Lucas 6:12–16 (RVR 1960)
12 En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios.
13 Y cuando era de día, llamó a sus discípulos, y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles:
14 a Simón, a quien también llamó Pedro, a Andrés su hermano, Jacobo y Juan, Felipe y Bartolomé,
15 Mateo, Tomás, Jacobo hijo de Alfeo, Simón llamado Zelote,
16 Judas hermano de Jacobo, y Judas Iscariote, que llegó a ser el traidor.
Hasta ahora en el evangelio de Lucas, el ministerio de Jesús ha sido de “venir a ver”. Las multitudes han venido a verlo predicar, enseñar, hacer milagros, expulsar demonios, sanar, y ayudar a los que sufren, a los necesitados. Y hoy en Lucas 6:12–16, Jesús va a llamar a sus 12 discípulos a cambiar su perspectiva de “venir a ver”, a una de “ir a morir”. Este sermón es sumamente importante. Las vidas de estos hombres cambiarán, y la historia cambiará con ellos.
Y para los que han estado en Mars Hill por algún tiempo, alabamos a Dios por las oportunidades que nos da de “venir a ver”. Nos gusta regalar cosas en línea. Nos gusta invitar a la gente a los cultos de la iglesia. Nos gusta invitar a la gente a los grupos comunitarios. Nos gusta invitar a la gente a eventos que fomentan las relaciones, ministerios formales e informales; nos destacamos en realizar actividades de “venir a ver”, para que la gente venga a ver lo que pasa. Para que vengan a oír la Biblia, conocer a la gente, ver algunas vidas transformadas; para que nos conozcan, y vean lo que Jesús está haciendo. Sin embargo, en algún momento, y necesitan saber esto—no seré un un representante deshonesto—en algún momento, como cristianos, tendrán que cambiar su perspectiva de “venir a ver” por una de “ir a morir”; o sea que no solo deben ver a los demás caminar con Jesús, también tendrán que caminar con Él. No pueden dejar que los demás les sirvan, tendrán que servir también. No pueden dejar que los demás aporten económicamente al ministerio, tendrán que dar generosamente. En algún momento, la temporada de “venir a ver”, tendrá que terminar, y la temporada de “ir a morir” tendrá que empezar, y eso es precisamente lo que encontramos en esta porción estratégica del Evangelio de Lucas.
Por lo tanto lo que vamos a hacer es ver a Jesús que llama a los 12 y hace la transición a una vida de “ir a morir”; de una experiencia de “venir a ver” a una de “ir a morir”. Así que de todo esto vamos a desglosar lo que yo llamo, las 11 lecciones de liderazgo de los 12 discípulos.
Y el punto principal es este: este sermón no se trata solo de usted, sino de nosotros. Queremos tener una iglesia que sigue el ejemplo de liderazgo que nos da Jesús. ¿Cómo escogió a sus hombres? ¿Cómo dirigió a sus hombres? ¿Cómo entrenó a sus hombres? ¿Cómo empleó a sus hombres? ¿Cómo organizó Jesús su ministerio? Porque queremos seguir el ejemplo de Jesús, mediante el empoderamiento de Jesús, por medio del Espíritu Santo, y queremos tener una iglesia que sigue el modelo que nos da el ministerio de Jesús. Ese es nuestro enfoque principal. Sí, queremos que la gente conozca a Jesús. Queremos que la iglesia crezca. Queremos empezar otros campus. Queremos iniciar otras iglesias. Queremos seguir madurando y creciendo por todos los medios, pero sobre todo, queremos hacerlo de tal manera que honre a Jesús, que obedezca a Jesús, y que imite a Jesús. Así que desglosaremos 11 lecciones en donde escoge a sus 12 discípulos.
Primero: Ore con humildad, y proceda con denuedo. Jesús hace lo siguiente, antes de escoger a los 12 ¿qué hace? Lucas 6 nos dice que se quedó toda la noche orando. Estar en silencio y a solas; hoy en día eso significa desconectar el teléfono, apagar la computadora, apartarse de Twitter, Facebook, del blogging. Mejor dicho, ponerle fin a toda la adicción mediática social. No empiece a preguntarle a todo mundo, ¿qué debo hacer? No lo publique en su página de Internet… Necesito que todo el mundo me aconseje’. Simplemente deje de hacerlo, pase tiempo a solas y en silencio con Dios, Traiga papel y lápiz, y una Biblia; pase tiempo con Dios, y háblele. Dígale, ‘está bien, Señor, debo tomar una decisión importante. Estoy aquí humildemente pidiendo tu ayuda. Háblame por medio de la Biblia, el Espíritu Santo, y mi conciencia. Ayúdame a saber lo que tengo que hacer’. Esto es de suma importancia, porque vivimos en un mundo donde predomina el afán, la ansiedad, y el ajetreo. No hay tiempo para estar a solas, no hay tiempo para el silencio. Por eso, en vez de acudir a Dios, acudimos a veces a la tecnología y le preguntamos a todos lo que debemos hacer. Denme algunos consejos. Quiero saber qué opinan de esto. Y a veces eso no tiene nada de malo, pero el ejemplo de Jesús es empezar con la oración. La vida, el ministerio, y las decisiones más importantes, tienen que ser rociadas y engendradas por la oración. Así funcionan las cosas.
Y en Lucas leíamos antes que Jesús lo hacía, por lo tanto esto es algo que hace muy seguido. Tiene que escoger 12 apóstoles; es algo súper importante, por lo tanto se pasa toda la noche orando, pensando en todos los que le siguen y vienen a oírle predicar y enseñar. “Padre, ¿qué piensas de éste? ¿Qué piensas de aquel? ¿Qué hay de esta persona? ¿Qué hay de aquella? ¿Judas? ¿Estás seguro? Tenemos que hablar de ese tipo, no estoy seguro que lo quiero en mi equipo”. O sea que cuando usted dice, “voy a hacerme miembro de esta iglesia. Quiero servir en este ministerio, aunque me paguen o no me paguen. Quiero casarme con esta persona. Quiero estudiar en esta universidad. Quiero titularme en tal cosa. Quiero hacer tal carrera. Quiero vivir en esta casa. Quiero asumir esta responsabilidad. Queremos tener ‘tantos’ hijos. Antes de tomar esas decisiones importantes, Vamos a utilizar estos líderes: Ore, porque lo que pasa es que la mayoría de las personas oran después de tomar la decisión. Dicen, “Oh, no, Señor ayúdame a arreglar esto. ¡Ay!”. Y Dios está lleno de gracia. Él puede hacer muchas cosas, y a menudo viene a ayudarnos, pero es muchísimo mejor buscar a Dios antes de tomar las decisiones, y antes de la devastación que resulta.
Cuando haya orado con humildad, y pasado tiempo con Dios, y se da cuenta de que “Dios, yo soy así. Esto es lo que quieres que haga. Esta es la decisión que debo tomar”, entonces podrá procede con denuedo. No, esto es lo que debo hacer. La Biblia dice que pase tiempo con el Señor antes de confirmar las cosas con una autoridad espiritual y con gente piadosa, para cerciorarme de que oí al Señor correctamente, y no la voz de mi mente. “Sí, tengo mucha convicción en esta situación. Siento que Dios me está llamando a hacer esto, y sé lo que debo hacer, por lo tanto lo haré”. Los que oran con humildad pueden proceder con valentía. A los que no oran con humildad, se les hace difícil proceder resueltamente. Se les hace difícil. Hay oposición: la vida, y el ministerio se tornan difíciles. Pensamos, “¿Estaré haciendo lo correcto? ¿Debí empezar esto? ¿Fue una buena decisión meterme de voluntario a este ministerio? ¿Debería seguir esta trayectoria para mi vida? No sé, tal vez me equivoqué”. Después viene la crisis.
Antes de fundar Mars Hill, Grace y yo, aun mucho antes de que anunciáramos que lo haríamos, nos sentimos llamados a hacerlo. Dios nos había llamado a ambos, pero tomamos tiempo, una semana de ayuno y oración para estar seguros. “De acuerdo Señor, queremos estar seguros de que es lo que quieres. ¿Quieres que iniciemos Mars Hill, o no? ¿Sí? De acuerdo, genial. Juntos estamos comprometidos con esto, y vamos a hacerlo”. Y hemos tenido temporadas difíciles y duras de superar, pero con todo, sabemos que esto es lo que Dios dijo que hiciéramos. También oré mucho antes de casarme con Grace, y Dios me compungió; me reveló que me casara con esa chica. De acuerdo. Todo matrimonio tiene sus dificultades, toda vida pasa por etapas difíciles, cada carrera tiene sus baches en el camino, cada ministerio, a sueldo o sin sueldo, atraviesa tiempos difíciles, pero cuando oramos humildemente, podemos proceder resueltamente, “No me daré por vencido, seguiré adelante porque sé que esto es lo que debo hacer, y confío que Dios me ayudará a superar todo obstáculo”.
