Jesús el Profeta (Lucas 4:22–30)

Lucas 4:22–30

22 Y todos daban buen testimonio de él, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es éste el hijo de José?
23 Él les dijo: Sin duda me diréis este refrán: Médico, cúrate a ti mismo; de tantas cosas que hemos oído que se han hecho en Capernaum, haz también aquí en tu tierra.
24 Y añadió: De cierto os digo, que ningún profeta es acepto en su propia tierra.
25 Y en verdad os digo que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en toda la tierra;
26 pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón.
27 Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio.
28 Al oír estas cosas, todos en la sinagoga se llenaron de ira;
29 y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada la ciudad de ellos, para despeñarle.
30 Mas él pasó por en medio de ellos, y se fue.

Introducción

Hola Mars Hill, estamos en Lucas capítulo 4, versículos 22 al 30. Si son nuevos, algo que nos gusta hacer es recorrer los libros de la Biblia. Amamos la Biblia en la iglesia Mars Hill, y aprendemos acerca de Jesús en la Biblia, por lo tanto nos gusta hacer un recorrido por los libros de la Biblia para ayudarles a aprender la Biblia por su cuenta. Los grupos comunitarios también les ayudan a aprender las Escrituras y a estar en misión con Jesús, por Él, y como Él.

Los Profetas Verdaderos

Y hoy aprenderán acerca de Jesús como profeta. Él es Dios. Entró en la historia humana como hombre, y vino a predicar y a profetizar; eso es parte de su ministerio. Así que quiero darles un poco de información acerca de los profetas. La Biblia tiene una sucesión de profetas; de hecho, ellos son los autores de las Escrituras. Un profeta es alguien que Dios ha elegido cuidadosamente. A diferencia de un sacerdote que proviene de un linaje sacerdotal específico, que recibe una formación particular y tiene que aprobar ciertos exámenes, los profetas son nombrados por Dios, el Espíritu Santo está sobre ellos; por lo general no salen de las instituciones académicas sino del bosque. Sirven a Dios solos. Generalmente no tienen temor, aunque algunos padecen depresión aguda por el rechazo que sufren. El llamado en la vida de un profeta es muy intenso; dicen centenares de veces en el Antiguo Testamento: «Así ha dicho el Señor…»; hablan de parte de Dios; son los voceros de Dios. Algunos profetas eran profetas predicadores y tenían escribas que documentaban sus palabras; otros eran las dos cosas, y eran rechazados porque venían al pueblo de Dios y les decían que viven en pecado, son rebeldes, tienen que arrepentirse. Los puritanos de antaño tenían un dicho que les gustaba usar, que dice: «El mismo sol que derrite el hielo, endurece el barro». Pues los profetas declaraban con denuedo la Palabra de Dios, y derretían los corazones de algunos que decían, ‘yo estoy viviendo en pecado, sí soy rebelde, sí soy insensato, sí debo arrepentirme, sí debo volver al Señor’; y a otros se les endurecía el corazón. Se volvían más religiosos y argumentativos, y se creían moralmente superiores a los demás, y por último mataban al profeta.

Entonces Jesús, a la manera de los profetas, llega predicando. Algunos lo aman, muchos lo odian, y finalmente lo matan. Moisés es el gran profeta del Antiguo Testamento. Y lo que vemos en Deuteronomio capítulo 18 es una porción de las Escrituras que habla de profetas y profecías. Aquí Dios le revela a Moisés que puede probar a los profetas verdaderos y a los falsos. Ustedes tienen que saber esto: existen falsos profetas que profetizan mentiras, que obran bajo el poder de Satanás y no por el Espíritu Santo; son fundadores de religiones, ideologías y movimientos espirituales, y hacen descarriar a la gente. Y la pregunta es, ¿cómo sabemos quién es verdadero y quién es falso de los que dicen ser siervos enviados por Dios? Los requisitos de Deuteronomio 18 están resumidos para ustedes; pueden leerlos por su cuenta para que puedan tratarlos en su grupo comunitario. En parte dice que todo lo que predica un profeta verdadero siempre se cumple. Un profeta verdadero acierta al ciento por ciento, mientras que un profeta falso dice cosas al azar. Así que al leer las Escrituras, aprendemos que debemos proceder con sensatez y discernimiento. No podemos creerle a todo maestro, a todo predicador, y a todo libro. Algunos son verdaderos, algunos son falsos; algunos son profetas verdaderos y otros son profetas falsos; unos son enviados por Dios, y otros son enviados por Satanás. Por lo tanto Moisés nos da, o Dios nos da por medio de Moisés, los criterios para discernir entre los profetas verdaderos y falsos, y después dice: les enviaré otro Profeta, un Profeta con P mayúscula; el Profeta, el mensajero, el vocero… Él vendrá. En últimas, está hablando del Señor Jesucristo que entrará en la historia de la humanidad y proclamará la verdad.

Así que a partir de ese momento hubo una especie de anticipación y expectativa por la llegada de Jesús; Dios mismo entraría a la historia de la humanidad como un profeta. Mientras tanto, hubo una sucesión de profetas, los profetas mayores y menores en la Biblia, que fueron enviados de parte de Dios como embajadores suyos, portavoces y representantes de Dios. Así que si uno rechazaba al profeta, estaba rechazando a Dios, porque fue Dios quien lo había enviado. Entonces llega Jesús, y aprendemos en el evangelio de Lucas que Él es Dios que se hizo hombre; Él es Emmanuel, que significa Dios con nosotros. Él es el Profeta con P mayúscula, el mensajero, el portavoz, el que iba venir.

Jesús Predica en Nazaret, Su Pueblo Natal

Aprendemos que crecía en sabiduría, estatura, y gracia para con Dios y los hombres; que amaba las Escrituras. Que creció en un pequeño pueblo rural llamado Nazaret; que fue bautizado en el Jordán por su primo, el profeta Juan, y que el Espíritu Santo vino sobre Él y lo ungió para su ministerio público, que incluía la predicación y enseñanza de las Escrituras. Fue llevado por el Espíritu Santo para ser tentado y probado por Satanás cuarenta días, y nunca pecó. La vida de Jesús por sí sola, y por encima de toda vida humana, es sin pecado.

Y después Jesús comienza su ministerio público. Leemos que está predicando y enseñando. Vimos en la primera mitad de Lucas capítulo 4 que Él es…y no quiero faltarle el respeto… debo ser cuidadoso… Jesucristo en cierta forma como una estrella de rock. Es un joven evangelista, predicador, profeta, maestro; es atractivo, habla con autoridad, es convincente, y entonces se va de gira. Y va de sinagoga en sinagoga. Etas son como las antiguas iglesias del pacto donde el pueblo de Dios se reunía a escuchar la lectura de las Escrituras, las predicaciones, las enseñanzas, los himnos, y para orar. Y las sinagogas estaban llenas en esta área rural. Era cerca de Galilea; es una zona rural de pueblos pequeños, agricultores, de gente sencilla, personas analfabetas; aún no se encuentra en la gran ciudad, eso vendrá después en el Evangelio de Lucas; y va de sinagoga en sinagoga, y vienen las multitudes. Estos pueblos no eran grandes, contaban con docenas, quizás centenares de personas, así que las sinagogas son pequeñas, pero están repletas de gente y todos están cautivados por este joven predicador apasionado, Jesús de Nazaret.

Y sigue haciendo su gira, y su fama se difunde, y pasa por Nazaret, su pueblo natal, donde había crecido. Era un pueblito pequeño; la gente vivía en casas de unos 400 a 600 pies cuadrados. Los animales vivían bajo parte de aquellas moradas. Había un solo pozo para todo el pueblo; no era un lugar grande, no era gran cosa. Pero aquí viene el Hijo predilecto; aquí viene Jesús; viene a su hogar en Nazaret. Y va y se presenta en la sinagoga a predicar en el día domingo, (el sábado para ellos). Y como acostumbraba hacerlo, como nos dice Lucas 4, abrió las Escrituras, desenrolló el rollo de Isaías, lee de Isaías capítulos 58 y 61: «El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año agradable del Señor». Después enrolla el libro, y los ojos de todos estaban sobre Él, y les dice: «Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros». ¡Yo estoy aquí!

