Lucas 13:10–21 (RVR 1960)
10 Enseñaba Jesús en una sinagoga en el día de reposo;
11 y había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía enderezar.
12 Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad.
13 Y puso las manos sobre ella; y ella se enderezó luego, y glorificaba a Dios.
14 Pero el principal de la sinagoga, enojado de que Jesús hubiese sanado en el día de reposo, dijo a la gente: Seis días hay en que se debe trabajar; en éstos, pues, venid y sed sanados, y no en día de reposo.
15 Entonces el Señor le respondió y dijo: Hipócrita, cada uno de vosotros ¿no desata en el día de reposo su buey o su asno del pesebre y lo lleva a beber?
16 Y a esta hija de Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se le debía desatar de esta ligadura en el día de reposo?
17 Al decir él estas cosas, se avergonzaban todos sus adversarios; pero todo el pueblo se regocijaba por todas las cosas gloriosas hechas por él.
18 Y dijo: ¿A qué es semejante el reino de Dios, y con qué lo compararé?
19 Es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su huerto; y creció, y se hizo árbol grande, y las aves del cielo anidaron en sus ramas.
20 Y volvió a decir: ¿A qué compararé el reino de Dios?
21 Es semejante a la levadura, que una mujer tomó y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo hubo fermentado.
Muy bien, Mars Hill, estamos haciendo un recorrido de dos años por el Evangelio Lucas, viajando con Jesús. Hoy estamos en Lucas 13:10–21, donde Jesús sana a una mujer endemoniada. Estudiaremos juntos la Biblia; pero mientras buscan el pasaje en sus biblias o en sus aplicaciones, quisiera anunciarles rápidamente algo importante sobre las oportunidades de entrenamiento que se avecinan, de las cuales queríamos informarles.
Permítanme explicarles un poco cómo funciona esto. La iglesia Mars Hill consiste de nueve campuses. Por la gracia de Dios, cada campus está creciendo, tuvimos un buen año el año pasado, y ya empezamos bien este año. A parte de eso está la red de iniciación de iglesias Hechos 29 cuya sede es aquí en la Iglesia Mars Hill a la cual contribuimos el 10% de todos los ingresos para sembrar iglesias junto con otras iglesias en Estados Unidos y el mundo. Estamos sembrando en 13 países, iniciando iglesias, y ya casi, dentro de unos pocos años sembraremos la iglesia número 400 en Estados Unidos. A esas iglesias asisten más de 100.000 personas colectivamente, por lo cual nos regocijamos.
Aparte de eso, está The Resurgence, que también tienen su sede aquí en Mars Hill, y mediante el cual servimos de otras formas, más allá de lo que hacemos como iglesia y con las iglesias de la red Hechos 29, a cualquiera o a todos los líderes cristianos, a las iglesias y a los ministerios que quisieran valerse de nuestros recursos a nivel global. En el sitio theresurgence.com, tenemos un blog que es uno de los más frecuentados en Internet. También publicamos libros, muchos libros. Dos libros saldrán en las próximas semanas, escritos por el pastor Mike Wilkerson sobre nuestro currículo de redención, para las víctimas del abuso y los adictos (Redemption). El pastor y Dr. Justin Holcomb, también ha escrito un libro con su esposa Lindsay y ambos se complacen en lanzar su libro, Libre de mi vergüenza (Rid of My Disgrace), escrito para las víctimas del abuso sexual, un ministerio que forma gran parte de lo que hacemos. Además, tenemos el ministerio Re: Sound, para la música. También somos sede de conferencias alrededor del país. Una de ellas tendrá lugar muy pronto, en febrero por ejemplo, en Orlando. Además, tenemos el ministerio Re:Train, un instituto de estudios teológicos de posgrado reconocido por algunos seminarios.
Sumado a esto, estamos dando inicio al Programa de Liderazgo de Mars Hill, una serie de estudios a nivel de licenciatura para los cuales traeremos profesores de calidad mundial para enseñarles y entrenarlos. Mucho está pasando. El Programa de Liderazgo Mars Hill empezó en Albuquerque el pasado otoño y lo vamos a traer a Seattle al Campus del Distrito Universitario dentro de unas semanas.
Por lo tanto, permítanme hablarles de estas clases brevemente. El 22 de enero, el pastor Bill Clem, pastor del Campus Ballard, dará una conferencia sobre lo que significa ser un discípulo de Jesús. El libro que escribió sobre ese tema también saldrá más adelante este año. Lo acabó de escribir y ya lo ha mandado a la imprenta. Son una serie de clases que se llevarán a cabo los sábados. Solo duran un día y no cuestan mucho. Les instamos que las tomen, no importa que sean líderes de un grupo comunitario o de un grupo de redención, o que quieran crecer en su fe, o que sean nuevos creyentes, estas clases son para todos, incluyendo las mamás y los papás que quieren aprender a educar a sus hijos en casa. Están disponibles para todos. Las siguientes tres secciones: la apologética, el Antiguo Testamento, y el Nuevo Testamento, las dará el Pastor Justin Holcomb. Es uno de nuestros teólogos más destacados; tiene un doctorado y un par de másteres, da clases en el Seminario Teológico Reformado y es Presidente de The Resurgence. También ha publicado libros como docente en la Universidad de Virginia en el Departamento de Sociología donde fue galardonado varias veces como tal. Es un maestro fabuloso, y si todavía no lo han oído, les va a encantar. También es pastor aquí en Mars Hill. Yo daré una clase, y el pastor Mike Wilkerson enseñará sobre las porciones del evangelio contenidas en el libro sobre la redención. Todo eso tendrá lugar pronto. Si desean más información pueden acudir al sitio de Internet ahí mismo en marshillchurch.org/training. Repito, es barato, pero si no les alcanza, pregúntenle al pastor de su campus a ver si puede ayudarles.
Por último, estamos ofreciendo una serie de clases gratuitas que duran varias horas, y una serie de seminarios que por lo general son más largos y duran 6 horas o más que tendrán lugar dentro de poco. Les vamos a traer unos de los mejores teólogos del mundo para darles las conferencias sin cobro alguno. Quedan bienvenidos; sus amigos están bienvenidos, y las personas de otras iglesias están bienvenidas. Nos gusta ser generosos como iglesia. Nos gusta regalar cosas, y creemos que nuestra teología determina nuestra biografía. El concepto que uno tiene de Dios incide en y dirige su vida. De modo que esto es lo que tendrá lugar en breve. El 11 de enero, en el Campus del Distrito Universitario de Mars Hill, el Dr. Bryan Chapell hablará sobre “Estar unidos con Cristo”. Es el Presidente del Seminario Teológico Covenant en San Luis, Missouri, y es un autor bien conocido. El 8 de abril, el Dr. Sam Storms dará una conferencia sobre “La guerra espiritual” en el Campus Shoreline. Fue profesor en Wheaton College, tiene doctorado y es un gran académico, dirige su propia iglesia para la red sembradora de iglesias Hechos 29.
