Amigo con beneficios

Martín Lutero y Catalina von Bora

Fue una mañana de otoño, y hubiéramos pensado que las 12 monjas estarían preparándose para el culto de Pascua; pero no, estaban metiéndose a 12 cubas pesqueras para salirse ilegalmente del convento. Este plan fue ideado por un hombre llamado Martín Lutero, el gran reformador alemán, protestante.

Vivió entre 1483 y 1546 y es uno de los hombres más prolíficos e influyentes, fuera de la Biblia, en la historia del mundo. La historia relata que una vez que iba caminando y casi lo parte un rayo, y él pensó que fue por revelación de Dios, que Dios estaba disgustado con él, por lo cual dedicó su vida al ministerio y se hizo monje.

Hizo votos de castidad y pobreza. Tenía una mente jurídica brillante. Casi se enloquece estudiando la Biblia una y otra vez, contemplando todos los mandamientos y decretos de Dios, al darse cuenta de lo corto que se había quedado. Esto le provocó una severa depresión en las que pasaba en el confesionario con un sacerdote, flagelando su cuerpo, tratando de hacer penitencia para pagarle a Dios para que expiara su pecado, con su propia ofrenda.

Martín Lutero tuvo una experiencia asombrosa. Estaba estudiando la Biblia en libros como Habacuc, citado en Romanos y en Gálatas, donde dice que el justo por su fe vivirá. Y se le ocurrió—fue como si el Espíritu Santo cayera sobre él, y se dio cuenta que— «No soy salvo por mis obras y por lo que hago. «Soy salvo por Jesús y por fe en Sus obras, su vida sin pecado, su muerte expiatoria, su resurrección corporal».

Y eso fue hasta cierto punto el verdadero comienzo de lo que llamamos la Reforma Protestante. Tomó sus convicciones y las clavó en una puerta en un lugar llamado Wittenburgo, y eran sus 95 Tesis, como son llamadas, y era un lugar como el tablero de anuncios o como el muro de Facebook hoy en día. Donde anuncia algo que para que otros lo discutan. Eso condujo a un enorme cambio en la manera como los cristianos interpretan la salvación que Dios da, y todo esto sucede en un tiempo histórico con Johannes Gutenberg y la imprenta, Copérnico, y Galileo. En esa época de enormes cambios globales Martín Lutero era uno de sus pioneros espirituales.

Y una de sus conclusiones fue que el matrimonio es algo bueno, y que los niños son una bendición. En ese entonces, la iglesia católica enseñaba básicamente que la mejor manera de vivir era como un monje o una monja, ser célibe, llevar una vida de pobreza y sencillez, y que el matrimonio y los niños eran una especie de instintos básicos para quienes no podían contener sus pasiones y hasta cierto punto eran menos espirituales e inmaduros. Quizás tenían que escoger ese camino, pero las personas más santas permanecían castas, o vírgenes toda la vida, vivían en la pobreza, y eran devotas solamente a Dios.

Y Martín Lutero decidió que eso no era cierto, y empezó a leer la Biblia y decidió, «Dejaré de ser monje. Disfrutaré mi vida», y escribió un pequeño tratado llamado: Juicio sobre los votos monásticos, donde renuncia a sus votos e insta a otros monjes y monjas a renunciar los suyos, y para que los sacerdotes dejaran el sacerdocio y las monjas se fueran del convento.

Pues este tratado llegó a parar a un convento particular donde había docenas de monjas, la mayoría de ellas jóvenes, y se hicieron de este pequeño tratado cuyo autor era Martín Lutero y empezaron a leerlo «Es bueno casarse. Es bueno tener hijos». Y decidieron, «Esto es algo bueno para nosotras». Y le escribieron una carta al gran Martín Lutero pidiéndole básicamente, «Por favor, sácanos del convento», lo cual era ilegal.

Entonces Martín Lutero se ideó un plan en donde un hombre que supuestamente les estaba trayendo comida a las monjas para la Pascua, trajo consigo doce cubas vacías y se acurrucó—se acurrucó—esa no es la palabra. [Se ríen] No es una historia mormona sobre la poligamia. [Se ríen] No se acurrucó con 12 mujeres. [Se ríen] Sacó secretamente a 12 mujeres del convento. (No se preocupen. El Espíritu Santo aparecerá al rato y todo va a mejorar.) Sacó ilegalmente a 12 monjas del convento.

Muchas de ellas regresaron a sus familias. Las otras rápidamente se casaron, excepto una. Había una mujer con quien nadie quería casarse. Se llamaba Catalina von Bora, y ella el algún momento estuvo comprometida con un hombre que le había presentado Martín Lutero, pero este al final se arrepintió. Históricamente hallamos que lo hizo por muchas razones. No era atractiva y era desagradable. Esas fueron las dos principales razones.

Martín Lutero dijo que era terca y orgullosa. Digamos que era un potro difícil de ensillar. Así era Catalina von Bora. Entonces, con desparpajo y denuedo se acercó al gran Martín Lutero y le dijo: «Sabes, mi madre murió cuando yo tenía unos 6 años. Ingresé al convento cuando tenía por ahí 9 o 10. Me hice monja a los 16. Ahora soy una mujer adulta, he leído sus enseñanzas bíblicas, he renunciado a mi vida de monja, huido del convento, y Ud. me debe un marido; y si no me encuentra un marido, como Ud. es soltero, será mi marido». Es bastante atrevido para una chica en cualquier época, pero sobre todo en aquellos días.

Martín Lutero dijo: «Dios mío, ellos nunca me obligarán a tomar esposa». No quería casarse. Tenía 40 años y era virgen. El gran Martín Lutero era un genuino cuarentón virgen. Nadie quería casarse con Catalina. Y él no se sentía atraído a ella ni estaba interesado en ella, pero el 13 de junio de 1525, básicamente le preguntó, en parte creo que fue para que lo dejara en paz, «¿Quieres casarte conmigo?». Y ella dijo que sí. Se casaron ese día, rápidamente.

Sus amigos lloraron amargamente. [Se ríen] Algunos de ustedes dirán, «Esto me suena muy conocido». Cuando fueron a ver al gran Martín Lutero le preguntaron, «¿Por qué te casaste con ella?», y él dijo: «Para fastidiar al diablo», que es la razón menos romántica dada en la historia del mundo, por la que un hombre deba casarse con una mujer. Teológicamente es correcta, pero a ninguna mujer le gustaría oír eso.

Después quedó embarazada y fue todo un escándalo porque circundaba en Alemania un folklórico cuento de viejas que el anticristo nacería de la unión entre una monja rebelde y un monje apóstata. Entonces quedó embarazada y todo el mundo pensaba, «Aquí viene la novia de Chucky. Será el fin del mundo». Ella dio a luz y tuvieron seis hijos: tres niños y tres niñas, y su hija de 13 años murió trágicamente—y lo describen en sus escritos como un periodo muy difícil para ellos.

Eran socialmente inadaptados por no haberse socializado con personas del sexo opuesto, y ella desde que era niña. Según los relatos, dicen que se sentaba con él como pareja de casados, sin la menor idea de cómo hablarle a un hombre. Y él decía cosas que no venían al caso, como, «¿Quién es el Rey de Prusia?», tratando— y decía cosas como, «¿Quién es esta mujer extraña, adicta al Jeopardy, con la que me casé?». Decía cosas que no venían al caso. Se sentían muy inadaptados socialmente.

Cuando ella se fue a vivir con él, era un piso de soltero. Era un viejo monasterio, y los hombres salían y entraban, y convidaba a más de 100 personas todas las noches para cenar porque la Reforma estallaba desde su casa. Él era un tipo tan sucio. En realidad era un solterón. Dormía sobre la paja, pero llevaba años sin cambiarla. Sí, cochino. Así que ella limpió su casa, se deshizo de muchas cosas—supongo que quemó lo demás—y ella lo convirtió en un hogar muy lindo, sembró un jardín, porque él tenía una dieta horrible que destruyó su tracto digestivo. Su flatulencia era legendaria. De hecho hay muchas historias en la Reforma conectadas con este hecho particular que compartiría con Uds., pero no lo haré. Y ella era un poco naturópata, por lo cual empezó a cultivar verduras y a ayudarle a sanarse físicamente.

