El rico insensato (Lucas 12:13–21)

Lucas 12:13–21 (RVR 1960)

13 Le dijo uno de la multitud: Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia.
14 Mas él le dijo: Hombre, ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor?
15 Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.
16 También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho.
17 Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos?
18 Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes;
19 y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate.
20 Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?
21 Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.

La Campaña Generosa

Hola, Mars Hill. Hoy empezamos una serie de tres semanas en Lucas 12, donde Jesús trata los temas del dinero y las riquezas, las posesiones y la adoración. Así que traje a mi buen amigo el Pastor Jamie Munson, que dirige todo el aspecto administrativo y organizativo aquí en Mars Hill, para compartir con Uds. un recurso que nos ha dado y un regalo gratuito para Uds. y cómo funcionará en sus grupos comunitarios; y nos ayudará a organizar lo que nos gusta hacer a fines de año. Es algo llamado la Campaña Generosa, así que…

Muy bien. Gracias, Pastor Mark. ¿A todos les dieron este libro en la entrada? ¿Sí? Muy bien. Me alegra mucho lanzar esta campaña. Es el compendio de ideas sobre el concepto del dinero, que he estudiado por muchos años desde una perspectiva bíblica y práctica. Quise conseguirles una herramienta que les ayude a definir lo que la Biblia enseña sobre el manejo del dinero, cómo debemos gastarlo, cómo debemos ganarlo, y cómo debemos vivir con él en misión. Pero también quise que fuera algo práctico ya que el dinero es un tema funcional con el que tratamos día a día. Por lo tanto, esto les pertenece a Uds. Lo estudiaremos durante las próximas dos semanas como dijo el Pastor Mark.

El tema principal es este: El dinero puede convertirse en nuestro dios, o podemos utilizarlo para adorar a nuestro Dios. Para mí, el dinero era mi dios. Conseguí mi primera tarjeta de crédito a los 18 años. Cuando obtuve mi primera tarjeta de crédito, dentro de una hora había agotado todo el crédito que tenía. La recibí a los 18. Dentro de una hora estaba en el almacén comprando un equipo estéreo con un cambiador de 10 CD; lo instalé en mi camioneta. En aquel tiempo ese estéreo tal vez valía más que la camioneta misma. Como a la semana de haberlo comprado, se lo robaron. Me sentí tan deprimido; tan desanimado. Había perdido mi estéreo. Después como al mes llegó la cuenta en el correo y me sentí peor aún. En realidad no sabía lo que era. Mi familia las llamaba tarjetas de dinero gratis. Eso era lo que yo pensaba. Uno va y le presenta una simpática tarjetita al dependiente quien le da los bienes y servicios que quiere a cambio, y listo. Después recibí la cuenta y me sentí tan deprimido por tener que pagar algo que algún maleante se había robado de mi carro.

Pero conocí a Jesús a los 19 años de edad y Dios cambió mi corazón. Mi dios ya no era el dinero, ahora era Él. Por lo tanto empecé a aprender, a estudiar y a crecer. ¿Cómo utilizamos los recursos que Dios nos ha dado? ¿Cómo los utilizamos para adorarle, amarle, servir a los demás, ser parte de la iglesia, y estar en misión? Por lo tanto esa es la idea principal del libro. Me alegra mucho que lo estudien. Repito, estudiaremos Lucas 12 por dos semanas. Por la providencia de Dios el momento de lanzar la campaña coincidió perfectamente con estos sermones. Espero que sea un gran recurso para nosotros como iglesia para que estemos en misión con nuestro dinero.

Así que tomen uno y estúdienlo juntos en su grupo comunitario; estúdienlo con sus amigos, su familia. Pronto, aunque no sabemos exactamente, estarán disponibles en Amazon.com. Pueden conseguirlos y pedirlos para los que no viven en el área. Pero llévense un montón y regálenlos. Nos alegra mucho poder regalárselos. De hecho, varios miembros de la iglesia los pagaron, por lo tanto es un regalo generoso de muchos miembros que querían bendecirlos a Uds. No estoy devengando regalías, ni busco ninguna clase de remuneración por el libro. Es un regalo desinteresado, así que disfrútenlo. Espero les sea de ayuda. Espero que los acerque más a Jesús.

Quería mencionar un par de cosas: Parte de mi trabajo en Mars Hill es asegurarme de que nuestros fondos, todos los recursos que poseemos colectivamente como iglesia, sean administrados lo más eficazmente posible para que percibamos el mayor rédito en nuestras inversiones, en cuanto al fruto del evangelio, y nuestra misión de hacer discípulos y sembrar iglesias; que todo esto siga adelante.

Les diré un par de cosas sobre cómo funciona esto en Mars Hill. Tenemos 9 campuses, pero tenemos solo un presupuesto familiar. Eso significa que contribuimos y compartimos muchos recursos entre todos los campuses que tenemos. Uno de esos recursos es la predicación del Pastor Mark, la tecnología, muchos de los servicios back-end, y cosas que no queremos que los campuses tengan que repetir porque serían una pérdida de tiempo y dinero. Queremos enfocarnos en la misión de los campuses, por eso compartimos muchos de estos recursos en toda la iglesia. Pero también cada campus es independiente. Quiero que suplan sus propias necesidades, que paguen sus propias cuentas. Eso incluye sus instalaciones, sus programas, su plantel, y la misión local que Dios les ha llamado a realizar. Es algo hermosísimo que tengamos el privilegio de compartir los recursos conjuntamente como una gran iglesia, sin dejar que cada campus lleve a cabo su misión local. Esto funciona de la siguiente manera: El 50% del presupuesto lo invertimos en cosas globales, y el 50% lo repartimos entre los campuses a nivel local. Es una buena sociedad en la cual participamos todos juntos para hacer posible que todas las personas que podamos lleguen a conocer a Jesús.

Un par de cosas más: Tenemos un par de profesionales… un par de censores jurados de cuentas en el plantel, y un par de profesionales con máster en gestión de empresas. Queremos tener un plantel financiero sumamente competente para manejar correctamente nuestros fondos, para que profesionales capacitados se encarguen de ellos. Además, tenemos dos censores jurados de cuentas que trabajan afuera que hacen la auditoría de nuestros libros de cuentas anuales. Así que a fin de año hacemos una auditoría anual en la que una compañía viene de afuera y analiza en qué invertimos los fondos y cómo los invertimos. ¿Hay fraude? ¿Hay abuso? ¿Hay alguno de esos sistemas? Hasta ahora me complace reportarles que cada vez que hemos hecho esto siempre los resultados han sido perfectos. Dios nos ha dado mucha gracia.

Y hemos tratado de hacer todo lo posible por administrar sabiamente los recursos. Hemos incluido también un reporte anual. Si han estado con nosotros algunos años, puede que lo hayan visto. Tratamos de regalar toda la información de finanzas posible porque no tenemos nada que ocultar. Aunque no somos perfectos como iglesia, queremos ser transparentes, andar irreprochablemente y darles una muestra de cómo administramos esos recursos. Eso saldrá en enero.

Como Uds. saben, en 2010 y 2009 hemos estado en medio de una recesión económica, como la gente la está llamando. Hemos hecho bastantes recortes como iglesia. Queríamos obrar sabiamente y no vivir por encima de nuestras posibilidades, sino dentro de nuestras posibilidades. Por eso tuvimos que prescindir de mucho personal este año; hicimos recortes difíciles pero apropiados; somos sabios con el dinero y no nos hemos extralimitado ni nos hemos endeudado. Muchos de los que ocupan los más altos cargos han prescindido de aumentos salariales los últimos dos años. Queremos hacer todo lo posible, repito, para administrar sabiamente los recursos y no adelantarnos a donde Dios quiere que estemos con los recursos que tenemos, lo cual significa que entramos a finales de año preparando nuestra Campaña Generosa. Tenemos que terminar el año con creces. Hay muchísimas oportunidades que Dios nos ha dado para sembrar más campuses. Mark nos hablará de esa visión en un momento más adelante en el sermón. Muchísimas cosas. Muchísimas oportunidades que Dios nos ha dado para predicar el evangelio y ver que las personas conozcan a Jesús.

