Yo Soy Recompensado (Efesios 6:5–9)

El tópico difícil de la esclavitud

Bien, Mars Hill. Esto es una Biblia, ¿cierto? Nos gusta la Biblia, ¿cierto? Creemos lo que dice la Biblia, ¿cierto? ¿Cuántos de ustedes han leído la Biblia, y al abordar ciertos puntos pensaron: «No tengo idea lo que debo hacer con eso. Sé que es verdad, pero mi cabeza acaba de estallar. No sé qué debo hacer con esa porción de la Biblia»? ¿Les ha pasado eso? ¿Les ha pasado eso? Pedro, un discípulo de Jesús que escribió un par de libros en la Biblia, dijo que hay porciones “difíciles de entender”. Hoy abordamos una de ellas, sobre la esclavitud, en Efesios 6:5–9, Por lo general estudiamos libros enteros de la Biblia. Esta es la decimosexta semana en nuestra serie ¿Quién te crees? Estaremos viendo el tema: Yo soy recompensado, donde Pablo habla de la esclavitud.

Todavía recuerdo cuando recién me volví cristiano, que estaba en la universidad, acababa de conocer a Jesús, y apenas había empezado a leer la Biblia. Tenía un profesor que no era cristiano, pero su hermano era un misionero cristiano y estudiaba mucho la Biblia tan solo para molestar a su hermano y no dejarse contradecir por él. No eran las mejores intenciones para estudiar la Biblia. Y le gustaba atacar emocionalmente a los evangélicos en clase. Ese era su pasatiempo favorito. Y yo no sabía esto. Y él usaba todo lo que sabía de la Biblia para argüir contra el cristianismo y la Biblia.

Recuerdo que yo estaba sentado en la clase y él dijo algo así: «¿Alguien aquí cree en la Biblia? Acabo de volverme cristiano. ¡Sí! Estoy en una universidad estatal, ¡Sí, sí, creo en la Biblia!». Y me dijo: «¿Usted cree en la esclavitud?». Y le dije: «Oh, permítame bajar la mano. No sabía que era una pregunta de dos partes». Y dijo: «Porque la Biblia promueve la esclavitud». Y le dije: «Oh, acabo de empezar a leer la Biblia, y todavía no he leído esa parte, aparentemente. Mejor voy y la estudio primero».

Y yo no sabía qué hacer, entonces empecé a estudiarla. Ahora bien, la Biblia sí habla de la esclavitud. ¿Qué dice la esclavitud? ¿Dios promueve la esclavitud o se opone a ella, y qué hacemos con este asunto tan grande?

Ahí nos encontramos hoy. Pablo escribe una carta a una iglesia. Él mismo no es un hombre libre. Es un hombre encarcelado que escribe una carta a la iglesia que él plantó en una ciudad llamada Éfeso. Y en esa iglesia había amos y esclavos. Tienen que visualizarlo. Se sentaban juntos, tal vez, en la iglesia, cuando de pronto reciben una carta de Pablo que dice: «Esto es lo que los esclavos cristianos deben y no deben hacer. Esto es lo que los amos cristianos deben y no deben hacer».

¿Se imaginan lo incómodos que se habrían sentido en ese servicio? Hoy van a sentirse igual de incómodos, ¿de acuerdo? Tan solo hablar de la esclavitud parece incómodo, ¿cierto? ¿Soy el único que se siente así? ¿Se sienten incómodos? Yo sí, y les agradezco que me acompañen en la incomodidad.

Esclavos y maestros

Abramos la Biblia. No malentendamos superficialmente el tema, estudiémoslo a fondo para ver qué quiso decir Dios cuando habla a esclavos y amos. Efesios 6:5–9, leámoslo juntos. «Siervos», algunas traducciones dicen "esclavos"— «obedeced a vuestros amos en la tierra, con temor y temblor, la sinceridad de vuestro corazón, como a Cristo; no para ser vistos, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, haciendo de corazón la voluntad de Dios Servid de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres, sabiendo que cualquier cosa buena que cada uno haga, esto recibirá del Señor, sea siervo»—o esclavo—«o sea libre. Y vosotros, amos, haced lo mismo con ellos, y dejad las amenazas, sabiendo que el Señor»—o sea Jesús—«de ellos y de vosotros está en los cielos, y que para Él no hay acepción de personas».

Aquí estamos tratando el tema de esclavos y amos. Y tan pronto escuchamos la palabra «esclavitud», pensamos en la clase de esclavitud que se practicaba en los Estados Unidos de América, pero permítanme recordarles que está hablando a personas que pertenecían al Imperio Romano, que vivieron casi dos mil años antes de que los Estados Unidos de América fueran una nación, o incluso antes de que fuera una nación que practicaba la esclavitud. De pronto lo que sucede aquí es que el significado de esclavo no era el mismo en el Imperio Romano que en la historia de Estados Unidos.

La esclavitud en los EEUU era pecaminoso

Permítanme dejar claro—muy claro, que tengamos cuidado con este tema. Nosotros creemos—yo creo que la Biblia enseña, y estoy convencido, de que la esclavitud que practicaban en los Estados Unidos de América era impía, no era santa, y no era justa. Les daré mis razones en un momento. Pero debemos cuidarnos de no tomar un término y darle un significado que no le daban originalmente en ese contexto. Estamos separados culturalmente. La esclavitud en Estados Unidos— permítanme explicarles, y por estas razones creo que es pecaminoso y horrible.

Primero, se basa casi completamente en lo racial. La esclavitud en Estados Unidos se basaba casi por completo en lo racial. Era asunto de negros y blancos. Era un problema racial. Dios creó a todos a su imagen y semejanza. Todos descendimos de un hombre y de una mujer. Todos formamos parte de la misma familia humana ampliada, y según enseña la Biblia, si una raza gobierna sobre otra raza como si fueran la raza favorecida, eso es malo, es injusto, es racismo. Pero generalmente así practicaban la esclavitud en Estados Unidos.

Segundo, la esclavitud en Estados Unidos era de por vida para la mayoría, o sea que cuando lo hacían esclavo, se quedaba así toda su vida. A menos que su amo decidiera emanciparlo, o si usted pudiera acumular suficientes riquezas para comprar su libertad, permanecía en ese estado inmutable e interminable de por vida. La Biblia en ninguna manera considera que eso sea bueno, que las personas creadas a imagen y semejanza de Dios sean tratadas como propiedad y consideradas un bien mercantil. Era una condición social de por vida.

Tercero, los niños nacidos en familias esclavas también eran esclavos y le pertenecían al amo. O sea que no eran solo esclavos, sino que todo su legado era de esclavitud. Mi familia, por ejemplo, si yo fuera esclavo mis cinco hijos serían esclavos. Sus hijos y mis nietos serían esclavos, y de generación en generación, entre más creciera numéricamente nuestra familia todos seríamos la posesión de un amo. Todos seríamos la posesión de un amo. Repito, eso es injusto, impío, y no es bíblico.

Lo mismo pasa con la familia de Jacob al final del libro de Génesis. El pueblo de Dios busca amparo en tiempos de recesión económica y hambre en una nación llamada Egipto, donde crecen en número como familia, de quizás cinco docenas de personas a una nación de varios millones de personas unos cuatrocientos años después, y como esclavos, todos eran propiedad de Faraón. Eso es injusto. El pueblo de Dios sufrió mucho cuando les hicieron eso, y el pueblo de Dios debe oponerse a eso cuando se lo hacen a cualquier otra persona.

Y cuarto, trataban a las personas como si fueran propiedad de sus amos. Eran parte de sus posesiones. En la historia de nuestra nación, incluso algunos de los fundadores escribían en sus diarios que pasaran sus posesiones de generación en generación: Decían: «Dejo como legado esta tierra, dejo como legado estas riquezas, este ganado, y dejo como legado a estos esclavos». Y los esclavos a veces los listaban junto con el ganado y como parte de la cartera económica de la familia, para ser trocados de una generación a otra.

