Cambie totalmente el diseño de su vida y su matrimonio

El último día es el más importante

El día más importante de su vida y de su matrimonio es, por supuesto, el último día. En cuanto al matrimonio, a tantas parejas les dicen que inviertan mucho tiempo, energía y dinero para tener la boda perfecta. Del florista, el servicio de comida y bebidas, el fotógrafo, los que asisten, hasta los trajes, todo se trata de tener un primer día sensacional, y es importante; es un gran regalo tener un primer día sensacional; pero el último día es el más importante.

Hay muchas revistas que hablan de tener un primer día sensacional pero no hablan de cómo tener un último día sensacional. Tantas personas hacen planes detallados para el primer día, pero en realidad no saben qué planear para el último día. ¿Cómo será el último día de su vida? ¿Cómo será el último día de su matrimonio?

Algo ocurrió en la vida de Grace y yo que nos hizo pensar mucho en nuestro futuro. En verdad nos amábamos, y amábamos a Jesús, y la vida no estaba mal, pero se estaba poniendo complicada: los niños, el trabajo, las necesidades que ocupaban tanto tiempo y energía el cual debíamos haber invertido en nosotros.

Estábamos de vacaciones cuando esto culminó. Estábamos fuera de la ciudad y empecé a pensar y a orar para que Grace y yo hiciéramos planes para el último día, para que pudiéramos terminar bien, por la gracia de Dios, esperando que Dios nos diera muchísimos años más estando juntos. Pero a decir verdad uno no sabe. Hoy podría ser todo lo que tienen, y puede que ni siquiera tengan todo el día.

Eso hizo que empezara a pensar en cómo podíamos estructurar nuestra vida Grace y yo. Tomé un anotador y empecé a escribir preguntas para Grace. Sabía que el viaje de regreso de vacaciones sería largo, quizás 6 horas en carro, entonces le pregunté a Grace, «Por favor aprovecha este tiempo para contestar estas preguntas, y podemos hablar mientras manejamos y así podremos tener una visión para el último día. ¿Cómo quieres que sea el último día en esta tierra para nosotros?». Eso nos permitió empezar a planificar con oración sin dejar que la vida se nos escapara o que nos fuera quitada, invirtiendo en ella intencionalmente.

Hablaremos de algunas de esas cosas. Las incluimos en el capítulo 11 de El verdadero matrimonio. El proyecto entero que le di a Grace está ahí para que Uds. también hagan un par de ellos. Les presentaremos en este sermón unas personas que se quieren y que aman a Jesús, y queremos que sus vidas nos ayuden a ilustrar algunos principios bíblicos.

Necesitan a Jesús

Primero: Necesitarán a Jesús. Necesitarán a Jesús para perdonar sus pecados. Necesitarán a Jesús para perdonar sus pecados. Necesitarán a Jesús para darles el Espíritu Santo, para ayudarles a cambiar de adentro hacia afuera. Necesitarán a Jesús para darles ejemplo de cómo amar. Necesitarán a Jesús para enseñarles cómo perdonar, al ser perdonados por Él, para enseñarles como amar al ser amados por Él, para enseñarles cómo perseverar a no rendirse, así como Él persevera y no se rinde con ustedes. La verdad es que la relación más importante es siempre nuestra relación con Jesús. Y si marido y mujer crecen en su relación con Jesús, su afecto y devoción entre sí crecerá también.

La primera pregunta es, ¿conocen a Jesús? ¿Aman a Jesús? En su matrimonio con su cónyuge, ¿están buscando activamente a Jesús, arrepintiéndose del pecado, leyendo las Escrituras, orando; están en comunidad?

Lo que oirán de algunas de las parejas que vamos a entrevistar, quienes por la gracia de Dios han pasado por unas pruebas muy difíciles, pero tuvieron una vida muy dulce y llena de gozo; en medio de sus pruebas y sus problemas y sus traumas, veremos que Jesús estaba al centro de sus vidas y que Jesús estaba al centro de su matrimonio, y esto les permitió buscarle para confiar en Él y ser como Él delante de los demás en tiempos difíciles que francamente la gente no supera. No los superan individualmente, y no los superan conyugalmente. Primero, necesitarán a Jesús, y sus historias les ayudarán a ilustrar cómo llevarlo a la práctica.

*

Bien, Grace y yo estamos aquí con el último sermón de El verdadero matrimonio sobre el último día. Es un deleite para mí presentarles a unos amigos nuestros. Pastor Bill, por favor preséntate con tu familia y así sucesivamente en torno a la mesa.

Pastor Bill: Bien, me llamo Bill. Soy uno de los pastores de la Iglesia Mars Hill, y esta es mi esposa, Sue. Llevamos casi 4 años de casados. Nuestra historia es que estuve casado 30 años con una esposa que murió de cáncer, y Sue había sido madre soltera 21 años y pensamos que era suficiente tiempo para ella, y como no me gustaba estar solo, nos casamos. Sí.

Gracias. No le iba bien solo. [Se ríen]

Sue: Es lo que he escuchado.

Amo a Bill. Es mi amigo. Pero los partidos de los Mariners a los que fuimos no eran suficientes para hacerlo feliz. Por tanto, estamos muy dichosos de haberte conocido. ¿Cómo fue su experiencia como madre soltera esos 21 años, y ahora tener a Bill con Ud.?

