Dios siempre tiene la última palabra. Solo Dios tiene la última palabra. El Antiguo Testamento termina de la misma manera en que termina la historia en el libro de Malaquías, el último libro del Antiguo Testamento, y tuvieron una larga lista de preguntas y objeciones para con Dios.
Les daré unas cuantas: «¿En qué nos has amado? ¿En qué hemos menospreciado tu nombre? ¿En qué te hemos deshonrado? ¿En qué le hemos cansado? ¿Dónde está el Dios de la Justicia? ¿En qué te hemos robado? ¿Qué hemos hablado contra ti?». Tienen muchas preguntas para Dios, tienen muchas conversaciones con Dios, muchas acusaciones y muchos argumentos contra Dios. Y el libro de Malaquías termina, el Antiguo Testamento termina, la última palabra de Dios en 400 años, es que Dios tiene la última palabra. Dios tiene la última palabra.
Y esto nos muestra cómo terminará la historia en última instancia. Mientras tanto, viviremos en medio de una cultura que tiene objeciones y querellas con Dios pero, el final, Dios siempre tiene la última palabra. Él tiene la última palabra. Y si encuentran este lugar en sus Biblias, podríamos estudiarlo juntos.
Se trata de Malaquías 4, versos 1 al 6. Escucharemos la palabra final de Dios en 400 años. Con esto cierra el Antiguo Testamento anticipando la venida de Jesús, y Dios tiene cuatro cosas en mente: El cielo, el infierno, la Biblia, el arrepentimiento y el hombre. Así que estoy muy entusiasmado. Son mis cuatro cosas favoritas que no se comen. Me emociona mucho hablar de estas cosas: el cielo, el infierno, la Biblia, el arrepentimiento del pecado, y el hombre.
Es la última palabra de Dios para toda la historia humana, y aquí Dios también nos habla en nuestros días. Empieza hablando del cielo y del infierno. Malaquías 4:1-3: «Porque he aquí», así es como Dios pretende cautivar nuestra atención así que, oigan, presten atención. «Porque he aquí, viene el día, ardiente como un horno», van a escuchar este lenguaje del infierno, «y todos los soberbios y todos los que hacen el mal serán como paja; y el día que va a venir les prenderá fuego —dice el Señor de los ejércitos— que no les dejará ni raíz ni rama. Mas para vosotros que teméis mi nombre», o sea, esta es otra categoría de personas, «Mas para vosotros que teméis mi nombre», o sea, el pueblo de Dios, «levantará el sol de justicia con la salud en sus alas; y saldréis y saltaréis como terneros del establo. Y hollaréis a los impíos, pues ellos serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies el día en que yo actúe —dice el Señor de los ejércitos—».
Aquí está hablando del Día del Señor. Es uno de los grandes temas de los profetas en el Antiguo Testamento. Están anticipando algo llamado el Día del Señor. Y el Día del Señor es una serie de días y eventos a lo largo de la historia que culminan en el Día Postrero. El Día Postrero es el Día del Juicio.
Se refiere en últimas a la segunda venida del Señor Jesucristo, la resurrección de los muertos, el juicio de todas las personas para que entren a su destino eterno y reciban su galardón en presencia de Dios o su castigo en presencia de Jesús. Todos darán cuenta al Señor Jesucristo. Todos inclinarán la cabeza y doblarán la rodilla ante el Señor Jesucristo; algunos para salvación eterna, otros para condenación eterna, y a eso se refiere el Antiguo Testamento cuando habla del Día del Señor. Por tanto, el Día del Señor es el el mejor día para el creyente y el peor día para el incrédulo. Son los dos lados de la moneda proverbial.
Si usted está aquí y no es cristiano, necesito que sepa esto, usted va para el infierno. Usted va para el infierno. Usted dirá: «Eso no tiene nada de cariñoso». La buena noticia es que usted no tiene que ir al infierno. La mala noticia es, si usted no conoce ahora mismo al Señor Jesucristo, si no se ha apartado del pecado ni confiado en Él, su destino eterno ahora es el infierno, los tormentos conscientes y dolorosos del infierno.
Y Dios hace enfatiza esto tanto en las Escrituras, y sobre todo aquí en Malaquías, porque nos preocupamos tanto por el presente que se nos olvida anticipar lo eterno. Aquí Dios pronuncia sus últimas palabras en 400 años, y quiere que las personas sepan que el pecado no seguirá para siempre, que la vida como la conocemos no seguirá para siempre, porque viene el día en que todo cambiará y la vida que conocemos se acabará y la vida eterna que tenemos por delante vendrá, vendrá por nosotros. Y compara al infierno a un fuego, a algo ardiente. Él usa este lenguaje: «Ardiente como un horno». Aquí habla del tormento consciente.
Y algunos de ustedes dirán: «Este es el Dios del Antiguo Testamento, y el Dios del Antiguo Testamento es bastante intenso. Pero después llega Jesús, y Jesús es muy dulce, muy bondadoso». Jesús habla más del infierno que cualquier otra persona en la Biblia. Más que cualquier persona en toda la Biblia. Jesús habla del infierno y usa el mismo lenguaje, «Ardiendo como un horno, un fuego candente, un tormento doloroso». Jesús usa el mismo lenguaje para cautivar nuestra imaginación y crear un sentido de urgencia en nosotros para que queramos evitar esa clase de castigo eterno que nos aguarda si no llegamos a conocerle.
Y algunos usan este lenguaje para hablar de algo llamado nihilismo, o sea que después de morir, dejamos de existir, que sufrimos un rato pero después termina. Pues el ardor que menciona aquí no es como el ardor que nosotros experimentaríamos. Si pusiéramos un leño en el fuego, si hacemos un fuego en nuestra chimenea, al final se extingue.
El ardor del infierno no es así. El ardor del infierno es un ardor sobrenatural. Es algo inexplicable porque es algo eterno. Por tanto, hablando de esta misma cosa al final de Isaías, y es interesante que Malaquías cierre hablando del infierno, e Isaías cierra hablando del infierno porque Dios siempre quiere que pensemos en lo eterno y si vamos a estar con Él o contra Él. Pero Isaías 66:24 lo dice así: «Su fuego no se apagará», que el fuego del infierno nunca se apaga, que el ardor y el sufrimiento es eterno, es inconmovible, es interminable.
Hoy en día se supone que no debo decir eso, pero como los amo, tengo que decir eso. Y quiero advertirles que consideren su destino eterno: si se han apartado del pecado y confiado en Jesús o si estaban destinados a esa clase de eternidad. Porque los amamos, no queremos eso para ustedes.
Pero necesitan saber esto, que nadie se sale con las suyas en ninguna manera. Dice que se les prenderá fuego como paja. Como si toda la historia humana se estuviera amontonando como leña apilada para quemarla eternamente.
Pensaba en esto hace poco. Estaba afuera sobre mi montón de leña blandiendo el hacha porque a mi hijo Gideon y a mí nos encanta hacer fuego en la chimenea durante el transcurso del invierno. Calienta la casa. Nos encanta pasar el tiempo juntos. Y mientras yo cortaba y apilaba leña con mi hijo, pensé que esta es una buena metáfora que la Biblia usa para la humanidad, en que las personas que están pecando no se salen con las suyas en ninguna manera.
Y piensan que sí porque piensan: «No me estoy quemando. No estoy ardiendo. Nada me está pasando. Estoy quedando impune». No, no es así. Usted está apilado como leña seca con su mamá su papá, su hermano, su hermana, y su tía y su tío y su primo y su novio y su novia, todos están apilados como leña seca, y no están saliéndose con las suyas, para nada, solo están esperando el día en que la paciencia de Dios se acabe. Él tiene una mecha muy larga, pero no dura para siempre. Habrá un día en que su paciencia se acabe. Habrá un día en que pondrá fuego a la humanidad por pecar contra Él y por rebelarse contra Él, y el tiempo entre hoy y ese tiempo es una temporada de paciencia.
