Lucas 20:9–18

9 Comenzó luego a decir al pueblo esta parábola: Un hombre plantó una viña, la arrendó a labradores, y se ausentó por mucho tiempo. 10 Y a su tiempo envió un siervo a los labradores, para que le diesen del fruto de la viña; pero los labradores le golpearon, y le enviaron con las manos vacías. 11 Volvió a enviar otro siervo; mas ellos a éste también, golpeado y afrentado, le enviaron con las manos vacías. 12 Volvió a enviar un tercer siervo; mas ellos también a éste echaron fuera, herido. 13 Entonces el señor de la viña dijo: ¿Qué haré? Enviaré a mi hijo amado; quizá cuando le vean a él, le tendrán respeto. 14 Mas los labradores, al verle, discutían entre sí, diciendo: Este es el heredero; venid, matémosle, para que la heredad sea nuestra. 15 Y le echaron fuera de la viña, y le mataron. ¿Qué, pues, les hará el señor de la viña? 16 Vendrá y destruirá a estos labradores, y dará su viña a otros. Cuando ellos oyeron esto, dijeron: !!Dios nos libre! 17 Pero él, mirándolos, dijo: ¿Qué, pues, es lo que está escrito:

La piedra que desecharon los edificadores
Ha venido a ser cabeza del ángulo?

18 Todo el que cayere sobre aquella piedra, será quebrantado; mas sobre quien ella cayere, le desmenuzará.

Introducción

Lucas 20:9–18, “El padre de un hijo asesinado.”

“Y [Jesús] comenzó a referir al pueblo esta parábola,” que es una corta historia que encierra una gran verdad. “Un hombre plantó una viña, y la arrendó a labradores, y se fue de viaje por mucho tiempo. Y al tiempo de la vendimia envió un siervo a los labradores para que le dieran parte del fruto de la viña… …pero los labradores, después de golpearlo, lo enviaron con las manos vacías. Volvió a enviar otro siervo; y ellos también a éste, después de golpearlo y ultrajarlo, lo enviaron con las manos vacías. Volvió a enviar un tercero; y a éste también lo hirieron y echaron fuera. Entonces el dueño de la viña dijo: “¿Qué haré? Enviaré a mi hijo amado; quizá a él lo respetarán”.

Pero cuando los labradores lo vieron, razonaron entre sí, diciendo: “Este es el heredero; matémoslo para que la heredad sea nuestra”. Y arrojándolo fuera de la viña, lo mataron.”

Jesús va camino a Jerusalén. A los pocos días será crucificado. Será asesinado de una forma brutal y sangrienta. Al acercarse su crucifixión, las multitudes lo rodean, y quiere que veamos la historia humana y nuestras vidas individualmente desde la perspectiva de Dios.

Es muy importante porque vivimos en una época en que no se promueve este concepto. De hecho tratan de impedirlo. Vivimos en una época en que queremos que nuestras vidas y la historia se vean conforme a nuestros deseos pecaminosos y a nuestras metas egoístas que incluso pueden hacernos dudar de la existencia de Dios. O si Dios existe, nos hacen dudar de la bondad de Dios. ¿Dios existe? ¿Le importa lo que pasa? ¿Está involucrado? ¿Nos ama? Después nos ponemos en una posicion para juzgar a Dios.

Algunos utilizamos las mismas Escrituras para decir: “No creo que Dios deba enojarse. Nunca debe juzgar a nadie. Aquello del infierno me parece sumamente innecesario y exagerado. Puede que sea una antigua enseñanza de antaño, pero menos mal que estamos más evolucionados ahora.” Es porque somos los culpables, y al ver al Juez queremos cambiar nuestra posición por la suya para juzgarlo.

¿A quién re refiere cada personaje en la parábola?

Aquí Jesús quiere darnos una oportunidad conforme a nuestra capacidad, con este cerebro caído de tres libras, que propende al pecado y al egoísmo, y ponerle un sombrero encima para ver las cosas, no desde nuestra perspectiva, sino de la perspectiva de Dios, como Dios nos ve, y tener una perspectiva divina de la historia. No somos Dios, nuestra capacidad de hacerlo es limitada. Pero al contar esta parábola, Jesús pretende abrir nuestro entendimiento para que veamos cómo Dios tiene que lidiar con nosotros. Lo hace con una parábola.

Para hallarle un significado importante a la parábola, al estudiarla debemos analizar cada uno de los personajes y preguntarnos: ¿A quién se refiere?

1. Dios es el terrateniente

Empezamos con la historia de un terrateniente, el dueño de una viña. No solo le pertenece, la siembra. La cultiva para que sea fructífera, y se va de viaje por mucho tiempo. ¿De quién está hablando? De Dios. Es Dios Padre. Es Dios Padre.

Dios hizo el mundo. Le pertenece. Es una viña, y todas las naciones del mundo le pertenecen, de hecho, donde usted vive—su condominio, residencia, apartamento, o cualquier palmo de tierra que considere su casa—ese palmo a él también le pertenece. Es parte de su viña. Creó el mundo. El cuerpo que habitamos es parte del mundo que creó. Es un don que nos fue dado para agradarle con nuestras vidas.

A fin de cuentas, es dueño de todas las cosas. Es dueño de todas las cosas porque es el Creador de todos y de todas las cosas. Y dice que no solo es un Terrateniente, es un Padre. Esto es muy importante.