Sue: Fue un gran ajuste porque cuando uno es soltero no hay nadie más en su vida con quién compartir más o menos este baile llamado el matrimonio. Creo que fue un ajuste importante para nosotros. Pero supongo que no sabía; es decir, él llena tanto mi vida. ¿Qué hacía cuando era soltera? No recuerdo haber estado muy sola, pero no me imagino cómo sería la vida sin él.

Pastor Bill: Eso está bien.

¡Viva, Bill! Don y Marcia, Uds. me parece que son la pareja con más tiempo de estar casados en Mars Hill.

Don: Sí, llevamos 55 años de casados, y hemos disfrutado la mayoría de ese tiempo.

¿Cuántos hijos y nietos tienen ahora?

Don: Tenemos cuatro hijos en California y una hija que vive aquí en Edgewood, y tenemos 12 nietos. Todavía no tenemos bisnietos. No sé si lleguemos a tenerlos.

Marcia: Me sentí atraída al hombre fuerte que él era, y a la vez a su gran ternura. El día que decidí no volver a verlo jamás, él decidió que—no sería así. El día que él decidió no volver a verme—porque él sabía en realidad le estaba dando falsas esperanzas—yo estaba lavando ropa y había un bombillo allá arriba, y fue como si Dios me dijera, «Tu llamado es casarte con ese hombre». Decidió no volver a verme, y cuatro días después lo llamé y le dije, «Me llamas todas las noches. ¿Qué pasó?». Y me dijo, «Tengo cita». Y ha valido la pena. Es un hombre muy piadoso.

Don: Sí, soy muy callado y ella anima la conversación, lo cual aprecio mucho cuando estamos con otras personas porque tengo a alguien que lleve la conversación hasta el final.

Marcia: Ha sido un privilegio estar casada con él. Me ha soportado mucho y ayudó a mi alma a conocer al Señor de una manera muy profunda. Estoy muy agradecida con él.

Don: Estoy muy agradecido con ella también. Me mantiene a raya, saben.

Uds. son muy simpáticos.

Pastor Tim: Hola, soy Tim y esta es mi esposa Patty. Ahora llevamos casi 39 años de casados. Fuimos novios en la preparatoria y aún nos sentimos así. Fuimos bendecidos con una hija y un hijo, y nuestra hija está casada. Tenemos dos nietos, uno de 9 años y otro de 6, y en este momento servimos en West Seattle, que pronto será Downtown. Hacemos tantas cosas juntos. Tenemos una bicicleta para dos. Tenemos un kayak para dos. Vamos a patinar. Me encanta estar con ella. Al final de la jornada, cuando regreso a casa, me emociono tanto de poder estar con ella. Ella hace que mi vida sea divertida. Me presentó a Jesús, por lo tanto su fe auténtica, su caminar con Él y su testimonio, me hicieron tomar en serio el cristianismo.

Patty: Ah caray. Cuando se volvió creyente empezó a crecer rápidamente y me desafió de tantas maneras que dije, «Espera un momento, dame un minuto para encontrar esto» ¿saben? Él tenía tanta hambre de conocer al Señor, y eso aumentó mi hambre de conocer al Señor Pienso que la clave de nuestro matrimonio en estos 39 años ha sido que amamos a Jesús y Él es lo más importante en nuestro matrimonio. Todo lo demás sucedió por su gracia.

Y nuestra querida amiga, la señorita Maggie.

Maggie: Me llamo Maggie Bolliger. Estuve casada por 4 años y he sido viuda por 12 años. Tengo un hijo de 15 años. Nací en Seattle y fui criada como pagana aquí en la cultura de Seattle.

¿En serio? ¿Hay paganos en Seattle?

Maggie: Los hay, y yo era uno de ellos. Fui al colegio aquí y finalmente asistí a la universidad en Iowa. Sabía que iba a viajar y terminé estudiando religiones comparadas para que conociera las religiones con las que me topara al viajar por el mundo. Vaya que viaje por el mundo. He estado en 25 países por algún motivo u otro, nunca en plan de negocios, solo de paseo. Le di la vuelta al globo en 2 años y ese no era el plan, pero tomé las cosas con calma y lo disfruté. Después vine a trabajar aquí a Seattle y mi mamá me llamó a su casa porque había un hombre allí haciendo unos arreglos eléctricos y había preguntado quién era yo porque vio mi foto en la repisa. La próxima vez que vino, mi madre lo invitó al mismo tiempo, y conocí a mi marido. Salimos de vez en cuando durante 6 meses.

¿De vez en cuando? ¿Ni siquiera 6 meses seguidos?

