La parábola de la gran cena (Lucas 14:12–24)

Lucas 14:12–24 (RVR 1960)

12 Dijo también al que le había convidado: Cuando hagas comida o cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a vecinos ricos; no sea que ellos a su vez te vuelvan a convidar, y seas recompensado.
13 Mas cuando hagas banquete, llama a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos;
14 y serás bienaventurado; porque ellos no te pueden recompensar, pero te será recompensado en la resurrección de los justos.
15 Oyendo esto uno de los que estaban sentados con él a la mesa, le dijo: Bienaventurado el que coma pan en el reino de Dios.
16 Entonces Jesús le dijo: Un hombre hizo una gran cena, y convidó a muchos.
17 Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los convidados: Venid, que ya todo está preparado.
18 Y todos a una comenzaron a excusarse. El primero dijo: He comprado una hacienda, y necesito ir a verla; te ruego que me excuses.
19 Otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos; te ruego que me excuses.
20 Y otro dijo: Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir.
21 Vuelto el siervo, hizo saber estas cosas a su señor. Entonces enojado el padre de familia, dijo a su siervo: Vé pronto por las plazas y las calles de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos.
22 Y dijo el siervo: Señor, se ha hecho como mandaste, y aún hay lugar.
23 Dijo el señor al siervo: Vé por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa.
24 Porque os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron convidados, gustará mi cena.

La mejor cena que han comido

Hola, Mars Hill. Hoy estamos en Lucas 14:12–24, la parábola de los convidados al banquete de bodas. Mientras encuentran el pasaje en sus biblias o aplicaciones, permítanme hacerles una pregunta: Volvamos al pasado, a ver si recordamos: ¿Cuál es la mejor cena que han comido? Cuál es la mejor fiesta, sin pecado que han tenido. No de las que uno dice: “¿Dónde aparqué mi carro? ¿Esta pantalla de lámpara a quién le pertenece?”, Sino una fiesta sin pecado. Aquellos banquetes épicos, enormes. ¿Fue en una boda? ¿Fue el cumpleaños de un niño? ¿Fue una fiesta de cumpleaños? ¿Fue un aniversario de bodas? ¿Una fiesta de graduación? Al volver atrás, al recordar su vida, cuál es la fiesta más grande a la que ha ido, y la mejor cena que ha comido. Por lo general la parte más importante de una fiesta es un gran banquete.

Le pregunté a mi esposa Gracie lo siguiente: Mi amor, ¿cuáles son las mejores cenas que has comido? Y tuvimos una conversación medio divertida. Me di cuenta que mi esposa es una persona que requiere mucha atención. Dijo que le encantó cuando fuimos al Herbfarm, que supuestamente tiene una de las mejores comidas en todo el país, en todo el sentido de la palabra, que queda en Woodinville. También nos gusta El Gaucho, un lugar genial para comer churrasco. A dos personas les sirven un Chateaubriand flambeado, Cerezas Flambeadas de Jubileo, o un Forster de Bananos Flambeados en la mesa; hacen muchas cosas flambeadas y me parece es fantástico. Los acompañamientos son asombrosos. Me encanta el maíz que sirven.

También me dijo que le gustaba cuando íbamos a un lugar llamado el Iceberg. Era nuestro aniversario. Estábamos en Sídney, Australia, y fuimos a un lugar en Bondi Beach, donde se han rodado películas y donde hicieron parte de las olimpiadas. Fue una noche colosal, fantástica. El sol se ponía sobre Bondi Beach y comíamos en el Iceberg al borde de un acantilado a orillas del mar. Pasamos un tiempo fantástico. Tengo fotos de los dos acurrucados, besándonos y disfrutando de nuestra compañía; ahí tuvimos un gran aniversario.

También me dijo que una de sus cenas favoritas fue cuando comimos en Cape Town, una de las ciudades más hermosas del mundo. Estuvimos juntos en Cape Town, nuevamente en un restaurante a orillas del mar con el sol poniente. Y tuvimos también una cena hermosa juntos que ella disfrutó cuando estábamos en Jerusalén sobre la playa durante el tiempo de su cumpleaños con algunos amigos muy queridos que tenemos.

Cuando viajamos, y por la gracia de Dios podemos viajar bastante, nos gusta ir a unos restaurantes muy buenos, crear recuerdos fantásticos, tener una cena colosal. Grace dijo que esas fueron sus cenas favoritas, sus recuerdos favoritos, y sus tiempos favoritos.

Los míos, quizás mi cena favorita la tuve casualmente el en Red Robin. Fue mi primera cita con Gracie. Teníamos 17 años. Fue el 12 de marzo de 1988. Era nuestra primera cita y pensé que era tan simpática. En aquella época tenía el pelo rizado, natural, como resortes. Al estirarlos y soltarlos, hacían como un resorte. Era súper simpática y estaba completamente cautivado por ella. Fue nuestra primera gran cita cuando yo tenía 17 años. Tenía un Chevy modelo 1956 que era mío en esa época. Lo debí haber guardado. Pero me deshice de él; fue una de las cosas más estúpidas que he hecho. Recogí a Gracie y fuimos al centro, a un Red Robin que ahora está cerrado y tuvimos nuestra primera comida allí juntos como dos chicos de secundaria de17 años. Creo que comimos hamburguesas. Estaba tan nervioso que en más de una ocasión durante la cena me levanté para ir al baño, no porque tenía que ir al baño, sino porque estaba muy nervioso. Me encantaba estar con ella y estaba bastante nervioso.

Al recordarlo, Gracie y yo hablábamos la otra noche y estábamos acurrucados. Me dijo que también estaba nerviosa y que no quería comer delante de mí porque de alguna manera se sentía nerviosa e incómoda. Esperaba que fuera al baño para comerse algo bien rápido y después me hablaba cuando volvía y estábamos juntos. Esa fue nuestra primera cita. Fuimos a caminar sobre los muelles, pusimos unos centavos en la carrilera del tranvía para tener recuerdos de un centavo aplastado y fuimos a caminar en la playa en otra parte de la ciudad, nos sentamos junto a una fogata y estuvimos de visita. Fue un tiempo tan fantástico y maravilloso que tuvimos juntos. Eso fue lo que empezó nuestra vida juntos con un rumbo hermoso, por la gracia de Dios.

Algunas de mis cenas favoritas y recuerdos, de los más recientes, fue cuando cumplí 40 años el otoño pasado. Trajimos un chef a la casa y tuvimos muchos amigos invitados. Nate, mi asistente, hizo algo parecido en Albuquerque, New México. Hicimos una gran cena afuera con el pastor Dave y su familia, y con Nate y su familia.

Lo que aprendí al recordar estas cosas es que me gusta comer afuera. Me encanta el aire fresco y el sol. Cuando era niño, construía fortines y una vez traté de mudarme de la casa para vivir en mi propio fortín que hice en el jardín de la casa cuando tenía por ahí cinco años. Me encanta comer afuera si el tiempo lo permite. Me encanta comer en un sitio donde no hay afán, no hay multitudes, no hay bulla, y puedo estar con mis amigos, hablar con ellos y estar de visita. Si después dura horas y horas, eso está bien.

En realidad, un gran banquete, un gran evento, se lleva a cabo en un gran lugar. Uno se encuentra en un lugar hermoso que se presta para ello donde uno puede pasar el tiempo. También incluye y requiere de una buena comida, algo de comer, amigos y personas con las que nos estamos haciendo amigos. Conociéndolos más, hablando con ellos. La gente es fascinante, curiosa, interesante. Cuando ponemos esas variables juntas, creamos unos recuerdos fantásticos.