Las personas fueron creadas por Dios. Las personas pertenecen a Dios. Las personas fueron hechas con dignidad y valor a imagen y semejanza de Dios , y tratar a una persona como si fuera una pieza de propiedad o ganado, o una posesión, es irrespetar la imagen y semejanza de Dios que ellos tienen. Y así practicaban la esclavitud en Estados Unidos.

Los transgresores, rebeldes, impíos, pecadores . . . y traficantes de esclavos

¿Condena la Biblia esa clase de esclavitud expresamente, conocida también como comercio de esclavos, en que un grupo racial toma a otro grupo racial que antes había sido libre, y los esclaviza a ellos y a sus hijos como parte de una propiedad que pasaban de generación en generación? El hombre que escribió Efesios también escribió otro libro llamado 1 Timoteo, y dice lo siguiente en 1 Timoteo 1:9–10. «Reconociendo esto: que la ley», o sea la verdad de la Palabra de Dios, «no ha sido instituida para el justo, sino para—», ahora vean las imágenes y la variedad de palabras que usa— «los transgresores y rebeldes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos».

Expresa claramente su punto. O sea, si alguien llegara y les dijera: «Usted es un transgresor, un rebelde, impío, pecador, irreverente y profano», usted diría: «Entendí perfectamente cuando dijo transgresor o rebelde que usted piensa que soy un ser humano diabólico, despreciable, y deplorable».

Después da una lista de pecados, y para nuestros propósitos sacaremos esta palabra. «Para», ¿cuál palabra? Traficantes de esclavos. La esclavitud tal como se practicaba en los Estados Unidos de América era tráfico de esclavos. Personas libres que esclavizan a otras personas libres y los tratan como posesiones, al igual que a sus hijos, y después los pasan a otros como parte de la hacienda familiar. Y dice que eso es contra la sana doctrina. El lenguaje que usa es el de una doctrina saludable, que da vida, que hace florecer a la sociedad.

Por tanto, permítanme dejar bien claro que la Biblia absolutamente, inequívocamente, y claramente dice que el tráfico de esclavos, como el que practicaban en los Estados Unidos de América es un mal a los ojos de Dios. ¿Les quedó claro? ¿Les quedó claro? Al menos dos personas piensan que quedó claro. Eso está bien, por algo se empieza, y me alegro mucho.

La pregunta, entonces, es, cuando Pablo habla de la esclavitud, ¿por qué no rechaza la institución por completo? Creo que es porque la esclavitud en la antigüedad era diferente. La esclavitud romana era diferente a la esclavitud en Estados Unidos, por eso Pablo no rechaza el sistema entero abiertamente, sino que se enfoca a los creyentes que viven en una estructura de gobierno específica, diciéndoles cómo ser piadosos en medio de circunstancias impías. Y su silencio sobre la institución de la esclavitud, y sobre otras cosas, no debe interpretarse como un consentimiento tácito de esas estructuras. Asimismo, aquí escribe una carta a personas bajo una autoridad específica de gobierno y les está enseñando, tanto a esclavos como a sus amos, cómo portarse piadosamente dentro de esas estructuras de gobierno.

Asimismo, digamos que les escribiera hoy una carta a los líderes cristianos de un país musulmán devoto gobernado por el Corán y la ley Sharia, y si el paradigma entero de ese sistema de gobierno fuera antitético a la teología cristiana, al escribirles a los líderes creyentes para decirles: «Así deben portarse en medio de este sistema de gobierno», no sería un consentimiento tácito de ese gobierno, sino una instrucción directa a quienes se encuentran bajo los auspicios del gobierno para que se comporten de una manera que glorifica a Dios en un sistema que no glorifica a Dios.

Asimismo, digamos que le escribiera una carta a un líder espiritual de la iglesia clandestina en un lugar como China comunista donde tienden al ateísmo. Si instruyo a los cristianos a portarse de cierta manera en un gobierno comunista y ateo, no significa que yo esté de acuerdo con el ateísmo o el comunismo, así como tampoco estoy de acuerdo con el Islam y la ley Sharia. Pero si esas son las estructuras y los sistemas bajo los que se encuentra el pueblo de Dios, y no parece que vayan a cambiar en ningún momento, ¿cómo debemos comportarnos incluso en circunstancias y situaciones que no consideramos piadosas si estamos bajo autoridad?

Ese es el enfoque y el énfasis que hace Pablo, y yo les diría que los que piensan bíblicamente son los que se han opuesto a la esclavitud históricamente. William Wilberforce luchó contra la esclavitud por sus convicciones bíblicas. Abraham Lincoln por sus convicciones bíblicas luchó contra la esclavitud. Y a mí me gustó la película. Ojalá hubieran incluido su fe.

Vivimos en días en que hasta en las biografías que llegan a la pantalla grande, como Lincoln, y Jackie Robinson, omiten el amor que los personajes tenían por Jesús y su creencia en la Biblia, que fue precisamente lo que los impulsó a luchar contra el racismo, porque nos gusta convertirlos en héroes, pero ellos estaban tratando de convertir a Jesús en el héroe. Y para contar sus historias verazmente, tenemos que decir que William Wilberforce se vio obligado a oponerse a la esclavitud porque creía en la Biblia. Abraham Lincoln se vio obligado a oponerse a la esclavitud porque creía en la Biblia. Jackie Robinson, el gran beisbolista, se vio obligado a oponerse al racismo porque creía en la Biblia. Martin Luther King Jr. fue inspirado por las enseñanzas de la Biblia y por la liberación del pueblo de Dios, como esclavos en Egipto, y por eso es que, en gran parte, su ministerio estaba repleto de imágenes bíblicas. Esta clase de justicia históricamente es dominio del pueblo de Dios, guiado por la Palabra de Dios.

Volvamos al punto. La esclavitud como la practicaban en el Imperio Romano, es similar y distinta a la esclavitud que practicaban en los Estados Unidos de América. Y sé que esto va a ponerse un poco complicado, y algunos de ustedes piensan asistir a la universidad y no quieren asistir a la universidad. Será como una conferencia universitaria de una hora, así que no tiren la toalla.

La esclavitud en la sociedad romana

Hay cuatro maneras, al menos según mis estudios, y he estado en la ciudad de Éfeso tres veces, he estado en las excavaciones arqueológicas, he conocido algunos profesores, les hice las preguntas difíciles, he visto la infraestructura de la ciudad. Quiero ser un buen maestro de la Biblia para ustedes. He ido a este lugar, lo estudié a fondo, y según tengo entendido había al menos cuatro maneras en que alguien podía volverse esclavo en la sociedad romana. Dos eran injustas y dos podría afirmarse que eran justas. Las dos primeras eran justas.

2 condiciones justas

Primero: para pagar una deuda. Hoy en día si uno entra en bancarrota o si aumentan sus deudas; digamos que acumuló bastantes riquezas, o una enorme cantidad de riquezas, y de pronto hace algo llamado incumplimiento de pago. Simplemente se declara en bancarrota y, sin más, deja de pagar. Como resultado, hay personas tan endeudadas y tenemos una deuda nacional tan abrumadora. No está funcionando, ¿verdad? La Biblia dice que el deudor es esclavo del acreedor. Muchas personas no son esclavas, pero cada vez que reciben una cuenta, se sienten como esclavos, ¿amén? Como si alguien más estuviera a cargo de su vida.

En esos días, no tenían los mismos parámetros legales. En cambio, digamos que uno quería comprar un terreno, quería comprar ganado, quería sacar un préstamo para montar un negocio o saldar unas deudas. En el contrato decía: Si no puedo pagar esto, me volveré su esclavo y trabajaré para usted gratuitamente X número de años para saldar mi deuda».

Las tarjetas de crédito cambiarían mucho, ¿verdad? Digamos que recibe su solicitud para la tarjeta de crédito, y en letra pequeña dice: «Si incumple los pagos, para pagarnos tiene que venir a trabajar para la compañía cinco años sin ingresos». ¿Cuántos de ustedes no tendrían tarjetas de crédito, ¿verdad?

