Jesús perdona a una mujer pecadora (Lucas 7:36–8:3)

Lucas 7:36–8:3 (RVR 1960)

36 Uno de los fariseos rogó a Jesús que comiese con él. Y habiendo entrado en casa del fariseo, se sentó a la mesa.
37 Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume;
38 y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume.
39 Cuando vio esto el fariseo que le había convidado, dijo para sí: Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora.
40 Entonces respondiendo Jesús, le dijo: Simón, una cosa tengo que decirte. Y él le dijo: Di, Maestro.
41 Un acreedor tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta;
42 y no teniendo ellos con qué pagar, perdonó a ambos. Di, pues, ¿cuál de ellos le amará más?
43 Respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquel a quien perdonó más. Y él le dijo: Rectamente has juzgado.
44 Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; mas ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos.
45 No me diste beso; mas ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies.
46 No ungiste mi cabeza con aceite; mas ésta ha ungido con perfume mis pies.
47 Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama.
48 Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados.
49 Y los que estaban juntamente sentados a la mesa, comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es éste, que también perdona pecados?
50 Pero él dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado, ve en paz.

NOTA: Puede encontrar la puesta al día de la agenda anual al final de esta transcripción.

Una mujer pecadora

Y eso nos lleva al texto de hoy. Así que pasamos de la agenda anual, a la Biblia. Lo que observamos es lo misericordioso y lleno de gracia que es Jesús, y dos reacciones distintas. Vemos a alguien muy apasionado, como algunos de ustedes, y alguien muy indiferente, como son algunos de ustedes. Así que por favor vayan conmigo a Lucas 7:36; hasta el capítulo 8, versículo 3. Oraré, y después veremos lo que Dios tiene para nosotros.

Dios Padre, te damos gracias porque has sido generoso sobremanera con cada uno de nosotros, a nivel individual y colectivo. Gracias porque sigues manifestándote grandemente en cada situación. Te doy gracias porque todas estas cosas representan buenas noticias; inclusive hay más buenas noticias que no caben decir aquí porque sería demasiado temprano contarlas. Hay más grandes noticias, sin dejar de mencionar la noticia más grande de todas, que la tumba está vacía, que Jesús vive, que el pecado ha sido perdonado, que el Espíritu Santo ha sido derramado, y que las naciones están maduras para la cosecha. Jesús, te pedimos que envíes al Espíritu Santo para que estudiemos las Escrituras que inspiraste para que fueran escritas, para que ilumine nuestro entendimiento de ellas, y encienda en nosotros una pasión por Ti y por Tu reino, para que compartamos Tu gozo. Y te pedimos esta gracia, en el nombre de Jesús. Amén.

Para introducir el sermón de hoy, quiero que usen su imaginación un momento. Imagínense una mujer que vive en el Medio Oriente, en un pueblo pequeño, en un contexto cultural muy religioso y conservador. Imagínense que es una mujer conocida por su pecado. Puede que tenga relaciones sexuales con su novio, o que esté cohabitando con su novio. Es una chica que tiene un círculo de amantes en la clase del colegio. Se encuentra en una relación adúltera con un hombre casado. Puede que esté casada y que esté siendo infiel a su marido; o puede que sea una stripper, o una estrella de la pornografía, o una prostituta; o puede que solo esté viviendo con su novio, y que le esté haciendo ciertos favores porque él paga las cuentas, lo cual equivale a otra forma de prostitución por acuerdo mutuo. Imagínense que es bien conocida como una gran pecadora inmunda, violada, degradada, asquerosa; una chica indecente. Imagínense que está rodeada de hombres religiosos que la condenan, la avergüenzan, la desprecian.

Ahora, tomen a esa mujer en ese contexto y remóntenla históricamente 2.000 años atrás. Si piensan que sería difícil para ella en nuestros tiempos, imagínense lo que hubiera sido hace 2.000 años, donde las mujeres no tenían derecho a votar, no podían ser propietarias, no podían dar testimonio en corte, y a veces se consideraban propiedad de su padre o de su marido. Imagínense cómo está la vida de esta mujer ahora: destrozada, quebrantada; y lo horrible que debe ser para ella. Esa es la mujer que vemos en Lucas capítulo 7.

Una cena con hombres “santos”

La historia comienza así: Lucas 7:36–38, “Uno de los fariseos…”, o sea uno de esos tipos religiosos, “…rogó a Jesús que comiese con él. Y habiendo entrado en casa del fariseo, se sentó a la mesa. Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume; y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume”.

Antes, a Jesús lo habían invitado a cenar con los que eran conocidos como pecadores, ladrones, perversos, borrachos, glotones. Jesús sí comió con ellos. Esta clase de personas amaban a Jesús, y Él quería pasar tiempo ellos. Jesús nunca justificó los pecados de ellos, ni participó en ellos, pero la gente religiosa lo condenaba de todas maneras. “Es amigo de glotones y pecadores, de recaudadores de impuestos, y de prostitutas. ¿Quién es este tipo?”. Jesús se la pasa con gente conocida por sus pecados, y también con gente religiosa. La gente religiosa también lo invita a cenar, sobre todo los fariseos, como dice aquí. Y al empezar a leer Lucas, nunca se me hubiera ocurrido, pero uno de los temas más importantes que siguen recurriendo en todo el evangelio de Lucas es lo horrorosa que es la religión, y lo cruel que es la gente religiosa. Aquí los vemos otra vez, y Jesús siempre resulta siendo el héroe, y ellos siempre son los villanos. Así nos cuenta Lucas el relato, inspirado por el Espíritu Santo.

Así que los fariseos tenían su escriba, que hubiera sido su maestro, algo parecido a lo que yo hago. Era un maestro. Y los fariseos eran las personas que seguían al maestro. Trabajaban, servían a su maestro con devoción, todo lo hacían con celo y gran esmero, eran muy religiosos y morales. Es como si yo fuera un escriba, y ustedes los fariseos. Y uno de los fariseos líderes, lo que quizás equivaldría a un anciano o diácono en su comunidad, líder de un grupo comunitario, o un entrenador quizás, invita a Jesús a cenar, a puerta cerrada, un evento que se lleva a cabo en la privacidad de un hogar. No sabemos por qué, quizás para interrogarlo; para hallar algo de qué acusarlo, para que pudieran apedrearlo. Entonces Jesús acepta la oferta.

La cena se hubiera llevado a cabo de la siguiente manera: A diferencia de nuestras cenas, la mesa de ellos era más baja en relación al suelo, y hubiera estado rodeada de almohadas sobre las cuales se recostaban sobre un brazo, y comían. Y la cena duraba mucho tiempo. No se apuraban. Era motivo de conversación y esparcimiento; y los pies de los hombres salían por debajo de la mesa formando un círculo.

Un fariseo inconsiderado y una pecadora atenta

Las mujeres no participaban en esta clase de discusiones teológicas, y no las invitaban a esta clase de comidas. Lucas nos cuenta, “Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora…”. Aquí tenemos a esta mujer, es una pecadora, su reputación la precede en forma negativa. La mayoría de los comentaristas creen que lo más probable es que haya sido una prostituta. De todas maneras, al igual que muchas de ustedes, había estado con muchos hombres. Había hecho cosas que no debió haber hecho. Había dañado y destruido su reputación, porque la consideraban inmunda y mundana. Y se entera de que Jesús está en casa de este hombre, y se propone hacer lo impensable.

Necesito que la vean. Va y busca un frasco de perfume, y después va entrar en casa del fariseo. La mujer perversa va a presentarse en medio de una cena religiosa. Llega a la puerta; entra a la casa. ¿Pueden verla? Seguramente está nerviosa, avergonzada, sin querer alzar la vista; pensando en lo que dirían o en lo que le harían. Podría estar temblando. Está nerviosa. Entra a un cuarto lleno de hombres, y no solo de hombres, sino de hombres “santos”, entre comillas, “devotos”; hombres “religiosos”. Todos la conocen. Todos conocen su reputación. Entra a la cena de ellos. Es la única mujer en el cuarto, y nadie la ha invitado. Es algo que no se hace. Uno no entraba de esa manera en la casa de alguien. Uno no irrumpe en la cena de alguien, sin ser invitada; sobre todo siendo la única mujer “impía”, entre comillas, que está con hombres “santos”.

