3. No Tomarás El Nombre Del Señor Tu Dios En Vano (Éxodo 20:7)

Mantequilla de Maní!

“No tomarás el nombre del Señor tu Dios en vano”, es el tercer mandamiento, en Éxodo 20:7. Si están buscando ese pasaje, mi pregunta para ustedes sería ¿saben lo que eso significa? O sea, ¿alguna vez lo han considerado, lo han ponderado, han escuchado algún sermón sobre eso?

No había pensado mucho en eso hasta que ingresé a la universidad. Me volví cristiano en la universidad. Y me fui a vivir a una de esas casas de la fraternidad. ¿Saben a lo que me refiero? Es un mono ambiente sucio y barato atestado con 57 tipos, y un tipo arrendaba la alacena a mitad de precio, era uno de esos lugares. Cuando Grace iba allá, ni siquiera se atrevía a usar el baño de lo aterrorizada que estaba. Necesitaban un equipo especializado en materiales peligrosos, no un limpiador, el baño realmente necesitaba un equipo de esos. Era uno de esos lugares.

Mi primer compañero de cuarto era cristiano, y nunca olvidaré cuando estaba sentado a este lado del cuarto de espaldas a mí, y yo estaba sentado en mi lado del cuarto con mi espalda hacia él, y estábamos estudiando. Y a intervalos él solía nombrar en voz alta y apasionada algunos alimentos, como ¡jamón y queso! Y yo pensaba: ¿Qué caray? Y miraba, y él ahí, haciendo sus tareas. Al rato volvía y decía: «¡Chips con salsa!». ¿Qué caray? Y lo otro era que le gustaba mucho la crema de maní. ¿Cómo lo sé? Porque siempre lo oía decir: ¡Crema de maní! Trillaba mucho lo de la crema de maní.

Finalmente, me sentía como un cocinero de comida rápida en una cafetería mala, le pregunté: «Oye, ¿qué te traes con el menú aquí en nuestro cuarto?». Y me dijo: «Estoy tratando de guardar el tercer mandamiento y no tomar el nombre del Señor en vano, por eso en vez de decir el nombre del Señor, cada vez que estoy frustrado digo cualquier alimento que me venga a la mente».

Entonces pensé: «Eh, eso es diferente». Ni siquiera sabía cuál era el tercer mandamiento, y le pregunté: «¿Cuál es el tercer mandamiento?». «Es cuando usas mal el nombre del Señor». Y le pregunté: «¿Eso está mal?». Me dijo: «Sí, está mal». Me dijo: «Oh, no», porque yo pertenecía a un equipo de béisbol, y teníamos una regla, que cada vez que alguien bateara un jonrón, todos tenían que gritar, «Din don». Y cada vez que nos ponchábamos, decíamos el nombre de Jesús, y nos ponchábamos bastante. Decíamos el nombre de Jesús en forma negativa en público, en voz alta, y frecuentemente.

Pensé: «Oh no, estoy en serios problemas». Y empecé a pensar en ello. Después fui y le dije a mi compañero de cuarto: «Un momento, estás diciendo “crema de maní”, “chips con salsa” o “jamón con queso”, pero Dios conoce tu corazón, y en tu corazón realmente estás maldiciendo, ¿verdad? Y me dijo: «Supongo que sí». Y le dije: «Esto no es más que crema de maní». Eso fue lo que le dije.

Al fin y al cabo eso me hizo pensar: «¿He estado usando el nombre del Señor en vano? ¿He estado usando mal el nombre de Jesús? ¿Soy culpable de romper el tercer mandamiento? Tuve que ir a buscar el tercer mandamiento. ¿Cuál es el tercer mandamiento? ¿Qué significa? ¿Qué no significa?

Lo Que El Tercer Mandamiento No Significa

Antes de abordar el tema, déjenme decirles lo que el tercer mandamiento no significa. ¿Cuántos de ustedes tuvieron madres que les servían un plato de jabón si decían palabrotas? Si usamos el lenguaje de su abuelita, ¿no es cierto? A usted se le salía una palabrota y su mamá le decía: «Ajá, toma el jabón», ¿verdad?

Y lo que su mamá pensaba− vayan y cuéntenle a su mamá− es que había una lista de palabras buenas y una lista de palabras malas, y si uno era buena persona, usaba las palabras buenas no las malas, y si usaba las malas le decían: «Arreglaremos esto y tendrás que comer jabón», ¿verdad?

No pienso que sea tan sencillo. De hecho, estoy convencido que no lo es, porque debemos usar palabras malas para las cosas malas y palabras buenas para las cosas buenas. Y causamos muchos problemas cuando usamos palabras buenas para las cosas malas o palabras malas para las cosas buenas. Por eso dice Isaías: «Ay de los que llaman al mal bien y al bien mal». Palabras malas para cosas malas, palabras buenas para cosas buenas.

No estoy a favor de decir palabrotas, no estoy a favor de hablar inadecuadamente. Pero la Biblia usa un lenguaje fuerte. Permítanme decirles esto, ¿sí? Les iba leer algo en Isaías pero quizás no puedan soportarlo. Iba a leer algo en Ezequiel, pero tendrían que editarme en YouTube porque es bastante franco. Si pasan al Nuevo Testamento, Pablo dice a los gálatas que se quiten unas partes del cuerpo. Es como una maña. Y además Jesús dice ciertas cosas a los religiosos, como: «Su madre se echó con el diablo y ustedes son una bolsa de víboras». Medio fuertes, medio fuertes, medio fuertes las palabras.

En Amós 4:1, tiene un pequeño mensaje para un estudio bíblico de mujeres en Basán, y dice: «A las vacas de Basán». ¿Cuántas mujeres dicen: Sí, nuestro grupo necesita nombre. Oh, ¿qué nombre le pondremos? ¿Las Hermanas Unidas? ¿Las Hermanas de la Perpetua Maravilla. Vacas, está bien, ¿todas a favor? Es ofensivo, ¿verdad? Siempre es ofensivo, multiculturalmente es ofensivo. En ninguna cultura podemos decir: «Queridas vacas», y que contesten: «Oh, ¿nos puede dar la camisa? Nos encanta eso», ¿verdad que no?

La Biblia usa un lenguaje fuerte. Por eso asesinan a los profetas, asesinaron a Jesús, por eso fue que Pablo precipitaba disturbios de vez en cuando. O sea que no siempre son tarjetitas de felicitaciones y comentarios breves que leeríamos en las galletas de la suerte. La Biblia usa un lenguaje fuerte. No lo usa frecuentemente, pero sí estratégicamente. No está diciendo que usemos: «¡Solo palabras buenas!». No, debemos usar palabras buenas para las cosas buenas, y palabras malas para las malas.

Les daré un ejemplo. Hace unos años estuve en una convención con unos pastores, que decían: «Oye, ¿oíste lo que hizo fulanito?». Y dije: «No, no sé». «Se robó una cantidad de dinero de la iglesia, y se llevó a la secretaria de la iglesia que era más joven que su hija, y se fue con ella». Y uno dijo: «Sí, qué indiscreción».

Esa no es la palabra correcta, necesitamos una palabra más grande. Porque una indiscreción es cuando estamos jugando Scrabble, y casi vamos a terminar, y la caja está casi vacía de títulos, y estamos empatados con nuestro oponente, y solo nos queda una R. Y sabemos que nos descuentan 10 puntos si no nos deshacemos de la R antes que se acabe el juego, y tratamos de deletrear zafarrancho con una R en vez de dos. Esa es una indiscreción.

Pero si nos robamos el dinero y nos vamos con la secretaria y nos escapamos de la iglesia, necesitamos una palabra más fuerte. Algo como adulterio, en palabras de Jesús, hijo del diablo, o algo así. Necesitamos una palabra fuerte y apropiada articular correctamente una cosa mala con una palabra mala. ¿Entienden lo que estoy diciendo? Siempre me saca de quicio cuando dicen: «Oh, tuvieron una aventura». ¿En el baile del colegio? O sea, usen la palabra correcta. Usen buenas palabras para cosas buenas, y malas palabras para cosas malas, y el tercer mandamiento no se trata principalmente de, «Oh, debemos decir solo cosas agradables y nunca decir cosas fuertes o conmovedoras».

Como Hablamos De Dios Es Como Adoramos A Dios

Esto me lleva a la pregunta: ¿Cómo debemos hablar de Dios? Esa es la pregunta. ¿Cómo debemos hablar de Dios? Éxodo 20:7, los Diez Mandamientos. Primero, hay un solo Dios. Segundo, debemos adorarle a Él solamente. Tercer mandamiento, como hablamos de Dios así adoramos a Dios.

