Soy afligido (Efesios 3:1–13)

Somos afligidos

Los quiero mucho. De veras quiero mucho a esta iglesia, y hoy me siento profundamente agradecido de poder enseñar sobre lo que francamente es un tema difícil. Y espero poder ayudarles para que ayuden a otros, y es un gran honor que estemos en Efesios. Hoy estamos en Efesios 3:1–13, donde trataremos el tema de que somos afligidos, y el título del sermón es: Yo soy afligido.

Y no quiero minimizar este tema en ninguna manera, pero quiero aclararlo un poco. Mars Hill tiene muchas personas; un domingo hace poco asistieron más de 13.000 personas. Y me mandan los reportes cada semana de cuántos adultos y cuántos niños asisten a todos los servicios en cada una de nuestras 14 localidades. Pero la cantidad no es lo único que importa, sino los rostros, porque cada número representa a una persona creada a imagen y semejanza de Dios y a quien Jesús ama.

En Mars Hill no solo nos importa cuántas personas hay sino en los rostros, y para mí eso significa sus nombres. Paso mucho tiempo visitando nuestra iglesias. No soy Pablo, no cabe duda, el autor de la carta que estudiaremos en un momento, pero él supervisó una red de iglesias y viajó a visitarlas, y escribía libros y daba sermones, y salía a ver a la gente, y yo hago un poco de eso.

En las últimas semanas, tuve el privilegio de visitar a 5 iglesias Mars Hill, en dos estados, y a veces me quedaba más de 2 horas después de terminar, conociendo a la gente, agradeciéndoles, amándoles, orando por ellos y escuchando sus historias a ver en qué podíamos servirles. Y lo que sale a colación de inmediato es que las personas están sufriendo y que la vida es muy dura.

En Mars Hill Portland recientemente tuve 2 horas de conversaciones con una larga fila de personas. Les dije a todos que parecía una recepción de bodas pero que me faltaba la novia, porque eran muchos los que querían hablar. «Pastor Mark, tengo cáncer. Pastor Mark, mi padre acaba de morir y no conocía al Señor. Pastor Mark, tuvimos otro malparto. Pastor Mark, estoy casada y tengo hijos pequeños y mi marido se fue con otra mujer. Ni siquiera sabemos dónde está. Pastor Mark, ha habido adulterio en nuestro matrimonio y no sé si lo vamos a superar. Pastor Mark, perdí mi trabajo. Pastor Mark, me diagnosticaron cáncer. Pastor Mark, soy madre soltera y acabo de perder mi trabajo, y puede que tenga cáncer», todas esas cosas le venían encima a una persona.

Lo que aprecio de la Biblia es que es el Libro más honesto que se ha escrito. Y al igual que nuestras vidas, la Biblia no trata el sufrimiento en un solo capítulo o en un solo libro, está entretejido en muchos capítulos y en todos los libros. Y al llegar al libro de Efesios, aprenderemos sobre el sufrimiento, y la aflicción, y la adversidad por medio de un hombre llamado Pablo.

Dos cosas son ciertas de nosotros y dos cosas son ciertas de él: causaremos aflicción a otras personas, y otras personas nos causarán aflicción. Pablo causó aflicción a otros. Lo conocemos primero en Hechos 7 supervisando el asesinato de uno de los diáconos de la iglesia primitiva llamado Esteban. Él afligía a las personas, y después conoció a Jesús y fue afligido porque amaba a Jesús. Veremos en Efesios 3:1 que dice ser un prisionero de Cristo Jesús. Está en la cárcel y está siendo afligido. Después dice en el verso 13 terminando la unidad de pensamiento que vamos a estudiar, dice que está sufriendo. Empieza diciendo: «Estoy en la cárcel», y termina diciendo: «Estoy sufriendo».

Aquí tenemos a un hombre que está hablando sobre lo que significa ser afligido, pero no solo clínicamente, sino de una manera muy práctica y pastoral. Mientras está separado de su iglesia en Éfeso, en la cárcel, probablemente en Roma, les está escribiendo porque quiere que aprendan de sus experiencias por medio de su aflicción.

La Biblia, como dije, está llena de aflicción. Los lamentos llenan la tercera parte de los Salmos. Hay 150 salmos y 1/3 de ellos son lamentos. Son personas que sufren y claman a Dios en medio de su dolor, y de su angustia, y de su sufrimiento. Todos los profetas del Antiguo Testamento, excepto uno, se lamentan internamente y claman a Dios en su dolor.

Y la Biblia dice muy honestamente que el sufrimiento es real y viene al pueblo de Dios. Y necesitan saber que eso contrasta con la falsa enseñanza que dice básicamente que si uno verdaderamente ama a Jesús, no sufrirá. Pero sabemos que Jesús fue el que más sufrió. Sufrió horrendamente, y sufrió injustamente, y sufrió siendo justo. Y la buena noticia es que Jesús pondrá fin a todo el sufrimiento, pero en un mundo lleno de sufrimiento, no tenemos a un Dios inmune al sufrimiento y separado de él, porque entra y lo prueba y lo experimenta, y se identifica con nosotros en medio de él.

14 clases de sufrimiento

Puede que esta sea la introducción más larga que he dado para un sermón, pero quiero compartir con ustedes 14 clases de sufrimiento que encuentro en la Biblia. Está en el libro, lo pondré en el blog. Si no alcanzan a anotarlos todos está bien. Lo que pasa es que cuando estamos sufriendo, pienso que ayuda entender qué clase de sufrimiento estamos experimentando, qué clase de aflicción estamos soportando.

Y quiero que piensen en esto de dos maneras: primero, ¿cómo son afligidos? ¿En qué manera es dura la vida en este momento para ustedes? Es dolorosa, es difícil, es una temporada de prueba. ¿Y qué categorías de sufrimiento están experimentando otras personas que usted conoce? Familiares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, ¿qué puede aprender, y cómo puede ayudarles? 14 clases de aflicción.

La primera es la aflicción Adámica. Debido a la entrada de Adán y del pecado al mundo, el mundo es solo un lugar roto. Pablo y la iglesia de Éfeso estaban experimentando esto; nosotros también lo experimentamos. Por eso hay muerte. Nos despedimos de personas que amamos. Como mi suegro que acabamos de enterrar hace poco. Por eso nos enfermamos. Por eso, al envejecer, nuestros cuerpos empiezan a perder fuerza. Por eso es que el mundo no es como debería ser. Es el resultado general del pecado, esa es la aflicción Adámica.