La Reacción de la Gente

Y después viene la reacción de la gente aquí en Lucas capítulo 4, versículos 22 al 24: «Y todos daban buen testimonio de él, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es éste el hijo de José? Él les dijo: Sin duda me diréis este refrán [un proverbio de su pueblo]: “Médico, cúrate a ti mismo”; de tantas cosas que hemos oído que se han hecho en Capernaum, haz también aquí en tu tierra. Y añadió: De cierto os digo, que ningún profeta es acepto en su propia tierra».

Al principio Jesús es bien recibido así como casi siempre son recibidos los profetas antes de ser rechazados, exiliados y ejecutados. Dijeron, Jesús, esto es asombroso, ¡qué gran orador eres! ¡Qué gran orador es Jesús! ¡Todos están cautivados por cada una de sus palabras! Y después caen en cuenta y dicen, ‘¿No es este el hijo de José? ¿Acaso no lo vimos crecer? ¿No era él quien jugaba con nuestros hijos en la liga de pequeños? Yo conocí a Jesús cuando era niño chiquito’. Le vieron entrar en la pubertad. Son la gente que se criaron con Él. Lo habían conocido; eran familiares amigos, parientes, vecinos, y les será muy difícil aceptarlo como Dios, Salvador, Cristo y Profeta. ¿Cuántos de ustedes lo entienden?

Asombra ver cómo Jesús se los dice. Todavía no he acabado de predicar mi sermón, no se me alboroten todavía. Aún no los he ofendido. Todo buen sermón contiene un punto de ofensa, y un sermón bastante bueno contiene muchos. Jesús dice, ‘oh sí, a ustedes les gusta que haya regresado a mi hogar y que la sinagoga esté llena, pero ningún profeta es acepto en su propia tierra. Ustedes me van a rechazar’. Ahora permítanme decirles lo siguiente; por lo general esto sí es verdad, los profetas no son aceptos en su propia tierra. Cada vez que hago consultas en otra iglesia u organización, siempre les pregunto, ¿saben qué es un experto? Y me dicen, ‘qué’, y les digo: Un tipo que llega de otra ciudad. Eso es un experto, siempre. Porque tendemos a no escuchar a las personas más cercanas a nosotros y a no respetar a las personas que más conocemos. Tiene razón el viejo dicho, y es verdad, que ‘a veces lo que se tiene no se aprecia’. Y eso sucede.

Ahora, a veces se sobreentiende que si pasas mucho tiempo conmigo me respetarías menos te darías cuenta que obviamente soy un trabajo en progreso; y lo que les diría es que al tratar con personas en posiciones de liderazgo espiritual, su líder del grupo comunitario, su líder del grupo de redención, diáconos, ancianos, personas que sirven en diversos equipos en la iglesia, entre más se alleguen a ellos, tenderán a respetarlos menos. Ahora, si ven algún pecado grave en sus vidas, háganoslo saber, pero si es porque son una obra en progreso, no piensen que ellos son Jesús, solo trabajan para Él. Así es, no son perfectos, son una obra en progreso.

Y todos debemos ser siervos humildes y arrepentidos, ser transparentes con nuestros fracasos, nuestros defectos y deficiencias, pero aún así la gente debe respetar la autoridad espiritual porque lo que a veces sucede es que la falta de respeto acaba destruyéndolo a uno. Y lo que puede suceder es que usted no desea arrepentirse porque la autoridad espiritual le dice ‘te amo, y he notado lo siguiente en tu vida, y necesito que mejores en este aspecto, o que reconozcas tal cosa, o que hagas esto, o que dejes de hacer aquello’, y lo primero que haces es ponerte a la defensiva y decirle con falsa religiosidad, ‘tú tampoco eres perfecto, y te conozco lo suficiente porque he visto cosas en tu vida’, y te vuelves muy crítico buscando la manera de rechazar su servicio hacia ti. ¡Eso acabará por destruirte! Tenemos que ser humildes, receptivos, dispuestos a aprender y sumisos.

Con Jesús éstos no tienen ninguna excusa; no es como si pudieran decirle de frente, ‘¿y tú quién te crees para decirnos lo que debemos hacer?’ ‘Yo soy el Creador de Cielo y Tierra; ese es mi currículum vitae’. Y no pueden decirle a Jesús, como ustedes podrían decirme a mí: ‘estos son los defectos que he encontrado en Mark, o a cualquier anciano o el líder que sea, y he notado estas deficiencias, rarezas, pecados, excentricidades; no podemos mirar a Jesús y decirle, ’no confío en ese hombre porque veo cosas que no me parecen correctas’. ¡Lo único que ven es la gloria de Dios!

De manera que el rechazo de Jesús, indica que a veces podemos irrespetar ciertas autoridades espirituales, aún las buenas y piadosas. Y a veces refleja nuestro propio corazón, que somos tercos, que tenemos el corazón empedernido, que ostentamos ser muy religiosos, que nos creemos moralmente superiores a los demás, o que sencillamente no nos gusta el consejo que nos dan y lo rechazamos. Y Jesús dice que eso es lo que va pasar porque a veces lo que se tiene no se aprecia, el profeta no es acepto en su propia tierra. Así que sean misericordiosos con sus líderes del grupo comunitario, sean misericordiosos con su líder del grupo de redención, sean misericordiosos con los que ocupan posiciones de liderazgo espiritual; ellos no son prefectos, ellos no son Jesús; así que imagínense, si lo criticaron a Él, lo fácil que será criticarlos a ellos.

Elías y la Viuda (1 Reyes 17)

Y Él continúa. El tono en el recinto ha cambiado ahora. "¡Viva, Jesús ha regresado!‘. ¡Es un gran día, y una gran celebración! ’Pero nos ha hablado de una manera un poco severa’. Y qué sucede después… Leemos en Lucas 4:25 y 26: « Y en verdad [¡ese es el significado de Amén! Es ponerse de acuerdo con Dios] os digo que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en toda la tierra; pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón». Jesús los mira y dice, ‘voy a llevarlos al Antiguo Testamento’. Él es un maestro de la Biblia. ¡Jesús es un maestro de la Biblia!

Ahora, algunos de ustedes dirán: ‘¿quién?, ¿qué? o ¿en dónde?’. Pues lo encontramos en 1 Reyes 17, así que vayamos a ese pasaje. Vamos a leer mucho la Biblia, ¿no les parece estupendo? Porque la fe viene al oír la Palabra de Dios. ¡Nosotros amamos la Biblia aquí en Mars Hill! De veras estamos muy entusiasmados con la Biblia, porque es completamente buena, es completamente verdadera y toda proviene de Dios, por medio de los profetas; y todo lo que contiene es para nosotros. No es que adoremos la Biblia, pero sí adoramos al Dios que conocemos por medio de la Biblia. Así que tengo este gran placer el día de hoy, puesto que puedo leerles mucho la Biblia. Alguien en el culto anterior me dijo, ‘que dicha que puedas leernos mucho la Biblia’, ¡sí lo es! Es más, me emociono al hacerlo. Así que en 1 Reyes capítulo 17, empezando en el versículo 8… ¡Mars Hill!, ¿aman la Biblia? ¡Sí la amamos! ¿Cierto que sí? ¡Amamos este Libro! ¡Este es el Libro que Dios ha escrito, por lo tanto es nuestro libro favorito!

Así que aquí está, 1 Reyes capítulo 17, versículo 8. Sequía y hambre. Dios está juzgando a su pueblo, se están portando horriblemente y Dios les dice, ‘qué tal si les quito la lluvia y la comida, ¿me harán caso ahora?’. Y esto es lo que sucede, «Luego vino a él Palabra de Jehová diciendo…», y así es como obran los profetas de Dios: la Palabra de Dios viene a ellos, el Espíritu Santo viene sobre ellos; es un milagro de revelación; Dios se propone hablar por medio de él. Dios le dice: «… Levántate, vete a Sarepta [el mismo lugar que Jesús menciona; aquí estamos. Un sitio que le pertenece a Sidón… ¿ellos son amigos del pueblo de Dios, o enemigos del pueblo de Dios? ¡Enemigos! No es un pueblo que ama al Dios de la Biblia o que adora al Dios de la Biblia. Tienen un dios distinto que llaman Baal.