Segundo: consiga los hombres idóneos. Veremos muchos principios en el ministerio de Jesús que hemos incorporado a Mars Hill, y con mucho gusto. Eso no quiere decir que no conseguimos a las mujeres, pero queremos hacer hincapié en conseguir a los hombres. En el cristianismo actual, el 60% de los que asisten a la iglesia son mujeres. Hay entre once y trece millones de mujeres más que hombres en la iglesia. Digan, “alabado sea el Señor”. Las mujeres aman a Jesús. ¿Dónde están los hombres? ¿Qué están haciendo? Por lo general, cosas malas. Por lo tanto Jesús sale a buscar a los hombres; consigue los hombres. Consigue a los hombres primero. Los escoge de entre los centenares y millares que le siguen: en el ministerio, de los que vienen a oír sus enseñanzas. Algunos son del ministerio para los que “vienen a ver”. Escoge a los 12, y todos son hombres.
El liderazgo de mayor rango está reservado para los hombres. Permítanme explicarles esto; muchos de ustedes podrían discrepar conmigo. Lean sus biblias, lean sus biblias, lean sus biblias. 1 Timoteo 2, 1 Timoteo 3, Tito 1, está en el libro On Church Leadership [Sobre el liderazgo de la iglesia]; está en el nuevo libro, Vintage Church [La iglesia de antaño]. Mejor dicho, escribo estas cosas tratando de aclararlas, pero Jesús coincide con el Antiguo Testamento, en donde la autoridad espiritual más alta eran los sacerdotes; eran varones descendientes de Aarón; ese era uno de los requisitos. Llega Jesús y escoge 12 líderes principales, doce apóstoles, 12 hombres. Algunos dirán, “Oh, pero Jesús sí quería que las mujeres ocuparan cargos de liderazgo; de hecho, tuvo mujeres en el ministerio”. Sí, tuvo mujeres en su ministerio. Sí, tuvo mujeres que eran sus amigas. Sí, tuvo mujeres a las que les había enseñado. Sí, tuvo amigas que habían servido a su lado, pero nunca nombró a ninguna de ellas como apóstol. Si hubiera querido revolucionar las cosas, lo hubiera hecho, pero no lo hizo, y Él no se equivocó, porque pasó toda la noche en oración. Hizo exactamente lo que el Padre quiso que hiciera, y eso a su vez establece un precedente para la Iglesia neotestamentaria, donde los ancianos o los pastores—a veces esos términos se usan en forma intercambiable en pasajes como 1 Pedro 5 y Hechos 20—los ancianos y pastores son hombres.
Y lo vemos en el Antiguo y Nuevo Testamento, en el ministerio de Jesús, al comienzo, al final; los líderes de mayor jerarquía son siempre hombres, escriben todos los libros de la Biblia: hombres. Eso no quiere decir que las mujeres no estén dotadas para el liderazgo, o que no puedan enseñar o usar sus dones y talentos, sino que no pueden ocupar los puestos principales de liderazgo. No obstante, el cargo de diácono, está disponible para hombres y mujeres. Regresemos al relato. Jesús escoge 12 hombres, 12 hombres. Hay razones por las cuales existe este cargo, y no tiene nada que ver con cierta propensión a la crítica y la controversia. No se me ocurrió un día que de repente me gustaría recibir una paliza, como cuando apalean una piñata. “Lo que necesitamos son pastores varones, eso es lo que necesitamos. Así me encargaré de hacer que me critiquen hasta que me muera. Haré eso mismo, porque es la forma más segura de recibir una paliza, como una piñata”. No, yo no escogí este cargo. Dios escribió este cargo en la Biblia, para que tuviéramos este cargo; y es un cargo que sinceramente, Jesús lo ejerció. No le tenía miedo a nadie. No le preocupaba romper con los tabúes sociales. Él sí fomentó la liberación femenina en grande, pero no las nombró como apóstoles.
Hace poco mi hija me preguntó algo sobre este tema. Está en la secundaria, y es una chica inteligente, avispada, es buena estudiante, es teóloga y una buena escritora. Es una chica genial, la amo, y llevamos una relación muy estrecha. Me dijo, “Papi, no creo que una mujer deba ser pastora, pero algunos amigos en el colegio dicen que sí. Estamos hablando de ese tema. Y si tuvieras que escoger una sección de la Biblia que explicara la parte donde dice que una mujer no puede ser pastora, ¿cuál sería?”. “Buena pregunta”, le dije, “Está bien, abre tu Biblia nena. Vayamos a 1 Timoteo 2. ‘No permito a la mujer enseñar ni ejercer dominio sobre el hombre’”. Y ella me dice: “Eso está bastante claro”. “Sí, lo sé. Sigamos leyendo en el siguiente capítulo, en 1 Timoteo 3, ¿qué dice?” “‘Que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer’”. Y me dijo, “pues qué locura, eso es obvio”. Para algunos lo es. Me dijo, “Papi, entonces ¿por qué la gente le cambia el significado?”. Y le dije, “mi amor, están equivocados”. Entonces me dijo, “¿así que las iglesias que tienen mujeres pastoras están equivocadas?”. Y le dije: “Sí, están equivocadas. Puede que sean cristianos, y puede que amen a Jesús, y podemos ser amigos con ellos, y podemos trabajar con ellos haciendo evangelismo y cosas buenas, y podemos llevárnosla bien con ellos, pero están equivocados. Es más, podrían decir que nosotros estamos equivocados en ciertas cosas, y podrían tener razón. Tenemos que escucharlos con humildad, y después acudir a la Biblia, para ver si hay algo que debemos limpiar, componer, o arreglar, porque nadie es perfecto, excepto Jesús. Todos tenemos algo que aprender”.
Por lo tanto, nuestra postura aquí en Mars Hill es que la Biblia lo dice claramente. El Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento, el ministerio de Jesús, el nombramiento de los 12, todos eran como Cristo: varones calificados, competentes, valientes. Así que consiga los hombres. Aquí en Mars Hill, buscamos a a los hombres, eso es lo que hacemos. Un poco más del 50% de los que asisten a esta iglesia son hombres. El grupo más grande aquí en Mars Hill son los hombres solteros, el grupo con menos probabilidades en el mundo de asistir a una iglesia.
Tercero: los resultados previos suelen revelar el desempeño a futuro. Sucede lo siguiente: Jesús hace un recorrido de su ministerio, y escoge los líderes que ya están haciendo algo. Y si usted nunca ha hecho nada—así es—algo radical podría cambiar, pero lo más probable es que no va a empezar mañana a hacer muchas cosas. Si no está siendo fiel, lo más probable es que no siga siendo fiel. Mejor dicho, la constancia es algo muy loable; es lo que Eugene Peterson llama la obediencia constante que va en la misma dirección. Algunos llegan a Mars Hill y dicen, “De acuerdo, voy a hacer esto”. “Muy bien, pero ¿qué ha hecho hasta ahora?”. “Nada”. “Pues bien, ¿entonces por qué vamos a darle esta gran oportunidad? ¿No debería hacer algo primero? Sirva humildemente, encuentre algo que hacer, demuéstrenos que puede llegar dos semanas seguidas sin fallar, ubíquese, termine algunas cosas en su lista de quehaceres, y después hablamos de esa posición de liderazgo que desea”. Porque llega la gente, y dice, “Quiero que me pongan a cargo de algo”. “De acuerdo, ¿por qué no se hace cargo de usted mismo? Empecemos ahí. Vamos a empezar ahí, y si da la talla, vamos a lo otro, ¿de acuerdo?”.
O sea, Jesús no escogió a la gente que nunca hacía nada. Algunos de estos tipos tuvieron sus propios negocios. Todos le seguían en su ministerio. Le están sirviendo informalmente. El ministerio ha crecido, ha llegado el momento de formalizar el liderazgo; ahí es cuando escoge a los que tienen experiencia en hacer alguna cosa. Tenemos que saber esto aquí en Mars Hill, la mejor manera de levantar líderes es poniendo manos a la obra. Hágase miembro de un grupo comunitario, dirija un grupo comunitario, dirija un grupo de alabanza, dirija un grupo de servicio. Ascienda por el diaconado, ascienda entre los ancianos. En lo que Dios lo haya llamado, empiece haciendo algo. Tiene que empezar a hacer algo. Hay muchas personas que llegan muy motivadas y siguen así por dos semanas, y después nunca volvemos a verlas. El desempeño previo indica el desempeño a futuro. Queremos a al alguien que haya hecho alguna cosa antes de emplearlos para que hagan otras cosas.
