La verdadera familia de Jesús (Lucas 8:16–21)

Lucas 8:16–21 (RVR 1960)

16 Nadie que enciende una luz la cubre con una vasija, ni la pone debajo de la cama, sino que la pone en un candelero para que los que entran vean la luz.
17 Porque nada hay oculto, que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de ser conocido, y de salir a luz.
18 Mirad, pues, cómo oís; porque a todo el que tiene, se le dará; y a todo el que no tiene, aun lo que piensa tener se le quitará.
19 Entonces su madre y sus hermanos vinieron a él; pero no podían llegar hasta él por causa de la multitud.
20 Y se le avisó, diciendo: Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte.
21 Él entonces respondiendo, les dijo: Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios, y la hacen.

Un breve reporte administrativo

Bien, Mars Hill. Estaremos en Lucas 8:16–21; algunos datos administrativos, y después mucha Biblia. Estamos terminando el año fiscal. De hecho, termina a fines de junio, por eso quisiera contarles cómo van las cosas y lo que Dios ha hecho, y de los grandes planes a futuro. Queremos terminar con creces el año presupuestario, y aquí tenemos un breve reporte de lo que Dios ha estado haciendo.

Nos encanta sembrar iglesias, eso incluye los campus de Mars Hill por medio de Hechos 29. Como ven, en la última década Dios nos ha dado mucha gracia. Hemos aumentado de 2 iglesias a más de 300 iglesias sembradas solo en EE.UU., y alrededor del mundo. Además de esas cifras, seguimos asesorando continuamente a más de 500 candidatos para sembrar iglesias. Estamos sembrando más de una iglesia por semana solo en Estados Unidos. Estamos muy dichosos por lo que Dios está haciendo. Estamos reuniendo a los pastores con sus esposas aquí en unas semanas, en Vail, Colorado, para una conferencia y un retiro. Ustedes cubren la mayoría de sus gastos, por lo tanto, de parte de ellos, gracias. Bajo el liderazgo de Scott Thomas, esto va súper bien. Dentro de 5 o 6 años, por la gracia de Dios, esperamos tener mil iglesias. Ahora, son casi 80.000 personas por semana en las iglesias Hechos 29, y anticipamos que ese número crezca a más de un cuarto de millón en los próximos 5 a 6 años. Esa es la perspectiva amplia. Damos el 10% de todos nuestros ingresos a esta causa.

Además, esto es lo que ha estado sucediendo en Mars Hill. En la última década, hemos aumentado de un campus, a diez, y otros cuantos en planificación; desde un poco más de mil personas, a un máximo de 13.000 durante la Pascua. Antes Seattle era de las ciudades con menos iglesias en EE.UU. Ya no lo es. La región noroeste era la región con menos iglesias en el país; ya no lo es. Todavía queda mucho por hacer, pero hay mucho de qué regocijarse. [Aplaude la congregación]

Uno de estos campus, también, está en Albuquerque, New México, liderado por Dave Bruskas, y les está yendo muy bien. Ahora estamos mirando otras oportunidades fuera del estado. Habrá una de la cual les informaremos en los próximos meses.

Mars Hill también tiene grupos comunitarios que se reúnen en todas las regiones, condominios, residencias estudiantiles, casas, apartamentos, cafés, y lugares así. Crecimos de tres grupos, hace una década, a más de 400, y esos está preparándose para replicarse y multiplicarse, entre 500 y 600 deben abrirse para acoger a miles de miles de personas en septiembre cuando nos movilicemos otra vez, cuando vuelva a empezar el colegio. Así que nos regocijamos en todos estos puntos interconectados para que participen, se pongan en comunidad, y se pongan en misión.

Y les diré qué más está haciendo Dios. Ha sido una semana súper increíble, ocupada, y fantástica. Estuve tan cansado. Me acosté anoche a las 6 pm, y dormí 12 horas, para la gloria de Dios, como un calvinista. Porque nos queda tanto por hacer, necesitaba más energía. Esto es lo que está haciendo Dios: los campus están creciendo, Dios está obrando. En esta temporada del año, ajustamos el presupuesto, y a decir verdad, tenemos que terminar el año fuertemente. Nos faltan como un millón de dólares en donativos proyectados. Algunas personas han sido supremamente fieles. Algunos todavía tienen que participar. Queremos contarles todo lo bueno que ha pasado, y queremos terminar este año con un presupuesto fuerte. Les pedimos que oren, oren, oren; den, den, den; oren otro tanto, den otro tanto.

Terminemos el año con fuerza, porque también tenemos que hacer lo siguiente: Esta semana, si pueden creerlo, estamos inaugurando el Teatro John Danz en Bellevue. El Campus de Bellevue estará abierto al público. Pondremos todo el campus ahí. Ya no caben donde están. Han crecido rapidísimo, por lo tanto el Teatro John Danz aumentará su número de sillas a casi mil. Está en el centro, junto al centro comercial, al lado de Rock Bottom, y Barnes & Noble, y Starbuck, todos ahí cerca. En el corazón del centro de Bellevue, podremos iniciar muchos otros campus en la región desde ahí. Podremos acomodar a más de mil. Por eso estamos abiertos al público para informarle a las personas, dejar que entren, y para que vean lo que hay.

Además, oren por Olympia y Albuquerque porque ya no caben en sus instalaciones, y andan buscando más espacio. También esta semana, queremos firmar el contrato para comprar una iglesia bautista a la que se puede llegar a pie desde la Universidad de Washington, con casi 20.000 pies cuadrados, con 400 bancos en el santuario, muchas aulas y espacio de oficinas para entrenar líderes jóvenes y emergentes, dos apartamentos incluidos para albergar a internos, y son un campus muy pobre. Se han reunido este año. Tienen a más de 400 estudiantes. Es la primera vez en los 15 años que llevo de ministerio pastoral en Mars Hill, que una iglesia ha estado a la venta en el Distrito Universitario, y la vamos a comprar. Podremos poner una bandera ahí, y entrenar gente, y alcanzar estudiantes, y desarrollar una fuente de liderazgo, para las generaciones venideras. [Aplaude la congregación]

Eso es esta semana, a menos que algo más pase, lo cual haremos también. Así que lo que les estamos pidiendo es que oren, oren, oren; den, den, den; oren otro tanto, y den otro tanto. Si han estado orando y dando, alabado sea Dios. Gracias. Como los peces y los panes que le dio un niño a Jesús, todo se multiplica. Y para los que todavía están mirando su merienda, por favor compártanla. Tenemos mucho más que hacer. Es emocionante. Es un tiempo asombroso. No puedo creer todo lo que está pasando esta semana, y puede que se me olvidaron algunas cosas, pero es que mucho está pasando. Así que abriremos más puestos, más oportunidades, y queremos completar el millón de dólares para terminar con creces el mes, darle al verano con todo, juntos impulsando el año más grande que jamás hemos tenido entrando al otoño. ¿Amén? Muy emocionante. Así que si eso no lo motiva, su leña está mojada.

Lucas 8:16–21

Ahora estudiaremos la Biblia un poco. Estaremos en Lucas 8:16–21. Voy a orar de una vez, y estudiaremos la Palabra de Dios.

Dios Padre, gracias porque eres un Padre, eres un Papá que ama su iglesia, su familia; y amas nuestra iglesia y sus campus, como parte de nuestra familia extendida. Gracias, Señor Jesús, porque eres el Hermano grande que vino a quitar el pecado, dar salvación, y permitirnos ser adoptados en la familia de Dios. Al abrir tu Palabra, por favor abre nuestros corazones y mentes para que aprendamos a recibir lo que tienes para nosotros. En el Nombre de Jesús. Amén.

De la identidad a la actividad

Bien, esto es lo que vamos a ver hoy. Hay una parábola que Jesús cuenta, y un momento de enseñanza que disfrutaremos con Él. Y en ambas cosas, nos lleva de la identidad a la actividad. Esto es contrario a la manera como la religión y la mayoría de personas en el mundo hacen las cosas. En nuestro mundo, incluyendo tristemente en la iglesias donde enseñan falsas doctrinas, y en las religiones no cristianas, se basan en que lo que uno hace determina su identidad. Por lo tanto uno hace algo para volverse alguien. En la religión uno debe dar, debe servir, debe orar, o debe ir a Meca para ser agradable a los ojos de Dios. Debe reencarnarse, sufrir, e ir al purgatorio, para ser agradable a los ojos de Dios, para tener una relación de amor, o al menos de perdón con Él. Así que la actividad produce la identidad.