Segundo, hay aflicción de castigo. Para los que no son cristianos, a veces su aflicción es el castigo de Dios el cual culmina en el Infierno eterno donde hay aflicción de castigo, donde las personas que han pecado contra Dios y no se apartan del pecado y confían en Jesús son afligidos eternamente.

Tercero, hay aflicción consecuente. Es como dijo Pablo en otra parte, cosechamos lo que sembramos. Si comemos mal, tendremos mala salud. Si bebemos demasiado, nos dañamos el hígado. Si gastamos demasiado, nos endeudamos mucho. Si no nos levantamos para ir a clase, nos expulsan de la universidad. Si no llegamos al trabajo a tiempo, quedamos sin empleo. Si le grita a su novio o a su novia, qué sorpresa, no se vuelven su cónyuge. Significa que usted ha hecho un desastre de su propia vida. Son las consecuencias de su propio pecado y locura.

Cuarto, hay aflicción demoníaca. Es cuando Satanás y los demonios hacen daño a alguien del pueblo de Dios. Puede ser una enfermedad, puede ser tormento, pueden ser terrores nocturnos, puede que escuchen voces, pueden ser acusaciones demoníacas. Pablo está experimentando esto mientras está en prisión, y la iglesia lo está experimentando. Por eso, en el capítulo 6 de su carta a los Efesios, va a hablar mucho sobre esta clase de aflicción demoníaca.

Quinto, hay aflicción de víctima. Es cuando alguien peca contra usted. Conocí a varias mujeres hace poco que han salido de o que están saliendo de relaciones abusivas con hombres violentos. Esto sucede cuando alguien peca contra usted. Estaba hablando con una mujer y orando por una mujer hace poco en Mars Hill, y el peor abusador de su vida entera fue su padre. Las cosas que le hizo, para mí fueron muy difíciles de escuchar como padre. La aflicción de víctima es cuando uno no hace nada malo, y le hacen daño a uno. Como cuando las personas son atacadas, los niños son abusados, las mujeres son maltratadas y a veces los hombres incluso se hacen cosas violentas unos a otros. Es la aflicción de víctima. Alguien le hizo algo que está mal. Usted no lo merecía y en ninguna manera debió soportarlo. Pero pecaron contra usted.

Sexto, la aflicción colectiva. Es cuando usted forma parte de personas que sufren por lo que usted también sufre con ellas. Podría pertenecer a una nación en guerra, o a una comunidad azotada por una tragedia. Pablo y los efesios estaban sufriendo de esta manera. Él los ama y ellos lo aman. Él no puede estar con ellos porque está en la cárcel, por lo cual él está sufriendo, y ellos están sufriendo porque sufren con él, porque se identifican con él. ¿Conoce a alguien que ama mucho, que está sufriendo, y por eso, hasta cierto punto, usted está sufriendo?

Séptimo, hay aflicción disciplinaria. Ocurre cuando Dios permite que un creyente padezca aflicción no para castigarlo, sino para que madure, para que madure. En parte es lo que está sucediendo en la vida de Pablo mientras sigue madurando. En parte eso es lo que estaba pasando en la iglesia de Éfeso a quien escribe. Para algunos de ustedes, se encuentran en una temporada bajo la mano amorosa de Dios. Él está tratando de madurarlos y corregirlos, y está permitiendo dificultades les acontezcan para inspirarlos, y motivarlos a madurar.

Octavo, a veces hay aflicción vicaria, o sea, cuando parece que la gente nos odia, pero en realidad odian a Jesús que está en nosotros, y como amamos a Jesús ellos nos odian a Jesús, y como amamos a Jesús ellos nos odian. Mars Hill, necesitan saber que a mí me pasa mucho esto y a ustedes también les pasará, porque vivimos en un día en que está muy de moda ser anticristiano, y si uno dice que ama a Jesús, está de muy de moda hablar mal contra los que aman a Jesús. Y esa clase de aflicción, pienso yo, va en aumento; la aflicción vicaria. Y Pablo nos dice en Efesios 6 que no guerreamos contra carne y sangre, que no debemos pelear contra las personas, que en realidad es una batalla espiritual, que debemos amarlos y que en realidad ellos están peleando contra Jesús que nos ama. Y aunque parezca que nos están atacando, están muy ofendidos por Él. Cuántos de ustedes tienen familiares, amigos, que lo tienen en menos, colegas de trabajo, por el solo hecho de ser cristiano. ¡Eso es! Y padece aflicción por eso.

Noveno, hay aflicción empática. Alguien que amamos está sufriendo y eso nos hace sufrir. Repito, es lo que les está pasando con Pablo y la iglesia. Él está sufriendo y ellos están sufriendo porque lo aman. Estaba hablando con un señor esta mañana, y este martes él y su esposa se van a enterar si el examen que ella se hizo hace poco indica que tiene cáncer, y están preocupados. Él no tiene cáncer, pero ella sí, y como él la ama comparte el sufrimiento de ella. Como somos una familia en esta iglesia, y ustedes están en grupos comunitarios y vivimos juntos en comunidad, ente más personas conozcamos más posibilidades tendremos de tener esta clase de aflicción. La Biblia dice que debemos llorar con los que lloran, y de eso está hablando. Se refiere a que si usted ama a alguien, cuando ellos sufren, usted sufre por ellos, y sufre con ellos.

Décimo, hay aflicción testimonial. Es cuando somos afligidos más que todo es una oportunidad para enseñarles a las personas quién es Jesús y lo que hizo, y ciertamente eso es lo que le está pasando a Pablo. No ha pecado ni ha hecho nada malo, estaba predicando y enseñando acerca de Jesús y lo arrestaron y lo echaron a la cárcel, pero es una aflicción testimonial. Le da una plataforma más grande para hablar de Jesús, por tanto hay un propósito más grande en su aflicción.