Esto es lo que dice: «No tomarás el nombre del Señor tu Dios en vano». Ojo con esas palabras: En vano− «Porque el Señor no tendrá por inocente al que tome su nombre en vano». Sí, enfatiza mucho esto, como una escopeta de doble cañón. No en vano, no en vano, no en vano, ¿de acuerdo? Hace mucho énfasis en esta idea principal, en no tomar el nombre de Dios en vano. Usted dirá: «¿Qué pasa si lo hago, o si lo he hecho?». «No tendrá por inocente», al que lo hace, por lo tanto habrá consecuencias. Podría ser algo pequeño, podría ser algo grande.

Creo que en Levítico capítulo 24, creo que el verso 11 hay un tipo que toma el nombre del Señor en vano, un tipo joven, y muere. ¿Se imaginan eso? Se imaginan si Dios dijera en Twitter: «Todo el que toma mi nombre en vano morirá hoy». Descongestionaría mucho tráfico en Internet, ¿verdad? O sea, mataría selectivamente algunos de la manda. Eh, ¡pum! ¿Cierto? O sea, es cosa seria. ¿Cuántos de ustedes piensan: «Oh, no quiero que Dios me castigue. Dios tiene nuestra atención».

Quiero que sepan un par de respecto a esto.

1. Nosotros No Nombramos A Dios

Primero, nosotros no nombramos a Dios. Dios nos da su propio nombre. Algunos dirán: «¿Y quién piensa que es Dios? ¿Qué nombre le da usted a Dios? ¿Cuál es su espiritualidad, y su religión, y su filosofía, y su ideología? Pienso que Dios es esto, y pienso que Dios es aquello, y pienso que el nombre de Dios es esto y aquello. Y pienso que todos estamos hablando del mismo Dios, solo usamos distintos nombres».

No, para nada. Hay un solo Dios, y Él nos da su nombre, y no tenemos derecho a crear un nombre para Dios porque es un acto de liderazgo. Por ejemplo, cuando usted nació, sus padres lo nombraron porque tenían autoridad sobre usted. Si nombramos a Dios, estamos ejerciendo autoridad sobre Dios. No tenemos derecho a ejercer autoridad sobre Dios, Él está en autoridad. No lo nombramos, Él nos revela su nombre. Él dice que es el Señor, el Soberano, que está sobre todas las cosas.

De hecho aquí, es el nombre Yahvé. Aparece casi 7.000 veces en el Antiguo Testamento. Era un nombre tan sagrado que los judíos tenían pavor de violar el tercer mandamiento, y muchos ni siquiera decían el nombre de Dios por temor a exponerlo erróneamente y tener que soportar las consecuencias.

2. El Nombre De Dios Le Pertenece A Él

Otra cosa que quiero que sepan es que Dios tiene derechos de Autor, tiene marca registrada y patente para su nombre. ¿Cuántos de ustedes trabajan para una compañía y el nombre de la compañía no es propiedad pública? ¿Cuántos de ustedes trabajan para una compañía y el icono y las imágenes pertenecen a la compañía? Por eso es que si yo decidiera, por ejemplo, empezar una compañía de café, no podría decir: «Oh, me gusta el nombre Starbucks y estaba pensando en usar una sirena verde. Si pongo eso en la tasa, apuesto que aumentarían las ventas». Me encontraría en grave peligro porque no tengo derecho a usar esa marca, a usar esa marca registrada, a usar ese nombre y esa imagen patentada, porque no tengo acuerdo de licencia para usarlo, ¿verdad? Piénsenlo de esta manera.

El nombre de Dios le pertenece a Él. Nos permite usarlo bajo ciertas condiciones, pero está patentado, tiene marca registrada, lo tiene marcado, le pertenece. Es su nombre, y debemos tratarlo según los requisitos que Él nos dé. ¿Entienden eso?

Dicho lo cual, Dios dice: «No tomen mi nombre en vano». ¿Qué significa en vano? Es súper importante. Significa vacío, falso, pero de una forma trivial, ligera, inconsecuente, o pequeña. De una manera irrespetuosa, deshonrosa.

Lo opuesto− y recuerden que todo mandamiento tiene dos partes. Cuando dice: «No adulterarás», está diciendo: «Sean fieles a su cónyuge». Cuando dice: «No codiciéis los bienes de vuestro vecino», al otro lado está: «Celebren la gracia de Dios y las vidas de otras personas sin volverse celosos».

Aquí cuando dice: «No tomen el nombre de Dios en vano», al otro lado está lo que Jesús enseñó en Mateo 6:9, cuando nos enseña a orar. ¿Recuerdan la frase? Padre nuestro que estás en el cielo− ¿y qué más dice? Santificado sea tu nombre. Santo, respetado, reverenciado, honrado sea tu nombre. Lo contrario de santificar el nombre de Dios es tomar el nombre de Dios en vano. Jesús nos enseña a guardar el tercer mandamiento honrando y santificando el nombre de Dios.

Cuatro Maneras Prácticas En Las Que Tomamos El Nombre de Dios En Vano

Esto nos lleva a unas implicaciones y aplicaciones prácticas del tercer mandamiento. Quisiera pasar de lo teológico a lo que significa para nosotros. Si esto es tan serio que Dios tiene, dependiendo de cómo lo veamos, 613 o 614 leyes en los primeros 5 libros del Antiguo Testamento, y después los reduce a 10 en los Diez Mandamientos, y pone a este, el número tres, en orden, es algo muy importante.

Y si nos advierte diciéndonos que si lo desobedecemos habrá consecuencias, debemos ponderar y considerar esto con oración, y examinar cuidadosamente nuestras vidas y nuestras palabras, y preguntarnos: «¿Estoy violando el tercer mandamiento?». Por eso quisiera darles tres maneras prácticas en las que tomamos el nombre de Dios en vano.

1. Promesas falsas

Primero, mediante las falsas promesas. Jesús dice en Mateo 5:33-35− así que vamos a ver al Señor Jesús, el Maestro, el Rabino, y dejar que Él nos dé un mayor entendimiento del tercer mandamiento.

Él dice lo siguiente: «También habéis oído que se dijo a los antepasados: “No juraras falsamente”», Aquí entra en la idea principal del tercer mandamiento. «sino que cumplirás tus juramentos al Señor". Pero yo os digo: no juréis de ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey».

Lo que pasaba era que cuando alguien quería hacer un juramento− y piénselo así: un juramento presupone un voto o una promesa−. Por lo tanto, si usted es un creyente y da su palabra, es una forma de juramento. Yo prometo.

O un juramento, por ejemplo, es cuando digamos que un esposo y su esposa se paran en la iglesia, en presencia de Dios y unos testigos, y cuando se hacen los votos no piensan, «Espero que todo salga bien; en el mejor de los casos, quizás haga tal cosa», ¿verdad? No, es una promesa. Es un juramento. Es un voto. Es un voto, y no debemos hacerlos a la ligera o caprichosamente. Cuando hacemos eso, somos culpables de desobedecer el tercer mandamiento e incurrir en una falsa promesa, dando nuestra palabra por algo que no tenemos ninguna intención de llevar a cabo o de cumplir.

Usando lo espiritual para demostrar la fiabilidad

Solo queremos que la gente piense que hablamos en serio, que piense que estamos comprometidos, por eso incluimos el lenguaje espiritual y el lenguaje de Dios para que parezca muy fiable.

En los días de Jesús temían decir: Yo prometo, yo juro, yo voto, y alzaban la mano en la presencia de Dios Todopoderoso, para decir: «No estoy seguro si quiero ir hasta ese extremo. No estoy seguro si voy a poder cumplir esto. Quizás no pueda. Quizás pueda, quizás no», o «En ninguna manera lo haré», o «Esto no me gusta mucho», o «No estoy plenamente comprometido con esto», o, «Quería mantener abiertas mis opciones para por si quiero cambiar de parecer».

En vez de hacer votos, promesas y juramentos a Dios, escogían algo espiritual como para restarle compromiso. Decían: «Prometo por el cielo», o «por el trono de Dios», o «por la tierra que Él hizo», o «por la ciudad de Jerusalén. Sobre estas cosas espirituales yo prometo».

