fuera extraída del cuerpo del hombre. Esto penetraba los tejidos más profundos. Creaba un trauma masivo para el corazón. De por sí, esto mataba a muchos hombres. Por eso nos dice en Isaías que su apariencia fue desfigurada más que la de cualquier hombre. Que ni siquiera podían reconocer a Jesús en este horrendo estado. Era un hombre joven y saludable.
Tuvo que sobrellevar su cruz, llevarla literalmente al lugar de ejecución. Quedó tan golpeado y cansado y ensangrentado y traumatizado que la cruz que llevaba a cuestas pesaba quizás unas 100 libras, una viga reciclada que tenía untada las lágrimas y el sudor y la sangre de las otras víctimas. Al caerle encima apabulló su caja torácica probablemente contusionado profundamente su corazón.
Ahora su cuerpo tenía que bombear sangre más fuertemente del corazón a las extremidades. Estaba en shock, deshidratado, y con trauma. Ahora su corazón estaba traumatizado. Los forenses nos dicen que cuando le cayó encima el travesaño al caerse hubiera equivalido a un estrellón en carro sin bolsa de aire y sin volante. Tendrían que haberlo hospitalizado. Jesús no fue hospitalizado. Siguió, con ayuda al lugar de su crucifixión.
Ahí, al Carpintero le hincaron lo que equivalía a clavos de traviesa que traspasaron los centros nerviosos más sensibles del cuerpo: las manos y los pies. Fue desnudado. Se burlaron de Él. Le mesaron la barba irrespetándolo. Le colocaron una corona de espinas sobre la cabeza. Se burlaron de Él diciendo que era Rey de los judíos. Lo levantaron en una cruz. Está al borde la muerte en ese momento.
Le hicieron algo muy vergonzoso a Jesús. No lo sabía hasta que estuve recientemente en Éfeso y Turquía en una excavación arqueológica. Había un área abierta con más de 40 inodoros. Fue uno de los primeros baños públicos de la antigüedad. No había letrinas. Todos se sentaban al aire libre sobre inodoros de mármol. El acueducto proporcionaba agua que corría por debajo. No usaban papel higiénico y tenían como un desagüe donde pasaba el agua frente a la persona que usaba la letrina, y lo usaban para limpiarse.
Lo que pasó entonces fue que algunos campesinos y los esclavos más pobres se dieron cuenta que podían ganar dinero y conseguían una de las tantas esponjas marinas que había y la colocaban en un palo. La empapaban con agua y la usaban para limpiar a la persona que usaba el baño público. Estas esponjas podían usarse para limpiar a cientos de personas al día, y la Biblia dice que cuando Jesús pendía crucificado, le ofrecieron ¿qué? Una esponja. Era esa esponja. Era esa esponja.
Desde la cruz Jesús profiere palabras de amor. «Padre, perdónalos. No saben lo que hacen». «Juan, mira a mi madre María». Al hombre que crucificaron a su lado le dice: «Hoy estarás conmigo en el paraíso». La Biblia dice que Jesús, con voz triunfal y fuerte clamó: «Consumado es». Al hacerlo, lo más probable es que haya dado su último suspiro.
Por lo general, los hombres morían asfixiados al ser crucificados. Sus cuerpos se encorvaban. Sus pulmones no podían llenarse de aire. Creo que Jesús no murió asfixiado porque pudo declarar con gran denuedo, en cambio tuvo una contusión cardíaca provocada por el traviesa que apabulló su caja torácica. Mientras el cuerpo pugnaba para bombear la sangre a las extremidades de su cuerpo traumatizado, al final murió textualmente y figuradamente de un corazón roto.
La Biblia dice que Jesús dio su último suspiro diciendo: «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu». Esa fue la expiación de los pecados del mundo. Para estar seguros de su muerte, un verdugo tomó una lanza, atravesó sus costillas y penetró el pericardio de Jesús, de tal manera que salieron agua y sangre. Eso demuestra que lo más probable es que haya tenido una cantidad importante de sangre en su cavidad cardíaca, provocada por una contusión en su pecho y que murió de paro cardíaco.
