Amantes egoístas y amantes siervos

El egoísmo y el orgullo

Levanten la mano si son egoístas o si están vivos. ¿De acuerdo? Junté esas dos palabras porque son sinónimas. Si Ud. es egoísta es porque está vivo, y si está vivo, Ud. es egoísta. Algunos de Uds. dirán, «No, no lo soy». Entonces es el más egoísta de todos si no reconoce lo egoísta que es.

En una escala de uno a diez, ¿cuán egoísta diría que es? Uno, «Soy Jesús, no soy nada egoísta». Diez, «Soy muy egoísta». ¿Cómo lo (a) calificaría su cónyuge? Bastante egoísta, quizás, ¿cierto?

El egoísmo es parte innata de la condición pecaminosa y caída del ser humano. Martín Lutero dijo acertadamente que el pecado es el yo que se flexiona sobre sí mismo. Entonces, «Jesús no es lo más importante, Yo soy lo más importante. Ud. no es lo más importante. Yo soy lo más importante. El único que importa soy yo. Siempre soy lo más importante». Comienza cuando somos pequeños, sobre todo si no contamos con una buena crianza. Sus padres pueden convertirlo en el centro del universo.

Lo que pasa es que la gente egoísta se cada y tienen matrimonios infeliz. Así es simplemente. Así que hablaremos de la yuxtaposición entre ser amantes egoístas y amantes siervos.

Permítanme decirles que detrás del egoísmo está el orgullo, y el orgullo es esto simplemente: «Soy más importante que tú». No se rían. Pero es verdad, ¿cierto? El orgullo dice, «Soy más importante que tú. Lo que estoy haciendo es más importante que tú, y lo que quieras o lo que piensas necesitar, lo que estés haciendo, deja de hacerlo ahora porque yo y mi situación, mis actividades y mis tendencias son más importantes que las tuyas. No me causes inconvenientes con lo tuyo. Pongámonos de acuerdo en lo importante que soy yo». Así es el egoísmo. Detrás está el orgullo, y el orgullo dice, «Soy más importante que tú».

Si tiene esa actitud al contraer matrimonio, no ama a su cónyuge; lo está usando. No ama a su cónyuge; lo está usando. «Estás aquí para servirme. No estoy aquí para servirte». Es egoísmo; y el orgullo es la raíz de tantas contiendas y luchas en al matrimonio.

Así que hablaremos del orgullo. Sé que algunos de Uds. dirán, «No sé si será el orgullo. ¿Qué tal la autoestima?». ¡Orgullo! Es una palabra más simpática. Es buena para el mercadeo. ¿Cierto? «¿Qué tal la autorrealización?». Orgullo. «¿Acaso no podemos tener un buen concepto de nosotros mismos?». No lo sé, es orgullo. Encontramos astutamente como convertir el orgullo en una virtud y no en un vicio.

La Biblia dice algo muy diferente acerca del orgullo. De hecho, lo compartiré con Uds. ¿De acuerdo? Pónganse el caso. Leeremos estos versículos. Proverbios 8:13, «El orgullo [y] la arrogancia…aborrezco». ¿Quién dice eso? Dios, el Creador de cielo y tierra, el que conoce nuestros pensamientos, nuestras palabras, nuestras obras y móviles. Ese versículo da miedo. Es un versículo espeluznante. Es un versículo Scooby-Doo, ¿cierto? Es preocupante.

«Aborrezco…». Algunos de Uds. dirán, «¿Qué significa ‘aborrecer’ en Hebreo? Eh, ¡odiar! ¡Lo odia! Lo odia mucho. Hay una lista de cosas aquí que Dios aborrece. Una de ellas es el orgullo. ¿Es Ud. orgulloso?

De acuerdo, continuemos. Bien, Proverbios 16:5, «Abominación al SEÑOR es todo el que es altivo de corazón; ciertamente no quedará sin castigo». «¿Qué? Pero mi maestra me dijo que yo era un copito de nieve. ¡Soy único; soy especial! Siento que tengo mucho potencial y en lo más profundo de mi ser soy una buena persona, y Ud. no conoce mi corazón! ¡Y necesito tener autoestima para vivir una buena vida!».

«Abominación al SEÑOR es todo el que es altivo de corazón; ciertamente no quedará sin castigo». Es ser transformado por la renovación de nuestra mente. Es no aceptar lo que el mundo nos dice y buscar un pasaje en la Escritura para tratar de justificar y vindicar su postura. Es acudir a las Escrituras a buscar la mente de Dios.

Proverbios 16:18: «Delante de la destrucción va el orgullo, y delante de la caída, la altivez de espíritu». El primer plan de Dios es siempre la humildad. El segundo plan es la humillación. Si no escogemos el camino de la humildad, escogemos el camino de la humillación.

Además, 1 Pedro 5 y Santiago 4:6; la Biblia dice esto muchas veces. Aquí habla Pedro, el líder de los discípulos, y Santiago, el hermano de Jesús. Algunos de Uds. dirán, «Pues eso será lo que ellos opinan». Permítanme repetirlo. El líder de los discípulos que fue crucificado de cabeza por Cristo y el hermano de Jesús, ambos dicen lo mismo, y fue escrito dos veces en la Biblia. Eso debe indicar que es importante. ¿Amén?

«Revestíos de humildad en vuestro trato mutuo», esto definitivamente aplica a los matrimonios, «porque DIOS RESISTE A LOS SOBERBIOS, PERO DA GRACIA A LOS HUMILDES». Algunos de Uds. se preguntan por qué es tan dura su vida, por qué no pueden avanzar, o por qué sienten que las cosas no dan resultado y siempre se desmoronan. No lo sé. Podría haber varias razones, pero permítame preguntarle, ¿es Ud. orgulloso? Si es soberbio está luchando contra Dios. Está declarando la guerra a Dios. Eso es lo que dice. Dios resiste a los soberbios, pero da gracia a los humildes.