Maggie: No, no, no. De hecho hubo otras relaciones en medio de esos 6 meses tan intensos. Mi vida ha sido muy condensada por lo cual no me da espacio para pensar pero encaja muy bien con mi personalidad. Si puedo seguir adelante y seguir corriendo, estoy bien, no había mucho tiempo para pensar. Después quedé embarazada y pensamos entonces que lo mejor sería casarnos. Lo hicimos. Quedé embarazada, nos casamos. Dejé mi trabajo. Decidió que debía quedarme en casa, al menos el primer año, lo cual fue genial. Compramos casa y al… a ver, fue el primer año. Tres años después de casarnos, mi hermana y su esposo se mudaron de su casita en Bellingham en el bosque para vivir con nosotros, porque querían mudarse otra vez a la ciudad. Dijimos, «Vengan a vivir con nosotros. Estoy en casa. Mi hermana está en casa. Será una gran fiesta». Estábamos disfrutando ese acuerdo y decidimos comprar una casa más grande. Encontramos una casa más grande y durante ese tiempo en abril del 99 me volví cristiana, y tres semanas después él llegó a casa y le habían diagnosticado una masa en el pecho. No sabíamos—

¿Él era cristiano en ese momento?

Maggie: Era cristiano. Se crió en la iglesia luterana.

¿Cuánto tiempo estuvieron casados como cristianos?

Maggie: Un año.

¿Un año? O sea que estuvieron juntos apenas el último año de su vida como cristianos.

Maggie: Al final de la vida casi nada tiene importancia. Y lo que sí importa se convierte en algo tan fundamental.

Necesitan al pueblo de Dios

Uno no solo necesita a Jesús en su vida y en su matrimonio, si está casado, o si en la gracia de Dios se casa, necesita al pueblo de Dios. Necesita estar en comunidad y conseguir consejería sabia. Proverbios 15:22 lo dice así: «Sin consulta, los planes se frustran, pero con muchos consejeros, triunfan». Uno necesita a Jesús, absolutamente, y necesita el pueblo de Dios para ayudarle a aprender las Escrituras y arrepentirse de su pecado, para que vea sus defectos ocultos y en toda manera para animarle a ser piadoso, y amar, y ser como Cristo.

Lo que van a escuchar prácticamente de algunas de las historias de nuestros amigos, es cómo aprovecharon las enseñanzas. Estaban dispuestos a aprender. Estaban dispuestos a cambiar su perspectiva. Estaban dispuestos a darle rumbo nuevo a sus vidas partiendo del estudio bíblico, los sermones, la consejería piadosa, los buenas amistades, autores sabios, e incluso escuchando a sus cónyuges. A veces Dios nos da sabiduría en nuestros cónyuges pero nos falta humildad para recibir sabiduría por medio de ellos.

Como escucharán de las historias de estas personas, no hay posibilidad de madurar y crecer individualmente y conyugalmente sin la sabia sabiduría. Por tanto es de suma importancia que sepan escoger su iglesia, sus amigos, sus consejeros, y su grupo comunitario.

Una de las razones por la que Grace y yo terminamos el libro El verdadero matrimonio en el capítulo 11, el último día, era para ayudarles a empezar a pensar en asuntos prácticos como «¿Cuál consejero escogemos? ¿Cuál grupo comunitario? ¿A quién invitaremos para que hable a nuestra vida? Los ejemplos que oirán de algunos de nuestros amigos son indicadores muy prácticos de cómo es eso en la práctica.

*

Maggie: Cuando Andy murió, nos amábamos. Sabíamos que nos veríamos en el cielo. Me dejó suficiente dinero y me puso en un ambiente con personas que nos apoyarían. Entonces le dijo a Brandal, «Cuídala a ella. Cuídalo a él. Cría a mi hijo».

Se refiere a su cuñado.

Maggie: Sí, mi cuñado.

Es un hombre maravilloso.

Maggie: Sí, y lo hizo. Lo tomó muy en serio. Otros hombres han sido cosas diferentes para él, y he tenido que no aferrarme. Es decir, criaría a una excelente niña pero no a un niño. Fue cuestión de dejar que esos hombres lo guiaran y asegurarme de que fueran hombres piadosos. Tengo como seis parejas que hablan a mi vida, pero ahora también sé escuchar.

Pastor Bill, por favor háblenos un poco sobre las dos vidas que lleva más o menos—no la otra en la que es un ninja o algo así, un asesino secreto—sino de su matrimonio, de sus hijos, de su vida cuando murió su esposa y la hermosa esposa que Dios le ha dado ahora y el nuevo capítulo en su vida, o sea que ha tenido dos capítulos en su vida.

Pastor Bill: Sí, mejor dicho en muchas maneras teníamos una familia de esas que ponen en los afiches y dicen, «Esta es la familia que todos anhelan ser». Y…

Dos niños y dos niñas.

Pastor Bill: Sí, las niñas nacieron primero y a lo último, y los niños en la mitad. Jeanne era una gran mujer cristiana, un gran socio en el ministerio, que mentoreó a muchas niñas de preparatoria. Fuimos pastores de jóvenes 16 años y muchas mañanas antes del colegio andaba por el barrio de ustedes recogiendo a las niñas y las llevaba a Highline High School. De repente, en medio de hacer lo que Dios quiere, nos pasó lo que nadie quiere, a Jeanne le dolía mucho el estómago. Fuimos al médico y le diagnosticaron cáncer de ovario fase tres.

¿Cuántos años tenía en ese tiempo?

Pastor Bill: Creo que tenía 46.

Gozaba de buena salud, estaba en forma.

Pastor Bill: Sí, sí.

Estaba muy viva y vibrante.

