Lucas 8:26–39 (RVR 1960)
26 Y arribaron a la tierra de los gadarenos, que está en la ribera opuesta a Galilea.
27 Al llegar él a tierra, vino a su encuentro un hombre de la ciudad, endemoniado desde hacía mucho tiempo; y no vestía ropa, ni moraba en casa, sino en los sepulcros.
28 Este, al ver a Jesús, lanzó un gran grito, y postrándose a sus pies exclamó a gran voz: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te ruego que no me atormentes.
29 (Porque mandaba al espíritu inmundo que saliese del hombre, pues hacía mucho tiempo que se había apoderado de él; y le ataban con cadenas y grillos, pero rompiendo las cadenas, era impelido por el demonio a los desiertos.)
30 Y le preguntó Jesús, diciendo: ¿Cómo te llamas? Y él dijo: Legión. Porque muchos demonios habían entrado en él.
31 Y le rogaban que no los mandase ir al abismo.
32 Había allí un hato de muchos cerdos que pacían en el monte; y le rogaron que los dejase entrar en ellos; y les dio permiso.
33 Y los demonios, salidos del hombre, entraron en los cerdos; y el hato se precipitó por un despeñadero al lago, y se ahogó.
34 Y los que apacentaban los cerdos, cuando vieron lo que había acontecido, huyeron, y yendo dieron aviso en la ciudad y por los campos.
35 Y salieron a ver lo que había sucedido; y vinieron a Jesús, y hallaron al hombre de quien habían salido los demonios, sentado a los pies de Jesús, vestido, y en su cabal juicio; y tuvieron miedo.
36 Y los que lo habían visto, les contaron cómo había sido salvado el endemoniado.
37 Entonces toda la multitud de la región alrededor de los gadarenos le rogó que se marchase de ellos, pues tenían gran temor. Y Jesús, entrando en la barca, se volvió.
38 Y el hombre de quien habían salido los demonios le rogaba que le dejase estar con él; pero Jesús le despidió, diciendo:
39 Vuélvete a tu casa, y cuenta cuán grandes cosas ha hecho Dios contigo. Y él se fue, publicando por toda la ciudad cuán grandes cosas había hecho Jesús con él.
Estamos en Lucas 8:26–39 hoy, Mars Hill. Y van a estudiar conmigo la obra de Jesucristo en la vida de uno de los hombres más famosos de la Biblia: el endemoniado gadareno. Ahora, Jesús hasta ese momento había estado ocupadísimo. Como predicador itinerante y hacedor de milagros, se ha trasladado de aldea en aldea, y de pueblo en pueblo. La cantidad de personas que le siguen ha aumentado. La cantidad de críticos que se le oponían ha aumentado en forma consecuente. Justo antes de su interacción con el endemoniado, a quien examinaremos con detenimiento hoy, Jesús había lidiado con las multitudes y estaba absolutamente agotado.
Y leemos tanto en Lucas como en el relato paralelo en Marcos 5 que se subió al barco y les pidió a sus discípulos que prácticamente lo sacaran de esa multitud, para darle—creo yo—un poco de descanso. Hay ocasiones en el ministerio, de hecho estoy viviendo una ahora, en la que uno se siente agotado. Como si estuviera batallando por todos los frentes. La cantidad de personas que necesitan ayuda, y la cantidad de cosas que hay que hacer es absolutamente abrumadora. Jesús se encontraba en esa clase de temporada. Po lo cual se subió al barco para apartarse de las multitudes y sus discípulos, que eran pescadores experimentados, remaban.
Se levantó un fortísimo viento contrario. Parecía que no avanzaban. Estaban agotados, y sus vidas estaban en peligro. Y en medio de todo esto, Jesús está tan agotado que se duerme en el barco. Uno tiene que estar bien cansado para dormirse en un viejo barco pesquero como ese. El hecho en sí corrobora que Jesús estaba agotado. Estaba tan agotado, no obstante, que mientras los hombres remaban toda la noche, agotados y abrumados, sin duda iban hablando de esto, frustrados y ansiosos sobremanera. Él estaba completamente dormido, impávido, agotado, y acabado. Finalmente lo despiertan y le dicen, Jesús, necesitas hacer algo. Entonces Él da una orden a la creación y ésta le obedece.
Ahora, uno pensaría que hubieran remado hasta la orilla, y que allí los esperaría un balneario con alguien que le diera a Jesús algo de tomar debajo de un parasol, y que se tomarían el día libre. En cambio, se baja de barco, e inmediatamente le sale al encuentro un hombre endemoniado. Ese fue el “gran día libre” para Jesús.
Al encontrarnos con el hombre endemoniado, conocerán a un hombre que, y la Biblia lo dice muy claramente, que estaba lleno y controlado por espíritus inmundos. Por lo tanto tengo que tratar de explicar un poco lo que pasa aquí. Eso es lo que nos trae a la mente, por eso nos surgen pensamientos. Tenemos un cuerpo físico; es decir, un ser material. Tenemos un alma espiritual, inmaterial. Y lo que suele suceder en nuestros días, cuando la gente está luchando o sufriendo, o manifestando cierto comportamiento, es que no sabemos qué hacer con el alma, por lo cual tratamos de dar principios a la mente y medicamentos al cuerpo, y puede que ambas cosas sean necesarias y requeridas, pero no sabemos qué hacer con el alma.
Y en esos días, no sabían qué hacer con este hombre. Obviamente habían tratado de darle principios para que llevara una vida mejor, pero eso no dio resultado. Físicamente no eran capaces de retenerlo. Era porque espiritualmente estaba controlado por un espíritu malvado. Como cristianos creemos, porque la Biblia lo enseña y Jesús lo confirma, que Satanás de veras existe: un diablo, la serpiente. Y que de veras hay demonios, ángeles caídos, que obran por medio de él.
La Biblia dice que Dios es el Creador y que todo el mundo, todo lo demás, fue creado por Dios el Creador. Satanás, el líder de los demonios, y los demonios mismos, los espíritus inmundos, los malditos ángeles caídos, fueron creados por Dios al comienzo, en un estado de perfección y sin pecado. Fueron creados para adorarle, servirle, honrarle, y obedecer a Dios, pero la Biblia nos dice que se rebelaron contra Dios, que querían ser como Dios, y querían la gloria para ellos mismos, y se llenaron de soberbia.
