Lucas 17:20–37 (LBLA)
20 Habiéndole preguntado los fariseos cuándo vendría el reino de Dios, Jesús les respondió, y dijo: El reino de Dios no viene con señales visibles,
21 ni dirán: “¡Mirad, aquí está!” o: “¡Allí está!” Porque he aquí, el reino de Dios entre vosotros está.
22 Y dijo a los discípulos: Vendrán días cuando ansiaréis ver uno de los días del Hijo del Hombre, y no lo veréis.
23 Y os dirán: “¡Mirad allí! ¡Mirad aquí!” No vayáis, ni corráis tras ellos.
24 Porque como el relámpago al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el otro extremo del cielo, así será el Hijo del Hombre en su día.
25 Pero primero es necesario que El padezca mucho y sea rechazado por esta generación.
26 Tal como ocurrió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del Hombre.
27 Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos.
28 Fue lo mismo que ocurrió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, construían;
29 pero el día en que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y los destruyó a todos.
30 Lo mismo acontecerá el día en que el Hijo del Hombre sea revelado.
31 En ese día, el que esté en la azotea y tenga sus bienes en casa, no descienda a llevárselos; y de igual modo, el que esté en el campo no vuelva atrás.
32 Acordaos de la mujer de Lot.
33 Todo el que procure preservar su vida, la perderá; y todo el que la pierda, la conservará.
34 Os digo que en aquella noche estarán dos en una cama; uno será tomado y el otro será dejado.
35 Estarán dos mujeres moliendo en el mismo lugar; una será tomada y la otra será dejada.
36 Dos estarán en el campo; uno será tomado y el otro será dejado.
37 Respondiendo ellos, le dijeron: ¿Dónde, Señor? Y El les dijo: Donde esté el cuerpo, allí también se juntarán los buitres.
Nuestra vida eterna no comienza el día que morimos, sino el día que conocemos a Jesús que cambia el trayecto de nuestra vida. Después nos guía por esta vida hacia algo llamado el reino de Dios. Al final, ese es nuestro destino eterno según las enseñanzas de la Biblia. Hoy en Lucas 17:20–37, Jesús trata el tema de la venida del reino de Dios. Es una gran idea que predomina y prevalece en muchas porciones de las Escrituras. Muchas personas debaten sobre cómo regresará Jesús, cuándo regresará, y los pormenores exactos de su retorno. Muchos argumentos se libran sobre la naturaleza, la esencia, y los detalles del reino de Dios.
Pensé que nos ayudaría hacerlo un poco más práctico y presentarles a mi amigo más nuevo, a quien tuve el privilegio y el honor de conoce ayer y vimos el reino de Dios en la vida de una niñita. Su nombre es fantástico, se llama Ella Mae; que nombre tan bueno.
Mi hijo, Zachariah Blaise Driscoll, Buddy Zac, participó ayer en un torneo de béisbol al oriente de Washington en Wenatchee. Buddy Zac y yo manejamos hasta allá y mientras lo veíamos jugar en los campos de béisbol, el sembrador de iglesias de Hechos 29 de ese pueblo vino a visitarnos y a quedarse con nosotros durante el transcurso del día. Un gran hombre; un hombre maravilloso con una gran iglesia.
Si son nuevos, la red Hechos 29 es nuestra red para sembrar iglesias. Donamos el 10% de todos nuestros ingresos a Hechos 29 para ayudar a sembrar iglesias. Hay 400 iglesias Hechos 29 en todo Estados Unidos, evaluamos continuamente a 500 posibles sembradores de iglesias y nos encanta sembrar iglesias.
Este joven vino a quedarse con nosotros ese día y trajo a su hija, Ella Mae. Tiene como 5 años, de cabello castaño, ojos grandes. Es muy inteligente. Es divertidísima, muy cómica, y súper simpática. Y como tengo una foto, se los voy a mostrar. La tomé con mi iPhone. Como pueden ver tiene un andador porque padece espina bífida.
No soy un experto en la materia en ninguna manera pero tengo entendido que la espina dorsal la tiene fuera del cuerpo. Tiene serias complicaciones biológicas y neurológicas debido a su enfermedad. Viven hasta la adolescencia o hasta los 20 y pico de años. Supongo que sucede en parte por los fluidos que se acumulan en el cerebro. A la hora de cenar anoche ella nos mostró mientras comíamos chips con salsa que tenía un catéter con una sonda de drenaje insertada en su cuello. Su padre con lágrimas en los ojos, explicó que eso podría alargar su vida a los 30 años si Jesús no la sana antes, por lo cual estamos orando.
Cuando primero la conocí, tenía su pequeño andador y estaba en la cancha de béisbol y era súper divertida y simpática. Noté que tenía una férula en una pierna y un yeso rosado en la otra. No tiene uso de sus extremidades de la cintura para abajo, por lo cual se le imposibilita evacuar, pararse, y caminar. Sin embargo, es la niñita más alegre, parlanchina, y agradable que he conocido. Quería comprarle un dulce. Hinqué la rodilla y le dije, Ella Mae, soy el pastor Mark. Me dijo, “Pastor Mark, eres más buenmozo en persona que en la computadora”. Obviamente tiene el don de discernimiento espiritual. La miré y le dije, “Necesitas un dulce”. Entonces la levanté y la llevé al quisco de comida y le di la plata y le compramos un dulce. Pudimos pasar el tiempo con ella; es una niñita encantadora.
Lo interesante de Ella Mae es que ya ha experimentado el reino de Dios. Cuando los teólogos hablan del reino de Dios, hablan de lo que es y de lo que ha de venir. Que el reino de Dios ha empezado pero no ha concluido. Está en curso, pero no ha concluido. Ella está experimentando el reino de Dios. Ella Mae es cristiana; ama a Jesús. Ha nacido de nuevo; tiene un nuevo corazón, la presencia del Espíritu Santo rebosa gozo por medio de ella de una manera extraordinaria. Su rostro y su forma de ser en sí son un sermón convincente.
Buddy Zac y yo la invitamos a ella y a su familia a cenar anoche y después le pregunté a Zac algo que les pregunto bastante a mis hijos, “¿Qué aprendiste hoy?”. Buddy Zac dijo, “Aprendí que si uno ama a Jesús, no tiene por qué vivir amargado, aunque tenga una vida dura. Aún puede tener gozo”. Una gran lección que un niño de 11 años puede aprender de una niña de 5 años. De veras le cayó muy bien. Ella le dijo, “Zac, eres asombroso”. Y Zac piensa que ella también es asombrosa.
Fue interesante cuando cenamos con ella, uno se da cuenta que el reino de Dios ya ha empezado en su vida: sus pecados han sido perdonados, le pertenece a Jesús, está llena del Espíritu Santo, su padre es pastor. Él la adora y la ama con toda el alma. Por la providencia de Dios, tiene una madre maravillosa que trabaja como enfermera. Así que cuenta con el mejor cuidado físico y espiritual que pueda tener una niñita con esa enfermedad.
