Jesús es la puerta angosta (Lucas 13:22–35)

Lucas 13:22–35 (RVR 1960)

22 Pasaba Jesús por ciudades y aldeas, enseñando, y encaminándose a Jerusalén.
23 Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo:
24 Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán.
25 Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois.
26 Entonces comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste.
27 Pero os dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad.
28 Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos.
29 Porque vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.
30 Y he aquí, hay postreros que serán primeros, y primeros que serán postreros.
31 Aquel mismo día llegaron unos fariseos, diciéndole: Sal, y vete de aquí, porque Herodes te quiere matar.
32 Y les dijo: Id, y decid a aquella zorra: He aquí, echo fuera demonios y hago curaciones hoy y mañana, y al tercer día termino mi obra.
33 Sin embargo, es necesario que hoy y mañana y pasado mañana siga mi camino; porque no es posible que un profeta muera fuera de Jerusalén.
34 !!Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! !!Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste!
35 He aquí, vuestra casa os es dejada desierta; y os digo que no me veréis, hasta que llegue el tiempo en que digáis: Bendito el que viene en nombre del Señor.

Introducción

Imagínense que alguien les relata una historia, una que se ha pasado de generación en generación en su familia, por tantos años que ya nadie se acuerda exactamente cómo era, que tiene que ver con un abuelo lejano suyo. Y dicen que su abuelo vivía en la presencia de Dios, experimentó la gracia, la bondad, y la generosidad de Dios en su reino glorioso; que su abuelo lejano era insensato sobremanera, y en vez de volverse humilde se volvió soberbio; en vez de obedecer, escogió el trágico camino de la desobediencia. En vez de vida, escogió la muerte. En vez de honrar a Dios, quería ser honrado como Dios. Entonces su abuelo lejano le declaró la guerra a Dios, estuvo al mando de una insurrección contra Dios, despreció, repudió, y desobedeció a Dios, y huyó de la presencia de Dios.

Por fin vino al borde del reino de Dios, y allí encontró una puerta pequeña y angosta. Al pasar por esa puerta, se cerró de un portazo detrás de él, y salió de un mundo de luz a un mundo de tinieblas, de un mundo de vida a un mundo de muerte; y que cada generación de su familia ha nacido de ese lado de la puerta, y que esta historia se le ha pasado a Ud. de que en alguna parte hay un túnel largo y oscuro, y que en ese túnel hay una pequeña puerta angosta entreabierta para que la luz entre por sus ranuras, y que esa puerta es el punto de entrada para regresar el Rey y a su reino.

Nadie sabe con seguridad dónde está, hasta que Ud. providencialmente sale a caminar por un sendero en el bosque, y ve un túnel largo y angosto. Y se pregunta, “¿Será el túnel de la leyenda o de la historia; será la historia real que le fue pasada a mi familia? Con un poco de expectativa Ud. entra al túnel. De hecho, encuentra una pequeña y angosta puerta entreabierta que deja entrar luz por sus ranuras en la cueva oscura de ese largo túnel.

Sin embargo, también hay miles de puertas más, y cada una de ellas representa una religión, una filosofía, o una ideología, cada una garantiza algún don inmenso de vida eterna al otro lado, y cada una lo invita a poner su mano en el pomo para abrir la puerta, para incursionar por fe al mundo que se halla detrás de aquel umbral. Entonces debe decidir. ¿Cuál puerta debo escoger? ¿Cuál destino tendré que soportar? ¿A cuál mundo entraré?

La salvación es una puerta angosta

Básicamente esta es la historia que Jesús nos cuenta en Lucas 13. Primero leemos que la salvación es una puerta angosta; eso es lo que dice Jesús en Lucas 13:22–24. Nos dicen que Jesús, iba “por ciudades y aldeas, enseñando, y encaminándose a Jerusalén. Y alguien le dijo: “Señor, ¿son pocos los que se salvan?”. Y él les dijo: “Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán entrar”.

Jesús dice que en realidad hay una puerta. Una puerta existe para separar y dividir, para demarcar a los que están adentro y los que están afuera; a los que son miembros de la familia, y los que son enemigos; a los que son bienvenidos, y los que no lo son. Así como su casa tiene una puerta, el reino de Dios también tiene una puerta. Jesús dice que Dios vive a un lado de esa puerta y nosotros al otro lado. La santidad mora de un lado, y la impiedad del otro. La vida en un lado, y la muerte del otro. Que hay una puerta de división, de separación, de demarcación entre nosotros y Dios. Es una puerta angosta. Es una puerta pequeña. Jesús dice que es una puerta que pocos encuentran y menos son los que pasan por ella mediante la fe.

