Lucas 5:27–32 (RVR 1960)
27 Después de estas cosas salió, y vio a un publicano llamado Leví, sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme.
28 Y dejándolo todo, se levantó y le siguió.
29 Y Leví le hizo gran banquete en su casa; y había mucha compañía de publicanos y de otros que estaban a la mesa con ellos.
30 Y los escribas y los fariseos murmuraban contra los discípulos, diciendo: ¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores?
31 Respondiendo Jesús, les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos.
32 No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.
Pues bien, Mars Hill, hoy seguimos en Lucas. Si tienen sus biblias vayan a Lucas capítulo 5:27–32 donde aprendemos que Jesús ama a los pecadores. Permítanme decirles lo que aprenderán hoy: Jesús como misionero. Es muy, pero muy, pero muy importante para la iglesia Mars Hill. Es una de las formas en que somos un poco diferentes a algunas iglesias. Es decir, que con certeza vemos a Jesús como Dios, pero también lo vemos entrando a la historia humana como misionero. Viene de la cultura celestial a la cultura terrenal; de estar en la presencia de ángeles, a estar en la presencia de pecadores. Al hacerlo, Jesús no está legitimando el pecado, no está promoviendo el pecado. Él mismo no está pecando, pero lo vemos amando a los pecadores, y está entablando relaciones con quienes están lejos de conocerlo a Él como Dios, para acercarlos a Él, transformar sus vidas a fin de transformar sus vidas y perdonar sus pecados.
Eso es lo que impulsa nuestra filosofía ministerial aquí en la iglesia Mars Hill: nos consideramos misioneros, al igual que Jesús. Jesús dice repetidas veces, por ejemplo, en el evangelio de Juan, más de veinte veces: el Padre me ha enviado, el Padre me ha enviado, el Padre me ha enviado. Jesús es un misionero que irrumpe en la cultura, y desgraciadamente muchas iglesias y cristianos consideran que la obra misionera solo se lleva a cabo fuera del país, en un territorio lejano. Nosotros también creemos en eso, pero también creemos que la obra misionera es precisamente lo que Dios nos ha llamado a hacer, y donde nos ha puesto. Eso quiere decir que ser misionero no es solo ir por todo el mundo; a veces y a menudo, significa hacerlo en la misma calle donde vivimos.
Entonces Jesús dice repetidas veces: el Padre me ha enviado, y después les dice a los cristianos: Así como el Padre me ha enviado, os envío a vosotros. Las últimas palabras de Jesús, después de su muerte, sepultura y resurrección, son: Id. Id y haced discípulos. Jesús también dice: Me seréis testigos… háblenle a la gente de mí; muéstrenle a la gente el amor que les tengo. Traten el tema del pecado en sus vidas, por el cual morí para perdonarlos. Así que Jesús es un misionero.
Nosotros somos misioneros individuales, como cristianos, y nuestra iglesia y sus campus son de carácter misionero con misioneros en misión. Y la misión principal es que los pecadores conozcan a Jesús; es decir, todos, puesto que todos lo necesitan. Vamos a aprender de Jesús, lo que significa ser un buen misionero.
El primer punto es: Seguir a Jesús. Les daré tres pasos el día de hoy. Tres procesos completos: El primero es seguir a Jesús. Lucas 5:27–28 «Después de esto…», es decir, después de que Jesús predicara y enseñara y sanara y curara la lepra y expulsara demonios, «… salió, y vio a un publicano llamado Leví, sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y dejándolo todo, se levantó y le siguió».
Por lo tanto, aquí vemos a Jesús como misionero; está fuera del culto sagrado, lejos de la gente religiosa. Está apartado de lo que consideraríamos las actividades formales de la iglesia. Y sí asiste a la sinagoga y a los cultos de adoración, y se congrega con el pueblo de Dios, pero también sale y se introduce a la cultura como misionero, en el mundo, y va y busca a un hombre llamado Leví.
Lo cual hubiera sido muy atípico, puesto que Leví es recaudador de impuestos. Desde el siglo tercero ha habido un gran debate sobre la posibilidad de que esté sea Mateo. El que se convierte en discípulo de Jesús, y no estamos seguros, lo que sí sabemos es que los recaudadores de impuestos eran muy despreciados en esa época. Incluso no gozan de mucha popularidad hoy en día. Leví estaba ahí recaudando peajes e impuestos, y consiguió ese trabajo ofreciendo sus servicios al gobierno romano que gobernaba al pueblo judío, y el que pujaba más era quien contrataban para ejercer de recaudador. La única manera de recuperar el dinero era gravar excesivamente a la gente, por lo cual debía recaudar cierta cantidad de impuestos para el gobierno, y si podía sacarle más dinero a la gente, por encima de lo que debían, ese era el margen de ganancia para que tenían.
Para colmo, Leví es judío. O sea que corruptamente extorsiona y le roba a su propia gente para financiar un gobierno impío y despótico, que se ha apoderado de ellos. Esto equivaldría hoy en día a decir que Leví era un tipo que trabaja para el fisco, y es miembro de Alcaeda. No podían aborrecerlo más. Es un tipo con mucho dinero y poder, pero no tiene muchos amigos, y la gente no se le acerca. No te le acercabas a este tipo. No empezabas conversaciones con él, porque te iba a estafar.
Y Jesús hace es algo muy inesperado: Jesús se le acerca. Jesús inicia una relación con él. Esta es la doctrina de la elección, que no buscamos a Dios, Dios nos busca; Que no tratamos de encontrar a Dios; Dios nos trata de buscar a nosotros. Que Dios está buscando a los pecadores. Leví es un pecador; él no está buscando a Jesús; ni siquiera se ha levantado de su silla. No busca a Jesús, sino que Jesús viene a él. En eso consiste la elección, y después el llamado, es un término teológico que demuestra Jesús al llamarlo a cambiar su vida; para que se arrepienta de sus caminos y lo demuestre apartándose literalmente de su carrera, su vocación, sus riquezas, su poder, sus ingresos y banco tributario, para hacerse seguidor para hacerse seguidor de Jesús, lo cual es un acto de arrepentimiento y fe: que se ha arrepentido de su vieja manera de vivir y está confiando que Jesús le dará una nueva manera de vivir. Y aquí no solo vemos que Jesús perdona a los pecadores, sino que también se hace amigo de ellos. Invita a este hombre a hacer lo que los invita a todos a hacer, o sea, que le sigamos. Él es el Líder, yo soy el seguidor. Jesús es la Figura central.
Así que el primer paso, es seguir a Jesús. ¿Están siguiendo a Jesús? ¿Se han apartado del pecado, y de su antiguo estilo de vida para seguir a Jesús con una nueva vida? El primer paso es que debemos tener una relación personal con en donde Él nos habla, por lo general, por medio de su Palabra, como le habló a Leví; le contestamos en oración, o sea la clase de conversación que desarrolla esa relación. Nos mantenemos cerca de Jesús. nos arrepentimos del pecado, que se interpone entre nosotros y Jesús; confiamos en Jesús. Queremos ser como Jesús. Queremos estar cerca de Jesús. Queremos estar a favor de Jesús. Queremos seguir a Jesús. Ese es el primer paso.