A veces es difícil relacionarse emocionalmente con Dios porque nos preguntamos si es una fuerza sobrenatural o inmaterial como la que propugna el panteísmo o el panenteísmo, el monismo, o el espiritismo en general. ¿Es Dios, como dicen los deístas, Creador del universo, pero ahora es un terrateniente ausente, y no está involucrado? ¿Es un Dios, según las religiones orientales, que es bueno y malo a la vez? ¿Hay múltiples dioses? ¿Dios es personal? ¿Dios me ama? ¿Dios me odia?

Al revelarnos quién es, ¿Dios utiliza un lenguaje que capta nuestro afecto? Usa el lenguaje de un Padre. El Antiguo Testamento menciona a Dios como Padre unas catorce veces, y siempre en torno a la nación de Israel. Luego cuando viene Jesús, en todos los evangelios, leemos unas sesenta veces que Dios es un Padre. Jesús nos insta a hablar de Dios como Padre, a relacionarnos con Dios como Padre, y a orar a Dios como Padre.

Para tú y yo, esto nos ayuda a aclarar quién es Dios y cómo es Dios. Es un Padre perfecto, amoroso, y misericordioso. Nos da vida, instrucción, provisión, protección, corrección. Así es nuestro Papá. Nuestro Papá es dueño de todo, y al final todos darán cuenta a este gran Padre. Es el papel que juega en esta historia.

2. La nación de Israel es el terreno

Segundo, también tenemos la viña, o sea el terreno de la parábola cuyo dueño es el Padre. La pregunta es, ¿qué representa la viña? En cierto modo representa toda la creación porque toda le pertenece a Dios. Él lo hizo todo. Pero en esta parábola, se refiere concretamente a la nación de Israel.

Los que oyeron la historia sabrían que la metáfora de la viña se refería a ellos porque era un símbolo que usaban el cual los representaba. 700 años antes de Isaías 5, donde Dios dijo: “Mi pueblo es como una viña; la cuido para que sea fructífera.”

Jesús usa palabras similares: “Soy la vid, y ustedes los pámpanos.” Es un lenguaje figurado, una metáfora de la viticultura. En esa época, cuando iban al templo, habrían visto una enorme vid de oro, un trabajo artístico ornamentado. En lugar de frutas, tenía unas joyas magníficas. Cuando iban al templo a adorar a Dios, veían este gran diseño y decían: “Esa vid nos representa a nosotros. Debemos ser fructíferos. Debemos ser fructíferos.”

De igual manera, si vemos un águila calva, el símbolo de un águila calva, pensamos: “Nos representa.” Es el símbolo de Estados Unidos. Si uno es canadiense y ve una hoja de arce, dice: “Oiga, eso nos representa.” ¿Cierto? Se identifica con ese símbolo.

Eso era lo que la vid representaba aquí para los israelitas, el pueblo de Dios. El punto es que Dios quiere que reciban nutrición, sustento, una vida espiritual y física que nace de una relación con él, para que produzcan fruto. Se refiere al fruto espiritual donde crecen para conformarse más a lo que Dios quiere. Representa prácticamente el fruto de ayudar a las personas a conocer a Dios, a mejorar sus vidas; la generosidad y la verdad se esparcen a otras naciones de la tierra.

Esa es la historia. Dios es el Padre, dueño de una viña, la nación de Israel en general y el pueblo de Dios en particular han de representar aquel fruto cultivado, personas que bendicen las naciones de la tierra.

3. Los lideres religiosos coruptos y los profesores falsos son los labradores malvados

¿Quienes son los labradores? La historia dice que eran como unos inquilinos hoy en día. Si alguno tiene propiedades de arriendo, condominios, residencias, casas, apartamentos, y lo rentan a alguien que debe pagarles la renta, es algo parecido.

Dice la historia que había un terreno muy fructífero, y unos labradores vinieron y lo rentaron. No les pertenece. Lo rentan. Su trabajo es cultivar ese terreno y hacerlo fructífero para que paguen un porcentaje de sus ganancias como renta al terrateniente. Es un trato justo. Todavía hacen las cosas así en muchas partes, tanto en nuestro país como en el mundo. “Dejaré que cultive el terreno. Seguiré siendo el dueño. Me pagará un porcentaje de las ganancias.” Es lo que deban hacer.

De repente la tierra es fructífera. Les rinde una buena ganancia, ¿pero qué hacen con las ganancias? No pagan la renta. No le devuelven nada al terrateniente. Le están robando. Son codiciosos. Son tacaños. Son egoístas. Son ladrones, como algunos de nosotros, como algunos de ustedes.

Cuando piensan: “Es mi cuerpo. Es mi vida. Es mi dinero. Es mi casa. Son mis posesiones. No le debo a Dios nada. No le debo nada a nadie. Todo es mío.” Es la misma actitud que tenemos algunos, y no le damos a Dios. No damos a los demás. No damos nada. Al hacer eso, lo que estamos diciendo básicamente es: “No le pertenece a él. Me pertenece a mí. No le debo nada.” No es una actitud agradecida. Es una actitud de robo.

¿Quienes son estos labradores malvados? Al fin y al cabo son el pueblo pecador de Dios, son los líderes religiosos. Son los que siguen peleando contra Jesús a lo largo del Evangelio de Lucas. Algunos de ustedes aquí no son cristianos, y puede que piensen que en el cristianismo algunos pensamos equivocadamente que los no cristianos son los malos, y los cristianos son los buenos, Pero en realidad no es tan fácil, porque al leer la Biblia, hay pecadores a quienes Dios les dice que paren y cambien por su gracia. Pero las personas religiosas a veces son los peores pecadores de todos.