La versión secular sería: uno se define por su apariencia, su trabajo, su desempeño, o por su posición social. Por lo tanto es lo que uno hace o logra hacer, lo cual determina su identidad.

En el cristianismo, es todo lo contrario. Por la gracia de Dios, y la obra de Jesús, y el amor del Padre, recibimos una identidad. Y a partir de esa identidad, hay actividad; no para que Dios nos ame, sino porque ya nos ama; no para que Dios nos acepte, sino porque en Cristo ya lo ha hecho. Por lo tanto, lo que somos, determina lo que hacemos. Lo que hacemos no determina quienes somos. Ese es el milagro del cristianismo. Así que cuando Dios nos manda a ciertas actividades, son solo el resultado de nuestra identidad. Él nos convierte en alguien, para que hagamos cosas.

Debemos ser luces en el mundo

Y Jesús empieza contándolo de la siguiente manera: Lucas 8:16–18, dice: “Debemos ser luces en el mundo”. “Nadie que enciende una luz la cubre con una vasija, ni la pone debajo de la cama, sino que la pone en un candelero para que los que entran vean la luz. Porque nada hay oculto, que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de ser conocido, y de salir a luz. Mirad, pues, cómo oís; porque a todo el que tiene, se le dará; y a todo el que no tiene, aun lo que piensa tener se le quitará”.

En esta parábola del Señor Jesús, establece la identidad del cristiano como una luz. Y aquí está la historia que Jesús cuenta como parábola. El mundo está lleno de oscuridad: El pecado, la tentación, las mentiras; está lleno de oscuridad. No conoce a Dios. No ama a Dios. No busca a Dios. No ha probado a Dios. El mundo es oscuridad, y Jesús es la Luz del mundo. Eso es lo que dice en otra parte. Y Jesús es nuestro gran Dios y Salvador, y viene como Luz a la oscuridad del mundo.

Donde quiera que haya pecado, Jesús lo revela. En parte esa es la función que desempeña la luz. Donde hay error, Él lo ilumina para que veamos que es erróneo. En parte esa es la función que desempeña la luz, exponer e iluminar donde haya necesidad. Y Jesús muere por nuestros pecados, resucita para salvarnos, y coloca en el hijo de Dios, en el cristiano, Su Espíritu Santo, y el Espíritu Santo es la presencia de la Luz, de la vida, y del amor de Dios.

Esto cambia nuestra identidad en forma absoluta, inextricable, y eterna. La Biblia dice en otra parte que las cosas viejas pasaron, todas son hechas nuevas; que fuimos hechos una nueva creación, una nueva persona con una nueva identidad en Cristo. Por eso es que a muchas personas en la Biblia se les da un nombre nuevo. Abram se convirtió en Abraham, y Saulo se convirtió en Pablo, y Cephas se convirtió en Pedro. Es que un cambio tan radical ocurre al centro, en lo más profundo, en la sede, suma, centro, y esencia de lo que somos, que asumimos una nueva identidad.

Y a partir de esa nueva identidad, hay nueva actividad, que Dios hace en nosotros; y después Dios hace cosas por medio de nosotros. Por eso dice la Biblia en otra parte, que nos ocupemos en nuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es quien produce en nosotros así el querer como el hacer, por su buena voluntad. Dios obra en nosotros, y después Dios obra por medio de nosotros. Dios establece la identidad que lleva a la actividad. Uno dice, “Yo antes hacía esto, pero ya no lo hago, porque conocí a Jesús. Antes pensaba de cierta manera, pero ya no pienso así, porque conocí a Jesús. Ahora la presencia y el poder de Dios vienen a morar en mi vida. El Espíritu Santo está en mí como yo estoy en Cristo, y tengo el privilegio de ser una luz. Esa es mi identidad, soy una luz en un mundo entenebrecido”.

Así que la canción no es tan buena, pero teológicamente es acertada. Esta lucecita mía, la dejaré brillar. Teológicamente es acertada, pero artísticamente no es tan fenomenal, por lo tanto no se las cantaré. Pero si la cantaron cuando eran niños, me parece que bastante acertado teológicamente como modo de enseñanza. Queremos que brille nuestra luz. Lo que eso significa es que donde hay verdad, o mentiras, mejor dicho queremos que resaltar la verdad. Donde hay pecado, queremos traer convicción de pecado y arrepentimiento de pecado. Donde la gente está esclavizada al pecado, queremos traer redención por el medio del Evangelio. Donde la gente se esconde y peca secretamente, vergonzosamente, queremos brillar la luz de la verdad y el amor de Dios, e invitarles al arrepentimiento en Jesús.

Por lo tanto, la ilustración es una en donde todo el mundo está lleno de oscuridad, y Jesús viene como una antorcha, y cada cristiano es como una pequeña vela que es prendida por la antorcha de Jesús. Por la gracia de Dios, debemos llevar nuestra luz humildemente al mundo, llevarla al trabajo o a estudiar, o a donde quiera que seamos misioneros en un mundo oscurecido, llevando la luz del Evangelio y las Buenas Nuevas, con la revelación y la iluminación de Jesucristo.

Así que quisiera preguntarles, ¿cómo les va con eso? Para quienes son cristianos, o dicen que son cristianos, ¿cómo les va? Porque Jesús nos exhorta a no esconder nuestra luz; usa esta analogía: que si el Espíritu Santo ha puesto Su Luz en usted, que usted puede iluminar o revelar, o esconder y ocultar esa luz. Y en la práctica, un ejemplo de esto sería cuando no hablamos de Jesús con nuestros familiares. En realidad no hablamos de Jesús con nuestros amigos, o al menos con los miembros no cristianos de nuestra familia. Y trata de no agobiar a la gente en su trabajo hablándoles a cada rato de Dios. Pues, usted no se está haciendo su trabajo; pero quiere desempeñarse bien. Parte de su luz, en este caso, sería llegar temprano y quedarse hasta tarde; trabajar duro, ser honesto, decir la verdad, dar resultados, amar a los demás, orar por ellos, servirles, dar gracia y ser amable. Cuando se presentan oportunidades en las amistades, el amor, y el servicio para hablarles a las personas de Jesús. Dígales que orará por ellos; sírvales en formas funcionales y prácticas.

Pero lo que sucede es que hay mucha presión de la oscuridad, para esconder la luz. Eso es lo que Jesús está diciendo. Algunos miembros de su familia no quieren oírle hablar de Jesús, por lo tanto usted se queda callado; pero ellos Lo necesitan. Algunos de sus amigos, colegas de trabajo, vecinos, compañeros de habitación, no quieren oírle hablar de Jesús, pero ellos Lo necesitan. Y la pregunta es, ¿ocultarán, taparán, y esconderán su luz, o serán transparentes, honestos, y genuinos, viviendo conforme a sus convicciones, como quienes son verdaderamente?

La presión en nuestra cultura es esta: hay una diferencia entre lo que debe hacerse en público y lo que debe hacerse en privado; y tristemente, el mundo occidental ha decidido que las convicciones espirituales y religiosas, sobre Dios y la vida, pertenecen a la esfera privada, no a la esfera pública. Pero en realidad se supone que tenemos libertad de religión, no librarnos de la religión; que podemos adorar a Dios libremente y en público, y que la intención nunca fue que nuestra fe no tuviera nada que ver con nuestra vida.

Miren, es una falsa dicotomía. Si creemos que Dios creó el mundo y que debemos cuidarlo, eso afecta cómo vemos la mayordomía, el reciclaje, el medio ambiente, y el cuidado del mundo. Si creemos que los hombres y las mujeres fueron creados iguales, eso determina cómo vemos los géneros y la igualdad de las mujeres. Si creemos que la vida humana es sagrada, eso afecta cómo vemos cosas como el aborto y el asesinato. Si creemos que todas las razas fueron creadas iguales, a la imagen de Dios, eso cambia cómo vemos el racismo y la esclavitud. Si creemos que, al fin y al cabo, los que son abusados necesitan justicia porque nuestro Dios es Dios de justicia, trabajaremos en pro de la justicia. Si creemos que Dios cuida a las viudas, y a los pobres, y los huérfanos, entonces daremos generosamente y participaremos más en el amparo de niños. Serviremos a las madres solteras. Tendremos grupos de redención para las víctimas de las violaciones. ¿Por qué? Porque ocupa nuestra fe. Pone por obra nuestras convicciones más profundas sobre quién es el Dios de la Biblia, por qué hizo al mundo, y el lugar que ocupamos en él.