El segundo paso que vemos, es que es bueno inaugurar un grupo comunitario y eso es exactamente lo que hace Leví. Leví apenas había sido cristiano por un corto tiempo, hacía unos minutos u horas, e inmediatamente escribe al ministerio, y acto seguido, lo vemos en la comunidad. Y esto es de suma importancia, porque algunos de ustedes han seguido a Jesús, pero aún no han estado en comunidad con el pueblo de Dios. Es como si lo único que Dios requiere es que sigamos a Jesús, Estar en comunidad es una añadidura si tenemos tiempo para ello. Hacerse cristiano es reconciliarse con Dios por medio de Cristo, y reconciliarse con otros cristianos por medio de Cristo, de manera que somos tanto cristianos como miembros de una iglesia en misión, con Jesús y su pueblo. Es hacer ambas cosas. Ambas: es una relación personal con Jesús, y estar en comunidad con otras personas tienen una relación con nosotros, y conjuntamente con Jesús.
Leámoslo en Lucas 5:29, « Y Leví le hizo gran banquete en su casa; y había mucha compañía de publicanos y de otros que estaban a la mesa con ellos». Sucede lo siguiente: Leví ha dejado por completo su fuente de ingreso, su oficio deshonesto y corrupto. Ser cristiano a veces conlleva hacer esto Hace poco en Mars Hill hablé con un tipo que era traficante de drogas, y conoció a Jesús. Así que tuvo que deshacerse de todas sus drogas, y se fue a buscar empleo en otra parte. Tuvo que apartarse de su fuente de ingreso. Tuvo que dejar su estilo de vida; tuvo que dejar su negocio corrupto. Por la providencia de Dios consigue trabajo como vendedor, lo cual me parece muy gracioso, y por la gracia de Dios le está yendo muy bien. Su negocio de ventas va muy bien y ama a Jesús más profundamente cada día. Pero a veces eso es lo que se requiere; es decir, no podemos servir a Jesús fielmente y tener ciertos tipos de trabajo o ingresos, o estilos de vida. Tenemos que apartarnos de eso inmediatamente, no poco a poco.
¿Y qué hace Leví inmediatamente después? Invita a todos sus amigos a su casa para que conozcan a Jesús. Se vuelve muy generoso; de inmediato vemos el Espíritu Santo que obra en su corazón: El que antes era un hombre muy avaro, ha sido transformado en un hombre muy generoso. Tan pronto conoce a Jesús, quiere que otros conozcan a Jesús. Entonces hace una gran fiesta. Y quiero que informarles que hacer fiestas es un gran ministerio. Es un ministerio que muchas iglesias no saben hacer bien, que consiste en invitar amigos a su casa: familiares, amigos, vecinos, colegas de trabajo, cristianos, no cristianos, desarrollando comunidad y relaciones; y cuando hagamos esto— y debemos hacerlo—seamos generosos. Ofrézcanles buena comida; háganlo divertido y ameno.
Este tipo gasta mucho en organizar lo que la Biblia llama un gran banquete. Tuvo que asear su casa, prepararse para acoger a los invitados, porque no los tenía muy a menudo. No era un tipo que caía bien. Tuvo que salir a comprar comida, algo de tomar, platos, cubiertos, servilletas, y tuvo que pensar que podrían embarraran el piso al entrar a su casa, que podrían derramar algo y quizás manchar el piso o la alfombra. O sea, nuestras casas no son cielos falsos y funcionales que creamos para mantenerlos perfectamente aseados y limpios hasta que vayamos al verdadero Cielo. Son lugares hospitalarios donde damos la bienvenida a las personas, invitándolas a disfrutar de nuestra compañía, en un ambiente lleno de la bondad y la amabilidad de Jesús. Él dijo a lo último, antes de ascender al Cielo, que siempre estaría con nosotros hasta el fin del mundo. Y al practicar la hospitalidad, y al abrir nuestros hogares y nuestras vidas, estamos demostrando el Evangelio. En tanto que Dios nos invita a estar en comunión con Él, y con su pueblo, invitamos a la gente a nuestro hogar y a nuestra vida, demostramos un aspecto del carácter de nuestro Dios, y Jesús promete estar con nosotros, sobre todo cuando hacemos estas cosas, porque así fue que Jesús fue buscó a Leví, y lo escoge y lo llama, Él va y busca a la gente, los escoge y los llama. Y a veces lo hace en nuestra casa cuando los invitamos al compañerismo, al amor, a la amistad, y a conversar con ellos.
Y esto es exactamente lo que hace Leví. Quiero que vean, este es un ejemplo muy normal de la vida cristiana: ¡Sigan a Jesús y póngase en comunidad! ¡Sigan a Jesús y ábranles sus vidas a otras personas! ¡Sigan a Jesús e inviten a otras personas a su hogar! Esto significa prácticamente, que debemos preguntarnos: ‘¿dónde vamos a vivir?’. ¿Será un lugar donde podamos recibir a la gente? ¿Donde podamos acomodar a otras personas?
Mi esposa Gracie y yo nos hemos mudado tres veces en los últimos cinco años; llevamos unos cuantos años en la casa donde estamos, y pensamos quedarnos ahí mucho tiempo. Y queríamos vivir la ciudad, en un sitio donde hubiera suficiente espacio para recibir a la gente, y Gracie quería una cocina abierta porque ella es muy y no le gusta estar aislada de la gente. Sabíamos que necesitábamos un lugar con piso de madera. ¿Por qué? Porque si tienen invitados, les destruirán la alfombra, así que eviten esa preocupación. Queríamos un lugar con un cuarto de juguetes para que cuando llegaran todos los niños, se disfrazaran, jugaran con los juguetes y se divirtieran. Queríamos un estacionamiento más grande para acomodar a muchísimos invitados. Queríamos un cuarto de huéspedes para que la gente de fuera de la ciudad pudiera quedarse con nosotros. Queríamos comprar un carro de segunda, y tenerlo en reserva, nada lujoso, algo sencillo, para cuando llegaran nuestros invitados de fuera de la ciudad, pastores y y líderes, o si alguien necesita ayuda, para que puedan quedarse con nosotros y tener un auto que manejar para que pudiéramos darles de comer y cuidarlos. Y pusimos todo esto en nuestro plan y en nuestro presupuesto, y organizamos nuestra vida para poder recibir a la gente en casa. Ahora podemos invitarlos, disfrutar de su compañía y servirles. Y lo digo, no para jactarme, sino porque es algo maravilloso que podemos hacer. ¡Es algo asombroso que podemos hacer!