¿Cómo incide esto en el matrimonio? Las personas orgullosas se vuelven amantes egoístas dentro y fuera del dormitorio y lo que pasa indefectiblemente es esto: Si tiene dos personas egoístas en el matrimonio, tendrá un matrimonio brutal. Ambos tratarán de usarse uno al otro, abusarán uno al otro, se aprovecharán el uno del otro, y se despojarán uno al otro. Es un matrimonio brutal cuando las dos personas son orgullosas y egoístas, donde ambos tratan de aprovecharse, ambos tratan de usarse. Si tiene un matrimonio en que una persona es egoísta y el otro es un siervo, tendrá un matrimonio abusivo. La otra persona da y Ud. se aprovecha; el otro ama, y Ud. no le corresponde.

¿Cómo es su matrimonio? ¿Son dos personas egoístas y orgullosas? ¿Será que por eso hay tanto conflicto y es tan duro y tan difícil? Se pregunta por qué el resto de su vida no está funcionando. Puede ser que Dios se le está oponiendo. Está tratando ayudarle con su humildad. Y si Ud. se humillara, Él le daría su gracia. Pero si se le opone, Él debe darle su justicia.

Su matrimonio, primero, puede consistir de dos personas egoístas y orgullosas; segundo, una persona egoísta y orgullosa con un siervo humilde; y tercero, dos siervos humildes. Y yo diría que ninguno de nosotros puede decir jamás, «¡Soy humilde! ¡Lo logré! ¡Logré el desmonte de la humildad! ¡Ahora soy humilde! Oh, un momento, acabo de decírselo a todos. Ahora soy orgulloso». O sea que nunca podemos decir que somos humildes. Lo único que podemos decir, como dice un amigo mío, es que somos personas orgullosas que buscan ser humildes por la gracia de Dios.

¿Su matrimonio es de un siervo humilde—eso es lo que quieren por la gracia de Dios—es lo que buscan por la gracia de Dios—y están casados con un siervo humilde? Si así es, esos matrimonios son duraderos, son entrañables; son amigos, se divierten dentro y fuera del dormitorio. Se aman, se sirven, se cuidan, se nutren, se animan. El matrimonio tiende a mejorar. No tienden a amargarse con el tiempo.

De veras quiero abordar este tema del orgullo y la humildad. Les diré que por mucho tiempo fue un problema muy grande en nuestro matrimonio, porque sinceramente creía que lo que yo hacía era más importante que Grace y que ella debía servirme a mí, mi vida y mi causa, y yo era muy orgulloso y egoísta. No estoy diciendo, «Ya no soy así», sino que ahora soy consciente de ello.

Al llegar a entender esto, veo que sí, era desagradable para un cónyuge. Es difícil confiar en esa persona, difícil ser íntimo con él o ella, y difícil de disfrutar. Porque si uno está adorando a Jesús, y ellos se adoran a sí mismos, y su meta es que uno los adore a ellos es difícil tener un buen matrimonio

Jesús es el siervo humilde

Veamos al Señor Jesús. No les diré, «Soy humilde, ahora déjenme decirles cuán humilde soy». Les diré, «Soy orgulloso con Uds., pero miremos a Jesús». Jesús es el siervo humilde. ¿Están de acuerdo con eso? Bien.

Si leen, digamos, el libro de Isaías, de Isaías 40 al 66, la sección completa al final del libro, trata exclusivamente de Jesús el siervo sufriente. 700 años antes que naciera fue profetizado repetidas veces que vendría como un siervo humilde, sufriente, y generoso.

Después vino Jesús. Dios se hizo hombre. Viene del cielo a la tierra. Viene de un trono a un pesebre. Viene de las riquezas a la pobreza. Viene de oír, «Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso», a oír, «Crucifíquenle, crucifíquenle, crucifíquenle». Entonces Jesús es el siervo humilde.

Les daré un par de ejemplos donde Jesús enseña sobre la humildad en lo que atañe a la servidumbre. En Marcos 10:43—hay un argumento estúpido en la Biblia. Hay más de uno, pero hay un argumento estúpido en la Biblia que sigue ocurriendo entre los discípulos. Siguen discutiendo en presencia de Jesús quién de ellos sería el más grande. Es impresionante.

Jesús les enseña humildemente. Eso me compunge. Bien. No les dice, «¿Por qué quieren ser el más grande? ¿En cambio por qué no quieren que sus vidas cuenten y hagan la diferencia?». Al contrario, toma sus deseos pecaminosos y los desvía hacia sus santos propósitos. Dice, «Si quieren ser el primero, no voy a reprenderlos por eso, les diré cómo lograr eso mismo».

Les dice, «Cualquiera de vosotros que desee ser el primero será siervo de todos». Oh. Ahí está el mundo de cabeza. Ahí está el mundo al revés. Este es el mismo Jesús que se inclinó y les lavó los pies sucios a Judas Iscariote, su enemigo, el que lo traicionó y lo asesinó. ¿Quieren ser los primeros? Jesús dice que deben ser siervos. ¿Quieren tener un matrimonio excelente? Sean siervos excelentes.

Marcos 10:45, «Ni aún el Hijo del Hombre», aquí Jesús habla de sí mismo como Dios en carne humana, «vino para», ¿qué? «Para ser servido, sino para servir, y dar su vida en rescate por muchos». Jesús vivió sin pecado. Murió en la cruz en nuestro lugar por nuestros pecados. Resucitó para nuestra salvación. Todo eso fue humildad. Nos sirvió por medio de su sufrimiento. Es asombroso.

Por eso es que la gente ni siquiera pensaba que Jesús podía ser Dios. Es humilde, no orgulloso. Es pobre, no rico. Sirve a otros. No vino a que le sirvieran eso no era lo más importante. Muchos lo rechazaron y pensaron, «Ciertamente, este no puede ser Dios». Porque si yo fuera Dios, yo no sería así». Por eso no somos Dios. Somos pecadores, y Dios es santo. Significa que Él es diferente a nosotros. Es humilde. Él es humilde.

No vino a que le sirvieran. Permítanme preguntarles. Cuando se casan, ¿eso es lo que más los motiva? ¿Que los van a servir? Para los que son solteros, son increíblemente egoístas. Su mundo entero consiste en que les sirvan. De su barista a su cajero automático y su lavandería, se trata de que les sirvan. Vivimos en una economía de servicios. Les pagamos a las personas para que nos sirvan. Entre más personas paguemos nos sentimos más importantes.