Cuarto: capacite a los que son llamados, no llame a los capacitados. Es interesante que cuando Jesús fue a llamar a sus líderes, no los llamó formando un comité. No hizo una votación en la congregación, ni ellos hicieron ningún nombramiento. Jesús los llamó. Jesús aun sigue llamando personas al ministerio. Eso es lo que creemos. En Hechos 20 dice que el Espíritu Santo nombra los líderes en la iglesia, Él nombra a los administradores. Así que Dios sigue escogiendo líderes. Jesús sigue escogiendo líderes por la presencia, el empoderamiento y el llamado del Espíritu Santo. Jesús entrenó a los que habían sido llamados. Por lo tanto nosotros no formamos líderes, Dios se encarga de eso. Nosotros los reconocemos, después los entrenamos. Y algunos de ustedes tendrán un llamado, y algunas veces ese llamado será como el mío. El mío fue muy obvio. Dios me dijo, “cásate con Grace, inicia iglesias, capacita a los hombres, predica la Biblia”. De acuerdo, eso es lo que hago. Algunos de ustedes estarán leyendo la Biblia, y verán algo o a alguien, y de repente es como si supieran instintivamente que eso es lo que deben hacer. “Eso es lo que quiero hacer”. “Quiero dedicarme a eso el resto de mi vida”. O se identifican con alguno de los personajes de la Biblia, y dicen, “Soy como esa persona. Quiero hacer lo que hacen. Eso es lo que debo hacer”. Ese podría ser su llamado. Y a veces es por prueba y error. Dicen, “Ya lo intenté, y no sirvo para eso”. “Ya traté de hacerlo, y no soy bueno para eso”. Ya lo intenté. Oiga, así también se puede. “Soy bueno para eso, me gusta hacer esto. Parece que Dios bendice cuando sirvo en esa área”. El llamado puede ser un profundo sentir que llevamos adentro. Puede ser el Espíritu Santo. Entonces uno dice, “debo ayudarles a las víctimas del abuso. Tengo que ayudarles a los pobres. Tengo que ayudarles a las madres solteras. Tengo que ayudarles a los niños. Debo ayudarles a los hombres a ser buenos padres. Así es, hay algo adentro, en nuestras entrañas que Dios ha puesto ahí. Es el principio de un llamado. Y empieza con una verdadera pasión. Quizás ocurran cosas en la vida, como un vaivén donde el entusiasmo va y viene, pero el llamado es algo constante.
Mire, a mi juicio, ¿cómo sabemos que Dios nos ha llamado a hacer alguna cosa? Pues en parte, Dios nos da un deseo innato. Por eso dice en 1 Pedro 5 “no por fuerza, sino voluntariamente”, es decir, dirija porque quiere hacerlo y porque desea hacerlo”. Por eso Pablo dice en otra parte, “Si alguno anhela obispado, buena obra desea”. Es bueno desear algo. Hablaba hace poco con un cristiano nuevo, que no conocía el llamando de Dios para su vida. “No sé lo que Dios quiere que haga. Tengo todas estas decisiones que tomar en la vida, ahora que soy un cristiano nuevo”. Y se sentía un poco asustado por eso, “¿Qué voy a hacer?”. Le dije, “No se preocupe primero por el llamado de Dios, sino por Dios mismo”. La Biblia dice, “Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón”. Le dije, “¿estás disfrutando al Señor? Y me dijo, “Sí, estoy leyendo la Biblia, estoy orando. Estoy en un grupo comunitario y leo buenos libros; me arrepiento de mis pecados, veo cómo soy diferente a Jesús, y mi vida está siendo transformada, y sí, siento que voy hacia adelante, estoy muy entusiasmado con Jesús, y estoy creciendo”. Genial. La persona me miró y dijo, “entonces, ¿qué hago?”. Y le dije, “Haga lo que quiera”. Y me dijo, “¿Cómo? ¿Que haga lo que quiera?”. Sí, porque si se deleita en el Señor, Él le concederá los deseos de su corazón. Él pondrá Sus deseos en su corazón; o sea que los deseos de Dios se convertirán en sus deseos. Agustín lo dijo así: “Ame a Dios, y haga lo que quiera”. Entonces le dije, “¿y qué le gusta hacer?”. Y me dijo, “Pues me gusta servir a la gente, soy bastante extrovertido y me gusta darles la bienvenida a las personas”. ¿Así que quiere ser un saludador? “Sí, me encantaría ser un saludador”. “Me gusta ser hospitalario y hacer que la gente se reúna”. ¿Algún día le gustaría dirigir un grupo comunitario? “Sería estupendo. Todavía no estoy listo, pero quizás podría ser aprendiz y prepararme”. Sí, sería una buena idea. ¿Cómo le parece? “Me parece muy divertido. ¿Me recomienda hacerlo?”. ¿Quiere hacerlo? “Sí, pero cómo sé que es la voluntad de Dios o si es mi propia voluntad?”. Como le dije, si está deleitándose en el Señor, Su voluntad se convertirá en la suya. Él se glorifica, usted quedará satisfecho, y si ayuda a la gente. Todos llevan las de ganar, así es el ministerio. Sobre todo consiste en que nuestro corazón se deleite en el Señor, y después querremos hacer lo que Él quiere que hagamos.
Necesitan saber esto: Mi trabajo, me gusta mi trabajo, me gusta predicar y enseñar la Biblia. Con toda franqueza, hay muchas cosas que me entusiasman, que dejan de entusiasmarme; pero ahora durante toda mi vida, desde que fui salvo a la edad de 19 años, he estado muy entusiasmado de estudiar la Biblia y enseñarla. La gente siempre me pregunta, me dicen, “¿Cómo hace para estudiar tanto?”. Me encanta hacerlo, y eso me ayuda. A diferencia de algunos trabajos que no nos gustan. Eso es difícil, y puede que Dios lo haya llamado a un trabajo duro, pero en lo que respecta al ministerio, sobre todo para los que trabajan como voluntarios, es una excelente oportunidad para decir, “me gustaría hacer algo que puedo hacer y que me gusta hacer; algo que ayude a las personas y que glorifique a Dios; y tengo la oportunidad de escoger algo que encaje bien”. Eso es todo.
Jesús entrenó a los que había llamado. Estos 12 ya formaban parte de su ministerio, ya estaban sirviendo. Ya lo estaban siguiendo. Ya estaban respondiendo a su llamado. Ya estaban sometiéndose a Jesús, por eso Él empieza a entrenarlos. “Muchachos, les voy a enseñar algo: abran sus Biblias, vamos a entablar una pequeña discusión. Daremos unas clases. Tendrán algunas experiencias. Saldrán de aquí a orar y a expulsar demonios, ayudarán a los enfermos. Muchachos, ahora vamos a llevar todo esto a la práctica. Estaremos muy ocupados”. Él no llama a los que ya están entrenados; aquí es donde los ministerios de la era moderna están equivocados. Jesús no fue a donde entrenaban a los escribas, o al templo donde entrenaban a los sacerdotes. No acudió a lo que hoy sería un instituto bíblico o un seminario y dijo, “¿Quién es el estudiante más ilustre? Muy bien, ¿quién es el fariseo del mes? Quiero a ese muchacho, ese es el que quiero”. No hizo eso, porque podían haberlos entrenado pero quizás no fueron llamados. Uno puede prepararse a hacer algo que Dios no le ha dicho que haga, y aunque tenga todas las credenciales, no tendrá el valor, o la valentía para llevarlo a cabo.
