Yo Soy Adoptado (Efesios 5:1–21)

Bien, Efesios 5:1–21, búsquenlo en su Biblia, vamos a leerlo. Debo empezar con una historia chistosa para cautivar su atención. No se me ocurre nada, así que vamos a hacer esto. Vamos a leer la Biblia, ¿de acuerdo? ¿Listos? Qué bueno, increíble, dos de ustedes están emocionados. Genial, al menos no soy el único. Bien, Efesios 5, está en la Biblia, 1 al 21. ¡Súper, qué bueno! Si no tiene una buena historia o ilustración, anímelos con entusiasmo. Es lo que siempre he creído.

Bien, empecemos. «Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados; y andad en amor, así como también Cristo os amó y se dio a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios. Pero—», a ver, empecemos. ¿Han tenido un buen día hasta ahora? Está bien, arreglaremos eso. Empecemos. «Pero que la inmoralidad», todos los solteros. ¿Qué significa eso en griego? No necesitan saber griego para saber qué significa. Dejen eso.

«Pero que la inmoralidad, y toda impureza o avaricia, ni siquiera se mencionen entre vosotros, como corresponde a los santos». Esa es su identidad; si usted es cristiano, es un santo. «Ni obscenidades, ni necedades, ni groserías». ¿Ni siquiera en el vestuario? Así es. «Que no son apropiadas, sino más bien acciones de gracias. Porque con certeza sabéis esto: que ningún inmoral, impuro, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios».

Usted dirá: «Pues yo leí un libro en que un tipo dijo que eso no es verdad». «Que nadie os engañe con palabras vanas, pues por causa de estas cosas la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia. Por tanto, no seáis partícipes con ellos; porque antes erais tinieblas, pero ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz (porque el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad), examinando qué es lo que agrada al Señor.

«Y no participéis en las obras estériles de las tinieblas, sino más bien desenmascaradlas; porque es vergonzoso aun hablar de las cosas que ellos hacen en secreto. Pero todas las cosas se hacen visibles cuando son expuestas por la luz, pues todo lo que se hace visible es luz. Por esta razón dice: Despierta, tú que duermes, y levántate de entre los muertos, y te alumbrará Cristo. Por tanto, tened cuidado cómo andáis; no como insensatos, sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Así pues, no seáis necios, sino entended cuál es la voluntad del Señor.

«Y no os embriaguéis con vino»—«¿Y con whiskey? Con eso tampoco»—«En lo cual hay disolución, sino sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, himnos y cantos espirituales, cantando y alabando con; vuestro corazón al Señor dando siempre gracias por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a Dios, el Padre; sometiéndoos unos a otros en el temor de Cristo». Tiene mucho que decir.

No Hagas _________

Dos listas: la primera es «No hagas» Eso es lo que él dice, «No hagas». Y esta lista es larga. ¡Vean esta lista!

No participen en la inmoralidad o la impureza. «Pensé que era un estilo de vida alternativo». No, es inmoralidad e impureza. «¿Qué pasa si la mujer está caliente?». El infierno también está caliente, no la vaya a tocar. «¿Qué tal si a los ojos de Dios estamos casados?». Los ojos de Dios son llamas flameantes, al rojo vivo. Le aseguro que a los ojos de Dios usted no está casado. «¿Qué tal si vamos a casarnos? ¿Qué tal si nos conocemos desde hace mucho?». Bajen las manos, dejen de manosearse, ¡no! «¿Qué pasa si—?». ¡No!

«Pastor Mark, ¿qué dice en griego? » Dice que usted es obsceno, eso es lo que dice en griego. Un tipo obsceno de 20 y pico de años que siempre huye, se conoce porque estudia el texto griego de pasajes como Efesios 5:3. «Encontré un tipo que dijo que en el mundo antiguo eso era aceptable». «No participen en»—es una palabra que describe algo como un cajón grande de basura. Amigos con beneficios, adulterio, pornografía—y lo que sea, es como un balde lleno de obscenidades. ¡No!

Segundo, no tomen parte en la avaricia. Es lo que llamamos publicidad y mercadotecnia. Ven, solo damos nombres nuevos a las cosas, ¿verdad? La avaricia es cuando decimos: «Hombre, que carro tan lindo. Ojalá tuviera ese carro. Oh, qué persona tan atractiva, ojalá fuera tan hermosa como ella». «El pastor Mark tiene un cuello enorme, yo quisiera tener un cuello enorme». Cuando vemos cosas deseables y las anhelamos de una manera malsana.

Tercero, no tomen parte en obscenidades, necedades, ni groserías. Así es, ¿cuántos caballeros aquí dicen cosas con los amigos que nunca dirían delante de las damas? Dicen: «No les vayan a decir lo que yo dije». Cosas inapropiadas, groseras, sexuales, bajezas, chistes y bromas vulgares. No sé si las damas lo hagan mucho, pero sé que los hombres lo hacen, ¿cierto? Él dice: «No, no lo hagan».

No se asocien con el comportamiento pecaminoso, cuarto. No dice: «No se asocien con los pecadores», porque necesitarían encontrar un nuevo planeta y sería demasiado inconveniente. Pero no participen en el comportamiento pecaminoso, es decir, si alguien va a hacer algo malo, no pueden hacer lo que ellos están haciendo.

Y el Espíritu Santo los compungirá y sabrán, «No debo estar aquí. No debería hacer esto. Esto está mal. Sé mi grupo de amigos hace esto, pero tengo que librarme de esto. Tengo que apartarme porque no es lo que debo estar haciendo. No significa que no puedo amarlos, que no puedo ser su amigo, que no puedo comunicarme con ellos, pero cuando hacen eso, no puedo acompañarlos».

¿Cierto, damas? Como sus amigas solteras que los viernes por la noche se arreglan todas, y el dobladillo de la falda y el escote se confunden, y salen a hacer cosas perversas. Usted dice: «¿Sabe qué? Voy a buscarme una sudadera y amar a Jesús, ¿de acuerdo? No puede hacer lo que ellas hacen.

Quinto, no participen en las obras de las tinieblas, sino desenmascárenlas. Esto puede incluir toda clase de cosas. Toda suerte de cosas. Podría ser el paganismo espiritual, la participación en otras religiones. Puede ser cualquier cosa—y me encanta el lenguaje. Es oscuro. Lo que solemos hacer cuando estamos en tinieblas, lo hacemos porque nos estamos escondiendo. Estamos haciendo algo que no debemos hacer.

A D.L. Moody le encantaba decir: «El carácter es lo que uno es en las tinieblas». Cuando uno piensa que nadie lo está viendo, apaga las luces pensando que Dios no puede verlo. No es que Dios esté en el cielo diciendo: «Apagaron las luces y quién sabe qué estarán haciendo allá abajo. Ojalá pudiera ver eso. Por el ruido que hacen, es preocupante, pero quizás…». ¿Verdad?

Es sagrado. Es oculto. No quiere que la gente sepa que usted frecuenta esos sitios en Internet, o tal lugar, o que está envuelto en tal relación, o que está participando en tales actividades. Trata de ocultarlo todo en las tinieblas, y lo que él está diciendo es: «No, no hagan eso. Desenmascaren esas cosas, hablen de esas cosas, confiesen esas cosas, busquen ayuda para esas cosas».

Sexto, dice que no se emborrachen. No se emborrachen. No es pecado tomarse un trago. Si tiene más de 21 años, no hará tropezar a otros. Porque algunos de ustedes crecieron en tradiciones religiosas donde le hacían cosas muy raras a la Biblia. Y decían: «Jesús convirtió el agua en vino», conjeturando que era jugo de uvas. No, no lo es. No lo es. ¿Ha estado tomando? ¿Quién lo interpretaría de esa manera? ¿Verdad? Porque de no ser así, Efesios estaría diciendo, «No se emborrachen con jugo de uvas», y usted diría: «Debe ser fácil mantenerse sobrio tomando jugo de uvas. Creo que habría que tomar muchísimo jugo de uvas para emborracharse. Creo que es más probable que me ahogue a que me emborrache tomando jugo de uvas».