Esa es una forma de garantizar el préstamo de alguna manera. «Trabajaré para saldar la deuda si no puedo pagarle». ¿Eso es justo o injusto? Pues, es justo. Porque si no, está incentivando a las personas a sacar grandes prestamos y a endeudarse mucho, y los incentiva a incumplir sus pagos, y a los deudores, a entrar en bancarrota. Eso no es justo.

Segundo, la segunda manera en que las personas se volvían esclavos, era cuando decidían por su propia y exclusiva voluntad someterse a la esclavitud. Digamos que usted viene de una familia muy pobre. Digamos que un familiar suyo se lesionó. Digamos que hubo una hambruna o una enorme recesión económica. O digamos que usted trató de trabajar la granja familiar, trató de trabajar el negocio familiar, o lo que sea que le hayan dejado, y no le dio resultado. Lo que le dejaron no estaba funcionando. Y su familia tiene hambre, y usted no gana lo suficiente, y no sabe qué hacer.

Pero sí podían buscar una persona rica para proponerle un trato. Podría decir: «Me gustaría formar parte de su hacienda. Me gustaría formar parte de su familia ampliada, y a cambio de trabajar duro por usted, usted le dará a mi familia una casa, y le dará a mi familia un ingreso, y dará de comer a mi familia».

Hoy en día la gente va de trabajo en trabajo, no con leales con sus empleadores, y sus empleadores muchas veces les muestran poca o ninguna lealtad. Esto sería un compromiso. «Seré un gran trabajador, y usted será un proveedor generoso, y si hacemos este trato, formaré parte de su casa y usted cuidará a mi familia». ¿Eso es justo o injusto? Pues, es justo. Podría ayudarles a algunas personas a paliar el hambre y llevar una vida mejor y útil. Eso no tiene nada de malo.

2 condiciones injustas

Las otras dos condiciones son injustas. Una era tomar prisioneros de guerra. Dos naciones se declaran la guerra y la nación conquistadora esclaviza a la nación conquistada. Muchas veces, podía haber un rey insensato o un rey falsamente ambicioso que declaraba la guerra, y otra nación perdía, y a todos sus pobres campesinos que no tenían con qué huir los volvían esclavos simplemente porque el rey de ellos perdió contra el rey insensato. ¿Eso es justo o injusto? Es injusto. Son personas que no hicieron nada. Son personas que no merecían nada. Es injusto conquistar a la gente y esclavizar a la gente. quitarles todos sus derechos y su dignidad como portadores de la imagen de Dios.

Por último, la cuarta categoría, a veces los esclavos habían sido abandonados como niños. En esos días se practicaba el infanticidio. Tenían unas formas de aborto, pero eran muy primitivas, y la criatura nacía. Digamos que era un niño con alguna discapacidad o deformidad física. Digamos que era una niña y en realidad querían un niño para que fuera el heredero del linaje familiar. Digamos que la familia tuvo una recesión económica y no querían tener más niños. Digamos que hubo adulterio y que fuera un niño ilegítimo nacido fuera del matrimonio. Lo que hacían, según reportes antiguos, era practicar el infanticidio. Dejaban al niño para que muriera. A veces ponían al niño literalmente afuera con la basura. Salía la basura y ahí estaba el bebé.

Inmediatamente algunos de ustedes dirán: «Qué horror». Digamos que no tenemos una plataforma moral por el trato que nosotros mismos damos a los bebés, ¿amén? No tenemos una plataforma moral por el trato que damos a los bebés. Ahora mismo están encausando a un asesino que evidentemente se hizo pasar por médico abortista, y los medios ni siquiera quieren cubrir la noticia por lo horrorosa que es. Cuando el niño está en el vientre de su madre no lo consideran un asesinato, y si está fuera, si lo es, y a veces lo hacen en cuestión de minutos. Porque somos unos hipócritas, asesinos, es por eso. Por eso no podemos decir: «Es que eran más primitivos. Qué comportamiento tan horrible». Mejor digamos que la gente nunca cambia y que somos tan malos como ellos, ¿no es cierto?

Y se usted tuvo un aborto, Jesús la ama, Él puede perdonarla, hay esperanza para usted, pero quitarle la vida a un niño es una cosa muy seria.

No obstante, tiraban a los niños en la basura. Muchos de los niños morían, pero a veces recogían a los niños y los forzaban a ser gladiadores, soldados, y esclavos—o sea, los niños. Las niñas se volvían siervas y prostitutas. ¿Eso es justo o injusto? Es injusto.

Ahora algo alentador era que los cristianos de la iglesia primitiva también empezaron a recoger a esos niños, y a los cristianos se les conocía porque adoptaban. Sabían que: «Dios es nuestro Padre quien nos adopta en su familia, nos da todos los derechos familiares, tenemos una herencia». A propósito, este es el lenguaje de Efesios. Si leen Efesios, todo esto representa el lenguaje de Efesios: que tenemos un Padre, que fuimos adoptados, somos bendecidos, que tenemos una herencia.

Y pensaron: «Si Dios nos trata así, así debemos tratar a los niños». De hecho, el Señor Jesucristo mismo no tenía un padre terrenal, sino un padre adoptivo, José. Los cristianos empezaron a adoptar niños, no a convertirlos en prostitutas y en gladiadores sino en hijos e hijas, e inscribirlos en la hacienda familiar y darles parte de la herencia.

Les digo todo eso para mostrarles que la esclavitud que practicaban en el mundo antiguo era complicada, era diversa. Algunos aspectos eran injustos y otros justos, por lo tanto no podemos decir que toda la esclavitud es mala. Si un hombre firma un contrato y dice: «Présteme $100.000 dólares, y si no le pago, trabajaré para usted 4 años para pagar la deuda», eso no es injusto. Pero si un tipo sale y recoge a un niño abandonado y lo obliga a prostituirse, eso sí es injusto. De modo que la situación es complicada y requiere un estudio y consideración a fondo. Y en la iglesia los esclavos y los amos adoraban juntos porque eran hermanos y hermanas en el Señor.

Y había amos en la iglesia cuyos esclavos eran sus pastores. Ven lo complicado que puede ser esto. Están afuera en los campos durante el día, el esclavo llama a su patrón, “amo”. Entran a la iglesia y el amo llama a su esclavo “pastor”. Porque uno podía ser un líder espiritual en la iglesia fuera esclavo o libre. Es lo que Pablo dice en Gálatas 3:28, creo que es. No hay esclavo ni libre, que en Cristo estamos hablando de su integridad, de su doctrina, su carácter, y no de su estatus en la sociedad, y eso muy importante. En aquellos días, si uno era educado, si poseía terrenos, si era rico, lo consideraban un gobernante. En la iglesia de Dios depende de su doctrina, de su integridad, de su carácter, no de su raza, de sus ingresos, ni de su nivel educativo, ni de su origen socioeconómico. Al leer esta carta, crea mucha confusión en la iglesia.

Algunos dirían que la iglesia primitiva que creció bajo el Imperio Romano, un gran porcentaje o incluso la mayoría de los cristianos conversos de la iglesia primitiva eran esclavos, o habían sido esclavos, por tanto, no es una cuestión menor. Es algo de mucha importancia. La iglesia está unificada, y quizás la mayoría de las personas eran esclavos o habían sido esclavos. La pregunta es: ¿Qué dice Dios sobre esta institución y sobre estas relaciones?

A Dios no le importa solo que nos pasa al morir; le importa lo que nos pasa cuando estamos vivos, aquí. No le importa solo lo que pasa en la iglesia, le importa lo que pasa fuera de la iglesia. Tiene exhortaciones para los que están en autoridad— los amos—y para los que están bajo autoridad— los siervos o los esclavos. Dicho lo cual, al examinar esto, y me gusta enseñar aquí. No creemos en leer la Biblia de una forma superficial y simplista. Queremos ver lo que el autor dijo a quienes primero la leyeron, cómo encajaba en su contexto, y dos mil años más tarde sacar los principios adelante y aplicarlos al mundo en que vivimos. No queremos tomar nuestra cultura y leer todo lo que se dijo hace dos mil años para atribuirle todo nuestro entendimiento a ese contexto.