No tengo nada en contra de la capacitación. Por mi parte, tengo una maestría en teología, y no estoy en contra de ir al seminario o a un instituto bíblico. Tenemos un instituto donde entrenamos a la gente; nos encanta entrenar a la gente, pero el llamado viene antes del entrenamiento. ¿Dios le ha cargado el corazón con algo? ¿Quiere hacerlo? ¿Lo hará? Fabuloso, le ayudaremos a hacerlo. Porque mire, la gente puede ayudar a entrenarlo, pero solo Dios puede llamarlo. Si Dios no lo ha llamado, nosotros no podemos hacerlo. Muchos de ustedes tienen que ser cuidadosos. Pensarán, “voy a estudiar para el ministerio. Voy a trabajar en el ministerio como voluntario, a ver cómo es”. Entonces permítanos entrenarlo y encontrarle cupo para que se desarrolle; pero puede que no sea su llamado. Un reporte controvertido hace algunos años decía que más del 75% de los que se gradúan de los institutos bíblicos y los seminarios, van a trabajar al ministerio, se dan por vencidos en los primeros cinco años, y nunca regresan. Eso significa que gastaron años entrenando para algo que no iban a hacer, ¿por qué? Porque hay una diferencia entre llamar a los que han sido entrenados para el ministerio, y ser llamado al ministerio. Todo empieza con el llamado.
Quinto: los equipos raros son los mejores. Los equipos raros son los mejores porque en primer lugar, son divertidos. Segundo, porque se complementan entre sí. Uno de los grandes defectos de la teoría del desarrollo del liderazgo, y es algo muy cierto, es que nos gusta leer libros de negocios, y de liderazgo, y yo tengo una suscripción a la revista Harvard Business Review, y a Wired, y a Fast Company. Mejor dicho, me gusta todo eso, pero la Biblia y Jesús, ahí es donde de veras vamos a aprender. Y otras cosas pueden ayudarnos a aprender lo que otros están pensando en materia de liderazgo. Pero la idea principal es esta: si usted tiene una debilidad, debe tratar de superarla, como líder, y esto se aplica tanto al ministerio como a los negocios; o ¿conoce personas cuyas fortalezas son las debilidades que usted tiene? La sabiduría convencional general dice que debemos esforzarnos para superar nuestras debilidades. Quizás un poco, pero ¿sabe qué? Encuentre alguien que hace las cosas mejor que usted. Busque un equipo raro de personas que hacen las cosas de manera muy distinta. Si todos se ven igual, si ven los mismos programas de televisión, escuchan las mismas bandas, visten la misma ropa, usan los mismos regionalismos, y tienen todo igual, probablemente pertenecen a una secta. Me molesta tener que decírselo, pero el problema con las sectas es que uno nunca sabe nada hasta el poster día, por lo tanto es como una especie de decepción.
Un equipo raro es el mejor equipo, ¿no es cierto? Así que en el equipo de Jesús, hay gente rara. Juan es joven, Pedro y los demás, son mayores. Juan parece que es soltero. Algunos de los otros están casados, y tienen hijos. Es un equipo medio raro. Once de los integrantes vienen de las zonas rurales. Uno es de la ciudad: Judas no nos representó muy bien. Es un equipo raro. En realidad es un equipo un poco raro. En este equipo vemos un tipo que se llama Simón el Zelote, y leemos en Lucas 6, que odia el gobierno romano, porque está sojuzgando al pueblo de Dios, y él es como un tipo roquero, anarquista, punk. Está bien, es un fan de la banda Fugazi. Es ese tipo. Así que quiere derrocar al gobierno romano. Dice, “¡odio el gobierno! Abajo el gobierno”. Ese es el tipo. Tiene el parche anarquista cocido en la manga. Ese es el tipo. En el equipo tenemos también a Mateo, el recaudador de impuestos, quien trabaja para el gobierno romano, estafando al pueblo de Dios, y estos dos están en el mismo equipo. Tenemos al activista, anarquista, que está en contra del gobierno junto con el auditor de la hacienda pública. ¿En serio? ¿El tipo con la pistola, y el otro que se mete la camisa? ¿Están en el mismo equipo? Sí, que equipo tan raro. Es un equipo muy raro.
Algunos de estos tipos son pescadores, uno es recaudador de impuestos. No sabemos a qué se dedicaban al menos cuatro de ellos. Algunos son hermanos, otros no lo son. Es un equipito bien raro, pero funciona porque son distintos, y se complementan entre sí por sus fortalezas y flaquezas. Algunos habían sido compañeros de negocios, algunos tenían experiencia en la política. Algunos tenían experiencia de liderazgo. Algunos tenían redes sociales preexistentes, y otras relaciones. Para que lo sepan, los mejores equipos son los equipos raros. Son equipos raros.
Como nuestro equipo de ancianos, de vez en cuando un anciano en la junta, el pastor Jamie, su pastor líder, es el presidente jurídico de Mars Hill, se ríe entre dientes. Y le he preguntado, “hombre, ¿de qué se ríe?”. Y me dice, “Vea este equipo: qué equipo tan raro”. Es cierto, miro y me doy cuenta de que es un equipo raro. Tenemos cuarenta y tantos pastores, estamos entrenando a 19 pastores más. Tal vez alcancemos los 60 para fines de año. Y el grupo está unido, pero Jesús era capaz de unir a su equipo. Algunos son atletas, algunos tienen muñecos de acción. Mejor dicho, son dos equipos completamente distintos. Tenemos tipos que se meten la camisa, otros que andan con la camisa por fuera. A propósito, la camisa se lleva por fuera. Pero no podemos inventarnos reglas por lo que les dije la semana pasada, que los legalistas están equivocados, así que hagan lo quieren, métanse la camisa, o anden con la camisa por fuera. Algunos integrantes del equipo toman bebidas alcohólicas, algunos no toman bebidas alcohólicas; algunos hablan en lenguas, algunos no hablan en lenguas. Algunos tienen setenta y tantos años, otros tienen veinte y pico. Algunos son abuelos, otros son estériles. Algunos tienen doctorados, otros apenas tienen el GED, un diploma aceptable. Es un equipo diferente, es un equipo raro. Y si uno entra al cuarto donde estamos, dirán, “¿qué le pasa a este equipo?”. “Ah, Jesús ha formado este equipo”. Es un equipo raro. Y la gente se pregunta, ¿Que qué? ¿Cómo funciona esto?”. Oh, cuando Jesús está al centro, los equipos son bien raros, porque cuando somos guiados por Cristo, y no orientados por la causa, formamos comunidad, mas no afinidad.
Si están orientados por la causa, tendrán afinidad. Todas las personas que están de acuerdo con usted, se juntan. Pero si están orientados por Cristo, la gente que no comparte muchas de sus ideas y muchas cosas con usted, se juntarán. Esa es una verdadera comunidad. Lo que la gente llama comunidad hoy en día, en realidad es afinidad. “Todos los que son como yo se reúnen conmigo y hacen lo que me gusta”. En la comunidad, las personas que no se parecen en nada conmigo, y no tienen mucho en común conmigo, se reúnen conmigo, porque estamos centrados en Cristo. Jesús es lo principal, y entre más cerca caminemos con Jesús, como sus discípulos y seguidores, nos aunaremos más como equipo. Eso es lo bueno del cristianismo. La gente que se…mejor dicho, ustedes lo saben porque en sus grupos comunitarios, en sus redes sociales, dicen, “hombre, a mis amigos cristianos, nunca los escogería para mi grupo. No tengo nada en común con ellos, caminan derecho y tienen dos pies, aparte de esos dos factores, no tenemos nada en común”. Pero ¿saben qué? Aman a Jesús, yo amo a Jesús, y ¿saben qué más? Yo los amo, y juntos podemos santificarnos más, y juntos podemos servir más a Jesús. Las cosas son mejores, así que alabado sea Dios por el conjunto de equipos raros y diversos, y por toda la gente distinta. Así que en nuestro equipo hay artistas, contadores, personas que saben de fotos, películas, otros que manejan bien los números; todos son importantes y forman una parte muy vital. Los equipos raros son los mejores equipos. Vemos que Jesús hace esto. Es un equipo un poco raro. No escoge a la gente que creemos que debe escoger, está escogiendo a un montón de personas desconocidas, unos don nadie.
Sexto: estar bajo autoridad, antes de estar en autoridad. Aquí en Lucas 6:12–16, usa dos palabras: discípulo y apóstol, Dice, “llamó a sus discípulos y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles”. Un discípulo significa alguien humilde, un siervo o seguidor de… Jesús está enseñando y ellos le escuchan. Jesús está dando órdenes, y ellos las obedecen. Jesús los guía, y ellos le siguen. Están bajo su autoridad. Y Jesús tiene muchos centenares de discípulos. Miles de personas vienen a oírlo. Todos son parte del ministerio de “venir a ver”, y escoge a los que están bajo autoridad, y les da a algunos cargos de autoridad.