Y los hombres se habrían quedado callados, pasmados ante aquel momento incómodo. Ven que se acerca. Huelen el perfume. Es un perfume muy caro. Es costoso. Inclusive pudo haber sido el perfume que se ponía para atraer a los hombres, o para encubrir la hediondez de sus cuerpos después de haber tenido relaciones íntimas con ellos. “…trajo un frasco de alabastro con perfume; y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume”.

Se da cuenta de que los pies de Jesús están sucios. Eso quiere decir que los huéspedes habían sido desconsiderados y descorteses con Jesús. No lo estaban tratando como invitado de honor, como debía ser. Se acostumbraba, a la sazón, cuando un invitado entraba a la casa que uno de los siervos o esclavos le lavaran los pies. Curiosamente, eso fue lo mismo que Jesús le haría a Judas Iscariote algún tiempo después. Como mínimo, se les daba una tinaja de agua para limpiarse los pies y aceita de oliva para refrescarse, porque solían andar por caminos polvorientos y enlodados. Por ahí transitaban los animales, por lo tanto había excremento, basura, lodo; es algo asqueroso, y además usaban sandalias de punta abierta, y la mugre se les metía entre los dedos de los pies, y entre las uñas de los pies, y los pies eran una porquería asquerosa. Si uno quería recostarse a comer, con los pies salidos, durante la cena todos hubieran visto sus pies; por lo tanto era honroso y considerado que un huésped le hiciera lavar los pies al invitado, o al menos brindarle lo necesario para que se los lavara él mismo.

A Jesús no le hicieron ese favor. Estas personas son como algunos de ustedes, son inconsiderados. Son descorteses. Algunos de ustedes, como cónyuges, son difíciles; no porque estén cometiendo adulterio, o golpeando a su cónyuge, sino porque son inconsiderados. Son descorteses. No son amables ni atentos. Son negligentes. Así trataban a Jesús. Y esta mujer llega; es muy amable. Es muy atenta. Es muy considerada. Nota que los pies de Jesús están sucios, y hace lo impensable. Se le acerca a Jesús.

Una adoradora humilde, arrepentida, generosa, y apasionada

Ahora, la Biblia no lo prohíbe, pero en la cultura de ellos y su tradición religiosa, era prohibido que una mujer como ella tocara a un hombre como Él, de ninguna manera. Se agacha, quizás poniéndose de rodillas, y empieza a lavar los pies de Jesús. En este momento, algo sucede que ella no anticipaba, y la sobrecoge un sentimiento de estar consciente de su propia pecaminosidad. Lo mismo que le pasó a ella nos pasa a ustedes y a mí: entre más nos acercamos a Jesús, más nos damos cuenta de lo pecadores que somos.

Entre más se acercaba a Jesús, más se daba cuenta de que Él es santo y ella era impía. Pensaba: “Él es sin pecado, y yo estoy llena de pecado. Él es limpio, espiritualmente hablando, y yo soy inmunda a los ojos de Dios”. Y empieza a llorar amargamente; algunas de las mujeres son unas lloronas. Ella es una llorona. Está bien. Martín Lutero decía acertadamente que las lágrimas son el agua del corazón. Estas lágrimas vienen del corazón. Es limpieza para su alma. Es un acto de arrepentimiento. Hace un reconocimiento en público delante de los hombres más sentenciosos, calumniadores, condenatorios, santurrones, y religiosos. “Sí, soy una mujer pecadora, y estoy muy arrepentida de la vida que he llevado”.

Y empieza a deshacerse en lágrimas. Sus ojos se anegan de tantas lágrimas, que éstas bañan su rostro. Con las narices mocosas, voz trémula, y su maquillaje ensuciando el borde superior de su vestido, es tanta el agua que fluye de sus ojos, que moja los pies de Jesús lo suficiente para limpiarlos. Esa es una humilde, arrepentida, devastada, y dolida mujer pecadora. Eso fue un acto de arrepentimiento.

Algunos de ustedes no han derramado ni una lágrima por su pecado. Puede que hasta ese momento ella nunca derramó una lágrima, pero en ese momento pudo haber derramado una lágrima por cada pecado. Creo que nunca pensó que se pondría tan emocional. Si hubiera pensado que se pondría tan emocional, hubiera llevado una toalla. No tenía una toalla con qué secar los pies de Jesús, y en cambio usó su cabello. Soltó su largo cabello. Pablo dice en otra parte que la gloria de una mujer es su cabello. Toma aquello que es glorioso para ella, y lo usa para limpiar los polvorientos pies de Jesús.

El Talmud era un comentario judío. Decía que si una mujer se soltaba el pelo delante de otro hombre que no fuera su marido, era motivo suficiente para el divorcio. Algunos rabinos pensaban que si una mujer se soltaba el pelo delante de un hombre, era como quitarse la blusa. Culturalmente hablando, era un comportamiento inaceptable. Bíblicamente hablando, no estaba quebrantando ningún mandamiento. Un comentarista bien ha dicho que sus acciones son apasionadas, pero no eróticas. Creo que ese es un distintivo muy útil. Su proceder es apasionado, mas no erótico.

Después toma este perfume tan caro, que solamente se hubiera usado, tal vez, para ungir la cabeza de alguien. No debía usarse para los pies, porque era tan costoso, y es muy generosa en su adoración a Jesús. Quiero que vean que aquí ella está adorando a Jesús. Cuando se postra a sus pies, cuando reconoce su pecado, cuando derrama sus lágrimas, cuando lava los pies de Jesús, cuando unge Sus pies, cuando besa Sus pies, es un acto de adoración.

Una de las palabras que denotan la adoración en la Biblia, conlleva la idea de postrarse bocabajo en tierra. Pues, una de las imágenes que la Biblia nos da de la adoración es postrarse bocabajo a los pies de Jesús. Eso es lo que ella hace. Está adorando a Jesús apasionadamente, humildemente, públicamente, con arrepentimiento y generosidad. Está dando lo mejor de sí misma. Está dando todo lo que tiene. Está dando todo lo que ella ama, a Jesús su Señor.

Hay dos clases de personas

Algunos de ustedes se sentirían muy incómodos haciendo esto, con tanta pasión y libertad. No serían los únicos que se sentirían así. La historia sigue en Lucas 7:39–40, “Cuando vio esto el fariseo que le había convidado, dijo para sí…”. Noten que no lo dice en voz alta, como algunos de los religiosos entre ustedes que cuidan lo que dicen y lo que hacen; pero Dios conoce sus corazones. “Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora. Entonces respondiendo Jesús, le dijo: Simón…”, creo que lo dijo de esa manera, “…una cosa tengo que decirte. Y él le dijo: Di, Maestro”.

Algunos deben ser reprendidos en público, porque convierten el asunto en cosa pública. Este hombre, Simón, el huésped de la fiesta, está pensando en su corazón, como lo hacen algunos de ustedes y la gente religiosa, de cualquier religión que sean. Este es uno de los grandes errores de la religión. Para ellos hay dos clases de personas: gente impía y gente santa. Y lo que decide pensar es, “yo pertenezco a la categoría de la gente santa, mientras que esta prostituta y Jesús pertenecen a la categoría de la gente impía”. El orgullo, la arrogancia, juzgar a la gente, y la santurronería, es indescriptible en este hombre.

Jesús le dice, “Simón, no solo soy Profeta, te lo voy a comprobar Sé tus pensamientos, y conozco los pecados de ella”. Ven, hay dos categorías de personas: impías y santas. En la categoría de los santos está Jesús. Y en la categoría de impíos están todos los demás. Y Simón se había puesto en la categoría equivocada. Le echó un vistazo a la mujer y dijo, “es una pecadora. Si Jesús fuera un buen hombre, lo hubiera sabido”. Jesús dice, “Yo Soy el Dios-Hombre. Yo lo sé, y sé que tú, Simón, estás en la categoría equivocada. También eres pecador”.

La gente religiosa ve el pecado ajeno, no su propio pecado; son conscientes del pecado de los demás, no de su propio pecado. Están llenos de orgullo, petulancia, santurronería, de juzgar a los demás, de creerse más santos que todos. La gente religiosa tiende a vivir en sus propias mentes, y a pensar y a criticar disimuladamente a los que sirven a Jesús. Esta mujer está sirviendo a Jesús. Está haciendo lo que Simón debió haber hecho, pero Simón no sirvió a Jesús y se puso a juzgar la manera en que ella sirve a Jesús.