Bien, la Biblia habla del vino, y habla del alcohol, y habla de la cerveza en Proverbios. No es pecado, pero sí es pecado desobedecer la ley, y es pecado hacer tropezar a otros, y es pecado emborracharse.

Y, sí, esto incluye otras sustancias. Algunos me han dicho, literalmente, que la Biblia no dice nada sobre tequila. ¿Qué clase de fariseo alcohólico extraño es usted? O sea, se refiere al alcohol. Significa ser controlado por una sustancia. Incluye medicamentos recetados que usted pueda usar en forma nociva. Incluye automedicarse con fármacos, con alcohol de varias clases.

La Biblia dice que debemos tener dominio propio y estar alertas. No puede hacer eso si está borracho o drogado. Sé que acabamos aprobar la ley de la marihuana, pero el pueblo de Dios no debe drogarse. No debe emborracharse. No debe dejarse controlar por ninguna sustancia. En este caso dice: «No se emborrachen. Sean llenos del Espíritu Santo». Si quieren estar bajo el control de alguna cosa, que sea el Espíritu Santo. Si está luchando con problemas, no busquen la cachimba ni a la botella, busquen al Espíritu Santo. No huyan de sus problemas, supérenlos por el poder de Dios. Esa es la idea principal de lo que está explicando. Ahí tienen sus seis cosas a no hacer.

Haz __________

Y después tiene una lista de cosas que debemos hacer. Imiten a Dios, es una petición bastante grande, ¿verdad? Una gran petición. Eso como que define nuestra vida. Imiten a Dios. ¿Cómo los trataría Dios? ¿Qué diría Dios? ¿Qué haría Dios? ¿Qué daría Dios? ¿Cómo respondería Dios? ¿Cómo reaccionaría Dios? ¿Qué pensaría Dios? ¿Qué sentiría Dios? Toda la vida ahora se centra en Dios.

Cuando vivimos coram Deo, como dicen los teólogos, «ante el rostro de Dios», decimos: «Está bien, Dios, ¿quién eres, y cómo puedo imitarte?». En eso consiste la adoración, responder como Dios respondería, reflejando quién es Dios.

«Caminen en amor». Es un estilo de vida habitual, continuo. Amar a las personas. Esto incluye la generosidad, el afecto, el servicio, e invertir en las personas.

«Caminen como hijos de luz». Es ser honestos con su propio pecado, sacarlo todo a la luz. En 1 Juan dice: «Si andamos en la luz, como Él está en la luz, tenemos comunión los unos con los otros, y la sangre de Jesús su Hijo nos limpia de todo pecado». Andar en la luz significa hablar con Dios y con otros cristianos sobre nuestros pecados y luchas. «Esto es lo que está pasando y estoy fallando de esta manera. No quiero ocultarlo otra vez en las tinieblas, porque así no podrán ver quién soy, dónde estoy, y lo que hago. Lo revelo, lo saco a la luz y digo: “Miren, necesito ayuda. Necesito rendir cuentas. Necesito apoyo. Esto es lo que está pasando y voy a sacarlo a la luz. Sé que es horrendo, que es difícil de mirar, pero estoy aquí porque necesito a Jesús y a su pueblo”». Eso es andar en la luz.

Muchas veces veo que las personas lo ocultan todo en las tinieblas hasta que su vida se derrumba, y corren a la iglesia a buscar relaciones a la ligera para que los ayuden. Si usted está aquí, lo amamos, alabado sea Dios, pero para los demás, caminen en la luz antes que se vuelva una crisis. Permitan que otros los conozcan y que estén en comunidad con usted mediante recursos como los grupos de redención y los grupos comunitarios. Ahí es donde andamos en la luz. Una de las funciones importantes de esos grupos es andar en la luz. «¿Quién eres? ¿Quién soy yo? ¿Dónde estás? ¿Dónde estoy yo? ¿En qué puedo ayudarte? ¿En qué puedes ayudarme para que juntos podamos imitar a Dios?».

Cuarto, disciernan lo que agrada a Dios. De repente para el cristiano la vida ya no consiste en: «¿Qué quiero yo?». Sino más bien: ¿Qué quiere Él? Señor, ¿qué te agradaría? ¿Debo hacer esto o no debo hacer esto? ¿Debo decir esto o no decir esto? ¿Debo dar esto o no dar esto? Señor, ¿qué te agradaría? ¿Qué te agradaría? Esa es la meta.

Esa es la pregunta. Muchas veces no hacemos la pregunta. Es más, decidimos lo que queremos y después oramos y le pedimos a Dios que lo haga. «Señor, haz esto». No, debemos orar primero: «Dios, ¿qué quieres que haga?», y obedecerle. Pero debemos discernir qué agrada al Señor.

Y amigos, por eso tenemos la Palabra de Dios, para conocer a Dios y saber quién es, para conocernos a nosotros mismos y quiénes somos, y para poder discernir lo que agrada a Dios. La mayoría de las respuestas a la mayoría de sus preguntas ya fueron contestadas y están aquí. Y a veces los cristianos se ponen a buscar respuestas y deberían buscarlas en las Escrituras porque ahí están las respuestas. Quinto, anden como sabios. El mundo está lleno de insensatez. La yuxtaposición en el libro de Proverbios es entre la insensatez y la sabiduría. Algunas cosas son pecaminosas; otras son estúpidas. Son bobadas. Usted puede decir: «Oh, eso no es pecado». Eso no es sabio. No está usando su tiempo debidamente. No está usando su energía debidamente. No está usando su dinero debidamente. No está invirtiendo su vida debidamente. Es que no lo está haciendo.

Y bajo este asunto de la sabiduría yo pondría los problemas sencillos y prácticos de la vida diaria. Cuando sus pasatiempos consumen su vida, cuando no tiene tiempo para Dios ni para su pueblo, ni para su Palabra por sus actividades recreacionales, sus adicciones en línea, o su obsesión total con los medios sociales, o por tratar de volverse el líder de un gremio, Dios no lo permita. En últimas, usted podría decir: «Eso no es pecado», pero no es sabio. Y a veces el enemigo de lo que agrada a Dios es la insensatez. Es una pérdida insensata de tiempo y energía, una pérdida insensata de dinero.

Y si considera que su vida consiste en ser un administrador, y que le sus dólares y sus días están contados, «¿cómo los invertirá para que agrade a Dios?»—Lo protegerá contra la insensatez. Esta ni siquiera es la lista. Todavía nos queda la otra mitad de la lista de cosas que debemos hacer.

Aprovechen bien el tiempo. ¿Cómo están manejando el tiempo? Usted y yo tenemos las horas contadas sobre la tierra. Debemos invertir y hacer depósitos para el reino de Dios y el bienestar de otros. ¿Cómo les está yendo? O sea, el estudiante promedio de hoy al graduarse de preparatoria ha dedicado más tiempo a ver televisión que a asistir al colegio. El soltero promedio de hoy, dependiendo de cuál encuesta esté creyendo, gasta entre 3 y 4 horas al día en videojuegos. ¿Cuánto tiempo se gasta en tecnología?