Vienen y le hacen esta pregunta: “Jesús, ¿muchos serán salvos?”. Y Jesús les responde, “¿Uds. serán salvos? Algunos de Uds. han desperdiciado demasiado tiempo especulando sobre todas las religiones, las filosofías, e ideologías del mundo, preguntándose: ¿Cuántos serán salvos? ¿Y los que nunca han oído?”. De hecho puede que hacer esas preguntas no sea inapropiado, pero se ha olvidado hacer la pregunta más importante: ¿Y Ud. qué? ¿Será salvo? Al morir, probará la vida eterna o la muerte eterna, el cielo o el infierno, la bendición o la condenación? Jesús dice que todo depende del lado de la puerta en que estemos.

Los ateos están equivocados. Dios sí existe, y existe un mundo más allá de este mundo; hay una vida después de esta vida. Los ateos han mentido.

Es más, los pluralistas han mentido: No son muchas las puertas que conducen a la vida eterna. No todas las religiones llevan al mismo sitio. Todas las religiones menos una lo llevan a uno al infierno. Jesús mismo lo dijo en Juan 14:6, “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie…[incluyéndolos a Uds.] viene al Padre, sino por mí”.

Los globalistas están equivocados y mienten. No todos morirán e irán a un sitio mejor. En los funerales a veces decimos tonterías de la gente que se muere porque nos sentimos incómodos y queremos esperanzar a los demás. Pero tampoco debemos ser insensatos y decir, “Está bien que se haya muerto, porque han ido a un mejor lugar”. Amigos, la mayoría de las personas no han ido, ni irán a un mejor lugar. La puerta es angosta. Si no entraron por esa puerta, no heredarán la vida eterna por el solo hecho de haberse muerto. Es una decisión que toman en esta vida, la cual determina al final a donde van cuando esta vida se acabe.

A nadie le gusta hablar de estas cosas. Los predicadores no predican de estas cosas. Inclusive algunos cristianos renuncian a estas cosas. Pero son cosas que Jesús mismo ha dicho. Y permítanme preguntarles, ¿a quién más le van a creer? ¿A quién más le van a creer? ¿Tienen algún maestro, un líder religioso, o algún filósofo que les está enseñando algo contrario a las enseñanzas de Jesús? ¿Piensan que ellos son más humildes y creíbles? ¿Se proponen seguir sus enseñanzas, o decidirán seguir las enseñanzas de Jesús?

Hoy por hoy nos encontramos en una posición en la cual debemos tomar una decisión importante. ¿Por cuál puerta pasaremos? Quiero que piensen en esto cada vez que pasen por el umbral de una puerta, cuando entren por una puerta, y pongan la mano en el pomo, recuerden, recuerden, recuerden las palabras de Jesús. De todas las puertas por las que pasen al salir de este sitio, al entrar en su carro, o al regresar si todavía están vivos a la casa que Dios les ha dado, cada vez que pasen por una entrada, cada vez que pongan la mano sobre el pomo de la puerta, recuerden las palabras de Jesús. Solo hay una puerta que es la más importante. Es una puerta angosta. Es la puerta de la fe. Es una puerta que nos separa de Dios, de la vida y de la muerte, del infierno y del cielo.

La puerta angosta es exclusiva y global

Algunos de Uds. dirán, “Eso es lo que no me gusta del cristianismo. Es tan exclusivo, tan estrecha o intolerante. Amigos, somos tan estrechos como Jesús. Él habla del camino a la salvación, del perdón del pecado y la vida eterna como un camino que se cruza por una puerta angosta. Es una puerta que Dios nos abre como una invitación a los enemigos de Dios, no solo para quienes no se lo merecen, sino para los que no han hecho nada para merecerlo, para darles la bienvenida al reino de Dios y a la presencia de un Dios santo, justo y bueno.

Antes de juzgar a Dios, primero permítame señalarles su propia hipocresía. Ninguno de Uds. haría esto por sus enemigos: Los que les han hecho daño, que los han abusado, abandonado, traicionado, calumniado; esta noche no dejarán su casa abierta para ellos. No dejarán la luz prendida para invitarlos a que vengan. No les darán la bienvenida en su casa para bendecirlos y amarlos, prodigarles su bondad y sentarlos a la mesa con Ud. para comer un banquete. Todos somos hipócritas. Dios es mejor que todos nosotros. Dios no nos debe nada y sin embargo nos ha abierto una puerta.