Eso nos lleva a la historia de Jesús, y de paso les digo que es algo bueno para Uds. Vayan pensando en su cena favorita, su recuerdo favorito de toda su vida en un banquete, comida, o feriado. La Biblia habla mucho de estas cosas. Cuando se trata de este asunto de comer, las comidas, y los alimentos, la Biblia menciona esas cosas más de mil veces. La palabra fiesta o banquete, y sus derivados, aparecen más de 180 veces en la Biblia. La Biblia tiene mucho que decir sobre los alimentos, el ayuno y la amistad.

Una manera de ver la historia de la humanidad es como un curso de comidas, que todo se descompuso en el huerto, donde nuestros primeros padres cenaron sin Dios. Más adelante, el pueblo de Dios cena con Dios en una fiesta llamada la Pascua donde pasa por encima de sus pecados. Esto conduce también a la venida de Jesús, quien a menudo come con las personas. En Lucas vemos repetidas veces que Dios se hace hombre, y gran parte de su tiempo se la pasa cenando con la gente con sus amigos y enemigos.

Además, esto nos trae a la enseñanza de Jesús hoy y culmina en algo llamado la Última Cena, donde Jesús celebra una fiesta fantástica de banquetes y comida, llamada la Pascua, con sus discípulos. Al final Jesús muere, resucita de los muertos, y casi lo primero que hace es cenar con algunos de sus amigos. De hecho, hacen un desayuno. Jesús sigue comiendo con familiares, amigos, y vecinos hasta que asciende al cielo. En Apocalipsis 19 dice que al final de la historia de la humanidad habrá una cena magnífica, un banquete o una cena fantástica, la mejor cena que jamás habremos comido, y la mejor fiesta a la que habremos ido.

El reino de Dios es una fiesta

Jesús en su enseñanza, cuando aún estaba aquí en la tierra, y no había regresado al cielo, fue a prepararnos una fiesta en el reino de Dios, por lo cual nos enseñó muchas cosas sobre el reino de Dios y usó el lenguaje de los banquetes y los festivales y la celebración de los banquetes. Y hoy en Lucas 14, vemos una de esas ocasiones donde aprendemos que el reino de Dios es una fiesta. El reino de Dios es una fiesta.

Lucas 14:12–14: “Dijo también al que le había convidado: Cuando hagas comida o cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a vecinos ricos; no sea que ellos a su vez te vuelvan a convidar, y seas recompensado. Mas cuando hagas banquete, llama a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos, y serás bienaventurado; porque ellos no te pueden recompensar, pero te será recompensado en la resurrección de los justos”.

La pregunta que quiero hacerles es esta: ¿Qué concepto tienen del cielo? ¿Qué concepto tienen de su estado eterno? Cuando resucitemos de los muertos con cuerpos glorificados, ¿cómo piensan que será la eternidad?

Para algunas personas será horrenda. Creen que es solo un culto largo y aburrido. O peor aún, “No sé quién está a cargo del marqueting del cielo, pero ese tipo debería buscar empleo en otra parte”. Quizás su concepto del cielo trágicamente es como este: “Vean ese tipo. Sus alas parecen demasiado pequeñas para que vuele a algún lugar interesante”. Ese es el concepto estilizado, idealista, y triste del estado eterno. Supongo que si los invitara ahora a esta existencia eterna y los invitara a pasar al altar, nadie pasaría al frente. No sería atractivo, persuasivo. De hecho, sería ridículo. Uno de mis logros más importantes en la vida fue dejar de usar pañales, y una de mis principales metas era jamás volver a usarlos.

¿Qué nos dice Jesús acerca del cielo? Dijo que era como una cena o banquete. Es como una fiesta. ¿A quién no les gusta una fiesta? Supongo que una de las razones por las que a los seres humanos nos encanta reunirnos y hacer banquetes, celebraciones, fiestas, incluyendo los feriados de todo tipo, es porque fuimos creados a imagen y semejanza de Dios. Nuestro Dios es bueno, feliz, gozoso, que celebra, el Dios vivo. Nuestro Dios sabe hacer fiestas. Nuestro Dios nos va a dar la fiesta de todas las fiestas. Como fuimos hechos a su imagen y semejanza, añoramos las fiestas, deseamos las fiestas.

Una de las cosas más atroces que han ocurrido es que los cristianos no festejan lo suficiente, como deberían hacerlo, o al grado que debieran porque tenemos un concepto no redimido de un banquete, una comida, o una fiesta. Algunos dicen, “Es que no queremos ser glotones; no queremos ser borrachos; no queremos ser buscadores de placeres”. Y si les preguntamos qué quieren ser, responden: “Queremos ser adoradores”. Los que adoran a Dios viven de todo corazón, a todo dar, apasionadamente para la gloria de Dios y el bien de los demás. Dios nos ha dado tanta gracia que deberíamos sentirnos gozosos y celebrar con entusiasmo. Debemos reunirnos a menudo, no solo los días feriados, sino disfrutar nuestra compañía, la gracia de Dios, hacer un banquete y una comida, una fiesta de anticipación, de preparación, y expectativa por el estado eterno, cuando resucitemos de los muertos y estemos con Dios eternamente y con su pueblo.

Entonces Jesús dice que es como un banquete o una fiesta. Y entonces lo que nos va explicar es que su reino es de fiesta, y que tiene un menú bien surtido. Tiene un menú abundante. Cuando utiliza el lenguaje de los banquetes, también habla de la fiesta. Habla de una inversión enorme, algo muy costoso.

Algunos de Uds. son demasiado tacaños. Algunos de Uds. no gastan lo suficiente en los grandes eventos y las fiestas. Algunos de Uds. tienen una actitud como la de Judas Iscariote, que cuando una mujer le dio un regalo generoso a Jesús, aquel que traicionó y robó, le dijo, “Oh, podríamos haberle dado ese dinero a los pobres. Pues, a veces es bueno enviar dinero y gastarlo generosamente e invitar a los pobres. Es exactamente lo que dice Jesús, que no nos motiva la avaricia. Nos motiva la generosidad. Está bien que gastemos una suma importante de dinero, que nos vistamos, que hagamos fiesta.

Y lo que Jesús está diciendo es, “No solo sean generosos con el menú—y sí sean generosos con el menú—también, sean generosos con la lista de invitados”. No solo inviten a las personas que ya son sus amigos, no solamente a ellos, sin a los que no son sus amigos. Inviten a los desconocidos. Y lo que sucede a menudo es que nos enfocamos en las relaciones, la amistad, estar en comunidad, y rodearnos de personas que nos beneficien. Queremos comer o tomarnos un café con alguien que es más inteligente que nosotros, o más rico que nosotros, o más poderoso, porque nos permite entablar una relación, y porque las relaciones a menudo empiezan cuando uno come o toma algo con alguien. Jesús dice, “No tengan esa clase de mentalidad mundana. No piensen: “Si pudiera entablar una relación con ellos, me aprovechará mucho”.

Jesús dice que también invitemos a nuestra vida, a nuestra casa, a nuestras fiestas, cenas, y celebraciones, a quienes no tienen con qué responder. No tienen un estatus social. No tienen riquezas. No están acomodados. No tienen posesiones. Puede que hasta no tengan educación. Podrían estar lisiados, cojos, ciegos. En aquella cultura, ni siquiera se les permitía a esas personas a adorar con Dios y su pueblo completamente. Se consideraban parias. Algunos consideraban que Dios los había maldecido, pero no era así. Dios los amaba, pero sus vidas estaban llenas de un triste sufrimiento. Jesús dice, “Sean generosos con el menú y sean generosos con la lista de invitados”. Incluyan aquellos en su círculo de amigos que no son todavía amigos suyos, pero busquen hacer amigos.