Además, tendremos seminarios más largos. A partir del 29 de enero en el Campus del Centro, el Dr. Gerry Breshears dará una conferencia sobre “Los modelos de la santificación: Cómo crecer a la semejanza de Cristo”. Ha sido coautor de muchos de mis libros. Fue mi mentor teológico, es un buen amigo, es profesor y Director de Teología en el Seminario Western de Portland. También fue Presidente de la Sociedad Teológica Evangélica de América, donde estuvo a cargo de un instituto bíblico y de varios profesores en Estados Unidos. El 26 de febrero, después del Día de San Valentín, el Dr. Ray y Jani Ortlund estarán aquí para dar una conferencia sobre “El matrimonio y la familia” en el campus Ballard. Son fantásticos. Ella ha publicado varios libros. Algunos de ellos son los favoritos de Grace, mi esposa. Son abuelos, son muy simpáticos, y siempre dan besos, por lo tanto tienen una habilidad especial para este tema. Los queremos mucho. Él también es uno de nuestros sembradores de iglesias en Nashville. Es uno de los estudiosos más destacados del mundo en Antiguo Testamento y hebreo. Fue profesor de Hebreo en el Antiguo Testamento. Si tienen la Biblia de estudio ESV, él redactó las notas para el Libro de Isaías. Por lo tanto es inteligente como un Yoda, y les va a gustar mucho. Por último, el 2 de abril, el Dr. Tom Schreiner dará una conferencia sobre “La seguridad de la salvación: Cómo saber que uno es cristiano”, y sobre “La perseverancia: Cómo seguir adelante como cristiano”, en el Campus del U-District, también ese sábado. Es uno de los profesores más destacados del mundo entre los teólogos del Nuevo Testamento y del Apóstol Pablo. Lo vamos a traer del Seminario Southern de Louisville, Kentucky. Esa es toda la lista de amigos e invitados subvencionados por The Resurgence, y si quieren aprender algo, vengan y participen. Todo es gratuito. Estamos bendecidos de tener tantos amigos. Amén. Ese es el anuncio.
Dicho lo cual, estudiaremos un poco ahora. Trataremos el tema en Lucas 13:10–21. Oraré y abordaremos el tema.
Dios Padre, gracias ante todo por todos nuestros amigos. Es asombroso. Son de los principales maestros de la Biblia en todo el mundo y quieren venir a ayudarnos a escudriñar las Escrituras para que aprendamos de Jesús. Es un don asombroso. Por eso queremos darte gracias por nuestros amigos y su bondad y generosidad para con nosotros. Dios nuestro, además, al abrir tu Palabra hoy invitamos al Espíritu Santo a que nos enseñe la gran diferencia que existe entre la religión y el regocijo que tenemos al aprender de Jesús, en su nombre lo pedimos. Amén.
¿Cuántos de Uds. han hecho un viaje fantástico por carretera? Un viaje épico, divertido, y legendario. ¿Ha tenido un viaje así por carretera? Los viajes por carretera son divertidos. Son geniales porque llevamos algunos amigos, unas provisiones, y nos vamos. No sabemos con quién podamos toparnos por el camino ni lo que pueda suceder, pero sabemos que será interesante, emocionante. Sin embargo, tarde o temprano nos sentiremos molestos. Alguien hará o dirá algo indebido, pero al final hacemos buenos recuerdos y tenemos historias fantásticas que contar.
Nos encontramos en el Evangelio de Lucas, en medio de un viaje por “carretera” que está realizando Jesús. Ahí estamos. Hasta el capítulo 9, Jesús ministraba en la región de Galilea, en los contornos del Mar de Galilea, entre pescadores y agricultores. Llega finalmente al capítulo 20, viajando a pie por el camino a Jerusalén, la gran ciudad, donde morirá y resucitará como nuestro Salvador. Por el camino, Jesús viaja con sus discípulos y recogen un interesante elenco de personajes, con los cuales suceden muchas cosas interesantes. Salen personas endemoniadas, los enfermos son sanados, Jesús les narra historias y entra en una disputa. De vez en cuando un personaje religioso es “abofeteado” fuertemente por su Señor y Salvador. Por lo tanto es un relato muy interesante. Es un recuento histórico y veraz de parte de Lucas.
Así que hoy conoceremos principalmente a dos personas: Una mujer que sufre y un hombre religioso que sufrirá. Empezaremos con la mujer que sufre. Esta es su historia en este relato donde Jesús sana una mujer endemoniada. Lucas 13:10–13: Dice así: “Enseñaba Jesús en una sinagoga en el día de reposo, y había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y de ninguna manera se podía enderezar. Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad. Y puso las manos sobre ella; y ella se enderezó luego, y glorificaba a Dios”.
Esta es la historia: Jesús va viajando y probablemente pasa por un pueblito. Allí encuentra una sinagoga, que equivalía a una iglesia del Antiguo Testamento. La iglesia cristiana está basada en algunos aspectos de la sinagoga. La gente se reunía en un edificio los sábados a oír leer la Biblia, a orar, a escuchar las enseñanzas, y a cantar himnos. El pueblo de Dios lo ha estado haciendo durante miles y miles de años. Jesús pasa por el pueblo, y el pastor, o lo que equivalía a un pastor en aquella iglesia local o sinagoga, invita a Jesús a predicar ese día.
Jesús se para a predicar y a enseñar. Lo más probable es que la congregación en ese lugar no haya sido muy grande, quizás varias docenas de personas. Puede que ese día muchos más hayan asistido, pero no es una congregación muy grande. Mientras Jesús enseña, ve una mujer discapacitada. Está lisiada. Lleva 18 años en esa condición. 18 años largos, dolorosos y difíciles. Su enfermedad física fue causada por un ataque espiritual.
Somos espíritu y cuerpo, y a veces nuestro sufrimiento es exclusivamente físico. Nos lesionamos, padecemos accidentes, nos da cáncer o una afección genética. Algo sucede y nos enfermamos, padecemos dolor, quedamos incapacitados. Sin embargo, a veces, la causa es espiritual y nos ocasiona complicaciones físicas. Lucas, quien nos escribe esto, es médico de vocación, por lo tanto cree en la medicina, cree en la sanidad, cree en la nutrición. Para Lucas el campo de la medicina no es un problema, y para nosotros tampoco. Si Dios lo llama a ser médico, enfermero, naturópata, dietista, o algo así, o fisioterapeuta, le diremos, “Alabado sea Dios. Vaya y ayude a las personas. Ame a los que sufren y padecen dolor. Alabado sea Dios”. Sin embargo, además de cuidar el cuerpo de la gente, también queremos cuidar sus almas, para servir a la persona completa.
Lo que vemos aquí es que ninguna atención médica podía aliviarla de su condición porque la causa era espiritual. La está atacando un espíritu inmundo, un demonio, y ha sufrido 18 años. Imagínense como es esta mujer. La Biblia dice que está encorvada, jorobada. Sin duda esto indica que tiene problemas severos en la espalda y debe sentir mucho dolor y malestar. Esta mujer que no ha brincado, bailado, ni se ha erguido, ni ha podido mirar a la gente a los ojos por 18 años, padece dolor crónico. Algunos de Uds. saben cómo es eso. Padecen un dolor crónico en la espalda, igual que ella. Mi padre se rompió la espalda instalando sheetrock por más de 20 años para alimentar a cinco hijos, de quienes yo era el mayor. Alimentando a su familia, mi papá padeció dolor de espalda crónico. Llegaba a la casa, y se acostaba en el piso para estirar la espalda porque le causaba tanta agonía. Incluso perdió varias pulgadas de estatura cargando el sheetrock en su espalda durante años. Tuvieron que operarlo de la espalda y rehabilitarlo. Dolor crónico. Algunos de Uds. saben cómo es eso. Así se sintió ella esos 18 años, 18 años.