Estamos viendo la eterna Palabra de Dios y su oportuna aplicación hace dos mil años, y ahora quiero sacar los principios que podamos aplicar a nuestro proceder hoy. Al hacer eso, no existe una correlación directa entre la esclavitud y el empleo, per se. Lo más aproximado que tenemos es el empleador y el empleado; alguien en autoridad, alguien bajo autoridad; alguien obligado a trabajar continuamente para otra persona, y la persona contractualmente obligada a pagar y proveer a cambio de los bienes y servicios dados, sean los que sean.

Las buenas obras que Dios de antemano preparó para nosotros

¿A Dios le importa su trabajo? Esa es la gran pregunta. Adoramos al Señor Jesús, quien trabajó personalmente. Nuestro Dios se hizo hombre. Nuestro Dios vive sin pecado. Nuestro Dios, los primeros treinta años de su vida trabajó con su padre como carpintero, martillando, trabajando en una profesión. Jesús no empezó a adorar el día que se puso a predicar, a enseñar, y a sanar. Jesús adoró el día que empezó a obedecer como niño a su madre y a su padre; como empleado, trabajando bajo su padre.

Quiero que vean que el problema en Estados Unidos es que algunas personas adoran su trabajo. Como cristianos no adoramos nuestro trabajo. Adoramos a Jesús y nuestro trabajo es una oportunidad para adorar a Jesús. Queremos desempeñarnos bien, en autoridad y bajo autoridad, así como Jesús estaba perfectamente bajo autoridad y ahora reina en autoridad. Pablo nos dijo antes en Efesios 2:8–9 que somos salvos por gracia por medio de la fe en Cristo solamente, y en Efesios 2:10, dijo que practicáramos las buenas obras que Dios de antemano preparó para nosotros». ¿Es usted un barista? Esas son las buenas obras que de antemano Él preparó para que las haga. ¿Es ama de casa? Esas son las buenas obras que de antemano Él preparó para que las haga. ¿Trabaja en la construcción y lleva botas, una camioneta, una lonchera y un cinturón de herramientas? Entonces usted es como el Señor Jesús, y eso—menos la camioneta— y esa es la buena obra que de antemano Él preparó para usted. Así es, ¿es usted banquero? ¿Es usted un director general? ¿Es un estudiante? ¿Es líder de un grupo comunitario? ¿Es líder de un grupo de redención? ¿Es un anciano o un diácono? ¿Es un hermano mayor que hace ciertos quehaceres? Esas son las buenas obras que Dios de antemano preparó para que las haga.

Una relación con Jesús conduce a buenas obras como las de Jesús. Quisiera decirlo de esta manera: no somos salvos por nuestras obras, somos salvos para nuestras obras por las obras de Jesús. ¿Cómo aplica esto a su trabajo? Y permítanme decirles que su trabajo incluirá cosas remuneradas y no remuneradas, ¿cierto mamás? ¿Cuántas mamás exigen que les paguen doble cuando su hijo se vomita y grita a las tres de la mañana? «Me van a pagar el doble, no porque mi el niño se haya vomitado de lunes a viernes entre las 9 a.m. y las 5 p.m., sino porque se vomitó a las 3 de la mañana el jueves. Eso es pago doble». Oh, se vomitó el sábado a las 3 a.m., tiene que pagarme el triple. Me pagarán tres veces lo que gano, que ahora es cero». Una mamá simplemente hace lo correcto, ¿verdad?

Ya sea un niño que hace sus quehaceres, o uno de los padres que ama a su niño, o un líder de grupo comunitario, o un voluntario de la iglesia que sirve al Señor; sea lo que sea, ese es su trabajo. Ese es su trabajo, y como cristianos adoramos a Dios con nuestro trabajo.

Empleados

Aquí Pablo da directrices a los que están bajo autoridad y a los que están en autoridad, y empieza con directrices para los que están bajo autoridad.

Obedecir

Aquí los llamaremos empleados, o cualquier autoridad bajo la que se encuentre. ¿Bajo cuál autoridad se encuentra? ¿Es usted un atleta con un entrenador? ¿Un estudiante con un maestro? ¿Un empleado con un empleador? ¿Es miembro de una iglesia bajo un líder de la iglesia? ¿Es un niño bajo la autoridad de sus padres? ¿Cuál es su autoridad general?

Algunos dirán: «No tengo autoridad sobre mí». Entonces está en peligro. Aun Jesucristo está bajo autoridad. Está bajo la autoridad del Padre. Estaba bajo la autoridad de su madre y de su padre de niño y cuando era un hombre joven. Todos debemos estar bajo autoridad. Todos debemos estar bajo autoridad. Somos pecadores por naturaleza y por elección. Necesitamos estar bajo autoridad.

Algunos de ustedes dirán: «Yo decido a cuál autoridad me someto». La verdad es que usted está bajo autoridad o no está bajo autoridad, y si es una persona que no está bajo autoridad, tiene que ver con su relación con Dios porque no está bajo la autoridad de Dios ni la autoridad de la Palabra de Dios, y eso lo ubica en un lugar peligroso.

Esta es su Palabra para enseñarnos a portarnos bajo autoridad, y quiero aplicar esto específicamente a los que se levantarán a ir a trabajar hoy o esta semana, a un trabajo remunerado o no remunerado. «Siervos, obedeced a vuestros amos en la tierra». Lo primero es obedecer; les encanta esa palabra, ¿no es cierto? Cuando oyen esa palabra, dicen: «¡Me encanta oír hablar de la obediencia!». ¡Me encanta la obediencia! ¡Mi palabra favorita es obedecer! «Me encanta que me digan lo que debo hacer porque me encanta hacer lo que me dicen». No, eso no es cierto. No es verdad. Usted no es así. Todos somos rebeldes. Todos somos pecadores por naturaleza. Todos nos oponemos a la autoridad. No queremos que nadie nos dé órdenes.

Y es peor en Seattle, y puede que aun sea peor en Portland. Hay ciertas culturas que piensan que la rebeldía y la anarquía son dones espirituales, ¿lo sabían? En Seattle y sobre todo en Portland, hay muchos jóvenes que asisten a Mars Hill, personas de veinte y pico de años, solteros universitarios, estadísticamente tienden a trabajar como contratistas o consultores, y piensan: «No tengo jefe. No trabajo para una compañía. No evalúan mi rendimiento. Nadie puede darme órdenes. Trabajo cuando quiero, en mi casa, en mis calzoncillos, y hago lo que me da la gana». ¿Verdad? Por lo general así son Seattle y Portland.

Y al oír: «Obedezca», piensan:«Simpática la palabra, pero el Libro es anticuado». ¿Cierto? No quiere trabajar para una compañía, no quiere tener un jefe, no quiere que le den órdenes. La Biblia dice: «Si alguien ejerce autoridad sobre usted, obedézcale».

También está diciendo aquí que por encima de ellos está Jesús, o sea que si la persona que tiene autoridad sobre usted le dice que haga algo pecaminoso, usted debe obedecer su autoridad suprema, la cual es Jesús, y no el pecado.

Pero la verdad es que casi siempre somos perezosos, somos egoístas, nos creemos moralmente superiores, somos orgullosos, desafiantes, testarudos, duros de corazón. Ustedes no, pero la otra persona en la que están pensando es así exactamente, y no nos gusta que nadie nos dé órdenes, ¿cierto? Para nada.

Dice: «Obedezca». ¿Saben qué significa eso? Significa que alguien en autoridad sobre usted, digamos que sea un jefe, tiene derecho a darle una descripción laboral y darle órdenes, y usted debe…obedecerlas. Obedezca, obedezca.

Imagínense un mundo donde los niños no obedecen a sus padres, y las esposas no respetan ni honran a sus esposos, y los empleados no obedecen a sus empleadores, y los ciudadanos no honran a su gobierno. No necesitamos imaginar cómo sería ese mundo, porque ese es el mundo en que vivimos. Es rebeldía, locura, pecado, y es un desastre. No está funcionando. No está funcionando.

