2. No te harás ídolos (Éxodos 20:4-6)

‘No Soporto la Idolatría’

De niño, vivíamos junto al aeropuerto. Veía el sobrevuelo de los aviones que hacían vibrar las ventanas de nuestra casa. Y siempre me preguntaba a dónde iban, y quería montarme en un avión para ir a algún lugar exótico y experimentar otra cultura. Yo era uno de esos niños rarísimos. Sé que los sorprende, pero le comparto ese dato. E recorría muchas millas en bicicleta para ir a la biblioteca para conseguir revistas y libros. Y quería entender todo el mundo y la historia, al igual que el presente y lo que pasaba en otras naciones, en otras culturas, era un niño extrañamente curioso.

Recuerdo que me sentaba en el patio muchas veces a mirar el sobrevuelo de los aviones. Y no teníamos suficiente dinero para tomar un vuelo. Y pensé, Hombre, algún día quisiera montar en avión. Quiero ir a alguna parte y quisiera experimentar alguna cultura exótica y diferente. Después se me presentó la oportunidad cuando tenía casi 14 años de edad. Nuestro equipo ganó un premio por un torneo estatal y regional, y fuimos a un campeonato nacional e internacional. Y por fin, por primera vez en mi vida, como joven adolescente, iba a montarme en mi primer avión. Estaba tan emocionado que casi no pude dormir. Me levanté al día siguiente para ir al aeropuerto y montarme en el avión, a mirar por la venta y a volar muy lejos para aterrizar en un lugar llamado Ohio.

Me bajé del avión, y qué desilusión. No fue la experiencia exótica y multicultural que había anhelado. ¿Amén? Mark Twain dijo una vez: «Si llega el fin del mundo, me voy para Ohio porque allá todo ocurre 10 años más tarde». Ohio fue una desilusión. No era la meca cultural que yo había esperado.

Pasaron muchos años antes de que pudiera montarme en otro avión, y, finalmente, como pastor, tuve la oportunidad entre los 20 y los 39 años de edad, de empezar a viajar y tener esas experiencias globales y multiculturales. Y en la gracia de Dios, he ido a lugares como el África, Haití, India.

Y en cada una de esas localidades, he visto prácticas de adoración pagas e idólatras muy parecidas a las que el pueblo de Israel hace en Éxodo 20, que es donde nos encontramos, hace 3.000 años cuando recibieron los Diez Mandamientos.

Y lo que aprendí al ir a estos lugares fue que la gente llevaba a sus dioses y a sus diosas, llevaban a sus ídolos a veces en sus bolsillos, para que los bendijeran, como lo hacemos con nuestros teléfonos. A veces tenían ídolos en sus casas, por lo general las sillas las colocaban en torno a un pequeño altar, como lo hacemos con nuestros televisores. Tenían sus templos, sus templos pequeños, dispersos por todas partes para que hubiera uno convenientemente cercano, como nuestras cafeterías y bares y tiendas. Y todos los adoradores se congregaban en lugares enormes llamados templos, como nuestros estadios y centros comerciales.

Estuve en la India hace muchos años y viajé muy lejos para llegar allá en avión y en tren y en algo llamado el rickshaw, que es una manera de morir, no de viajar necesariamente. Y me llevaron a una zona muy rural. Era como en National Geographic, me bajé del rickshaw y había alguien arando un campo con un buey.

Y de pronto entré a pie a una aldea rural y había unos templos pequeños construidos para que los dioses y las diosas locales los bendijeran, los favorecieran, y les dieran una cosecha abundante. Y metí la cabeza en uno de ellos y había plumas de pollo, sangre de pollo, y partes de un pollo descuartizado por todas partes. Estaban sacrificando animales a las deidades locales procurando ser bendecidos.

Finalmente llegué a la conferencia de pastores, que se llevaba a cabo bajo un techo de paja, la gente había caminado muchas millas para llegar ahí. Eran pastores y sus esposas. Hable con personas que habían sido chamanes, y toda clase de templos idólatras y descomunales nos rodeaban en ese campo. He examinado algunos de ellos. En ese momento me sentía muy alterado.

Y hablé con la esposa de un pastor que se había convertido del hinduismo, y le pregunté: « ¿Cuál es su nombre?». Y ella también preguntó mi nombre. Me dijo: « ¿Ha estado en la India antes?». Le dije: «No, es mi primera vez». Me dijo: « ¿Cómo le ha parecido?» Y le dije: «Pues, es diferente». No sabía qué decir. Y le pregunté: « ¿Ha ido a Estados Unidos?». Me dijo: «Sí». Le dije: «Oh, estupendo». Le dije: «¿Hace cuánto?». Ella dijo: «Hace muchos años». Le dije: « ¿Y cuándo piensa volver?». Y me dijo textualmente: «Pienso que jamás volveré. No soporto la idolatría».

Y le dije: «Pienso que los pollos discreparían con usted de que tengamos problemas de idolatría. Si encuestara a todos los pollos, creo que ustedes serían los que tienen problemas de idolatría». Y eso me chocó, me puso a la defensiva, y pensé: «Oiga, oiga, nosotros no somos idólatras». Yo estaba predicando a personas que habían sido chamanes que sabían sacrificar polos para que crecieran las cosechas. Si vamos a empezar con la paja y la vara, gano yo, ¿verdad? Pero después me di cuenta que quizás ella tenía razón. Quizás vemos los ídolos en las culturas ajenas más fácilmente que en nuestra propia cultura. Quizás para nosotros sea la recreación, el entretenimiento, o los deportes, pero en realidad es adoración, adoración falsa.

Todos Adoran Aodo el Tiempo

Y desde entonces he pensado en este asunto, y esto nos trae a Éxodo 20:4-6 donde tratamos el tema de la idolatría. Y quiero que hagan de cuenta que tienen unos lentes en la punta de la nariz. Y a través de un lente, quiero que piensen en la idolatría. Y por el otro, quiero que piensen en la adoración. Quiero que juntos veamos nuestras vidas, y nuestra cultura, y todo el mundo por medio de estos dos lentes de la idolatría y al adoración. ¿Qué es la adoración? Harold Best, en su gran libro Adoración incesante, lo dice así: «La adoración es la manifestación constante de todo lo que soy, de todo lo que hago, y de todo lo que puedo llegar a ser a la luz de escoger o de haber escogido a Dios».

La idea principal es que todos adoramos en todo momento. Los ateos son adoradores. Los budistas son adoradores. Los agnósticos son adoradores. Los cristianos son adoradores. Toda persona viva es un adorador. Toda persona viva siempre está adorando, siempre está entregándose plenamente a algo o a alguien. Para eso fuimos creados. Es lo que hacemos siempre. La única diferencia es a qué o a quién adoramos, dónde y cómo adoramos. La pregunta no es si adoramos. La pregunta es, ¿adoramos a Dios, o adoramos algo que no es Dios, lo cual es idolatría? Por eso es que Peter Kreeft, el gran filósofo, dice lo siguiente: «Lo contrario del cristianismo no es el ateísmo, sino la idolatría.».

