La esposa respetuosa

Introducción

Está bien, mujeres. Esto es para Uds. Me disculpo de antemano.

Grace escribió el capítulo 4. Yo apenas estoy repartiendo el correo. Estamos hablando de La esposa respetuosa. Ah, sí.

Como hombre, permítanme decirles lo poderosas que son como esposas. Son increíblemente poderosas, no en el sentido de levantar pesas, sino en el área desconfiar y dar ánimo, esperanza, y valor. Son increíblemente poderosas en la vida de su marido. De hecho, diría que para el hombre promedio ninguna opinión que tengan de él importa más que la de su esposa. Hombres, ¿no es cierto? Sí.

Al hablar de la esposa respetuosa, no nos referimos a una esposa que siempre halaga a su marido, sino una que cuidadosamente mide sus palabras para ayudarle a ser más digno de respeto, y desea ser respetuosa para que él llegue a ser más digno de respeto. Eso es lo que se espera.

En realidad es un concepto muy sencillo pero profundo. Algunas esposas quieren que sus maridos sean más dignos de respeto, y hay dos maneras de alcanzar esa meta. Uno, pueden fastidiar e irrespetarlo, pero nunca conseguirán los resultados que desean de él; o dos, pueden orar por él en vez de fastidiarlo, y pueden respetarlo ayudándole así a volverlo más digno de respeto.

Esto lo encontramos mencionado en Efesios 5:33. «Que la mujer», ¿qué mujeres? «Respete», no a otros hombres, sino a «su marido». Mujeres, ¿respetan a otros hombres, o hay otros hombres que admiran, que estiman, que valoran, y que desearían que su esposo fuera como ellos? Eso se llama codiciar. Es uno de los Diez Mandamientos. No codiciarás el cónyuge de tu prójimo. Deben respetar a su marido.

En el libro, Grace da una buenísima definición. Respetar es «notar, considerar, honrar, preferir, tener deferencia con, animar, amar, y admirar». ¿Respetan a su marido? Toda esposa si es honesta diría, «Me falta mucho que aprender».

Una cabeza de respeto

Y en este capítulo, habla de una cabeza, un corazón, y una mano. Habla de una cabeza de respeto, un corazón de respeto, y manos de respeto para ustedes las mujeres. Entonces empezaremos con una cabeza que respeta.

La pregunta es, ¿cómo piensan de sus maridos? ¿Cómo piensan de él? ¿Piensan de él en términos de esperanza o que no tiene esperanza? ¿Piensan en él respetuosamente o irrespetuosamente?

Algunas de Uds. dirán, «Pues, nunca he dicho nada». Dios conoce sus pensamientos, y su esposo sabe con solo verle la cara lo que está pensando. Mujeres, a veces nuestro pecado no es lo que decimos y lo que hacemos. También es lo que pensamos. Por eso el cambio empieza en la mente. El arrepentimiento empieza en la mente. Por eso dice la Biblia en Romanos 12 que no nos adaptemos a este mundo, sino que seamos transformados por la renovación de nuestra mente.

Deben pensar en forma diferente antes de poder sentirse diferentes y antes de poder actuar diferente. El arrepentimiento y el cambio comienzan en la mente. ¿Cómo piensan de su marido? Repito, aunque diga, «Yo no le dije nada». Si lo piensa, afectará cómo se siente, y cómo actúa. Su corazón y sus manos están siendo afectadas e implicadas en cómo piensa acerca de su marido.

¿Piensan, «Es un idiota»? ¿Piensan, «Pude haberme casado con alguien mejor»? ¿Piensan, «Soy más inteligente que él»? «Soy más piadosa. Si yo fuera cabeza de este hogar, serían mejor las cosas. Si él hiciera lo que le digo, sería un buen líder». Algo para que lo piensen. «No es muy digno de admiración. Si tuviera que casarme otra vez, definitivamente no lo escogería a él. Es lento; no es activa como yo. No es tan inteligente como yo. No es tan amable como yo. No es tan divertido como yo. No es tan fiable como yo. No es trabajador como yo. Merezco alguien mejor. Trágicamente, él es inferior». ¿Cómo piensan de su marido?

Esto es lo que dice Filipenses 4:8–9 sobre los pensamientos en general, y yo los aplicaría particularmente a cómo piensan de su marido. «Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable, si hay alguna virtud», si pueden encontrar cualquier cosa buena en este tipo, «o algo que merece elogio, en esto» piensen, en esto mediten, traten de tener estas cosas siempre presentes en sus mentes: «En esto meditad». Esto es disciplina espiritual. «Lo que también habéis aprendido y recibido y oído y visto en mí, esto practicad, y el Dios de paz estará con vosotros».

Lleven un diario y animen

Grace tiene una gran recomendación para las esposas basada en una cabeza de respeto y la amonestación e instrucción de Filipenses 4:8–9. Lleven un diario. Les daré a las mujeres algunas cosas bien prácticas que hacer. Lleven un diario. Guárdenlo en su teléfono, o en cuaderno. Guárdenlo en un lugar aparte. Y cuando piensen en cosas acerca de sus esposos que son en estas palabras, «verdadero, digno, justo, puro, amable, honorable, excelente, digno de alabanza», anótelos. Y en ese momento, oren y digan, «Gracias, Señor, que estoy viendo esto en mi marido».

Después anime a su marido. Una de las cosas más poderosas que puede hacer una esposa es animar a su marido. Puede animarlo para que sea más piadoso y digno de respeto orando por él y animándolo. Envíele un mensaje de texto, llámelo, escríbale una carta, mándele un correo electrónico, o lo que sea. «Mi amor, estaba orando por ti, y estoy muy agradecida porque», llene el espacio con lo que sea.

Algunos de Uds. dirán, «Él no hace nada en grande». Después escojan cualquier cosa que pueda infundirle ánimo. Deben empezar por algo, porque si lo único que hacen es señalarle sus faltas, sus fracasos, y sus defectos, pensará que vive con su crítico, o con su madre; y ninguno de esos dos lo motiva particularmente a crecer en piedad.

Su responsabilidad no es cambiarlo. El papel que él desempeña es el de tomar responsabilidad, y el Espíritu Santo le dará el poder, pero mujeres, podrían animarlo un poco. Escriban estas cosas. Tomen nota de ellas. Oren por él por medio de esas notas, y háblele esas palabras de vida.