Cuando entramos al restaurante, noté que todos se le acercaron. Conocía todos los empleados, los meseros, y al dueño. Ella se sacaba el andador y arrastraba las piernas porque no funcionan. Se levantaba con los brazos y con un brazo abrazaba a todo el mundo y los saludaba. Es una ciudadana del reino de Dios, es servidora en el reino de Dios, y trae la presencia del reino de Dios con ella. Es adorable.
Aún espera la culminación del reino de Dios. En donde un día tanto ella a igual que nosotros, moriremos. Su cuerpo, el cuerpo de Uds. y mi cuerpo, será enterrado y nuestra alma estará con el Señor en un lugar llamado cielo. No viviremos ahí para siempre. Un día de estos cuando Jesús regrese por segunda vez, cuando regrese el Rey, nuestros cuerpos y nuestras almas se reunirán, igual que Jesús resucitó de los muertos, nosotros también seremos resucitados en un cuerpo nuevo sobre una tierra nueva, libre de pecado con todas sus repercusiones. Así como resucitó Jesús. Esa será la culminación del reino de Dios y será la experiencia final de los hijos de Dios, incluyendo a Ella Mae.
El reino de Dios ha empezado en su vida pero hay mucho por delante. Mientras tanto, está peregrinando y trascendiendo hacia el reino de Dios. Tiene pruebas y tribulaciones por el camino así como todos nosotros. La más reciente fue hace poco. Su papá, con lágrimas en los ojos, nos explicó que ella le dijo, “Papi, tengo un hormigueo en las manos, y de repente se me paralizaron. Papi, siento un hormigueo en los brazos. Y se me han paralizado”. Ya estaba paralizada de la cintura para abajo, y ahora tiene complicaciones neurológicas de su columna vertebral que hace que sus brazos también se paralicen.
Su padre, obviamente estaba horrorizado, la puso en la camioneta e hizo un recorrido de tres horas a Seattle en hora y 20 minutos para llegar al hospital infantil donde le practicaron una cirugía de emergencia. Ella me estaba contando la historia. Vino y se sentó junto a mí, fue lo mejor que me pasó ese día, y le dije: “¿Y qué hiciste?”. Me dijo, “Estaba muy asustada”. “Pero cuando me hicieron la cirugía”, dijo ella, “Me desperté, podía mover las manos, y lo primero que hice fue estirarlas y dije, ‘Alabado sea el Señor’”, como una acto de adoración. Así es Ella Mae.
Así que anoche durante nuestra visita en el restaurante mejicano, ella empezó a decirme que un día de estos quiere ser bailarina. Una bailarina. Dios podría sanarla en esta vida, pero pase lo que pase, en el reino de Dios en la resurrección de los muertos y la sanidad completa del cuerpo, Ella Mae será una bailarina. Esa será la revelación del reino de Dios. Ya le pedí a Jesús que me dé una entrada para estar en primera fila. Quiero ver a Ella Mae bailar por primera vez.
Otra evidencia del reino de Dios al contar esta historia hoy, una chica en Mars Hill que ama a Jesús y es bailarina con la Pacific Northwest Ballet dijo, “La próxima vez que Ella Mae esté aquí para una cirugía”, que será muy pronto, “nos encantaría que viniera al ballet a conocer las bailarinas”. Será un pequeño regalo para ella.
Ella Mae es una historia de una niñita maravillosa. Jesús es su Rey, es ciudadana del cielo, lleva a cabo la misión de compartir el amor de Jesús. Ya ha experimentado el reino de Dios, pero aún no se ha completado en su vida. Llegará el día en que Ella Mae se levante de los muertos y baile con Jesús como bailarina.
Para nosotros es importante al pensar en el reino de Dios, que pensemos en las personas que Jesús ama y las vidas que Él cambia y las eternidades que Él transforma. A veces se convierte en una enorme conjetura teológica y una especulación, comparado con la sencillez de que cuando estemos con Jesús todo estará bien. El mundo como lo conocemos se acabará y Jesús quitará el pecado y todos sus efectos y nos traerá a un mundo perfecto, sin fin, el reino de Dios.
El reino de Dios comienza con un Rey. No puede haber un reino sin un rey. No puede haber un reino sin un rey. Los profetas le habían dicho al pueblo de Dios en la Biblia por muchas generaciones que Dios mismo vendría como Rey. Esperaban con expectativa y anticipación la llegada de un rey, alguien que mejoraría todas las cosas, alguien que nos apartaría del pecado y del sufrimiento y traería bendición y vida donde había tristeza y dolor.
Cuando Dios terminó de crear el mundo, dijo que todo era bueno y nosotros pecamos contra Dios, y como resultado, todo ha salido mal. Un presidente no puede arreglarlo, un político no puede arreglarlo. Necesitamos un rey grande, benévolo, generoso, bondadoso, misericordioso, autoritario, amoroso, y humilde. Es lo que el mundo necesita.
El pueblo de Dios empezó a recibir profecías de los siervos de Dios sobre la venida de un rey. Una de las más conocidas está en Daniel 7:13–14. Les compartiré esta con Uds. en un momento porque crea un trasfondo muy importante para nuestra sección sobre Jesús como Rey y el reino de Dios en Lucas 17:20–37. En esa pequeña sección, Jesús se refirió a sí mismo cuatro veces como el Hijo del Hombre. Es un cargo o una designación que se atribuye a sí mismo. Es su título y su designación predilecta. El Señor se refiere a sí mismo en 80 ocasiones en los 4 evangelios, Mateo, Marcos, Lucas, y Juan, como el Hijo del Hombre. Los que conocían el Antiguo Testamento sabían que estaba usando palabras dadas hacía cientos de años antes de Daniel 7:13–14 donde leemos que Jesús es el Rey.
Esto es lo que profetizó Daniel. “Seguí mirando en las visiones nocturnas”. A veces Dios habla por medio de visiones. A menudo en la Biblia, pero no frecuentemente con todos, pero sobre todo a los líderes, Dios les da visiones. Les da conocimiento del futuro porque Dios es soberano en la historia. En algunas ocasiones en mi vida, he tenido visiones donde Dios me muestra algo muy específico acerca del futuro. No tiene para nada la misma autoridad como la Biblia. No creemos que esto ocurra frecuentemente. Pero a veces Dios nos muestra algo que necesitamos saber para prepararnos para el futuro. Y hace eso mismo aquí con Daniel. Se denomina una visión.
“Seguí mirando en las visiones nocturnas y he aquí, con las nubes del cielo venía uno como un Hijo de Hombre”. ¿Cierto? Apunten eso. Jesús usará ese título. “…Que se dirigió al Anciano de Días”, eso es, a Dios Padre, “y fue presentado ante El”. Aquí vemos las palabras que hablan de este Rey y su reino. “Y le fue dado dominio, gloria y reino”, ahí está, “para que todos los pueblos”, sin importar su país, raza, orientación política, orientación sexual, o predisposición teológica, “todos los pueblos naciones y lenguas le sirvieran. Su dominio es un dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido”.