Tantas personas tienen tantos estereotipos de un cristiano, y de la clase de personas que somos, y desgraciadamente a veces los merecemos; sin embargo, podemos demostrar que por lo general son casos aislados, precisamente siendo generosos y hospitalarios, abriendo nuestros hogares; pensando de qué manera podemos recibir a la gente, usando las oportunidades que el Señor nos depara en las relaciones para invitar a la gente, reírnos con ellos, disfrutarlos, amarlos, para abrirnos a sus vidas, escuchar sus historias; ser transparentes con ellos acerca de nuestros pecados nuestras faltas, nuestros fracasos y defectos para ser unos santurrones, disfrutar de su compañía y permitir que disfruten de la nuestra; y también conocer a otros cristianos. Algunos de ustedes no evangelizan con denuedo. No van a hablarle a la gente de repente como lo hacía Jesús; sin embargo, pueden invitarlos a su casa con los otros que son más audaces y dejar que ellos les hablen. Eso tampoco es una mala idea. Pero Leví de inmediato propicia todas estas cosas.
Ahora, permítanme decirles esto también. Estas personas están conectándose en comunidad antes de convertirse a Cristo. Todavía no son cristianos, pero son creados a imagen y semejanza de Dios, y Dios les ama. Por lo tanto nuestra perspectiva en Mars Hill es que somos una iglesia abierta, cualquiera puede venir; cualquiera puede participar en los grupos comunitarios; Invitamos a la gente a conectarse en comunidad, antes de convertirse a Cristo. Y esto funciona principalmente por medio de algo que llamamos grupos comunitarios: o sea grupos de personas que se congregan en los condominios, residencias estudiantiles, hogares, apartamentos, bases militares, fraternidades, y donde quiera que viva la gente en grupos de diez, doce, quince; de hecho, algunos de los grupos son inmensos y tienen que duplicarse. Estamos capacitando líderes porque los grupos se duplican rápidamente.
Lo que hacemos los domingos es lo que llamamos la guerra del aire; es decir, predicar, enseñar, adorar y congregarnos. También tenemos los grupos comunitarios que son grupos más pequeños que conjuntamente están en misión juntos y son responsables de realizar la misión de la iglesia, cerciorándose de que la gente conozca a Jesús, y que los que ya lo conocen crezcan en su semejanza a Él. Eso ocurre a nivel comunitario, todos relacionados juntos, con la Biblia abierta, la vida abierta y el hogar abierto, para que la gracia de Dios fluya libremente y sin impedimento, a fin de que el Espíritu Santo haga su voluntad en la gente.
En este momento tenemos unos cuatrocientos grupos comunitarios. Algunos grupos tienden a estudiar el sermón, mientras que otros realizan otros estudios, pero por lo general hablan y aplican lo que predico los domingos, y hay arrepentimiento, y hacen una cena, y la gente comparte la vida invitando a los no cristianos, familiares, amigos y colegas de trabajo; salen a servir a la comunidad con proyectos de servicio a los necesitados y procuran extender el amor de Jesús a las ciudades donde tenemos los campus y los grupos. Hay unas cinco mil personas, o más, que asisten a los grupos semanalmente. Hace algunos años era un número más reducido, pero bajo el liderazgo del pastor Brad y muchos que se han encargado de la misión de los grupos comunitarios en todos los campus, al igual que sus entrenadores y líderes de grupo comunitario de grupo comunitario, puestos de grupo y sus administradores de grupo, pueden ver que estamos hablando de centenares y centenares de personas. Pues ese número ha aumentado de forma significativa, y sigue aumentando. La cantidad de grupos que tenemos y la cantidad de personas que integran esos grupos sigue creciendo.
No estamos en contra de las clases de escuela dominical, pero por lo general no ofrecemos muchas clases los domingos, porque no queremos que su vida con Dios y con el pueblo de Dios sea un un solo edificio. Queremos que traigan a sus amigos a la iglesia, que los saquen a comer, que tengan grupos comunitarios en sus casas, para que compartan las Buenas Nuevas de Jesús en todos los vecindarios que rodean nuestros campus. No queremos que tengan que ir muy lejos para recoger a sus invitados. Si desean venir los domingos, el tráfico está menos congestionado y es lo mejor. A veces lo mejor, es invitar a la gente y acoger un grupo en la comunidad, como Leví. del coste económico, emocional y relacional que conlleva abrir su casa y reunir a la gente, para ver qué hace Dios. Y eso es lo que nosotros llamamos la guerra terrestre. Es la dispersión. Está bien, tenemos la congregación y dispersión, y son ambas cosas. Consiste en congregarnos como pueblo de Dios y dispersarnos como pueblo de Dios. Por eso nos congregamos para adorar y enseñar, y nos dispersamos para cumplir nuestra misión comunitaria. Toda la iglesia está fundada sobre ese principio.
Y algo muy emocionante que está sucediendo en los grupos comunitarios, es que en ciertas áreas están empezando a reunirse cada mes o cada dos meses, en las distintas regiones. Centenares de personas están diciendo, que les encanta una zona particular de su ciudad o región, y están ideando estrategias, y preguntándose, ‘¿Cómo ponemos en marcha servicios para los pobres, cuidados para madres solteras, ayuda a los necesitados, ayuda a las víctimas del abuso y las violaciones…?’. ’¿Dónde nos necesitan? ¿Cómo podemos integrarnos? ¿Cómo podemos movilizarnos? ¿Qué podemos hacer? El pastor Zack Hubert ha creado La Ciudad, nuestra red social en línea, una herramienta que nos permite coordinar todo esto, a fin de que la comunidad virtual crezca en base a la comunidad actual. ¡Es asombroso lo que Dios ha hecho! ¡No podía estar más emocionado! Me encanta predicar, pero sé que sin las comunidades y los grupos, y un programa como La Ciudad que pueda interconectarnos, todo esto se no sería más un montón de información sin mucha transformación.
Y vemos esto en la vida de Jesús. Jesús predicó a las grandes multitudes, y fue invitado a los grupos comunitarios. Su ministerio integraba ambas cosas: miles de personas, y casas llenas de gente. Él hacía ambas cosas. Nosotros también hacemos ambas cosas porque amamos a Jesús y queremos seguir su ejemplo.
Ahora, también quiero decirles lo siguiente: La integración de estos grupos comunitarios, en última instancia, resultará en la creación de nuevos campus. Por lo tanto, nuestra ideología para los nuevos campus es que la gente haga lo que hizo Leví. Algunos dirán, ¿pero cómo voy a estar al centro de la creación de un nuevo campus o de una iglesia recién iniciada? ¡Fácil! Primero, siga a Jesús. Segundo, empiece un grupo comunitario. A medida que va creciendo y dividiéndose en múltiples grupos comunitarios, y entre más se multipliquen esos grupos en una región, reúnalos cada mes o cada dos meses. Tenemos todos los sistemas de entrenamiento, los requerimientos la evaluación, y la capacitación para todo esto. Con gusto lo equiparemos para que lo haga. Y entre más grupos se reúnan en un área, los grupos emergentes con varios centenares de personas, se convierten en un campus, o en su propia iglesia.