Y esto es muy importante, porque hay personas que les encanta estar en autoridad, pero no les gusta estar bajo autoridad. Quieren ordenar a los demás pero no les gusta recibir órdenes. Hemos tenido esta situación varias veces en Mars Hill donde alguien dice, “Muy bien, ahora soy un líder. Ahora no me pueden dar órdenes”. No, yo estoy bajo autoridad, todos estamos bajo autoridad. Todos somos pecadores, todos cometemos errores. Todos debemos estar bajo autoridad. En cualquier momento podríamos echar a perder este gran don de Dios llamado Mars Hill. Dios se opone a los soberbios, pero da gracia a los humildes, así que humíllense. De acuerdo, así que la Biblia dice que nos pongamos bajo autoridad. Los que están por encima de la ley, los que no cumplen las reglas, los que hacen lo que se les da la gana, son peligrosos. Son muy peligrosos. Les gustan las ovejas, pero muerden a los pastores. Les gusta estar en autoridad, pero no les gusta estar bajo autoridad, y uno tiene que dominar ambas cosas para ser un líder. Porque aunque esté en autoridad, aún necesita estar bajo autoridad. Estar bajo autoridad es algo para todas las personas, incluyendo a los líderes. Si piensa ocupar un cargo de autoridad, tendrá que está bajo autoridad.
Así que Jesús toma a los que están bajo autoridad, a los discípulos, y les da un nuevo título, un nuevo cargo o descripción laboral. Los llama apóstoles, que significa ‘uno que ha sido enviado’. Es como un embajador. El lenguaje que usa aquí es como un rey que gobierna un gran reino, y elige a alguien para que sea su emisario o embajador, y lo manda a una misión a otro país, a otro reino como representante de su autoridad y portavoz Suyo.
Así que permítanme explicarles qué es un “apóstol”. Esto es muy importante. En primer lugar, Jesús es el Apóstol. Hebreos 3:1 dice que Él es nuestro Apóstol”. Así que cuando Dios el Padre quiso enviar un embajador representante, un emisario del Cielo a la Tierra, para representar su reino, envió a Dios el Hijo, al Señor Jesucristo. Él es nuestro Apóstol. Él es el que nos fue enviado. Por eso dice una y otra vez, sobre todo en el evangelio de Juan, “El Padre me envió”. Él es el Apóstol, el que fue enviado.
Y después tenemos el oficio de un apóstol. Lo llamaremos el apóstol con “A” mayúscula, y esos son los 12 apóstoles que fueron cuidadosamente seleccionados por Jesús. Por lo tanto su número es fijo. Efesios 2:20 dice, “Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo. Entre los apóstoles estaba Judas. El que traicionó a Jesús, y después fue y se ahorcó. Otro hombre será elegido a principios del Libro de Hechos. Uno de los requisitos es que necesita ser un testigo ocular de la resurrección de Jesús. Después Pablo fue añadido como apóstol. Jesús desciende y también lo comisiona apóstol . Por lo tanto vemos que los apóstoles son un número determinado de personas, cuidadosamente seleccionadas por el Señor Jesucristo, testigos oculares de su resurrección, a quienes les fue dada una designación de autoridad especial; de hecho, algunos de ellos escribieron libros del Nuevo Testamento. Ese es el nivel de autoridad que se dio. Hoy en día no hay apóstoles en ese sentido. Nadie tiene esa clase de autoridad. Nadie puede decir, “Es que Pedro y yo estamos al mismo nivel. Juan y yo tenemos el mismo nivel de autoridad espiritual”. No, eso no es cierto.
Sin embargo, bajo la “A” mayúscula de apóstol, están los apóstoles con “a” minúscula y esos no ocupan un cargo, sino que tienen un don. Y el don del apostolado es un don incluido en la Biblia. Pueden leer la lista de dones. Está listado en 1 Corintios 12 al 14, y en Romanos 12, Está listado en la diversidad de dones. Es un don. Es un don espiritual como servir o enseñar o administrar. Es una capacidad. Es una capacidad que Dios da tanto a hombres como mujeres. Dios les da dones especiales a los hombres y a las mujeres, para enseñar, liderar, o lo que sea. Y existe una diferencia entre el don y el cargo. El don del apostolado incluye un par de cosas, como la capacidad de tener un ministerio entre personas de distintas culturas, que le permite ir a otros países y ser misionero, iniciar una iglesia, iniciar un campus. A veces dirige un movimiento y trabaja con varias iglesias o varios pastores: escribe, viaja, predica, de conferencias, enseña, a veces a nivel internacional. Es uno de mis dones.
Pues bien, por el hecho de que uno tenga el don del apostolado no significa nada, a menos que califique como anciano o diácono, porque puede tener el don, pero también puede que le falte carácter. Usted puede tener el don, y no estar calificado. Por lo tanto mantenemos que los cargos y los dones son distintos, pero el don del apostolado sí existe. Eso es lo que creemos.
Y después están los falsos apóstoles. La Biblia habla de los falsos apóstoles. Personas enviadas por Satanás y no Jesús. Ministran por el poder de los demonios, y no por el Espíritu Santo. Dicen mentiras, no la verdad. Descarrían a la gente, y los apartan de Dios.
Así que toma estos 12 que están bajo autoridad. Les da posiciones de autoridad. “Ahora son apóstoles y van a liderar”, y después hay personas dotadas, debajo de ellos, que tienen el don del apostolado; y en parte nuestra labor consiste en apartar a la gente de los falsos profetas, que desvían a la gente.
Pero esto es lo principal: Algunos de ustedes se la pasan cambiando de iglesia, y de ministerio, porque no quieren estar bajo autoridad. No quieren que nadie los conozca, o que sepan lo que hacen. No quieren hacerse miembros. No quieren formar parte de ninguna cosa. No quieren hacerse responsables ante nadie. Solo quieren llevar una vida de “venir a ver”, “venir a ver”, y “venir a ver”. Pero permítanme decirles, eso es falta de madurez, eso es lo que es. Es pura inmadurez, y hoy les invito a “ir para morir”, que sienten bases en algún lugar y se comprometan con algo; hágalo para que sea nuestro y suyo, y que esté bajo autoridad, después que crezca y sea entrenado, tal vez Dios un día le permita estar en autoridad.
O sea, no puedo decirles cuántos centenares o cuántos miles de personas he conocido hasta ahora, que van de una iglesia a otra, cambiándose de iglesia, o que se cambian de ministerio porque quieren ocupar puestos de autoridad, y rehúsan reunir los requisitos. No quieren ser entrenados. No quieren hacerse valer. Solo quieren llegar y decirle al líder, “Usted necesita hacer esto. Obedézcanme, yo soy el que manda aquí”. Puede que no digan que están al mando, pero actúan así. ¿De veras? ¿Cree que puede venir a esta iglesia y empezar a dar órdenes a la gente que lo rodea? Así no son las cosas en ninguna otra parte del mundo. No puede hacerlo en la Infantería de Marina. No puede hacerlo en la universidad. No puede llegar a su profesor y decirle, “No estoy de acuerdo con el grado. Tenemos que hacer las cosas de esta manera ahora mismo”. No. Siéntese y aprenda. Póngase bajo autoridad, demuestre su valía. Si demuestran fidelidad, algún día podrán estar en autoridad. Y cuando estén en autoridad, podrán efectuar algunos cambios. A algunos de ustedes les encanta la idea de estar en autoridad. Resisten la idea de estar bajo autoridad. Por favor no traten de estar en autoridad hasta que hayan demostrado por algún tiempo que pueden estar bajo autoridad.
Séptimo: cada equipo necesita un líder, ¿de acuerdo? Los discípulos, los apóstoles, ellos forman un equipo. Obviamente Jesús es el líder de ellos. En últimas, Él es el Líder de todo equipo ministerial, o de cualquier grupo cristiano, pero el líder humano es Pedro. El líder humano es Pedro. ¿Cómo sabemos? Cada vez que los discípulos y los apóstoles son nombrados en Hechos, y en los evangelios—y aparecen muchas veces—,sucede esto: siempre colocan a Judas de último. No notamos mucho entusiasmo acerca de Judas, y a Pedro se le nombra primero. ¿Saben por qué? Porque es un líder. Es el primero entre sus pares. Cada equipo necesita un líder.
Ahora, algunos de ustedes ya están aburridos. Están diciendo, “este sermón qué tiene que ver con…”, estoy hablando de nosotros. De nuestra iglesia. ¿Quieren a Mars Hill? ¿Desean que sea una iglesia buena, santa, saludable y servicial? ¿Quieren que esté basada en el ministerio de Jesús? ¿Quieren que sea una iglesia bíblica? ¿Quieren hacer las cosas que hizo Jesús? ¿Quieren entregar sus vidas a las cosas por las que Jesús entregó su vida? Es importante por lo siguiente: Yo amo esta iglesia. Queremos que esta sea la mejor iglesia posible por la gracia de Dios, y aquí un tema muy importante es el liderazgo.