Significa mucho cuando una esposa anima, y cuando lo hace, añade vida y valor y dignidad a su marido, porque él quiere vivir de tal manera que agrade a Dios, y que su esposa esté orgullosa de él. ¿Falso, o verdadero? Completamente verdadero.

Entonces una de las cosas— porque algunas mujeres tienen el don del discernimiento. Son unas alentadoras. Bien, su marido está muy bendecido. Algunas mujeres necesitan crecer en ese don. Grace está creciendo en ese don. Está esforzándose mucho por crecer en ese don, y es un verdadero don para un esposo.

Un corazón de respeto

La cabeza de respeto. ¿Cómo piensan de su esposo? Conduce a un corazón de respeto. ¿Qué siente de su marido? ¿Qué siente por su marido? Saben lo que sienten de su marido por lo que dicen. Jesús lo dice así: Mateo 12:34, «De la abundancia del corazón habla la boca».

Está bien, señoras. He sido acusado anteriormente. «Oh, solo les gritas a los hombres. No hablas directamente a las mujeres». Pues nos pondremos a cuenta ahora por todas esas omisiones. Porque creemos en la igualdad y la diversidad, y ahora ofenderemos a las mujeres también.

Si tienen falta de respeto en la cabeza, esta morará en su corazón. Si hay falta de respeto en cómo piensa de él, habrá falta de respeto en lo que siente de él, y eso sale a colación en lo que dice. Sale en sus palabras. Les diría, señoras, que esta es una de las razones por las que deberían orar frecuentemente por su esposo, porque las acostumbra a hablar de cierta manera de sus esposos.

La verdad es que no le hablarán al Señor de su esposo como les hablan a sus peores amigas fastidiando, chismeando, metiéndose en todo, con la brigada de la amargura, también llamado círculo de oración femenil. «Oh, todas oramos unas por otras». No lo hacen. Irrespetan a sus maridos y dicen que es un motivo de oración, para que parezca santo mientras Satanás está bailando.

Deberían orar más por sus esposos en vez de hablar de sus esposos. Señoras, el chisme es hablar de alguien en vez de hablar con alguien. Si habla con otros, sobre todo con las mujeres, en vez de hablar con su esposo, son culpables de chismear. Y si permite que ellas hablen en forma negativa de sus maridos, les está dando pábulo. No las está sirviendo. No las está ayudando. Está participando en su pecado.

¿Qué dicen de sus maridos? ¿Qué dicen cuando está ausente? ¿Qué dicen en presencia de sus hijos acerca de su padre? «Oh, tu padre es tan idiota, ha metido la pata otra vez. No sé por qué me casé con ese tipo».

Al hacer eso les están enseñando a sus hijos a deshonrar, despreciar, e irrespetar a su padre. Les está enseñando, los están entrenando a deshonrar la instrucción de la Biblia, y los está separando de su padre, lo cual conduce a la muerte.

Y lo que pasa es que los niños empiezan a repetir lo que dice la madre. ¿Cierto? Todos Uds. conocen a esa clase de mujer. Es la esposa y madre que regaña a su marido sin reparos delante de los niños. Y al poco tiempo, los niños empiezan a repetir lo que dice la madre. Es algo horrible. ¿Cómo hablan de su marido delante de los demás, delante de los niños, o en su misma presencia?

¿Son rezongonas? Siguen empujando, presionando, exigiendo.

¿Son rencillosas? Él ni siquiera desea hablar con Ud., y si lo hace, ¿debe prepararse emocionalmente como un soldado que va a guerra? Ud. es todo un huracán emocional, es rencillosa, y él sabe que si aborda un tema cualquiera debe escoger sus batallas cuidadosamente. «Necesito un plan de batalla, porque será una guerra larga y tendida».

¿Son bulliciosas? Algunas mujeres ensayan con la táctica del volumen. «Alzaré la voz, voy a gritar, daré alaridos, voy a amenazar, porque él no puede hacer eso. Si me alza la voz, está siendo malo. Es un truco, y gané porque yo soy más bulliciosa».

¿Cuántas mujeres usan las emociones? Son manipuladoras emocionales. Tan pronto empiezan a perder, se echan a llorar. «Oh, heriste mis sentimientos. Cambiaste de tema». ¡Qué brillante, qué maravilla! Él estaba hablando del pecado en su vida, y Ud. decía cómo se sentía a raíz de haber reconocido del pecado en su vida. ¡Cambió el tema de su pecado, a cómo hizo que se sintiera! Brillante. Lloran, pierden los estribos, se ponen emocionales, hacen rabietas, porque saben que él no sabe qué hacer. De repente, él dice: «Ella está llorando. No me gusta . . . No puedo llorar y usar su truco».

No estoy diciendo que las mujeres nunca deban ser oídas, y que nunca son heridas, pero ¿cómo hablan de sus maridos? ¿Cómo le hablan a su marido?

¿Son manipuladoras? ¿Juegan con él como si fuera un títere? Uds. son la marioneta con sus palabras, su manipulación, su coqueteo, sus amenazas, su volumen, su naturaleza querellosa, su fastidio y sus emociones. Él solo baila como lo haría un buen muchacho.

¿Son escarnecedoras? Proverbios habla del escarnecedor. ¿Le gusta burlarse de él? ¿Le gusta señalar sus faltas y defectos? ¿Le gusta recalcarlos haciéndolos saber en público? ¿Ha hecho ciertas cosas embarazosas? Puede que ni siquiera sean cosas pecaminosas, solo embarazosas. Esas siempre son buenas para los feriados. Esas siempre son buenas para las cenas en otras casas. Esas siempre son buenas para el grupo comunitario. «Déjenme hablarles de mi esposo estúpido. Nunca creerán lo que hizo. Ja, ja, ja». Ud. no es chistosa. Es un chiste, pero no es chistosa.

Cabeza de respeto. ¿Cómo piensa de su esposo? Corazón de respeto. ¿Qué siente por su esposo, y cómo se manifiesta eso en sus palabras? Porque de la abundancia del corazón habla la boca. Y una de las mejores curas, señoras, es orar por sus esposos. Cambiará cómo hablan de su esposo. No significa que se vuelven unas aduladoras completas, y que nunca señalan su pecado, y no tratan los temas difíciles. Significa que cambiarán de tono.