Y la verdad es que no sabemos cuánto durará esa temporada. Por eso les insto con sentido de urgencia que consideren su propio destino. Vivimos en un día en que supuestamente eso no se oye decir. Que debemos decir que somos básicamente buenos. Que todas las religiones son básicamente lo mismo y que lo único que tenemos que hacer para ir al cielo es morir.
Y después decimos cosas como: «Sabemos que están en un lugar mejor porque murieron». Necesita más que su muerte para ir a un mejor lugar. Necesita la muerte de Jesús en su lugar para ir a un mejor lugar. Entonces empieza con el infierno. ¿Les cautivó la atención? Debería haberla cautivado. Y después habla sobre el cielo.
Ven, para el no cristiano esta vida es lo más cercano al cielo que experimentarán jamás. Para el cristiano, esto es lo más cercano al infierno que experimentarán jamás. Al morir las cosas empeoran para el no cristiano. Y mejoran para el cristiano. No solo habla del infierno, sino del cielo; y me parece curioso que la mayoría de los estadounidenses no creen en el infierno, pero sí creen en el cielo. No queremos pensar que va a haber un juicio, pero sí queremos pensar que habrá misericordia.
Pues, sí hay juicio por parte de Jesucristo y hay misericordia en Jesucristo, y aquí se inclina 400 años hacia el futuro anticipando la venida de Jesucristo, y está hablando de si estaremos eternamente con Él en misericordia o con Él en justicia. Y me encanta el lenguaje que usa para hablar del cielo.
Permítanme decirles que hemos sido deficientes como cristianos en hablar del cielo a tal punto, que ni siquiera suscita emoción ni interés. O sea, nunca promocionaríamos unas vacaciones como lo hemos hecho con el cielo. Nunca lo haríamos porque nadie compraría el boleto jamás. Lo he dicho antes, pero, como saben, la imagen que tiene la mayoría de las personas cuando uno muere es que nos volvemos bebés con pañales, sentados en una nube con alas pequeñas que en realidad no sirven para vuelos largos. Con pelo rizado, saben, tocando ¿cuál instrumento? Un arpa. O sea, ¿cuál joven de 13 años ahora mismo está pensando: «Quiero tocar rock con el arpa, y quiero tocar rock con ella siempre en un pañal»?
Ya ven por qué sería una propuesta de venta muy difícil, entusiasmar a los hombres con esta visión eterna, porque piensan: «¿En serio? ¿Seguro que no se trata del infierno donde tocaré el arpa en pañales? ¿Seguro que es el cielo? Porque me suena al infierno». ¿Cuántos hombres están pensando: «Sí, me suena al infierno»? Para mí el infierno sería vestir un pañal para siempre tocando arpa, ¿de acuerdo? Ese no es el cuadro bíblico del cielo.
Y algunos de ustedes piensan que el cielo es solo un estado etéreo, eterno, en el cual nuestro cuerpo es sepultado y nuestra alma va a estar con el Señor. Pues, ese es el estado intermedio pero el estado eterno ocurre cuando el alma regresa al cuerpo y el cuerpo resucita de la muerte. Jesús resucitó de la muerte y nuestros cuerpos serán resucitados de la muerte de esa manera, y la maldición será levantada. Habrá un nuevo cielo, una nueva tierra, la Nueva Jerusalén.
Cuando hablamos de esto mis hijos me preguntan cosas como: «Papá, ¿podremos ir a nadar en el cielo?». Claro que sí. «¿Podremos tirar la pelota en el cielo? ¿Podremos treparnos en los árboles y luchar en el cielo?». Sí, pueden hacer cualquier cosa en el cielo menos pecar y experimentar las consecuencias del pecado con cosas como las enfermedades y la muerte, sí.
Nuestro concepto del cielo debe ser lo que debería haber sido el mundo antes que el pecado lo invadiera y lo corrompiera. Necesitamos un concepto más grande y un entendimiento más bíblico del reino de Dios, del reino eterno de Dios. Y Él usa dos analogías que en mi opinión son muy hermosas como la luz del sol.
Porque vivo en Seattle y esta me parece especialmente atractiva. Esta es la temporada del año en que se pone oscuro todo el día, todos los días durante meses. Uno no sabe a qué hora salió y se puso el so a menos que mire su celular. Es la única manera de saber cuándo salió el sol y cuándo se puso porque si miramos por la ventana todo se ve igual. Todo el día es oscuro. Estamos tan hacia el norte, que todo el día es oscuro. Y aunque haya un poco de sol, las nubes lo oscurecen. Es oscuro. Algunos que escucharán esto viven en lugares diferentes a Seattle, los postreros serán primeros. Ustedes vivirán en Seattle en el cielo y los postreros serán primeros. Y yo viviré en el Sur de California. Pero hasta entonces, vivo en Seattle.
Y francamente, cada Febrero y Marzo más o menos me siento muy deprimido. No puedo salir. Siempre está oscuro. Siempre está lloviendo. Los días son cortos. Los niños empiezan a enloquecerse. Mis hijos sufren de encierro, es difícil. Lo que está diciendo es que el cielo será como la luz del sol de un nuevo día. Imagínense como es después de un invierno frío, duro, oscuro y llega el primer día en que sale el sol. Es cálido. Y si están escuchando esto y viven en el Sur de California, imagínense cómo es esto, ¿saben? Vivir en un lugar como este. Por eso es que la gente va a lugares soleados a tomar vacaciones. Por eso es que en invierno, la gente va a lugares como Phoenix y Orange County: por el sol. Da esperanza. Da vida. Da sanidad. Aún recuerdo muchas veces después de un largo, frío, duro, y oscuro invierno, en el que tenemos un día excepcional. Hace calor afuera. Sale el sol. Y lo que me gusta es salir y quedarme ahí parado. Gracias, Señor. Y siempre cito Eclesiastés donde dice: «Agradable es la luz, y bueno para los ojos ver el sol».
Él dice que el cielo será así, y con en nuestros cuerpos glorificados, resucitados y perfectos, será como la luz del sol de un nuevo día. Y si leen Apocalipsis, dice que no habrá sol porque toda la luz que emanará a través de la nueva creación será la luz de la gloria desvelada de Jesucristo. Por eso no necesitaremos el sol siquiera, porque tenemos al Hijo de Dios. O sea, es algo abrumador, sobrecogedor.
También dice que aquel día vendrá con sanidad, con sanidad. ¿No les suena genial? No más doctores. No más hospitales. No más cirujanos. No más quimioterapia. No más hospicios. No más fisioterapia. No más sillas de ruedas. No más bastones. No más andadores ortopédicos. No más recetas. Es casi imposible concebir de un mundo así. El pecado trae muerte. Y como Jesús conquistó la muerte, Él trae vida. Sanidad, sanidad, sanidad espiritual. Sanidad emocional, sanidad física y completa para todo el pueblo de Dios para siempre.
Este enero cumplimos un año desde que murió el papá de Grace. Esta será la primera Navidad para nosotros sin el Grandpa Gibb. Él amaba a Jesús. Fue pastor por casi 40 años. Nos alegramos porque él conocía al Señor Jesús y volveremos a reunirnos con él. Vivió más de 80 años, pero a medida que envejecía su salud iba mermando. Recuerdo cuando los niños eran pequeños, él se lanzaba a la piscina y jugaba pelota y nadaba y salía a montar bicicleta.
Y a medida que iba envejeciendo, los veía hacer esas cosas pero él ya no podía hacerlas. Incluso llegó el momento en que se le dificultaba caminar desde su carro a los partidos de béisbol de mi hijo porque se le hacía difícil respirar y se quedaba sin aire. La última Navidad que tuvo, iba disminuyendo la energía de su vida y se la pasaba sentado en su silla sin hablar mucho, y notábamos que estaba muy fatigado, y murió al poco tiempo. La Biblia dice que en el reino de Dios habrá sanidad; no habrá más enfermedad, no más sufrimiento, no más muerte.