Esta es la doctrina bíblica de la hospitalidad. Para algunos de Uds. es un don espiritual porque ya son hospitalarios, ¿no es cierto? Mi esposa y mi hija son superdotadas en materia de hospitalidad. Cuando llegó el momento de comprar casa, le pregunté a Gracie qué clase de casa quería, y ella buenamente, amablemente, sin exigir nada me dijo: “Nos gusta invitar a la gente a la casa, nos encanta hacer fiestas y tener mucha gente, pero no me gustaría si la cocina está en un cuarto aparte porque le gusta cocinar, preparar y alistar todas las cosas, pero si está separada de todos los demás, siempre se pierde las conversaciones y las relaciones. Entonces me dijo, “Quiero una casa con espacio abierto y quizás una isla de cocina donde todo el mundo puede ayudar e interrelacionarse y la cocina puede ser el centro de la actividad. Al preparar la comida, pasamos tiempo juntos, con los pasabocas e invitamos a los amigos”, y así sucesivamente en la gracia de Dios. Tuvimos que mudarnos 3 veces en 5 años, pero conseguimos una casa así. El diseño es de plano abierto.

Grace y mi hija Ashley, la mayor, miran el Food Network a cada rato. ¿Les gusta el Food Network? Les encantan todos los shows de cocina. Se la pasan tomando notas. Les encantan las recetas, les gusta experimentar. Cuando fui a Turquía hace un poco más de un año, me pidieron una larga lista de condimentos. Fui a al mercado de las especias en el Gran Bazar de Estambul y tuve que conseguir otra maleta para traer todas las cosas que compré. Pero lo que más compré fueron las especias Si van con nosotros a Turquía este verano, podrían hacer lo mismo. Mi esposa y mi hija tenían una lista de muchas especias exóticas que vendían bien baratas en este milenario mercado de especias en Estambul. Tenían una larga lista también que querían darle a todas sus amigas y a todos los que les gusta la hospitalidad y les gusta cocinar e invitar a la gente. Son grandes valores que debemos colocar en nuestro horario y en nuestra vida, y en nuestro presupuesto, porque la Biblia lo manda, pero también porque mi esposa y mi hija, y mis hijos también francamente, les encanta invitar a la gente.

Cuando se trata de este asunto de la hospitalidad, la gente malentiende la hospitalidad. La hospitalidad no es solo juntarse con gente cristiana. La palabra “hospitalidad” en la Biblia significa literalmente dar la bienvenida a un desconocido. Comunión o coinonía es cuando pasamos el tiempo con nuestros amigos cristianos. Y eso está bien, es algo bueno, debemos hacerlo. La hospitalidad es cuando además de invitar a nuestros amigos, invitamos gente desconocida a pasar tiempo con sus amigos para que también se vuelvan sus amigos.

Eso es exactamente lo que Jesús está diciendo aquí. Organizar una fiesta, un banquete, una gran cena, con un menú bien surtido, y una amplia lista de invitados. Al hacer estas cosas, lo que estamos demostrando es algo del carácter de Dios, que podemos hacer fiestas para la gloria de Dios. Podemos pasarla súper bien y reírnos todo lo que queramos, y comer bien para la gloria de Dios. Al hacerlo, demostramos algo del carácter de nuestro Dios y un aspecto de su reino celestial.

Lo que sucede es que la mayoría de las personas tienen un concepto religioso del cielo, de que allá vamos sentarnos en filas y oír sermones por toda la eternidad sin tener una respuesta emocional, o aquel concepto extraño de los dibujos animados que no tienen nada que ver con la Biblia. Aquí Jesús nos da otra categoría. La mejor cena que han comido, la mejor fiesta a la que han asistido, el mejor recuerdo que han hecho, el reino de Dios es mejor que todo eso.

El reino de Dios es una fiesta a la que faltan muchos invitados

Jesús prosigue, y nos enseña que el reino de Dios es una fiesta a la que faltan muchos invitados. Lucas 14:15–21a, “Oyendo esto uno de los que estaban sentados con él a la mesa, le dijo: Bienaventurado el que coma pan en el reino de Dios. Entonces Jesús le dijo: Un hombre hizo una gran cena…”, esta es la parábola, “…y convidó a muchos. Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los convidados: Venid, que ya todo está preparado. Y todos a una comenzaron a excusarse. El primero dijo: He comprado una hacienda, y necesito ir a verla; te ruego que me excuses. Otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos; te ruego que me excuses. Y otro dijo: Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir. Vuelto el siervo, hizo saber estas cosas a su señor”.

El contexto es este: Jesús está sentado a la mesa comiendo con una partida de religiosos quienes lo han invitado a estar con ellos, y lo tienen todo preparado. Dice los versículos anteriores que lo acechaban. Trajeron a un hombre hidrópico, esperando que Jesús lo sanara para acusar a Jesús de sanar a alguien en el Día de Reposo. Es una trampa religiosa grotesca. Jesús los corrige, les enseña, Entra al territorio enemigo, soporta el fuego cruzado del conflicto teológico. Nunca ha pecado, es amoroso, santo, y bueno. Trata con el hombre, corrige a los religiosos.

Al sentarse a comer, dice: “¿Saben qué? Esto me recuerda un poco el lugar donde vine”. Porque Jesús es Dios y descendió del cielo. El reino de Dios es como un gran banquete, y una fiesta. Y cuando hacemos estas fiestas, no debe parecerse a esta fiesta. De hecho, los reprende diciéndoles que la lista de invitados no es lo que debería ser. “No hay suficiente gente pobre. No hay suficientes personas lisiadas. No hay suficientes necesitados, gente adolorida, que sufre. Solo hay gente religiosa, personas con títulos que ganan mucho dinero y viven acomodadamente, y se creen mejores que los demás. Jesús mira a su alrededor, “¿Dónde está la mamá soltera? ¿Dónde está el niño en silla de ruedas? ¿Dónde está toda la gente que debería estar ahí?”.

Los reprende en su propia fiesta por su lista de invitados. Empieza a hablar del cielo y del reino de Dios, y a decir que cuando resucitemos habrá un banquete y una fiesta. Uno de los religiosos levanta la mano. No falta el religioso que trate de arreglar el momento embarazoso, y al hacerlo lo hace aún más embarazoso. Lo que dice es, “¡Bienaventurado el que coma pan en el reino de Dios!”. O sea, “Jesús, te refieres a una gran fiesta. A todos nos encanta que vayamos a tu fiesta en el cielo”. Y Jesús dice, “No todos irán”. Tuvo que haber sido un momento incómodo. “Esta es la mejor fiesta que jamás encontrarán. No todos Uds. estarán en mi fiesta”.

Es una palabra importante para nosotros hoy. En estos días en que vivimos, cuando alguien se muere todos se sienten incómodos y básicamente dicen disparates como “Este tipo, está bien ahora. Está comiendo pan en el reino de Dios. Fue al cielo, y ahora está en un lugar mejor. Está con el Señor”. No todos irán. No todos irán. Algunos mueren y van al infierno. No todos irán a la fiesta.