Isaías 14 y Ezequiel 28, nos dan una clara indicación de que un ángel que gobernaba, un ángel líder los dirigía, casi como un coronel, si entramos en el rango de los ángeles. Hubo una guerra en el Cielo, y Satanás fue derrotado. Los que se aliaron con Él fueron derrotados por Dios y expulsados del Cielo. Después, el campo de batalla se trasladó a la Tierra, donde Satanás apareció para tentar a nuestros primeros padres. Y una de las mentiras más grandes que jamás ha maquinado Satanás, como lo indica una película al final, es convencer al mundo que él no existe. Por eso es que hoy en día la gente trata la mente y el cuerpo, pero no tienen idea de qué hacer con el alma, con el mundo espiritual, aquella parte inmaterial de nuestro ser.
Y quiero que sepan un poco de cómo obra Satanás. Tengo una larga serie de conferencias que les di al plantel, que tratan de la guerra espiritual. Al igual que las otras 700 piezas de contenido, todo es gratuito en marshillchurch.org, donde pueden hacer una búsqueda sobre la guerra espiritual, para aprender más, pero les daré un breve resumen de cómo obra Satanás.
En 2 Corintios 2:11 dice, “…para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones”. Entendemos que hay una batalla entre Dios y Satanás, y que Satanás es un ser creado. No es igual a Dios. Dios es omnisciente, todopoderoso, omnipresente, no tiene principio ni fin. Satanás es un ser creado, sus conocimientos son limitados, al igual que su poder y entendimiento; por lo tanto no estamos hablando de alguien que es igual a Dios; pero es un ser personal, un ángel. Y los demonios que están con él están luchando contra Dios, contra sus santos ángeles y sus siervos los cristianos. Y de veras hay una batalla. Existe una batalla real.
Y lo que Pablo dice a los corintios es que si sabemos cómo obra nuestro enemigo, podemos defendernos. Pero si no sabemos cómo obra, nos derrotará. En la Biblia hay muchos nombres que se le dan a Satanás, pero compartiré nueve de ellos con ustedes porque todos tienen que ver con un aspecto particular de cómo obra Satanás.
En Apocalipsis 12:10 se llama el acusador de los hijos de Dios. Los acusa de noche y de día. Algunos de ustedes oirán que alguien les dice: eres un fracasado, no tienes esperanza’, Dios no puede amarte; la gracia de Dios no está a tu alcance; lo que hiciste no tiene perdón; Dios no te ama, deberías morirte, deberías matarte’. Oirán esa clase de autosugestión negativa centrada en el yo, yo, yo. Y si alguien a su lado dice tales cosas, podría identificarlas justamente como acusaciones del enemigo. Sin embargo, como viene de un ser espiritual, que no se puede ver, uno piensa que tiene baja autoestima, que piensa mal de sí mismo, que se habla negativamente, pero es una acusación. Es una acusación.
También obra como nuestro adversario. 1 Pedro 5:8 dice que él es nuestro adversario que siempre busca la manera de destruirnos. Tienen que aprender esto acerca de Satanás. Él es su adversario. Está en contra de ustedes. Hará todo lo posible por convencerlos de que no es así, pero si siguen practicando el pecado, sin arrepentirse, las religiones falsas, o la espiritualidad falsa, sepan que todo eso es tinieblas y demonismo. Todo eso representa una alianza con su adversario. Satanás no es un poco bueno y un poco malo. No es el pequeño Yin y el pequeño Yang. No es, como dice el misticismo oriental, o como el Panteísmo, o el Panenteísmo nos dice, no es bueno y malo a la vez. Dios es bueno y Satanás es malo. Es nuestro adversario.
Además se llama Apolión, o “el destructor”, en Apocalipsis 9:11. Viene a destruir. Jesús dice en otra parte que viene a matar, a robar, y a destruir. Eso es lo que hace. No trae…no trae orden. Trae desorden. No trae armonía. Trae conflicto. Destruye matrimonios. Destruye relaciones. Destruye los legados generacionales. Destruye las iglesias. Eso es lo que hace. Miren, Dios es el Creador, y Satanás es el destructor.
Cuarto, también es el engañador. Tratará de convencerlos. Algunos de ustedes tienen entendimiento espiritual. Ven las auras, tienen entendimiento sobrenatural; tienen toda clase de sueños interesantes, y piensan que son muy poderosos y que están conectados con Dios, pero podría ser un engaño demoníaco. Satanás está tratando de ponerlos en en contacto con los espíritus inmundos y con las tinieblas. Amigos, por eso es que aquí en Mars Hill no consideramos que la espiritualidad sea algo positivo porque la espiritualidad puede conllevar el demonismo. No todos los espíritus trabajan para Dios. No todos los espíritus honran a Dios. No todos los espíritus aman y obedecen a Dios. Por eso dice en 1 Juan que probemos los espíritus, para ver si son santos o impíos, si sirven a Dios o a Satanás. Cuando están siendo engañados, algunas personas le dirán que la espiritualidad es suficiente, o que alguna religión lo es, y que pueden ser salvos sin el Jesucristo de la Biblia. No es así. Es un engaño. Algunos de ustedes, cuando sufren o vienen tiempos difíciles, Satanás viene a engañarlos, y les dirá “¿Sabe qué? Eso fue culpa de Dios. Dios es malo; no confíe en Él”. Por lo tanto no solo los abusa, sino que los engaña haciéndolos creer que Dios es el malvado.
Eso se debe a que—número cinco—es padre de mentiras. Jesús dice en Juan 8:44, “Vosotros sois de vuestro padre el diablo. Las mentiras son su lengua materna. Es padre de mentiras. Es solo un mentiroso. Ha estado mintiendo desde el principio”. Satanás miente. Por eso dice la Biblia, “No darás falso testimonio”. Decir mentiras es hablar el lenguaje de los demonios. No es solo promulgar el error. Sí lo es, pero es más que eso. Es hablar un lenguaje demoníaco. Si usted miente, está haciendo algo malvado. Si se creen las mentiras, éstas los destruirán. Algo no tiene que ser verdadero para ser mortal. Basta con que sea creído. Y si ustedes no creen que esta es la Palabra de Dios, si no creen que Jesús es el Hijo de Dios, si no creen que el arrepentimiento del pecado sea necesario, y que la fe en Jesucristo es necesaria, entonces creerán las mentiras. Y la vida de algunos de ustedes están llenas de mentiras respecto a su identidad, su propósito, de dónde vienen, por qué están aquí, a dónde van; y si construyen sus vidas en base a esa mentira, o a esas mentiras, serán destruidos. Serán destruidos. El Espíritu Santo me trajo a la mente una sesión de consejería que hice hace poco. Una mujer estaba completamente convencida de que su marido no la quería. ¡Pero sí la quiere! La adora. Le es fiel. Ella lo había rechazado y expulsado, y estaba amargada con él sin causa. Y al fin descubrimos la causa del problema. Había creído una mentira. Se creyó una mentira. Ahora bien, no era cierto, pero su fe en esa mentira le dio poder para destruirla.