Y para su información, las diferentes religiones tienen dioses diferentes. Baal es distinto a Yahvé; Mohamed es distinto a Yahvé; nosotros adoramos al Dios de la Biblia, a Yahvé. A Jesucristo; a Él adoramos. Y la gente dice que todas las religiones adoran al mismo Dios, ¡pero no es así! Algunas religiones adoran a este demonio y otras a aquel demonio, y nosotros adoramos al Creador de Cielo y Tierra. Y no lo digo arrogantemente, lo digo en verdad. Los demonios, con poder espiritual se hacen pasar por profetas, maestros y apóstoles, que son falsos y reciben poder de ellos para crear falsas religiones y enseñar falsas doctrinas, engañar a la gente, para ser destruidos en esta vida y recibir la muerte y la condenación en la vida venidera. No somos relativistas y pluralistas espirituales, somos cristianos. Y cuando Jesús dice, ‘Yo soy el camino la verdad y la vida; nadie viene al Padre si no es por mí’, estamos de acuerdo con Él. Decimos que Él no es un mentiroso sino que dice la verdad. No solo es un líder espiritual, es Salvador.

Y aquí, Jesús está desconcertando a su audiencia diciéndoles, «Ellos adoran a Baal. Recuerden la historia de Elías que reprendía al pueblo de Dios por adorar a Baal; ellos adoraban a Baal, el dios equivocado, un dios demoníaco, un dios falso; esa es otra religión; ese es el otro equipo.» Al oír esto, estos religiosos se sintieron muy desconcertados… ¿qué les quería decir con eso? «…Levántate, vete a Sarepta de Sidón [los que adoran a Baal], y mora allí; he aquí yo he dado orden allí a una mujer viuda que te sustente…». Ahora, una viuda forma parte del estrato socio-económico más bajo posible. El marido está muerto, tiene un niño pequeño que conoceremos en un momento, lo cual significa que es totalmente indigente y pobre; no tiene terrenos, no los puede comprar, no puede votar, ganarse la vida le es casi imposible; depende de la caridad, lo que equivalía a un banco de alimentos en el Antiguo Testamento: cuando recibían comida del banco de alimentos y no había llovido por tres años porque había sequía y hambre, las viudas estaban entre los últimos en la cola de ayuda, se encontraban en una situación desesperante. Es de la clase más baja de todas, y además es pagana y adora a un dios falso; está en el equipo equivocado, y vive en el país equivocado. Esta mujer no tiene ninguna ventaja, pero van a ver que Dios la ama y que le muestra su gracia y su misericordia. ¡Porque Dios siempre es el Héroe!

Sigamos leyendo. «Entonces él se levantó y se fue a Sarepta, y cuando llegó a la puerta de la ciudad, he aquí…» ¡La Biblia es graciosa! ¡Oh, he aquí la viuda, ajá! Porque Dios dijo que fuera allá y que encontraría…una viuda, y al ir encontró…una viuda. Porque Dios está en control y dice cosas graciosas como… ‘he aquí’. Me parece magnífico. He aquí…la viuda. «…que estaba allí recogiendo leña… [Uno sabe que es pobre cuando no tiene ni para su propia leña]; y él la llamó, y le dijo: Te ruego que me traigas un poco de agua en un vaso, para que beba. Y yendo ella para traérsela, él la volvió a llamar, y le dijo: Te ruego que me traigas también un bocado de pan en tu mano». ¿Qué le traiga pan? ¿Qué tiene ella para darle? ¡Nada! «Y ella respondió: Vive Jehová tu Dios…», lo que contesta concuerda con lo yo dije antes, ella dice ‘su Dios’, es decir, ella reconoce que no es su Dios. Ella no dice ‘nuestro Dios’, sino ‘su Dios’. El dios de ella probablemente era Baal, mientras que el Dios del profeta es el Dios de la Biblia. Por lo tanto ella dice, ‘usted quiere que yo le traiga agua y comida’ y lo hare en deferencia a su Dios, pero su Dios no es mi Dios.

«…no tengo pan cocido; solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de aceite en una vasija; y ahora recogía dos leños, para entrar y prepararlo para mí y para mi hijo, para que lo comamos, y nos dejemos morir». ¡Qué pobreza la de esta mujer! Quiero agradecerles su generosidad con Haití. Creo que Dios nos está abriendo el corazón para ser más generosos. Mi viaje a Haití fue asombroso; transformó mi vida. Definitivamente queremos ayudarles a las personas. Ahora veo el mundo desde una perspectiva muy distinta, y esta es la idea general: nosotros somos la gente rica. Al leer sobre las personas ricas en la Biblia, no digan: ‘Yo no soy rico. Apenas tengo una conexión G2, y tomo el bus’… ¡Usted es rico! ¡Usted es rico! El problema de esta mujer era morirse de hambre, nuestro problema es la obesidad. Nosotros somos los ricos. Pero alguien dirá, ‘pero yo vivo en un apartamento’; pero al menos eso es mejor que las carpas improvisadas que yo vi en Haití. ¡Usted es rico! Nosotros somos los ricos; somos los consumidores más gordos del mundo. ¿De acuerdo? Y los que menos tienen entre nosotros, viven a un nivel muy alto comparado con los de otros países. Comparado con otras partes del mundo, cuando la Biblia habla de los ricos, se refiere a nosotros. Siempre pensamos que se refiere a otras personas; pero no importa cuánto ganemos o lo bien que vivamos, siempre pensamos que el rico es otra persona. La verdad es que nosotros somos los ricos. «A todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará». Vemos nuestras vidas aquí contrastadas con la de esta mujer sin marido, en la más absoluta pobreza, procedente de una nación pagana, que adora a un dios demoníaco. No ha llovido en años; el hambre y la sequía cubren la tierra. Su hijo pequeño está supremamente flaco; está muriéndose de hambre. Está malnutrido. ¿Pueden verlo? Ella parece un esqueleto; cualquier cosa que ella tiene se la da a su hijo pequeño. Lo único que le queda es un poco de aceite y harina. Es todo lo que tiene; no tiene prácticamente nada que comer. Ella va a cocer lo que equivale a un trocito de pan o unas galletas, y llega el profeta y le dice: ‘me gustaría comerme eso’. Claro… Cuántos de ustedes dirían en ese momento…Eh, ¡no! ‘Usted es un extranjero, viene de otro país; es de otra religión y yo soy una viuda y él es un huérfano…’. ¡Váyase a pelar papas y tráiganos algo de comer!

Parece que los estuviera tratando descortésmente, ¿no es cierto? Mejor dicho, parece que está siendo descortés, pero no es así. Él los está invitando a la fe, y la fe requiere que creamos en lo que no podemos ver, y confiar en las promesas de Dios. «Elías le dijo: No tengas temor; ve, haz como has dicho; pero hazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo. Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra. Entonces ella fue e hizo como le dijo Elías».

¿Saben qué es la fe? ¡Obedecer a Dios! Y aquí Dios está hablando por medio de Eliseo; la Palabra de Dios viene por medio del siervo de Dios. ¡La fe es obedecer! ¿Qué razón tenía para creer, que si le daba su comida tendría comida para siempre? Si les dijera eso, cuántos de ustedes…si estuvieran muriéndose de hambre, viviendo en la calle o en un parque, ha llegado la devastación, el hambre, y lo único que les queda es una merienda, y yo vengo y les digo ‘denme esa merienda y el hada madrina de las meriendas mágicamente hará que reaparezca para siempre’. ¿Cuántos de ustedes se comerían la merienda sin compartirla? Pero ella le dice, ‘aquí tiene’. Es generosa, es bondadosa. Estadísticamente, ¿sabían que las personas más generosas son las más pobres? ¿Saben que según las estadísticas, los pobres son los que más contribuyen a las iglesias y a las entidades caritativas? Estadísticamente, entre más ricos nos hacemos, nos volvemos más codiciosos. ¡Según las estadísticas! Esta mujer está dando casi todo lo que tiene. Es muy generosa.