Algunos de ustedes dirán: «Soy más inteligente que mi jefe». Bien, primero, puede que no; puede que no.

Segundo, aunque lo sea, él sigue teniendo autoridad sobre usted, y al manos debería saludar el uniforme. A veces los militares dicen: «Aunque yo no piense que sea el mejor líder del mundo, saludo el uniforme y honro el cargo, y me someto a la autoridad porque si algún día voy a efectuar cambios y volverme un líder debo empezar siendo humilde y sumiso y estar bajo autoridad antes de tener derecho a influenciar o asumir un puesto de autoridad». Obedezcan, obedezcan, Obedezcan. «Con temor y temblor». Se refiere al respeto. Con respeto, con un poco de honor, ¿verdad?

No vivimos en una cultura de honor. Para nada, en absoluto. En las culturas de oriente o en las asiáticas, la cultura es más de honor. Honran a los que están en autoridad, honran a los mayores. Pero no en Estados Unidos. No somos una cultura de honor; somos una cultura de rebeldía. Hasta se ha puesto de moda, ¿verdad? Incluso muchas de nuestras narrativas culturales, las películas que amamos, los héroes que tenemos, la música que disfrutamos, nos incita constantemente a la rebeldía, a no obedecer con temor y temblor. Está hablando del respeto. ¿Respeta a los que tienen autoridad sobre usted? Continúa diciendo: «Con la sinceridad de vuestro corazón». Es cuestión del corazón, ¿verdad? Uno sabe si hace las cosas de corazón.

Empleadores, falso o verdadero: Líderes, falso o verdadero. Saben si alguien hace las cosas de corazón, ¿sí o no? Lo saben. Si alguien hace las cosas de corazón, están en misión, ya vienen motivados. Los que no hacen las cosas de corazón, necesitan que los motiven a cada rato. Usted conoce su corazón. Usted conoce su corazón.

Algunos de ustedes dirán: «No me gusta mi papel. No quiero hacerlo». ¿Sabe qué? Puede que Dios lo mantenga ahí hasta que aprenda esa lección. Y si espera tener una buena actitud cuando le den una nueva posición, puede que no consiga la nueva posición hasta que tenga una nueva actitud, porque Dios está haciendo su obra en usted. Si desea un cambio de corazón, ore. ¿Ora por su jefe? No me refiero a las oraciones imprecatorias de los Salmos, ¿verdad? «Señor, mátalos», ¿no es cierto? [Se ríe la congregación.] ¿Pero, ora por ellos? ¿Saben qué? ¿Saben qué cambiará su actitud? Sobre todo si están bajo autoridad, no están súper emocionados y desean una cambio de corazón, empiecen a orar por los que están en autoridad sobre ustedes.

Falso o verdadero: la Biblia nos dice que oremos por los que tienen autoridad sobre nosotros? La Biblia dice que vivamos vidas tranquilas y sosegadas y que oremos por los que están en autoridad sobre nosotros. Eso es lo que dice la Biblia. Oren por los que están en autoridad sobre ustedes. Les ayudará a tener un cambio de corazón.

«Como a Cristo». La idea principal es esta: Por encima de su jefe hay otro Jefe, con J mayúscula, el Jefe de los jefes, y su nombre es… Jesucristo. A fin de cuentas usted trabaja para Jesús. A fin de cuentas usted trabaja para Jesús. Y si Jesús es su Jefe, ¿trabajaría de otra manera? Diríamos que sí, ¿no es cierto? Usted diría: «Si Jesús evalúa mi desempeño, sí». No puedo ocultarle nada, eso sería lo primero. Y si discuto con Él, perdería; por lo tanto, sí. ¡Eso será lo que tú piensas, Jesús». ¿En serio? Sobre su jefe está Jesús, y a fin de cuentas trabajamos para Jesús. A fin de cuentas trabajamos para Jesús. ¿Creen eso?

En estas cosas respondemos diferentemente a la autoridad los cristianos y los no cristianos, en nuestros roles y en nuestros trabajos. Algunos de ustedes dirán: No voy a hacer un buen trabajo; tengo un jefe horrible». Mejor diga: «Sabe qué, voy a hacer un buen trabajo porque el Jefe de mi jefe es un gran Jefe, y esto es para Jesús».

Si quiere que su empresa, su organización, o su ministerio florezcan, tendrá que honrar y glorificar a Jesús. Y si lo hace, su trabajo se vuelve parte de su testimonio. Pasamos gran parte de nuestras vidas trabajando, y si la gente sabe que somos cristianos, nuestra conducta habla bien o mal de nuestra fe. Y sería genial llegar al punto en que para llenar una vacante en una empresa llamarían a la iglesia y dijeran: «Necesitamos más cristianos porque trabajan distinto a los no cristianos. Trabajan como si Jesús fuera su Jefe. Trabajan con el corazón y producen resultados».

No robar a su empresa

«No para ser vistos, como los que quieren agradar a los hombres». ¿Es usted una de esas personas que cuando mira el jefe se empeña en su trabajo, y cuando no mira el jefe, no le pone empeño? ¿Cuánto tiempo le roba a su jefe, cobrándole el tiempo en que no hizo nada, navegando por Internet, los medios sociales, leyendo mi blog? No lo haga eso cuando esté en el trabajo.

Escuchando mi sermón. A veces la gente viene y me dice: «Pastor Mark, escucho 5 sermones suyos todos los días». ¿A qué se dedica? «Trabajo». Su trabajo no consiste en escuchar mis sermones todo el día, a menos que trabaje manejando un camión y pueda escuchar sermones todo el día. No se ponga los audífonos para escuchar mis sermones largos para después pasarle la cuenta a su jefe por ese tiempo. No le robe tiempo a su empresa.

¿Roba dinero de su empresa? ¿Les cobra ciertas cosas? ¿Compra cosas a crédito? ¿Usa indebidamente las cuentas de la corporación? ¿Usa indebidamente los comprobantes y reembolsos? ¿Le roba cosas a su jefe, a su negocio? Uno de los grandes problemas para la mayoría de los negocios no es el robo, sino el robo de los empleados. Usted dirá: «Yo nunca haría eso si mi jefe me estuviera mirando». Pero su jefe es ¿quién? Jesús, y Él siempre está mirando, así que saque las manos de la masa de la compañía. No sea como Judas. No sea como Judas, sea como Jesús. No le eche mano a lo que pertenece a la organización, y no a usted. Eso incluye un sentimiento tener derecho a las cosas y al robo. Tome lo que le corresponde y no tome más de lo que debe tomar.

La gente se porta de distintas maneras. Cuántos de ustedes trabajan con alguien así, o son así, y por eso trabajan con esa persona, pero cuando el jefe está mirando, son tan— «Oh, sí, es que de veras»—y cuando el jefe no está mirando, es como otro episodio de La Oficina. Son puras tonterías, pierden el tiempo. Él dice: «No es eso». No debe ser solo cuando el jefe esté mirando, porque el Jefe Supremo siempre está mirando.

«Sino como siervos de Cristo», trabajamos para Jesús, «haciendo la voluntad de Dios». Dios quiere que su trabajo sea un acto de adoración, que lo haga bien, que lo haga de corazón, amorosamente, legítimamente, honestamente, con integridad. Y no importa que le paguen o que no le paguen, hágalo bajo el Señor. «Servid de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres». En última instancia compareceremos ante Jesús a rendir cuentas por nuestra vida, incluso por nuestro trabajo. ¿Cómo les está yendo? ¿Cómo les está yendo? ¿Cómo les está yendo? Esa es su palabra para los que están bajo autoridad.

Razones para la falta de éxito

Ahora permítanme decirles, el pastor Dave Bruskas, y el pastor Sutton Turner son los otros dos ancianos ejecutivos que trabajan conmigo en Mars Hill, y gran parte de lo que estoy compartiendo con ustedes lo aprendí de ellos, pero el pastor Dave dijo algo esta semana y quisiera compartirlo con los que están bajo autoridad: ustedes son empleados. Cuando no tienen éxito en su trabajo, en su papel, en su responsabilidad, hay tres posibilidades: No entienden su papel, no saben exactamente lo que deben estar haciendo.