Sexto: Satanás también se llama el Tentador. Ciertamente hay carne en nosotros, una semilla de rebeldía de nuestro primer padre, Adán, que quiere desentenderse, deshonrar, y desobedecer a Dios. Pero después viene Satanás y nos presenta una tentadora oportunidad. Quiere tentarnos. Ustedes tienen que saber cuándo están siendo tentados a pecar. Una batalla espiritual se está librando en sus vidas, y Satanás está diciendo, “Peca contra Dios. Únete a las tinieblas. Métete a mi equipo”. Y les dará algún placer o galardón por sucumbir a su seducción; sin embargo, todo es una tentación. ¿Se siente tentado por algo? ¿Qué se siente tentado a hacer? Qué batallas ha perdido? ¿Qué batallas está librando en el ruedo de la tentación, ahora mismo, hoy mismo?
También se llama asesino. Este es su objetivo principal. Él odia la vida. Dios es el Dios vivo. Dios es el Autor de la vida. Mientras que Satanás ama la muerte. Quiere que los matrimonios mueran, que las familias mueran, que las amistades mueran, que las culturas se mueran. Quiere que mueran las iglesias. Que los niños que no han nacido mueran. Quiere que usted se muera por su comportamiento imprudente, por su severa depresión, por sus pensamientos suicidas. Su obra siempre conduce a la muerte. Hacia la muerte.
Octavo, Jesús también lo llama el maligno, en Mateo 13:19 y 38. Es maligno. Al ver al mundo y su historia, y toda la devastación y destrucción, todo el pecado y sufrimiento; al ver todas las guerras que se han peleado, y todos los dólares que se han gastado, y todas las elecciones que se han llevado a cabo, y todas las organizaciones que se han lanzado, el mal no ha llegado a su fin. El sufrimiento, la injusticia, la tiranía no ha llegado a su fin. Permítanme decirles que los días en que creíamos que éramos todos buenas personas y que las cosas mejorarían con el tiempo, no fueron más fueron días de crédulas mitologías. Es mentira y engaño. Eso se debe a que detrás del sistema mundial está el maligno, la personificación del mal. Él es maligno. Con él están los demonios que son impíos. Y debajo de ellos están los pecadores que son cómplices, y son prisioneros en una guerra, participando como soldados suyos.
Por último, Jesús asevera justamente en Mateo 13, que Satanás es nuestro enemigo. Amigos, que si ustedes pertenecen a Satanás, están en una guerra. Usted y yo tenemos un enemigo. No tiene buenas intenciones para nosotros. No tiene nada verdadero que decirnos. No tiene nada que ofrecernos que pueda liberarnos.
Y la verdad es que Satanás es real pero eso no quita que seamos responsables. Y cuando enseñamos algo acerca de Satanás y los demonios, a veces la gente hace demasiado hincapié en el poder de Satanás, y lo acusan por todo. Otros, tratando de no incurrir en eso, o al ver que las enseñanzas de Satanás y los demonios son abusadas para asustar a las personas, tienden a no creer en Satanás y los demonios como seres reales y personas que están obrando. Y la verdad es esta: Satanás es real, pero somos responsables. El nos engaña, pero nos creemos las mentiras. Él nos engaña, pero aceptamos su engaño. Él nos tienta, pero pecamos de todas maneras. Por lo tanto es real, y somos responsables por nuestra participación como cómplices.
Como resultado, al participar con él, nos toma cautivos en esta guerra. Por eso dice en Lucas 4:18, un poco antes en el Libro, “Me envió… a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel”. Es decir, nos unimos a la tinieblas y a la obra del enemigo. Jesús viene y nos libera a los que hemos sido tomados cautivos en esta batalla cósmica. Hoy vemos la manifestación de esa batalla en la vida de un hombre, el hombre endemoniado.
Repito, Jesús estaba agotado. Había trabajado unas horas largas, duras, y difíciles. Su dieta no es la mejor. No duerme en una cama. Se había quedado dormido en el barco. Pasó de una orilla de este gran lago, donde por lo general vive el pueblo de Dios, y había sinagogas dedicadas a leer, estudiar, y obedecer las Escrituras del Antiguo Testamento; cruzó este lago enorme en un barco, a lo que podría llamarse la parte pagana, gentil, incrédula y espiritualista de la ciudad.
Aquí es donde viven los que no adoran al Dios de la Biblia. Son personas muy espirituales, pero han sucumbido a la religión demoníaca, y a la espiritualidad incierta. Todo esto se tipifica, como lo verán, con los cerdos. Eran animales inmundos en el Antiguo Testamento, durante aquella era del Pacto que luego se cumpliría en Jesús. El hecho de que se ganaran la vida pecando, en rebeldía y falsa adoración, indica que el pueblo de Dios no estaba ahí. Ahí no tienen sinagoga. No están las Escrituras del Antiguo Testamento. El pueblo de Dios no está ahí. Y Jesús viene a este pueblo.
Leemos el relato, empezando en Lucas 8:26. “Y arribaron a la tierra de los gadarenos, que está en la ribera opuesta a Galilea”. Aquí Jesús es un misionero que va a un pueblo pagano, muy secular, muy espiritual, pero muy oscuro. Anteriormente Simeón había profetizado acerca de Jesús en Lucas 2:32, que Él sería, “Luz para revelación a los gentiles”. Jesús no ama a una sola nación o raza. Jesús ama a todas las naciones y a todas las personas. Aquí hace una misión transcultural a los gentiles.
“Al llegar él a tierra, vino a su encuentro un hombre de la ciudad, endemoniado desde hacía mucho tiempo; y no vestía ropa, ni moraba en casa, sino en los sepulcros”. Jesús se baja del barco. Está completamente agotado. Y lo primero que ve es un hombre endemoniado que se le acerca. Así sucede algunas veces en el ministerio. Es un frente de batalla por todas partes. No hay tregua. Como iglesia, sus líderes se sienten fatigados. Es una de esas temporadas que estamos viviendo. Y Jesús se baja del barco, y aquí viene el hombre endemoniado.
Era un hombre legendario en aquella región. Legendario. Todos los niños sabían que no debían ir a ese cementerio. “No vayamos a los sepulcros. Hay un hombre loco, desnudo, endemoniado que anda por ahí”. La gente ya no podía más con este tipo. No había esperanza para él. Trataron de aprisionarlo con grillos. Rompió los grillos. Así que dejaron que anduviera por ahí salvajemente, para evitarlo.