Por lo tanto, si usted es una de esas personas que dice, “Eso funciona para mí, pero no para usted. Mi fe es algo privado, no es algo que hago en público, y solo hablo de Jesús con personas que ya lo conocen”. Jesús dice, “Oye, por favor no escodas esa luz. Encendí tu vela para que salieras a un mundo oscurecido, para que otros fueran atraídos a quien soy, y a lo que hago. Y si cubres tu vela, no estás ayudando la causa; de hecho te estás avergonzando de mí, y no quieres sufrir por mí. Y lo cierto es que yo debería estar avergonzado de ti, y que ya he sufrido por ti. Así que si deseas seguirme, vivir como yo vivo, hablar como yo hablo, hacer lo que yo hice, no te avergüences de mí”. Algunos de ustedes dirán, “Pero la oscuridad nos hará retroceder. Mi familia se enfadará conmigo. Perderé mi trabajo. Mis calificaciones bajarán”. Si es para la gloria de Dios, sí. Están adorando a una persona que fue asesinada. Inclínese sobre el home plate, y sacrifíquese por el equipo. Esa es la idea principal. Esa es la idea principal.

Porque a decir verdad, que aunque muchos en la oscuridad empujen habrá otros que se sentirán atraídos y motivados. Dirán, “Sabe qué… Estoy interesado. ¿Podría orar por mí? ¿Podría hablarme? Usted es la única persona que parece que no me está usando, o que no se está aprovechando de mí. Usted no es perfecto, pero tampoco es un hipócrita consumado; practica lo que predica, y predica lo que practica”.

Para algunos de ustedes, es algo que da lástima. Para otros, es la hipocresía. “No le diré que soy cristiano, vean lo que estoy haciendo con él”. Y su hipocresía consiste en que cuando está con sus amigos cristianos, su forma de hablar, su comportamiento, sus actividades—o en el caso de las damas, su ropero—se ve de cierta manera, pero cuando está con sus amigos no cristianos, cambia completamente. Y sus amigos que no son cristianos se darán cuenta de que a fin de cuentas es una hipócrita, que tiene dos mundos distintos y paralelos. Se porta de una manera cuando está en el grupo comunitario, y de otra manera en sus encuentros sociales, y en otros lugares, con otras relaciones. Jesús aquí nos pide que seamos auténticos, genuinos, consecuentes. Predica contra la hipocresía, y dice: “Vine al mundo, y estaba oscuro, y yo traje luz. Y mi antorcha ha encendido tu vela, y te exijo que vivas abiertamente, en público, con autenticidad, honestamente, que sirvas con amor, que hables la verdad. El mundo me necesita, y tú eres el medio”.

Así que ve, y en el camino, deja brillar tu luz. Así que mi pregunta a ustedes es, ¿cómo les está yendo? ¿De quién están escondiendo su luz? ¿A quién no les han hablado de Jesús? ¿A quién no están sirviendo? ¿Dónde hay hipocresía? ¿A quién no están invitando al grupo comunitario o a la iglesia? Porque la identidad determina la actividad. Si usted es una luz, necesita brillar. Si Jesús ha encendido su corazón, otros necesitan venir a conocerle.

Esto es muy importante en Mars Hill, porque hacemos mucho hincapié en el hecho de que uno no se salva por lo que hace. sino por lo que Jesús hace. Hay personas que se ponen muy perezosos y dicen, ¿Entonces no tengo que hacer nada? No hace hada para hacerse cristiano, pero cuando ya es cristiano, hay ciertas expectativas. La identidad determina la actividad. La actividad no determina la identidad. Usted no hará nada para hacerse cristiano. Jesús lo hizo todo. Jesús dijo, “Consumado es”. Jesús murió en su lugar. Jesús resucitó para su salvación. La obra de la salvación la hace Jesús, y es recibida por fe y por gracia, confiando en Él. Pero cuando cambia nuestra identidad, nuestra actividad cambia. Su vida sexual es diferente, porque ha conocido a Jesús. Sus finanzas son diferentes porque conoció a Jesús. Sus amistades son diferentes porque conoció a Jesús. La forma como ve y trata a las personas es distinta porque conoció a Jesús.

Que miremos cómo oímos

Y Jesús dice que no solo debemos permitir que la gente que vea una fe abierta, genuina, real, y verdadera, la doctrina bíblica y su exposición, sino que queremos que nuestra luz siga brillando más. En esto consiste la madurez y la santificación como cristianos; es decir, estamos creciendo en semejanza a Cristo. Entonces lo que nos dice es que hagamos en vista de eso, es: que miremos cómo oímos.

Una de nuestras actividades es oír, y vivimos en un mundo donde oír es algo que casi no se hace. Desde los celulares, hasta los blogs, los correos electrónicos, hasta Facebook, Twitter, y las conversaciones, todas se tratan de hablar. No se tratan de escuchar. ¿Cierto? Otorgan grados para la la comunicación hablada. Yo tengo uno. No hay grados para escuchar. Ni siquiera dan clases para escuchar. Tengo una licenciatura en comunicaciones. Pero no tomé ninguna clase sobre cómo escuchar. Puede ir a una librería, a Barnes &Nobles, B . Dalton, o lo que sea, y tienen secciones dedicadas a la comunicación. No hay una sección correspondiente para escuchar. En nuestro mundo, a la gente le gusta hablar. La gente no está entrenada a oír, o como dice Jesús, a escuchar cuidadosamente, a escuchar.

Así que algunos de ustedes se preguntarán, “¿Por qué vengo a la iglesia, y por qué me siento aquí una hora, y por qué tengo que escuchar?”. Porque es una acto de adoración. Es un acto de adoración. De hecho, es un acto de humildad decir: “Él podría… no voy a explicarlo demasiado… decir algo que me ayude. Por lo tanto voy a escuchar. Y como dice mucho, voy a escuchar con mucho cuidado para captar la información que podría ayudarme”. Es un acto de adoración, oír con cuidado, oír con cuidado.

Porque en algunas iglesias solamente, van, van, van, y hacen, hacen, hacen. Jesús dice, “Primero oigan, oigan, oigan”. Cuando escuchen, después aprenderán. Cuando aprendan, entonces podrán hacer, pero necesitan oír antes de hacer, de otra manera cometerán el error más grande de sus vidas y de sus ministerios. Por lo tanto, oír es una habilidad que debemos afinar. Jesús dice, “Oigan con cuidado”.

Al volverse cristianos, lo que esto significa es que deben volverse estudiantes. Deben volverse estudiantes. Esto incluye leer sus biblias, libros cristianos, descargar clases, sermones en Internet, escuchar. Vivimos en este mundo asombroso donde hay tanta información que está disponible. Esto incluye escuchar la Biblia cuando van al trabajo. Incluye oír la Palabra de Dios enseñada o predicada. También incluye los centros alrededor nuestro, leer la Biblia con sus niños, dejar que sus niños le lean la Biblia en voz alta, con una versión de la Biblia adecuada para su edad, cuando tengan la edad suficiente para leerla. Esto también, léase la Biblia a usted mismo; lea la Biblia en voz alta. Así, usted estará oyendo con cuidado, escuchando con cuidado, considerando cuidadosamente lo que la Biblia dice y lo que Dios quiere decirle por medio de su Palabra.

Así que permítanme preguntarles, ¿cómo están oyendo? ¿Cómo está oyendo? ¿Está escuchando con cuidado como nos lo dría y nos amonestaría Jesús?

“Cómo oír mejor los sermones” por George Whitefield

Les daré algo que espero les ayude. George Whitefield fue un predicador asombroso, que predicó a grandes multitudes, de más de 10.000 personas al mismo tiempo, al aire libre; fue un gran evangelista, que participó en el Gran Despertar, y fue un instrumento usado increíblemente por Dios. Al estudiar Lucas 8:18, exactamente donde nos encontramos, hace como 250 años formuló seis puntos para ayudar a las personas a oír mejor los sermones. Y esto fue lo que dijo. Vivió entre 1714, y 1770.