Pastor Bill: Pasamos por los altibajos del periodo de remisión 18 meses, y otra vez, e intentamos todas las distintas quimioterapias que había disponibles. O sea, fue como si el primer año en que nos mudamos a Seattle a plantar una iglesia la diagnosticaron, ¿sabe? Quiero decir, teníamos el capital por la venta de la casa. Y en retrospectiva estaba a punto de hacer las cosas como un cobarde, y decir: «Tengo suficiente dinero para vivir un año. Hagámoslo, vamos». Y ella me dijo, «Si nos queda un año, ¿por qué no plantamos una iglesia?». Está bien.

Y ahora tenemos Mars Hill West Seattle.

Pastor Bill: Sí, sí.

O sea, así fue como se unieron al equipo. Así fue como tuvimos la bendición de recogerlos.

Pastor Bill: Sí.

¿Por cuánto tiempo tuvo cáncer? Durante ese tiempo sé que tuvieron altibajos: «Se ve mejor. Se ve peor». Es un tobogán de esperanza, las noticias devastadoras, y la esperanza, y las noticias devastadoras.

Pastor Bill: Sí, luchó contra eso como 8 años. Sí.

Ocho años. ¿Cómo fue eso? Estuve contigo en el entierro de tu esposa.

Pastor Bill: Sí.

O sea, descríbenos ese día. Toda pareja de casados—ya sea el marido o la mujer—tendrán un día en que la vida que Dios les ha dado en la tierra termina irrevocablemente. ¿Cómo fue para ti el día que enterraste a tu esposa?

Pastor Bill: Creo que fue un día desequilibrado, porque mi identidad se había desarrollado tanto en torno a ser esposo. O sea que no estaba plenamente convencido de qué Jesús era mi chaleco antibalas en este caso. ¿Entiendes? Jesús básicamente dice al final del Sermón del Monte que un hombre sabio y un hombre necio construyen su casa, y que vendrán las lluvias y las inundaciones, y el viento las azotará, y la casa del hombre necio se derrumbará, y la casa del sabio permanecerá porque su cimiento es Jesús. Los estadounidenses creemos que si construimos nuestro hogar sobre Jesús, que no vendrán las lluvias, ni las inundaciones, en vez de aceptar la idea que nuestro hogar se mantiene firme en medio de eso. Jesús no dijo, «Tu vida será exenta de crisis». Dijo, «Tu vida será a prueba de crisis». Y en ese momento no entendía eso. Le daba la misma importancia a mi identidad como esposo que a ser seguidor de Cristo. Cuando ella murió, yo no sabía quién era. Estuve bien desequilibrado durante un mes. Es decir, estoy agradecido con los amigos que decían, «¿Quieres que venga a visitarte?». Y les decía, «No», y decían, «Está bien, estaré allá en una hora». Y se impusieron en mi vida creando barandillas para que no me descarriara. O sea que la comunidad me rescató.

Necesitan la oración y la planificación

La oración es esencial para el matrimonio y para la vida, y la oración consiste en hablar con Dios Padre, mediante Dios el Hijo, por el poder del Espíritu Santo, y también consiste en escuchar a Dios; y orar es el ritmo de la conversación con Dios nuestro Salvador, Padre, y amigo. Algo que ayudará a cambiar sus corazones y a desarrollar su relación, sobre todo con un cónyuge, es la oración. Es una de las cosas más íntimas que pueden hacer, porque invita a Jesús al centro de su amistad y de su relación.

Proverbios habla sobre esto muy claramente. Proverbios 16:3 dice, hablando de la sabiduría, «Encomienda tus obras al SEÑOR y tus propósitos se afianzarán». Aquí habla de orar y planificar, orar antes de hacer sus planes, y después, orar en medio de sus planes, pidiendo que Dios los ayude a llevar a cabo sus planes y que bendiga sus planes al caminar en ellos.

Quiero preguntarles, ¿Son personas que dirigen la trayectoria de su vida y planifican juntos con oración? «Esto es lo que quiero para el último día. Esto es lo que quiero ser, lo que quiero saber, lo que quiero hacer, cómo quiero cambiar, a quién quiero ayudar, dónde quiero servir». ¿Oran para que Dios bendiga su plan únicamente, o le piden al Señor que les ayude a darles su plan y que sean fructíferos esos planes y principios que les da?

Es importante que estén orando por su cónyuge—esto es aun para los solteros para que estén orando por su cónyuge cuando estén casados y siempre inviten a Jesús a entrar. Lo que van a escuchar de algunas de las parejas son unos ejemplos muy hermosos de la oración practicada en el matrimonio, incluyendo el ejemplo de una pareja que lleva 55 años de casados, y varias veces en el transcurso del día, paran y les ponen a orar juntos. Y han visto el poder de la oración en esos 55 años a medida que Dios contesta sus oraciones, y por eso siguen invitándolo a entrar en todo.

*

Marcia: Siempre, desde que nos casamos—hablabas de un plan. Noté que él era muy callado, por lo cual oramos mucho, y decidí que él oraría de noche cuando nos acurrucábamos en la cama los primeros 15 o 20 años quizás, y después los dos empezamos a orar en cama y ahora que estamos jubilados, les decimos a los niños que quizás nuestro ministerio principal es orar por ellos. “Por lo tanto, llámennos y oraremos.” A menudo, cuatro o cinco veces al día—

Don: Sí, oramos por diferentes personas.

