Lucas 21:20–28 (LBLA)
20 Pero cuando veáis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su desolación está cerca.
21 Entonces los que estén en Judea, huyan a los montes, y los que estén en medio de la ciudad, aléjense; y los que estén en los campos, no entren en ella;
22 porque estos son días de venganza, para que se cumplan todas las cosas que están escritas.
23 ¡Ay de las que estén encinta y de las que estén criando en aquellos días! Porque habrá una gran calamidad sobre la tierra, e ira para este pueblo;
24 y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan.
25 Y habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y sobre la tierra, angustia entre las naciones, perplejas a causa del rugido del mar y de las olas,
26 desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las potencias de los cielos serán sacudidas.
27 Y entonces verán AL HIJO DEL HOMBRE QUE VIENE EN UNA NUBE con poder y gran gloria.
28 Cuando estas cosas empiecen a suceder, erguíos y levantad la cabeza, porque se acerca vuestra redención.
Las grandes preguntas, ¿de dónde venimos?, ¿por qué estamos aquí?, ¿a dónde vamos al morir?, estas nos ayudan a interpretar individualmente nuestras vidas y la historia humana colectivamente. Depende cómo contestamos esas preguntas.
Si uno es, digamos, un ateo evolucionista, no cree que hayamos venido de Dios, que estamos aquí por casualidad, que no tenemos un propósito concreto en estar aquí y al morirnos, no vamos a ningún lugar en particular. Otros les dirán que la historia es solo una serie de ciclos repetitivos, que todo sigue hacia adelante en una serie continua de errores y aprendizaje. Después oímos: «Si no aprendemos de la historia, estamos destinados a repetirla», lo cual es cierto, en parte.
¿Cómo debemos interpretar la historia humana sobre la tierra y nuestro lugar en ella? ¿Qué está pasando? ¿Por qué estamos aquí? ¿Qué lugar ocupamos? Repito, ¿de dónde vinimos? Al morir, ¿a dónde vamos? Ahí es donde entra en juego la Biblia. Nos da la gran historia de Dios. La Biblia no se trata principalmente de nosotros, pero es para nosotros. La Biblia trata principalmente de Dios.
Dice que nosotros, la historia humana, y la vida que conocemos en la tierra, viene de Dios. Que estamos aquí bajo la soberanía de Dios y que finalmente moriremos y compareceremos ante Dios. Que provenimos de Dios, estamos aquí para Dios, y que moriremos y rendiremos cuentas a Dios. Toda la historia, incluyendo nuestras vidas individuales en medio de la historia, deben interpretarse a la luz de estos hechos. La Biblia nos da una perspectiva única sobre la razón por la que estamos aquí, lo que pasará después, qué relación tiene lo que experimentamos hoy con el pasado, y cómo nos prepara para el futuro.
Para empezar, quisiera darles tres palabras: Presciencia, profecía, y soberanía. La presciencia de hecho significa que de antemano Dios conoce el futuro. Sabe lo que va a suceder antes de que suceda.
Es un concepto que nos cuesta mucho entender porque no sabemos el futuro. De hecho, gastamos mucho tiempo aquí en la tierra tratando de predecir y anticipar el futuro. ¿Cuándo repuntará la economía? ¿Cuándo tocará fondo el mercado inmobiliario, y cuándo empezará a mejorar? ¿Cuándo sucederá el próximo ataque terrorista y cómo podemos prevenirlo? ¿Cuál es la próxima gran idea para que al invertir en ella veamos crecer nuestra cartera de inversiones? ¿Cuál es la próxima gran estrategia de mercadeo para anunciarla de antemano? ¿Dónde están las oportunidades? ¿Hacia dónde va la cultura? ¿Quién tiene sabiduría para el futuro?
Francamente, nadie sabe el futuro. Algunos creen confiadamente que lo saben, y otros lo adivinan de vez en cuando, pero ninguno de nosotros tiene la presciencia total del futuro. Nadie conoce en detalle lo que sucederá. Pero Dios sí. Dios tiene la presciencia. Dios sabe de antemano lo que sucederá. Dios no tiene principio ni fin. Dios está por encima del tiempo y obra dentro del tiempo, pero es aparte del tiempo y ve el tiempo dentro de lo que podemos concebir como algo entero y completo. Por lo tanto, Dios tiene presciencia del futuro.
Eso nos lleva a la segunda palabra, profecía. Profecía es cuando Dios da a conocer el futuro. Como Dios sabe el futuro, lo da a conocer. Cuando fue escrita, casi el 25% de la Biblia era de índole profética. Dios nos dice: «Esto es lo que sucederá en el futuro». Muchas de esas profecías trataban de la venida, la muerte, la sepultura, y la resurrección de Jesucristo, el héroe de la historia, y en torno a la cual toda historia halla su significado.
Así que hay presciencia; Dios conoce el futuro. Hay profecía; Dios predice el futuro. Y soberanía, donde Dios coordina la historia y el futuro en cumplimiento tanto de sus profecías como de toda su presciencia. La Biblia usa este lenguaje de varias maneras y en varios pasajes.
Hoy veremos a Jesucristo usar todas tres en Lucas 21:20–28 cuando habla de los tiempos de los gentiles. Esta es la última mitad del sermón de la semana pasada. Hay tantas cosas en Lucas 21 que no pudimos tratarlas todas en una sola sesión, pero aquí completaremos esta unidad, esta idea.
Veremos a Jesús aquí en la tierra como Dios en carne humana, demostrando lo que es la presciencia. Sabía detalladamente, exactamente lo que sucedería en los siguientes 40 años, más o menos, y lo que acontecería en el futuro. Lo profetiza; nos dice exactamente lo que iba a suceder. También es soberano. Todo se cumple tal como lo dijo, y no solo lo confirma la Biblia sino la historia misma, y los historiadores no cristianos también lo confirman.
Empecemos. Las tres grandes ideas para entender bien la historia. Les daré un pequeño anticipo. Nos dijo que el templo sería destruido, y que las creencias y la religión judía de esos días estaba a punto de acabarse. Segundo, que Dios haría algo nuevo llamado el tiempo de los gentiles. Tanto gentiles como no judíos serían salvos. Tercero, que Jesús regresaría.
Son tres periodos o épocas de la historia humana. Estaba el judaísmo, que llegó a su fin. Después vinieron los tiempos de los gentiles donde los no judíos empezaron a seguir y a adorar a Jesús como el Dios de la Biblia en cumplimiento de la profecía. Después todo culmina con la segunda venida de Jesús. Así es como debemos ver la historia. Así es como debemos ver la historia, y vivir a la luz de ella.