Manos de respeto

Grace dice correctamente en este capítulo que también hay manos de respeto. Mi pregunta sería, ¿qué hacen por su esposo? ¿Qué hacen? ¿Cómo le sirven?

Yo diré esto acerca de los hombres. Interpretamos todas las cosas en base al respeto y a la falta de respeto. Algunas mujeres dirían, «Amo a mi marido». La verdad es esta. Los hombres quieren ser amados, somos agradecidos cuando somos amados, pero a decir verdad hemos visto a nuestras mujeres amar a unos fracasados completos. Algunas mujeres han tenido novios fracasados, sin nada digno de respeto, en él o acerca de él, pero los han amado. A veces las mujeres pueden amar a los peores hombres. Pero lo que más le importa al hombre es, «¿Me respeta? ¿Ella me respeta?».

Se manifiesta de palabra y de obra. Las manos de respeto, el servicio. ¿Cómo actúa ella? ¿Cómo sirve? En Génesis 2:18 dice que antes de que el pecado entrara al mundo, Dios dijo que una cosa no era buena. Génesis 2:18, «Y el SEÑOR Dios dijo: No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda idónea».

Todo hombre sabe, «Necesito ayuda». Solo miren al hombre. Vean a un hombre soltero. ¿Necesita ayuda? Claro que necesita ayuda. Todo el mundo lo sabe. Y Dios hizo a la mujer para ayudarle. Ella es igual a él. Ambos son portadores de la imagen y semejanza de Dios, pero trabajan juntos en forma complementaria como la mano izquierda y la derecha. Él es el líder, y ella la ayudadora. Se necesitan mutuamente para glorificar a Dios y hacerse bien uno al otro.

Señoras, su esposo las necesita. No necesita que lo condenen. Satanás ya se está encargando de eso. No necesita que lo critiquen. Sus enemigos ya se han encargado de eso. Necesita que lo animen. Algunos hombres anhelan esto profundamente, y eso sale a colación cuando una esposa dice: «Estoy aquí para ayudarte. Estoy aquí para ayudarte a ser más como Jesús. Estoy aquí para que puedas liderar nuestra familia en los propósitos de Jesús. Sé que no puedes hacerlo solo, pero estoy aquí para ayudarte».

No es denigrante decir que una mujer es la ayudadora, porque la Biblia dice que Dios es nuestro Ayudador (en las tribulaciones). La Biblia dice que el Espíritu Santo viene como nuestro Ayudador. La Biblia dice que Dios nos ayuda. Así que, señoras, Dios las invita a acompañarlo en ayudar a sus esposos para que sean más como Jesús y que amen y dirijan su familia en los propósitos de Jesús, y parte de eso es lo que Uds. hacen con sus manos.

¿A cuántas mujeres les gusta la mujer de Proverbios 31? O sea, está fuera de serie, es desmesurada, asombrosa, como una muñeca de acción de la Biblia. Es increíble. Esta es la mujer de Proverbios 31. Esto es lo que dice la Biblia sobre ella en Proverbios 31:13. Dice que la esposa, «con voluntad trabaja con sus manos». Quiere tener manos de respeto.

Manos que oran

Grace dice acertadamente que esto incluye tener manos que oran, tomarse de la mano con su esposo o imponerle las manos a su esposo y orar por él. Aún recuerdo que llevábamos varios años de haberlos casado. Aún era un advenedizo al ministerio, e iba a exponer un tema en una conferencia. Estoy seguro que Grace había orado por mí de antemano, pero recuerdo ese día. Esa fue la primera vez que a Grace orando por mí antes de predicar. Es uno de los días más importantes de toda mi vida. Ni siquiera recuerdo la conferencia o el sermón. Ni siquiera recuerdo en qué estado estábamos. No recuerdo nada en particular. Pero lo que sí recuerdo es que Grace tomó mis manos y oró por mí antes de que predicara. Eso es lo que recuerdo. Las manos que oran.

Manos que tocan

Grace menciona también las manos que tocan. Me encanta cuando nos tomamos las manos. Me encanta tomar las manos de mi esposa. Las manos que tocan; es respeto; es afecto.

Manos que dan de comer

Las manos que dan de comer, dice Grace. Algunos hombres pueden cocinar. Dios los bendiga. Algunos incluso son chefs. Eso es maravilloso. Pero yo no soy así. Soy bueno para recoger la comida para llevar. Así soy yo. Y cuando primero nos casamos, Grace entendía lo que es la nutrición y la buena salud. Pero yo no, por lo que comía bastante mal. En la gracia de Dios, estoy aprendiendo y creciendo, y cambiando, pero no soy tan saludable ni tan inteligente como Grace en este aspecto, pero estoy aprendiendo a confiar en ella. Y ella entiende la nutrición. Entiende el bienestar. Entiende la naturopatía. Y para ella, parte de respetarme es servir y asegurarse que nuestra familia coma bien. Hace toda la diferencia del mundo. Tiene una cabeza de respeto, un corazón de respeto, y eso resulta en manos de respeto.

Manos que cazan y pescan

También dice manos que cazan y pescan. Yo no cazo ni pesco, pero se refiere a una esposa que respeta su esposo lo suficiente para participar en cualquier actividad que él hace. Volviendo al sermón anterior sobre la amistad, es una esposa que está dispuesta a disfrutar lo que disfruta su esposo y a participar en lo que participa el esposo diciendo, «Te respeto, y respeto lo que estás haciendo, y quiero hacer lo que estés haciendo».

Manos que abren la Biblia

Y por último dice son manos que abren la Biblia. Una de las maneras como una esposa realmente respeta su marido es respetando la Palabra de Dios. Y les cuento, señoras, que no hay nada más atractivo que ver a su esposa leer la Palabra de Dios y ser conformada al Hijo de Dios. Es hermoso. No hay nada como eso, y la intimidad más profunda es la intimidad espiritual. Es la fuente de toda intimidad, incluyendo la intimidad física.