Marcia: Juntamos dos sillas lado a lado y oramos juntos. La oración es donde está la batalla.

Don: Sí.

Marcia: La oración es donde está la batalla. Hemos peleado constantemente durante los años y a veces, a veces peleamos limpio.

Grace: ¿Cómo resolvieron las cosas cuando peleaban? ¿De qué forma aprendieron a comunicarse mejor?

Marcia: Este tiempo ha sido muy valioso porque miramos más hacia el futuro que al pasado y les hicimos algunas preguntas a nuestros hijos. Nuestro cuarto hijo, Paul—él es callado como Don, un hombre muy piadoso, y él maneja a casa por 2 horas. Cada martes se comunica, y nos dijo, “Ustedes peleaban, pero yo sabía que terminaría en 3 o 4 horas, y se arrepentirían.” Y dijo que era una buena demostración de cómo debería de ser. Yo siempre ganaba verbalmente e intelectualmente, y él, al final, muy calladamente—una vez me miró orgullosamente, y me dijo, “Es la misma estupidez de siempre. No estás escuchando.” Decidí que debería rendirme y que él estaba ganando. Tienes que darte cuenta de que cuando te casas con un hombre, él tiene defectos y yo tengo defectos. Los dos son horribles pecadores, y esa es la mejor parte del matrimonio, después de 55 años, no hay duda alguna de que ambos son horribles pecadores, y el corazón es extremadamente perverso. Pero el me enseñó a no pelear. He mejorado bastante en eso, en ser callada, y en ceder. Sabes, en cuanto a tu cuerpo, una mujer cede más rápido cuando está casada, pero le toma a una mujer 55 años, o 50 años, el aprender a ceder su espíritu a un hombre. Y creo que esto se remonta al Jardín: Simplemente no confiamos en Adán. Le pregunté a una de mis mejores amigas, la cual conocí recientemente, y quien de vez en cuando asiste a Mars Hill. Se ha casado cuatro veces, y le dije, “¿Qué te hubiera gustado escuchar cuando tomaste esas cuatro decisiones?” Ella dijo, “Me hubiera gustado confiar más en Jesús”. Ella dijo, “No confiaba en Jesús”. Y le dije, “¿Cómo enseñamos eso? ¿Cómo comunicamos eso?” Y nuestro enfoque ha sido en seguir las Escrituras, leer la biblia cada año, y comentar sobre ella.

Grace: ¿Cuál es uno de sus recuerdos favoritos como pareja?

Marcia: Nuestro recuerdo favorito… hacer el amor a oscuras, al aire libre. Teníamos un acuerdo con nuestros hijos, porque eran mayores, de que no debían llegar a casa los viernes por la tarde. No teníamos mucho dinero—

Ya se a donde va esto.

Don: Y fuimos a Hawái en nuestro 25to aniversario. Me pareció un gran recuerdo. Me gustó eso. Tuve que volar hacia allá, lo cual fue espantoso, luego me subí a un helicóptero, que fue peor, pero en verdad lo disfrutamos.

Marcia: Lo se, vimos cómo las tortugas salían hacia el mar. El matrimonio es una ilustración de cómo se siente Cristo hacia su pueblo y su novia. Sus creyentes invisibles sobre la Tierra. Él realmente nos ama y nos persigue y lucha justamente con nosotros.

Don: Sí.

Marcia: Sí, lo hace.

Necesitan ser flexibles y tener un sentido de urgencia

Al pensar en el último día, el último día de sus vidas, y si están casados o se casan, el último día con su cónyuge, necesitan tener esperanzas, sueños, una visión, imaginación profética de cómo podría ser el futuro en la gracia de Dios y cuál sería nuestro legado en la gracia de Dios.

Por ejemplo, algo que le he pedido al Señor continuamente es que Grace no nos muramos juntos, que ella muera antes que yo y que yo viva más que ella. Quiero asegurarme de que tenga lo suficiente, que sea protegida, y cuidada todos los días de su vida desde el día que la conocí, y que yo sea quien hace eso. Es bueno tener sueños, metas, esperanzas, una visión, y proyectarse hacia el futuro anticipando ese último día en la tierra antes de comparecer ante el Señor Jesús y todos los días después de eso.

Pero en realidad no importa lo bien que planifiquemos y nos preparemos, o de hecho cómo oramos específicamente. Las cosas no salen como habíamos anticipado o esperado. Además de la oración y la preparación, y la planificación, también necesitamos ser flexibles. Proverbios 16:9 lo dice así: «La mente del hombre planea su camino, pero el SEÑOR dirige sus pasos», o sea que aunque tenga un plan genial para su vida y su futuro—

Algunos de Uds. dirán, «Pues vamos a casarnos y después tendremos hijos, y vamos a comprar casa», o «Iremos de vacaciones a tal sitio», o «Serviremos en tal ministerio», o «Viviremos en tal ciudad», o «Viviremos juntos tantas décadas».