Su primer punto fue: “Vengan a oírlos”, a los predicadores, “no por pura curiosidad, sino con un sincero deseo de conocer y hacer nuestro deber”. O sea, lo que dice es que si venimos a escuchar un sermón, algunos de ustedes son nuevos en la iglesia, nuevos en Cristo, “dígame, no sé qué significa esto, ¿qué dice? Es como un concierto, hay una banda. No, no es un concierto. Es como una película, ¿tenemos una pantalla? No, no es una película. ¿Es como una conferencia en una escuela? En realidad no, porque a fin de cuantas no es solo información, sino transformación. Pues, ¿este será un cómico?, porque a veces Mark dice algo que a veces cree ser chistoso”. No, no es un cómico. Pues, ¿este será un político; nos estaremos sumando a alguna causa?”. No, se trata de Cristo, no de una causa. ¿Entonces qué es esto? Esto es una iglesia. Y ustedes vienen a oír la Palabra de Dios, para que puedan aprender a obedecer a Dios, ¿está bien?

Entonces dice que tenemos que saber por qué venimos a la iglesia, y por qué oímos, y escuchamos. Vengan y escuchen, no por pura curiosidad, no porque sean chistosos, o divertidos, o chéveres, o lo que sea; solo vengan a oír la Palabra de Dios. Miren, hoy vivimos en una época donde lo más importante puede ser la personalidad, pero Jesús dice que lo más importante debe ser el contenido. ¿Se está enseñando la Palabra de Dios? ¿El pueblo de Dios está siendo alimentado? ¿Ha sentido la convicción de Dios? En realidad de eso se trata. Por lo tanto, dice que no vayamos por pura curiosidad, sino con un sincero deseo de buscar al Señor y preguntar, “De acuerdo, ¿a qué vinimos, a ser entretenidos? No, vengo a obedecer. Vengo a recibir mis órdenes de marcha de parte de Dios, por su Palabra, por medio del predicador, y quiero salir de aquí sabiendo quién es Dios, y cómo quiere que viva. Por eso voy a la iglesia. Por eso voy a quedarme aquí sentado. Por eso voy a escuchar”.

Segundo: “Diligentemente ponga mucha atención a las cosas que dice la Palabra de Dios”. Eso es exactamente lo que dice Jesús: oigan con cuidado, oigan con cuidado. Les daré un par de ejemplos: Tengo una Biblia, un cuaderno, y un bolígrafo, ¿sí? Si tienen menos de 20 años, esto es un bolígrafo. Pueden encontrarlos en una tienda junto a los árboles modificados y en algo llamado cuadernos. ¿De acuerdo? Ahora, algunos de ustedes usan tecnología. Dicen, “Pues, acaso no puedo traer mi teléfono? ¿No puedo traer mi iPad? ¿No puedo traer mi laptop? Porque tengo una Biblia programada en él, y puedo tomar notas”. Eso está muy bien, pero podría distraerse, porque si son como yo, dirían: “Oh, ¿al fin los Mariners contrataron a alguien que pueda darle a la bola?”. Siempre estoy chequeando algo. “No lo hicieron. Ay, bendito”. ¿De acuerdo? Porque si usa su habilidad para tomar notas, en ese momento, se distraerá. Estará totalmente distraído. Se irá a otra parte. Perderá su enfoque totalmente.

Por eso es que yo lo hago a la antigua. Cuando no estoy predicando, vengo a Mars Hill a escuchar a los pastores de los campus. Viajo mucho y soy conferencista, asisto a muchas conferencias, y ahí hay otros predicadores, y traigo mi cuaderno, y mi bolígrafo, y mi Biblia. Lo hago a la antigua, ¿está bien? ¿Es pecado tener una portátil? No, si tiene una portátil, tráigala, pero no se la pase en Internet, en Facebook o en Twitter, mirando sus sitios de Internet, organizando su itinerario, y usted sabe, en una subasta de compras en eBay. De acuerdo, y después se pregunta, ¿Cómo estuvo el culto? Hice muchas cosas. No sé de qué estaría hablando, pero compré un Afgán por solo doce dólares, ¿lo sabían? No está hablando de eso. Aparten un tiempo. Es un tiempo sagrado. Es hora de escuchar. Es hora de escuchar. Así que tengan cuidado de no dejarse distraer por la tecnología.

Y si son como yo, se me dificulta prestar atención cuando uso mucha tecnología, por lo tanto hay que hacerlo a la antigua. Biblia, cuaderno, bolígrafo: a la antigua. De acuerdo, pero de lo que está hablando no es de distraerse o poner mucha atención. Escuchen, presten atención a lo que se está diciendo, y después encuentren la forma de organizar esto. Mi hija Ashley trae su cuaderno Moleskine, y su…es que usa la Biblia en su celular. Trae su cuaderno Moleskine a la iglesia, y toma notas cada semana, y todo queda organizado. Tiene un sistema de organización para mantener todo arreglado. De eso estamos hablando; porque si no, Recuerdo aquel sermón, y golpearon esa cosa, y no sé. Lo perdí; ya no lo tengo. Estaba poniendo atención, pero me compré un Afgán”. No, usted tiene que poner atención, y después puede ver qué le interesa; tiene que decir, “Oh, esto es para mí. Tengo que memorizar este versículo Debo arrepentirme de este pecado. Tengo que llamar a tal persona. Tengo que orar por esto”. Durante todo el mensaje, participe en forma activa, no al hablar, sino al escuchar; y después planifique su obediencia. “Ah, eso que dijeron fue para mí. Definitivamente tengo que poner más atención a eso”.

Tercero: Dice, “No contemple el más mínimo prejuicio contra el ministro”. Lo que está diciendo es, No se ofendan por lo que dice. Sí, me encanta este punto. Lo que está diciendo es que “el predicador es un pecador, no es perfecto, y a veces dice cosas que no debería decir, hipotéticamente. A veces dice cosas que los ofenden, pero no deben sentirse ofendidos. Es que pone el dedo en la llaga. Y otras veces los ofende, y no debió hacerlo. Así que, de antemano, hipotéticamente, está arrepentido. Entonces, sucede que pueden sentirse tan ofendidos por el mensajero, que desaprovechan el mensaje.

Ven, y en realidad está diciendo, “¿En realidad importa quién cocinó la comida? Si se puede comer, ¿por qué no se la comen? Mejor dicho, si la comida es buena, aunque tenga algunos huesos, aliméntese, nutran su alma escuchando al predicador, escupa los huesos, y no se obsesionen con el cocinero. Solo disfruten la comida”.

Eso puede suceder. Algunos de ustedes dicen, “Es que no me gusta su personalidad. No me gusta su sentido del humor. No me gusta como viste. No me gusta su cabezota”, hipotéticamente. Y pueden ofenderse fácilmente, ¿no es cierto? Y en parte los ofendo porque quiero que rompan con la religión que existe en cada uno de nosotros. A veces la gente religiosa es tan estirada, tan devota, tan pulcra, tan seria. Es que necesitan un calzón chino, simple y llanamente. Nos agrada poder servirles. Así que mejor no se ofenda tan fácil, y no lo haga, al menos si no se ofende, tome lo que le ayude, porque pasa esto, si va a quedarse ahí sentado una hora, aprenda lo que pueda, asimile lo que hay, por favor, por favor, por favor, lo que necesita hágalo disponible para usted.

Sigue al cuarto punto: “Cuídese de no depender demasiado de un predicador, o de estimarlo más de lo que deben”. Y esto fue lo que dijo—pondré todo este blog, una lista de comentarios de Whitefield en el blog de Mars Hill, para que puedan leerlo. Pero en esta sección, habla un poco de Corintios, donde la iglesia está dividida, diciendo, “Yo soy de Cefas; yo soy de Apolos; yo soy de Pablo”. Todos tienen su predicador favorito, ¿cierto? Y es como si dijeran: “Mi predicador es mejor que el tuyo. No, el mío es mejor que el tuyo. Su predicador es horrible, y me aburre, pero mi predicador es chistoso”. Y están criticando a unos y a otros. Y lo que dice es, “Oye, Pablo, y Pedro, y Apolos, todos amamos a Jesús, y estamos hablando del mismo Hombre, y todos somos amigos, así que dejemos de dividirnos en equipos innecesariamente”. Aprendan, escuchen, sean humildes, y donde quiera que haya sabiduría y verdad de la Palabra de Dios, recíbanla y acójanla.