Así es como crecemos y expandimos la iglesia Mars Hill. Seguimos dispersándonos. ¿Por qué? Porque queremos que el mayor número posible de personas tenga una relación con Jesús, al igual que Leví. Y él quería que sus amigos conocieran a Jesús, y usted quiere que sus amigos conozcan a Jesús, por lo tanto usted se encarga de llevar a cabo la misión en su comunidad, en donde vive, con las personas que Dios soberanamente le ha deparado para que se relacione con ellas.
Primer paso: siga a Jesús: Ore, lea su Biblia, arrepiéntase de sus pecados, confíe en Jesús, y sígalo. Segundo paso: inicie un grupo comunitario. Algunos de ustedes son como los amigos de Leví que necesitan integrarse a un grupo comunitario donde puedan empezar, y finalmente por la gracia de Dios y la capacitación que reciben de otros, se convertirán en líderes. Algunos de ustedes están en una etapa donde tienen la madurez suficiente o Dios los ha llamado, o están dispuestos a tratar de ser líderes de grupos comunitarios y necesitan estar dispuestos a supervisar o a pastorear en cierta forma— sé que ese término los asusta— un grupo de personas e implicarse en sus vidas. ¡Esto es emocionante! ¡Es maravilloso!
Pocos minutos después de su conversión, Leví pasa de ser un no creyente consumado, un extorsionista, a ser un seguidor de Jesús cuyo corazón ha sido transformado, practica la hospitalidad, abre su casa, y establece un grupo comunitario. ¡Maravilloso! Nos encanta esto. ¡Nos encanta esto! Y muchos de los líderes en Mars Hill han tenido una experiencia similar. Hay un porcentaje muy alto de líderes en Mars Hill que llegaron como Leví; o sea, no eran cristianos, conocieron a Jesús, siguieron a Jesús, empezaron a ministrar, y ahora son herramientas poderosas en manos de Dios. Eso es lo que queremos para todos ustedes ¿Qué más piensa hacer con su vida, su tiempo, su talento, sus riquezas… está muy bien que tenga un lugar donde vivir, ¿pero qué tal que nadie venga? Está bien que tenga muebles bonitos, ¿pero qué pasa si nadie llega a conocer a Cristo sentándose en ellos? Está bien que tenga una mesa en el comedor, ¿pero qué tal que nadie venga a desahogarse y hablarle de lo que están sufriendo, y a pedirle que ore por ellos? Es que gran parte de la vida americana la pasamos tratando de vivir en el Cielo estando en la Tierra. Estamos desesperadamente solos porque somos egoístas y nos estamos muriendo, y al igual que Dios tenemos que dejar que otros entren a nuestra vida, con todo el desorden, el caos, la molestia y la frustración que causa, porque las vidas son transformadas. Así obra nuestro Dios. Viene al mundo y eso es lo que hace.
Tercer paso: Arrepiéntanse, arrepiéntanse, arrepiéntanse. De eso se trata. Aquí vemos el relato en Lucas 5:30–32: « Y los escribas y los fariseos murmuraban contra los discípulos, diciendo: ¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores? Respondiendo Jesús, les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento». Sucede lo siguiente: Jesús va y busca a Leví, quien sigue a Jesús. Y éste luego va y encuentra a todos los locos, chiflados, a las rameras o stripper, a los tipos que aún huelen a marihuana; se trae a los inadaptados sociales más raros, a los parias; mejor dicho, su reparto es como para un episodio de Rehabilitación para Famosos. Todos tienen una historia que contar. Definitivamente no asisten a la iglesia, y vienen a la casa de Leví. Hay personas que se sentirían mucho más cómodas en su casa que en la iglesia. ¡Por lo tanto invítelos a su casa!
Y sucede lo siguiente, la gente religiosa se percata de lo que está pasando, o sea, los fariseos y los escribas, y empiezan a criticarlo: ‘¿Qué hace Jesús?’. Permítanme decirles: Cuídense de las personas que quieren que sean más santos que Jesús. No hay nadie más santo que Jesús, pero a veces la gente religiosa quiere que seamos más santos que Jesús. aquí la gente religiosa quiere que los discípulos de Jesús sean más santos—a su juicio—que Jesús.
Pero permítanme ilustrarles esto: Menciona a los escribas y a los fariseos que aparecen repetidas veces como los religiosos líderes antagónicos que se oponen a Jesús a lo largo de este Evangelio y los otros. Ahora, un escriba era un teólogo profesional. Habían recibido una educación formal; recibieron una educación formal. Estos eran los que tenían una formación académica similar a la que se obtiene en un instituto bíblico o seminario, se memorizaban libros enteros de la Biblia; eran muy estudiosos; eran los ‘geeks’ de Dios. Les encantan las notas de pie de página…son esos tipos. Son muy serios, y les gusta inventarse reglas, las listas, e imponer su voluntad sobre los demás porque supuestamente eran los hombres santos que servían a Dios. Son muy serios.
Y debajo de ellos estaban los fariseos. Ahora, los fariseos eran las masas de gente de clase trabajadora que no habían recibido una educación teológica formal. Representan los grupos de personas fanáticas, muy devotas y motivadas, que representaban a sus escribas. Los escribas trataban de expandir su autoridad y añadían reglas a la Biblia. Imponían estas reglas a las personas como cargas, para que vivieran no solo conforme a las Escrituras, sino conforme a las tradiciones del escriba. Así que los fariseos eran apasionados, devotos, se convirtieron en unos de los líderes más influyentes del judaísmo primitivo. Después de la destrucción del Templo en el año 70 d. C., se convierten en se convierten en la voz predominante del pueblo judío. No reconocen a Jesús. Aunque algunos de ellos lo amaban, pero la mayoría lo rechazó.
Y esto es lo que está pasando: los fariseos escogían un escriba y le instaban que fuera su maestro. Entonces le preguntaban al escriba, ‘¿por favor puedo formar parte de su equipo?, y le pedían que fuera su maestro. Y si era un escriba muy popular, como las estrellas del rock, o, o como los que tienen muchos amigos en Facebook, y hartos seguidores en Twitter, había una cola muy larga de personas que querían estar en su comunidad cerrada para que les enseñara, para que los guiara, y que fueran adulados religiosamente por él. Así que era como un proceso para poner una solicitud: ’Quiero estar con fulano de tal’. Y lo que hacían entonces era darles dinero a los escribas, y algunos de ellos se hacían muy pero muy ricos. Y les servían a tal punto que escriba se convertía en un líder espiritual mimado e indulgente. Todo el mundo los cuidaba y velaba por todas sus necesidades, les daban mucho dinero y los adulaban en todo momento, creyendo que hablaban de parte de Dios, que su autoridad tenía casi el mismo peso de las Escrituras, que lo que decían era la ley y que debían obedecerla, porque si no las otras personas en la comunidad o en el mismo equipo de ellos, los avergonzarían, los despreciarían, y estarían en su contra. Ejercían mucho control basado en el temor y la intimidación, como suele suceder con la religión.