Número 11, hay aflicción providencial. Esto aumenta la adoración de Dios. Alguien pasa un momento difícil y lo soportan de tal manera que otros llegan a conocer y a amar al Dios de su devoción. Eso le pasó a José en el Antiguo Testamento. Se opusieron a él, lo echaron a la cárcel, pero asciende al poder y es un gran testimonio de Dios , y muchos son salvados. Lo mismo con Pablo. Aquí tiene una oportunidad de glorificar al Dios en sus sufrimientos, y al hacerlo quizás más personas se vuelvan cristianas, aumentando así la adoración a Dios.

Número 12, hay aflicción preventiva. Es cuando Dios permite algunas dificultades, pero es para advertirnos y guardarnos contra dificultades más grandes. De repente nota que: «Hombre, me duele el costado. Mejor voy al médico». Se da cuenta que su apéndice está reventándose y que el dolor era una advertencia del amor de Dios por usted. De repente, se le dificulta la respiración y le da dolor de pecho, y va al médico y le dicen que le está dando un infarto que tiene una obstrucción. Oh, esa fue una aflicción preventiva. Fue incómodo pero me salvó de un sufrimiento aún mayor, y de ese modo en realidad fue un don de Dios.

Número 13, es una categoría en la que pasan muchas cosas: la aflicción misteriosa. Y la respuesta es: no sabemos. No sabemos por qué estamos sufriendo, no sabemos qué está pasando. No sabemos. Los que somos maestros de la Biblia y teólogos a veces nos cuesta decir yo no sé. Pero permítanme decirles que es una categoría perfectamente buena. Cuando la Biblia, en Romanos, hace la pregunta retórica: ¿Quién ha conocido la mente del Señor? No está esperando a que uno de nosotros alce la mano y diga: «Oh, yo sé». Yo no sé. A veces la gente viene y, repito, en las últimas semanas he estrechado la mano a centenares y centenares y centenares de personas, quizás a mil personas que asisten a la Iglesia Mars Hill, y muchos me preguntan: ¿Por qué, por qué, por qué? Y a menudo la respuesta es: «No lo sé». La Biblia dice que vemos en parte y conocemos en parte. Cuando estemos con Jesús, todo tendrá sentido. Hasta entonces, tenemos que esperar las respuestas que buscamos.

Y número 14, hay aflicción apocalíptica. O sea que al acercarnos más y más al fin del mundo, y en la aurora del reino de Dios, y el regreso de Jesús, y el juicio de vivos y muertos, habrá oposición intensa y aflicción hacia el pueblo de Dios, y las Escrituras dan constancia de que las cosas se pondrán más difíciles y más difíciles, y empeorarán.

Y quiero que hagan esto cuando estén sufriendo. Quiero que piensen: «¿Qué clase de aflicción estoy experimentando y soportando?». Y cuando estén lidiando con otra persona, necesitan entender estas categorías para poder ayudarles, porque si vienen y le dicen: «Estoy sufriendo mucho», y si fue por locura y pecado, la respuesta es: «Necesita arrepentirse. Está echando a perder su vida». Si han pecado contra ellos, no les diga lo mismo. Si es demoníaco, ore por ellos. Si es porque aman a alguien y esa persona está sufriendo, consuélelos.

¿Ven cómo funciona eso? De otra manera les damos un diagnóstico para el sufrimiento incorrecto. Los amigos de Job hicieron esto. A Job se le murieron los hijos, le quitaron sus riquezas, lo único que le quedaba era su esposa y ella no lo trataba muy bien, y ahí estaba, sentado con un tiesto rascándose las llagas malignas porque le pican y está destrozado, y llegan sus amigos y le dicen: «¿Dónde está el pecado en tu vida? Deberías arrepentirte». No entendían que él no estaba sufriendo porque hubiera pecado. Su sufrimiento era demoníaco, era testimonial. Había otros aspectos afines a lo que estaba soportando. Quiero que entiendan su sufrimiento para que puedan entender cómo soportarlo en la gracia de Dios. Y quiero que entiendan el sufrimiento para que al consolar y aconsejar a otros, puedan darles el diagnóstico correcto para el sufrimiento que estén soportando.

No «¿por qué?», pero «¿quién?»

Y siempre me doy cuenta que las personas que sufren preguntan: «¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?». Tienen muchas preguntas. Y Mars Hill, repito, o sea, ojalá pudieran ver los rostros de las personas que conozco y amo. Pero, caray, como pastor es difícil a veces porque uno ama a la gente y es devastador ver el desastre. «¿Pastor Mark, por qué se fue mi esposo? Pastor Mark, ¿por qué tengo cáncer? Pastor Mark, ¿por qué murió nuestro niño nonato? Pastor Mark, por qué no podemos concebir hijos. Pastor Mark, ¿por qué me despidieron? ¿Por qué, por qué, por qué?».

Y los amo mucho. Más bien preguntemos: ¿Quién? ¿Quién? ¿Quién es Jesús, y quién es usted en Jesús? ¿Cuál es su identidad en medio de su aflicción? Porque su aflicción no establece su identidad, pero su identidad le ayudará a superar su aflicción. ¿Quién es Jesús? ¿Quién es usted? No me sé todas las preguntas de por qué. Jesús las sabe, y cuando lo vean a Él, las aclarará todas, se los prometo. Pero el quién: ¿Quién es Jesús y quién es usted?

Afligidos para el bien de otros

Tres cosas que el Apóstol Pablo quiere enseñarnos sobre la aflicción y el sufrimiento. Puedo sentir la pesadumbre en el auditorio. No minimicemos su aflicción, no la comparemos con la de otra persona. No digamos que la suya es más fácil y que la de ellos es más difícil, tomemos lo que esté enfrentando y veamos qué dice el Espíritu Santo por medio de Pablo, y veamos qué están enfrentando los demás para poder consolarlos con las palabras de Pablo.

Dice tres cosas: Primero, que somos afligidos para el bien de otros. Una de las primeras cosas que pasan cuando sufrimos y padecemos es que nuestro enfoque vira hacia dentro y perdemos de vista a los demás, ¿cierto? Se nos olvida que, «oh, los demás también están sufriendo. Los demás también están sufriendo. Sí, es una temporada difícil para mí, pero también es una temporada difícil para nosotros». Y me sorprende que Pablo esté en la cárcel otra vez, repito, no porque haya hecho algo malo sino porque no dejaba de hablar de Jesús.