Primero, Jesús dice que el templo sería destruido. Lucas 21:20–23: «Pero cuando veáis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su desolación está cerca. Entonces los que estén en Judea, y los que estén en medio de la ciudad, aléjense; y los que estén en los campos, no entren en ella; porque estos son días de venganza, para que se cumplan todas las cosas que están escritas. ¡Ay de las que estén encinta y de las que estén criando en aquellos días! Porque habrá una gran calamidad sobre la tierra, e ira para este pueblo».
Mucho de lo que se ha discutido hasta ahora en Lucas ha girando en torno al templo. Jesús fue traído al templo cuando era niño para que sus padres lo dedicaran. Es probable que Jesús haya ido al templo como niño con su familia, porque era lo que acostumbraban hacer y estaban en condiciones económicas y físicas para hacerlo entre los que adoraban a Dios.
El templo fue edificado por decreto divino hacía cientos de años. Al final fue destruido y otro templo fue construido durante el reinado de un rey impío, Herodes. Era un templo magnífico, una de las grandes maravillas del mundo. Para el pueblo de Dios, el templo se consideraba el lugar más santo de la tierra. Era el lugar entre Dios y el hombre. Era el punto que conectaba cielo y tierra. Era donde ofrecían sacrificios por el pecado. Los sumos sacerdotes intercedían entre el pueblo y Dios. Era donde la nación encontraba su identidad colectiva y su comunidad.
La gente pasaba gran parte de su vida orando por Jerusalén, y hacían peregrinajes a Jerusalén. Si pueden imaginarlo, era la ciudad de la esperanza, y el templo era el lugar de paz. Como niño, uno hacía el viaje con sus padres, y ellos le hablaban a uno de cuando ellos mismos fueron allá de niños, y de los abuelos y tatarabuelos, y les hablaban del Antiguo Testamento, de su gente, de su heredad, su historia, su linaje, su familia, de cientos de años atrás, y les decían. Este es nuestro Dios. Este es el lugar donde lo adoramos. Este es nuestro peregrinaje. Este es nuestro amor y devoción y adoración al Dios de la Biblia. Así es Él y esto es lo que ha hecho. Este es el amor que sentimos por esta ciudad y por este templo. De pronto viene Jesús y dice que todo eso sería destruido.
Como les dije en otros sermones, fue algo difícil de entender. Es decir, Jerusalén es una gran ciudad sobre una colina, por lo tanto es defendible. Está rodeada de muros y puertas. Es enorme. Los cimientos eran de piedra del tamaño de los vagones de ferrocarril. Como les dije anteriormente, construían los cimientos con losas de mármol que pesaban más de 100 toneladas. Eran enormes.
Ni siquiera habían acabado de construir el segundo templo en esa época. Todavía lo estaban construyendo. La gente había dado y esperado generosamente y con gran expectativa. Cada año venían en los días santos más importantes, y las fiestas y las celebraciones como la Pascua, que es la temporada en que se desenvuelve Lucas 21. Se entusiasmaban al ver qué otras obras le habían hecho al templo, y lo glorioso que se había vuelto. Era la cosa más grandiosa que habían visto. Gente sencilla que vivía en casas pequeñas y chozas iban a este enorme templo que fue construido literalmente encima de una roca, para que todos lo vieran brillando en su gloria; una ciudad sobre una colina.
Y llega Jesús y dice que todo eso sería derribado. Todo sería destruido. Debió haber sido impactante. ¿Qué significa eso? ¿Cómo es posible que suceda tal cosa? Era la señal de que el judaísmo que practicaban se había acabado, por el cumplimiento mismo en el judaísmo de Dios el Salvador: Jesucristo el Mesías judío. Por lo tanto esto no es contra el judaísmo, sino el cumplimiento del judaísmo. No es anti judío, puesto que Jesús mismo es judío. Es el cumplimiento del judaísmo en la persona de Jesús quien es Dios entre nosotros, nuestro Mesías judío, el Salvador.
Lo que dice es muy específico, que la ciudad de Jerusalén sería rodeada por ejércitos, y que sitiarían la ciudad. Que los que vivían en la ciudad debían huir a los montes y a las laderas y a los campos. Los que vivían lejos de la ciudad, no debían entrar a la ciudad de Jerusalén, o acercarse al templo cuando viniera el día del juicio, la venganza, y la ira.
La idea principal es que Dios es Dios de amor, gracia, y misericordia, pero también es Dios de santidad, justicia, e ira. Es ambas cosas. No podemos aferrarnos a las partes de la Biblia que nos gustan e ignorar las otras. De hecho, la ira de Dios se menciona más que el amor de Dios en cuanto a las veces que se menciona. En la Biblia, la ira de Dios se menciona más frecuentemente que el amor de Dios. Dios es amor, es santo, Dios juzga. Dios es amor, pero Dios derrama su ira puesto que el amor lo requiere. No se puede amar sin odiar. No se puede amar la santidad sin odiar el pecado. No se puede amar la vida sin odiar la muerte. No se puede amar a Dios, sin odiar todo lo que se oponga a Dios.
Aquí hay ira. La destrucción de Jerusalén, la ciudad, y el templo que era su atracción principal, fue por el juicio o la ira de Dios. Porque Dios había venido a la ciudad de Jerusalén en la Persona de Jesucristo, y aunque no toda la ciudad lo rechazó porque algunos se volvieron cristianos, y algunos se volvieron adoradores de Jesús, redactores de las Escrituras y mensajeros de Jesús en la tierra, muchos, sin embargo, rechazaron a Jesús.
No solo lo mataron, empezaron a matar a sus seguidores. Diez de los doce discípulos murieron como mártires. Trataron de matar a Juan, pero lo hirvieron vivo y lo exiliaron a Patmos. Pablo mismo, el entrañable amigo de Lucas y su acompañante de viajes, quien escribió gran parte del Nuevo Testamento, fue decapitado. Fue una muerte violenta para los seguidores de Jesús. Dios había venido a cumplir todas sus profecías y promesas en la Persona, obra, vida, muerte, sepultura, y resurrección de Jesús. Aunque algunos recibieron a Jesús, otros lo rechazaron.
Por lo tanto, la ciudad de Jerusalén fue juzgada, y el templo fue juzgado, así como habrá un juicio de las naciones, las ciudades, las familias, las religiones, las sectas, y las ideologías que rechazan a Jesús. No fue algo que sucedió instantáneamente, porque como dice la Biblia, Dios es paciente y tardo para la ira. De la muerte, sepultura, y resurrección de Jesús hasta la destrucción de Jerusalén y del templo pasaron casi 40 años; suficiente tiempo para que la gente tuviera un cambio de corazón y de parecer.