Y lo que más querían los fariseos era que sus hijos fueran instruidos por ese escriba. O sea, era casi como una escuela preparatoria exclusiva. Había muchos escribas, pero algunos de ellos, caray, ‘si mi hijo pudiera ir al colegio donde enseña ese escriba… ¡sería estupendo!’ Ahora serán muy respetados. Su potencial de ingresos aumentará. Su perfección y orgullo espiritual aumentarán.. Podrían colocarle pegatinas a sus camellos, que rezan: ‘mi hijo es está en el cuadro de honor en la clase del rabino Gamaliel…’. Era algo de suma importancia para ellos. Había mucha presión social para tener sus familias bajo el escriba idóneo, para que sus hijos estudiaran con el escriba idóneo.
Por eso les pagaban dinero, les hacían favores, Y si usted servía a este tipo, buscaría cualquier oportunidad para acariciar sus ego, para que su estatus religioso ascendiera en la comunidad. Y si su hijo lograba estar bajo el escriba que uno quería, tendría que seguir pagando mucho dinero. Y después su hijo tendría que jurarle más lealtad al escriba que a sus propios padres. O sea que después de Dios, el escriba tenía toda la autoridad. Se convierte en un mediador, como Jesús, pero un mediador falso. Les decía lo que debían hacer, lo que Dios decía, y tenían que obedecerle. Y le obedecían sin miramientos. Estos ocupaban la falsa posición funcional de Salvador, Señor, y Cristo. ¡Era un abuso espiritual muy peligroso! El hijo juraba lealtad al escriba, más que a sus padres, y lo seguían por todas partes. Escuchaban cada palabra que decía, y tomaban notas extensas. Los niños competían entre sí para ver quién aprendería más hebreo, quién se aprendería de memoria los libros del Antiguo Testamento, ¿quién aprobaría los exámenes orales? ¿Quién contestaría todas las respuestas del escriba? ¿Quién podría seguir en sus caminos, sin olvidar ninguna de sus reglas? y llevar una vida estricta y obediente por si tal vez algún día, si se desempeñaban bien, ¡entonces Dios los amaría! ¡Entonces Dios los abrazaría! ¡Entonces Dios los aceptaría! Es una religión total y fundamentalmente corrupta. Y el cristianismo también tiene alguna forma de esta enfermedad.
Entonces, lo que pasaba era que si conseguía el rabino idóneo, y le pagaba suficiente dinero, y le servía fielmente, y el escriba reconocía su hijo como alguien que trabajaba duro y, y que aprobaba todos los cursos, convertirse en líderes religiosos, que era una posición muy prestigiosa en la comunidad. Y cuando tenían unos 40 años de edad, como yo que cumplo 40 en Octubre, su hijo podía convertirse en un escriba. Podían ocupar un cargo de autoridad espiritual. Podían escribir libros, dar conferencias, inaugurar su propias escuela, Podían conseguir sus propios alumnos. podían ganar mucho dinero. Podían llegar a ser muy poderosos. podían cuidarlo a uno en la vejez.
Y estos niños y adultos estaban en la comunidad de los fariseos vivían en una comunidad cerrada, donde para entrar tenían que solicitarlo y hacer méritos. Tenían que dar generosamente. Tenían que trabajar muy duro. No es como Mars Hill. Que es una comunidad centrada en la gracia, donde todos son bienvenidos. Y tienen acceso gratuito; no tienen que hacer nada, Pero si llega a conocer a Jesús, y el Espíritu de Dios mora en usted, querrá hacerlo motivado por la gracia y no la culpabilidad; no porque tenga que hacerlo, sino porque quiere hacerlo; no para que Dios lo ame, sino porque en Cristo ya lo ha hecho. Es un móvil totalmente distinto.
Y uno de los grandes honores después de ser aceptados en una de estas comunidades cerradas, era que podía comer con las otras familias de la tribu de los fariseos, y a veces hasta podían comer con el escriba. El escriba llegaba a la cena y decían, ‘oh, ha llegado el hombre santo. Aquí está el hombre santo. Está aquí con nosotros. Estamos más cerca de Dios porque estamos bajo el escriba fulano de tal. Estamos más cerca de Dios porque aquí tenemos la verdadera enseñanza. Mientras obedezcamos las reglas del escriba, Dios se complace en nosotros’. Entonces comían felizmente en comunidad con los fariseos, pero no con los fariseos de las otras escuelas. No comían con gente de otras denominaciones o tradiciones. Los demás estaban equivocados… el escriba de ellos no era mejor que el suyo; su escriba era mejor que el de ellos, y había conflicto religioso, soberbia y jerarquía.
Uno comía con sus amigos y con su comunidad, y eran examinados por un mes o un año para ingresar a la comunidad. Y después ya uno podía vivir con ellos, comer con ellos y ser amigos con ellos; ahora sus hijos podían casarse con ellos para conservar un linaje espiritual puro, donde todos comparten las mismas creencias; no solo en lo que decía la Biblia— lo cual es correcto— sino en lo que decía el escriba. Porque la gente a veces quiere ir más allá de la Biblia, pensando que entre más hacen, más santos son. Pero en realidad, entre más nos apartamos de las Escrituras, nos abrimos más al engaño y nos volvemos más demoníacos; nos volvemos más religiosos.
Entonces ¿qué hace Jesús aquí? ¡Jesús se va a la casa de Leví! Aquí es donde se desconciertan los religiosos. Jesús es un líder religioso, es un rabino, un maestro. Lo hubieran considerado un escriba, como una estrella del rock, llenando las sinagogas por toda la región de Galilea; la gente sale a verlo. Jesús pudo haber ido a la escuela más importante de los fariseos; pudo haber ido con la gente más rica, los niños más ambiciosos con el coeficiente intelectual más alto. Pudo haber ido con ellos. Podía haber empezado el proceso de solicitud, el proceso evaluativo, el pago inicial, las cuotas mensuales, muchísimo dinero para nunca tener que volver a trabajar; pudo haberse comprado una casa lujosa y una casa de vacaciones, y una casa de vacaciones de reserva. Todos querían estar en su equipo. Algunos de los escribas y fariseos que venían a escucharlo se preguntaban, ‘¿nos pasamos al equipo de Jesús? Parece que habrá mucho dinero en ese bando’. ‘La campaña de mercadeo para éste sería facilísima: expulsa demonios, sana a los leprosos, predica con autoridad y poder, sana a los enfermos’.
Jesús pudo haber escogido al que quisiera para que fuera su discípulo, para que siguiera sus enseñanzas; Jesús pudo haber ido a cualquier casa que quería y tomar parte en una cena santa con el que quisiera, ¿y a quién escoge? Escoge el grupo más extraño: ¡escoge a Leví! Mejor dicho, escoge a Leví, ¡es increíble! ¡Nadie hubiera escogido a Leví para nada, y Jesús lo escoge para ser su discípulo! Jesús lo va poner en el mismo equipo con Pedro, Jacobo y Juan, y como son de la misma región, no es inconcebible que no la llevaran bien porque Pedro, Jacobo y Juan manejaban una pesquería y Leví era recaudador de impuestos, por lo cual se la pasaban peleando, y ahora Jesús está coloca al centro de su ministerio unos tipos que no están de acuerdo y que tal vez ya tenían conflictos, y Jesús escoge a Leví. La persona menos esperada.