Y lo que pasa es que algunos de ustedes se criaron en una cultura—es un mundo enfermizo—que odia el liderazgo. Todos piensan que pueden enviarle textos al presidente, y darle órdenes. Mejor dicho, es un día raro cuando pasamos de las redes sociales a los comentarios continuos, y de ahí al consumismo. La gente no quiere seguir a un líder. Lo único que quieren hacer es criticar al líder. Ni siquiera quieren reconocer el liderazgo. Y algunos cristianos todavía dicen que no creen en el liderazgo. ¿De veras? ¿Cree en Dios? Porque Dios está al mando. Así que deben reconocer al menos a un líder.
Y Dios mismo se ha organizado en una Trinidad: Un Dios, tres personas, todas iguales pero sumisas. Tenemos a Dios el Padre, Dios el Hijo, y Dios el Espíritu Santo; y Dios el Hijo se somete a Dios Padre y le reconoce como Líder. Aunque son iguales, hay algo que se llama el subordinacionismo. Él se somete, Jesús se somete. Por eso dice, “el Padre me ha enviado. Yo hablo y el Padre me dice lo que debo decir. Hago lo que el Padre me dice que haga”. Y aun cuando Jesús ora, dice, “Padre, no se haga mi voluntad, sino…” ¿qué? ¿Qué dice? La tuya. Eso es someterse al líder. En eso consiste. Y después la Biblia dice en Juan que Dios Padre y Dios Hijo envían a Dios el Espíritu Santo. Por lo tanto, en el carácter de Dios hay liderazgo dentro de la misma Trinidad.
Esto se extiende a gobernar una casa. El papá, la mamá y los hijos son iguales, pero el Padre se supone que dirige con amor, humildad y sacrificio. En la iglesia, los ancianos, los miembros, y los diáconos, son iguales, pero se supone que los ancianos deben liderar. En un grupo comunitario todos son iguales, pero se supone que el líder del grupo comunitario debe dirigir. En un grupo de redención, todos son iguales, pero se supone que el líder del grupo debe dirigir. En un equipo de alabanza, todos son iguales, pero el líder debe dirigir. En un equipo de servicio, todos son iguales, pero el líder del equipo debe dirigir. Así que hay equipos que tienen líderes, y líderes, según el ministerio. La doctrina: Lo que creemos y lo que no creemos. La dirección: Hacia donde vamos, y hacia donde no vamos. Y la disciplina: ¿qué clase de comportamiento es aceptable o inaceptable? El liderazgo tiene mucho que ver con eso: doctrina, dirección, y disciplina.
Y con esto en mente, regresando al texto, vemos que a Pedro siempre lo nombran primero. Es el líder. Jesús lo nombra líder. Y cuando llega el Día de Pentecostés, después de la muerte de Jesús en la cruz, y su resurrección de la tumba, dice que todos los apóstoles estaban juntos. Cristo asciende al Cielo. Y la Biblia lo dice de esta manera en los primeros capítulos de Hechos, donde Pedro pasa al frente a predicar. ¿Saben por qué? Él es el líder. De acuerdo, nosotros no hacemos líderes, solo reconocemos a los que el Espíritu Santo ha escogido. Algunas personas que seguimos y escuchamos, aprendemos de ellas, porque son líderes. Así que todo equipo necesita un líder, ¿de acuerdo? En nuestros tiempos, en donde la autoridad se desecha y el liderazgo se desprecia, y todos se creen más inteligentes, y quieren enseñorearse de todo el mundo, todavía todos creen en el liderazgo; es que piensan que deben ser líderes. Por eso estamos viviendo un tiempo de total anarquía. Como en los tiempos de los jueces, todo el mundo hacía lo que bien le parecía.
Y bíblicamente lo que vemos con Jesús, es que todo equipo necesita un líder. Por eso es que todo equipo en Mars Hill tiene un líder. Los campus tienen su pastor líder de campus. Dentro de ciertas áreas, los grupos comunitarios, o los niños, o los estudiantes del ministerio, o los grupos de redención, tienen un líder. Hay líderes dentro de todos los equipos, y nadie dirige todos los equipos en Mars Hill, sobre todo entre los ancianos, y no hay un líder sobre todos los líderes de los equipos a los cuales pertenecen. Por lo tanto pertenezco a varios equipos, y no soy el líder de cada equipo. En algunos equipos tengo menos rango y no soy el líder principal, mientras que en otros equipos soy el líder principal. Tenemos una estructura en donde deliberadamente todos están en autoridad, y todos están bajo autoridad. Cada equipo necesita un líder, y nadie está por encima de la ley. Pueden hacer lo que quieran. Les digo eso porque darán sus vidas, y espero y oro por Mars Hill para que inviertan su dinero, su tiempo y sus oraciones. Se preguntará, “¿Qué es esto? ¿Será una estafa piramidal, donde solo damos y servimos, y después a alguien le toca hacer las de rey en la cima de la pirámide y llevarse todo lo que quiere?”. No, porque Jesús no organizó las cosas así. No se supone que sea así.
Número ocho: los equipos más grandes necesitan equipos pequeños en el equipo. Mars Hill es un equipo grande, ¿no es cierto? Tenemos diez campus, unos doce cultos, no sé, cuarenta y tantos ancianos, y seguimos creciendo. No sé cuántos centenares de diáconos cientos de líderes de grupos comunitarios. Si hay muchos equipos grandes, tenemos que integrarlos con equipos más pequeños. Así que Jesús tiene a los 70. Se mencionan como un número específico en la Biblia. Los doce que ha nombrado como apóstoles, y dentro del equipo están: Pedro, Andrés, Jacobo, y Juan. Pedro es el líder principal, pero los líderes de los equipos internos son: Pedro, Andrés, Jacobo, y Juan. Aparecen juntos en la misma lista. Tienen acceso especial a Jesús. Reciben entrenamiento especial de Jesús, y toman ciertas decisiones que otros no pueden tomar. Así que necesitamos equipos dentro de los equipos.
Número nueve: el dolor antes del fruto. ¿Quiénes integran el equipo? ¿Quién es el último tipo que mencionan? Judas. Al que hirió… ¿Creen que le dolió a Jesús? Durante años había alimentado a este hombre, lo había amado, entrenado, había orado por él, había invertido tiempo en él. Este tipo lo traiciona con un beso, por 30 piezas de plata para que lo asesinen. Eso duele. ¿Cree que le causó dolor a los discípulos? ¿A Judas? “Creímos que era nuestro amigo. Estaba en nuestro grupo comunitario con Jesús. Asesinó a Jesús”. Imagínense si alguien en su grupo comunitario asesina al líder de su grupo comunitario. ¿Afectaría al grupo comunitario? Claro que sí. ¿Qué cree? Eso duele. ¿No cree que los discípulos se trasnocharon hablando de estas cosas? ¿Qué le pasó a Judas? ¿Qué sucedió? Mejor dicho, ¿estaba robándose la plata de nuestro ministerio durante todo este tiempo? ¿El tipo era un estafador? ¿En serio? Ni siquiera amaba a Jesús. Les dolió.
¿Piensan que les dolió a sus seguidores, o que por algún tiempo hubo murmuraciones? “Tal vez Judas es el más audaz aquí. Tal vez Judas sea el más valiente. Puede que Judas sea como los profetas del Antiguo Testamento, porque se ha enfrentado a Jesús y a sus discípulos: ellos están equivocados”. La gente religiosa ya estaba criticando a Jesús. ¿Creen que quieren a Judas? “Adelante, Judas, apedréalo. A nosotros tampoco nos gusta”. No me gusta que se haya ahorcado, pero eso simplificó las cosas. Si Judas no se hubiera ahorcado, pudo haber empezado su propio ministerio, su propia iglesia, y hubiera competido con los discípulos. Podíamos haber tenido una guerra. Podíamos haber tenido una guerra. Me alegro tanto de que no haya iniciado una iglesia, o empezado un ministerio, porque hubiera hecho lo mismo que hizo con Jesús.