Trágicamente, algunos de ustedes son así. Viven en sus propias mentes. Se creen muy santos. Critican a los demás, y no participan. Jesús conoce sus pensamientos. Asombroso, ¿no es cierto? Al leer la historia, no piensen: “Oh, sí, yo soy como esa mujer”. No piensen: “Creo que tal vez soy como ese tipo”.

El cero extra

La historia continúa. Lucas 7:41–43, Jesús está a punto de contarles una parábola, o sea una historia para ilustrar una enseñanza. “Un acreedor tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta; y no teniendo ellos con qué pagar, perdonó a ambos. Di, pues, ¿cuál de ellos le amará más? Respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquel a quien perdonó más. Y él le dijo: Rectamente has juzgado”.

Creo que aquí Jesús le está llamando la atención un poco. “Simón, ¿piensas que eres un gran maestro? Te enseñaré algunas cosas. ¿Qué tal si empezamos con la espiritualidad al nivel de jardín infantil? Dos tipos deben dinero. Uno debe 50 días de salario de un jornalero común y corriente. El otro debe 500. Ninguno de los dos puede pagar, y el prestamista los perdona a ambos. Oye, Simón, A o B, ¿cuál de los dos está más agradecido porque le perdonaron la deuda?”. Respuesta: el tipo con el cero extra al final de la cifra. “Correcto, contestaste bien, Simón”. Jesús hace esto delante de los otros hombres. Es la parábola más sencilla que se pueda concebir. ¿Qué nos enseña? Simón cree que solo le debe un poquito a Dios, y que esta mujer le debe mucho a Dios. Y lo que Jesús le está diciendo es, “la deuda de ambos ha sido cancelada; por lo tanto, no crees que ella estaría más agradecida que tú?”.

Permítanme hacerles una pregunta: ¿Qué le deben a Dios? Ven, cada mes nos mandan un estado de cuenta. Nos dice cuáles son nuestras deudas, tarjetas de crédito, hipoteca, préstamos estudiantiles, deudas sobre pagos de automóviles, y empezamos a calcular. “Hombre, no sabía que debía tanto”. ¿Qué tal que Dios le mandara ese libro contable a fin de cada mes para que calcule sus deudas? Dios dice: “No diste, no serviste, no oraste, no te importaron las cosas. Debiste hablarle a esa persona. El Espíritu Santo te reprendió, pero no lo hiciste. Se supone que debes amar y ayudar aquí. No lo hiciste; estabas demasiado ocupado. Debías ponerle atención a esa persona, pero estabas demasiado ocupado haciendo tonterías en tu celular, y ni siquiera lo viste”. ¿Qué tal si Dios hiciera la cuenta de todos sus pecados pasados, presentes y futuros; todos sus pensamientos, sus palabras y sus obras; sus pecados de comisión y de omisión, y todo lo que ha hecho? Todo lo que hizo, o lo que ha hecho que debería avergonzarlo porque no debió haberlo hecho. ¿Qué tal que Dios le mandara una cuenta al final de cada mes? ¿Qué le quedaría debiendo a Dios? ¿A cuánto ascendería el monto de su deuda? ¿Cuánto debería? A eso se refiere Jesús.

Algunos de ustedes dirían, “Está bien, de hoy en adelante, voy a ser bueno”, pero usted nunca llevará una vida perfecta; y aunque pudiera lograrlo y llevara una vida perfecta, seguirá añadiendo a su deuda. No podrá pagar ninguna parte, porque lo único que estará haciendo es lo que debería hacer. Lo que Jesús está diciendo es, “Dios ha venido a perdonar la deuda”. Eso fue lo que Jesús oró, “Perdona nuestras ofensas; Dios, perdona nuestras deudas”. Jesús es el medio por el cual nuestras ofensas son perdonadas. En últimas, más adelante, Jesús irá a la cruz. Morirá en nuestro lugar como expiación por nuestros pecados. La gente religiosa es la que lo va a asesinar, pero al tercer día retornará, un domingo, para pagar nuestra deuda a Dios. Y lo que la religión nos dice es, cómo debemos pagar nuestra deuda a Dios. Sin embargo, nosotros no pagamos nuestra deuda a Dios. Jesús es nuestro Dios, y Él paga nuestra deuda. Jesús paga nuestra deuda.

Todas las otras religiones nos dicen lo que debemos hacer para pagar nuestra deuda a Dios: ir al purgatorio, sufrir, reencarnarnos una y otra vez en multiples vidas, sufrir y pagarle a Dios, ir a la Meca, o lo que sea. No. Jesús dice, “Simón, pensarás que tu deuda es pequeña, y que las deuda de ella es grande”. Y algunos de ustedes se sienten así. “No soy un gran pecador, soy un pequeño pecador. Le debo a Dios muy poquito”. Pues, con eso le basta para ir al infierno, porque es una de dos cosas: o le paga a Dios en el Infierno, o Dios es pagado en la cruz de Jesús; de una u otra manera, un Dios santo, justo, y bueno, tiene la justicia—debidamente la tiene— para que pueda seguir siendo bueno. Al morir en nuestro lugar, por nuestros pecados, demuestra que es amoroso, misericordioso, lleno de gracia, y bueno. Por lo tanto todas las deudas serán pagadas. Algunos de ustedes irán al infierno. Algunos de ustedes padecerán conscientemente en perpetuo tormento, separados de Dios. Pero los que vienen a Jesús, su deuda es cancelada. Ahí es donde Jesús dice en la cruz, “Consumado es”. La deuda ha sido pagada. Por lo tanto, no nos queda nada más que hacer, a los ojos de Dios, para tener el perdón.

¿Siquiera alcanzan a verla?

La historia continúa. Lucas 7:44–46, “Y vuelto a la mujer…”, necesito que vean esto, y necesito que amen a esta chica; necesito que sientan su dolor. Simón tal vez se encuentra a un lado. La mujer está junto a Jesús, y está llorando; y lo que me encanta es que no ha pronunciado una sola palabra. Ni siquiera interactúa con la gente religiosa. Lo único que le importa es Jesús, y Él está a punto de defenderla y honrarla, y darle dignidad. Y Jesús la mira. Habla con Simón, pero la mira a ella… sonriendo creo yo. Hay amor en sus ojos, afecto, compasión.

Le dice, “Simón: ¿Ves esta mujer?”. Y la pregunta es esta: ¿Siquiera alcanzan a verla? Porque cuando vemos a la gente a través de ojos religiosos, ni siquiera los vemos. Lo único que vemos es a alguien digno de ser condenado, maldecido, y muy avergonzado. No vemos a alguien hecho a imagen y semejanza de Dios. No vemos a alguien que necesita aprender lo que es el amor, y la gracia de Dios. No vemos a alguien cuya deuda puede ser cancelada, y cuya vida puede ser transformada. Ven, Jesús puede verla de una manera que Simón no puede, porque Jesús la mira a través del lente del amor, mientras que Simón la ve a través del lente de la religión. Jesús dice, “Simón, ¿ni siquiera puedes verla? Porque Simón piensa en su corazón, “¡es una mujer mala y pecadora; todos la conocen!”. Jesús le está diciendo, “Ella obviamente lo sabe. Mírala. No necesita otro sermón sobre el pecado. Está devastada. El Espíritu Santo ha roto su resistencia. No puede dejar de llorar”. Algunos de ustedes son así. “Ella renuncia a su forma de vivir, y es consciente de ello. Ha venido a mí. Necesita ayuda y un Salvador. Simón, ¿puedes ver esto?”.

Como pueden ver, Jesús es muy severo con la gente religiosa, y muy compasivo con los pecadores quebrantados. Demasiadas veces la iglesia ha caído en el error de ser demasiado tolerante y aceptar a la gente religiosa, mientras tratan con crueldad, maldad, y sin amor a los que reconocen que son pecadores, que vienen a la iglesia tratando de encontrarse con Jesús para que les ayude. Así que queremos ser como Jesús. Queremos lidiar con la gente religiosa, e invitar a los pecadores quebrantados a entrar. Y lo hacemos, no porque odiemos a la gente religiosa, sino porque odiamos lo que hacen a la iglesia. La gente religiosa debe reconocer que ellos también son pecadores, y que necesitan la gracia de Dios; que están endeudados con Dios, que Jesús es el Héroe, y que ellos no lo son.