Así como Dios ha tenido paciencia con el mundo por miles de años. Seguimos esperando la segunda venida de Jesús, la resurrección de los muertos, ser sentenciados al cielo o al infierno, y el destino eterno de la humanidad. Dios está siendo muy paciente. Los que han rechazado a Jesús todavía están vivos y respirando porque Jesús los ama, es paciente con ellos, y está dándoles una oportunidad para escapar de su ira, apartándose del pecado y confiando el Él como su Señor, su Salvador, y su Dios.
Jesús profetiza concretamente cuando dice que habrá un día de ira y un día de juicio; un día de consecuencias. Ya viene. Esta es la presciencia, la profecía, y la soberanía. Dios conoce el futuro, nos cuenta el futuro, y nos garantiza que el futuro se cumplirá tal como lo prometió. Esto sucede en todas las Escrituras, y este es un ejemplo.
Jesús dice: «Cuando veáis la ciudad rodeada de ejércitos—», quiso decir que los soldados romanos vendrían y la sitiarían. Eso sucedió en 70 d. C. Durante varios meses los romanos sitiaron la ciudad de Jerusalén y rodearon el templo. Como resultado, la comida, el agua, y las provisiones no podían entrar a la ciudad. Era una táctica militar para hacer morir de hambre a la gente, y así mismo sucedió. Josefo, era un antiguo historiador que documentaba hechos fuera de la Biblia. Tácito era otro historiador que documentaba hechos fuera de la Biblia; no eran necesariamente cristianos, solo cuentan la historia. Confirman que todo esto ocurrió tal como Jesús lo había prometido. En la ciudad la gente literalmente se moría de hambre y deshidratación. Como Jesús dijo, fue un tiempo horrible para las madres que amamantaban a sus niños. Estaban tan malnutridas que no podían alimentar a sus recién nacidos. Josefo señala que la gente recurría al canibalismo; hubo anarquía; personas que literalmente se comían el polvo del suelo para paliar el hambre de sus estómagos.
Esto sucedió durante meses. Como les dije en otro sermón, Josefo documenta que murieron más de un millón de personas. Tácito dice que esa cifra era más bien 500.000. Se lo que haya sido, fue un holocausto en esos días donde murió la gente. En aquel entonces los romanos decidieron tomar la ciudad y el templo, y nadie se les opuso. La gente había muerto, estaban malnutridos, muriéndose de hambre, se morían, estaban afligidos, sin esperanza.
La ciudad fue sitiada. Dieron la orden de destruir el templo, pero según la historia, otra vez por la soberanía de Dios, un soldado accidentalmente provocó un incendio que destruyó parte de la ciudad y del templo, y entonces dieron la orden de arrasar con toda la ciudad y derrumbarla a tierra. La ciudad de Jerusalén fue devastada. El templo fue demolido literalmente piedra por piedra.
Puedo decirles que así ha quedado hasta ahora. Estuve allá. Lo hemos visto. No hay templo. Fue destruido en 70 d. C. La gente no va al templo. No tienen sacerdote. No tienen sacrificio. No van allá los días santos. Se acabó. Lo digo con todo el amor y respeto. Algunos judíos aman a Jesús, pero otros no. El judaísmo se acabó. El judaísmo se acabó. El judaísmo se basaba en el templo, los sacerdotes, y a los sacrificios por el pecado. Eso no ha existido desde el año 70 d. C. Se acabó.
Cuando estuve ahí, hablé con unos judíos devotos, cordiales, y amables; no fue nada personal, pero tuvimos un desacuerdo muy importante. Me decían: «Un día de estos vendrá el Mesías y reconstruirá el templo y reanudaremos los sacrificios». Han pasado 2.000 años. Además, esa área del templo ahora está controlada por musulmanes. La gran mayoría de las personas que viven en la parte antigua de la ciudad de Jerusalén, dentro de los muros, son musulmanes.
No parece que sea el avivamiento del judaísmo. Se acabó. ¿Por qué? Porque no lo necesitamos. No necesitamos un templo, no necesitamos sacerdotes, no necesitamos sacrificios. Tenemos a Jesús. Él es nuestro lugar santísimo. Él es nuestro Sumo Sacerdote. Él es nuestro Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Por lo tanto el centro de nuestra fe hoy no es un lugar, es una Persona. No vamos a Jerusalén. No vamos a la Meca. No vamos a ningún lado. Acudimos a Jesús. Él dijo que nunca nos dejaría ni nos abandonaría, que siempre estaría con nosotros hasta el fin del mundo. Que no vamos a estar con Dios, sino que Él ya vino a estar con nosotros en Jesucristo, Emanuel, que significa «Dios con nosotros».
Tengan por seguro amigos que podemos ir a Jerusalén y ver los lugares documentados en la Biblia, pero eso no nos acerca más a Dios; nadie puede acercarse más a Dios más que en Jesús. Se me partió el corazón al ver esa gente, algunos cristianos, poner sus oraciones en el Muro de los Lamentos. ¿Por qué? «Porque ahora mi oración está más cerca de Dios». Para nada. Oramos por el poder del Espíritu Santo, por medio del Hijo de Dios, a Dios Padre. Hay un solo mediador entre nosotros y Dios, Cristo hombre. Nadie puede acercarse más a Dios más que en Jesús. Él es quien nos reconcilia con el Padre.
No se trata de un lugar; se trata de una persona. El lugar era exclusivamente para preparar a las personas para la venida de aquella Persona. Cuando llegara esa Persona, el lugar ya no sería necesario. Por lo tanto, sí, amamos a Jerusalén, amamos a Israel, queremos que el evangelio se difunda por allá, y queremos que la gente conozca a Jesús. Pero no creemos que los cristianos que adoran allá adoran al mismo Dios que adoramos. Nosotros adoramos a Jesús como Dios, ellos no. El centro de su fe es un lugar. El centro de nuestra fe es una Persona. Ellos adoran una sombra; nosotros adoramos al Cristo resucitado.
Lo que pasó aquí fue que el judaísmo fue juzgado. Fueron juzgados por su clase de religión. Dios estaba cambiando su forma de vivir. Aunque algunos habían sido fieles y obedientes a las enseñanzas de la Biblia hasta ese momento, llegó el momento de que se acabara. De esa manera, Dios se aseguró de que todo cambiaría con la muerte, sepultura, y resurrección de Jesús, y que nuestra fe cambiaría, de un lugar, a una Persona. Que se trataría solo de Jesús para siempre.
Cuando llegue ese día, cuando llegue el juicio, cuando la vida que conocen se acabe, dice Jesús que huyan a las ciudades. Fue algo contraintuitivo porque en aquellos días huían a las ciudades para refugiarse. Pero Jesús les dice, «Cuando venga ese día, huyan a los montes, al campo, y a las colinas».