¿Saben lo que pasó con el trascurso del tiempo? Construyeron una amistad verdaderamente maravillosa. Esto no se capta leyendo la teología de Martín Lutero. Por lo general se la pasaba quejándose del Papa, lo cual me parece divertido, sin embargo— [Se ríen] Al leer sus cartas—creo que todavía quedan como unas cuantas docenas de cartas que se escribieron—y el tono de estas con el paso de los años se vuelve más afectuoso y dulce.

Hubo ocasiones, incluso, en que ella le salvó la vida. Ella tuvo un sueño en el que él salía a predicar, y unos hombres lo esperaban para matarlo, entonces ella le dijo, «Mi amor, no creo que debas ir», y él no fue porque confiaba en el Espíritu Santo en su esposa. Y le llegó una carta que decía «Menos mal que no viniste. Todo era verdad. Te hubieran matado».

Ella se volvió una gran confidente y aliada. Mientras él escribía cartas, libros, tratados, en efecto ella a menudo se sentaba a su lado como su amiga. Por eso la incluye en algunas de sus correspondencias con otros, o decía: «Catalina está aquí y manda saludos». Eran amigos. En sus cartas la llamaba «Señora Caty», «querida costilla», «la emperatriz», «mi verdadero amor», «mi vida», «mujer llena de gracia», «mujer sabia», «doctora», «su excelencia», «mujer santa», «querida esposa», y «un don de Dios ». Le tenía unos apodos. Yo llamo a Grace, «Belleza». Así la he llamado por años. Él tenía muchos apodos para su adorable esposa.

Y lo que me encanta de ella también es que tenía un fuerte sentido del humor, de la ironía, y el sarcasmo, que era lo que una gran personalidad como Martín Lutero necesitaba de vez en cuando; él empezaba a chancearse con ella un poco, y ella lo miraba y le decía, «Obviamente no oraste por ese sermón que estás a punto de predicar», y se mantenía muy firme.

En ciertas ocasiones cuando se ponía muy melancólico, muy deprimido, caía en frecuentes depresiones y ella sabía sacarlo de ellas. Una vez, el relato dice que después de un viaje regresaba a casa y ella se vistió toda de negro como una viuda enlutada, y abrió la puerta, y se horrorizó un poco. Ella estaba parada ahí y él le preguntó: «¿Quién murió?». Y ella dijo, «Pues si el gran Martín Lutero está tan deprimido, uno supondría que el mismo Dios se hubiera muerto». De repente salía con lo cómico y lo dramático. [Se ríen]

Lo que le pasó a Martín Lutero fue que empezaron diciendo, «No somos amigos en realidad. No nos gustamos mucho. No estoy muy interesado en ella, pero necesito casarme con ella, porque le ayudé a fugarse de un convento», y resultó ser uno de los matrimonios más gloriosos, fuera de la Biblia, en la historia del mundo. Diría además, que su matrimonio es el más importante e influyente en la historia del mundo, fuera de la Biblia, porque el concepto de la madurez Cristiana ahora era un hombre y una mujer que se aman; y tuvieron una amistad en una época donde el matrimonio era principalmente de carácter funcional.

Al leer y estudiar a Martín Lutero sobre este tema, y al escribir este libro junto con Grace, ella leía las biografías de Catalina von Bora, y yo leía las biografías de Martín Lutero, y estudiábamos juntos y compartíamos nuestras notas. Pero notamos que durante su vida juntos, su concepto del matrimonio y sus enseñanzas acerca del matrimonio cambiaron. Empezó siendo, «El matrimonio existe para guardarnos de las pasiones carnales y darnos una prole legítima», y llegó a ser, «en realidad se trata de la amistad». Y las leyes cambiaron, y el concepto del matrimonio cambió, y la vida que nosotros conocemos respecto a una perspectiva sana y bíblica del matrimonio puede atribuirse en gran parte a los Lutero.

Y más adelante en su vida dice lo siguiente de su esposa: «No hay una relación más amorosa, amistosa, encantadora, de comunión y compañía que un buen matrimonio». Está hablando de la Amistad. Este sermón se titula: Amigo con beneficios. A diferencia de la cultura, no tenemos amigos con beneficios: un amigo casado, con beneficios no médicos ni dentales. De eso estamos hablando.

El matrimonio se trata de la amistad

Y cuando se trata de matrimonios, Al escribir este libro, Grace y yo nos topamos con una idea que ha revolucionado nuestro matrimonio. Al compartirla creo que ha animado a otros muchísimo, y por eso nos alegra mucho compartirla con Uds. El matrimonio se trata de la amistad. Se trata de muchas cosas, pero se trata de la amistad.

Al estudiar para esta serie y esta campaña, y este libro, leímos 187 libros sobre el matrimonio en su totalidad o en parte, y la mayoría eran de orientación cristiana. Ninguno dedicaba un capítulo o ni una porción significante de un capítulo a la amistad. Es como si todos los cristianos buscaron todos los pasajes sobre el matrimonio en la Biblia—lo cual es maravilloso—pero se saltaron todos los versículos sobre la amistad en lugares como Proverbios, como si la amistad y el matrimonio estuvieran en categorías completamente diferentes y no tuvieran nada que ver.

Empecé a estudiarlo históricamente. No pude encontrar ni una sola obra teológica importante escrita sobre la amistad desde el año 1,100 hasta ahora, año en el cual un monje escribió un comentario sobre la obra de Cicerón sobre la amistad. En toda la historia de la iglesia solamente un teólogo escribió extensamente sobre la amistad que fue Agustín en sus Confesiones en el Siglo V más o menos.

Empezamos a hablar sobre eso, y llegamos a la conclusión de que la amistad es muy importante para nuestro matrimonio y el de Uds. John Gottman, un sociólogo e investigador capaz de predecir el divorcio con una tasa de éxito del 90%, dice que tanto hombres como mujeres quieren exactamente lo mismo. Que los hombres y las mujeres son muy distintos pero tienen algo en común: En el 70% de los casos lo más importante para hombres y mujeres es que sus cónyuges sean sus amigos más cercanos y queridos.

Es posible poseer una gran teología sobre el matrimonio sin tener amistad. Es posible saber todos los versículos sobre estar al mando, y la sumisión, y el papel que desempeñan, y el género, sin tener amistad. Queremos que Uds. crean todo lo que la Biblia dice sobre el matrimonio y en su matrimonio queremos que sean amigos.

Eso empieza cuando uno es soltero y sale con alguien que es amigo de Jesús, y después se hace amigo de esa persona y construye esa relación basada en esas dos amistades.

Agustín define la amistad de esta manera en su libro Confesiones:

Es conversar, compartir un chiste, servirse mutuamente con obras de bondad, leer juntos libros bien escritos [¿Qué más esperarían de un teólogo?], compartir tanto lo insignificante como lo de mucha importancia, disentir, pero sin animadversión, como cuando uno disiente contra sí mismo. Y si rara vez hay un desacuerdo, condimentar las muchas conformidades; enseñarse mutuamente alguna cosa, suspirar por los ausentes con pena, y recibir con alegría a los que llegan.

Permítanme hablarles de la amistad. Dios es Uno, en tres Personas. Lo que llamamos la Trinidad. Otra manera de entenderlo es que Dios es un amigo y tiene amigos. Dios mismo es un amigo y tiene amigos. Y Dios nos crea a su imagen y semejanza para tener amistad con Él y unos con otros.