Y la gente religiosa ni siquiera mira a las personas a través del lente de la compasión y la esperanza. “Simón, ¿acaso ni siquiera puedes ver a esta mujer? Mírala, Simón. ¿A quién le importa tu cena a puertas abiertas? Esta mujer necesita un Salvador. Simón, ¿sabes quién Soy? ¿Sabes por qué estoy aquí? ¿No te das cuenta de que ella es un gran ejemplo?”

Un ejemplo inconcebible

“Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; mas ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos. No me diste beso…”, lo cual era un saludo formal, “…mas ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies. No ungiste mi cabeza con aceite; mas ésta ha ungido con perfume mis pies”.

Jesús le dice: “Simón, ella es una adoradora, pero tú no. Ella se arrepiente, pero tú no. Ella sirve, pero tú no. Da generosamente, y tú no das nada. Simón, por el hecho de que seas un ‘hombre santo’ entre comillas, nombrado así por algún maestro de un club religioso, no significa que tengas algo que enseñarle. De hecho, esta prostituta, como tú la llamarías, debería enseñarte algunas cosas sobre la humildad, el arrepentimiento, el quebrantamiento, la honestidad, la generosidad, el servicio, el cuidado, y ser considerado, amoroso y agradecido”. ¿Se lo pueden imaginar?

Es como si Jesús llegara y tomara una estrella de la pornografía, se presenta en casa a cenar, y en medio de la cena dice: “Dalai Lama, ¿sabe qué?, usted podría aprender mucho de esta prostituta porque ella está más cerca del reino de Dios que usted. Usted habla de compasión. No hay compasión para los que no se arrepienten. Habla de la paz. No hay paz entre usted y yo. Usted pervierte a las naciones. No se arrepiente. No tiene fe en Mí. No me adora. Sin embargo, esta chica sí entiende, Dalai Lama, Debería ponerle más atención a esta mujer. Debería dejar de conferenciar, y dejar que ella enseñe un poco. Al menos ella pide perdón, y cambia, y desea una nueva vida, y es franca sobre lo mucho que está separada de Dios. Usted no es más que un engañador que ha sido engañado”. Es asombroso. Mejor dicho, es algo inconcebible.

Es como si Jesús estuviera cenando con el Papa, y trae una stripper, y usa a la stripper como ejemplo para los cardenales de cómo debe portarse el Papa. Es una locura, pero buenísima. Es asombroso.

Los hombres santos, justos, y religiosos; los tipos que se ponen la mitra, y tienen descripciones laborales. Sí, ellos son los que están más lejos de Dios que la ramera arrepentida, porque la distancia que existe entre nosotros y Dios es el arrepentimiento, no las buenas obras, ni la moralidad, ni la espiritualidad, ni las buenas obras, sino el arrepentimiento.

Esta es una de las razones por las que sé que el cristianismo no es una religión inventada por los hombres, porque nadie se hubiera inventado esto. Todas las otras falsificaciones creen que tienen sentido: “Dios ama a la gente buena, y no le gusta la gente mala. Ustedes se ponen la mitra blanca y ellos la mitra negra”. La Biblia no narra la historia de esa manera. Todos somos como la prostituta, y Jesús es el Salvador. Y la gente religiosa a veces son las peores prostitutas de todas. Algunos de ustedes que son religiosos se ofenderían porque usé la palabra ‘prostituta’. Ese es su problema.

Esto me encanta. Jesús está diciendo que ella es, “generosa, humilde, que se arrepiente, que adora; pero tú no, Simón”. ¿Y qué tal cada uno de ustedes? Han derramado siquiera una lágrima por sus pecados? Se han puesto literalmente de rodillas, con el rostro en tierra, y llorado, imaginando que están a los pies de Jesús, como esta mujer, arrepintiéndose de quienes son, y de lo que han hecho? ¿Son generosos? Este es un perfume muy costoso que le regaló. ¿Están sirviendo? ¿Qué han hecho en respuesta a lo que Jesús hizo por ustedes?

Porque tenemos que tener cuidado al ver que Simón juzga al pecador, porque después juzgamos al tipo religioso que juzga al pecador, y nos convertimos en otra clase de persona religiosa. “¿Oh, cómo se atreve a juzgar a esa mujer? Voy a juzgarlo por juzgar a esa mujer. Oh, pero un momento, estoy haciendo lo que usted hace”. Tenemos que tener mucho cuidado al juzgar a Simón, para que no seamos como Simón, o debemos reconocer que hacemos esto con frecuencia. Debo reconocer que a veces soy religioso, que a veces ustedes son religiosos, que nosotros somos religiosos, que no somos como Jesús, que los pecadores no se sienten atraídos a nosotros, sino juzgados por nosotros, que no se sienten convencidos de pecado, sino condenados, sin esperanza, sin amor, sin compasión, sin afecto, y sin invitación. Tenemos que aprender del ejemplo que nos deja esta mujer.

¿Cuántas mujeres aquí se identifican con ella? Lo que han hecho es repugnante. Las personas con quienes han estado… es algo muy penoso, y ustedes lo saben. Esta mujer sirve de ejemplo para las mujeres, y para todos nosotros; y Dios la puso en la Biblia como mentora, como maestra, y amiga. ¿Y qué tal usted? ¿Que está dando? ¿Cómo está sirviendo? ¿Dónde está su pasión? ¿Ha derramado una lágrima? ¿Alguna vez se ha arrodillado? ¿Siquiera se ha arrepentido?

Al predicar este sermón más temprano, hubo una fila de gente que vino a preguntarme, “Bueno, si no somos salvos por lo que hacemos, entonces por qué debemos dar o servir?”. La respuesta es el amor. No damos o servimos para que Jesús nos ame. Damos y servimos porque ya nos ha amado; no para que nos ame, sino como respuesta a su amor. El hecho de que preguntemos, ¿Por qué debo dar algo, si Jesús nos ama, qué más tenemos que hacer? No, ahí es donde comienza la relación.

Es como marido y mujer el día de bodas, en el que hacen sus votos, y el marido le dice, “Nunca te dejaré, nunca te desampararé. Nunca te divorciaré. Nunca te traicionaré. Siempre me reconciliaré contigo”. Y la esposa dice, “Genial, entonces ¿qué más tengo que hacer, puedo serte infiel?”. No me diga ¿Eso fue lo que entendió? Su amado se le entregó por completo, y su respuesta es, “Entonces no haré nada por Él”. En ese caso usted no ama, no ama en lo absoluto. Si su amado le ama, usted debería amarle.

Por eso es que esta mujer responde tan apasionadamente, porque es amada. Es amada por Jesús. Está siendo amada como nunca antes la había amado ningún hombre. Ha tocado a muchos hombres, pero nunca de esta manera. Muchos hombres la han tomado como posesión, pero nunca de esta manera. Ella es amada, y por eso es apasionada; y está quebrantada, y está libre, y es generosa, y sirve.

Sus muchos pecados le son perdonados

¿Qué tal usted? Algunos de ustedes dirán que esto los molesta, que les hace sentirse incómodos. Esta mujer, los hace sentirse incómodos. Pues no son los únicos que se sienten así. La historia continúa. Lucas 7:47–50: “Por lo cual te digo que sus muchos pecados…”. Permítanme recalcar este punto. He estado en el ministerio pastoral lo suficiente, y he lidiado con suficientes mujeres sexualmente promiscuas, y que han hecho cosas que no debían haber hecho, para saber esto: que la mayoría de las mujeres tienen, como parte de su derrotero, factores contribuyentes como el abuso, y varias clases de historias horrendas.

Si tomáramos todas las mujeres que asisten a la iglesia Mars Hill, todas las que fueron abusadas sexualmente, violadas, y cosas de esa índole, son tantas, que seguiríamos teniendo una mega iglesia de solo víctimas del género femenino. Este asunto es tan grande como una epidemia. Tenemos mujeres en esta iglesia que fueron estrellas de la pornografía, strippers, y prostitutas; que convivían con sus novios, hacían ‘favores’ especiales para los tipos porque les pagaban las bebidas y la comida, o la renta, lo cual es otra forma de prostitución. Toda clase de cosas. Y toda chica con la que he hablado me dice, “fui abusada, me escapé de la casa, y terminé viviendo en la calle, y algo malo me pasó”. O, “fui una drogadicta, y empecé a hacer cosas horribles para pagar mi adicción”. Y detrás de esto hay tantos factores sexuales pecaminosos, que contribuyen a estos casos de abuso y abandono.