Algunos de ustedes dicen: «Oh, la tecnología no es siempre una pérdida de tiempo». No lo es, pero a menudo sí lo es. ¿Cuánto tiempo gasta navegando en Internet, en los medios sociales, chismeando, acosando, jugando videojuegos, chateando, simplemente perdiendo el tiempo? O sea, en este momento en su bolsillo usted tiene un objeto en forma de teléfono que potencialmente puede desperdiciar toda su vida. Dice: «Aprovechen el tiempo. Usen su tiempo sabiamente».

Es un factor importante en el periodo conocido como la adolescencia extendida, en la que los hombres no se casan sino hasta los 30 años, casi, y las mujeres hasta los 20 y tantos años, y a menudo es porque han desperdiciado el tiempo, no lo han invertido. No están listos para casarse por haber desperdiciado tantos años, y los hombres jóvenes son los que más hacen esto. Siempre lo recalco, pero esto va más allá de la adolescencia. No quieren madurar. No quieren tomar responsabilidad, y como resultando aunque son hombres anatómicamente, son niños pequeños en lo que a la responsabilidad se refiere. Han desperdiciado el tiempo. Por eso dice: «Aprovechen bien el tiempo». ¿Cómo está su tiempo?

Sean llenos del Espíritu. Y el lenguaje que usa aquí es hermoso. El Espíritu Santo es la tercera Persona de la Trinidad. Es una Persona, no una fuerza. Jesús nos prometió que Él regresaría y que nos mandaría el Espíritu Santo, y que Él nos convencería de pecado. Jesús trató al Espíritu Santo como persona no como objeto, por tanto el Espíritu Santo es una Persona. Es la tercera Persona de la Trinidad. Él es Dios. Dio poder a la vida de Jesús, dio poder a la vida del pueblo de Jesús. Permitió, dio poder y capacitó a Jesús para que fuera obediente, y hace lo mismo por nosotros. Podemos vivir no estando llenos de embriaguez, sino llenos del Espíritu.

Y el lenguaje que usa aquí es—y algunos de ustedes han asistido a iglesias medio carismáticas, pentecostales, donde les dicen básicamente que si oramos en voz alta, y nos congregamos y hacemos un gran culto de oración, y alguien trae un estandarte, una chica busca un tamborín, y hacemos suficiente ruido para despertar al Espíritu Santo, y si gritamos, y oramos, y alabamos, y hablamos en lenguas, y bailamos alrededor como en las clases aeróbicas en las noches de karaoke en un bar de mala muerte con cerveza barata, si todos le echamos ganas, Él aparecerá.

Pero a decir verdad, el Espíritu Santo ya está ahí, ¿no es cierto? Ya ha sido derramado. Ya está con el pueblo de Dios. Ya está en el pueblo de Dios. Y no es que tengamos que inducir su aparición, sino que debemos valernos de su presencia. El lenguaje que usa aquí: «Sed llenos del Espíritu», literalmente conlleva la imagen de navegar en un velero. Digamos que el viento sopla y hay un barco sobre un lago. El barco no tiene energía, ni movimiento, ni ímpetu, a menos que ice su vela. Al izar la vela, esta se hincha y el barco se mueve compelido e impulsado con gran fuerza y poder. Ese es el lenguaje que usa aquí.

Al andar en pecado, al andar en insensatez, andamos en rebeldía, pero el Espíritu Santo sigue soplando. Jesús dijo en Juan 4 que «Él es como el viento». Sigue soplando, pero no nos estamos moviendo porque no hemos izado nuestras velas. No queremos escuchar lo que Él nos quiere decir. No queremos hacer lo que Él quiere que hagamos. No queremos ir hacia donde Él nos está impulsando. ¿Ven eso? Estar lleno del Espíritu Santo no es simplemente tener una gran vela sin que Él haya aparecido. Él ya está ahí, y si usted no se está moviéndose es porque ha arriado su vela proverbial.

Cuando dice: «Sed llenos del Espíritu Santo», está diciendo: «Arrepiéntanse de su pecado. Arrepiéntanse de su necedad. Arrepiéntanse de su rebeldía. Arrepiéntanse de su corazón empedernido y su dura cerviz porque el Espíritu Santo desea llenarlos, y desea cambiarlos, y desea informarlos, y desea iluminarlos, y desea moverlos, y desea obrar por medio de ustedes, y Él ya está ahí y los está esperando a ustedes». Ya los está esperando. No es que el Espíritu Santo no esté dispuesto, sino que a veces nosotros estamos indispuestos. Ese es el problema.

Continúa diciendo que adoremos a Dios cantando apasionadamente. Que cantemos salmos e himnos, y cantos espirituales, y que hagamos música y nos reunamos a cantar como pueblo de Dios Los que están llenos del Espíritu cantan. Por eso es que las iglesias carismáticas y pentecostales francamente tienden a cantar más que las iglesias presbiterianas y bautistas reformadas. Así es. Las iglesias que creen en el Espíritu Santo tienden a cantar mucho más fuerte, y sus bandas francamente tienden a ser mejores. Simplemente les estoy entregando el correo; yo no escribí eso. Solo les estoy diciendo cómo son las cosas.

Si usted está lleno del Espíritu Santo, desea cantar. ¿Sabe por qué? Dios el Espíritu Santo, la tercera Persona de la Trinidad, desde la eternidad pasada ha estado en unión y comunión con el Padre y el Hijo. Se han glorificado y edificado mutuamente para siempre en adoración y alabanza. Y cuando el Espíritu Santo viene a morar en el pueblo de Dios, nos inspira a aunarnos en alabanza al Padre y al Hijo.

Usted no puede estar lleno del Espíritu Santo y no cantar. Puede entristecer, apagar, y resistir al Espíritu Santo. Cuando termine el sermón no se vayan por favor. Es su turno para cantar. Es su momento para cantar. Canten salmos, himnos, cantos espirituales, aclamen con júbilo, ¿verdad? Dice: «Hagan eso». Algunos de ustedes dicen: «¿Qué pensarán los demás?». Pues esa no es la pregunta correcta. Adoramos a Dios. Deberíamos pensar: ¿Qué pensará Él si no estamos cantando?

Y les diré algo, Mars Hill, la gente aclama a sus dioses en otras iglesias. Como en los estadios, su dios es un deporte y ellos vienen a aclamarlo. Los conciertos se vuelven lugares donde las iglesias y los fanáticos vienen a aclamar a sus bandas y a cantar con ellas.

La adoración está aconteciendo en todas partes, y ciertamente debería acontecer entre el pueblo de Dios. Ellos cantan para su equipo. Ellos cantan para su banda. Usted al menos podría cantar para el Dios que conquistó el pecado y la muerte.

Él dice: «Den gracias». Es una actitud de gratitud que siempre nos hace pensar: «¿Qué motivo de agradecimiento tengo hoy?». No se trata de una credulidad simplista, sino: «Dios es bueno y yo debería buscar la bondad de Dios en mi vida, y pausar a dar gracias a Dios por la gracia que me da durante el día».

Y por último, dice que nos sometamos unos a otros en el temor de Cristo. Eso quiere decir que como miembros de la familia de la iglesia, si alguien ama a Jesús y desea edificarlo con sus palabras, usted al menos está dispuesto a escucharle. No significa que inmediatamente esté de acuerdo con ellos, sino que está dispuesto a escucharles, y si tienen razón, está dispuesto a arrepentirse, pedir perdón, aprender, y a ajustar su rumbo. Porque a fin de cuentas, ser lleno del Espíritu es someterse a la verdad.

Adoptados por Dios Padre

Pero la pregunta es: ¿cómo vamos a hacerlo? Esa es la lista de nones y de cosas que debemos hacer. Cuántos de ustedes dejaron de tomar notas porque la lista era muy larga. Pensaron: «Oiga, son muchas cosas». Son muchas, ¿verdad? Si vieran el Antiguo Testamento. Los primeros 5 libros contienen más de 600 reglas o leyes. La Biblia está repleta de cosas como esta. ¿A cuántos de ustedes les gustaría irse para la casa, y, empezando en Génesis, leer hasta Apocalipsis para hacer dos listas: No hagan esto, y, hagan eso? Morirán antes de acabar la lista. Podrían matarse haciendo eso, ¿verdad? Es mucho.