Y dice que será como los terneros del establo que salen saltando. Nos imaginamos un poco, después de un largo, frío y duro invierno, que llega la primavera, nace un animal. Es joven, vivaz, vibrante, está emocionado, y ha estado recluido en un establo. Y finalmente abren el establo y dejan que el animal corra libremente, qué emocionados están.
No entendía esto hasta que conseguimos un perro. Finalmente conseguimos un perro. Un pastor alemán, un buen perro. Una familia se deshizo del perro y lo tomamos, es un buen perro. He notado que cuando salimos durante el día, si tenemos que meter al perro a una caja o a una perrera, adivinen qué hace. Todavía es muy cachorra la perra. Se desespera.
Lo primero que hace es estirarse. Tan pronto vamos llegando, empieza a estirarse. No les mostraré cómo, porque no puedo estirarme. Esta es casi toda la flexibilidad que tengo, pero el perro se estira, y uno sabe que está preparándose para ser librado. Tan pronto llegamos empieza a mover la cola y se pone a saltar, y no lo haré porque no puedo. Pero el perro empieza a saltar. Abrimos la puerta y ¿qué hace el perro? Salta, corre. La última vez me dio la vuelta como 17 veces, no estoy bromeando. ¿Saben por qué? El perro estaba tan feliz de estar libre, moviendo la cola, súper emocionado.
Dios dice que así seremos en la resurrección de los muertos. Finalmente saldremos de la tumba, saldremos del ataúd, finalmente saldremos del cuerpo caído y maldito. Finalmente estaremos en el estado que Dios quiso cuando hizo todo bueno en gran manera, antes que el pecado lo malograra todo. Qué imaginería tan increíble. Es el Día del Señor. Todo día que vivimos entre ahora y entonces es en preparación para ese día.
¿Cómo será ese día para usted cuando el Señor Jesús regrese y lo llame para que salga de su tumba así como Él salió de su tumba? ¿Irá al infierno? ¿Irá al cielo? ¿Sufrirá para siempre, o será bendecido para siempre? ¿Será como alguien que vive en un horno que nunca deja de arder, o como alguien sanado con la luz del sol en su rostro y gozo en su corazón y una dulzura en su andar?
Si no se ha apartado del pecado ni ha confiado en Jesucristo, Dios hecho hombre, que vivió sin pecado y murió en la cruz en su lugar, por sus pecados, y resucitó como su Salvador, usted está destinado al infierno en vez del cielo.
Y es interesante, porque muchas personas ni siquiera piensan en estas cosas, sobre todo la gente joven que dice cosas como: «Todavía falta mucho para eso, luego me decido». Usted no sabe cuándo llegará el día de su muerte, y no debe presumir de la gracia de Dios. Debe haber sentido de urgencia, pero si Dios le está dando esta oportunidad: el infierno o el cielo, la condenación o la salvación, debería apartarse del pecado y confiar en Jesús ahora mismo y vivir el resto de sus días a la luz de ese día, el gran día, el Día del Señor.
Empieza con el cielo y con el infierno, y sigue con la ley y los profetas. Repito, esto fue lo último que Dios dijo por 400 años. Malaquías 4:4 y 5: «Acordaos de la ley de mi siervo Moisés». Bien, acabamos de ver esto en los Diez Mandamientos.
Está volviendo a eso, a los escritos de Moisés, a los primeros cinco libros del Antiguo Testamento. «de los estatutos y las ordenanzas», hay 614 en los primero cinco libros del Antiguo Testamento, «que yo le ordené en Horeb para todo Israel. He aquí, yo os envío al profeta Elías antes que venga el día del Señor, día grande y terrible». Aquí está hablando de la ley, Moisés y los profetas: Elías. La ley es Moisés, y Elías simboliza a los profetas.
La ley es Palabra de Dios, es donde Dios nos da sus normas. Dios es santo, Dios es justo, Dios es bueno. Dios escribe: «Por eso te hice, y se supone que debías haber vivido así y si decides desobedecer la ley, mis normas, estás en pecado». 1 Juan lo dice así: «El pecado es infracción de la ley».
Por tanto, la ley establece la norma. Nos juzgamos a nosotros mismos por sus normas. Y si en algún momento incumplimos sus normas, es pecado. Esto conduce a la condenación. Esto conduce al juicio. Esto conduce a la muerte. ¿Qué hacemos? Entonces llegan los profetas y nos dicen que nos apartemos del pecado y que confiemos en el Señor. Nos dicen que hemos desobedecido al Señor, pero el Señor viene como Jesucristo a salvarnos.
Por tanto, debemos confiar en Él y entregarle nuestro pecado para que Él pague la pena que nosotros debíamos haber pagado, y esa será la gracia y la misericordia de Dios, y después, su justicia y su amor se besarán en la cruz donde Jesús muere en nuestro lugar, porque Jesucristo cumplió la ley, jamás pecó en nada, fue crucificado por todos nosotros los infractores de la ley, para que muriera en nuestro lugar, para que viviéramos con su justicia.
Y los profetas siempre predican el arrepentimiento. «Apártense del pecado, confíen en Jesús. Van rumbo al infierno. Están viviendo en el camino de la ira de Dios. Así que dense vuelta y corran hacia Jesús». Ese es el punto y el mensaje de los profetas.
Entonces menciona a Moisés y a Elías. Elías es una de las figuras proféticas más imponentes del Antiguo Testamento. Es un hombre increíble. Es un hombre que de hecho no vio la muerte. Hay solo dos personas en el Antiguo Testamento que no murieron: Enoc y Elías. Elías predica en público contra los profetas de Baal. De hecho, tiene sentido del humor. Sabe resistir bajo intenso escrutinio y oposición. Y a diferencia de la mayoría de los profetas a quienes mataron, él no muere. Dios le envía una limosina, un carro que lo lleva al cielo, y así se va Elías. Hoy, aparentemente, Elías está en la presencia del Señor. Y lo que Dios dice aquí al final de Malaquías es: «Enviaré a Elías».
Van a pasar 400 años y Dios dice lo siguiente: «Esperen a Elías. Esperen a Elías». Por eso es que incluso hasta el día de hoy los judíos devotos celebran ciertas fiestas, incluyen a Elías. Van y chequean la puerta a ver si llegó Elías. Es parte de su rutina, siguen esperando a Elías. Dios dice: «Enviaré a Elías». Así que hablemos un poco acerca de Elías. ¿Quieren hablar de Elías? Sí, no tenemos nada más que hacer. Manejaron hasta acá, así que hablaremos de Elías. Elías es un hombre increíble.
Pero, si me lo permiten, ¿cuántos de ustedes han oído decir que Elías fue reencarnado en Juan el Bautista, Juan Bautista? Lo que pasa es que fue prometido que Elías vendría. Cuatrocientos años después llega Juan el Bautista, y les mostraré en un momento que hay una conexión entre Elías y Juan el Bautista y los que creen en la reencarnación. Nosotros no creemos en eso; la Biblia tampoco.
La Biblia dice en Hebreos 9:27: «Está decretado que los hombres mueran una sola vez y después de esto el juicio». Morimos una sola vez y somos juzgados. No morimos y somos reencarnados, morimos y somos reencarnados. Pero el pasaje favorito de los que tratan de meter las enseñanzas anti bíblicas de la reencarnación en la Biblia, es el de Elías y Juan el Bautista.
Así que desglosemos esto. Pasan 400 años. Juan Bautista llega predicando el arrepentimiento del pecado y prepara el camino para la llegada del Señor, tal como fue prometido en Malaquías 3 y 4. Después, en Mateo 11:13 y 14, Jesús dice: «Porque todos los profetas», o sea, incluido en los profetas está Elías. «Y la ley», ahí está Moisés, volviendo a Malaquías 4, «profetizaron hasta Juan», o sea, Juan el Bautista. «Y si queréis aceptarlo, él es Elías, el que había de venir».