Así que antes de profundizar en el texto− porque me temo que si solo abro la Biblia y digo que hace 3.000 años esta gente se postraba ante las cosas creadas, ustedes dirán: «Sí, tenemos lo que C.S. Lewis llamaba el esnobismo cronológico. O sea, hace 3.000 años, eran muy primitivos. Menos mal que hemos evolucionado y dejado eso atrás», y que no notemos estas palabras oportunas, no solo para ellos, sino para todos nosotros. ¿Listos? Empecemos.

Veamos la adoración en nuestra cultura. Si importáramos un grupo de hebreos de los de hace 3.000 años a un partido de fútbol americano donde la gente se viste de animales, se pintan la cara, matan un animal y hacen una parrillada como sacrificio en la fiesta del parqueadero, y los vieran vestidos de lo mismo con las manos estiradas tratando de afectar el resultado del encuentro como sacerdotes paganos que efectúan alguna clase de mantra, ¿no suponen que ellos pensarían que se trataba de alguna clase de reunión religiosa? Oh, se sienten compungidos.

Está bien, sigamos adelante. Los centros comerciales ahora son templos, es donde vamos a mejorar nuestra vida y nuestra imagen. Es donde vamos a adorar con nuestras riquezas. Por eso es que los lugares más grandes y caros son los centros comerciales.

Sigamos. A veces vemos a alguien como si fuera un salvador funcional. Lo hacemos con los políticos en los años electorales, entronamos a alguien que nos salve, que sea nuestro salvador funcional. Los aclamamos. Votamos por ellos. Todas esas cosas pueden ser actos de adoración o idolatría. Tenemos iconos que representan a nuestros ídolos, ¿sí o no? ¿Sí o no? Sé que algunos de ustedes piensan: «Yo trabajo en Microsoft». Tiene razón, ese es un ídolo, y su logotipo también, ¿cierto? Es solo otra clase de ídolo.

Y lo interesante de los ídolos es esto: Los ídolos mienten. Hacen promesas que no pueden cumplir. ¿Cuantos de ustedes al ver una botella de Absolute Vodka piensan: «Sí, ese es el camino a la libertad. ¿Es el camino a la libertad»? ¿Cuántos de ustedes saben que en realidad el alcohol resulta en esclavitud? Si toma demasiado, lo tiene esclavizado.

Este es el gran tema del Éxodo, que el pecado esclaviza y Dios nos libera, y después nuestros ídolos mienten y nos prometen algo que solo Dios puede darnos. Y es un acto de adoración gastar dinero en una botella para tomársela e invitar al alcohol y no al Espíritu Santo a controlarnos. Por eso dice la Biblia: «No os embriaguéis, sed llenos del Espíritu Santo». Todo esto es adoración falsa. Es idolatría. Usted dice: « ¿No puedo tomar alcohol?». Para el desayuno, no.

Hace mucho que no me meto en problemas con ustedes, y pensé compartir esto con ustedes. El yoga es un ejercicio. Para algunos lo es, ¿verdad? O sea: «Está bien, eso es, eso ayudó». Pero díganme si eso parece adoración. ¿Sí o no? Votemos. ¿Sí o no? ¿Todos a favor? Sí. ¿Todos en contra? Están equivocados. ¿De acuerdo? A veces adoramos a los individuos. Los ponemos al frente. Pagamos mucho dinero. Cantamos con ellos. Los seguimos en los medios sociales. Compramos todos sus productos. Nos vestimos como ellos. Cantamos como ellos. Queremos ser como ellos. Incluso decimos cosas como: «Ese es mi ídolo». Y lo formalizamos con un show llamado American Idol. Tenemos ídolos, ¿verdad? Todos tenemos ídolos. ¿Qué dice Dios acerca de este asunto de la idolatría?

Pues dice lo siguiente: «No cometan idolatría». Lo dice así en Éxodo 20:4− y el contexto, amigos, es este− Dios ha librado a su pueblo de la esclavitud de faraón como nación de varios millones de habitantes. Los ha convocado a una reunión familiar en la que Él es un Padre amoroso que va a darles unos consejos a sus hijos rebeldes. Se reúnen al pie del Monte Sinaí y, por medio de Moisés, Dios les da los Diez Mandamientos. Vimos el primer consejo la semana pasada. ¿Cuántos Dioses hay? Uno. Y esta semana trataremos el tema de cómo adorar a ese Dios.

Los primeros dos mandamientos son los más importantes, por eso están primero, y establecen todo lo demás que Dios nos va a enseñar en los Diez Mandamientos y en el resto de las Escrituras. A quién adoramos y cómo adoramos, ambas cosas son importantes. No basta con tener el Dios verdadero, debemos adorar al Dios verdadero de la manera correcta, porque si no, aunque Jesús sea nuestro Dios, podemos vivir como paganos cometiendo idolatría y viviendo en la esclavitud del pecado. Por tanto, debemos tener al Dios verdadero y adorarle de la manera correcta.

Empieza con un negativo: «No cometan idolatría». Y lo dice de esta manera: «No te harás ídolo, ni semejanza alguna de lo que está arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra».

Esto es lo que está diciendo: No adoren nada allá arriba, nada aquí abajo, nada por allá debajo. En ninguna parte debemos encontrar algo que se vuelva el objeto de nuestra adoración. Y la idolatría consiste en tratar a Dios a nosotros y en tratar de acercarnos a Dios, o sea encontrar a alguien o a algo que interceda que nos ayude a acercarnos, o, al menos, que nos haga sentir más cerca de Dios. Y al hacer esto, abre la puerta a lo demoníaco porque Satanás se complace en darnos señales falsas, y prodigios, y milagros, y experiencias, y euforias emocionales para engañarnos.

Razones para No Adorar Ídolos

Y Dios dice: «No os dejéis engañar. Hay un solo Dios, adórenme a mí solamente y no piensen que nada ni nadie más puede acercarlos a mí, para darles más entendimiento de mí, y una experiencia más grande conmigo, eso es idolatría». Les daré dos razones teológicas por las que no debemos adorar las cosas creadas, o cualquier cosa hecha. Y cuando digo adorar, piensen en qué invierten su tiempo, en qué invierten su talento, en qué invierten su tesoro. Piensen a qué dedican sus vidas. Piensen en lo que consume la mayor parte de su tiempo. Dos razones por las que no debemos adorar a los ídolos, las cosas creadas.

1. Somos la imagen de Dios

Primero, no debemos adorar una imagen porque nosotros somos la imagen de Dios. Ellos adoraban las imágenes y no debían adorar las imágenes porque ellos debían ser la imagen de Dios quienes adoraban a Dios. Lo dice de esta manera en Génesis 1.27, cuando en el principio Dios creó a Adán y Eva: «Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya», ¿en qué? Uno de los Diez Mandamientos dice que no adoremos una imagen, y aquí Dios dice: «Ustedes son mi imagen». «A imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó».