Jesús es un rey. Es Rey de reyes. Daniel tuvo una visión en la que Dios Padre, el Anciano de Días, toma uno que es como el Hijo del Hombre, o sea a Jesucristo antes de su nacimiento en la tierra, porque preexistió eternamente como Dios, y lo envía a un mundo caído por el pecado y rebelde a efectuar una misión como el Hijo del Hombre. Dios vino como hombre a la historia de la humanidad a efectuar una misión de rescate por sus enemigos. Viene como rey, y viene a establecer un reino que reinará sobre toda la gente, en todos los tiempos, lugares, circunstancias, y dice que su reino nunca tendrá fin y que será solo bien para siempre para todos sus ciudadanos.
Es una gran visión, y es asombrosa, ¿no es cierto? Tantos relatos épicos y culturales, y películas, y tramas, se basan en esta gran idea, que las cosas no son como deberían ser. Lo que necesitamos en realidad es un rey que venga y lo arregle todo. Cuando éramos niños, leíamos los cuentos de hadas y solíamos usar nuestra imaginación y los muchachitos se vestían de reyes, guerreros y príncipes. Fingían tener dominio, que matarían gigantes, dragones, y a sus enemigos. Todo eso representa el corazón de la Biblia.
A veces al crecer perdemos nuestra imaginación. No adoramos como debiéramos. La historia de la Biblia dice que tenemos un gran enemigo que es un dragón, y que hay una guerra entre el reino de luz y el reino de las tinieblas. Las personas que creen las mentiras y caen en pecado se han unido al enemigo en su batalla contra Dios. Pero Dios irrumpe en la historia humana como un rey que vence el mal, libera a la gente, y trae un reino que sempiterno, lleno de amor, gozo, paz, gracia, bondad, y misericordia… donde Jesús baila con Ella Mae. Ese es el corazón de la Biblia.
Jesús llega y dice, “Ese soy yo”. Algunos dicen que Jesús nunca dijo que era Dios, pero lo hizo repetidas veces. Lo hizo tajantemente. Lo hizo absolutamente. Aquí está diciendo, “Ese soy yo”. Este rey eterno. Lo leemos en Lucas 17:20–25. No solo leeremos acerca de Jesús como rey, sino del reino de Jesús que viene a la historia de la humanidad. El mundo que conocemos se acabará y el reino de Dios será instaurado para siempre.
“Cuando los fariseos le preguntaron cuándo vendría el reino de Dios”, los fariseos eran tipos religiosos. Cuando le hacían preguntas a Jesús era para tenderle una trampa. Pero esta pregunta parece ser decente y justa. “Él les contestó: El reino de Dios no viene con señales visibles”, hablaremos de eso. “Ni dirán: “¡Mirad, aquí está!” o: “¡Allí está!” Porque he aquí, el reino de Dios entre vosotros está”. Les dice, “¿Quieren ver el reino de Dios? Me llamo Jesús. Yo soy el Rey. Todo empieza aquí”.
“Y dijo a los discípulos: Vendrán días cuando ansiaréis ver uno de los días del Hijo del Hombre…”, ¿De dónde sacó eso? De Daniel 7. “Y no lo veréis. Y os dirán: “¡Mirad allí! ¡Mirad aquí!” No vayáis, ni corráis tras ellos. Porque como el relámpago al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el otro extremo del cielo, así será el Hijo del Hombre en su día”. Alude a Daniel otra vez cuando dice “…el Hijo del Hombre”. “Pero primero es necesario que El padezca mucho y sea rechazado por esta generación”.
Aquí habla del reino de Dios. Habla del reino de Dios unas 27 veces en el evangelio de Lucas. Un teólogo dijo correctamente que el reino de Dios es el pueblo de Dios en el lugar donde está Dios, bajo el gobierno de Dios”. Así que el reino de Dios empieza en esta vida y finalmente se consuma a la segunda venida de Jesús.
Y lo que Jesús está diciendo cuando vienen a Él estos con muy buenas preguntas, y quizás sea una pregunta que han tenido alguna vez, ¿Dónde está el reino? ¿Cuántos de Uds. han leído la Biblia? Dice, ¿saben qué? No más Satanás, pecado, muerte. No más guerra, atrocidades. Jesús enjuga toda lágrima de nuestros ojos. Nadie padece hambre. Los soldados se quedan sin trabajo. No necesitamos cerrojos en las puertas de la casa, bolsas de aire en los carros. No necesitamos andadores para las niñitas”. Alabado sea Dios por todas estas cosas que hacen más llevadera la vida en la tierra. Pero si se avecina un día, en donde no tendremos necesidad de ninguna de esas cosas porque el pecado y el enemigo y los efectos del pecado y las obras de nuestro enemigo serán quitadas para siempre; que venga el reino, suena maravilloso. Sobre todo si aman a Jesús. Jesús está al mando, es perfecto. Voto que jamás volveré a votar. Quiero un Rey. Qué Él se encargue de todo de aquí en adelante y seré feliz.
¿Cuántos de Uds. han tenido ese sentimiento en sus corazones? ¿Jesús, por qué el sufrimiento? ¿Por qué las guerras, la pobreza, las atrocidades, por qué demoras tanto? Amigos, es porque Dios es paciente. En otra parte de la Biblia, Pedro escribe que Dios no es lento sino paciente.
Y lo que nos puede pasar a los que somos cristianos es que al volvernos cristianos sentimos que Dios debería haber acabado su obra, ¿cierto? “Está bien, Dios, me salvaste. Genial, acabemos de una vez. No salves a otras personas ni sigas desenvolviendo la historia. Tengo un boleto de primera clase. Montémonos en el avión y volemos a algún otro lado”.
Sin embargo, ¿no se alegran que Jesús no cesó su obra el día antes de salvarlos? Seguro dicen: “Sí, estoy muy agradecido”. Sea paciente mientras Dios obra en la vida de otras personas y descubre el resto de la historia. Él tiene un plan. Sabe exactamente lo que hace. No es lento sino paciente.
Entonces vienen al Señor Jesús y le dicen: “De veras queremos este reino. Nos parece fantástico. Si de veras eres el rey que dices, ¿dónde está tu reino?”. Se lo pierden porque Jesús viene dos veces. La primera vez vino humilde, la segunda vez vendrá en gloria. La primera vez, nació de una virgen en un pueblito. Crece en un pueblito, su madre es una adolescente y su padre es un obrero de la construcción. Está sin techo, es pobre, su vida es sencilla. La primera vez que Jesús viene, lo hace para identificarse con nosotros, a vivir sin pecado, y a morir por nosotros.