Jesús la mira, y lo curioso es esto. Ella no le habla a Jesús; Jesús le habla a ella. Ella no se acerca a Jesús, Jesús se acerca a ella. Hasta ahora lo que hemos visto en el Evangelio de Lucas es que cuando la gente sufre y padece, si Jesús está por ahí cerca por lo general se abren paso entre la multitud para tocarlo. Para que libere su poder sanador. Pero ella no lo hace. No dice ni hace nada. No sé por qué. Quizás pensó que Jesús estaba ocupado y que era demasiado importante y no quería perturbarlo, o puede que se había dado por vencida por completo. No lo sé.
Pero Jesús la mira. ¿Se imaginan cómo la miró? Se enfoca directamente en ella. Me imagino que le habrá sonreído y empieza a caminar hacia ella. Sale de donde está predicando y se le acerca. La mira a los ojos. Supongo que al principio se habrá sentido algo incómoda. ¿Qué dirá, o qué hará? ¿La tratará como uno de los amigos de Job, reprendiéndola por su falta de fe, diciéndole que es culpa suya? Parece ser una mujer piadosa, ¿no es cierto? Ha sufrido 18 años, parece que todavía cree en Dios y asiste a la iglesia. Parece ser una buena mujer que ha tenido una vida muy dura. Algunos de Uds. son así.
Jesús se le acerca, ¿y qué hace? Le impone las manos. La toca. En esa cultura no era típico que un hombre tocara a una mujer así. Pero aquí no hay pecado, solo afecto. No tenía por qué tocarla. ¿Por qué la tocó? Para que supiera que la amaba y que se identificaba con su dolor y sufrimiento físico. Dice que Jesús viene y la abraza, la mira a los ojos y le dice: Has sido sanada. Da la orden, y el espíritu inmundo se aparta de ella.
De paso hay que decir, que por eso oramos por los enfermos. Si está enfermo, pase adelante después del culto y le impondremos las manos como Jesús lo hizo, y como Jacobo, el hermano de Jesús manda que hagan los líderes. Nos encanta orar por los enfermos. No creemos que Dios tenga que sanar, pero creemos que puede sanar. Por lo tanto se lo pedimos por fe.
Jesús la abraza, básicamente la envuelve en sus brazos y la sana. Su vida entera es transformada. Es algo maravilloso. Así es nuestro Jesús. Es fantástico. ¿Y qué hace ella? Inmediatamente se endereza y glorifica a Dios. Esta mujer no se demora mucho en adorar a Dios. “Sí, traigan otra vez el grupo musical. Hace rato que no puedo cantar de todo corazón. Hace 18 años que no bailo, así que necesitaré una banda sonora. Es hora de festejar”. Está de buen humor, lista para adorar y alabar a Dios, entusiasmada y feliz.
Sería fabuloso si la historia terminara ahí. Lo que sucede a continuación es problemático. Lucas 13:14–17, “Pero el principal de la sinagoga”, o sea el pastor que predicaba, mi homólogo en este caso, “enojado de que Jesús hubiese sanado en el día de reposo, dijo a la congregación: seis días hay en que se debe trabajar; en estos, pues, venid y sed sanados, y no en día de reposo”. Está discutiendo con Jesús. Para que lo sepan, les recomiendo que nunca lo hagan. Equivale a decirle que está equivocado. “Entonces el Señor le respondió y dijo: Hipócrita, cada uno de vosotros ¿no desata en el día de reposo su buey o su asno del pesebre y lo lleva a beber? Y a esta hija de Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se le debía desatar de esta ligadura en el día de reposo? Al decir él estas cosas, se avergonzaban todos sus adversarios; pero todo el pueblo se regocijaba por todas las cosas gloriosas hechas por él”.
Llega Jesús y hace algo maravilloso. La mujer está contenta y dichosa, y la gente religiosa se pone a criticarlo. ¿Por qué? Categóricamente, se trata de un debate sobre la ley. La Biblia tiene leyes. Los primeros cinco libros del Antiguo Testamento contienen 613 leyes, reglas y mandamientos. Los mandamientos de Dios son buenos. La ley de Dios es buena y se cumple plenamente en Cristo. El Nuevo Testamento tiene más mandamientos. No mentir, no asesinar, no robar, no cometer adulterio.
Pero permítanme decirles algo: Por sí sola, la ley nos puede perturbar si no sabemos cómo es Dios. Jesús nos dice que Dios es un Padre amoroso. Por lo tanto, si nuestro Padre amoroso nos pide que hagamos algo o que dejemos de hacer algo, se sobreentiende que lo hace para protegernos. No está tratando de robarnos el gozo, la libertad y la expresión. Trata de salvarnos del daño, del sufrimiento y la muerte.
Les daré una analogía que uso con los niños Driscoll. Hace unos años, no teníamos los Fab Five ni mucho menos. Teníamos pocos chicos en esa época. Nos mudamos a una casa. La primera casa la rentamos con opción de compra en una calle muy transitada. A mis hijos les encanta jugar afuera; así son los niños. ¿Qué haríamos como padres en una casa sin cerca, sobre una calle tan transitada? ¿Qué fue lo primero que se nos ocurrió hacer? Construir una cerca. Decirles a los niños, “Usen todo el patio que quieran. Escarben, corran, denle a un Wiffle-ball, busquen un gusano o lo que sea, pero por favor no salten la cerca porque es peligroso y no quiero que se lastimen”. Yo sabía que la cerca parecía una barrera o una restricción. Sin embargo, daba vida, conservaba la vida.
Las leyes de Dios son como las estacas de una cerca de madera. Son para que los hijos de Dios no salgan a correr a la calle y los atropelle Satanás y el pecado. Dios nos diría lo siguiente: “Usen todo el patio. Los llenaré con mi Espíritu Santo. Él los dirigirá, los guiará por medio de sus conciencias. Chicos, disfruten toda su libertad. Exploren todo el patio, pero por favor no se salten la cerca. No quiero que se lastimen”. Así es un buen padre.
Lo que pasa es que después llega la gente religiosa y dice, “Dios no quiere que nos saltemos la cerca. Así que para evitar que alguien se salte la cerca, construyamos otra cerca dentro de la cerca, quizás un poco más alta que la otra, para asegurarnos de que nadie pueda saltarla”. Al poco tiempo otro religioso viene y dice, “La segunda cerca me parece muy buena, pero nos conviene construir otra un poco más adentro y un poco más alta”. Al poco tiempo se nos acaba el patio y lo que queda es una cárcel. Ahora los niños no pueden salir a jugar. Por eso, los niños más rebeldes generalmente provienen de los hogares más religiosos. Al rato se saltan todas las cercas.