Por eso en Génesis 2:18, antes que entrara el pecado al mundo, Dios declaró que una cosa no era buena. «Y el SEÑOR Dios dijo: No es bueno que el hombre esté solo». Porque el hombre tiene a Dios arriba y la creación abajo, pero no tiene una compañera, una amiga a su lado para pasar juntos por la vida. La respuesta de Dios fue una esposa. Así que la primera amistad, la primera amistad humana en la historia del mundo fue entre un marido y una esposa.

Encontramos el mismo tema más adelante en Cantares 5:16, donde la esposa lo dice así: Da una definición maravillosa de la amistad. Textualmente dice: «Este es mi amado, y este es mi amigo». No se me ocurre una definición más hermosa del matrimonio: amante y amigo. O en el lenguaje nuestro: un amigo con beneficios. La mujer considera que su marido es su amante y su amigo.

¿Si están casados o comprometidos, cómo va su amistad? A escala de 1 a 10, cómo se evaluaría Ud. como amigo? ¿Cómo evaluaría su amistad? Lo que pasa a veces con los que tienen buenas intenciones es que acuden a la Biblia y hacen una lista de todas las cosas que él debe hacer, y de todas las cosas que ella debe hacer y tratan de hacer todo lo que aparece en la lista. Pero la verdad es esta: Si no son amigos, es algo muy triste. Puede que sea «bíblico», entrecomillas, pero no refleja la amistad amorosa que el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo tienen entre sí.

Queremos que Uds. se esfuercen por tener una mejor amistad, por la gracia de Dios. Primero con Jesús, y después el uno con el otro. Y queremos que empiecen a captar que cuando la Biblia habla del amor, un sinónimo del amor es la amistad. Por tanto, el consabido versículo que tantos cristianos conocen, «Maridos», ¿qué? «amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia», Amor. Podemos oír ciertos versículos y ciertas palabras tan a menudo que de repente dejamos de oírlas. Y esa palabra podría traducirse de esta manera. «Maridos, sean amigos con sus esposas, como Cristo es un buen amigo de la iglesia». Suena diferente, ¿no?

Hombres, permítanme sugerirles que así es como su esposa entiende la palabra «amor». En el contexto matrimonial, al oír «amor» ella lo entiende como un amigo querido’. Amigos, por eso es que el adulterio emocional es tan traicionero. ¿Saben qué es el adulterio emocional? Tener una amistad cercana con alguien del sexo opuesto. Su amigo más querido y cercano, su primer amigo humano, su amigo más íntimo, su mejor amigo se supone que sea su cónyuge. Dios dijo que no era bueno estar solos, y su respuesta fue el matrimonio.

Ahora, ¿qué pasa en nuestros días? La amistad es un término demasiado trillado. Si va a Facebook, tiene muchos amigos. No, no es cierto. Todos ellos no traen un kazoo a su fiesta de cumpleaños, ni conocen los detalles íntimos de su vida. Usamos ese término de una forma demasiado displicente.

Veamos la vida de Jesús. En Juan 15, Jesús llama amigos a sus discípulos. Jesús dice que pone su vida por sus amigos. Así que hasta cierto punto, todos los que han recibido a Jesús como Dios y Señor, son amigos de Jesús. Pero si contemplamos la vida terrenal de Jesús, en realidad solo tenía tres amigos íntimos y queridos: Pedro, Jacobo, y Juan. Están ahí en el monte de la transfiguración. Están en el huerto de Getsemaní. Están ahí en los momentos más íntimos de la vida de Jesús. Tienen acceso privilegiado a Él.

Podemos aprender de la vida de Jesús, que debemos ser amistosos con todos y tener pocos amigos, porque la amistad es cara. Requiere dinero, tiempo, energía, emoción. No podemos tener millones de amigos. Algunos de Uds. son muy extrovertidos, o trabajan en profesiones de ayuda como consejeros o maestros, o pastores, y podrían pensar: «Tengo muchos amigos». No, no es cierto. Tiene muchas relaciones, pero no todas esas relaciones son amistades.

Una amistad es una clase de relación específica. Solo puede tener unos cuántos amigos. Jesús tuvo tres. Su primer amigo debe ser su cónyuge, y después tal vez unas cuantas personas aprobadas por su cónyuge por ser santas y serviciales, con quienes pueda estar en comunidad.

Y algunos de Uds. dirán, «Eso es lo que quiero. Quiero la amistad». Pero permítanme decirles que la gente puede entrar a la iglesia y juzgarlos a todos, y no ser muy amistosos. Entrar al grupo comunitario, y no ser muy amistosos. Andar por la vida y no ser muy amistosos. «Yo no tengo amigos». Esta es la clave para tener amigos: ser amistoso.

Les tengo un versículo. No escribo los correos, solo los entrego. Proverbios 18:24 dice, «El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo». Nunca he visto una persona amistosa estar sola. He visto gente amargada estar sola. He visto gente sentenciosa, santurrona, estar sola. Nunca he visto una persona amistosa sola. Si quieren amigos, aprendan a ser amistosos. Si no creen que su cónyuge sea un buen amigo o amiga, no use esta oportunidad para señalar sus fracasos, sino pregúntele a él o a ella, y a Dios, «¿Cómo puedo ser un mejor amigo?» y vean si no responden con lo mismo al ser amigos con Ud.

F-R-I-E-N-D-S (A-M-I-G-O-S)

Dedicaremos el resto de nuestro tiempo a hablar de la amistad. Es sumamente importante. Hoy por hoy, cuando hablamos de comunidad, aislamiento, y conectividad, de lo que estamos hablando en realidad es de la amistad. Así que les tengo un acrónimo (FRIENDS, o AMIGOS).

Fructífero

Empezaremos con fructífero. Su amistad matrimonial debe ser fructífera. Dios lo dice de esta manera a nuestros primeros padres en Génesis 1:28: «Y los bendijo Dios, y les dijo:» ¿qué? Sabían que iba decir esto: «Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread». Dios mira a la pareja y les dice: «Sean fructíferos».

Así que la relación matrimonial y todo lo demás, existe para la gloria de Dios. Por tanto, la función más importante del matrimonio no es su gloria personal ni la de su cónyuge, sino la gloria de Dios en ambos. Y el matrimonio existe para que se multipliquen y sean fructíferos. Incluso tener hijos o adoptar hijos. Incluso hacer cultura. Incluso vivir juntos fructíferamente. Son eficaces, producen resultados que glorifican a Dios, donde el mundo es un lugar mejor y las personas son amadas mejor por su amistad que glorifica a Dios.

Dios quiere que abra su hogar. Dios quiere que participen en el ministerio. Dios quiere que tengan hijos. Dios quiere que levanten esos hijos para darle gloria. Dios quiere que lideren un grupo comunitario. Dios quiere que den consejería a otros, solteros y parejas. Dios quiere que aprendan de los pecados que cometieron y de los pecados que cometieron contra Uds., para que sean fructíferos al poner por obra el Evangelio de Jesucristo en la vida de otros. Dios quiere que sean fructíferos. Los matrimonios que existen para la gloria de Dios son los más felices. Los matrimonios que existen solo para su propio placer, son los más miserables de todos.

Reciprocidad

Segundo, debe haber reciprocidad; o sea que ambos necesitan dedicarse a su amistad. Si tienen un matrimonio donde uno de los cónyuges no es amistoso, y el otro cónyuge tampoco lo es, ¿saben lo que tienen? Conflicto y frialdad. Si uno no es amistoso pero el otro es amistoso, habrá egoísmo y tristeza. Si ambas personas son amistosas, habrá amor y risa.

Algunos de Uds. dirán, «Mi cónyuge no es muy amistoso» Séalo Ud. primero. Séalo Ud. primero. Sea un buen amigo y vea si en la gracia de Dios su cónyuge no se vuelve un mejor amigo. De todas maneras debe haber reciprocidad. Ambos necesitan dedicarse con devoción a su amistad.