No solo escoge a Leví, ¡lo hace públicamente! Se acerca a la taquilla de recaudaciones… es como si hubiera ido al bar de strippers con el gorila al frente, y le dice ‘usted y yo… vamos a ministrar juntos. ¿En serio? ¿Hiciste eso en frente de la cola de gente que había? Todo el mundo lo vio; le sacaron foto con el iPhone y lo están mandando por Twitter… ¿Qué?’.
Esto es lo que dicen: ¡Me encanta lo que dicen! «…los escribas y los fariseos murmuraban…». Están quejándose…’qué es esto… no nos gusta’. Ahora, no era que estuvieran en la cena, porque nunca hubieran ido. No sé si están mirando por una ventana o si están más abajo por la calle diciendo, ‘¿qué está pasando en esa fiesta?’. ‘Veo unas stripper, aquel está fumando marihuana, ese otro carga pistola… ¿qué?’. ‘Hay matones; veo tatuajes en el cuello en las niñas de cuatro años… ¡una partida de maleantes!..’, Están mirando, pero no entienden. ‘¿Por qué no quiere comer con nosotros, Jesús? Saben, Jesús debería seguir a nuestro escriba y un día de estos podría ser nuestro escriba, dentro de unos siete años. Es demasiado joven’.
«… ¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores?». Hay muchísimos recaudadores de impuestos y pecadores. Es un término despectivo. ‘Vemos al drogadicto con marcas de agujas en los brazos; una mamá soltera en rehabilitación, el niño que vende cocaína en la escuela, ¿qué? Vemos un padre de familia que le gusta el Hennessy y las stripper, ¿qué? ¿Por qué comen con Jesús estas personas?’. Es asombroso, ¿no es cierto? O sea, a quien escoge Jesús. Lo sorprendente es esto: Algunos cristianos pensamos, ‘Dios me escogió a mí, por lo tanto debo ser una personas muy especial’. No, Dios es especial. Usted es especial de otra manera. Oh, usted es muy especial, pero no como cree. Por eso es que como cristianos se nos enseña que Dios escogió lo necio, lo vil, lo menospreciado; y lo que no es para deshacer lo que es. Dios escoge a los don nadie y los ama. Esa es mi historia y esa es su historia. La gente religiosa no entiende eso. Piensan, ‘¿qué es eso?’. ‘¿Cómo es posible que Dios ame a esas personas?’. Es que Dios es así. El amor de Dios es una gracia pura y gratuita. Dios no nos mira y dice que somos dignos de recibir su amor; Dios nos mira y nos ama hasta que recibimos su amor. Así obra Dios. Es antitético a la religión. Ahora bien, están quejándose, están calumniando, están frustrados, ‘¿cómo es posible que haga esto? Se supone que la gente religiosa no debe comer con pecadores’.
Note lo que dicen: Come y bebe con publicanos y pecadores. Aún puede meterse en muchos problemas sobre esto. ¿Estoy promoviendo la glotonería y la embriaguez? ¡No! ¿Acusan a Jesús de ser un glotón y un borracho? ¡Sí! Lo acusan. Falsamente…injustamente. Jesús no comía más de la cuenta ni bebía más de la cuenta, pero sí comía y bebía. Y al hacerlo, Jesús no estaba pecando. Estaba siendo un buen misionero.
Ahora, tengo que hilar delgado aquí: cuando se trata de tomar bebidas alcohólicas, el consumo de alcohol entre menores siempre será un pecado porque en Romanos 13 dice que debemos obedecer el gobierno, por lo tanto no tome si es menor de edad; si toma, no conduzca. No venda bebidas alcohólicas a menores; no quebrante ninguna de las leyes, ¡guarde la ley! No se vuelva un adicto; no se deje dominar por nada. ¡No se emborrache! Pablo le dice a los efesios, no se emborrachen, sean llenos del Espíritu. Si quieren estar bajo el control de algo, que no sea el trago, que sea el Espíritu Santo. Deje que lo llene el Espíritu Santo. No sea de tropiezo a los demás. Si está cenando con alguien cuya conciencia no les permite tomar bebidas alcohólicas, no se tome una copa de vino con la cena. ¡No lo haga! Si están en un grupo comunitario y un alcohólico en rehabilitación se presenta, no lo inviten a una cerveza con alas de pollo. ¡No se tomen una copa de vino con la comida! Es mejor amar a las personas que están sufriendo que practicar nuestra libertad en Cristo. La gente religiosa nos quiere quitar nuestra libertad en Cristo, y debemos guardarla, pero de vez en cuando debemos regalarla. Es decir, ‘soy libre en Cristo para hacer esto o aquello, pero como te amo y esto es difícil para ti, estoy dispuesto a renunciar esa libertad, porque eres más importante que mi libertad’. El compañerismo es más importante que la libertad. La libertad es importante, pero el compañerismo es más importante, porque Cristo murió por las personas, no solo las ideas. Con eso en mente, no es pecado tomarse una copa de vino. Desde el punto de vista de la salud, les digo que no tomen de manera habitual, no tomen bebidas alcohólicas fuertes que dañan el hígado; no sean necios, no usen su libertad en Cristo para hacerse daño a ustedes mismos o a los demás.
Al contrario, lo que hace Jesús es ir a una fiesta cuyo anfitrión es Leví, donde hay todo un elenco de personajes raros, que si alguien le hubiera tomado una foto en ese momento y la hubiera puesto en el blog equivocado, o en una página de Internet, o si se la hubiera mandado a los medios de comunicación equivocados, el mundo cristiano se hubiera enloquecido. ‘Este es Jesús… ¡que escándalo! Miren con quién anda. ¿Qué tiene en la mano? Una copa de vino y algo de comer. ¡Oh, no! Menos mal que los escribas le sacaron una foto y los fariseos corrieron la voz’, pero no está pecando. No está pecando. Aquí tengo que decir las cosas bien. Esto es lo que hacen los misioneros: no enturbian lo que hacen: están en la cultura, pero no están en pecado; están con los pecadores, pero no pecan con ellos. Esto es lo que hace Jesús.
Jesús les dice: «Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento». Con cierta ironía y sarcasmo se dirige a los líderes religiosos que le preguntaron, ‘¿por qué andas con los pecadores? No piensan que ellos son pecadores. La gente religiosa no sabe que la religión es uno de los peores pecados. Y Jesús está de acuerdo con ellos, ’saben qué, estos sí son pecadores’. No dice, ‘este está borracho, pero…ha tenido una vida muy dura. Esta vive con su novio, pero su padre la abandonó cuando era niña… y tiene un vacío en su corazón para los hombres. Sí, fulano tiene problemas con el enojo, pero saben qué, se criaron en un barrio conflictivo y a veces pierden los estribos’. Él no excusa sus pecados, ni inculpa a nadie por ellos; no niega sus pecados ni los trivializa.