Y nosotros hacemos lo mismo. Lo hacemos. Por ejemplo, muchas veces vamos a los tribunales. A veces nos piden poner la mano sobre la Biblia. Digamos que usted es un funcionario electo, usted gana, asume su cargo, ¿y qué hace? Pone la mano sobre la Biblia. Juro defender y hacer lo correcto. ¿En serio? O sea, verdaderamente piensa que todo político que pone la mano sobre la Biblia está diciendo: «Oh, sí, voy a leer este Libro todos los días y asegurarme de hacer lo que dice». Se ríen. Gracias por poner atención. O sea, en serio, ni siquiera pensamos eso. Pensamos: «Es pura pompa religiosa. Es una fanfarronada». Saben, porque no pueden llegar y decirle a un político: «Oiga, oiga, oiga. Estuve leyendo la Biblia y su política no encaja. No concuerda. ¿Acaso no ha leído Gálatas? ¡Vamos!». Le dirán: «Vamos, no lo estamos tomando tan en serio. Fue como un amuleto. Fue una cosita religiosa que hicimos, como una pequeña ceremonia. Mencionamos a Dios un poco para que todos durmieran mejor esa noche. En realidad no quisimos que se lo tomaran tan en serio».

También lo hacemos de otras maneras, decimos cosas. ¿Están listos? Bien, parece que los dos están entusiasmados, genial. Bien, terminen la frase. Esto es lo que hacemos cuando hacemos promesas falsas. Le juro que− complete la frase.

Le juro por Dios que. Han escuchado esa. «¿Vas a hacer eso?». «Sí, lo juro por Dios». « ¿Hiciste aquello?». «No, no lo hice». «Creo que tú lo hiciste». «No, no lo hice. Juro por Dios que no lo hice».

¿Qué tal esta? ¿Listos? Pongo a Dios por testigo. Oh, sí han escuchado esa. Pongo a Dios por testigo que voy a hacer tal cosa.

¿Qué tal esta? Juro por un montón de Biblias−Oh, han escuchado esa. Juro por un montón de Biblias, no por una, tráiganme un montón, un gran montón de Biblias hasta acá. Juraré por todas ellas. Traigan todas las traducciones. Juraré por todas ellas». A veces sabemos que la persona está mintiendo aunque dicen cosas religiosas y espirituales esperando que les creamos.
Aquí va una versión más pueril. Lo juro por la cruz de Jesús, y me persigno el corazón. Lo juro por mi vida. Nunca les diría a mis hijos que añadieran esa última parte. Es demasiado− ¿verdad? Por tu vida, ¿en serio? ¿Estás seguro? ¿Estás bromeando? No, es solo un decir. Pero es nuestra manera de decir la clase de cosas que Jesús reprende en Mateo 5. Él dice: «No hagan eso».

Santiago, el hermano de Jesús, lo dice así: «Sea vuestro hablar: “Sí, sí” o “No, no”». Y no empiecen a usar un lenguaje religioso como: «Tráiganme un montón de Biblias y agua bendita, y véanme hacer la señal de la cruz. Y voy a cruzar los dedos porque si no lo hago, no es verdad». O sea, ya dejen todo eso. ¿Cuántos de ustedes hacían eso de niños? Lo prometo. ¿Han prometido con el meñique? «Prometo con dos meñiques». Lo que sea, está bien: sí o no. Y si dicen que sí, háganlo. Y si no van a hacerlo, diga que no.

“Hermano”

Les daré un ejemplo. Les daré unos ejemplos dolorosos para cada uno. Hace unos años, un amigo que conocía, muy formal, con una bella familia, encontró una casa que le gustaba mucho, una de esas casas chéveres de Seattle, estilo Craftsman, adorable, necesitaba ser renovada, pero si le ponían empeño, podría ser fabulosa.

Decidió: «Voy a mudarme con mi familia a esta casa y vamos a renovarla, y será nuestra casa». Buena idea. Estaba hablando con él, y le dije: «¿Cómo te va?». La casa estaba hecha un desastre. O sea, era imposible que una familiar viviera en esa cosa, era una zona de construcción. «Vamos bien». Le dije: «¿Cómo estás financiando el proyecto? ¿Sacaste un préstamo de construcción? ¿Incluiste el préstamo en la hipoteca? O sea, ¿qué estás haciendo?». Me dijo: «Lo estoy pagando todo al contado, porque la casa no es mía todavía». Le dije, «¿Qué? ¿Estás renovando una casa que no es tuya?». ¿Cuántos ya están anticipando problemas? Está invirtiendo mucho tiempo y energía, y dinero en renovar la casa. Le dije: «¿Cómo así que no es tuya?». Me dijo: «Voy a comprarla cuando termine. El dueño no está dispuesto a venderla en este momento, pero prometió vendérmela a tal y tal precio». «¿Firmaste contrato?». Me dijo: «No, porque somos hermanos». Se refería a que eran hermanos en el Señor. «No necesitamos contratos, pastor Mark, somos hermanos».

¿En serio? No me digas, porque el primer hermano mató al otro hermano, y si sigues leyendo el Libro, se hacen cosas horribles unos a otros, estos hermanos. Jacobo, Esaú… nada bueno. Si sigues leyendo, José y sus hermanos… nada bueno. Empieza en el lado izquierdo y sigue leyendo hacia la derecha. Buena suerte con encontrar a dos hermanos que monten bicicletas tándem, vistan sudaderas que combinan, y canten alabanzas juntos. Buena suerte con encontrar dos hermanos así en el Libro. «No puedo encontrarlos», ¿verdad? «Necesitas un contrato». «No es así, pastor Mark. Somos hermanos en el Señor y él me dio su palabra. Tenemos un acuerdo». «Pues dile eso al juez de inmobiliarios». «Pero lo pactamos hasta con los meñiques». «Oh, si pactaron hasta con los meñiques».

Falso o verdadero, ¿los cristianos necesitan contratos? Verdadero. No tenían contrato. Y le dije: « ¿Estás seguro?». «No hay problema». Está bien. El otro esperó hasta que la casa estuviera bien renovada, hicieron mucho trabajo, el capital de la propiedad aumentó, el mercado repuntó, echó a la familia de la casa, vendió la casa, se echó el dinero al bolsillo. Hermano. Es una violación del tercer mandamiento. Es tomar el nombre de Dios en vano. Es una falsa promesa. Es hacer de cuenta que no tenemos que acatar las leyes ni hacer los trámites porque somos hermanos, y decimos Jesús y te amo hermanito, y te irá súper bien. A la hora de la verdad, el tipo era un estafador y eso era más o menos lo que hacía.

Ven, a veces es más complicado que preguntarse solamente: «¿Dijo alguna palabrota?». Él es una palabrota, ¿de acuerdo? Hizo una falsa promesa.

2. Profecías falsas

Segundo, las falsas profecías, Jeremías 14:14. es la segunda forma en que violamos el tercer mandamiento. «Entonces el Señor me dijo»−o sea, Dios está hablando aquí−. Los profetas profetizaban mentiras, y el problema era es que lo hacían «En mi nombre». Invocaban el nombre del Señor.

En el Antiguo Testamento, los profetas decían: «Así dice el Señor», o «En el nombre del Señor». Gerard Von Rad, un erudito del Antiguo Testamento, dice que según sus estimaciones, en el Antiguo Testamento más de 200 veces los profetas dicen: «Así dice el Señor», o «En el nombre del Señor». Y lo que estaban diciendo era: «Mis palabras son palabra de Dios», y venían sin autoridad.

Y Dios dice: «De hecho, hay una cantidad de tipos que andan por ahí escribiendo libros, dando conferencias, llenando iglesias, y vendiendo productos, y están diciendo cosas que yo nunca les dije que dijeran. Están inventándose cosas». ¿Esto sigue pasando? En todo momento, ¿no es cierto?

Así que compruébenlo todo con la Palabra de Dios, incluyendo lo que yo les digo. ¿Saben qué? Queremos ser una iglesia basada en la Biblia. Queremos escuchar la Palabra de Dios, no solo las opiniones de hombres y mujeres. «Mentira profetizan los profetas en mi nombre». Ese es el problema. Confunde a la gente. «Yo no los he enviado, ni les he dado órdenes». Estos tipos son unos pícaros, hacen las cosas por su cuenta. «Ni les he hablado; visión falsa». ¿Por qué? Porque a menudo es rentable. «Adivinación, vanidad» −o sea, son súper espirituales, oh, sueños y visiones, una nueva espiritualidad, publicaron un nuevo libro, averiguaron cómo sincretizar varias religiones para lograr una nueva experiencia, y toda esa basura− «Y engaño de sus corazones». Dios no es muy amigo del pluralismo religioso. ¿Les chocó eso un poco cuando lo leí? O sea, algunas cosas están mal. Por eso 1 Juan nos dice: «No creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus», porque Satanás envía demonios que pueden dar a las personas mucho poder espiritual, y grandes experiencias espirituales, y todo para engañar a la gente.