Y frecuentemente aunque hayamos tenido dificultades en nuestra relación, conseguimos la participación de nuestros amigos. O sea que podemos llamarlos, mandarles correos electrónicos, mensajes de texto, invitarlos a entrar, queremos que tomen partido con nosotros, o pedirles consejo, pero a fin de cuentas, ¿están hablando con sus cónyuges? ¿Están esforzándose para mejorar su amistad? ¿Están ayudando al otro cónyuge a ser más franco y transparente? ¿Están construyendo aquella amistad más cercana y entrañable primero, la que Dios les dio? Debe haber reciprocidad.

A que no se atreven a contestar esta pregunta por sus cónyuges. ¿Qué tan bueno ha sido como amigo, o amiga? A que no se atreven hacerles esta difícil pregunta. A escala de 1 a 10, si 10 significa «He sido el mejor amigo del mundo», y uno significa que su vida es muy dura, ¿qué tan bueno ha sido como amigo, o amiga?».

Pueden sentirse abrumados en una situación matrimonial. ¿Dónde empezamos? ¿La comunicación, su familia de origen, problemas de abuso, que el presupuesto, que el horario? ¿Tratamos de mejorar nuestra teología? ¿Dónde empezamos? Empecemos con la amistad. Y todo lo demás funcionará con el tiempo, por la gracia de Dios, si los dos juntos demuestran reciprocidad en el esfuerzo intencional de construir su amistad.

Lo que a menudo me dicen las parejas es, «Es que no seguimos enamorados». No es que la gente no siga enamorada. Puede que no sigan arrepintiéndose, pero no es que no sigan estando enamorados. Y la gente dice cosas así porque no quieren asumir su responsabilidad de amar a su cónyuge. «Oh, pero si uno no se siente amoroso ¿qué puede hacer?». Es otra manera de decir que Dios es un mentiroso, porque Dios dice que hasta podemos amar a nuestros enemigos. Y el amor que tenemos por nuestros enemigos no es un amor que mora en nosotros, sino en Dios, el cual viene a nosotros y se expresa por medio de nosotros. Aunque no nos sintamos muy amistosos con nuestro cónyuge, aún así podemos amarlos con el amor que Dios nos da.

Les daré varias razones. Empecemos en Proverbios 4:23. Algunos de Uds. dirán cosas como, «Solo quiero seguir mi corazón». No lo haga. Guarde su corazón. Proverbios 4:23 dice, «Guarda tu corazón». Su corazón no siempre tiene razón. Jeremías 17:9 dice que el corazón puede ser engañoso, falso y perverso. A veces no necesitan seguir su corazón. Necesitan guardar su corazón.

Algunos de Uds. dirán, «Es que ya no siento amor por él (o por ella). Ya no estamos enamorados». 1 Juan 4 dice repetidas veces que « Dios es amor». ¿Saben qué quiere decir eso? Que el amor no empieza con nosotros. Empieza con Él. El amor no proviene de nosotros. Proviene de Él. El amor que podemos tener por nuestro cónyuge es un amor divino. Es un amor sobrenatural. Es un amor orientado por la gracia de Dios, porque aunque somos pecadores, Dios nos ama. Aunque nuestro cónyuge esté en pecado, o si estamos en pecado, Dios los ama por medio de nosotros, y Dios nos ama por medio de ellos. Es el amor de Dios por medio de nosotros.

Como cristianos tenemos acceso a la fuente del verdadero amor: el amor de Dios. Por eso dice además en Gálatas 5:22 que el fruto de la obra del Espíritu Santo es ¿qué? El amor. Por tanto, Dios el Espíritu Santo tiene amor por Dios el Hijo y Dios Padre. Son amigos. Cuando el Espíritu viene a morar en la vida de un creyente, trae consigo el amor de Dios, para que podamos llegar a ser amigos de Dios, y podemos amar y construir una relación con nuestro cónyuge. Es un milagro, y es algo que Dios hace disponible a todo cristiano.

Por eso en Mateo 5:43–47, repito, Jesús dice que podemos amar a nuestros enemigos. Ahora permítanme decir esto. Su cónyuge no es su enemigo. Su enemigo es su enemigo, y se supone que su cónyuge sea su aliado en la guerra contra su enemigo. Nunca piense que su cónyuge es su enemigo. Su cónyuge es su amigo y su aliado en su guerra contra su enemigo.

No digan, no digan, no digan que ya no están enamorados. No digan, no digan, no digan, «No estoy dispuesto a esforzarme para mejorar mi relación». En cambio digan, «Por el poder del Espíritu Santo, por el amor que Dios me da, me comprometo a ser tu amigo», y vean lo que Dios hace en el corazón de su cónyuge.

Íntimo

Es algo íntimo. Es algo íntimo. Es la intimidad. La intimidad significa literalmente, «estás interesado en mí, ves». Es conocerse mutuamente. Dice que nuestros primeros padres, Adán y Eva, estaban juntos y Adán «conoció a Eva» Eso es intimidad.

Lo explicaré. Cuando se trata de matrimonios, como Grace y yo venimos estudiando y comentando, permítanme decirles que estamos muy emocionados por esto. Esto ha transformado nuestro matrimonio. Nos llamamos amigo. «Oye, amiga». Hacemos chiquilladas. No les diré con voz lo decimos. Es simpático, al menos para algunos; pero es juguetón, es divertido, y somos amigos.

La amistad es tan importante, porque un viejo proverbio lo dice muy bien: «La amistad multiplica el gozo por dos y corta la pena por la mitad». Eso es lo que hace a la vida. Multiplica por dos el gozo, y corta la pena por la mitad. No importa por lo que esté pasando, es mejor si está con su amigo. Se supone que debe ser íntimo.

Hay tres clases de matrimonios: espalda contra espalda, hombro con hombro, y cara a cara. Lo que ocurre en los matrimonios es igual en todas las amistades, por tanto es un principio con una aplicación muy amplia. Al matrimonio se aplica específicamente de esta manera: En los matrimonios espalda contra espalda en realidad son adversarios y enemigos. Se han dado la espalda el uno al otro. Están amargados, son hostiles, no se quieren, no se esfuerzan por mantener la amistad. Es una mala situación. ¿Cuántos de Uds. se encuentran en esa situación? La amargura se les sale. El enojo se les sale. La indignación se les sale. Están espalda contra espalda. No son amigos. Quizás durante algunos años pudieron fingirlo. Pero ahora, todos lo ven. Es obvio.

La mayoría de los matrimonios son hombro con hombro. Básicamente son como dos colegas de trabajo. Creo que empiezan como amigos y después se vuelven colegas de trabajo. «Está bien, tenemos que acabar la universidad o pagar nuestra deuda estudiantil, o comprar nuestra primera casa, o ¿qué tal la carrera?». O, «Ah, caray, estamos embarazados. Caramba, ¿qué vamos a hacer ahora? Tenemos un pocotón de niños. Nuestros padres están enfermos. ¿Cómo vamos a pagar las cuentas? Perdí mi trabajo. Tenemos que empezar por otro lado». Están esforzándose en la vida. «Tenemos que ir a la liga infantil, que al entrenamiento de fútbol. Estamos tan ocupados. Casi no nos conocemos. ¿Qué estamos haciendo?». Están hombro con hombro. Trabajan, trabajan, trabajan, trabajan, trabajan, como socios. Permítanme sugerirles que el matrimonio en gran parte consiste en trabajar hombro con hombro, pero si es lo único que hacen, no durará, no será una amistad. Se sentirán solos, como desconocidos.

Por tanto queremos que tengan un matrimonio cara a cara. Significa que ambos se miran a los ojos, cuelgan el teléfono, apagan el televisor, y pasan el tiempo a solas, juntos. Es salir juntos por la noche, los días feriados, en vacaciones, y los momentos sagrados que Dios les da durante el día de uno o dos minutos en los que se miran uno al otro a los ojos, y ven amor, y están conectados, cara a cara.