Principios y métodos

Cuando Grace habla de la cabeza, el corazón, las manos, los pensamientos, los sentimientos, las obras de respeto, da una perspectiva muy buena para las damas, y la compartiré con Uds.: Cuidarse de saber distinguir entre principios y métodos.

Al decir esto, toda esposa está pensando, «Tengo mucho que aprender». ¿Amén? Algunas de Uds. dirán, «Yo no». Pues entonces deberían respetar más este sermón.

Y lo que puede suceder es que cuando una esposa se siente compungida por el Espíritu Santo, y se siente motivada a ser más respetuosa, lo que hace es buscar consejo con otras mujeres y en libros escritos por otras mujeres para encontrar cómo respetaron a su esposo, y se apropia de sus métodos y los aplica a su marido imitando esos métodos, y su esposo no responde como ella anticipaba. Después se desanima, o se frustra, o se da por vencida.

La Biblia está llena de principios, ¿cierto? «Esposas, respeten a sus maridos». Pero no nos da métodos. Y para conseguir los métodos pueden leer un libro o hablar con otras mujeres y pueden aprender unos métodos; pero lo más importante es que necesitan hablar con su marido, porque las otras mujeres y los autores de otros libros tienen esposos diferentes al suyo. Su marido sabrá lo que considera respetuoso o irrespetuoso, y le ayudará a descubrir los métodos para respetarlo con su cabeza, con su corazón, y con sus manos.

Así que pregúntele cosas a su marido como, «¿Te he faltado al respeto?». Sin discutir; y hombres, no ataquen. «Mi amor, te amo. Gracias por preguntar. Quiero que este sea un tiempo de crecimiento para nosotros. Déjame contarte unas cosas». Entonces, señoras, escuchen. Pregúntenle a su marido, «¿Cómo puedo ser más respetuosa? ¿De qué manera he sido irrespetuosa?».

Dos clases de mujeres irrespetuosas

Hay dos clases de mujeres irrespetuosas. ¿Están listas? Respiren profundo, señoras. Segundo round.

Callada y complaciente

La primera las dejará en shock. La primera esposa irrespetuosa es callada y complaciente. Es demasiado callada y complaciente. Piensa, «Soy respetuosa. Nunca tengo desacuerdos con él. Siempre le digo que es fantástico. Dejo que tome todas las decisiones. Soy muy respetuosa». No está respetando al Señor. Porque está adorando a su esposo.

El problema fundamental que tienen estas mujeres es que algunas de ellas al leer la Biblia dicen, «Está bien, Colosenses 3 y 1 Pedro 3, y Efesios 5, y 1 Corintios 7. ‘Las mujeres estén sometidas a sus maridos’». Y lo que ella oye es, «Él tomará todas las decisiones. Pensará bien todos los asuntos. Él es el jefe. Me callo y hago lo que me dice». Eso no es lo que significa.

Jesús se sometió al Padre cuando estuvo en la tierra. Jesús dice, «El Padre me ha enviado. Digo lo que el Padre me dice que diga. Hago lo que el Padre me dice que haga». Aun en el Huerto de Getsemaní, Jesús dice, «Esto es lo que quiero; sin embargo hágase tu voluntad». Es sumiso, pero apasionado. Es sumiso, pero se hace oír. No siempre se queda callado, pasivo, sin dar su opinión, sin conversar, sin comunicarse. Él no es así. Para que una esposa se someta a su marido debe hacerlo como Jesús se somete a Dios Padre.

Proverbios 29:25, «El temor del hombre es un lazo, pero el que confía en el Señor estará seguro». Una mujer callada y complaciente en extremo, demasiado callada y demasiado acatadora, su problema no es que sea una mujer piadosa y sumisa. Su problema es que lucha con temor al hombre.

Ed Welch, un consejero bíblico: usamos esto bastante. Es uno de mis autores favoritos en materia de consejería bíblica. Dice esto: «El temor en sentido bíblico incluye tenerle miedo a alguien». Ella teme a su marido, su disgusto, su enojo, su frustración, o su desánimo. «También significa admirar a alguien con veneración». Él es demasiado grande, y Jesús es demasiado pequeño. «Es ser controlado y dominado por las personas . . .». “Solo hago lo que me dice”. «. . . adorar a otras personas, confiar en otras personas, o tener necesidad de otras personas. El temor al hombre puede resumirse de esta manera: reemplazamos a Dios con las personas. En vez temer al Señor conforme a la Biblia», que es precisamente lo que ella dice, «Tememos a los demás. Cuando somos adolescentes, tememos a la presión de grupo. Cuando somos mayores, se llama agradar a la gente. Recientemente se le ha llamado codependencia». Yo añadiría que, en un matrimonio malsano, eso se llama posibilitar.

Hay una diferencia entre someterse y posibilitar. Someterse es cuando él se somete al Señor, y yo me someto a él y le ayudo a honrar al Señor. Posibilitar es cuando él no se somete al Señor, y le sigo ayudándole a hacer cosas de una manera que deshonra al Señor. ¿Por qué haría eso una esposa?

Repito, volviendo al tema. Es irrespetuoso. Es irrespetar al Señor, e irrespetar al esposo, porque la Biblia dice en Génesis 2:18, señoras, que fueron hechas para ser ¿qué? Ayudadoras. Posibilitar no es ayudar. Posibilitar no es ayudar.

Pero muchas mujeres temen a los hombres, y le temen a su hombre. El mandamiento que aparece con más frecuencia en toda la Biblia es este: «No temáis». Y 1 Pedro 3:6, tiene una aplicación específica para las esposas. «No estén amedrentadas». Otra manera de decirlo es, «Querida esposa, no tema, pero haga lo correcto. Diga lo correcto». Puede que piense que quedarse callada y ser complaciente es ser respetuosa, pero no está respetando el llamado de Dios. No está respetando la Palabra de Dios, y no está respetando la voluntad de Dios para su esposo en el matrimonio.

Bulliciosa y contenciosa

La segunda clase de mujer irrespetuosa no es callada y complaciente. Eso no es un problema para ella. Al contrario, es bulliciosa y contenciosa. La primera mujer parece respetuosa, pero es irrespetuosa. La segunda parece irrespetuosa, porque es irrespetuosa.