Así que, amigos, esto incluye las falsas enseñanzas y la falsa doctrina. Cuando Pablo trata este tema en 2 Corintios 11, dice a los corintios, una iglesia joven, crédula, urbana, en la onda, les dice: «Me temo que, así como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestras mentes sean desviadas», y terminen siguiendo a un Jesús diferente. Los mormones tienen un Jesús, pero Él no es el Dios eterno, la segunda Persona de la Trinidad. Es un ser creado, es un hombre que se volvió Dios.

Los testigos de Jehová hablan de Jesús, pero para ellos él es arcángel Miguel, no Dios el Creador, el Gobernante Soberano de todas las cosas. Los musulmanes hablan de Jesús, pero no lo consideran Dios, que resucitó de la muerte, o que haya muerto en la cruz por nuestros pecados. Lo consideran un profeta, pero ni siquiera el mejor profeta porque no es tan bueno como el supuesto profeta de ellos, el profeta Mahoma. Muchas religiones, muchas filosofías, muchas ideologías toman el nombre de Jesús y vierten en ese nombre a alguien que no es Él.

Todo eso cabe bajo la rúbrica de la falsa profecía, e incluye la profecía falsa predictiva, la anticipación al futuro. ¿Cuántos de ustedes han oído a alguien predecir el fin del mundo? ¿Han escuchado eso? Me vuelve loco. Jesús dice que nadie sabe el día ni la hora de su venida, pero siempre hay algún tipo que dice: «Yo sí sé, yo sí sé. Escribí un libro basado en una fórmula matemática que me vino a la mente después de caerme de mi bicicleta cuando andaba sin casco, y ahora lo entiendo todo». No, usted no entiende. Si Jesús no lo sabe, usted tampoco sabe.

¿Recuerdan hace un par de años que un loco compró todas las carteleras para declarar el fin del mundo en un día determinado? ¿Recuerdan eso? Falso o verdadero, ¿se equivocó? Sí, se equivocó. Y después trató de enmendarse diciendo: «Mis cálculos fallaron», y postergó la fecha un poco. Y después dijo: «Estaba equivocado». ¿En serio? No me diga. ¿De veras piensa que se equivocó? Sí, todos pensamos que está equivocado. ¿Sabe por qué? Porque todavía estamos aquí. Por eso sabemos que está equivocado.

De acuerdo, o sea, tengan cuidado, porque cuando decimos: «Así dice el Señor», lo que estamos haciendo es tratar de aumentar nuestra propia credibilidad, y al hacerlo, disminuimos la credibilidad de Dios. Porque si no se hace realidad, o si no resulta ser lo correcto, otros dirán: «No sé. Él dijo que Dios le dijo, y parece que Dios calculó mal y que Dios no sabe lo que está haciendo», y Dios no sabe de qué está hablando.

Todos esos cristianos están locos». Y podría aumentar nuestra autoridad y disminuir la autoridad de Dios. Estamos haciendo retiros de la cuenta de Dios, lo cual no tenemos derecho a hacer.

El Señor me dijo

A veces sucede así: Les dará la versión más callejera. El Señor me dijo. Parece que eso los molesta a ustedes. ¿Cuántos de ustedes han dicho eso? Dicen: «El Señor me dijo». Si se trata de un versículo, hablaremos, pero si es: «El Señor me dijo», y a veces eso significa: «Sé lo que dice la Biblia, pero como no me gusta lo que dice la Biblia y quiero hacer algo que la Biblia prohíbe, esto es lo que voy a hacer: Voy a decir que el Señor me dijo tal cosa, y así sobrepaso la Biblia y usted no me puede decir que no porque ¿quién es usted para discrepar con el Señor?». Es solapado y engañoso, ¿verdad?

Hablé con una mujer hace poco, y me dijo: «Pastor Mark mi novio y yo estamos viviendo juntos, pero oramos mucho primero y el Señor nos dijo que estaba bien». ¿En serio? ¿A quién le oraron, a Hugh Hefner? Marcaron el número equivocado. Marcaron el número equivocado. Si la respuesta que le dio fue: «Vive con tu novio», el Señor me lo dijo. Adivine qué. El Señor escribió un Libro donde dice que NO. Eso es pura crema de maní.

¿Qué tal esta? El Señor me dijo que le dijera. Esa me encanta. ¿En serio? Él no me llamó a mí. No sé, yo estaba en la otra línea. Me perdí esa. ¿Por qué no puede llamarme? «El Señor me dijo que te dijera». ¿En serio? Pues el Señor me dijo que callaras lo que ibas a decirme. «No sé que hacer ahora, tenemos un verdadero enigma, ¿verdad?».

Pero suena muy− «Oh, el Señor te dijo que me dijeras». Y algunas personas son muy sensibles de conciencia, tienen buenas intenciones. Y dicen: «Si el Señor tiene palabra para mí, dame la palabra del Señor».

Damas solteras, todas las solteras, en las palabras de aquella gran teóloga Beyonce: Todas las solteras escúchenme. Cuidado con este tipo. Cuidado con este tipo. «El Señor me dijo que te dijera que debes ser mi esposa». ¿Alguna de ustedes ha conocido a un tipo así? Díganle esto: «El pastor Mark dice que eres un falso profeta. ¿Y sabes cómo lo sé? Porque no voy a salir contigo, y mucho menos casarme contigo». ¿Verdad?

Pero miren, esto es abuso espiritual. Es decir: «El Señor me dijo que te dijera». La Biblia también dice: «Honra a tu padre y a tu madre, escucha a los líderes de la iglesia, busca la sana sabiduría, compruébalo todo por las Escrituras». Usted no puede andar por ahí diciendo: «Oye, Dios me dijo, ondeando bandera, por lo tanto debes hacer lo que dogo porque Dios me dijo», No.

Un tipo profetizó sobre mí diciendo que yo moriría antes de cumplir 13 años

Les daré un ejemplo inquietante y doloroso. Estuve en Australia hace unos años hablando con un pastor que tenía muchas preguntas sobre: « ¿Cómo sabemos si algo es del Señor, o si no es del Señor? ¿Cómo discernimos eso? ¿Cómo lo desglosamos?». Le dije: «Hombre», tenía muchas preguntas específicas lo cual indica que generalmente ha habido problemas dolorosos en la vida en torno a los que giran estas preguntas.

Y le pregunté: «Bien, ¿qué pasó?». Me dijo: «Bueno, resulta que cuando tenía 10 años de edad»− si mal no recuerdo dijo esto− «Participé en un avivamiento pentecostal, visitando evangelistas, profetas, maestros, predicadores, y un tipo profetizó sobre mí diciendo que yo moriría antes de cumplir 13 años». ¿Se imaginan cómo fueron los siguientes 3 años para ese muchacho? Yo tengo hijos y ni siquiera me cabe en el alma. Es horripilante. Ese muchacho estaba aterrorizado. Perdió toda esperanza de, «Voy a casarme. Voy a tener hijos. Voy a crecer». Solo deja que todo eso− «Voy a morir. Es como tener un despeñadero por delante a los 13 años, e irse de bruces». Cuando cumplió 13 años, no fue un buen día.

Pues ahora es un hombre mayor. Fue una profecía falsa, no se hizo realidad. Es exactamente lo que Jeremías está diciendo. Pero estaba paralizado por el temor que controlaba su vida, y le robó su− yo diría que fue abuso infantil−. Y eso es lo que hacen las falsas profecías. Imponen a las personas cosas que Dios no dijo, y cosas que hacen daño a las personas que Dios ama.

¿Cuántos de ustedes se sienten muy frustrados cuando nunca le dijeron nada a nadie y alguien sale y dice: «Él dijo tal cosa», y usted piensa: «Yo nunca dije eso». O usted dijo algo, y lo tuercen y suena exactamente contrario a lo que usted dijo, y usted dice: «Eso no fue lo que dije». ¿Se siente frustrado cuando la gente le hace eso? Dios también. Dios dice: «No vayan a decirles a mis hijos que hagan cosas diciendo que yo les di palabra a ustedes para ellos. Yo no dije eso». Es una profecía falsa.

3. Pretensiones falsas

La tercera manera es con falsas pretensiones. Jesús lo dice así en Mateo 7:21-23: «No todo el que me dice: “Señor, Señor”». Por lo tanto, escuchen esto. Bien, todavía estamos hablando del tercer mandamiento, «No tomarás el nombre del Señor tu Dios en vano». Aquí están invocando el nombre del Señor, diciendo: «Señor, Señor». Están invocando el nombre del Señor. «Entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día» − en el Día del Juicio, el día más importante, el último día, el postrer día−, «Muchos me dirán en aquel día: «"Señor, Señor», están invocando el nombre del Señor. «¿No profetizamos en tu nombre…?». Salieron y dijeron: «Así dice el Señor», y la Biblia dice que Dios declara. «Y en tu nombre echamos fuera demonios». Teníamos un poco de poder sobrenatural. Hicimos unas cosas maravillosas. Invocamos tu nombre. «¿…Y en tu nombre hicimos muchos milagros?».