Lo que sucede siempre es esto: La gente religiosa toma las leyes de Dios y le añaden otras reglas y leyes hasta que algo tan beneficioso como el día de reposo se convierte en una carga y no en una bendición. El día de reposo es un don que Dios nos dio. El día de reposo en el Antiguo Testamento era el día sábado, no el domingo. Los cristianos lo cambiaron al domingo, por ser el día que resucitó Jesús; todas las cosas fueron hechas nuevas, con la resurrección de Jesús surgió una nueva era en la historia humana. Sin embargo, el día de reposo bajo el Antiguo Pacto se hacía conforme a Génesis 1 y 2, donde Dios trabajó seis días y al séptimo día descansó.
El día de reposo es un don que Dios nos da. “Tómense un día libre, congréguense con el pueblo de Dios, tómense un descanso”. Es un acto de fe si al tomarnos un día de descanso reconocemos que Dios todavía está en control. Pero empezaron a hacer reglas, y reglas sobre las reglas, y reglas sobre las reglas sobre las reglas. Y cuando menos se lo imaginaban, el día de reposo ya no era un patio de recreo, sino una cárcel de la cual no podían escaparse. Discutían con Jesús sobre la ley en general, y sobre el día de reposo en particular. Ese es el asunto.
Lo interesante es que esa clase de debates siguen hasta hoy. Los adventistas del séptimo día siguen peleando, muchos de ellos, por guardar el sábado como día de reposo. Los judíos aún observan el sábado como día de reposo, y entre más ortodoxos, más intransigentes son. En un momento les leeré algo de una fuente de noticias judía. Uds. saben que no soy antisemita, ¿cierto? Mis 66 libros favoritos fueron escritos por judíos. Llegaron a llamarse judíos por primera vez con un hombre llamado Abraham, el primer judío. Sus vidas giraban en torno a muchos judíos hasta que un hombre, que por casualidad era judío, llega, y dice que se llama Dios. Por lo tanto, yo adoro a un hombre judío. No soy antisemita, pero sí estoy contra la religión, y contra sumarles reglas a las reglas de Dios.
Les daré un ejemplo: Casi 2.000 años más tarde, la gente religiosa todavía discute sobre el Día de reposo. El 15 de diciembre de 2010, la historia comienza hace unas semanas en Jerusalén. Con eso ya saben que será de mucha importancia. “Un destacado rabino israelí ha declarado que se prohibirá acceso al Muro Occidental a los fieles en el día más santo de la semana por causa de las cámaras de seguridad, las cuales según él, profanan el día de reposo. El problema en el lugar más santo de los judíos es la tecnología, dice Yosef Shalom Elyashiv, una autoridad muy reverenciada entre los rabinos ultra ortodoxos judíos, una secta de judíos devotos que se adhiere estrictamente al mandamiento bíblico de no trabajar el día de reposo. Elyashiv comentó que aquellos que entran en el foco de la cámara de vigilancia de circuito cerrado, activan una luz dentro de los dispositivos, transgrediendo así una prohibición judía de no operar aparatos eléctricos el día de reposo”. Después dijo, “Los judíos no deben visitar el lugar el día de reposo hasta que la tecnología sea supervisada adecuadamente por los rabinos”.
Lo que está diciendo es esto. “No pueden ir al sitio que consideramos ser el más santo”, o sea para los judíos. De hecho, nosotros no lo hacemos. Creemos que cuando el Espíritu Santo abandonó el templo y este fue destruido, que el Espíritu de Dios está activo en todas partes, y nuestro cuerpo es el templo, aunque los judíos consideran que este es su lugar más santo. Cuando uno va allá, y he estado en ese lugar, hay cámaras con detectores de movimiento. Si uno pasa frente a las cámaras, podría prenderlas haciendo que se encienda una luz que conduce electricidad, lo cual es una profanación, según ellos, porque rompe el día de reposo. Por lo tanto no lo hagan.
Cuando estuve en Israel fui testigo de estas cosas. Se los conté en nuestro estudio de Lucas anteriormente No permiten que fluya la electricidad en el día de reposo, el sábado, por lo cual ni siquiera los dejan oprimir los botones de un ascensor. Oh, pero no tienen inconveniente en pedirle a un gentil que lo haga. Ese día yo estaba vestido como un americano tarado con mi camiseta de los Ramones, y mi gorra de béisbol; me monté en el ascensor, cuando de repente se llena de personas. No podía moverme, y de pronto me dicen, “¿Podría oprimir el séptimo? ¿Puede oprimir el noveno?”. ¿Por qué? “Porque no podemos hacerlo, o iremos al infierno”. “¿Y quieren que yo lo haga? Se los agradezco mucho, en serio. Muchísimas gracias. Oigan, Jesús está vivo, por lo tanto oprimiré todos los botones que quieran. Mi justicia está en Cristo y sé a dónde va mi ascensor: al reino de Dios”.
Ahora, permítanme decirles esto. La gente religiosa por lo general tiene una actitud muy crítica; así es su manera de ser y su conducta. En vez de regocijarse, critican. Siempre buscan lo malo. Por lo tanto, Jesús sana en el día de reposo y el líder, mi homólogo en la historia, se levanta y reprende a Jesús en público delante de todo el mundo. Y le dice, “Uds. saben que no debemos hacer cosas como estas en el día de reposo. No vayan a pensar que ahora vamos a empezar a sanar a la gente en el día de reposo. El viernes y el domingo tal vez, pero el sábado no, definitivamente”.
Ahora, permítanme decirles algo. Si este hombre hubiera sido más humilde no se hubiera metido en problemas. Pero dijo, “Mmm, está bien, Jesús enseña algo con lo cual no estoy de acuerdo. Pero quizás yo esté equivocado. En vez de buscar un pleito en público, sería mejor preguntarle en privado. ‘Jesús, no estoy de acuerdo contigo. Pero antes de corregirte en público, antes de buscar un pleito, mejor dicho…’”, en esa época no tenían Twitter, ni Facebook, ni los blogs. “Qué tal si te digo lo que me preocupa y tú me respondes, y después veamos lo que dice la Biblia. ¿De acuerdo? Y si estoy equivocado, quiero estar dispuesto a aprender algo. Pero si tengo razón, quiero que estés dispuesto a aprender algo”. ¿Creen que se hubiera metido en problemas con una actitud así de humilde? Para nada. Jesús lo hubiera elogiado y le hubiera dicho: “Genial, eres un hombre humilde. Quieres aprender la Biblia. Eres consciente de que podrías estar equivocado”.
Porque lo que hace la gente religiosa por lo general es creer que algunos tienen razón y otros no. “Siempre tengo razón. Si no están de acuerdo conmigo, es porque están equivocados”. Pero todo el mundo se equivoca en algo. Por lo tanto todos debemos ser humildes y estar dispuestos a aprender. Confirmémoslo en las Escrituras en caso de que algo se nos haya escapado, antes de anunciarlo al mundo y declararle la guerra a todos, antes de criticar a los demás y pelear innecesariamente. Pero este hombre no hace eso. Se para delante de toda la iglesia y dice, “Jesús está equivocado”. Mejor dicho, es un fracaso total, ¿no es cierto? Un fracaso total.
Permítanme preguntarles. ¿Cómo trató Jesús a esta mujer: áspera o tiernamente? ¿Cómo trató a la mujer: áspera o tiernamente? Tiernamente. No hay un cuadro más cariñoso que el de Jesús frente a todos, caminando hacia ella, mirándola, abrazándola, amándola, hablándole y sanándola. No hay nada más cariñoso.