Proverbios habla mucho de esta clase de mujeres. Proverbios 12:4, «La mujer virtuosa es corona de su marido, mas la que lo avergüenza es como podredumbre en sus huesos». La pregunta, señora, es, ¿Es usted una corona, o un cáncer? ¿Es una gloria o una miseria?

Aquí hay unas cuántas mujeres que son cánceres en vez de coronas. Proverbios 9:13: «La insensata es alborotadora». Lo dije así para que lo recordaran. «Es [seductora] y no sabe nada». Saben, si se la pasa hablando a voz en cuello, ¿cómo va saber algo? Oh, puede hacerlo. Le puede hablar de cualquier cosa y de todo, y de todos, y de cualquiera. No sabe de qué está hablando, pero es presumida y ruidosa. Algunas mujeres han aprendido que el volumen es su gran aliado.

También habla de una mujer seductora. La mayor falta de respeto que una mujer puede demostrar es coquetear con otro hombre; es increíblemente irrespetuoso y vergonzoso. Señora, ¿es Ud. ruidosa? ¿Está coqueteando fuera de su matrimonio?

Proverbios 21:9: «Mejor es vivir en el rincón del terrado que en una casa con una mujer rencillosa». Rencillosa. Algunas de Uds. están pensando, «¡Yo no soy rencillosa!». Sí lo son. «¡No lo soy!». Sí lo son. «¡No lo soy!». Sí, lo son. «Siempre tengo que tener la última palabra». Rencillosa. «Es que él necesita saber cómo me siento» Todos sabemos cómo se siente. Es bueno para él. Lo fortalece». No, lo entristece. Rencillosa.

Y lo que dice la Biblia correctamente es, «Si una mujer es rencillosa, el marido se va a otro lugar». Este tipo coge todo su equipo para acampar. saca la escalera, se sube al techo para que ella no pueda encontrarlo, arma su carpa, saca la estufa Coleman, alista el saco de dormir, y se queda ahí adorando a Dios en silencio ¡por primera vez en toda su vida! Lo que quiero decir, es que si Ud. es rencillosa, ahuyenta a su marido. Por eso no viene a casa después del trabajo. Por eso se queda hasta tarde. Por eso sale a tomarse unos tragos. Por eso compró un solo boleto de temporada, no dos. Encuentra la forma de vivir aparte de Ud. hasta que finalmente lo hace definitivamente.

Proverbios 27:15, «Gotera continua en día de lluvia y mujer rencillosa, son semejantes». ¿Hasta tuvieron problemas con las canaletas? Goteo, goteo, goteo, goteo, goteo, goteo, goteo, ¿cierto? Y estamos en Seattle. Piensan, «Seis meses de esto es como estar en un campamento de prisioneros. ¡Es una tortura! ¡Estoy volviéndome loco!». Algunas mujeres son así precisamente. Fastidian, chismean, exigen, empujan, irrespetan, irrespetan, irrespetan, e irrespetan, hasta que el tipo se vuelve loco.

Les digo esto, señoras. Ustedes son muy poderosas. Y sucederá esto. Primero, si le faltan el respeto a su esposo, lo ponen en una situación en que lleva las de perder, sobre todo si lo hace delante de otras personas. Por eso es que con algunas de Uds. es como si tuvieran una situación con unos rehénes. Si le falta al respeto, estas son las alternativas que tiene. «Si respondo a lo que me dice, soy abusivo y malo, y no soy muy amable. Sé que se va poner a gritar y a hacerme quedar mal o se pondrá a llorar y a humillarme. No puedo con esta mujer». O piensa, «Está bien, lo voy a soportar», y si hace eso es un cobarde. Lleva las de perder. Un hombre no puede ganar una discusión con una esposa irrespetuosa. De seguro perderá.

Segundo, si le falta el respeto, lo apartará de Ud. No estoy diciendo que sea correcto, pero estoy diciendo que es inevitable.

Tercero, puede que Ud. tenga una personalidad grande, extrovertida, efervescente, y aún así ser irrespetuosa. Algunas de Uds. han creído una mentira demoníaca: «Tengo una gran personalidad. Soy una persona extrovertida y sociable. Por eso soy “irrespetuosa”». Puede tener una gran personalidad. Puede ser una mujer fuerte. Puede ser obstinada en sus opiniones. Puede ser extrovertida, y con todo respetar a su marido.

Cuarto, esta es la verdad dura, fría, y triste. Si le falta al respeto y gana para controlarlo, lo aborrecerá y no se sentirá atraída a él. ¿Falso o verdadero? Ud. dice, «Le gané a ese tipo. Ahora me siento como su madre. Ya ni me interesa».

Discrepar respetuosamente

Para cerrar, ¿cómo pueden discrepar respetuosamente? Esta es la verdad. Por el hecho de que él sea cabeza y ella la ayudadora no significa que siempre estén de acuerdo. No significa que la mujer no tiene pensamientos independientes. ¿Pero qué hacen cuando no están de acuerdo? Es una buena pregunta, ¿cierto? ¿Cómo discrepan respetuosamente?

La primera opción, en la mayoría de los casos, es cuando el esposo y la esposa amorosamente y pacientemente siguen tratando de llegar a un acuerdo unificado, porque desde el principio de Génesis Dios quiso que fueran uno. Entonces el esposo y la esposa dicen, «Vamos a orar. Vamos a hablar. Vamos a investigar el asunto. Vamos a estudiar las posibilidades de la decisión que tenemos que tomar para llegar a un acuerdo. Sí, ambos creemos que esta es la manera de hacerlo lo que vamos a hacer, y lo haremos juntos». Así debería ser con la mayoría de las decisiones que se toman en un matrimonio, con oración, cuidadosamente, llegando a un acuerdo unificado. Pero a veces no llegan a un acuerdo fácilmente. Entonces tienen otras opciones.

Segunda opción. A veces—si esto sucede en su matrimonio, tiene un enorme problema subyacente de confianza, o un desacuerdo teológico, o algo de esa índole. Algunas veces, la pareja no puede ponerse de acuerdo y buscan la ayuda de terceros. Que no sea un miembro de la familia. Que no sea su madre, ni su padre, ni sus amigos, ni sus amigos de farra. No traiga el caso al bar de la esquina. No traiga el caso al ministerio local de mujeres. Algunas veces las parejas no pueden ponerse de acuerdo y buscan la ayuda de terceros, como un líder del ministerio, un líder de un grupo comunitario, un líder de un grupo de redención, un consejero bíblico, un pastor, para ayudarles a decidir. «Ayúdenos a encontrar la solución. Ayúdenos a decidir». Esto sucede frecuentemente cuando hay una crisis en el matrimonio. Si ocurre de vez en cuando, es aceptable. Se entiende.