De modo que todo ocurrió como Jesús lo había prometido. Vinieron los romanos y la sitiaron; los cristianos, los seguidores de Jesús huyeron, y se fueron. Hicieron exactamente lo que Jesús les dijo, y sobrevivieron. ¿Por qué? Porque Jesús tiene presciencia, conoce el futuro; profetiza, predice el futuro; es soberano; hace que el futuro se cumpla.
Jesús es diferente a cualquier otra persona y a todos. Conoce el futuro en gran detalle. Casi 40 años después de que Jesús dijera esto, todo ocurrió y sus seguidores hicieron exactamente lo que les dijo, y sobrevivieron mientras que otros murieron.
Primero, dijo que el templo sería destruido. La forma de adorar, y el estilo de vida que habían practicado, fue abolido por Dios mismo como juicio para los que habían rechazado a Jesús, el Hijo de Dios.
Segundo, que los gentiles serían salvos. Bien, estas son las tres grandes épocas de la historia humana que Jesús menciona aquí. La forma de vivir de los judíos ha terminado. Ahora Dios va de Jerusalén a las naciones.
Lo leemos en Lucas 21:24, «Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles—», es decir, por los romanos, «hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan». Jesús dice, «Se acabaron las cosas como eran antes, ahora vamos a hacer las cosas a una escala mundial».
A decir verdad, hay personas gentiles, o sea no judíos, como nosotros que no somos descendientes directos de Abraham, que se vuelven descendientes espirituales de Abraham, por fe. Cuando la Biblia habla de los gentiles, se refiere a los que no son judíos. Ciertamente, y puede que se aterren algunos al oírlo: Abraham ni siquiera era judío. Era gentil. Era miembro de una familia pagana, de una región pagana. La Biblia dice en Génesis, y resuena por toda la Biblia porque lo dice repetidas veces, que Abraham, o Abrán como se llamaba originalmente, creyó al Señor y le fue contado por justicia. Por lo tanto Abraham empezó como un gentil que confiaba en el Dios de la Biblia y en la venida de Jesucristo, y fue salvo por fe, por la gracia del Dios de la Biblia. Es la historia de Abraham.
Él mismo se circuncidó y se volvió padre de la nación de Israel, y tiene descendientes tanto físicos como espirituales. Los descendientes físicos son judíos de nacimiento. Los descendientes espirituales han nacido de nuevo por su fe en Jesús, y son cristianos; adoran al Dios de Abraham. Así es como nosotros los gentiles fuimos adoptados en la familia de Dios. No es por nacimiento, sino por el nuevo nacimiento. No es por quien sea nuestro padre, sino en quién tenemos puesta nuestra fe, si es en Jesús. Abraham confiaba en la venida de Jesús como nosotros confiamos en la segunda venida de Jesús. Es lo mismo.
Cuando Jesús menciona aquí el tiempo de los gentiles, habla de lo que había empezado con Abraham, un gentil que encontró la fe, o sea algo que también sucedió en otras partes de la Biblia. Les daré algunos ejemplos: Hay una mujer llamada Rut en el Antiguo Testamento. Era de ascendencia moabita, una gentil. Por fe adoraba al Dios de la Biblia y fue convertida. Asimismo, Rahab, una ramera, era gentil. Se volvió una adoradora del Dios de la Biblia, y fue salva por su fe. Hay ejemplos de personas que siendo gentiles empezaron a adorar al Dios judío. Por ejemplo, en tiempos del Éxodo en el Antiguo Testamento, el pueblo de Dios salía de Egipto, y dice que unos egipcios salieron con ellos, que se habían unido al pueblo de Dios y adoraban al Dios de los judíos.
Al principio del Evangelio de Lucas dice que Jesús había venido por las naciones; que había venido, no solo por una nación, sino por todas las naciones; no por una raza, sino por todas las razas; no por una tribu, sino por todas las tribus; no por un solo idioma, sino por todos los idiomas; no por una cultura, sino por todas las culturas; no por un pueblo, sino por todos los pueblos. Que vino primero a los judíos, y después a los gentiles; que vino primero a los descendientes físicos de Abraham a invitarlos a convertirse en descendientes espirituales de Abraham por fe, y a partir de ahí a difundir las noticias de Jesús por todo el mundo. Después de morir y resucitar, Jesús reunió a sus discípulos, en Hechos, y les dijo: «Recibiréis poder cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros; y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra».
Eso fue exactamente lo que pasó. Eso fue lo que sucedió en parte debido a la destrucción del templo. El pueblo de Dios fue forzado a huir y a dispersarse. Lo hicieron, se dispersaron entre las naciones de la tierra. Hoy nos encontramos en un período de la historia humana la cual Jesús denomina los tiempos de los gentiles. Aquí ocurrió esta historia de Jerusalén, de este Dios judío, de este Dios hecho hombre llamado Jesús; fue donde su muerte y sepultura sucedieron, donde toda esa verdad, esa salvación, y el cumplimiento de las profecías y de la historia fue consumado, como lo dijo en la cruz. Esta es la dispensación de tiempo donde las noticias de la muerte de Jesús por el pecado y su resurrección como Salvador es difundida a los gentiles y a todas las naciones de la tierra. Es el tiempo de los gentiles. Es el tiempo en que vivimos. Francamente, por eso estamos aquí.
Jesús dijo que el templo sería destruido. ¿Eso fue falso o verdadero? Verdadero. Jesús dijo que vendrían los tiempos de los gentiles, el tiempo en que los no judíos adorarían al Dios de la Biblia, a Jesucristo. ¿Eso es falso o verdadero? Es verdadero. Ahora en la tierra, hay varios miles de millones de personas que adoran al Dios de Abraham, a Jesucristo. Hay cristianos esparcidos entre las naciones de la tierra, toda clase de naciones, lenguas, tribus, y gentes.
Por eso hay traducciones de la Biblia, para difundir las Escrituras y la historia de Jesús en miles de idiomas. Por eso la Biblia es el documento más traducido de la historia del mundo. Ningún libro ha sido traducido más que la Biblia. ¿Por qué? Porque estamos en los tiempos de los gentiles. Por eso enviamos misioneros por todo el mundo a los grupos étnicos y a las tribus no alcanzadas. ¿Por qué? Porque estamos en los tiempos de los gentiles.
Por eso iniciamos la Iglesia Mars Hill, porque estamos en los tiempos de los gentiles. Hasta que Jesús regrese, sí, debe ser exaltado mucho en Jerusalén con la esperanza de que la gente lo conozca, hasta los mismos judíos. También queremos que los judíos amen a Jesús. Jesús mismo era judío. No debe ser tan difícil demostrar que es buena idea para los judíos, y más allá, para las naciones de la tierra. Queremos que toda nación conozca a Jesús. Queremos que toda lengua, toda persona, todo idioma, toda tribu conozca a Jesús. Fue precisamente lo que Jesús nos dijo: Que fuéramos testigos suyos hasta los confines de la tierra.