Versículo 14. Dios le promete que su aceite se multiplicaría mágicamente… mágicamente no, sino milagrosamente. Hay que emplear bien los términos. Ese término es del otro equipo. El nuestro es el equipo milagroso. Milagrosamente el aceite y la harina se…, por la provisión de Dios, así como el maná en el desierto para los Israelitas, seguiría apareciendo. « Entonces ella fue e hizo como le dijo Elías; y comió él, y ella, y su casa, muchos días». Esta mujer empezó a aumentar de peso; hizo una dieta de alto contenido calórico y le fue súper bien. «Y la harina de la tinaja no escaseó, ni el aceite de la vasija menguó, conforme a la palabra que Jehová había dicho por Elías». Esta mujer empezó a creer en el Dios de la Biblia. Que Dios es amoroso, misericordioso, compasivo y bondadoso; y aunque seas una pobre viuda en un país extranjero que adora a un dios demoníaco, con todo eso, Él te conoce, Él te ama, se interesa por ti, y viene a rescatarte. ¡Qué Dios tan maravilloso!

Algunos de ustedes dirán, ‘me encantan estas historias de situaciones difíciles que mejoran, ¿pero sabe lo que pasa? La situación empeora. Así es la vida. «Después de estas cosas aconteció que cayó enfermo el hijo del ama de la casa; y la enfermedad fue tan grave que no quedó en él aliento». Su hijo murió. Era lo único que le quedaba, Mars Hill, ¿pueden verlo? Era un niño chiquito, ¡muerto! Yo tengo un niño de 4 años, uno de 8 y uno de 10. Si uno de ellos muriera, una parte de mí se moriría. Él se muere…era todo lo que le tenía. No tiene riquezas, no tiene marido; solo le quedaba aquel niñito. «Y ella dijo a Elías: ¿Qué tengo yo contigo, varón de Dios?» Ella aún no conoce a Dios. Algo malo sucede y de inmediato le echa la culpa a Dios. ’¿Por qué me hizo esto Dios? ¿Qué tiene usted contra mí?’. La respuesta es que no todo lo que nos sucede es castigo de Dios. «¿Has venido a mí para traer a memoria mis iniquidades, y para hacer morir a mi hijo?». Ella no entiende que en últimas vendrá un Salvador que morirá en su lugar, por sus pecados, y que Dios lo castigará a Él y no a ella. Ella aún no entiende a Dios. Algunos de ustedes aún no entienden a Dios. Dios nos corrige, nos amonesta y nos disciplina, pero si estamos en Cristo, Él no nos castiga. Él castigó a Jesús, quien murió en nuestro lugar, por nuestros pecados. El castigo ya se ha dado; ella aún no comprende al Dios de la Biblia.

«El [o sea Elías] le dijo: Dame acá tu hijo. Entonces él lo tomó de su regazo». ¿Pueden verlo? Es un niño chiquito. A nuestro hijito de 10 años, Buddy Zac, podemos cargarlo; a Calvin que tiene 8 podemos cargarlo, Gideon, de 4 años, podemos llevarlo en brazos. No puedo imaginarme lo que sería llevar un niño muerto en mis brazos. Ella se encuentra devastada, angustiada y desanimada. Y Elías lleva a su hijo «al aposento donde él estaba». ¿No les parece asombroso? Ella dejó que Elías viviera con ella. Le dio un cuarto. Mars Hill, quiero que observen la generosidad de esta mujer. Ella alberga al hombre de Dios y le da de comer. «…y lo puso sobre su cama. Y clamando a Jehová…» Elías ama al Señor y está devastado por la muerte del niño. «Y clamando a Jehová, dijo: Jehová Dios mío, ¿aun a la viuda en cuya casa estoy hospedado has afligido, haciéndole morir su hijo?». Esto es lo que hace: No le echa la culpa a Dios, sino que le pregunta. Estuve orando con una pareja con un hijo al que le habían diagnosticado epilepsia, me parece. No acusen a Dios porque, no somos Dios y no sabemos lo que pueda estar pensando o haciendo. Pero está bien que le preguntemos. ‘¿Dios, qué está pasando; no lo entiendo? Estoy completamente confundido, Dios. Pensé que amabas a esta mujer y a su hijo, y me enviaste a este lugar; y sabes que ella ha sido muy bondadosa conmigo y te ha respetado mucho. Me dio comida y un cuarto donde dormir. Lo hizo porque quería honrarte, Dios, ¿por qué se ha muerto su hijo? No entiendo’. Esto no es acusar a Dios sino inquirir de Dios.

«Y se tendió sobre el niño tres veces, y clamó a Jehová y dijo: Jehová Dios mío, te ruego que hagas volver el alma de este niño a él. Y Jehová…» ¿Qué? Mars Hill, esa es una Palabra asombrosa aquí. ’Y Jehová qué, «…oyó». Eso es lo que amamos de nuestro Dios. Él nos oye. ¡Él nos oye! ¿Por qué debo hablar con Dios? ¡Porque Él te oye! « Y Jehová oyó la voz de Elías, y el alma del niño volvió a él, y revivió». ¡El niño revivió! ¿Saben que nosotros creemos en esto? Que Dios es capaz de hacer esto. No lo hace siempre, por eso lo llamamos milagro. Reconocemos que es poco común, pero creemos que Dios puede resucitar a los muertos; es más, resucitó a Jesús y los resucitará a ustedes. Sea ahora o más tarde, ¡los muertos resucitan! Creemos que todos los niños chiquitos que se mueren resucitarán. Creemos que quienes aman a Jesús resucitarán y tendrán vida eterna. Que no volverán a sufrir, a enfermarse, a padecer hambre o volver a morir. Creemos que el mundo está como está como resultado del pecado, la rebeldía, Satanás y la muerte. Creemos que Jesús es un Héroe y que la religión es un problema. Ustedes morirán; sus hijos e hijas morirán. Pero en Cristo ellos resucitarán, así como resucitó este niñito, dándonos un anticipo del reino, de la resurrección y de la sanidad venidera.

« Tomando luego Elías al niño, lo trajo del aposento a la casa, y lo dio a su madre…». Mujeres, ¿pueden identificarse con su gozo? ¡Ahí está mi hijito! Saldrá a jugar y a hacer las cosas que hacen los niñitos. ¡Se encuentra bien! «…y le dijo Elías: Mira, tu hijo vive». Esta es la manera en que Dios le dice a todas esas personas, que Dios, el Dios de la Biblia, te conoce, te ama, vela por ti, se preocupa por ti; Él hace por ti lo que los dioses demoníacos no pueden hacer. «Entonces la mujer dijo a Elías: Ahora conozco que tú eres varón de Dios…» ¡Asombroso! «… y que la palabra de Jehová es verdad en tu boca». ‘Lo que tú dices es verdad’. Ella se convierte; entrega su vida al Dios de la Biblia. Ahora ella adora al Dios de la Biblia. El reino de Dios irrumpe; la bondad de Dios entra por medio del profeta a unas personas que estaban lejos de Dios.

¿A quién le está diciendo esto Jesús? A un grupo de personas religiosas, en una sinagoga en Nazaret. Y lo que les está diciendo es: ’ustedes están más necesitados que esa viuda, y ustedes están más lejos de Dios de lo que estaba ella. Porque al menos ella tuvo fe, e hizo lo que se le pidió. Él les dijo que lo odiarían cuando acabara su sermón, y está a punto de acabarlo. La gente religiosa no quiere oír que están en un peor estado espiritual que una viuda pagana, muerta de hambre, que adora un dios demoníaco. Pero aún no ha terminado.

Eliseo y el Leproso (2 Reyes 5)

Sigue con su sermón. Lucas 4:27: «Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo [el sucesor de Elías]; pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio». Los leprosos ocupan un lugar interesante en las Escrituras. Esta es la enfermedad que todos deben evitar como sea. Es una enfermedad de la piel que debilita a la persona; las extremidades se llenan de llagas supurantes y malolientes, que hieden por la porquería. La carne se cae del cuerpo y pierden el sentido del tacto, por lo cual la persona se quema, se corta, se le caen las extremidades, se les deforma la cara y se vuelven tan grotescos que en esos días los exiliaban; creían que Dios los había maldecido. Es una afección horrible.