Tengan cuidado de no preferir tanto a un predicador, que solo leen sus libros, o solo mandan sus blogs por una fuente RSS, o solo los siguen en Twitter y en Facebook. Solo escuchan a los que se graduaron de las mismas escuelas de ellos. Solamente escuchan a los que son buenos amigos de ellos. Solo descargan sermones que tienen el nombre de ellos. Tengan mucho cuidado. Tengan mucho cuidado de no excluir a todos los que sirven a Cristo fielmente para disfrutar de uno solo. Ahora, está bien que digamos, “Esta persona es un especialista en esta área, y siento que me han servido mucho”. Pues alabado sea Dios, pero después no vaya a tener una mala actitud contra todos los demás, y no se vuelva demasiado dependiente de ellos.

La gente venía a la iglesia, y decía: “No siento que me están alimentando”. Parte de mi labor como pastor, es alimentar a las ovejas, con los otros pastores, ancianos, diáconos, y líderes, conforme a lo que Jesús le dijo a Pedro después de su resurrección: apacentar a las ovejas. Eso es parte del trabajo. Abra la Biblia, enseñe la Biblia, apaciente las ovejas. Pero también necesita alimentarse a sí mismo. Necesita leer la Biblia, y alimentarse a sí mismo. Ore, aliméntese. Vaya a un grupo comunitario, aliméntese. Aproveche las oportunidades de entrenamiento, las actividades, incluyendo hacerse miembro de la iglesia: aliméntese. Suscríbase a los mejores podcasts, vodcasts, a las mejores clases: aliméntese. Escuche la Biblia cuando vaya al trabajo y cuando regrese del trabajo, o redima su trabajo. Escuche con cuidado: aliméntese. Tiene que hacer ambas cosas. Tiene que hacer ambas cosas.

¿Quién es su predicador o maestro favorito? ¿A quién ama? ¿Quién es su autor favorito? ¿Lo conoce? Eso sería algo muy importante. ¿Con quién está muy agradecido? ¿A quién disfruta más? Y lo que dice es que hay que tener cuidado de que no se convierta en idolatría. Cuídese de que esta persona no se convierta en el mediador entre usted y Dios, o que se sienta más cerca de Dios porque ha leído sus libros, y escuchado sus sermones, y admitido sus consejos. Asegúrese de que Jesús sea el único Mediador entre usted y Dios, y de que estos son solamente sus siervos. Por lo tanto manténgalos en su lugar apropiado. Manténgalos en su lugar, y amplíe sus horizontes para aprender de muchos predicadores y maestros buenos de la Biblia. ¿Entienden ahora?

Algunos de ustedes están centrados demasiado en una persona. En un solo maestro. En un solo autor. En un solo seminario. En un solo sistema. Tengan cuidado, porque entonces no están escuchando cuidadosamente, están escuchando críticamente. Oh, fulano de tal no hubiera dicho eso. Oh, fulano de tal no hubiera hecho tal cosa. Oh, fulano de tal, lo hace mejor”. No están escuchando cuidadosamente, sino críticamente. Ahora, en cierto modo queremos discernir y no creer todo lo que oímos, pero el modelo bíblico para oír con discernimiento, es oír lo que dice la Biblia y no lo que dice algún maestro de la Biblia.

Después dice, quinto: Asegúrense de aplicar todo lo que fue predicado, a sus corazones”. Así que están escuchando un sermón, y no hagan como la gente religiosa, que dice: “Oh, definitivamente otros necesitan oír esto. Oh, y voy a mandarles este enlace, porque son antipáticos y necesitan oír esto”. ¿De acuerdo? Piensan en todas las personas que necesitan oír estas verdades y temas. Segundo, tal vez sea alguien que usted ama y puede que tenga que hacer el seguimiento con ellos. Su motivo principal al escuchar el sermón debe ser: “Dios, estoy escuchando cuidadosamente tu Palabra, para que me hable. ¿Qué tienes para mí? ¿Qué me estás diciendo? Oh, ¿debo arrepentirme de este pecado; creer esta verdad; orar por aquella persona? ¿Debo servir en ese lugar?”.

Escucha el sermón para que el Espíritu Santo le resalte algo, y usted dice: “Eso es para mí. Debo tomar notas sobre eso; tengo que escribirlo; tengo que recordarlo”, porque se olvidará. Tan pronto se acabe en culto, de inmediato pensará, “¿Qué voy a comer?” Lo que Dios le dijo durante el culto, viene a ocupar un segundo plano, mientras que la hamburguesa, las papas fritas y la leche malteada son para la gloria de Dios; y yo se los recomendaría. Pero antes, escriban lo que Dios les dijo en el sermón y aplíquenlo a ustedes mismos. Eso no es egoísmo, es ser sumiso. Mejor dicho, “Dios, tu Palabra es verdadera; tu siervo enseña, ¿qué quieres que oiga? ¿Qué quieres que haga? ¿A quién quieres que sirva? ¿A dónde quieres que dé? ¿Qué? ¿Qué estás tratando de decirme?”.

En cada sermón debe haber al menos una idea sobresaliente, algo que pueda aplicar a su vida; algo implícito en lo que se dijo por medio de la Palabra de Dios. Y después debe hablar de ello y ponerse a cuentas con su familia o su grupo comunitario. Muy bien, por eso hacemos grupos comunitarios, la mayoría de ellos justo después del sermón. Yo predico. La gente se reúne, “De acuerdo, ¿qué oyeron? ¿Qué les dijo Dios? ¿De qué debemos arrepentirnos, qué debemos aprender? ¿Cómo oramos unos por otros, y nos responsabilizamos entre sí? ¿Cuál es nuestra misión? ¿Cómo alcanzamos nuestro vecindario? ¿Cómo aplicamos esto a nuestra ciudad? ¿Qué significa esto para nuestra iglesia? ¿Cómo afecta nuestras vidas? ¿Qué más tenemos que leer, estudiar; orar, buscar, aprender, a quién tenemos que abrazar; qué tenemos que aplicar; y ahora qué?”.

Porque lo que pasa es que es, sermón, tras sermón, tras sermón, y no hay aplicación. No hay una verdadera asimilación de esas verdades y aplicación de ese entendimiento. Y muchos de ustedes tienen información, sin transformación. No están creciendo espiritualmente, y eso es lo que dice Jesús aquí. Está diciendo. “Si quieren que su luz brille más fuerte, tienen que aprender con más cuidado, escuchar más atentamente, y aplicar más vigorosamente lo que Dios les ha dado”.

Por último, “oren al Señor, antes, durante, y después de cada sermón”. Oren antes de venir a la iglesia. Oren durante las semanas que yo y otros estamos preparando los sermones, las conferencias, las clases, o las oportunidades de enseñanza, o lo que sean. Oren por nosotros. Eso hace, también, que inclinen sus corazones para darnos al menos el beneficio de la duda, y para que tengamos los oídos abiertos. Al orar, ore por los que vienen a oír en persona. Ore por los millones que descargan en Internet, que escuchen algo de Dios por medio de las Escrituras, y que Dios los sirva por medio de nuestro ministerio. También ore por los que no son cristianos, los que van a venir, que aprendan de Jesús y que le conozcan como Salvador, Señor, Dios, y Cristo. Ore por los grupos comunitarios, mientras hablan de lo que van a enseñar en la Palabra de Dios.

Por ustedes también, oren que tengan un corazón que aprende fácilmente. Pidan un corazón con discernimiento. Pidan un corazón humilde. Cuando miren en derredor suyo y vean a la gente perdiendo tiempo con sus celulares, mandando textos, y cosas por Twitter, ore por ellos también que el Espíritu Santo les recuerde de oír con cuidado, como dice Jesús, para que no desperdicien la oportunidad de dejar que su luz brille un poco más, y para que sus antorchas vuelvan a encenderse cada semana.

También pueden leer la Biblia por adelantado, con oración. Por lo general estudiamos libros enteros de la Biblia, por lo tanto, si terminamos en el capítulo 8, versículo 21, esta semana, adivinen dónde empezaremos la semana entrante. En el capítulo 8, versículo 22; eso es lo que vamos a hacer. Y no sé donde estaremos. Sea lo que sea, ahí estaremos. Así que pueden leer por adelantado, estudiar por adelantado; oren y piensen en las cosas por adelantado; preparen el corazón. Y si no sabe para dónde vamos, conforme al calendario principal de predicación y pláticas que tenemos disponible en la página de Internet, pueden encontrar exactamente de qué estaremos hablando el domingo, y el texto bíblico que estaremos leyendo. Sinceramente, les cuento que tengo el calendario de predicaciones preparado hasta el verano del 2012. Podría decirles para cada semana, el texto y el tema, y lo que estaremos cubriendo, porque tengo DDAH, para la gloria de Dios, y lo tengo todo organizado.