Esto es lo que deben hacer: humildemente vayan y díganle a su empleador: «Quiero hacer un buen trabajo. Quiero desempeñarme bien». Puede que sea un trabajo remunerado o no remunerado. «No entiendo claramente cuáles son sus expectativas. Traje un lapicero, dígame. Quiero hacer un buen trabajo. Dígame para que yo pueda hacer un buen trabajo». A veces uno no sabe lo que debe hacer. ¿Le ha tocado un trabajo de esos? Uno piensa: «No sé qué debo hacer. Es como Mi Pobre Angelito, usted es como ese niño. Dice: «No sé qué hacer. No sé qué hacer». Necesita preguntar humildemente: «¿Qué quiere que haga?».

En segundo lugar, las personas fracasan porque no pueden realizar el trabajo. Usted tiene un rol, y piensa: «No puedo hacer este trabajo». Entonces suceden una de dos cosas. O necesita nuevas destrezas para poder hacer el trabajo o necesita conseguir un nuevo trabajo. Aún así necesita ser honesto y decirle a su empleador: «No quiero que me pague solamente, necesito ayuda o entrenamiento, o necesita decirme qué necesito para averiguar cómo se hace esto», o dígale, «es que no creo que pueda hacer esto y quiero ser franco con usted. No estoy siendo negativo, no le estoy echando la culpa, no le estoy declarando la guerra. Solo le estoy diciendo que no puedo hacer eso. No soy la persona indicada. No soy la persona más indicada para eso». Hay humildad e integridad en eso. A veces se necesita más entrenamiento para aprender a hacerlo. A veces uno se da cuenta que no se puede.

Por ejemplo, si usted me pusiera a trabajar de contador, sería más probable que quedara embarazado que aprender a trabajar de contador, ¿no es cierto? Yo para los números, soy como los gatos y el agua, o Supermán y la kriptonita. Todo sale mal. No soy un contador. Usted dirá: «Vaya a una escuela para contadores» ¿Y qué más quiere, que vuele como Peter Pan? Sería una lista de cosas que tendría que hacer y no voy a hacerlas.

La tercera categoría es que rehúsa hacer el trabajo. Volviendo otra vez a la obediencia, es una actitud desafiante. Uno piensa: «No, no lo haré». ¿Es pecado? No, no es pecado, es que no quiero hacerlo. No me gusta, no creo en eso, no me interesa eso. Quiero hacer otras cosas, hay algo más importante para mí». Entonces necesita una nueva actitud o un nuevo trabajo, pero no puede esperar que su empleador le pague si no va a hacer su trabajo. Eso es robar. Es robar.

Si su batalla es que no entiende el trabajo, no puede hacer el trabajo, o rehúsa hacer el trabajo, y tiene que ser franco con eso. Tiene que ser sincero. ¿Qué les dice, no solo están bajo autoridad, sino a los que están en autoridad?

Empleadores

«Y vosotros, amos, haced lo mismo con ellos, y dejad las amenazas, sabiendo que el Señor de ellos y de vosotros está en los cielos, y que para Él no hay acepción de personas». Esto es lo que está diciendo: Todo jefe cristiano tiene un Jefe llamado Jesús. Y lo que está diciendo es: «Si Jesús es su Jefe, está en autoridad sobre usted y usted debe tratar a los que están bajo su autoridad como Él lo trata a usted».

Cuidar a sus empleados

Nos da tres maneras de hacerlo. Primero, está diciendo básicamente: Cuiden a sus empleados. Cuiden a los que están bajo su liderazgo. ¿A quién tiene bajo su autoridad? ¿Es cortés, generoso, y bondadoso con ellos? No me refiero a regalarles todo y administrar mal la organización dejándola en la quiebra, y estar absolutamente fuera de control. Me refiero a esto: ¿Sus empleados— o los que tenemos la oportunidad de ocupar cargos de liderazgo en una organización—nuestros empleados saben que los amamos? ¿Saben que los apreciamos? ¿Y somos razonablemente generosos con ellos? Cosas como, un salario justo, un paquete de beneficios suficientemente bueno. Seamos francos y digamos que para un empleador, uno de los grandes gastos son los cuidados de salud.

Como iglesia nos reunimos para hablar sobre cuidados de salud, e incluso para Mars Hill, dijimos: «Bien, aquí tenemos todos los planes». Este es el más barato, pero este demostraría más amor. Porque este coloca gran parte de la carga sobre los empleados, este coloca parte de la carga sobre la iglesia». Especialmente en una iglesia como la nuestra donde hay muchas parejas jóvenes en el plantel, y mucha gente dando a luz, y si uno no sabe los pormenores en cuestión de maternidad que ofrece el plan de compensación y el paquete de beneficios, podría lastimar a muchas familias, ¿no es cierto?

Por eso, por la gracia de Dios, cuidadosamente revisamos estas cosas, vemos estas cosas. Averiguamos cómo ser justos en nuestra compensación, cómo ser generosos con nuestros beneficios, cómo proveer amorosamente los beneficios médicos, dentales, de retiro, e incluso beneficios por muerte para la familia en caso de alguna tragedia, digamos que queda una viuda con sus hijos, para dejarle algo del empleo con la iglesia— esta clase de consideraciones.

Para los que son empleadores, esto puede parecerles costoso porque vivimos en un día en que la gente usa su compañía y dejan la compañía, pero si su corazón es amoroso, y generoso, y bondadoso, y compasivo, al menos hará lo correcto, y algunos lo apreciarán, y reducirá el número de empleados que quieren irse porque los ama de una manera única e inusual. Puede que sí, puede que no. Puede que sí, puede que no.

No amenazar

Y también dice: «Dejen las amenazas». Cuando un empleado es terco, rebelde y desafiante, no es que no puedan hacer el trabajo, es que rehúsan hacerlo y aún así quieren que les paguen, y lo que sucede es que el empleador se enfurece.

Para los que son empleados entre ustedes, estas son las razones por las que los empleadores a veces les da rabia. A veces son los jueguecillos de oficina, los contubernios de los que están contra el líder; a veces es el sabotaje, el robo. A veces alguien renuncia un cargo y las cosas no repercuten cuesta abajo sino cuesta arriba, lo cual significa que ahora tiene más responsabilidades y alguien no se encargó de ellas, o se fue y las dejó, y ahora el líder se entera y se siente muy frustrado porque el trabajo de todos los demás ha colapsado en su vida y se siente abrumado. ¿Los que son líderes entienden lo que estoy diciendo? Las cosas no ruedan cuesta abajo, sino cuesta arriba, hacia el líder. Entonces el líder puede sentirse frustrado.

Dice: «No amenacen», y en ese contexto, quizás amenazaban con matarlos, lo cual era una amenaza bastante grande. Hoy en día, el jefe lo mira a uno y dice: «Necesita hacer un mejor trabajo, o tendré que despedirlo. No lo estoy amenazando, lo estoy profetizando, ¿de acuerdo?». Solo están prediciendo el futuro inevitable que viene en camino, ¿saben? Si le están pagando y le dicen que corre riesgo de perder su empleo, no es una amenaza, de hecho están siendo francos con usted. Pero lo él que les dice a los empleadores es, cuidado cómo usan su autoridad con los que están bajo su autoridad».

Empleadores trabajan para el gran Empleador

Y, tercero, las personas trabajan para usted, pero usted trabaja ¿para quién? Jesús. Les daré un ejemplo. Cuando empezamos la Iglesia Mars Hill, trabajé como voluntario three años sin pago. Mi salario no lo pagaba la iglesia, y tenía que trabajar en otro lugar aparte. Empezamos en la quiebra, éramos jóvenes, y algunos de ustedes saben la historia. Yo no tenía jefe, ¿saben? Era el único que trabajaba en la iglesia. Mi horario era muy flexible. ¿Piensan que yo trabajaba duro? Empezamos con nada. Por la gracia de Dios tenemos algo.