Cuarto, después amortajaron a Jesús en más de 100 libras de lienzos y especias.
Quinto, fue enterrado en la tumba de un hombre rico, fría, oscura, excavada de una roca, sin comida, agua, atención médica. Los que dicen que apenas tuvo soponcio en la cruz y no se murió, como dicen algunos musulmanes, no pueden estar más equivocados. Este Hombre murió.
Sexto, encontramos que al tercer día estaba vivo. Estaba vivo. Se le aparece a multitudes de 500 personas. Se apareció a sus enemigos. Se apareció a sus amigos. Se apareció a sus familiares. Se apareció a extranjeros. Se apareció en el trascurso de 40 días en múltiples localidades. Las personas lo tocaron. Comieron con Él. Conversaron con Él. Estaba muy vivo.
Este hecho es el fundamento de la fe cristiana. Al centro del cristianismo no está un lugar, como un Muro de los Lamentos, o un Templo, o una mezquita, o un Monte Santo, no hay un lugar santo como la Cúpula de la Roca, sin un Hombre que salió caminando, quien movió solo la roca a su propia victoria triunfante. Sin la resurrección de Jesús el cristianismo no existe. Pablo dice en 1 Corintios 15:17, «Y si Cristo no ha resucitado, vuestra fe es falsa; todavía estáis en vuestros pecados».
Si Jesús está muerto, estamos muertos espiritualmente, moriremos físicamente y no haremos más que roer el hedor de la muerte para siempre. Si Jesús está vivo, estamos vivos. Y si Jesús resucitó de los muertos, resucitaremos de los muertos. Él es las primicias. Va delante de nosotros. Todo se reduce a este hecho.
El cristianismo no es una corriente filosófica. Es un hecho histórico. No se basa en un lugar; se basa en una Persona. No se trata de una ideología; se trata de un evento. La muerte, sepultura, y resurrección de Jesucristo de los muertos. Así que permítanme explicarles lo que la resurrección no es.
Primero, no es revivir, que es cuando alguien muere, vuelve a vivir y vuelve a morirse. Eso le pasó a Lázaro. Murió. Jesús fue a visitarlo y le dijo, «Lázaro, sal fuera». Y Lázaro salió. La versión King James dice, «Él hiede». Estaba muy muerto. Después vivió algún tiempo y volvió a morirse. Eso no fue lo que le pasó a Jesús.
Segundo, no es la reencarnación. Uno se muere y su alma migra a otro estado mediante un interminable ciclo de progreso o regresión kármica hasta que en algún momento se convierte en nada en armonía con lo divino. No es la reencarnación.
Tercero, no es el aniquilación, que al morir deja de existir.
Cuarto, no es universalismo, donde todos al morir van a estar con Dios. Jesús murió. Fue a un lugar a declarar Su victoria y se llevó consigo a los cautivos que pertenecían a Dios, como dice Efesios, los hijos de Dios que por fe esperaban la resurrección del Hijo de Dios. Pero la resurrección no significa que todos resucitan. Solo los que están en Cristo. Morimos en Cristo, resucitamos en Cristo, resucitamos como Cristo, ascendemos por medio de Cristo, resucitamos para Cristo. Si no está en Cristo, no hay resurrección para vida eterna. Hay resurrección para muerte eterna.
En Daniel 12:2 dice Daniel, en aquellos días, el día de la resurrección, «Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra despertarán, unos para la vida eterna, y otros para la ignominia, para el desprecio eterno». Que vergüenza que cualquier maestro de las Escrituras diga que al morir todos vamos a un lugar mejor. Que todos vamos a estar con Dios. Que viviremos felices por toda la eternidad. Solo quienes están en Cristo.