Estas personas se ponen de pie y dicen: «Nuestra vida entera fue en tu nombre. Todo lo que hicimos fue en tu nombre. Todo nuestro ministerio, todo lo que logramos, todo fue en tu nombre», pero no fue para su nombre. Fue en su nombre, pero no fue para su nombre. Estaban usando el nombre de Dios para beneficiarse ellos mismos. «Y entonces les declararé: “Jamás os conocí; apartaos de mí, los que practicáis la iniquidad”».

Por tanto, son nuestras palabras: «Señor, Señor», y nuestras obras; y las falsas pretensiones son cuando nuestras palabras y nuestras obras son incongruentes. No me refiero a un creyente que lucha por vivir una vida consistente por la gracia Dios. Estamos hablando de alguien que dice: «Señor, Señor, Señor», y sus obras traicionan sus palabras. Sus obras traicionan sus palabras. Son pretensiones falsas. Las falsas pretensiones son ocasiones en las que fingimos. Fingimos pertenecer al pueblo de Dios pero no pertenecemos al pueblo de Dios , porque nos convendría serlo. Es asociarse con Dios y con su pueblo para beneficiarnos de algo a lo cual no tenemos derecho, porque lo que queremos son todos los beneficios y ninguno de los compromisos.

Algunos ejemplos o casos de estudio. ¿Cuántos de ustedes son líderes o dueños de una compañía o negocio? ¿Está bien decirle a otros que usted es cristiano? ¿Sí o no? Sí, perfectamente bien. O sea, de hecho muchos cristianos andan buscando un cristiano y piensan: «Si pudiera encontrar un mecánico que ama a Jesús, me gustaría darles mi dinero para ayudar a su familia porque Gálatas dice que hagamos bien a todos según tengamos oportunidad, y sobre todo a los de la familia de la fe. Me gusta dar mi dinero a personas que aman a Jesús porque quiero ayudarles a ellos y a sus familias. Hay cristianos bienintencionados que quieren contratar a otros cristianos. Si usted pone un pescado en su tarjeta de negocios, o si pone un pescado en su sitio de Internet, o si pone un pescado en su anuncio publicitario, o un pescado en el vehículo de su compañía, pensarán: «Ese es uno de los seguidores de Jesús».

Pero si va a presentarse como un seguidor de Jesús, necesita realizar sus negocios de una manera que honra a Jesús. No puede robarle a la gente, estafarlos, no puede cobrarles de más. No puede aprovecharse de la gente incumpliendo lo acordado. Y ciertamente no puede acudir a Corintios y decir: «Oye, hermano, sabes, la Biblia dice que no podemos demandarnos unos a otros». Y esto sucede «En el nombre del Señor», pero no es para el nombre del Señor. Alguien que consigue beneficios ondeando la bandera de Jesús sin ninguna de las obligaciones que conlleva.

Les daré un par de ejemplos. Ejemplos políticos. Por lo general no me meto mucho en la política, pero pienso que es una buena ilustración. Siempre que alguien se postula para un cargo, empiezan a hablar de Dios. Que Dios bendiga a América. «¿En serio? ¿Cuál Dios? ¿Y quién es usted? Y ya que estamos hablando de Dios, ¿usted le conoce? ¿Le obedecerá? Cuando ponga la mano sobre la Biblia, ¿realmente piensa poner atención a lo que dice?». Les daré un par de ejemplos. Hace rato no me meto en problemas, así que quisiera cambiar eso.

Metiendo un poco de Dios in el genocidio

Primero, hace poco hubo una reunión de oración en Iowa por el aborto, el cual ellos decían que era una bendición. Supongo que los bebés no estarían de acuerdo con eso. Y el candidato a la gobernación se paró e hizo esta oración en público. Se la voy a leer. «Damos gracias, oh Señor, por los doctores, tanto actuales como futuros, que proveen atención para el aborto». ¿Qué? No meta a Dios en el genocidio. Los Nazis hacían eso. Sé que lo que estoy diciendo es muy fuerte y ofensivo, es con intención. No metan a Dios en el asesinato para que parezca una bendición. «Te damos gracias, Señor. Te damos gracias, Señor, por la habilidad de matar a los niños no nacidos». ¿Piensan que Dios está en el cielo diciendo: «A la orden, amén. Menos niños, eso es lo que quiero. Por eso vine como niño, nacido de una madre campesina, soltera y pobre, que seguramente era una adolescente, porque odio a los niños. Por eso es que cuando los niños entraron, no quise nada que ver con ellos porque odio a los niños»? ¡Ay de los que llaman al mal bien y al bien mal!

Algunos de ustedes dirán: «¿Esto es político?». No, de hecho es bíblico. Luego veremos: “No asesinarás”, en un par de semanas. Retomaremos esto. Les daré otro ejemplo. Sé que algunos de ustedes están ofendidos. Vamos a ofender a todos, todavía nos queda tiempo.

Dios te bendiga, Planned Parenthood

El Presidente Barak Obama hace poco dio un discurso a Planned Parenthood, el proveedor de abortos más grande de los Estados Unidos de América. Terminó el discurso diciendo: «Gracias, Planned Parenthood. Dios los bendiga». «Dios bendícelos para que les quiten la vida a más niños».

Yo estaba a favor del aborto antes de ser salvo. Entiendo por qué las personas adoptan esa postura. Tuve un cambio de corazón y de parecer. Soy padre de cinco niños. No me cabe en el alma que yo antes pensaba así. Algunos de ustedes han tenido abortos. Jesús murió, le perdona, no tiene que ser el fin. Pero pararse y decir: «Gracias, Dios los bendiga, que derrame su gracia sobre ustedes para que tomen más vidas», es una violación del tercer mandamiento. Es tomar el nombre del Señor en vano. No es servir el nombre del Señor, es usar el nombre del Señor. No es honrar el nombre del Señor, es deshonrar el nombre del Señor.

Cunando una iglesia deshonra al Padre

Les hablaré de otra ocasión en la que iba manejando hacia la iglesia hoy, y vi otra, ¿listos? ¿Quieren verla? ¿Quieren ver lo que yo vi? Muy bien. [Muestra fotos] Había una cartelera de una iglesia al lado de la carretera que decía: «Jesús tenía dos papás y Él salió bien». Lo pasé en la calle.

Ven, entiendo que los cristianos y los no cristianos no estén de acuerdo. Entiendo que hay un gran debate cultural sobre este problema. Entiendo que de vez en cuando debemos inclinarnos sobre el plato y dejarnos pasar por golpe a favor del equipo. Entiendo que debemos amar a nuestro prójimo. Entiendo que no debemos esperar que los no-cristianos piensen o actúen o que estén de acuerdo con los cristianos y que obedezcan la Biblia. Estoy de acuerdo en que no debemos imponer la moralidad, debemos evangelizar a la gente para que tengan un nuevo corazón y nuevos deseos por medio del Espíritu Santo. Estoy de acuerdo en que no debemos señalar un grupo particular y tratarlos mal.

Pero cuando la iglesia dice: «Mucha gente maneja por aquí. ¿Habrá algo que podamos colocar en la cartelera? Dios es homosexual». El tercer mandamiento. No usen el nombre de Dios en vano, no usen el nombre de Dios sueltamente para atribuirle cosas impías esperando que los ingenuos no noten la diferencia.

Es muy prevalente hoy, ¿verdad? O sea, seamos honestos. No hablan muy bien de Jesús. Si empieza a hablar del Dios de la Biblia, están hablando muy mal de Él ahora. Los presentadores de radio hablada, los duros en ese ámbito, son como ateos militantes: los Dawkins y los Mahers de nuestro día, hombre, tienen mucha oportunidad para hacer eso. «Musulmán vende un éxito de ventas que re imagina a Jesús, como figura política, no como Salvador».

O sea, pero cuando una iglesia se mete al desfile de insensatos, es preocupante. Ven, anticipo que la gente diga cosas horribles de mí, pero si mis hijos dicen algo, tendríamos un gran problema en mi familia porque los amo. Y si mis hijos son los que dicen cosas horribles de mi, malinterpretándome, pues, deshonrarían mucho a su padre. Un viejo teólogo lo dijo así: «Es como sentarse en el regazo de su papá y darle una cachetada».