Por tanto, la promesa fue hecha que Jesús vendría, pero antes busquen a Elías. Juan el Bautista llega y después llega Jesús y todo el mundo dice: «Está bien, aquí está Jesús, ¿pero, y Elías? Y Jesús responde: «Elías es Juan». ¿Fue una reencarnación? ¿Qué es eso? ¿Ven de dónde sacan el concepto de la reencarnación? Juan 1:21, en el Evangelio de Juan dice que le preguntaron a Juan, a Juan Bautista: «¿Entonces qué? ¿Eres Elías? Y él dijo: No soy». ¿Quién más está confundido?
Ven, mi meta es confundirlos para después resolverlo para que les parezca que de veras valió la pena. ¿Qué tal estoy? ¿Están confundidos todavía? Jesús dice que Juan es Elías, después van y le preguntan: ¿Eres Elías? y les dice: «No, yo no soy Elías». Entonces ¿es o no es Elías? Necesitamos más referencias bíblicas para desenredar este nudo. A ver. Lucas capítulo 1, verso 17, hablando de Juan el Bautista: «E irá delante de Él», o sea, de Jesús, «en el espíritu y poder de», ¿quién? «Elías para hacer volver los corazones de los padres a los hijos». Ahí está citando a Malaquías, el mismo texto que nos ocupa hoy.
Sucedió así: Elías era un profeta lleno del Espíritu Santo. Tuvo un sucesor llamado Eliseo. ¿Recuerdan lo que Eliseo le pidió? «Dame tu espíritu». Y Eliseo recibió el Espíritu Santo, Dios el Espíritu Santo, para empoderar su vida en el ministerio, como a Elías. El Espíritu Santo obró por medio de Elías y después por medio de Eliseo como obró por medio de Elías, y después el Espíritu Santo aparece y obra por medio de Juan como obró por medio de Elías.
Son diferentes hombres, pero es el mismo poder del Espíritu Santo que obra por medio de ellos, ungiéndolos y asignándolos a un ministerio profético similar a predicar y a llamar a la gente al arrepentimiento del pecado y a recibir a Jesús. ¿Entienden eso? Eso es lo que él dice: «En el espíritu y poder de Elías». Por tanto, Elías es un hombre, pero hay otro hombre llamado Juan. Son hombres diferentes, pero el Espíritu Santo está obrando por medio de ellos en forma muy similar. Finalmente, Juan muere. Lo decapitan.
Y pasa lo siguiente, Lucas 9:30: Jesús sube a una montaña, y quiénes se le aparecen? Correcto, les dije que Elías no murió. Ascendió al cielo. Lucas 9:30: «He aquí, dos hombres hablaban con Él, los cuales eran Moisés y Elías». Vaya qué día. Jesús lleva a un par de discípulos a una montaña. Pasaban el tiempo juntos. «¿Qué vas a hacer hoy, Jesús?». «Tenemos cita». «Qué bien, ¿quién nos va a acompañar?». Moisés y Elías, la ley y los profetas.
Y aparentemente Elías desciende del cielo para reunirse con ellos un rato porque él no murió. Ascendió al cielo, y bajó para un pequeño viaje, y parece que volvió a ascender al cielo. ¿Regresará Elías? Creo que tal vez. Está en Apocalipsis 11. Creo que en los versos 3– lo tengo aquí en mis notas– al 14. No se los leeré todo, pero dice el relato que al final del tiempo– ven, Malaquías es el último libro del Antiguo Testamento, y nos prepara para la venida de Jesús.
Apocalipsis es el último libro del Nuevo Testamento y nos prepara para la segunda venida de Jesús. Y en Apocalipsis 11 dice que dos hombres aparecerán y predicarán. No nos dice que sea Elías pero nos dice que es un hombre que puede cerrar el cielo para que no llueva. En toda la Biblia hay un solo hombre con esa clase de currículum. «Puedo hacer que no llueva, Elías». Efectivamente, él hizo eso.
Nos dice en Santiago 5:17 que oró y no llovió por 6 meses. Y cuando volvió a orar, empezó a llover otra vez. Tantos comentaristas piensan que antes de que venga Jesús por segunda vez, Elías ciertamente vendrá.
Así que, antes de la primera venida de Jesús, el Espíritu Santo empoderó a Juan el Bautista para que continuara con el ministerio de Elías. Elías aún no ha muerto. Para mí, lo más probable es que antes que venga Jesús por segunda vez, lo que estamos esperando es que Elías regrese y predique, y después van a matarlo. No hay muerto todavía porque no ha llegado su hora de morir. Dice que él volverá y predicará, y que van a matarlo, Apocalipsis 11. Y dice que van a festejar. Será como un feriado, y entonces resucitará de los muertos y el fin vendrá, y el juicio y la justicia vendrán.
Pero Elías simboliza a los grandes profetas porque predicó arrepentimiento aunque su vida peligraba y Dios le perdonó la vida. Y aparentemente este hombre, quizás, si me permiten la analogía, parece que ama tanto al Señor, según Apocalipsis 11, que va a volver otra vez, que Elías en este momento está en el cielo.
Me hace pensar en el hombre más valiente del equipo de fútbol americano, está en el lateral de la cancha junto al director técnico y sabe que su trabajo consiste en entrar y morir. «¿Ya me toca? ¿Ya me toca?». «Todavía no». «Déjame ingresar, por favor». «Todavía no». Así es Elías. «El mundo se está poniendo más oscuro, ¿es hora que regreses, Jesús? Cuando sea hora, mándame a mí. Voy a predicar y ellos me van a asesinar y voy a hablarles de ti».
Elías es un hombre valiente. La única manera de ser un hombre valiente es ser lleno del Espíritu Santo. Este hombre, Elías, es increíble, y Dios está esperando que todos sus hombres sean llenos del Espíritu Santo y que sean valientes como Elías. Y se necesita mucha valentía para hablar contra el pecado. Y permítanme decirles esto, esto es lo que hacen los profetas y esto fue lo que Elías hizo y esto es lo que pienso que Elías hará al final: predicar el arrepentimiento de pecados. Nosotros debemos poner en práctica el arrepentimiento. Debemos reconocer el pecado en nuestra propia vida y predicar arrepentimiento invitando a otros a arrepentirse de sus pecados. Si predicamos arrepentimiento sin ponerlo en práctica, somos hipócritas. Si no predicamos ni practicamos el arrepentimiento, somos herejes. Debemos ser francos con el pecado en nuestra vida y francos con otros sobre el pecado en sus vidas. Debemos apartarnos del pecado e implorarles a otros a apartarse de sus pecados.
Pero cuando hacemos eso, encontramos la misma reacción que experimentaron Elías y Juan. El llamado al arrepentimiento siempre encuentra resistencia, saben. El llamado al arrepentimiento siempre encuentra resistencia. Por eso es que la mayoría de los profetas mueren jóvenes. Por eso es que un hombre como Elías tuvo que ser quitado de la escena de la historia y ser enviado otra vez.
Y en cuestión de arrepentimiento, necesitamos arrepentirnos de nuestra rebelión y de nuestra religión. Para algunos de ustedes, Dios quiere tratar el pecado de la rebeldía. Llevan una vida abiertamente rebelde. Ustedes la llaman tolerancia, diversidad, pluralismo, ilustración, espiritualidad, ser franco con uno mismo. Tiene toda clase de calcomanías en el parachoques para justificarse, pero su verdadero problema es la rebeldía. No está haciendo lo que la ley de Dios manda. No está haciendo lo que debe hacer. Se ha vuelto el artífice de su propia ley.
También tendemos a arrepentirnos de nuestra religión. Por religión quiero decir no ver nuestro propio pecado, solo el de otros. Queremos que la gente cambie, pero no estamos dispuestos a cambiar, no queremos ser humildes, queremos ser orgullosos. No queremos estar bajo la autoridad de Dios, queremos ejercer autoridad como si fuéramos Dios para decirles a otros lo que deben hacer, y hacerles cumplir reglas que Dios nunca hizo.