No sé qué habrá detrás de la historia de esta mujer. Puede que no tuvo papá. ¿Se habrá ido su papá, haciendo que ella y su madre cayeran en la pobreza, obligándola a dedicarse a la prostitución para pagar las cuentas? No lo sé. ¿La habrá engañado su marido, dejándola por otra mujer, abandonándola y traicionándola? No lo sé. ¿Habrá sido víctima del abuso sexual, para que no fuera virgen y nadie se casara con ella; y se ganaba la vida así practicando actividades sexuales pecaminosas? No lo sé. La Biblia nos dice todo lo que necesitamos saber, no nos dice todo lo que quisiéramos saber. Cuando la vea en el Reino, quisiera oír el resto de su historia.

Cualquiera que haya sido el pecado que cometieron contra ella, y por su oficio suponemos que fueron muchos, Jesús también trata su pecado. No excusa su pecado, o hace caso omiso de su pecado, o le echa la culpa alguien de haber pecado. Le dice: “…sus muchos pecados…”. No dice, “tuvo una vida muy difícil. ¿Quiénes somos nosotros para juzgarla? Es un estilo de vida alternativa”. No. Lo que dice es”…sus muchos pecados”. No estoy disputando eso. La pregunta es: ¿Qué haremos al respecto?”.

Y esta línea es asombrosa, dice: “…le son perdonados, porque amó mucho”. Ven, Jesús la amó a ella mucho, y ella amó mucho a Jesús. Ahí es donde su vida va a cambiar. Cuando usted se dé cuenta de lo mucho que lo ama Jesús, y usted le ame porque le ama, ese es el comienzo de su relación apasionada, de adoración; una relación generosa, ahí es donde cambian las cosas. Por eso me preocupan algunos de ustedes, porque teológicamente aceptan el hecho de que son amados y han sido perdonados, pero no tienen pasión por Jesús, ni generosidad, adoración, y servicio. Por lo tanto debo preguntarles, “¿De veras le han conocido?”. Porque cuando uno le conoce, uno cambia.

Él la mira, y podemos imaginarlo. Puedo ver a Jesús sonriendo. Puedo ver el amor en sus ojos. “Estás perdonada”. Es asombroso. Es absolutamente asombroso. Estás perdonada. No le dijo que fuera a hacer algo. Él estaba por ir a la cruz, y allí lo haría todo. “Estás perdonada”. ¿Eso es todo? Sí. Y lo mismo es cierto para ustedes, y para mí. “…Mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama. Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados. Y los que estaban juntamente sentados a la mesa, comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es éste, que también perdona pecados? Pero él dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado, ve en paz”.

“Te perdono. Puedes irte ahora. Estos tipos religiosos no te podrán ayudar de aquí en adelante. Ve y entabla nuevas amistades. Encuentra una buena comunidad de fe donde adorar”.

Fe en Jesús

Y empiezan a debatir, porque eso es lo que hace la gente religiosa. No le ayudan a la gente, se apartan y empiezan a juzgar a los que sí ayudan. Viven con la idea de que son unos críticos. “¿Quién puede perdonar pecados sino solamente Dios? Sí, hablemos de eso. No celebremos el hecho de que la pecadora más famosa, tal vez, que conocemos, fue perdonada de sus pecados, y está dorando a Dios, y tendrá una nueva vida. No hagamos eso, mejor critiquemos lo que acaba de suceder”.

Hasta cierto punto van por el camino correcto, pero se desvían del camino, y voltean por donde no es. Miren, la psicología dice que debemos perdonarnos, y que otros necesitan perdonarnos, y que necesitamos perdonarlos a ellos, lo cual es cierto hasta cierto punto, pero en realidad nuestro pecado es principalmente contra Dios. El salmista lo dijo así, “Contra ti, contra ti solo he pecado”, Señor mi Dios. Pecamos contra Dios, y Dios necesita perdonarnos. Perdonarnos a nosotros mismos, bueno, eso es hacer el papel de Dios. Eso nos devuelve a la primera mentira, “Sé tu propio dios. Júzgate, perdónate. Sálvate”. Todo eso es incorrecto. Pecamos contra Dios.

Entonces se preguntan, ¿cómo es posible que Jesús perdone pecados? Solo Dios puede perdonar pecados. La respuesta es: Jesús es Dios. Él es Dios. No existe ninguna otra religión mundial cuyo fundador diga estas dos cosas: “Yo soy Dios, y yo perdono pecados”. Nadie dice eso. Krishna, Mahoma el pedófilo, Buda, ninguno. Abraham, que sabía que los judíos lo considerarían su padre, nunca dijo que él era Dios y que perdonaba pecados. El Dalai Lama no dice, yo soy Dios, yo perdono pecados”. Nadie dice, “Yo soy Dios, y perdono pecados”. Todos dicen, “Yo no soy Dios, pero voy a decirles cómo ganarse la justicia, y pagarle a Dios su deuda, y ponerse en paz con Dios. Aquí está la lista de cosas religiosas que debe hacer. Si cumple todo lo que debe hacer, y no hace todo lo que no debe hacer, tal vez al final Dios lo declarará aceptable a sus ojos”. Jesús dice, “Yo soy Dios; has sido perdonada. Vive una nueva vida”. Así es. Así es. Así es Jesús. Es asombroso.

Miren, algunos de ustedes piensan que todas las religiones son iguales, y que todos los maestros religiosos básicamente dicen la misma cosa. Pero no es así. Y Jesús le dice a esta mujer, “Tu fe te ha salvado”. Aún somos salvos por fe. Miren, la gracia viene de Dios por medio de la muerte de Jesús, su sepultura y resurrección. La salvación es un don que recibimos por medio de Jesús, y lo recibimos por medio de una fe personal. Eso es confiar. La fe por sí sola no sirve de nada si no está puesta en el objeto correcto. Algunos de ustedes dirán, “Pero yo conozco gente muy devota y religiosa gente moral, espiritual, que tienen mucha fe”. Mi pregunta es, ¿en quién o en qué está cifrada esa fe? ¿Su fe está en quién? ¿Tiene fe en Mars Hill? ¡Tiene fe en Jesús! Ella mira a Jesús. Está apasionada por Jesús. Viene a Jesús. Reconoce su pecado delante de Jesús. Vierte su carga con pasión sobre Jesús, y oye que Jesús le dice, “Te perdono”. Eso es todo. El objeto de su fe es Jesús, por lo tanto su fe la salva, porque, su fe la salva porque, porque recibe a Jesús y Su perdón. Quiero que todos ustedes reciban por fe el perdón de pecados por medio de Jesús.

¿Aman a esta mujer? Es asombrosa. ¿No les encanta que esté en la Biblia? Para aquellos de ustedes que no son personas muy buenas, sus pecados son bien conocidos, y su vida no ha sido genial. ¿No les encanta que ella esté la Biblia? Que haya tenido el valor de entrar a una reunión de gente religiosa como la nuestra, quebrantada, con transparencia, llorando. Y si quieren llorar, háganlo todo lo que quieran, y díganle a Jesús que están arrepentidos, y reciban el perdón de pecados.

Y para los que son religiosos, por favor arrepiéntanse de su religiosidad, aunque solo juzguen a la gente en sus corazones. Se perderán la gracia de Dios, y destruirán mucho de lo que Dios está haciendo aquí. Apartarán a los pecadores, siendo que Jesús está tratando de atraerlos.

Esta historia no es solo el relato de esta mujer

Y lo que me encanta de esta historia, no es solo el relato de esta mujer, Lucas 8:1–3, “Aconteció después, que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce con él, y algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la que habían salido siete demonios, Juana, mujer de Chuza intendente de Herodes, y Susana, y otras muchas que le servían de sus bienes”. ¿Saben qué? Jesús ama a las mujeres. Esto casi no se veía. Era usual que Jesús tuviera los doce líderes, sus apóstoles, sus líderes veteranos, los sacerdotes del Antiguo Pacto, los pastores del Nuevo Pacto, los Apóstoles en el ministerio de Jesús eran todos hombres. Pero lo que es inusual es que a las mujeres se les enseñaba porque no enseñaban con los hombres. A las mujeres fueron incluidas en el ministerio de enseñanza de Jesús. Además, las mujeres formaban parte de la banda ambulante de los seguidores de Jesús y los siervos de Jesús. Participaban de manera vital en el ministerio de Jesús, aunque no como apóstoles.