Francamente, trabajo muy duro. Nadie tiene que motivarme. Jesús es mi Jefe, esa es mi motivación. Permítanme decirles una cosa, ¿está bien? Si está diciendo: «Es que no me siento motivado», es porque se le olvidó quién es su Jefe. Si Jesús no lo motiva, la declaración misionera de la compañía o una zanahoria en la punta de un palo como recompensa económica— si Jesús no lo motiva, nada lo motivará. Para mí, yo trabajo para Jesús, ¿de acuerdo? Trabajo para Jesús. Como pastor resulta más claro que un conserje, o un barista, o un caminero, o un contador. Pero finalmente, si somos cristianos, pensamos: «A fin de cuentas trabajo para Jesús».

Por lo cual en la práctica he trabajado seis días a la semana en los últimos diecisiete años en Mars Hill. La Biblia dice que tomemos un día de descanso, yo tomo el día libre y trabajo muy pero muy duro. No quiero venir a fichar horas; quiero producir resultados por la gracia de Dios que me da poder. La meta nunca es hacer lo mínimo para ganar lo máximo. La meta nunca es jubilarse, sino, aunque no le paguen, seguir dando fruto, servir a Jesús, hacer que su vida cuente, y hacer algo importante.

Y aquí está diciendo que Jesús es Amo de los que están bajo autoridad, y es Amo de los que están en autoridad, y no hace acepciones. No les dice: «Si eres un líder puedes hacer menos», o «si eres un seguidor, puedes hacer menos». Dice: «Oigan, todos ustedes son mi pueblo y sé trabajar un martillo, e ir al trabajo y ganarme la vida, y quiero que ustedes los que están en autoridad y bajo autoridad, que se porten de una manera piadosa. Que hagan un buen trabajo como acto de adoración».

Algunos de ustedes se sienten desanimados de inmediato porque dicen: «No importa. No me darán un aumento, no me ascenderán, no me compensarán, no me darán las gracias». Dios sabe. Dios sabe exactamente cuál es su objeción, y dice lo siguiente en Efesios 6.8, que Jesús los recompensa. «Cualquier cosa buena que cada uno haga», los que están en autoridad, y los que están bajo autoridad; los que tienen doctorado, o diploma de equivalencia, no importa. «Cualquier cosa buena que cada uno haga, esto recibirá de», ¿quién? Del Señor. No dice que lo van a ascender. No dice que le van a dar un aumento. No dice que lo van a elogiar. Dice que finalmente su Jefe, el Señor Jesús, lleva la cuenta y lo recompensará.

¿Cree eso? La Biblia enseña que vivimos por fe, no por vista, y a muchos nos gusta negociar nuestro trato de antemano. No me opongo a negociar tratos, pero la verdad es que a veces solo necesitamos hacer lo correcto, confiando por fe que Jesús proveerá cualquier galardón que tenga para nosotros.

Algunos de ustedes son empleadores y dicen: «¿Qué pasa con mi balance final si hago los ajustes necesarios para cuidar a mis empleados?». O sea, no sea insensato, sea un buen administrador, pero podría tener que actuar por fe y decir: «Jesús, quiero hacer lo correcto y estoy esperando en ti para que me ayudes a hacer lo correcto». Para los que son empleados y están diciendo: «¿Saben qué? De hecho, sí puedo esmerarme más en mi trabajo, pero no estoy seguro si mi jefe me lo agradecerá, no estoy seguro si mi jefe me va a compensar, no estoy seguro si mi jefe me va a ascender». No se preocupe, haga lo correcto y Jesús lo recompensará.

La recompensa de Jesús

La recompensa de Jesús tiene tres partes. A veces es interna. ¿Cuántos de ustedes, al trabajar de todo corazón, honradamente para el Señor, tienen la conciencia limpia y una sensación interna de gozo porque hicieron lo correcto? ¿Saben cuánto vale una conciencia limpia? Tiene un valor incalculable. A veces es interno. Usted piensa: «Oye, hicimos algo sensacional. Hice lo mejor que pude. Jesús fue glorificado. Mis colegas de trabajo me vieron reflejar el amor de Dios a ellos. Viva, es me hace feliz». Esa es la recompensa interna. «Aumentó mi carácter, aprendí, maduré». Esa es la recompensa interna.

A veces es una recompensa externa. «Vamos a darle un ascenso. Vamos a darle un aumento. Vamos a darle un bono. Vamos a reconocer lo que hizo. Usted es un gran miembro del grupo comunitario, ahora queremos que sea líder de un grupo comunitario. Ahora queremos que entrene líderes para los grupos comunitarios», o, «estamos viendo en ti piedad y fidelidad, y queríamos honrar eso por la gracia de Dios». Eso es externo y, finalmente, eterno. Amigos, vamos a vivir para siempre, ¿de acuerdo? La Biblia dice que esta vida es: «Dentro de muy poco tiempo». Ahora parece que fuera mucho tiempo. En un millón de años, con Jesús en el Cielo, diremos que esta vida duró muy poco tiempo, muy poco tiempo.

Está trasladando sus galardones a la eternidad. No está perdiendo sus galardones, está trasladando sus galardones. Y la buena noticia de Jesús es que sus recursos no tienen límite. No es como una empresa que gana cierta suma de dinero y todos tenemos que pelear por la última tajada de pastel que queda. Nuestro Dios es el Creador del cielo y de la tierra. A nuestro Dios no le falta nada. Nuestro Dios da generosamente.

Finalmente, si tiene una perspectiva eterna de las cosas, usted dirá—so le preguntara ahora mismo si desea su galardón hoy o si lo quiere para siempre, cualquiera con una mente empresarial diría: «Prefiero el rendimiento eterno de mi inversión. El rendimiento eterno de mi inversión, es: falso o verdadero, un buen rendimiento de mi inversión? Es un buen rendimiento de mi inversión. Por tanto, uno no pierde su galardón, los está trasladando al reino de Dios, y Jesús, nuestro Gran Jefe, ve y sabe y recompensa a todos.

Por eso, Mars Hill, cuando nos congregamos, todo empieza con la obra de Jesús, ¿cierto? Falso o verdadero: ¿Jesús hace un buen trabajo? Vive sin pecado, trabaja en una profesión humilde, honra a su padre y a su madre, se porta bien bajo autoridad, repite lo que le dice el Padre, hace lo que le dice el Padre. Va a la cruz y se sustituye por nosotros, muere en nuestro lugar por nuestros pecados, como nuestro Salvador. Dice: «Consumado es». Se ha encargado de todas sus responsabilidades, ha terminado su obra, ha expiado el pecado, ha reconciliado a las personas. Resucita de la muerte, asciende al cielo, y volverá a juzgar a vivos y muertos, y su obra es grande; y nuestra vida ahora debe fructificar con buenas obras basadas en su buena obra, y después compareceremos delante de Él y nos recompensará en base a cómo invertimos nuestra vida y cómo adoramos por medio de nuestro trabajo. ¿Falso o verdadero? Todo eso es verdadero.

Ahora haré una pequeña transición. Aquí tocamos el tema de la mayordomía, de la salud de una organización, y de personas en autoridad, y de personas bajo autoridad, y de glorificar a Jesús, y si hay galardones en efecto, y el rol que desempeñamos en nuestro trabajo y en la iglesia que servimos. Y los llamo, les insto hoy a buscar en su corazón y a decir: «¿Hay pecado ahí? ¿Necesito pedir perdón? ¿Necesito arrepentirme? ¿A dónde debo servir? ¿Cómo puedo ser un mejor empleado? ¿Cómo puedo ser un mejor voluntario? Incluso en la iglesia, ¿cuál es mi papel?. ¿Cuál es mi posición? ¿Qué puedo hacer bien? ¿Cómo estoy respondiendo a la autoridad? ¿Cómo estoy ejerciendo autoridad?».