Bien, les daré un ejemplo de cómo es esto. Esta mañana usted se levantó y se miró en el ¿qué? ¿En el espejo? Bien, para algunos de ustedes fue un momento triste, ¿cierto? Lo entiendo. Hagan lo mejor que puedan con lo que tienen. Pero se levantan y se miran en el espejo y el espejo hace ¿qué? Lo refleja a usted, ¿verdad? Dios es espíritu y Dios nos hizo para que fuéramos espejos, portadores de su imagen que reflejaran su imagen. En eso consiste la adoración. Adorar es reflejar la bondad y la gloria del Dios de la Biblia. Cuando amamos, cuando perdonamos, cuando buscamos la justicia y la verdad, cuando somos generosos, reflejamos algo del carácter del Dios que nos hizo, eso es la adoración. Para que por medio de nuestras vidas se vea quién es Jesús. Eso es la adoración. Entonces dice: «No consigan una imagen para adorarla, sean la imagen que adora».

2. Jesús es la imagen de Dios

La segunda pregunta es ¿si no debemos adorar imágenes, por supuesto, por que debemos ser la imagen de Dios, ¿entonces cuál es el objeto de nuestra adoración? ¿Qué o a quién estamos reflejando? ¿A dónde vamos? Vamos a Jesús. No adoramos una imagen, sino a Jesús, quien es la imagen de Dios.

Y este es un verso importante en Colosenses 1:15 sobre el asunto de la adoración frente a la idolatría. Pablo escribe que Él, o sea Jesús, es la imagen del Dios invisible. Por eso, en los Diez Mandamientos cuando dice: «No os hagáis imagen», dice, «Ustedes son la imagen de Dios, y la imagen de Dios está perfectamente reflejada en Jesús». Por eso es que Jesús puede decir: «El que me ha visto a mí, ha visto al Padre». Dice que Él es el resplandor de la gloria del Padre.

No hay un adorador más perfecto que Jesús, Dios no puede verse más claramente que en Jesús, por eso no adoramos las cosas creadas No adoramos la naturaleza. No adoramos a los animales. No adoramos a otras personas porque si usted quiere ver cómo es Dios, mire a Jesús. Hay un Dios, Dios se hizo hombre. Y la palabra que usa ahí para imagen es la palabra icono.

¿Cuántos de ustedes se criaron en iglesias católicas o en iglesias ortodoxas orientales con su iconografía de Jesús o de los santos? No debemos tener esa clase de iconos, porque Jesús es nuestro Icono. La palabra griega para imagen es, literalmente, icono. Si quieren ver cómo es Dios, vean a Jesús. ¿Amén?

Es lo que creemos. No debemos adorar a las cosas creadas. Debemos adorar al Creador. No debemos buscar imágenes, debemos ser portadores de la imagen de Dios y debemos reflejar al Adorador perfecto, a Jesús, quien es la imagen de Dios revelada perfectamente.

Artesanía Católica

Dicho lo cual, permítanme hacer algo un poco inusual pero muy práctico y creo que muy importante. Fui criado en el catolicismo, ¿de acuerdo? Vengo de un largo linaje de católicos del sur de Irlanda hasta donde he podido rastrear. Fui allá con mi papá. Éramos católicos hasta donde he podido rastrear, tanto así que cuando mi abuelo murió, mi abuela se volvió monja. O sea, éramos muy católicos. Estudié en la escuela católica varios años, ayudaba a los sacerdotes con la misa. ¿Cuántos de ustedes eran católicos igual que yo aquí hoy? ¿Cuántos de ustedes? Está bien, me llamo el padre Mark, bienvenidos a nuestra misa. Nos alegra que hayan venido. Tomaremos la comunión en unos momentos. Les encantará eso.

Bueno, permítanme hablarles del segundo mandamiento y del catolicismo, y esto también aplica incluso a la ortodoxia oriental, el ramo ortodoxo de la fe cristiana. De niño yo era muy católico y una de las cosas que me gustaba de la iglesia católica era el arte. O sea, los edificios eran hermosos, vitrales, iconos, pinturas, estatuas, imágenes, veladoras, incienso, súper sensorial, muy hermoso, hermosísimo. Algunos católicos conocen a Jesús. Algunos católicos aman a Jesús. Yo no era uno de ellos. No tuve una mala experiencia con la iglesia católica. No voy a ponerme a criticar a los católicos. Muchos de mis familiares son católicos y aman a Jesús, y estaré con ellos en el cielo para siempre. Pero Dios me salvó a los 19 años en la universidad.

Algunos de ustedes conocen mi historia. Estaba leyendo la Biblia y conocí a Jesús. Era un tipo medio moral, religioso, y espiritual hasta ese momento, o al menos eso pensaba. También tenía pecado, mucho pecado, saben, golpeaba a la gente, dormía con la hija del pastor. Era un tipo bueno. Saben, de todas maneras es maravilloso cómo nos vemos a nosotros mismos.

Hasta que Dios dice: «Te veo de otra manera». Dios me salvó a los 19 años de edad, y quise ir a una iglesia donde enseñaran la Biblia porque el Espíritu Santo, cuando uno se vuelve cristiano, Él crea un apetito, un hambre en uno por las Escrituras. De repente pensé: «Quiero aprender la Biblia», y me puse a buscar una iglesia. Me encontraba buscando iglesias protestantes. Nunca había asistido a una iglesia protestante, solo había asistido a la Iglesia Católica, pero estudiaban libros enteros de la Biblia.

Y noté lo siguiente, eran todas muy sencillas, sin mucho color, sin vitrales, sin iconos, sin imágenes. Como si Dios fuera un dentista. Eran muy limpias y blancas, y bastante neutras. Pero seguí asistiendo porque enseñaban la Biblia. Y empecé a preguntar: « ¿Por qué se ven diferentes a las iglesias católicas en las que crecí y a donde asistía cuando era niño?». Y dijeron: «Oh, por la Reforma Protestante». Y dije: «Bueno tengo que averiguar eso. Oh, por el segundo mandamiento que es donde nos encontramos hoy».

Y empecé a investigarlo, y había algunos en la iglesia católica y también en la Iglesia Ortodoxa Oriental, que rompían el segundo mandamiento con las imágenes. Usaban objetos como pinturas, estatuas e iconos como objetos de adoración, no solo para ayudar a contar la historia. Ese había sido el propósito de los vitrales. O sea, los vitrales fueron las primeras pantallas de video de la iglesia. Con ellos mostraban la historia de la Biblia para las personas analfabetas. Eso no tiene nada de malo. Era para ayudarles a ver la trama de la Biblia. Pero lo que pasó con algunos de los iconos y las pinturas y las imágenes y las estatuas, fue que empezaron a usarlas para adorar, inclinándose ante ellas y orando a ellas.

Y lo que yo vi fue que les traían ofrendas. Ven, el mundo pagano, mientras uno alimente a su dios, él lo bendice a uno. Por tanto, siempre que vean la idolatría, aunque sea un pequeño santuario en un restaurante étnico, ¿los han visto? Les ponen una vela, le tienen una pequeña morada para que la deidad venga a encontrarse con la gente, y le dejan frutas o comida o dinero. Mientras uno lo alimente, él lo bendice a uno. Ese es el trato. Es un dios que pueden manipular. Es un dios al que pueden pagar.