Sin embargo, al líder religioso ¿cómo lo trata? Áspera o tiernamente. Lo trata ásperamente. Reprende a Jesús en público porque provocó una pelea en público. Tenemos que saber que Jesús es cariñoso y severo. Como cristianos, si ya lo son o si están por convertirse, tienen que ser cariñosos y severos. A veces hay que ser cariñosos con los que padecen dolor, y humildes con los que sufren y los necesitados. Y a veces tenemos que ser severos con la gente religiosa, engreída, orgullosa, que juzgan a otros innecesariamente y se la pasan intimidando a la gente. Si solo fuéramos cariñosos o severos, tendríamos razón solo el 50% del tiempo. No podemos ser cariñosos con todos los agresores, y no podemos ser severos con todas las víctimas. Necesitamos discernimiento.
Jesús es cariñoso y severo a la vez. ¿Y qué le dice? Usa palabras severas. ¿Qué le dice al pastor? “Eres un hipócrita”. Tremenda palabra. “Tratas mejor a tus animales que a las mujeres. Tratas a tus animales mejor que a tu propia gente”. Le dice, “En el día de reposo, si tuvieras un animal que valoras mucho, porque aparte de ser muy valioso te es muy útil, y ese animal tiene sed. ¿Acaso no lo llevarías a tomar agua?” La pregunta retórica fue contestada, “Sí”. Y le dice, “Entonces trata a tu congregación bondadosamente así como tratas a tus animales”, lo cual es un buen consejo para esta ciudad en que vivimos porque dejamos al perro en el gimnasio o en la guardería para perros, mientras vamos a practicarnos un aborto. Les hacemos cosas a nuestros hijos que nunca les haríamos a nuestras mascotas.
Por lo tanto Jesús les dice básicamente, “Sí, traten bien a los animales. Traten bien a los animales. Pero a las personas, portadoras de la imagen y semejanza de Dios, trátenlas mejor aún”. Le dice, “¿Cómo te atreves a tratar mejor a tus animales que a esta mujer? Ella esperó 18 años. ¿Por qué impides que hoy sea colmada de abundante gracia?”. Jesús trata a la mujer con cariño. Trata severamente al pastor.
Bien, una pregunta importante que debemos hacernos al estudiar esta sección es: ¿Quién soy yo en esta historia? ¿Quién es Ud. en la historia? Primero, ¿es Ud. la mujer que padece dolor? Su vida es difícil. Sabe que no es perfecta, pero ama a Dios. Asiste a la iglesia. Cree en Jesús. Para Ud. la vida ha sido de sufrimiento y dolor. Siente dolor físico, emocional, espiritual, psicológico, y económico. Algunos de Uds. habrán tenido 18 años llenos de días difíciles. Están sufriendo, padecen dolor. Puede que al venir aquí digan, “Ya ni le hablo a Jesús de mis problemas; ni siquiera lo busco porque me di por vencida hace tiempo”. Recuerden, recuerden que Jesús se les acerca a quienes padecen dolor y sufrimiento. Recuerden que Jesús es quien nos ha enviado el Espíritu Santo hoy mismo, literalmente para imponernos las manos. Bien, sé que Dios quiere que les diga que Él está aquí para conocerlos y que les manda el Espíritu Santo literalmente para abrazarlos e imponerles las manos, tocarlos, y reconfortarlos. Para algunos de Uds., sí, lo ha enviado para sanarlos. Recuerden esta mujer y la compasión y el afecto que Dios tuvo por ella. Jesús tiene esa misma compasión y afecto por Ud. Y aunque no lo haya buscado, tal vez, en este aspecto del sufrimiento, Él sí lo busca a Ud. Él sabe, Él pone atención, a Él le importa. Él quiere encontrarse con Ud. Él le ama.
Segundo, ¿es Ud. un crítico religioso como yo? ¿Quién pierde el argumento en la historia? El pastor. La gente dice, “Oh la Biblia es pura mentira”. Pues fue escrita por pastores y no creo que los pastores la hubieran escrito así si no fuera cierta. Los pastores no serían siempre los que pierden la discusión si estuvieran mintiendo, ¿no es cierto? Si fuéramos a escribir la Biblia, diríamos: “Invité a Jesús a predicar a mi iglesia, y no incluiríamos la parte negativa”. Hubiera escrito la historia sin mencionar mis pecados, mis culpas, mis defectos, y mis fracasos.
En la historia encuentro que soy como el líder religioso. Tiendo a ser aquella persona así como estos, que soy ferviente, devoto, estudioso, entregado, serio, y a veces innecesariamente crítico. Se me hace difícil regocijarme por la gracia que Dios les da a otros porque pienso que quizás no se la merecen. “Dios, ¿en serio? ¿A esa iglesia? No tienen la traducción correcta de la Biblia. “¿A esa gente? No tienen la misma teología que nosotros. ¿Por qué están tan felices? Cantan himnos, pero sus músicos no son buenos y su perspectiva teológica en los himnos deja mucho que desear. Su pastor no predicó un buen sermón. Pero están entusiasmados. ¿Por qué?”. Soy aquel tipo que tiene un ojo crítico para todo. Me quedo atrás mirando la tabla de contenido. “Oh, a ver qué libros tienen aquí. Mmm, en la tabla de libros veo que todos los autores son novatos, ninguno se ha muerto todavía… Eso me preocupa”. Soy el tipo con el ojo crítico.
Quiero que tengamos discernimiento como personas. Quiero que hagamos las cosas bíblicamente. Quiero que seamos personas apasionadas. Una de las “enfermedades” que contrajeron de mí quizás sea el no poder regocijarse fácilmente por la gracia que Dios vierte inesperadamente en la vida de personas que nos dejan perplejos, cuando bendice a las iglesias y ministerios que no hacen las cosas como nosotros. Lo sé, es un pecado por el cual Dios siempre me compunge. No significa que tengamos convicciones, sino que primero debemos regocijarnos por lo que Dios está haciendo.
Eso significa que si hay otra iglesia, otro ministerio, otra confesión, otro equipo teológico, otra organización, u otras personas que no están de acuerdo con nosotros en ciertos aspectos, pero son parte de la familia de Dios, y creen en la Biblia, que ellos también aman a Jesús. Si algo bueno les pasa, si son bendecidos, debemos regocijarnos y celebrar. Si no estamos de acuerdo, en vez de denunciarlos públicamente y empezar con una declaración de guerra, como lo hizo este hombre, y como yo lo he hecho anteriormente, debemos hablar con ellos en privado y decirles, “¿Se me habrá pasado algo por alto? A ver si entendemos bien las cosas”. Y si de veras están equivocados o han pecado de alguna manera, debemos proteger al pueblo de Dios siendo honestos, pero tampoco hay que empezar con una actitud crítica, hipócrita, altanera y soberbia. Debemos buscar y celebrar la evidencia de la gracia de Dios donde quiera que la hallemos, amar a la gente, darles el beneficio de la duda, y si no estamos de acuerdo con ellos, hablarles y buscar la manera de resolver el asunto. Como último recurso, necesariamente tendremos desacuerdos y conflictos, pero como último recurso.