Sin duda es una puerta angosta. A decir verdad, en este aspecto el cristianismo sí es una religión exclusiva. Aparte de Jesús, no hay salvación. Aparte de Jesús, no hay perdón de pecados. Aparte de Jesús, no hay vida eterna. El camino a la salvación, la puerta al cielo, ciertamente es angosta. En ese sentido también es exclusiva. Aparte de Jesucristo, no hay esperanza para el pecador.

No obstante, el cristianismo también es la religión más global. Todos están bienvenidos a pasar por la puerta angosta. En algunas religiones uno tiene que pertenecer a cierta raza, grupo étnico, o grupo de personas en particular. Sin embargo, todos los países son bienvenidos a pasar por la puerta angosta. En las otras religiones uno tiene que aprender hebreo, o árabe. Sin embargo, todos los idiomas son bienvenidos a pasar por la puerta angosta. En las otras religiones, uno tiene que ser de cierta nacionalidad, tribu, grupo étnico o cultural. Sin embargo, todas las tribus, todos los idiomas, todos los países y personas son bienvenidas a pasar por la puerta angosta.

En algunas religiones, uno tiene que ser muy inteligente y muy estudioso. Sin embargo, hasta las personas más sencillas son bienvenidas a pasar por la puerta angosta. En algunas religiones, prefieren que uno sea rico y adinerado para que compre su silla en los días feriados en su sinagoga. O en algunas religiones, si me permiten usar el término con rigor mínimo, como la Cienciología, que son religiones para los ricos y famosos, donde deben pagar grandes sumas de dinero para avanzar por varios niveles de enseñanza, entrenamiento, y purificación.

Sin embargo, tanto ricos como pobres, blancos y negros, jóvenes y ancianos, sencillos y sabios, son bienvenidos a pasar por la puerta angosta, al igual que los más censurables que hay entre nosotros. Muchas religiones enseñan que uno tiene que ser una buena persona y llevar una buena vida. Que cuando esté frente a Dios en el Día del Juicio, sus buenas obras deben pesar más que sus malas obras. Sin embargo, ¡el cristianismo dice que no! “Las personas más malas, viles, y censurables que tenemos, si se arrepienten de su pecado con fe sincera, aunque lo hagan en su lecho de muerte, también son bienvenidas a pasar por la puerta angosta. Amigos, hay una puerta. Es una puerta angosta. Es una puerta exclusiva. Debemos pasar por ella. Pero también es global. Todos son bienvenidos a entrar por una sola puerta angosta.

La puerta angosta se está cerrando

Jesús continúa diciendo que la puerta angosta se está cerrando. En Lucas 13:25–27 dice, “Después que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos, él respondiendo os dirá: No sé de dónde sois. Entonces comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste. Pero os dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad”.

Ahora bien, si examináramos la vida de estas personas, sería difícil decir que son personas malvadas. Diríamos que son gente moral, buenos ciudadanos, buenos vecinos. Pero Ud. se preguntará, “¿Qué mal habrán hecho?”. El mal que hicieron fue este: Vivir separados de Dios. El pecado no consiste solo en las malas obras o en los delitos. Es si uno no vive en una relación amorosa con el Dios que lo hizo. Cualquier vida, todas las vidas, cualquier vida que aparta de Dios es pecaminosa, ya sea moral o inmoral. Estas personas estaban viviendo apartadas de Dios. Estaban viviendo apartadas de la fe en Jesús. Habían visto la puerta angosta, pero no habían entrado por ella.

Y lo que Jesús les está diciendo es que Dios está dispuesto a abrirles. Amigos, Él nos ha abierto una puerta, una puerta angosta de oportunidad; una invitación a ser salvos. Sin embargo, esa puerta ciertamente se va a cerrar. No hay reencarnación. Es mentira. No hay una segunda oportunidad para ser salvos después de la muerte. Es mentira. No hay purgatorio. Eso también es mentira. Hebreos 9:27 dice, “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio”. Uno vive, muere, y es juzgado. Esa es la verdad. Esa es la verdad.

Cuando uno se muere, la puerta de la oportunidad se cierra de un portazo detrás de nosotros. Mientras estén vivos, hay esperanza para sus almas. Pero cuando se mueran, y no sabemos cuándo vamos a morir, algunos de Uds. son jóvenes y presumen de la gracia de Dios y creen que tienen décadas de vida por delante para determinar su condición espiritual. Pero no lo saben. No saben qué día morirán. Podría ser de repente. Otros pueden que vivan mucho tiempo. Algunos de Uds. presumen de la gracia de Dios. Algunos de Uds. ya tienen los días contados.