Es más, dice que no todas estas mujeres tenían el mejor derrotero. María Magdalena estaba poseída por siete demonios. Algunas de las mujeres tenían enfermedades causadas por los demonios, pero conocieron a Jesús, y los demonios fueron expulsados, y fueron sanadas, y sus vidas fueron transformadas. Y necesito que confíen en mí cuando les digo que hay una lista muy larga de mujeres así, aquí en Mars Hill, con pecados sexuales, sus vidas fuera de control, endemoniadas, suicidas, enfermas, sanadas por Jesús, libradas por Jesús, cambiadas por Jesús, amadas por Jesús; y ellas responden como lo hacen estas mujeres, incluyendo a Juana, la mujer de Chuza intendente de Herodes.

Era de familia acaudalada, de una de las principales familias. ¿Y qué hacen? Suplieron las necesidades de las otras. Estas mujeres financiaron generosamente el ministerio de Jesús. Lo siguieron. “Jesús, queremos seguirte. Queremos servirte. Queremos ayudar. Queremos participar. ¿Qué necesitas que hagamos? ¿Podemos compartir nuestro testimonio? ¿Podemos hablar de Tu gracia en nuestras vidas? ¿Podemos animar a alguna mujer maltratada, quebrantada, abusada, y traicionada? ¿Podríamos invitarlas a oírte? ¿Podríamos orar por ellas, amarlas, y servirles? Y…oh, Jesús, de paso, como el ministerio cuesta dinero, vamos a financiarlo, nosotras, las mujeres que de otra manera hubiéramos sido rechazadas, y marginadas, y menospreciadas o usadas”. Porque el Reino de Dios ha llegado, y el Rey está aquí, y está invitando a todos a participar en forma significativa en esta obra. Es asombrosa. Hay hombres en esta iglesia que nunca han dado, y aquí todas las cosas son pagadas por las mujeres que estuvieron poseídas por demonios. Es asombroso. Así es Dios.

Y lo que me encanta de esta historia, aún en nuestros tiempos, desde esta mujer, a estas mujeres, y a otras mujeres. Voy a compartirles un testimonio, y se los comparto porque lo he escogido entre muchos. Tenemos varios de estos. Quiero que vean que Dios es el mismo ayer, y hoy, y para siempre, y por la gracia de Dios, todos queremos arrepentirnos de nuestra religiosidad, y queremos que Mars Hill sea un lugar acogedor, generoso, apasionado, y hospitalario. Especialmente queremos que sea un lugar donde las mujeres se sientan bienvenidas.

Por lo tanto, lo que eso significa, caballeros, es que tratemos a las damas como Jesús trató a esta mujer. De ninguna manera se aprovechó de su afecto o de su vulnerabilidad para tratarla indecorosamente. La amaba como a una hermana. Caballeros, habrá entre nosotros y en sus vidas, mujeres vulnerables que padecen dolor, están quebrantadas, y confiarán en ustedes. Trátenlas como Jesús trató a esta mujer. Si usted es un tipo que tiene una relación sexual con su novia, que está engañando a su esposa, que baja pornografía, acude a los prostíbulo, si se la pasa en los clubes de striptease, entonces usted forma parte de una cultura de abuso y violencia. Forma parte de una cultura de violaciones, de esclavitud, de enfermedad, y opresión. Si usted le pertenece a Jesús, usted debería aportar sanidad y vida. No debería aportar sufrimiento y muerte. Me llena de gozo cómo Jesús trataba a las mujeres, y es un glorioso ejemplo de cómo los hombres deben honrar y tratar a todas las mujeres, sobre todo las que tienen la peor reputación, y quizás, las más vulnerables.

Y para las damas, damos fe de que está bien ser honestos. Está bien vivir apasionadamente. Está bien que lloren. Está bien que sirvan a Jesús. Está bien que sean sinceras con su identidad y lo que Cristo ha hecho.

Esta mujer comparte su historia y dice, “Estimado Pastor Mark, cuando tenía 18 años, asistía a una seminario cristiano. No le diré el nombre. Ahí conocí un hombre joven, y me enamoré de él. Resulta que se aprovechó de mí en la playa una noche. Ambos estábamos infringiendo las reglas al estar ahí juntos. Fui criada en una iglesia bautista legalista. Me habían enseñado que cualquier pecado sexual antes del matrimonio lo obligaba a uno a casarse con la persona con la que había tenido la relación íntima o que perdería el favor de Dios”. Eso es horrible. “Aunque no lo amaba ni lo respetaba, me casé con él a los 19 años, asustada porque si no lo hacía, Dios no bendeciría mi vida”. Así es la religión.

“El primer mes de nuestro matrimonio, estaba ausente toda la noche, y me quedaba en la cama sola llorando. El año siguiente fue la primera vez que uno de sus amigos me dijo que me estaba engañando con otra. Más tarde lo enjuiciaron por cargos de violación. Me enteré que había violado a su propia hermana a los 15 años, y que había tenido relaciones sexuales con una amiga mía dos semanas antes de nuestra boda. Estaba muerta del miedo al pensar que tendría que pasar el resto de mi vida con él. Hace poco me enteré de que se jactaba de poder hacer lo que quería porque sabía que yo nunca lo dejaría porque sería peor divorciarse de él, ya que es algo que Dios aborrece. Estaba en las fuerzas armadas, y una semana antes de dar a luz a nuestro segundo hijo, lo dieron de baja. Tuvo problemas con el robo, las apuestas, el acoso sexual en el lugar de empleo. Me fui a vivir con mis padres esperándolo a que nos encontrara un sitio donde vivir. Me di cuenta que preferiría morir que regresar con él. También me di cuenta que prefería vivir con la ira de Dios, que con él”. Gracias a Dios, estaba equivocada.

“Fue durante ese tiempo que empecé a escuchar a Mars Hill en la Internet. Doy gracias a Dios porque me abrió los ojos a las mentiras que me habían enseñado. Hasta mi pastor me había aconsejado que con todos mis problemas no debía dejarlo, y que le pidiera a Dios que lo cambiara. Busqué otros consejeros y todos los pastores ancianos y los hombres con quienes hablaba, me decían que lo dejara. Pedí el divorcio cuando empezó a amenazarme diciendo que me mataría si no regresaba con él. Cuando pedí el divorcio, mi iglesia me trató como si no existiera. Nadie me hablaba. Me sentaba sola. Mi bebé tenía una semana de nacido cuando empecé a trabajar de mesera en un restaurante para sostenernos. Resulté trabajando en 3 lugares, 80 horas a la semana, los siete días de la semana para pagar la deuda que mi ex-esposo nos había dejado, y para darles un lugar y comida a mis niños.”

“Algo muy bueno que resultó de esto fue mi abogado. Había oído que no cobraba mucho, así que fui con él aunque había oído que era católico y que nunca tramitaría un divorcio. Era un buen hombre, entrado en años, y no solo tramitó mi divorcio por casi nada, fue muy amable conmigo y me mostró mucho afecto durante este tiempo, y me dijo que necesitaba el divorcio más que cualquier persona que él había conocido. Ahora tengo 23 años, y he sido una madre soltera casi dos años. Soy estudiante a tiempo completo, y trabajo a tiempo completo también. Podría escribir libros sobre cómo Dios ha sido un marido, un padre, un amigo, y ha provisto para mí más de lo que quisiera tener. Aún cuando todos mis amigos estaban perdiendo sus trabajos, a mí me presentaron seis ofertas de trabajo. Cuando fui a la corte para ganar la custodia de mis hijos, las únicas personas en la corte fueron el juez y mi abogado. Tengo dos hermosos hijos, y aunque mi vieja iglesia enseñaba que sería condenada para siempre por mi divorcio, la justicia y la misericordia de Dios son mejor que cualquier cosa que pueda tener en la vida. No cambiaría mi historia, porque por medio de ella Dios se ha vuelto mi verdadero amor. El Dios que conocí cuando estaba creciendo, no es el Dios que conozco hoy”. Alabado sea Dios. Es una hermana ahora aquí en la Iglesia Mars Hill.