La gente soltera hace una lista de todo lo que quieren en su cónyuge que se parece más a una descripción de trabajo «para la forma que puedes servirme, si eres tan afortunado (a) de ser escogida por mí para pasar el resto de tu vida junto a mí. Buena suerte. Por nada».

La gente soltera necesita tener una segunda lista: «Todas las formas en que quiero servir a mi cónyuge; todas las cosas que no quiero en mi cónyuge que quiero para mi cónyuge. Quiero servirle de esta manera, y amarle de esta manera, y animarle de esta manera». Queridos solteros, si van a tener una lista, asegúrense que tengan dos, y que la lista de cosas que todavía necesitan mejorar no sea la lista de cosas que Uds. exigen que otros hagan por Ud., sobre todo su cónyuge.

¿Qué tal los casados? ¿Es la causa de su frustración? Vinieron a escuchar este mensaje esperando que «el pastor Mark le diga a mi cónyuge que haga las cosas que quiero, sobre todo en el dormitorio. ¿Ya llegamos a esa parte de la conferencia? Estaba mirando mi teléfono y pasé por alto lo del orgullo, porque “parecía innecesario”».

Filipenses 2:3–7, «Nada hagáis…» ‘Nada’ es una enorme categoría. «Por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de vosotros considere al otro como más importante que a sí mismo». Estos principios para la vida cristiana son especialmente aplicables a los pactos matrimoniales. Consideren a su cónyuge como más importante que Uds. mismos, más significativo que Uds. mismos, de más alta prioridad que Uds. mismos. Si ambos hacen esto tendrán un matrimonio fabuloso.

«No buscando cada uno sus propios intereses». «Es que no quiero comer eso. No es lo que quiero hacer. No es lo que quiero ver. No es donde quiero ir». «No buscando cada uno sus propios intereses». La gente egoísta quiere casarse con personas que son igual que ellas para que siempre hagan lo que les da la gana. «Me gusta la comida china, y la escalada, y sí, que nunca me digan que estoy equivocado. ¿Es Ud. así? Entonces debo casarme contigo para que siempre pueda hacer exactamente lo que quiero porque soy una persona muy egoísta. No quiero casarme con nadie que sea diferente que yo porque entonces tendría que complacerle».

«No buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás. Haya, pues, en vosotros esta actitud». Ven, el arrepentimiento y el cambio empiezan en la mente. Tenemos que empezar a pensar diferente antes de poder actuar diferente.

Luego dice, «Que hubo también en Cristo Jesús». Si Ud. es cristiano, si su posición es en Cristo y Cristo está en Ud. prácticamente mediante la Persona y obra del Espíritu Santo, Ud. puede tener una mente nueva.

Pero si no es cristiano, no tiene acceso al Espíritu Santo para que empiece a pensar como Jesucristo y posteriormente a actuar como Cristo. Pero si su posición es en Cristo, prácticamente, puede cambiar su manera de pensar.

Así que permítanme decirles, no digan simplemente, «Soy una persona egoísta. Me criaron en una familia egoísta. Siempre se aprovecharon de mí. Ahora me toca a mí. Es mi patrimonio étnico. Tendemos a ser así. Así es mi personalidad. Hice una prueba de personalidad y el resultado fue: e-s-t-ú-p-i-d-o».

Bien, lo contrario sería: «Quiero tener la mente de Jesús, “el cual, aunque existía en forma de Dios”…», Es igual a Dios Padre y tiene los mismos atributos de Dios Padre y de Dios el Espíritu Santo. Es Dios, el Creador de cielo y tierra, que existe eternamente.

«No consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse». No dijo, «Para qué ir al mundo a convertirme en una persona, criarme pobre, trabajar como carpintero, andar a pie en vez de ser llevado en un trono como un rey. No permitiré que la gente me traicione a mí y a mi familia, que me repudien, y no quiero estar en la quiebra».

Jesús se despojó de todos sus derechos, no como deidad, pero se despojó de sus derechos. Se humilló. Se despojó a sí mismo. Abdicó sus derechos. Abdicó el uso continuo de sus atributos divinos. Los retuvo, pero no los usó continuamente.

Dios vivió una vida como nosotros vivimos. Tuvo que aprender a caminar, a hablar, a leer. Chismearon de Él y fue traicionado, fue abandonado, sangró, padeció, quedó sin techo, y murió.

«Tomando forma de» ¿qué? «Siervo, haciéndose semejante a los hombres». Si el Espíritu Santo mora en Uds. los debe compungir. ¿Amén? Ud. dirá, «Bien, egoísta, orgulloso, lo entiendo. Propenso a usar a mi esposa en vez de amar a mi esposa». Jesús no nos trata así. No es orgulloso. Es humilde. No es egoísta. Es un siervo. Vino no a tomar, sino a dar.

Amigos, por eso es que si no son cristianos necesitan volverse cristianos, porque hasta que no esté en buena relación con Jesús y le sirva, no entenderá la mente de Cristo. No entenderá el poder de Cristo. No podrá imitar la vida de Cristo.

El egoísmo y las “cosas pequeñas”

¿Cómo surge el egoísmo? La experiencia me enseña que el egoísmo a menudo se encuentra en las “cosas pequeñas”, entre comillas. Hay un versículo en la Biblia que hace referencia a esto, la gran historia de amor, el Cantar de los cantares 2:15. Ahí hablan de este asunto. «Cazadnos las zorras, las zorras pequeñas que arruinan las viñas».

Hay muchas metáforas viticulturales en la Biblia. «Soy la vid, vosotros los pámpanos», dice Jesús. Hay muchas imágenes de vides y pámpanos. De hecho fui hace unos años a la región vitivinícola, a Napa Valley, solo con fines investigativos para la gloria de Dios para realizar una investigación bíblica, exegética, y teológica. Por eso fui. Así que, a la orden amigos bautistas. Por eso fui.

Encontré una hermosa viña labrada por una mujer cristiana. Creo que la había labrado varios años. Era muy duce y amable. Me dio la gira de la viña en un par de horas y me enseñaba porque no sé nada sobre las vides y los pámpanos. Y me dijo que las vides son muy valiosas y preciosas; algunas de ellas crecen durante décadas y llegan a ser muy viejas; valiosísimas, y muy frágiles. Todo necesita ser podado, mantenido y cortado. No debe tocar tierra, es un proceso muy delicado, meticuloso y cuidadoso cultivar el fruto de la vid.