Así que al empezar esta temporada de fin de año, les pedimos que sigan dando regularmente, fielmente, y que consideren dar por encima de lo que dan normalmente para que alcancemos nuestra meta. Esperamos tener un superávit de un millón de dólares por encima de nuestro presupuesto normal para fines de año, por lo tanto, al hacer planes para lanzar los campuses en nuevas áreas, al hacer planes para apuntalar varios ministerios, hagámoslo de tal manera que abra la puerta para que más personas conozcan a Jesús. Esa es nuestra meta, en eso invertiremos nuestro dinero, y de eso se trata el libro. Espero les sea de ayuda. Me alegra mucho distribuirlo. Dígannos qué opinan, y manténganse en oración. Estúdienlo en sus grupos comunitarios, y eso es todo.

La parábola del rico insensato

Fantástico. Gracias hermano. Te amo y te aprecio. Mi buen amigo, el Pastor Jamie. [Aplausos] Estamos estudiando el Evangelio de Lucas y por la providencia de Dios Jesús habla del dinero en esta parábola del rico insensato que veremos en Lucas 12:13–21, por lo tanto abran sus biblias o su aplicación y lo estudiaremos juntos. Voy a orar.

Dios Padre, te doy gracias porque en las Escrituras hablas de cosas prácticas como el dinero, las riquezas, y las posesiones. Dios, a veces nos inclinamos hacia temas que nos parecen muy interesantes y fascinantes, pero Dios, sigues recalcándonos ciertos temas que tal vez no queremos mirar que sin embargo son los que debemos abordar con más fervor. Así que ayúdame a enseñar bien. Ayúdanos a aprender bien. Señor, Jesús, pedimos por el poder del Espíritu Santo que te adoremos con nuestras riquezas y que no adoremos nuestras riquezas. Amén.

En esta miniserie de tres semanas aquí en la mitad de Lucas, veremos a Jesús enseñando sobre el dinero. Algunos de Uds. se preguntarán, ¿Por qué ahora? Ante todo hay que decir que no todos tienen problemas económicos. A algunos les va bien. Hay personas que sí la están pasando muy mal, pero por la insensatez. Puede que lo que menos necesite es tener más riquezas. Al contrario, podría necesitar más sabiduría. Si la insensatez fue lo que metió o le ayudó a endeudarse, su lucha, su pobreza, o ganar más dinero sin sabiduría no le ayudará a salir de su problema porque seguirá cometiendo los mismos errores. Por eso hay que aprovechar cuando somos humildes, hay que aprovechar que estamos en una recesión, hay que aprovechar cuando muchos están luchando, para adquirir sabiduría y aprender a vivir humildemente, satisfechos con lo que tenemos, dentro de nuestras posibilidades, para que cuando mejoren las cosas económicamente no nos portemos de la misma manera como lo hicimos en los años antes de llegar al punto donde nos encontramos.

Así que al hablar del dinero y las riquezas, lo hago en forma colectiva y conjunta. Estoy hablando de sus tarjetas de crédito, de sus tarjetas de débito. Estoy hablando de su dinero en efectivo. Estoy hablando de su trabajo, sus ingresos, su herencia, su vivienda, su automóvil, y todas sus cosas. Me refiero a su riqueza colectiva.

El tema de las riquezas y las posesiones es uno de los mega temas de la Biblia. El Antiguo y el Nuevo Testamento tienen como 800 pasajes que hablan de las riquezas. Incluyen temas como ahorrar, gastar, invertir, diezmar, manejar un negocio, manejar un presupuesto familiar. Jesús también habla mucho de las riquezas. Casi el 25% de todas sus enseñanzas tratan el tema del dinero, las riquezas y las posesiones. Eso incluye esta sección en Lucas.

Al examinar la Biblia, vemos que el tema de las riquezas y las posesiones se trata de manera distinta en la Biblia que en nuestra cultura, de dos maneras distintas: Primero, la Biblia trata con nuestro corazón los que nos motiva al hacer gastos, mientras que nuestra cultura tiende a ser menos personal en cuanto a la responsabilidad persona y más personal en inculpar a los demás o a otras cosas.

Ahora estamos en una recesión económica y si escuchamos el parloteo de la gente en nuestra cultura los ricos le echan la culpa al pobre, y los pobres a los ricos. Los ricos dicen, “Los pobres nos están arruinando porque aunque están bien gordos y obesos, todos quieren asistencia médica gratuita y nos están quitando todo el dinero para que no podamos seguir operando nuestros negocios”. Y los pobres dicen, “Los ricos nos roban el dinero a todos. Es pura avaricia y fraude empresarial”. El problema según dicen son los ricos y los pobres. Y cada año electoral por añadidura nos dicen que el problema son los demócratas o los republicanos. Y a veces nos reunimos todos y decimos: “No, el problemas son los terroristas”. Así es como nos unimos, cuando los problemas son “los terroristas”. Por eso dicen que tenemos problemas económicos. “Por los terroristas”.

Pues, por lo visto a mi juicio todos tienen la culpa: ricos, pobres, republicanos, demócratas, americanos, y terroristas. Ese es el problema. Todos tienen la culpa. Porque la Biblia nos hace examinarnos a nosotros mismos, en vez de echarle la culpa a alguien o a algo, a fin de que veamos nuestro propio pecado y locura, y nuestra rebeldía en cuanto a las finanzas y las riquezas.

Además, lo que sucede cuando lo reducimos todo a un problema de riquezas y pobreza, es que buscamos respuestas en las teologías de la prosperidad y la riqueza. La teología de la prosperidad toma unos versículos de la Biblia, y dice: “Si amas a Dios, debes ser rico”. La teología de la pobreza toma otros versículos de la Biblia y dice: “Si amas a Dios, debes ser pobre”. Después se pelean sobre si Dios quiere que seamos ricos o pobres. Eso es pensar de una manera mundana, no con sabiduría.

Ricos y pobres

De hecho, la Biblia nos da cuatro categorías en cuanto a las riquezas, la abundancia, y las posesiones. Investigaremos cada una de ellas en el transcurso de estas tres semanas. Esta semana veremos a los ricos justos y a los ricos impíos. Estas son las cuatro categorías de personas que la Biblia nos da en lo que atañe a las riquezas.

Hay ricos justos, o sea que obtienen sus riquezas justamente. Trabajan duro. Invierten inteligentemente. Dios los bendice y hacen las cosas bien. Además, lo que hacen con su riqueza es justo. Le dan a Dios. Dan a los pobres. Cuidan a sus familias. Pagan sus cuentas. Si tienen negocio, cuidan bien a sus empleados. Uno puede ser rico y justo.

Por otra parte, uno puede ser rico e impío. Puede ganar dinero de una manera que deshonra mucho a Dios. Robándole a la gente, siendo deshonesto; usando métodos inaceptables en los negocios, o ganando dinero y acaparándolo, guardándolo todo para sí mismo, o gastándolo en cosas sin importancia, sin darle a Dios ni a los pobres, siendo muy pero muy egoísta. Hoy veremos un hombre a quien llaman el rico insensato, que podemos categorizar como un rico impío.

Tercero, también hay personas que son pobres y justas. Ganan dinero honradamente, pero no tienen mucho. Solo son pobres. Solo son pobres. Administran sus recursos justamente. Le dan a Dios. Dan a los necesitados. Pagan sus cuentas. Son generosos con su familia. No tienen mucho, pero son muy generosos y justos con lo que tienen. Vamos a leer de una mujer en la Biblia que era viuda y no tenía mucho, pero daba generosamente a la causa del evangelio. Jesús dice que es una mujer muy justa por la manera que hace las cosas.

Además, hay pobres que son impíos. No trabajan duro. No trabajan inteligentemente. No invierten. No ahorran. No tienen jubilación. No tienen seguro de vida. No piensan en esas cosas. Son medio veleidosos e inconstantes por ende no hacen las cosas bien. Si por alguna razón obtienen dinero, no aumentan en sabiduría, lo usan para pagar las tarjetas de crédito y su endeudamiento, y vuelven a las mismas andadas y a vivir como lo hacían antes. Vuelven a su ciclo de caprichos y locura.