Es exactamente lo que dice. Primero debe padecer muchas cosas y ser rechazado por esta generación. Jesús dice, “Antes de llegar al reino, tengo que ir a la cruz. Antes de resucitar de los muertos y la venida del reino eterno, necesito expiar los pecados”. En este momento en su trayectoria de Lucas 9:51 en adelante emprende un viaje riesgoso a Jerusalén donde padecerá y morirá en nuestro lugar, por nuestros pecados, como Expiador y Salvador nuestro. Jesús está diciendo: “No hay ningún reino sin la cruz”.
Por eso a veces me siento muy frustrado con aquellos que quieren el reino sin sobrellevar la cruz. “Ayudémosle a la gente, y hagamos cosas bonitas, y vivamos en armonía para tener un mundo mejor”, dicen. Creemos en esas cosas por medio de Jesús. Aparte de Jesús no hay armonía. Aparte de Jesús no hay verdadera generosidad. Aparte de Jesús, no hay un reino verdadero porque el pecado es el problema con el cual debemos lidiar. Jesús viene a morir en la cruz, para lidiar con nuestro pecado para que el reino de Dios comience en nuestra vida, entre nosotros, para que juntos emprendamos el viaje como pueblo de Dios hacia el reino de Dios. Por medio de nuestra muerte, experimentamos la resurrección y la vida nueva como personas totalmente redimidas, gente nueva sobre una nueva tierra. Ahí está el reino de Dios.
Jesús está diciendo, “No pueden tener el reino aparte de la cruz. No pueden solo anhelar un mundo mejor, tienen que lidiar con el pecado”. Una vez que resuelve el problema del pecado, abre, revela la oportunidad de entrar al reino de Dios. Jesús viene por primera vez en humildad, y vendrá por segunda vez en gloria.
Amigos, Jesús sí fue crucificado, sí padeció, sí murió, sí quitó el pecado del mundo, y sí resucitó de los muertos. Lo celebramos cada Pascua y cada domingo que es el día de la resurrección. Ascendió otra vez al cielo; dice en Apocalipsis, 45 veces en 22 capítulos que está sentado en un trono. Es un rey. También dice que es Rey de reyes.
Jesús regresará. Amigos, no sabemos cuándo, pero sabemos que lo hará. Y cuando regrese, todos los muertos resucitarán, y estarán delante de Él para ser juzgados e ir al cielo o al infierno, al reino o a la condenación. Esa es la historia de la historia humana. La próxima vez que veamos a Jesús regresar a la tierra, será en gloria; no en pobreza, sino en riquezas. No sin poder, sino poderoso. No a sufrir sino a triunfar.
El Apocalipsis usa un lenguaje magnífico para describirlo: Es como un soldado, un guerrero sobre un caballo blanco que cabalga hacia la batalla a derrotar a Satanás, el pecado, la muerte, y el infierno. Es la historia más grande y épica que cualquier niño pueda imaginarse. Así que dejen que sus niños jueguen con espadas, no de verdad sino de plástico. Lo único que hacen es actuar como portadores de la imagen de Dios. Matar dragones, llevan su espada, son guerreros del reino. Así es nuestro Jesús. Vendrá otra vez en gloria.
Jesús dice que el reino viene con paciencia. No viene rápidamente. Llevamos 2.000 años esperando. Hace dos mil años, la pregunta era: ¿Ya es hora? “Jesús, ¿el reino está listo?”. Es como un niñito en la silla trasera de un carro que va de vacaciones con su familia. “¿Ya llegamos?”. “No, nos demoraremos 2.000 años. Así que espérate”, ¿cierto? Conecta tu Gameboy, pero no tendrás carga suficiente en la batería para este viaje”. Hace 2.000 años le preguntaron a Jesús: “Bien, Jesús, dices que vamos hacia un reino. Nos parece genial. ¿Ya llegamos?”. No. El reino viene con paciencia. Por lo tanto debemos ser pacientes.
Segundo, Jesús dice que el reino de Dios viene inesperadamente. Dice que no viene con muchas señales y fanfarrias. O sea que antes del regreso de Jesús el reino de Dios sea revelado que vamos a ser juzgados por Dios. O que de repente haya pancartas en el cielo que dicen: “Mañana al medio día, regresará. Nota personal: ¡Prepárate!”. No será así. Por lo tanto siempre debemos vivir preparados, como si Jesús regresara ahora mismo, para que estemos listos a encontrarnos con Él y rendirle cuentas.
Lo que esto significa es que la mayoría de la basura que venden en las librerías cristianas está equivocada. Aquello del fin de los tiempos. Porque lo que hace la gente es exactamente lo que Jesús dice que no debemos hacer, o sea tomar las señales y tratar de juntarlas para predecir cuándo viene el fin.
La gente ha hecho esto desde tiempos del Nuevo Testamento. Los tesalonicenses lo hicieron. Vendieron todas sus cosas, hicieron una tabla, vendieron libros, asustaron a todo el mundo, vendieron enlatados, agua embotellada, se hacinaron y sorprendentemente 2.000 años más tarde no dieron en el blanco. No acertaron. Él no volvió durante sus vidas como lo esperaban. Entonces Pablo le dice, “Busca trabajo, ponte a trabajar. Se demorará algún tiempo, no pierdas ánimo. Todavía hay trabajo que hacer para el reino”. Dice que no vendrá con muchas señales.
Algunos de Uds. están demasiado sumidos en lo que llamaremos la escatología, o el estudio de los últimos tiempos. Encontrarán a alguien que lee los periódicos y se mantiene al tanto de todos los reportajes y los relaciona todos, y saca un pasaje fuera de contexto de Daniel y algo miedoso de Jeremías y cuando menos lo espera va y compra el libro en la librería cristiana y le dan pesadillas y se asusta. Pero Jesús dice que no será así.
Estamos en esos tiempos también, más de 200 personas han predicho el fin del mundo, y dicen que son cristianos. La última predicción fue un tipo que dijo que será el mes entrante. Creo que dijo que el 21 de mayo. Lo había predicho antes en 1994, obviamente las cosas no resultaron tan bien como quería. Entonces predijo el 21 de mayo. Les recomiendo lo siguiente. Hay carteleras en todas partes, las tienen en la CNN y es un tejemaneje o lo que sea. El 20 de mayo, sembraré un árbol. El 22 de mayo, me tomaré una foto frente a la cartelera que compraron en el centro de Seattle y tendré una sonrisa en la cara.
Porque no saben cuándo regresará Jesús. No sabemos cuándo regresará Jesús. No importa que tengan una tabla de eventos. Jesús no va a decir, “No es lo que tenía en mente, pero como está en el diagrama… Se ve muy oficial; se reunió el comité y votaron. Creo que debo volver cuando dicen”. A Él no le interesan sus diagramas.
Dice que el reino viene pacientemente, inesperadamente, y que viene obviamente, ¿cierto? Porque de vez en cuando alguien dice, “Oh, he oído que el reino de Dios se aproxima y tal vez Jesús regresa y parece que nos estamos acercando al fin”. No es así. Viene súbitamente, de repente, obviamente. Jesús dice que será como un relámpago en el cielo cuando regrese.