Dijo que una de las peores amenazas a la viña son unos animalejos que se meten por debajo de la cerca, entran a hurtadillas, sin ser vistos, y roen la raíz de la vid matando toda la vid y destruyendo décadas de cultivos, trabajo y fecundidad. Y dijo, «Uno de los trabajos más arduos de labrar la viña es no dejar que se metan esos animalejos». Eso ayuda mucho.

Los Cantares de Salomón dicen que su matrimonio es como una viña. Que debe podarla, labrarla, y debe regarla, y debe deshierbarla, y nutrirla y mantener la tierra y el ambiente sano para que sea fructífera, para que crezca al servicio de Dios y los demás.

Pero hay pequeñas zorras que vienen y roen la viña hacia las raíces y pueden terminar destruyendo todo el matrimonio, como lo haría una pequeña alimaña—si usamos la analogía—con una preciada vid. Su matrimonio es una vid muy preciada. ¿Cuáles son las pequeñas zorras para Uds. que se meten a su vid a roer las raíces? ¿Cuáles son? Uds. dirán, «No representan un gran problema». ¿Pero siguen royendo sin parar? ¿Es algo de lo cual deben arrepentirse o algo que necesitan dejar?

Algunos de Uds. tienen el don espiritual del servicio, por lo cual será mucho más fácil para Uds. Pensarán, «¿Qué? Las personas no sirven?». No, es que han estado tan ocupados sirviéndoles a ellos que puede que no hayan notado que nunca los han servido a Uds. Puede que Uds. tengan el don espiritual de servicio. Les gusta ayudarle a las personas y hacer cosas.

Los que no tienen el don espiritual del servicio no pueden decir, «Ese no es mi don. Dios no me dio ese don. Parece que no quiere que le sirvan. Así que háblele del dilema en que se encuentra». Al contrario, todos los cristianos son llamados a ser siervos. Es un alto honor, porque es un oficio que Jesús desempeñó por nosotros.

Un par de cosas tocante a ser siervos frente a ser egoístas. Primero, si tienen un hogar centrado en los hijos pensarán que están sirviendo a su cónyuge, por estar sirviendo a su familia. ¿De acuerdo? Dirán, «No, no, realmente yo sí sirvo a mi cónyuge». ¿A qué se refiere? «Pues le ayudo con los niños, los llevo a los partidos de la Liga Juvenil, y hago tal cosa por toda la casa; realmente tenemos una buena familia y estoy muy comprometido con mi familia».

Es un mito cristiano muy común: «Si estoy sirviendo a nuestros hijos, si estoy sirviendo a nuestra familia, estoy sirviendo a mi cónyuge». No necesariamente. Pueden tener un hogar centrado en los hijos que desatiende el matrimonio, y por eso algunas parejas parecen tener una familia espectacular, o una familia cristiana sensacional. Los niños crecen y se van, y todo se desmorona para papá y mamá. Se divorcian. Cometieron adulterio. Llevan vidas paralelas. Realmente no se caen bien. Están de espalda a espalda, o quizás hombro con hombro, pero no están cara a cara en su amistad. Ud. dirá, «¿Qué pasó?». Oh, estaban sirviendo la familia. Ambos servían a los niños. Cuando los niños se fueron, no tenían una relación de servidumbre el uno para con el otro.

Segundo, algunos tienen un matrimonio centrado en el negocio. Ambos sirven el negocio. Son socios en el negocio, trabajan para la compañía, tratando de ganar dinero. ¿Ud. es un siervo? «Por supuesto que soy un siervo. Estoy ayudando. Estoy contribuyendo al negocio de la familia. Estoy ayudando a generar entradas e ingresos. Claro que sí». No, eso es diferente a servir a su cónyuge. Eso es trabajar hombro con hombro con su cónyuge, pero no es servir a su cónyuge cara a cara.

Tercero, algunos tienen un matrimonio centrado en el ministerio, donde sirven bastante, pero con propósitos ministeriales, no para el matrimonio. Ese fue el pecado de Grace y yo. Como cabeza de familia me hago responsable de eso. Al principio cuando nos casamos, al dar comienzo al ministerio en Seattle, no recibí un ingreso los primeros tres años. Era voluntario. Estábamos sin cinco. Alcanzamos muchos jóvenes universitarios de veinte y pico años.

Como resultado todo se llevaba a cabo en nuestro hogar. Empezamos la iglesia en nuestra casa. La oficina quedaba en nuestra casa. Hacíamos todos los estudios bíblicos en casa. Un año unas 2.000 pasaron por nuestra casa. El lunes por la noche, estudio bíblico. El martes por la noche, estudio bíblico. El miércoles por la noche, estudio bíblico. El jueves por la noche, estudio bíblico. Estaba dirigiendo la iglesia. Grace dirigía el ministerio para las mujeres. Hacíamos toda la consejería matrimonial. Oficiaba todas las bodas, predicaba los domingos, viajaba entre semana para ganarme la vida.

De repente, la iglesia perdió sus oficinas, entonces trajimos a la secretaria de la iglesia a vivir con nosotros. Teníamos tres o cuatro internos viviendo en nuestro sótano. El piso principal tenía a la secretaria de la iglesia. Arriba estaba mi oficina, junto a nuestro dormitorio, y tenemos hijos. Dos mil personas pasaban por nuestra casa y la gente al mirar eso decía, «Vaya, cómo sirve esa gente», pero no a sí mismos. Servíamos a tantas personas que no nos servíamos bien.

Las parejas usan a los niños, los negocios, o el ministerio como idolatría para aparentar ser siervos humildes cuando en realidad siguen siendo personas egoístas que no cuidan a sus cónyuges. Así que les haré unas preguntas.

Primero, ¿le dan prioridad a las necesidades de su cónyuge antes que a las suyas? ¿Le dan prioridad a las necesidades de su cónyuge antes que a las suyas? ¿Sí, o no? ¿Es evidente en su forma de gastar el dinero, cómo gastan el tiempo, o cómo pasan los feriados, y las vacaciones que toman, y lo que hacen cuando salen juntos, y donde viven, y cómo está organizada su vida?