Y a Dios no le agrada su conducta así como no le agrada un pecador común y corriente. Parte del problema con el liderazgo religioso es que se vuelve muy corrupto. Se vuelve corrupto de la siguiente manera: Se vuelve corrupto cuando averiguan lo que necesita la gente y después se lo dicen para que paguen por ello. La Biblia dice que eso es una falsa profecía; es una falsa enseñanza que puede hacerlos muy ricos. Imagínense cuánto dinero podríamos ganar haciendo consejería si usted nos dijera: “Quiero que diga que tal cosa está bien,” y lo hiciéramos. Sería muy rentable.

Lo que pasaba en esos días era que los malos labradores, estos líderes malvados, decían lo que todo el mundo quería que dijeran. No decían lo que Dios quería que dijeran. Cuando hablaban, no decían la verdad, decían mentiras. No guiaban a la gente al arrepentimiento. Guiaban a la gente al egoísmo. No instaban a las personas a obedecer a Dios. sino a que les dijeran lo que querían oír para que repitieran los deseos egoístas de las personas y gastaran el dinero de ellos; por ende creaban un sistema religioso muy lucrativo en el que se forraban los bolsillos por la injusticia.

Por lo tanto es una condenación de la religión falsa y del liderazgo religioso. Esos son los labradores malvados en la historia. Supuestamente eran los maestros bíblicos y los sacerdotes y los reyes y los líderes quienes debían ayudar al pueblo de Dios a caminar en la verdad de Dios, pero no lo estaban haciendo.

4. Los profetas son los siervos que Dios nos manda con paciencia

¿Entonces, quiénes son los siervos? Porque la historia dice que los labradores malvados producían ganancias, se volvían gordos, egoístas, avaros; se aprovechaban de la gracia que el terrateniente les daba, y que finalmente Dios les da. Los siervos son líderes piadosos levantados por Dios y enviados al pueblo a decirles, “Lo que hacen está mal. Van rumbo a la destrucción. Al que siguen es un falso maestro.”

Esto incluye reyes piadosos, sacerdotes piadosos, en el Antiguo Testamento, pero máxime los profetas piadosos. Dios a menudo en el Antiguo Testamento los llama “Sus siervos los profetas.” El lenguaje que usa aquí, hablando de siervos, es el de los profetas del Antiguo Testamento.

Entonces pensamos que la tierra fue hecha por Dios. Cada nación pertenece a Dios. Usted y yo fuimos creados por Dios. Nos ha dado vida y aliento, por eso el aire que respiramos, el agua que tomamos, la vida que disfrutamos, el cuerpo que habitamos, las cosas que tocamos, los lugares y las personas que conocemos, los objetos que vemos, todo le pertenece a Dios. Estamos aquí para su gloria. Estamos aquí para servirle. Estamos aquí como posesión suya. Él es muy generoso y bueno, y nos capacita para tener vida, y deberíamos reflejar su generosidad siendo dadivosos con él y los demás. Pero en cambio nos volvemos muy corruptos. También nos volvemos muy religiosos, muy tacaños, muy sentenciosos, muy pervertidos, muy hipócritas.

¿Que qué hace Dios? Envía una sucesión se siervos, sobre todo profetas. Levantaba profetas. Esta es la historia del Antiguo Testamento. Dios quiere que veamos la historia desde su perspectiva, no la nuestra. Los siervos son los que Dios envía.

En la historia uno de los siervos es designado por el Padre terrateniente. “Por favor ve a mis labradores rebeldes y averigua por qué no pagan la renta y por qué destruyen mi terreno y por qué se aprovechan de mi bondad.” El primer siervo va, lo golpean, casi lo matan, y lo echan fuera.

Imagínense si fueran ustedes. Digamos que viven en un pueblo. En otro pueblo tienen una casa de arriendo. No pueden venderla porque el mercado está patas arriba. De acuerdo, no es imposible, ¿cierto? Y se dan cuenta que ellos no pagan la renta, y le han dicho destruyen el lugar. “Enviaré a alguien que toque la puerta a ver qué está pasando.” Le dicen que pase, lo golpean, y lo echan fuera. El siervo regresa. ¿Cómo le fue? Pues, por el pelo que me arrancaron, la nariz rota, el ojo amoratado, y el yeso, tenga por seguro que nuestro lado salió perdiendo.” No le fue bien. Dijeron que nunca pagarían la renta. Son unos insolentes.

Entonces la historia dice que el padre terrateniente decide “Enviaré otro siervo.” Buen día para llamar al trabajo diciendo estar enfermo, ¿cierto? El que sigue. ¿Qué quiere que haga? “Vaya y llame a la puerta a ver.” Oh, ¿de veras? Está bien. Lo mismo le pasa. Lo golpean. Lo asaltan, y lo echan fuera. Regresa.

La historia aquí muestra que Dios es muy paciente, ¿cierto? Con todo esto, ¿cuántos de ustedes dirían: “Deberíamos rentar una temporada completa de CSI para saber cómo esconder el cuerpo. Es lo que debemos hacer. No, lo que dice Dios es, “Envíen otro siervo.” Es lo que hace con sus profetas. Sigue enviando profetas a la nación de Israel, y la nación de Israel sigue rechazándolos. Los exilian; es decir, los expulsan. Los acosan. Se oponen a ellos, a veces los golpean. Algunos incluso fueron asesinados.

Es lo que Dios hace. Envía siervos mansos y humildes que aman la verdad: los profetas. Reciben Palabra de Dios y se la comunican en forma verbal o escrita. Y la gente es dura de corazón, duros de cerviz, rebeldes. Son una partida de rebeldes malvados, y lo que hacen es oponerse a Dios y perseguir a los profetas.