Yo soy como el tipo en la historia que guía a su gente, y Jesús lo reprende. Por lo tanto, hoy Jesús tiene una reprensión para mí porque me ama. Y les ama a Uds., así como ama al pastor y a la mujer adolorida. Él la sana, pero a él lo reprende. Y lo hace en público para que la congregación dé testimonio y lo sepa, “Oigan, no crean todo lo que este tipo les ha dicho porque está equivocado en algunas cosas”. Una de ellas es su actitud. Presumía que nunca se equivocaba y que era su responsabilidad levantar su voz en desacuerdo; y ese espíritu religioso, esa actitud crítica y prepotente hizo que reprendiera a Jesucristo. Entonces Jesús lo corrige amorosamente. Segundo, si Ud. es un crítico religioso, arrepiéntase. Algunos de Uds. ahora mismo, al escuchar esto estarán pensando: “Yo lo critico a Ud., pastor, por su forma de criticarme a mí”. Lo sé. Gracias por la ilustración. Ahora arrepiéntase.
Tercero, ¿es Ud. un espectador? ¿Se encuentra en la multitud? La gente que veía esto decía, “¡Caray, esperen un momento, nuestro pastor está ‘peleando’ con Jesús!”. ¿Cierto? ¿Quién tiene razón aquí? Deben tomar una decisión. “¿Apoyamos al pastor y discutimos contra Jesús, o apoyamos a Jesús y le decimos al pastor que lo amamos pero parece que tendrá que corregir algunas cosas, sobre todo tu actitud?”. ¿Pero qué hacen? ¡Se alegran mucho! La mujer se regocija, y después se armó la brava” entre Jesús y el pastor, y la gente se regocijó por dos razones: ¡La mujer fue sanada, y el pastor fue reprendido! Se entusiasmaron tanto por esos dos eventos simultáneos y fantásticos decretados por Dios. ¡Sí! El pastor no siempre tiene la razón, y la mujer fue sanada, ¡viva! Entonces hacen una celebración, llega el conjunto musical, todos están apasionados, entusiasmados, regocijándose, celebrando. ¡Están felices!
La pregunta entonces es, ¿cómo se vuelve religiosa la gente? Si la religión es algo tan malo; es decir, las obras humanas de tradición y orgullo, arrogancia, altanería y condenación inútil, ¿cómo evitamos esa clase de religiosidad? Para contestar esta pregunta, Jesús nos va a contar dos parábolas. Son parábolas primas, no gemelas. Se parecen en algunos aspectos, pero no son idénticas. La semana pasada les dije que cuando Jesús cuenta una parábola, su intención casi siempre es contestar una pregunta. La pregunta que va a contestar es esta: ¿Cómo es el reino de Dios?
Así que leamos la parábola de Jesús. “Y dijo: ¿A qué es semejante el reino de Dios…?”. Ahí está la pregunta. Como he dicho, una parábola es una pequeña historia que enseña una gran verdad. “… ¿Y con qué lo compararé? Es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su huerto; y creció, y se hizo árbol grande, y las aves del cielo anidaron en sus ramas. Y volvió a decir: ¿A qué compararé el reino de Dios? Es semejante a la levadura, que una mujer tomó y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo hubo fermentado”.
Algunos de Uds. dirán: “¿De qué está hablando Jesús? ¿Que habrá pasado? Sanó a la mujer, reprendió al hombre, ¿y empezó a leer unas galletas de la suerte…? Mejor dicho, no entiendo. ¿De qué está hablando? ¿Por qué cambió el tema Jesús?”. El punto es este: Uno se vuelve religioso si no se acuerda del reino del Dios. Una de las principales causas de la religiosidad es no entender ni acordarse del reino de Dios.
Así que permítanme explicarles esto. A menudo tenemos dificultades con el reino de Dios porque somos una democracia. En una democracia, en teoría, las cosas no funcionan como en un reino. No sé si lo sabían, pero en teoría en una democracia todos tienen la oportunidad de votar. Todos votan, y gana la mayoría. Nuestro gobierno está estructurado de cierta manera, y con razón, porque somos seres caídos y vivimos en un mundo caído. No nos gusta la idea de tener un rey. No sé si habrán estudiado mucho la historia, pero uno de los factores que nos hizo venir a América fue porque nos hartamos del rey, ¿no es cierto? No nos gustaba tener un rey, ni una reina, ni nadie que se pusiera una corona. Es algo que nos choca, porque todos somos pecadores y si alguien tiene poder absoluto y es pecador, la injusticia, la tiranía, la opresión y el abuso podrían sobrevenirnos. Si un rey autoritario tiene todo el poder, y es pecador, todos estamos en peligro. Por eso tenemos un mecanismo de equilibrios y poderes en nuestro gobierno para lidiar con el pecado y los pecadores.
Sin embargo, el mejor sistema de gobierno que hay es una dictadura benévola, con un rey humilde, generoso, que se sacrifica; un rey amoroso y completamente bueno. Jesús es ese Rey. Esto lo vemos aun antes de que María lo viera nacer, al entrar en la historia de la humanidad, aunque ha existido eternamente. En Isaías 6, escrito unos 700 años antes de que Jesús naciera de María, dice en Isaías 6, “Vi que los cielos se abrían, y vi al Señor sentado sobre un trono alto y sublime”. Ahí habla de un Rey. “Y los ángeles lo rodeaban, y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Señor todopoderoso. Y sus faldas llenaban el templo”. Él es un Rey. En Juan 12:40–41 dice que Isaías vio a Jesús en toda su gloria y habló de él. Nuestro gran Rey se bajó del trono, se humilló revistiéndose de carne humana, y entró a la historia de la humanidad; no vino sentado sobre un trono, sino en un pesebre; no en toda su gloria, sino en humildad. No vino rico, sino pobre. No a ser adorado, sino a ser asesinado. Y cuando vino, la gente se escandalizó porque no tenía el aspecto de un rey. No tenían ningún concepto de un rey humilde, amoroso, que viene a servir. Así fue como vino Jesús.
El reino de Dios está donde quiera que reine el Rey. El reino de Dios tiene que ver solo con el Rey. Los primeros cristianos lo hubieran dicho de esta manera: Cristo es el Señor. En Roma uno diría, “Cesar es el Señor”. Pero ellos dirían que no, “hay algo más grande que Roma y más grande que Cesar. Se llama Jesús, y su reino es un reino sempiterno que domina sobre todas las naciones”. Jesús vivió sin pecado. Murió por nuestro pecado. Resucitó como nuestro Salvador. Ascendió al cielo. Nos está preparando un reino que nunca se acabará. En este momento, según el Libro de Apocalipsis, Jesús está sentado ¿en dónde? En un trono como Rey de Reyes y Señor de Señores. Él regresará un día, no humildemente como antes, sino en toda su gloria; no a sufrir, sino a ponerle fin al sufrimiento. Nosotros lo creemos. Habrá una resurrección de los muertos y habrá vida eterna tanto para quienes le pertenecen como para quienes no le pertenecen. Algunos vivirán en el cielo, en su glorioso reino, y otros en el infierno, el juicio final. Él es un Rey; es un Rey.