Entonces Jesús les cuenta esta parábola, que es una pequeña historia que conlleva una gran idea. Dice que Dios es glorioso y bueno y el Anfitrión y que se encarga de pagar la cuenta, es generoso con el menú y la lista de invitados. Manda dos invitaciones, y en esos días uno podía enviar dos invitaciones a una fiesta. La primera sería pidiendo una confirmación para saber más o menos cuántos van a venir. Después tendría que hacer los preparativos de ir a traer la comida, descuartizar los animales, preparar el festín y cocinar la carne. Es un proceso enorme. No tenían las cocinas modernas y la electricidad que tenemos o bodegas donde vamos a comprar en grandes cantidades como nosotros.

Por eso mandaban su primera lista de invitados, como decir: “Todos Uds. están invitados. ¿Quién quiere venir? La gente mandaba la confirmación. Después hacían todos los preparativos para la cena, y cuando todo estaba listo, volvían a mandar al siervo a los que habían confirmado a la invitación inicial y les daban una segunda invitación, diciendo: “La comida está preparada, por favor vístase y venga. Por favor vístase y venga”.

Malas excusas

Y Jesús dice que lo que les ha pasado a muchas personas es que la invitación se ha dado. Y han dado confirmación. “Sí, creo en Jesús. Sí, quiero ir al cielo. Sí, quiero que mis pecados sean perdonados. Sí, quiero ser cristiano”. Pero al final cuando es hora de dar la confirmación final, la que se hace en lo más profundo del corazón y del alma, la que supone un compromiso que transforma la vida, no solo por un momento sino por toda la vida, salen con malas excusas.

Nos da ejemplos en las parábolas de algunas malas excusas. Un hombre dice, “Es que acabo de comprar una hacienda y no puedo ir a la fiesta porque necesito ir a verla”. ¿Cuántos de Uds. compran propiedades raíces sin verlas primero? En aquellos días las propiedades se demoraban mucho tiempo en negociarse. Pertenecía a la familia y se pasaba de generación en generación. No había compraventa de bienes raíces sin una larga, ardua y complicada negociación. Uno sabía exactamente lo que estaba comprando porque tenía que asignarle un precio. Es una mala excusa.

Otro hombre dice, “Es que acabo de comprar cinco juntas de bueyes”, que son muy caros. Son acémilas o animales de carga. Es lo que usaban en esos días. Era como comprar maquinaria pesada, si uno es agricultor. Es como comprar un camión y una cosechadora; o conseguir una retroexcavadora. Esas cosas no solo se compran, se pagan y uno va y mira cómo son. Las mira y negocia un precio, y va lo compra. Es una mala excusa.

La tercera excusa quizás sea la peor de todas. Un tipo le dice, “Oh, no puedo ir porque ahora tengo esposa”. Oh, sí, “porque sabemos que a las esposas odian vestirse y asistir a las fiestas gratuitas, y no les gusta comer cosas exquisitas e interactuar con muchas personas. ¡Las esposas detestan todo eso! No les gusta para nada. Prefieren quedarse en casa viendo televisión y comiendo cosas que terminan en -itos, como los Chitos, los Doritos, y cosas así. Malas excusas.

La idea principal es esta: La invitación les ha sido dada a todos Uds. Han sido invitados a la fiesta de Jesús. Jesús está preparando en este momento la mejor fiesta en la historia del mundo. Está planeando y preparando la fiesta que pondrá fin a todas las fiestas. Es un banquete de resurrección donde celebraremos la derrota de Satanás, del pecado, la muerte, el infierno, por medio de la muerte, sepultura, y resurrección de Jesús. Todos los que han sido invitados están bienvenidos a venir.

Pero, ¿cuántos de Uds. no se mueven hacia el reino por alguna mala excusa? “Pues, ahora no estoy seguro de Jesús”, o, “Estoy muy ocupado trabajando”, o, “Estoy en la universidad ahora”, o, “No es el tiempo apropiado para mí”, o “Mi trabajo me tiene muy ocupado”, o, “Es que tengo muchos pasatiempos”, o “Estoy tratando de ponerme al día con todos los shows que programé en el TiVo”. La vida está llena de malas excusas. “Estoy remodelando la casa”, “Estoy arreglando el carro”. “Oh, ahora tenemos hijos, estoy distraída”. “Soy soltera, estos son los años en donde uno es más egoísta, son míos”. “Oh, nuestros hijos han crecido. Ahora podemos volver a ser egoístas como antes”. Excusas malas con excusas malas, una tras otra, en la vida de personas que en algún momento levantaron la mano y dijeron: “Me gustaría ser cristiano”. Y Jesús les dice: ¡Está bien, entonces vengan!”. Pero ellos le dicen, “Lo siento no puedo. Ahora estoy ocupado”.

Esa clase de personas tienden a presumir que, “Por haber levantado mi mano para aceptar la invitación de Jesús en algún momento, por haber hecho una oración, haber ido a la iglesia cuando era niño, por haber sido bautizado, o por pasar al frente cuando hicieron el llamado al altar; porque recibí a Cristo en mi corazón con mi abuela, porque en algún momento levanté la mano, con eso estoy bien. Entraré al reino”. Esa es la presunción de este religioso en la cena.

Y Jesús le dice, “No es una decisión que se toma una vez y no más. Es algo que se busca toda la vida”. Es como un matrimonio, en ese sentido: Uno no dice de repente, “Te amo y voy a casarme contigo”, si no está dispuesto a seguir en una relación con esa persona el resto de su vida. Si no hace eso, no es un matrimonio. Un matrimonio comienza en un momento y continúa toda la vida. Una relación con Dios es parecida a un matrimonio. Él nos ama y nosotros le correspondemos, pero seguimos buscándolo, le seguimos como Él nos busca a lo largo de la vida, hasta que por fin culmina en el banquete de las bodas del Cordero, la gran cena de Apocalipsis 19.

¿Cuál es su excusa mala? ¿Qué le impide que se acerque a Jesús? ¿Qué mala excusa se interpone en su camino? ¿Qué mala excusa le dará al morir, si se muere y va al infierno, y se dé cuenta que ha estado presumiendo de la gracia de Dios? Estaba tan ocupado lavando los trastes, trabajando, tratando de mejorar sus calificaciones y de quedar embarazada que se olvidó de Dios. Ese es el punto principal.

La fiesta en su reino tiene una invitación abierta

Después dice Jesús, que la fiesta en su reino tiene una invitación abierta. ¿Quién está en la lista de invitados del reino de Dios? Lucas 14:21b–24: “Vuelto el siervo, hizo saber estas cosas a su señor”. Aquí está la parábola: “Entonces enojado el padre de familia, dijo a su siervo: Ve pronto por las plazas y las calles de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos”. Y dijo el siervo: Señor, se ha hecho como mandaste, y aún hay lugar. Dijo el señor al siervo: Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa. Porque os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron convidados, gustará mi cena”.

Esta es la idea principal. Jesús ha mandado una invitación y muchas personas levantaron la mano pero en realidad no se han movido hacia Él. Entonces manda otra invitación, y hoy Dios les está mandando una segunda invitación. “¿Qué piensas de Jesús? Él es Dios. Vino a quitar tus pecados. Él te ama. Tiene una fiesta preparada para ti eternamente”. ¿Cierto? “Pero tienen que venir a la fiesta. Tiene que venir a la fiesta”. “¿Aceptarán la oferta de Jesús?

Aquí en la historia, la gente religiosa con la que Jesús está cenando—y algunos de Uds. pensarán que esto es muy cruel—pero está sentado a la mesa comiendo con un montón de religiosos y les cuenta una parábola, y en la parábola los tipos que los representan a ellos en la historia no van al cielo, sino al infierno. No asistirán a la fiesta porque no se mueven hacia Él. Es una declaración muy severa. Es la valentía de Jesús.