Ser profeta, como dice Abraham Heschel, es tanto un honor como una aflicción. Digamos que Dios lo escoge para ser profeta. ¿Qué significa eso? Que va a morir. Ah. Nadie quería ser profeta. Leemos la Biblia y siempre oímos lo mismo. “Oh, las personas en la Biblia tenían malos motivos. cada uno iba a lo suyo.” Los profetas no. En la secundaria ningún joven anda por ahí diciendo que estudiará para profeta en la universidad porque es su curso predilecto en la vida.

Nadie quería ser profeta. Dios tenía que escogerlos. Los profetas por lo general no eran voluntarios. Dios viene a Noé y le dice: “Serás profeta.” No, no lo haré. Me largaré de aquí. No puedo. Dios viene a Isaías, “Serás profeta.” Su primera pregunta fue, “¿Por cuánto tiempo? ¿Por cuánto tiempo?

Dios viene a Jeremías para hacerlo profeta desde el vientre de su madre. Después de nacer, es el tipo más deprimido que hay. Es como el tipo que vive en Seattle durante un invierno bien duro y se viste solo de negro. Escucha el indie rock y lee Edgar Allan Poe, [y] a quien se le murió el gato. Así era Jeremías. Así se siente. Escribe un libro entero llamado Lamentaciones, que básicamente es un montón de poesías plañideras de un tipo deprimido a quien no se le permite ni casarse. En Jeremías, dice: “Maldito el día en que nací.” Es una declaración importante. ¿Cuál fue el peor día de su vida? “Mi nacimiento. Mi nacimiento. A partir de entonces las cosas son más fáciles.” Dijo, “Maldito el hombre que dio la noticia a mi padre.” ¿En serio? Es un niño. Maldito sea. Es un tipo muy deprimido.

Ser profeta era difícil porque Dios lo enviaba como un portavoz solitario a decirle a todos los que creían en Dios: “Están equivocados. Están pecando. Se han rebelado. Son unos malvados. Están peleando contra Dios. Han rechazado la verdad. Apártense de su pecado. Arrepiéntanse. Cambien. Hay un sentido de urgencia. ¡Háganlo ahora!

Todos se reunían y decían que no. Traían un líder religioso bien remunerado y le decían: “Le pagaremos para que contradiga a tal persona. Le pagaremos muy bien. Y si no se calla, lo mataremos.” Era lo que les pasaba a los profetas.

Anoté unos ejemplos para ustedes: Elías corrió por su vida. Se burlaron de Jeremías y lo dejaron por muerto en una cisterna. Zacarías fue asesinado. Juan el Bautista fue decapitado. Es lo que le pasa a un profeta.

Volviendo a la historia que Jesús nos relata. Son los siervos que Dios envió a los seres humanos, a los rebeldes de la tierra, a los que disfrutábamos de su generosa y misericordiosa provisión. Tanto, que Esteban, un diácono de la iglesia primitiva, cuando predicó estaban a punto de matarlo; predicó uno de los sermones más asombrosos en Hechos 7, donde dijo: “Vosotros, que sois duros de cerviz e incircuncisos de corazón y de oídos, resistís siempre al Espíritu Santo; como hicieron vuestros padres… ¿A cuál de los profetas no persiguieron vuestros padres?.”

¿Cómo nos volvemos como los labradores malvados?

¿Cómo nos volvemos como esos labradores malvados? Decidimos que no queremos obedecer a Dios, queremos ser Dios. No queremos que Dios nos diga que estamos equivocados. Queremos ser los jueces de nuestra propia vida. Si Dios mandara el Espíritu Santo a compungirnos, o un maestro de la Biblia a enseñarnos—en esos días enviaba un profeta, un rey, o un sacerdote. Hoy envía misioneros, evangelistas, pastores, o un cristiano—rechazamos la verdad. Nos rebelamos contra la verdad. Desobedecemos los mandamientos de Dios, con osadía y arrogancia.

Ven lo bondadoso que es Dios. Les seguía enviando personas, y los exiliaban. Les seguía enviando personas, y los golpeaban. Les seguía enviando personas, y los asesinaban. Es lo que la humanidad hizo a los siervos de Dios.

El padre manda su hijo

Es lo que la humanidad hace a los siervos de Dios. Entonces, según el relato, el padre hace un último esfuerzo. Determina que enviará su hijo. El lenguaje que usa es muy significativo. Hijo amado. “Enviaré a mi hijo amado; quizás lo respeten a él.”

Es un lenguaje muy importante. Dios trata de conectarnos emocionalmente para que veamos la historia, nuestras vidas, y las Escrituras, con el corazón de Dios hasta donde podamos. ¿Cuántos de ustedes son padres? De acuerdo, ¿son padres? ¿Al oír el lenguaje de un padre para con su hijo, apela a su afecto y a sus emociones? Tengo cinco hijos, y pienso, ¿qué tal si alguien lastimara a mis hijos? ¿Qué tal si alguien matara a mi hijo amado? Imagínense. Esa es la historia.

Entonces viene el hijo. Viene a los labradores malvados. A los seres humanos de la tierra. Esa es la historia desde el punto de vista del Padre, que quiere ayudar y servir y mediar en esta diferencia, aunque el Padre es inocente, y el hijo es inocente, y la gente es totalmente culpable.