Por eso invertimos dinero en las misiones. Por eso fundamos organizaciones: para llevar las noticias de Jesús alrededor del mundo. Cuando uno se vuelve cristiano, forma parte de un movimiento global, dirigido por el Espíritu Santo para llevar las noticias de Jesús a todos y a cualquiera, en todas partes y en cualquier lugar. Ese es el corazón de Dios. La salvación es para nosotros, y el mensaje se transmite por medio de nosotros, para que otros le adoren. Todo culmina en Apocalipsis donde habla del fin del mundo, que Jesús es la figura central, y que en el reino de Dios habrá todos los idiomas, tribus, lenguas, y naciones. Es asombroso.
Algo en nosotros desea la armonía global, la unidad, la reconciliación racial, la reconciliación cultural, la reconciliación de los géneros, y reconciliación económica. Su nombre es Jesús. La única reconciliación posible es cuando vivimos por algo más grande que nuestro país, más grande que nuestra raza, más grande que nuestro género. Vivimos para la gloria de Dios. Vivimos como pueblo de Dios. Vivimos como la iglesia de Dios. A medida que Jesús sea lo principal y lo exaltemos, nos volvemos personas sin nada en común mas que el Dios que adoramos y nos aúna.
Por eso es que aquí en Mars Hill, somos una tribu peculiar. Jóvenes, ancianos, morenos, blancos, trigueños, ricos y pobres, educados y sencillos: esta increíble diversidad. Diferentes generaciones y etapas de la vida. ¿Qué los aúna? ¿Cómo nos volvimos un pueblo? ¿Cómo nos volvimos una comunidad? Ah, Jesús. Él nos amó a todos, nos buscó a todos, nos sirvió a todos, nos salvó a todos. Como resultado, Él es el centro que nos aúna, y no nos aunamos en torno a un lugar, sino a una Persona, por eso nos convertimos en personas que encuentran su identidad en el amor de nuestro Salvador. Eso es lo que significa el tiempo de los gentiles. Es exactamente lo que Dios está haciendo.
Por eso ha sido asombroso. He tenido el privilegio de viajar y ver lo que Dios está haciendo, lo que el Espíritu Santo está haciendo a través de las personas. Estuve en Grecia, Israel, Turquía, Haití, Sudáfrica, Escocia, Londres, Irlanda, India. He viajado por todo el mundo—no recuerdo todos los sitios donde he estado—Estados Unidos, por todo Canadá. Veo personas que vienen a Jesús. Sí, podríamos hacer mejor las cosas, pero lo asombroso es que está pasando. Se están sembrando iglesias, nuevos grupos étnicos están siendo alcanzados; y es maravilloso porque el mundo entero necesita a Jesús.
Para que sepan cómo estamos participando en esto, creemos que todo esto nos impulsa a sembrar iglesias. No solo les hablamos a las personas acerca de Jesús, cuando lo conocen los traemos juntos como iglesia y les damos pastores que los amen, líderes que les sirvan, y los protejan contra las falsas enseñanzas, y los instruyan en los caminos del Señor, y les ayuden a desarrollar sus dones para que sus vidas se acoplen a los propósitos del reino de Dios en la tierra.
Puede que algunos no estén familiarizados con esto, pero tenemos varias maneras de hacerlo. Tenemos el ministerio Resurgence de Mars Hill para ayudar a equipar y servir a los líderes misioneros alrededor del mundo. Regalamos los E-books, los blogs, y el entrenamiento, cargamos todas nuestras conferencias, publicamos libros, y ahora es el blog de liderazgo cristiano más concurrido de todo el Internet. El sitio de liderazgo cristiano más concurrido de todo el Internet es theresurgence.com, es nuestra manera de decirles a todos los que ayudan a difundir las noticias de Jesús que si de alguna manera podemos servirles y ayudarles y proporcionarles instrucción y ánimo, queremos hacerlo.
Dios ha bendecido mucho esa iniciativa. Nos llegan reportes literalmente de todas las naciones del mundo. Mejor dicho, la lista de naciones que descargan nuestra información, hace poco recibí el reporte, era de página, tras página, tras página, tras página, en letra muy pequeña, de todas las naciones de la tierra donde líderes cristianos que sirven en los tiempos de los gentiles descargan información y les ayudamos sirviéndoles en el campo misional, que es un gran honor. Así que gracias por dar a esa iniciativa.
También tenemos Hechos 29. Hay 28 capítulos en Hechos, pero Hechos 29 es nuestra forma de decir que seguiremos haciendo lo que venimos haciendo hasta que Jesús vuelva. Estamos en los tiempos de los gentiles, lo cual significa, salgan y cuéntenle de Jesús, centren sus esfuerzos principalmente en los gentiles, los en no judíos, pero no pasen por alto a los de ascendencia judía. Los resultados han sido abrumadores. No nos llevamos el crédito; es obra de Dios. Además, otras iglesias están dando, sirviendo, y haciendo mella, por lo tanto no somos los únicos. Destinamos el 10% de nuestro presupuesto a Hechos 29.
Recientemente tuvimos nuestro retiro anual de Hechos 29, donde reunimos a los pastores y a sus esposas. Ahora tenemos, solo en Estados Unidos, casi 400 iglesias Hechos 29, con casi 175,000 personas que se congregan durante la Pascua, lo cual es asombroso. Tenemos casi 500 sembradores de iglesias potenciales esperando ser evaluados, y seguimos adelante. ¿Por qué? Porque estamos en los tiempos de los gentiles.
Además, estamos trabajando en 13 países, tratando de encontrar ciudadanos nacionales que aman a Jesús, para apoyarlos, ayudarles económicamente, y animarlos, ¿para qué? Para compartir a Jesús con los demás, muchos de los cuales nunca han oído, para que ellos también siembren iglesias y sirvan a Jesús. ¿Por qué? Porque estamos en los tiempos de los gentiles.
Eso incluye a los amigos. Un querido amigo que se llama Arjuna Chiguluri de la India Occidental ha sembrado centenares de iglesias; tiene un orfanato y está expandiéndose a Nepal y a Pakistán. La obra se expande y se extiende, y cuenta con un instituto bíblico que ha crecido y ahora es un seminario. Vison Nationals (Visión Nacionales) es un gran ministerio. Sus sembradores de iglesias pueden recibir financiamiento fácilmente. Todos son hindúes que se convirtieron y conocieron a Jesús. Estamos en los tiempos de los gentiles. Los hindúes de la India están conociendo a Jesús como Señor, Dios, Salvador, y Cristo, y consiguen una bicicleta o una motoneta, dependiendo del financiamiento que reciban, que son como $30, $40 ,o $50 dólares al mes, dependiendo del área que Uds. estén financiando.