Además, la resurrección textualmente significa vida, el más allá, después de la muerte. Uno se muere. Pablo dice, «Estar ausentes del cuerpo es estar presentes al Señor». Que el alma, el espíritu, el aspecto inmaterial de nuestro ser va y se queda con el Padre, y nuestro cuerpo yace en la tumba. Y que un día, el día que Jesús ha señalado, un día que todos anhelamos, el alma se vuelve a unir con el cuerpo y resucitamos en un cuerpo glorificad, perfeccionado, y en un estado completamente salvo para estar con Jesús para siempre.
Mientras estamos aquí en Jerusalén, lo interesante es que dice que regresará en Zacarías 14. Ustedes lo vieron esta mañana. ¿En dónde? En el Monte de los Olivos. Sus pies lo tocarán y partirá la montaña de este a oeste. Ustedes vieron la Cúpula de la Roca, el abominable ídolo alineado justo sobre el Monte de los Olivos Partirá el Monte de los Olivos justo sobre la Cúpula de la Roca, y creará un gran valle, que todo esto será destruido, y que el nuevo cielo y la nueva tierra, la Nueva Jerusalén, según dice Apocalipsis, descenderá del cielo.
No será la restauración de esta Jerusalén; será una Nueva Jerusalén construida por Dios porque en los cielos no hay nada hecho por los hombres. Todo es por Dios, para Dios, a Dios, y nos es dado para disfrutarlo. No cincelaremos ni crearemos ninguna porción para contribuir a los gloriosos habitantes del pueblo de Dios en presencia de Jesús. Dios, Jesús, hace los cielos. Hace el reino. Hace la gran ciudad de la Nueva Jerusalén, y destruirá toda esta área y descenderá la Nueva Jerusalén y los hijos de Dios que resucitan de los muertos estarán con Él en aquel lugar glorioso para siempre.
Permítanme explicarles por qué creemos en la resurrección de Jesús, y no pensamos que sea una ideología prestada de las religiones antiguas y las prácticas paganas. Puede que algunos de ustedes lo hayan escuchado en la universidad. Que el concepto completo de la resurrección se tomó prestado de la mitología pagana». Esto no es cierto. No hay evidencia alguna. Es una falacia sin fundamento y mitos y locura.
Les daré unas cuantas razones. Empezaré con una cita del Nuevo Testamento Wright. Es un obispo de la Iglesia Anglicana. Escribió uno de los tomos más asombrosos de la modernidad sobre la resurrección de Jesús. Dice en esta cita: «El cristianismo nació en un mundo cuya afirmación central, la resurrección de Jesucristo, se consideraba falsa. Muchos creían que los muertos no existían [el aniquilacionismo]. Fuera del judaísmo, nadie creía en la resurrección». Las únicas personas en la historia del mundo, hasta la venida de Jesús, que creían siquiera en una resurrección eran los que leían el Antiguo Testamento y por fe esperaban la venida del Mesías Jesús.
Los griegos no tenían ningún concepto de una resurrección física porque eran lo que llamaríamos platonistas dualistas. Nos consideraban materia, carne, cuerpo, y espíritu o alma, que son los aspectos materiales e inmateriales de nuestro ser; y el mundo de las formas, el mundo perfecto de la espiritualidad, el mundo de las tinieblas donde dejamos nuestro cuerpo físico con sus limitaciones restricciones. Esa era la gran meta de toda la mitología griega. Y lo último que ellos querían era un cuerpo resucitado.
Así era en Grecia y en Turquía. Les aseguro que todo esto es cierto. Estuve de visita por los lugares santos. Visité los templos. No hay ni una sola palabra sobre la resurrección. La meta principal era morir, descartar la cáscara del cuerpo y dejar que el espíritu floreciera en la vida eterna. No tenían concepto de la resurrección. No lo tomamos prestado de ellos porque ni siquiera tenían una ideología de una resurrección física.