4. Clichés falsos

La cuarta manera en que tomamos su Nombre en vano, son los falsos clichés. Levítico 19:12: «No juréis en falso por mi nombre, profanando así el nombre de tu Dios; yo soy el Señor». Capten los ecos y las entonaciones del tercer mandamiento. «Yo soy el Señor. Cuidado con lo que dicen. No hagan juramentos a menos que vaya a obedecerlos».

Y la idea principal que quisiera desglosar está en una palabra: Profanar, profanar. ¿Qué significa? Y repito, algunos dicen: «Lista de palabras buenas, lista de palabras malas», profano y no profano, palabras buenas para lo bueno, palabras malas para lo malo. No estoy a favor del vocabulario sucio, estoy diciendo que debemos entender lo que esto significa. Y lo que significa es esto, el Dios de la Biblia es un Dios de gloria. Es un Dios glorioso. Eso quiere decir que tiene mucho peso, Él es preeminente, es significativo. Y lo profanamos cuando lo tratamos con ligereza, sin relevancia, descartándolo, burlándonos, restándole importancia, mofándonos de Él. Al Dios que deberíamos tener en mucho, lo tenemos en poco. Hacemos que el Dios glorioso sea ignominioso.

Volviendo otra vez a mi definición original, es usar el nombre de Dios de una manera que proyecta y representa a Dios como algo vacío, banal, e insignificante; o que representa a Dios en forma intrascendente. Como si no importara. No es grande, es pequeño. No tiene peso, se tiene en poco. No es maravilloso, es ordinario. No es santo y diferente a nosotros, es común y muy como nosotros. Eso es lo que significa profanar a Dios y usar su nombre profanamente.

Y a veces la gente de la iglesia hace esto cuando hablan en forma religiosa o en vernáculo, con coloquialismos, mencionando a Dios aquí y allá en todos los temas. Les daré unos ejemplos. ¿Están listos? ¡Alabado sea el Señor! ¡Alabado sea el Señor!». No. La Biblia dice que sí alabemos el nombre del Señor, pero algunas personas lo hacen a cada rato. Necesitan dejar de hacer eso. Le han quitado su majestuosidad.

«¡Es martes, alabado sea el Señor! Vamos a comer pastel de carne esta noche, alabado sea el Señor! Si me atropella un carro, al menos no fue una camioneta, alabado sea el Señor!». Oiga, deje de hacer eso por favor. Si usa el nombre del Señor a cada rato, pierde su peso.

¿Qué tal esta? Señor ten− Ustedes lo dijeron, no yo. Bien, «Señor, ten misericordia». Alguien llega y le dice: «Tengo cáncer. Oh, Señor ten misericordia». Pero a cada rato. Eso está bien. Pero no en todo momento. «Oh, cero y van 3 que no atajó la pelota, Señor, ten misericordia. Oh, subió la gasolina, Señor, ten misericordia». O sea, ¿eso qué tiene que ver con el Señor? Mejor dicho, ese tipo no puede atajar la pelota. El carro no tiene buen kilometraje. No creo que debamos invocar el nombre del Señor para estas cosas. No creo que todo deba terminar en «Alabado sea el Señor». «Aleluya, gracias Jesús, Señor ten misericordia».

Y algunos dicen: «Es que suena muy espiritual». Pero también puede trivializar a Dios. Bien, hagamos esto. ¿Listos? En los medios sociales y la mensajería de texto, OMG. Algunos de ustedes dirán− algunos de ustedes tienen un pequeño abogado que vive en sus corazones que quiere discutir cada punto. Y el abogadito de ustedes en este momento se puso en pie de guerra, y dijo: «Sabe qué, usted no puede juzgar. La Biblia dice: «No juzgarás», y puede que OMG signifique “Ay de mí”, y no “Ay, Dios mío”». Todos sabemos que eso es pura crema de maní, ¿cierto? Todos lo sabemos.

¿Qué piensan? ¿Debemos decir OMG en todos nuestros mensajes de texto, o en los medios sociales, o en nuestras publicaciones? Solamente OMG, OMG, ¿sí o no? ¿Cuántos dicen que sí? Está bien, los voy a desagregar como amigos. ¿Quién más dice que no? Probablemente no es buena ida. Probablemente no es la mejor manera de usar el nombre de Dios en público.

¿Qué tal esta? Usted se equivoca y dice algo indebido, o hace algo indebido, se machaca el dedo con un martillo. O digamos esto, aquí está: Tira y no da en el blanco, y dice: « ¡Jesucristo!». ¿Alguna vez han hecho eso? Es sorprendente, ¿no? No decimos el nombre de otro Dios. Nunca he escuchado a alguien en el trabajo decir: «¡Buda Gordo!». Nunca he oído eso, nunca he oído: «¡Hare Krishna!». Nunca he oído eso. ¿Saben por qué? Porque no hay tanto poder en esos nombres. Siempre mentamos el gran nombre, el nombre de Jesús.

Cristiano, falso o verdadero, ¿quizás no debamos hacer eso? Probablemente no. Debemos usar el nombre de Jesús, pero no como grosería. ¿Qué tal «G.D.»? No voy a decirlo, pero saben a qué me refiero. ¿Debemos proferir eso? ¿Debemos decir locuras como G.D.? No lo creo. A veces, incluso cristianos bienintencionados violan el tercer mandamiento con clichés falsos, y toda clase de palabrería espiritual, mencionando a Dios en todo y para todo. Como que les sale sin pensarlo.

Camisetas Cristianas

Y les sale a cristianos bienintencionados que piensan: «Podemos encontrar algo en la cultura que a los no cristianos les parezca importante para que podamos crear un puente para hablarles de Jesús», y terminamos con algo llamado camisetas cristianas, así que compartiré lo que dicen algunas con ustedes.

[Muestra la camiseta con Jesús como portero de fútbol] Si profanar a Dios es tratarlo de una manera irrespetuosa, ligera, irrelevante, ¿piensan que Jesús salva, Jesús el guardametas, quizás raye en, o quizás se propase del límite? Me gusta el balompié, o sea, después de todo. Me gusta Jesús. Me gusta su barba. Hay mucho aquí qué elogiar, ¿verdad? Pero Dios se hizo hombre y murió en la cruz para expiar los pecados del mundo, para que fuéramos salvos de Satanás, el pecado, la muerte, el infierno, la ira de Dios, y la mejor manera de ilustrar eso no es pateando un balón al fondo de un arco.

Bien, permítanme darles otro ejemplo. Todos los que juegan balompié ahora están ofendidos. Aquí hay otra camiseta, no me las estoy inventando. Esto es lo asombroso. La realidad es tan ridícula, ni siquiera tenemos que inventarnos las cosas. [Muestra la camiseta con lata de cerveza] Aquí hay una, Bloodwiser. ¿Cuántas latas tiene que tomarse para salir con esta idea? Esa es mi pregunta. Bloodwiser, Él es el Rey de reyes. ¿Recuerdan el Rey de la cerveza, Budwiser? Este es Bloodwiser. Los hombres sabios sabían que su sangre es para usted. ¿Cuántos de ustedes piensan: «Me siento mal diciendo eso. Me siento sucio. Si Jesús regresara y me viera con esta camiseta, me la quitaría. Simplemente me la quitaría». −¿Oye Tom, por qué no tienes puesta la camisa? −No te preocupes.

−Oh, pero hay un versículo aquí abajo, −Sí, creo que es Isaías 1:18. −A nosotros los viejos se nos dificulta leerlo. «Aunque vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos». Como tiene un versículo, no tiene nada de malo. Siempre sabemos si un evangélico tuvo una mala idea porque siempre hay un versículo por ahí cerca. De todas maneras, el siguiente, está bien, eso es.

Un donante de sangre salvó mi vida. Eso no fue exactamente lo que pasó en la cruz, ¿amén? ¿Cuántos de ustedes han dado sangre y pensado: «Ajá, no creo que esto vaya a salvar a millones del infierno»?

Bien, hagamos uno más. Este es un hipócrita que vimos hace algunos versículos. [Muestra la foto de un joven Pastor Mark Driscoll] Este soy yo cuando era un joven aspirante, saben. Eso es en el retrovisor. Ahora no soy ninguno de los dos. soy viejo y hastiado. Pero cuando era joven, que no fue hace mucho, tristemente− probablemente tenías estas botas en ese tiempo, pero las botas han durado más que yo. Prediqué una serie titulada: Vintage Jesus (Jesús clásico) en donde trataba de mostrar lo mucho que la cultura habla de Jesús, y que podemos acudir a la Biblia para contestar sus preguntas, y tratar de construir un puente. Y nos pusimos unas camisetas que tal vez no me pondría hoy. No pienso que fue buena idea. No me volvería a poner esa camiseta hoy porque no me queda y pienso que viola el tercer mandamiento.