Dios Padre, gracias por la historia de esta mujer en Lucas 7. Gracias por las historias de las otras mujeres en Lucas 8. Gracias por la historia de esta mujer aquí en Mars Hill, y las historias de tantas mujeres en Mars Hill. Gracias, Señor Dios, porque eres el mismo ayer, y hoy, y por los siglos, que lo que hiciste por la mujer en la Biblia, lo haces por las mujeres en nuestra iglesia. Dios, pido por nosotros los hombres, que seamos como Cristo, y que este sea un lugar seguro para las mujeres. También pido por las mujeres, Señor Dios, que cuando necesiten llorar, cuando se sientan apasionadas, que Señor Jesús, que lo hagan de una manera que te traiga honra y te agraden; que no se preocupen por lo que piensa la gente religiosa. Pido, Señor Dios, por los religiosos que hay entre nosotros, que nos arrepintamos como lo hizo esta mujer; por aquellos momentos en que los que nos consideramos gente religiosa nos portamos religiosamente, en ciertos momentos. Espíritu Santo, te invitamos a destrozarnos, y a recordarnos que desesperadamente necesitamos el perdón aun de nuestros pecados religiosos; que la soberbia, la santurronería, el juzgar a la gente, y la condenación, son algo horrible, en vez de un deseo de ver cambios en la vida de la gente. Que moriste por ello también. Dios, te pido por nuestra iglesia. Dios, a veces me siento inclinado a motivar a la gente para que sean apasionados; pero eso no es algo sostenible. Solo al venir a Jesús, y al ser quebrantados, y al arrepentirnos, y al oír que hemos sido perdonados, ese es el único lugar de donde viene la verdadera generosidad, y de donde la verdadera pasión, y de donde viene el verdadero afecto, y el verdadero ministerio. Así que, Espíritu Santo, por favor permítenos disfrutar el don del arrepentimiento. Que seamos salvos por nuestra fe en Jesucristo, en su Nombre lo pedimos. Amén.

[Fin del Audio]

Nota: Esta transcripción ha sido editada.

Algunos asuntos de negocio

Hola, Mars Hill. Nos encargaremos de algunos asuntos de negocio primero, y después entraremos de lleno en la Biblia. Ha llegado la temporada del año en que damos el toque final a nuestro presupuesto, que va desde julio hasta junio. Así que nos quedan unas cuantas semanas en este año fiscal, y queríamos darles los comienzos de un reporte anual, para ponerlos al día sobre cómo vamos, cómo queremos terminar con creces el año fiscal, algunos planes que tenemos para hacer ajustes a nuestro curso este verano, y a dónde queremos estar dentro de un año.

Si usted es nuevo, de entrada le insto que consiga uno de nuestros Semanario. Contiene información sobre el pastor Jamie, una Tarjeta Conéctese, para que le ayudemos a integrarse y mantenerlo informado; para darnos más información suya, para conocerle más, y para que pueda conocernos a nosotros.

Al estudiar Lucas, Dios en su providencia ha permitido que lo que hacemos cuadre temáticamente con el tema de ese gran libro de la Biblia. Hay una parábola que veremos en las siguientes semanas, donde Jesús habla de sembrar semillas, desarraigar raíces, podar, cosechar. Por lo tanto usaremos eso como la metáfora principal durante las siguientes semanas, para que terminemos bien este año, y nos animemos por el fruto que Dios nos ha deparado aquí en Mars Hill, y lo que anticipamos para el futuro.

Empezaré con buenas noticias: estamos muy comprometidos con la siembra de iglesias. Hechos 29 es nuestra red de sembradores de iglesias. Hay 28 capítulos en el Libro de Hechos, y nuestro plan es seguir haciendo lo que ellos hicieron, hasta que veamos a Jesús, y hasta que nos diga que la obra ha terminado. Por eso damos el 10% de todas las entradas a la siembra de iglesias; otras iglesias también contribuyen; es un esfuerzo conjunto. Como pueden ver, desde el año 2000 hasta hoy, en el 2010, la red ha crecido de, 2 iglesias, a 314 iglesias, solo en los Estados Unidos de América, solo en EE.UU. Eso no incluye las iglesias que fueron sembradas alrededor del mundo, porque participamos e invertimos mucho en la siembra de iglesias a nivel internacional. En este momento, bajo el liderazgo del pastor Scott Thomas, y la colaboración del pastor Tyler Powell, continuamente estamos evaluando a más de 500 candidatos para la siembra de iglesias. Estamos sembrando más de una iglesia por semana. Ya casi son dos iglesias por semana, por la gracia de Dios. Lo que eso significa para nosotros, es que dentro de 5 o 6 años, pedimos a Dios con mucha esperanza, que tengamos más de 1.000 iglesias en Estados Unidos. Pido a Dios que tengan un promedio de 250 personas cada una, y que un cuarto de millón de personas adoren a Jesús como parte de nuestra red extendida, a la cual pertenece Mars Hill. Esto nos da mucho, pero mucho regocijo. Es una enorme cantidad de personas.

Además, iglesia Mars Hill, esto es lo que ha sucedido en nuestra iglesia: Desde el año 2001 hasta ahora, en el 2010, el número de campus ha ascendido de 1 a 10. También hay dos más que se están formando, y sería muy temprano decir que ya son un campus, pero sigan orando. Tenemos unas noticias muy emocionantes que están por darse, incluyendo unas noticias importantes que me dieron hoy sobre la posibilidad de crear un nuevo campus. Por lo tanto anticipo que el número de campus ascienda a doce dentro de poco. Nuestra asistencia ha subido de más o menos 1.000 personas, a un promedio de casi 10.000 semanales, con una asisten- cia máxima de 13.000 en Semana Santa. Todos esto indica que tenemos unas cifras muy buenas. Sé que quizás su cartera de inversiones no tenga este aspecto en este momento, pero, como iglesia, su peso sí ha subido desde el año 2000 al 2010.

También están nuestros grupos comunitarios. Nos encanta tener una iglesia grande, y al mismo tiempo una iglesia chica. Los grupos comunitarios se reúnen en condominios, apartamentos, casas. Es donde se reúne la gente para cubrir los materiales tratados en sermón, hablar de la Biblia, hacer amistades, fomentar relaciones, responsabilizarse, ser pastoreados, pastorear, hacer consejería, evangelismo, ponerse en misión, servir a su comunidad. El número de esos grupos, del año 2000 al 2010, ha aumentado de 3, a más de 400; y tenemos suficientes líderes en entrenamiento al punto que anticipamos tener para comienzos de otoño entre 500 y 600 grupos. Lo que eso significa es que cada semana, unas 6.000 o 7.000 personas están congregándose en grupos más pequeños. Nos regocijamos por eso. Queremos ser una iglesia grande que también cuenta con una comunidad misionera de relaciones estrechas, íntima, y amorosa.

También, aquí tenemos nuestras ofrendas. Nos preguntamos, “¿Quieren que yo dé algo? ¿Pero Mars Hill qué me da a cambio?”. Por la gracia de Dios, siempre nos hemos propuesto ser una iglesia generosa en la medida en que Dios es generoso con nosotros. Queremos ser personas generosas, así que damos al programa Hechos 29, la red sembradora de iglesias, damos a Resurgence, que entrena líderes misioneros. Ustedes aportaron tres cuartos de millón de dólares para ayudarle a Haití, y tenemos pastores que están viajando por allá a entrenar pastores, y ayudarles a sembrar su nueva iglesia. Por la gracia de Dios, les conté que pudimos enviar 1,7 millones de dólares en suministros médicos, por tan solo $17.000. Es asombroso lo que Dios está haciendo allá. Las micro misiones se llevan a cabo donde sabemos que la gente está luchando, sufriendo, y padeciendo dolor; por lo cual tenemos unos cuantos cientos de miles de dólares destinados a los grupos que los usan para servir en sus comunidades, y ayudan a los necesitados. También regalamos muchos libros, y Biblias, y recursos a los que prestan servicio militar. Tenemos muchos soldados en Mars Hill, y muchos soldados que nos sintonizan.

Y como pueden ver, la cantidad ha aumentado espectacularmente. Tan solo en los primeros 4 meses del 2010, más de 1,2 millones fueron destinados a otras cosas fuera de la iglesia Mars Hill, para ayudar a otras personas. Así que el año pasado dimos más o menos 1,4 millones de dólares. Ya casi alcanzamos esa cifra en lo que va del año. Vemos oportunidades y queremos ser generosos, porque nuestro Dios es generoso.