De repente, gente se pone a traer las mismas cosas a las estatuas, y a los iconos, y a las pinturas. Les dejan comida. Les dejan dinero. Les dejan velas. Y se vuelve una cosa muy pagana. De repente, hay confusión entre la adoración del Creador y la adoración de lo creado.

Puede que algunas de esas personas no hayan conocido ni amado a Jesús aunque de pronto sí acataban el primer mandamiento. Creían en el Dios un solo Dios verdadero, pero estaban violando el segundo mandamiento. Estaban adorando al Dios verdadero incorrectamente. Y de repente, los protestantes empezaron a romper cosas a romper vitrales, a romper estatuas, a romper iconos, diciendo: «Solo adoramos a Jesús, y no adoramos a las cosas idólatras hechas por el hombre».

Esto lleva al protestantismo donde la simplicidad de la arquitectura es muy intencional. Es muy intencional. Porque reconoce que el corazón humano se desvía fácilmente hacia la idolatría, y en la iglesia de Jesucristo queremos que todos tengan la oportunidad de adorar a Dios y nada más o a nadie más.

¿Qué hay de las artes?

Entonces surge la pregunta, ¿qué hay de las artes? ¿Qué hay de la creatividad? ¿Cuántos de ustedes son artísticos? ¿Más o menos artísticos? Yo sí. Yo era un compendio raro de niño. Era un atleta artístico. Era como un unicornio, o sea− qué especie tan rara esta−. Practicaba mucho el deporte y pintaba, bosquejaba, dibujaba. Me gustaban varios medios. No era de lo mejor, pero cuando era niño llegué a ganar un concurso de arte y pusieron mis obras en una galería. Me gusta el diseño interior. Me volví un poco artístico. Hace años que no hago nada así, pero tengo rasgos de creatividad.

Y en Mars Hill, falso o verdadero, ¿tenemos mucha gente artística? Sí. Si usted está aquí seguramente sabe tocar guitarra. Son un grupo minoritario, verdad, están en la minoría. Por lo general tenemos personas creativas, diseñadores, artistas, diseñadores de interiores, diseñadores de modas, de páginas web. Somos una iglesia creativa.

¿Qué significa esto para la adoración? ¿Significa que a Dios no le gusta la creatividad? Sí, el Creador es muy creativo. Cierto, los cielos proclaman la gloria de Dios, dice la Biblia. Al contemplar el mundo que Dios hizo, nos damos cuenta que a Dios le importa la forma, la funcionalidad, y el color; por eso es que tenemos árboles y no cajas grandes para limpiar el aire.

Que nuestro Dios es un Dios hermoso, que nuestro Dios es un Dios creativo, y Dios nos hizo a su imagen y semejanza, y que la creatividad ciertamente hace parte de nuestra adoración a Él, aunque puede llevarnos a la idolatría si no guardamos nuestros corazones.

En el Antiguo Testamento, por ejemplo, en 1 Reyes cuando Dios da las directrices para la creación del templo y sobre cómo debían adorarle y a dónde debían adorarle, hay página tras página tras página de instrucciones sobre: «Hagan esto con los materiales, y usen esta clase de madera, y estas clases de metales preciosos, y háganlo con estas dimensiones, y estas son las pinturas y estos son los colores, y todo es muy hermoso. Es muy artístico.

Lo Artístico Puede Llevarnos a la Idolatría

Por lo que adorar a Dios con belleza y creatividad no es de por sí idolatría, pero permítanme decir esto; y dirijo esta palabra a los que son creativos, a los que son artísticos, a los que quizás tienen un trasfondo católico, para los que van a escuchar esto en Nuevo México donde ha habido un sincretismo de idolatría católica con la espiritualidad nativo-americana, porque a veces lo artístico puede llevarnos a la idolatría. Y pienso que puede hacerlo, sobre todo, en cuatro maneras.

1. Cuando afirmamos que es mediatoria

Primero, lo artístico se vuelve idolatría cuando afirmamos que puede mediar. Seguimos hablando de las implicaciones prácticas del segundo mandamiento. Ven, en 1 Timoteo 2:5 dice que hay un solo mediador entre nosotros y Dios. ¿Quién es? Jesús. Nada puede mediar entre nosotros y Dios. Siempre que se diga que lo artístico puede mediar, asume una funcionalidad idólatra.

Les daré algunos ejemplos. ¿Cuántos de ustedes han hecho o dicho esto, entran a un edificio religioso, a una iglesia o mezquita o sinagoga, y es hermosa, maravillosa, y dicen: «Me siento tan cerca de Dios aquí»? Eso es idolatría. Lo que acaba de decir es que el edificio lo acercó a Dios. El edificio no puede acercarlo a Dios más de lo que Jesús ya lo ha acercado. ¿Entienden eso? Puede entrar y decir: «Este edificio es hermoso y me gusta mucho este lugar». Eso está bien. Si entra a una enorme catedral y dice: «Hombre, esta arquitectura me hace pensar en la soberanía de Dios». ¿Eso está bien? Sí, está bien. Si entra a una catedral antigua, construida en forma de cruz, y al entrar dice: «Oh, la arquitectura me recuerda del sacrificio del Señor Jesucristo», ¿eso está bien?

Pero no digan: «Cuando estoy aquí me siento más cerca de Dios». A veces los que dirigen la alabanza, por muy bienintencionados que sean, carecen de formación teológica y dicen: «Bienvenidos a nuestra iglesia, ahora me complace llevarlos a la presencia de Dios». Oh, ahora usted es un sacerdote pagano con guitarra.

Lo que está diciendo es que la música lo acerca a Dios. Ahora no estamos adorando a Dios, estamos adorando la adoración. Estamos adorando el canto. Estamos adorando la experiencia que tenemos por medio de los sonidos que escuchamos. ¿Está bien decir: «Me encanta cantar porque amo a Jesús. Me encanta oír al pueblo de Dios cantar»? La Biblia dice que Dios habita entre las alabanzas de su pueblo. Siento la presencia de Dios, no por medio de la música, sino que la música ayuda a despertar mis emociones y afectos y mi corazón hacia Dios, pero sé que estoy cerca de Dios por causa de Jesús, no por causa de la música».

Cuando tratamos de mostrar a Dios Padre

Segundo, lo artístico se vuelve idolatría cuando tratamos de mostrar a Dios Padre. La Biblia dice que Dios no es un hombre. Jesús dice que Dios, el Padre, es Espíritu, que no habita un cuerpo físico. El Señor Jesús entró a un cuerpo físico y vino a vivir sin pecado, a morir por nuestros pecados y a resucitar como nuestro Salvador para ser el mediador perfecto, el Dios-hombre que media entre Dios y los hombres. Pero Dios Padre no ocupa un cuerpo físico. Y siempre que tratamos de representar a Dios Padre en algo creado, es idolatría.