Cuando Jesús vino, ciertamente encontró resistencia de parte de los rebeldes, pero la resistencia más fuerte que encontró fue de parte de los religiosos. Y los profetas se paran y predican contra la rebelión y la religión. A nuestro modo de decirlo, predican contra la derecha y contra la izquierda. Por lo general la izquierda predica contra la derecha; la derecha predica contra la izquierda, y los profetas predican contra ambas.
¿Qué piensan que eso significa para el profeta? Que les disparan los de la izquierda y los de la derecha. Por eso fue que la gente rebelde y la gente religiosa se juntó para asesinar a Jesús. No se juntan para ninguna otra cosa, pero se juntan para asesinar a Jesús. Y Elías es un hombre que predica el arrepentimiento, y encuentra resistencia.
Y hoy permítanme decirles que el viento en contra que enfrentamos en la cultura, es un tema que trato en el libro A Call to Resurgence (Un Llamado al Resurgimiento), en que hoy el arrepentimiento no es una virtud, pero la tolerancia sí. Y en nuestra cultura la tolerancia es la virtud más alta. Estoy preparando una serie y un libro para el próximo otoño, pero contrataron una entidad investigadora e hicieron 900.000 llamadas, y hablaron con casi 72.000 personas, con una muestra de 1.000 personas entrevistadas. ¿Cuál es su objeción principal al cristianismo? Es una investigación que hemos estado realizando.
Y dijeron: «Nuestra objeción principal al cristianismo es la intolerancia», que a Dios no le agradan todas las personas. Que a Dios no le agrada todo. La virtud más alta en la Biblia no es la tolerancia, sino el arrepentimiento, y la verdad es que Dios empieza con tolerancia y obra hacia el arrepentimiento. Venimos a Jesús tal como somos, y cambiamos. Venimos a Jesús tal como somos, pero no seguimos como estábamos.
Por tanto, Dios es tolerante porque nos invita a recibir a su Hijo tal como somos, pero espera que nos arrepintamos para que por su gracia cambiemos, y el arrepentimiento siempre encuentra resistencia. Esa es la historia de los profetas. Esa es la historia de Elías. Esa es la historia de Juan el Bautista. El cielo y el infierno, la Biblia, el arrepentimiento y la última Palabra de Dios por 400 años es para los hombres, y Él sabe que el legado triunfa o fracasa con los hombres. ¿Amarán al Señor? ¿Amarán a sus esposas? ¿Amarán a sus hijos? ¿Criarán a sus hijos para que se casen con mujeres que aman al Señor? ¿Criarán a sus nietos para que conozcan y amen y sirvan al Señor?
Cuando predico sobre los hombres, inmediatamente algunas mujeres se ofenden. No se ofendan. No infieran nada. Estoy hablando a los hombres sobre los hombres y no significa que no las ame a ustedes o que quiera excluir a las mujeres. Solo significa que este verso particular habla sobre los hombres; y no los hombres en general, sino los padres, los padres, los padres, y los hijos. Malaquías 4:6, la última palabra del Antiguo Testamento, la última palabra de Dios por 400 años. Es como si agarrara a los hombres de la camisa y les dijera: «Varones, escúchenme. Presten atención. No olviden que».
«Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que venga yo y hiera la tierra con maldición». Algunas traducciones dicen “destrucción”, y pienso que quedó mejor traducido aquí. Dice que una cultura será arruinada, un pueblo será arruinado, un legado quedará arruinado, una heredad quedará arruinada. Todo es destrucción si los padres no aman a sus hijos y los hijos no aman a sus padres. Esto es increíblemente oportuno, ¿amén?
Si vemos todos los problemas sociales, las aflicciones y los males, Dios dice: «Tengo una respuesta, papá». Los papás pueden hacer lo que las instituciones y los gobiernos y las organizaciones no pueden hacer. La familia es el primer gobierno. El padre es el primer líder. Dios responsabiliza a los hombres por sus familias, por sus legados. Lo primero que se necesita para efectuar un cambio social es que los hombres amen a sus propios hijos, que sean buenos padres, y que sus hijos honren, escuchen, obedezcan y amen a sus papás. ¿Esto sigue siendo un problema en su vida?
¿Para cuántos de ustedes hubiera sido genial tener un padre, y ni hablar de uno que le diera su corazón? Cuando habla del corazón, está hablando del centro de control la sede, la suma, y el centro de lo que somos.
La Biblia menciona el corazón más de 900 veces. De la abundancia del corazón habla la boca, dice Proverbios en variedad de maneras. A ver, desglosemos esto, ¿el corazón de un padre cómo puede cambiar por el poder del Espíritu Santo? ¿Cómo puede cambiar el corazón de hijo hacia el padre por el poder del Espíritu Santo? ¿Cómo sabemos que el Espíritu Santo está obrando?
Esta es la idea principal, miren a los hombres. Si ven hombres diferentes en la iglesia a los que ven en la cultura, saben que el Espíritu Santo está obrando en esos hombres y que ellos están cediendo al Espíritu Santo. ¿Cómo sabemos si el Espíritu Santo está obrando en los hijos?
Vean cómo responden y reaccionan a sus padres. Una de las evidencias de la obra del Espíritu Santo es la condición y la índole de la familia, sobre todo en la relación entre los padres y sus hijos. Así que permítanme desglosar esto, ¿de acuerdo? Esta es la idea principal del legado. Empieza con los padres y la fe fluye a través de las generaciones de la familia. Empieza con el hecho de que Dios es un Padre. Ya nos dijo en Malaquías 1: «Yo soy un Padre». Nos dijo en Malaquías 2: «Yo soy su Padre». Dios es un Padre. Dios es un Padre.
Y aun cuando dice que el Señor Jesucristo es el Hijo de Dios, usa un lenguaje de familia. Cuando Jesús nos enseño a orar: «Padre nuestro», nos enseñó que Dios es nuestro Padre y que debemos acercarnos a Él como hijos e hijas, como sus niños.
Por tanto, para nosotros no se trata de mirar a nuestros padres terrenales para determinar si los padres son buenos o malos, necesarios o innecesarios, útiles o dañinos, sino mirar hacia arriba y decir: «Está bien, empecemos con Dios como Padre, la primera persona de la Trinidad, ¿cómo es Él, qué dice, qué hace?». Y después miremos a los padres terrenales y preguntemos: «¿Cómo pueden, por el poder del Espíritu Santo, parecerse más a su Padre Celestial?».
Y algunos de ustedes ni siquiera tienen padre y el Dios de la Biblia, dice en los Salmos, es Padre de huérfanos. Hay buenas noticias para ustedes. Una de mis metas en Mars Hill es que los hombres tengan un corazón de padre, el corazón del Padre. Les tengo un librito electrónico gratis que pueden encontrar, Pastor Dad. Entra en algunos detalles, pero permítanme hablarles a los hombres sobre el continuo de las etapas de vida. Desarrollar el corazón de un padre comienza con conocer a Dios Padre. No pueden volverse padres, como el Padre, a menos que conozcan al Padre.
Todo empieza con conocer a Dios como Padre. Sí, conocemos el Espíritu Santo y queremos ser llenos del Espíritu Santo. Sí, amamos al Señor Jesús y queremos parecernos más al Señor Jesús, pero a veces la persona de la Trinidad que pasamos por alto es Dios Padre; un solo Dios, tres personas: Padre, Hijo, Espíritu. Es llegar a conocer a Dios como Padre, hablar con Dios como Padre, depender de Dios como Padre lo más temprano que pueda en su vida.
Y después al ir madurando como hombres jóvenes, significa permitir que el Padre cultive un corazón de padre en uno. No solo necesitamos un corazón de padre cuando tenemos un hijo. Conseguimos el corazón de padre al volvernos hijos del Padre. Prácticamente, lo que eso significa es que crecemos para honrar a nuestro Padre Celestial, para honrar a nuestro padre terrenal, para obedecer a nuestro padre terrenal y a perdonar nuestro padre terrenal porque nuestro padre terrenal es pecador y se equivoca.