Jesús se baja del barco. Ahí viene. Jesús es un hombre fuerte, con mucha resistencia. Es el Dios-Hombre. Pero es fuerte, un hombre fuerte con mucha resistencia. “Cuando Jesús pisó tierra, se encontró con este hombre de la ciudad que tenía demonios. Muchos demonios.
“…desde hacía mucho tiempo; y no vestía ropa, ni moraba en casa, sino en los sepulcros”. El pueblo de Dios consideraba que los sepulcros eran áreas malditas. Uno no iba a esos lugares. Eso también nos da a entender que vivía afuera del pueblo. La ciudad se ha dado por vencida con él. No saben qué hacer con él. Han tratado de curar su mente con normas, y tal vez trataron de curar su cuerpo, al menos usando grillos y ataduras. Nada de eso funcionó ni le ayudó. Algunos de ustedes conocen gente así. No están en su sano juicio. Todo el mundo ha hecho lo posible, y siguen mal. Y podría ser que la parte espiritual de su ser es donde de veras son atacados.
El hombre tenía demonios. Leemos que tenía demonios. Esto es posible. Los que no son cristianos pueden abrirse a los demonios al practicar el pecado en forma habitual y sin arrepentirse, las drogas, el alcoholismo; eso hace que la persona no tenga dominio propio ni esté alerta, como dice la Biblia, por medio de las falsas religiones, el espiritualismo, y el ocultismo. Hay varias maneras en que un no creyente puede abrirse al control demoníaco, a tal grado que sus pensamientos, sus necesidades, y su identidad son dominadas más y más por una personalidad alterna, por otro ser.
Hoy por hoy, decimos que es un diagnóstico médico, o algo así como un trastorno de personalidad múltiple. No sabemos qué hacer; no sabemos qué decir; no sabemos diagnosticar estos casos, por eso decimos que tienen múltiples personas. No sabemos qué hacer con ello, por lo tanto solo lo diagnosticamos. No estoy diciendo que todas las personas con TPM estén endemoniadas. Pero estoy diciendo que en nuestro mundo que no cree en lo espiritual, que no cree en Satanás y los demonios, no sabemos diagnosticarlo, no sabemos amar a la gente y darles el tratamiento y la ayuda necesaria, porque de veras fueron llevados cautivos en una guerra. Y no es que solamente estén locos, y oigan voces. Están oyendo voces. No es que estén manifestando otra personalidad que se inventaron, como un trauma para lidiar con el sufrimiento, lo cual hacen algunas personas, pero quizás se abrieron por medio de mentiras y tentaciones, acusaciones, el espiritismo, el demonismo, el ocultismo, y las adicciones, tanto, que ahora tienen demonios y espíritus inmundos que obran en y por medio de ellos para destruirlos. Esa es la historia de este hombre.
Si usted es un creyente, no puede estar poseído por Satanás, ni puede pertenecerle, pero sí puede abrirse a influencias externas. Aunque le pertenece a Dios, puede participar con Satanás, como lo hizo Pedro en una ocasión cuando dijo una mentira. Reprendió a Jesús cuando no debió haberlo hecho, y Jesús lo mira y le dice: “¡¡Quítate de delante de mí, Satanás!” Como Pedro era creyente, en ese momento Satanás no lo poseyó ni lo controló, pero Pedro le estaba escuchando, y estaba hablando por él; trabajaba para él. Por eso Jesús reprendió a Satanás, y principalmente la obra de Pedro con él. Un no creyente puede acabar como el hombre endemoniado, completamente controlado por el diablo. Un creyente, puede acabar como Pedro, participando en la obra del enemigo, aunque le pertenezca a Jesús. Es algo muy serio.
No se los digo para asustarlos, aterrorizarlos, o atemorizarlos, sino para abrirles los ojos a la realidad. Como un pastor que les ama mucho, y ama a su iglesia, al igual que los otros líderes aquí que ama nuestra gente, no podemos proceder de una manera mundana, diciendo que todo puede ser curado con la información y los medicamentos. Porque a veces el problema es que la gente está endemoniada. La información ayuda. Los medicamentos pueden ser útiles para quienes padecen problemas físicos. Pero para los que tienen un ataque espiritual, o están endemoniados, ellos necesitan a Jesús. Necesitan el arrepentimiento, la verdad, y que la presencia y el poder de Dios el Espíritu Santo more en ellos, para que puedan ser controlados por el poder de Dios, y no por el poder del enemigo.
Esa es la historia de este hombre. Está endemoniado. “Al ver a Jesús”, versículo 28, “lanzó un gran grito, y postrándose a sus pies exclamó a gran voz”. Es una manera reverencial de honrar, pero no de adoración, sino en reconocimiento de quién es Jesús. “¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo?”. Jesús, Hijo del Dios Altísimo.
El demonio, o los demonios en este hombre, se han apoderado completamente de su personalidad. Eso es posible. Como pastor lo he visto en muchas ocasiones. No es una parte de mi ministerio, o de nuestro ministerio, de la cual hablamos mucho porque desconcierta a la gente. Y por lo general piensan una de dos cosas: Todo el mundo tiene un demonio, o yo tengo uno porque estoy hablando de eso. Así que de una forma u otra, como que pierden los estribos. Pero lo que sucede, y lo he visto, es que alguien puede estar tan controlado por un espíritu inmundo, y se rinden tanto al espíritu que los domina y controla su personalidad. Eso es lo que está pasando aquí. El espíritu, el demonio, habla por medio de este hombre. Claro, lo he visto. He visto gente que les cambia la voz completamente, al igual que sus personalidades, e intereses. Este hombre se ha rendido completamente a aquello que es inmundo. No está lleno del Espíritu Santo. Está lleno de espíritus inmundos.
Lo curioso es que estos demonios saben quién es Jesús. De hecho su Cristología es muy avanzada y acertada, su teología de Jesús. Llama a Jesús, el Hijo del Dios Altísimo. El Dios Altísimo es el Dios que está por encima de todos los ángeles, y los demonios, y todos los espíritus, y todos los maestros, y todos los rabinos, y todos los pastores, y de todas las religiones. Son personas, tanto humanas como espirituales, que ocupan posiciones altas de autoridad, y el Dios de la Biblia, es el Dios Altísimo. No hay dios que se le compare. No hay ningún espíritu que se le iguale. Nadie tiene una autoridad comparable a la Suya. Él es el Dios Altísimo.