Y ahora los pondré al día sobre cómo van los diferentes campus. Si Ud. es nuevo, tenemos unas cuantas docenas de cultos que se congregan en diez localidades, la mayoría por el área de Puget Sound, desde Olimpia hasta Shoreline, hasta Bellevue y West Seattle; y también tenemos un campus en Albuquerque, New México. El campus Centro de Seattle, ha alcanzado su meta prevista para las ofrendas. Lo mismo con U-District, y Federal Way. Teníamos una expectativa de bajo presupuesto a comienzos de año. Disminuimos los gastos. Anticipamos que sería un año difícil. Los pastores de los campus se reunieron con varios contadores, censores jurados de cuentas, gente con másteres en gestión de empresas, miembros de la iglesia, para formular proyecciones presupuestarias conservadoras. Estos tres campus están alcanzado su meta prevista para las ofrendas con el poco tiempo que les queda de ahora hasta finales de junio; y notarán que faltan siete campus.

Pues están en la lista siguiente, la lista de los “traviesos”. La primera lista era la lista de los buenos. La lista de los traviesos es: Ballard, West Seattle, Lake City, Bellevue, Shoreline, Olympia, y Albuquerque: todos son campus que no han alcanzado su meta de ofrendas previstas, en cifras que van desde 40.000 dólares hasta un cuarto de millón de dólares. Son campus de varios centenares de personas cada uno, hasta Ballard que cuenta con mil personas. Así que Ballard tiene que recuperar casi un cuarto de millón de dólares, lo cual francamente, con la cantidad de personas que asisten al Campus Ballard, no debe ser difícil. Pueden orar por West Seattle. Son gente estupenda, es un campus estupendo, pero el pastor del campus fue trasladado a sembrar iglesias. Les falta casi un cuarto de millón de dólares para alcanzar su presupuesto, y no es enorme—es de buen tamaño— pero no es un campus enorme. Así que tendrán que trabajar muy duro para acabar el año en forma sobresaliente. Lake City es uno de nuestros campus pequeños, y solo les falta doscientos mil dólares para alcanzar su meta. Algunos miembros son muy generosos, fieles, y de larga trayectoria, pero también nos queda mucho trabajo por delante. A Bellevue le faltan $180.000, pero creo que alcanzarán su meta sin inconvenientes. Sé que sus integrantes tienen trabajos diferentes a los de U-Dub. Lo mismo con Shoreline. Es un gran campus, con familias fabulosas. Al primer campus que formamos en la afueras de Ballard, les falta $156,000 para completar lo que falta para alcanzar su meta. A Olympia les falta 100.000 para completar lo que falta: es uno de nuestros campus nuevos que necesita cambiarse a unas instalaciones más grandes; al igual que Albuquerque, el campus que añadimos más recientemente, al que les falta casi $40.000 para alcanzar su presupuesto.

Nuestra meta es aportar lo que falta para fines de junio. Y la pepita de oro que estamos tratando de recaudar, es un millón de dólares adicionales, aportados por casi 10.000 personas. O sea que es mucho dinero, pero no tanto, si tomamos en cuenta la cantidad de personas que tenemos.

Así que también sigan orando. Quisiera contarles algunas cosas. La primera es que estamos buscando diligentemente un nuevo local para el campus de Albuquerque. Han excedido la capacidad de personas que puede albergar el edificio, y sobre todo las aulas para los niños, así que oren por ellos. Oren también por el campus en la Universidad de Washington. Comenzó en la residencia estudiantil Kane. Este año cuentan con más de 400 personas, y les está yendo súper bien. Necesitan más espacio para entrenamiento, y un lugar permanente donde congregarse; así que hemos acordado, en principio, los términos para comprar un edificio en el Distrito de la Universidad de Washington, que queda tan cerca, que pueden llegar al campus a pie. Es una iglesia que ha dejado de congregarse. Las instalaciones tienen capacidad para unas 400 personas, cuenta con 20.000 pies cuadrados en su totalidad, con unos cuantos apartamentos para los internos, mucho espacio para clases de entrenamiento. Y han reducido el precio en forma significativa, gracias a las negociaciones del pastor Jamie Munson, y también por la gracia de Dios. No jueguen Póker con Jamie, les aseguro que perderán. Ese es el don de Jamie. Es un gran negociante, y su iglesia fue muy generosa y amable al llegar a un acuerdo con nosotros. Así que el pastor Matt está formando el Campus U-Dub, y el contrato aún no se ha firmado, pero ya casi están por firmalo. Y si pueden imaginarlo: una iglesia, un campus de Mars Hill, ubicado tan cerca que pueden llegar a pie; la siembra de un baluarte permanente para Jesús, que alcanzará las generaciones venideras, ¡justo al lado de la Universidad de Washington! Así que nos regocijamos en eso, y tendremos trabajo que hacer ahí.

Adicionalmente, el Campus Bellevue ha agotado su espacio, por lo cual hemos acordado las condiciones de compra para el Teatro Danz, que quedaba en el centro de Bellevue. Está justo al lado del centro comercial, entre Rock Bottom, Starbucks, y Barnes & Noble, justo en el corazón del centro de Bellevue. Harán un evento abierto al público, y estaré allá con ellos un domingo. Así que vamos a lanzar la visión, y dejar que visualicen el lugar. Tendrá el doble de localidades, entre 800 y 900, que permitirá la expansión del campus, y será el núcleo de donde sembraremos otros campus e iglesias a lo largo de la franja oriental de nuestra gran región.

En resumidas cuentas, mucho está pasando, y hay dos más que quisiera contarles, y lo haré tan pronto podamos. Por lo tanto, queremos regocijarnos en la gracia de Dios, y por todo el fruto que nos ha deparado. Ha sido un año asombroso. De acuerdo, mejor dicho, no hay nada que se compare con nuestro gráfico, o sea, sus inversiones, su jubilación, no hay nada comparable; y sé que algunos de ustedes al mirarlo, dirán: “Pero usted nos está pidiendo dinero en medio de una economía difícil”. Lo sabemos muy bien. Ya disminuimos el presupuesto. Tuvimos una serie de despidos este año en Mars Hill. Esperamos no tener que hacer otra serie de despidos. Creo que solo siete de nuestros diez campus tienen pastores asalariados, así que para hacer más recortes el tipo tendría que despedirse a sí mismo. Sería un día muy duro, cuando uno tenga que despedirse a sí mismo. Así que estamos orando para que nuestra gente sea generosa, y para que hagan todo lo posible.

Para los que han sido fieles y generosos, con toda sinceridad se lo agradecemos. Para los que son cristianos, pero no han sido muy generosos o fieles, los invitamos a participar. Y se los digo con toda sinceridad, cuando lleguen al Cielo, nunca se arrepentirán de haber contribuido a la causa de Jesús. Se arrepentirán de otras formas de gastar el dinero que Dios les ha encomendado. De hecho, salió un reporte esta semana, una encuesta nacional mencionó que la ciudad de Seattle tiene la economía más fuerte en los Estados Unidos de América. Sé que es difícil, y que hay personas sin empleo, o que ganan menos de lo que deben, y que estamos viviendo un momento difícil, pero ahora ocupamos la mejor posición a nivel nacional para superar una situación económica en cuando empiece a recuperarse, y pedimos a Dios esperanzados de que sigamos en esa posición.

Solo quiero que vean todo lo que Dios está haciendo. Y quiero que vean todas las posibilidades; y quiero que se hagan parte de esto, porque creo con toda sinceridad que el próximo año podría ser el año más grande que hayamos tenido. Habrá más gente que conozca a Jesús, más vidas transformadas, más personas que se casan, más cristianos que se bautizan, más bebés que nacen, más personas que asisten a lo grupos comunitarios, a los grupos de redención; un aumento en miembros de la iglesia; todo eso, y eso es lo que queremos. Queremos profundizar, queremos ver madurar a muchos, y queremos ampliarnos. Queremos que muchas personas conozcan a Jesús.

Y si no sabe dónde empezar, la Tarjeta Conéctese es la forma más fácil de hacerlo. Puede hacer sus donativos en línea, en el portal marshillchurch.org. Puede enviar un cheque a la oficina. Puede dar cuando pasen la canasta de las ofrendas. Lo que mejor le parezca, eso nos parecerá muy bien. Es algo emocionante. Y les diré algo, esto es un poco confuso para mí; mejor dicho, Dios hace tanto, y son tan pocos los que responden. No entiendo eso.