¿Alguna vez han visto una tormenta eléctrica bien buena? Aún recuerdo la primera que vi una cuando era un muchachito, en Grand Forks, Dakota del Norte. Fue en casa de mi abuela; tendría unos 10 años de edad, estábamos sobre la pradera en medio de la nada en la vieja hacienda de la familia. Estaba oscuro y los truenos azotaban y sacudían la casa. Me asustó mucho. Miré por la ventana y aún recuerdo a mi abuela junto al fregadero, y miré por la ventana y un relámpago estalló en el cielo y lo alumbró todo.
Jesús dice que su regreso es la revelación de un reino, de un Dios, y que será así. No necesitarán a nadie que diga, “Oigan, hubo relámpagos anoche”. “Sí, lo sé. Todos lo vimos y lo sentimos. Fue obvio. Fue aparente, fue claro. No fue un caso aislado donde solo algunos lo vieron, y finalmente tuvieron que reportarlo”.
La segunda venida de Cristo, la revelación del reino de Dios, el juicio de vivos y muertos será repentino, inesperado, obvio. Así será. Jesús es un rey y el reino de Jesús ya viene.Por eso quiero preguntarles: ¿Entrarán en el reino de Jesús, o serán condenados? ¿Cuando regrese Jesús, estarán listos para verlo? ¿Serán ciudadanos de su reino, fieles al Rey, no ? Jesús nos da dos ejemplos de la historia de personas quienes habían sido invitados a ser ciudadanos de su reino; uno de los ejemplos es positivo, y el otro negativo.
Empezaremos con el ejemplo negativo en Lucas 17:32–37 con una mujer que se llama la mujer de Lot. Les leeré esta historia. Jesús dice: “Acordaos de la mujer de Lot”. Paremos ahí un momento. Parece que fuera suficiente información. Desglosaremos el tema un poco. “Acordaos de la mujer de Lot”.
Lo que Jesús está a punto de hacer es hablar de la mujer de Lot que fue convertida en una columna de sal, y después Noé que construyó aquel barco enorme para salir a flote en el diluvio. Lo que suele suceder es que algunas personas que llamaremos críticos se dedican a algo llamado la crítica bíblica. Se consideran eruditos; o sea que fueron educados más allá de su capacidad intelectual.
Al leer la Biblia generalmente hacen caso omiso o descartan cualquier cosa de orden milagroso o sobrenatural diciendo que los milagros no pueden ocurrir. Es porque creen en algo llamado una cosmovisión naturista propugnada en generaciones anteriores por filósofos como Hume, que decían que el mundo básicamente es un sistema cerrado basado en ciertas leyes, y si Dios existe o no existe, nunca interviene sobrenaturalmente en la historia ni hace nada milagroso. Por ende, los milagros de hecho son descartados.
Como cristianos decimos, “Dios sí existe y aparece y hace cosas sobrenaturales. Los llamamos milagros porque son cosas fuera de lo normal. No suceden a menudo, pero suceden”. Algunos son como el caso de la mujer de Lot, y Noé, de los cuales leeremos hoy, y como Jonás que estuvo 3 días en el vientre de un pez.
Curiosamente estos ejemplos son acontecimientos que Jesús mismo dijo que ocurrieron. Jesús no dijo: “Acordaos de la historia mítica y arquetípica sobre una mujer llamada la esposa de Lot”. Lo que dice es, “Acordaos de la mujer de Lot, una mujer verdadera que ciertamente fue convertida en una columna de sal. Acordaos de ella”. Lo que les estoy diciendo es que Jesús es un maestro. Hay otros maestros. Si esos maestros no están de acuerdo con Jesús, escojan a Jesús. Sé que Él no está en su universidad, pero su currículum vitae es mucho mejor que el de sus profesores. Eso es lo que les estoy diciendo. Eso mismo.
“Acordaos de la mujer de Lot”. Ella es un ejemplo negativo. Luego dice, “Todo el que procure preservar su vida, la perderá; y todo el que la pierda, la conservará. Os digo que en aquella noche estarán dos en una cama; uno será tomado y el otro será dejado. Estarán dos mujeres moliendo en el mismo lugar; una será tomada y la otra será dejada Respondiendo ellos, le dijeron: ¿Dónde, Señor? Y El les dijo: Donde esté el cuerpo, allí también se juntarán los buitres”.
La historia de la mujer de Lot, si quieren leerla con más detenimiento, está en Génesis 19. Había una zona llamada Sodoma y Gomorra. Seguramente habrán oído hablar de ella. Era un área notoria por su pecado y rebeldía, sobre todo el pecado sexual de todo tipo. Seguramente lo llamaban tolerancia, diversidad, y hacían desfiles, pero Dios lo llama una abominación. Las personas tienen perspectivas distintas sobre estas cosas. Pero Dios dice que es una abominación, y en Sodoma y Gomorra llegaron al punto en que su tolerancia, su diversidad, y sus estilos de vida alternativos eran tan horrendos que aun cuando llegaban los extranjeros a las ciudades, los rodeaban, exigían que salieran de la casa para violarlos en grupo. Dios vio eso y se dio cuenta que nadie iba a arrepentirse, ninguno iba a cambiar; y dijo, tenemos que ponerle fin a esto, esto no puede continuar, es una atrocidad horrible. Entonces Dios les dice a todos, “Enviaré fuego y azufre, alquitrán del cielo”.
Pero había una familia de creyentes que vivía ahí, y digo creyentes pero en términos muy generales. Lot es cabeza de familia; está con sus hijas, que tienen unos problemas muy graves si siguen leyendo la historia; y con su esposa. Digamos que no reúnen los requisitos para ser ancianos de la iglesia. Y Dios les dice “Miren, voy a incinerar a Sodoma y Gomorra. Están viviendo allá en medio de esa de esa mundanalidad y pecado. Necesito que empaquen sus maletas y salgan de la ciudad antes que el cielo se desplome y pierdan sus vidas”. Lot y su familia no demuestran una actitud urgente ante la situación. No reaccionan rápidamente. Dios básicamente tiene que escoltarlos al salir de la ciudad.
Y justo a tiempo, antes de incinerar y juzgar a esa gente, Dios los saca de la mundanería a una nueva vida que Él les ha preparado, y esto representa más o menos lo que Dios hace cuando nos salva. Nos saca de la mundanalidad y del pecado, y justo a tiempo nos introduce a una nueva vida. La mujer de Lot le da la espalda a su familia, o a Dios mejor dicho, y ella mira hacia atrás. No solo mira hacia atrás, desea regresar. Echaba de menos su forma de vivir. Amaba a Sodoma y Gomorra quizás aún más que al Señor. Quería regresar a su antiguo estilo de vida.