Le dicen, “Jesús, tú eres el Hijo del Dios Altísimo”. Eso quiere decir que estás hecho de lo mismo que Él. La misma posición, la misma autoridad que la Suya. Como es el Padre, así es el Hijo. Y has entrado a la historia de la humanidad, y eres el Dios-Hombre entre nosotros. Eres Jesús, Hijo del Dios Altísimo. Los demonios saben quién es Jesús, y al igual que algunas personas, sencillamente no le aman. No es suficiente saber quién es Jesús. Debe ser amado como Dios. Y los demonios saben quién es, pero no le aman como Dios. Pido a Dios, amigo, que su corazón no sea así hoy día. Que no piense en su corazón, “Sé quién es Jesús: el Hijo del Dios Altísimo”, y que salga de aquí sin examinar realmente si le ama.
Los demonios saben quién es Jesús, pero no le aman. Lo odian. Lo desprecian. Se oponen a Él. Y le hacen esta petición: Te ruego que no me atormentes. Los demonios tienen autoridad sobre ese hombre, pero Jesús tiene autoridad sobre los demonios. Por lo tanto le piden permiso para que retenga o aplace su castigo. De hecho, la palabra que usan aquí es ‘tormento’. Saben que se van al infierno.
Los demonios saben que se van al infierno. El infierno es un lugar literal, eterno, donde uno está consciente del justo castigo y el tormento. El infierno es real. A diferencia de algunas personas, los demonios reconocen que van para allá. Jesús habla más del infierno que cualquier persona en la Biblia. Los demonios saben que van para allá, y les aseguro porque me preocupo por ustedes, si no conocen a Jesús, ni le aman como Dios, como el Dios Altísimo, van rumbo al infierno y al tormento.
Algunos dirán, “Qué tontería. Tan anticuado. No creo en eso”. Y yo le diría: usted se creyó una mentira, y por ella el enemigo ha ganado una gran victoria en su vida, convenciéndolo de que usted no es un alma inmaterial, o un espíritu; que no existe el Dios Altísimo, que no hay guerra ni enemigo, y que no habrá ninguna sentencia en la eternidad. Es todo un engaño. Es una mentira. Son puras tácticas y trucos. Porque su enemigo sabe que va para el infierno. Sabe que su destino está sellado. Sabe que no hay ninguna posibilidad de salvación para él. Su meta es llevar consigo todos los que pueda.
¿Ha visto a alguien desesperado? Ha visto a alguien que sabe que va a perder o a morir? Han llegado la policía y las fuerzas armadas. Lo superan en número, se sienten impotentes, están rodeados. Saben que sus días llegan a su fin. ¿Y qué quieren hacer? Hacer sufrir a toda la gente que puedan. Ese es nuestro enemigo. Somos como prisioneros tomados en una guerra, y Jesús viene a liberarnos. La meta de Satanás es llevarse a la mayoría que pueda.
Así que vienen a Jesús y le dicen, “Sabemos que nos vas a atormentar, Hijo del Dios Altísimo. Te rogamos que no nos tormentes ahora. No nos mandes al infierno”. Pedro, uno de los apóstoles de Jesús, escribe después en una de sus Epístolas, que solo hay salvación disponible para la gente, no para los espíritus, los demonios, los ángeles.
Mire, Jesús fue crucificado, padeció y murió en la cruz por nosotros, en nuestro lugar, y por nuestros pecados. Por lo tanto ahí está, nos ha sido dada esta gran invitación a que Jesús los salve. Que el pecado que nos vincula a Satanás y al reino de las tinieblas, y su guerra contra Dios, que esa presencia y poder, y la paga del pecado fue rota en la cruz de Jesús, quien padeció y murió en nuestro lugar, por nuestros pecados.
Por eso dice en Colosenses 2:13–15 que Él triunfó sobre nuestro enemigo. Anuló el acta de decretos que había contra nosotros por nuestro pecado y lo clavó en la cruz; Ha derrotado a Satanás. Lo exhibió públicamente, triunfando sobre él en la cruz. Ese es el gran don de victoria que Jesús da a los hijos de Dios por medio de su muerte en la cruz.
Les invitamos que vengan a Jesús hoy para que perdone sus pecados, para que anule la alianza que tienen con el enemigo, para que puedan ser librados y nunca más vivan en tinieblas, con engaño, destrucción, y muerte. Que vivan una nueva vida como personas nuevas, no llenas de mentiras y tinieblas, y muerte, sino llenas de la presencia y el poder de Dios.
Y para los ángeles que pecaron contra Dios, esta oferta, esta invitación para ser salvos, no les es dada. Todos los demonios van al infierno. Sin excepciones. Esa es la justicia. Para los que están aquí, y oirán la invitación de Jesús, no es demasiado tarde. Tienen la oportunidad. La salvación es posible para los que se arrepienten de pecado, y confían en Jesús como el Dios Altísimo. Así que los demonios vienen a Jesús, y lo que no dicen es, “Sálvame; perdóname”. Lo único que le piden es, “Por favor no me atormentes ahora. Sé que me atormentarás luego, pero no me mandes al infierno en este momento”.
Versículo 29, “Porque mandaba al espíritu inmundo que saliese del hombre, pues hacía mucho tiempo que se había apoderado de él. Y le ataban con cadenas y grillos, pero rompiendo las cadenas, era impelido por el demonio a los desiertos”. Estar endemoniado, la inmundicia espiritual, todo eso afecta la mente. Este hombre no estaba en sus cabales. Afecta el cuerpo. El cuerpo de este hombre estaba devastado. No somos producto de la evolución de unos animales. La Biblia dice que fuimos creados amorosamente y con cuidado por la mano metafórica de Dios. Pero lo que puede suceder es que al abrirnos a Satanás, y los demonios, y las mentiras, y la muerte, empezamos a portarnos más como animales. Este hombre estaba actuando o comportándose como un animal. Está desnudo. Es violento. Tiene una fuerza sobrehumana enorme, una fuerza dada por los demonios. Podía romper cadenas. Ni siquiera pueden sujetarlo. No se ha afeitado. No se ha bañado. No come con las manos. Es como un animal.
Y eso es lo que les pasa a quienes se entregan a Satanás. Se parecen cada vez más a un animal. Ahí es donde pienso que la evolución es plausible para ciertas personas. Porque con el sexo, la comida, las bebidas, la violencia, el egoísmo, y la crueldad, algunas personas se portan como animales. No es que sean animales, pero se portan como tal. Este era el destino de este hombre.
La Biblia dice que había estado en esa condición, por mucho tiempo. Quizás años. Este tipo había tenido papá y mamá. Tal vez tuvo hermanos y hermanas. No estuvo así toda la vida. De alguna manera, un día empezó a abrirse a Satanás, a los demonios, a las mentiras, a la inmundicia, y a las tinieblas. Y las cosas empeoraron cada día, hasta que la persona que antes era, desapareció. Y empezó a manifestarse otra persona, este ser espiritual, y un equipo de seres espirituales que obran por medio de él, lo destruyen.