¿Cuántos de ustedes son como yo? Dicen: «Sí, en retrospectiva, al considerar seriamente el tercer mandamiento, hay cosas que hubiera hecho de otra manera, ¿hay cosas que hubiera hecho diferentemente, sí»? Ven, cuando Dios nos salva, no quiere solo nuestro corazón, también quiere nuestra mente. Quiere que empecemos a pensar diferentemente.

Y algunos de ustedes dicen: « ¿Significa que usted es un hipócrita?». Un hipócrita arrepentido que está tratando de aprender, por la gracia de Dios. Y quizás usted, al igual que yo, tiene cosas en su pasado, y piensa: «No fue buena idea». Sí, crezcamos todos en la gracia y hagamos mejor las cosas por la gracia de Dios.

Esencialmente se trata de esto. Dios nos da su nombre, nos dice que no lo usemos en vano. Por lo que no queremos usarlo en vano. A algunos les da tanto miedo, que no lo usan para nada. No debemos evitar el nombre de Dios, ni abusar el nombre de Dios. Debemos usar el nombre de Dios de una manera que honra a Dios.

YO SOY EL QUE SOY

¿Entonces, quién es este Dios? Esto es muy importante. ¿Quién es el único Dios, primer mandamiento, al que solamente debemos adorar; según el segundo mandamiento, y quien debemos adorar hablando de Él y a Él en cierta manera, tercer mandamiento?

Estamos en Éxodo 20. Volvamos a Éxodo 3, hay un hombre llamado Moisés, y él es el que va a entregarles los Diez Mandamientos, y tiene un encuentro. ¿Recuerdan la historia? Bien, este Dios en Éxodo 20 se había encontrado con Moisés antes en el libro, en Éxodo 3. En una zarza ardiente que no se consumía. Moisés está afuera, en el desierto, y ve la zarza ardiente, que no se consume− estoy abreviando− camina hacia la zarza y esta le habla.

Y la zarza le hace pide algo muy grande (mi paráfrasis): «Ve y dile al hombre más poderoso del mundo, que gobierna el imperio más grande que ha existido y que piense que solo él es Dios, que deje ir a mi pueblo», a varios millones de personas, destruye su economía, «Deja ir a mi pueblo para que mi pueblo me adore. Porque si no, el Dios verdadero aplastará al Dios falso. Y le irá mal. Apúrate. Dile que la zarza está enardecida», ¿de acuerdo?

Moisés le pregunta, y trata de hacerlo respetuosamente,{ es algo chistoso. «¿Y quién les digo que me mandó?». Y aquí podemos leer entre líneas un poco. Por que si hipotéticamente yo llegara ante el hombre más poderoso de la tierra y le dijera: «La zarza está muy disgustada», puede que no dé el resultado que yo quería, ¿verdad?

Lo que pasó en Éxodo 3:14 fue que Dios le dio su nombre a Moisés. «YO SOY EL QUE SOY: Yahvé. Y dirás a los hijos de Israel, YO SOY me ha enviado a vosotros». El nombre de Dios es ¿qué? YO SOY. Moisés entra y le dice todo. Dios juzga, todo acontece, y son librados.

Aquí lo encontramos al pie del Monte Sinaí. Miles de años más tarde, Jesucristo andando sobre la tierra, en Juan 8:58… «La gente quiere saber quién eres, ¿quién eres Jesús?», «Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo: antes que Abraham naciera, yo soy». Apenas tenía 30 y pico de años. 30 y pico de años. −¿Cuántos años tienes Jesús? −Soy más viejo que Abraham −Si Abraham ha estado muerto miles de años. Medio raro. Uno piensa: «Tendríamos que poner muchas velas en su torta de cumpleaños. ¿Eres más viejo que Abraham? Porque hace varios miles de años Moisés dio los Diez Mandamientos, y antes de él estaba Abraham, ¿y tú eres mayor que Abraham? Estás casi al comienzo de la historia».

Sí, porque él es Dios. Es el Dios eterno. Es preexistente. Ha existido eternamente. Y después dice algo sorprendente. ¿Listos? «Antes que Abraham naciera», ¿qué dice? Yo soy. ¿Qué le dijo Dios en Éxodo 3:14? ¿Qué le dijo Dios a Moisés? «YO SOY me ha enviado a vosotros». Jesús llega y dice: «Soy más viejo que Abraham. Me llamo YO SOY. Quizás han oído hablar de mí». Afirma que es Dios, el Dios que le habló a Moisés, el Dios que era antes de Abraham, el Dios que creó los cielos y la tierra.

Y ellos sabían que estaba declarando ser Dios, y recogieron piedras para apedrearle. Por blasfemar. Por decir que es Dios. No dejen que nadie les diga que Jesús no es Dios. «Jesús no pensaba que era Dios. Jesús no dijo que era Dios». Esa era la razón principal de que siguieran tratando de matarlo, y finalmente lo lograron porque Él no dejaba de decir que era Dios, porque Él es Dios. A los tres días resucitó y dijo: «Se los dije».

Así que Jesús no está muerto, está vivo. Y no violó el primer mandamiento, Él es el único Dios. No violó el segundo mandamiento, vivió sin pecado. No violó el tercer mandamiento, no dijo nada falso acerca de sí mismo. Por eso decía: «En verdad, en verdad os digo».

Enalteciendo El Nombre De Jesús

¿Entonces qué debemos hacer? La respuesta al tercer mandamiento es honrar el nombre del Señor Jesucristo. Ocupamos un puesto privilegiado en la historia de la humanidad, en el que sabemos quién este Señor. Es Jesucristo. Y quiero que escuchen esto sobre quién es Jesús y cómo debemos responder a él, en Filipenses 2:5-11.

Para cerrar: «Haya pues, en vosotros esta actitud que hubo también en Cristo Jesús», ¿de acuerdo? Dios quiere que pensemos bíblicamente. «El cual, aunque existía en forma de Dios», Jesús es Dios eternamente. «No consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse». No se quedó en el cielo diciendo: «Merezco la gloria, no la humildad. Merezco las riquezas, no la pobreza. Merezco escuchar el canto de los ángeles: “Santo, santo, santo, es el Señor Dios Omnipotente”. No merezco ir allá abajo a escuchar: “Crucifíquenlo, crucifíquenlo, crucifíquenlo”». Renunció a sus derechos. «Sino que se despojó a sí mismo tomando la forma de un siervo» − como un esclavo−. «Haciéndose semejante a los hombres». Dios se hizo hombre. «Y hallándose en forma de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz».

Cuando enaltecemos el nombre de Jesús, honramos a un Dios humilde, honramos un Dios amoroso, honramos a un Dios siervo, amamos y servimos a un Dios perdonador.

Y lo maravilloso es que cuando tomamos el nombre del Señor en vano, y todos lo hemos hecho, merecemos castigo. Eso es lo que dice el tercer mandamiento. Jesús viene como el Señor del cual tomamos su nombre en vano, y va a la cruz, y se sustituye por nosotros, y sufre y muere en nuestro lugar por nuestros pecados para que personas como nosotros que hemos violado el primer mandamiento, porque tenemos dioses falsos, que hemos violado el segundo mandamiento, porque adoramos las cosas y no a Dios, que hemos violado el tercer mandamiento, tomamos el nombre del Señor en vano con nuestras palabras y nuestras obras, y Él va a la cruz y se humilla, y el que nunca pecó murió en nuestro lugar por nuestros pecados, diciendo: «Padre, perdónalos». Ese es nuestro Jesús.

Por eso nos gusta hablar de Él y cantar de Él, porque no hay Dios como Él. No hay dios que se le compare. No hay Dios que se le iguale. No hay Dios que ame como Él. No hay Dios humilde como Él. No hay Dios que sirva como Él. No hay Dios que perdone como Él. Y Jesús va a la cruz, por eso no necesitamos ser perdonados porque Jesús tomó nuestro castigo aunque nosotros pecamos contra Él y Él tenía todo derecho a castigarnos.

Al entender quién es Jesús − y lo que Pablo quiere hacer aquí es enaltecer a Jesús, engrandecer a Jesús, sublimar a Jesús, para ponerlo otra vez en gloria. Al contemplar con magnificencia el nombre, y la gloria, y la bondad de Jesús, nos volvemos más pequeños y más felices. Por eso es que la gente escala montañas, quieren sentirse pequeños. Por eso es que la sale a media noche en medio de la nada a contemplar las estrellas, para sentirse como nada. Por eso es que las personas manejan hasta el borde del Gran Cañón para asomarse al precipicio, porque les recuerda que ellos no son el centro y que no se trata del nombre de ellos. Y cuando nos sentimos pequeños y estamos en presencia de algo más grande, nos sentimos liberados y libres porque ahora nos vemos en el lugar donde estamos en realidad, y que no somos tan grandes, no somos tan importantes, no somos tan significativos, y es algo que nos libera y nos libra.