Pero no sabemos. No sabemos lo que nos espera en el futuro. ¿Se enfermará uno de nosotros o ambos? ¿Nos pasará alguna tragedia inesperada? ¿Se morirá uno de nosotros mucho antes de lo anticipado y prepararemos un funeral y un futuro sin la persona para quien fue escrita en cada página de cada día que habíamos programado el resto de nuestras vidas?

Lo que sale a colación en esos meses en realidad es una relación con Jesús. ¿Creemos que Él será suficiente si nuestro cónyuge no está? Creemos que Él sigue siendo bueno aunque las cosas sean difíciles? ¿Creemos que de todas maneras nos ayudará a superar cualquier dificultad que nos toque vivir? No es que vaya a ser fácil o sin dolor, pero que sea para la gloria de Jesús y nuestro bien.

A veces pienso que las parejas—y sé que Grace y yo hemos hecho esto—suponemos que nos queda mucho tiempo. Si están peleando, «tenemos tiempo para resolverlo». Si no hemos resuelto los problemas del pasado, «hay bastante tiempo para lidiar con eso». Pensamos que siempre habrá más tiempo. «Que un día de estos resolveremos el asunto. Que trataremos de mejorar nuestras amistades en unos años. Cuando crezcan los niños empezaremos a mejorar nuestra vida espiritual, participar en la iglesia, en el grupo comunitario, a leer la Biblia y a orar. Pero ahora estamos tratando de empezar nuestra familia. Estamos tratando de empezar nuestra empresa. Estamos asegurándonos que los niños participen en todas sus actividades».

Tantas cosas en la vida requieren tanta atención y por eso queremos que desarrollen un sentido de urgencia. En realidad no sabemos. No sabemos si nos queda otro minuto, o al menos otro día, otra semana, otro mes, otro año, otra década. Y no queremos vivir neciamente sin preparar el futuro, sino con propósito, apasionadamente, en el presente, aprovechando al máximo cada día, por si acaso es el último día.

Repito, nuestros amigos que están dispuestos a compartir eso con nosotros nos dan un entendimiento más profundo para que nuestra esperanza ayude a abrir su corazón para que acepten la posibilidad de que podrían tener menos tiempo de lo que piensan y que necesitan tener un sentido de urgencia.

*

Pastor Bill: Convidé a mis cuatro hijos a la mesa de nuestro comedor antes de conocer a Sue, y me quité el anillo de bodas de Jeanne y lo puse en la mesa y les dije: «Voy a salir con alguien». Y todos dijeron, «Ay, caray». [Todos se ríen] En realidad no sabía lo que estaba haciendo. Empecé a buscar en eHarmony y como saben le presentan a uno una foto con el perfil. Empecé a cortar y a pegar. Hice una presentación en PowerPoint para mostrarles a mis hijos. [Todos se ríen]

Genial. ¿Cómo se conocieron?

Pastor Bill: Ahí mismo, en eHarmony.

¿En eHarmony?

Pastor Bill: Porque empezamos a hacer preguntas, y después descubrí que ella había asistido a una iglesia donde yo había sido pastor de jóvenes hace como 20 años, y algunos de sus primos estuvieron en mi grupo de jóvenes. O sea que teníamos referencias.

¿Se sintió incómodo? O sea, estaba saliendo, y ahora sus hijos están casados y le dan consejos para sus relaciones.

Pastor Bill: Mejor dicho, fue extraño. Por lo general no estaban muy felices. ¿Sabe? La mayoría se aferraba al recuerdo de Jeanne.

Sí, y sus hijos tal vez querían protegerlo.

Sue: Eso fue lo que no entendí hasta que nos casamos. Como saben, mi hijo mayor, ambos hijos, el mayor tenía 6 y el menor tenía 18 meses cuando su papá se fue, y no me di por enterada que el mayor se había aferrado a la idea de que—

Él era su protector.

Sue: Es mi protector. Y él nunca había tomado la iniciativa para decir eso, pero cuando íbamos a casarnos él empezó a expresarlo y a indagar, «quién es este hombre que tomará parte en mi vida ahora», y se acogió a eso, que estaba muy preocupado por mí y que había llorado un río todos esos años sin decirme nunca que se había sentido así en su corazón.

Sí.

Pastor Bill: Todos hacían una especie de baile provisional. Les dijimos a nuestros hijos, a ambos, idóneamente, «Bill no tiene que ser su padre. Sue no tiene que ser su madre. Pero queremos ser marido y mujer». Y Candice, mi nuera, en realidad era la que medio dijo algo, «Está bien, amo a Jeanne, y nunca tomarás su lugar, pero mis hijos necesitan una abuela, y te aceptamos». ¿Sabe? Y todos medio se acogieron a la idea de: «Puedes ser la abuelita Sue», de inmediato.

Es una buena posición.

Pastor Bill: Sí.

Grace: Son unos muchachos simpáticos.

De veras lo son.