La gente sufre. El enemigo es real. Claro que hay personas con problemas mentales; hay personas con problemas físicos, pero hay otros que en gran parte, sus problemas son espirituales. No saben que el enemigo los tiene prisioneros en una guerra. La gente se da por vencida al tratar de ayudar a un hombre como este. Y Jesús vino y mandó con autoridad que los espíritus inmundos salieran de este hombre. Eso es lo que hace Jesús. Él es el Dios Altísimo.
El relato sigue en el versículo 30, Y le preguntó Jesús, diciendo: ¿Cómo te llamas? Y él dijo: “Legión. Porque muchos demonios habían entrado en él. Y le rogaban que no los mandase ir al abismo”. Aquí vemos que el hombre está tan poseído por los demonios que asumió un nuevo nombre y una nueva identidad. He tratado con gente endemoniada. Asumen un nombre distinto, una personalidad diferente, una disposición diferente, diferentes intereses, distintos pasatiempos, costumbres. La persona completa cambia. Conozco personas casadas con alguien que está endemoniado, y manifiestan una personalidad completamente distinta y hasta un nombre distinto.
A decir verdad, a veces les pasa algo traumático y crean una especie de personalidad alterna. Es algo que llaman desvinculación, en donde tratan de desentenderse del abuso que estaban viviendo, y tratan de vivir en una realidad paralela como mecanismo de escape. Es un mecanismo psicológico. Soy pastor, y quiero a la gente, y he visto esto. Es parte de nuestro ministerio. Pero a veces es algo demoniaco. A veces no es que a penas estén oyendo voces, es que las oyen de veras. A veces no es que estén fingiendo, o que tengan un problema psicológico, es que están manifestando un demonio. Alguien se ha apoderado de un ser espiritual, se ha adueñado de su cuerpo físico.
Y aquí Jesús pregunta, “¿Su nombre?”. Y contesta, “Legión”. Legión es un término para una unidad militar de combate en el Imperio Romano, de casi 6.000 soldados. Ahora, según algunos comentaristas, casi la mayoría de ellos diría que no debemos tomar ese número en sentido literal. Dan muchas razones al respecto. Sin embargo, es posible que este hombre se haya abierto a 6.000 demonios, lo cual explicaría su fuerza sobrehumana.
Cuando primero empecé a pastorear en Mars Hill, cosas rarísimas empezaron a suceder en el ámbito espiritual. Hubo mucha oposición demoníaca. Suele venir como olas. Y yo no sabía qué hacer. Tenía veinte y pico de años. Era un nuevo creyente. Hice cita con un pastor mayor que es muy piadoso. Su tesis doctoral fue sobre la guerra espiritual; ama a Jesús y la Biblia. Es un tipo muy humilde y sencillo, tiende a no exagerar ni a inflar las palabras. Así que fui a verlo. Le pregunté, ¿Qué hacemos en esta situación? Me contó que una de las primeras sesiones de consejería que tuvo, fue con alguien que estaba endemoniado; era un hombretón que pesaba unas 300 libras. Un grandulón. Me dijo que una pequeña mujer lo levantó y lo arrojó. No hay forma de explicar eso. A no ser que haya una variable en todo esto; algo que no sepamos con exactitud. Esa es la clase de fuerza. Este hombre estuvo encadenado con múltiples cadenas y grillos. Podría llamarse Jack, no lo sé. Ahora, esta otra personalidad, este demonio que tiene adentro, se llama Legión, y viene con una fuerza sobrehumana.
Y no sé si serían 6.000 demonios, pero le diré esto, los demonios mienten. Y se ufanan, y hacen alarde, y los motiva el orgullo. Al tratar con gente endemoniada, cuando los que no son cristianos son controlados por los demonios, su verdadera personalidad viene a ocupar un segundo plano, mientras que esta nueva personalidad queda en primer plano. He notado que los demonios tienden a mentir. Por lo tanto no podemos creer ninguna cosa que dicen. Repito, trabajan para el padre de todas las mentiras. De todas maneras, este hombre tenía muchos demonios, cualquiera que haya sido esa cantidad.
Así que, versículo 32, “Había allí un hato de muchos cerdos que pacían en el monte; y le rogaron que los dejase entrar en ellos; y les dio permiso. Y los demonios, salidos del hombre, entraron en los cerdos; y el hato se precipitó por un despeñadero al lago, y se ahogó”. Están al lado de los sepulcros. Era un área ceremonialmente inmunda. Forman parte de un pueblo inmundo. Son paganos que no adoran el Dios de la Biblia. Hay un hombre inmundo que está lleno de espíritus inmundos, y los expulsa para que entren en los animales inmundos. En el Antiguo Pacto, los cerdos, en Levítico y Deuteronomio, se consideraban animales inmundos. Esto nos da a entender que eran gente pagana. Los judíos no hubieran criado cerdos así.
En el evangelio de Marcos, creo que en el capítulo cinco, nos da el mismo relato, y dice que en realidad eran 2.000 cerdos, por lo tanto era un hato grande. Representaba mucho dinero para ellos. Alguien o un grupo de personas está perdiendo un negocio muy lucrativo. Es como si Jesús llegara al concesionario de autos y expulsara a 2.000 demonios para que entraran en 2.000 autos, y estos cayeran al precipicio. Perderían mucho dinero ese día.
Algunos de los comentaristas más modernos, los que fueron educados más allá de su capacidad intelectual, infieren que aquí Jesús pecó porque mató a los animales. Y hay personas que llegarían a esa conclusión si hubiera sucedido en un parque para perros, y a todos los perros les entraran demonios y se ahogaran en el Estrecho de Puget. Puede imaginarse en ese momento que todos los que viven en Seattle dirían, “Alabado sea Dios, nuestro Salvador ha llegado”.
Lo que Jesús hace aquí, creo, es condenar su paganismo, porque ellos son como algunos de ustedes, encontraron la manera de lucrase del pecado. Se lucraban del pecado. Eso es lo que hicieron. Los cerdos eran animales inmundos, y tenían muchos; y era parte de su paganismo, era parte de su patente rebeldía contra el Dios de la Biblia. Así que Dios está destruyendo su pagana forma de vivir, está juzgando a sus dioses falsos, y de ahí se desprende esta verdad: Jesús conquista los demonios y las falsas religiones. No hace acuerdos o compromisos, ni sincretismos con ella, demuestra Su autoridad y poder sobre ella para aplastarla, invitando a la gente que vengan a Él, porque han sido prisioneros en una guerra.