Algunos de ustedes están amargados con su padre, y la herida que les ha dejado su padre es profunda. Permítanme decirles que el pecado que vivió en su padre vivirá en ustedes por medio de su amargura. Las cosas que más frustrado lo tienen por causa de su padre, si no lo perdonan, esas cosas vivirán en ustedes.
Por eso, cuando perdonen a su padre, no lo están dejando salirse con las suyas en ningún modo. Están librándose de volverse como él para que puedan volverse más como su Padre Celestial.
Algunos de ustedes tienen mucho que perdonarles a sus padres, y algunos de ustedes solo necesitan dar gracia a su papá. Él no era perfecto, pero usted tampoco lo fue cuando era niño. Significa aprender a honrar a su padre. Aprender a perdonar a su padre y aprender a depender de Dios como Padre.
Al proceder, les diría a todos ustedes pero sobre todo a los hombres, siempre busquen la sabiduría y el consejo de hombres mayores y piadosos. A veces es su instrucción, a veces es su ejemplo. Si uno tiene 10 años, significa por ejemplo que conoce niños piadosos de 16 años. Si es un niño piadoso en preparatoria, conoce jóvenes universitarios que aman al Señor. Si es un joven universitario, conoce hombres en el mercado que aman al Señor. Si es un joven soltero, conoce jóvenes casados que aman al Señor y los sigue y aprende de ellos. Inclínese siempre hacia la siguiente temporada de vida aprendiendo todo lo que pueda. Así se cultiva y se desarrolla un corazón de padre.
Esto significa también– les daré otra cosa muy práctica– sirvan a los más jóvenes, a los niños. Si usted es un hermano mayor, no acose a los pequeños, proteja a los pequeños. Ese es el corazón de un padre. Bien, si usted es un niño en la escuela, no sea abusivo, sea el niño que enfrenta al abusivo. Ese es el corazón de un padre. Incluso les digo a los hombres: «Hombre, trabaja en la guardería con los niños pequeños». Es el mejor lugar para jóvenes universitarios. Desarrolle, cultive un corazón de padre. Entable relación con personas en etapas de la vida adelante de usted y aprenda de ellas, e invierta en los que están en las etapas detrás de usted.
Una de las primeras cosas que hice como cristiano nuevo fue trabajar de voluntario en la guardería de la iglesia. Algunos de ustedes conocen la historia. Trabajé con todos los niños. Quería tener un corazón de padre y quería ensayar con los niños de otras personas antes de tener mis propios niños. Hoy tenemos una situación en la que uno puede casarse y tener hijos sin haber estado jamás con un niño. Es bueno tener experiencia con los niños antes de tenerlos, sirviendo, amando, invirtiendo, llegando a conocer familias, participando en las etapas de la vida.
Lo que hemos hecho es segmentar las etapas de la vida de modo que los niños no conocen a los adolescentes, y los adolescentes no conocen jóvenes universitarios, y los jóvenes universitarios no conocen a los solteros, y los solteros no conocen a los casados, y los jóvenes casados no conocen a los casados mayores. Y en la familia de Dios todo eso puede erradicarse mediante la comunidad y las relaciones. Entre las personas más influyentes en la vida de mis hijos hay personas mayores que aman al Señor, personas en temporadas más avanzadas de la vida de quienes ellos han aprendido.
Y unas de las inversiones más grandes que han hecho mis niños ha sido en la vida de niños menores siendo cariñosos con ellos. No pueden ser padres todavía, pero están cultivando un corazón de padre. ¿Entienden eso? También les insto siempre a los hombres jóvenes que no gasten el tiempo en la adolescencia. Antes uno era niño y después se hacía hombre, y ahora son adolescentes hasta los 30 años de edad; son años desperdiciados, no los invierten. Son años vergonzosos, no son años felices. No sean como el desfile de los necios, tratando de trabajar lo más poco que puedan, y salirse con la suya todo lo que puedan, salir de cita todos los que puedan, tomar todo lo que puedan, fumar lo que puedan, dormir donde puedan. Todo eso es locura. Todo eso es rebeldía. Ese no es el corazón de un padre para con sus hijos.
No gasten esos años, inviértanlos. Si invierten en esos años, saldrán adelante de los demás en el desfile de los necios, borrachos en la línea de salida que no están atentos a la carrera que ya está muy avanzada.
Además recomiendo que los hombres no se casen con mujeres solo para pasar un buen tiempo, sino con las que puedan hacer un buen legado. Eso significa que si usted tiene un corazón de padre, al cortejar o al casarse con una mujer no piensa solamente: «Oh, voy a pasar un buen tiempo con ella». Está pensando: «Con ella puedo hacer un buen legado».
Debe tomar en cuenta ese factor, si será no solo una buena esposa y amiga, que ame a Jesús y adore a Dios, sino una buena madre. No me alcanzan las palabras para decirles lo agradecido que estoy de poder tener 5 niños y que Grace sea la madre de ellos. Alabo a Dios. Ella es devota. Está concentrada. Es trabajadora. Es fiel. Ama al Señor. Ama a nuestros niños. No puedo imaginarme cómo sería la vida si ella no hubiera sido la que Dios escogió para mí.
Hombres, la decisión más importante que tomarán es quién es su Dios. La segunda decisión más importante es con quién se casarán, y esa decisión tiene implicaciones generacionales. Así es simplemente, para bien o para mal. Y siempre digo esto, pero algunos de ustedes dicen: «Está caliente». El infierno también, así que reconsidere su plan. Correcto, reconsidere su plan. Reconsidere su plan.
O sea, no está buscando una novia solamente sino en última instancia, una abuela. Y después busque ser padre. Espere con anticipación ser padre. Sí, es complicado. Sí, es caro. Sí, es agotador. Al igual que todo lo que vale la pena. recuerdo cuando era un niñito que verdaderamente esperaba ser padre. Cada vez que Grace quedó embarazada, me emocioné mucho. «Viva, tendremos un bebé». Hay alegría y entusiasmo.
Una de las cosas que me encantan de Mars Hill, y llevamos 17 años haciendo esto. La esposa de un señor queda embarazada y el esposo me dice: «Pastor Mark, quiero decirle algo» siempre sé de qué se trata. Está sonriendo, está alegre. «Estamos embarazados». Siempre dicen: «Estamos embarazados». Y les digo: «No, ella está embarazada».
Pero me encanta que los hombres se emocionan que un bebé venga en camino, porque en muchos lugares van y les dicen a sus compadres: «Ah, caray, mi novia está embarazada». Me encanta cuando llegan corriendo y dicen: «Mi esposa está embarazada». Sí, porque los niños son una bendición, una bendición que debe celebrarse.
Ya sea por medio del nacimiento o la adopción, la guarda, o lo que el Padre tenga para ustedes, quiero que lo esperen con anticipación. Quiero que se emocionen. Quiero que se regocijen en eso. Si queremos ser un lugar que honra a las madres y a los padres y donde los niños se consideran una bendición, es gran parte de lo que la Biblia enseña y es gran parte de llevar una vida contraria a la cultura de muerte, locura, egoísmo y rebeldía. Honramos el matrimonio, hombres y niños, y eso es lo que Dios quiere. Ese es el corazón del Padre.
Además, les diría que si Dios les da la oportunidad de ser padres nunca dejen de serlo. Una de las grandes mentiras del enemigo en nuestra cultura es: «A los 18 años son adultos, tienen que valerse por sí mismos. No, no es así. Necesitan a sus madres más que nunca. ¿A cuál universidad van a ir? ¿Con quién van a salir? ¿Con quién van a casarse? ¿Qué carrera van a escoger? ¿Qué van a hacer con sus finanzas? Deben tomar tantas decisiones enormes. Necesitan a sus padres. Necesitan a su padre.