Los mira y les dice, ’ustedes dicen que son pecadores, y estoy de acuerdo. Estas personas tienen mucho pecado en sus vidas. La pregunta es, ¿qué haremos al respecto? ¿Vamos a crear grupillos santos, iglesias solo para cristianos, estudios bíblicos sólo para cristianos, una vida solo para cristianos, eventos solo para cristianos, o vamos a ir a donde ellos están sin esperar a que vengan a nosotros? Vamos a donde ellos están, como yo fui a donde estaba Leví; voy a la fiesta, los amo, les sirvo y les ayudo. Porque sucede lo siguiente: Sí, ellos están enfermos, pero yo soy doctor. Es lo que dice Jesús. Es una analogía asombrosa. «Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos». Si fuéramos donde un médico que está rodeado de enfermos, no diríamos qué médico tan horrible, diríamos que es un buen doctor. Eso es lo que hacen los doctores, se la pasan con los enfermos para que se mejoren.
Jesús es el Gran Médico, y está con los pecadores enfermos para salvarnos y aliviarnos. Eso es lo que hace: Perdona pecados y transforma vidas. Eso es lo que hace Jesús. Y los religiosos tristemente también lo necesitan, pero no lo saben. La verdad es que todos somos pecadores por naturaleza y por elección propia; todos estamos enfermos de pecado; todos necesitamos al Gran Médico, y no podemos mirar el pecado en la vida de los demás como lo hacen las personas religiosas y decir, ‘ahí están todas las personas enfermas, tenemos que aislarnos de ellos…’. Tenemos que decir, ‘yo también estoy enfermo, tal vez de una manera distinta. Ellos están adictos al trago, pero yo estoy adicto a creerme moralmente superior a los demás; ellos están adictos a la pornografía, pero yo estoy adicto a juzgar a todo mundo y de sentarme en mi sillita como una divinidad, decidiendo quien está adentro o afuera del reino de Dios y afuera de la gracia de Dios’.
La verdad es que todos estamos enfermos. Usted es un pecador. Pero al menos los que están con Jesús lo saben. Es un buen lugar donde empezar. A la gente religiosa se le dificulta reconocerlo. Se les dificulta ver el pecado de la religión, la creación y cumplimiento de reglas; su celo y devoción a un maestro y autor, o a un equipo o una tribu que no se menciona en la Biblia como pecado.
Ahora, lo que Jesús dice es que todos debemos arrepentirnos. Arrepentirnos, arrepentirnos, arrepentirnos. Martín Lutero clavó las 95 tesis en la puerta de Wittenburgo que dio inicio a la Reforma Protestante, y empezó así: «La vida entera de un cristiano consiste en el arrepentimiento». Arrepiéntanse, arrepiéntanse, arrepiéntanse. ¿En qué me he equivocado? ¿En qué he pecado? ¿Jesús, en qué áreas no te sigo? ¿En qué te he desobedecido? ¿Cómo he deshonrado tu posición como ‘Escriba’? Jesús es ‘nuestro Escriba’. Él ocupa el lugar más alto de autoridad. Arrepiéntanse, arrepiéntanse, arrepiéntanse. Es un cambio de parecer: ‘Jesús, tienes razón; yo estoy equivocado. Las Escrituras tienen la razón, yo no’. Arrepiéntanse, arrepiéntanse, arrepiéntanse.
¿Hay esperanza para los pecadores? Sí, Leví fue salvo e ingresó al ministerio. Hay esperanza para todos esos pecadores. ¿Hay esperanza para la gente religiosa? De hecho, sí la hay. De hecho, hay un relato en la Biblia de un fariseo que se salva. Su nombre es Saulo. Puede que lo conozcan como Pablo; cambió tanto que Dios cambió su nombre. Es un tipo que andaba matando cristianos, como a Esteban, el diácono de la iglesia primitiva. Nos dice en su testimonio, en Filipenses 3, que era un fariseo devoto, pero estaba equivocado. Y mientras crece en su relación Jesús, se aproxima al final de su vida, y dos de las últimas cartas que escribió fueron 1 y 2 Timoteo. Uno pensaría que después de andar fielmente como cristiano, y escribir varios libros de la Biblia por la inspiración del Espíritu Santo, que tal vez al final Pablo diría: ‘por la gracia de Dios ya no soy pecador. Ya no tengo que arrepentirme’. En cambio, le dice esto a su joven amigo, Timoteo: 1 Timoteo 1:15: « Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero». Entre más nos acercamos a Jesús y le seguimos, más nos damos cuenta de que no somos como Él. Que somos pecadores, que estamos enfermos, que somos egoístas, y que necesitamos que Él sea el Gran Médico. No podemos sanarnos solos.
Cerraré con algunos relatos de los grupos comunitarios. Pensé que sería divertido. Les dije a algunos de los líderes de grupos comunitarios que compartieran las historias más descabelladas de sus grupos. ¡Quiero – que – formen – parte – de – un – grupo – comunitario! Así que inscríbanse hoy.
Ana dice: «Le dije a mis niños que invitaran a uno de sus amigos al estudio bíblico y en este estudio todos se turnaban leyendo un versículo de la Biblia». Tan raro, ‘todos lean’, y el que no es cristiano dice, ‘no entiendo estas palabras’. «…Una de las personas se sentía muy nerviosa al leer palabras altisonantes en la Biblia, y cuando le tocó leer dijo genitales en vez de gentiles». ¡Asombroso! Es muy chistoso. Eso es lo que pasa en los grupos comunitarios: La gente viene y no saben la diferencia entre su gentiles y la otra palabra que empieza con “g”.
Jeremy comenta: «Un joven muy hablador vino a nuestro grupo comunitario y me volvió loco con su intensa e inmadura personalidad, y con sus monólogos me recordó cómo soy yo. Pues resulta que la policía lo arrestó por un delito que había cometido… [sí]…hace dos semanas, y ahora estoy aprendiendo a visitar a la gente en la cárcel». Amén.
Les leeré unas cuantas más: Stacey escribe: «Cuando me mudé para Seattle, vine a Mars Hill, lo que para mí fue una fuerte dosis de choque cultural entre mis tendencias religiosas y farisaicas, y por venir directamente de una iglesia bautista del sur muy conservadora y activa…[los amamos]…no supe qué pensar de Mars Hill cuando llegué. [Entendemos perfectamente] Al conocer a la gente y participar en el grupo comunitario me sentí muy confusa. Pensé…"pues dicen que son cristianos, pero miran la tele, se visten a la moda, dicen travesuras, a veces no se visten modestamente, los novios y las novias se muestran afecto… [ya ven, no todos los que asisten a Mars Hill son cristianos; no todos los que asisten a Mars Hill dicen ser cristianos, y algunas personas en Mars Hill son apenas nuevos cristianos]. Mi perspectiva que todo lo ve en blanco y negro, no podía hacerse a la idea. Ya no podía poner a la gente en una categoría donde algunos eran más espirituales o menos espirituales que yo. La gente se encontraba en distintas etapas de su camino con Cristo. Algunos son fuertes, otros débiles. No había un modelo particular de cómo debe portarse una persona religiosa, excepto Jesús. Aprendí que no puedo juzgar o clasificar a la gente rápidamente, sino que lleva tiempo conocer a la gente para verlos a través del lente del Evangelio, valorar sus fortalezas y aprender a apoyarlos en su debilidad. También me ha llevado a llevar todas mis opiniones a Dios en oración, luchando con ellas, arrepintiéndome de ellas y volviéndolas a evaluar para discernir la voz de sabiduría en vez de la voz de la religión». Juzgue a la gente en base a lo que han vivido, no por el estado en que están. Puede que no considere que algunas personas sean maduras hasta que vea cuánto terreno han cubierto, siguiendo a Jesús.