Está separado de su gente y empieza a hablar de los demás. Lo dice así: «Por esta causa yo, Pablo», ¿qué? «Prisionero de Cristo Jesús por amor de vosotros los gentiles (si en verdad habéis oído de la dispensación de la gracia de Dios que me fue dada por vosotros; que por revelación me fue dado a conocer el misterio, tal como antes os escribí brevemente)». Lo que Pablo está diciendo es que su aflicción tiene gran propósito.

Él continúa…continuemos en la siguiente sección. «En vista de lo cual, leyendo, podréis comprender mi discernimiento del misterio de Cristo, que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres como ahora ha sido revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu; a saber, que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo participando igualmente de la promesa en Cristo Jesús mediante el evangelio». Pablo está diciendo: «Soy un prisionero de Jesucristo. Estoy en la cárcel porque amo y sirvo a Jesús, pero esto es para el bien de otros». Dice: «Estoy sufriendo por los gentiles».

Necesitan entender esto. Antes de volverse cristiano, él odiaba a los gentiles. O sea a los no judíos. En ninguna manera sentía empatía o compasión hacia quienes no compartían su herencia racial, cultural, y religiosa. Después conoce a Jesús y de repente se da cuenta que no se trata de judíos y gentiles, se trata solo de Jesús. Y recibe una nueva identidad en Cristo, y en Cristo se reconcilia con personas que no son de su mismo linaje, de su herencia, o de su abolengo.

Y el llamado de su vida es que el mundo llegue a conocer a Jesús, y él es el apóstol de los gentiles. Lo dice en otra parte. Lo que Pablo está diciendo es: «Estoy siendo afligido porque quiero que las personas conozcan a Jesús». Dice: «Porque para muchas personas Jesús sigue siendo un misterio». ¿Saben qué significa eso? Nunca han oído hablar de Él; no lo conocen. Usted y yo caminamos por la vida, y si quieren conocer y amar a Jesús, necesitan entender que hay muchas personas que no conocen ni aman a Jesús. Para ellos, Él sigue siendo un misterio total. No le conocen, nunca lo han conocido, no lo entienden.

Pablo está diciendo: «Estoy en la cárcel porque quiero que la gente conozca a Jesús, y mi sufrimiento es una oportunidad para testificar sobre Jesús». De repente, la gente le pone atención. «¿Han oído del pastor que está en la cárcel? ¿Han oído por qué está preso? ¿Qué asunto lo embarga?». «Parece creer que un hombre llamado Jesús era Dios. Parece creer que todos somos pecadores y necesitamos un Salvador. Parece creer que este hombre, Jesús, murió en una cruz y que resucitó de la muerte, y que ascendió al cielo, y que juzgará a vivos y muertos, y que llama a todos los hombres en todas partes a arrepentirse, y que no importa de qué raza, creencia, lengua o tribu sean, todos deben dar su vida a Jesús». «¿En serio? ¿Eso es lo que cree?».

De repente, la meta de Pablo es ¿qué? Correr la voz sobre Jesús. Y desde la cárcel dice: «En realidad es una oportunidad muy buena para lograr mi objetivo». Ahora tengo más atención, más controversia a mi alrededor que nunca, y aumenta o mejora mis posibilidades de hablar con la gente sobre Jesús».

Pablo entendía en principio que su aflicción podía ser para el bien de los demás. Podía beneficiar a otras personas. Podía servir a otras personas. Podía presentarles a Jesús a otras personas.

Mi pregunta para ustedes es: ¿cómo pueden usar su aflicción para ayudar a otros a conocer a Jesús? ¿Cómo pueden usar su aflicción para ayudar a otros a conocer, o a crecer, en Jesús? Para los que han sido afligidos, tienen una credibilidad poderosa, una credibilidad poderosa, y yo diría que sus sufrimientos y sus padecimientos, y las aflicciones que soportan van a costarles mucho. Ocuparán gran parte de su tiempo y de su energía. Consumirán gran parte de su vida. Por tanto, no las desperdiciemos, invirtámoslas en la gente. Y no quiero restarle importancia a su sufrimiento solo quiero que tenga significado, y valor, y propósito. Pagarán un precio tan alto por ello, y quiero que lo inviertan bien.

Eso es lo que está haciendo Pablo. Pablo está en la cárcel escribiendo una carta para correr la voz sobre Jesús. O sea, es maravilloso para Pablo. Está en la cárcel. «Tengo tiempo libre, parece buen tiempo para escribir parte de la Biblia». Va a escribir un libro de la Biblia y lo va a usar para contarle a la gente acerca de Jesús. Está usando esa oportunidad para el bien de otros, y 2.000 años después, nos sigue ayudando a nosotros, de modo que nos sigue sirviendo. O sea, por el poder de Dios es maravillosamente capaz de tener un ministerio de dar ánimo en medio de la aflicción.

Permítanme decirles quienes son algunos de mis héroes están en la Iglesia Mars Hill: los líderes de grupos comunitarios. Los líderes de grupos comunitarios son personas que abren su hogar y sus vidas, y cualquier cosa que han aprendido quieren depositarla en alguien más. Algunos de los verdaderos héroes de la iglesia son los líderes de grupos de redención. Los líderes de grupos de redención son personas que ayudan a las personas que padecen alguna forma de aflicción: pecados profundos, luchas, abuso, y cosas así.

Y he notado que cuando alguien soporta alguna clase de aflicción de la cual han aprendido y crecido por la gracia de Dios, tan pronto son lo suficientemente sinceros para hablar de ello, de repente las personas se abarrotan a su alrededor, porque les tienen confianza. Es maravilloso.

Lo he notado con mi esposa, Grace. Ella es la mejor. Es súper valiente; en nuestro libro El verdadero matrimonio habla de cómo la atacaron y que fue víctima de un ataque. Las personas constantemente, y las mujeres en particular vienen y me dicen con lágrimas en los ojos: «Dile a Grace gracias. Cuando ella habló de su aflicción, me animó a hablar de mi aflicción, y ahora estoy en un grupo de redención». La semana pasada, al menos 10 mujeres, al menos 10 mujeres vinieron y me dijeron eso mismo de frente. Eso es maravilloso; no que les haya pasado lo que les pasó, sino que fueron invitadas a hablar del tema y buscar ayuda, y estar en comunidad con el pueblo de Dios, con personas que han atravesado lo que usted está atravesando y están ahí para amarle y apoyarle y ser su comunidad y su familia.