Debió haber sido un momento muy incómodo. Está en casa de un líder religioso en una cena oficial para personas religiosas, y les dice: “¿Saben qué? habrá una gran fiesta, mejor que esta, y Uds. fueron invitados, pero como no me están amando, no podrán entrar a mi fiesta porque yo soy el anfitrión y si no quieren estar conmigo, no podrán estar conmigo en la fiesta. Irán al infierno”. Una declaración muy grande, muy grande.

No todos los que piensan que irán al cielo, irán al cielo. No todos los que se creen cristianos, son cristianos de veras. Algunos de Uds. son personas religiosas que tal vez en algún momento levantaron su mano para ir a la fiesta, pero no se han interesado por desarrollar una relación con Jesús, ni se han movido hacia Él.

Y lo que Jesús está diciendo es que ese es nuestro estado eterno, estar en el infierno, o en el reino de Dios; que tanto Uds. como yo moriremos físicamente por causa del pecado, moriremos físicamente. Nuestros cuerpos serán enterrados y nuestras almas estarán con el Señor. Pablo dice que “Estar ausentes del cuerpo es estar presentes al Señor”. Un día de estos, cuando Jesús regrese, que así como Él resucitó de los muertos, los que están muertos resucitarán. Daniel 12:2 dice, algunos se resucitarán para vergüenza y confusión perpetua; es decir, irán al infierno. Algunos a la vida eterna, Irán a la fiesta celestial del reino. En esa fiesta estaremos rodeados de personas que aman a Dios. Jesús estará ahí.

La Biblia dice que lo veremos cara a cara. No habrá más enfermedad; no habrá más sufrimiento; no habrá más pecado. Jesús enjugará toda lágrima de nuestros ojos y este mundo será rehecho. Habrá un nuevo cielo, una nueva tierra, la Nueva Jerusalén. No seremos solamente espíritus que vuelan por ahí; no seremos solo ángeles sentados en las nubes; será un mundo perfecto, sin el pecado con todos sus efectos. Cuando Dios acabó de hacer el mundo en Génesis 1:31. dijo que era bueno en gran manera. El pecado entró al mundo y el mal domina en muchas partes. Jesús regresa y le pone fin al pecado y por medio de la resurrección hace nuevas todas las cosas, y por medio de la nueva creación hace nuevas todas las cosas para que todas las cosas sean buenas en gran manera. Por eso dijo Pablo en Filipenses 1:23, “Es muchísimo mejor”.

Lo interesante es que a lo largo de la historia, los cristianos han hecho más hincapié en el infierno que en el cielo. Les daré algunos ejemplos de personas que pese a todo han sido útiles. Juan Calvino, el gran maestro de la Biblia, habló muy poco del cielo, de la resurrección, y muy poco acerca de esta fiesta en el reino. Hice la pesquisa, y el teólogo Reinhold Niebuhr, escribió un libro entero de dos tomos, sobre la teología sistemática, y tiene cero páginas dedicadas a la resurrección, el estado eterno en el reino de Dios, y esta gran fiesta cuyo anfitrión es Jesús. Me pareció raro. Ni siquiera menciona la fiesta. William Shedd, un teólogo que escribió sus dogmáticos, En sus dogmaticos tiene 87 páginas dedicadas al infierno, sufrimiento, angustia, dolor, llamas, furia, e ira, lo cual es totalmente cierto. Pero tiene cero páginas dedicadas al cielo. ¡Cero! No dice nada de la fiesta.

Martin Lloyd Jones, alguien que personalmente admiro, quiero, y respeto, era un gran predicador británico. Escribió un libro sobre teología sistemática de 900 páginas, de las cuales dedica solo dos páginas al estado de la resurrección y la fiesta del reino. ¡Dos páginas! La teología sistemática de Louis Berkhof que es como el estándar de oro para los presbiterianos, la teología sistemática entera, que es muy gruesa, solo tiene una página dedicada al estado de la resurrección y la fiesta del reino. ¿No les parece raro?

Claro, Jesús no quiere que vayamos al infierno. ¡Pero Jesús está a favor de que vayamos al cielo! Que estemos con Dios y su pueblo en gozo perpetuo. Se trata de una fiesta a la cual nos ha extendido una invitación. Los que quieran ir a la fiesta están bienvenidos, pueden venir por medio de Jesucristo. En su libro, Heaven (Cielo), Randy Alcorn señala algo bueno. Es un gran autor y un buen hombre. Dice, “Los cristianos son como unos astronautas sentados sobre un transbordador que está apunto de lanzarse a Marte. Se miran y se preguntan, ¿Qué sabes de Marte?’. Nada. ¡Nada! ¡Pero para allá vamos!”.

Me encanta que Jesús vino y nos dijo, “Querido cristiano, este es el lugar a donde vas. ¡Es súper fantástico! Y es para siempre!”.

¿Quiénes asistirán a esta fiesta?

Por lo tanto debemos contestar un par de preguntas: ¿Quiénes asistirán a esta fiesta? ¿A este gran festín? Jesús dice que la invitación sale. Todas las naciones son bienvenidas. Todas las razas son bienvenidas. El género de las personas no tiene problema. Los ingresos no tienen problema. El intelecto no tiene problema. Sale la invitación. ¡Cualquiera puede venir a Jesús y a la fiesta de Jesús!

La invitación es muy generosa comparada con tantas religiones donde uno tiene que reunir ciertas cualificaciones. La invitación sale a todos. Los que están saludables, los enfermos; los ciegos, los que pueden ver; los adinerados, los que no tienen nada. Los que pueden ponerse ropa fina para un evento formal y los que llegan medio desnudos porque son mendigos pobres. Todos son bienvenidos para asistir a la cita. La fiesta del reino de Dios.

Los que de veras responden, dirían en ambas invitaciones, levantarían la mano y dirían, “Soy un pecador y necesito a Jesús”. Y el resto de su vida se dedica a caminar hacia la fiesta, caminar hacia Jesús y su reino, arrepintiéndose de pecado, leyendo la Biblia, orando, siendo miembro de la iglesia, estando en comunidad. No es que esas cosas lo salven a uno, pero representan un movimiento hacia la fiesta. El día que salió la invitación tendrían que recibirla y empezar a caminar hacia la fiesta. Esa es la vida cristiana. Eso se llama la santificación. Hay un momento en que uno se vuelve cristiano. Levanta la mano y dice, “Pertenezco a Jesús”. El resto de su vida consiste en caminar hacia la fiesta, la madurez, la obediencia, la santidad, el crecimiento.

Mi esperanza, mi oración, es que ninguno de ustedes sean como el hombre religioso de la parábola, y digan: “Sé que yo estaré allá”. No presuman de nada. La Biblia dice que debemos ocuparnos en nuestra propia salvación con temor y temblor. No presuma de la gracia de Dios. Sigan moviéndose hacia Jesús. No es solo una decisión. Es una decisión que conduce a un estilo de vida.

¿Cómo debemos vestirnos para esta fiesta?

Segundo, ¿cómo debemos vestirnos para esa fiesta? Es bastante divertido. En Apocalipsis 19:8, que es uno de los últimos capítulos de la Biblia, habla de un banquete grande, épico, y fantástico al final. Dice que los cristianos se vestirán de “lino fino, limpio y resplandeciente”, Blanco. Todo de blanco. Todos los cristianos se vestirán de blanco, al menos para la cena. La gente se vestirá de blanco para mostrar que nuestros pecados fueron perdonados y que nuestra justicia está en Cristo.