Y lo que puede suceder es esto: Si solo pensamos en las categorías mundanas y no en las categorías teológicas, nos pondremos a pensar en términos de ricos y pobres siendo que en realidad no es tan fácil porque hay pobres que son impíos. Hay gente pobre impía. Proverbios habla mucho de la gente que no trabaja, que buscan fantasías, que tratan algún plan para enriquecerse rápidamente. Son personas que no trabajan mucho, o van a los casinos y despilfarran el dinero caprichosamente, de manera fútil. Como el tipo que vi en un andén hace poco. Tenía un letrero que decía: “No le voy a mentir, solo necesito dinero para comprar cerveza”. Uno no puede decir, “Oh, es pobre igual que Jesús”. No es pobre igual que Jesús.

Jesús era justo y pobre. Jesús era justo y rico. ¿Sabían eso? No importa que uno sea rico o pobre. Lo importante es si uno es justo o impío. Jesús era rico y pobre. En el cielo ¿era rico o pobre? Rico. El cielo es un barrio de primera. ¿Cierto? Es muy lindo. Pero dice en Corintios que aunque era rico, por nuestra causa vino al mundo y se hizo pobre para que podamos ser justos y ricos. Jesús lo fue y lo es. Uno puede ser justo y pobre. En la Tierra, Jesús lo fue. El asunto no es si somos ricos o pobres. El asunto es si somos justos o impíos, cómo obtenemos y administramos los recursos que Dios nos ha encomendado.

¿Codiciamos o estamos conformes?

Con esto en mente, Jesús nos hablará ahora sobre las riquezas. Y la primer pregunta que tiene para nosotros está en Lucas 12, y dice: ¿Codiciamos o estamos conformes? Es la primera pregunta. ¿Codiciamos o estamos conformes? Lo dice de esta manera en Lucas 12:13–15: “Le dijo uno de la multitud: Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia. Mas él le dijo: Hombre, ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor? Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee”.

En el sermón de la semana pasada vimos el contexto, que miles de personas vienen a oír predicar a Jesús. Básicamente reúne una mega iglesia de repente. Y dice que la gente se encaramaba y se pisoteaban para oírle predicar y enseñar. Y parece que un hombre alcanza a pasar al frente y tiene acceso a Jesús quien acababa de predicar acerca del infierno, diciendo cosas que infunden miedo como, “No teman a los que pueden matar el cuerpo. Teman más bien al que puede matar el cuerpo y arrojarlo en el infierno”. Eso da miedo.

Y este tipo levanta la mano y dice, aparentemente: Eso del infierno me pareció muy simpático. Pero Jesús, a mí me gustaría hablar de otra cosa. Tengo algo más importante que decir. “¿Cómo consigo más dinero?”. Este tipo tiene una sola oportunidad de hablar con Jesús, ¿y cuál tema escoge? El dinero. ¿Cuántos de nosotros tenemos esa misma propensión? Lo que más nos preocupa son nuestras finanzas, las riquezas, y las posesiones. Pensamos en eso a cada rato. Casi siempre hablamos con Dios de ese tema.

Y lo que Jesús dice básicamente es, “No me importa. Te importa a ti mucho más que a mí”. A algunos de Uds. les dolería mucho si les dijera eso. “¿Me está diciendo que a Jesús no le interesa saber nada de mis riquezas?” Sí le interesa, pero le interesa más la relación que Ud. tiene con Él. La interesa más su destino eterno. A veces lo que pasa cuando asistimos a la iglesia o al grupo comunitario, es que solo nos interesa lo que nos interesa y nos perdemos todo lo que enseñan o todo lo que se ha dicho por estar obsesionados con un asunto que a Dios no le interesa tanto en ese momento, como a nosotros. Esa es las situación de este hombre.

Y sucede lo siguiente. Está muerto de la codicia. Parece que su padre ha muerto y se están repartiendo la herencia familiar, y le preocupa que a su hermano le van a dar más que a él. ¿Cuántos han visto la codicia destruir a una familia? ¿Cuántos han visto la codicia destruir a una familia cuando alguien se muere? De repente lo que parecía ser una familia normal, si se muere alguien y hay una herencia, posesiones, riquezas, seguro de vida, y ahora todos en la familia compiten y discuten para obtener lo que quieren. Se convierte en una situación contenciosa y adversa. Aquí es donde se expone el corazón. Aquí es donde los hermanos deberían llorar juntos o penar juntos. Deberían lamentar la muerte de su padre. Deberían arreglar las cosas. En cambio, básicamente están buscando abogado y convierten el asunto en un litigio contencioso.

¿Cuántos de Uds. han visto esto en su propia familia? Es horripilante. Es vergonzoso. Tuvimos una situación parecida hace muchos años en mi propia familia cuando era adolescente que me dejó una marca indeleble en mi vida. “¿Por qué estamos peleando por las posesiones? ¿Por qué se ha puesto tan contenciosa y áspera la situación? Oh, hay codicia”. Hay codicia. Y el corazón se expone en los momentos donde hay ocasión.

Y Jesús dice: “Guárdense de toda avaricia”. ¿Qué es la avaricia? La avaricia no es simplemente tener posesiones, es amar las posesiones a tal grado que uno acapara las posesiones. Amar las posesiones significa que no puede dejar de pensar en ellas. No puede vivir sin ellas. Absolutamente tiene que tenerlas. Y si no le alcanza el dinero, insiste en comprarlas. Eso se llama endeudamiento. El estadounidense medio tiene más de $7.000 en deudas por tarjetas de crédito en este momento. Las personas más proclives a endeudarse con las tarjetas de crédito son las mujeres jóvenes, que aparentemente les gusta salir a comprar ropa y verse bien para atraer a los hombres que pagan el saldo de las tarjetas de crédito. Así es más o menos ese juego de triles. Y lo que pasa es que si está codiciando algo, si está lujuriando, si tiene que tener algo, se deja encadenar las manos para comprarlo y ahora está endeudado a la compañía de crédito porque el que toma prestado es siervo del que presta. Ese es el truco de la codicia. La codicia termina en servidumbre. Si alguien posee su dinero, también posee sus días porque Ud. adora a alguien o a algo que no es Dios.

La codicia es un pecado horrendo, pero no creemos en la codicia. No creemos en ella porque la llamamos publicidad. No usamos la palabra codicia. Usamos la palabra publicidad o relaciones públicas, o marketing. El objetivo principal de la publicidad es hacernos codiciar, para desvincularnos, porque solo hay dos opciones: El contentamiento o la codicia. Si estamos conformes, estamos satisfechos con lo que tenemos. Si alguien tiene algo, nos alegra; no necesitamos tener lo que ellos tienen. No estamos celosos. No estamos obsesionados. No vamos a endeudarnos para mantener las apariencias. Estamos bien si no lo conseguimos. Pero si codiciamos, todo eso cambia.

La publicidad existe para crear en nosotros un sentimiento de descontento. Cosas que ni siquiera sabíamos que necesitábamos. Y en realidad son cosas que no necesitamos. ¿Han visto los comerciales de autos últimamente? “Oh, es un carro nuevo. Tengo un carro viejo. Mi carro no tiene todos esos parlantes. Son asombrosos. ¡Oh! Asientos térmicos. Oh, mi trasero tiene frío. No tengo asientos térmicos. Necesito asientos térmicos”. De repente está desvinculado. “Necesito asientos térmicos. Necesito uno para calentarme el trasero y otro para calentar un bizcocho para el desayuno de camino al trabajo. Eso es lo que necesito, asientos térmicos”.

De repente empieza a codiciar cosas que ni siquiera sabía que existían. Lujuriamos, codiciamos, nos obsesionamos. y después nos endeudamos, y 6 meses después o 12 meses después ¿sabe lo que hacen? Salen con una versión nueva y mejor. Esto sucede con la tecnología. La transportación. La moda. Todo sigue cambiando, de manera que nunca estamos satisfechos y nos llenamos de codicia. Codicia, codicia, codicia.

Los estadounidenses no consideran que la codicia sea pecado, pero es uno de los Diez Mandamientos. Dios escribió una lista, los Diez Mandamientos. El décimo es, no codiciarás. Pensé que no estaría ahí pero está. Dios lo dice de esta manera en Éxodo 20:17: el décimo mandamiento dice, “No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey…”. Mejor dicho, sería como sus herramientas, su camioneta, su asno, su carro, su Jeep, “…ni cosa alguna de tu prójimo”, incluyendo su televisor, ese grandote que puede ver cuando saca el perro a caminar y cuando mira por la ventana ve un gran televisor y para y se pone a codiciarlo. “Oh, miren ese televisor. Es tan grande que puedo verlo desde la calle. Necesito uno de esos televisores”. El propósito de los centros comerciales es hacernos codiciar lo que tienen en las vitrinas. ¿Por qué cree que ponen todos los almacenes juntos? Para que cuando llueva pueda caminar por ahí diciendo, “Necesito eso; necesito aquello. necesito lo otro”. Sin saber siquiera lo que es. “Mejor voy y me entero de lo que es por si acaso lo necesito”. El propósito principal es hacernos codiciar y causar descontento.