Patty: Hemos tenido unas temporadas difíciles con nuestro hijo—esa es otra historia larga—le diagnosticaron leucemia a los tres años de edad. O sea que nuestra vida entera cambió. Dios fue tan fiel durante ese tiempo. Cuando me ponía a llorar y a llorar, al Señor, él [Tim] fue muy fuerte y me abrazaba. Tim no ha llorado mucho en nuestro matrimonio, pero esos momentos lo hicieron llorar. Y cuando se echaba a llorar, el Señor me fortalecía de una manera especial. O sea que nunca estábamos decaídos juntos. El señor siempre usaba al uno o al otro para mantenernos estrechamente unidos. Vimos al Señor obrar en todas estas familias y el milagro de que nuestro hijo— al principio el doctor ni siquiera me dejaba—porque al principio visitaba a otras madres con hijos leucémicos. La situación de nuestro hijo era tan atípica que Tim dijo, «¿Sabes qué? No puedes hablarles a esas personas ahora, porque es algo fuera de lo normal». Todos los ancianos lo ungieron con aceite en el hospital, en la presencia del Señor, podíamos sentirlo, y ese día su recuento de glóbulos rojos subió. Nunca volvieron a bajar. Por esa razón pensamos—

¿Y hoy está saludable?

Patty: Oh, sí.

¿Hace cuántos años fue eso?

Pastor Tim: El Día de las Madres van a ser 28 años.

Patty: Sí, pero fue sanado esa noche, y hasta los doctores y las enfermeras dijeron, «¿Necesitan un capellán?». Y dijeron, «No, no lo creo. Tienen como cinco pastores allá adentro ahora mismo». O sea que fue una prueba muy grande pero fue la maravillosa gracia que Dios nos dio que nos fortaleció día a día. Pero, vaya, las vidas que fueron impactadas por medio de esa experiencia al confiar en el Señor y darle gloria a Jesús por sanarlo fue increíble. Solo recordar lo especial que fue sentarnos entorno a la mesa juntos como familia, fue una prioridad muy importante para nosotros.

Pastor Tim: Sí, creo que contribuyó a la idea de terminar bien porque solo tenemos hoy, y porque no sabíamos. Nos dimos cuenta que los niños de veras son un regalo de Dios y que cualquier cosa que tenemos, la vida que tenemos es un don, porque todo eso puede desaparecer. Esa experiencia nos enseño eso mucho, y creo que nos renovó y nos fortaleció mucho. En ese momento nuestro matrimonio estaba muy bien.

Patty: Estaba fuerte.

Pastor Tim: Nos fortaleció mucho más y reforzó el don que tenemos de hoy.

Para las parejas que van a escuchar esto, puede que no estén tan reconciliados como deben estar, o que estén tan ocupados planificando y preparando su futuro que no disfrutan del presente—es decir, desde su perspectiva, ¿qué consejo daría, como alguien quien lleva pocos años de estar casado y de esos solo un año como cristiano?

Maggie: Sí. Lo más probable es que la vida sea muy larga y tengan mucho tiempo, y lo que importa hoy no es necesariamente lo que importa el año entrante. O sea que recapaciten constantemente y vean el panorama entero, y a la vez que sepan que cada día es un tesoro. Si se enfadan, o si se acuestan enfadados, o si salen enfadados. Y yo sé, en el fondo de mi mente siempre pienso, «Pues, al menos no está muerto. Reconcíliense, porque de todas maneras no es bueno dejar las cosas así». Él se murió en la casa. Todos estaban ahí. Todos pudimos despedirnos y decir «te amo», y para mí eso fue muy valioso. Todo ese año nunca supe cuando moriría, si yo estaría con él, y estoy muy agradecida que todos pudimos estar con él.

El mejor consejo sobre el matrimonio

Haré una pregunta y todos pueden tomar su turno. En una sola frase. Bien, el mejor consejo que les han dado sobre el matrimonio en una sola frase. ¿Algo les viene a la mente? En toda su vida, algo que oyeron, que leyeron, que alguien dijo, algo que prediqué en un sermón quizás. Que digan, «Ese fue el mejor consejo que se me ocurre». En una frase, ¿cuál sería?

Pastor Tim: No se acuesten enojados. Mantengan cuentas cortas.

Efesios 4, sí.

Maggie: Manténganse enfocados en Jesús, no en ustedes mismos.

Don: Perdonen rápidamente y admitan las correcciones, y esperen lo mejor.

¿Alguien más?

Pastor Bill: Lo que yo aprendí fue que si hacía todo lo que un esposo bíblico hacía, promediaba el 50%. Y pensé que había sido un buen esposo con Jeanne, pero fui un esposo bíblico y conocí a Jeanne. Me casé cuando cumplí 21 años. Estuvimos casados 30 años. Todo eso se lo apliqué a Sue, y estaba promediando 50. Y pensé, «¿Cuál será el problema?». Pero es como el esposo bíblico—

Ella es una mujer diferente.

Pastor Bill: Sí. El esposo bíblico es como el alfabeto y su cónyuge es como su firma.

Sí. ¿Ibas a decir algo?

Patty: Iba decir que, para las mujeres, lo que me dijeron hace años es que su hogar sea un refugio para su esposo. Tim ha tenido trabajos muy duros y de mucho estrés toda la vida, en la Guardia Costera y en sus carreras, y su hogar era un lugar de descanso; que no lo hagan un lugar de locura y de caos. Aun teniendo hijos, que sea un lugar maravilloso a donde puedan sentirse en casa.