Aquí es donde por lo general el predicador empieza a moralizar. No hagan esto. Hagan aquello. Y uno puede verlo de esa manera sin ser cristiano siquiera. Es más, usted puede ser ateo y darle una lista a la gente de lo que no pueden hacer y otra de lo que pueden hacer. ¿La pregunta es cómo lograrlo? Cómo dejamos de hacer lo malo, y cómo hacemos lo bueno? ¿Les provoqué suficiente curiosidad? ¿Están emocionados? «Oh, Mark, ¡dígame por favor! ¿Cuál es la respuesta a esta pregunta?».

Les diré de todas maneras. Es esta: «Adoptados por Dios Padre». ¿Saben cómo lograrán hacer lo bueno, y dejar de hacer lo malo? Al no enfocarse en ustedes mismos, sino conociendo a su Papá.

Lo dice en Efesios 5:1, cierto, ya vimos Efesios 5.1-21: «Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados». Suena bien, ¿verdad? Hijos amados. Los cristianos son hijos amados de Dios. Y dice al final, en Efesios 5:20, que Dios es nuestro Padre.

Esta es nuestra identidad, Mars Hill, si usted es cristiano. Dios es nuestro Padre y nosotros somos sus hijos amados. Ya nos dijo en Efesios 1:5, al comienzo del libro, que fuimos adoptados. Fuimos adoptados.

¿Alguna vez han visto a un niño adoptado? Es algo hermoso, ¿verdad? Un niño no tenía papá, y ahora tiene papá. Cambia la vida entera de ese niño. Todo cambia por la identidad de su nuevo padre. Dios es nuestro Padre, y este concepto es único. Dice 8 veces en Efesios que Dios es nuestro Padre, en forma explícita y abierta. El Señor Jesús nos enseñó a orar así: «Padre nuestro que estás en el cielo».

Mars Hill, si ustedes son cristianos, están relacionados con Dios como Padre. Este lenguaje fue revolucionario en tiempos de Pablo. Les daré un poco del trasfondo histórico aquí.

En tiempos de Pablo, pertenecían al Imperio Romano. Los niños que nacían en familias pobres, sobre todo, a menudo los descartaban. La tasa de mortalidad infantil era muy alta. El 40% de los niños moría antes de los 15 años de edad. Los niños morían jóvenes. Generalmente no nombraban al niño hasta que tuviera al menos una semana de nacido porque tantos morían en la primera semana.

De los sobrevivientes, sobre todo entre las familias pobres, si era una niña, literalmente la echaban fuera. Las abandonaban en el desierto. Las tiraban en un basurero. Las tiraban en un montón de estiércol. Si la familia era pobre, o digamos que un niño nacía con alguna discapacidad, les hacían lo mismo: los abandonaban, los ahogaban, los tiraban a un basurero, los dejaban en un montón de estiércol. Esos niños no tenían derechos.

Sucedía, entonces, que la gente llegaba y se llevaba a las niñas. ¿Se imaginan lo que les hacían a esas niñas? Las prostituían, las esclavizaban, las abusaban horriblemente. ¿Se imaginan si echáramos a los recién nacidos en la basura para que cualquiera que pasara en un carro los recogiera y les hiciera cuanto quisieran? Así era el Imperio Romano. Convertían a los niños en esclavos, y también peleaban como gladiadores en los juegos, donde eran asesinados a manera de deporte para el consumo del público.

Por eso, cuando vino el Señor Jesús acogía a los niños a su alrededor, y los discípulos decían: «Oigan, saquen a esos niños de aquí». Y Jesús decía: «No, no, no, no, no. No, yo amo a los niños. Recibo a los niños. De hecho, Dios es nuestro Padre y nosotros somos sus hijos». Jesús cambió la manera en que el mundo veía a los niños. Jesús cambió la manera en que el mundo veía a Dios. Jesús nos muestra el corazón paternal de Dios y nos revela que podemos ser adoptados en la familia de Dios.

Algo interesante que sucedió con los niños abandonados, descartados, y abusados cuando el cristianismo tuvo su auge al comienzo del Imperio Romano: fue que empezaron a adoptar a esos niños. Los cristianos literalmente salían y decían: «Oh, hay un niño en la basura; llevémoslo a casa». «Aquí hay otro niño en la basura; llevémoslo a casa». «Oh, hay un niño abandonado en el desierto; vamos a llevarlo a casa». «Oh, ¿usted iba a sacar a su niño a ponerle una piedra de molino al cuello para ahogarlo en el río? ¿Por qué más bien no me regala su niño?» Los cristianos empezaron a adoptar a todos los niños. ¿Por qué? ¿Por qué?

Porque su teología informa su actividad. Porque Jesucristo fue adoptado. Dios vino en la Persona de Jesucristo y no tenía un padre terrenal, fue adoptado por un padre terrenal, por un hombre llamado José. Si Jesús fue adoptado, significa que adoptar es bueno. Jesús no solo fue adoptado, por medio de Jesús somos adoptados. Y si Dios es nuestro Padre, y por medio de Jesús somos adoptados en la familia de Dios, deberíamos adoptar a los niños a nuestra familia. Debemos ser sus madres y sus padres, y decirles que los adoptamos porque el Padre celestial nos adoptó a nosotros. Por eso es que a los cristianos siempre les ha gustado adoptar, ¿amén?

No sé cuántas personas en Mars Hill están adoptando niños, es fabuloso, alabado sea Dios, de los hogares de guarda, del extranjero, y en cualquier circunstancia. En ambas partes de nuestra familia, cada uno de mis hijos tiene un primo de cada lado, una niña que fue adoptada por un miembro de nuestra familia ampliada.

El corazón de Dios es el corazón de un Padre. El corazón de Dios es un corazón adoptivo. Quiero que vean a la salvación como una adopción. En una adopción, ¿quién toma la decisión, el niño o el padre? ¿Quién decide? El padre. Es una transacción legal. Un niño no puede ir casualmente ante un juzgado a pedir los papeles, llenarlos, firmarlos, y listo, son adoptados. La adopción es a discreción del padre. El padre decide a quién va a adoptar. Es una transacción legal.

Lo mismo nos pasa a nosotros. Dios es un Padre que adopta a sus hijos. Dios es un Padre que adopta a sus hijos. Si usted es cristiano, Él lo escogió a usted. Lo escogió para que fuera su hijo o su hija. Lo adoptó a su familia. Ahora su nombre de familia es Cristiano. Ha recibido los derechos de herencia de parte del Padre, y estos incluyen el reino de Dios en su totalidad.

La primera pregunta es: ¿Por qué hace esto Dios? Simplemente porque Él es así. Es así de grande. Es así de glorioso. Es así de grandioso. Es así de bueno. Y quiero recalcarles esto, y lo he repetido varias veces ya en Efesios, pero me siento obligado a revisar este tema, que Dios es un Padre y los cristianos fuimos adoptados en su familia.

Porque, Mars Hill, la herida del padre es profunda. Es profunda. Por primera vez en la historia de esta nación 40% de los niños se acostarán sin un padre esta noche. Por primera vez en la historia de este país, la mayoría de los niños nacidos de madres menores de 30 años nacen fuera del matrimonio.