Tú y yo somos los labradores malvados

¿Qué sucede? Ven al hijo y se dan cuenta que es el heredero, y que si lo matan pueden quedarse con todo. Entonces asesinan al hijo amado. Todo esto está a punto de suceder porque Jesús va camino a la cruz. Faltaban pocos días. Necesito que sientan eso emocionalmente. Necesito que sintamos esto, amigos, porque somos los labradores malvados. Hemos asesinado al Hijo amado. Es lo que hicimos. Al decir que Cristo murió, la Biblia está diciendo que murió por los pecados del mundo, que Dios cargó sobre él la iniquidad de todos nosotros. Así es como la Biblia dice que asesinamos al Hijo amado y que su sangre está en nuestras manos. Tanto yo como el pecador culpable, la sangre del Hijo amado está en nuestras manos.

¿Qué harían si alguien asesinara su hijo amado, su heredero? Mejor dicho, traten de entenderlo. Traten de entender que alguien los maltrata por muchos años, se rebelan contra ustedes, les roban, que se aprovechen de ustedes, los ignoran, los acosan, les hacen mal. Las personas que envía para arreglar el asunto fueron acosadas, y asesinadas quizás, y por último, en un acto de amor les envía su único hijo amado, y lo asesinan. Esta es la historia del mundo desde la perspectiva de Dios.

Algunos de ustedes han leído cosas erradas y han oído malos maestros porque algunos de ustedes piensan, “¿Dios juzga? No me parece correcto. ¿Dios se enoja? No me parece apropiado. ¿Existe un infierno para los que no piden perdón ni se arrepienten? Me parece un poco exagerado.” Demuestra lo malvados que somos. En realidad Dios es amor porque Dios ama a su Hijo, y tiene que enojarse porque lo asesinamos, ¿cierto? Si conocieran a alguien cuyo hijo fue asesinado y ellos le dijeran: “No me molesta, no me siento enojado o disgustado, y en realidad no estoy pensando en la justicia,” dirían que en realidad nunca amó a su hijo. Es imposible que asalten o nos maten a un ser querido sin sentirnos enojados, justamente, y sin que queramos que se haga justicia. ¿Correcto? Porque somos culpables, queremos juzgar a Dios. Demuestra lo malvados que somos.

Dios es cariñoso y odia el pecado

Es decir, la historia de enviar profetas, duró varios miles de años. Es un Dios muy paciente. Cuando la Biblia dice que Dios es tardo para la ira, la mecha arde unos cuantos miles de años. ¿Cuántos de ustedes a decir verdad nunca tratarían así a sus enemigos? ¿Los esperarían pacientemente, los buscarían continuamente, los amarían, soportarían toda clase de sufrimiento? No lo hacemos.

Como Dios es cariñoso, tiene que enojarse cuando hay pecado. Como Dios es cariñoso, tiene que enojarse cuando hay injusticia. Cuando Dios es cariñoso, tiene que enojarse cuando se rebelan contra él y lo rechazan. Como Dios es cariñoso, debe tener un sentido de justicia, un sentido de enojo, y hasta un sentido de ira justa. Cuando fue asesinado el hijo, el hijo amado fue asesinado y Dios envió a su hijo unigénito a la tierra, y lo asesinamos.

¿Qué hará el padre?

Esta es la pregunta: ¿Qué hará el padre? ¿Qué haría usted? Todos ustedes saben lo que yo haría… No estoy muy seguro que pueda contener mi furia. Si fuera Dios, hace rato que este planeta hubiera sido como una bola de astillas y lo hubiera pateado como un balón de fútbol hasta prenderle fuego. Es lo que hubiera hecho con este planeta y con todos nosotros. ¿Cuántos están de acuerdo? Cuántos dicen, “Claro que sí.”

Amigos, esto nos da a entender que el infierno tiene sentido. La gente dice, “No entiendo el infierno. No entiendo el cielo. El infierno tiene sentido. Odian a Dios, se rebelan contra Dios. Se oponen a sus mensajeros por miles de años, y asesinan a su Hijo. Eso no le agrada y les va mal. ¿No es lógico? ¿Ese es el final inesperado? ¿Qué quiere, que le dé un chupete, un viaje gratis a Disneylandia, y un masaje de espalda? Me parece el curso natural de las cosas. Si busca pelea con Dios, ja,ja,ja, usted pierde. Debió haberlo sabido. Cierto, alguien que es culpable una y otra vez, los detienen y los meten a la cárcel. Nadie dice, “No puedo creer que le hicieron eso.” Todos dirían, “Eso le pasa.”

El infierno fue creado para el diablo y sus ángeles. Si siguen peleando contra Dios, irán a esa prisión para siempre. Lo que no entiendo es, que uno odie a Dios, y lo rechace, y se oponga a él, pero él lo trata amablemente, lo soporta, le ama. Le habla. Le envía personas para brindarle una mano amistosa, y lo hace por muchos años. Es asombroso.

[A notar: Aquí, Pastor Mark lee de la traducción ESV (English Standard Version) que difiere considerablemente en algunas instancias en los versículos siguientes de la traducción Reina-Valera 1960 que usamos usualmente.]

¿Qué hará el padre? Como dice la historia, “¿Qué les hará el dueño de la viña? Es la pregunta en Lucas 20:15–18. “Vendrá y destruirá” —el lenguaje que usa alude al infierno— “que dará su viña a otros.” Dios dejará de obrar exclusivamente por medio la nación de Israel, y empezará a obrar por medio de otras naciones en la tierra. “Cuando ellos oyeron esto, dijeron: ¡Nunca suceda tal cosa! Pero él, mirándolos fijamente” —o sea, les recalca— “Entonces, ¿qué quiere decir esto que está escrito: La piedra que desecharon los constructores esa en piedra angular se ha convertido”? Todo el que caiga sobre esa piedra será hecho pedazos; y aquel sobre quien ella caiga, lo esparcirá como polvo.”