Oportunidad Para Responder

Al escuchar acerca de este gran Dios-hombre, el Salvador Jesús, tenemos que responder. «Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo», o sea que Jesús está en el cielo ahora mismo, gobernando y reinando como Rey de reyes y Señor de señores. Ya no se encuentra humillado, sino en gloria. «Y le confirió el», ¿qué? Aquí está, «El nombre, el nombre». El tercer mandamiento, no tomar el nombre del Señor tu Dios en vano. El nombre de Jesús es el nombre que es sobre todo nombre.

Cuando conozcan a alguien: «Hola, me llamo− Recuerda mi nombre. No olvides mi nombre, Cuando vuelvas a verme, quiero que recuerdes mi nombre. Sígueme en los medios sociales. Fíjate a dónde voy, las cosas que como, la gente que conozco, y las bandas que escucho, y los libros que leo, y los pensamientos que tengo, y entonces hazte mi amigo y conóceme más. Conoce mi nombre, conoce quién soy, aprende lo que hice, conoce cómo me siento, dónde he estado. Pon atención a mí, a mis dolores, a mis deseos, mis necesidades, mis sueños».

No se trata de su nombre, su nombre no es el más importante. El nombre de Jesús es el nombre que es sobre todo nombre. Es un mundo lleno de personas adictas al “yo”, a adorase a sí mismos, a la autorrealización, a glorificarse ellos mismos, a la autoayuda, y todo eso es idolatría, y todas esas cosas dicen, quizás, «Dios me ayudará a ser todo lo que puedo ser, y Dios me ayudará a hacer todo lo que puedo hacer», es tomar el nombre del Señor en vano. Es usar a Dios para mi propia gloria, y no servir a Dios para su gloria. Su nombre es el nombre sobre todo nombre, y si el Espíritu Santo mora en usted, se siente bien al oír eso. Se siente bien. Tiene sentido, porque es la verdad.

Y después dice: « Para que al nombre de Jesús se doble toda rodilla». ¿Saben cómo es esto en la práctica? Rendirse, someterse. Un criminal asume su posición. Un soldado rendido asume su posición. Un siervo humilde asume su posición. Un ciudadano respetuoso en la presencia de un gran Rey asume su posición. Doblar la rodilla es sumisión, es servicio, es ser enseñable, y humilde, y estar arrepentido, y ser responsable, porque sabe que no se trata de su nombre, sino el de Él.

Y cuando Él permite que nos llamen cristianos, nos está impartiendo su nombre y lo está compartiendo con nosotros. «Para que al nombre de Jesús», ¿se doblen cuántas rodillas? Toda rodilla. «De los que están en el cielo», o sea los santos difuntos están reunidos alrededor del trono de Jesús. Hoy no le cantan una canción a Tom y mañana no le cantan una canción a Sue. Todos cantan todos los días a Jesús. Se trata de su nombre.

Y ahora mismo, el pueblo de Dios está en su presencia y cantan al nombre del Señor Jesucristo resucitado, están celebrando su nombre, se regocijan en su nombre. Y en la tierra, yo los invito a pertenecer a ese pueblo que hoy dobla la rodilla a Jesús y le recibe como Señor, Dios, Salvador, Rey, y Cristo. Y si no lo hacen, habla de los que están bajo la tierra. Nadie va al infierno hasta que doblen la rodilla ante Jesús. Nadie va al infierno hasta que inclinen el rostro ante Jesús. La pregunta que deben ponderar es esta: ¿doblarán la rodilla a Jesús hoy para salvación, o en el día postrero para condenación? La pregunta no es si doblarán la rodilla. La pregunta es, si la doblarán ahora o después. ¿La doblarán ahora para salvación? ¿La doblarán ahora para vida eterna? ¿La doblarán ahora para condenación? ¿O la doblarán después para condenación eterna? Todos doblarán la rodilla porque Él es digno y nos ha dado una gran oportunidad de hacerlo hoy para vida, no para muerte; para gozo, no para destrucción.

«Y toda lengua confiese que Jesucristo es», ¿qué? «Es Señor, para gloria de Dios Padre», por el peso de la fama y del nombre y del Dios que salva. Si usted no es cristiano, está en graves problemas. Necesita apartarse del pecado y confiar en Jesús. Si usted es cristiano, este es el momento de examinar su corazón y de pedirle: «Señor Jesús, ¿de qué manera hablé incorrectamente de ti y cuándo dejé de hablar a favor de ti cobardemente?».

Y después vamos a responder, y superamos el tercer mandamiento cantando acerca de Jesús, y hablando de Jesús, orando a Jesús, ¿amén? Vamos a recibir nuestros diezmos y ofrendas. Ahora vamos a responder. Nuestro dinero dice: «En Dios confiamos». Sabemos quién es ese Dios. Después tomaremos la comunión, recordando el cuerpo quebrantado de Jesús, la sangre derramada. Celebramos a Jesús. Celebramos el siervo humilde que murió por sus enemigos para hacerlos su pueblo. Esas son buenas noticias, ¿verdad?

Al participar en la Cena del Señor, celebran el cuerpo quebrantado, la sangre derramada, diciendo: «Saben, he violado el tercer mandamiento. Dios debería castigarme. Alabado sea Dios, Jesús tomó mi lugar, fue castigado por mí. Dios no me castiga porque Jesús amorosamente, humildemente tomó mi lugar y fue castigado por mí».

Y después vamos a cantar. Vamos a cantar al nombre de Jesús. Superamos el tercer mandamiento de no tomar el nombre del Señor en vano celebrando y cantando al nombre de Jesús. Mientras nos preparamos para eso, y mientras preparan sus corazones, necesito que juntos se apasionen por el nombre, la fama, la reputación y la buena noticia de la gloria de Jesucristo, y que cantemos juntos. Hay muchos lugares hoy donde conversan acerca de Jesús, pero muchas conversaciones no le honran, lo deshonran. No lo adoran, son horribles. Cuando nos reunimos, somos el pueblo de Jesús y queremos levantar el nombre de Jesús, ¿amén?

Conferencia de Pastores en Dilla Etiopía

[Vídeo]

Mientras se preparan para hacer eso, quiero compartir con ustedes un pequeño reporte de noticias sobre lo que está pasando con la familia extendida de Dios.

Cuando vamos a proclamar las Buenas Nuevas a la gente, ellos escucharán.

En nuestra última visita a Etiopía, descubrimos de parte de Werlu Golle, Director del Instituto Bíblico Dilla, que tener una conferencia de pastores y volver a reunir a los pastores fue algo de mucha importancia.

Durante los últimos 3 años, no ha habido financiamiento. No había forma de volver a reunir a los pastores de 1,600 km a la redonda, en Dilla, Etiopía. No había manera de financiar eso y me pareció que en ese momento Mars Hill tuvo la oportunidad de financiar esta conferencia para pastores.

Fue maravilloso que suplieran la necesidad que ellos tenían con esta financiación adicional.

Fue muy alentador ver el alud de pastores y sus esposas que llegaron, todos a pie, muchos de ellos caminaron más de una semana para llegar a Dilla Etiopía, pero estaban tan emocionados de estar aquí.

Mientras me preparaba para la conferencia de pastores, y el mensaje que yo daría, me pareció que en vez de tener alguna palabra para ellos de mi parte, el Apóstol Pablo tenía una palabra pera ellos. Pablo dice a Timoteo: «Predica la palabra; insiste a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con mucha paciencia e instrucción». Hemos recibido la salvación de parte de Jesucristo. La recibimos por su gracia. No es algo que nos ganamos, pero es todo por lo cual Él pagó.

Esta conferencia de pastores impactó a 400 iglesias, literalmente. En la educación que reciben en el Instituto Bíblico, nunca habían recibido entrenamiento para hacer discípulos, Por lo que esta capacitación les regresar a sus iglesias jóvenes y a sus nuevos creyentes a transferir esa capacitación a sus iglesias.

Por lo tanto, Iglesia Mars Hill, ustedes dieron para proveer la financiación para que ellos tuvieran esa conferencia de pastores. Si el Señor no hubiera enviado los fondos, este evento nunca se hubiera realizado.

Los amamos, oramos por ustedes, y damos para apoyarlos. Y se trata solamente de Jesucristo.

Nota: Esta transcripción ha sido editada para la legibilidad.