¿Qué tal esto? Algunos dirían, «Tomamos prestada la idea de las antiguas religiones de misterio». Había ciertas religiones paganas. Puede que hayan oído hablar de ellas. Y estas dirían, «Este dios o esta diosa particular tenía una ideología y una mitología de que habría una resurrección». Yo diría dos cosas: Nadie creyó jamás que estos dioses y diosas caminaron por el mundo en carne propia. Son mitología. Son súper héroes. Son mitos inventados. En segundo lugar, no hay un ápice de evidencia histórica que diga que alguna de las religiones de misterio o cualquiera de las pequeñas ideologías paganas tuviesen algún concepto de una resurrección física hasta el Siglo II d. C. Se robaron la idea de los cristianos. No nos robamos la idea de una resurrección física de un hombre muerto de los paganos. Nos la robaron a nosotros. Nos la robaron a nosotros. Nos la robaron a nosotros.
Además, los judíos no tenían ningún concepto de que una sola persona resucitara en medio de la historia. Toda su ideología era que la nación entera resucitaría junta al último día en que viniese el Mesías. No tenían ningún concepto. No hay ninguna documentación en ninguna parte que ningún rabino, estudioso, judío, jamás haya dicho que un hombre resucitaría en medio de la historia. Todos enseñaban que la nación entera resucitaría al final de la historia. Volviendo otra vez a Daniel 12:2. Las multitudes que duermen en el polvo de la tierra se levantarán. O sea la nación, las multitudes. Es algo colectivo, no un solo hombre.
El punto es, «¿Por qué lo hizo Jesús? Jesús es Israel. Jesús es el cumplimiento de todo Israel. El templo, es Jesús. Él es la presencia de Dios en el mundo. El sacerdote mediador e intercesor, es Jesús, nuestro gran Sumo Sacerdote. Los profetas que nos llaman al arrepentimiento, esos representan a Jesús que viene a llamarnos al arrepentimiento para hacerlo posible. Los pastores todos nos recuerdan de Jesús, el buen pastor. Todo se trata de Jesús. Todo era una señal simbólica que presagiaba la venida de Jesús.
Cuando Jesús resucitó de los muertos, demuestra que es la esperanza de Israel, que es el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento, que es la Persona en quien ciframos nuestra fe. Entonces era un poste indicador para la nación. Era un poste indicador para las naciones que Dios ha justificado, como dicen las Escrituras en otra parte, este hombre Jesús mediante su resurrección y su muerte. Lo que nadie nunca ha hecho es conquistar nuestro enemigo, como dice Pablo acertadamente en 1 Corintios 15, es nuestro gran enemigo. No podemos ganarle a la muerte, pero Jesús lo hizo. Y en Cristo también lo hacemos.
Por tanto, cualquier concepto de la resurrección fue una idea prestada, que la resurrección de un hombre fuera una idea prestada—no, fue una idea revolucionaria. Nadie consideró, debatió, escribió, articuló la resurrección de un solo hombre hasta que Jesús salió caminando de su tumba. Fue la primera vez en la historia del mundo que esa idea jamás fuese considerada.
Les daré algunas pruebas circunstanciales para la resurrección de Jesús. ¡Quiero que crean esto en lo más profundo de su ser y con el corazón! Esto no es simplemente un hecho. No es una excavación arqueológica. No es una anécdota interesante. ¡Esto es todo! ¡La resurrección de Jesús lo es todo, y quiero que lo crean con todo el corazón, toda su alma, y toda su mente, todas sus fuerzas, mientras vivan y que sirvan esa causa con todas sus fuerzas.
Les daré algunas razones por las que quiero que ustedes, si no son cristianos reconozcan que ahora es un bueno momento para darles su vida a Jesús, y les daré unas pruebas circunstanciales para demostrarlo. Primero, empecemos con la ideología de la causa y el efecto. Cualquier cosa que sucede tiene una causa. Al ver los cambios que entran en el mundo después de la resurrección de Jesús, la carga de la prueba recae sobre los que dirían que aún está muerto. ¿Cómo podemos explicar los cambios que les compartiré momentáneamente, aparte de la resurrección de Jesús? Diría que la carga de la prueba recae sobre los críticos, no sobre los creyentes.