Qué tal si leemos esta…hay muchas que son buenas. Eh, voy a encontrar otra; algunas de estas son muy largas. Miriam dice: «Solía asistir a un grupo muy cerca de donde vivía. Asistía en gran parte porque era conveniente; me sentí presionada a integrarme. No me gustaba ir, pero no era porque las mujeres fueran malas o nada de eso, era que no estaba aprendiendo mucho. Una noche, todas las mujeres estábamos sentadas hablando de lo que hablan las mujeres. No estaba poniendo atención. Cuando de repente, en medio de una conversación más bien afable, una de las chicas nuevas del grupo comunitario dijo: “está bien, voy a compartir mi testimonio”. [Eso sucede. La gente te cuenta su biografía entera]. “Cuando era más joven, mi padrastro abusó de mí sexualmente, y mis últimos dos novios casi me violan”. De inmediato mi corazón se hizo pedazos por esta chica, pero al mismo tiempo me sentí sumamente incómoda por la información tan insufrible que tan fríamente había compartido. No pude recordar su nombre, ni cuantos años tenía; sin embargo, sabía que este profundo y lúgubre secreto, que no era tan secreto, me había dejado desconcertada. [Bienvenida a la comunidad] Afortunadamente mi líder de grupo es más adepto en tratar esa clase de situaciones, y ella empezó a abordar este difícil tema de conversación tranquilamente, seguí mirando el tiempo en mi celular, y me fui sintiéndome incómoda quince minutos después. Lamento no haberla tratado bien en esa situación. No debí desconcertarme tanto al oír la historia de esa chica y la franqueza con que se expresaba. Estaba en un grupo comunitario que sirve al área de Seattle y a su gente quebrantada. Con su vida en Jesús, esta chica no tiene ninguna razón para sentirse avergonzada por lo que le hicieron, y ojalá le hubiera mostrado cariño y la hubiera abrazado». Lo harás.
Esta me encanta. «Empezamos el grupo comunitario hace algún tiempo que tenía un par de… digamos…traficantes de droga, lo cual provocó unas conversaciones muy buenas sobre cómo salva Jesús. En tres semanas teníamos 17 personas que conducían muchas millas para venir, y estábamos hablando de la grandeza de Jesús y de la urgencia de tomar acción basados en su gracia y su Palabra. De alguna manera abordamos el tema de sus experiencias pasadas y cómo fueron salvos, y resulta que empezaron a comparar lo que les había pasado en la cárcel: “Mi historia es mejor que la suya”, o esa clase de conversación. Nos reímos y nos aunamos en Jesús tanto, que un compañerismo muy lindo surgió. Nos quedamos hasta tardes horas de la noche y nadie quería irse».
Hay otras. Sigue, sigue y sigue. Podríamos seguir toda la vida con esto. Podríamos seguir haciendo esto toda la vida. Les leeré otra que trata de una pareja muy religiosa que llegaron vestidos en traje de negocios, y dispuestos a criticar. Se integraron al grupo comunitario, y ¿saben quién aparece en la reunión? Un tipo con un enorme peluqueado mohicano, ¿y qué hacen? De inmediato se dan cuenta de que ‘ella apenas conoce a Cristo’. Tanto quería venir al grupo comunitario que caminó, caminó, sí lo dije…caminó más de una hora para llegar hasta allá. Y estos religiosos que lo juzgaban todo, que miraban lo externo porque no podían ver el corazón, como Jesús, vieron la oportunidad y dijeron, “es una hermana; ama a Jesús. El corte mohicano de seis pulgadas es un poco chévere, ‘aunque nosotros no lo somos’, y en vez de dejarla caminar una hora para llegar al grupo comunitario, iremos a recogerla”. Mejor dicho sucede lo siguiente.
Cierro con esto. A las strippers, y los a los adúlteros, a los borrachos, los adictos, los pervertidos, las víctimas, las estrellas del porno, las prostitutas, los ladrones, los glotones obesos que piensan que una cintura es algo terrible que cuidar, a los fans de Twilight, a los asesinos, los niños mimados por sus madres, los perdedores, los cretinos, los fenómenos, los que creen que la lucha libre es de verdad, por los pueblerinos, los dueños de muñecos de acción, los fumadores empedernidos, los que no usan los direccionales mientras conducen enviando mensajes de texto por sus celulares, hombres que viven con sus madres, mujeres que les pagan en billetes de un dólar, hombres que visten trajes de mujer, (lo he visto en Mars Hill), demócratas, republicanos, los tipos en el gimnasio que andan desnudos por el vestuario cantando Viviendo de un sueño por Bon Jovi, los mormones y cualquier otra persona que se ponga ropa interior sagrada, el que sea responsable por la creación y la venta continua de pantalonetas para ciclistas Lycra, líderes de gremios, profesores de yoga, brujas, marihuaneros, idiotas, coqueros, bobos, adictos a las anfetaminas, los Trekis o aficionados de Viaje a las estrellas, los que no reciclan, los que adoran el arco iris, los ecologistas radicales, los izquierdistas que conducen un Prius, y la gente religiosa que no sabe lo que estoy diciendo, porque estos temas no se trataron en La casa de la pradera, o en su cooperativa escolar, les tengo buenas noticias: Están bienvenidos a Mars Hill. Jesús los ama. Cuadrarán bien aquí. Y como Él murió por todos sus pecados, ustedes pueden arrepentirse. Voy a orar.
Dios Padre, gracias por la resurrección de Jesús que nos trae vida nueva. Gracias, Jesús, por ser el Gran Médico que viene a pasar el tiempo con pecadores enfermos como nosotros. Jesús, te pido que Mars Hill sea siempre una iglesia con los brazos y las puertas abiertas de par en par, para darle la bienvenida a cualquier persona y a toda persona. Pido que los hogares sean abiertos, que nuestras vidas estén abiertas, que nuestros horarios estén abiertos, que nuestros presupuestos estén abiertos, para que podamos darle la bienvenida a la gente que tú recibes, y que sean transformados, y que al estar en comunidad con ellos seamos transformados y salvados de nuestra propia tendencia hacia la religiosidad, y pedimos esta gracia, Señor Jesús, en tu Nombre bueno. Amén.
[Fin del Audio]
Nota: Esta transcripción ha sido editada.