Miren, hay ovejas, hay pastores, hay lobos, y algunos dirigen como pastores, mientras que otros dirigen como lobos. Judas era un lobo. Les dolió. Pero por la providencia de Dios, y la soberanía de Dios, Dios no hizo que Judas pecara. Él peco por su cuenta. Estaba estafando a Jesús. Le abrió su corazón a Satanás. No puede echarle la culpa a nadie, solo a sí mismo. Pero en la soberana providencia de Dios, Dios lo dispuso para bien. El dolor se convirtió en fruto. En Génesis 50:20 leemos, “Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien… para mantener en vida a mucho pueblo”. La traición y el asesinato de Jesús por Judas iba encaminado para mal, pero Dios lo encaminó para salvar muchas vidas. Varios miles de millones de personas decimos ser cristianos, y decimos que Jesús murió en la cruz por nuestros pecados. Dios tomó el horror más grande y lo convirtió en el regalo más grande. Así hace Dios las cosas. En Romanos 8 leemos, “y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”.
¿Alguna vez lo han traicionado? ¿Alguna vez se ha sentido completamente devastado por alguien que supuestamente era su amigo? ¿Dios podría hacer algo con eso. Dios desea hacer algo con eso para que no sea solo un dolor, sino para que ese dolor se convierta en fruto. Ha sido violada, supere la situación, y ayude a las víctimas de las violaciones. Lo han engañado, supere la situación, y ayude a las víctimas del pecado. Su padre lo abandonó, supere la situación, y sea un buen padre; entrene a otros a ser buenos padres. Su cónyuge adulteró contra usted, supere la situación, y ayude a los que han sido devastados por el adulterio. Tiene cáncer, encamínelo para ayudar a los que luchan contra el cáncer.
De acuerdo, el dolor se vuelve fruto. Y se los digo, esta es la parte dolorosa del ministerio. Es decir, les digo con toda honestidad, hay personas por las que oro diariamente porque tengo un dolor profundo, brutal, e interminable en mi alma por ellos. No, hombre, es que no están caminando con Jesús. Han destruido sus propias vidas, doctrinalmente, maritalmente, sexualmente, económicamente, o lo que sea. Es horrible. Parece que hubieran decidido ponerse la soga al cuello y se empeñan en auto destruirse. Duele, pero queremos el bien para esa gente; sin embargo, Dios puede convertir el dolor en fruto. Y esa es una lección muy dolorosa para los líderes.
Número diez: No se vuelva un Diótrefes. Sin duda estaban pensando en esto cuando venían hacia la iglesia, así que se me ocurrió mencionarlo. Sí, usted es como “Diótrefes. Lo he estado meditando mucho, y quería saber cuál es nuestra perspectiva en Mars Hill sobre Diótrefes”. Diótrefes es un tipo que se menciona una sola vez en la Biblia, en una de las epístolas escritas por Juan, dice esto: Diótrefes siempre quería ser el primero en todo. Si quieren que su nombre aparezca en la Biblia, por una sola cosa, que triste que sea por eso. Era una persona muy orgullosa, y siempre quería acaparar toda la atención.
Ahora, lo cierto es que algunos líderes recibirán mucha atención. Algunos de nosotros, más de la que nos gustaría recibir, al menos cierta clase de atención. Pero el pecado de Diótrefes es “No quiero integrarme al equipo, quiero ser la portada del equipo. No quiero solamente servir con humildad, quiero que ni nombre sea famoso”. Y vivimos en esa clase de cultura, donde la gente está adicta a los famosos, donde la gente se hace famosa por cualquier cosa. ¿No les parece raro? ¿Alguna vez han visto TMZ, o han leído la revista People? Uno piensa, “Uy, todos estos famosos y no hicieron nada para hacerse famosos”. O sea, algunas personas son famosas, y andan con el perro en el bolso, ¿y qué hicieron? Nada. ¿Por qué son famosos? Porque nos desesperamos por tener a alguien de quien hablar. Y el pecado de Diótrefes es, “Quiero que la gente hable de mí, no de Jesús”.
Jesús escoge 12 apóstoles, pero no todos reciben la misma notoriedad. Si lee los evangelios, Mateo, Marcos, Lucas, y Juan, y si lee el Libro de Hechos juntos, Pedro se menciona 189 veces. Juan, 50. Felipe, 17. Andrés, 13. Tomás, 11. Mateo, también llamado Leví…algunos de estos tipos tienen dos nombres, 9. Jacobo, el hijo de Alfeo, 7. Tadeo o Judas, tenía dos nombres, ¿sabe por qué? Había dos discípulos que se llamaban Judas. El otro tipo se debió haber sentido muy mal, ¿no es cierto? “¿A qué se dedica?”. “Soy apóstol”. “¿Cómo se llama?”. “Judas”. “Oh, ya sé quién es”. “No, soy el otro Judas, al que llaman Tadeo. Ya no volví a andar con ese Judas”. Simón el Zelote, cuatro veces. Bartolomé también llamado Nataniel, es el mismo hombre, se menciona una sola vez. Judas Iscariote, 22.
El asunto es este, algunas de estas personas como Pedro, se mencionan muchas veces, otros casi no. Esto es lo que les diría. Si quieren hacer un estudio bíblico bien sencillo, hagan uno sobre Bartolomé, ¿correcto? Pueden enviar la historia completa de su vida por Twitter, porque es lo único que sabemos. Su nombre es Bartolomé, era apóstol. Ni siquiera necesito usar todas las teclas. Es la única información que tengo. No sabemos mucho acerca de él. Sabemos que Pedro es, oh, él es impulsivo. Le cortó la oreja a un tipo. Oh, sabemos mucho acerca de Pedro. Tomás, es el que dudaba. A Tomás le fue mal ese día. Esa fue la única prensa que recibió. Mejor dicho, “Por lo menos acabé bien”, Me fue mal ese día, así que vamos a seguir hablando de ese día. Y hay otras personas de las que no sabemos nada.
Por lo tanto, en un equipo, sobre todo uno bien raro y diverso, algunas personas se destacarán más, y otras menos. Algunos recibirán mucha notoriedad, mientras que otros no tanta. No se molesten por eso. Algunos, Dios los ha llamado a estar al frente. No sean cobardes. Algunos, Dios los ha llamado a dirigir públicamente, y en forma visible. No sean cobardes. Otros, no traten de ser algo que no son. Sea el segundo, el que trabaja entre bastidores. Sea el tercero, ayude completar las cosas. Lo cierto es que estos tipos estaban haciendo cosas importantes, pero no sabemos la historia de algunos porque no estaban al frente del escenario, estaban entre bastidores. ¿Y saben qué? Eso también es importante. Y lo digo con toda sinceridad.
Número once, el último: “muérase con las botas puestas”. Es un cierre fabuloso. Muérase con las botas puestas. Uno va a morir como Judas o como Jesús, así termina la vida de uno. Morirá como Jesús, fiel hasta el fin, cueste lo que cueste, o morirá como Judas, prematuramente, trágicamente, vergonzosamente. Todos ustedes terminarán como Jesús o como Judas. Quiero que mantengan sus botas puestas, que acaben con ahínco, acaben la carrera, no se den por vencidos, acaben lo que les queda, complete las cosas que Dios le ha dado a hacer. Y si lee esto, quizás sea como yo y se pregunte, ¿qué les pasó a estos tipos? Al leer la Biblia, sabemos que siguieron adelante, algunos eran cobardes, pero se volvieron más valientes. La resurrección hizo que perdieran su cobardía. Predicaban, enseñaban, iniciaron iglesias. Juan escribió cinco libros de la Biblia, Pedro escribió dos. Estos hombres sí lograron hacer algunas cosas, pero la Biblia no nos dice cómo terminaron, para eso tenemos que acudir a la historia. ¿Murieron con las botas puestas? Les leeré algunas de sus historias, relatadas históricamente en El libro de los mártires, por John Foxe, escrito por primera vez en 1559, y es fabuloso. Me encantan los puritanos.
Jacobo, ¿quieren saber cómo murió Jacobo?
El primer apóstol que padeció después del martirio de Esteban fue Jacobo, el hermano de Juan. Clemente nos dice que cuando trajeron a Jacobo al tribunal, el que lo había acusado, el que había causado sus problemas, viendo que Jacobo sería condenado y que lo iban a matar, se conmovió de tal manera en su corazón, que fue a la ejecución y les dijo que había mentido, que él también era cristiano. De esa manera, los dos fueron llevados juntos y en el camino le pidió a Jacobo que lo perdonara por lo que había hecho. Después de una corta pausa, Jacobo se volteó hacia él y le dijo, “La paz sea contigo, mi hermano”, y lo besó, y ambos fueron decapitados.