O la tercera opción es discrepar respetuosamente. Algunas veces, el esposo toma decisiones como cabeza del hogar, y la esposa las sigue, al ser sumisa. Si se equivoca, él se arrepiente, ella lo perdona, y juntos se esfuerzan por resolver su problema, o sus problemas. A veces el esposo dice, «No estamos de acuerdo. Hablamos con otras personas. Necesito tomar una decisión. Tomaré la decisión. Te he escuchado. He tomado en cuenta tus recomendaciones. Me haré responsable. Si nos va mal, es culpa mía, no tuya. Por favor sígueme. Por favor, confía en mí. Por favor colabora conmigo. Esto es lo que vamos a hacer y así lo vamos a hacer». Esas son las tres maneras de discrepar respetuosamente.

Él es el árbitro

A fin de cuentas, digamos que una esposa dice: «Estoy siendo irrespetuosa», y un marido que le dice, «No, no me irrespetaste». ¿Quién es el árbitro que decide quién tiene razón? Efesios 5:21: Y la sección completa, repito, es Efesios 5:22–33, y trata de los maridos que deben guiar y amar como cabeza; que las esposas deben respetar y someterse como ayudadoras. Todo eso está introducido por esta frase: «Sometiéndoos unos a otros en el temor de Cristo». Eso significa que ella decide si él está siendo amoroso, y él decide si ella está siendo respetuosa. O sea que, señoras, su marido tiene derecho a decidir si está siendo respetuosa o irrespetuosa. Él es el árbitro de ese asunto particular.

Preguntas y respuestas con Grace

Y con eso, Grace saldrá y haremos una pequeña sesión de preguntas y respuestas. Las amo, señoras. Las amo lo suficiente como para decirles la verdad, porque quiero que tengan una vida y un matrimonio que sea bíblico, práctico, y funcional, y que al fin y al cabo sea gozoso. Es lo que quiero para Uds.

Hola, mi amor.

Grace: Excelente trabajo. Les dijiste la verdad.

Prediqué sobre todo lo que escribiste en tu capítulo, así que gracias por darme el contenido. ¿Qué tal si contestamos unas preguntas? Veamos qué tenemos acá.

«Mi esposo no quiere liderar porque dice que no sabe hacerlo. Siento que es pasivo y no quiere asumir responsabilidad. Le he perdido el respeto y la confianza. ¿Qué papel debo desempeñar como esposa?».

Grace: Le diría que le dé ánimo. Puede parecerle raro en base a su pregunta. Parece que fuera por pereza que dice que no sabe liderar Si pertenece a una iglesia, si está leyendo, si está haciendo las cosas que indican que quiere liderar, y después dice que no sabe cómo me parece que es por pereza. Si no está rodeado de personas, si no está rodeado de enseñanza, anímelo a hacer esas cosas. Anímelo a tener amigos que son buenos líderes, eso le ayudará en ese proceso. No lo fastidie. Ore por él. Anímelo para que sea lo que Ud. ve que Dios quiere que sea como líder o cabeza. Ayúdele a identificar las maneras como Ud. quiere someterse a él. Si Ud. lo ha desanimado de alguna manera como esposa para que ni siquiera quiera liderar, como dijo Mark hablando de las diferentes clases de mujeres, arrepiéntase de eso. Empiece arrepintiéndose de su propio pecado hacia él, para que él pueda ver que tiene una oportunidad de cambiar también.

Yo diría que sí está liderando. Pero lo está haciendo mal, pecaminosamente, débilmente. Repito, la pregunta nuca debe ser, «¿El hombre es el líder?». La pregunta siempre es, «¿Cómo está liderando?». Y el mito que los hombres creen es sencillamente, «No soy un líder, entonces no puedo liderar». Ud. sí está liderando, pero su esposa y sus hijos van a sufrir o serán bendecidos dependiendo de lo bien que lidere. Ah, entonces la pregunta no es si está liderando. La pregunta es si lo está haciendo bien, amorosamente, humildemente, con denuedo, y con sacrificio, como Cristo.

Yo diría también que le incumbe a Ud. como mujer dejar que algunas cosas se desbaraten, lo cual puede ser muy difícil para una mujer. «Él no se va encargar de esto o de aquello, por lo tanto yo lo haré». Sí, mejor deje las cosas como están. Deje que las cosas se descontrolen y de hagan pedazos. Y si él se frustra, diga, «Mi amor, te amo. Quiero seguirte. Quiero ayudarte. Tú lidera, y dime cómo puedo colaborar al tu lado. pero no haré lo que te corresponde, y no asumiré tu papel. Oraré por ti, y te amaré, y te animaré, y te apoyaré».

Y esta es la verdad, dura, fría, y triste. Si está en Mars Hill, no tiene excusa como hombre para no saber liderar, porque aquí tenemos todo un ejército de hombres que lideran, no perfectamente, pero bien, por la gracia de Dios, y esos hombres están dichosos de abrir sus hogares, abrir sus vidas, y abrir sus calendarios para servirle, enseñarle, y entrenarlo. Los hombres de Mars Hill lo tienen arraigado en su ADN. Quieren ser buenos hombres, hombres de Dios, y quieren que otros hombres sean buenos hombres y hombres de Dios, y quieren que los hombres de Mars Hill sean una clase diferente de hombres que levantan diferentes clases de hijos. Esto está arraigado en el corazón de los hombres de esta iglesia.

Y quizás cada domingo, Ud. se ha sentado junto a ellos y lo único que tiene que hacer es presentarse. Asista a su grupo comunitario. Siéntese en el sofá que tienen, vea lo que hacen, y hágales preguntas, y esos hombres invertirán en Ud. Hay miles de hombres que han tenido esa experiencia en Mars Hill. Es una excusa. Es como decir en un supermercado que estaba muerto de hambre. Aproveche todas las oportunidades para nutrirse.