O siempre es, «Consigo lo que quiero, y necesito que me complazcan porque soy el abusador del matrimonio. Soy el teatrero o la teatrera del matrimonio. Soy el que más se hace oír y puedo imponer mi voluntad sobre el otro y manipularlo de alguna manera para conseguir lo que quiero porque finalmente creo que soy más importante que el otro».

Segundo, ¿hace las labores más serviles, sin agradecimiento, por amor a Dios y a su cónyuge; cosas cuando nadie está mirando, la clase de trabajos que nadie quiere hacer? Les diré esto públicamente acerca de mi esposa. Nunca he conocido a alguien que sirve tan fielmente y humildemente que mi esposa, sin quejarse y sin refunfuñar. Le encanta ser madre. Tenemos cinco niños, y ella sí sirve sin quejarse. Es mucho más madura que yo, mucho más madura.

Tercero, ¿recibe instrucción y corrección humildemente porque es pecador (a)? Las personas humildes pueden recibir entre otras cosas corrección e instrucción. «Te equivocaste. Te podías haber desempeñado mejor. Hablemos de esto. Creo que necesitas reconsiderarlo». La gente orgullosa no admite correcciones. Siempre son el maestro. Nunca son el pupilo.

Cuarto, ¿anima más a su cónyuge en vez de criticarlo (a)? ¿Lo está edificando o lo está destruyendo? ¿Por lo general dicen, «Gracias, eso estuvo sensacional. Muchísimas gracias. Noté que dijiste o hiciste tal cosa. Sabes, eso significa mucho para mí»? O dicen, «La embarraste otra vez. Fracasaste. Te equivocaste. Así no se hace. Eso no está bien». ¿Por lo general se animan y de vez en cuando se corrigen, o generalmente se critican y rara vez se animan?

Quinto, ¿pueden servir y ser servidos? Las personas humildes no solo sirven, permiten que les sirvan. A veces la gente religiosamente orgullosa puede servir pero no admiten ser servidos. Parece humildad, pero es orgullo. Jesús sirvió, pero a veces fue servido. Se quedó en casa de María, Marta, y Lázaro, y lo amaron, y le daban de comer, y velaban por Él, y lo atendían, y lo cuidaban, y Él se los permitió. Enviaba personas adelante. «Vayan y encuentren un cuarto. Preparen tal comida o tal ceremonia». Permitía que fueran adelante y le prepararan esas cosas.

Jesús no pasó toda su vida diciendo, «No, no, no. Yo soy el que sirve. Yo siempre sirvo. Soy el que sirve. No soy al que sirven». Si están casados con alguien así, Quiero a la persona que le gusta servir, pero no admite que lo sirvan sepa que son egoístas, que son orgullosos. Aunque aparenta ser un siervo, lo hace por Ud. mismo, porque no permite a su cónyuge la oportunidad de tener el mismo gozo que Ud. tiene cuando sirve, y eso es egoísta.

Fue un problema en nuestro matrimonio hace años. ¿Grace, qué quieres de comer? «No importa, lo que tú quieras». ¿A dónde quieres ir? «No importa. ¿Tú, a dónde quieres ir?». Qué quieres ver en la televisión? «No importa. ¿Tú, qué quieres ver?». Y pensaba, «¿Me dejas hacer algo por ti por favor?». «Nada». ¿Entonces por qué estoy aquí? Era lo que estaba pensando. «Yo quiero servirte. Quiero hacer algo. Quiero ser de bendición». ¿Pueden servir y ser servidos?

Sexto, ¿continuamente le piden al Espíritu Santo que sean como Jesús? Porque esto requerirá un milagro, ¿cierto? Se necesita un milagro para que una persona orgullosa se vuelva humilde, para que una persona egoísta se vuelva un siervo. Se necesita un milagro. Siempre tienen que estar pidiendo, revistiéndose de humildad. «Espíritu Santo, por favor hazme más como Jesús hoy. Cuando me sirvan, permite que sea agradecido y que dé aliento. Déjame ver las oportunidades para servir y hacerlo humildemente, amorosamente, alegremente».

Amantes siervos

Algunos de Uds. dirán, «Pensé que íbamos a hablar de la intimidad en el dormitorio». Permítanme decirles la verdad. La mayoría de los problemas en el dormitorio resultan de los problemas fuera del dormitorio. Si son siervos humildes fuera del dormitorio, eso repercutirá en el dormitorio, ¿cierto?

Por último, hablaremos de los siervos amantes de 1 Corintios 7:3–5. «Que el marido cumpla su deber para con su mujer», o sea la intimidad conyugal, estar juntos, «e igualmente la mujer lo cumpla con el marido». Una pareja debe ser íntima, libremente y frecuentemente como dice la Biblia.

«La mujer no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino el marido. Y asimismo el marido no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino la mujer». Al casarse, se vuelven uno y él la sirve, y ella lo sirve fuera del dormitorio y dentro del dormitorio, sin tomar en cuenta las fallas, sino amando, sirviendo, cuidándose unos a otros en varias maneras, lo cual incluye su intimidad conyugal.

No estoy diciendo que esté permitido abusar jamás, que algunos violen sus conciencias, que si hay pecado o severidad fuera del dormitorio, significa que la persona con la que está casada no puede decir que no. No estoy diciendo eso. Hay circunstancias atenuantes a veces que serían beneficiosas para darle a la pareja un respiro, de lo cual hablaremos en un momento, pero estoy diciendo que el patrón típico del matrimonio es, «Yo te pertenezco; tú me perteneces. Yo te sirvo; tú me sirves. Quiero cuidarte; tú quieres cuidarme fuera y dentro del dormitorio. Por la gracia de Dios, queremos llegar a ser siervos humildes».