Aquí Jesús está hablando de 2 Reyes capítulo 5. Leamos más. Aquí está el relato. Vamos a conocer a Naamán. 2 Reyes capítulo 5, versículo 1. «Naamán, general del ejército del rey de Siria…» ¡General del ejército del rey de Siria! ¡Tremenda presentación! ‘Hola, me llamo Naamán, soy comandante del rey del ejército sirio’. Este tipo ejerce un cargo muy elevado. Es un guerrero que ha conquistado naciones y ha aplastado a sus enemigos bajo la planta de sus pies; es un hombre que ocupa un puesto de autoridad. Al leer la palabra ‘sirio’, nos preguntamos: ¿Aman al pueblo de Dios, o casi no? Aunque no conozcamos bien la historia, el acontecer actual revela que algunas cosas nunca cambian. Los sirios por lo general no son muy amistosos con los israelitas. Estuvimos en Israel este verano, y subimos a donde aparentemente se transfiguró Jesús, y estábamos en la frontera con Siria y todos sus guardias estaban ahí con armas de francotirador, y nos tenían en la mira. No nos sentíamos bienvenidos. En este relato los sirios son igual. No son muy amistosos con el pueblo de Dios.

«… era varón grande delante de su señor, y lo tenía en alta estima, porque por medio de él había dado Jehová salvación a Siria». Él había conquistado al pueblo de Dios. Dios se lo permitió para enseñarle a su pueblo una lección: que eran unos tercos, obstinados, santurrones, religiosos; y a veces Dios utiliza una persona que no conoce a Dios para disciplinar a un santo. Eso es lo que Dios hace porque ama a sus hijos. «Era este hombre valeroso en extremo, pero leproso». Era capaz de gobernar una nación, pero no podía curarse a sí mismo. Tiene una necesidad desesperante. Ahora, los sirios, en uno de sus ataques… ya no existen hombres como estos. Los hombres ahora están demasiado ocupados viendo televisión y jugando videojuegos para meterse en una banda armada. Pero en épocas de antaño los hombres usaban su tiempo libre para hacer incursiones en bandas armadas; y lo que eso significa es que ‘vamos a entrar a ese país a robarles todo y a llevarnos su gente. Vamos a apoderarnos de ellos’. Son hombres.

«…y habían llevado cautiva de la tierra de Israel a una muchacha, la cual servía a la mujer de Naamán». Imagínense hipotéticamente, claro que esto nunca sucedería, pero los canadienses descienden sobre nosotros, y claro, nosotros podemos defendernos contra ellos; los he visto y no me dan miedo. Si los canadienses bajaran y se llevaran a todos nuestros niños de 8 a 12 años de edad, algunos de ustedes dirían: ‘¿Sí ven? El Señor contesta nuestras oraciones’. Pero algunos estarían muy tristes. Dirían, ‘oh, se han llevado a nuestros niños’. Pues los sirios vinieron y se llevaron a todos los niños de 8 a 12 años, y ocurrió lo siguiente.

Versículo 3, « Esta [la niña que le servía] dijo a su señora: Si rogase mi señor al profeta que está en Samaria, él lo sanaría de su lepra». Esta niña es buena persona. Dice, ’nosotros adoramos al Dios de la Biblia, el que sana a la gente. Él tiene un profeta que se llama Eliseo y tal vez podamos recomendarle al que nos llevó presos en la guerra que vaya con el profeta a ser sanado. Es una niña muy dulce.

«Y le dijo el rey de Siria: Anda, ve, y yo enviaré cartas al rey de Israel». Así que hubo diplomacia internacional. Todos lo sabían; estaba en las noticias, fue un gran acontecimiento. Los sirios enviaron a uno de sus líderes a Israel para que fuera con el profeta a ser sanado. Es un evento global; es decir, como si Larry King estuviera cubriendo esta noticia, ocupa la parte baja de la pantalla del canal Fox News; el canal Twitter se vuelve una locura; es decir, es un acontecimiento muy pero muy importante. Todos están atentos. Entonces este hombre leproso está en una situación potencialmente vergonzosa: ’Vengo de sus enemigos, tengo lepra, yo… eh, gracias por los niños que les quitamos… ¿dónde está el profeta? ¡Ahora quiero que me sane! Es una situación muy humillante…muy humillante.

«Salió, pues, él, llevando consigo diez talentos de plata [¡750 libras! ], y seis mil piezas de oro [150 libras de oro], y diez mudas de vestidos». Un comentarista dijo llevaba más de mil millones de dólares. Este tipo de veras quiere curarse de la lepra. Y estamos hablando de un hombre poderoso. Como si Bill Gates entrara a una iglesia bautista con su tarjeta de crédito a pedir ayuda. Cobren lo que quieran; tiene un límite de mil millones de dólares.

Aquí vemos que no entiende para nada quién es nuestro Dios, porque nuestro Dios es un Dios de gracia. Él da generosamente porque es bueno. La diferencia entre el cristianismo y la religión es que la religión asume que Dios es malo y a fuerza tienen que hacerlo bueno; tienes que orar, dar, servir, diezmar, manipular a Dios. Pero la Biblia enseña que Dios es bueno, que es misericordioso y generoso. No necesitamos hacerlo bueno porque lo es. No tenemos que hacerlo generoso porque lo es. Así que este tipo llega pensando que puede sobornar a Dios. ‘Quiero que Dios me sane; ¿cuánto quieren que les pague?’. ¿Dónde está el menú? ¿Cuánto cobran para sanarme de esta lepra? Y la gente hace lo mismo hoy en día. Llegan a la iglesia y le piden a Dios que los ayude, y le dicen ¿cuánto cobra? La respuesta es: por gracia. Eso significa que le damos a Dios para que lleve a cabo sus propósitos, pero no lo hacemos para manipularlo. Le damos a Dios porque le amamos, porque Él primero nos amó.

Lo he visto. Hace un par de años un tipo vino y firmó un cheque por $250,000 dólares y me dijo: ¿Puede salvar mi matrimonio? ¡No! Porque yo no hice los Cielos y la Tierra. Hay ciertas cosas que van más allá de mi cargo; pero puedo hacer lo siguiente, puedo devolverle sus $250,000 dólares. Podemos reunirnos con su esposa, amar y servir a su familia, y vamos a hablar de Jesús. Él es un Dios de gracia, y el Espíritu Santo cambia los corazones, pero usted no puede pagar por estas cosas. Tal vez al fin, cuando ame a Jesús y lo conozca más, podrá dar generosamente, pero no piense que puede venir a pagarle a Dios para que Él trabaje para usted. Así no se hace.

«Tomó también cartas para el rey de Israel, que decían así: Cuando lleguen a ti estas cartas, sabe por ellas que yo envío a ti mi siervo Naamán, para que lo sanes de su lepra». El rey recibió la carta. «Luego que el rey de Israel leyó las cartas, rasgó sus vestidos, y dijo: ¿Soy yo Dios, que mate y dé vida, para que éste envíe a mí a que sane un hombre de su lepra? Considerad ahora, y ved cómo busca ocasión contra mí». Es decir, el rey piensa: ‘¡Debe estar bromeando! Estimado Hec, sana la lepra, saludos, Santiago’. ¿Cómo así? Es imposible, esa no me la sé. No tomé ese curso en la universidad…No, no puedo. ¿Cuántos de ustedes que son líderes comunitarios se sentirían mal si llegara alguien y les dijera, ‘Hola, tengo SIDA y una carta del Pastor Mark que dice que me sanen’.? Ustedes dirían, ¡qué caray! Haré lo que pueda, pero esto va más allá del alcance de mi entrenamiento. No tengo una varita mágica para tocarlo y decirle que sea sanado. Entonces el rey entiende que esto tiene implicaciones internacionales, y que si no lo sana volverán a raptar a los niños de 8 a 12 años.

«Cuando Eliseo…», versículo 8, «…el varón de Dios…». ¿No les parece fascinante? ¿Saben por qué sé que la Biblia dice la verdad, porque una persona no está inspirando estas palabras. Nadie se está inventando estas cosas. No hay un comité en alguna parte que está diciendo: Bueno, la lepra, un incidente internacional, mil millones de dólares, diez mudas de vestidos, todo su armario y su séquito. Adoro la Biblia; la Biblia es asombrosa. Porque nos enseña la historia. Y nos la muestra de tal forma que sabemos que se atiene a los hechos. No son cosas que se inventa la gente.