Uno nunca deja de ser padre. Cuando sus niños son pequeños lo necesitan de otra manera que cuando son adolescentes y son adultos, lo necesitan a uno de una manera diferente. Pero nunca dejen de necesitar a sus padres y a sus madres, no dejen de hacerlo. La perseverancia es un gran tema en la Biblia. Aunque sea una temporada difícil, siga siendo padre. Siga amando, buscando, siga orando, siga invirtiendo.
Nuestro Padre es así, y digamos francamente que todos hemos sometido a nuestro Padre Celestial a temporadas bastante difíciles. No hemos sido buenos hijos. Verdaderamente le hemos causado temporadas muy difíciles y complicadas, pero Él nunca deja de amarnos. Nunca deja de cuidarnos. Nunca deja de buscarnos. Nunca deja de perdonar porque ese es el corazón paterno de Dios. Y si el corazón paterno de Dios mora en ustedes, caballeros, van a perseverar. Vencerán y sobrevivirán por el poder del Espíritu Santo porque ese es el corazón del Padre.
Y los niños saben que tienen el corazón de su padre, entre otras cosas, es porque su padre no se da por vencido con ellos en los peores días. Es fácil tener un corazón de padre en los mejores días. «Oh, mi hijo bateó el grand slam que ganó el torneo de las ligas menores. Mi hija fue nombrada la que más probabilidades tiene de triunfar. Sí, tengo un corazón de padre. A mi hijo lo poncharon y reprobó el curso. Pues, sigo teniendo un corazón de padre».
El corazón del Padre no depende de nuestro rendimiento, y nuestro corazón de padre con nuestros niños no depende de su rendimiento. No obramos para ganarnos su corazón, obramos a partir de su corazón. Y su corazón nos ama, y su corazón nos recibe, y su corazón nos anima, y su corazón se inclina hacia nosotros. Tener el corazón del Padre es criar a nuestros niños como nuestro Padre nos cría a nosotros. Y el corazón de padre se manifiesta verdaderamente en cosas sencillas, inesperadas. O sea, cuando lo pienso.
Compartiré un par de historias con ustedes. Mi abuelo George tenía un corazón de padre. Hablé de él por muchos años. Murió cuando yo tenía 10 años de edad. Lo amaba mucho, pero todos mis recuerdos de él eran buenos. Era un hombre cariñoso. Era un hombre bondadoso. Era un hombre generoso. Era un hombre alegre. Andaba en su viejo Buick color marrón, se supone que todos los abuelos deben tener uno de esos. Guardaba una bolsa de paletas Tootsie Roll en la guantera, las que son de chocolate en el centro, y nos llevaba a hacer mandados a la ferretería y a hacer cosas.
Y nunca olvidaré lo que dijo un día: «Mark, me encanta tenerte conmigo», y sonrió. Genial. «Ten una paleta, siempre guardo una bolsa de esas en mi guantera». Genial. Ese es el corazón del padre. Le gustaba estar con los nietos, y le gustaba regalarles cosas. Mi abuelo tenía una regla, vivía en una calle privada y si el heladero venía, todos los niños del barrio salían corriendo y pedían lo que querían y él lo pagaba. Ese es el corazón del padre.
Recuerdo una vez que fui uno de los primeros niños en llegar al camión de los helados y los otros niños del barrio corrían alrededor, y cuando me dieron mi helado me di vuelta y mi abuelo venía caminando con una enorme sonrisa en su rostro a recoger el helado para todos los niños del barrio. Ese es el corazón del padre. Le vernos alegres, divirtiéndonos, haciendo recuerdos.
Me crié en un barrio donde había muy pocos padres, allá en Sea-Tac junto al aeropuerto, muy pocos padres. De hecho, lo estaba pensando y no recuerdo a ningún amigo con el que pasara el tiempo o con quien jugara béisbol en mi vecindario que tuviera padre. Soy el único niño que yo sepa que tenía padre. Seguramente había uno en alguna parte, pero no lo recuerdo. Eran una especie amenazada donde me crié. Mi madre se quedó en casa criando cinco hijos. Mi papá trabajaba para el sindicato en el sheetrock hasta que se quebró la espalda alimentando a su familia. Recuerdo que yo jugaba deportes. Jugué un poco de balompié un poco de básquetbol, un poco de fútbol americano. Pero lo que más me gustaba era el béisbol.
Y le dije a mi papá: «Voy a jugar béisbol». El problema era que no tenían entrenador porque no había padres. Y todos los niños trataban de integrarse al equipo y ninguno de ellos tenía padre. Recuerdo que preguntaron: «¿Alguno de ustedes tiene un papá que pueda ser entrenador de este equipo?». Nadie tenía papá. Y yo dije: «Yo tengo papá, pero nunca ha jugado béisbol». Al menos tenía papá, y fui a la casa: «Papá, necesitamos un entrenador. No hay papás».
Y mi papá me dijo: «Yo seré el entrenador. ¿Qué es el béisbol?». Mi papá nunca jugó, creo que nunca se puso un guante en la mano. Mi papá trató de aprender béisbol para poder ser el entrenador de mi equipo. Ese es el corazón del padre. Mi equipo era casi exclusivamente nuestra liga de menores, éramos como los Bad News Bears, niños audaces, sin padres. Llegaron al entrenamiento sin guantes. No tenían papás que les compraran guantes; no zapatos deportivos.
De pronto mi papá fue a las tiendas de segunda y a los Goodwill. Éramos una familia pobre, de clase obrera, y de repente mi papá trajo una variedad de guantes de béisbol y había un montón de ellos en alguna parte de la casa. Le pregunté: «¿Qué es eso, papá?». Me dijo: «Estoy comprando muchos guantes porque esos niños no tienen y quieren jugar en el equipo, nadie va a comprarles un guante y ellos necesitan uno. Ese es el corazón del padre.
Recuerdo que me sentí orgulloso de mi papá en ese momento. «Vaya, tengo un papá». Y los niños venían a mi casa a comer. Había niños hambrientos en mi barrio y sabían que en la casa de Mark su papá tiene comida. Les dará de comer. Y mi mamá cuidaba a todos los niños del barrio. Nunca olvidaré que en invierno, éramos una familia pobre, mi mamá y mi papá compraban una cantidad de abrigos extra para los niños. Recuerdo que un año quería saber por qué los compraban en la tienda de remate de Sears. ¿Por qué estamos comprando más abrigos? Porque muchos de los niños no tenían papá muchos no tenían abrigo. Y cuando venían, si no tenían abrigo, «vamos a regalarles un abrigo, vamos a darles comida, vamos a regalarles un guante de béisbol», porque ese es el corazón del padre.
Caballeros, necesito que ustedes tengan un corazón de padres. Mars Hill no funciona si ustedes no tienen un corazón de padre, un corazón de padre para sus propios hijos. ¿Saben qué? No necesito la policía. No necesito un sistema legal. No necesito jueces para que cuiden a mis niños. Yo me encargaré de eso».
Y necesito que los hombres tengan un corazón de padres, no solo con sus familias, sino con nuestra familia de la iglesia. Lo que estamos haciendo solo puede tener éxito si los hombres tienen el corazón del Padre. Generalmente en una iglesia son las mujeres y los niños, y ellas ya tienen el corazón del Padre; lo que faltan son los padres.
Y una de las cosas que me llamaron la atención al estudiar la Biblia este año que pasó es que el corazón del Padre es para la familia y para la familia de la iglesia. Por eso llamamos a Abraham nuestro padre en la fe. Vemos su lenguaje paterno en Proverbios donde dice: «Hijo mío, hijo mío, escúchame, escúchame», y sus enseñanzas son muy prácticas. También vemos esto en Pablo cuando dice: «Timoteo es mi hijo y Tito es mi hijo y Manasés es mi hijo. No eran sus hijos biológicos, pero eran su descendencia espiritual. En 1 Corintios 4:15, él dice: «Porque aunque tengáis innumerables maestros (…) sin embargo no tenéis muchos padres».