Jesús está diciendo, “Soy el Hijo amado de Dios. El Padre está de viaje en el cielo y me ha enviado a la tierra. Esta es su viña y me ha enviado a la nación de Israel, al llamado pueblo de Dios. Y están a punto de asesinar al Hijo amado como asesinaron a los profetas.” Y dicen, “¡Nunca suceda tal cosa!.” Y Jesús dice: “Sucederá así.” Entonces cita el Salmo 118:22: “¿No recuerdan hace casi 1.000 años que fue escrito: “La piedra que desecharon los constructores se ha convertido en piedra angular?,” dependiendo de cual traducción de la Biblia tengan.

Jesús es

La idea principal es esta: Si desean construir algo, deben poner bien los cimientos, ¿cierto? Si piensan construir una casa, primero ponen los cimientos para que quede nivelada. Todo empieza con el primer ángulo. La primera esquina. Debe ser un cimiento firme. De ahí en adelante puede construir todo lo demás. Si alguno ha construido un muro de contención en su jardín o ha trabajado colocando ladrillos, hay que darle prioridad al alineamiento, que quede a plomo. Consiga piedra buena. Consiga un buen ladrillo. Póngalo correctamente. Sitúelo correctamente, firmemente, y podrá construir todo encima de él.

Esta historia es así. Muchos años antes, Dios decretó la construcción de un templo que básicamente sería su casa donde la gente vendría a adorarle. La construyeron de piedra.

Nos hace pensar en las piedras que movemos en el jardín. He ido a Israel y el templo ya no está ahí, porque no lo necesitamos. Tenemos a Jesús. Pero bajo tierra están las ruinas de los cimientos del templo. Son unas piedras enormes, como del tamaño de un vagón de tren. Son gigantes. O sea, las sacaron de la cantera y las transportaron, las superpusieron, mejor dicho, es una maravilla de la ingeniería. No estoy seguro exactamente cómo lo hicieron. Sacaron las rocas de la cantera—al menos es lo que opinan los comentaristas—y las trajeron todas juntas para erigir un templo.

Y había una piedra en particular, al verla dijeron: “Esta es un poco rara. No tiene la forma correcta. No tiene el tamaño correcto. No sirve.” Y la descartaron. La echaron en la pila de desechos.

Al empezar a construir el templo, se dieron cuenta que la piedra rara cabía perfectamente. Al ver todo lo necesario que se requiere, esa debe ser la piedra angular, la primera piedra, la piedra principal. Es la piedra más importante de todas. Fueron a recuperarla de la cantera, la colocaron y construyeron el templo en base a esa piedra. Y Jesús dice: “Yo soy así.”

Al ver a Jesús por primera vez, parece que fuera raro. Es demasiado rural. No es urbano. Es demasiado soltero. No está casado. Es demasiado pobre. No es rico. No tiene suficiente poder. No es poderoso. Ciertamente no ha viajado lo suficiente. No viajó a más de 200 millas de su casa. No viene de una familia idónea. Son unos pobres campesinos. Su madre era una adolescente. No sabemos en qué universidad estudió. No creemos que tenga título universitario siquiera. Ciertamente no puede ser el Hijo de Dios. Es muy raro.

Además, como que no cuadra. No encaja en las otras religiones porque dice una y otra vez cosas ofensivas como, “Si me han visto, han visto a mi Padre. Soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie viene al Padre si no es por mí. Su padre es el diablo.” Dice cosas difíciles para los filósofos y los profesores religiosos en los institutos de formación profesional que les dificulta incluirlo en sus conferencias sin volverlas un debate. Es muy raro. Dice cosas como, “Soy la resurrección y la vida.” Es una declaración enorme de un hombre de treinta años sin techo. Da la impresión de ser muy raro.

Entonces lo hacen a un lado. La gente religiosa hace eso. La gente irreligiosa lo hace. Los profesores de filosofía lo hacen. Los historiadores lo hacen. Los sociólogos lo hacen. Los psicólogos lo hacen. Algunos de ustedes lo han hecho. Es demasiado raro. No encaja.” Lo hacen a un lado. Jesús dice, “No. Encajo perfectamente. Encajo perfectamente.” Porque es perfecto.

Todo debe comenzar con Jesús

La idea principal es esta: todo en nuestra vida debe comenzar con Jesús. Es la idea principal. Uno dice: “Quiero un buen matrimonio.” Empiece con Jesús y construya su matrimonio sobre Jesús. “Quiero levantar una familia.” Empiece con Jesús, y haga unos bebés. “Quiero montar un negocio.” Empiece con Jesús y averigüe cómo hacerlo. “Quiero superar unas adicciones, algunos pecados, el dolor y algunas dificultades en mi vida.” Empiece con Jesús, y arranque desde ahí.

Todo lo que quiere ser o hacer empieza con Jesús. No permita que sea la piedra desechada. Francamente es el problema que algunos de ustedes tienen en su vida. Construyeron su vida, se olvidaron de Jesús, y ahora tratan de encontrar la manera de darle cabida. No funciona así. No funciona así.