No les encanta el día de la boda, ¿de qué color se viste la novia? Se viste de blanco. ¿Es porque no tiene pecado? Eh, no. Se viste de blanco para mostrar que en Cristo está limpia. Ha sido expiada, limpiada, hecha nueva en Cristo. Ha sido perdonada, declarada justa en Cristo. Las niñas chiquitas que crecen y esperan el día de sus bodas, y se preparan para el día de su boda, anticipando el día de su boda, en parte es porque tienen un anhelo profundo como portadoras de la imagen de Dios de asistir a esa fiesta al final, la cena de las bodas del Cordero, registrada en la historia como una boda, y que se trata solamente de Jesús, el novio, y su iglesia, la novia. Pero también hay un banquete, una fiesta, y una celebración. Qué cuadro tan glorioso del cielo.

¿Cuál es la mejor boda a la que ha asistido? La novia y el novio de veras se querían. Fue fantástico. La posboda también fue un deleite. Fue un gran recuerdo. Algo resonó en su alma que le dijo, “¡Caray, esto encaja muy bien! Es maravilloso!”. Al fin y al cabo es una sombra, es una muestra, del estado eterno en el reino de Dios. El pueblo de Dios viste de blanco para mostrar ese estado; sí, en Cristo somos limpiados.

¿Saben algo curioso? P-Diddy, Sean John, Puff Daddy, ni siquiera sé cuál nombre está usando esta semana, hace unas fiestas enormes. Sus fiestas son legendarias en Los Ángeles, al menos eso es lo que dicen. No estoy en la lista de invitados, pero oren por mí. Y dice que uno está bienvenido a su fiesta pero hay una regla: todos tienen que vestirse de blanco. Así que si quieren ir a una fiesta de Puff Daddy, y seguramente no querrán hacerlo, tendrán que vestirse de blanco. Lo estaba leyendo en MTV o algo así, una de las grandes fuentes de noticias para darnos una ayuda para entender la teología, y dijeron que todos debían vestirse de blanco. Pensé, no es curioso, que un tipo que no creo que conozca a Jesús, o al menos no tengo ninguna evidencia que lo conozca, que es portador de la imagen de Dios, y sabe organizar unas fiestas grandes, fantásticas, espléndidas, generosas, y exige que todos se vistan de blanco. Sé por qué se le ocurrió eso. Lo sacó de la cena más grande que jamás ha habido, la fiesta más grande que habrá. Espero que él también acepte la invitación y conozca a Jesús y llegue a la fiesta.

¿Cuántas mujeres que hay aquí se vistieron de blanco el día de su boda? Todo eso era un ensayo para el cielo. Aún recuerdo a mi hija Ashley, la primera vez que se casó fue a los 4 o 5 años en Disney World, en la Florida, quédense conmigo de hecho es una buena historia. No se pongan a mandar mensajes por Twitter todavía. Gracie y yo la habíamos llevado a Orlando y fuimos a Disney World donde pasamos un tiempo divertido. Creo que se les he contado esta historia antes, pero eso es lo que pasa cuando nos ponemos viejos, seguimos contando las mismas historias.

Estábamos en el cuarto de un hotel, era de noche en Disney World, y Ashley, a quien adoro mucho, en ese entonces tendría unos cuatro o cinco años, y me dijo: “Papi”. Quizás me llamó “Papa Daddy”, me ha llamado Papa Daddy muchos años, “Quiero ir a nadar”, me dijo. Y le dije, “Mi amor, es muy tarde. La hora de acostarte ha pasado, tuvimos un día lleno de actividades, mañana tendremos otro día así. Ella me clavó la mirada. Si son padres, saben a qué me refiero. “¡Papi, por favor! Estamos en Disney World; eres mi papi, te quiero, y quiero ir a nadar”. Está bien, vamos a nadar.

Nos pusimos los trajes de baño y nos metimos a la piscina, y la tiraba en el aire y nadábamos. Y consiguieron un Mickey Mouse que tiraba agua por la boca y tuve un momento sagrado y glorioso con mi hija. Regresamos al hotel y ella estaba parada sobre la cama con su traje de baño, y yo la secaba con la toalla y le secaba el pelo.

Tomó la toalla cuando la tenía sobre su cabeza y tomó las puntas de la toalla, era una de esas grandes y blancas, y la sostuvo en sus manos y me dijo, “Papi, ¿te casas conmigo? ¿Te casas conmigo?” Perdí los estribos, empecé a llorar. Si uno es hombre, no debe llorar si se machaca el pulgar con un martillo, pero si su hija le pide que se case con ella, tiene que llorar. Escojan sus lágrimas estratégicamente. Pensé, “¡Ay, Dios mío, mira lo que está en lo más profundo del corazón de mi niñita! Quiere vestirse de blanco y quiere ser amada”.

Todo eso culmina en la cena de las bodas del Cordero. La fiesta del reino de la que Jesús está hablando, donde los hijos de Dios pueden vestirse de blanco y todos sus pecados son perdonados. Harán una fiesta de celebración con Jesús. ¿Es fabuloso, no es cierto? Vaya, tenemos que ampliar nuestra visión bíblica del reino eterno de Dios.

¿Qué hay en el menú?

Un par de preguntas más. ¿Qué hay en el menú? Algunos de ustedes se preguntarán: “Están obsesionados con la comida, ¿no es cierto? Obsesionados con la comida”. “¿Qué hay en el menú?” Aquí está, en Isaías 25:6, en la NVI, “Y Jehová de los ejércitos hará en este monte a todos los pueblos banquete”, Sabemos que será excelente. No importa quien sea su Iron Chef, les prometo que Jesús es un mejor cocinero. ¡Será un menú tremendo!

“De comida rica”. Oh, no sé lo que significa, pero suena fantástico. Parece que habrá muchas especias y quizás algunas salsas y sabores, tal vez un poco picante y condimentado. Suena fascinante.

“Comida rica para todos los pueblos”, ¿no les parece genial? No es como en los restaurantes donde uno compra lo que no podemos darnos el lujo de comprar, pero en el reino de Jesús, tendremos lo que Él nos dé, y es generoso. Los pobres vendrán a comer la primera cena de toda su vida. ¡Será algo muy grande!

“Un banquete”, ¿de qué? ¡Aquí está el plato central de la cena! “de vinos refinados, las mejores carnes, y de vinos purificados”. ¡Fantástico! La carne roja se come con vino tinto. Tienen el mismo color por la bondad de Dios. No sé lo que esto quiera decir para los metodistas y nazarenos y bautistas y vegetarianos. No sé si los pondrán en la mesa pequeña para los niños a comer macarrones con queso. Pero eso es lo que habrá en el menú.

¿Cómo les parece? ¿Cuántos de Uds. se sentirían muy contentos si les mandara una invitación que dijera, “Están bienvenidos. La mejor cena en la historia del mundo. Todos los gastos pagados. Allí estarán personas asombrosas. Es gratis. Los mejores vinos de siempre y las mejores carnes de res en la historia del universo!”. Así será la fiesta que Jesús hace al final.

Les diré lo que no habrá en esa fiesta. Se los digo para que cuando organicen una fiesta que sea una fiesta cristiana, no una fiesta no cristiana. ¡Cuando estén banqueteando, no lo hagan como un hombre soltero! ¡El hombre soltero no sabe nada de banquetes! Así que les pedí a los muchachos que me trajeran unos ejemplos de las cosas que no estarán en el banquete de Jesús, para que cuando hagamos banquete no traigamos esas cosas tampoco. Iremos al supermercado a conseguir unos ejemplos horrendos de lo que llamamos los tentempiés impíos. No son asombrosos, ni épicos, ni fantásticos, ni sabrosos y ni ricos. Vamos a mandar a los muchachos al supermercado, pero en vez de mandar a uno solo al supermercado podríamos haber mandado a uno de los solteros de vuelta a su casa.