Después continúa. Dice, «No os privéis el uno del otro, excepto de común acuerdo», algunas traducciones dicen, «por mutuo consentimiento», «y por cierto tiempo, para dedicaros a la oración; volved después a juntaros a fin de que Satanás no os tiente por causa de vuestra falta de vuestra falta de dominio propio». O sea que una pareja deben estar juntos a menudo, y si tienen un gran problema en el matrimonio que les causa problemas, alguna prueba, si se ponen de acuerdo pueden decir, «En este momento este asunto es demasiado grande, tenemos que superarlo. Tratemos de resolverlo un poco, por cierto tiempo, no indefinidamente, para no darles cabida a la amargura y a Satanás. Oremos por esto. Resolvamos esto juntos. Perdonemos. Démosle esto a Jesús. Vayamos a ver un pastor. Vayamos con un consejero bíblico. Después podremos reanudar nuestra intimidad conyugal, normal y frecuente».

Estadísticamente, entre más joven sea la pareja, más íntimos serán juntos, dos o tres veces por semana en promedio. Entre mayor sea la pareja, estadísticamente es menos frecuente. Dependiendo cuál encuesta leyeron, entre el 15% y el 20% de las parejas no tienen intimidad sexual en su matrimonio, entre el 15% y el 20%. Significa que están juntos una vez al mes o menos. Para algunos es cero veces al año.

Conozco personas, unos líderes en el ministerio que no han sido íntimos con sus cónyuges con el que todavía siguen casados después de una década. Porque en el cristianismo disciplinamos a las personas por propasarse: «Cometiste adulterio». No disciplinamos a las personas por no propasarse: «¿Qué anda mal en su matrimonio? Satanás se ha metido. Está acostado entre Uds. en la cama. Por eso duermen de espalda uno con el otro dejando suficiente espacio de por medio para que el gran dragón se deslice y separe a los dos para que la amargura sea más friolenta que nunca».

Hay circunstancias atenuantes: Acaban de tener un bebé, su cónyuge está destinado con las Fuerzas Armadas, hay un pecado enorme y lo están resolviendo en el matrimonio. Pero también hay circunstancias pecaminosas: «Soy egoísta. Soy perezoso (a). Estoy amargado (a). Prefiero mirar pornografía o cometer adulterio». Cosas raras como, «Pusimos al perro en nuestra cama».

Hace poco tuve una sesión de consejería y me dijeron, «No tenemos relaciones íntimas a menudo». «¿Por qué no?». «Es que los niños y el perro duermen con nosotros». «¿Qué?». Sí, eso arruinaría el momento. Los niños necesitan dormir en su cama; si no lo hacen, sabrán cómo vinieron al mundo. ¿Cierto? No es bueno. Y el perro. Eso sí es raro. O sea, el perro en la…no seguiré mencionándolo pero me vomité un poco con solo pensarlo.

A veces conduce a dormir en camas separadas y en dos dormitorios aparte. Una de las grandes tendencias en la construcción de casas nuevas para las parejas pudientes son las dos dormitorios principales con dos closets y dos baños principales: uno para él y otro para ella. Amigos, eso suena a compañeros de habitación, no compañeros del alma. Ahí son dos, no uno. No son siervos humildes. Son pecadores orgullosos, egoístas que dicen, «Yo vivo por acá, y tú vives por allá, y mientras no tengamos que estar juntos, estaremos bien».

Para cerrar, mi pregunta es esta: En una escala de orgulloso y egoísta a siervo humilde, de uno a diez, ¿cómo se evaluaría? «Soy muy orgulloso y muy egoísta, y en realidad es quizás sea el problema subyacente más insidioso de nuestro matrimonio». ¿Cómo lo evaluaría su cónyuge? O diría, «En la gracia de Dios soy un siervo humilde y estoy casado con un siervo humilde. Y si Jesús es perfecto, todavía nos falta mucho, pero en la gracia de Dios, juntos nos estamos volviendo más como Él».

Oración

Voy a orar por Uds. y a pedirle a Grace que venga, y contestaremos algunas preguntas porque son problemas categóricos pero con implicaciones prácticas.

Dios Padre, pido contra el enemigo, sus siervos, sus obras, y sus efectos. Dios, reconocemos que el orgullo es satánico. Es demoníaco. Es lo que hizo que tu enemigo y el nuestro pensara que era digno de gloria, que te declarara la guerra, que dirigiera una rebelión en el cielo, que trajera esa rebelión a Tierra, y que nos invitara a apuntarnos a su ejército, para que juntos te hiciéramos la guerra. Dios, podemos llamarlo autoestima, o un alto concepto de nosotros mismos, pero Dios, es puro orgullo, simple y llanamente. Dios, confesamos que todos somos orgullosos por naturaleza y por elección. Te damos gracias por el Señor Jesucristo que vino como nuestro siervo humilde y sigue siendo nuestro siervo humilde. Dios, pido que esto no sea solo teología para nosotros sino un testimonio, que esto impacte y afecte todas nuestras relaciones, pero sobre todo nuestros matrimonios.

Pido por los solteros, Señor Dios, que vean cuán increíblemente egoístas son. Se gastan el dinero en ellos mismos. Dedican el tiempo a ellos mismos. Todas sus preocupaciones giran en torno a ellos. Señor Dios, pido por los padres, que por tu gracia criemos hijos que sepan que el egoísmo es pecado, que el orgullo es pecado, y que perjudica relaciones, que deja un legado de amargura.

Dios, por los casados—y confieso, Dios, como dijo Pablo, que he sido el mayor de los hipócritas: por años con mi orgullo pensando que era más importante que Grace, que hacía cosas más importantes; y egoísta, queriendo que me hiciera la vida más fácil, sin preocuparme por ser una bendición para ella y mejorar su vida. Dios, pido por todos nosotros que esta actitud, esta mente de Cristo pueda ser nuestra, dentro y fuera del dormitorio, y reconocemos que la mayoría de los problemas en el dormitorio resultan de problemas fuera del dormitorio y que los problemas subyacentes son el egoísmo y el orgullo los cuales pedimos por la gracia que Jesús nos da, que los hagamos morir para Su gloria y nuestro bien. Amén.

Preguntas y respuestas con Grace

Voy a traer a Grace. [Aplausos] Bien, ¿estás lista?

Grace: Está bien.

Está bien. ¿Puedes correrte para acá un poquito? Soy demasiado ancho y voy a caerme y después terminaré en YouTube. Gracias por servirme corriéndote para acá.

«Me parece irrealista que el sexo deba guardarse hasta después del matrimonio. ¿No debería haber compatibilidad sexual?».