Eso significa que ahora la mayoría de los niños crecen sin un papá. La mayoría de los niños no tienen padre, y muchos de los que sí, tienen papás malos, violentos, abusivos, sin afecto, padres que no protegen ni proveen. Pienso que al igual que muchas otras cosas, esto articula, explica, sintetiza el quebrantamiento que vemos en nuestra cultura. Es el resultado de una cantidad de papás malos.

Como resultado, hoy los adolescentes y los de 20 y pico de años están perdidos. No saben de dónde vienen, por qué están aquí, a dónde van, o qué están haciendo. Significa que en nuestra iglesia gran parte de lo que llamamos hacer discípulos en realidad es crianza. «Así se consigue trabajo. Así hace el balance de su chequera. Así sale con su pareja y la corteja. Así debe casarse. Así controla su sexualidad. Así debe criar a un niño». Hoy, hacer discípulos en realidad es criar hijos, y como faltan las familias y los hogares intactos, la iglesia se vuelve la familia de Dios para ayudar a hacer la diferencia.

Al leer esta lista de parte de nuestro Padre celestial de lo que no debemos hacer y lo que debemos hacer, todo eso debe aprenderse en comunidad con la familia. Algo desalentador, alarmante y devastador, es que la persona promedio piensa que Dios los trata como los trataron sus padres terrenales.

Christian Smith es un sociólogo destacado que realizó el estudio más grande en la historia de los Estados Unidos de América sobre adolescentes y personas de 20 y pico de años, en términos espirituales. Escribió dos libros, y en la reseña dice que los adultos jóvenes en promedio creen en algo llamado el deísmo terapéutico moralista. Son palabras grandes: Deísmo, Dios vive lejos. No participa en nuestras vidas. Moralista: quiere que seamos buenas personas. Terapéutico: debemos aprovechar todos los conocimientos de la sicología, la sociología, la antropología, la teología, y la espiritualidad, y aprender algunos trucos y consejos para llevar una vida mejor, más plena y feliz. Esa perspectiva de Dios es como la de un padre terrenal. Se fue, no me conoce, no está aquí para ayudarme, espera que yo haga lo mejor que pueda, y quizás de vez en cuando me mande un cheque.

La perspectiva de Dios en la Biblia es completamente distinta a la perspectiva de Dios en la cultura. En la Biblia, Dios es un Padre. Necesito que sepan eso. Necesito que crean eso. Necesito que confíen en eso. Y para algunos de ustedes, tomará tiempo para que esta verdad penetre la dureza de sus corazones. Hay un tipo en Mars Hill a quien le he repetido esto cara a cara muchas veces, creo que durante los últimos 6 años. Y al predicar esta clase de sermón, casi siempre con el trascurso de los años, viene y me dice: «Todavía me cuesta creer que Dios sea mi Padre». Lo es. Lo es, y si capta esa identidad, cambiará su actividad. La clave para no haga esto y haga aquello, es preguntar: «¿Quién es mi Padre? Si este es mi Padre, no quiero portarme de esta manera, quiero portarme de otra manera».

Pablo lo resume así: «Sed imitadores de Dios como hijos amados». Ese es su enunciado de tesis. Los niñitos con padres que los aman muchísimo quieren ser como sus padres, ¿cierto? Los muchachitos con padres que los aman muchísimo quieren ser como sus padres. Las niñitas con padres que las aman muchísimo quieren crecer y casarse con alguien como su padre, ¿amén? Eso es lo que hacen los niños. Cuando los niños tienen padres que los aman, quieren ser como ellos.

O sea, el cambio de actividad y comportamiento en realidad empieza con un cambio de identidad. Es asunto de padres. «Sabes por qué quiero hacer esto y no quiero hacer lo otro? Porque mi Papá me ama y yo quiero ser como mi Papá. Y si mi Papá me dice que no, debe ser porque es algo malo, porque sé que mi Papá es un hombre bueno.

Algunos de ustedes al leer la Biblia no están seguros si Dios es un Padre bueno, amoroso, y comprometido. Cuando Él dice que no, piensan: «Quiero discutirlo. Quiero debatirlo. Quiero discrepar». Son como adolescentes rebeldes y necios. Si saben que su Padre los ama, y que Él es bueno, y que dice la verdad, y que está ahí para protegerlos, y que siempre desea su bien; si su Padre llega y le dice: «Por favor no hagas eso», usted le diría: «Está bien. No entiendo bien, Papá, pero confío en ti, porque sé que siempre deseas mi bien, por eso voy a vivir por fe y confiar en eso. Y al andar en eso, finalmente se hará realidad y veré de qué estabas hablando». Como hijos amados, imiten a su Papá. Primero, somos adoptados por Dios Padre.

Adoptado con una nueva identidad

Segundo, y ya aludimos a esto, somos adoptados con una nueva identidad. ¿Saben lo que le pasa a un niño adoptado? Su identidad cambia por completo. Lo primero que cambia es ¿qué? Su situación legal, su apellido. Su identidad cambia por completo, literalmente. «Su nombre no es este; este es su nombre. Esta no es la persona o la organización que ejerce responsabilidad legal sobre usted, sino estas personas». Su identidad cambia. Al ser adoptados en la familia de Dios por Dios Padre, su identidad cambia. Por eso nuestro nombre de familia es Cristiano. Y aquí en esta porción de Efesios 5, Pablo yuxtapone nuestra identidad antes y después de ser adoptados por Dios Padre.

Antes de ser adoptados por Dios Padre, Efesios 5:6 dice: «La ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia». Antes de ser adoptados por Dios Padre, antes de ser cristianos, su identidad es: hijos de desobediencia bajo la ira de Dios. Cuando Dios Padre los adopta en su familia por medio de Jesús, Efesios 5:8 dice que nuestra nueva identidad es ¿qué? hijos de luz. También dice que somos hijos amados. ¿Entienden eso?

Antes de ser cristianos Dios estaba enojado, y ahora que lo son, no está enojado. Antes de ser cristianos, los esperaba el castigo. Ahora que lo son, no hay castigo. El castigo lo sobrellevó Jesús. La ira recayó sobre Jesús. Su Hermano mayor se encargó de todo, amigo. Todo ha cambiado.

Es interesante que al ser adoptados los niños, algo que los consejeros y los trabajadores sociales dicen a la familia adoptiva, es: «Saben, a veces los niños adoptados luchan con problemas de apego, porque a veces fueron usados o abusados, o descuidados, o abandonados, tanto, que aunque los padres los aman, y la nueva familia los ama, no están seguros que eso vaya a durar mucho, y su instinto de conservación y de protegerse a sí mismos hacen que el niño se muestre poco cariñoso, que no se apegue mucho a la familia, y permanezca al margen». Algunos cristianos hacen lo mismo.

He visto unos niños que al ser adoptados no tienen problemas de apego en absoluto. Corren hacia su papá y saltan en sus brazos, le dan un beso, lo abrazan. ¡Papá! O sea, no tienen problemas de apego de ningún tipo. Otros niños no son así. «Mi papá es bueno hoy, pero mañana puede que no. Mi papá me ama hoy, pero tal vez me repudie mañana. Mi papá está a mi favor hoy, pero mañana puede que esté en mi contra. No estoy seguro si puedo confiar en esta familia». Lo que sucede a los que son adoptados físicamente les sucede a los que son adoptados espiritualmente.

Algunos de ustedes, sabiendo que Dios es su Padre, se han emocionado. «¡Viva, por fin tengo un Papá!». El salmista dice que Él es Padre de los huérfanos. Algunos de ustedes todavía dudan, no están seguros, sospechan.

Pero Él dijo lo siguiente: «Ahora ustedes son hijos de luz». Eso significa que la gracia de Dios resplandece sobre ustedes. El afecto de Dios siempre está delante de ustedes. Dios no puede amarlos más. Nunca los amará menos. Y al firmar los documentos de adopción, al sellarlos con el Espíritu Santo, Él nunca los dejará ni los desamparará. Nunca los repudiará. Ustedes son sus hijos para siempre. Su Papá los ama. Su Papá los ama. Eso cambia su identidad, ¿cierto?