La codicia, como la vemos aquí, es una actitud del corazón que todo lo consume. No es que estemos conformes en algunas áreas y que codiciemos en otras. O estamos conformes en todas las áreas o codiciamos en todas. Podría ser la casa de su vecino, su esposa, o todas esas cosas. Me parece interesante que el mandamiento empieza con codiciar la casa del prójimo. ¿Cuántos de Uds. han codiciado la casa de su prójimo? Condominio, residencia, apartamento, o lo que sea. Quieren la vivienda del otro. “Es más amplia que la mía. Me siento tan frustrado”.

¿Cuántos de Uds. ven esos programas en la tele y empiezan a codiciar? ¿Han visto el programa MTV Cribs, o un show de esos? “Dios, mío, hasta tienen una cancha de básquetbol en el baño. Necesito una cancha de básquetbol en mi baño. Antes estaba contento con mi baño, pero ahora parece tan pequeño”. Y empieza a codiciar esa casa. “Oh, tienen un home cinema. Tienen una sala de juegos. Tienen una sala de póker. ¡Qué dicha! O miramos esos shows sobre las mejoras del hogar. Añádale un ala a su casa, actualice su baño, arregle su cocina, hágalo Ud. mismo. Pero es codicia. Es: “Ay, Dios mío, tienen las cubiertas de la cocina de granito. No tenemos cubiertas de granito. Estoy seguro de que cuando Jesús resucitó de los muertos no quiso que no tuviéramos cubiertas que no son de granito. No es posible que eso fue lo que quiso el Señor”. De repente estamos codiciando. Por eso es que cuando ponen una casa a la venta en su barrio, los primeros en ir a la presentación de la casa son todos los vecinos. Una partida de codiciosos andando por ahí tratando de averiguar, “¿Será que tienen más espacio que la nuestra? ¿Será más bonita que la nuestra? ¿Cómo se compara a la nuestra?”. Es codicia. Es codicia. Es el modo de vida estadounidense.

Jesús dice que guardemos nuestros corazones contra la codicia. Es un verdadero problema. La manera de guardar nuestro corazón contra la codicia es adorar a Dios. Porque la codicia es adorar un ídolo. Un ídolo puede ser algo creado que amamos demasiado o algo que deseamos demasiado, o algo que codiciamos demasiado. Por lo tanto la forma de contrarrestar la codicia es mediante la adoración. Por eso es que los dos primeros de los Diez Mandamientos son: Primero, existe un solo Dios. Segundo, lo adoramos a Él únicamente. Según Martín Lutero, si adoramos a Dios únicamente, no romperemos los demás mandamientos. No mataremos a alguien. No cometeremos adulterio. No daremos falso testimonio, no hurtaremos, no codiciaremos. Porque si estamos adorando a Dios, estaremos conformes con nuestros cónyuges. Estaremos conformes con nuestras casas. Estaremos conformes con todo lo que Dios nos ha dado, y no empezaremos a codiciar. No pecaremos. Adoraremos. ¿Creen eso? La mayoría de nosotros no lo cree.

Colosenses 3:5 lo declara de esta manera: “La avaricia es idolatría”. ¿Está claro? La avaricia es idolatría. Muchas personas ahora mismo, aún no han lidiado con el problema de la avaricia. Por eso están lamentándose. Colectivamente como pueblo adoramos al dios de las riquezas. Jesús dice que el dinero es un dios falso llamado “Mamón”. Adoramos a Mamón. Ahora Mamón ha muerto. La gente se lamenta y dice, “Nuestro dios ha muerto. Perdí la plusvalía; mi cuenta de retiro sufrió pérdidas. Mi cartera de inversiones no está rindiendo mucho. Estoy por graduarme y no podré ganar la misma cantidad de dinero que pagaban hace 5 años. Ni siquiera puedo encontrar la clase de trabajo que esperaba. ¡Aayy! ¡Estoy tan triste! ¡Mi dios ha muerto!”. Y todos están esperando en secreto que ocurra una resurrección. “¿Cuándo volverá Dios? ¿Cuándo regresará nuestro Dios? ¿Ha subido el precio de las casas? ¿El desempleo ha bajado? ¿Se está moviendo nuestro dios todavía? La avaricia es idolatría. No necesitan más riquezas. Necesitan más sabiduría. En realidad no necesitan que su ídolo resucite de los muertos. Necesitan que Dios se convierta en el Objeto de su afecto.

Al decir esto, quiero definir dos cosas: Tim Keller es un maestro de la Biblia maravilloso y talentoso; ha sido nuestro amigo por muchos años. Tratando el tema del dinero, y creo que esto nos ayuda mucho, ha resaltado la diferencia entre un ídolo superficial y un ídolo oculto. De manera que para algunos, quizás todos, el ídolo superficial es la riqueza, el prestigio, las posesiones, la abundancia. Sin embargo, a veces hay un ídolo más profundo debajo de ese.

Les daré algunos ejemplos: Para algunas personas, el ídolo superficial, el que vemos es el de las riquezas. Pero el ídolo oculto es el prestigio. Lo que más les importa es una identidad que no está arraigada en la gracia de Dios por medio de la Persona y la obra de Jesús, sino por el carro que manejan, por ejemplo. “Mi identidad se basa en la clase de barrio donde vivo. Mi identidad se basa en la marca de mis calzoncillos. Eso determina mi estatus. Esto me da acceso a ciertos grupos sociales y eso me pone en un estrato particular”. Así que un ídolo oculto puede ser el estatus.

Para otros, el ídolo oculto puede ser la seguridad. ¿Alguna vez han leído la historia de un avaro que acaparó una inmensa fortuna? Vestía ropa vieja, manejaba un carro destartalado, vivía en una simple casa, y nunca compraba nada. Después se murió y dejó la aquella inmensa fortuna. ¿Alguna vez se pregunta qué motiva a esa gente? El ídolo superficial es la riqueza, pero el ídolo oculto es la seguridad. No confían que Dios va a cuidarlos. Piensan, “Si tengo suficiente dinero guardado, arrumbado, o escondido, pase lo que pase estaré bien porque puedo pagar lo que sea. La cuenta del médico, si necesito una cirugía puedo cubrir los gastos”. Entonces no gastan ni un centavo porque su ídolo es la seguridad.

Para algunos es la comodidad. El ídolo superficial es, “¿Por qué compró eso? ¿Por qué está endeudado? ¿Por qué está gastando todo ese dinero? ¿Por qué está comprando todos estos juguetes? ¿Por qué tiene tantos pasatiempos?”. Es la comodidad, la facilidad, y el placer. Ese es el ídolo oculto. “Solo quiero ser feliz. Quiero tener basura. Quiero tener cosas”.

Pero la pregunta es, ¿se siente conforme? Si no está conforme, está codiciando. Jesús dice que nos guardemos de toda avaricia.

¿Insensatos o fieles?

Segundo, después no pregunta si seremos insensatos o fieles con nuestras finanzas. Lucas 12:16–20, “También les refirió una parábola…”. Algo que se dice para dar una ilustración. “diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio…”. ¡Idiota! “…esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?”.

¿Qué le pasó a este hombre? Acumuló grandes riquezas. Parece que lo hizo justamente, sin pecar. Tenía un negocio que prosperó. ¿Es pecado tener un negocio próspero? ¿Sí, o no? No es pecado tener un negocio próspero. Muchos de Uds. deberían montar negocios que prosperan. Deben tratar de ganar dinero. Si lo hace bien, hágalo. Su pecado no fue haberse enriquecido. Su pecado fue que no adoró a Dios con sus riquezas, adoraba sus riquezas. Era necio.