¿Son así Uds.? ¿Son personas que Dios está tratando de librar de una vida de pecado, locura, rebeldía, y muerte; a quienes Dios ha rodeado de personas que le pertenecen, quizás amigos, familiares, colegas de trabajo, grupos comunitarios, tratando de apartarlos del mundo para introducirlos a su reino, para que dejen su antigua forma de vida, y adopten una nueva vida, para que pasen de la condenación a la salvación? ¿Son personas que echan de menos el pecado, los tiempos pasados y su vieja forma de vivir? ¿Al mirar atrás, anhelan, puede que hayan retrocedido, o hecho cosas que no deberían hacer, han creído cosas que no deberían creer, o aprobado cosas que no deberían aprobar? ¿Son así? Si lo son, recuerden lo que dice Jesús: “Acordaos de la mujer de Lot”. “Acordaos de la mujer de Lot”. No miren hacia atrás, no anhelen volver, no den marcha atrás. Algunos de Uds. son así.
Ahora permítanme decirles algo sobre los cristianos verdaderos y falsos. Los cristianos verdaderos tienen deseos ambivalentes. Los cristianos verdaderos son tentados de veras. Los cristianos verdaderos caminan hacia el reino de Dios, pero el mundo a veces nos parece fascinante y a veces somos tentados fuertemente a mirar atrás, a anhelar volver, a dar marcha atrás. A veces pecamos. Tenemos que arrepentirnos y seguir adelante con Jesús y su pueblo. Aunque los cristianos verdaderos tienen deseos ambivalentes, su deseo más profundo es Jesús y el reino de Dios, la santidad y la obediencia. Ese es nuestro deseo más profundo. Tendremos deseos ambivalentes, pero si Ud. es un creyente le aconsejo que escoja su deseo más profundo.
Los que no son creyentes, los no creyentes también tendrán tentaciones y deseos ambivalentes, pero su deseo más profundo, en lo más profundo de su ser, en las raíces está la mundanalidad, no el reino; el pecado, no la santidad; la muerte, no la vida; la condenación, no la salvación. No sé si Ud. sea un creyente o no, pero le digo eso para que se pregunte sinceramente, ¿Cuál es mi deseo más profundo?
Cuando hago sesiones de consejería, yo pregunto. Me dicen, “Estoy siendo tentado por tal cosa, y anhelo mucho cometer ese pecado”. ¿Cuál es su deseo más profundo? Y cuando me dicen, “Mi deseo más profundo es caminar con Jesús y su pueblo, y llegar al reino de Dios”, son creyentes y les recomiendo que sigan su deseo más profundo. Pero cuando dicen, “Mi deseo más profundo es regresar al mundo y al pecado, y a la muerte”, puede que no sean creyentes y lo que necesitan es una nueva naturaleza con nuevos deseos. Puede que nunca hayan conocido a Jesús y que no hayan nacido de nuevo como verdaderos ciudadanos de Jesús como Rey, ni son miembros de su reino. Mars Hill está aquí para ayudarles a poner en orden las cosas, conversando por medio de algo que llamamos grupos comunitarios, donde las personas hablan, oran, comen, y comparten juntos la vida para ayudarle a desatar el nudo que tiene en su alma.
“Acordaos de la mujer de Lot”. ¿Son como ella? ¿Son como ella? Siempre oigo lo mismo: “Estoy caminando con Jesús, pero extraño a mi ex novio. Estoy caminando con Jesús, pero extraño a mi ex novia. Estoy caminando con Jesús, pero extraño mi vieja forma de entretenerme. Estoy caminando con Jesús, pero extraño las sustancias ilícitas. Estoy caminando con Jesús, pero extraño mis viejas adicciones”. Sigan adelante hacia el reino de Dios. No es sino el fuego y el azufre que cae sobre lo que les queda.
Segundo, Jesús usa a Noé como ejemplo y al hacerlo nos dice que la historia de Noé es verdadera. Lo dice en Lucas 17:26–31. Utiliza a Noé como un ejemplo positivo y dice que necesitamos echarle una mirada a Noé y entender que lo que pasó en los días de Noé volverá a suceder otra vez al final, porque la historia de Noé es sombra de lo que pasará al fin del mundo, a la llegada de un nuevo mundo. Porque en tiempos de Noé Dios juzgó el pecado y dio entrada a un nuevo mundo después del diluvio. Jesús regresará, habrá un juicio, y un nuevo mundo nos aguarda no al otro lado del agua, sino del fuego.
“Tal como ocurrió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del Hombre”. Vuelve a citar Daniel 7 y se lo aplica a sí mismo. “Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento hasta el día en que Noé entró en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos. Fue lo mismo que ocurrió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, construían, pero el día en que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y los destruyó a todos”. El juicio. “Lo mismo acontecerá el día en que el Hijo del Hombre sea revelado. En ese día, el que esté en la azotea y tenga sus bienes en casa, no descienda a llevárselos; y de igual modo, el que esté en el campo no vuelva atrás”.
Dice, “Recuerden la historia de Noé”. Así que permítanme contarles la historia de Noé, y si quieren leerlo pueden empezar en Génesis 6. Jesús es un maestro de la Biblia, y enseña el Antiguo Testamento y les muestra cómo revela el futuro.
La historia de Noé dice así. El mundo estaba lleno de pecado y Dios iba juzgar al mundo de aquel día con agua, pero en el futuro será con fuego. Dios tuvo paciencia. Mandó profetas para decirles que se arrepintieran y advertirles que venía el juicio, que necesitarían ser salvos para pasar del juicio a un mundo nuevo. Es exactamente lo que sucederá en el futuro. Dios ha dicho que juzgará el pecado y a los pecadores, y que acabará con el mundo que conocemos. Nos ha dado la manera de ser salvos. En esos días, fue por medio del arca, pero hoy esa arca es Jesucristo. Por medio de esa salvación podemos ser librados del mundo que será destruido y seremos introducidos a un mundo nuevo. Para ellos, fue un mundo limpiado, rehecho. Para nosotros, será el reino eterno de Dios, una nueva tierra.
Esta es la historia de Noé. Noé vivía en el desierto y Dios le dijo que construyera un barco enorme. Al leerlo decimos, “Pues claro que obedeció”. ¿En serio? ¿En serio? Si uno vive en el desierto y oye una voz que le dice: “Construye un barco enorme”, No gastaría la plata comprando madera sino en medicamentos. Diría, “Me he vuelto loco”.
Algunos comentaristas de Génesis discrepan en este punto, pero algunos dicen que es posible que nunca había llovido en la tierra hasta ese momento, resaltando la gran fe de Noé. “¿Qué haces?”. “Construyo un barco”. “¿Dónde?”. “En el desierto”. “¿Por qué?”. “Porque va a llover”. “¿Qué es eso?”. Mejor dicho, tuvo mucha fe.