Al leer la Biblia, amigo, al leer cosas negativas sobre la ira de Dios, y el infierno, y el juicio, quiero que recuerde: «Oh, esa es mi vieja identidad». Al leer sobre el amor, y la gracia, y la misericordia, y el efecto, y que Dios es un Padre, quiero que diga: «Oh, esa es mi nueva identidad».

Y Él compara las dos para que sepamos de qué fuimos salvados y quién nos salvó, para que sepamos cuánto nos ama el Padre, y las cosas maravillosas que hizo por nosotros. Quiero que vengan a Dios con una fe de niño, no con una fe inmadura, sino con una fe de niño. «Tengo un Papá bueno. Puedo confiar en Él. Él me ama». Somos adoptados con una nueva identidad.

Adoptados en una nueva familia por medio de Jesús

También somos adoptados en una nueva familia por medio de Jesús, nuestro Hermano mayor. Efesios 5.2: «Andad en amor, así como también Cristo os amó y se dio a sí mismo por nosotros», o sea en la cruz, «ofrenda y sacrificio a Dios, como fragante aroma». Cuando dice nosotros, ser refiere a la iglesia. O sea, a los hijos de Dios. No solo a mí individualmente sino a nosotros colectivamente. Y lo que está diciendo es que somos adoptados en la familia por medio de Jesús, nuestro Hermano mayor.

Y usando este lenguaje familiar, la Biblia dice en otra parte que Jesús es nuestro Hermano mayor. Les daré un par de ejemplos. En Hebreos 2:17 dice que Jesús tuvo que ser hecho semejante a sus hermanos. Ven, somos hijos rebeldes. No es que el Padre nos haya dejado huérfanos, sino que por medio del pecado nos escapamos de la casa. Nos rebelamos contra nuestro Padre. Nos hemos ido cada cual por su propio camino. Y Jesús, la segunda Persona de la Trinidad, viene a la historia humana y es hecho semejante a sus hermanos. Se reviste de carne humana. Camina sobre la tierra. Aunque es tentado, resiste la tentación y emprende una misión de rescate por la que busca a todos los hijos rebeldes y descarriados que el Padre desea adoptar en la familia.

Hebreos 2:17 dice que tuvo que ser hecho semejante a sus hermanos. Hebreos 2:11 dice que Jesús nos llama hermanos si somos cristianos. En otra parte dice también, en Romanos 8:29 donde habla de la salvación, que Jesús es el primogénito entre muchos hermanos.

El primogénito en esos días era el que sería cabeza del hogar. Era una sociedad patriarcal que se trazaba por la línea del hombre. Por eso es que en la Biblia las genealogías dicen: «Y fulano de tal engendró hijos, y ellos tuvieron otros hijos, y ellos engendraron a tal hijo y a tales hijos», y nos relata la historia familiar por la línea del hombre. Y siempre nos dice, generalmente, quién era el primogénito porque el primogénito era el patriarca de la nueva generación y todos los derechos de herencia de la familia los dejaban al primogénito. Entonces el hijo mayor supervisaba las propiedades, los bienes, las riquezas, el negocio familiar. Si papá moría, cuidaba a la mamá y a sus hermanas, y era el encargado de supervisar el bienestar del padre para que después asumiera las responsabilidades como cabeza del hogar ampliado.

Y Jesús es nuestro Hermano primogénito. Nuestro Hermano mayor murió para que fuéramos adoptados en la familia de Dios, y resucitó, triunfando sobre la muerte y el pecado, reconciliando a todos los hijos e hijas con su Padre amoroso. Cualquier herencia que recibimos: el Espíritu Santo, vida eterna, el perdón de pecados, el reino de Dios, y todas las cosas que son posesión adquirida de Jesús, el primogénito, y Él las comparte con la familia de Dios. Es hermoso, ¿verdad? Es maravilloso.

Este ha sido el corazón de Dios, amigos, desde el principio. Uno de los temas recurrentes más importantes del Antiguo Testamento es donde Dios dice repetidas veces: «Yo os tomaré por pueblo mío, y yo seré vuestro Dios». El Padre ha estado formando una familia desde Génesis 3, cuando nuestros primeros padres le dieron la espalda y Él vino a buscarlos. Este Padre está comprometido a crear una familia. Por lo tanto, al decir nosotros, se refiere a la iglesia.

Quiero decir un par de cosas sobre eso. La familia de la iglesia es donde conocemos a nuestros hermanos y hermanas. ¿Saben por qué necesitan formar parte de la iglesia? Porque no tienen una relación con Jesús exclusivamente, igual que un niño que no puede ser adoptado en una familia a menos que tenga una relación personal con el padre. Ellos también tienen una relación que implica al resto de la familia. Necesitan conocer a la mamá, a los hermanos, a las hermanas, a las tías, a los tíos, a los primos, ¿cierto?

La víspera de Navidad viene parte de la familia, y el día de Navidad viene la otra parte de la familia. Ambas partes incluyen, como dije, a una hermosa niña adoptada. Son parte de nuestra familia. En Navidad no pueden decir: «No participo en las actividades familiares. Tengo una relación personal, no tengo—». No, mire varón, ahora usted es parte de la familia. Mars Hill, la iglesia es una familia. La iglesia es una familia.

Algunos de ustedes dirán: «Mars Hill es una gran familia». Oh, sí, lo sé, lo sé. Somos una gran familia, pero aun así somos familia. Por eso es que, además de estas grandes reuniones los domingos tenemos pequeñas reuniones entresemana llamadas grupos comunitarios, donde las personas comen juntas y comparten la vida juntas, porque eso es lo que hacen las familias. Las familias comparten la misma mesa, y en las familias se aman unos a otros, y se sirven mutuamente, y se enloquecen unos a otros.

Y si usted llegó y pensó: «Fui a un grupo comunitario, y, qué gente tan fastidiosa», bienvenido a la familia. Ellos pensaron lo mismo cuando usted entró, ¿verdad? La familia es donde la gente se enloquecen unos a otros, ¿cierto? ¿Quién nos enloquece más que nuestros familiares? Nadie, para eso está la familia. La familia es para nuestra santificación. Por tanto, si su familia lo está enloqueciendo, están cumpliendo su labor al ayudarle a crecer y ser más paciente, amoroso, misericordioso, perdonador, para que compre menos balas y ofrezca más oraciones. Por eso están ahí, para que crezca en esos aspectos.

No venga a la iglesia con una perspectiva idealista, sentenciosa. O sea, «¿quiénes son ustedes para suplir mis necesidades?». No, bienvenido a la familia. Al llegar a una familia, uno aprende rápidamente que todos tienen una tarea, ¿verdad? ¿Cuántos de ustedes vienen de familias grandes? Todos deben ayudar con alguna cosa, ¿cierto? Yo era el mayor de 5 niños. Ahora nosotros tenemos 5 niños. Mars Hill es una gran familia. Todos tienen una tarea. Todos deben ayudar, velar por los demás. Los que son mayores, mayores en la fe, son como hermanos mayores, hermanas mayores. Los que son cristianos nuevos y son nuevos en la fe, son como hermanos y hermanas menores. ¿Saben qué hacen los hermanos y las hermanas mayores? Cuidan a los hermanos y a las hermanas menores. Eso es lo que pasa.

La Biblia usa el lenguaje hermanos y hermanas, e incluso puede que en esos días haya sido ilegal. Ya se los conté, pero lo que pasaba era que los derechos de herencia eran pasados por la familia, y no se les permitía decir que alguien era su hermano o su hermana a menos que fueran parientes consanguíneos para no confundir legalmente al estado.