Van a morir. Le pregunta es cuándo. Al morirse, la puerta se cierra tras uno de un solo portazo y nos paramos delante de Dios a rendirle cuentas. Seremos juzgados eternamente. ¿Están listos? Estas personas no estaban listas. Jesús dice que hay muchos, quizás hasta algunos de Uds. que al morirse la puerta de la oportunidad se les va a cerrar de un portazo, lo cual significa que cada minuto de cada día que la puerta se nos cierra lentamente nos acercamos más a nuestro final; estuvieron atónitos de haberse muerto a este lado de la puerta. No era lo que ellos esperaban. Eran personas morales y religiosas; gente decente y piadosa. Y le dicen, “Jesús, habíamos oído hablar de ti, y cenamos contigo, y conocíamos tus enseñanzas. ¿Como es posible que muramos a este lado de la puerta?”. Y Jesús les dice, “Porque habían oído cosas de mí, pero no me conocían. Estaban tan familiarizados conmigo que me pasaron por alto. Habían contemplado la puerta durante tantos años, que se les olvidó pasar por la puerta mediante la fe”.

Amigos, esto les pasa a algunos de Uds., puede que los padres de muchos de Uds. hayan sido cristianos. Su familia era cristiana. Sus amigos eran cristianos. Tal vez asistió a un colegio cristiano. Asiste a Mars Hill. Está en un grupo comunitario. Ha leído la Biblia un poco. Cuando era niño levantó su mano en un campamento juvenil y piensa que cuando Jesús lo llame a rendirle cuentas Ud. podrá decirle, “Jesús, soy tuyo”, pero Él les dirá, “No lo eres. Es una puerta angosta. Hay que entrar en fila india. Ud. conoció a muchos que pasaron, pero Ud. no estaba entre ellos”.

¿Conoce a Jesús? ¿Ama a Jesús? ¿Le ha dado su vida a Jesús? ¿Está confiando en Jesús? Adora a Jesús como Señor, Dios, Salvador, Cristo, y Rey? No le estoy preguntando si lo hacen sus amigos, su familia, su colegio, su comunidad, su grupo, sus familiares, o si siempre ha sido cristiano. Solo Ud. Solo Ud. ¿Cuál es su relación con Jesús? ¿Ha pasado por esa angosta puerta de la salvación? ¿Ha recibido esa clase de invitación? Algunos de Uds. dirán, “Fui bautizado como niño”. ¿Pero ha pasado por la puerta angosta? Sus padres no pueden llevarlo como un niño para entrar por la puerta angosta. Ud. solo debe entrar, por su propia voluntad y volición; debe decidir entrar por la puerta angosta.

La puerta angosta divide al cielo del infierno

Después Jesús nos dice por qué esta puerta es la más importante de toda la historia, porque esta puerta angosta en realidad es la puerta que divide al cielo del infierno. En Lucas 13:28–30, Jesús lo dice de la siguiente manera: “Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros estéis excluidos. Porque vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios. Y he aquí, hay postreros que serán primeros, y primeros que serán postreros”.

Jesús dice que esta puerta angosta, esta puerta angosta divide el cielo y el infierno. Amigos, el cielo existe. Jesús dice que estará llena de banquetes, risa, y bendiciones. Es como una enorme fiesta pero sin pecado, donde en cuerpos resucitados venceremos y destruiremos las enfermedades, y glorificaremos a Dios. Las naciones se juntarán y viviremos para siempre bajo la gracia de un buen Rey. El mundo que conocemos no es el mismo mundo como cuando Dios lo acabó de hacer. En Génesis 1:31 dice, “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera”. Y el pecado, el sufrimiento y las enfermedades que soportamos hoy fueron ocasionadas por nuestra rebelión. Hemos pasado por esa puerta y creamos este mundo como un lugar de horror absoluto para nosotros. Pero la culpa es nuestra, no de Dios. Y Jesús dice que hay un reino y que Él es el Rey. Para quienes pasan por esta puerta angosta, y regresan a su Rey, les aguarda un reino celestial.

Pero también hay un infierno eterno. Hay un infierno eterno. No es un punto de especulación filosófica. Es un hecho. Hay un infierno real que estará lleno. Muchos no pasarán por la puerta angosta. Morirán de este lado de la puerta y darán cuenta delante de Dios y serán juzgados por sus pecados y delitos. Algunos de Uds. dirán, “Yo no creo en eso”. Querido amigo, venga a Jesús o Ud. mismo lo experimentará. Si estoy equivocado, no tengo nada que perder y todo que ganar. Pero si Ud. está equivocado, no tiene nada que ganar y todo que perder.