Por favor consigan una Biblia y digan, “Supongo que voy a leer y a orar, a estudiar un poco, y alistarme para ir a la iglesia, y orar por el predicador, orar por la congregación, orar por mi grupo comunitario, orar por mi familia. Iré a la iglesia a oír, a aprender, a tomar apuntes, interactuar, orar, obedecer, reunirme con mi grupo, y con mi familia. ¿Dios, qué tienes para mí? ¿Dios, qué tienes para nosotros? ¿Ahora qué hacemos?”. ¿Saben qué? De repente, el sermón es útil. Es un sermón útil, porque lo están usando, no solo lo están observando.

Así que Jesús dice, “Escuchen con cuidado”. Volvamos ahí. Nadie que enciende una luz la cubre con una vasija, ni la pone debajo de la cama”. Usted es una luz. “Pero la pone sobre un candelero…” Sálgase de ahí a donde la gente pueda verlo. Hay muchas personas con sus creencias y sus causas, ellos son el público. Tienen desfiles, y las calcomanías para el parachoques; sálganse del closet, y hágalo. “Para que los que entran vean la luz. Porque nada hay oculto, que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de ser conocido, y de salir a luz”.

Esto es lo que dice Jesús: cualquier oscuridad que haya en su vida, cualquier pecado, secreto, cosa vergonzosa, u oculta; si está tratando de encubrirlo, de no dejar que la gente lo vea; no deja que se le acerquen mucho los cristianos, a fin de cuentas, Jesús lo ve todo, y lo sabe todo. Usted no está ocultando nada, por lo tanto póngalo al descubierto. Háganoslo saber. Deje que su grupo comunitario lo sepa. Busque ayuda; limpie eso. Jesús murió por eso. Continuemos. Sirvamos a Cristo y veamos la transformación del mundo, no sigamos estancados en nuestros pecaditos, en nuestro temor del hombre, en nuestra propia necedad, y en eso de, “No quiero que nadie me identifique con Jesús”.

“Mirad, pues, cómo oís; porque a todo el que tiene, se le dará; y a todo el que no tiene, aun lo que piensa tener se le quitará”. Dice, “Una vida espiritual neutra no existe”. Es para adelante o para atrás; creciendo en madurez, o creciendo en inmadurez. No hay inactividad; los que dejan de oír, empiezan a retroceder. Los que dejan de oír, empiezan a atrofiarse. Así funciona esto. Por lo tanto siga escuchando y entienda cuál es su identidad, para que esa identidad active su actividad.

En la iglesia, servimos a la familia

Volvamos a donde estábamos. La siguiente sección es Lucas 8:19–21. Ya nos dijo que en el mundo fuéramos luces. No peque con sus amigos, traiga luz a las tinieblas, y en la iglesia, sirva en familia. “Entonces su madre y sus hermanos vinieron a él”; Lucas 8:19–21, “pero no podían llegar hasta él por causa de la multitud. Y se le avisó, diciendo: Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte. Él entonces respondiendo, les dijo: Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios”, y Nike se robó este slogan, “…y la hacen”. Eso es lo que Jesús tuvo que decirnos. ¿Así que cuál es nuestra identidad? Familia. Nuestra actividad es comportarnos como miembros de una familia.

Permítanme darles unas observaciones como introducción, antes de abordar el tema de la identidad y la actividad. Lo primero es que los católicos están equivocados. No solo dirían que María fue siempre virgen, cuando por el poder del Espíritu Santo concibió a Jesús, y que estuvo virgen toda la vida, ¿de acuerdo? Que en su matrimonio nunca conoció sexualmente a José. Y aquí encontramos que Jesús tuvo hermanos. Lo que eso nos dice, es que su mamá y su padre tuvieron una relación matrimonial normal, saludable y agradable, ¿de acuerdo? También leemos en Marcos 6:3, donde dice, “Oigan, Jesús tuvo hermanos y hermanas”. Por lo tanto Jesús vino de una familia. Era el hijo mayor, pero después, por medio de las relaciones naturales entre María y José, hubo otros hijos e hijas. Así que esto nos muestra que la intimidad matrimonial, y el gozo, y los hijos, y la bendición de tener hijos, es parte del plan de Dios; y así fue en la familia de Jesús, lo cual es perfectamente bueno y saludable.

Otra cosa que me gusta, es que Jesús estaba ocupadísimo, y uno no podía hacer cita con Él. Este es uno de mis sermones favoritos, porque tengo el privilegio de decirles que Uds. no oyen bien, y que no pueden hacer cita para verme. Es asombroso, porque lo que pasa es que como pastores, a la gente le gusta hacernos sentir culpables, y dicen: “Ud. no es tan accesible como lo era Jesús”. Su madre ni siquiera podía hacer cita con Él. Es un Hombre muy, pero muy ocupado. “Jesús, tu madre está aquí”. “No está en el itinerario”.

Miren, el mito, y es un mito poderoso, es que Jesús siempre estaba disponible. Que la gente venía a Él y se tomaba todo el tiempo que quería, y que tenían acceso perpetuo a Él. Pero no es así. Las grandes multitudes rodeaban a Jesús, su madre y sus hermanos; y su familia decía: “Ni siquiera podemos entrar; las multitudes están muy agolpadas”. En Lucas ya vimos que en varias oportunidades Jesús a menudo se apartaba a lugares solitarios a estar solo con el Padre. Era porque las multitudes se agolpaban contra Él. Y las multitudes exigían cosas de Él, y a veces necesitaba descansar, necesitaba un descanso, y silencio y estar solo, tomarse un día libre, y buscar un lugar donde tomarse una siesta.

Y aquí vemos que Jesús no estaba disponible en todo momento a todo el mundo. Ni siquiera su madre y sus hermanos tienen acceso a Él, ¿pero no les parece que los trata descortésmente? Sean honestos. Si han oído que le dije esto a mi madre que asiste a Mars Hill, le doy un abrazo cada domingo, a ella y a mi papá. Es asombroso. Pero si le dijera, “díganle a mi mamá que estoy ocupado, y que hoy no voy a abrazarla”, ustedes dirían, “eso no está bien. Ella lo parió. Al menos debería abrazarla”, ¿entienden? ¿Qué sucede en este pasaje? Ven, es como si Jesús estuviera siendo descortés con su madre.

Permítanme decirles esto: Jesús amaba a su madre, sin ser un nene de mamá. Amaba a su madre. Esto lo vemos en la cruz donde está siendo crucificado. Mira a su madre, María, que está al pie de la cruz; Juan su amigo está junto a María, y le dice: “Juan quiero que cuides a mi mamá”. Él amaba a su madre, y no era un nene de mamá.

Pienso que esto es lo que está pasando aquí. No creo que Jesús esté pecando. No creo que esté siendo descortés. No creo que esté siendo negligente con su madre, pero creo que sí está enfocado en su actividad. Conoce su identidad es Dios, y su actividad es predicar, enseñar, expulsar demonios, y expiar los pecados del mundo. Su identidad es Dios. Su actividad es clara, y su madre, en este momento, al igual que sus hermanos, aún no está de acuerdo con su identidad, y no entienden su actividad.

Leemos en otra parte, en Marcos 3:21, que en una ocasión parecida la familia de Jesús vino a Él, y trataron de apartarlo de ahí, pensando que se había desquiciado, o enloquecido; que había perdido los estribos por completo. ¿Cierto? ¿Pueden entenderlo, cierto que sí? Si su hermano dijera, “Hola, soy Dios, Señor, Salvador, y Cristo. He venido a expiar los pecados del mundo, y de paso, me gusta esquiar sobre el agua, pero sin lancha”, ustedes dirían, “Sabes qué, necesitas venirte para la casa, tomarte un té de manzanilla, y no decirle estas cosas a nadie. Vamos a buscarte ayuda. Necesitas ayuda. No estás bien”. Ahí fue donde la familia de Jesús empezó con Él. No dijeron de inmediato, “Oh, sí, claro, Él es Dios”. Se convencieron de ello con el tiempo, sobre todo después de la resurrección.