¿Entonces qué hace? Se da cuenta de que le sobran frutos y bienes, concretamente el grano que trocaban comercialmente en esa época en una sociedad agrícola; y tiene un granero donde ponerlo, pero ni siquiera tiene campo en su granero. ¿Entienden? ¿Está rebosando? Tiene muchísimo más de lo necesario, ¿no es cierto? Ya pagó las cuentas. Tiene suficiente dinero en su cuenta de retiro. El seguro de vida está pagado. Tiene todos los requisitos de un mayordomo fiel, y además tiene un gran dinero. Le va súper bien.

Después decide, “Construiré más graneros para acumular más frutos y bienes”, o sea, todo su dinero y sus posesiones. ¿Pero cómo lo llama Dios? Un necio Este es el único texto bíblico que habla concretamente del la jubilación. Y no lo hace de una manera muy positiva. ¡Necio! ¿Quiere decir que todos los que se jubilan son necios? No. Pero lo que motiva la jubilación conduce a muchos problemas, y nos metió en muchos problemas en la última década en este país, con las personas que sacaron préstamos de alto riesgo para comprar casas y venderlas especulando, tratando de enriquecerse y jubilarse.

El objetivo parece ser, “No quiero trabajar el resto de mi vida”. Si hacemos eso tendremos muchos problemas. Es una trampa. Es una trampa. Todos creen que no les pasará a ellos, pero ahora sabemos que eso no es cierto. Fue una lección dolorosa. Nuestra meta no es jubilarnos, porque aunque nos jubilemos del trabajo, nunca nos jubilaremos de trabajar para Cristo. De acuerdo, no es pecado ganar suficiente dinero para no tener que ir a trabajar todos los días. Pero eso no quiere decir que su meta en la vida ahora sea comer, tomar, jugar shuffleboard, o andar con chancletas en algún lugar asoleado viviendo con otras personas que se ponen crema terapéutica para sus coyunturas dolientes y hablan de la más reciente cirugía mientras sorben cócteles con sombrillitas, ¿no es cierto? Eso no tiene propósito.

El sueño americano, dice Jesús, es una necedad. Esta es la crisis perpetua que tenemos en la iglesia, porque los cristianos solo quieren jubilarse y asolearse en algún sitio. No quieren invertir en la vida de sus hijos, de sus nietos, ni en su iglesia. No quieren dirigir un grupo comunitario. No quieren enseñar ni entrenar a nadie ni a nada. Como dicen, “solo quiero quedarme sentado y hacer de cuenta que ya estoy en el cielo, en un lugar idílico, perfecto, donde siempre brilla el sol, y pagarle a un masajista para que me frote la espalda”. Jesús dice que eso es “Una idea muy tonta”. Es una idea muy tonta.

Ahora no se encuentra tan feliz como debería ser. Este sermón es fantástico, ¿no es cierto? Debería estar más contento. A ver si puedo alegrarlos más.

Este tipo piensa, “necesito un granero más grande”. Es algo que acabamos de hacer. Los estadounidenses acabamos de hacer esto. Durante años tuvimos una abundancia de frutos y bienes y todos salimos a comprar un granero más grande, una casa, para acumular toda la basura. Ahora no podemos pagar ese granero. Se los voy a ilustrar, y espero que les ayude. Esta es una casa en Sudáfrica. Una casa. Está ubicada en un distrito donde viven varios centenares de miles de personas. Si vieron Distrito 9, fue una descripción muy exacta. En realidad es una casa muy buena porque no solo tiene revestimiento de hojalata encima, también lo tiene en las paredes. Mide casi 200 pies cuadrados. Como dije, en este distrito viven quizás 300.000 personas, siempre hay alguien cerca donde vive un millón de personas. Tiene un solo cuarto. La familia saca una colchoneta donde duermen de noche y enrollan la colchoneta por la mañana. No tienen baño adentro porque no hay cañerías. No hay calefacción. No tiene electricidad cableado eléctrico. Está hecha de bloques de cemento, suelo de tierra, techo de hojalata; mide casi 200 pies cuadrados. En la mayoría de nuestros barrios ni siquiera permitirían almacenar el cortacéspedes en algo así porque no se ajusta a las normas para los traspatios. Vi lo mismo cuando fui a Haití.

Lo que quiero decir es esto: Al leer la historia del rico insensato, lo que pensamos por lo general es “No nos gusta la gente rica”. Sin embargo, amigos míos, ustedes son ricos. Son ricos. La meta de este tipo, su esperanza, era conseguir un nivel de vida que Uds. ya están disfrutando. Tienen inodoro. De acuerdo, ya tienen su trono en casa donde pueden sentarse como reyes y reinas. Y con una manivela mágica, todo lo desagradable se va por el desagüe. Son como…pequeños dioses. La mayoría de los habitantes del mundo no tienen un trono así. En otras partes hacen sus necesidades en un hueco al que deben acudir a pie.

De acuerdo, tenemos calefacción, electricidad, una cama…algunos dirán: “Yo duermo sobre un futon”. Pues, bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, ¿no es cierto? Están bien. Eso está muy bien. No tiene ningún problema. Tenemos neveras. ¿Por qué? Tenemos tanta comida, que no sabemos qué hacer con ella. Tenemos despensas y neveras. La mayoría de las personas en el mundo no tienen tales cosas. Cuando estuve en Haití, todas las casas eran como esta, y si uno andaba por ahí con una de estas, lo mataban para quitársela porque era algo muy codiciado: una botella de agua potable. Oh, deben ser muy pero muy ricos.

Miren, Mars Hill, sepamos que histórica y globalmente somos ricos. Pero lo que hacemos generalmente es compararnos con alguien más rico que nosotros y decimos, “Cuando Jesús habla de los ricos están hablando de estos tipos”. No, se refiere a nosotros, los que tenemos carros y lugares donde dormir, y electricidad. Algunos dirán, “Solo tengo un 2G. Solo tengo Internet 2G en mi celular”. Oh, lo sé. Lo sé, lo sé, lo sé. Estamos orando por ti. No te des por vencido. La perseverancia produce carácter. El carácter, esperanza. Espere hasta que abran esa aplicación. Uno de estos días estará disponible, ¿no es cierto? Pero este es el mundo en que vivimos. Es ridículo. He tenido el privilegio de viajar y me ha dado una nueva perspectiva. Mejor dicho, por lo general así son las casas donde viven millones de personas, y familias.

Ahora comparémosla con una casa común y corriente en Estados Unidos en los últimos 50 años. En 1950, la casa promedio tenía 1.000 pies cuadrados; en 1970, 1.500 pies cuadrados; en el año 2.000, 2.200 pies cuadrados. En los últimos 30 años, el tamaño de las familias ha disminuido en un 25%, pero el tamaño de las casas hay aumentado el 50%. Graneros más grandes. ¿Es pecado tener una casa más grande? No necesariamente, si es un buen administrador de sus recursos y hace lo que Dios le ha encomendado dándole prioridad, y si tiene con qué pagarla.

Sin embargo, muchos de nosotros compramos graneros más grandes pero no teníamos con qué llenarlos. Algunos de nosotros también compramos casas más grandes, graneros más grandes, pero no era suficiente. Aunque tenemos sistemas organizadores para el closet, y espacio para guardar cosas, y garajes, no era suficiente. Así que los estadounidenses nos inventamos algo llamado la bodega de almacenamiento. Es como un granerito que añadimos al granero más grande. En Estados Unidos ahora hay cinco veces más bodegas de almacenamiento que Starbucks. ¿Cree que Starbucks está en todas partes? Hay cinco bodegas de almacenamiento personal por cada Starbucks. Ahora bien, claro que las bodegas de almacenamiento tienen sus usos legítimos. Si tiene negocio y almacena productos o algo, se entiende. Pero en el caso de la mayoría de las personas el problemas es que tienen tantas cosas inútiles en la casa que necesitan otro lugar donde ponerlas porque no las necesitan. Entonces van y se compran una bodeguita para almacenar las cosas.

Lo curioso es que muchas bodegas de almacenamiento miden lo mismo que una casa promedio en el resto del mundo; están hechas de los mismos materiales, bloques de cemento, y hojalata. No tienen baño. No tienen calefacción ni plomería, y a veces ni sistema eléctrico. Así que donde ponemos las cosas inútiles que no queremos, ahí es donde la persona promedio vive con su familia. Nosotros somos los ricos. Nosotros somos los ricos.