Pero cuando la gente conocía a Dios Padre y eran adoptados en la familia por medio de Jesús, el Hermano mayor, todo cambiaba tan radicalmente, que decidían: «Nuestra familia espiritual es más importante que nuestra familia física. Nuestra familia del nuevo nacimiento rebasa a nuestra familia de nacimiento. Y qué importa si se confunde el estado. La amo como una hermana y él me trata como un hermano.

Para los que se frustran con la iglesia, no se den por vencidos porque cuando una familia supera los tiempos difíciles, ahí es donde en realidad saben a amarse unos a otros. Si usted es una de esas personas que llega a la iglesia, surge un pequeño conflicto, y se esfuma, si no le parece que sea una familia, es porque usted sigue dándose por vencido. Sé que he enloquecido a mi familia, es mi don espiritual. Pero han aguantado conmigo, y, como consecuencia, nos amamos, y eso es lo que hacen las familias. Perseveran juntas.

Y quiero que escuchen esto, Mars Hill. Mi corazón para nuestra iglesia es que sea una familia, y mi corazón es el corazón de un padre. Ese es mi corazón. Y quiero darles las gracias públicamente a los líderes de grupos comunitarios y a los líderes de grupos de redención que practican la hospitalidad, y aman, y sirven, y congregan a las personas como familia de Dios. Está conectado con lo que hago los domingos. Tengo el privilegio de predicar y enseñar a toda la familia, y ellos tienen el privilegio de amar y reunirse con el resto de la familia en grupos donde las personas pueden ser conocidas, amadas, y compartir la vida en comunidad. Es muy importante para mí. Es muy importante para el corazón paternal de Dios. No somos apenas una conferencia que se reúne cincuenta y dos veces al año. Somos una familia que siempre se reúne.

Adoptados para adorar

Y por último, somos adoptados para adorar. Lo dice de esta manera: Efesios 5.18–21: «Y no os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución». ¿Saben por lo general dónde están los lugares más alegres y bulliciosos? Donde hay alcohol. Si usted llega a un bar, hay bullicio, está atestado, todos están emocionados. Hay mucha actividad y energía. Y por lo general incluimos música, ¿verdad? Hay una banda, o música de ambiente, o trágicamente, hay karaoke, ¿cierto? Y si combina esas cosas, con la gente borracha, con el desenfreno y un micrófono, en ese momento es insondable lo lejos que estamos de la gloria de Dios.

Pero no es curioso que cuando los no creyentes se reúnen lo hacen en un lugar común, como familia, con personas que conocen, con alcohol y música para poder llenarse de algo y cantarle a algo. Por que en lo más profundo de su ser todos quieren ser cristianos. Dios nos hizo a su imagen y semejanza. Dios nos hizo para reunirnos. Dios nos hizo para ser llenos de Alguien, no de algo. Y Dios nos hizo para cantar. Y si no cantamos a Jesús, le cantaremos a alguien o a alguna cosa. Si no lo hacemos en la iglesia, lo haremos en alguna otra parte.

«No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución, sino sed llenos del Espíritu Santo, hablando entre vosotros con salmos, himnos y cantos espirituales, cantando». Sí, calvinistas, ¡cantando! Sí, bautistas, ¡cantando! Sí, roqueros indie, ¡cantando! Sé que no cantan en un show de roqueros indie porque no es buena onda. Pero usted no es buena onda, es un cristiano.

«Cantando y alabando con vuestro corazón al Señor». El Espíritu Santo vive en nuestro corazón. La Biblia habla de nuestro corazón más de novecientos veces. Es la esencia, la totalidad y el centro de lo que somos. En su corazón hay amor para Jesús.

«En su corazón hay gozo para Jesús». En su corazón hay cantos para Jesús. «Dando siempre gracias por todo», ¿Saben por qué? Aunque la vida sea dura, Dios sigue siendo su Padre. Peor que una temporada dura, es una temporada dura sin un Padre que se preocupe por nosotros. «dando siempre gracias por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a Dios, el Padre; sometiéndoos unos a otros en el temor de Cristo». Está hablando de la adoración. La adoración es acción hacia afuera y adoración hacia arriba. Esa es la adoración. Acción hacia afuera es amarse unos a otros, servirse unos a otros, cuidarse unos a otros, soportarse unos a otros. Esa es la adoración hacia afuera. Eso es ser imitadores de Dios. El Padre ama y por eso amo. El Padre da, y por eso doy. El Padre sirve, y por eso sirvo. Al Padre le importa, por eso me importa. Nuestra adoración, en parte, es hacia afuera, es acción.

Pero también es hacia arriba, es adoración: cantar, hacer música, dar gracias a Dios Padre, disfrutar de Jesucristo. Por favor no se vayan cuando termine el sermón porque la adoración apenas está empezando. Y cuando cantamos, glorificamos a Dios, es bueno para nosotros, pero también anima a la familia.

Eso es lo que dice: «Hablando entre vosotros». Saben qué sucede cuando un joven de 18 años entra y ve a un grandulón de 1m 82, de 109 kilos, con barba, y botas, que parece que pudiera talar un árbol con las manos, cuando ve a un tipo así que alza las manos en adoración a Jesús, el joven de 18 años aprende algo: que los hombres adoran a Jesús. Los hombres adoran a Jesús. Cuando los niños entran y ven a mamá y papá adorando a Jesús, se dan cuenta que: «Cuando crezca quiero casarme con alguien que adore a Jesús porque así son mi mamá y mi papá».

Cuando una mujer divorciada que atraviesa un tiempo difícil está cantando y alzando las manos y clamando a Jesús, y trae con ella a su amiga divorciada que está en la misma situación, y esa mujer la ve disfrutar de Dios como Padre, dándole gracias a Jesús como Hermano mayor, le enseña que emocionalmente debe hacer lo mismo en sus días más oscuros. Sí, adoramos a Dios.

Pero al adorar a Dios nos animamos unos a otros. Una de las cosas que más gozo me dan, es ver al pueblo de Dios cantar y celebrar. Una de las cosas que más gozo me da, francamente, es cuando veo a un hombre cogido de la mano de su esposa llevando a su bebé, cuando vienen a tomar comunión. Cuando adoramos, es glorioso para Dios, es bueno para nosotros, anima a la familia, ¿amén? Por eso nos reunimos. Por eso es que Mars Hill no puede ser solo un podcast, porque somos familia. Necesitamos reunirnos, y vernos unos a otros, y animarnos unos a otros, y cantar juntos. Vamos a hacerlo en un momento.

Mi pregunta para ustedes es: ¿Han sido adoptados en la familia de Dios? ¿Dios es su Padre? Jesús es su Hermano mayor? ¿Se han apartado del pecado y confiado en Él, o siguen siendo hijos de desobediencia como dice Efesios 2, hijos de ira? Este es el momento en que usted da su vida a Jesús, se conecta con Dios Padre por medio de Dios el Hijo, se conecta con la familia de la iglesia, y conoce a sus hermanos y hermanas.

Y una de las cosas que quiero hacer antes del siguiente segmento, es darles una breve actualización de la familia. Lo que nos gusta decir en Mars Hill es, «No somos un negocio, somos una familia».

Pero al igual que todas las familias, tenemos un presupuesto y de vez en cuando les decimos a los niños cómo vamos. Pueden orar por nuestra iglesia de esta manera, y aquí es donde estamos más o menos. Les damos una actualización cada mes. Estamos promediando 10.000 adultos semanales y más de 2.000 niños semanales. ¿Es bueno o malo? ¿Bueno o malo? Viva, ¿cierto? Nos gustan los niños. Son una bendición, ¿amén? ¡Vean eso, 2.000 personitas! Genial, ¿cierto? Alabado sea Dios por eso.