Jesús explica el infierno de la forma más dolorosa. Jesús habla del infierno más que cualquier otra persona en la Biblia. Jesús compara el infierno a un lugar de tormento consciente, eterno y sin fin. Jesús dice que será un lugar donde la gente llorará intensamente y donde habrá crujir de dientes por su agonía. Amigos, ¿han visto a alguien padecer tanto dolor que sus labios se estremecen, su mandíbula tiembla, y sus ojos lloran? Para siempre, para siempre, para siempre, para siempre.

No crean lo que dicen las caricaturas, y no sean insensatos. Satanás no manda en el infierno. Solo Jesús. Jesús es Señor sobre todas las cosas. En Apocalipsis 14 dice que Satanás y los demonios, y los que no pasan por la puerta angosta serán “atormentados para siempre delante de Jesucristo, el Cordero de Dios, y sus santos ángeles”. Jesús gobierna en el cielo, y Jesús gobierna en el infierno. En Juan 5 Jesús dice que Él es quien los va a juzgar. Algunos de Uds. les han dicho a sus familiares y amigos, ¡Uds. no pueden juzgarme! ¡Pero Jesús sí le juzgará! Y después de morirse no habrá ninguna oportunidad para salvarse. La puerta se cierra de un portazo detrás de Ud. y acto seguido estará delante de Jesús; Él pasará sentencia y lo castigará en el infierno con el mismo grado de impiedad que Ud. manifestó en su vida. Eso significa que algunos de Uds. sufrirán más que otros, pero todos los que no entran por la puerta angosta sufrirán para siempre.

Muchos predicadores son cobardes. No les dirían estas cosas. Mi trabajo consiste en amarlos y decirles la verdad. La Biblia enseña que los maestros serán juzgados más estricta y severamente. Eso significa que un día tendré que dar cuentas a Jesús aun por estas palabras. No les voy a mentir. No les haré una injusticia. No voy a endulzar mis palabras. Los trataré como adultos, y quiero que tomen su propia decisión. Pero también quiero que mis manos estén limpias de sangre, y quiero que tomen la decisión plenamente conscientes de las consecuencias, de esta oportunidad que Dios les ha dado.

Algunos de Uds. irán al infierno. Y les dice, “cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob”, no es porque estén solo en el lugar de tormento, sino porque de alguna manera también podrán ver el lugar de bendición. Verán el amor, la gracia, y la misericordia de Dios. Verán el gozo y la gratitud del pueblo de Dios. Por toda la eternidad, lamentarán su propia locura y las oportunidades que desperdiciaron. No podrán echarle la culpa a nadie sino a Uds. mismos.

Los postreros serán primeros, y los primeros serán postreros

Y Jesús dice que algunos que son postreros serán primeros, y primeros que serán postreros. Sorprendentemente, hay muchos postreros que se están volviendo primeros al pasar por esta angosta puerta. Hace como un año, un terremoto azotó a Haití, y en casi 37 segundos el país más pobre del hemisferio occidental fue sacudido hasta los cimientos. En la gran ciudad de Puerto Príncipe más de la mitad de los edificios se derrumbaron.

Por la gracia de Dios y la labor del pastor James MacDonald de la Harvest Bible Chapel, pudimos entrar al país unos días después de la tragedia, y fue un milagro de Dios que hubiésemos entrado. Tuvimos el privilegio de llevar al equipo técnico para ver la devastación y hacer una investigación en forma de documental, de lo que había pasado con las iglesias. Regresamos, y en una prédica les mostramos las secuencias de lo que Uds. y otras iglesias hicieron, por lo cual quisiera darles las gracias. Uds. donaron $750.000 dólares para apoyar ese esfuerzo. Una pequeña organización llamada Churches Helping Churches (Iglesias Que Ayudan Iglesias) fue creada con un mínimo de personal y muchos voluntarios de otras iglesias, incluyendo la del pastor James que también hizo una recolecta mediante la cual le sumaron 2 millones de dólares, para un total de 2,7 millones de dólares.

De manera que durante el primer aniversario del terremoto tuve el honor de regresar para ver lo que Dios estaba haciendo. El edificio principal sigue colapsado. Lo único que han hecho es mover los escombros y sacar los cuerpos de la calle, pero aún no hay proyectos de construcción. Todo sigue como estaba. Hay más de un millón de personas que llaman “desplazadas”, pero que en realidad se han quedado sin casa. Sus casas se derrumbaron. Viven bajo lonas y carpas en los parques. Un parque tiene más de 50.000 personas viviendo allí en pleno centro de la ciudad. No hay electricidad, agua potable; no hay baños; no existe un gobierno funcional. No hay fuerzas armadas, y un mínimo de fuerzas policiales.