Dios le dijo a Noé que construyera un gran barco, básicamente un portaviones. Cuando vean un barco de contenedores o un portaviones piensen, “Noé construyó uno de esos con sus hijos”. En ese barco cabían 522 vagones de ferrocarril. Hice los cálculos, por lo tanto debo estar equivocado porque asistí a un colegio público, pero equivale a 1,4 millones de pies cúbicos. Era un barco enorme. Lo que eso significa es que Noé se demoró mucho en construir un barco y le costó mucho dinero. No sé cuánto cuesta construir uno, pero son caros. Toda esa madera; todas esas herramientas; todos esos días. Los únicos ayudantes que tenía por lo visto eran sus hijos.
¿Creen que alguna vez alguien se burló de Noé? Aaa-haaá, yo mismo me hubiera burlado de él, y eso que soy pastor. “Estaba loco”, diría. Me lo imagino como una especie de atracción turística. “Bienvenidos a nuestra ciudad. ¿Quieren ver al tipo que construye un barco en el desierto? Es asombroso. “¡Sí, dice que el Señor se lo dijo ja,ja!”. “Sí, claro que se lo dijo. Lo está construyendo con sus hijos. Sí, son una familia de puros tontos, ¿no es cierto? Son bien ordinarios”. ¿Entienden? Nos parece que Noé era el hazmerreír de todo el mundo y todos se burlaban de él.
¿Y qué hace Noé? Cada día que se levanta es un acto de fe. Se sienta a desayunar. ¿Creen que alguna vez Noé le dijo a su esposa: “No quiero trabajar en ese barco hoy, porque nos está costando mucho, es demasiado trabajo y la gente viene y se burla de mí. Además es cierto que vivimos en un desierto, y aunque no llueva, o lo que sea eso, parece que vamos a necesitar mucha agua para levantar este portaviones”.
¿Creen que sus hijos alguna vez le dijeron: “Es difícil conocer chicas con este asunto del barco. Pocas chicas querrán casarse con un muchacho de barco. A propósito, papá, estás gastando todo el dinero, y toda nuestra herencia, y todo el futuro, y las posesiones, y el legado de nuestra familia, y estás comprando herramientas y madera para construir un barco”.
Pero cada día, por fe, Noé se levantaba a trabajar en ese barco. La Biblia dice que además de ser constructor de barcos, Pedro dice en el Nuevo Testamento, que Noé era un “Predicador de justicia”. Así que es un profeta. Les dice: “¡Arrepiéntanse porque viene el juicio! ¡Viene el fin del mundo! ¡El mundo que conocemos está llegando a su fin! ¡Arrepiéntanse, acérquense a Dios! ¡El problema es el pecado! Dios ha provisto el medio de salvación. Acérquense a Él, confíen en Él. Móntense en mi barco”. Pero nadie, nadie, nadie le creyó.
Y llega el día donde termina de construir el barco. Noé y su familia entran en el barco y empieza a ¿qué? A llover. Sigue lloviendo. Y llueve más y más duro, continuamente, de seguido. De pronto salen reportes de torrentes o inundaciones repentinas. De pronto hay mucha agua. De repente empieza a flotar el barco.
Y Jesús nos dice lo que hace la gente. Van al supermercado. Van a la lavandería. Contestan su e-mail. Hacen sus diligencias. Tratan de averiguar cómo van a decorar el entorno de la boda; y nada de esto es malo en sí, pero no deben tener prioridad.
¿Cuántos de Uds. son así? No le han dado mucha consideración a Jesús, al final de sus vidas, al fin del mundo, al reino de Dios, al cielo y al infierno, a los grandes temas. En cambio, siguen su propia lista de prioridades. Dicen, “Tengo que lavar los trastes, preparar la comida, lavar la ropa, cortar el césped, contestar los e-mail. Y después me fui al infierno. Al menos tenía puestos los calcetines”. Piénsenlo. La mayoría de las personas están mejor preparadas para tomarse unas vacaciones que para la vida eterna. Piensan en las vacaciones, se preparan por adelantado. ¿Han hecho lo mismo para la eternidad? ¿Están listos para presentarse delante de Jesús? ¿Han resuelto el problema de sus pecados por medio de Jesús, o serán condenados en el juicio?
Noé y su familia confiaron en el Señor por fe, entraron al arca, el medio que Dios había preparado para salvarlos, para librarlos del juicio y transportarlos a un nuevo mundo. Para nosotros esa arca es Jesucristo, nuestro rey siervo, y humilde. Están en el barco. La puerta está abierta. Es una de las imágenes más horrendas de la Biblia. Sube el nivel de las aguas. Los familiares, amigos, colegas de trabajo, vecinos, Noé es un predicador de justicia. “¡Arrepiéntanse, arrepiéntanse, vengan con nosotros! ¡Por favor vengan con nosotros! ¡Viene el juicio! ¡Huyan de la ira venidera!”. Nadie viene y Noé sabe que todos van a morir en el diluvio porque estaban demasiado ocupados para reconciliarse con Dios.
Una de las declaraciones más inquietantes de toda la Biblia, dice que Dios cerró la puerta del arca. No sé por qué lo hizo. Quizás fue porque Noé no pudo seguir rogándole a la gente que aprovecharan la oportunidad se ser salvos del juicio. O quizás fue porque Dios mismo es quien determina el día en que finaliza su oferta de gracia y lo único que queda es el juicio.
Amigos, un día de estos la proverbial puerta de la oportunidad se nos cerrará. Vamos a morir y no sabemos cuándo. Hoy, la puerta está abierta, por eso los invitamos que vengan a Jesús los invitamos a la salvación, los invitamos a evitar el castigo, el juicio, la ira, el infierno, y la condenación. La puerta está abierta. Es un don de gracia. Dios ha estado esperando mucho tiempo por algunos de Uds., y todavía no han venido a Él. Quisiéramos obligarlos a venir. Un día de estos cuando mueran, o cuando Jesús venga por segunda vez, si lo uno sucede antes que lo otro, la puerta de la oportunidad se cerrará y el juicio y la justicia será lo único que queda.
Jesús dice que creamos en eso. En los días de Noé no creyeron eso hasta que fue demasiado tarde. Jesús está diciendo que podemos responder a su invitación en una de tres maneras: Como en los días de Noé, que dijeron: “Estoy ocupado, no me interesa. No creo que venga ningún juicio. No creo que la muerte sea inevitable. No creo que Dios vaya a hacer nada”. Y se arrepentirán de tomar esa decisión.
O como la mujer de Lot que iba saliendo hacia el reino de Dios pero recayó a un patrón de pecado y sufrimos, y nuestros seres queridos sufren como ella sufrió, como sufrieron sus hijas, como sufrió su marido. Podemos causar sufrimiento a los demás y a nosotros mismos.
O podemos responder como Noé y su familia. “Soportamos las burlas y el reproche de ser cristianos. Invertimos el trabajo y el dinero necesario en obedecer a Dios, y por fe confiamos que la Palabra de Dios es verdadera y que el juicio de Dios viene.