«Cuando Eliseo, el varón de Dios oyó que el rey de Israel había rasgado sus vestidos, envió a decir al rey: ¿Por qué has rasgado tus vestidos?…». ‘¿Qué, le pareció muy difícil el encargo?’ «Venga ahora a mí, y sabrá que hay profeta en Israel». ¡Eliseo levanta la mano y dice: ‘Yo me encargo del leproso’, y el rey seguramente dijo, ‘menos mal que hay un voluntario’. Eliseo dijo, ‘estoy seguro que Dios puede hacer lo que sea, y si lo envió aquí, mándemelo a mí’. No creo que lo haya dicho presumidamente…’ soy profeta’. Ser profeta significa que te van a exiliar y a asesinar, por lo tanto no es algo que pones en una camiseta; pero él acepta la posición que Dios le ha dado y recibe al leproso.

«Y vino Naamán con sus caballos y con su carro, [mejor dicho venía con el séquito completo y con toda la partida] y se paró a las puertas de la casa de Eliseo». ¡Esto es asombroso! ¡Me encanta! «Entonces Eliseo le envió un mensajero [¿acaso salió Eliseo a recibirlo?] ¡No! Es como si le hubiera dicho: ‘díganle,…’ Ja.ja.ja. Él ya venía de otro país con inmunidad diplomática, con toda la guardia militar, y casualmente llevaba un poco más de mil millones de dólares, y Eliseo dice, ‘miren, es hora del almuerzo, por lo tanto ustedes díganle lo que debe hacer porque yo estoy ocupado haciendo nada’. ¡Me encanta eso! Porque lo cierto es que a veces es innecesario hacer cita con el hombre de Dios; lo único que hay que hacer es obedecer la Palabra de Dios. Lo diré otra vez, y se me acaba de ocurrir. No necesita reunirse con el hombre de Dios, solo necesita obedecer a Dios. Eliseo no tiene que salir a presentarse como un gran hombre espiritual, ‘con su sombrero característico, su peluca y su toga; y su olor a incienso y su varita mágica…soy yo’, él no necesita reunirse con Eliseo. Eliseo dice, ¿sabe qué? Dios le dirá lo que debe hacer. Solo vaya y hágalo, sin necesidad de reunirse con el hechicero santo. Solo existe un hombre santo: Jesús. Y no estoy diciendo que no es bueno reunirse con el pastor o con un líder espiritual, pero a veces usted sabe que Dios ya le dijo lo que debe hacer, por lo tanto hágalo. O si lee la Biblia y Dios le dice lo que debe hacer por medio de sus profetas, sencillamente hágalo. No necesita reunirse con nadie; necesita hacer lo que debe hacer.

Y después le contesta Eliseo: «Ve y lávate siete veces en el Jordán…» ¿A qué distancia queda? ¡Como a cuarenta millas! Acaba de atravesar el país… Continúa otras cuarenta millas, «…y lávate siete veces en el Jordán [¿cuántas veces? Siete veces] y tu carne se te restaurará, y serás limpio». Cuántos de ustedes si yo les dijera, ‘está bien, ¿quieren ser sanos de cualquier enfermedad que tengan? vayan a México, busquen un río, y báñense siete veces. Métanse restriéguense, sálganse, séquense, vuélvanse a meter, restriéguense siete veces…’. ¿Cuántos de ustedes si les dijera ahora mismo que Dios quiere que mañana se bañen siete veces, lo harían? Seguro dirían que no. ¡No lo haré! Porque es ridículo; aunque nadie estuviera mirándome, me sentiría raro. Bañarse, secarse; bañarse, secarse; bañarse, secarse; bañarse, secarse. ‘Y qué le pasará a los salmones’, mejor dicho, hay un pocotón de disculpas [ya me la debían ustedes], pero dicen, ‘yo no lo haré’, y aunque no lo vayan a televisar, y aunque no sea un evento de diplomacia internacional, me siento raro y no me gusta sentirme raro.

Entonces… ¡Esto me fascina! «Y Naamán se fue enojado…». ‘Esto no me gusta’. Y hacemos lo mismo con Dios muchas veces cuando Él nos dice, ‘haz esto’, y le decimos, ‘¡no!’. Dios nos dice, ‘¿adivina quién manda?’. No se puede negociar con Él. «Y Naamán se fue enojado, diciendo: He aquí yo decía para mí: Saldrá él luego, y estando en pie invocará el nombre de Jehová su Dios…» Pensé que haría alguna magia santa, que tal vez me daría un golpe en la cabeza y movería su mano sobre mí; que sanaría al leproso y que me haría algún vudú o algo. Eso es lo que quiere la gente: ‘¿dónde está el hombre santo que hace las cosas santas?’. Pero Dios dice, confía en mí, voy a pedirte que hagas algo un poco ridículo. ‘Gracias por venirse de tan lejos a este país y por la linda carta de su rey. Ahora vaya y busque el río, el río del pueblo de Dios donde Jesús será bautizado, no uno de esos ríos de su país pagano. Vaya frente a todas las personas que aman y adoran al Dios de la Biblia; humíllese públicamente, y no se bañe una sola vez, ¡báñese siete veces!’. Ahora, si usted fuera un leproso, ¿cómo se sentiría? Nunca he tenido lepra, pero creo que bañarse siete veces debe ser algo muy incómodo. ¡Él está furioso! ‘Dios no hizo las cosas como yo quería; no lo hizo como yo quería que lo hiciera’. Es porque te ama y quiere que seas humilde, y que confíes en él, y que aprendas a obedecerle aunque parezca absurdo.

«Abana y Farfar, ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel?». ‘¿Por qué tengo que ir a este país y no aquel? ¿Por qué tengo que ir a donde está esa gente y no con aquellos? ¡Tenemos nuestros propios ríos; tenemos nuestros propios dioses! ¡Tenemos nuestra propia religión!’. Y Dios dice, ‘lo sé pero eso no es lo que Yo quiero. Así que ve al río Jordán. Ese es el río que he escogido’. «Si me lavare en ellos, ¿no seré también limpio?…» Porque el agua no tiene nada que ver, es fe, la humildad y la obediencia. «Y se volvió, y se fue [¡enojado!]». Este tipo estaba acostumbrado a dar las órdenes, pero no a recibirlas. «Mas sus criados [los esclavos que llevaban el equipaje] se le acercaron y le hablaron diciendo: Padre mío [buen comienzo], si el profeta te mandara alguna gran cosa, ¿no la harías? [Como si le dijeran, ‘oye, el profeta dijo que fuéramos al río. Tal vez deberíamos, eh, ir al río. A fin de cuentas eres un leproso. Como algunos de ustedes que vienen aquí y dicen, ’¡No quiero recibir a Jesús! Pues irán al infierno. Pero insisten, diciendo: ’pero es que no quiero recibir a Jesús’. Irán al infierno, así que deberían considerar la otra alternativa. ‘No quiero ir al río’. Pero tiene lepra. ‘Es que no quiero ir al río’. Vuelvo a repetir….usted tiene lepra. Y dijo que esa era la única forma de superar ese problema. Jesús es la única manera de quitar el pecado. Así son las cosas. O lo haces de esa manera, o te va a ir mal. «¿Cuánto más, diciéndote: Lávate, y serás limpio?». ‘Eso fue lo que dijo’.

Entonces, aquí vemos cómo es el arrepentimiento. ‘De acuerdo. No entiendo, pero haré lo que dice. Estoy acostumbrado a dar las órdenes, pero esta vez tomaré unas cuantas. Voy al río al bañarme siete veces…en el Jordán’. «El entonces descendió, y se zambulló siete veces…». ¿No creen que se sintió un poco ridículo como a la quinta vez? Las multitudes están ahí… ’Oiga, ¿acaso usted no es el que se llevó a todos esos niños? ¡Sí, soy yo! «…conforme a la palabra del varón de Dios», eso significa, conforme a las Escrituras, «…su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpio». Le quedó la piel suave como la de un bebé. Completamente sanado. Completamente sanado.

¿Con cuánto dinero se quedó Eliseo? Con nada. Mientras Naamán iba de regreso a su país, y ustedes pueden leer el resto de la historia por su cuenta o a sus hijos esta noche, el criado de Eliseo lo siguió y le pidió una parte esos mil millones de dólares, y a él le dio lepra con toda su familia. Por la codicia. Por la codicia.