¿Qué ha atravesado? ¿Qué está atravesando? ¿Qué le está enseñando Dios? ¿Como puede invertirlo en vez de desperdiciarlo? ¿Cómo puede empezar su ministerio con sus sufrimientos?

No quiero que solo…me siento inclinado a decir esto. He notado que las personas muy religiosas examinan sus propias vidas de una manera muy distanciada. No afrontan sus propias luchas, y siempre tratan de pensar en principios para ayudar a los demás. No estoy hablando de eso. Estoy hablando de atravesar dificultades profundas en sus pruebas, derramar lágrimas, estar frustrado, tener preguntas, tener miedo, esforzarse, y compartir lo que haya aprendido partiendo de una postura honesta. Cuando habla del evangelio, de eso está hablando. Son buenas noticias.

Amigos, lo maravilloso es que nuestro Dios ha escogido entrar al mundo a experimentar aflicción, sufrimiento, dolor, pobreza, desprecio, y muerte. Y la buena noticia es que Él estuvo donde nosotros estamos, ha atravesado lo que vamos a atravesar, ha conquistado la muerte, y el pecado, y el infierno, y la ira de Dios; y está vivo para ayudarnos e incluso, mientras ayuda a otros, los envía a para que puedan ayudarnos, y al aprender y crecer, podemos ayudar a otros.

Por eso es que a veces los ministerios más poderosos nacen de las aflicciones más profundas. Alguien ha pasado por algo terrible, y por la gracia de Dios han aprendido ciertas cosas, y al contar su historia, otros acuden a ellos y dicen: «Eso suena a mi vida. ¿Puede ayudarme? Afligidos para el bien de otros.

Afligidos para nuestro crecimiento

Segundo, Pablo dice que podemos ser afligidos para nuestro crecimiento. O sea que mientras ayuda a otros usted mismo puede madurar y crecer. Él dice: «Mediante el evangelio», es decir, las buenas nuevas del Dios que sufre por nosotros y que sufre como nosotros, y que pondrá fin a todo sufrimiento, «del cual fui hecho ministro, conforme al don de la gracia de Dios que se me ha sido concedido según la eficacia de su poder. A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, se me concedió esta gracia: anunciar a los gentiles las inescrutables riquezas de Cristo, y sacar a la luz cuál es la dispensación del misterio que por los siglos ha estado oculto en Dios, creador de todas las cosas».

Lo que vemos aquí es que Pablo está sufriendo y está ministrando, pero también está madurando. Está creciendo. ¿Pueden ver eso en él? Dice: «Fui hecho ministro por la gracia de Dios». Hay humildad ahí. «Soy Pablo, he aprendido mucho, tuve una excelente formación, tengo mucho entendimiento». No está jactándose. Dice: «Mi ministerio es por la gracia de Dios». Lo vemos crecer y madurar.

Él dice: «Y todo lo que hago es según su poder». Las iglesias que planto, las Escrituras que escribo, las vidas que cambian, las personas que se salvan, en el ministerio de Pablo dice: «Todo es por el poder de Dios. Cualquier cosa que sucede es por el poder de Dios».

Repito, hay humildad en eso; él está creciendo, está madurando. Dice que es el más pequeño de todos los santos. Reconoce que es pecador y que necesita la gracia de Dios, que no es mejor que ninguna otra persona. Solo que ha recibido mucha gracia. Repito, hay humildad en que su consciencia de sí mismo está aumentando y creciendo.

Se ve a sí mismo a la luz de su Salvador. No se compara con otros, ni piensa: «Soy bastante bueno como persona». Se compara con Jesús y dice: «Soy el más pequeño de todos los santos, es decir, hay personas en la iglesia más piadosas y santas que yo, y tengo el privilegio de hacer lo que hago», volviendo al punto, «por la gracia y el poder de Dios». Pablo está creciendo y madurando.

«Anunciar a los gentiles las inescrutables riquezas de Cristo». Dice, en última instancia, que Dios hace todas estas cosas, y la razón por la que Dios nos hace crecer es esta: y quiero que entiendan esto. La razón por la que podemos crecer y madurar en nuestra fe, no es para que seamos maduros, sino para que otros lleguen a conocer a Jesús y a crecer en Él. Dice: «El punto es sacar a luz cuál es la dispensación del misterio que por los siglos ha estado oculto en Dios, creador de todas las cosas, y predicar a los gentiles las inescrutables riquezas de Cristo». Lo que está diciendo es: «Estoy sufriendo, pero estoy creciendo, y eso es maravilloso porque así pudo contarles a más personas acerca de Jesús».

Sé que algunos de ustedes están destrozados. Sé que ahora sienten que día a día apenas están sobreviviendo. Sé que algunos de ustedes luchan contra la depresión, el desaliento y la desesperación. Sé que algunos de ustedes están al borde de la desesperanza. Sé que lo que menos quieren escuchar son más puntos y principios, que están hartos de la autoayuda y de hablar. Pero Dios podría usar esta temporada para que sean más como Jesús, y permítanme decirles, si una de las grandes metas de su vida es volverse más como Jesús, aunque esté viviendo una temporada horrible, también podría ser…y no quiero restarle importancia o ser religioso al respecto, pero también podría ser una maravillosa temporada. Podría ser. Repito, si van a pasar un tiempo difícil, no lo desperdicien.

Hablaba con un padre de familia hace poco. Me dijo: «Hemos tenido una serie de malpartos, y es devastador porque queremos tener hijos». Era una pareja encantadora. Él dijo: «Pero el hecho de que Dios sea un Padre y que Cristo sea mencionado como Hijo de Dios, y que haya muerto, y que nuestro Padre perdió a su Hijo», dijo, «nunca he sentido eso como lo siento ahora». Está creciendo en medio de su sufrimiento.