Un hombre verdaderamente débil es aquel que piensa pasivamente que las habilidades de liderazgo y modelar el carácter viene del hada de los hombres quien se le entrega personalmente esas cosas. Los hombres necesitan ir a buscar el aprendizaje. Los hombres necesitan que alguien modele para ellos cómo vivir. Los hombres necesitan encontrar otros hombres.

Les diré francamente cuando fui salvo al principio, nunca había visto a un hombre orar con su esposa y sus hijos. Nunca había visto una familia abrir la Biblia. Nunca había visto eso. Encontramos una familia en nuestra iglesia. Era una iglesia maravillosa. Y conté la historia de ellos. Hace poco nos volvimos a comunicar. Diez hijas, dos hijos, y una esposa. Hagan la cuenta. Es magnífico, eso es lo que es.

Entonces les dijimos, «Obviamente no les alcanza el dinero para contratar niñera, así que cuidaremos a sus hijos para que salgan juntos». Empezamos a cuidar a sus hijos el viernes por la noche, y los vimos cenar y leer la Biblia con sus hijos, y orar con sus hijos, y corregir a sus hijos, y aprendimos viendo esa familia, no solo hablando de ellos, sino sirviéndoles.

El resultado fue que aprendí tanto con solo mirarlos. Ay, el niño hizo algo y el papá apagó el televisor, y vino a ver qué pasaba, y le habló con el corazón sin avergonzar al niño, y usó el lenguaje del evangelio para el pecado y el arrepentimiento, y le recordó a Jesús, y después oró por él y lo mandó a disculparse con su hermano o su hermana, y esto es algo asombroso. Lo hacían de esta manera. A la hora de cenar, oraban antes de la cena. Se sientan y comen juntos. Vean eso. El televisor ni siquiera está prendido. Es un milagro. Se trata de ver las cosas. Algunos hombres son muy prácticos, lo cual significa que necesitan que alguien les sirva de modelo, si no lo han hecho. Pero en la Iglesia Mars Hill no tenemos excusa alguna para no ver esa clase de modelaje. No hay excusa.

«Con el tiempo, mi esposa se ha vuelto más irrespetuosa. ¿Qué hago para ganarme su respeto sin pelearme a cada rato con ella?».

Grace: Repito, el arrepentimiento es parte de la solución. Si de alguna manera ha sido poco cariñoso con ella, ella es responsable de su propio pecado, de modo que ella no debió responder así aunque no haya sido cariñoso y la haya irrespetado. Pero hay cosas que puede considerar, como Ud. es quien pregunta, para que vea y le pida al Señor que ha estado pecando contra ella que no ha sido cariñoso, entonces diría que sería bueno que empezara por ahí.

Si una mujer es irrespetuosa, puede ser a causa del temor. Comúnmente puede haber pecado y rebeldía, soberbia, y amargura. O sea que detrás de eso puede haber muchas cosas. Y para llegar a esas cosas, repito, necesita crear un lugar seguro para su quebranto delante del Señor, para que se le parta el corazón, para quitar la falta de respeto.

Para que pueda decirle, «Esta área», o «Estas son las áreas donde me siento compungido por no haberte amado, y vengo a pedirte perdón». No lo haga para que ella se arrepienta de su pecado, sino para que Ud. esté bien con el Señor, y después pídale al Señor que ablande el corazón de ella en ese proceso.

Hemos tenido que hacer eso muchas veces a lo largo de los años, donde no siempre hay tiempo de hablar sobre la falta de cariño y respeto. No podemos dialogar siempre sobre esos temas—Dios se vale de otras personas. Dios se vale del Espíritu Santo como Él quiere para compungirnos. Para mí, he aprendido con el tiempo si se trata de algo que le voy a mencionar a Mark o que no le voy a mencionar y solo solucionar el asunto con el Señor, siempre debo empezar con oración. «Ay, Señor, ¿cómo pequé yo en este caso? Si he pecado en esto, muéstrame en qué he pecado, para que pueda arrepentirme». Después puedo mostrarle más gracia al señalar algún problema, en vez de llegar con el corazón endurecido, o amargo, pensando de alguna manera que mi pecado es mejor que el suyo.

El arrepentimiento es un buen lugar donde empezar, y a menudo ablanda a la mujer irrespetuosa y le permite decir, «¿Sabes qué? Tienes razón. Puede que no hayas sido cariñoso, pero yo te falté al respeto. Pongámonos de acuerdo ene esto Caminemos hacia la unidad, hacia la amistad. ¿Cómo podemos trabajar en esto juntos, en vez de dividirnos?».

A veces, también, como marido, debe esperar el tiempo idóneo y decir, «Estamos cenando en este momento en familia, o tenemos mucha gente aquí. No es el tiempo apropiado». Hay que saber escoger el tiempo y dar ejemplos específicos abriéndose para que ella los vea, e incluso decirle, «Está bien, mi amor, más temprano cuando dijiste esto, o cuando te burlaste y apartaste la mirada, o cuando perdiste los estribos, eso fue muy irrespetuoso. ¿Puedes verlo?».

Déle la oportunidad de asentir. Si está de acuerdo, diga, «Sí», diga, «Está bien, gracias por reconocerlo. En esos instantes, ¿qué puedo hacer para ayudarte, para que seamos uno y no dos, para que seamos aliados y no enemigos?». Y escuchen.

Si ella dice, «No, no fui irrespetuosa», pienso que como marido debe decirle amorosamente pero con firmeza, «Si, lo fuiste, y te quiero, pero no puedes seguir pecando y pensar que eso va mejorar nuestro matrimonio. Y no quiero solo que pierdas esta discusión, quiero que dejemos este pecado par poder ser amigos, para que estar más cerca, para obedecer a Dios, para cuidarnos bien».

Es invitarla a la esposa para tener una identidad que no la ata a su pecado. «Eres una hija de Dios. Él te ama. En Cristo has sido perdonada. Yo te amo. Estoy en un pacto contigo. Estoy comprometido contigo. Quiero ser uno contigo. Este pecado nos está separando, y este pecado no te identifica. Es algo que hiciste, pero es algo del cual puedes arrepentirte, para que podamos estar más cerca y estar juntos».