La oportunidad de responder

Y ahora tienen la oportunidad de responder, y lo que quiero hacer al recolectar nuestros diezmos y ofrendas, es tener la oportunidad de compartir con ustedes parte de la recompensa, parte de la recompensa externa que disfrutamos como iglesia por el fiel servicio de los que están bajo autoridad y en autoridad. Mientras los administradores financieros pasan al frente a recolectar nuestros diezmos y ofrendas, quiero que participen en la obra de Jesús y que esta sea una familia de la iglesia con la cual están comprometidos a participar. Al recolectar nuestros diezmos y ofrendas, también quiero agradecerles a las personas generosas que ayudan a Mars Hill para que sea Mars Hill. Si nos está visitando, lo invitamos a llenar una tarjeta de visitante. Cuéntenos quién es usted para conocerle y buscarle un lugar donde pueda participar activamente en la familia de Dios.

Dicho lo cual, los que tienen cabeza para los negocios, los que son buenos administradores, los que fueron impactados por este sermón y están pensando: «Sí, quiero hacer buenas inversiones para Jesús con mi tiempo, mis talentos, mi tesoro, y quiero tener un buen rendimiento de mi inversión». Quiero compartir con ustedes algunas recompensas, algunas de las bendiciones, parte del fruto que hemos producido recientemente. Para nosotros, nuestro día más grande del año es ¿cuál? La Pascua. Pedimos 20.000 personas y tuvimos 21.000 personas esta Pascua. El Viernes Santo pedimos 5.000 personas y tuvimos 7.000. Y quiero que vean parte de la recompensa.

♪ Aleluya ♪ ♪ Aleluya ♪ ♪ Aleluya ♪ ♪ Aleluya, aleluya ♪ ♪ Aleluya, aleluya ♪ ♪ Aleluya, aleluya ♪ ♪ Aleluya, aleluya ♪ ♪ Aleluya, aleluya ♪ ♪ Aleluya, aleluya ♪ ♪ Aleluya, aleluya ♪ ♪ Aleluya, aleluya ♪ ♪ Aleluya ♪ ♪ Aleluya ♪♪

En diecisiete años eso nunca ha pasado de moda, ¿amén? «Oh, mira, más vidas cambiadas, siempre es lo mismo. Oh, ha cambiado vida tras vida, estoy harto de eso». Nunca, nunca, nunca, nunca me canso de ver a Jesús cambiar vidas. En la Pascua tuvimos más de 420 bautismos, y en el pasado año en la Iglesia Mars Hill, tuvimos más de 1.000 bautismos, amén.

Permítanme compartir con ustedes más o menos los próximos eventos. Esta es la actualización de nuestra familia de la iglesia. Estén orando por dos cosas: Ofrendas para Mars Hill Tacoma, y Mars Hill Everett. Tenemos edificios grandes y nuevos para esas dos iglesias en crecimiento y francamente estamos recaudando fondos para la reparación de esos edificios. Tenemos unas instalaciones épicas, bien ubicadas, muy padres, y súper, súper baratas, pero necesitan algunos arreglos. Tenemos que preparar el espacio para niños, alistar los baños para que la familia de la iglesia pueda asistir ahí. En total necesitamos un millón de dólares por encima de los diezmos y ofrendas que normalmente recibimos para establecer estas iglesias de base para servir al norte de Seattle y al sur de Seattle. Por lo tanto, den generosamente y oren fervientemente por esas dos iglesias.

También empezaremos una serie de sermones después de terminar el libro de Efesios, nos queda un sermón, y empezaremos en el libro de Hechos. Estaremos en el libro de Hechos por algún tiempo, así que empiecen a leerlo de una vez en sus Biblias.

El próximo otoño también estudiaremos los Diez Mandamientos.

A mitad de camino, este verano, tenemos algo genial. Voy a invitar a unos amigos, y ya les dije que trajeran su mejor sermón, el más interesante, útil, importante, significativo que tengan, y que vengan a predicarlo en Mars Hill. De modo que traeremos a unos amigos este verano. Vendrá Paul Tripp con su bigote. Ambos nos acompañarán. Es un gran maestro de la Biblia, y consejero bíblico. Ha sido un gran amigo nuestro y es profesor de Re:Train. El Dr. Bruce Ware, uno de los principales teólogos y eruditos del Nuevo Testamento que existen hoy. Escribe mucho, predica, enseña. Regularmente participa en eventos como Deseando a Dios, de John Piper, y es un gran hombre. En el medio está el Dr. Wayne Grudem, es un amigo y un gran hombre y pienso que ha escrito la mejor teología sistemática en la historia del mundo. Después vendrá el pastor el pastor Larry Osborne. Ha sido nuestro amigo, nos ha ayudado por muchos años, y básicamente inventó y creó multisitios. Tenemos una iglesia múltiples sitios y hacemos estudios para grupos pequeños basados en los sermones gracias a su amistad conmigo, porque me habló y yo aprendí de él. Y por último vendrá Eric Mason, un amigo mío desde hace muchos años. Él y su esposa Evette tienen una relación estrecha con Grace y yo; y ustedes, Mars Hill, han financiado la plantación de su iglesia en el casco urbano de Filadelfia con el transcurso de los años, y lo amamos mucho, y de hecho su título es Dr. Eric Mason. También quería traer a alguien con un cuello más grueso que el mío, por eso invitamos a Eric, y es un gusto tenerlo aquí. Ese es el programa para este verano. ¿Les suena divertido? Eso se llevará a cabo los domingos.

Por último un par de cosas, más o menos nos encontramos aquí: algunas novedades de la familia. Una vez al mes nos sentamos en el sofá para ver cómo está la familia. En promedio asisten casi 11.600 adultos, y 2.420 niños de 10 años para abajo. Así que oren por el ministerio estudiantil. El tsunami está en el horizonte, ya viene. Habrá muchos niños. El 29% de los adultos están dando su aporte económico. Para los que son cristianos y consideran que Mars Hill es su hogar, en parte su trabajo consiste en ser administradores generosos, y apreciamos a los que son fieles. Les instamos a que más de ustedes den con nosotros.

El mes pasado los donativos y gastos estuvieron casi parejos, o sea que no estamos gastando más de la cuenta. Nuestras ofrendas han mermado un poco, pero nuestros gastos están bajo control, por lo tanto estamos básicamente parejos. Para inaugurar las nuevas iglesias y seguir creciendo y expandiendo, para llegar a más personas, vamos a necesitar más participantes generosos que den. Y pueden dar enviando su correo a la oficina, o los domingos, desde luego, durante las ofrendas. Quizás la manera más fácil de dar es por medio de marshill.com/give. Pueden dar por medio de su iglesia local en ese sitio a proyectos específicos. También pueden ir a MarsHill.com donde podemos configurar sus cuentas para donativos recurrentes.

Mars Hill, les cuento que si tienen más preguntas, tomen la carta de mayordomía de parte de nuestro pastor ejecutivo y de nuestro gerente financiero. Somos miembros del Concejo Evangélico de Responsabilidad Financiera. Rendimos cuentas desde afuera para la administración de nuestros recursos y tomamos eso muy en serio, y para los que tienen más preguntas, así es como las contestamos y nos da gusto hacerles disponibles las respuestas.

Oración

Ahora vamos a responder a Jesús y vamos a cantar porque Él hace un buen trabajo, ¿verdad? Vamos a tomar comunión para recordar su obra, su cuerpo quebrantado, su sangre derramada en nuestro lugar, por nuestros pecados.

Señor Jesús, te damos gracias porque viniste al mundo y trabajaste. Dios, confesamos que si fuéramos tú no hubiéramos trabajado, y ciertamente no hubiéramos trabajado como obreros en la construcción, levantándonos temprano todos los días, y trabajando muy duro para tener un estilo de vida sencillo, humilde y pobre. Jesús, has hecho cosas asombrosas no solo al trabajar, sino en tu obra por la cual quitaste el pecado y el infierno que nos aguarda, para darnos este maravilloso don de salvación que ganaste para nosotros.

Señor Jesús, pido que tomemos nuestro trabajo y que lo usemos como una oportunidad para adorar como tú lo hiciste, y pedimos esta gracia, con pago o sin pago, y que todo sea para el Señor Jesús, en cuyo nombre oramos. Amén.

Nota: Esta transcripción ha sido editada para la legibilidad.