Marcia: Lo que Don me dijo cuando peleamos seriamente la primera vez—fue como al mes y medio de habernos casado—y me dijo simplemente, «Hiciste votos y te conviene guardarlos». Eso caló hasta lo más profundo de mi alma, y nunca volví a dudarlo. «Hiciste votos, y te conviene guardarlos».

Don: Sí, eso es verdad. Les aconsejo a la gente joven que no salgan o tengan relaciones románticas hasta que estén independizados económicamente.

Sobre todo los hombres.

Don: Eso funcionó con nuestros hijos.

Por supuesto.

Pastor Tim: Sé que al leer Proverbios 31 todo hombre quiere eso. Lo que dice es que somos responsables por el florecimiento de nuestra esposa. Es parte de lo que significa ser un líder espiritual de su familia: ayudar a su esposa a florecer a ser como la de Proverbios 31. No es desear y esperar a otra, sino hacerse personalmente responsable. Creo que mi pastor favorito dijo algo así al comienzo de la serie.

Sí, o sea, es cierto, si lo piensan—

Grace: Su esposa está floreciendo.

Sí, y Ud. es el jardinero. Como marido, necesita ser un jardinero, no puede decir, «Hombre, ojalá que ese jardín se viera distinto». O sea, que el jardinero tiene que hacer algo, ¿saben?

Pastor Tim: Así es. Soy el jardinero y acepto esa responsabilidad de permitir que ella florezca.

Sí, está feliz; es un buen indicio.

Pastor Tim: Mamá está feliz. Todos estamos felices.

Patty: Ese es otro dicho.

La más grande bendición

¿Qué lo hace sentirse más contento en su matrimonio? Qué le provoca más agradecimiento con Dios? ¿Cuál es su mayor gozo, su más grande bendición, lo que ocupa el primer lugar de la lista: «Gracias Señor por eso»?

Sue: Creo que puedo contestar esa pregunta. Pienso que muchas veces Bill es muy hábil para argumentar que tiene la razón, y para saber cuándo dejar de insistir. Lo veo como algo muy sacrificial, es decir, el amor, y veo que él refleja a Jesús en lo que no tiene que hacer, y eso me hace reflejar a Jesús para él, y cuando se presentan esas oportunidades, quiero ser testaruda y quiero ‘ganar’ me da la oportunidad de mostrarle un atisbo de Jesús y estoy muy agradecida por eso, que puedo ver a Jesús por medio de él.

Pastor Bill: Sí.

Sí, y a veces uno puede ganar el argumento y perder al cónyuge. Es mucho mejor ganar al cónyuge, sí. ¿Alguien más? ¿Algo que les haga decir: «Estoy muy agradecido por eso»?

Marcia: Estoy muy agradecida porque Dios es primero en su vida.

¿Sabe que él ama a Jesús?

Marcia: Dios primero, sí. Dios primero.

¿Cómo se siente una esposa emocionalmente si sabe que no tiene que ser Dios para él, que solo necesita ser una esposa?

Marcia: Para mí ha sido— como el otro día, por la mañana le pregunté—hombre de pocas palabras, ¿recuerdan?—le dije, «¿Qué es lo que más te gusta de mí?». Me dijo, «Que siempre estás ahí». E inmediatamente le digo a Cristo, ¿qué quiso decir? Y me dijo, «Pues así son las cosas, donde siento que hay iglesia, es mía. La iglesia es mía. Está ahí». Y así son las cosas. Él está ahí para mí. Me ama como una novia. Aunque estoy vieja y canosa, me ama como una novia.

Don: Ella va al médico conmigo, y estamos juntos bastante, y la extrañaría mucho si no estuviera ahí. Ella también es enfermera, y sabe cuidar las enfermedades menores.

Nos encanta mucho oír hablar de la gracia de Dios en su vida. Es muy alentador para tantos que no fueron criados en familias intactas, que no tuvieron padres cristianos, o que son nuevos cristianos, o solteros, o que están aunque sea un poco preocupados de casarse porque no cuentan con buena esperanza o ejemplos. O sea, aun para todos nosotros aun los que llevan mucho tiempo casados, es muy alentador.

Así que, si está dispuesto, Don, me gustaría darte la última palabra en toda esta serie de sermones. Si estás dispuesto, cierra nuestro tiempo en oración pidiendo por los que oirán esto y por las parejas para que podamos servirlas con nuestro proceder y ejemplo. Te lo agradecería muchísimo si pudieras cerrar nuestro tiempo en oración.

Don: Padre en el cielo, venimos delante de ti tan agradecidos por tener un Salvador como nuestro Salvador Jesús, y pedimos simplemente que estas conversaciones que tuvimos alrededor de esta mesa esta noche iluminen, alienten, y sean de bendición a los que las escuchan. Pedimos que en realidad despiertes lo que quieres despertar en ellos, se a continuar en su matrimonio, continuar en fortaleza, confianza, y amor el uno por el otro, o si son personas que sufren porque su matrimonio no va muy bien pedimos simplemente que todas estas cosas sean arregladas, y que la serie que Mark está predicando sobre el matrimonio sea producida, pido que todas estas cosas ayuden a bien para tu honra y tu gloria. Te alabamos y te damos gracias. En el nombre de Jesús. Amén.

Amén, amén.

Nota: Esta transcripción ha sido editada para la legibilidad.