Y en esos momentos, de imponerle esa identidad a una esposa la está irrespetando. Yo hice eso. Ah, caray. Lo he hecho más de 50 veces. «Es faltarle al respeto». Lo que hace es darle una identidad a su esposa. «La está irrespetando». Y después ella dice, «¡Yo no!» Bien, ahora están peleando sobre algo que no viene al caso.

«Eres mi esposa. Te amo. Lo que dijiste o lo que hiciste me faltó al respeto. ¿Puedes verlo y arrepentirte de ello? Y en el futuro, ¿cómo puedo ayudarte para que volvamos a esa forma de pensar, o de hablar, o de actuar?». Es invitarla a estar con Ud. y apartarse del pecado, sin avergonzarla ni identificarla por completo con su pecado.

Creo que ahí es donde viene el conflicto. «Me faltaste al respeto». «No, no lo hice». Ahora están peleando sobre la identidad. Dejemos que la identidad sea en Cristo, y dejemos que el pecado se resuelva en la cruz, y seamos uno en vez de dos, y sigamos adelante juntos».

Y siempre que un esposo pueda hablar con un tono respetuoso, pero no delante de otras personas, sino en el momento idóneo; cuando pueda hablar de ello con ejemplos específicos y señalarle a ella esas cosas, entonces habrá esperanzas de que ella se someta al Espíritu Santo que convence de pecado, y diga: «Está bien, entiendo. Lo siento». Genial. Vaya, bien mi amor sigamos adelante, «¿Qué puedo hace para ayudar más en esta área?». Invitarla a ser franca con Ud.

Si su esposa se encrespa o pelea, debe orar por ella. Puede que tenga que seguir recordándole el problema, sin discutir ni pelear; sino de una manera que diga; «Mi amor, de veras te amo. Y porque seas terca no significa que voy a pasar esto tan importante por alto». Si llora y se desespera, podría decir: «Te amo, pero me estás manipulando. Y ámela lo suficiente para abrirla al diálogo. Pero no es cariñoso decir, «Me doy por vencido, el pecado no me molesta, y tú no tienes esperanza». Eso no es amarla como Cristo ama a la iglesia.

Uy, eso se puso pesado. Por qué no cierras con una oración. Ora tal vez por los hombres para que sean más respetuosos y para las mujeres que sean más respetuosas. Gracias, linda.

Grace: Señor, te damos gracias nuevamente por este tiempo. Señor, te pido que nos compunjas a todos de nuestro pecado; como mujeres, de la falta de respeto; como hombres, de los momentos no cariñosos. Señor, piso que nos enseñes como se hacen estas cosas en nuestros matrimonios, que estemos dispuestos a preguntar cómo podemos respetarnos mejor y amarnos uno al otro. Señor, nos diste estos mandamientos, y necesitamos confiar en ti, eso es lo mejor para nuestros matrimonios. Pido entonces que hagamos eso, que oremos el uno sobre el otro y el uno por el otro, y que no pensemos que el pecado de cada uno sea peor que el del otro. Gracias, Señor por compungirnos, por perdonarnos, y por sanarnos, en el nombre de Jesús. Amén.

Respetar la Palabra de Dios

En este momento vamos a respetar, a usar el tema, vamos a respetar lo que Dios dice, y vamos a recoger la ofrenda. Aquí es donde respetamos los mandamientos de la Escritura, que no adoramos las riquezas, sino que adoramos con nuestras riquezas, que damos generosamente, y con gozo. Es lo que dice Pablo en 2 Corintios 8 y 9. Al recolectar la ofrenda, estamos respetando la Palabra de Dios y decimos, «Dios, todo lo que tenemos viene de ti; y por respeto queremos devolverte algo de lo que nos diste para que el evangelio siga adelante».

Mientras recolectan la ofrenda, también vamos a respetar la Palabra de Dios pidiéndole a las damas que tomen un tiempito antes de participar en la comunión—donde recordamos el cuerpo quebrantado y la sangre derramada de Jesús, que nuestro pecado es cosa seria, que Dios murió por causa de él—quiero que las damas, en la manera más apropiada, se arrepientan ante sus esposos por faltarle al respeto. Está bien que lloren de la emoción. Y antes de concluir nuestro tiempo juntos, hoy es muy importante que francamente tomen tiempo para hacer eso, para que al salir de aquí su marido no se sienta incómodo en el carro con Ud. de vuelta a casa, y diga: «¿Puedo preguntarte? Oye, ¿cómo te pareció el sermón?». Dígale primero. Dígale. «Mi amor, lo escuché. Se me ocurrieron algunas cosas. Por favor perdóname. Puedes ayudarme de esta manera». Eso abrirá un diálogo amoroso y caracterizado por la gracia en vez del conflicto.

Si los hombres han sido o están siendo irrespetuosos de cualquier manera, arrepiéntanse de eso y díganle a su esposa, «Sé que he sido difícil de respetar, y es porque no he sido muy digno de respeto, y te pido perdón por eso».

Después de arrepentirse del pecado el uno al otro—y esto incluye a los solteros también, ¿hay algo en sus vidas donde están irrespetando la Palabra de Dios o quizás la esposa que Dios podría darles? Arrepiéntanse de eso. Después hagan la comunión recordando el cuerpo quebrantado y la sangre derramada de Jesús.

Para los que no son cristianos, queremos que respeten al Señor Jesús al no oír hablar de Él solamente; sino que confíen en Él; o al oír hablar del pecado solamente, sino haciendo morir el pecado, porque Jesús murió por causa de él; entregándole su pecado y recibiendo su salvación.

Después, todos vamos a cantar. Y una de las cosas que quiero que enfoquen conmigo hoy al cantar es respetar a Jesús. Estamos cantando de Él, no de nosotros mismos. Estamos cantando a Él, no a nosotros mismos. Cantamos como acto de humildad, como acto de fe, como acto de confianza, como acto de amor, como acto de adoración. Una de las maneras como nosotros los cristianos respetamos a Jesús es adorándole y dando, y ciertamente arrepintiéndonos de pecado, celebrando la comunión y cantando. Ahora será nuestra oportunidad de respetar la Palabra de Dios.

Nota: Esta transcripción ha sido editada para la legibilidad.