Esto es lo que no habrá en la fiesta, veamos lo que me trajeron: No habrá Hamburger Helper en el reino de Dios. No habrá SpaghettiOs en el reino de Dios. No habrá ravioli de res Chef Boyardee en el reino de Dios. Gloria a Dios. No habrá taquitos. Repito, en el reino de Dios creo que cualquier cosa que termine en -itos, como los Doritos, los Fritos, los taquitos, no estará allá. Es imposible.

Qué tal este… Hot Pocket. Es caliente como el demonio, por lo tanto estará en el infierno. Estos no estarán en el reino de Dios. ¿Tuna Helper? Nada de eso. Jesús es tu “Helper” (Ayudador), el Espíritu Santo es el Paracleto, es su Ayudador. El Tuna Helper no ayuda para nada. No estará en el reino de Dios. Se supone que estos son macarrones con queso. Se pone en el microondas, lo cual mata todo vestigio de valor nutritivo que tenga, de entrada no lo tenía. Si hay macarrones con queso en el reino de Dios, y Señor Jesús humildemente pido que así sea, no vendrá congelado en una caja como los que se compran en la tienda. Será hecho por Jesús con buenos ingredientes.

¿Qué más tenemos? Chex Mix, no habrá de eso allá. Jimmy D’s Griddle Sticks, pasta para rebozar los panqueques, un pincho de chorizo de pavo, ¿cómo? Es un desayuno en el infierno. No estará en el reino de Dios. Spam, no creo que esté en el reino de Dios porque cuando habla de las mejores carnes o tuétanos, no se refiere a esto. Ni siquiera sé lo que hay en el Spam. No nos dicen, porque no es de nuestra incumbencia. Da miedo y horror comérselo. Los Swiss Rolls tampoco estarán en el reino de Dios pero estaría bien.

Qué tal este… Oh, T.G.I. Friday’s ahora tiene tajadas de papa con tocino y queso cheddar. Eso no estará en el reino de Dios. Puede que el tocino esté ahí, pero lo encontrarán con las carnes. Había uno aquí adentro también que me gustaba mucho, ¿dónde estaba? ¿Qué es esto? Un sándwich de mermelada de fresas con crema de maní Smucker’s. Cuándo fue que los sándwiches de mermelada con crema de maní se volvieron tan complicados y difíciles de hacer, que tuvimos que prepararlos por adelantado para dárselos a los niños. ¿Por qué no nos gusta hacer eso?

Y mi favorito. Esto no estará en el reino de Dios. Es vino Brown Box. Ni siquiera tiene diseño. Dice Merlot, pero no lo es. No lo es. Esta es la clase de vinos que creo que servirán en el infierno. Estará en una caja, y se lo tomarán con su Uncrustable de Smucker’s.

Jesús dice que habrá: “de vinos refinados, los mejores tuétanos (carnes) y vinos purificados”. Cuando lleguemos a la fiesta del reino, será una fiesta fantástica con un menú bien surtido, generoso, y una lista generosa de invitados.

¿Qué haremos para entretenernos?

¿Qué haremos para entretenernos? Sé que algunos de Uds. se han preguntado: “¿Habrá una banda musical?”. Algunos piensan que vamos a estar cantando todo el tiempo. Algunos dicen, “¡Pero a mí no me gusta cantar!”. Es divertido cantar si sabe cantar. Es divertido cantar si conoce a Jesús, Pero cantar para siempre parece exagerado.

Uno de mis versículos favoritos, más curiosos y perplejos de la Biblia es Sofonías 3:17, un libro muy pequeño de un profeta en el Antiguo Testamento, dice que Jesús “Se gozará sobre ti con…” ¿Qué? Alegría. … Callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos”.

Cuando nos sentemos a cenar en esta cena colosal, ¿saben quién estará ahí? Los santos de antaño: Abraham, Isaac, Jacob, Moisés, David, Daniel, Rut, y Rahab. Es asombroso. Pablo, Pedro, Tomás el que dudó, Martín Lutero, Juan Calvino y quizás su tatara-tataraabuela que amaba a Jesús y a todo su pueblo, personas que murieron como mártires, personas que dieron sus vidas a Jesús de las cuales quizás nunca hemos oído, pero tienen historias fantásticas que contar.

¿No les encantaría conocer a alguien en una fiesta donde no hay afán; una persona interesante, donde puedan oír su voz, escuchar su historia, y decir, “Esto es fascinante”? Así es el cielo. Es una fiesta enorme con gente asombrosa que tendrán maravillosas historias que contar sobre la gracia de Dios. Podrán oír esas historias. Algunos son héroes que siempre quisieron conocer, y otros, personas que ni siquiera conocieron, miembros de la familia de Dios.

Al disfrutar de ellos, lo que dice es que Jesús saldrá y habrá un silencio momentáneo. Y veremos su rostro; veremos su rostro de alegría. Verán a Jesús sonreír. Se sentirán amados como nunca han sido amados en toda su vida. Indiferentemente de quién los haya amado, nunca sentirán un amor semejante. No sé cuántas personas estarán allá, hoy miles de millones se consideran cristianos aquí en la tierra. No lo sabemos. Será una fiesta inmensa. Todos veremos a Jesús. Veremos el amor en sus ojos. Veremos la sonrisa en su cara. Y habrá un silencio profundo y cantará. Jesús cantará. Si aman a Jesús, eso casi no nos cabe en la mente. Si pensamos en nuestro artista favorito, nuestro músico favorito, una persona viva o muerta de la cual uno dice, “Hombre, si pudiera sentarme en primera fila para uno de sus shows”. Jesús cantará sobre nosotros con amor y alegría.

¿Asistirán a la fiesta del reino?

La última pregunta, lo digo con toda sinceridad porque los amo, ¿asistirán a la fiesta del reino? ¿Se han apartado del pecado? ¿Han confiado en Jesús, el Dios que dejó esta gran fiesta, vino al mundo a ser pobre, a ser humillado, escarnecido, contrariado, menospreciado, acusado falsamente, arrestado, crucificado, asesinado, enterrado? ¿Por qué lo hizo? Para darnos una invitación; para venir a su fiesta. Él pagó nuestra deuda de pecado para que fuéramos libres y nos reuniéramos con Él. Después resucitó de los muertos, conquistó todo lo que se nos opone. Es nuestro gran Dios y Salvador.

Ascendió al cielo, y la Biblia dice que ha ido a prepararnos un lugar. Nos está preparando un banquete. Está preparando la fiesta. Los invita a levantar la mano y volverse cristianos, pero que también busquen tener esa relación con Él en la vida, caminando hacia Él y su reino. Al otro lado de la muerte, ya se los he dicho, está la vida que nos aguarda para siempre. ¿Estarán en la fiesta del reino?

Se los insto de todo corazón, porque habrá muchos en esa fiesta, quizás todos, que tenían la misma actitud del hombre religioso. “¡Alabado sea el Señor, voy para la fiesta!”. ¿Está seguro? ¿Está seguro que conoce a Jesús? ¿Está seguro que ama a Jesús? ¿Está seguro que pertenece a Jesús? Está seguro que se ha apartado del pecado para confiar en Él? ¿Está seguro que verá a Jesús al otro lado de la muerte y que lo verá sonreír, y no que menee la cabeza? ¿Está seguro? Entonces los invito hoy a entregar su vida, su corazón, su eternidad a Jesús, y que acepten su invitación a esta gran fiesta.