Algunos de Uds. se preguntarán: “¿Cómo puedo recibir lo que recibió Noé: la salvación?”. Terminaré en Génesis 6 y les diré cómo Dios salvó a Noé porque es la manera como Dios salva a todos los que salva. So estuvieron aquí hace algunos años cuando estudiamos el libro de Génesis, fue un año excelente en que estudiamos el libro de Génesis, y lo que me gusta de Mars Hill es que puedo enseñarles la Biblia a personas que aprenden fácilmente. Mientras estudiábamos el libro de Génesis, concretamente la historia de Noé, si estuvieron aquí recordarán que perdí la cabeza un poquito porque la historia de Noé casi siempre la malinterpretan.
Cuando cuentan la historia de Noé dicen que todo el mundo era malo excepto Noé. Que toda la gente mala tuvo que nadar y Noé consiguió un barco. Que si son buenos Uds. también conseguirán un barco llamado Jesús. Más o menos así la cuentan. Eso se convierte en un sermón moralista y religioso y lo que llamaremos justicia por obras: que Dios aborrece la gente mala y ama a la gente buena. Pero la verdad es que el mundo entero está lleno de gente mala, y Jesús.
Aquí lo leemos en Génesis 6, en la porción que Jesús mismo nos enseña, en los días de Noé “El Señor vio que era mucha la maldad del hombre en la tierra, y que toda intención de los pensamientos de su corazón era solo hacer siempre el mal. . . . Y sintió tristeza en su corazón. el SEÑOR dijo: Borraré de la faz de la tierra al hombre que he creado . . . porque me pesa haberlos hecho”.
Dios nos creó a su imagen y semejanza para reflejar su bondad y su gloria, su amor, su misericordia, su verdad, su compasión. Como un espejo refleja nuestra imagen, debemos reflejar la bondad de Dios. En cambio, todos hemos pecado, nos hemos rebelado. Nuestro corazón se inclina hacia lo malo en todo momento. Es la doctrina teológica de la depravación total. Somos egoístas, egocéntricos, interesados, codiciosos. No pensamos en Dios ni en el bienestar de los demás. Es algo que tenemos muy arraigado en nuestro ser. Estamos predispuestos continuamente a ser así por nuestro estado pecaminoso.
¿Qué hace? Le parte el corazón a Dios. Amigos, necesitan saber esto, que cuando pecamos no solo rompemos las leyes de Dios. Es más, rompemos el corazón de Dios. Como una padre que ama un niño. Cuando el niño desobedece, no solo rompe la ley o la regla, le parte el corazón a su padre. Dios es un Padre, y cuando pecamos, rompemos sus reglas y partimos su corazón.
En los días de Noé, Dios sabía que nadie se arrepentiría, que nadie cambiaría, que nadie se detendría. Por lo tanto tuvo que ponerle fin por medio de un diluvio. Lo único que la gente hacía continuamente era lo malo. Todos, incluyendo un hombre llamado Noé. Era un pecador como todos los demás.
¿Por qué tuvo misericordia de él? Aquí leemos: “Mas Noé halló…”, ¿Qué? “Gracia ante los ojos del Señor”. Jesús dice en otra parte que esto fue escrito originalmente por Moisés, en un idioma llamado hebreo. Eso es lo que esa palabra significa en hebreo: gracia, el mismo nombre que mis suegros le dieron a mi esposa, una de las palabras más importantes de todo el cristianismo: gracia. Noé era malo como todo el mundo. Era pecador. Merecía la condenación, la muerte, el infierno, la ira de Dios. ¿Y entonces por qué no le dio su merecido? Porque Dios le dio gracia. Significa que no se lo merece, que no ha hecho nada para merecerlo. Dios decidió amar a Noé, no porque era digno de amor, sino porque Dios es amoroso. Le dio misericordia y gracia, le dio lo que no merecía, lo perdonó cuando pudo haberlo condenado.
Amigos, todos los que somos cristianos les rogamos a los que no lo son que vengan a Jesús y se vuelvan cristianos hoy; somos salvos por gracia. No es lo que hacemos, es lo que hace Jesús. No es quien somos, sino quién es Él. No nos salvamos nosotros mismos. Dios nos salva por su gracia. Si están aquí y dicen, “Saben qué, los cristianos no son mejores que yo”, ¡estamos de acuerdo! Algunos somos peores. No se trata de quién es bueno y quién es malo, porque todos somos malos. Se trata de quién recibe la gracia y la justicia. Para el cristiano, Jesús recibió la justicia en la cruz para que podamos recibir la gracia.
Si Ud. no recibe la gracia de Dios en Cristo Jesús, entonces lo único que le espera es la justicia. No se burle de ella, y no se arriesgue. Lo hicieron en tiempos de Noé y Jesús dice que aprendamos de su ejemplo. Si son salvos, han sido salvos por la gracia de Dios. Son guardados por la gracia de Dios. La gracia de Dios los sostiene. Eso nos permite regocijarnos no en nosotros mismos, sino en que hemos hallado gracia a los ojos de Dios.
Jesús es un rey. Su reino se aproxima. La pregunta es, ¿están listos para el reino de Jesús, o serán condenados? Los dejo con esa decisión; los quiero mucho y la puerta todavía está abierta, aunque un día de estos se cerrará. Podría ser hoy, y quiero que tengan una actitud urgente al apartarse del pecado y confiar en Jesús, el rey siervo, humilde. Oraré.
Dios Padre, gracias por las Escrituras. Amamos tu Palabra. Tu Palabra es verdad, como dice Jesús. Jesús, te damos gracias porque eres un rey. Eres el Hijo del Hombre enviado por el Anciano de Días a una misión de rescate para que hallemos gracia a sus ojos. Señor Jesús, gracias porque viniste humildemente y vendrás de nuevo en gloria. Gracias, Señor Jesús, porque el mundo como lo conocemos llegará a su fin. El pecado acabará, y acabará el sufrimiento. La muerte dejará de ser. La injusticia, la tiranía, la pobreza, Dios todo se está acabando cuando el rey regrese y el reino sea revelado. Por eso, Señor Jesús, pido por mis amigos hoy, este día que es el día de la salvación que has hecho posible porque la puerta aún está abierta, que respondan por fe como lo hizo Noé que confió en ti, soportó la crítica y la marginación para invertir el dinero y el trabajo necesario para ser un discípulo y un seguidor, y que no seamos como la mujer de Lot, que quiso volver, que miró hacia atrás; que al igual que la gente en los días de Noé no nos dejemos distraer trágicamente, tristemente y tontamente por cosas de segunda o tercera importancia para que no muramos y vayamos al infierno con la bandeja de entrada limpia, calcetines limpios en los pies, comida en la nevera, pero sin gracia en nuestra alma. Dios, gracias porque habrá una resurrección de los muertos y gracias porque Ella Mae será una bailarina. En el nombre de Jesús. Amén.
[Fin del Audio]
Nota: Esta transcripción ha sido editada.