Algunos de ustedes deberían evaluar honestamente la posibilidad de desmantelar quizás su vida entera. “¿Sabe qué? Estoy tratando de darle cabida a Jesús en mi tiempo, en mi presupuesto, y en mi vida.” En vez de tratar de darle cabida, ¿qué tal que le dé prioridad? ¿Qué tal que mi prioridad fuera conoce a Jesús? ¿Qué tal que mi prioridad fuera ser devoto a Jesús basar mi presupuesto, mi horario, mi carrera, mis relaciones, y tal vez mi matrimonio en eso? Hijos, si Dios me bendijera con hijos, sería en base eso? Y nietos, ¿en base a eso? Y mi vida, ¿en base a eso? Y mi ministerio, ¿en base a eso? Y mi muerte, ¿en base a eso?

¿Qué tal si empezamos con Jesús? Algunos de ustedes deberían evaluar lo que tienen que hacer para desensamblarlo todo y volver a empezar con Jesús primero. Porque el punto es este, es como cuando construimos un edificio, un cimiento débil significa que al final se inclina y se derrumba. Si pone la piedra angular equivocada, no puede soportar todo el peso, los ángulos se tuercen y la metáfora arquitectónica es que solo es cuestión de tiempo para que se derrumbe. La vida es así.

Dios le ama y desea que su vida sea fructífera volviendo a la analogía principal. Quiere que crezca, quiere que su vida funcione y le dé honra. No puede construir una vida donde Jesús no está en su vida o es solo parte de su vida. Debe ser la piedra angular de su vida. Jesús dice, “Si no me consideran la piedra angular, y no construyen su vida sobre mí,” dijo, “me vuelvo otra clase de piedra para ustedes. Me vuelvo una piedra que les cae encima y los hace pedazos.”

Hoy será el último día de sus vidas, para algunos de ustedes. Mi esperanza, mi oración, mi esfuerzo hoy es instarle que no rechace a Jesús, que no lo descarte como algo raro porque no se acopla al plan que usted tiene para su vida. Al final quiero que sepan que necesitan considerar el plan de Dios y que su vida le pertenece a él. Pero si pasan los días rechazando a Jesús, morirán, porque la metáfora dice que es como una enorme piedra que los harán pedazos. Usa un lenguaje de destruir y hacer pedazos. Es un lenguaje que alude al infierno.

Algunos de ustedes dirán, “No puedo creer que Dios castigue a las personas.” Amigos, ¿qué harían ustedes? ¿Qué harían si fueran Dios? No es suficiente criticar a Dios. Necesitan un mejor plan. ¿Qué harían si formaran el universo, y la tierra? Si dieran a los seres humanos vida y aliento, y les dieran el hálito de su Espíritu dentro de ellos, y se rebelaran contra usted? Empezando desde el primer día en que Caín mató a Abel, cada vez que les manda alguien para ayudarlos y les dice la verdad, se peleaban con ellos, se les oponían. Los perseguían. Los exiliaban. Los asesinaban. Y usted esperara pacientemente varios miles de años y siguiera mandando personas a su vid, tratando de ayudarlas y finalmente les enviara su hijo amado y ellos lo asesinaran.

La respuesta de Dios es juicio

¿Qué haría? Dios responde con justicia. Dios responde con juicio. Dios responde: “Más les vale que averigüen lo que harán con mi Hijo amado.” Déjenme decirles claramente. Todos somos los labradores malvados. Algunos de nosotros no queremos reconocerlo. Esa es la única diferencia.

Amigos, aquí es donde Dios se pone furioso, Dios juzga a la gente, Dios derrama su ira y los manda al infierno. Como padre, lo entiendo. Tiene sentido. Mejor dicho, tengo cinco hijos a los que amo. Pensar que alguien asesinara a mi hijo. Eso un acto desvergonzado. Que asesinaran a mi hijo solo por estar opuestos a mí. Que asesinaran a mi hijo solo porque querían lo que legítimamente le pertenecía.

Las buenas noticias son estas, [lo que] la llamamos el evangelio. Ustedes asesinaron al Hijo amado. Su sangre está en sus manos. Su sangre está en mis manos. Todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios. Dios cargó sobre él la iniquidad de todos nosotros. Cristo murió por nuestros pecados, y no solo los nuestros, sino los de todo el mundo. El Hijo amado fue asesinado, desvergonzadamente, dolorosamente asesinado. Nosotros lo asesinamos.

A los tres días el Padre lo resucitó de los muertos. Y ahora el Hijo nos mira y nos dice: “La paga del pecado es muerte. Como he muerto, ¿por qué no me dices que estás arrepentido y haré que mi muerte cuente a tu favor, para que el Padre no se enoje contigo, para que no seas eternamente condenado, para que yo no sea la piedra que te los esparce como polvo. Seré la piedra angular que les ayuda a reconstruir una vida nueva que glorifica a Dios y da fruto duradero.”

Hoy el Hijo nos mira y dice, Qué tal si el que me hayan asesinado cuente de tal manera que yo muera en su lugar? Entonces el Padre nos mira y dice, “Si reciben esa oferta de mi Hijo, haré lo siguiente: Los adoptaré en mi familia llamada la iglesia. Les daré mi nombre, el nombre de familia: Cristiano. Y también los llamaré hijos amados.” Dirán, “Pero yo odiaba a tu Hijo y lo asesiné.” “Lo sé. Pero está dispuesto a dejar que su muerte pague su perdón. Y si lo reciben, estoy dispuesto a adoptarlos en nuestra familia. No solo eso, como antes eran codiciosos y egoístas, y lo único que querían eran cosas, les daré una herencia. Les daré una herencia que empieza con la presencia y el poder del Espíritu Santo que mora en ustedes y culmina con su resurrección un día de estos como mi Hijo amado resucitó, y estarán toda la eternidad conmigo en un reino de generosa provisión, de banquetes, risa, libres de pecado y sufrimiento para siempre.”