El Pecado de Ellos Es la Religión

Volvamos a lo primero, ¿a quién le estaba contando Jesús esta historia? A los religiosos en Nazaret, en la sinagoga. ¿Cómo respondieron ellos a la historia de la viuda y del leproso? « Al oír estas cosas, todos en la sinagoga se llenaron de ira; y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada la ciudad de ellos, para despeñarle. Mas él pasó por en medio de ellos, y se fue». Jesús, nos estás diciendo que nosotros los que somos decentes, éticos, heterosexuales, republicanos, que diezmamos, que asistimos a los grupos comunitarios, que participamos en la lectura ESV de la Biblia, que somos miembros de las cooperativas de educación en casa; nosotros que somos ciudadanos decentes, éticos y honrados, nos estás diciendo que a los ojos de Dios somos tan necesitados como la viuda, y que nuestro pecado es tan horrible como la lepra, y que necesitamos aprovisionamiento y ser limpiados? ¡Oh, eso no puede ser! Nosotros somos los buenos. ¿Cómo puedes decirnos que la gente mala tiene algo que enseñarnos? Mejor dicho, Él confronta su religiosidad. Y como suelen hacer los religiosos, prefieren matar a Jesús, que matar su religión.

Y la diferencia entre Jesús y la religión es esta: La religión es lo que usted hace por Dios, Jesús es lo que Dios hace por usted. La religión es lo que usted hace para ganarse el favor y la gracia de Dios; Jesús es lo que Dios hace para darte justicia como un don gratuito. La religión es cuando te vuelves muy orgulloso de tu desempeño; Jesús es estar orgullosos de lo que Él ha hecho y sigue haciendo en tu lugar. Y algunos de ustedes son profundamente religiosos, y ¿sabe por qué seguimos haciéndole la guerra a la religión aquí en Mars Hill? Porque la religión es el enemigo de Jesús. Hace que seamos arrogantes, orgullosos, farisaicos, y a juzgar a los demás. Y algunos de ustedes aman a la religión más que a Jesús. ¿Sabe por qué hablamos siempre contra el pecado y la religión? Porque ambos son enemigos de Jesús. Y aquí el pecado de ellos es la religión.

Y deciden matar a Jesús. Eso es lo que les pasaba a los profetas: los mataban. Había dos formas de matar a una persona al apedrearla: le tiraban las piedras encima, o arrojaban a la persona por un despeñadero sobre las piedras. Aquí trataron de hacerlo, pero de alguna manera Él se escapó. Pregunta: ¿Encontramos alguna documentación de que Jesús regresó a Nazaret? No existe documentación alguna de que jamás regresara a Nazaret. Se había ido para siempre. Él es el Profeta sin honra en su propio pueblo. Nazaret perdió la oportunidad de ser la sede del ministerio internacional de Jesucristo. Qué momento tan trágico en la historia de Nazaret. Fue un momento trágico. Hoy por hoy, es una ciudad casi del todo musulmana. Siguen rechazando a Jesús. Aún siguen siendo muy, pero muy religiosos, pero rechazan a Jesús. He estado ahí y la he visto. Es uno de los lugares más religiosos que jamás he visto. Allá es evidente que rechazan a Jesús.

¿Qué Lo Obligaría a Rechazar a Jesucristo?

Ahora, esto es lo que me preocupa. Al leer este relato, podemos actuar de cierta manera, o pueden pensar: ‘Gracias, Señor, porque no he rechazado a Jesús’. Y para terminar quiero sacar de esta historia ocho maneras en que uno podría rechazar a Jesús. Porque no quiero que rechacen a Jesús. ¿Qué lo obligaría a rechazar a Jesucristo? Pueden hablar sobre este tema esta semana en su grupo comunitario.

1. La Teología

Primero, para algunos de ustedes es la teología. Aman a Jesús como maestro, como sanador, como el que los alimenta, como defensor de los pobres, pero cuando dijo que era Dios y que hablaba de parte de Dios, dijeron, ‘No, tú eres el hijo de José’. Serás un buen hombre, pero en realidad no eres Dios. Algunos de ustedes hacen eso. Jesús es un buen hombre, pero no es Dios-hombre; es un buen maestro, pero no cuando miente y dice cosas como que es Dios y Salvador. No lo rechacen teológicamente.

2. El Control

Segundo, uno puede rechazarlo por querer controlar las cosas. Este fue el verdadero conflicto que había en Nazaret. Él se presentó y le dijeron: ‘Esto es lo que queremos, Jesús. Te criaste con nosotros y sabes que somos pobres, que aquella está enferma, y que aquel necesita trabajo, y que tenemos un pueblito rural de mala muerte; nadie viene de aquí, nadie pasa por aquí; y tú eres una estrella del rock; puedes sanar y alimentar a la gente. Vamos a colocar una carpa y tú vas a tener el número principal; la gente vendrá de todos los contornos; podrás sanarnos, alimentarnos, bendecirnos, hacer que seamos la sede; te usaremos para formar nuestra propia misión. Queremos ser ricos y famosos. Fue un asunto de control. Jesús dijo, yo no voy a hacer milagros aquí en Nazaret, no porque no pueda hacerlos, sino porque si los hago ustedes pensarán que me controlan a mí. Sus motivos son asquerosos, y ustedes no aman a Dios. Y en el caso de viuda, ella recibió su milagro después de confiar en el Señor. El leproso también confió en Dios antes de recibir su milagro. ’Ustedes ni siquiera me aman, no confían en mí, y quieren un milagro. Quieren que sea el genio mágico de la lámpara, que hace todo lo que quieran’. No. Pero algunas personas son así con Jesús. Vienen a la iglesia, al ministerio, y dicen: ‘Jesús, esto es lo que quiero. Dámelo. Si no me lo das, te rechazo’. Soy post cristiano, soy anticristiano, encuentro mi propia religión o busco mi propio camino. Es una forma de rechazar a Jesús.

3. La Codicia

La codicia. Repito, había muchas oportunidades para ganar dinero en Nazaret. Si pudieran hacer que Jesús se quedara allí y que todas las multitudes vinieran a Él, y que construyeran una sinagoga súper grande y recolectaran una ofrenda después de sanar a la gente, les irá muy bien. Querían usar a Jesús por dinero. Por eso usa la analogía y la ilustración de la viuda. Y les dice que no tenía nada, y que dejó que el siervo de Dios viviera con ella y que compartiera su última cena antes de morirse de hambre. No debemos usar a Dios para ganar dinero, eso es idolatría. Amamos a Dios porque Él es Dios; amamos a Jesús porque Él es Dios.

4. El Egoísmo

A veces es por puro egoísmo. Cuando Jesús llega a Nazaret, la gente no le dice: ‘Esto es asombroso: podemos alcanzar a las naciones, podemos difundir las buenas nuevas que Dios ha venido. ¿Cómo podemos ayudarte y servirte. ¿Cómo podemos dar nuestras vidas para que otros puedan conocerte?’. ‘Lo único que me importa soy yo. ¿Dónde está mi milagro? ¿Dónde está mi saneamiento? ¿Dónde está mi comida? ¿Dónde está mi provisión? ¿Qué hay de mí?’. El egoísmo puede hacerte rechazar a Jesús.