Primero, leemos en el relato de Lucas que las mujeres fueron las primeras en ver la tumba vacía. Si la resurrección de Jesús fue un cuento fabricado. Si dice que las mujeres fueron a la tumba vacía de Jesús pueden estar seguros que lo es; de hecho, es históricamente certera y verdadera, no es un mito, no es una mentira, y no es un mito concebido fraudulentamente. ¿Po qué? Las mujeres no podían testificar en corte. Por ende, si van a inventarse un cuento de un hombre resucitado, al menos los hombres tendrían que ser los mentirosos para que al ir a corte pudieran testificar. Esto demuestra el amor que Jesús les tenía por las mujeres y el amor de las mujeres tenían para con Jesús, y que la Biblia no es una mentira porque nunca contarían una mentira así.
Segundo, otras pruebas circunstanciales de la resurrección. Antes de la resurrección de Jesús, los discípulos eran cobardes. Los encontramos en el libro de los Hechos. Hay como 120 seguidores de Jesús escondidos, aterrorizados. Y Jesús parece que traspasa la pared, resucitado y vivo en su revelación glorificada, sin las limitaciones de la materia. De repente, al ver a Jesús con vida, no tuvieron temor a la muerte.
Antes, hombres como Pedro habían sido completamente cobardes. Habían sido completamente cobardes. Jesús iba a ser crucificado, y una jovencita viene a Pedro y le dice, «¿No estabas tú con Jesús?». «No, nunca lo conocí. No lo conozco». Hasta maldijo, «No tengo idea quién sea ese hombre». Después de la resurrección, crucifican a Pedro, ¿cómo? Boca abajo. Van a crucificarlo y dice, «Crucifíqueme boca abajo. No soy digno de ser crucificado como Jesús». ¿Cómo hacemos para que un cobarde sea crucificado boca abajo? La resurrección. La idea de Pedro era, «Sé lo que va a pasar. Nos vemos al rato. Ya vuelvo. Mátenme. No me importa. ¿Qué me pueden hacer? Me enviarán a estar con Jesús. Estaré con Él hasta tener un nuevo cuerpo. No es gran cosa».
¿Por qué empezaron a predicar y a enseñar y a sufrir los cristianos? ¿Por qué sirvieron de todo corazón bajo el reinado de horribles emperadores? ¿Por qué sufrieron bajo Nerón? ¿Por qué no temieron la muerte? ¿Por qué no les importaba que se los comieran los leones, y que los embadurnaran en alquitrán y resina y los quemaran para las antorchas festivas de Nerón? Porque Jesús estaba vivo. La muerte ya no es causa de miedo ni es final. Solo cambia las cosas. Lo cambia todo.
Tercero, los seguidores siguen siendo fieles a Jesús. Si Jesús murió solamente, no lo adorarían varios miles de millones de personas. Crucificaron dos hombres con Jesús, y la gente no se la pasa recorriendo Tierra Santa gastando millones al año tratando de averiguar más acerca de sus vidas. No sabemos nada de esos hombres. Ni siquiera sabemos sus nombres. ¿Por qué? Murieron. Jesús resucitó. Eso lo distinguió, lo hizo único.
Y la gente permanece leal a Jesús. ¿Lo han visto? ¿Han visto cuando un político se postula como candidato y cuenta con una gran base de apoyo, y después pierde las elecciones? Se deshacen de las camisetas. Quitan las pegatinas de la camioneta, y hacen una de dos cosas: Pierden la esperanza de cambio, o se buscan otro mesías, otro liberador, otro salvador. Después de la muerte de Jesús, la gente no perdió esperanzas, y no fueron a seguir a otro rabino, no fueron a seguir otra religión. No buscaron otro camino. Siguieron siendo fieles a Jesús.