Y su pregunta es: “¿Cómo es el reino de Dios?”. La idea principal de las dos parábolas es esta: Empieza como algo pequeño y termina como algo grande. Esa es la idea principal. Así es la vida de Jesús. Su vida en la tierra empezó pequeña, humilde, y sencilla. Nació en un pueblito, su madre era una virgen adolescente, Él era un campesino. Ahora lo adoran varios miles de millones de personas en todo el mundo como Señor, Dios, y Salvador. Así fue como empezó el cristianismo. En Hechos, había 120 personas en un aposento. Empieza como algo pequeño, después crece y se vuelve grande. Así funciona nuestra vida espiritual. Nos apartamos del pecado, confiamos en Jesús. Empieza como algo pequeño, y nuestra fe y nuestro fruto crecen y se vuelven grandes. Ellos no alcanzaron a ver estas cosas en Jesús. Lo miraron y dijeron, “Si fueras Dios, si fueras el Cristo, si fueras Rey, esperaríamos más de ti”. La respuesta a esa pregunta es, “Un momento, todavía no he llegado a Jerusalén. Todavía no me han crucificado, aún no he resucitado de los muertos. No he derramado el Espíritu. Mi obra no se han consumado”.
Este mes hace 15 años, la iglesia Mars Hill tuvo su primera reunión como grupo central. Al comienzo, Mars Hill cabía en dos sofás que había en mi casa y en unas cuantas sillas. Eso era Mars Hill. Algunas semanas podríamos haber celebrado el culto en un Suburban, ¿cierto? Y todos se hubieran abrochado. No éramos gran cosa. Si nos hubieran visto, hubieran dicho, “Como grupo son muy pequeños. Son una partida de roqueros, fumadores empedernidos, desempleados y entregados a la anarquía. Puede que tengan éxito como conjunto musical, pero no como iglesia”. Con el tiempo creció de diez personas a 10.000 personas por la gracia de Dios. Así funciona el reino de Dios. A Dios le gusta empezar con cosas pequeñas y terminar con algo grande.
Por eso tenemos los grupos comunitarios. Se preguntarán, “¿De qué nos sirve enviar unas cuantas personas a un condominio, a una residencia estudiantil, o a un apartamento?”. Pues esas personas le pertenecen al Rey, y representan el reino, por lo tanto hay que darles tiempo. Después vean si esa semilla no se convierte en un árbol, o en un grupo de personas que ya no caben en el lugar donde se reunían y tienen que empezar otros grupos, y esos grupos salen empiezan otros grupos. De repente tenemos centenares de personas. Eso es lo que llamamos el grupo central; es decir, lanzamos un nuevo campus o una nueva iglesia. Jesús habla de ramas y nidos. Y nuestros campuses son ramas para nosotros, y los grupos comunitarios son los nidos. Uno nunca sabe lo que Dios puede hacer, por lo tanto no menosprecie las cosas sencillas, lo comienzos humildes. Así funciona el reino de Dios.
Este pastor mira a Jesús y le dice, “No me impresionó lo que hizo”. ¿En serio? Pues entonces se lo perdió; espera que resucite de los muertos. Espere que regrese en su gloria. Es hora de escuchar, no de discutir.
Ahora permítanme decirles: La gente se vuelve religiosa cuando se enfocan en su pequeño reino con “r” minúscula, en vez de pensar en el Reino de Dios con “R” mayúscula. Por eso es que Jesús empieza a hablar de la teología del reino. Ve la situación y dice, “¿Saben cómo se meten en problemas y se vuelven religiosos?”. Se enfocan en sus reinos y no en el mío. En su nombre, y no en el mío. En su fama, y no en la mía. En su gloria, y no en la mía. No se trata de nosotros, se trata de Jesús. Y lo que les pasa a quienes están en sus propios reinos reemplazan a Cristo por su propia causa. Bien, la gente religiosa que menciona aquí se había enfocado en su propio reino y no en el reino de Jesús. Abogaban por su causa, no por Cristo. Ese es el problema.
¿Cuál es su causa? ¿En qué se está enfocando? Algunos de Uds. votan por una sola causa. En realidad no les importa sino una sola cosa. Algunos de Uds. tienen causas de una tendencia más “cristiana”. Que los niños, las parteras, educar a los niños en casa, los colegios cristianos, las escuelas públicas, escoger el colegio que quieran; que la política conservadora, estar contra el aborto; que ciertas clases de ministerios estudiantiles, ministerios para jóvenes, ministerios familiares. Ciertos estilos musicales. Un sistema teológico determinado. Ciertos autores. ¿Cuál es su causa? ¿Cuál es su causa? ¿Cuál es su causa? Para otros, su causa no es necesariamente cristiana. Podrían ser religiosos o ateos, y tener una devoción religiosa y sentir fervor por una causa particular. El reciclaje, un impacto ecológico mínimo, ir en bicicleta al trabajo, alimentar a los hambrientos, darles agua potable a los pobres y enfermos, a los necesitados que tienen enfermedades. Atención médica a los menesterosos, vivienda asequible para los pobres, librar a las víctimas del tráfico sexual.
Ven, todos son religiosos. Martín Lutero tiene razón, la religión es la modalidad por defecto del corazón humano. Algunos de Uds. tienen causas más cristianas. Otros tienen causas morales justas, pero todos tenemos nuestras causas. Y algunos de Uds., dirán, “Por favor no ataque mi causa. Tengo una buena causa”. Y yo les diría, “Probablemente sí lo es, ¿pero qué hay de Cristo? ¿Qué hay de Cristo?
Para este pastor religioso, y para la gente religiosa en general, su causa es la tradición. Su causa son las reglas. Su causa es la ley. Su causa es la moralidad. Su causa es su cultura. Su causa es su forma de vivir. Su causa es honrar el pasado. Y Cristo viene y les dice, “No,
no creo que eso sea lo más importante”. Y le dicen, “Entonces creemos que debes morir porque nuestra causa es más importante que la de nuestro Cristo, porque nuestro reino es más importante que Su reino”. Y lo que sucede en las iglesias es que se enfocan en las causas y no en Cristo.
Muchos de Uds. son jóvenes y fervientes, ¿de acuerdo? Seattle, Albuquerque, por la gracia de Dios estamos ingresando a Portland y al Condado Orange. Llenos de santurronería, devotos religiosos, aunque no estén comprometidos religiosamente, siguen las causas; jóvenes activistas, motivados. ¿Pero qué hay de Jesús? Las iglesias oran por esto y dicen: “¡Esta causa es muy importante para nosotros y es una buena causa!”. Y todos se entusiasman, y después la causa pierde ímpetu. Después se buscan otra causa. Y esa causa también pierde fuerza. Después encuentran otra causa y esa también como que se apaga.