Estar cara a cara es el lenguaje bíblico de la amistad. Les daré unos ejemplos: En Génesis 32:30, leemos: «Y Jacob le puso a aquel lugar el nombre de Peniel, porque dijo: He visto a Dios cara a cara».

Éxodo 33:11: «Y acostumbraba hablar el SEÑOR con Moisés cara a cara, como habla un hombre con su amigo». Ese es el leguaje bíblico de la amistad: cara a cara.

Jueces 6:22, «Al ver Gedeón que era el ángel del SEÑOR, dijo: ¡Ay de mí, Señor DIOS! Porque ahora he visto al ángel del SEÑOR cara a cara». O sea a Jesús. No era un ángel del Señor, era el ángel o mensajero del Señor.

Me encanta lo que Pablo dice en 1 Corintios 13:12. Dice: «Porque ahora vemos por un espejo, veladamente», como por una ventana, veladamente, «pero entonces veremos [a Jesús] cara a cara». Es el lenguaje de la amistad.

Ahora, permítanme decirles que al dedicarse a su amistad, necesitan saber que tanto hombres como mujeres generalmente construyen sus amistades de manera diferente. Hombres, ¿falso o verdadero? Construimos nuestras amistades hombro con hombro. Así lo hacen los hombres. ¿Falso o verdadero? Verdadero, ¿cierto? Nunca he visto un hombre que diga: «Necesitamos más tiempo cualitativo. Me parece que nunca hablamos. Creo que deberíamos salir a tomarnos un café un par de horas. Me miras a mí, y yo te miro a ti, y llegamos a los sentimientos». Si un hombre hace eso, los hombres tenemos una regla no escrita: que el otro tipo debe matarlo y esconder el cuerpo. No hacemos eso, ¿de acuerdo? Los hombres tienden a construir sus amistades hombro con hombro.

Así que si las mujeres aquí les preguntaran a sus maridos, «Háblame de tus amigos», ellos dirían, «Pues, cuando era niño jugaba deportes con esos tipos, y estudié con esos tipos, y trabajé con esos tipos, y presté servicio militar con esos tipos». «Oh, ¿o sea que Uds. siempre estaban haciendo algo?». Sí. Porque así construyen sus amistades los hombres. Tienen que dispararle a algo. Tienen que jugar algún deporte. Tienen que darle vuelta a una llave. Tienen que estar haciendo algo.

Las mujeres son distintas. Ellas construyen sus relaciones cara a cara. Al observar a Grace con sus amigas, algo fascinante para mí, fue como una experiencia intercultural. Ella me decía, «Necesito pasar tiempo con mis amigas». ¿Qué es esto? «Es que todas vamos a salir». ¿Y qué van a hacer? «Vamos a charlar». ¿Por cuánto tiempo? «Mucho tiempo». ¿De qué van a hablar? «No sabemos». ¿Es castigo por algo horrendo que hice? «No, es que necesitamos hablar». Oh, está bien. «De acuerdo».

Mis amigos nunca me han dicho algo así. Nunca hablamos. Nunca nos sentamos en un círculo y nos miramos a los ojos para llegar al corazón. No, pero vemos peleas enjauladas, hombro con hombro, comiendo alitas de pollo. Y al final pensamos, «Pasamos un buen tiempo juntos». ¿Falso o verdadero? Totalmente verdadero.

Mujeres, si quieren acercarse más a sus hombres, a su marido, averigüen como hacer las cosas hombro con hombro como lo hace él. Hombres, si desean ser un mejor amigo de sus esposas, deben desarrollar el aspecto cara a cara. Deben aprender a hacer preguntas, a no criticarla o tratar de cambiarla siempre, cómo amarla, cómo dejar que exprese sus emociones, colgar el teléfono, no prender la televisión, estar presente mucho tiempo, cómo hacer preguntas buenas y sinceras, y construir una amistad. Damas, ¿Uds. quieren eso? Sí.

Estaba leyendo un libro sobre la amistad, y dice que en realidad hay tres niveles de comunicación. A ver si lo digo bien, hay: hechos, opiniones, y sentimientos. La mayoría de nuestras conversaciones giran en torno a los hechos. Hace frío hoy. Sí. ¿Cierto? Esto huele mal. ¿Quieres olerlo? Sí, huele mal. Es un hecho. Todavía no sé por qué la gente hace eso. Son solo hechos, ¿cierto? Oh, los equipos deportivos de nuestra ciudad son horribles. Sí, lo son. Es un hecho.

Lo que pasa entonces es que la relación profundiza y se vuelve cara a cara cuando empiezan a dar sus opiniones. ¿De acuerdo? Ahora dan sus opiniones sobre la política, su opinión sobre la teología, su opinión sobre problemas.

El tercer nivel donde profundiza más, es el de sus sentimientos, sus sentimientos. La mayoría de nuestras conversaciones giran en torno a los hechos, muy pocas tratan de las opiniones, y rara vez llegan a los sentimientos.

Algo nos pasó a Grace y a mí ayer. Estábamos hablando y le pregunté: El hecho: ¿Qué pasó? La opinión: ¿Qué decidiste? Y después el sentimiento: ¿Cómo te sientes? Ella se abrió y conseguí la intimidad, «estás interesado en mí, ves». Está bien, está bien, creo que puedo orar por ella sobre esto, y animarla en esto, y cómo puedo ser un buen amigo?

A veces esa es la pregunta que debemos hacer. ¿Cómo te sientes? Y la otra pregunta es, ¿Cómo puedo ser un buen amigo para ti en este momento? Eso es cara a cara. Permítanme decirles que los matrimonios son cara a cara, son duraderos, y son entrañables.

Entretenido

“E”, el matrimonio debe ser entretenido. No sé si lo sabían. Está bien que se entretengan juntos, ¿cierto? Deben hacerlo. Van a estar juntos mucho tiempo. De paso deberían sumarle unos buenos recuerdos.

Eclesiastés 9:7–9 dice: «Vete, come tu pan con gozo, y bebe tu vino con corazón alegre, porque Dios ya ha aprobado tus obras. En todo tiempo sean blancas tus ropas, y que no falte ungüento sobre tu cabeza. Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de tu vida fugaz». Algunas traducciones dicen, «todos los días de la vida de tu vanidad que te son dados debajo del sol, todos los días de tu vanidad porque esta es tu parte en la vida, y en tu trabajo con que te afanas bajo el sol».

Lo que dice es esto: La vida es corta. La palabra ‘vanidad’ ahí significa ‘sin sentido ni propósito’. Aparece 38 veces en el libro de Eclesiastés. En hebreo es hebel. El libro comienza con esa palabra, «Hebel, hebel, dice el predicador. La vida es _hebel_». La pregunta es, «¿Qué es la vida?». Creo que en este contexto la palabra que mejor encaja es ‘fugaz’.

Uno se levanta por la mañana, respira, hace frío afuera, y al exhalar ve su aliento disiparse. Dice que es así. Se desvanece muy rápido. ¿Cuántos de Uds. han estado casados algún tiempo, y sienten que el tiempo ha pasado rápidamente? Y dicen, «Hombre, los niños han crecido muy rápido. Nos estamos poniendo viejos. El tiempo pasa rápidamente». Llegan la temporada navideña y piensan, «¿La temporada navideña no se acabó la semana pasada?». ¡De volada!

Y lo que está diciendo es que la vida transcurre tan rápido que lo único que debemos hacer es vestirnos, perdonar el pecado del otro, salir, buscar algo de comer, algo de tomar, divertirse, crear buenos recuerdos, reírse un poco, y gastar dinero para la gloria de Dios. Es cierto, porque uno de los atributos de Dios es el gozo, Él quiere que disfrutemos el matrimonio y la vida con nuestro amigo.