Se volvieron audaces, y proliferaron, fueron esparcidos, y predicaban, sanaban, y enseñaban, y expulsaban demonios, y andaban con el poder de la resurrección del reino de Jesús capacitados por el Espíritu Santo. Pasaron de ser 100 personas a 3 000 personas en un solo día, e incluyen miles y después se esparció a los gentiles y a las naciones de la tierra.
¿Cómo vamos a explicar este legado de lealtad de 2 000 años a un hombre muerto? No hay explicación para el nacimiento del cristianismo aparte de Jesús. Si Jesús murió, los discípulos se hubieran esparcido, los primeros seguidores se hubieran lamentado, y todo hubiera acabado. No hubiera continuado por miles de años, haciendo que Jesús sea la persona más famosa en la historia del mundo. Se han cantado más canciones acerca de Él, se han pintado más cuadro de Él, se han escrito más libro de Él que de cualquier persona en la historia del mundo. Si uno va hoy a la Biblioteca del Congreso, y entra la palabra Jesús, 17 000 libros aparecen. Si estuviera muerto, nada de esto existiría.
Además, cuarto, cambió la alabanza. Dejaron de adorar los sábados y el día de reposo. ¿Lo han visto desde que están aquí? «¿Qué pasa con el ascensor del día de reposo?». «Oh, no podemos oprimir el botón». «¿En serio?». «¿Está bromeando?». Tendremos que estar de pie frente a Dios el Día del Juicio y decir, «Creo que me irá bien, nunca oprimí el botón del ascensor». [Se ríe la congregación] ¿Está bromeando? Llevaba puesto un sombrero. ¿De veras? ¿En serio? La religión es ridícula. La religión es ridícula.
Estas personas eran devotas a su día de reposo. Cuando se pone el sol los viernes, cierran las tiendas y todos se van a sus casas. Los que son muy devotos, no usan electricidad. No realizan ninguna clase de trabajo. Son muy devotos al día de reposo. De repente los primeros cristianos dejaron de adorar los sábados, el día de reposo indicado en los Diez Mandamientos. Creo que en Éxodo 20:11, dice que debemos trabajar 6 días. El día de reposo dura 1 día basado en la orden de la creación de Dios en Génesis 1. De repente empezaron a adorar el domingo que era día de trabajo.
Algunos historiadores de la antigüedad, como Luciano de Samósata y Plinio el joven (el que trabajaba con Trajano), documentan que los cristianos se reunían al amanecer para adorar. Creo que en parte la razón era por ser día de trabajo. Se levantaban, adoraban a Jesús, e iban al trabajo. Nunca hicieron eso antes. Nunca adoraban en un día que no fuera día de reposo. Nunca cambarían el día de reposo pero los cristianos lo hicieron. Dijeron, «La antigua era ha terminado y una nueva era ha nacido. Dios hizo el mundo, y ha hecho un nuevo mundo con Jesús. Adoramos el domingo, el Día del Señor, como Juan lo llama en Apocalipsis, el día que resucitó Jesús».
¿Cómo explicamos eso? ¿Cómo explicamos que la gente le cante a Jesús, le ore a Jesús, y adore a Jesús? ¿Los judíos devotos que saben cuando se equivocan, cómo van a romper los primeros dos mandamientos? Hay un solo Dios, y solo a Él se debe adorar. No hay explicación de que hayan adorado a Jesús como Dios el domingo, aparte de la resurrección de Jesús de los muertos. Asimismo, los cristianos empezaron a hacer la comunión recordando el cuerpo quebrantado, la sangre derramada de Jesús y el bautismo, la sepultura, y la resurrección de Jesús, y eso continúa 2 000 años después.
Además, quinto, la familia de Jesús lo adoraba como Dios. Su madre, María, que era devota, leemos que lo tomó con José, su padre adoptivo al templo a dedicarlo al Señor. Eran personas muy devotas. Son campesinos en Nazaret. Viven en un pueblo de 50 a 100 personas. Es un carpintero. Eran gente pobre. El costo y el tiempo y el viaje que tal vez duraba un mes o más para llegar al templo, es un gran sacrificio. Son muy devotos.