¿Y qué dice Jesús? ¡Necio! ¡Necio! ¿Es pecado ganar dinero? No. ¿Es pecado tener cosas bonitas? No. ¿Es pecado vivir en una bastante buena? No. Pero el problema de este tipo es este: Oigan lo que dice: Él mismo, “Yo, yo, mi, yo, yo, mi, mi, mi”. Adora una trinidad. “Él, él mismo, y solo él”. Esa es su trinidad. Él, él mismo, y solo él. Para nosotros entonces la pregunta es, “¿Es eso? ¿Somos el centro de nuestra propia existencia? ¿Todas nuestras posesiones son para nuestro consumo y nada más? ¿Nada para Dios? ¿Nada para los pobres? ¿Nada para nadie más? Jesús dice que eso es una necedad.

Entonces lo que Dios le hace a este hombre en esta parábola, es matarlo. Le pide que rinda le cuentas; que rinda cuentas delante de Dios. Imagínense este tipo en el Día del Juicio, rindiendo cuentas delante de Jesús, con zinc en la nariz y chancletas con un cóctel de frutas con la sombrillita y su bolsita de regalo. “Hola, Jesús. ¿Por qué llegué aquí tan rápido?”. “Estaba harto de ti”. “Oh. ¿Por qué te hartaste de mí?”. “¿Qué hiciste con todo el dinero que te di?”. “Pues, a ver, le puse llantas nuevas a mi camello y empecé a salir con mujeres más jóvenes que mis nietas, y sí…compré una casa, y compré otra casa de vacaciones, me compré…quizás no era lo que querías que comprara, eh, Jesús?”. Para nada. “Juego muy bien al shuffleboard”. Oh, felicitaciones.

Ven, el sueño americano es una pesadilla para Dios. Entonces Dios mata el tipo. Está delante de Dios y tendrá que rendir cuenta, “¿Yo que hice? Compré muchos juguetes. Me divertí mucho. No di generosamente a la causa de Dios. No ayudé a los pobres. Ni le compré el mercado a una madre soltera siquiera. No hice nada. Me lo tiré todo en mi trinidad: “Yo, yo mismo, y solamente yo”.

Algunos de Uds. dirán, “Sí, eso es cierto, si Dios me diera mucho dinero, sería muy generoso con lo que me da”. Permítanme decirles esto: Si no son generosos ahora, lo más probable es que Dios nunca les dé dinero. La Biblia dice “todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará”. El contexto es las finanzas. Al que se le pueden confiar pocos recursos, se le pueden confiar más recursos. Si no podemos manejar lo que Dios nos ha dado ahora, ¿por qué querría darnos más? Y no digo que debemos dar para recibir, sino que debemos ser buenos administradores, y que es más probable que Dios encomiende más a los buenos administradores. No es cuánto nos da, sino cuánto guardamos. Es lo que hacemos con lo que conseguimos y la motivación de nuestro corazón en lo que consumimos.

¿Qué debió hacer? Pues, debió haber gastado el dinero en pagar sus cuentas, y está bien que uno mismo se cuide, pero debió ser más generoso con Dios y los demás. Les daré una historia antitética, del Pastor Rick Warren, un buen hombre que ama a Jesús, con quien he disfrutado buenos tiempos. De vez en cuando hablo con él. Escribió el best-seller del mundo angloparlante en la historia del mundo, después de la Biblia. Un éxito total. Lo hizo súper bien. Y ganó muchos frutos y bienes. ¿Qué hizo con eso? Reembolsó a su iglesia 25 años de salario que le habían pagado. “No lo necesito”, dijo. “Déjenme reembolsarles todo lo que he ganado”. Me parece súper bien. Después empezó a diezmar a la inversa. Da el 90% de sus ingresos y vive del 10% restante. Una generosidad asombrosa. Creo que es fantástico. Ahora, si vive en una casa bonita, y estoy seguro que es bonita, y si se sienta en una silla cómoda, y si tiene asientos térmicos en su auto, ¿creen que Jesús se va a disgustar mucho con él? No, porque ama a Dios de corazón. No está trabajando gratuitamente y está dando el 90%. “Haz lo que quieras. Cómprate unos asientos térmicos. En realidad no me importa”. Esa sería mi perspectiva. Este tipo tuvo esa oportunidad. Ahora tenemos la misma oportunidad, tal vez con menos ceros, pero es la misma oportunidad.

¿Dios o regalo?

Así que la pregunta final es: ¿Nuestras riquezas son nuestro dios, o son un regalo de nuestro Dios? Lucas 12:21 lo dice así: “Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios”. Aquí está el verdadero problema. Vivía para sí mismo. Ese es el problema.

Podemos ser espiritualmente pobres para con Dios, aunque seamos económicamente ricos. Eso es lo que Jesús está diciendo. ¿Cómo somos pobres para con Dios? Podemos ser pobres para con Dios espiritualmente. Cuando pecamos contra Dios, incurrimos deudas. Por eso oró Jesús, diciendo: “Perdona nuestras ofensas”. Cada vez que pecamos, acumulamos deuda con Dios. Así que imagínense si cada mes— he dicho esto antes, pero creo que vale la pena repetirlo— Imagínense si cada mes Dios les mandara una cuenta con la de una compañía de servicios, o la compañía de la tarjeta de crédito. Y digamos que en una columna aparecen todos sus malos pensamientos. Ah caray. “¿Te percataste de eso? ¿Estás despierto a esa hora? Oh, no”. Aquí están todas tus palabras. Todo lo que dijiste está aquí. “Ah caray, sí…uyuyuy”. Aquí están todas tus obras, las cosas malas que hiciste. “Ah caray”. Aquí están todas tus fechorías, las cosas que debías haber hecho que no hiciste. “Oh, estás bromeando”. Pecados de omisión, de comisión, de pensamiento, de palabra y obra. Aquí está tu lista de los motivos que tuviste en todo lo que hiciste. “Oh, estás bromeando”. Imagínese si le pasaran esa factura cada mes, y al calce dijera, “Total, pagadero al infierno”. Y Ud. dice: “¡Aaahhh! Que situación tan estresante”. Y cada mes la cuenta aumenta. Al cobro, notificación atrasada. Interés acumulado. ¡Ahh! Y después un mes le llega una cuenta que dice “Completamente pagado, incluyendo toda deuda a futuro”. ¡Epa! “Con amor, Jesús”.

Jesús es Dios que se hizo hombre. Aunque era rico, por nosotros se hizo pobre. Vivió sin pecado. Murió en la cruz. Murió en nuestro lugar por nuestros pecados. La Biblia dice que se convirtió en rescate por muchos. Es decir, saldó la deuda. Nuestra deuda a Dios fue pagada por Jesús, fue un rescate. Ahora, si no conocen a Jesús, no le pertenecen a Jesús, no son cristianos, y son pobres para con Dios. Están endeudados con Dios. Literalmente tienen que pagar su deuda en el infierno. Pero si reciben a Jesús por fe, como lo dice aquí, son ricos para con Dios. Todos sus pecados son pagados y toda su justicia es dada; ahora son ricos para con Dios. Es algo espiritualmente maravilloso.

Además de ser ricos espiritualmente para con Dios, podemos ser económicamente ricos para con Dios, Es decir, lo que Dios nos da—no estoy hablando de la teología de la prosperidad, donde la gente quiere enriquecerse, ni de la teología de la pobreza, donde todos le tienen miedo al dinero; no queremos ganar dinero; no queremos hace negocios. Es la teología de la generosidad. Queremos ser buenos administradores. Quiero invertir y trabajar bien. Quiero conseguir lo que puedo de una manera que honre a Dios. Quiero pagar mis cuentas, cuidar a mi familia, cuidar nuestra iglesia, dar a los pobres, estar delante de Jesús y oírle decir: “Bien hecho buen siervo y fiel. No adoraste tus riquezas. No adoraste tus riquezas. Adoraste con tus riquezas. Gracias”. Es una enorme oportunidad que Dios nos ha encomendado.

Ser rico para con Dios

Con eso en mente, sé que muchos de Uds. en este momento tendrán una lista de preguntas sobre lo que significa ser rico para con Dios. Trataré de contestarlas sucesivamente en unos instantes, a la luz de lo que estamos llamando una Campaña Generosa. Por la gracia de Dios, aquí es donde nos encontramos en Lucas. Y nos gusta terminar el año con creces. Primero, para la estabilidad, para estar dentro del presupuesto, reducir las deudas.