Tiene una visión de sembrar 10.000 iglesias, y oramos para que eso se cumpla. En Hechos 29 tenemos una visión de sembrar miles de iglesias en Estados Unidos y más allá, y oramos para eso se cumpla. Arjuna envía a sus sembradores de iglesias; llevamos más de diez años trabajando con ellos. Hace muchos años Uds. dieron la plata para comprar el terreno del orfanato donde ahora cuidan cientos de huérfanos.
Lo asombroso es que al enviar a sus pastores en los tiempos de los gentiles, muchos de ellos viajan a pequeñas aldeas rurales que nunca han oído el nombre de Jesús en toda su vida. Llega un tipo en su bicicleta o en su motoneta, y empieza a aunar esa aldea. Estamos hablando de aldeas con carretas de bueyes y techos de paja, un estilo de vida antiguo, sin electricidad y pisos de tierra. He estado allá, es asombroso. La gente conoce a Jesús y siembran una iglesia, y cada uno de esos sembradores de iglesias va y siembra tres iglesias más en tres aldeas, y utilizan la bicicleta y la moto para transportarse entre las tres.
Algunos de ustedes preguntarán, ¿Y por qué lo hacen? Porque estamos en los tiempos de los gentiles. Lo que sucedió en Jerusalén fue para todo el mundo y para todas las personas. La muerte, sepultura, y resurrección de Jesús es real. Él es Dios, Señor, Salvador, Rey y Cristo. Ahora, en los tiempos de los gentiles, tenemos el privilegio de compartir las buenas nuevas de Jesús, empezando en nuestra ciudad, nuestra región, nuestra nación, hasta todas las naciones de la tierra, ayudando además a llevar nuestros dólares y nuestras oportunidades a quienes aman y sirven a Jesús mientras siga abierta esta ventana de oportunidades. Amigos, los tiempos de los gentiles no durarán para siempre. Llevamos un poco más de dos mil años y puede que dure unos minutos más, unas horas más, unos días más, semanas, meses, años, décadas, o milenios, no lo sabemos.
No sabemos cuándo regresará Jesús. Pero hasta que vuelva, estamos en los tiempos de los gentiles. Es una ventana de oportunidades, por lo tanto necesitamos un sentido de urgencia. Necesitamos un sentido de urgencia que incluye las iglesias de Mars Hill. Por eso estamos reubicando algunas de nuestras iglesias a espacios más amplios para que más personas puedan conocer a Jesús. Por eso estamos inaugurando una iglesia en Everett y oramos con expectativa para que a mediados del año entrante inauguremos otra en Rainier Valley. También adelantamos esfuerzos para inaugurar una en enero además de la iglesia en Everett y la de Seattle Norte, en Orange County, y otra en Portland. Oren porque estamos cotizando propiedades, movilizando líderes y recaudando dólares.
Parece que en Mars Hill la rueda del molino sigue girando a 100 millas por hora. ¿Saben por qué? Porque estamos en los tiempos de los gentiles. Hay oportunidad. Si hay oportunidad, queremos aprovecharla. Jesús está vivo, el Espíritu Santo ha sido derramado, y el mundo entero necesita a Jesús. Eso significa que necesitamos enviar personas hasta los confines de la tierra y alrededor del mundo. También necesitamos enviar personas hasta los confines de la cuadra y a la casa de enfrente, porque la gente necesita a Jesús ahí también.
Una de las razones por las que enfocamos muchos esfuerzos en las ciudades y sus contornos es porque las naciones pasan por las ciudades. Por lo tanto podemos alcanzar a las ciudades y a las personas que se van a trasladar, a viajar, y a regresar a otros países. Por eso son tan importantes las iglesias en y junto al centro de las ciudades. Por eso son tan importantes las iglesias Mars Hill ubicadas en y junto a las universidades. Entran los estudiantes, los trabajadores, los turistas, los viajeros. Si conocen a Jesús, se llevan las noticias de Jesús y de pronto el tiempo de los gentiles se multiplica, aumenta, y las buenas nuevas de Jesús se propagan por toda la tierra.
Todo esto es muy estratégico para nosotros. Por eso sembramos iglesias. Por eso usamos el Internet. Por eso regalamos muchas cosas en línea y en formato digital. Por eso nos posicionamos, no exclusivamente, sino sobre todo en y alrededor de los centros urbanos. Por eso amamos a la gente pobre de todo corazón y a los estudiantes universitarios y los que tienen la oportunidad de trasladarse y viajar a otras naciones. Ustedes dirán, «¿Pero por qué lo hacen?». Quiero que sepan esto Mars Hill. Todo esto es muy misional. Somos gente misionera. Formamos parte de un movimiento misionero. Estamos pensando como misioneros porque la ventana de oportunidades está abierta, Jesús vive, y todavía no ha regresado para juzgar a vivos y muertos. Estamos en los tiempos de los gentiles. Estamos en los tiempos de los gentiles.
Los que estén interesados en sembrar iglesias, o en dar inicio a una iglesia Mars Hill, este otoño creo que está programado para noviembre, tendremos un entrenamiento básico aquí en Seattle. Ahí es donde hablamos de sembrar iglesias, del evangelismo, y la obra misionera. Evaluamos personas para ver si reúnen los criterios bíblicos para avanzar como personas enviadas a los tiempos de los gentiles. Quiero que piensen y oren por eso. Quiero que los hombres piensen y oren por eso.
Primero, dijo que el templo sería destruido; que las cosas iban a cambiar. Segundo, que vendrían los tiempos de los gentiles. Tercero, que la historia se acaba porque Jesús vuelve. Lucas 21:25¬–28, «Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y sobre la tierra, angustia entre las naciones, perplejas a causa del rugido del mar y de las olas, desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las potencias de los cielos serán sacudidas. Y entonces verán AL HIJO DEL HOMBRE». El gran título de Jesús del libro de Daniel, «QUE VIENE EN UNA NUBE con poder y gran gloria. Cuando estas cosas empiecen a suceder, erguíos y levantad la cabeza, porque se acerca vuestra redención».