El número de personas que dieron algún donativo a la iglesia fue casi 3.700, o el 30%, ¿verdad? Como les dije, en una familia todos deben hacer su parte. Necesitamos que todos hagan su parte: que den, que oren, que sirvan, para que podamos tener una gran familia. Esta es una familia creciente, una familia compleja, una familia ampliada, una familia complicada, pero es una familia gloriosa. Hay quienes me han dicho: «Hombre, ¿tenemos que seguir creciendo?». Pues espero que sí. Espero que más personas conozcan a Jesús. Si Jesús quiere salvar más personas y el Padre quiere adoptar más personas, queremos dar la bienvenida a esas personas, ¿amén? Que así sea.

O sea que ahí es donde estamos. Si usted pertenece a ese 30% de dadores, gracias, los amamos, los apreciamos. A los demás los invitamos a participar en la familia. Por lo cual, ahora vamos a recibir nuestros diezmos y ofrendas, y los animo a dar como acto de adoración, a ser imitadores de Dios como hijos amados de Dios. Y como dice Él, que así como Jesús dio su vida por nosotros, damos. Imitamos a Dios cuando damos porque Dios es generoso, y cuando damos estamos imitando a Dios. Es parte de nuestra adoración.

Mientras recibimos los diezmos y las ofrendas, si tienen más preguntas tenemos nuestra carta mensual. Seguramente les dieron una copia cuando entraron. Si no, tomen una cuando salgan. Los pondrá al día sobre el estado de su iglesia Mars Hill particular. Hicimos esto por primera vez hace un mes, y muchos de ustedes nos respondieron y nos dijeron gracias por la información. Incluso muchas personas fueron muy generosas y dijeron: «Sabe, no he estado participando pero ahora entiendo la necesidad», gracias por eso.

Si son nuevos, llenen la tarjeta Connect, porque queremos conocerlos y queremos servirles, y queremos conectarnos con ustedes. Pueden llenarla y ponerla con las ofrendas, o pueden dejarlo a la salida. Dicho lo cual, también pueden dar por correo. Hay sobres que pueden llevar. Pueden dar en línea en MarsHill.com/Give. También pueden abrir una cuenta para donativos recurrentes. Solo vayan a MarsHill.com y encontrarán los detalles para crear una cuenta Connect.

Nuestra familia está creciendo. Nuestra familia está madurando. Nuestra familia es compleja. Nuestra familia está moviéndose. Everett se está trasladando a un nuevo edificio. Tacoma será inaugurada pronto, eso esperamos, y oramos que así sea. Les pedimos que oren y den porque estamos cuidando a toda la familia.

Como papá, una de las cosas que me emocionan mucho es Mars Hill Students. (Estudiantes de Mars Hill). Cuando empezamos la iglesia, no teníamos un ministerio estudiantil porque estamos en Seattle. Hay más perros que niños. Hay más gatos que perros y niños en Seattle. No había muchos niños, y los niños que teníamos de edad escolar, venían a nuestros servicios por la noche.

Pero hace poco, como pueden ver, ahora hay más de 2.000 niños semanales menores de 10 años en Mars Hill. O sea que tenemos un tsunami de niños de bachillerato y preparatoria en el horizonte. Ahí vienen. Queremos tener un ministerio estudiantil que permite a los niños cristianos ser líderes y a los niños no cristianos a conocer a Jesús y ser acogidos en la familia de Dios porque quizás sus familias no sean cristianas, o sea que queremos ser una familia en la iglesia.

Por eso, en la gracia de Dios, acabamos de dar inicio a Mars Hill Students. Empezamos bien. Creo que tuvimos un total de 434 estudiantes una semana hace poco. Nos estamos movilizando y organizando en todas nuestras iglesias. Y quiero darles una pequeña ilustración de lo que está pasando, para que oren por el campamento para estudiantes de bachillerato y secundaria, y estén listos para dar generosamente y becar a los niños con familias que por falta de dinero no pueden enviarlos este verano.

Permítanme compartir con ustedes lo que está pasando en Mars Hill Students.

[Música] Hola, Mars Hill, ¿cómo están? Me llamo Adam Ramsey. Hace un año más o menos, yo pertenecía a una gran iglesia, vivía en Australia. Teníamos algo allá llamado sun. Era algo fabuloso. Estábamos haciendo preparativos para plantar una iglesia y en cambio Jesús nos envió a Seattle a ayudar con la iniciación de un ministerio estudiantil en todas nuestras 14 iglesias Mars Hill, y por la gracia de Dios, más allá de eso también.

Eso es lo que estamos enseñando a nuestros jóvenes, que Jesús no salva a las personas para que tomen por sentada su salvación, sino que nos salva para enviarnos. Y cuando los jóvenes entienden esto, que el evangelio no es algo que sabemos en nuestras mentes, sino el centro de nuestra vida, que Jesús no nos salva para andar por el camino más fácil en la vida, sino para vivir en misión para su fama, nuestro gozo, y para el bien de quienes Él ha puesto a nuestro alrededor. Algo poderoso empieza a suceder por medio de sus vidas.

Y las historias que estamos viendo son maravillosas. Una niña conoció a Jesús en noviembre, y tuvimos el privilegio de bautizarla en diciembre. Ella trajo unos amigos en enero que conocieron a Jesús. Y estamos viendo que las personas encontradas salen y encuentran personas con las buenas nuevas de Jesús. Otra niña compartió su testimonio en el colegio delante de todos los estudiantes de su clase. Otra. Uno de nuestros guardias de seguridad estaba en una de las iglesias en la parte de atrás del auditorio, y oyó hablar de Jesús, y también fue salvo. Y estamos viendo cosas como—hoy recibí un mensaje de texto en que un joven de preparatoria en Sammamish le presentó a Jesús a su amigo.

No estamos esperando que los estudiantes crezcan; estamos descubriendo que Dios los está usando ahora donde están, donde Él los pone soberanamente, en sus colegios, en sus barrios, con sus amigos, aquí mismo y ahora mismo.

Si usted es un estudiante, nos encantaría que venga y participe en la gran misión de Dios que se ha puesto en marcha aquí en la Iglesia Mars Hill. Si es padre de familia, nos encantaría si instara a su estudiante a participar, a vivir en misión, y si no, al menos oren por favor. Por favor oren para que Dios siga acelerando el movimiento que se está llevando a cabo aquí en Mars Hill con la nueva generación. [música]

«Mas Hill» suena mucho más buena onda que «Mars Hill». Bien, ahora vamos a tomar comunión para recordar a Jesús, nuestro Hermano mayor, amén, y que fuimos adoptados en la familia de Dios por medio de su cuerpo quebrantado y su sangre derramada. Todos vamos a cantar porque somos una familia y Dios es un buen Padre, ¿amén? Así que pongámonos de pie y se los leeré.

Oración

Dios padre, esto es lo que dices: No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución, sino sed llenos del Espíritu Santo». Espíritu Santo te invitamos a llenarnos ahora mismo para que podamos obedecerte. Y como dices, que hablemos entre nosotros con salmos, himnos y cantos espirituales, cantando y alabando con nuestro corazón al Señor, dando siempre gracias por todo en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a Dios, el Padre. Señor Dios, venimos ahora a obedecerte. Venimos a cantar. Venimos a celebrar quién eres y lo que has hecho. Al alzar nuestras voces, al levantar nuestras manos, lo hacemos juntos como una familia amada por un Padre y salvada por un Hermano mayor, en cuyo nombre oramos, amén.

Nota: Esta transcripción ha sido editada para la legibilidad.