Así que permítanme preguntarles, en muchas obras de arte corriente, ¿cómo representan a Dios Padre? Como un hombre viejo. Como un hombre viejo. ¿Dios es un hombre viejo? No, no es un hombre. Ni siquiera pienso que sea viejo. G.K Chesterton acertó cuando dijo que envejecemos porque pecamos. Y Dios nunca ha pecado, así que quizás sea más joven que todos nosotros. Algo malo sucede cuando pensamos que el Dios eterno, intemporal, es viejo, y algo malo sucede cuando proyectamos sobre Dios la imagen de un hombre viejo. La Biblia dice que Él es el padre, pero Dios no puede representarse como un hombre viejo. Por lo tanto, siempre que haya un cuadro o una pintura o una foto de Dios Padre, digamos, parado en el Huerto del Edén con Adán y Eva, eso es idolatría.

Cuando confunde al Creador con lo creado

Tercero, lo artístico se vuelve idolatría cuando confunde al Creador con lo creado. Es lo que dice Romanos 1:25: «Adoraron y sirvieron a la criatura en lugar del Creador, quien es bendito por los siglos. Amén». Dice que estas personas: «Cambiaron la verdad de Dios por la mentira». La verdad es que hay un Creador, y hay lo creado. Dios nos creó para adorar al Creador.

La idolatría es lo que ocurre cuando adoramos lo creado: el sexo, el dinero, la fama, la gloria, el poder, el prestigio, o lo que sea, en vez del Creador. Esto es común en la brujería. Es común en el panteísmo y en el panenteísmo, y hay unos cristianos, por así decirlo, escuelas, seminarios, que se han alejado hacia el panteísmo y el panenteísmo, donde todo es Dios y Dios está en todo; que el Creador y lo creado son una sola cosa. No hay distinción ni separación.

Esto es muy común en la espiritualidad nativo-americana. Y también oímos a los ambientalistas radicales decir esas cosas. Dicen: «Adoramos la Madre Tierra, no a Dios Padre». Es muy común. Y lo más común que adoramos somos nosotros mismos, las cosas creadas. Es algo que me choca, pero algunos de ustedes pensarán.

Y esto es lo que pasa con los cristianos nuevos, más jóvenes, se entusiasman mucho con las viejas prácticas de adoración porque piensan que son más innovadoras, y más padres y agradables. Son las mismas personas que visten los trajes de sus abuelos. Buscan cualquier cosa añeja. Por el hecho de que algo sea viejo no significa que sea bueno. Puede que sea pagano. Necesitan discernimiento.

Y lo que vemos en algunas iglesias es bastante común, sobre todo en iglesias liberales tradicionalistas, que creen menos en la Biblia y la enseñan menos. Es algo llamado el laberinto de oración. ¿Los han visto? Dicen, tenemos un laberinto de oración. ¿Qué es? Oh, permítame decirle ya que preguntó, y me agrada poder decirle. El laberinto de oración funciona así: construyen un hermoso y adornado jardín, con agua corriente, árboles, donde uno se desembarga en el feng shui.

Lo organizan todo y el laberinto de oración funciona así: es un círculo donde se supone que uno medita, y piensa en silencio. Y en esta oración interior de introspección y contemplación uno camina lentamente en un círculo hasta que viene a parar al centro del círculo, como acto de adoración. Es pagano hasta la médula. Porque lo que está diciendo es que uno crece cuando el yo se repliega sobre sí mismo.

La esencia de la iluminación espiritual es que usted está al centro de su existencia espiritual. Martín Lutero dijo acertadamente que el pecado es el yo replegándose sobre sí mismo. Ese es el camino a la condenación, no a la salvación. El camino a la salvación, por si se les ocurre hacer un laberinto de oración, les aconsejo que empiecen en la mitad y caminen hacia afuera, ¿verdad? Soy pecador, necesito salirme de mí mismo. Necesito salirme de mi vida. Necesito dejar esto de que yo soy el centro para que Dios esté en el centro».

Cuando la adoración deja de basarse en la Palabra

Cuarto, lo artístico se vuelve idolatría cuando la adoración colectiva del pueblo de Dios deja de basarse en la Palabra. Lo que pasa es que la gente se deshace de la Palabra y la sustituyen por imágenes y experiencias, las cuales van juntas.

Gracias por permitirme predicar la Biblia, gracias. Me encanta que puedo predicar la Biblia en Mars Hill. Estar sentado ahí escuchando es un acto de adoración. Es un acto de adoración. Es someterse a la autoridad y es escuchar la Palabra de Dios. El centro de nuestros servicios es la Palabra de Dios. Para nosotros significa que pensamos en términos de la Palabra de Dios, en la totalidad de las Escrituras, que la Palabra existe porque Dios habló y entró a la existencia por su Palabra.

Una de las primeras cosas que Dios hizo fue hablarles a nuestros primeros padres. Cuando pecaron, volvió a hablarles. Envía sacerdotes de su parte para hablarles su Palabra. Envía profetas una y otra vez de su parte a su pueblo rebelde. Envía apóstoles quienes nos escriben las palabras veraces de Dios. Y la fe viene por oír ¿qué? La Palabra de Dios. La fe no viene cuando vemos una pintura. La fe no viene cuando ponderamos un icono. La fe no viene cuando escuchamos una canción. La fe viene al oír la Palabra de Dios.

Somos una iglesia centrada en la Palabra. Somos una iglesia centrada en Jesús. Somos una iglesia centrada en la Biblia. Y lo que pasa es que la iglesia divaga hacia la idolatría pagana, de repente disminuyen la predicación de la Palabra de Dios y la hacen a un lado. De repente dicen: «Esta semana solo vamos a congregarnos en un círculo a hablar a ver qué piensan todos. O esta semana, vamos a exhibir las pinturas de algunas personas quienes nos darán su opinión y representación de Dios, y queremos que las miren y piensen en ellas. O esta semana, vamos a mirar los iconos y vamos a meditar. O esta semana, no vamos a predicar y vamos a ir a servir a la comunidad», lo cual podría ser algo maravilloso y bueno si está guiado y dirigido por la predicación de la Palabra.

Siempre que una iglesia se aleja de la predicación de la Palabra de Dios, se aleja hacia la idolatría y hacia la violación del segundo mandamiento. Es cierto, por eso es que incluso la gente llega y dice: «¿Por qué son tan largos los sermones?». Porque el Libro es así de bueno.

No Hay Fe Salvadora mediante el Arte o la Experiencia

No significa que pinturas como las de Rembrandt que toman las historias de la Biblia y las ilustran sean malas. De hecho pueden ser útiles. Pero la idea principal aquí es que nadie puede llegar a tener una fe salvadora en Jesucristo mediante el arte o la experiencia, debe ser por medio de la Palabra de Dios. No podemos ver una pintura. No podemos caminar en las montañas. No podemos vadear un torrente. No podemos escuchar una banda y saber que Jesús es Dios, plenamente Dios, plenamente hombre, que vivió una vida humana perfecta la cual no hemos vivido, que murió una muerte expiatoria la cual debíamos haber muerto, resucitó para conquistar a Satanás, el pecado, la muerte, el infierno, y la ira de Dios. y que aparte del arrepentimiento del pecado y la fe en Él, hay condenación eterna. Usted no puede saber eso mediante la experiencia emocional que le da una obra de arte. ¿Amén?