Segundo, la expansión. Bellevue está inaugurando un segundo campus. Ya no caben donde están. También están inaugurando un edificio más amplio en Bellevue en el Teatro John Danz en el centro de Bellevue. Shoreline tampoco cabe en el edificio donde se encuentran, pero han conseguido un edificio más nuevo y más grande para usarlo las 24 horas del día, los siete días de la semana, a un precio más bajo. Por lo tanto es una buena decisión administrativa para nosotros que les propiciará ingresos adicionales para dar inicio al campus Everett el año entrante. Esto nos permitirá lanzar oficialmente Mars Hill Portland con el Pastor Tim Smith, nuestro antiguo pastor de alabanza, y después pondremos la mira en el sur de California, en el Condado Orange. Como tenemos 1.600 cultos dominicales al año, también queremos mejorar el currículo de los niños, la música de adoración para niños, la Biblia para niños, el ministerio estudiantil, y ayudar a las bandas a que dirijan más personas en la adoración de Jesús. Esa es la idea principal, ¿de acuerdo?

Por eso queremos acabar el año con creces y después queremos posicionarnos para el próximo año. Esta serie viene en el momento idóneo. En cuando a donativos se refiere, no promediamos el 50%, ni el 100%. No estamos haciendo un pésimo trabajo, pero tampoco un excelente trabajo. Ahora promediamos más o menos, entre 70% y 79%. No es de lo mejor, pero tampoco lo peor. No estamos en una crisis, pero queremos prepararnos para un buen futuro.

Además, en parte reducir las deudas consiste en lo siguiente, que tomemos toda propiedad raíz que tenemos conjuntamente—rentamos muchas propiedades, pero también nos perteneces algunas. Algunas fueron donadas, otras las compramos a descuento. Hemos procurado ser buenos administradores en cuestión de propiedad raíz, y aunque en los últimos años hemos incurrido pérdidas importantes, nuestra cartera de inmuebles en este momento goza de un 50% de plusvalía. Mejor dicho, si tomamos todas nuestras propiedades conjuntamente, y las vendiéramos, tendríamos un rédito del 50%. Por lo tanto, y no obstante todo lo demás, nos hallamos bastante bien posicionados. Mejor que la mayoría de Uds. ¿A cuántos de Uds. les gustaría tener una plusvalía del 50% ahora mismo sobre el avalúo de su casa? Muchos de Uds. deben más de lo que vale.

Pero nosotros queremos disminuir lo que debemos porque en parte quisiéramos negociar un mejor préstamo con el banco porque ahora están ofertando mejores tasas de interés para las negociaciones lo cual nos beneficiaría para el futuro. Eso también nos permitirá inaugurar más campuses a futuro. Ahora los bancos no están prestando dinero a las iglesias porque lo que menos quieren es ejecutar la hipoteca de una iglesia. Es malísimo para las relaciones públicas cuando salen las abuelas en el noticiero llorando porque les cerraron la iglesia, con el letrero de ejecución hipotecaria en la puerta. Así que los bancos no se atreven a prestar dinero a las iglesias, por eso procuramos deber poco y después queremos expandir con dinamismo porque ahora es el mejor momento para comprar propiedades raíces si podemos hacerlo, e inaugurar los nuevos campuses que Dios nos permita inaugurar.

¿Quiénes dan en Mars Hill? Hay aproximadamente 10.000 hogares en Mars Hill. Los solteros forman un hogar. Los casados forman otro hogar. Permítanme decirles esto también: Los solteros tendrán que batallar constantemente contra el ídolo del egoísmo. Van y vienen cuando quieren, comen lo que quieren cuando quieren, hacen lo que quieren, gastan su dinero en Uds. mismos. A veces esa temporada de soltería se convierte en una temporada de egoísmo. Así que para nosotros, un hogar podría ser una sola persona o una pareja de casados.

De los casi 10.000 hogares que consideran que Mars Hill es su hogar, y asisten al menos unas cuantas veces al mes, casi las tres cuartas partes de ellos, los tenemos aquí en una lista, aproximadamente 7.600 dieron cualquier cantidad en cualquier momento este año. Es decir, de un dólar al día, hasta los que dan generosamente, fielmente, y con regularidad.

Además, quería ver esto. Antes de hablarles de ser fieles, quise ver si nosotros estamos siendo fieles. El hogar medio en Mars Hill da $1.800 al año. El diácono medio, y la mayoría no reciben salario, los voluntarios y líderes de grupos comunitarios, dan tres veces más de lo que da la persona promedio, casi $5.300 al año. Después están los ancianos, los pastores, los 40 o más hombres en este oficio, muchos de los cuales no reciben salario y son voluntarios que trabajan por fuera, aunque algunos de nosotros integramos el plantel, dan $9.000 al año; cinco veces más de lo que da la persona promedio.

Se los digo por lo siguiente: Antes de hablarles de dar, quise ver si nuestros líderes están dando. Si no lo hacemos, somos una partida de hipócritas. ¿Por qué les hablo a Uds.? Antes debería hablar con ellos. Las buenas noticias son que cuando hay cientos de líderes, no hay problemas. No hay problemas. Sus diáconos, sus ancianos, están dando generosamente. Porque Jesús dijo, “Donde esté vuestro tesoro, ahí también estará vuestro corazón”. Todos ellos están comprometidos. Así que me agrada reportarles que sus líderes son los más generosos. Son los que más aman la iglesia y hacen los sacrificios más grandes. Es maravilloso. Son buenísimas noticias. Deberían estar más alegres. No sé qué les pasa. Está bien, estaba feliz. Si dijera, “Todos los líderes de su iglesia se llaman Judas”, no serían buenas noticias.

¿Debo diezmar? Algunos se preguntan: ¿Debo diezmar? Pueden hacerlo. Es más del 25%. Eso sería genial. Ja ja. Se rió un solo tipo. De acuerdo. ¿Qué es diezmar? El diezmo significa literalmente la décima parte. En el Antiguo Testamento, el antiguo pacto, uno diezmaba el 10% de sus primicias. Es el ingreso bruto, no el ingreso neto. Ni siquiera podemos darle a Dios del ingreso bruto o las primicias porque el gobierno se lo lleva antes que uno. Esto lo aprendí cuando era un adolescente y conseguí mi primer trabajo; calculé la cantidad que debía recibir en mi primer cheque y me dieron algo diferente. Faltaba dinero, y alguien llamado FICA se lo había llevado. Pensé, “Debe ser una nueva palabra que empieza con “F”. ¿Quién es FICA y cómo me quitó el dinero?” ¿Cierto? Daban de su ingreso bruto, no de su ingreso neto. El 10% para el ministerio, el 10% para fiestas y festivales, el 3,3% para ayudar a los pobres, y el 2 y pico % para varias cosas incluyendo ofrendas ocasionales, que acababa siendo en total como el 25% y pico del ingreso bruto. Vaya, es bastante. Es bastante.

¿Entonces cuánto debemos dar? En el Nuevo Testamento, estamos bajo el nuevo pacto. Podrían estudiar esto en su grupo comunitario y sería bueno que lo hicieran con el libro que el Pastor Jamie tuvo la deferencia de darles. 2 Corintios 8 y 9. Básicamente establece que debemos dar regularmente. Eso significa que si nos pagan semanalmente, es bueno que demos semanalmente. Si les pagan cada dos semanas, es bueno que den cada dos semanas. Si es un vendedor y le pagan cada tres meses o cada dos meses, eso está bien. Lo que funcione mejor para Ud. Dé regularmente, regularmente.

En forma sacrificial significa el porcentaje que Ud. pueda ofrendar privándose de ciertas cosas. Si es una madre soltera que no gana nada, cualquier cosa que dé es generosa. No esperamos que Ud. cargue con todo. De hecho, la iglesia y los miembros, y los grupos comunitarios necesitan apoyarla amorosamente. Así que el porcentaje de digamos una persona jubilada que recibe un salario fijo, comparada con la de alguien pobre, de clase trabajadora sería pequeña para la persona pobre, pero para ellos sería un sacrificio. Para alguien bien acaudalado y acomodado, el 10% no es nada. Ni siquiera lo considerarían un sacrificio. Por lo tanto tienen que sacrificar más. Por lo tanto no es cuestión de porcentajes. Es cuestión del corazón cuando determinamos qué es un sacrificio. Hay personas en esta iglesia que para ellos el 10% no constituye un sacrificio.