Entonces dice aquí: «Vístanse, salgan, coman algo bueno, tomen algo bueno, y entreténganse un poco». ¿Bien? Escuchen esto: Si van a ser legalistas en algún aspecto, que sea este. ¿Cierto? En cuanto a divertirnos, somos legalistas. Estamos muy comprometidos con gastar dinero, salir, comer bien, tomar bien, reírnos bien, para la gloria de Dios. Debe ser entretenido. Hagan recuerdos. Y esta es la clave: Tomen fotos para recordar los recuerdos. De vez en cuando mírenlas juntos. «Oh, eso fue divertidísimo. Nos divertimos mucho. Te ves estupenda. Hagámoslo otra vez, dos veces». Recuerden juntos los recuerdos divertidos.

Necesitar

Además, en el matrimonio cada cónyuge debe necesitar al otro. Repito, en Génesis 2:18 antes de que el pecado entrara al mundo, Dios miró al hombre y le dijo, «No es bueno que estés solo». Si son casados, se necesitan uno al otro. Se necesitan uno al otro. Y si dicen, «No, no, no, tengo una relación con el Señor». Fue el Señor quien les dijo que se necesitan uno al otro. Algunos de Uds. dirán, «Pues, no, no, no, en realidad no te necesito». Sí lo necesita.

Este fue uno de mis pecados. Tengo muchos, pero este es uno que estoy dispuesto a compartir de nuestro matrimonio, o sea que le di la impresión a Grace que yo no la necesitaba. En realidad la necesito desesperadamente. Necesito que me dé ánimo. Necesito su amistad. Necesito su presencia. No necesitaba que hiciera muchas cosas por mí. Solo necesitaba que estuviera presente conmigo. Entonces empezó a preguntarme, «¿Qué puedo hacer?». Solo sé mi amiga. Quédate conmigo, ayúdame, sé mi amiga. Quiero que se digan entre sí cómo y por qué se necesitan uno al otro.

Devoto

“D”, la devoción. Romanos 12:15 dice, «Gozaos con los que se gozan y llorad con los que lloran». Proverbios 17:17, «En todo tiempo ama el amigo, y el hermano nace para tiempo de angustia». La devoción. Un amigo devoto, sobre todo un amigo devoto en el matrimonio, está presente en los buenos tiempos, y pueden celebrar y estar ahí en los malos tiempos, y pueden dar consolación.

Matthew Henry, el gran puritano, dice que algunos amigos son como las golondrinas. Cuando viene el invierno, se van. Cuando era más joven seguramente tenía amigos con quienes salía a tomar y a parrandear, pero en realidad no eran amigos, porque si algo andaba mal, desaparecían. En la relación que algunos de Uds. tienen con sus cónyuges, a menos que tenga cáncer o está muriéndose, no le paran bolas, porque solo están ahí para las crisis.

En una verdadera y devota amistad matrimonial, el amigo está presente en todas las etapas de la vida, buenas y malas, se regocija cuando es tiempo de regocijarse, llora cuando es tiempo de llorar, y no se da por vencido en tiempos de adversidad, sea lo que sea. La devoción. ¿Cómo van con eso? ¿Cómo va su amistad?

Cuando Grace y yo salíamos antes de casarnos—les contaré una historia de su tío John. Nunca tuvieron hijos. Se casó con Gladys. Los dos ya murieron. Solo les diré que Gladys era una mujer muy difícil, en todo sentido, en el matrimonio y John le tenía una devoción muy profunda. Contrajo Alzheimer y tuvieron que ingresarla en un hospital siquiátrico, no se acordaba de él en lo más mínimo. Ella no tenía idea quién había sido su marido por tantas décadas. Rentó un apartamento cerca a donde estaba ella, un hombre muy entrado en años que se levantaba temprano por la mañana a desayunar en el hotel Marriott, y después la visitaba y le traía frutas. Y pasaba horas y horas con ella todos los días. Se sentaba con ella. Se aseguraba de que estuviera bien cuidada. La visitaba. Le cepillaba el pelo. Le traía regalos, y ella lo miraba y le preguntaba una y otra vez, ¿Quién eres? Su devoción lo llevó a visitarla todos los días por muchísimos años. Ella no tenía idea quién era él. La noche antes de que Grace y yo nos casáramos, me quedé en la casa del tío John, y él me dijo: «Quiero que trates a Grace con devoción. Quiero que seas su amigo». Sabía exactamente lo que quiso decir. Si envejece, sé un amigo devoto. Si contrae Alzheimer, sé un amigo devoto. Si le da cáncer, sé un amigo devoto. Si la vida se pone difícil, sé como alguien nacido para el tiempo de angustia. Devoto, devoto.

Santificación

Por último, “S”, es la santificación. Santificar significa que el matrimonio revela nuestro pecado. Si nos arrepentimos de él y lo confesamos a Jesús, los dos nos volvemos más como Jesús. El cónyuge de algunos de Uds. no los ha cambiado, ha revelado quiénes son. Ud. dirá, «Yo no era así hasta que me casé». Oh, sí lo era. Solo que no había testigos, ¿verdad? ¿De acuerdo? Y cuando su pecado sale a la luz, algunos de Uds. dirán que quieren deshacerse de su cónyuge, apartarse de ellos emocionalmente o espiritualmente, o dejarlos físicamente, o divorciarse legalmente. ¿Por qué? Porque está revelando cosas de Ud. que no le gustan. Arrepiéntase de eso. Déselo a Jesús, quien murió por eso. Pídale perdón a su cónyuge. Vuélvase más como Jesús.

La Biblia da cabida para el divorcio en ciertas ocasiones. Creo que hay demasiado divorcio. La tendencia es que como la gente tiene pecado en su vida se casan con alguien y piensan que el matrimonio ha fracasado. «Me casé con la persona equivocada». Nunca piensan que ellos podrían ser la persona equivocada. Se divorcian y se vuelven a casar con otra persona, y el promedio de divorcios en el segundo matrimonio es mayor que el primero porque si no se siente satisfecho pasará de una relación a otra. Pero si está siendo santificado, puede tener un nuevo matrimonio con el mismo cónyuge porque Ud. y su cónyuge por la gracia de Dios, se vuelven nuevas personas. Esa es la santificación.

Gary Thomas lo dijo así: «¿Qué tal si Dios diseñó el matrimonio para hacernos santos, más que para hacerlos felices?» Las parejas siempre me dicen: «Pues, sabe, ¡Dios quiere que yo sea feliz!». O sea, Dios quiere que sea santo. Ud. adora un Hombre que fue traicionado, azotado, y crucificado, y colgado en la cruz no dijo, «El Padre quiere que yo sea feliz». Jesús murió para hacernos santos. Jesús resucitó para hacernos santos.

Y esta es la verdad: las personas santas son personas felices, y a veces las personas que buscan la felicidad son las más miserables de todas. Busquen la santidad, y si Dios les concede la felicidad, alabado sea Dios, pero si Dios no les concede la felicidad, encontrarán la felicidad en la santidad.

Y en su matrimonio, necesitan saber que van a sacar a la luz su pecado y el pecado de sus cónyuges, y ambos necesitan a Jesús para que su muerte pueda ser la vida de su matrimonio para que ambos sean más como Él. Esa es nuestra historia.

Proverbios 13:20 lo dice así: «El que anda con sabios será sabio, mas el compañero de los necios sufrirá daño». Nos volvemos como quienes escogemos como amigos más cercanos. Por eso algunas personas escogen personas horribles como amigos. De veras quieren pecar con ellos y volverse como ellos. Sus amigos más cercanos y queridos, en quienes confía y sus consejeros, empezando con su cónyuge, deben ser sabios. Lo que eso significa para Ud. es que debe ser un amigo sabio para con su cónyuge, para que él o ella llegue a ser más como Jesús. Debería desear que lleguen a ser más como Jesús en todos los aspectos.