Además, este pueblo amaba más a sus cerdos que a este hombre. Tal como en nuestros días, hay personas que van muchísimo más allá de la cuenta para cuidar de una mascota que de una persona. Dios quiere que amemos a las personas y a los animales, pero si los portadores de Su imagen están sufriendo, entonces la sanidad, la esperanza, y la ayuda son prioritarias.
“Y los que apacentaban los cerdos, cuando vieron lo que había acontecido, huyeron y yendo dieron aviso en la ciudad y por los campos”. Estos son los titulares en el noticiero nocturno. La gente salió a ver lo que había sucedido. Hay gran emoción. Cierran las tiendas. Cierran los colegios. Todo el mundo trata de averiguar lo que está pasando, y quién es este Hombre, Jesús.
“…y vinieron a Jesús, y hallaron al hombre de quien habían salido los demonios”. Y ahora se ve así: sentado a los pies de Jesús, vestido, y en su cabal juicio. Ahora vemos al hombre sentado ahí, afeitado, limpio, bañado, vestido, con el cuaderno y el lapicero en la mano, tomando notas. ¿Qué le pasó a este tipo? Conoció a Jesús. Jesús cambia a las personas. Eso es lo que hace.
Nadie está fuera del alcance de la gracia de Dios. Por eso nunca perdemos la esperanza en nadie. No es que sea “en nadie”, permítanme decirlo correctamente. No perdemos la esperanza por nadie. Nuestra esperanza no está en alguien. Sin embargo, tenemos esperanza para todos, porque la esperanza no es en ellos, la esperanza es en Jesús. No importa dónde se encuentre alguien. Si están vivos, tienen esperanza. Porque Jesús podría cambiarlos. Sencillamente lo hace. A veces Jesús cambia las cosas en un instante. Aun a las personas más abyectas, a las que no tienen remedio.
Hoy más temprano, recibí un texto de un amigo. Fue criado en un hogar abusivo, con drogas, alcohol, violencia, las apuestas; y es un tipo que era muy racista en Texas y California, y era un líder pandillero. Odiaba a los hispanos, a los afroamericanos, y lo arrestaron repetidas veces por tráfico de drogas. Siempre que le robaban las drogas, los ponía en un hotel y los ataba a una silla con cinta adhesiva de tela, y los electrocutaba una y otra vez para hacerlos confesar. Fue arrestado muchas veces, y al fin fue a parar a la prisión. estaba cumpliendo prácticamente cadena perpetua. Inició una pandilla en la prisión, donde guió a todos los blancos que eran racistas a les declaró la guerra a los mexicanos, y provocó uno de los disturbios carcelarios más grandes en la historia del Estado de California. En resumidas cuentas, era un tipo malo. Y después Jesús vino a su celda y lo salvó; fue descargado por un tecnicismo, y sembró una iglesia, y ahora tiene esposa y una hermosa hija, y me mandó un texto hoy para desearme un feliz Día del Padre. Una vida cambiada. Una vida cambiada. Eso es lo que hace Jesús. Es amigo mío. Han pasado mucho años ya, por lo tanto surtió efecto.
Eso es lo que hace Jesús. Sencillamente cambia; y esa es la historia de algunos de ustedes. Como el que dice, “Yo era un drogadicto”. ¡Zas! Hecho. Uno dice, “¿qué pasó?”. No lo sé. Está hecho. No lo sé. Conocí a Jesús. Ahora soy diferente. No puedo decirle qué pasó. Jesús es súper. Esa es la historia de algunos de ustedes. El ocultismo, el demonismo, las falsas religiones, la locura, el comportamiento imprudente, las adicciones. Es un narcisista consumado, pegado de sí mismo. Llega Jesús, y ¡zás! Lo cambia. Así es Él.
Así que salen todos y preguntan: ¿Dónde está el endemoniado? Ahí. No, ese no puede ser. La última vez que lo vi estaba desnudo. Tenía una barba como la de ZZ Top, y andaba por ahí asustando a los niños. ¿Qué está haciendo ahora? “Oh, estudia en el seminario bíblico. Está sentado ahí tomando notas”. Esta es nuestra esperanza para la gente. Esta es nuestra esperanza para nuestra ciudad. Esta es nuestra esperanza para el mundo. Si la gente conoce a Jesús, cualquier cosa es posible.
“…y tuvieron miedo”. Todos los paganos estaban preocupados. Nunca habían visto tal cosa. Y los que lo habían visto, les contaron cómo había sido salvado el endemoniado. Entonces toda la multitud de la región alrededor de los gadarenos le rogó que se marchase de ellos”. El pavor se apoderó de ellos. Le tenían miedo a Jesús.
Hay gente que al oír, “Oigan, el campus Mars Hill viene a su vecindario”, se asustan. ¿Cierto? Hay personas que al oír que usted es cristiano, se asustan. Algunos se enteran de que usted va invitarlos a un grupo comunitario. Se asustan. Su primera reacción es, No sé quién es Jesús. No sé a qué lleva esto. No sé qué va a pasar. Todo esto es nuevo y desconocido. Tengo miedo. Estoy despavorido. Esto es desconcertante”, La primera reacción es rechazar a Jesús. El temor. No es un temor reverencial, o de adoración, sino uno que conlleva terror. Ya no le tienen miedo al endemoniado, le tienen miedo a Jesús.
Entonces le preguntan, “Jesús, ¿podrías irte de aquí? Tienes mucho poder que nosotros no tenemos, y mucha autoridad que no tenemos, y no sabemos quién eres, por lo tanto estamos asustados. ¿Podrías irte?”. ¿Hay alguna esperanza para esta gente? ¿Habrá un solo converso de todo el pueblo? ¿Eso es todo?
“Y Jesús, entrando en la barca, se volvió”, versículo 37. “Y el hombre de quien habían salido los demonios le rogaba que le dejase estar con él; pero Jesús le despidió, diciendo: Vuélvete a tu casa, y cuenta cuántas grandes cosas ha hecho Dios contigo. Y él se fue, publicando por toda la ciudad cuán grandes cosas había hecho Jesús con él”.
El tipo viene a Jesús y le dice: Mira Jesús. Quiero ir contigo. Tienes un barco, 12 discípulos, pues me nombro el número 13. Encontraré un lugar en ese barco. Estoy listo para ir contigo. No quiero quedarme aquí, Jesús. Toda esta gente sabe quién soy. Conocen lo peor de mí. Saben las cosas horribles que hice. Saben que siempre me metí en problemas. Saben…saben qué clase de hombre soy. Así que, Jesús, “¿puedo ir contigo? ¿Puedo pasar el tiempo contigo? ¿Puedo quedarme con los cristianos? ¿Con todos los creyentes que hay aquí? Puedo seguir con este interminable estudio bíblico contigo y los muchachos? ¿Puedo ir a otro pueblo, donde nadie me conoce, y entrar allí en mi condición, limpia y redimida? No tendría que hablar de mi pasado porque en realidad es vergonzosa”.