También tenemos que dar alegremente. Se alegrarán al oír esto. No se trata de decir, “Está bien, ¿cuánto de mi dinero debo darle a Dios?”. No, estamos hablando de decir, “¿Con cuánto del dinero de Dios puedo quedarme, y cuánto debo regalar?”. Me parece genial. No sé qué opinan Uds. La mayoría de mis cuentas no son me dan mucha alegría. No me dan mucha alegría. Pero dar a Dios y a su pueblo, y ver que la gente conoce a Jesús, ver las vidas cambiadas y la oportunidad de hacer discípulos y sembrar iglesias, eso me da mucha alegría. Es algo bueno. Es una inversión en el reino. Son personas que estarán con nosotros para siempre en la presencia de Jesús. Es una gran inversión.

Además, a nivel nacional, ¿cómo están los donativos? El 25% de nosotros los protestantes damos absolutamente nada. Cero. El protestante medio en Estados Unidos conjuntamente da el 2,6%, y algunos de ellos no asisten a la iglesia, por lo tanto si tomamos en cuenta al practicante protestante típico, dan casi el 6% de su ingreso neto, después de impuestos. Eso nos da cierta medida de comparación.

¿Cuánto vamos a dar? Quise saber esto también. Pues, si les decimos a las personas que den, ¿cuánto debemos dar? En Mars Hill regalamos el 16% de nuestros ingresos. Obsequiamos el 16% de nuestro ingreso neto. Este año ya hemos dado $2,2 millones de dólares También nos hemos preparado para algunas cosas este fin de año con nuestros socios de Mercy Ministries, con quienes podríamos alcanzar entre $2,4 y $2,5 millones. Lo regalamos. Nos gusta regalar dinero. Es algo bueno.

Les daré un pequeño ejemplo. Estaba predicando en un centro benéfico de recursos para mujeres embarazadas, donde tienen 4.000 chicas embarazadas en la quiebra que pasan por sus puertas cada año buscando ayuda. Esta organización estaba en apuros y me pidieron que viniera a ayudarles a presentar su acto benéfico anual en una cena que hicieron. Tuve que ponerme un traje. Quería que me vieran como un portavoz oficial que les dice, “Por favor den generosamente”. Y mientras enseñaba, sentí que el Espíritu Santo me decía, “Mars Hill necesita darles $10.000 dólares”, porque era en Everett, y vamos a empezar un campus en Everett; esa es nuestra comunidad ahora también. Entonces llamé al pastor Jamie, o le mandé un texto, creo. Le pregunté, “¿Podemos darles $10.000 dólares?”. Y me dijo, “Claro que sí”. Uds. les dieron $10.000 dólares y están muy agradecidos.

Me encanta que podamos ser generosos como iglesia, que vivamos dentro de nuestras posibilidades. Tratamos de operar con un plantel mínimo. Pero cuando se nos presentan oportunidades, como iglesia somos generosos. Es algo bueno. La gente generosa es feliz. Porque de tal manera amó Dios al mundo que nos ha dado…y nos invita a dar, y a compartir su gozo. Dios solo quiere que compartamos su gozo, y lo logramos compartiendo y dando.

En los últimos diez años eso fue lo que hicimos: Regalamos dinero para ayudar a sembrar iglesias: Hemos sembrado 350 iglesias en Estados Unidos, y también estamos sembrando iglesias en otras 13 naciones. Estamos entrenando pastores por medio de Resurgence. Uds. dieron casi tres cuartos de millón de dólares para los esfuerzos de ayuda y socorro en Haití. Regresaré a Haití en enero. Otras iglesias hicieron lo mismo y llevaron ofrendas especiales. Casi $3 millones de dólares fueron recaudados. También recibimos varios millones de dólares en suministros médicos para las clínicas. Estamos en vías de construir y reconstruir más de 80 edificios de iglesias en Haití que fueron asoladas por el terremoto. Es verdaderamente sensacional lo que Dios está haciendo. Es un honor participar. Eso incluye Micro Misiones, donde cientos de miles de dólares están destinados a los grupos comunitarios para que salgan y ayuden a los pobres, los de su comunidad, y los que sufren. Tenemos un ministerio a las prostitutas en la calle. Las madres solteras reciben comestibles. Esto también incluye el ministerio a los militares a quienes regalamos libros y recursos que nos cuestan decenas de miles de dólares a los soldados en Afganistán, en Irak. Esto nos gusta. Nos hace felices. Es fabuloso.

Pedí que nos dieran esa cifra para compartirla con Uds., porque, repito, si sus líderes no están dando y si su iglesia no está dando, ¿por qué van a dar Uds.? Me agrada mucho poder decirles que sus líderes están dando y que su iglesia está dando y nos regocijamos en la gracia que Dios nos ha dado. ¿Podemos dar más? Claro que sí. Queremos hacer más, y por la gracia de Dios lo haremos.

¿Cómo debemos dar? En el culto, en las charolas de ofrendas, en las canastas de la entrada, en Internet, marshillchurch.org/give. Pueden enviarlo por correo a la oficina, y encontrarán la dirección en la página de Internet. Acciones, bienes raíces, retiros automáticos. Pueden encontrar esas cosas enviándonos un correo electrónico a giving@marshillchurch.org.

Permítanme cerrar con esto antes de recolectar las ofrendas. Les daré la oportunidad de responder. Pero antes de hacerlo, tienen en sus sillas o por ahí cerca un marcador Sharpie. ¿Para qué es esto? Está bien. ¿Qué usan para gastar la mayoría de sus riquezas? ¿Usan tarjeta de crédito, débito, o una chequera? ¿Es su billetera? Por favor sáquenlo ahora. Se los voy a quitar. Confíen en mí. Sáquenlo, tomen su marcador en la mano, y escriban esto. Lucas 12:21, con un signo de interrogación. Escriban eso en su tarjeta de débito. Escríbanlo en su tarjeta de crédito. Escríbanlo en su billetera. Escríbanlo en su chequera: solamente escríbanlo. Lucas 12:21, con un signo de interrogación. La pregunta es: ¿Serán ricos para con Dios?

El estadounidense medio en su vida ganará alrededor de $2 millones de dólares. Si tiene título universitario y vive cerca de una ciudad, ganará más que eso. La persona promedio de Mars Hill ganará digamos $3 millones. Si se trata de un hogar con dos ingresos, ganarán entre $5 y $6 millones más las herencias y cualquier otra cosa que puedan conseguir con los dólares actuales. Así que en los años que vienen, millones de dólares pasarán por nuestras manos. Este año solamente, si tomamos todas las personas en Mars Hill y hacemos una estimación a la baja de lo que nuestro ingreso total sería para una iglesia de 10.000 personas, sería lo mismo para la nación de Tonga. Nuestro producto interno bruto es igual al de una pequeña nación. Cada día votaremos dólar por dólar para ver si seremos fieles con Dios.

Así que quiero que escriban ahí: Lucas 12:21, con un signo de interrogación. Y cuando vaya a gastar ese dinero, haga esta pregunta: ¿Soy necio o soy rico para con Dios? Cada votamos con cada dólar. Oraré por nosotros:

Dios Padre, pido por los que quieren ser ricos para contigo espiritualmente, con fe en el Señor Jesucristo, quien es nuestro rescate y paga nuestra deuda, para que seamos ricos para contigo, Señor Dios, económicamente. Que no nos preocupemos de que los pobres sean pobres y los ricos, ricos, sino de ser justos o impíos. Dios, para los que son ricos pido que sean generosos. Para los pobres pido que sean generosos. Y Dios, pido por los pobres, que en la medida que sean generosos, un día les encomiendes las riquezas, no para que se hagan ricos, sino para que sean buenos adoradores y grandes administradores, para que den generosamente y hagan más ellos mismos para ayudar a los pobres, para que puedan financiar la obra del evangelio y la iniciación de iglesias. Dios, compartimos en tu gozo y damos, así que por favor bendice nuestra ofrenda y por favor bendice las decisiones que vamos a tomar, porque tenemos unas decisiones muy grandes que tomar sobre si vamos a adorar las riquezas o si vamos a adorarte con las riquezas en el nombre de Jesús. Amén.

[Fin del Audio]

Nota: Esta transcripción ha sido editada.