5. La Familiaridad

La familiaridad. ‘¿No es este el hijo de José? Dice que es Dios, Salvador, Cristo, Rey y Profeta, pero lo vimos crecer. Sabemos quién es, y Él no es nada de eso. Sabemos quién es. La verdad es que uno puede familiarizarse tanto con Jesús que ni siquiera sabe quién es. Puede que haya crecido en la iglesia, o asistido a estudios bíblicos; puede haber ido a retiros cristianos, a una escuela cristiana, tener familiares cristianos, amistades, colegas de trabajo cristianos, vecinos; puede haber asistido a un seminario bíblico donde un profesor tonto y excéntrico le enseña que una perspectiva rara y liberal sobre Jesús, y de repente siente que ya lo sabe todo, y lo rechaza y de ahí pasa al espiritismo, al satanismo, y a las falsas enseñanzas. ¿Por qué? ’Porque ya conozco a Jesús; ya conozco la historia. Ya conozco las doctrinas, ya lo entiendo todo. Pero ahora estoy explorando otras cosas y al mismo tiempo lo estoy reemplazando, porque ya lo conozco muy bien’, y la verdad es que usted no lo conoce. No lo conoce en lo absoluto. Se vuelve como la gente de Nazaret, están tan familiarizados con Él, pero en realidad no son conscientes de su verdadera identidad: Dios que está con ellos. Eso me preocupa mucho de los niños de la iglesia. Porque me emociono…soy como un carro con el tanque lleno de gasolina cuando se trata de Jesús. Y en parte eso se debe a que cuando era niño no aprendí mucho acerca de Jesús y de leer la Biblia. Éramos católicos practicantes, pero yo no estaba poniendo atención. Y yo hubiera dicho que conozco a Jesús, que hizo algo con los peces y los panes, y que esquiaba sobre el agua sin un barco y cosas así. Sabía algunas cosas de Él, pero en realidad no conocía mucho acerca de Jesús. No estaba muy familiarizado con Él. Y cuando empecé a reunirme con Jesús, a leer la Biblia y a congregarme con el pueblo de Dios, me sentí muy entusiasmado porque era algo nuevo para mí. Algunos de ustedes que son como mi esposa, y ahora como mis hijos, van a oír el Nombre de Jesús, y asistirán a estudios bíblicos, leerán la Biblia, y estarán con el pueblo de Dios por mucho tiempo. No se familiaricen demasiado con Jesús. Sorpréndanse aún y siéntanse conmovidos por Él; sigan asombrándose con este Hombre.

6. La Comodidad

La comodidad. Por eso usa el ejemplo. ¿Creen que la viuda se sintió cómoda al darle todo lo que tenía, incluyendo su casa al profeta? No. ¿Creen que Naamán se sintió cómodo al viajar a otro país, con otro Dios, bajar al río y humillarse públicamente? No. Para algunos es la comodidad. ’Yo daría, pero no me siento cómodo. Yo serviría, pero no me siento cómodo. Yo oraría, pero no me siento cómodo. Yo…lo que sea. Porque no se sienten cómodos. Ustedes adoran lo que les resulta conveniente y no a Cristo.

7. La Vergüenza

Pero a veces es la vergüenza, porque ser cristianos no hace que le caigamos mejor a la gente en ningún lugar. ¿De acuerdo? Este era mi problema cuando yo no era salvo. Todos los cristianos me decían, ‘tienes que darle tu vida a Cristo’, y yo les decía, ‘hombre, yo no quiero formar parte de ese equipo. La Sociedad Ned Flanders, ’yo no quiero integrar el equipo’. Y siempre eran los jóvenes con las pegatinas y las camisetas, y las sonrisitas, y las muñequeras, y decían: ‘Amamos a Jesús. Le amamos, le amamos’. Y yo les decía, ¡Nnnooooaaaargghh! En serio, ¿no habrá otro equipo que le pertenece a Él, donde todos se vistan de negro? ¿Puedo pertenecer a ese equipo? Era vergonzoso. ‘Amo a Jesús’. Sabe lo raro que es convertirse a Cristo en una universidad donde le preguntan a uno, ‘¿cuántos de ustedes son cristianos?’. Usted sabe… en la clase de historia… ‘sí, amo a Jesús’; en la clase de sociología, ‘amo a Jesús’; en la clase de estudios femeninos, ‘oh, sí, yo amo a Jesús’. ¿Saben? Eres como una piñata durante toda tu licenciatura, y cada vez que un cristiano dice o hace algo estúpido, incluyéndome a mí, porque no soy exento de hacerlo, nos dicen: ‘es que ustedes los cristianos…’ ¿Cuáles, si hay miles de millones de nosotros? El hecho de que uno la haya embarrado no significa que todos seamos así. Pero es vergonzoso. ¿Piensan que fue vergonzoso para Naamán bajar al río? ‘Hola, soy aquel hombre poderoso, leproso, ¡ayúdenme!’. Sonaba vergonzoso. Para los que estaban en Nazaret, que oyeron: ‘ustedes son la gente mala’. ‘¿De veras? Nos suena un poco vergonzoso.’ Hicimos una votación y creíamos que éramos la gente buena. Algunos de ustedes necesitan humillarse delante de Cristo.

8. La Religión

Y por último, a veces se trata de una religión puramente anticuada. Y ese era yo. Antes de conocer a Cristo a la edad de 19 años, era un tipo religioso. Decía, ‘yo creo en Dios; soy una buena persona, y con eso me basta’. No tomaba, no fumaba, no tomaba drogas, era el que tenía las mejores expectativas para el éxito; fui presidente del cuerpo estudiantil, galardonado en deportes cuatro años consecutivos, hombre del año, farisaico, ¡tun,tu,tu,tun! Aquí estoy, ‘a la orden’. Con esa actitud. Me creía mejor que todos. Y ¿saben qué? eso es la religión. A veces es solo la religión. La gente religiosa a veces no piensa que necesita a Jesús porque se creen lo suficientemente buenos sin Él, y no entienden que están peores que la viuda y el leproso. La verdad es que somos tan necesitados como la viuda, y tan desesperados como el leproso. Somos pecadores por naturaleza y porque decidimos serlo.

No Lo Rechacen

Y no mataron a Jesús en esta ocasión, pero más adelante lo hicieron. Y ¿sabe lo que hizo? Fue la cosa más asombrosa del mundo. Él llevó nuestro pecado sobre su ser sin pecado, y murió para perdonar todos nuestros pecados. ¡Eso es asombroso! Es asombroso. ¿Sabe cómo es Jesús? Es bueno hasta el final. Él suple nuestras necesidades, como lo hizo para la viuda; Él nos sana, como sanó al leproso; Él, lo hace mientras lo matamos, y Él nos ama. Algunos de ustedes van a rechazarlo como lo hicieron en Nazaret, y les ruego que no lo hagan. Otros lo rechazarán como el soldado rechazó a Dios, y después tuvo un cambio de mente y corazón, y recibió a Dios. Aún hay esperanza para usted, si se encuentra vivo. El hecho de haberlo rechazado no significa que no pueda recibirlo hoy. Pero algunos serán como la viuda y recibirán al Señor en sus vidas. Eso es lo que deseo para ustedes. Porque los amo y deseo el bien para ustedes, y quiero que disfruten el don que es Jesucristo. ¿Amén? Voy a orar:

Dios Padre, gracias por la Biblia. Dios, amamos la Biblia. No adoramos la Biblia, sino el Dios de la Biblia. Te damos gracias por los profetas que fueron llenos del Espíritu Santo para escribir las Escrituras. Te damos gracias por Jesús, el Profeta con P mayúscula, quien es el cumplimiento de todas las Escrituras. Dios, te damos gracias porque hay pasajes bíblicos que leemos donde tú fuiste recibido en hogares como el de la viuda. Que nuestro hogar sea así. Un lugar donde tú, Señor Jesús, seas recibido. Leemos acerca de personas que te recibieron, aun después de estar enojados, y ofendidos; de ser independientes y farisaicos como el comandante y el soldado. Dios, te pido que nuestros corazones y nuestras mentes y nuestras vidas estén abiertas como la vida de aquel hombre para recibirte, Señor Jesús. Señor Jesús, tú eres bienvenido aquí en la iglesia Mars Hill. Te amamos. Eres bienvenido. No queremos ser como Nazaret; no queremos ponernos orgullosos y religiosos asumiendo que por el hecho de haberte dado la bienvenida ayer, que no te rechazaremos mañana. Por favor mantennos humildes, arrepentidos y obedientes. Pero Señor Jesús, eres bienvenido aquí en la iglesia Mars Hill. Te damos la bienvenida en Seattle, en el Estrecho de Puget, en Albuquerque, en Santa Fe, te damos la bienvenida, Señor Jesús, para que estés con nosotros. Gracias que estás dispuesto a venir a estar con nosotros. Te damos la bienvenida en nuestra iglesia, en nuestras ciudades, en nuestros hogares, en nuestros grupos comunitarios, en nuestros grupos de redención y en nuestras familias. Te damos la bienvenida, y te pedimos que seas con nosotros porque eres bueno y te necesitamos más que el leproso, y nuestro estado es peor que el de la viuda; y sin ti no tenemos esperanza, pero en ti tenemos mucho gozo. Así que nos regocijamos en tu buen Nombre. Amén.

[Fin del Audio]

Nota: Esta transcripción ha sido editado.