El día viene en que la historia que conocemos se acabará. Cuando Jesús regrese. Jesús prometió que el templo sería destruido, y sucedió. Prometió que vendrían los tiempos de los gentiles, y está sucediendo. Jesús prometió que regresará, y sucederá. Sucederá. Este mundo no dura para siempre. El pecado, la injusticia, la tiranía, el mal, la opresión, la muerte no continúan para siempre. Jesús vuelve. Pondrá fin a la historia humana. La historia tiene un principio, una mitad, un fin, un nuevo comienzo, un nuevo cielo, una nueva tierra, la Nueva Jerusalén, la resurrección de los muertos, nuevos cuerpos glorificados; ese es el modelo y el plan de Dios para la historia humana.En realidad amigos, no sabemos cuándo regrese Jesús. Pero queremos vivir fielmente, humildemente, por el poder de Dios, hasta que lo veamos cara a cara. La Biblia dice varias cosas al respecto, que el mundo que conocemos se acabará. Que Jesús regresará. Que los muertos resucitarán, como Jesús resucitó de los muertos. Que habrá un juicio final, que nadie se saldrá con las suyas en ninguna manera. Que en el cielo el infierno habrá personas para siempre. Y que el reino de Dios, sobre el cual reina Jesucristo, el Rey de Reyes, cubrirá toda la tierra y todas las personas, por toda la eternidad. Es lo que dice la Biblia.
Por lo tanto como cristianos entendemos de dónde venimos: De Dios. Por qué estamos aquí: Por Dios. Hacia dónde vamos: A Dios. Entendemos por qué el mundo no está como debería ser: por causa del pecado, la locura, y la rebeldía de la humanidad. Sabemos que queremos obrar en pro de la justicia, el amor, la misericordia, y la gracia sobre la tierra; y que al final estos anhelos no se cumplirán hasta que el Príncipe de Paz regrese y traiga paz y prosperidad sobre la tierra, provisión, y protección por la misma presencia de Dios con nosotros en Jesús que vive para siempre.
Para cerrar, quiero que de veras que vivan a la luz de la eternidad. Quiero que sepan que estamos en los tiempos de los gentiles. Hasta que Jesús regrese, debemos ocuparnos en la obra del reino, por la gracia de Dios. Los que no son cristianos entre ustedes, quiero que sepan que su vida se acabará, que comparecerán ante Jesús, y que hay un destino eterno en el cielo o el infierno, de bendición o castigo. Todo depende si han creído en Jesús o no. Por lo tanto aún no es demasiado tarde. La ventana de las oportunidades todavía está abierta. El tiempo de los gentiles continúa y está disponible para nosotros.
Bien, para cerrar, quisiera darles cinco pensamientos para estar listos para la venida de Jesús. Quiero que piensen en estas cosas personalmente. Quiero que hablen de ellas con sus familias. Tenemos grupos comunitarios que se reúnen en varios horarios y lugares para hablar de las principales ideas de la Biblia que cubrimos los domingos y la semana que empieza. Quiero que hablen de estas cosas en su grupo comunitario esta semana. Si no pertenecen a uno, por favor intégrense a uno. Por favor participen en uno. Jesús salva a los individuos y los conecta a las comunidades para que sean pueblo de Dios, no individuos de Dios.
Primero: ¿De veras creen que Jesús regresará? ¿De varas lo creen? ¿Es algo que al oírlo piensan, «De veras no lo sé»? ¿En realidad creen en las palabras de Jesús? Todo lo demás que dijo ya se cumplió, tal cual. Queremos que también confíen que regresará. La fe consiste en creer en Dios hasta que veamos lo que hizo. La fe es creer en lo que Jesús está diciendo, hasta que veamos lo que Jesús está haciendo.
Segundo: ¿Está preocupado por los detalles de su venida? Algunos de ustedes sí. Les digo esto Mars Hill, Hechos 29, porque pertenecemos a algo que tiende a ser, no exclusivamente, pero en gran parte, un movimiento joven de Dios. En los últimos 12 meses me dijeron que bautizamos 1.246 personas; es decir, muchos cristianos nuevos, alabado sea Dios. Muchos de ustedes todavía no son cristianos, pero los amamos y Dios los está compungiendo, y quizás hoy sea el día de su salvación.
En otros movimientos antes del nuestro he visto; les daré un ejemplo del pasado: En los años 60 y 70 hubo un gran derramamiento del Espíritu Santo llamada el Movimiento de Jesús. Fue algo asombroso. No lo critico para nada. Fue un milagro de Dios. Una generación entera parece que fue cautivada con el amor de Jesús. En masa, los hippies, drogadictos, los pervertidos sexuales del todo espirituales pero sin el Espíritu Santo, sino más bien como los demonios, conocieron a Jesús, y muchísimos de ellos fueron salvos. Una enorme cantidad de jóvenes se volvieron cristianos.
Hoy por hoy todavía no se ha visto eso. Espero que estemos presenciando el comienzo, pero aún no lo vemos. Espero y pido a Dios que veamos esa clase de manifestación en masa y un avivamiento en los tiempos de los gentiles. Siempre lo pido en oración. Por eso estamos obrando. Vemos tantas cosas de qué animarnos pero podría haber mucho más. Queremos eso en la gracia de Dios.
Sin embargo, me parece que el Movimiento de Jesús se descarrió y perdió su rumbo. La gente empezó a fascinarse con el arrebatamiento y el fin del mundo y la segunda venida y todas esas cosas. De repente, sí, había amor por Jesús, pero empezaron a fascinarse más por las fechas y los tiempos y los eventos y las circunstancias. De repente, se levantaron líderes e hicieron conferencias y la gente hacía predicciones de cuándo regresaría Jesús y las señales de su venida. Tomaban la Biblia y el noticiero de la noche y los combinaban.
Muchos creyentes nuevos y gente joven dijeron, «Se acerca el fin del mundo. Jesús podría regresar en cualquier momento». Eso resultó en una especie de miopía. Algunos no se casaron cuando debieron haberlo hecho. Algunos no tuvieron hijos cuando debieron tenerlos. Algunos no compraron casa porque no le veían sentido si en cualquier momento irían a estar con Jesús, aunque debieron hacerlo. Algunas iglesias no compraron el edificio o dejaron de hacer planes a largo plazo, o no pensaron generacionalmente sobre el legado que debían dejar. Todos tenían un sentido de crisis y de urgencia inmediata. Algunos de los líderes principales, incluso unos que amaban a Jesús, hermanos y hermanas en Cristo, empezaron a predecir el fin del mundo haciendo que sus seguidores jóvenes se volvieran frenéticos. Nada de eso ayuda.
¿Están demasiado interesados o preocupados o inmersos en los detalles de su regreso? Leen demasiados libros sobre el fin del mundo y no echan de ver las necesidades del mundo? ¿Tratan de predecir las cosas siendo que Jesús dijo en otra parte que nadie sabe la hora ni el día? ¿Están demasiado preocupados? Algunos de ustedes no creen en la segunda venida de Jesús. Eso no es suficiente. Algunos de ustedes están demasiado inmersos en los detalles y tienen opiniones muy fuertes sobre cosas que todavía no han pasado. Eso es demasiado.