Jesús le dice, “No. Quédate aquí, y dile a todos quién eras, quién eres ahora, y lo que hice por ti”. ¿En serio, Jesús?. Sí. Porque le tienen miedo a Jesús, pero este tipo tiene un testimonio poderoso, ¿amén? Este tipo es una verdadera historia.
Y este es el punto, la enseñanza para nosotros es esta: Mars Hill, estamos en una guerra. No sé si lo sabían. Estamos en una guerra. Estamos en una guerra. Y la guerra no es contra los que no son cristianos; no es contra las ciudades donde tenemos los campus, y no es contra la economía. Efesios 6 dice, “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades”. Estamos en una batalla contra un gran enemigo, y nuestro Dios guerrea. Y estamos con Él.
Y cuando pecamos, somos cómplices con el enemigo. Y en esta guerra la gente ha sido capturada. Son seducidos, les mienten, y son destruidos por nuestro enemigo. Algunos se deciden por las religiones falsas y demoníacas, y el poder espiritual, y la habilidad sobrenatural. Es solo un engaño. Han sido capturados. Necesito que visualicen el mundo como prisioneros tomados en una guerra.
Este tipo era obvio, pero los demás en el pueblo estaban en la misma condición espiritual. Aunque no la manifestaban tan abierta o externamente, no se veían tan mal como él, pero estaban en la misma trayectoria, hacia el mismo destino de la justicia y el infierno. Estamos en una guerra.
Francamente, sus líderes y yo nos sentimos como Jesús cuando se bajaba del barco. Podríamos dormir en cualquier parte. Agotados. Es como un frente de batalla por todas partes. Gente doliente, necesitada, gente que sufre por todas partes. Más gente de lo que jamás hemos tenido. Más necesidades de las que jamás hemos tenido. Despidos; acabamos de despedir a 10% del plantel. Hay guerra en todo frente. Y vine hoy aquí, lleno de mí mismo, decepcionado, frustrado, y listo para leer el Libro de Lamentaciones y servirme algo de tomar. Al leer esto siento que el Espíritu Santo vuelve a poner vida en mí y me da nervios de acero.
¿Saben qué? Cuando hay una ciudad necesitada, es un gran día. Y es un gran día cuando Dios hace una obra en su vida. Y es una gran invitación, tan solo para ser honestos: “Este soy yo. Esto es lo que hice. Esto es lo que creo. Esto es lo que sería si no fuera por Jesús. Y francamente a mi familia, mis amigos, mis vecinos, mis colegas de trabajo, a mi grupo de redención, a mi grupo comunitario, les digo, este soy yo. Esto es lo que me hicieron a mí. Esto es lo que les hice a los demás. Aquí está la oscuridad. Aquí está la devastación. Aquí está la destrucción. Aquí está el engaño. Es vergonzoso. Me da vergüenza decírselos, ¿pero saben qué? Jesús me salvó. Vino a liberarme de ser cautivo de mi enemigo”. Eso nos permite tener credibilidad con los demás. Entre más honesto sea, más le creerán.
Jesús nos hace la invitación hoy, y nos comisiona hoy como lo hizo con este hombre. No se junte solamente con los creyentes. Todavía hay muchas personas prisioneras en la guerra. “Vuelva a la ciudad y cuente la historia de lo que hice por usted”. Qué invitación tan maravillosa. Mars Hill, nos regocijamos en la obra de Jesús en la vida de este hombre. Nos regocijamos porque obedeció a Jesús y se quedó a predicar. Como les mostré, y fue un gran honor ver el sitio arqueológico, una iglesia fue sembrada allí que creció tanto, que tuvieron que construir otro edificio cuesta abajo para tener varios locales. Fantástico Este hombre fue el primer converso, y muchos vinieron después de él por la obra de Dios en él.
Nosotros queremos esto. No hemos terminado. Va haber guerra hasta que veamos a Jesús cuando regrese. Nos cansaremos. Estamos cansados ahora. Seguimos con la guerra en muchos frentes. Ahora, estamos batallando en muchos frentes. Nos faltarán provisiones, y ahora la mayoría de ustedes no están ofrendando. Nos sentiremos como Jesús, totalmente agotados. Cuando lleguen las crisis porque la gente que sufre aparece en forma providencial ante nosotros, y por la gracia de Dios, por el poder del Espíritu Santo, seguiremos el ejemplo de Jesús para la gloria de Jesús.
Compartiremos el amor de Jesús todos y con cada persona hasta que la ciudad sea cambiada. Porque las tinieblas no pueden ganar. Mars Hill, las tinieblas no pueden ganar. La gente está sufriendo; la gente está muriéndose. Y si lo único que hacen es ver televisión, ponerse los audífonos, navegar por Internet, y ser indiferentes al sufrimiento y a lo perjudicada que está la gente que nos rodea, no tendrá aquella pasión que necesita un soldado en una larga batalla.
Dios Padre, pido contra el enemigo, sus siervos, sus obras y sus efectos. Satanás, en el nombre de Jesús, te reprendo. Te pedimos Espíritu Santo, que nos rodees por el norte, sur, oriente, y occidente, en forma individual y colectiva, que veles por nuestros hogares, nuestras vidas, nuestras familias, nuestra iglesia y sus campus, y nuestros grupos comunitarios. Pedimos que nos pongas un vallado protector contra el enemigo, sus siervos, sus obras y sus efectos. Señor Jesús, te damos gracias que el Día del Juicio, y la justicia, y el tormento vienen, en que Satanás y los demonios serán acabados, y tu reino permanecerá para siempre. Dios, te pedimos gracia por medio del Espíritu Santo para que reconozcamos y confesemos nuestro pecado, por los cuales hemos sido cómplices con las tácticas y artimañas de nuestro enemigo. Dios, pido por nuestra iglesia. Es una de esas temporadas de batalla en donde, así como Jesús, estamos cansados, pero aún tenemos trabajo que hacer. Dios, te pido que nos permitas tener un corazón que se conmueve por nuestra ciudad y que nos permitas compartir nuestro testimonio con denuedo y de hablar de la diferencia que puedes hacer en una vida. Y Dios, queremos ver, como vio este hombre, a muchos redimidos, liberados de las tinieblas a la luz; del pecado a la santidad, de la idolatría a la adoración, del enemigo al Salvador. En Su nombre lo pido. Amén.
[Fin del Audio]
Nota: Esta transcripción ha sido editada.