Cuando resucita de los muertos, dicen, Pues, no esperábamos eso. Todo eso que hablaba de Dios, ahora tiene una nueva credibilidad”. Así que Jesús resucita de los muertos y después lo que vemos es que su madre aparece entre los 120 integrantes de la iglesia primitiva, en el aposento alto, antes del Día de Pentecostés. María se encuentra entre ellos, contada entre ellos, orando también, adorando a su hijo resucitado que después ascendió al Cielo, orando a Jesús como Dios. Y vemos a sus propios hermanos, Santiago y Judas, que más tarde escribieron libros de la Biblia que llevan sus nombres, que se convirtieron en pastores cristianos, que proclamaron con denuedo que “nuestro hermano mayor es sin pecado, es Señor, es Dios, es Salvador, y Cristo ha conquistado a Satanás, el pecado y la muerte por medio de la cruz y la resurrección”.

Es uno de los argumentos más grandes que tenemos a favor del cristianismo. Si uno puede hacer que sus hermanos—en plural—lo adoren como Dios, eso algo muy impresionante. Saben, si es difícil que les caigamos bien a nuestros hermanos menores, ¿cómo será que nos adoren como un judío devoto, sabiendo que si estaban equivocados, estarían sentenciando sus almas a los tormentos conscientes y eternos del Infierno? No solo adoramos a alguien por casualidad si compartimos sus convicciones.

Con eso en mente, ¿cómo figura la identidad aquí, no solo para Jesús, sino para su familia? Su familia está diciendo, “No estamos seguros de que seas Dios, y por favor deja de predicar y enseñar”. Y básicamente Jesús les dice, “No puedo verlos ahora. Tengo actividades que cumplir”. No es que Jesús no ame su familia, sino que está entregado al llamado que el Padre puso sobre su vida. Es que su familia quiere verlo, creo, a la luz de lo que Marcos nos da a entender, para que deje su ministerio, para que se vaya a su casa, y se quede callado. Y Jesús dice, “No. Dígales que mi familia no es solo por nacimiento, por lazos consanguíneos, sino por Mi sangre. Díganles que si se creen familiares míos, que se porten como tal y me ayuden a cumplir el ministerio de servir al Padre; que no vengan a apartarme de mi misión; que vengan más bien a ayudarme en mi misión”. Es una invitación a que vengan sus hermanos y su madre a obedecerle como Dios, y a servir con Él, a su lado, porque es Dios.

De igual manera, algunos de ustedes tendrán esta experiencia en que amarán a sus familiares, pero no son cristianos, y tratarán de darle consejos que usted no puede admitir. “No creo que deba ir a la iglesia. No creo que se deba casar con una cristiana. No que deba dar dinero. No creo que deba servir. No creo que deba hablarles a las personas de Jesús. No creo que deba orar de esa manera. No creo que deba querer que otros sean salvos”. “Lo siento, los amo, y son mis familiares, pero mi identidad es que soy cristiano, y mi actividad es cristiana. Los amo, pero tengo que obedecer a Dios, y no puedo obedecerlos porque se están oponiendo a Sus mandatos”. Eso es lo que sucede aquí.

Eso nos pasa mucho en Mars Hill. Traté con dos parejas recientemente. Alguien ama a Jesús, quiere casarse con alguien que ama a Jesús, pero la familia no ama a Jesús, y dice: “¿Por qué no viven juntos?”. No. “¿Acaso tienen que casarse con una persona cristiana?”. Sí, nuestra identidad determina nuestra actividad, y a veces la familia quiere determinar la actividad. La familia no puede determinar la actividad, la identidad la determina; si usted es cristiano, su lealtad más importante es con Cristo. No significa que odie a su familia. La Biblia dice que debemos honrar a padre y madre.

Algunos de ustedes están muy bendecidos porque su familia es cristiana, y entonces también forman parte de su familia en la iglesia. En mi caso, mis padres son cristianos, y asisten a Mars Hill. Los padres de Grace son cristianos, y asisten a Mars Hill. Tres de mis hermanos asisten a Mars Hill. Como ven, tengo familia biológica, por nacimiento, y tengo una familia espiritual, por el nuevo nacimiento, y ambas asisten a la misma iglesia. Es asombroso. Es maravilloso. Nos regocijamos por ello, y alabamos a Dios. Pero algunos de ustedes no tienen eso. Su familia biológica, no es su familia espiritual. Usted los ama, y ama a Jesús, y ellos lo aman a usted, pero no aman a Jesús, y eso es lo que está pasando. A esas alturas no lo reconocían como Dios, y Él los ama, pero tampoco va a renunciar a su misión. Tiene que obedecer primero a Dios.

Pero lo que dice es esto: “Nuestra identidad es una familia”. Esto es grandioso, que Dios es un Padre amoroso, perfecto, lleno de gracia, misericordioso, un Padre asombroso. Si usted tuvo un mal padre, no utilice esa palabra para definir a su propio padre. Tome la Biblia y defina la palabra padre por medio de las Escrituras. La Biblia nos dice quién es Dios Padre. Y juzgamos a todos los padres a la luz de lo que la Biblia dice sobre Dios Padre; y Dios Padre es asombroso, maravilloso, perfecto, amoroso, protector; un Padre proveedor. Ese es Él. Padre nuestro que estás en el Cielo. Santificado sea tu Nombre. Ese es nuestro Padre, y Él nos considera sus hijos. Somos pecadores, rebeldes, transgresores de la ley, cada uno de nosotros, y nos fugamos de Su bondad. Le dimos la espalda a Su provisión, y entonces Jesús vino en misión como un hermano mayor.

Jesús es el Hermano Mayor, y Jesús viene a vivir sin pecado. Sabe que su identidad es Dios, su actividad es tener una obediencia que a la postre lo llevará a la muerte, y a la resurrección para la salvación. Jesús expía nuestros pecados, ¿y sabe qué hace? Nos da su nueva identidad como Luz, y como hijos adoptivos, estas metáforas de la identidad. Como hijo adoptivo por la gracia de Jesús, por fe en Él, fuimos adoptados en la familia de Dios. Con Dios, nuestro Padre, y Jesús nuestro hermano mayor; nuestra naturaleza entera cambia. Por eso es que a los cristianos nos gusta la adopción de niños, porque todo eso demuestra el Evangelio, que Dios nos toma y nos pone en su familia, la iglesia, y después compartimos su Nombre: somos cristianos. Y tenemos acceso a todas sus bendiciones, y su provisión, y su Reino; y nuestro Dios es generoso, pródigo, un Dador asombroso. Así que ahora hemos sido adoptados a la familia de Dios.

Lo que eso significa es que como iglesia somos hermanos y hermanas. Eso es lo que Pablo dice a un hombre más joven, años después. Se pregunta: “¿Qué clase de relación debo tener con estas otras mujeres solteras aquí en mi iglesia?”. Pablo dice, “Trátenlas…”, ¿cómo? “Como hermanas”. Y esta es una nueva categoría de relaciones entre hombres y mujeres. Es maravilloso, porque en el mundo todo tiene connotaciones sexuales, pero la Biblia es de carácter familiar. En el mundo, los hombres y las mujeres tienen cierto Hombre de relaciones, pero por lo general éstas llevan al pecado. Pero en la Biblia, uno puede amar a su hermana. Puede amar a su hermano. Pueden cuidarse mutuamente. Pueden disfrutar el uno del otro. Pueden divertirse juntos. Pueden servir a Dios juntos, porque son familiares; y es una categoría de relaciones que el mundo desconoce por completo, que no conoce.

Todo el mundo tiene amigos en Facebook, en Twitter: “Tengo amigos tengo amigos”. ¿Sabe qué es mejor que las amistades? La familia. Y Dios, por medio de Cristo, nos da una familia; y Dios es el Padre de nuestra familia: la iglesia. Y Jesús es el hermano mayor de nuestra familia: la iglesia; y somos hermanos en la familia de la iglesia.

Algunos de ustedes dirán, “Sí, pero Mars Hill es difícil; no me siento conectado. No me siento cerca a la gente. Algunas personas aquí me fastidiaron, me molestaron. Me la llevo mal con ellos”. ¡Bienvenido a la familia! ¡Bienvenido a…así son las familias! ¡Es un lío grande, doloroso y fastidioso! ¡Así se define una familia! De hecho, todo iba bien hasta que usted llegó, y después se pusieron bien difícil las cosas. Hemos estado hablando de eso. ¿Y sabe qué? Estar en familia es algo incómodo, duro, complicado; y la familia nos prueba, pero amamos la familia, servimos a la familia. Uno no renuncia a la familia; y si usted tiene familia, los ama, pero la iglesia es una familia; la iglesia es nuestra primera familia, porque es la familia con la que viviremos para siempre.