Después de la resurrección, vemos a María enumerada entre los discípulos en el aposento alto. Y vemos que oraba a su hijo como Dios. Después vemos sus hermanos, Santiago y Judas, que le adoran como Dios y se vuelven pastores, escriben libros de la Biblia con sus nombres. Antes de la resurrección, pensaban que su hermano era un lunático consumado. Después de la resurrección, pasó de ser lunático a ser Señor, y lo adoraron como Dios. Les daré unos cuantos más.
Sexto, los enemigos de Jesús lo adoraron. Saulo de Tarso odiaba a los cristianos. Los asesinaba. Primero lo vemos supervisando la ejecución de un diácono de la iglesia primitiva en Hechos. Jesús desciende, se revela. Saulo se convierte en Pablo, uno de los grandes proclamadores de la resurrección de Jesús y muere sin arrepentirse ni retractarse. No hay forma de explicar la transición de Pablo de un ser devoto opositor a un adorador de Jesús.
También, séptimo, como les dije, el cristianismo estalló.
Octavo, ningún cuerpo ha sido encontrado. La primera explicación por parte de las autoridades judías fue que se robaron el cuerpo. ¡Genial! ¿Entonces dónde está? Hubieran ofrecido una buena recompensa. También, al ver la tumba al considerar que una gran piedra fue puesta con el sello romano y los soldados puestos ahí para vigilarla, ¿quién se robó la tumba? ¿Por qué no existe nada sobre que se lo llevaron? ¿Dónde está el cuerpo? ¿Y aun si el cuerpo fue robado, por qué sigue con vida? Oh, se robaron su cuerpo. Sí, y después empezó a andar por ahí comiendo pescado, y predicando. ¡Todavía tienen que explicar eso! Que el cuerpo haya sido robado no explica nada.
Noveno, me parece que esto es increíblemente importante. La tumba de Jesús nunca fue consagrada como ermita. Podemos caminar por entre las tumbas y verán los lugares de hombres y mujeres «santos», maestros, líderes, rabinos. Verán flores, tarjetas y velas. Habrá monumentos y recordatorios, pero no encontramos nada semejante en la tumba de Jesús. James Dunn, un estudioso del Nuevo Testamento, dice: «No hay evidencia de que hubiese alguna veneración en la tumba de Jesús». Las multitudes no se agolpaban para llegar allá. No lloraban. No encendían velas. No escribían oraciones. No se lamentaban y lloraban. Porque Él no estaba ahí.
Les leeré esto de William Lane Craig. Es un cristiano apologista, un teólogo. Invirtió mucho tiempo en sus estudios de doctorado examinando toda la evidencia textual de los Siglos I y II sobre la resurrección de Jesús. Escribió su disertación sobre ese tema, y dice esto: «En el judaísmo se acostumbraba conservar y venerar la tumba de un profeta u hombre santo como una ermita. Eso sucedía porque los huesos del profeta yacían en la tumba e impartía al sitio sus valores religiosos. Si los restos mortales no permanecían ahí, perdía su significado como ermita».
Nadie fue a la tumba de Jesús. Hoy cuando nos presentamos aquí, le pregunté al encargado «¿Esta es la tumba vacía de Jesús?». Y me dijo, «No tenemos idea. Podría ser. Si no, es una como esa». Nadie está seguro dónde pusieron a Jesús. ¿Por qué? ¡Porque no había nadie ahí! ¡No viene al punto! ¡A nadie le importa! ¡Está vacía! ¡Él está vivo! ¡La muerte fue conquistada! ¡El pecado fue conquistado! ¡Satanás fue conquistado! ¡La ira de Dios fue levantada! ¡Jesús está vivo! ¡No hay necesidad de ir a la tumba! ¡Solo queremos ver a Jesús!