Sin embargo, la iglesia está estallando por todas partes. Las iglesias están llenas de personas que están entrando por la puerta angosta. Les mostraré una foto del evento que montamos. Hicimos un culto. La estación de radio y televisión reportó que vinieron 50.000 personas para conmemorar el primer aniversario del terremoto. En el sitio donde predicábamos había cinco calles en total que convergían en ese lugar, de las cuales dos estaban llenas de gente, o sea que aquí vemos la mitad de la multitud. Menos de la mitad. Había otra calle llena que se desbordaba a otra área circunvecina. Esta gente vino sin agua, sin comida. No había sombra ni cubierta y solo había unos cuantos baños portátiles para 50.000 personas. Hacía un calor de 90 grados Fahrenheit donde estuvieron parados entre 5 y 6 horas. El presidente iba realizar un evento conmemorativo esa noche y nos permitió usar su plataforma y equipo de sonido por apenas $3.000 dólares. Fue maravilloso. Los tratados evangelísticos y de seguimiento de la cruzada de Franklin Graham habían llegado tarde, por lo cual Franklin Graham tuvo la deferencia de dejarnos usar todo tipo de materiales para los nuevos cristianos. La gente fue muy generosa, muy gentil. Hay muchas grandes organizaciones allá, incluyendo las cristianas, que hacen cosas maravillosas.

Es asombroso que estas personas que son las postreras… es decir, porque la persona promedio apenas ha cursado tercero de primaria. La persona promedio que conocimos vive bajo una carpa en un parque desde hace un año. Parece que todas las familias tienen familiares que perdieron extremidades, porque cuando los edificios cayeron sobre las personas el hospital también fue destruido y ahora no hay cuidado médico que darles, por lo cual tuvieron que amputarles las extremidades. Hay gente por todas partes sin brazos y piernas. Quiero darles las gracias. Podemos ayudar a reconstruir los edificios de un seminario y 50 iglesias, y por avión llevamos $1,7 millones en ayuda médica para ayudarles a miles de pastores y brindar apoyo a los oriundos de la zona que hablan criollo y francés, a los haitianos nacionales que aman a Jesús y fueron los anfitriones de este evento.

Les compartiré una historia del hombre que aparece a la derecha que es pastor. Fue mi traductor durante mi breve sermón. Dejamos que los haitianos hicieran la mayoría de las enseñanzas y cánticos. Sobraba que un americano se entrometiera en lo que Dios estaba haciendo. Solo queríamos darles las gracias. El hombre a la derecha es pastor. Su casa se derrumbó. Un año después sigue viviendo entre los escombros. Su iglesia también se derrumbó. Su congregación está desplazada, se han quedado sin casa. Viven en los parques, bajo lonas y carpas. Por lo cual decidimos sembrar una iglesia en el parque. Su iglesia ahora cuenta con 3.000 miembros que se han quedado sin techo, y ahora viven en el parque porque los haitianos están corriendo a entrar por la puerta angosta. Son tantos los que acuden a Jesús, que parece un avivamiento.

Había una organización no cristiana que quiso contratar a ese pastor diciendo, “Ud. es un hombre íntegro y nos gustaría que trabaje para nosotros para ayudarle a nuestra organización”. Él dijo, “debo trabajar gratuitamente. Uds. no aman a Jesús, pero me encanta lo que Uds. hacen, y como no puedo comprometer mi integridad, no puedo trabajar a salario”. Eso fue lo que dijo el pastor de aquella iglesia de personas sin casa que vivían en el parque. La carpa o lona donde se reunían fue destruida por una gran tormenta, por lo cual nuestro liderazgo encabezado por Thomas Kin se le acercó y le dijo, “Nos gustaría reemplazar este albergue provisional”. Y él dijo, “No, nuestra gente tiene que aprender a dar generosamente. Se han quedado sin casa, pero podemos idearnos la manera de congregarnos”. Y lo hicieron.

A la izquierda está su líder de alabanza, un niño de 12 años que canta como Michael Jackson, pero lleno del Espíritu. Si conseguimos el audio y el video me encantaría que lo escucharan. Dirigió a 50.000 personas que quedaron completamente atónitas con la alabanza, y yo estaba entre ellas. Quedé pasmado. Tenía una voz, una pasión, un dominio propio y una autoridad espiritual increíble aquel muchacho de 12 años. Él habla criollo, yo hablo inglés. Era difícil entenderlo. Creo que era huérfano. Pero definitivamente vive en el parque, desplazado y sin casa. Dirige la alabanza de una mega iglesia de 3.000 personas. Claro que vamos a apoyarlo. Me mantengo en contacto con el pastor. Vamos a ayudarle a este joven.