Tercero: Si Jesús regresara hoy, ¿hay algo que les remuerde no haberlo hecho? ¿Hay cosas que necesitan obedecer? ¿Hay asuntos en su vida que deben resolver? ¿Hay pecados en su vida que necesitan confesar? ¿Hay dinero que necesitan dar? ¿Hay horas que necesitan apartar para el voluntariado? Sea lo que sea. No sé qué pueda ser en su vida, pero el Espíritu Santo lo resaltará, se lo hará saber.
Puede que estén obrando bajo un falso sentido de que aún hay tiempo suficiente. No sabemos cuándo vamos a morir ni cuando volverá Jesús. Eso no debe asustarnos y darnos un sentido de crisis, sino animarnos a tener un sentido de urgencia. Conozco cristianos, iglesias, denominaciones, que parecen pensar que nos queda mucho tiempo, y podría ser, pero puede que no. Si Jesús regresara, hay algo que el Espíritu Santo ya nos dijo que hiciéramos con convicción? ¿Algo que deberíamos hacer porque no sabemos cuánto tiempo nos queda?
Cuarto: Si Jesús regresara hoy, ¿hay alguien a quien no le ha hablado de Jesús y le remuerde no haberlo hecho? Familiares, amigos, compañeros de trabajo, vecinos. Correcto, es el tiempo de los gentiles. Es hora de hablarle a todo el mundo de Jesús. ¿Con quién no han hablado? ¿A quién necesitan mandarle una carta o correo electrónico esta semana, un mensaje de texto, una llamada, programar tiempo para estar con ellos, hacerles la visita, sentarse con ellos y hablarles? «Lo siento, he pecado contra ti, por favor perdóname». La reconciliación. «En realidad no te he hablado de Jesús; de veras necesito hacerlo. Hace mucho que quería regalarte esta Biblia. Puedes empezar de Lucas en adelante; buen sitio para empezar. Quería invitarte a la iglesia o al grupo comunitario pero no lo hice, déjame invitarte ahora».
Quinto: ¿Cómo pueden planificar para las generaciones futuras y a la vez estar listos para la venida de Jesús? Aquí es donde está la tensión. ¿De acuerdo? Soy padre de cinco hijos, y necesito hacer planes para mis hijos, mis nietos, mis bisnietos. Necesito pensar en el legado y el linaje. Qué tal que sean otros mil años, dos mil años, diez mil años, hasta que Jesús venga? Necesito pensar en nuestra familia y nuestra historia, nuestro linaje y nuestro legado. Significa invertir en un fondo médico, y para la universidad, y ayudar a nuestros hijos a amar a Jesús y prepararlos para servirle como adultos fieles y criar a nuestros nietos para formar parte del tiempo de los gentiles. ¿Cierto? Es un gran plan, un legado generacional.
También significa estar preparados hoy. Si regresara hoy, que no me encuentre avergonzado, que no sea negligente, que no me distraiga con las cosas del mundo, tanto, que no me halle fiel en las cosas de Dios.
La mayoría de las teologías, iglesias, denominaciones, y tradiciones van por este camino o aquel. Se trata del futuro y el legado, y el linaje y planificar una estrategia a largo plazo, y pensar a largo plazo, pero pasan por alto el presente. Son familias que piensan en sus hijos y nietos, pero no alcanzan a sus vecinos. Son denominaciones con planes a largo plazo de 40 años, pero no hay conversos, el evangelismo ha cesado y está muriendo, y la siembra de iglesias se ha estancado.
O están tan inmersos en el presente, que padecen una especie de miopía. Piensan a corto plazo, planifican a corto plazo, tienen un sentido de urgencia de que viene el fin del mundo, pero no necesitan escribir nada, o necesitan hacer planes a largo plazo, no necesitan comprar propiedades y sembrar nuevas iglesias y preparar un plan de estudio y doctrina y teología y preparación porque ¿saben qué? Piensan que todo se acabará muy pronto. Es como salir de compras la víspera de Navidad. Solo quedan unos minutos para esforzarse y hacer lo mejor posible. Las personas y las denominaciones y las iglesias y las comunidades que viven así no tienen un buen legado; Tienden a ser cortos de vista, a desviarse, a gastar tiempo y energía, aunque tienen buenas intenciones, no están bien posicionados.
¿Cómo pueden ustedes— ¿Cómo puede su familia, su grupo comunitario, la Iglesia Mars Hill, y ustedes personalmente, cómo pueden vivir con esa tensión de planificar para un futuro largo de servir a Jesús por generaciones, y estar preparados para la venida de Jesús en cualquier momento?
Dios Padre, gracias por la oportunidad de estudiar las Escrituras, yo quiero vivir en esa tensión. La Biblia dice que debemos hacer preparativos para mil generaciones, pensar en mil generaciones. Por lo tanto decimos sí, Señor, queremos ser fieles en eso. La Biblia también dice que Jesús podría regresar en cualquier momento, y que siempre debemos estar preparados. Por lo tanto queremos estar listos para eso. Dios te damos gracias que por medio de Jesucristo vemos que el templo fue destruido y toda la Escritura fue cumplida y que estamos viviendo en el tiempo de los gentiles. Como gentiles, Señor Dios, te damos gracias que nuestro pueblo aunque no somos descendientes físicos de Abraham por fe nos volviste descendientes espirituales de Abraham, adorando a Jesús, el mismo Dios en el que él esperaba y el mismo Dios que esperamos otra vez.
Dios, te damos gracias porque nacimos en este momento de la historia, después de la cruz y la tumba, y podemos hablarle al mundo de Jesús. Podemos hacerlo con la tecnología que nos permite una velocidad más rápida y cifras más grandes que nunca. Y te doy gracias porque empezaste la Iglesia Mars Hill en un lugar muy experimentado en tecnología, y que a la vez el Internet llegó a existir para que usáramos la tecnología y anunciáramos a Jesús y nos expandiéramos a Albuquerque, a Portland, a Orange County, y a donde quieras llevarlo. Qué gran oportunidad es esta. Gracias Señor por los tiempos de los gentiles, gracias por la tecnología para alcanzar a los gentiles. Te damos gracias como gentiles que nos has alcanzado también.
Y Dios, confesamos en el nombre de Jesús, que creemos en las palabras de Jesús, que regresará, que habrá un juicio, que en el cielo y el infierno estarán habitados, que los muertos resucitarán, y que todos moraremos en algún lugar para siempre, llorando o regocijándonos, dependiendo de lo que hicimos con el mensaje de tu Hijo. Dios, para los que no son cristianos, pido, Dios, que acudan a Jesús ahora mismo por el poder del Espíritu Santo. Y para los que somos cristianos que ahora mismo seamos investidos con poder por medio del Espíritu Santo para que hablemos con todos y con cada persona acerca de Jesús, para que nuestras vidas cuenten para el reino de Dios. En el buen nombre de Jesús. Amén.
Nota: Esta transcripción ha sido editada.