Esto cambia al cristianismo de todas las religiones sobre la faz de la tierra. Hay cuatro religiones principales: Los verán por ahí caminando. Los verán por ahí andando. Tres de las cuatro son muy distintivas. El cristianismo es único. Las cuatro religiones a las que me refiero, son cuatro religiones con un fundador, en vez de una filosofía. Lo cual significa que siguen un líder y no una ideología como en el caso del hinduismo.
¿Y saben qué sucede? Cada una de esas religiones tiene un lugar sagrado y su fundador está enterrado, y hacen peregrinajes, y lamentan y lloran. Si fuéramos musulmanes o judíos, actuaríamos de una forma muy distinta. Si fuéramos budistas, todos estaríamos muy tristes. No me vestiría de blanco sino de negro. Gritaría; farfullaría. No estaría sonriendo, riéndome apasionadamente; estaría muy triste. Porque estaría recordando la muerte de alguien que considerábamos un gran hombre, que nos dio enseñanza, pero no nos dio poder; que nos dio esperanza, pero no la vida.
Por eso hasta hoy los judíos siguen a Abraham, y saben que está sepultado en Hebrón, y hacen peregrinajes allá cada año a recordar a su líder. Lo mismo con el budismo. Saben que el Buda está enterrado en la India, y sus seguidores hasta hoy hacen el peregrinaje con frecuencia, y lamentan y lloran, y desean que el Buda estuviera vivo. Pero no lo está. Jesús ya lidio con el Buda. Los seguidores del Islam y sus falsas enseñanzas saben que Mahoma está sepultado en Medina. Van a donde fue enterrado. Gimen, se lamentan, lloran. Lo recuerdan. Desean que estuviera vivo, pero está muerto.
¿Saben quién está en la tumba de Abraham? Abraham. ¿Saben quién está en la tumba del Buda? El Buda. ¿Saben quién está en la tumba de Mahoma? Mahoma. ¿Saben quién está en la tumba de Jesús? ¡Nadie! ¡Nadie está en la tumba de Jesús! ¡Nadie está en la tumba de Jesús! [Aplausos] Amigos, no somos judíos, no somos musulmanes, no somos budistas. Somos cristianos. Seguimos a un Hombre que está vivo. Su Nombre es Jesús. Es Dios hecho hombre para vivir como no podíamos vivir, y morir como debíamos haber muerto, para darnos un don que no podíamos merecer. ¡Es Señor, Dios, Salvador, Rey, Cristo! Está vivo ahora mismo, gobernando, reinando desde un trono ahora mismo, preparando la Nueva Jerusalén ahora mismo dispuesto a perdonar todos los pecadores y sus pecados ahora mismo, y está dispuesto a dar el don de la vida eterna ahora mismo, dispuesto a prepararnos un día de resurrección propio cuando le vamos, ¿cómo? Cara a cara. Hasta ese día, permanezcamos. Permanezcamos en Él.
Padre, te doy gracias por una oportunidad de predicar la Biblia. ¡Me encanta mi trabajo! Gracias. ¡Gracias porque me permites enseñar la Biblia! Gracias porque no tengo que pararme a hablar de la filosofía de Buda, o las reglas de Mahoma, o la muerte de Abraham, sino de la resurrección de Jesús. Dios, esto es todo para mí. Señor Jesús, que nos apasionemos por Jesús, su muerte, su sepultura, su resurrección expiatoria por nuestros pecados, como Salvador nuestro, hasta verle cara a cara. Pedimos, Espíritu Santo, que nos des poder como les diste a los seguidores de Jesús. Que nos des ese coraje, esa pasión, esa compasión y ese denuedo. ¿Qué es la muerte cuando se conoce a Cristo? Que vivamos a la luz del día de la resurrección, por el nombre de Jesús y para la fama de Jesús. Amén.
Nota: Esta transcripción ha sido editada.