Ahora, espero que toda su familia biológica conozca a Jesús y que también sea parte de nuestra familia espiritual, pero cuántos de ustedes, en realidad, si tienen o si tuvieran niños y tuvieran que escribir su última voluntad y testamento, para decidir, “Si algo me pasara, a mí o a nosotros, ¿quién se encargará de los niños?”. Su primera opción es la familia de la iglesia. Oiga, “pero en mi familia biológica, no ama a Jesús. No van a leer la Biblia con ellos. No entienden lo que están haciendo. Pondré algún miembro de la iglesia en mi última voluntad y testamento, porque ¿sabe lo que de veras me importa? Que mis niños conozcan a Jesús”. Algunos de ustedes tienen dos familias, y algunos de ustedes, como su familia biológica ama a Jesús, tienen una gigantesca familia extendida en la familia de la iglesia.

Verdaderos miembros de la familia oyen y obedecen

Pero la familia de la iglesia es sumamente importante, y esto es lo que Jesús está diciendo. Los que de veras son miembros de la familia, hacen dos cosas: oyen, y obedecen. Hacen lo que deberían hacer después de oír lo que deben oír. Esa es su actividad. Así que esta es la idea principal. Si no siente que Mars Hill es su hogar, sirva.

¿Sabe cuál es la diferencia entre un restaurante y una comida familiar? Si va a un restaurante, se sienta, y alguien se encarga de todo. Hasta puede quejarse. “No me gustó el puré de papas. La salsa está muy salada. Me gustaría una tarjeta para hacer un reclamo”. Si le hace eso a su mamá, su papá le hará algo. Si va a la casa de su mamá y su papá, y lo único que hace es sentarse y decir: “Oigan, ¿qué están haciendo sentados? Tienen que poner la mesa. Levántense y pongan la mesa. Ustedes son parte de la familia. Me gustaría comer postre”. Le dirán: “¿En serio? No. Usted está en familia. Si quiere algo de la nevera, vaya y búsquelo en la nevera. Si necesita poner la mesa, oiga, cuando esté la comida, no se retire sin poner el plato sucio en el lavaplatos. Tendrá que restregarlo, limpiarlo. ¿Por qué? Porque estamos en familia, y en la familia usted tiene que hacer algo.

La diferencia entre un restaurante y una familia, es si usted hace algo o no hace nada. Esa es la diferencia, pero algunos tratan a Mars Hill como una familia. Dicen, “¿Saben qué? Vendré temprano a servir. Recogeré mi basura. Voy a diezmar. Voy a servir en un Grupo Servidor. Voy a meterme a un grupo comunitario, a ayudarles a las personas. Esto es una familia. Sé que es un desastre. Es una gran familia loca, pero es mi familia, así que denme una tarea que hacer. Denme algo que hacer. Ayúdenme a ser parte de la familia”. Algunos de ustedes dirán, “No me gusta la banda. El sermón estuvo muy largo. Hizo mucho calor”. Les diré por qué hace tanto calor, porque en la mayoría de nuestros campuses, la gente no da suficiente dinero para conseguir aire acondicionado: por eso.

Lo que distingue a una familia, es que al ver una necesidad, suplimos esa necesidad; pero en un negocio, eso no sucede. Uno no va a un negocio y dice, “¿Me gustaría pagar más de lo que cuesta la comida para cubrir cualquier necesidad que tengan, para que pongan nuevos letreros, o sillas tal vez, no sé, ropa de cama nueva? Quisiera pagar más de lo que cuesta la comida, porque que tengo mucho invertido en este restaurante”. Dirían, “¡Llamen al 911, ese Hombre está loco”. Pero en la iglesia así es. Uno entra y dice, “¿dónde puedo servir? ¿A dónde me necesitan? ¿Dónde puedo dar? Esta es mi familia. Soy parte de la familia. Conéctenme. Denme algo que hacer. Asígnenme una tarea”.

De veras, lo que pasa es que si no está conectado, si no pertenece a un grupo, si no sirve, si no está conectado, no se sentirá en familia, y se irá en menos de un año, porque dejará de asistir a la iglesia, o irá a otra iglesia, o se quejará de las otras iglesias, añorando encontrar la iglesia idónea, en vez de decir, “Sabe qué, es mi familia, voy a amarla, voy a servirla, voy a mejorarla, empezando así como está”. Eso es lo que quiero para ustedes, porque eso fue lo que dijo este Hombre llamado Jesús. Mi madre y mis hermanos son los que oyen la Palabra de Dios, y la hacen”. Los que de veras pertenecen a la familia de Dios, están haciendo cosas. Están buscando tareas que hacer. Están apropiándose de la misión. Lo dice en otra parte: donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón, por lo tanto, donde da su dinero, es donde en últimas estará su pasión.

Así que voy a cerrar con la historia de un Hombre. Últimamente, en los supermercados, en los cafés, o a donde quiera que vaya, alguien viene y me dice, “Oh, pastor Mark, déjeme contarle mi vida entera, necesito consejería”. Así que yo estaba en… vaya qué interesante. Ya casi no salgo. Estaba en la tienda, y este Hombre viene y me dice, “Siempre he querido hablar con usted. Quiero decirle que no me siento en mi casa en Mars Hill. Siento que nadie me quiere”. Pensé, “Podría tener algo que ver con esta personalidad radiante y atractiva que tiene”. Y le dije, “¿Está bien, qué quiere?”. Me dijo, “Es que necesito hablar con alguien”. Y le dije, “Ha estado en un grupo comunitario?”. “No, en realidad no tengo un grupo comunitario”. Le dije: “Mire, en vez de ser amable, ¿puedo contestarle rápidamente? porque estoy buscando el cereal. Le haré dos preguntas, la primera es: ¿Cuánto dio el año pasado? Segunda: ¿Ha servido jamás en Mars Hill, y en dónde? Me dijo, “Pues, me parece que eso es entre Dios y yo”, lo cual no significa nada. Eso es lo que significa. Eso es lo que significa. “Pues, no es de su incumbencia”. “Pues, ¿sabe qué? Voy a comprar mi cereal, y me lo voy a comer solo, porque usted no me está ayudando”, ¿cierto?

Y el punto más importante aquí es este: donde uno sirve es donde más se siente en familia. En su historia, en su vida, mirando atrás, las personas con las que más cerca se sintió, las que más conocía, las que mejor lo conocían, con quienes estaba conectado, eran las relaciones que más ayudaban, que más soporte le daban, y las más entrañables. Usted no era un consumidor. No era un consumidor. Era un siervo. Usted hacía algo por la gente, y ¿sabe qué? Lo asombroso es que hay unas personas muy fieles y asombrosas que han convertido esto en una vibrante, creciente, y explosiva familia. Nuevos campus, nueva gente que conoce a Jesús, nuevas iglesias que se siembran, nuevas parejas que se casan, nuevos niños que nacen, nuevos grupos comunitarios que comienzan, nueva tecnología innovadora. Es absolutamente increíble cuántas personas hacen tantas cosas.

Y quisiera invitarlo a hacer lo siguiente: participe. Conéctese. Vea lo que Dios está haciendo. No desperdicie su vida, inviértala en Dios y en su pueblo. La identidad, y después ¿qué? Caray, nadie oyó nada. Ese era uno de mis puntos. ¡Ah! Voy a orar.

Dios Padre, yo amo esta familia. Gracias por esta familia. A esta familia le falta mucho, Señor. Es una buena familia. Tenemos unos buenos hermanos, unas buenas hermanas. Tenemos a otros que necesitan mantenimiento. Gracias, Padre, porque eres un Padre amoroso, un Padre lleno de gracia, un Padre paciente, un Padre compasivo, un Padre generoso. Te damos gracias por mil personas. Te damos gracias por centenares de iglesias. Te damos gracias por centenares de bodas. Te damos gracias por miles de cristianos. Te damos gracias por los miles de niños que han nacido. Te damos gracias por las nuevas propiedades raíces. Te damos gracias por los donativos de un millón de dólares. Que oigamos. Que al oír, entendamos nuestra identidad. Que a partir de nuestra identidad, haya actividad para tu gloria, para el bien de los demás, y nuestro gozo. En el nombre de Jesús. Amén.

[Fin del Audio]

Nota: Esta transcripción ha sido editada.