Una señora vino hace poco cargando un niño pequeño y con otro niño agarrado de la mano, llorando: «Pastor Mark, mi esposo nos dejó». Estaba aterrorizada. Me dijo: «Ni siquiera sé dónde está». Y dijo…es muy interesante lo que dijo: «Pero en medio de todo esto, reconocí lo malo que es cuando le damos la espalda a Dios y lo abandonamos a Él». Me dijo: «Nunca había sentido lo horrible que es eso hasta que alguien me abandonó a mí». Y dijo: «Pero yo lo he abandonado a Él». Está creciendo mediante su sufrimiento.

Hablaba con alguien hace poco que me dijo: «El cáncer está muy avanzado y me queda poco tiempo de vida, no se pudo hacer nada más, y sin un milagro, mi vida está cerca a su fin». Y me dijo: «Sabe, siempre escuché que Jesús murió, y ahora que enfrento mi propia muerte, reconozco lo enorme que fue ese sacrificio, que Dios viniera sabiendo que iba a morir, y emocionalmente al enfrentar la muerte», dijo, «agradezco que Jesús haya muerto por mí más que nunca de una manera que nunca antes comprendí». En su sufrimiento, él está madurando. En su sufrimiento, él está madurando.

Mi pregunta para usted, amigo, es esta: ¿Cómo puede ayudarle su aflicción a crecer espiritualmente? ¿Cómo puede ayudarle a estar más agradecido con Jesús, porque Él ha atravesado lo que usted está atravesando o algo muy parecido? Sabiendo que Cristo no solo fue afligido por nosotros, nosotros lo afligimos a Él. Al morir en la cruz, murió por nuestros pecados. Eso significa que somos responsables por su aflicción. Le hicimos daño, lo abandonamos, lo traicionamos, lo abusamos… lo asesinamos. Y Él nos ama, y nos perdona, y resucita para abrazarnos.

¿Cómo puede su aflicción hacerle apreciar más a Jesús para que sea más como Él? ¿Para que sea más como Él al atravesar algo como lo que Él atravesó? La aflicción puede ser para nuestro crecimiento. Por eso es que a veces al hablar con la gente, no sé que piensen ustedes, pero a veces me choca. Dicen: «Oh, fue tan duro, pero no lo cambiaría por nada». ¿En serio? Pero cuando habla con santos honestos que han atravesado verdaderas dificultades, dicen las cosas sinceramente: «Nunca quise que pasara, nunca lo hubiera querido, no quiero que nadie más tenga que pasar por eso, pero no lo cambiaría porque aprendí tanto acerca de Jesús y me volví más como Jesús, y por eso amo lo que sea que haya atravesado por lo que he aprendido y por lo mucho que he cambiado».

¿Está de acuerdo con eso? Es mejor que la amargura, es mejor que desperdiciar su sufrimiento. O sea, si tuviéramos estas dos cosas en mente, Dios podría usar las partes más difíciles de nuestra vida y convertirlas en las partes más dulces de nuestra vida, usaría las partes más dolorosas de nuestra vida, y las convertiría en las partes más alentadoras de nuestra historia para alguien más.

Es difícil decirles esto porque no conozco sus circunstancias. No sé lo que están atravesando. Sé que Pablo está en la cárcel por servir a Jesús. No sé cuál sea su aflicción o cuáles sean sus circunstancias. Pero sí sé que si tomara todas las mujeres de la Iglesia Mars Hill, que consideran esta iglesia su hogar, y tomara todas las mujeres que fueron víctimas de la agresión sexual, tendríamos una megaiglesia. Sé que hay mucho sufrimiento en los que asisten a esta iglesia, y sé que los que entran a esta iglesia no vienen de una existencia sencilla, libre de dolor. Vienen de circunstancias muy difíciles con las que están luchando.

Las dos preguntas de Pablo son: ¿Hay alguna manera en que pueda usar lo que está atravesando para ayudar a otros a crecer personalmente, para su bien y el bien de otros?

Afligidos para la gloria de Dios

Y el tercer punto es que podemos ser afligidos para la gloria de Dios. Y quiero que vean lo que dice aquí. Dice que la aflicción podría hacernos bien, podría hacerles bien, y podría hacerle bien a él y que Dios puede usar incluso las peores cosas para hacer estas cosas maravillosas.

Lo dice así en Efesios 3:10–13: «A fin de que la infinita sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales conforme al propósito eterno que llevó a cabo en Cristo Jesús nuestro, en quien tenemos libertad y acceso a Dios con confianza por medio de la fe en Él». Ahí está. «Ruego, por tanto» ¿qué? «Que no desmayéis».

¿Está diciendo, «no quiero que se aflijan»? ¿Está diciendo eso? No. ¿Está diciendo: «No quiero que estén tristes»? ¿Está diciendo eso? No. ¿Está diciendo: «No quiero que hablen de eso»? ¿Está diciendo eso? No. Lo que está diciendo es: «Por favor no pierdan el ánimo».

Mars Hill, por favor no pierdan el ánimo. Lo veo en el rostro de las personas que han perdido el ánimo. No van a luchar por sus matrimonios, no van a luchar por sus hijos, no van a luchar por su salud, no van a luchar por su gozo, no van a luchar por su futuro. Pierden el ánimo. Hay algo peor que estar afligido, estar afligido y perder el ánimo.

¿Saben cuál es la principal categoría de medicamentos recetados en Estados Unidos? Los antidepresivos. Otros se automedican con comida, drogas, bebiendo alcohol, las apuestas, las compras, los deportes extremos, altas dosis de adrenalina, y toda clase de cosas. La mayoría de nuestra vida tratamos de vivirla después de perder el ánimo. Después buscamos conferencistas motivadores, ¿cierto? Para emocionarnos. Y tenemos una versión cristiana del conferencista motivador. Dicen lo mismo que el otro conferencista motivador pero usan versículos que no vienen al caso, pero los dicen confiadamente y en voz alta, y la mayoría de los cristianos piensan que con eso basta. Después la meta es reunir a un montón de personas y hacer una asamblea estimulante, donde mi trabajo es solo llenarlos de gozo y alegría. No vamos a fingir que todo está bien. No vamos a fingir que todos están bien.