Alguien tiene que explicárselo. Por eso son buenas noticias. Las noticias deben contarse. Las noticias deben comunicarse. Las noticias deben articularse. Por eso el pueblo de Dios debe basarse en la Palabra.

Siempre hay una respuesta a los mandamientos. Él dice: «No cometan idolatría», y la respuesta es la adoración. Él dice: «No cometan adulterio», y la respuesta es serle fiel a su cónyuge. Siempre hay una respuesta a los mandamientos. La respuesta al segundo mandamiento es adorar al Creador, no a lo creado. Éxodo 20:5: « No los adorarás ni los servirás».

Adoración Funcional

Así que lo que quiero hacer ahora es examinar su adoración funcional actual. Puede que algunos entren aquí y digan: «Estoy bien. Adoro a Jesús». Quizás piense que adora a Jesús, puede que sea cristiano, pero examinemos su adoración a ver si Jesús realmente es el objeto de su adoración.

Y lo que dice aquí son dos cosas: sumisión y servicio. ¿A quién se somete? ¿A qué se somete? ¿Quién rige y tiene autoridad sobre su vida? Si es usted, se adora a sí mismo. La cosa creada que usted adora es la persona que usted ve en espejo cada mañana, porque usted es la máxima autoridad en su vida y usted decide entre lo correcto y lo equivocado. ¿A quién o a qué se somete y a quién o a qué o a dónde sirve? ¿En qué invierte su tiempo? ¿En qué invierte su dinero? ¿A dónde va su corazón? Al examinar esto, podemos reírnos de todos los ídolos culturales, pero debemos tomar muy en serio nuestros ídolos personales. Y repito, la idolatría siempre se ve más claramente en ellos que en mí.

Permítanme decirles históricamente por qué son populares los ídolos. Son indulgentes. Son indulgentes. A menudo con la idolatría, uno toma todo lo que quiere. Come todo lo que quiere. Parrandea todo lo que quiere. No hay límites. Es algo muy indulgente. También es muy deseable. La idolatría lo pone a uno en control. Puede pedirle al dios o a la diosa o al reino espiritual lo que usted quiere y puede manipularlos para conseguir lo que quiere.

¿Quién no quiere estar al mando? ¿Quién no quiere ejercer control? ¿Quién no quiere ser rico? ¿Quién no quiere ser saludable? ¿Quién no quiere tener éxito? ¿Quién no quiere estar cómodo? Es muy deseable establecer su propio futuro y enganchar a una deidad espiritual para sacarlo a la luz.

Además, son muy ornamentados. Como dije, los templos alrededor del mundo son gloriosos, son hermosos, y lo mismo pasa históricamente. La iluminación, el color, la arquitectura, es magnífica. ¿Cuántos de ustedes son muy artísticos y esto representa una gran tentación para ustedes?

He visto a la gente cambiar la predicación de Jesús, la predicación de la Biblia, en iglesias teológicamente sólidas por algo que roza lo herético por la arquitectura y la experiencia están conectados con su talento. Hombre, no hay nada más padre que un concierto. No hay nada más emocionante que un evento deportivo. No hay nada más intrigante que un centro comercial bien organizado donde los adoradores caminan por doquier diezmando a sus dioses y diosas. También es algo que agrada, es súper popular. Festivales, feriados, uno se viste casi como nosotros, fiestas, celebraciones, tradiciones.

Lo que pasó en esos días es lo que pasa hoy en día, por que dicen: «Eso no es idolatría. Es el Halloween. Eso no es idolatría. Es el Cinco de Mayo», que en hispano significa “emborracharse”, supongo. O sea, no es un evento religioso. «Eso es Mardi Gras». Creamos días feriados que nos empujan hacia el festejo pagano, a tomar demasiado, a comer demasiado, a disfrazarnos, a fingir ser algo que no somos, incluso a tomar la apariencia de algo creado, como un animal o pájaro, y salir a tontear y a parrandear; y en realidad a todo el mundo le gusta eso. « ¿Está en contra de eso?».

Es muy sencillo. Es muy conveniente. Incluso puede llevar a su dios consigo, siempre hay uno a la mano. Es muy conveniente. Es muy sencillo, no es como el Dios de la Biblia que nos hace examinar nuestros corazones arrepentirnos de nuestros pecados y aprender ciertas cosas. No es así. Uno consigue lo que quiere. Lo único que tiene que hacer es ser un poco espiritual y consigue lo que quiere. Es muy sencillo.

Somos idólatras, ¿verdad? ¿Entienden lo que estoy diciendo? ¿Entienden mi argumento? Y la idolatría lleva a la esclavitud, por eso es que la gente está adicta, es pervertida, está endeudada.

Ven, los ídolos mienten. Prometen cosas que solo Dios puede dar, y lo hacen para esclavizarnos, y por eso es que adorar a Dios es tan importante porque es lo único que nos libra.

Si Idolatra, Demoniza

Permítanme preguntarles algunas cosas. Pero antes, permítanme darles algunas declaraciones que les ayudarán a encontrar su ídolo. El ídolo vive en nuestros corazones antes de que afecte en nuestras vidas. Martín Lutero, el gran reformador, dijo: «Aquello a lo que su corazón se aferra y en lo que confía, es, en sí, digo yo, su dios verdaderamente». Un ídolo es algo bueno: familia, matrimonio, salud, promedio académico, el ingreso; un ídolo es algo bueno que, al deificarlo, se vuelve algo malo. Un ídolo es algo que nos desvela por la noche y nos levanta por la mañana. Un ídolo es cualquier persona o cosa que reemplaza a Jesús al centro de nuestras vidas. Un ídolo es cualquier cosa creada que toma el lugar del Creador en nuestras vidas. Un ídolo es aquello a lo cual nos volvemos, que no sea Dios, para conseguir lo que queremos.

Si idolatramos, demonizamos. El gran teólogo estadounidense, Jonathan Edwards articuló este punto: si usted idolatra su trabajo, terminará demonizando su trabajo, lo odiará. Si idolatra a su cónyuge, terminará demonizando a su cónyuge, lo odiará.

¿Alguna vez se ha preguntado por qué en nuestra cultura hay ciertos políticos, celebridades, líderes de negocios, o lo que sea, que reciben un estruendoso aumento de aprobación y adoración? Los idolatramos.

Y cuando fracasan porque ellos no son Jesús, ¿qué les hacemos? Los demonizamos. Los vilipendiamos. Los criticamos. Los odiamos. ¿A cuántos les ha pasado esto: alguien lo idolatró, usted le falló, y terminaron demonizándolo? ¿Cuántos de nosotros le hemos hecho eso a otras personas? Si idolatramos o adoramos a algo o a alguien, inevitablemente demonizaremos a esa persona o cosa. Algo más, no dejen que cazar ídolos se vuelva su ídolo.