Un ensayo para la fiesta del reino

Por último, les daré un par de cosas para que oren por ellas. Haremos un pequeño ensayo para la fiesta del reino. A la mayoría de los cristianos se nos conoce por lo que estamos en contra. Generalmente estamos en contra de todas las fiestas. “No nos gusta el Mardi Gras, no nos gusta el Año Nuevo y no nos gusta el 4 de julio. No nos gustan esas cosas porque la gente se emborracha, come demasiado, peca, y hace cosas indebidas”. Pero no tenemos que hacer fiestas como el mundo las hace. No tenemos que oponernos a las fiestas por la manera como las hace el mundo. Debemos redimirlas y hacerlas a la manera de Dios. Necesitamos hacer fiestas como Jesús hace las fiestas.

Así que primero, les voy a pedir que hagan una fiesta. Ensayen para el reino. Pueden hacerlo solos, con su familia, quizás pueden invitar a unos vecinos y gente que no conocen, colegas de trabajo y desconocidos, o personas en su entorno. Podría ser con su grupo comunitario, todos se reúnen y dicen, “Bien, el pastor Mark nos dio una tarea. Haremos una fiesta”. ¿Qué habrá en el menú? ¿Cuál es el motivo de la fiesta? ¿A quién vamos a invitar? Jesús dice que a los pobres, los cojos, los lisiados, los ciegos.

Inviten a las personas que casi nadie invita a las fiestas estupendas, gratuitas. Sean generosos con el menú. Sean generosos con la lista de invitados. Podrían hacerlo en la casa de alguien. Podrían ir a…no sé, adonde quieran ir. ¿Quieren ir a un hogar de ancianos, a un sanatorio, a un hospital? ¿Quieren ir a un refugio para mujeres maltratadas? ¿Quieren ira un centro de rehabilitación para drogadictos y alcohólicos? ¿A dónde quieren ir? ¿Quieren ir a visitar a los necesitados? ¿Quieren llevar la fiesta a ellos? ¿Quieren llevarlos a su fiesta?

Quiero que los grupos comunitarios trabajen conjuntamente con otros grupos comunitarios, inclusive, quizás cinco, seis, ocho, o diez grupos comunitarios para que se junten y digan: “Haremos una fiesta enorme y todos vamos a rentar un local, y haremos algo bien grande; e invitaremos a la gente. Como pueblo de Dios, pagaremos lo que cueste”. Y si no se lo pueden permitir económicamente, si no les alcanza, su líder del grupo comunitario nos lo puede hacer saber. Hemos apartado una suma de dinero para proveer ciertos recursos para ayudarles a hacer fiestas porque no queremos que la falta de dinero se los impida. Queremos que sean generosos.

Segundo, inviten a sus viejos amigos, gente desconocida, gente necesitada.

Tercero, si quieren escriban un reporte de un párrafo y manden una foto a party@marshillchurch.org. ¿Saben lo que nos gustaría hacer? Mostrar esas fotos en los sitios de Internet de cada campus. El pueblo de Dios divirtiéndose con otras personas que Dios ama. Si cualquiera les pregunta, “¿Por qué están organizando esta fiesta? ¿De qué se trata? ¿Quieren que me haga miembro de la iglesia o algo así? ¿Que firme algo? ¿Cuál es el inconveniente?”. Porque Jesús dijo más temprano que cuando la gente hace una fiesta por lo general tienen segundas intenciones. Buscan algo a cambio. Dígales, “Saben qué, Jesús es un Dios bueno. Iba a las fiestas. Hacía fiestas. Está preparando la fiesta más grande que ha habido al final de los tiempos. Como cristianos, una de las cosas que creemos es que Jesús quiere que hagamos unas fiestas muy buenas y que amemos a la gente, y nos mandó hacer esta fiesta para Ud.”.

Por último, oren por la fiesta más grande que hemos tenido. En Semana Santa, por la gracia de Dios, si Dios quiere, haremos la fiesta más grande que hemos tenido. Nos va a costar mucho dinero. La lista de invitados será generosa. Vamos a invitar a cualquier persona y a todas las personas en todo Puget Sound, para que se reúnan con nosotros para un culto de Pascua. Nuestros amigos en el Campus Albuquerque, nuestra familia allá, a menos que quieran tomar un vuelo, tendrán su propio culto con el pastor Dave y los líderes allá.

Pero esto es lo que hicimos: Rentamos Qwest Field. Un estadio de fútbol americano. El estadio de béisbol no estaba disponible. Habrá un juego ese día más tarde. El estadio de fútbol americano está disponible. Hay 20.000 puestos para las personas. Ocuparemos una sección del estadio con todos los asientos, pondremos la plataforma en pleno medio campo. Le daremos apertura como un evento libre. Tendremos actividades y músicos especiales. Estamos creando una lista de invitados fantástica. Tan pronto se llenen las entradas, les informaremos para que sea oficial.

Nuestra meta es que vengan más de 20.000 personas. La iglesia entera, Mars Hill, no se ha reunido para un evento, un culto, una fiesta como esta, desde 1996. El primer año que empezamos, empezamos con un culto y después empezamos a hacer dos cultos. Desde entonces, nunca hemos estado todos en el mismo auditorio.

Por lo tanto, los campuses de Puget Sound, gracias a la unidad que hay entre los pastores de los campus, han acordado reunirse el Domingo de Pascua por la mañana. Creo que será el culto más grande de la historia de la zona del Pacífico Noroccidental. La fiesta más grande que jamás se ha hecho. Sufragaremos los todos los gastos para que todos los demás puedan venir gratis. Tendremos música excelente. Claro que predicaremos el evangelio de Jesucristo. Haremos una invitación a la fiesta más grande de todas, la del reino de Dios. Oramos y esperamos que más de 500 personas conozcan a Jesús y sean bautizadas aquí en el estadio de fútbol americano, durante la Pascua, que será como una fiesta de ensayo para la gran fiesta, gracias a la resurrección de Jesús. Así que oren por eso.

Dios Padre, pido por nosotros como pueblo. Algunos de nosotros solo hemos participado en fiestas de una manera pecaminosa. Algunos de nosotros no hemos participado en fiestas lo suficiente. Enséñanos a hacer fiestas, a celebrar, a festejar, a reír, a comer, a disfrutar de las cosas de una manera que te glorifica y nos beneficia. Jesús, te doy gracias por esta parábola donde nos muestras cómo es el reino, la mejor cena que hemos comido y la mejor fiesta a la que hemos ido. Jesús, nos recuerda de tu gracia. Pido por la gente religiosa, que presumen que estarán en la fiesta cuando en realidad puede que no vayan. Pido por nosotros, Dios, que Mars Hill sea un lugar donde se haga sentir la fiesta del reino, que Jesús, tú estás vivo y tu gracia ha sido derramada, y el reino está abierto, y la invitación se ha dado. Pido por las fiestas que harán las personas de esta iglesia, que de veras lleguen a conocer y a amar a la gente nueva. Pido por la fiesta más grande que hemos tenido, Dios. Por tu gracia, que Jesús reciba la gloria y que recibamos el gozo, y que muchas personas acepten la invitación a la fiesta más grande de todas. En el nombre de Jesús. Amén.

[Fin del Audio]

Nota: Esta transcripción ha sido editada.