La manera como lo encontraron fue en los parques donde no hay nada que hacer y la gente se reúne a cantarle a Jesús. Han aprendido que la vida al otro lado de aquella puerta angosta en realidad es la vida que más cuenta. Por lo tanto, toda la ciudad está callada, no hay electricidad en la mayoría de las áreas. Sin embargo, si sale a caminar lo que se oye son la voces de los cristianos que adoran a Jesús; sin casa, pobres, amputados, en el parque. Había una pareja misionara que había estado allí 35 años, que pasaban por el parque cuando oyeron la voz de este joven que dirigía la alabanza.

Entonces lo encontraron y lo invitaron a nuestro evento, y lo pusimos sobre el tablado frente a 50.000 personas y nos dejó boquiabiertos, por la gracia de Dios. Estuvo fascinante. Al ver aquel espectáculo, me sobrecogió la emoción. Vi personas con una sola pierna, o en muletas de diferentes tamaños cojeando mientras hacía un calor de 90 grados. Vi niños con una sola pierna y un solo brazo balanceándose sobre las muletas para que pudieran alzar la única mano que les quedaba a Jesús, cantando por seis horas.

¿Los postreros serán qué? ¿Los postreros serán qué? Primeros. Esta angosta puerta esta abierta, es exclusiva. Hay una sola puerta que es global. Todos son bienvenidos. Las personas con una sola pierna y con una educación de tercero de primaria, que duermen en carpas, corren para entrar por esa puerta.

Además, Jesús dice que los primeros serán ¿qué? Postreros. ¿Mars Hill, qué son Uds.? Los primeros. Si han llamado a otros países saben que deben marcar el prefijo del país antes de marcar el número. Si llaman a Estados Unidos, tienen que marcar el prefijo del país. ¿Cuál es nuestro prefijo en este país? El número 1. Somos los primeros. Somos el primer país del mundo. Somos el país más preeminente y destacado del mundo. ¿Los primeros serán, qué? Postreros.

Mi exhortación, mi invitación para Uds. es esta. No sean demasiado inteligentes. No sean demasiado soberbios. No sean demasiado acaudalados. No estén demasiado ocupados. No sean demasiado críticos. No sean demasiado morales. No sean tan santurrones que no logran entrar corriendo por esa puerta. Para los que son postreros, esta vida es lo más parecido al infierno que jamás tendrán. Y para los que no logran entrar por la puerta, este es su cielo. El infierno les aguarda, y esto es lo más parecido al reino de Dios que tendrán.

La Puerta Angosta es Jesucristo

Jesús cierra con estas últimas palabras; de hecho, Él es esa Puerta Angosta. La Puerta Angosta es Jesucristo. En Lucas 13:31–51 dice, “Aquel mismo día llegaron unos fariseos, diciéndole: Sal, y vete de aquí porque Herodes te quiere matar. Y les dijo: Id, y decid a aquella zorra…”, un apelativo negativo y crítico, “…He aquí, echo fuera demonios y hago curaciones hoy y mañana, y al tercer día termino mi obra. Sin embargo, es necesario que hoy y mañana y pasado mañana siga mi camino; porque no es posible que un profeta muera fuera de Jerusalén. !!Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! !!Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste!. He aquí, vuestra casa os es dejada desierta; y os digo que no me veréis hasta que llegue el tiempo en que digáis: Bendito el que viene en nombre del Señor”.

Dios nos ha abierto una puerta para acceder a Él. Dios ha abierto una puerta angosta para llegar a Él. Esa puerta es Jesucristo. En Juan 10:9 Jesús mismo lo dijo: “Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo”. Jesús dice, “¡Yo soy la puerta!”. ¡La puerta de la salvación! ¡La puerta de la invitación! ¡La puerta de Dios al hombre! ¡La puerta del cielo al infierno! ¡La puerta que está disponible para Uds. este instante es Jesucristo!

Dios se hizo hombre. Vivió sin pecado, y aquí va camino a Jerusalén, enfocado, entregado, devoto, resuelto a llegar a Jerusalén. Y los líderes religiosos llegan y le dicen, “Jesús, ten cuidado. Deja de predicar, porque si no te matarán”. Y Jesús les dice, “Lo sé, por eso tengo que llegar a Jerusalén”. La gran ciudad de Dios con la presencia del Espíritu Santo que moraba en el Lugar Santísimo donde los sacerdotes con el sistema de sacrificios adoraban a Dios en torno al templo, lo cual era sombra de la venida de Jesucristo, y con gran anticipo esperaban el cumplimiento de todo lo que les fue prometido y lo que anhelaban. Jesús tenía que ir a Jerusalén. Tuvo que sufrir y morir en nuestro lugar por nuestros pecados, como nuestro Salvador, para pagar nuestra deuda a Dios, y abrir aquella puerta que nuestro tatara-tatarabuelo Adán cerró de un solo portazo por su rebelión, locura, y pecado; y Jesús vino como nuestro nuevo Adán, el postrer Adán, a abrir la puerta, para que la luz del reino de Dios resplandeciera en las tinieblas de este mundo; vino a invitarnos a pasar por esa puerta angosta.