Grace: Las Escrituras nos dicen que debemos ser puros antes de casarnos y mantener el lecho sin mancilla, y… ¿qué?

Es que eres tan simpática. No sé. Casi se me olvida que estábamos en un evento. Lo siento. Como que me…discúlpame, sabes.

Grace: ¿Cuál fue la pregunta?

No sé. Fue…

Grace: Bien. «No despertéis a mi amor [antes de su tiempo]», en Cantares. Hay muchas Escrituras que hablan de guardar la sexualidad dentro del matrimonio. Es un lugar seguro para la sexualidad, porque es lo más íntimo que uno puede hacer con alguien. Y hacerlo con alguien con quien no tiene una relación de pacto es peligroso. No es algo seguro, y Dios nos da esos mandamientos para protegernos de colocarnos en situaciones peligrosas. Tanto física como emocionalmente hay mucho abuso en las parejas que viven juntas. Hay un alto porcentaje de abuso en las parejas sexualmente activas que viven juntas. Por tanto, Dios conoce el mejor camino. Lo creó de la mejor manera y desea eso para nosotros porque nos protege emocionalmente y físicamente. Y es egoísta querer recibir eso de alguien y participar en eso por alguien si no sabe que esa persona será su cónyuge algún día.

Yo diría que este tipo no piensa sino en la pornografía. Este tipo no piensa sino en la pornografía. Ha mirado mucha pornografía, por medio de la tecnología ha pedido que otra personas hagan actos sexuales para él y quiere llevar esa misma mentalidad al matrimonio. «Quiero ver a mi esposa en acción y quiero asegurarme que haga lo que a mí me gusta, y quiero estar seguro de conseguir lo que a mí me gusta».

O sea, en primer lugar, ¿es Ud. cristiano? Porque eso es muy egoísta y pecaminoso. Es el colmo de la arrogancia y el orgullo. Supone que Ud. es el mejor del mundo, el amante más asombroso, y necesita alguien dispuesto a hacerle una de esas del Cirque du Soleil. . . . Esa estuvo buena. [Risas]

Segundo, básicamente está diciendo, «Quiero probar a la gente sexualmente a ver cuál me gusta después de compararlas con otros». Permítanme informarles que todo cambia cuando se tiene una hija. ¿Cierto papás? ¿Cierto? Si este tipo viniera a mi casa y dijera, «Me gustaría probar sexualmente a varias mujeres a ver cuál está a la altura de mis expectativas. Y, felicitaciones, su hija está en la lista». Me valdría de todo lo que he aprendido viendo CSI para ocultar el cuerpo. Lo usaría. . . . Esa estuvo buena también. [Risas]

Tercero, si no compara a su cónyuge con los demás ¿cómo sabrá si es compatible? Teníamos amigos en la universidad. Era un cristiano nuevo y había estado activo sexualmente antes de casarme, y después Dios me salvó y cambió mi mente; y nunca olvidaré un amigo que tenía en la universidad. Amaba a Jesús. Era virgen. Para mí eso era como los unicornios. O sea, había oído hablar de ellos pero nunca había visto uno. No sabía que eran reales. Pensaba que eran criaturas mitológicas. Él nunca había besado a una chica, y estaba comprometido para casarse.

Y recuerdo que dio una conferencia en una de nuestras clases en defensa de la pureza antes del matrimonio y la castidad en el matrimonio. Y dijo, «No besaré a ninguna mujer hasta que bese a mi esposa cuando diga “sí, acepto” en el altar». Y pensé, «Eso es asombroso». Como padre, estoy pensando, «Espero que él tenga hijos porque quiero que conozcan a mi hija». O sea, quiero que ella se case con alguien que la valora y la honra así y que no trate a mi hija como un atleta en una competencia delante de un juez.

Y después un tipo de fraternidad alzó la mano y chisteó y dijo, «¿Entonces cómo sabe si es buena?» Y la respuesta que dio mi amigo fue, «¿Cómo sabré si es mala?». Y el otro dijo, «Ya entiendo. Buen punto». «Nunca había comido torta. Ese fue mi primera tajada de torta. Parece una buena torta». [Risas] «Era mejor que la torta que estaba comiendo». . . . Esa también estuvo buena. [Choque de puños] Gracias, cariño. ¿Quieres añadir algo? Yo…

Grace: No.

¿No, así estás bien? No, está bien. De acuerdo, puedes hacer la que sigue.

«¿Cómo cambia una relación brutal con dos personas egoístas, a una relación de siervos amantes sin incurrir en una relación abusiva?».

Entonces, son dos personas egoístas y quiere saber ¿cómo se vuelven siervo y siervo para no estancarse con un siervo y una persona egoísta donde una persona es abusada y se aprovechan de ella?

Grace: Nosotros estuvimos casi en esa situación. Por fuera yo no parecía que estuviera siendo egoísta, porque estaba sirviendo. Pero no te estaba sirviendo a ti. Y como Dios me compungió primero, tuve que confiar que Dios me protegería pasara lo que pasara, si yo sentía que tú no me estabas sirviendo recíprocamente al menos estaba siendo obediente a lo que Dios me pedía por la convicción del Espíritu Santo. Entonces no hacemos cosas—-si yo dijera que no puedo hacerlo hasta que cambies, esa respuesta hubiera sigo egoísta y comprobaría aún más mi egoísmo. Hacemos las cosas porque Dios nos pide y porque vemos en las Escrituras que es lo correcto, y nos ama, y sabe lo mejor para nosotros.

En primer lugar, la decisión debe basarse en lo que Dios me pide hacer por el Espíritu Santo. Al serle obedientes, he visto la fidelidad de Dios en abundancia, pero repito, no lo hice por eso. Lo hice porque sabía que era lo que tenía que hacer porque no quería seguir siendo una persona egoísta.

Y Dios te ha cambiado. Nos ha cambiado a los dos, y nos servimos uno al otro, y estamos aprendiendo más cada día sobre cómo seguir sirviéndonos mutuamente mejor; pero todavía veo mi egoísmo cuando haces cosas para servirme tanto. Revela mi propio egoísmo y lo que debo mejorar.

En primer lugar, estar dispuesto a aprender y a preguntarle al Señor, «Quizás me dé miedo ser el primero en cambiar, pero confío en ti. Confío que como eres tú quien me lo pide, me protegerás emocionalmente y me guiarás y nos cambiarás a los dos».