Pueden descargar muchos podcast pero es difícil tener un papá, un padre espiritual que les enseñe y los entrene y les ayude. Juan es un hombre viejo. Escribe primera, segunda, y tercera de Juan a la iglesia, diciendo: «Ustedes son mis hijos amados», usa un lenguaje muy paterno. En la iglesia primitiva hablaban de los padres de la iglesia. En Requisitos para los obispos en 1 Timoteo 3 y Tito 1 incluyen el hecho de que él es un buen padre porque aprendemos muchas cosas acerca de los líderes espirituales en la iglesia por medio del liderazgo paterno en el hogar. Al criar nuestros hijos, aprendemos cosas para invertirlas espiritualmente en otros, sobre todo en los huérfanos.
Permítanme decirles que estoy convencido que Malaquías termina perfectamente porque es Palabra de Dios y es la última palabra de Dios; y la palabra final de Dios a los hombres es ustedes son muy importantes. Los necesitan mucho. El Padre está llamando a los padres, el Padre está llamando a los padres.
Y amigos, aquí estamos lidiando con una generación de niños sin padres. Las mujeres no tienen idea qué buscar en un hombre porque no tuvieron un hombre en sus vidas que no fuera despreciable. Estamos lidiando con una cantidad de jóvenes que no tienen idea lo que se significa ser un hombre maduro y siguen el ejemplo de la violencia. Siguen el ejemplo de la pornografía. Siguen el ejemplo de la publicidad y del márquetin, y todo eso es locura y conduce a generaciones de abortos y muerte y locura y violaciones y adicciones y consumo. Y el corazón del Padre dice: «No, ya no más».
Y la respuesta está en el corazón del Padre, que vive en los hombres que tengan el corazón del Padre y que sean padres en el hogar, y que sean padres en la iglesia, y que engendren no solo hijos sino hijos espirituales, y que los críen bien para que dejen un legado diferente por la gracia de Dios, un legado que refleje el amor y el afecto y la inversión de Dios Padre en ellos y por medio de ellos.
Por tanto, la última palabra de Dios y la respuesta de Dios es que haya más hombres con un corazón de padres. Ustedes los hombres son muy necesarios para los que Dios nos llama a hacer. Necesitan tener el corazón del Padre. ¿Qué pasará con las mujeres? Lo que les pasará a los niños si usted no tiene un corazón de Padre es devastador. Estamos hartos de eso. Y por la gracia de Dios, necesitamos una nueva clase de hombre para crear una nueva clase de legado. Dejémoslo así.
Esta me llega muy profundo, hasta las raíces. Cuando yo tenía 19 años Dios dijo: «Cásate to Grace, predica la Biblia, entrena hombres, planta iglesias». Gracias, caballeros, por formar parte de eso. Sé que aceptarán el reto por la gracia de Dios. Algunos de ustedes ya lo hicieron y queremos honrarlos como padres, y algunos de ustedes lo harán, y esperamos con anticipación honrarles como padres.
Esta es una oportunidad para que respondan, para apartarse del pecado y confiar en Jesús, escapar el infierno y disfrutar del cielo. Respondemos al recoger nuestros diezmos y ofrendas. Respondemos al tomar parte en la Cena del Señor.
Y mientras recogen las ofrendas, les explicaré que la comunión en realidad es un acto de arrepentimiento. Es obedecer el llamado profético que viene por medio de hombres como Elías, que dicen: «Soy pecador, necesito un Salvador. Estoy separado de mi Padre y necesito un mediador, su nombre es Jesús. Él obedeció todas las demandas de la ley, y murió en mi lugar por mis pecados, por eso me aparto del pecado confío en Él y recibo su eterno don de vida eterna y de adopción en la familia de mi Padre Celestial».
Mostramos todo eso en la Cena del Señor. Quiero que tomen la Cena del Señor juntos si están en familia, con sus niños, con su esposa, y quiero que los hombres lo dirijan. Y quiero que los hombres den ejemplo. Y, por último, les insto a que lean más adelante y que oren.
Con esto concluimos Malaquías, pero vamos a continuar con el libro de Santiago. El libro de Santiago empieza la semana entrante. Me tiene súper emocionado. Nunca he predicado sobre este libro de la Biblia, y fue escrito por el hermano menor de Jesús, el hermanito audaz de Jesús.
Nadie tiene una percepción como esta de Jesús como el que probablemente compartió su recámara con él. ¿Alguno de ustedes compartió su recámara con sus hermanos? Tengo dos hermanos y dos hermanas. Cuando yo era pequeño, los primeros 10 años, los tres hermanos vivíamos en un cuarto muy pequeño, y había camas y literas tan juntas que podía estirar el brazo y darle un puñetazo a mi hermano. ¿Cómo lo sé? Porque le daba puñetazos a mi hermano, por eso. Éramos muy unidos. Era un cuarto muy pequeño.
Jesús se crió en una familia pobre. Jesús tenía hermanos y hermanas, y cuando crecieron llegaron a adorarle como Dios. Santiago pensó que estaba loco cuando Jesús dijo que era Dios y después, cuando lo vio resucitar de la muerte, empezó a adorar a su propio hermano como Dios, se volvió pastor, escribió un libro de la Biblia sobre su hermano mayor, Jesús, quien por casualidad era Señor, Dios, Salvador, Creador, Mesías, Rey, y Cristo. Nadie conoce a Jesús de la manera en que Santiago lo conocía. Saben, nade conoce a alguien tanto como su hermano menor.
Y estoy muy emocionado para la semana entrante, y les insto que oren al prepararnos a estudiar el libro de Santiago, el hermanito audaz de Jesús. ¿Están emocionados, o soy el único que está emocionado? Estoy súper emocionado. Y si quieren adelantarse a la lectura, para allá vamos.
Bien, permítanme orar para que respondamos. Dios Padre, te doy gracias porque podemos llamarte Padre. Dios, te doy gracias porque no eres una fuerza, eres un Padre. Señor Dios, te doy gracias porque de todos los nombres que pudiste escoger para revelarte a nosotros, Padre fue el nombre que el Señor Jesús pronuncio cuando dijo: Padre nuestro que estás en el cielo. Señor Dios, porque por gracia eres nuestro Padre. Te doy gracias por la oportunidad que nos has dado mediante nuestro hermano mayor Jesús para ser adoptados en la familia como tus hijos e hijas.
Señor Dios, te doy gracias porque cuando cierras el Antiguo Testamento, diste tu última palabra a los hombres y los llamaste por el poder del Espíritu Santo a tener un corazón de padres. Señor Dios, pido por los hombres en Mars Hill. Te doy gracias por los hombres que tienen el corazón del Padre. Te doy gracias por tantos hombres que tienen el corazón del Padre. No son perfectos y yo tampoco. Tienen cosas que aprender y yo también, pero tienen el corazón del Padre.
Señor Dios, pido por los hombres que aún no tienen el corazón del Padre. Pido que ahora mismo por medio de la presencia y el poder de la persona del Espíritu Santo, que el corazón del Padre despierte en sus corazones, que sus deseos sean sus deseos, que su afecto sea su afecto, que su devoción sea su devoción.
Dios, pido por las mujeres de la Iglesia Mars Hill, para que cuando se casen, si se casan, lo hagan con hombres con un corazón de padre. Y pido por los niños de la Iglesia Mars Hill, para que sean criados por hombres con un corazón de padre.
Y pido, Señor Dios, que nos permitas criar a nuestros hijos físicos y espirituales, los que nacen en nuestra familia y los que nacen de nuevo en nuestra familia eclesial. Y Dios, no tenemos un plan B. El Espíritu Santo obra por medio de hombres con un corazón de padres; ese es el único plan que tenemos.
Así que por favor danos gracia para inclinarnos hacia esa visión el resto de nuestras vidas juntos como hombres tuyos. En el buen nombre de Jesús, amén.
Nota: Esta transcripción ha sido editada para la legibilidad.