Sin embargo, aquí nuestro enfoque es Cristo. Tenemos que seguir enfocándonos en Cristo. Algunos de Uds. al asistir a Mars Hill dirán, “Aquí hay mucha gente. Es una buena oportunidad para promover mi causa”. Haga a un lado su causa. Aquí tenemos solo una causa: Cristo. Cristo es nuestra causa. Y si Cristo sigue siendo continuamente nuestra causa tendremos muchas otras causas. Saldremos a dar de comer a los hambrientos. ¿Saben por qué? Porque Jesús era pobre y cuida a los pobres. Pero lo harán por Cristo, y no por su propia causa. Lo harán por Su reino, y no por su propio reino. Cuidarán a los abusados y oprimidos, los que han sido violados y destruidos. ¿Por qué? ¿Porque personalmente esa es su causa y su reino? No, sino porque a su Cristo le importan esas cosas. Su Cristo sufrió; su Cristo ha venido a librar a los cautivos, y si desea ayudarles lo más que pueda necesita más que una causa. Necesita la causa de Cristo. Las iglesias y los cristianos que permanecen centrados en Cristo son las más activas y fructíferas, son personas enfocadas en una sola causa, y cuando todo el mundo les pregunta, “¿Por qué hacen eso?”. La respuesta es siempre la misma: “Necesitan conocer a mi Rey. Necesitan conocer Su reino. Su nombre es Cristo. Les ama y me ha enviado para abrazarlos de su parte”.
Ahora, habiendo dicho eso, ¿cómo responde la gente? No podemos dejar que las cosas se queden así, tan religiosas. ¿Cómo responde la gente? ¡Se regocijan! ¡Están muy entusiasmados! ¡No son como nosotros! ¿Cierto? No son como nosotros. Si un espíritu de religiosidad entrara a Mars Hill podría hacernos pensar, “¿Dónde está mi pecado? Soy tan horrible. Soy tan terrible”. ¡Es cierto! Pero tenemos que enfrentar nuestro pecado y con nuestra depravación, y tenemos que lidiar con nuestras culpas y fracasos, y defectos, pero si nos detenemos ahí, si tomamos esa mirada crítica y religiosa que les damos a los demás y la aplicamos a nosotros, tampoco nos regocijaremos.
Por eso debemos virar la mirada y decir, “¿Saben qué? Jesús vino a abrazarme. Jesús vino a acercarse a mí”. Eso es lo que creemos. Dios nos busca. Dios inicia las cosas con nosotros. Dios nos ama. Dios viene por nosotros. Dios nos impone las manos. Dios nos habla. Dios nos toca. Creemos en eso. Acuérdense de Jesús, “¡Oh, tengo un Rey y soy ciudadano de un reino! ¡Mi Rey me ama! ¡Mi Rey jamás me abandonará ni me desamparará! Mi Rey solo me hace el bien. Mi Rey es el Rey de Reyes”. Nos conduce al regocijo.
Lo que ha pasado en la historia de Mars Hill es que nuestros cultos se parecen un poco más a los funerales que a las bodas, ¿amén? Es Viernes Santo todos los días en Mars Hill. Y hay domingos en que el mismo texto que leemos nos hace sentir como si estuviéramos en un funeral, ¿no es cierto? Puro pecado, condenación y convicción. Pero si lo único que tenemos son funerales, hemos perdido de vista al Rey y a su reino. Por eso hay regocijo aquí, y celebración, se parece más a una boda.
Lo asombroso es esto: Algunos de Uds., vienen y dicen, “¿Pero qué voy a cantar yo? Si Jesús no me abrazó esta semana. No siento que me haya abrazado. Mi vida sigue descompuesta. ¿Dónde está el milagro?” Y les diría lo siguiente: Noten que en esta historia, las multitudes que se regocijan no fueron sanadas; sin embargo, un ser querido de ellos sí fue sanado, y esa era la causa de su regocijo. Soy papá. ¿Saben lo que alegra más que una bendición de Dios? Que Dios bendiga a mis hijos. Me siento mucho más feliz. Está bien que Dios me bendiga, no digo que no quiera eso. Amo a mi esposa Gracie con todo el corazón. Lo que me importa es que ella sea bendecida, porque en su gozo hallo mi bendición.
¿Saben qué, Mars Hill? Somos una familia. Somos una familia. Necesitamos regocijarnos con los que se regocijan y llorar con los que lloran, pero sobre todo, regocijarnos con los que se regocijan. Lo cual significa que al reunirnos no debemos decir, “Es que no puedo cantar y levantar las manos hoy porque Dios no me hizo el milagro”. Al contrario, decimos: “A mi hermano y a mi hermana sí les hizo el milagro”. ¡Sensacional! ¡Qué emoción, alabado sea el Señor! Me regocijaré por la gracia de Dios en sus vidas, sin criticarlo porque no me haya hecho el milagro”.
Por eso quiero que hagamos algo. Vamos a cantar. Aunque les guste o no, nos vamos a divertir. Vamos a levantar las manos. Vamos a alzar la voz. Vamos a celebrar la bondad de Dios y de Cristo. Lo haremos al hacer la Comunión, recordando su cuerpo quebrantado y su sangre derramada. Lo haremos cantando. Pero permítanme decirles, algunos de Uds. podrán ayudarnos. Dios ha hecho algo en sus vidas últimamente; algo fabuloso ha pasado. Algo genial ha pasado. Algo interesante, curioso, algo lleno de gracia, Dios ha dejado caer la bomba de la gracia sobre sus vidas. Algo fantástico; pero lo que queremos que hagan es esto: Pasen a la fila del frente, donde habrá unos pastores mientras hacemos la comunión y cantamos, y cuéntennos su historia. Si creemos que tiene mérito, subirán a la plataforma para que podamos entrevistarlos brevemente y permitirles que compartan lo que Dios ha hecho en sus vidas, para que todos nos regocijemos así como ellos se regocijaron. Podemos aclamar y celebrar con Uds.
Les contaré una historia que escuché hoy. Una mujer que fue asaltada sexualmente repetidas veces, había sido violada y abusada desde su niñez, y su cuerpo estaba tan destruido que le dijeron que nunca podría tener hijos. Se casó con un hombre que ama a Jesús y ahora ambos asisten a Mars Hill. Trataron muchas veces de tener hijos. Tuvieron siete abortos espontáneos. Hoy pasaron al frente y nos presentaron a la niña más rolliza y simpática que he visto en toda mi vida, con una flor en la cabeza. Con eso tengo para estar feliz todo el mes. [Aplausos] Por lo tanto si tienen buenas noticias, compártanlas con nosotros y nos encantaría compartirlas con la congregación entre los cánticos que hagamos.
Dios Padre, te doy gracias. Gracias por enviar a Jesús. Jesús, te doy gracias por venir, por vivir, por morir, por resucitar. Espíritu Santo, te damos gracias por llenarnos, para que vivamos por el Espíritu, no por las reglas. Para que vivamos por el Espíritu, no por las tradiciones de los hombres. Padre, por quienes se identifican con la mujer en la historia, te pedimos ahora mismo que envíes el Espíritu Santo para que sea las manos de Jesús, para abrazarlos y consolarlos. Señor, Dios, por los que son como el crítico religioso, y los que son como yo y tienen las mismas tendencias, por favor muéstranos que al reprendernos Jesús nos está amando y nos invita a aprender de Él en vez de discutir con Él, para que seamos con Él, centrados en Cristo y orientados hacia el reino; y no centrados en las causas de nuestro propio reino. Que todos respondamos como aquella congregación de espectadores, dichosos y contentos de veras, llenos de gozo porque Jesús es nuestro Rey. Amén.
[Fin del Audio]
Nota: Esta transcripción ha sido editada.