Siento el deseo de decirles algo que no tengo en mis notas, pero siento el deseo, por el Espíritu Santo, de decirles esto: Algunos de Uds. están casados con personas muy difíciles, y la vida es dura, y la santificación de ellos es increíblemente dolorosa, ardua, no es fácil, porque son de dura cerviz, tienen el corazón empedernido, son tercos y reacios. Y algunos de Uds. le dirían a Dios: «Dios, ¿me amas?». Sí le ama, y ama a su cónyuge. No lo ha castigado, pero lo ha enviado a una misión divina a servir a su cónyuge, a amarle, a ir en pos de él o de ella, a perdonarle, y ayudarle; no con una actitud santurrona, engreída, como alguien más santo que él o ella, sino de una forma humilde, sacrificial, y afectuosa. Y al hacer eso, por la gracia de Dios, se dará cuenta que su cónyuge no es el único pecador en el matrimonio y que Dios se vale de él o de ella para santificarlo también.

Dicho lo cual, si Grace y yo pudiéramos darles una idea principal, sería: La amistad. ¿Cómo va sus amistad con Jesús? ¿Cómo va su amistad con su cónyuge?

Contestar unas preguntas con Grace

Dicho lo cual, me encanta presentarles a mi amiga y contestar algunas de sus preguntas. Hola. Te pusiste las botas. Son tan simpáticas. ¿Quieres contestar algunas preguntas?

Grace: Sí, lo haré.

¿Tienes un micrófono?

Grace: Sí.

Muy bien. ¿Por qué no te sientas aquí, mi amor? Hola.

Grace: Hola, amigo.

Hola, amiga. ¿Quieres una botella de agua, mi amor?

Grace: Está bien.

Voy a tomarme un sorbito y contestaremos unas preguntas. De veras me gustan las botas.

Grace: Tú me las compraste.

Oye, yo también me puse botas. Es lo que hacen los amigos. Está bien, si te parece vamos a contestar algunas preguntas que tiene la gente. Así que empecemos por aquí:

«Deseo mucho que mi esposo me guíe, pero a menudo siento que no soy fácil de guiar. No estoy seguro que quisiera liderar si fuera un hombre. Grace, tienes alguna sugerencia?».

Grace: Oh, definitivamente he sido difícil de guiar a veces, también. Creo que el primer paso tal vez sea arrepentirse de eso delante de su marido y decirle, «He sido difícil de guiar. ¿Qué puedo hacer que me ayude a desistir un poco y aprender humildemente?». Y que ore un poco quizás antes de abordar ese tema. Dele oportunidad de responder con paciencia. Creo que para mí el arrepentimiento siempre fue la primera clave. Si me arrepentía, el Señor podía abrir mi corazón para responder de nuevas maneras. Por lo general si uno es difícil de guiar, es porque hay temores quizás o quizás mentiras. Pídale al Señor que le muestre sus temores, y si de pronto no confía que su esposo la guíe, o si desea controlar la situación, pregúntele a Dios cuál temor es y pídale a su marido que le ayude orando por Ud. para que supere ese temor. Eso podría ayudarle a identificar las razones por las que está batallando con eso.

¿Cuáles son las mentiras más comunes que las mujeres creen ser la causa de este conflicto? Porque parece estar confundida, «Quiero que me guíe, pero si lo hace, no lo seguiré». O sea, está muy confundida. Debajo de eso suele haber una mentira que ella cree que la hace sentirse obligada.

Grace: Podría ser de las relaciones que tuvo antes, porque a veces creemos que si nos hicieron daño en otras relaciones, creemos la mentira de que nuestro marido hará lo mismo, aunque no lo ha hecho o no lo esté haciendo. A veces le cargamos eso encima. Creemos mentiras que dicen, «En realidad a él no le importa, o quizás no me ama tanto como dice». Sé que para mí, seguiste diciéndome que me amabas, pero como no estábamos interactuando bien y comunicándonos amorosamente, en realidad, no quería creerlo, y creí la mentira del enemigo, de que eras demasiado bueno para mí, y como te había ocultado ciertos pecados, algún día los descubrirías y que de todas maneras me abandonarías. Empecé a creer las mentiras y me predispuse yo misma.

¿En serio? ¿Pensaste, «Él se irá de todas maneras»?

Grace: Sí, entonces uno empieza a dañar ciertas cosas en su vida, porque piensa: «Tengo que protegerme si esto ocurre». Pero todo eso se basaba en mentiras sin fundamento. Entonces pienso que sí, empecé a tomar nota de las mentiras que creía y eso me ayudó a ver, «Está bien, esa es una mentira», y después tomaba un pasaje de las Escrituras o una verdad y te preguntaba, «Esta es una mentira. Dime cuál es la verdad. ¿Cuál es la respuesta contraria a esto?». Empecé a tomar nota de esas cosas para pode ver claramente, «Estoy volviendo a creer esta mentira. ¿Cuál es la verdad?». Por algún tiempo tuve que hacer eso hasta que Dios renovó mi mente en ciertas áreas, porque era tan propensa a creer ciertas mentiras. Creo que es bueno anotarlas en una hoja para que vea que en realidad está creyendo ciertas mentiras.

Qué triste que hayas creído que te abandonaría, ¿cierto? Lo siento.

Grace: Lo siento.

No, está bien. Contestaremos otra pregunta antes de que me ponga a llorar. Está bien. «Si dos personas se encuentran—»

Grace: Estoy siendo franca.

Lo sé. Me entristece tanto que hubieras pensado—es decir, pero el solo pensar que pensarías que en algún momento te dejaría. Pero si esas son la clase de mentiras que creen las mujeres, puedo ver cómo podría paralizar su habilidad de confiar.

«Si dos personas empiezan a salir después de conocerse, ¿cuánto tiempo crees que sea necesario para que desarrollen una amistad suficientemente fuerte para casarse?».

O sea, quisiera explicar esto de inmediato, o sea: «Oh, pediste un capuchino. Pedí un capuchino. ¿Qué talla de vestido se pone?». Mejor dicho, sabes. ¿Nos estamos precipitando?

En parte se debe al ídolo de la dependencia del que hablamos. Cuando oigo a la gente decir, «Nos amamos, somos almas gemelas, es maravilloso, estaremos juntos para siempre». Me pregunto ¿cuántas veces habrán tenido un primer compromiso lleno de euforia?

Y si es algo habitual, lo que tienen es un ídolo de dependencia. No quieren quedarse solteros. Necesitan estar en una relación con alguien. Tan pronto conocen a alguien, se portan como una alguien que está ahogándose y se aferran al salvavidas. Si es así, no sé si deberían estar juntos, pero no deberían estar juntos por esas razones y bajo esas circunstancias.

Aquí es donde deben buscar el consejo de Dios. Aquí es donde hablan con un pastor. Si tienen padres piadosos, busquen el consejo de sus padres. Si están en un grupo comunitario, invite a la otra persona a su grupo comunitario para que conozca su grupo de amigos y sea conocido en su comunidad. No puede tomar enormes decisiones para toda la vida instantáneamente y por su cuenta. Proverbios dice, «En la abundancia de consejeros está la victoria». Es bueno tener bastante asesoramiento.

Y en realidad necesita tiempo para conocer a alguien, porque la gente puede dar la mejor impresión brevemente. Y si parece que van a casarse siempre les aconsejaría que se inscriban en el proceso prematrimonial. Creo que en la gracia de Dios que tenemos uno de los mejores en el país aquí en la Iglesia Mars Hill. Es muy completo, bíblico, práctico, pastoral; pero todavía supone una inversión importante de tiempo para completarlo. Eso podría desacelerarlos, pero fue creado intencionalmente no solo para que se casen, sino para que Ud. sea la persona idónea, que se casa con la persona idónea, en el momento idóneo, de la manera idónea, por las razones idóneas.