Ven, de inmediato algunos de ustedes con consciencia sensible se ponen muy serios, e introspectivos. Aman al Señor. Quieren hacer las cosas bien, y de inmediato asumen una postura totalmente: «Cielos, ¿dónde están mis ídolos? ¿Qué hay en mi corazón? ¿Para qué estoy viviendo? ¿Por qué me levanto por la mañana? ¿Cómo gasto mi dinero? ¿Qué me motiva? ¿Qué me impulsa? ¿Sabe qué? Sigue centrado en usted mismo. No está centrado en Jesús y en los demás.

Jesús dijo que el propósito principal de la ley es amar a Dios y amar a nuestro prójimo. O sea, en algún momento debe dejar de mirarse a usted mismo y proyectarse hacia Jesús y proyectarse hacia otras personas. Lo que les pasa es que algunos se vuelven muy lóbregos. De repente, para ellos, la señal de la verdadera espiritualidad es encontrar la idolatría.

Históricamente ha habido personas que trataron de expiar sus propios pecados lastimándose a sí mismos. Se negaban cualquier tipo de placer. Eso es blasfemia, porque dicen: «Cuando Jesús dijo consumado es, no me estaba hablando a mí. Él no sufrió por mi pecado. Yo necesito sufrir por mi pecado también. Necesito ayudar al pequeño Jesús con mi perdón». No se auto flagele. No se obsesione. No desperdicie su vida buscando ídolos, ¿está bien? Cuando el Espíritu Santo le muestre uno, aplástelo. Si ama a alguien y ve uno en su vida, hábleles amorosamente.

Pero el tema es que todos vamos a tener ídolos. Van a aparecer. Juan Calvino, el gran maestro de la Biblia, dijo que el corazón humano es una fábrica de ídolos. Vamos a crear ídolos. Pero no nos obsesionemos con eso. Por muy mal que uno se sienta no significa que necesariamente sea más santo. Por lo tanto, la respuesta no es hacer que cazar ídolos sea su ídolo, sino hacer que Jesús sea el objeto de su adoración. Salimos de la idolatría por medio de la adoración. Usted fue hecho para adorar. Todos vamos a adorar. Y si adoramos a Jesús, eso nos libra de los ídolos y del pecado y nos libra para llevar la clase de vida que Dios quiso para nosotros, una de verdadera libertad.

Entonces, la última pregunta es: ¿por qué es mejor la adoración que la idolatría? Lo dice así en Éxodo 20:5 y 6: «Porque yo, el Señor tu Dios». O sea, el alcohol no es su Dios. El sexo no es su Dios. La fama no es su Dios. El placer no es su Dios. Su cónyuge no es su Dios. Sus hijos no son su Dios. Su matrimonio no es su Dios. Su belleza no es su Dios. El carro que maneja, la ropa que viste, la casa donde vive, o las opiniones de los demás no son el Señor. No son el Soberano. No están en control. No están al mando. Él lo está.

Un Dios Celoso

Y Él dice esto: «Porque yo, el Señor tu Dios, soy Dios celoso». Los ídolos no son celosos. Los ídolos nos dejan adorar al que queramos. A cualquier persona y cosa, porque detrás de ellos están Satanás y los demonios y siempre y cuando puedan esclavizarnos, no les importa cómo lo hacen. Pero el único Dios verdadero es celoso y le encanta librar a las personas. «Que castigo la iniquidad de los padres…». ¿Cuántos padres hay aquí? Pongan mucha atención, padres. «Sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y muestro misericordia a millares», o sea a miles de generaciones, « a los que me aman y guardan mis mandamientos».

Ante todo, Dios es un Dios celoso. Gracias a Dios que es celoso. Siempre que veo una pareja, y ella dice que él está adulterando, o si están adulterando, pregunto: « ¿Y cómo los hace sentir?». «Oh, nos parece bien. No nos molesta». Entonces no se aman, porque el amor es exclusivo. El amor es muy exclusivo. Dios no dice: «Pueden tenerme a mí y a otros dioses y diosas, y a otras religiones, y otras espiritualidades. Saben, porque la CNN sigue hablando de la tolerancia y la diversidad, y porque estudiamos el multiculturalismo y el pluralismo en el centro de estudios superiores, y es bueno abrirse a todas las cosas».

Dios dice: «No, no, es como una relación matrimonial. Dios es como el novio. Su pueblo es como la novia, y la idolatría es adulterio». Y a Dios no le gusta cuando su esposa sale a prostituirse. Algunos dirán: «Yo no me prostituyo. Solo practico el budismo un poco». Eso es prostituirse. Es prostituirse, ¿de acuerdo? Usted dirá: «Caray, eso es muy emocional». Bienvenido al amor.

Si Grace trajera a un novio a cenar, habría de todo menos la indiferencia en mi casa, ¿de acuerdo? Porque el amor es exclusivo, y el amor es apasionado, y el amor es celoso, y el amor es como el matrimonio. Y Dios es como un esposo, y su pueblo es como la novia que Él ama. Imagínense, damas, si en el día de su boda usted caminara hacia el altar hacia su prometido, con otro novio, ¿entienden? Si él no reacciona emocionalmente no debería casarse con él. A él no le importa. De igual manera, Dios es celoso.

Consecuencias para los Idolatras

Segundo, hay consecuencias para los idólatras. Dios castiga la iniquidad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación». ¿Cuántos le encuentran el sentido a esto? Oímos la analogía, de tal madre tal hija, de tal padre tal hijo. Ustedes al leer esto piensan: « ¿Bien, una generación pecó, y Dios castigó tres o cuatro generaciones? No es justo». Está infiriendo que la tercera y la cuarta generación no eran como la de sus padres.

Pero Él dice: «De los que me odian». Se refería a los padres que odian a Dios que levantan hijos que odian a Dios, que levantan nietos que odian a Dios, que levantan bisnietos que odian a Dios, y esa no es una vida que florece. Esa no es una vida de libertad porque no es una vida de fe. Conduce a la muerte.

¿Para cuántos de ustedes esto ha sido un problema en su familia, la misma estupidez por muchas generaciones? ¿La misma insensatez, rebeldía, espiritualidad, idolatría, y adicción por muchas generaciones? Esa es la consecuencia. Nuestros hijos se vuelven como nosotros. Nuestros nietos se vuelven como nosotros. Nuestros bisnietos se vuelven como nosotros. Y para algunos de nosotros, el envejecimiento no es placentero porque vemos nuestro pecado magnificado y amplificado generacionalmente por nuestro abatimiento.