Jacobo tenía un crítico que quería que lo asesinaran. Tenía un Judas, y cuando lo estaban llevando a ser ‘crucificado’, parece que tuvo una conversación con este Judas, y su Judas se arrepintió y dijo, “lo siento. Seamos decapitados juntos por Jesús”. Y lo hicieron. Jacobo es un hombre malo de una manera buena.
Tomás: “Tomás les predicó a los partenses, a los medas, los persas, a los carmenios, los hercinianos, los bactrianos, y los margianos”. Diga las cosas con celeridad y denuedo, y todo el mundo creerá que lo que dice es cierto. “Lo mataron en Calamina, India”. La mayoría de estos hombres murieron asesinados por martirio. ¿Sabe qué? Mars Hill sería mucho más pequeña pero mucho más santa y eficaz, más fructífera, creo yo, si sufriéramos un poquito. No puedo hacer que eso suceda, no puedo hacerlo, lo he intentado. Pero lo que pasa es que cuando la gente empieza a dar su vida por causa del evangelio, de repente los que no toman en serio la iglesia, empiezan a tomarla en serio. O empiezan a hacer algo por Jesús y pasan de un estado de “venir a ver”, a “ir a morir”, o al igual que Judas se apartan y empiezan a hacer otras cosas.
Simón: “Simón, el hermano de Judas y Jacobo el menor, quienes eran todos hijos de María Cleofás, y Alfeo fue obispo de Jerusalén después de Jacobo [el hermano de Jesús] fue crucificado en Egipto”, crucificado. Deitrich Bonhoeffer bien lo ha dicho, el viejo alemán dijo: “Cuando Cristo llama a un hombre, lo llama para que venga y muera”. Vengan y mueran. Cuando Jesús dice, “Tome su cruz y sígame”, eso es lo que significa ser un discípulo, siguiendo a Jesús por su camino. Damos la vida por lo que Él dio su vida: la gloria de Dios y el bien de otros, por la iglesia. “El otro Simón, el apóstol, también fue crucificado”.
A Bartolomé dice que “predicó en la India y tradujo el Evangelio de Mateo al idioma de ellos; fue apaleado, crucificado, y decapitado”.
Andrés:
Andrés, el hermano de Pedro, fue crucificado. Bernardo y San Cipriano mencionan la confesión y el martirio de este bendito apóstol. En parte de ellos y en parte de otros autores fidedignos, reunimos el siguiente material: “Cuando Andrés, por medio de su diligente predicación había llevado a muchos a la fe en Cristo, Egeas, el gobernador pidió permiso al senado romano para forzar a todos los cristianos a que honraran e hicieran sacrificios a los ídolos romanos. Andrés pensaba que debía resistir a Egeas y acudió a él diciéndoles que un juez de los hombres debería, en principio, conocer y adorar al Juez de los Cielos. Mientras adoraba al Dios verdadero, Andrés dijo, ‘debería prohibir a todos los dioses falsos y a los ídolos ciegos de su mente’. Furioso con Andrés, Egeas exigió saber si él era el hombre que recientemente había derrocado los templos de los dioses, persuadiendo a los hombres a hacerse cristianos, ‘una secta supersticiosa’ que hacía poco fue declarada ilegal por los romanos. Andrés contestó, diciendo, ‘Los gobernantes de Roma no entendieron la verdad’ El Hijo de Dios que vino al mundo por causa del hombre, enseñó que los dioses romanos eran diablos, enemigos de la humanidad, que enseñaban a los hombres a ofender a Dios, haciendo que Él se aparte de ellos por servir al Diablo. Los hombres caen en toda clase de maldades’, dijo Andrew, ‘y después de morir, solo sus malas obras son recordadas’. El procónsul le ordenó a Andrés que dejara de predicar estas cosas o que lo condenaría a una expedita crucifixión”. [Si a usted lo fueran a crucificar, ¿dejaría de llamarse cristiano?] De ahí que Andrés respondiera,” [y esta es la parte asombrosa] “‘Yo no hubiera predicado acerca del honor y la gloria de la cruz si temiera morir en la cruz’. Fue condenado a ser crucificado por enseñar una nueva secta y por quitar la religión de los dioses romanos. Mientras Andrés va rumbo al lugar donde lo iban a ejecutar, al ver la cruz que lo aguardaba, su rostro nunca se inmutó, ni trastabilló en sus palabras. Su cuerpo no se desmayó, ni se empañó su razonamiento, como suele pasar con la gente antes de morir. Dijo: ‘Oh, cruz tan grata y anhelada, con mente dispuesta, con gozo y deseoso vengo a ti, como estudioso de Aquel que fuer colgado en ti porque siempre te he amado y añoro tu abrazo’”.
“¿Conque quieren crucificarme, muchachos? Aquí hay un buen lugar, háganlo. Le pertenezco a Jesús”.
Mateo: “Mateo escribió en su Evangelio a los judíos en lengua hebrea después de convertir a Etiopía y todo Egipto. Hircanio, el rey, envió a alguien para matarlo con una lanza.”
Felipe: Después de muchos años de predicarles a las naciones bárbaras, Felipe fue apedreado, crucificado, y enterrado con su hija.
Pedro:
La primera de las diez persecuciones fue empezada por Nerón por el año 64 d. C. Su furia contra los cristianos fue tan encarnizada que Eusebio registra, “un hombre podría ver ciudades llenas de cuerpos de hombres, los viejos tirados al lado de los jóvenes, y los cuerpos muertos y desnudos de las mujeres, echados desnudos, sin reverencia por ese género, en las calles”. Muchos cristianos en aquellos días pensaban que Nerón era el Anticristo por su crueldad y sus abominaciones. El Apóstol Pedro fue condenado a morir durante esta persecución. Aunque algunos dicen que escapó, se sabe que muchos cristianos le instaron que se fuera de la ciudad, y el relato dice que al llegar a la entrada de la ciudad, Pedro vio a Jesús que salía a su encuentro. “Señor, ¿a dónde vas?” le pregunta Pedro. “Vengo otra vez a ser crucificado”, le respondió. Al ver que su sufrimiento fue comprendido, Pedro se dio vuelta, regresó a la ciudad donde Jerónimo nos dice que fue crucificado cabeza abajo, porque así lo quiso, para decir que no era digno de ser crucificado de la misma manera que su Señor.
Por último, Juan: “La segunda persecución empezó durante el reinado de Domiciano, el hermano de Tito. Domiciano había exiliado a Juan a la Isla de Patmos”. Es un lugar verídico y he estado ahí. “Pero al morir Domiciano, a Juan se le permite regresar a Éfeso en el año 70 d. C. Permaneció ahí hasta el reinado de Trajano, en donde gobernó las iglesias de Asia, y escribió su evangelio hasta que murió más o menos a la edad de cien años”. Pero a los cien años pudo haber tenido muchas cicatrices en su cuerpo, porque antes de que lo exiliaran, trataron de matarlo. Lo hirvieron vivo, pero sobrevivió. Por lo tanto lo exiliaron por algún tiempo. Salió y se puso a escribir libros de la Biblia, como un anciano que fue hervido. Nos encanta que vengan a ver. Necesitan venir a ver.
Dios Padre, pido por nosotros como pueblo. Vivimos en un día en que venimos a ver muchas cosas. Hay sermones gratuitos en Internet, clases, entrenamiento, música cristiana, radioemisoras, predicadores en la radio, eventos en la iglesia, cruzadas en masa, cultos, grupos pequeños. Parece, Señor Dios, que hay más oportunidades para venir a ver hoy en día, que lo que se le ha ofrecido a la gente en la historia del mundo. Y Dios, nos regocijamos en las oportunidades de venir a ver. Nos regocijamos en que la gente venga a oír la Biblia y vea las vidas cambiadas por medio de Jesús. Pero, Dios, pido por la gracia del Espíritu Santo, y por los corazones y las mentes y las vidas de nuestro pueblo, que respondan a tu llamado a que se conviertan en cristianos, que respondan a tu llamado a perseverar como cristianos, que den como deben dar los cristianos, que sirvan como deben servir los cristianos, que sufran como deben sufrir los cristianos, que den testimonios como deben dar testimonio los cristianos, Señor mi Dios, pido que por la gracia del Espíritu Santo sobre nosotros, como pueblo, que no seamos un pueblo que solo “viene a ver”, sino un pueblo que “va y muere”. En el nombre de Jesús. Amén.
[Fin del Audio]
Nota: Esta transcripción ha sido editada.