«¿Qué hace uno si no está satisfecho con el estado de su matrimonio, la amistad, etc., pero su cónyuge no le ve problema a las cosas como están?».

Puedo decirle que lo que no debe hacer es: fastidiar, intimidar, y amenazar, porque eso no invita al diálogo. Creo que deben decirle humildemente: «Te quiero. Te necesito. Necesito más de ti. Quiero sentirme más cerca de ti. Quiero que nuestro afecto crezca con el tiempo. Dentro de unos años no quiero seguir como estamos hoy. No estoy diciendo que nuestra condición sea horrible, pero realmente quiero sentirme más cerca, más cerca, y más cerca de ti». Creo que debe encontrar una manera humilde de comunicar esa necesidad e invitar a su cónyuge podría ayudarle.

Grace: A veces es una cortina de humo para no lidiar con el conflicto cuando dicen, «Creo que todo está bien». Sé que hubiera dicho ciertas cosas que estaban bien en nuestro matrimonio, pero no quería lidiar con ciertos problemas, y esa era mi forma de evitarlo.

Con eso basta.

Grace: Eh, estando conforme cuando no debería haberme conformado, porque siempre es posible tener un gozo creciente y madurez en un matrimonio. Si no estamos haciendo eso, no importa cuántos años llevemos de casados, no es un buen indicio. Pienso que—

Sí, y a veces tiene que ver con encubrir el pecado. Uno de los cónyuges se acerca y dice, «Quiero conocerte, quiero hablar», y el otro dice, «No quiero hablar de ciertas cosas; no quiero que sepas; no quiero que veas. Con esto basta. Guardemos la distancia un poco, porque si te acercas demasiado, hablaremos de temas que no quiero tratar».

Y a veces, sí, se trata de encubrir el pecado. Es lo que hicieron nuestros primeros padres en el huerto. Tan pronto pecaron, ¿qué hicieron? Se taparon y se escondieron. Si uno dice, «¿Por qué no puedo acercarme más a ti? ¿Por qué te sigues escondiendo? ¿Por qué te sigues tapando?», no estoy diciendo que siempre sea así, sino muchas veces. Por lo que dicen las Escrituras y la experiencia, a veces hay pecado encubierto. Hay algo que no quieren que uno descubra.

Y si es así, debe orar para que el Espíritu Santo compunja a su cónyuge y lo lleve al arrepentimiento, para que digan, «Está bien, esto fue lo que hice, o lo que estoy haciendo, y por eso te sientes lejos de mí, porque el pecado se interpuso entre nosotros». Puede que tenga una crisis en su matrimonio en ese momento, pero en realidad ya tiene una crisis. Puede que aún no lo sepa, pero al darlo a conocer al menos le da la oportunidad, por la gracia de Dios, por medio de Jesús, de resolver eso.

Si de veras está sucediendo eso, aquí es donde de veras debe consejería piadosa; su familia no, sino tal vez una pareja buena y piadosa, o hablar con un pastor o consejero bíblico, y decirle, «No estoy dispuesto a conformarme con dos vidas paralelas y distantes. Quiero que los dos seamos uno, porque la Biblia dice que debemos procurar ser uno, y quiero que seamos amigos porque la Biblia dice que debemos estar cara a cara y no solo hombro con hombro». En parte también consiste no solo en exigirle cosas a su cónyuge, sino decir, «Vaya, Dios dijo unas cosas en la Biblia, y en la gracia de Dios queremos ir en pos de lo que Dios nos tiene sin conformarnos con nada menos».

Hagamos una más.

«¿Cómo maneja las diferencias en cuanto a la organización del hogar?».

Las personas distintas siempre se casan. Como un búho que se casa con un madrugador. El pulcro se casa con el dejado. El ahorrador se casa con el despilfarrador. La persona súper organizada se casa con el artista. O sea, eso sucede. Afortunadamente somos exactamente iguales. No, no es así. Puedes hablarnos de ese tema. Somos diferentes. Podrías explicar eso.

Grace: Creo que todavía estamos averiguando cuáles son las diferencias.

En la resurrección de los muertos, cuando todo sea perfecto, lo sabremos.

Grace: Sí, no soy una persona súper organizada, pero Mark planifica y es organizado, y le gusta que las cosas estén en orden, mientras yo soy un caos, y soy legalista con ciertas cosas y no con otras, por lo cual ha sido un largo proceso para nosotros y lo seguirá siendo probablemente. Creo que con solo estar dispuestos a hablar y no ser tan serios con el tema. Estar dispuestos a reírnos de nosotros mismos en medio del asunto.

Está bien, dame un ejemplo.

Grace: No sé si se me ocurra uno.

Hay muchos. [Risa]

Grace: ¿Como qué? Sé amable.

Te gustan los montones.

Grace: No, para nada. Es que no sé deshacerme de ellos.

Está bien. [Risa]

Grace: Tenemos mucho papeleo que viene a nuestra casa, con cinco niños, el correo y todo lo demás. He mejorado, pero sí. No lo consideraba un problema antes. Ahora veo que es un problema, pero no sé cómo resolverlo como debiera.

Estás mejorando.

Grace: Le estoy pidiendo a la gente que me ayude con sistemas y eso me humillaba porque la gente me seguía diciendo que yo era organizada y en realidad no lo soy. Primero, reconocer que es un problema fue un proceso largo y difícil. Lo siento.

¿Perdía los estribos con el reguero, el desorden, los montones?

Grace: Sí.

¿Y cómo perdía los estribos?

Grace: Decías frenéticamente, «Quita esos montones de ahí, estoy hasta la coronilla con esos montones». [Risa]

Cosas que infundían ánimo, como: «¿Por qué no podemos sentarnos a la mesa?». Estaba tapada de cosas.

Grace: No estaba tan mal. [Risas] Antes de tener hijos tal vez—oh, quieres decir el—oh, está bien, ya sé a cuál mesa te refieres.

Supongamos que ahora mismo pudiera llamar y nos mandaran una foto de la mesa a la cual no podemos sentarnos.

Grace: Tenemos una mesa más grande que siempre está limpia.

Lo sé. Sigo comprando mesas. Es lo que me, o sea— Ahí está: Comprar más mesas. Esa es la respuesta a la pregunta.

Grace: O sea, ver el problema, que le recuerden a uno el problema, sí, hacerlo con risa, con sentido del humor, pero estar dispuesto a cambiar. En cuanto a mí, tengo varios amigos que son muy organizados, por lo tanto debo ser—

Pero no podría vivir así. Mejor dicho, si tuviera que vivir con un bibliotecario, sabes, y todo fuera—

Grace: No, no, no, pero pueden enseñarme sistemas y maneras de— y sucede como en el caso de los armarios con las cosas de los niños, seguiría comprando armarios usados donde ahora guardo sus abrigos y sus zapatos, en vez de tenerlos desparramados por toda la casa. Es cuestión de averiguar sistemas que funcionan para nosotros y—

En el matrimonio en parte consiste en averiguar si es algo verdaderamente importante o si son cosas que se pueden dejar a un lado. Porque si lo puede dejar a un lado, déjelo. Si no es pecado, así fue como Dios diseñó a su cónyuge. O sea, deje eso. Pero si es algo necesario que deben hacer, entonces sí, háganlo juntos. No se queden cruzados de brazos avergonzando a la otra persona, como yo lo hice durante décadas. Pero al mismo tiempo—

Grace: Tomen en cuenta las etapas de la vida.

Sí, si tienen niños pequeños o si algo está pasando, sí. Pero yo diría esto, todavía no me gustan los montones, pero puedo decir francamente que prefiero tenerte a ti con tus montones que cualquier otra persona sin los montones.

Grace: Gracias.

O sea que vale la pena tener los montones.

Grace: Gracias.

Sí. Pero si recogieras los montones, me parecería bien.

Nota: Esta transcripción ha sido editada para la legibilidad.