No vamos a decirles que vayan al grupo comunitario y hagan esto: «¿Cómo está?». «Bien, ¿y usted?». «Estoy bien». O sea, esa es la respuesta, ¿cierto? Digamos que su perro se murió esa semana, y lo atropelló un carro, y se murió su mamá. Usted diría: «Estoy bien». Así contestamos la pregunta. Está bien decir: «Es un momento difícil, una vida dura, una semana dura, tiempos difíciles», para que podamos conocernos unos a otros, para que podamos amarnos unos a otros, para que podamos servirnos unos a otros, para que podamos ayudarnos unos a otros a no perder el ánimo. ¿Ha perdido el ánimo? ¿Está perdiendo el ánimo? ¿Está dándose por vencido? ¿Está tirando la toalla?

Él dice: «Ruego por tanto». O sea que parece que debemos tomar una decisión. Es una decisión que debemos tomar. «Ruego, por tanto, que no desmayéis a causa de mis tribulaciones por vosotros, porque son vuestra gloria». En Éfeso todos estaban perdiendo el ánimo. «Oh, no, nuestro pastor ama a Jesús, y está en la cárcel muy lejos en Roma, y nos sabemos si vivirá o si morirá. Quizás lo están abusando. ¿Quién sabe qué les estarán haciendo?».

Estar en la cárcel en esos días era algo horrible. Algunos piensan haber encontrado la celda de Pablo en Roma. No he ido, pero he visto fotos. Es un hueco, literalmente es un hueco en la tierra; estrecho, oscuro, frío, mojado, un cuarto sucio. En algunas cárceles romanas apilaban a los presos con una rejilla entre ellos, lo cual significa que para usar el baño, hacían sus necesidades encima del tipo que estaba debajo. O sea, eran condiciones horrendas en la antigüedad. No sé dónde se encuentra Pablo, pero digamos que está en un hueco como ese, donde entra un poco la luz del día; tratando de escribir en cualquier trozo de papel que le hayan dado.

Era un hombre que caminaba 20 millas al día. Ha estado en naufragios, sin techo, lo dejaron por muerto, lleva las cicatrices de los azotes en todo su cuerpo, y está postrado de rodillas, y no puede acercarse a su iglesia. Y sabe que muy lejos, en Éfeso, su iglesia está batallando, las personas pierden ánimo. Y les dice: «Les ruego que no pierdan el ánimo». Pablo no ha perdido el ánimo.

Dice: «Estoy sufriendo». Mars Hill, quiero que sepan que está bien decir eso. Está bien decirlo; Pablo lo hace. Dice: «Estoy sufriendo». Dice: «Pero es una gloria». Usted puede sufrir para el bien de otros, para su propio crecimiento, y para la gloria de Dios. Él está sufriendo para la gloria de Dios.

Aprendemos algo acerca del corazón de Dios por medio de los sufrimientos de Pablo. Vemos algún reflejo de Jesús. Gloria significa reflejar. Jesús viene, vive, muere, sufre por nosotros, y vemos algo de eso reflejado en la vida de Pablo. No odia a sus enemigos, los ama. No está quejándose, está adorando. Está siendo honesto, pero no ha perdido el ánimo. Aquí Pablo refleja un poco a Jesús. Vemos un poco de Jesús en Pablo, vemos un poco de Jesús por medio de Pablo.

Eso es lo que significa estar en Cristo y que Cristo viva en usted. Su identidad está segura. Su libertad no está segura, su salud no está segura, su futuro no está seguro, su reputación no está segura, ¡pero su identidad está segura! «Jesús me ama, yo le amo. Estoy sufriendo por que Él me ama y yo le amo, y eso es una gloria». Qué gran honor sufrir por el nombre de Jesús. Qué gran honor es poder sufrir por la gracia de Dios como Jesús para que otros reciban el bien, para que usted crezca, y para que Dios sea glorificado y otros puedan ver algo del carácter de Jesús.

Lo que está diciendo es, que al sufrir necesitamos tener en cuenta que muchos están mirando. Nos da una lista. Dice que Satanás y los demonios están mirando. Están mirando las aflicciones de los hijos de Dios. Nos dice también que los ángeles están mirando. Habla de las potestades celestes y cosas así. Los ángeles están mirando cómo responde el pueblo de Dios a la aflicción y el sufrimiento.

Además, otros están mirando. O sea, aquí son los que estaban en Roma. No sé quién sea en su vida. Aquí es la iglesia de Éfeso. También son las personas de nuestra iglesia. Los familiares y amigos de Pablo están mirando, y aquí son sus familiares, sus amigos, y sus vecinos, y colegas de trabajo los que están mirando.

Y lo que dice es que a veces cuando somos afligidos, y la vida es dura, y estamos frustrados, y sentimos dolor, y perdemos ánimo, y queremos que pare, y queremos que se acabe, y queremos que termine, y «¡ya no doy más!», y, «Dios, ¡¿a ti te importa?! ¡¿Harás algo?!», y, «¡¿Cuándo acabará?!», y, «¡¿Las promesas son ciertas?!», y, «¡¿estás escuchando siquiera?!». Dice: «Recuerden que muchas personas están mirando». Esta es una enorme oportunidad para que glorifiquen a Dios, por lo cual está bien que digan «estoy sufriendo», pero no pierdan el ánimo. Pueden glorificar a Dios. Podemos aprender más acerca de Jesús, podemos volvernos más como Jesús, y podemos actuar y responder más como lo haría Jesús.

¿Quién lo está mirando? Hijos, cónyuges, familiares, amigos, colegas de trabajo, vecinos, grupos comunitarios, grupos de redención, sus enemigos, los críticos, personas que usted ni siquiera conoce están mirando. Cuando hablamos del tema en los medios sociales, hay más posibilidades ahora de que las personas estén mirando lo que hacemos que en cualquier otro momento de la historia. ¿Quién está mirando? Dios está mirando. Dios está mirando. Él le ama, se aflige con usted, ha estado donde usted está, y está en el lugar a donde usted estará.

Sean francos

Un par de cosas para terminar, algunas cosas prácticas de su pastor. Primero, les insto que sean francos. Falso o verdadero: ¿Pablo es franco? «Estoy en la cárcel y estoy sufriendo». Es muy franco. Es bueno ser franco. Les insto que sean francos. Sean francos con el Señor, sean francos con el pueblo de Dios.