Son las buenas nuevas del Evangelio de Jesucristo. No sé qué pensarán ustedes. He enseñado la Biblia aquí unos quince años. Cuando la Biblia habla del evangelio, las buenas nuevas, la historia de Jesús, a veces lo hace utilizando otra palabra llamada ‘escándalo’. Es bastante escandaloso. Si mañana apareciera en primera plana: “Gente malvada atormenta hombre inocente y asesina a su hijo, quien los perdonó, los adoptó, y los incluyó en su testamento,” todo el planeta estaría hablando del suceso. Es exactamente lo que el Padre hizo con el asesinato de su Hijo. Es exactamente lo que el Hijo hizo con su asesinato. Se los ofrece. Es la oportunidad que Dios nos ofrece.

Por lo tanto, si no son cristianos, déjenme decirlo claramente. Si rechazan esta clase de oferta de Dios Padre y Dios el Hijo, se acarrean lo que merecen. No tienen excusa. No juzguen a Dios. No discutan con Dios. La evidencia es incontrovertible y su culpa es innegable. Pero si se apartan del pecado y confían en el Hijo, el perdón lo tienen asegurado no importa lo que hicieron. No importa cuan destrozada esté su vida, Jesús está dispuesto a convertirse en esa piedra angular para ayudarle a reconstruir una vida diferente. El Padre se alegrará de recibirlo con los brazos abiertos y adoptarlo para siempre como hijo amado y darle una herencia eterna. Si rechaza esa clase de oferta, no tendrá excusa.

Haga estoy hoy, estimado amigo: usted necesita a Jesús. Necesitan apartarse del pecado y confiar en él. Necesitan decirle que están arrepentidos y que han vivido como los labradores malvados, y denle gracias porque su muerte pagó sus pecados, y denle gracias al Padre por estar dispuesto a adoptarlos en su familia y ayudarlos y enseñarlos y corregirlos como un gran padre lo hace con un niño rebelde.

Para quienes ya son cristianos, es una buena oportunidad de evaluar nuestras vidas y preguntar, “Hay algún aspecto de mi vida donde Jesús no es la Piedra angular? ¿Hay algún aspecto de mi vida donde estoy viviendo como el labrador malvado? “Es mi cuerpo. Es mi dinero. Es mi vida.” No lo son. Le pertenecen a él y tendremos que darle cuenta. ¿Hay algún aspecto de su vida en que se porta como los labradores malvados, y Dios dice cosas por el Espíritu Santo, o por las Escrituras o la enseñanza bíblica y a usted no le gusta y trata de resistirlo porque no quiere someterse a Dios, y quiere ser Dios? Así nos metemos en muchos problemas. ¿Hay alguna área de su vida donde usted no es una vid fructífera? No agrada a Dios con su vida ni ha beneficiado a los demás.

Pues Dios está aquí para perdonarlo como un hijo, para corregirlo, para instruirlo y ofrecerle de manera muy práctica a Jesús para ayudarle a reconstruir esa parte de su vida para que sea fructífera. No sé qué opinan ustedes. Me asombra que Dios sea así porque definitivamente no soy así. Si alguien me hiciera eso, estaría furioso. Si alguien le hiciera daño a mi hijo, los destruiría. Pero Dios es como lo vemos aquí. ¿Están de acuerdo con que Dios es amoroso? ¿Es paciente? ¿Es misericordioso? ¿Es generoso? ¿Que es bueno? Somos los labradores malvados. Él es nuestro Padre. Jesús es el Hijo amado. Amén. Ahí es donde está nuestro gozo.

Oración

Padre, al escuchar esta pequeña historia pletórica de significado que explica la historia humana y la Biblia, queremos decirte, gracias Señor Jesús, por ser el narrador de cuentos por excelencia y el Héroe de cada historia de la Biblia.

Padre, te damos gracias porque podemos llamarte Padre. De todos los nombres que podías haber escogido para revelarte, ese nombre es tan especial. Para los que no tuvimos padre, llena un gran anhelo. Para los que tuvimos padres malos, corriges nuestro entendimiento. Para los que tuvimos buenos padres, entendemos que tan solo fue un vago reflejo de un padre perfecto. Padre, gracias por ser nuestro Padre.

Reconocemos que este es tu planeta. Es tu nación. Es tu ciudad. Es tu cuerpo. Es tu vida. Todo te pertenece y has sido generoso y bondadoso con nosotros. Algunos hemos sido muy codiciosos y tacaños y no te hemos dado nada en agradecimiento. Queremos arrepentirnos de eso ahora.

Jesús, te damos gracias porque después de miles de años de profetas, empezando con Abel a quien mató Caín, viniste de todas maneras. Viniste sabiendo lo que te haríamos. Viniste sabiendo que te íbamos a asesinar, pero viniste. Viniste a transformar a tus enemigos en amigos. Viniste a transformar a los malvados en justos. Viniste a transformar a los asesinos en hijos e hijas del Dios vivo.

Jesús, estamos escandalizados por lo que hiciste, queremos arrepentirnos de nuestro pecado. Queremos decirte que lo sentimos. Queremos darte gracias por tu amable oferta de perdón y salvación. Padre, queremos decirte gracias por estar dispuesto a adoptarnos en tu familia. Espíritu Santo, te invitamos a mostrarnos lo que de veras significa que Jesús sea la Piedra angular de todo lo que somos, lo que tenemos, y lo que hacemos.

Y pedimos esa gracia en el buen nombre de Jesús. Amén.