Porque Dios desea que nuestros matrimonios sean buenos. Quiere que sean santos. No quiere que uno sea bueno y el otro sea malo. También hay que orar. Recuerdo que oré por mí misma y por ti bastante, diciendo, «Señor, cambia mi corazón. Sigue ayudándome a ser fuerte en los cambios que necesito hacer y ayúdale a Mark a cambiar como tú quieres para que sea un hombre más piadoso».

Para una mujer, quizás podrías explicar la diferencia entre servir y capacitar. Creo que para la gente en general es un asunto muy grande y a veces para una esposa es una distinción muy importante. Sé que hablaste de esto en el capítulo “La esposa respetuosa” en el libro.

Grace: Creo que una esposa puede temer las respuestas que vienen cuando está dispuesta a servir; pero no necesariamente, o sea, si el hombre es físicamente abusivo, podría ser eso, o podría ser algo tan sencillo como una respuesta emocional que podría recibir de su marido o una respuesta de rechazo. Ella no quiere seguir sintiendo eso, si ella sirve y no recibe una respuesta de siervo. En vez de tomar ese paso de arrepentimiento, ella lo capacita y permite que se salga con las suyas con su pecado, pero eso no es amar a nuestro cónyuge.

No significa que debemos hablar irrespetuosamente contra su pecado. De hecho, nos dice que debemos ser respetuosas como esposas y se ayudadoras. Ser una ayudadora supone que le ayudamos a vivir como Cristo; por tanto hablarles respetuosamente pero con franqueza y conversar a menudo sobre el tema en vez de echarles en cara de una vez las cosas horribles que vemos en su vida, pero repito, orando para usar el tono correcto. Orando para que Dios nos conceda el tiempo idóneo para hablar y las palabras que quiere que usemos, y hacerlo confiando en Él. «Bien, voy a hablar de esto».

Creo que uno debe empezar diciendo, «Sí, te amo, y he pecado contra ti porque he visto estas cosas y no las he mencionado, y lo siento. Por tanto no quiero atacarte. Solo quiero tratar algunas de estas cosas, porque creo que estamos perjudicando nuestro matrimonio». Con solo hablar de esa manera demostrando que «he pecado contra ti al hacer esto», abriendo la oportunidad para que él vea su pecado contra Ud.

Sí, porque a veces se vuelve una guerra y alguien tiene que decir, «Declaro tregua», y esa es la amistad cara a cara, la que dice: «Ambos hemos sido egoístas. Ambos nos hemos hecho daño. Y si esto continúa, las cosas solo empeorarán, y Satanás tendrá la victoria, y tendremos desgracia. Quiero bajar mi arma y ser tu amigo, y quiero servirte, y quiero serte de bendición, y te pido que estés dispuesta a hacer lo mismo». Y abrirse a la otra persona.

Grace: Y capacitar también hace que un hombre—cuando una mujer capacita hace que el hombre se sienta irreprochable, que es magnífico, que no necesita cambiar.

Como, «nunca le ha dicho nada».

Grace: Sí, entonces si está sufriendo o no es capaz de ser sierva amante de alguna manera, él se pone bravo y entonces ella—en parte tiene la culpa por no haberle dicho nada. Ha capacitado su orgullo para que se ensoberbezca más y más. Por tanto debemos ayudarnos mutuamente de estas maneras. El marido debe hablar amorosamente sobre estas áreas, en la vida de su esposa también.

Sí, y al contemplar al Señor Jesús, Él no nos da lo que queremos. Nos da lo que necesitamos. No nos dice lo que queremos oír. Nos dice que lo que necesitamos oír. Y Él es el siervo más humilde de todos. O sea que podemos servir a nuestro cónyuge diciéndole la verdad. Podemos servir a nuestro cónyuge haciendo lo necesario, no solo lo que él o ella quiere que hagamos.

Pienso que esta es una buena pregunta de aclaración porque a veces “siervo” se interpreta como alguien que no se hace escuchar, como un empleado sumiso. No estamos hablando de eso. Estamos hablando de ser como Jesús. No hay nadie más audaz, más valiente, más valeroso, más franco, más manso, más humilde, y más amoroso y bienintencionado que Jesús.

Puedo decirles que puede ser confuso si solo enfocan estas categorías. Por eso trato de presentar a Jesús, diciendo, «Sigue leyendo los evangelios y vuelve a Jesús. Como siervo, tuvo conflictos. Como siervo, dijo cosas impopulares. Como siervo, hizo cosas que no gustaban a otros», y eso es parte de ser siervo: humildemente, amorosamente, respetuosamente, hacer y decir las cosas que son mejores para alguien, no solo las cosas que son más fáciles para alguien. ¿Tiene sentido?

Por eso es que nosotros siempre volvemos a Jesús, volvemos a Jesús, volvemos a Jesús, y volvemos a Jesús. Porque el matrimonio se aprende finalmente contemplando a Jesús y la iglesia. Es lo que dice Efesios 5. ¿Cómo trata Jesús a la gente? Eso indica algo y es un patrón que debemos aprender por el poder del Espíritu Santo: tratarnos como Jesús trató a las personas.

Por tanto, es una excelente pregunta. Creo así está bien, cariño. Gracias. ¿Estarías dispuesta a cerrar nuestra sesión con oración? Gracias.

Grace: Señor, gracias nuevamente por tu Palabra. Gracias por darnos tanto que hacer para alcanzar la humildad y por darnos el perfecto ejemplo de tu Hijo. Señor, danos fuerza para alcanzar la humildad. Danos valor. Señor, permite que veamos aquellas áreas pecaminosas en nuestra vida donde somos egoístas para que estemos dispuestos a examinarlas y dejar que las cambies por medio de tu Santo Espíritu, Señor. Concédenos no solo que veamos a la otra persona en nuestra vida como egoístas esperando que cambien, sino permite que tu Espíritu Santo examine nuestros corazones y nos dé esperanza por lo que tú puedes hacer en nuestras relaciones. Gracias, Señor. En el nombre de Jesús. Amén.

Nota: Esta transcripción ha sido editada para la legibilidad.