Jesucristo es la puerta de la salvación y la provisión. Murió en su lugar por sus pecados como Expiador y Salvador. Sabe exactamente cuál es su misión, y aquí lo vemos completamente entregado a cumplirla hasta el final. El que no hizo pecado se convirtió en pecado por nosotros. Dios se hizo hombre para abrirnos la puerta de la oportunidad, para que la raza humana viniera a Dios. Jesús es esa puerta.

Estimado amigo, se lo imploro, se lo ruego, no se queje de esa puerta. No vaya a buscar otra puerta. No explore las otras miles de puertas que le ofrecen las religiones las ideologías y la filosofía. No critique la puerta. No critique la puerta. No se aparte de la puerta y no ponga su mano en el pomo equivocado. No se meta a alguna creencia equivocada. Es una trampa. Es una mentira. ¡Al contrario, corran, corran a Jesús! ¡Entren corriendo por la puerta angosta!

Más arriba usó la palabra “Esforzaos”. Es el lenguaje que usa un atleta que corre apasionadamente, con apremio y ahínco. Hay un sentido de urgencia. ¡Corran! Algunos de Uds. presumen de la gracia de Dios. Algunos de Uds. viven en la senda de la ira de Dios. ¡Entren corriendo por la puerta que Dios les ha abierto! ¡Entren corriendo por la puerta que Dios les ha abierto! Corran por fe, de su pecado, por medio de Jesús, a la vida eterna.

La decisión es suya. Más no puedo hacer. Jesús ha hecho todo lo que se puede hacer. Y ahora la decisión es suya; ¿qué hará? ¿Cuál es el corazón de Jesús? Algunos de Uds. dirán, “Qué Dios tan cruel. Qué Dios tan malvado. Que Dios tan caprichoso que envía a las personas al infierno”. ¿Pero qué está haciendo Jesús aquí en este texto, queridos amigos? ¿Qué está haciendo? ¿Se está riendo? ¿Se está burlando? ¿Está bailando? No, está llorando. Está llorando. Su corazón está roto.

Sí, Jesús resucitó de los muertos. Sí, Jesús ascendió al cielo. Sí, Jesús regresará a juzgar a vivos y muertos. Pero el corazón de Jesús hoy es el mismo corazón de Jesús en aquel entonces. Él se encuentra al otro lado de esta puerta, esta puerta angosta, y está llorando. Sus brazos están abiertos. Sus ojos llenos de lágrimas. Sabe cuándo morirán. Sabe a dónde irán. Sabe que sufrirán y que esa ese la paga de la justicia. Con su llanto le invita a entrar corriendo por fe por la puerta de la salvación, por la cual Él padeció, murió, y resucitó para abrírsela. Este es el amor de Dios. Es el amor de Dios por Ud. estimado amigo. Creo que ahora mismo Jesús llora por nosotros así como lloró por ellos. Y mi oración es que Ud. corra. Pero eso es algo, estimado amigo, que Ud. debe decidir. La puerta es angosta, y la decisión es suya.

Dios Padre, te damos gracias porque aunque solo nos merecemos el infierno y la condenación por nuestro pecado, por nuestra locura y rebelión, que nos amaste e ideaste un plan para abrir la puerta de la salvación de tu mundo al nuestro, de tu santidad a nuestra pecaminosidad, de nuestra muerte a tu vida. Señor Jesús, te damos gracias porque te humillaste siendo Dios, y te hiciste hombre; que nos diste ejemplo con tu vida, una vida sin pecado, que moriste una muerte que debíamos morir, la muerte por el pecado; que resucitaste para conquistar el pecado y la muerte, y abriste la angosta puerta de la oportunidad entre tu reino y las naciones de esta Tierra. Jesús, pido por mis amigos para que les des un corazón y una mente clara, un sentido de urgencia, de que hay una puerta abierta, y que estás al otro lado con lágrimas en los ojos, las manos cicatrizadas por los clavos y los brazos abiertos dispuesto a abrazar a cualquiera que por medio de la fe entre corriendo por esa puerta angosta. Jesús, pido por mis amigos, que corran hacia ti y que los abraces. Amén.

[Fin del Audio]

Nota: Esta transcripción ha sido editada.