La Buenas Noticias del Amor Misericordioso del Padre

Pero la buena noticia es esta: «Y muestro», ¿qué? «Amor inalterable, amor paciente, amor lleno de gracia, mi amor de Padre a miles de generaciones». ¿No les parece hermoso que el castigo dure tres o cuatro generaciones, pero la bendición puede durar mil generaciones? Nos dice que a Dios le agrada mucho derramar su gracia. A Dios le agrada mucho cambiar familias. A Dios le agrada mucho cuando los que llevan nuestro apellido son amigos suyos mucho después de que hayamos muerto. ¿Quién o cuál es la clave? «Amarme a mí». ¿Cuál es el mandamiento? El primer mandamiento. «Y guardan mis mandamientos», ese es el segundo mandamiento: adorar a Dios únicamente.

¿Cuántos de ustedes tuvieron padres y abuelos, piadosos y por ellos ha hubo bendición y favor sobre su familia? Dicen: «Sí, ellos no se divorciaron. Se amaban. No eran perfectos. Me enseñaron acerca de Jesús. Orábamos juntos». Continúen con ese legado de fe, ¿amén? ¿Cuántos de ustedes nunca tuvieron ese legado de fe? No entiendo a las personas que dicen: “Sí, mis padres aman a Jesús, mis abuelos aman a Jesús pero yo no”». ¿Qué? Está viviendo bajo todas las bendiciones de personas que aman a Dios a las que Dios deparó su gracia y usted no siente ninguna gratitud hacia ellos, no se siente comprometido con ellos. ¿Cuántos de ustedes, al ver la historia de su familia dicen: «Eran una partid de idólatras, una partida de paganos funcionales miserables y tristes»?

Esta es la respuesta. Amen a Dios, guarden sus mandamientos. Porque Dios quiere bendecirlos, y quiere bendecir a sus hijos, y quiere bendecir a sus nietos, y quiere bendecir a sus bisnietos. ¿Por cuántas generaciones? Mil generaciones. Este es el corazón de Padre que Dios tiene. Él ama a sus hijos, y ama los hijos de sus hijos, y ama a los hijos de sus hijos de sus hijos. ¿Amén?

Por lo tanto, todo esto, Mars Hill, todo esto: el perdón de pecados, la vida eterna, libertad de la esclavitud, escapar de la esclavitud, adoración en vez de idolatría, es nuestro. Es de ustedes. Es de sus hijos, es de sus nietos y sus bisnietos si pertenecen al único Dios verdadero, al Señor Jesucristo, y le adoran. Así que adivinen lo que vamos a hacer ahora. Vamos a adorar a Jesús. Están escuchando la Palabra de Dios, eso es un acto de adoración. Ahora, responder a la Palabra de Dios es un acto de adoración.

Una Oportunidad para Responder

Vamos a recoger los diezmos y las ofrendas. Aquí es donde damos, no para que Dios nos dé algo, sino porque Dios ya nos ha dado a su Persona como don. No estamos tratando de manipular a Dios como los paganos, porque Dios ya nos bendice y nos da su gracia. Nos da su amor. Nos da su misericordia. Nos da a su Hijo. Nuestras ofrendas reflejan la imagen como en un espejo de que Dios nos ama y se entregó a nosotros. Daos para adorarle reflejando su imagen.

También vamos a tomar la Cena del Señor y al participar de la Cena del Señor, recordamos cómo llegamos a ser hijos de Dios, que Dios se hizo hombre que vivió sin pecado, que murió por el pecado, que resucitó para darnos salvación. El vino nos recuerda su sangre derramada, el pan nos recuerdo su cuerpo quebrantado.

Y la idea principal es esta, los dioses paganos exigen que hagamos un sacrificio. El Dios verdadero se ofrece a sí mismo como sacrificio. Además, vamos a cantar. No adoramos la música. Adoramos a Dios a través de la música. Y al cantar juntos, es un acto colectivo de adoración, en el cual juntos clamamos a Dios como Padre y le pedimos que nos ayude a llevar vidas de adoración.

Porque el problema no es que tengamos un problema de adulterio sino un problema de idolatría. No tenemos un problema de avaricia, sino un problema de adoración. No tenemos un problema de codicia, sino un problema de adoración. Y si adoraran a Dios, eso arreglaría todos sus problemas. Y Dios desea que ustedes tengan esa libertad. Y Dios desea que su familia tenga esa libertad, y Dios desea que esa libertad sea su legado. Y les insto esta semana que estudien la Palabra de Dios. Tomen una guía de estudio, únanse a un grupo comunitario y caminen con el pueblo de Dios. No me pagan por eso. Todo eso va a la iglesia.

Queremos bendecirlos con la Palabra. Queremos que estudien, lean, y hablen de la Palabra de Dios esta semana, por lo cual tenemos recursos para ustedes.

Mars Hill Portland

Y al concluir nuestra colecta mientras nos preparamos para adorar, quiero que vean el amor de Dios y su gracia y misericordia derramada en la familia de la Iglesia Mars Hill Portland. ¿Amén? Aquí tienen un pequeño reporte de noticias.

Soy Tim Smith de la Iglesia Mars Hill. Vine por primera vez a Mars Hill en Agosto de 1999. Hace casi 14 años. En ese momento, había como 200 personas en un espacio arrendado, y ha crecido hasta convertirse en un maravilloso movimiento desde entonces. Yo fue el primer pastor de alabanza en la iglesia, y serví por muchos años en esa capacidad. Pero hace como 2 años y medio, Dios empezó a inculcarme el deseo de plantar una iglesia. Y no era un deseo general de plantar una iglesia en alguna parte, siempre fue a la luz de mi ciudad natal, la gran ciudad de Portland, Oregón.

Oficialmente lanzamos Mars Hill Portland en enero de 2012. Dios nos bendijo con un espacio maravilloso. Y desde entonces, en casi 18 meses, hemos visto a Dios hacer cosas maravillosas. La asistencia media ha crecido de un pequeño grupo principal a más de 700 personas semanales. Hemos visto más de 100 bautismos, y muchos de ellos se volvieron cristianos. También hemos visto a más de la mitad de los adultos hacerse miembros y hacer de esta iglesia su hogar. Y más del 70% de los adultos en nuestra iglesia están conectados y en comunidad.

De cualquier manera que lo veamos, Dios está edificando una vibrante familia en esta iglesia. Estamos muy entusiasmados por todo lo que Dios está haciendo, pero si somos sinceros, el crecimiento nos ha abrumado un poco. No hemos podido desarrollar suficientes líderes que puedan cuidar nuestra iglesia porque ha estallado, así que les pedimos que oren por nosotros en la temporada que viene.

Queremos amar, servir, cuidar a todos los que Dios atraiga a formar parte de la familia eclesial, u para lograr eso, necesitamos muchos líderes comunitarios más, necesitamos muchos entrenadores de grupos comunitarios, y entrenadores en jefe, necesitamos muchos líderes más para los grupos de redención y necesitamos muchos más pastores. Así que sigan recordándonos en sus oraciones aquí en Portland. Pidan que Dios siga atrayendo personas a este lugar para que escuchen sobre Él, y para que Jesús cambie sus vidas. Pidan que más líderes vengan a cuidar a nuestra gente. Y por último, pidan que más personas sean transformadas por Jesús aquí en Mars Hill Portland.

Nota: Esta transcripción ha sido editada para su legibilidad.