Segundo, hablar de ello ayuda. Le ayuda a usted y ayuda a otros. Falso o verdadero: al conocer las circunstancias y la situación de Pablo, lo aman más o lo aman menos? ¿Lo aman más o lo aman menos? Lo amamos más, ¿por qué? Porque lo conocemos, porque él revela quién es y nos dice quién es. Algunos de ustedes no le ponen cargas a nadie. No comparten nada. Piensan: « Necesito ser autosuficiente». Miren, no necesitan ser más santos que Pablo, ¿de acuerdo? No necesitan ser más fuertes que Pablo. No necesitan ser más piadosos que Pablo. Si Pablo habla de sus padecimientos, de su aflicción, está bien que ustedes hablen de sus propios padecimientos y de su propia aflicción.

Algunos de ustedes tienen cosas que nunca han compartido con nadie; son sus secretos. Necesitan hablar con el Señor de esas cosas y con alguien de confianza: su cónyuge, un consejero bíblico, un líder de la iglesia, con un grupo comunitario, grupo de redención, en la oración después del servicio. Necesitan hablar con alguien. Eso les ayudará a no perder el ánimo, le ayudará a usted a no perder el ánimo, y le permitirá ser conocido y amado; les dará una oportunidad de conocerle y amarle. Eso es lo que hace Pablo.

Tercero, a veces el consuelo es mejor que una respuesta. Pablo no es está dando una respuesta. No está diciendo: «Me irá bien ante el tribunal, y estoy seguro que seré exonerado y puesto en libertad, e iré a predicar a otra iglesia». No, Él no sabe lo que el futuro le va a deparar, no está buscando una respuesta a su sufrimiento, y no da una respuesta a su sufrimiento. Está diciendo: «Dios puede ser glorificado, podemos crecer, y podemos hacer el bien a los demás. Eso es lo que sabemos».

He errado como padre y como pastor y como esposo en ocasiones donde traté de dar respuestas en vez de dar consolación. A veces las personas no necesitan un enorme silogismo, necesitan que alguien les ponga el brazo encima, que oren por ellos, y que estén ahí con ellos. Que solo estén ahí.

Yo estaba viviendo una temporada muy dura, hace como 2 años, y mi mejor amiga Grace vino y me dijo: «¿Qué puedo hacer por ti?». Le dije: «Solo que estés conmigo». Le dije: «Por favor solo quédate aquí conmigo». Me dijo: «¿Necesitas hablar sobre alguna cosa?». Le dije: «No pienso que haya respuesta o solución, solo necesito un amigo». Lo único que yo necesitaba era que ella tomara mi mano y se sentara junto a mí. Dios no siempre nos da respuestas, pero nos da su presencia. Dice que nunca nos dejará ni nos abandonará. Como pueblo de Dios, a veces no podemos dar una respuesta, pero podemos dar consuelo. Podemos estar ahí, solo estar ahí. Pienso que debo dejar ahí.

Si usted no es cristiano, quiero que traiga su pecado y su sufrimiento a Jesús. Quiero que sean perdonados y quiero que sean servidos por Él. Si usted es cristiano, lo invito a ser franco con Jesús y con su gente de confianza para que digan cosas como Pablo: «Estoy sufriendo, es una temporada difícil, una vida dura». Y espero y les ruego a ustedes porque mi afecto por ustedes es igual al de Pablo, les pido que no pierdan el ánimo. Y espero que al examinar sus propias aflicciones que simplemente se hagan estas preguntas: ¿Cómo puedo usar esto para el bien de otros, cómo puedo usar esto para mi crecimiento, y cómo puedo usar esto para la gloria de Dios? Pienso que así es como evitamos perder la esperanza.

Oración

Dios Padre, te doy gracias por la oportunidad de enseñar la Biblia en la Iglesia Mars Hill. Dios, te doy gracias porque tenemos la oportunidad de estudiar libros enteros de la Biblia, y al hacerlo, a veces nos topamos con cosas que quizás no hubiéramos elegido estudiar, como a este hombre piadoso en la cárcel, sufriendo, escribiendo una carta para hablar de ello. Pero Señor Dios, creemos que toda la Escritura es inspirada y útil. Te damos gracias, Espíritu Santo, porque mediante el Apóstol Pablo que yacía solo en una celda, estabas con él.

Espíritu Santo, te invito a que vengas a estar con nosotros, y a estar con los solitarios, y los humildes, y con los que tienen roto el corazón, para darles esperanza a los que han perdido esperanza, y dar esperanza a los que están perdiendo la esperanza. Dios, pido por nosotros como pueblo que Mars Hill siempre sea un lugar donde los que padecen dolor, y los que sufren, y los que luchan, se animen a ser honestos, a ser conocidos, y a ser consolados, y a tener la oportunidad de consolar a otros.

Y Dios, siento del deseo de orar por nosotros. Sé que a veces cuando estamos sufriendo, pasamos por alto a otros que están sufriendo y nos volvemos muy egoístas, el mundo se vuelve muy pequeño. Padre, te damos gracias por el ejemplo del Apóstol Pablo. Aunque estaba en la cárcel, sabía perfectamente cómo sufrían los demás, por eso les escribe y les habla y los ama y les sirve. Que hagamos ambas cosas. Que seamos francos con nuestros propios sufrimientos, y también que tengamos la presencia de ánimo para estar disponibles a ayudar a otros que sufren.

Y Señor Jesús, te damos gracias porque en un mundo lleno de aflicción no adoramos a un Dios inmune a la aflicción, que se apartó de ella, que no quería en ninguna manera exponerse a ella y soportarla. Señor Jesús, confesamos que tú sufriste y fuiste afligido por nosotros, y que fuiste afligido y sufriste por nosotros. Te damos gracias, te damos gracias Señor Jesús porque resucitaste de la muerte, y te damos gracias por la promesa de que viene un reino, y te damos gracias porque viene el día en que nuestra fe se convertirá en vista. Viene el día en que todas nuestras preguntas serán contestadas y toda lágrima será enjugada de nuestros ojos, y esta vida que conocemos dejará de ser y por la eternidad te disfrutaremos a ti y al mundo que tú quisiste que disfrutáramos antes de que el pecado lo corrompiera. Mientras tanto, que soportemos por gracia y sirvamos a otros por gracia. En el fuerte nombre de Jesús lo pedimos, amén.

Nota: Esta transcripción ha sido editada para la legibilidad.